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domingo, julio 26, 2015

DISCIPLINA EN LA UNIVERSIDAD CAPITULO 9


                                                                      CAPITULO  9

 

       Sonia y Laura colgaron el teléfono después de escuchar como su amiga Elisabeth, era castigada por su madre. Nadie nombro que usaba el cepillo para la azotaina, pero lo rápido del ruido de los azotes, así como su sonido, como lo rápido que Elisabeth rompió a llorar, enseguida lo pensaron ambas; es el cepillo de madera. Sonia y Laura pensaron que sería muy excitante escuchar como su amiga era castigada, e imaginar cómo iba meneando su trasero, o lo rojo que le lo pondrían, pero no fue así y Sonia colgó la llamada del teléfono de Elisabeth, para luego despedirse de Laura, lamentando la mala idea que había sido. Pues las dos estaban muy apenadas al escuchar a su amiga ser castigada, no resulto ser lo que esperaban.

       Permaneciendo en su habitación, Sonia se desnudó no sin serios problemas, cada vez que debía encorvar su cuerpo para dejar las prendas sobre la cama, ya que en pocas horas se la tendría que volver a poner, por lo tanto hasta que no tuviera otro uniforme universitario, debería utilizar este mismo.   Se metió en la ducha una vez que el agua alcanzo la temperatura idónea, y se dejó que el agua cayera sobre su cuerpo, agarro el bote del gel de baño, y dejando caer unas gotas sobre una esponja, se enjabono todo su cuerpo, cuando le llegó el turno a sus nalgas, paso la esponja con mucha delicadeza, su rostro era como un concierto de muecas de dolor, a cual más expresiva. Al momento abriendo de nuevo la ducha se aclaró toda la espuma de su cuerpo, una vez acabado. Descolgó el teléfono de la ducha y apuntando al suelo, quito el agua caliente, para dejar nada más la fría. Una vez que salía fría, enfoco el agua a sus doloridas nalgas, pensó que le aliviaría el agua fría, y así fue, pero también los chorrillos de agua que al ser fría, salía con más presión, sobre sus nalgas eran como agujas clavándosele en ellas, lo que pensó que sería un alivio enfriar el intenso fuego de sus nalgas, se convirtió en todo un martirio. Pero a pesar del dolor que le producía el agua, al tiempo sentía que sus nalgas ya no le quemaban tanto, al poco rato aquellos pinchacitos se convirtieron en todo un placer, lo que la llevo a acariciarse inconscientemente la entre pierna, y breves minutos después sintió su sexo como un volcán de puro fuego, explotar en un intenso orgasmo.

      Salió de la ducha una vez que se había secado con la toalla, desnuda. Pues vivía sola en la casa enfrente de la universidad Lewiston y las viviendas adosadas pertenecían a la universidad, pero eran los pabellones destinados a los chicos, por lo tanto, los pabellones de las chicas quedaban bastante retirados para ir andando en el estado que se encontraba, hubiera sido un verdadero infierno. Ya en su habitación de nuevo se acercó al armario y saco una blusa blanca, se la puso abotonándola despacio, solo con la blusa se la veía muy sugerente, con el contraste del color rojo intenso de sus nalgas. En esos momentos le vino a la mente la manera que se había dejado convencer por dos chicas, para llevar a cabo la locura de ser disciplinada como a una vulgar alumna.

     Lo cierto es que de siempre le habían atraído los azotes, desde jovencita con apenas trece años ya había fantaseado muchas veces con ser castigada con una buena azotaina, e incluso las había llegado a provocar para ser castigada, en aquellos años no resultaba nada difícil ganarse una azotaina, sobre todo el ser una chica hacia que tanto en la escuela como en casa, no le resultase difícil que se fuera a dormir con el trasero en llamas. Cualquier motivo por tonto que fuese. Una chica no se podía comportar según de que maneras, y ya no digamos si traía algún suspenso, o una nota del profesor para que sus papas fueran hablar con él. Así como una queja de un vecino, eso ya era sinónimo de una azotaina ejemplar. En esos años el honor y el orgullo de un padre era algo con lo que no se podía jugar, y que le llamasen los vecinos la atención por un mal comportamiento de la niña, eso era algo impensable.  Así como estar en el parque con las amigas y que se sentara con las rodillas separadas enseñando la ropa interior, hasta hacia poco tiempo, siendo una chica de doce años, era síntoma de inocencia de las niñas enseñar la blancura de su ropa interior, y se tomaba como algo gracioso y que no tenía malicia alguna, teniendo simplemente trece años, era síndrome era de vulgaridad y obscenidad. Si algún vecino o amistad de la familia pasaba en esos momentos, la chica ya se podía preparar al llegar a casa, porque su mama ya estaba en la puerta esperándola, zapatilla en mano. Ni tan siquiera se podía estar sentada con sus amigas, sin que sus nalgas corrieran serio peligro al llegar a casa más tarde, y que no fuera más tarde de la hora fijada, porque un solo minuto ya era sinónimo de azotaina de la madre y cinturoniza del padre cuando llegara del trabajo.  Así eran de difíciles aquellos años para algunas chicas, otras tenían la fortuna de que sus padres fueran más liberales, pero aun siendo liberales, los castigos en sus traseros era frecuentes.

           (Por algo se le dio en nombre de spanking a este juego entre adultos, mientras años  atrás, en los países vecinos, era conocido como “el vicio ingles”.)

        Sonia se sonreía recordando la primera vez que hablo por un chat con una chica sobre el tema, mintiendo sobre su edad y su estado ocasional, decía que era alumna de un colegio, en cual solían castigarla con frecuencia. Esa chica era Laura, y pocos días después se incorporaba una nueva chica Elisabeth, todas ellas usaban un Nick falso para chatear y no ser reconocidas, por lo cual charlaban con plena libertad de expresión. Su sorpresa fue mayúscula el dia que se citaron para conocerse realmente, pues con el tiempo habían hecho muy buena amistad, y no se tenían ningún secreto entre ellas, hablaban de todo con naturalidad.   Sonia recordando aquella escena se reía abiertamente….

             (Laura)-.    Eyyy chicas mejor quedamos en otro lugar, yo ya he llegado y hay una compañera de clase, además de una de mis profesoras…. Qué hacemos?

             (Elisabeth)-.   Como dices!   Solo estamos tres personas en el bar…

     Sonia con el rostro completamente colorado se levantó y fue hacia ellas…

             (Sonia)-.     Tú debes de ser… Niña dulce, no?  Y tu Carita de ángel, yo… soy… Chica traviesa…

   Las tres se sentaron juntas echándose a reír abiertamente, se miraban, y continuaban riendo.

      Con el tiempo se hicieron buenas amigas, pero siempre quedaban al otro extremo de la ciudad, para que nadie las relacionara o pudieran enterarse que eran amigas. En la universidad cuando estaban en clase simulaban no conocerse, pero cuando nadie las miraba se lanzaban miraditas sonrientes y picaras.

      Laura y Elisabeth le contaban a Sonia cuando sus padres las castigaban, con todo tipo de detalles y Sonia siempre les decía,…” que envidia me dais, lo que yo daría por estar en vuestro lugar”.  Así fue como Laura e Elisabeth empezaron a idear un plan, para que Sonia cumpliera sus fantasías de ser castigada de nuevo. Pero era un plan algo arriesgado y muy peligroso si no salía bien, sobre todo para Sonia… le podría costar su carrera, su trabajo y no poder mirar a la cara a sus amigos, en la vida. Por eso habían ideado que Laura debía hacer travesuras a todos los vehículos posibles, y Sonia cuando todo estuviera en marcha, debía exigir mirar los videos de las cámaras de seguridad, de esa forma pondría a la Junta en una posición incómoda para ellos, y siempre sería una buena baza para lograr su empeño. En cambio Elisabeth se negó hacer lo mismo que Laura, pues conocía a su madre y sabía que podría ser muy severa con ella, en cambio Laura asumió que su padre le daría la paliza de su vida, y dijo; “ si sale bien nuestro plan, eso bien vale una severa paliza de mi padre”.

      Y asi fue como habían organizado su plan,  Sonia estaba tan ensimismada en esos recuerdos que no pensó cuando su cuerpo hizo por sentarse en el sofá, y se dejase caer como hacia siempre, sin tener en cuenta como tenía su trasero recién castigado, colorado y dolorido.

 Aaaaayyyyyy Uuuuyyyyy Aaaaaayyyy Mierda! Mierda! Mierda!… Joderrrrr!!!…. Como dueleeeee!!! 

