EL SPANKER SR. LOPEZ CAPITULO 2
El Sr. Luis, el conserje no se
encontraba en su puesto. Laura había bajado preocupada por tener que pasar ante
la presencia del conserje, su andar era muy característico, estaba segura que
el Sr. Luis no era ajeno a lo que sucedía en esa planta, pero no estaba
preparada para sostener la mirada sin desmoronarse y romper a llorar, más que
por el dolor de su trasero, por la vergüenza de exhibirse ante un hombre mayor,
sería algo superior a sus fuerzas. No sería una exhibición como el desfilar por
una pasarela de modelos, pero pasar por delante de él, la hacía sentirse
extrañamente turbada. Era una mujer casada, atractiva, un metro setenta, su
cabello negro caía sobre su espalda casi hasta la cintura, siempre había estado
orgullosa de tener el cabello largo liso,
treinta y seis años, con dos hijos, se mantenía en forma solía hacer
deporte todos los días, además de asistir a un gimnasio dos veces por semana,
por lo cual su cuerpo estaba muy bien formado, con una bonita silueta sobre
todo destacaba su trasero pequeño y respingón algo abultado para su gusto. Su
noventa, sesenta, noventa la hacía sentirse orgullosa y presumida de su
silueta, sobre todo habiendo dado a luz a dos hijos de parto natural. Fue una
grata sorpresa al salir del ascensor y no ver a nadie en el vestíbulo, a lo
cual se apresuró en deslizarse en silencio hacia la puerta del portal.
Antes de salir al exterior cogió aire y
expiro, se aliso el trasero de la falda no sin hacer un gesto de dolor, no
sería sencillo en sus circunstancias dirigirse a su oficina. Volvió a tomar
aire, debía decidirse y salir. Abrió la puerta para salir al exterior, soltando
el aire de sus pulmones empezó a andar con pasos cortos y constantes, apretaba
los dientes a cada punzada que sentía en el trasero, cada paso que daba sentía
como si miles de avispas picotearan con sus aguijones en él. Caminaba como si
nada ocurriera, intentaba mostrarse todo lo natural que le era posible. Se
detenía en todos los escaparates de las tiendas de moda o de aparatos electrónicos,
miraba a un lado y a otro de reojo, en el reflejo de la cristalera de
escaparates miraba si alguien se fijaba en ella, pues su modelito compuesto por
la falda tableada amarilla la cual dejaba al descubierto parte de sus bien
torneados muslos, veía en el reflejo como los hombres se la quedaban mirando,
sobre todo su trasero que ocultaba en esa acampanada falda, bien sabia ella que
los que caminaban tras ella, no hacían más que observar en el vaivén de su
falda, como si con la pequeña brisa de viento, su falda bailara a cada paso que
daba, suponía que miraban a ver si su falda se levantaba más de lo debido con
el danzar de la falda, ayudada por la brisa en cualquier momento podía dejar
entrever su trasero o el ribeteado encaje de sus bragas blancas, se decía así misma que tenía suerte de que no
pudieran ver lo colorado que tenía el culo, pero en ella se la veía ese temor y
lo que podrían pensar. Se mostraba desenvuelta en el ambiente, pero con temor
que la brisa levantara su falda más de lo deseado, por lo que decidió poner su
mano por encima de la falda, pero en la parte baja de sus nalgas para así
evitarse mostrar la parte baja de ellas y que pudieran vislumbrar la rojez de
su culo recién castigado, como toda
mujer cuando se sabe atractiva y que es observada, circunstancia que
aprovechaba con coquetería para pasar su mano derecha o izquierda sobre el
trasero, con una sonrisa en los labios se giraba o mirando disimuladamente si
era observada continuando su camino. Después de haber caminado dos manzanas, sus
nalgas ya no las sentía tan doloridas o eso le parecía a ella, pero la verdad
es que ahora se acentuaba en las perneras de sus braguitas pues las sentía como
le presionaban las nalgas y le molestaba el cómo le apretaba la base del culito
el elástico, así como en su trasero inflamado sentía la presión que estas
ejercían, presión que ya comenzaba a ser muy molesta, de buena gana le hubiera
gustado poder aliviar esa presión, estirando sus bragas hacia abajo y menguase
esa presión. Otra sensación que no esperaba sentir, era la presión del fondillo
de sus bragas en el sexo, el cual bailaba o notaba como sus labios vaginales se
movían a cada paso sobre la húmeda compresa, era como estar en el séptimo cielo
sintiendo esa leve y tenue caricia. Algo que nunca hubiera experimentado ni
imaginado, que sería tan maravilloso el llevar el sexo depilado unido a la
excitación que no cesaba en el recuerdo de lo vivido cuando hacía unos minutos
yacía sobre el regazo del Tutor.