    Rápidamente se colocó de costado y luego poco a poco, boca abajo sobre el sofá, y sobándose el costado de sus caderas, pues sus nalgas era imposible el acariciarlas o pasar sus manos por ellas… cuando hubo remitido un poco el intenso dolor que le había provocado sentarse sin recordar su estado, se fue quedando dormida…

     … unas horas de sueño después, la despertó una llamada de teléfono. Era Elisabeth, que ya le habían levantado el castigo…

(Elisabeth)-.   Buenas noches Sonia, que tal esos nervios…?

(Sonia)-.     Nervios… porque iba a tener nervios, Eli?  Que tal te fue con tu madre, fue muy estricta?   Perdona es que me he quedado dormida en el sofá…

(Elisabeth)-.   No me digas que aún no estas preparada? John no tardará mucho en llegar o … se te ha olvidado que debe castigarte antes de irte a dormir…?  Son las 20,30 no puede tardar mucho en llegar, conociéndole sabes que es muy puntual…

(Sonia)-.   Uuuupsss, lo había olvidado…. Te dejo Eli, tengo que vestirme…. Ostras!!! Ya está aquí!!! Acaba de sonar el timbre de la puerta… adiós…

     Sonia se levantó del sofá y corrió a su habitación a vestirse, a pesar de las punzadas de su trasero, llego a su cuarto. Se dirigió a la cómoda y extrajo las primeras bragas que encontró, unas blancas con flores de margaritas y se las puso rápidamente, aunque al subírselas ajustándoselas a su cintura, debió hacerlo muy despacio. Se contempló en el espejo observándose que las tuviera bien colocadas pasando los dedos por las perneras estirando el elástico desde la base de sus muslos, hasta su cadera y ajustándoselas en sus nalgas bien tensas. Luego unos calcetines blancos que se los puso de pie, apoyándose en la cómoda para no caerse, y se los ajusto a la altura de sus rodillas. Volvió a observarse en el espejo que estuvieran ambos a la misma altura, y luego se acercó a la cama donde había dejado su falda de alumna tableada, y se la puso. Cogió de la cama el corbatín y volvió frente al espejo a ponérselo.   El timbre de la puerta seguía sonando, ahora de manera insistente. Sonia se contempló en el espejo, repaso su falda y su blusa que estuvieran bien, se levantó la falda y reviso sus braguitas que estuvieran bien, dejo caer la falda alisándola en su trasero…. UUUfff Jo! Como duele… una última mirada al espejo y salió de su habitación.

    Sonia estaba muy nerviosa, sentía como en su estómago la estuvieran dando pequeños mordiscos en su interior, lo sentía vacío, la angustia ahora era constante unido al terror que se le sumo a su estado de nervios, y lo peor… en la puerta estaba su verdugo, que ya no paraba de llamar al timbre, solo de pensar lo enfadado que debía de estar, le hacía que sus piernas temblaran así como sus manos sudorosas, estaba junto a la puerta, debía abrirla o seria mucho peor para sus nalgas.  Pero Sonia se había quedado inmóvil, petrificada, su miedo a lo que se le estaba viniendo encima era superior a sus fuerzas, pero si no abría la puerta seria mucho peor para ella.

     La puerta se abrió sola, Sonia no daba crédito a que la puerta se hubiera abierto sin haberlo hecho ella, en el rellano del portal estaba John muy enfadado, y a su lado el conserje de la universidad con un manojo de un montón de llaves en la mano. Escucho Sonia hablar…

(Conserje)-.   Ya la tiene abierta señor Lewiston…

(John)-.     Gracias puede retirarse, y recuerde que mañana sin falta quiero una copia de la llave maestra en mi despacho, adiós y gracias de nuevo…

       Sonia seguía sin dar crédito a sus ojos, como se habían atrevido abrir la puerta de su hogar, sin tener su consentimiento, aunque fuera una vivienda de la universidad, ella tenía sus derechos y los habían violado, estaba muy enfadada. Pero también muy preocupada, ahora estaba con muchas sensaciones que circulaban rápidamente por su cabeza, no sabía claramente que debía de hacer, si mostrarse enfadada o como debía interpretar aquella intrusión a su intimidad… Pero una cosa lo tenía claro, mostrar su enfado en esos momentos no era lo más adecuado, el hombre que estaba ante el umbral de su puerta, no estaba ahí para nada, había ido para cumplir la sentencia a su castigo, dado por la Junta de accionistas y dueños de su casa en la cual ella vivía, no…no estaría bien el mostrarse enfurecida en esos momentos, y menos aún, no le convenía hacer enfadar más a John, eso ultimo podría resultar muy incómodo en unos minutos para sus nalgas, que ahora se sobaba con vigor, a pesar del dolor que sentía en su trasero al sobarse así, pero era como un auto reflejo el hacerlo, no podía pensar en nada en esos momentos, sus manos actuaban por si mismas que seguían frotándose ahora más suavemente el trasero de su falda, mientras Sonia seguía como petrificada de terror, ante la persona que tenía delante de ella, la cual ya había entrado y cerrado la puerta. Y ahora estaba delante de ella observándola, sin decir nada.

      Segundos después Sonia parecía que había vuelto al mundo de los vivos, y bajando su rostro lleno de vergüenza, solo pudo decir balbuceando unas palabras en un susurro…

(Sonia)-.    Lo siento… me quede dormida en el sofá y no estaba vestida…

      

 

lunes, julio 20, 2015

DISCIPLINA EN LA UNIVERSIDAD CAPITULO 8


                                                                   CAPITULO  8

 

        Sonia  tumbada boca abajo sobre la cama hablaba con el manos libres con Elisabeth, mientras hablaba se masajeaba las caderas con ambas manos, ya que acariciarse las nalgas habría sido arto doloroso para ella, con las piernas abiertas levemente, porque sus bragas bajadas a poco más de medio muslo, no le permitía abrirlas más, su sexo depilado se mostraba insinuado, manchando la sabana con su humedad pues la conversación, la hacía recordar las azotainas recibidas durante esa mañana de lunes, y ahora su mente si le estaba proporcionando recuerdos muy exuberantes, así como corrientes eléctricas que le estremecían todo su ser.

(Sonia)-.     Espera Eli!   Que me está entrando otra llamada por el fijo, debe de ser Laura…

      Sonia apoyando sus manos sobre la cama, como si fuera hacer flexiones, levanto su cuerpo quedando apoyado por los pies y las manos, se fue desplazando lateralmente hacia la izquierda procurando no mover sus caderas, pues cuando lo hizo sin darse cuenta, el dolor en su trasero era tan intenso, que la hizo caer de bruces sobre la cama de nuevo boca abajo, se llevó por auto reflejo sus manos a sus nalgas, pero al tocarlas el solo mínimo contacto de las palmas de sus manos, y las yemas de sus dedos sintió una punzada terrible en ambas nalgas así como  un dolor muy intenso que  la hizo contrajera con una mueca de dolor su rostro, y retirar sus manos al instante. La experiencia fue dolorosa en extremo, por lo que opto por arrastrarse sobre la cama hasta el borde y bajar así sus rodillas hasta tocar el suelo, quedando su cuerpo apoyado sobre la cama, sus nalgas expuestas en el mismo borde de la cama, y sus rodillas en el suelo, un pensamiento le vino a la mente en ese momento, que la estremeció todo su ser, estaba en una posición idónea para recibir una azotaina con el cinturón. Su mente empezó a soñar despierta, el teléfono dejo de sonar, y Sonia se llevó su mano derecha bajo su cuerpo, deslizándola con suavidad hasta llegar a su sexo y con sus dedos moviéndolos lentamente en círculos, se dejó llevar por la embriaguez de placer gimiendo en alto…

(Elisabeth)-.    Sonia que son esos gemidos? No estarás…! Serás cochina!!!    Tiaaa que me tienes en línea, podrias colgar por lo menos…. Mmmmmmmm siiiiiii Mmmmmm  ooooooohhhh

(Sonia)-.    Y tu… Mmmmmm Mmmmmm me llamas cochina!!!   Serás guarra!!!    Mmmmmm siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii….   Oooooohhhhh 

         Se dejaron ir ambas al mismo tiempo, apenas se tocaron levemente dada la excitación acumulada del día, fue algo fortuito y rápido… 

       El teléfono volvió a sonar de nuevo, Sonia enderezo su cuerpo quedando arrodillada y de rodillas avanzo lentamente a la mesita de noche donde estaba el teléfono sonando, a cada palmo que avanzaba sus nalgas palpitaban y sentía como miles de aguijones de avispas le pinchaban en ellas, pero su gran interés por saber cómo le había ido a Laura, hizo que aguantara apretando los dientes, hasta que alcanzo el  teléfono pulsando el botón de manos libres.

(Sonia)-.    Auuuu Ayyyyy Ayyyy… Joder… como dueleeee….   Hola Laura!  Que tal te fue al salir de la sala…  pude oírte gritar…

(Laura)-.     Buenas tardes Sonia.   Fue una pasada, esa foca de la señora Lawton me estaba esperando en la puerta, nada más salir, no me dio tiempo ni a sobarme el culo, tú!!!  Que ya me había agarrado por la oreja, y me ha llevado así por todo el campus, hasta la residencia de chicas… y una vez en mi habitación…

(Elisabeth)-.    Eh!!!  Chicas que yo también estoy en lineaaaa…

(Laura)-.     Que tal Eli,…!   Como te ha ido a ti, ya han llegado tus padres de viaje?

(Elisabeth)-.    Que dices chica!!! Ya sabes Lau, que mis padres no llegan hasta el mes que viene de viaje, por España.

(Laura)-.    Por la forma que me ha hablado la Morsa, esa foca gorda. Daba por hecho que estarías ahora recibiendo una buena azotaina de tu padre o tu madre, que les había llamado y que tenían pensado regresar esta mañana.

(Sonia)-.   Eli… como eso sea cierto, no te vas a escapar de rositas como creías…

(Elisabeth)-.    Que va chicas!!! Yo lo sabría, hable ayer con mi madre y estaban en el aeropuerto de Barcelona, para volar a Madrid.   Sigue contándonos Lau… estabas contando que habias llegado a la habitación con la señora Lawton…

(Laura)-.   Pues eso que hemos entrado a la habitación, siempre tirándome de la oreja, se ha sentado en la cama y me ha cruzado sobre sus rodillas, me ha levantado la falda y bajado mis bragas, no os podéis ni imaginar la fuerza de la morsa esa!! Jo… vaya azotaina me ha dado, a los pocos azotes ya estaba llorando, después del castigo en esa sala… y el estado de mis nalgas, no era para menos, chicas!  Luego me ha metido en la cama después de desnudarme ella misma, dejándome solamente en ropa interior.   Me ha dicho que a la hora de acostarme volverá, a darme mi castigo.    Y tu Sonia! Luego debes esperar a John, verdad?

(Sonia)-.   Jo…Laura, y tú dices ser mi amiga?  Como me lo recuerdas, eso! Ya se me había olvidado… No sé qué voy hacer, tengo el culo que no me lo puedo ni tocar, después de las tres azotainas que me han dado esta mañana…

(Laura)-.  Tres…?  Cuando Sonia…? que yo sepa solo te han dado una nada más.

(Elisabeth)-.    Tu no estabas Lau, y yo tampoco. Pero después de salir de la sala el Director le ha dado otra zurra… nuestra amiga pretendía salir de la sala ocultando las bragas bajo la blusa, para no ponérselas. No conoce a  ese cerdo de Aston, siempre está atento a todo y no se le escapa una…

(Laura)-.   Es cierto eso Sonia?  Que morro tienes! Y que tal te ha ido, la habrás disfrutado bien, verdad?

(Sonia)-.     No sé qué decirte Laura. No me la esperaba y menos aún que me pillara, que no me había puesto las bragas, estaba de espaldas a él, Aston estaba enfrascado en leer el periódico, no esperaba que me estuviera observando…  en esos momentos me dolía el trasero demasiado como para ponerme a pensar que me sacudieran de nuevo, y ponerme esas bragas me habría mortificado. Pero ha sido terrible, Laura.  Y para rematar solo ha servido para que John se haya enfadado más conmigo, me ha echado de su despacho y luego al salir la señora Parrish me ha sorprendido en el pasillo, aliviando la presión de mis bragas. Y no veas como se ha puesto, me ha dado la zurra más severa de mi vida con su zapatilla. Quien podría imaginar que tuviera tanta fuerza a su edad…

(Elisabeth)-.    Chicas…!  Os dejo un momento, alguien ha abierto la puerta de la calle, debe de ser Margaret la señora de la limpieza que viene a limpiar la casa, aunque es raro, viene los miércoles y hoy es lunes.   Ahora vuelvo…

(Sonia)-.   Vale.    Como te iba diciendo Laura. Luego la señora Parrish me ha dejado incorporar con mi trasero súper hinchado y dolorido, llorando como estaba me ha agarrado de la oreja y me ha llevado a la puerta donde aguardaba un taxi, para traerme a casa. Ha sido los peores momentos de mi vida, no puedes ni imaginarte la vergüenza que he tenido que pasar, yo, una profesora de treinta y dos años, sacada de la oreja delante de todas las alumnas y metida en el taxi con azotes incluidos al entrar, ha sido muy humillante…

(Laura)-.   Que guayyyy…! Daría lo que fuera por que la señora Parrish me diera una azotaina así… siempre he tenido esa fantasía, es toda una señora que impone que no veas! Y tú vas y consigues lo que muy pocas han logrado en el campus.

(Elisabeth)-.   Eyyy chicas!!!   Debo colgar son mis padres los que acaban de llegar, no veáis que enfadados que están!  Ahora si estoy metida en un buen lio… apenas me han visto mi madre me ha regañado y mandado a mi habitación y que les espere aquí, que ahora van a subir los dos hablar conmigo. No pueden tardar ya!

(Laura)-.   Te lo advertí que la señora Lawton lo había mencionado, pero no nos vas a privar de escuchar lo que te espera, verdad?  No nos hagas eso… pon el teléfono sin colgar bajo la cama, nosotras no haremos ruido te lo prometemos…

(Sonia)-.  Eli… Laura tiene razón, no nos vas a dejar que escuchemos al menos…? Estaremos calladas!

(Elisabeth)-.  Me da mal rollo que escuchen mientras me castigan, porque seguro que es lo que van hacer. Y deben de estar furiosos si han suspendido su viaje por mí. Poco le va a importar que tenga ya diecinueve años y ya no sea una niña, para que me estén dando azotes… Bueno… os dejare escuchar pero guardar silencio. Si se enteran de esto me veo castigada todo lo que queda de curso… Pondré el teléfono bajo la cama..- Elisabeth se agacho con leves molestias en sus nalgas, y poniéndose de rodillas a cuatro patas metió el móvil bajo la cama donde no se pudiera ver-. Ya está chicas, estén calladas…

     Elisabeth empezó a caminar nerviosa por su habitación, en breve sus padres iban aparecer por aquella puerta, y debía darles una explicación. No se le ocurria excusa plausible que pudieran creer, por lo que decidio que era mejor dejar las cosas como estaban y aceptar lo que sus padres decidieran… se sento en la cama y espero.

     Sus padres aparecieron por la puerta…

(Padre)-.  Tienes algo que decirnos para explicar tu comportamiento? -. Su padre mientras hablaba se desabrocho el cinturón, haciéndolo deslizar por las presillas de su pantalón, doblándolo a la mitad, empuñando la hebilla y extremo del mismo, dando una vuelta sobre su mano, asiéndolo fuertemente-. Estamos esperando una respuesta…

(Madre)-.  Has oído a tu padre. .- su madre se acercó y le cruzo la cara de una bofetada. Luego la asió del brazo la hizo levantar poniéndose en pie, la madre se sentó en la cama e hizo que su hija apoyara las manos sobre la cama y su cabeza sobre el regazo de su madre, que al mismo instante la sujeto fuertemente por los antebrazos.- cuando quieras, ya está preparada.

      El padre se colocó al lado derecho de su esposa, de manera que su hija Elisabeth, quedaba inclinada con las piernas rectas, con el trasero bien expuesto. Levanto el cinturón e iba asestarle el primer azote con el cinturón, pero su esposa lo detuvo.

(Madre)-.   Cariño, así no. Levántale la falda y bájale las bragas.

(Padre)-.    Ya no es ninguna niña, no me parece idóneo castigarla como cuando era una niña, es una mujer…

(Madre)-.   Y piensas que su comportamiento ha sido el de una mujer? O el comportamiento de una niña? Soy su madre y no me parece el comportamiento de una hija que está estudiando en la universidad, si no, más bien el comportamiento de una chiquilla que necesita disciplina…

      El padre se acercó a su hija, agarrando el dobladillo de su falda se la levanto depositándola sobre su espalda, luego introdujo sus dedos por el elástico de sus bragas y se las bajo de un tirón quedando sobre sus rodillas. El primer azote no tardo en caer sobre su ya rojo trasero, los padres ya estaban informados de la azotaina que había recibido su hija esa mañana, por eso no hicieron comentario alguno del porque tenía su hija, sus nalgas coloradas como tomates maduros, y al haber pasado unas horas, que comenzara a tener zonas más oscuras, propias del amoratamiento de la piel. Su padre levantaba el cinturón por encima de su cabeza, para asestar otro certero azote sobre las nalgas de su hija.

   Elisabeth movía sus nalgas a círculos cada vez que el cinturón impactaba con aquel sonido característico, flexionaba las rodillas al mismo tiempo, y se volvía a quedar en la posición esperando al siguiente, que no tardaba en sentirlo cruzar sus nalgas. Apenas dejaba escapar algunos gemidos claros de dolor, a cada impacto del cinturón, recibió unos quince azotes y su padre se detuvo e iba a ponerse el cinturón.