Tanto, hombres como mujeres la observaban,
ella no se daba cuenta, o su mente no se percataba de esas miradas de ambos
sexos. Pues caminaba relajada divagando en su mente como había transcurrido la
primera hora de la mañana, en su rostro se vislumbraba un aura de felicidad que
ella misma no se daba cuenta, pero era lo que admiraban quienes se cruzaban con
ella, ya que dicha aura transmitía una felicidad plena. En su mente mantenía la imagen de cómo estaba
siendo castigada sobre las rodillas del Sr. López, ese recuerdo la hacía
sentirse plenamente una mujer única. Mientras había sido castigada con aquel
horrible cepillo, solamente sentía un dolor horrible en su culo, el cual no le
permitía pensar en nada, solamente el deseo irrefrenable de que aquel
sufrimiento cesara lo más rápido posible. En cambio ahora al recordarla, sin
tener temor a la azotaina. Gozaba como no hubiera podido imaginar, a su mente,
le venía la imagen de ella tumbada sobre las rodillas boca abajo, sentía como
si sucediera en ese instante el cómo era levantada su falda y como las manos
extrañas sujetaban el elástico de la cinturilla de sus bragas, para poco
después estas descender por sus muslos en un excelente desbrague. Para raudo,
sentir arder su trasero como nunca hubiera podido imaginar, se veía en esa
imagen de su mente, como sus piernas no cesaban de patalear alocadamente, con
ese pensamiento tuvo que disimular rápidamente tapándose la boca con la mano.
Un orgasmo la acababa de hacer sucumbir en el más allá, en plena calle, al
darse cuenta fue como el despertar de un bonito sueño enriquecedor, volviendo a
la realidad su rostro se tiño de rojo de vergüenza, y no se le ocurrió nada
mejor para disimular su estado de embriaguez de excitación, que el fingir un
estornudo de sorpresa. La vergüenza la hizo acelerar el paso deseando llegar a
su oficina, sobre todo por algo que estaba ocurriendo en el fondillo de sus
braguitas. Estas no habían podido soportar el aluvión de fluidos, a pesar de
haber pensado en que podía mojar sus bragas más de lo que podían estas
absorber, había tenido la precaución de ponerse una compresa, pero ni esta
había podido ante la invasión de fluidos. Sentía tal humedad que su temor en
ese momento era terrorífico, pues sentía como estas no habían podido ante la
inundación de las mismas, sentía las gotas descender por sus muslos gotas. Por
suerte para ella solo le faltaba doblar la próxima esquina, acelerando el paso
enseguida estuvo ante la entrada. Ahora venía lo complicado, agacharse en
cuclillas para abrir y quitar el candado de la persiana. Sin pararse a pensar se
acuclillo, lo cual hizo que el brusco movimiento la hiciera exclamar un
“aaauuuchh” fingiendo acariciarse el tobillo como si se lo hubiera torcido por
pisar mal, disimulando así, la fuerte punzada que acababa de sentir en sus
nalgas al unísono. Una vez quitado el candado, tuvo que hacer tripas corazón,
para incorporarse de nuevo. Ahora aun fue mucho más fuerte el dolor en su culo,
sumándose de nuevo aquellas maléficas avispas que picoteaban todo su trasero,
en un movimiento rápido, introdujo la llave en la cerradura de la puerta
automática y esta empezó a ascender, sin poder contenerse por más tiempo,
separo otra de las llaves introduciéndola en la cerradura de la puerta,
abriendo esta e entrando rauda hacia el interior, una vez que estuviera a salvo
de miradas indiscretas, sin pensarlo introdujo ambas manos bajo su falda
sobándose el trasero vigorosamente por encima de sus bragas, pero sin ejercitar
mucha presión pues el dolor era insoportable en esos instantes, por haber
tenido que agacharse e incorporarse, si alguien la hubiera podido ver, era una
imagen maravillosa. Sobándose el culo a manos llenas, con una mueca desmesurada
y desmedida del dolor tan intenso, unido al ardor que sentía en el culo. Una
vez empezó a sentir cierto y ligero alivio, se dirigió al servicio. Lo primero
que hizo fue bajarse las bragas, aunque con delicadeza lentitud. Para mirarse al espejo el trasero, un
“AAAAHHH” de sorpresa al verse su culo reflejado en el espejo, la última vez
que se lo viera lo tenía muy rojo e inflamado, con marcas más oscuras en el
centro de cada nalga, pero en cambio ahora, lo tenía ya de un color amoratado.