(Madre)-.   Ya está? Eso es todo castigo que le vas a dar a la niña, no me extraña que tu hija no sea más aplicada, siempre has sido un blando con ella….- la madre furiosa, tumbo a su hija sobre sus rodillas y sin saber de donde apareció un cepillo de madera de baño, en su mano derecha.- está visto que siempre he de ser yo quien le enseñe a esta sinvergüenza como debe comportarse.

         Los azotes no se hicieron de esperar, eran fuertes y rápidos, estaba claro que la madre no estaba dispuesta a dejarla sin un buen castigo. Elisabeth ahora si empezó a sentir aquellos azotes, ahora si dolían de verdad. No tardo en retorcerse sobre el regazo de su madre, y poco mas en liberar sus piernas y patalearan en el aire, intentaba liberarse de la posición que su madre la sostenía, e incluso se cubrió el culo con su mano derecha, pero enseguida su madre le asesto un azote fuerte sobre la palma de la mano, haciéndosela retirar de inmediato. Momento que aprovecho la madre para doblársela sobre su espalda y sujetársela. No tardaron en brotar las primeras lágrimas, y pocos minutos después ya lloraba como una mocosa, pero los azotes continuaron cayendo impasibles, sus nalgas estaban al rojo intenso, y así debería de ser el ardor que Elisabeth debía de sentir en ellas. Un ardor intenso, tanto que sus piernas se agitaban alocadas en todas direcciones, pero estas se encontraban bloqueadas por sus braguitas que le trababa las piernas… al final su madre se detuvo, y la dejo incorporar. Pero le agarro el lóbulo de la oreja y la llevo hasta el rincón en el cual la obligo a arrodillarse y con los brazos en cruz con las palmas de las manos hacia arriba. La madre fue a una estantería y triando unos libros, cogió dos tomos de la Espasa, y le puso uno en cada mano, quedando Elisabeth cara a la pared.

 

 

martes, julio 14, 2015

DISCIPLINA EN LA UNIVERSIDAD CAPITULO 7


                                                              CAPITULO  7

 

       Sonia se quedó sin habla, era la primera vez que John le hablaba de ese modo, y se quedó en el despacho mirándole como si le costase trabajo comprender, lo que acababa de oír. Aun se encontraba muy adolorida para pensar con tranquilidad y reflexionar.   John seguía mirándola con cara de pocos amigos, era muy recomendable salir cuanto antes de aquel despacho, pero Sonia aún estaba en si misma da, observándolo.   Sonia permanecía encorvada hacia adelante y con su mano derecha se acariciaba con mucha suavidad el trasero, ya que no podía apenas presionar sobre él, y sobarlo con frenesí, como de verdad desearía hacer, pero el más mínimo contacto le hacía ver las estrellas del firmamento.

      El Decano cansado de verla en su despacho, con ambas manos golpeo su mesa y se levantó de su sillón, abriendo un cajón y extrayendo una vieja regla de madera, camino raudo hacia Sonia.   Ella pareció despertar de golpe al verlo que se acercaba hacia ella, con la regla en la mano derecha y con pánico en sus ojos hecho a correr hacia la puerta, la abrió rápidamente y al salir su falda se acampano en el aire, dejando a la vista totalmente su bragas de algodón blancas con racimos de uvas azules, en ese justo instante un fuerte sonido impacto en sus nalgas desprotegidas por la falda, Sonia encorvo por auto reflejo su cuerpo hacia atrás, para librarse de aquel impacto, pero de nada le valió, la regla impulsada por la fuerte y certera mano de John, le acertó fuerte y sonoramente en ambas nalgas, al sentir el fuerte azote, ella se llevó ambas manos a su trasero en pleno revuelo de faldas, cubriéndose ambos cachetes por encima de sus bragas, una vez fuera, la puerta se cerró con un fuerte portazo y ella mirando de reojo hacia la puerta por si John hubiera salido, regla en mano, para seguir asestándole azotes.  La falda cubrió sus manos al efecto de la gravedad hiciera que esta volviera a su posición, mientras se sobaba ahora sí, con fricción su nalgas.  La regla le había hecho que sus nalgas volvieran a hervir de puro escozor y su culo se hubiera como despertado de la somnolencia, para volver a sentir dolor muy intenso, y sentir de nuevo puro fuego en él.

    Sin dejar de friccionarse las nalgas por encima de sus bragas, se encamino hacia la salida por la puerta que habían entrado horas antes, la de servicio, sus bragas le estaban mordiendo con el elástico en sus nalgas, deseaba poder quitárselas cuanto antes, pues solo el roce de la tela de sus bragas, la mortificaba.  Deseaba poder sacárselas cuanto antes, aprovecho que tenía sus manos sobre ellas, para librar un poco la presión del elástico, introduciendo sus dedos por el elástico, tiro hacia abajo  de ambas perneras sintiendo un poco de alivio.

     Pero… Sonia no vio que era observada por la señora presidenta de la Junta de accionistas, quien rauda avanzo hacia ella y le dio dos fuertes bofetadas, que hicieron que Sonia se llevara las manos a cubrirse sus mejillas, sin aviso, le agarro el lóbulo de su oreja izquierda y tiro de ella, casi arrastras la condujo hasta el antiguo banco de madera que había en el vestíbulo de despachos, sin darse cuenta de nada, se vio de nuevo sobre las rodillas , esta vez sobre las piernas de la presidenta, que en el revuelo de la falda dejo al descubierto su trasero y pudo sentir como sus bragas eran izadas de nuevo y apretadas aún más si podía ser sobre sus nalgas, al tiempo que de nuevo azotes mordían sus adoloridas nalgas. Era demasiado para ella, y la señora Parrish, la presidenta una mujer fornida y fuerte. A pesar de su edad se notaba su experiencia en el buen arte de aplicar disciplina, y vaya que la estaba aplicando. Los azotes caían pausados en una nalga, luego en la otra, para nuevamente azotar la primera pero en la parte alta, y luego la nalga gemela en la misma zona, los azotes no eran excesivamente fuertes, pero si, constantes repartiéndolos por todo el trasero, tiñendo más y más colorado el muy castigado trasero de la ex –profesora, después de darle varios azotes más, su cuerpo se contorsiono hacia su lado derecho y su mano derecha la bajo al encuentro de su pie derecho, descalzándose de la zapatilla.

     Sonia al tener su cuerpo sobre el regazo, podía ver por debajo de sus piernas como la señora Parrish, agarraba la zapatilla por el talón. Era un mocasín de suela de goma flexible de suela blanquecina y el paño superior de color negro con el talón abierto, la mujer debería de llevarlos para ir más cómoda, pero a Sonia se le abrieron los ojos como platos, de niña su abuela la había sacudido de firme con una zapatilla similar, y recordó lo mucho que dolía.

     La señora Parrish se incorporó de nuevo, y acomodo a su víctima bien sobre su regazo, y con su mano izquierda dio una ligera palmadita en el hombro a Sonia, en el acto supo que significaba aquel gesto y obedeció subiendo su mano derecha, al encuentro de la mano de su castigadora, que inmediatamente la coloco con suavidad sobre su espalda y sin previo aviso, los azotes comenzaron a caer sobre el indefenso trasero de la ex –profesora. Los zapatillazos caían implacables y certeros, Sonia empezó como una mocosa a agitar sus piernas, pero por otro lado intentaba no moverse demasiado, para no dañar con su forcejeo a la señora, pero pocos azotes después rompía a llorar sin poder evitarlo, y su pataleo inicial leve, empezó a convertirse en un pataleo frenético, aquella zapatilla dolía muchísimo, y pobre culo estaba muy, muy dolorido. En apenas seis horas de aquella preciosa mañana soleada, había recibido varias azotainas aunque la más dolorosa fue en la sala de Juntas por el Director Aston. El cepillo lo había usado a conciencia y la había dejado muy dolorida, luego después de estar dos horas castigada como una vulgar alumna de cara a la pared, recibía una azotaina más con la mano del director, que al tener el culo muy dolorido, aquella azotaina fue extremadamente severa y muy larga.

      Y ahora se encontraba de nuevo llorando como una niña, mientras la zapatilla de la Señora Parrish la estaba calentando el trasero, como si se tratara cualquiera de sus nietas. Y vaya si la estaba calentando bien. No dejaba ni el más mínimo espacio del trasero sin azotar, y el brazo de dicha señora, cada vez se levantaba más y más alto, y más y más fuertes eran aquellos zapatillazos, Sonia pataleaba como alma que le lleva el diablo, y ya no era misericorde por ser una señora mayor y pretender no lastimarla, ahora se contorsionaba con todo su cuerpo, intentando escapar como fuese de aquella anciana, pero que la mantenía férreamente sujeta y que su mano derecha parecía no agotarse jamás, pues los azotes cada vez dolían mucho más, o eso era lo que le parecía a Sonia, al cabo de varios minutos recibiendo aquella severa azotaina, ya no pudo aguantar más y sus brazos y piernas cayeron desmadejados dejando totalmente su cuerpo a merced de la señora Parrish, las nalgas de Sonia que asomaban por las perneras de las bragas, se veían claramente oscuras y moradas. Pero la zapatilla seguía y seguía azotando su maltrecho trasero, sus piernas de tanto en tanto volvían a patalear ligeramente, cuando la zapatilla azotaba la parte baja de sus nalgas, así como la parte alta de sus muslos, nunca había recibido una azotaina tan dolorosa con la zapatilla, al fin cayo el ultimo azote.

     La señora Parrish la obligo a incorporarse y a mantenerse en pie, Sonia lloraba sin consuelo posible, no podía calcular cuantos minutos había durado aquella terrible azotaina, pero si sabía que jamás la iba a olvidar. La señora dejo caer la zapatilla al suelo, y con gran destreza la calzo de nuevo en su pie derecho. Sin darle reposo alguno le agarro el lóbulo izquierdo de la oreja y a paso firme la llevaba casi arrastras, hacia la salida. Sonia iba caminando como podía, claramente encorvada hacia el lado izquierdo de donde tironeaban su oreja, dando traspiés para mantener el paso al que era conducida hasta la calle, una vez fuera en la calle la vergüenza de Sonia no podía ser mayor, habían alumnas por todo el campus que se giraban al escuchar como gritaba y lloraba una alumna, que la presidenta conducía de la oreja sin piedad alguna, en dirección a un taxi que había aparcado a pocos metros de la entrada de servicio, y que este al ver que se dirigían hacia él, conociendo a la señora se bajó raudo abrir la puerta trasera derecha, una vez abierta la señora introdujo a Sonia en el coche sin ningún miramiento, haciéndola agachar y entrando primero la pierna izquierda, acompañada de la cabeza, quedando expuesto el trasero de Sonia fuera del taxi, al cual la señora le asesto dos fuertes azotes directamente sobre las bragas, introduciendo rápidamente el trasero y acomodándolo en el asiento con un grito claro de dolor al sentir la presión de su trasero al apoyarlo sobre el asiento, Sonia se llevó sus manos a su cara cubriéndose el rostro, bajando la cabeza lo que pudo para que no la reconociesen, había sido muy humillante hacerla salir de tal manera, que todas las alumnas de la universidad la vieran en tal lamentable estado, siendo conducida como una niña traviesa, que se había portado muy mal…

       Durante todo el trayecto Sonia no pudo ni levantar la cabeza, por la vergüenza que sentía, y que le resultaba imposible mirar hacia delante y que el taxista la reconociera. Al llegar a la puerta de su casa, se bajó del taxi sin despedirse con la cara roja de vergüenza.  Con la mirada al suelo camino hacia la entrada, aun iba sollozando. Al alcanzar la entrada con grandes dificultades se agacho al tener al alcance el felpudo de la puerta, lo levanto y cogió la llave que estaba debajo, y muy lentamente se fue reincorporando, algo que resulto tremendamente doloroso, ahora se sobo el trasero con suavidad, le dolía horrores y sobre todo le escocia todo el culo, aun a través de la falda comprobó el intenso ardor que emanaba, abrió la puerta y entro en la casa.

      Ahora ya estando a cubierto y que nadie la podía ver, se puso a llorar desconsolada y caminando muy despacio se dirigió al dormitorio, donde con suma delicadeza se dejó caer sobre la cama boca abajo, estuvo llorando durante un rato.  Una vez más calmada se recordó de algo importante, las bragas la estaban mortificando, sentía como el elástico le mordía la parte baja de las nalgas, así que sin apenas moverse, se descubrió el trasero levantando la falda, e introduciendo sus dedos por el elástico de la cinturilla, se las bajo lentamente haciendo varias muecas que afeaban su bello rostro, sobre todo al roce más mínimo de la tela de su bragas, la hacía estremecer.

      A los pocos minutos sonó su teléfono móvil, al mirar la pantalla reconoció la llamada entrante y le dio a aceptar, poniéndolo en altavoz.

(Sonia)-.  Hola, que tal estas Elisabeth?

(Elisabeth)-.  Como te encuentras, Sonia?

(Sonia)-.    Uuuufff me duele todo el culo una barbaridad, estoy en la cama echada boca abajo, no me puedo ni mover de lo mucho que me duele, y escuece algo bárbaro!!!

(Elisabeth)-.     La verdad es que Laura y tú no habéis salido muy bien libradas, ya os advertí, que no se les podía plantar cara, y sobre todo a Laura, con lo chafado a la antigua que es su padre, viste como le dejo el culo?   Uuuuffff solo de recordarlo ya me duele a mí!  Pero a ti no te ha ido tan mal, verdad? Era lo esperado y lo que habíamos calculado que te podía ocurrir, si lo hacíamos bien…

(Sonia)-.    Tú sí que has salido bien librada, y eso que berreabas como una bebe, y solamente te han dado una simple azotaina con la mano…

(Elisabeth)-.   … bueno puede que haya sido solo una azotaina, pero ese cabestro del Director tiene la mano más pesada y duele una barbaridad si te hubiera dado a ti, como me ha dado a mí, lo sabrías.   Pero todo ha salido como habíamos previsto y así luego recibirás otra azotaina de la mano de quien deseabas, la azotaina que te ha dado en la sala de juntas, ha sido breve pero la habrás gozado…. Has estado a punto de que te descubrieran, cuando la bruja ha dicho a John que hiciera algo con tu conducta, si llegan a ver tu cara de felicidad, no te habrían castigado como han hecho y todo lo que habíamos preparado se hubiera ido al traste… y que ibas a ser castigada con el cepillo, eso no lo habíamos previsto, pero me reconocerás que ha estado muy bien, me hubiera encantado que me dieran a mí de ese modo… mmmmmm ha sido delicioso como te meneabas cuando impactaba cada azote del cepillo…

(Sonia)-.    Tú no deberías de hablar así, Eli. Cuando vosotras habéis salido para marcharos, ese cerdo de George me ha dado otra azotaina, con la mano.   Y mucho más severa de la que te ha dado a ti, no veas como me dolía el culo!!!  Con lo dolorido que lo tenía ya!  Daba la impresión de que me lo iba a romper de lo fuerte que me estaba dando…

(Elisabeth)-.   Pero que has hecho para ello?, yo me lo he pasado muy bien con la azotaina que me ha dado, pero por nada del mundo tenía el culo para recibir otra más.

(Sonia)-.     Creía que no me estaba mirando y como me dolía horrores el culo, no me he puesto las bragas y las he escondido bajo la blusa… y para más inri, ese cabrón me ha hecho pasar por la humillación de ponerme las bragas el mismo, luego me a recostado sobre sus piernas y no veas la que me ha dado…

(Elisabeth)-.    Jooo… y yo me la he perdido! Seguro que habría sido una gozada ver como la recibías…

(Sonia)-.     Pues esa no ha sido mi única azotaina de hoy, créeme…

(Elisabeth)-.   Ah, no! Cuenta cuenta!!!

(Sonia)-.    Cuando me ha castigado George, me ha dejado en el pasillo tirada. John me ha recogido y me ha tendido en su sofá en el despacho. No veas cuando he despertado que bronca me ha echado… a sido terrible, por un momento he creído que me daba otra el, pero me ha echado a reglazos de su despacho, y cuando iba por el pasillo sobándome el culo, ha aparecido la bruja, y me ha pillado infraganti…. No veas como duele la zapatilla, vaya tunda!!!