Cogiendo un buen tramo de papel higiénico, se secó los muslos y bajándose las
bragas hasta las rodillas, se secó el sexo el cual estaba todo muy húmedo con
otro tramo de papel higiénico. Esa caricia despertó en ella un deseo acuciante,
sus dedos juguetones empezaron a trazar círculos lentamente en él, para en
apenas unos segundos acabar suspirando del placer que acababa de darse. Se
quedó pasmada observándose en su propio reflejo, se veía así misma fantástica y
en voz alta…
(Laura) .- Aayyy AyyY, como duele! Pero bien ha
valido la pena, me siento a mí misma… Bueno, Laura no seas cochina y arréglate,
en breve va a llegar tu secretaria, y tienes que urdir como lo vas hacer para
que acepte ser castigada…
Sin tener que disimular por estar sola,
trastabillando por llevar las bragas a la altura de las rodillas lentamente fue
hacia el bidé. Se sentó en el, no sin sentir como se acentuaba el dolor al
doblegar su cintura, el dolor en el culo era mucho más sentido, pues esa era la
sensación que sentía. Abriendo el grifo del agua caliente y mezclando un poco
de agua fría, al estar a la temperatura requerida se lavó el sexo, luego quito
la compresa desahuciada y cogiendo una limpia la coloco y se levantó, volviendo
a sentir aquellas malditas e benditas avispas en el culo. Al estar sola, no
pudo evitar sonreír al notar como las avispas volvían a ella. Sobre todo ahora
se acentuaban al subirse las bragas, se las ajusto a su cintura, así mismo paso
sus dedos por el interior de las perneras al tiempo y poner bien tensas, pero
luego pensó que ahora no era necesario que estuvieran tan tensas, el Sr. López
no iba a venir expresamente para comprobar el estado de revisión de su prenda
íntima. Así que se las bajo unos dedos, e hizo lo mismo con las perneras, así
no sería tan molesto el llevar las braguitas.
Una vez aseada, salió al mostrador y yendo
hacia la puerta puso el letrero de “Abierto”. Volviendo tras el mostrador se
puso a ordenar unos documentos que deberían haber estado en el archivo
guardados, pero que su negligente secretaria había dejado sin archivar. Como
aún estaba sola, aprovechaba cualquier instante para meter la mano bajo su
falda y sobarse el culo sobre las braguitas de arriba abajo de abajo arriba,
era algo que le resultaba delicioso sentir ese ardor de su culo, en la palma de
su mano. A los pocos minutos escucho que la puerta principal se abría, pues
sonaba unas campanillas. Dedujo que debía de ser Sarah que como de costumbre
llegaba tarde.
(Laura) .- Sarah, eres tú? Te parece bonito volver a
llegar a estas hor… Cariño que haces aquí? Deberías estar en el trabajo.
(Carlos) .- Que tal te ha ido con tu Tutor? Me ha
llamado hace media hora al trabajo para informarme de cómo te había ido. Estoy
desconcertado de tu comportamiento, sí, me lo ha contado todo. Que te ha tenido
que dar una azotaina extra por no obedecer los términos el contrato, y que eso
me va a costar un dinero extra! Porque la señora deberá volver esta tarde a
última hora a su despacho… ahora no deseo hablar de ello, me marcho, pero
hablaremos en casa de ese asunto. Adiós.