 

 

jueves, julio 09, 2015

DISCIPLINA EN LA UNIVERSIDAD Capitulo 6



                                                                           CAPITULO  6

    Al cabo de las dos horas las tres chicas permanecían aún cara a la pared, vistas asi de espaldas solo se veía sus cuerpos, pero sobre todo sus traseros muy marcados y morados, excepto el Laura que estaba muy colorado al haber recibido una estricta azotaina con la mano. El que mostraba unos efectos contrastados era el trasero de Elisabeth, pues tenía un feo tono oscuro de la azotaina que recibiera a manos de su enfadado papa, o mejor dicho de su cinturón, y tonos morados más claros de la reciente azotaina propinada por la Señora Lawton, con la vieja correa, y otros tonos de rojo intenso en alrededor de las nalgas o sobre el inicio de sus muslos. El trasero de Sonia tampoco tenía muy buen aspecto, estaba todo de color rojo intenso, y las inconfundibles marcas del cepillo de madera de fresno, el cual había impreso su curvilínea forma en las nalgas, apareciendo por momentos un color morado oscuro, los tres traseros se podían ver inflamados.
     En la posición que estaban, solo se podía deducir que eran tres alumnas que se habían comportado de forma poco adecuada en clase, y que las habían castigado según la travesura que habían cometido, de ahí, que las tres hubieran sido castigadas de forma y manera diferente con sus traseros de tonos dispares.  Pero la realidad era, que simplemente habían castigado a dos adolescentes universitarias, y a una mujer ya madura de treinta y dos años.
        El director Aston que se hallaba leyendo el periódico sentado en la silla, que había servido para el castigo, miro su reloj…
(Director Aston)-.    Las castigadas pueden vestirse y salir de la sala!   Usted señorita Laura puede irse a su casa.  Usted señorita Elisabeth, la esta esperando en el vestíbulo la Señora Lawton, para conducirla a la residencia de la universidad y a usted, señorita Sonia Adams el Decano la espera en su despacho para llevarla a su casa.  Pueden retirarse…
      Laura fue la primera en agacharse para subirse las bragas y una vez ajustadas, dejo caer su falda alisándola con las manos, no sin aprovechar para frotarse vigorosamente su trasero.  Elisabeth tuvo más problemas para agacharse, ya que las nalgas de haber estado dos horas de pie se le habían quedado como adormecidas, y al mover sus caderas sintió como miles de avispas le picaran por toda la superficie de sus nalgas, con claros gestos de dolor pudo inclinarse para que su mano derecha tirara de sus bragas hacia arriba por su muslo derecho, y ascendiera a la vez por el izquierdo, hasta que llego al alcance de su mano izquierda, que asiendo la cinturilla de la prenda, pudo hacerlas ascender por igual hasta debajo de sus nalgas, subiéndoselas un poco por delante, para luego con ambas manos, sujeto la parte trasera de la prenda  por el elástico, la hizo estirar lo que pudo para que la tela no rozara en sus sensibles nalgas, pero aun asi, sus gestos de dolor eran mas que evidentes, cuando al soltar el elástico, sus bragas se ajustaron a sus inflamadas nalgas, se veía a simple vista como el elástico de las perneras de las bragas mordía la piel e incluso deformaba la forma circular de su trasero. Luego caminando con claras dificultades se encaminaba hacia la puerta de salida, a donde una vez traspasarla la esperaba la señora Lawton. Apenas un segundo después se escuchaba un alarido de la muchacha, afuera en el vestíbulo.
(Director Aston)-.       Vaya mujer! Seguro que debe de haberla agarrado por el lóbulo de la oreja, y la llevara hasta la residencia tirando de ella. A pesar de los años no cambiara nunca en sus costumbres… Pobre muchacha!!!
       Sonia había llegado a la silla donde habían depositado su falda y su ropa interior, le había costado mucho esfuerzo caminar hacia la zona de asientos, sentía como su culo le pesaba el doble de lo habitual, por la inflamación del mismo. Giro la cabeza al oír un grito, y escucho el comentario despectivo del director que explicaba porque debía de ser.   Sonia asió su falda ya que al ser abierta, se la acomodo a su cintura abrochando los botones a su izquierda que fijaba la falda a su cintura, y después tensando la falda, hacia su cadera derecha, se la acabo de abrochar. Cogió las bragas de la silla, y poniéndose de espaldas al director se guardó las bragas en el interior de la blusa, intentando pasar desapercibida. Y lentamente se encamino hacia la puerta…
(Director Aston)-.    Alumna Adams!!!  Señorita Sonia Adams, se puede saber a dónde va usted?
(Sonia)-.     A donde quieres que vaya al despacho de John.
(Director Aston)-.       Y no se le olvida nada?   Venga usted aquí y ahora!!!
(Sonia)-.      Pero en qué quedamos, no has dicho que nos podemos retirar, que el castigo ha acabado…-.Se fue acercando poco a poco hasta donde la aguardaba el Director.- aquí me tienes, que deseas ahora George.
(Director Aston)-.      A que vienen ahora esas formas de dirigirte al Director del centro universitario Lewiston? Enseguida parece que olvida usted muy a la ligera las debidas formalidades a seguir de las alumnas, cuando hablan ante un profesor o miembro de la universidad. Parece que sus modales dejan mucho que desear y resulta indignante esa falta de respeto hacia mi persona como Director. -. El director se levantó de la silla y acercándose a la alumna Sonia, le asesto una fuerte bofetada en la mejilla izquierda. Rápidamente Sonia se llevó su mano a la mejilla, observaba al director asustada. Cuando el pillándola de sorpresa introdujo su mano en su blusa extrayendo sus bragas.- Y esto que es? No decías que no olvidabas nada jovencita? Sabes lo que significa esto? Una clara y intolerable falta de decoro de una alumna en la forma de vestir… y ahora me asegurare de que las lleve puestas en su lugar y no, entre la blusa. Venga aquí y levántese la falda por encima de la cintura.
         Sonia no se atrevió a contradecir de nuevo al Director, y obedeció sin rechistar. No le gustaba como había sonado aquella reprimenda del Director, presagiaba algo nada bueno para ella y se temía lo peor, que volviera a castigarla de nuevo. Sonia con sus mejillas ruborizadas y coloradas como sus nalgas, se levantó la falda por encima de la cintura dejando expuesto totalmente su sexo a la atenta mirada del Director, que no dejaba de observarla con todo descaro.
(Director Aston)-.    Anda si lleva el sexo sin vello igual que el de una niña de seis años. .- Sonia estaba muerta de vergüenza, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos azules, resultaba para ella imposible que la pudiera humillar más, a sus treinta y dos años, había sido severamente castigada por aquel hombre, el cual había sido su amigo hasta el momento de entrar en la sala de Juntas, habían incluso salido de cena en varias ocasiones y pasado la noche en su cama. Ahora se encontraba delante de un completo desconocido para ella, si le hubieran dicho que algo así, pudiera pasarle a ella, habría llamado embustero a cualquiera y habría salido en defensa de ese hombre que ahora la estaba mortificando de aquella manera tan odiosa y rastrera. -. Venga pequeña introduce un pie en la braguita.- ella miro hacia el suelo, y ahí estaba ese hombre con sus manos introducidas en sus bragas, agachado y con las manos abiertas de manera que la cinturilla de la prenda íntima, quedaba completamente extendida para que ella introdujera un pie y luego el otro, para luego con repugnancia sentir como sus manos rozaban por sus piernas y muslos, mientras le iba subiendo lentamente las bragas, hasta ajustárselas a la cintura, Sonia estaba tan tensa, que ni siquiera sintió nada cuando la tela de sus bragas rozo sus nalgas doloridas, cosa que hasta por unos segundos el dolor había desaparecido. .- no dejes caer tu falda aun pequeña, no hemos acabado aun. Ahora vas aprender que no se debe mentir y menos faltar al decoro. Bastante indignante ya ha sido que te presentaras con esas bragas de racimos de uvas, así que te mereces un reajuste de disciplina…
       Sin que Sonia pudiera protestar, se encontró de nuevo sobre las rodillas del director Aston, que acto seguido empezó a propinarle fuertes azotes en el muy dolorido culo de Sonia. Apenas sintió los primeros azotes su reacción primera fue aguantar sin protestar, pero a los pocos azotes sus nalgas ya no pudieron aguantar más, y Sonia empezó a patalear y retorcerse con rabia entre los muslos del Director. Al menos pensó en un momento de leve lucidez, que por lo menos conservaba las bragas puestas, aunque poco o nada pudieran protegerla de esta nueva azotaina, al menos su sexo no se mostraría a la mirada de ese cerdo. Los azotes eran rápidos, fuertes e intensos, lo que hizo que Sonia no pudiera resistir mucho tiempo más la retención de sus lagrimas, y rompiera a llorar sin poder evitarlo.  La mano del Director era dura y fuerte, además de muy pesada, los azotes resonaban por toda la sala, así como los ayes desconsolados de la pobre Sonia, estaba siendo muy dura esa azotaina, cuando aún no hacía tres horas que hubiera ya recibido una muy severa zurra con el cepillo, lo que hacía que sus nalgas estuvieran muy muy sensibles, y la azotaina de ahora estaba mortificando su trasero, Sonia cansada y agotada, se abandonó totalmente sobre las piernas de su verdugo, el cual seguía muy animado, y sus azotes no menguaban ni en la fuerza, ni la intensidad, ni en la rapidez de los azotes. Solo le quedaba dejarse llevar y llorar sin apenas aliento, ya afónica totalmente de tanto aullar y gritar de dolor, sus nalgas le abrasaban por completo, en cualquier momento echarían a arder en llamas, hasta que sintió que los azotes eran mas espaciados hasta parar. Pero sus nalgas a pesar de ello seguían ardiéndole desenfrenadamente, no podía dejar de llorar de tanto dolor en su ya maltrecho trasero. Cuando sintió que unas manos la sujetaban de sus hombros y la hacían incorporar… se sintió como transportada hasta dejarla fuera de la sala, y allá la dejo el Director a la vista de todo el que pasara por el vestíbulo.
    Sonia apoyada en una pared se fue abandonando hasta caer y quedar tumbada de costado llorando, su falda quedo ligeramente levantada, por lo cual mostraba no solo sus bragas blancas con racimos de uvas azules, si no, que todo el que pasara podía ver sus nalgas intensamente rojas y ardientes, hasta que paso por allá el decano Lewiston que cogiéndola en brazos la llevo hasta su despacho y deposito con suma delicadeza sobre el sofá de su despacho para que descansara, luego ya tendría ocasión de averiguar porque había sido castigada de nuevo y abandonada de ese modo en el vestíbulo.