Tal como había llegado de sorpresa, de la
misma manera desapareció ante el umbral de la puerta. Por un momento Laura
había pensado que su marido lo sabía todo, el corazón pareció que se le paraba
de golpe. Volvió a latir de nuevo al mencionar que su enfado era por tener que
pagar unas horas extras, lo que para ella resultaría como consecuencia una
nueva azotaina, solo de pensar que debía volver a la tarde de nuevo, su
estómago pareció que la saliva caía al vacío después de tragarla, formando un
nudo en él. La angustia se acentuó durante unos segundos, ya que la
desvergonzada de su secretaria acababa de entrar en ese momento.
(Laura) .- te parece correcto llegar a estas horas!!!
Ya es la décima vez en tres semanas que llegas tarde.
(Sarah) .- Señora Laura, no ha sido por mi culpa. El
autobús de línea a pinchado una rueda y he tenido que caminar hasta aquí.
(Laura) .- La semana pasada también pincho una rueda
tres días seguidos, la anterior tuvo un accidente… hace diez días de nuevo
pincho una rueda tres días… Crees de verdad que te puedo creer? Arregla estos
documentos que debías haber acabado de archivar ayer. Luego te quiero ver en mi
despacho, tenemos mucho de qué hablar, porque esto no puede continuar de este
modo…
Laura enfadada entro en la trastienda
dirigiéndose a su despacho, iba enfurecida daba golpes con la mano a todo lo
que se ponía delante de ella, unas cuartillas, unos papeles, vasos de café que
estaban en su camino. Todo fue por el suelo, al entrar en su despacho cerró la
puerta de golpe, fue tras su mesa y se sentó en su sillón sin recordar el
estado de sus nalgas, un “AAAYYYYY…” se escuchó por todo el local, Laura se
incorporó como un resorte igual que si se hubiera sentado sobre una colmena de
abejas enfurecidas, había olvidado que no hacia tanto le habían calentado el
culo. Sus manos raudas fueron a su trasero frotándose vigorosamente sobre las
bragas, después de haberse levantado la falda y así es como fue sorprendida por
Sarah.
(Sarah) .- Que
le sucede señora? Ooops, perdone, .- Sarah al ver a su jefa frotándose el
trasero con la ropa interior visible, giro la cabeza para no parecer
indiscreta, pero en sus labios había una sonrisa pícara -. Bonitas braguitas
señora! No son un poco grandes?
(Laura) .- De que te ríes desvergonzada? Acércate, ya
que estas aquí vamos hablar .- Laura, dejo de frotarse el culo dejando caer la
falda, sus mejillas enrojecidas de rubor al verse descubierta, estaba claro que
Sarah debía haber visto como llevaba el trasero de colorado, la había
sorprendido infraganti -. Tenemos muchas cosas de que hablar.
(Sarah) .- Si señora, parece que al señor Pujol se le
ha ido la mano esta mañana .- Con una sonrisa en los labios, Sarah se acercó
hasta la mesa tomando asiento en una de las dos sillas que había delante de la
mesa destinada a las visitas de clientes. Pudo ver como Laura dejo caer la
falda, al tiempo que la acampanaba al aire para tomar asiento sobre las
braguitas blancas con margaritas, el frio cuero del asiento enfriaría algo su
trasero, Sarah sin dejar de sonreír vio cómo su jefa se sentaba con sumo
cuidado, y apoyaba su trasero muy suavemente, con claros gestos de dolor en su
rostro.
(Laura) .- Podrías tener un poco más de educación y
no sonreír de esa manera no te parece desconsiderada! .- Palabras que de nuevo
hicieron sonreír a su secretaria, que algo avergonzada se puso la mano en la
boca para que su jefa no la viera sonreír con su descaro, Laura vio como Sarah
alisaba el trasero de su pantalón tejano al sentarse, esa mañana iba ataviada
con un polo azul cielo, con unos pantalones ajustados que lucían su silueta de
joven atractiva y muy bonita jovencita de veinte años. Aunque en esos momentos
le hubiera retorcido el pescuezo por su descortesía. -. No te rías de esa
manera tan descortés. Soy tu jefa y me debes un respeto. Además tenemos mucho que hablar, Sarah.
Llevas conmigo desde hace un mes y medio aproximadamente, eres una joven muy
aplicada en el trabajo pero a veces cometes pequeños errores, la verdad es que
te tengo mucho aprecio. En este tiempo que llevas aquí, te has ganado mi
confianza a pesar de tus problemas de puntualidad y esos errores que podrían
tener arreglo, algo fácil de solucionar con un poco de disciplina. A mí tampoco
me va nada mal esa disciplina.- Laura volvió a enrojecer sus mejillas al
mencionar esas palabras, pensó que después de ser haber sido descubierta, no
tenía razón para ocultar que ella también era disciplinada. -. Como has podido
ver mi trasero… ejem, a veces la disciplina nos hace ser mejores personas en
nuestras labores. .- Laura se movió en el asiento un poco, para cambiar la
postura del trasero, nuevas sonrisas apagadas pudo observar en Sarah. -. No te
ira nada mal unos buenos azotes.
(Sarah) .- A mí? Porque me iban a dar unos
azot…es. Estamos en el siglo XXI, eso ya
no se lleva hoy día señora…
(Laura) .- Muy cierto. Hoy ese tipo de disciplina ya
no se lleva desde luego que no, pero a algunas jovencitas no os vendría nada
mal. Tú, por ejemplo eres una jovencita encantadora y serias una joven más
disciplinada con algo de esa disciplina, créeme que es cierto. Pero de eso
hablaremos luego, ahora nos interesa aclarar otros puntos inaceptables de tu
conducta. Eres mi primera empleada, inicie este negocio hace poco, y no me va
nada mal con la imprenta, tengo varios clientes que son importantes, y no puedo
permitirme el lujo de perderlos porque no pueda atenderlos correctamente y
entregar sus pedidos en la fecha señalada. Por esa razón tuve que ampliar el
negocio, al hacerlo me era necesario tener a alguien que me ayudara a cumplir
esos plazos. Y tu Sarah, no haces nada mal tu labor y me ayudas mucho. Pero… es
intolerable el que algunos de esos pedidos no están saliendo en sus fechas de
salida, porque alguien no presta la debida atención a su trabajo, hasta ahora
he tenido que trabajar tanto en mi puesto y luego supervisar el que debería
realizar mi secretaria, quien está más por la labor de acabar su jornada a su
hora, sin haber terminado su trabajo, algo que veo bien que al acabar tu
jornada desees llegar pronto a casa, a mí, también me gusta llegar pronto para
estar con mis pequeños y mi marido. Pero no lo puedo hacer, porque mi empleada
es negligente con sus labores, a la hora de irte a casa eres súper puntual.
Pero en cambio, a la hora de entrar a tu trabajo siempre llegas tarde a muy
tarde. Hoy sin ir más lejos has llegado cuarenta minutos tarde,.- Abrió el
ordenador y moviendo el ratón con la mano derecha hizo clic en abrir un
archivo. -. Aquí en tu expediente de entrada a tu trabajo, has fichado en la
máquina de registro un total de cuarenta y cinco días, de los cuales has
fichado treinta días entre diez y quince minutos tarde, dos a tu hora correcta
de entrada y en el resto, entre veinte a cuarenta minutos tarde y dos días que ni
tan solo te dignaste a venir a tu trabajo. Además de que tampoco me distes una
nota de justificación por tu falta. Has
podido ver como llevo mi… a ti pequeña insolente no te vendría nada mal, que
también tuvieras las mismas molestias al sentarte que… yo. Tienes algo que
decirme referente a esto…?
(Sarah) .- Yo…esto…puedo cambiar. .- Sarah ahora ya
no sonreía, le estaban echando su primera bronca laboral y no veía una salida a
sus problemas. -. Puedo cam…biar.
(Laura) .- Lo he estado comentando con mi marido
estos días, y la solución que él me da, es el despedirte. No veo otra posible
solución factible para mi negocio que la de ponerte de patitas en la calle.
Pero ello me conllevaría el tener que buscar a otra secretaria, luego tener que
enseñarla, lo que me llevaría unas dos semanas a que aprendiera donde está todo
y su funcionamiento de las máquinas de impresión. Habría otra solución, pero
claro, como tu bien dices es una solución que está obsoleta hoy día. Por lo
tanto puedes recoger tus cosas y marcharte, no es necesario que termines tu
jornada de hoy. Pásate mañana y te pagare los días de este mes trabajados.