      Pasaron varios minutos y Sonia se quedó dormida despertándose al cabo de dos horas, había sido una mañana terrible para ella, debían de ser más del medio día, por la intensidad que entraba el sol por la ventana, resultando un calor sofocador, pero lo más extraño para ella fue que ese intenso ardor lo sentía en su trasero, y al abrir los ojos se dio cuenta que no estaba en su cama, que se encontraba echada en un sofá, y que enfrente de ella había una sombra difuminada por la luz, y se dio cuenta que no había ventana alguna en aquel despacho, que el fuego que sentía era su trasero que le abrasaba, y entonces empezó a recordar todo lo que había pasado, asi como la azotaina tan severa, aunque solo fuera dada con la mano, pero no una mano cualquiera.   Intento incorporarse, pero tuvo que desistir por el intenso dolor en su culo, pero aun así casi restregándose por el sofá, y aferrándose al brazo del mismo, consiguió con esfuerzo ponerse en pie y fue entonces cuando vio aquella imagen difuminada de quien se trataba, y como se dirigía a ella en un tono hosco y rudo, aquella persona estaba claramente enfadada, era su amigo, si es que aún seguía siéndolo, ya había sido desengañada apenas hacia unas horas por otro que también le creía su amigo.
(John)-.    Ya era hora que despertara la bella durmiente. Te parecerá bonito la escena que has montado esta mañana!!! En toda mi carrera como profesor y luego como Decano, me había sentido tan avergonzado como hoy!!! Nunca!!! Me habían avergonzado como tú!!! Como te has atrevido a presentarte de esa manera tan grotesca!!! Conociendo perfectamente el uniforme escolar, así como el uniforme años después de la universidad, te atreves a presentarte con esas bragas de feria!!! Como!!! Y por si fuera poco!!!  Luego respondiendo cuando se te está hablando!!! Que modales son esos!!! Sabes de sobra lo mucho que me he esforzado, así como lo que he arriesgado para salvarte tu culo!!! Y que no acabases como hubiera sido de esperar despedida!!! Y con tu carrera arruinada!!!  Que te has creído? Que podías hablar como te diera la gana, sin respetar los estatus de la universidad y faltar el respeto a toda la Junta de accionistas?
    En todos mis años de carrera jamás me habían llamado el orden, mucho menos recibir una amonestación en público, porque alguien que yo estoy avalando y mucho menos ninguna alumna!!! Y vas y sueltas ese discurso llamando carcas! Y no ya bastante, además les dices que son unos animales que están en la edad de piedra!!!
    Me están dando ganas de ponerte sobre mis rodillas y darte una azotaina ahora mismo!!! Vete a casa y espérame a que vaya a darte tus buenas noches y más te vale que estés preparada para una larga azotaina, nada me va a importar lo dolorida que puedas estar!!! Más te vale que cuando llegue tengas puesto tu uniforme en debidas condiciones, porque no voy a ser nada tolerante contigo, estoy muy enfadado, además ahora debo subir al despacho de la presidenta seguramente me abrirán un expediente por tu conducta, ya que yo era y soy tu avalador… Sal de este despacho antes que me arrepienta de dejarte ir, sin sacudirte una buena zurra… Afuera te espera un taxi…! Fuera de mi despacho….!!!

DISCIPLINA EN LA UNIVERSIDAD Capitulo 5



                                                                    Capitulo  5

 (John)-.       Es que te has vuelto loca? Tenías que comportarte como una estúpida? Iba a ser una simple azotaina con el cepillo de madera, hubiera sido muy dolorosa pero estaba pactado así. Todo el trabajo que me ha costado lograr ese acuerdo y vas, y lo has estropeado todo, eres una estúpida… lo había arreglado de forma para que no te desnudaran ante todos para tu castigo, y te bajasen las bragas una vez estuvieras echada sobre el regazo, y ahora debo desnudarte de cintura para abajo… esta noche cuando te de tu azotaina antes de acostarte, me voy asegurar que duermas muy adolorida, para que duermas boca abajo… te vas a arrepentir te lo aseguro… .-Sonia se le quedo mirando con cara de sorpresa por sus palabras.  Mientras hablaba le quitaba la falda, y le bajo las bragas dejándola desnuda de cintura para abajo, ella se cubrió su sexo, el cual se había rasurado la noche anterior, desde que era adolescente no había dejado crecer vello púbico, pero John le coloco sus manos en sus caderas, para su vergüenza debía mostrar su sexo como cualquier otra estudiante cuando iban a ser castigadas-. Si, Sonia! Cada día antes de acostarte iré a tu casa a darte una azotaina. Es el acuerdo que llegamos al negociar tu castigo de hoy, durante un mes, el mismo tiempo que hemos estado agobiados por los medios de comunicación, y puede que se alargue durante más tiempo, por tu actuación tan desfavorable de hace unos momentos, y que incluso yo me he sentido indignado.
      El Decano la dejo sola ante la silla, permanecía de pie inmóvil con la mirada perdida en el suelo, estaba muy avergonzada de su situación, por su mente empezaban a circular mil un pensamientos, del porque se había comportado tan estúpidamente con aquellas dos alumnas, ahora se arrepentía y no dejaba de pensar en cómo iba a ser castigada, le atemorizaba que usaran la correa como con Elisabeth, la mano la descartaba. Pues después de los comentarios de John sobre que iban a usar con ella el cepillo, estaba muy asustada. Sabía por experiencia propia lo que dolía el maldito cepillo, y el Director Aston por algo debía de haberlo sacado del armario. Las nalgas le ardían aun un poco, y deseaba poder acariciárselas, pero el miedo a empeorar su situación le hacía permanecer en la posición que el Decano la había dejado. Escuchaba como los asistentes hablaban entre ellos sin poder entender lo que decían, pero estaba segura que hablaban de ella, sentía como su cuerpo se estremecía a medida que pasaban los minutos, y por un lado deseaba que llegara ya el momento de su castigo, y por otro deseaba que el tiempo se detuviera. Entonces escucho que una puerta se abría y que los asistentes dejaran de hablar. Su cuerpo empezó a temblar, había llegado el momento. A sus oídos llegaron el sonido de unas pisadas, alguien debía estar a su lado, pero no se atrevía a girar la cabeza. Sabía que debía de ser el Director que regresaba, pues al referirle que debía castigar a Sonia, este se ausento de la sala y debía de haber regresado con lo que hubiera tenido que ir a buscar, y entonces le vio delante de ella a menos de un metro…
 (Director Aston)-.    Bien señorita Sonia quiere hacer los honores y arremangarme la manga de la camisa para castigarla como se merece…!
      Sonia levanto la mirada y entonces le vio delante de ella que le ofrecia el brazo derecho para que le subiera arremangando su camisa, con los dedos temblorosos y torpes, le desabrocho el botón de la bocamanga y lo fue doblando, poco a poco la camisa fue doblándose y haciéndola ascender hasta la altura del codo. Al acabar miro al director a los ojos, lo vio frios y oscuros.
(Director Aston)-.    Vamos, jovencita…!!!
         Acababa Sonia de arremangarle la manga de la camisa, y cuando se disponía a bajar sus manos a sus caderas, cuando el director le agarro de la muñeca de su mano izquierda pillándola de sorpresa, vio como el director giraba  sobre sus pies y se dirigió a la silla tomando asiento, haciendo caer literalmente a Sonia sobre sus rodillas, la acomodo bien, de manera que la barriga de Sonia apoyara sobre su muslo derecho, de tal manera que el trasero de Sonia quedara bien expuesto al castigo. Sonia quedo echada sobre el regazo del Director, sus piernas por un extremo no tocaban el suelo, y por el otro sus manos colgaban inertes. Sonia se sentía como una niña que iba a recibir unos azotes por no haberse portado bien, sobre el regazo del profesor. Pero bien sabía ella que no iba  a ser así.

En ese momento ella pudo ver que unos pies se acercaban hacia ella, eran los pies del conserje que entregaba algo al Director, segundos después sintió algo líquido que caía en sus nalgas y como la enorme mano del Director restregaba aquel liquido por sus nalgas y muslos frotándoselas y repartiendo bien aquel líquido, pudo notar que era como aceitoso, y que embardunaban bien sus nalgas y muslos. No sabía lo que era hasta que recordó que una vez el Director había hecho algo parecido cuando era estudiante, …”Dios, No”…!! En ese instante empezó a sollozar.  Era vaselina liquida y conocía muy bien sus efectos, eso haría que sus nalgas estuvieran húmedas durante toda la azotaina, por lo que el efecto de los azotes iban a doler el triple o cuádruple…
    El conserje volvió a retirarse y acto seguido empezaron a caer azotes sobre sus nalgas desnudas, al instante recordó lo mucho que dolían los azotes propinados por la experta mano del director, en los años que estaba permitido el castigo en los centros escolares, las azotainas de aquellas manos eran temidas por todas las alumnas.
    La mano del Director subía y bajaba con una precisión casi perfecta, azotando una nalga y luego la otra o en el centro, azotando ambas al tiempo, Sonia agitaba débilmente sus piernas, procuraba mantenerlas juntas para no mostrar su sexo descaradamente, aunque sentía Sonia un intenso ardor en su trasero, simplemente gemía o soltaba algún …aaauuu! Por algún motivo el director no se estaba empleando a fondo, y eso hacía que Sonia se sintiera intrigada. Pues sabía muy bien cómo se las gastaba el señor Aston, pero enseguida cambio de parecer. Cuando menos se lo esperaba, empezaron a asestarle unos muy fuertes azotes en el culo, ahora si empezó inmediatamente a patalear de manera alocada y menear sus caderas circularmente, ahora su culo era puro fuego, apenas veinte de aquellos azotes la hicieron romper a llorar, casi a la desesperación, sus piernas se abrían y cerraban sin descanso, sus nalgas pronto alcanzaron un color rojo intenso, que al estar embadurnado de vaselina su brillo era mucho mayor. Las nalgas de Sonia se las veía estremecer a cada nuevo azote, el peso de la mano hacia que estas se aplanaran y al levantar la mano, la nalga volvía a adoptar su forma original, durante veinte o veinticinco minutos resultaron interminables para Sonia. 
      Estaba extenuada, ya apenas pataleaba o meneaba sus caderas, y los azotes eran mas certeros y firmes, Sonia lloraba, lloraba, sus nalgas ardían como si estuvieran en el mismísimo infierno, sus lágrimas caían por sus mejillas, pero los azotes no cesaban de caer sobre el indefenso trasero, completamente de color rojo intenso. Por fin el Director se detuvo y acaricio las nalgas unos segundos, que seguramente Sonia debió de agradecer. Habían sido cuarenta minutos interminables de castigo. Ella esperaba que en cualquier momento la dejara incorporar y poder frotarse, Sonia había aceptado su castigo, y no había intentado ni una sola vez protegerse el culo dolorido, aceptando estoicamente su castigo. Pasaron uno, dos, tres, cuatro y cinco minutos siguiendo sobre el regazo echada, no entendía porque no la dejaban incorporarse.
    El Director, levanto su mano derecha de las maltrechas nalgas de Sonia, y busco algo detrás de él, sobre el respaldo de la silla. Como por arte de magia, apareció en su mano el cepillo que dejara al iniciar el castigo a Laura en el cubilete del lateral de la silla. El feo cepillo de madera de fresno, y con esa capa de espuma compacta en la parte que deberían ir las cedras. De esa parte en concreto cayeron algunas gotas presumiblemente de agua, Sonia no se percató de ese hecho.
                Pero los asistentes si observaron ese detalle, el Decano John hizo un gesto de desavenencia y miro a la presidenta como indicando que era aquello, porque era necesario esa severidad, recibiendo una contra mirada de aprobación por parte de la presidenta, lo cual confirmaba que estaba de acuerdo.
               Sonia… relajada sobre el regazo creía o tenía el pensamiento de que había acabado el suplicio, había sido una azotaina cuando menos severa y le había dolido horrores, seguramente debido a la vaselina liquida, cuando sintió como el director apoyaba el cepillo en su nalga derecha. Al sentir el contacto del cepillo de madera en la piel, recordó en el acto, que su castigo iba a ser con el cepillo de madera, por primera vez Sonia dirigió su mirada a los asistentes buscando a alguien en concreto, una vez localizo a John quien decía ser su amigo, le miro con una mirada de súplica, como dando a entender porque más castigo para ella… Pero ya no pudo mirar más, el cepillo dejo de apoyarse en su nalga y Sonia cerro los ojos presintiendo el azote que en breve azotó su nalga izquierda. Su sonido fuerte y opaco, la dejo sin aliento abriendo su boca todo lo que daba de si, lanzando un airado alarido Aaaahhyyyyy! Nalga derecha, nalga izquierda, nalga derecha, nalga izquierda, nalga derecha… Sonia comenzó de nuevo su danza con sus piernas, agitándolas arriba y abajo, a la derecha y a la izquierda, o una en cada dirección abriéndolas todo lo que la limitación de su cuerpo, le permitía al estar echada sobre las rodillas del director Aston. Su sexo quedo más a la vista de los presentes de lo que Sonia hubiera deseado, pero el cepillo estaba siendo muy muy doloroso, y ella no era dueña de sus actos, en solo unos minutos, que parecían siglos para la muchacha recibió más de cincuenta azotes de aquel maldito cepillo, al cuarto o quinto azote en el culo, ella rompió de nuevo a llorar, ahora acompañados de feroces gritos de puro dolor. Que brotaban de su garganta cada vez que el cepillo le asestaba un nuevo azote, hubo un momento que el Director cambio el punto donde los azotes ibán cayendo uno tras otro, y empezó a azotar la base de las nalgas con el inicio de los muslos, y ahí si fue duro. Sonia estaba muy agotada pero el dolor era tan intenso que seguía con su alocado movimiento de piernas, aunque si algo debilitada. Intentaba taparse el culo y los muslos con sus manos, pero era imposible el hacerlo. Cuando se cubría la nalga derecha, el azote caía sobre la izquierda, y si ponía sus manos en ambas, el siguiente azote golpeaba en los muslos, si bajaba a los muslos, entonces recibía un azote en la nalga que no podía cubrirse, y así sucesivamente, hasta que el agotamiento e intenso ardor de su trasero, hizo lo que sucede cuando se está siendo castigada tan severamente, su cuerpo dejo de tener fuerzas para luchar por escapar de aquella tremenda azotaina, y se rindió a lo inevitable. Los azotes siguieron cayendo sobre su maltrecho trasero, cada vez más y más rojo, con zonas ya más oscuras, pero el Director siguió y siguió dándole azotes en sus nalgas y muslos, durante unos minutos más. Sonia únicamente podía llorar en la desesperación, el intenso ardor de sus nalgas era tal, que ya solo los sentía caer y como golpeaban en su dolorido e inflamado trasero, por fin ceso. Sonia quedo desmadejada sobre el regazo del Director, llorando hasta la desesperación, sus nalgas y muslos eran puro fuego. Esta vez si fue ayudada por el director para incorporarse, pero sus piernas no le respondían y cayo de bruces al suelo, tumbada de costado. 
       El Director miro hacia la mesa de los miembros de la Junta, en especial a la señora presidenta, la cual hizo un gesto afirmativo con la cabeza, pero luego la giro mirando hacia donde estaban las otras dos chicas, como indicándole que la llevase junto con las otras chicas.
     Aston hizo un gesto al conserje que se acercó presuroso e indicándole que la asiera de un brazo, Aston hizo lo propio con el otro. La levantaron del suelo y la llevaron a la pared del fondo, la muchacha caminaba con serias dificultades, pero pudo llegar a la pared. Una vez allá, la dejaron de pie manteniendo sus manos sobre la cabeza. Sonia pudo no sin serias dificultades aguantar el equilibrio, aunque a veces sus piernas se le flexionaban un poco, pero allá permanecía el señor Aston en compañía de la señora Lawton, para asestar unos azotes a la que se moviera de su posición, lo que rápidamente hacia que la joven o cualquiera de las otras dos, adoptaran la posición de nuevo.
(Presidenta)-.    Señores profesores, y profesoras, miembros de la Junta pueden retirarse la sesión se da por finalizada. Señor Aston  y Señora Lawton, les dejo que permanezcan en la sala hasta que acabe el castigo de las estudiantes, exactamente dentro de dos horas pueden permitir que se vistan y arreglen sus ropas para irse a casa o a la dependencias donde deban concentrarse a partir de hoy.