Hemos terminado retírate! Estas despedida!!!
Sarah no se esperaba ese final, no ese día
al menos. Su trato con Laura era muy afectuoso, jamás hubiera supuesto que la
despediría así, sin más. Como Laura había dicho, había notado aquel afecto y
sinceramente ella también lo sentía por su jefa. Sabía que no había cumplido
correctamente con su trabajo, pero era en parte por esa confianza que existía
entre ambas lo que la hacía ser así. Pero por lo visto había abusado de esa
confianza dada, y ahora se estaba dando cuenta de que se había excedido, se
sentía mal, había defraudado a una persona que ahora se daba cuenta que la
tenía aprecio de verdad. Se levantó con lágrimas en los ojos, nunca antes había
sido despedida y no hay que decir que era un trabajo que le gustaba hacer. Se
dirigió hacia la puerta, que le iba a decir a su novio ahora. Ese trabajo les
era muy necesario, pues el solo tenía algo a media jornada, y no bastaba para
pagar el alquiler del piso. Todas esas cosas estaban pasando rápidamente por su
cerebro, además su novio se lo había advertido varias veces, que no era posible
que se quedara dormida todos los días, que eso le acarrearía consecuencias
graves. Antes de salir hizo como si quisiera decir algo mirando a Laura, pero
esta no le prestaba ninguna atención. Por lo tanto salió del despacho sin
despedirse, fue al mostrador para recoger su chaqueta y su bolso.
En ese momento su ex-jefe salía del
despacho y paso por delante de Sarah sin prestarle atención alguna, en su mano
derecha llevaba su teléfono pegado a su oreja.
(Laura) .- Si, es la empresa de personal temporal…
Bien gracias, sí. Desearía una chica que sea despierta, si, si, para secretaria
hasta que tenga tiempo de encontrar una persona para ocupar el puesto de manera
definitiva, si, no me importaría que fuera a tiempo parcial, siempre que me
envíen a otra para suplir el resto del horario, claro, claro, entiendo sí.
Quedamos así, bien me parecen bien sus honorarios no es ningún problema, bien
la espero para digamos… una hora. Bien si desde luego, no es problema, bien y
muchas gracias por su amabilidad al ser tan rápidos en atenderme, adiós. .-
Laura colgó el teléfono móvil, y miro hacia el mostrador -. Aun aquí? Siempre a
la hora de marcharte eres rápida y fugaz. Que te ocurre hoy para ser tan
reticente en irte. En unos minutos
vendrán a suplirte, ves que rápido resulta encontrarte una suplente, deberías
haberte parado a pensar antes que no estabas obrando bien de cara a tu jefa. Me
has hecho mucho daño el tener que tomar la decisión de despedirte, pero tu sola
te lo has buscado. Adiós y que te vaya mejor en tu próximo trabajo.
Las pocas fuerzas que le quedaban a Sarah hicieron
que saliera rápidamente llorando, como se podía ser tan irascible después de
haberla despedido. No era necesario ser tan impetuosa permaneciendo ella aun en
la oficina.
Sarah estuvo el resto de la mañana dando vueltas por las calles de la
ciudad, paseo por las ramblas pensando cómo podía haber sido tan arrogante y
tan tonta de desperdiciar la oportunidad que tenia de tener un buen trabajo, se
censuraba una y otra vez a ella misma. Se merecía que la dieran una buena
azotaina en el culo por ser tan boba, si, cada vez que lo pensaba estaba más
segura de que es lo que se merecía, entonces recordaba el momento de ver a
Laura su ex-jefa sobándose el culo con las dos manos, y se reía al recordar
aquellas enormes bragas que llevaba puestas. En ese instante se le paso por la
cabeza las palabras de Laura… “Pequeña necesitas disciplina para subsanar tu
error”… pero luego se decía, “nooo, ya no soy una niña”. “Pero ella tampoco lo
es, y en cambio está visto que aún le da ese trato su marido” “Quizás no estaría
mal dejarse disciplinar por Laura, al fin y al cabo seria su jefa, todo
quedaría entre ellas”. Pasaban las horas, ya era casi medio día, Sarah empezó a
pensar que quizás estaba Laura en lo cierto, y que necesitase esa disciplina. Y
si, con ello conservaba su trabajo no sería tan grave aceptar que le hacía
falta disciplina. Total, Laura llevaba el culo bien rojo, no le había visto el
resto del culo, pero si ella podía, quizás tampoco sería algo tan malo del todo
a fin de cuentas. Después de darle muchas vueltas al tema, se dio cuenta que
estaba de nuevo delante de la oficina, inconscientemente había caminado dando
vueltas entre las manzanas adyacentes a la oficina todo el tiempo. Dar el paso
y entrar en la oficina no era tan sencillo como había pensado. No era nada
fácil para Sarah el decidir entrar y decirle a su jefa que ella tenía razón,
que aceptaba la solución que hubiera planteado. Al final decidió llamar por
teléfono, pero a la hora de dar con el dedo al nombre de su jefa en la agenda
del teléfono, tampoco le resultaba nada fácil. Al final se dijo así misma,
“WhatsApp” si, esa era buena opción.
Hola Sra. Laura, si acepto su solución
alternativa de disciplina?
Sarah, se quedó mirando aquel mensaje. Al
final le dio a enviar y espero como una boba con el móvil en la mano, mirando
la pantalla.
Ven
a la oficina y hablamos.
Casi le da algo al ver que recibía un WhatsApp
de Laura. En su estómago sentía como retortijones, pero no tenía nada de
hambre. Lo notaba vacío, pero era una sensación que no sabía cómo definirla,
sentía un escalofrió por todo su cuerpo, temor, nervios, tensión, miedo,
pánico… estaba en la puerta, pero no se atrevía a entrar. A decir verdad,
estaba paralizada no podía ni dar un paso y mucho menos entrar. En ese momento sintió una mano que tiraba de
ella…
(Laura) .- Vamos entra ya de una vez, no tengo todo
el día.
Sin más palabras Sarah se dejó llevar por
aquella mano y entro en la oficina. Laura al entrar cerró con llave para no ser
molestadas, llevándola de la mano entraron en la trastienda, para dirigirse al
despacho. Una vez en él, hizo que Sarah se sentase y Laura bordeando la mesa se
sentó en su sillón, lógicamente con mucha precaución al hacerlo, y acampanando
su falda al aire, para sentarse sobre el frio cuero sobre sus braguitas, que de
nuevo volvieron a quedar a la vista de Sarah, pero esta vez ella estaba
cabizbaja y no la miraba.
(Laura) .- No te preocupes, bueno no por el momento.
Así que has decidido que la opción de disciplina te puede ayudar, antes me
decías que era algo obsoleto hoy día ser disciplinada. Que es lo que te ha
hecho cambiar de idea?
(Sarah) .- No, no he cambiado de idea señora Laura.
Pero esa opción haría que conservase mi trabajo?
(Laura) .- La verdad, no. Tendrías que cambiar y
mucho en la forma de comportarte de ahora en adelante para conservar tu
trabajo, pero si, ello te ayudaría a mantenerlo si estas decidida, claro.
(Sarah) .- Bue…no, como usted diga, cuando estime
oportuno puede disciplinar, he de bajarme el pantalón?
(Laura) .- Bajarte el pantalón?
(Sarah) .- Si, no sé. Yo… vamos digo que desea
castigarme…
(Laura) .- Castigarte, yo?
(Sarah) .- Si usted, no se supone que funciona así…
(Laura) .- Yo, no podría castigarte, no sabría cómo
hacerlo…
(Sarah) .- Bueno, entonces lo hará su marido como a
usted.
(Laura) .- No. Pequeña no seré yo, y tampoco mi
marido.
(Sarah) .- Pues entonces no comprendo nada, me dice
que me debe disciplinar porque me haría mucho bien, pero si no es usted y
tampoco su marido, no entiendo nada.
(Laura) .- Primero te voy aclarar que no seré yo, ni
mi marido quien lo haga. La persona adecuada es un Tutor privado el que se
encargara de hacerlo. Por supuesto los gastos que acarree todo serán por cuenta
de la empresa. Es mucho mejor así, ya que es una persona capacitada para ello,
dicha persona sabe cómo debe encargarse de chicas como… nosotras. Él sabe que castigo
debe aplicarse, y como. Un marido furioso o una jefa despechada, podría no ser
consecuente y castigar más de lo estrictamente necesario para corregir una
conducta, y así mismo, podría ocasionar lesiones involuntariamente. En cambio
un tutor disciplinario siempre es más comedido, y castiga según la falta
cometida. Será el, quien se encargue de tu conducta poco afortunada,
lógicamente será informado de todas y cada una de tus faltas por mí.
(Sarah) .- El ha sido quien… ya me entiende…
(Laura) .- Ah! Si, él es quien me ha puesto el
trasero así, te aseguro que duele horrores… Por eso si te lo quieres pensar de
nuevo y mejor, no me extrañaría que lo hicieras, pero las consecuencias de tus
faltas, el despido seguiría en vigor.
(Sarah) .- Y… Vale la pena… ya sabe… aguantar ese
suplicio…
(Laura) .- Es una pregunta muy complicada, no te
creas que recibir un castigo así, pueda dejarte indiferente. Pero lo que si te
puedo asegurar es que hace que te sientas mucho mejor contigo misma, te sientes
saneada, nueva. Ya que todas tus faltas por graves que estás sean, quedan
olvidadas, es como hacer borrón y cuenta nueva. Y en cuanto a ti respecta, tu
expediente quedara limpio y en blanco inmaculado, como si nunca hubieras
cometido una falta, aunque durante varios días no te vas a poder sentar nada
cómoda, te lo garantizo yo.
(Sarah) .- Llorare mucho?
(Laura) .- Puedes estar bien segura de ello, el Tutor
sabe muy bien lo que hacer, y ya lo creo que lloraras y mucho. Pero lo peor de
todo no es el llorar, es la vergüenza que se pasa. Es algo muy humillante
créeme. Has visto mis bragas? .- Laura se levantó y se subió la falda para
sorpresa de Sarah -. Ves, estas bragas aparte de incomodas y horteras, son una
de las reglas de ese Tutor… Lo odio, no te puedes imaginar lo incomodas que
pueden resultar y llegar a ser.
(Sarah) .- Deberé llevarlas yo?
(Laura) .- Si, y no solo eso. Hay más sorpresas.
(Sarah) .- Más aun?
(Laura) .- Que te parece mi modelito?
(Sarah) .- Es un poco chillón de color, pero no está nada
mal, está muy guapa con él.
(Laura) .- Pues vete haciendo a la idea, esta misma
tarde después de comer iremos a comprarte un modelo igual, así como ropa
interior adecuada. Por cierto tu pareja debe venir esta tarde, debe estar aquí
a las cinco de la tarde. Será un problema?
(Sarah) .- No contaba con eso, tener que decírselo a
él no estaba dentro de mis planes. Es imprescindible?
(Laura) .- Si, es totalmente
imprescindible que te acompañe. Pues debe firmar la autorización para
castigarte, y así mismo, firmar el documento tú también, como que acudes a sus
servicios voluntariamente y sin coacción alguna.
(Sarah) .- Pero… eso no es cierto, yo voy coaccionada
totalmente. Usted me obliga a acudir en contra de mi voluntad.
(Laura) .- Si piensas de ese modo, ya puedes salir
por esa puerta. Yo no te coacciono a nada, te brindo la oportunidad de no
perder tu puesto de trabajo, si no lo ves de ese modo, no tenemos nada más que
hablar. Tú has cometido una serie de faltas graves, que cualquier empresa te hubiera
supuesto el despido automáticamente. Yo te ofrezco una salida alternativa, eres
libre de aceptarla o no. Es muy simple. Voy a recoger mi bolso para ir a comer,
si cuando salga aun estas aquí, iremos juntas a comer y luego a comprarte el
modelo y esas bragas horteras, para que esta misma tarde seas castigada por el
tutor, si cuando vuelva no estas, ya no habrán más oportunidades, no voy a
volver a pasar por esta vergüenza, para mí tampoco es fácil reconocer a una
mocosa que me han calentado el culo, y mostrarte lo morado que lo llevo, y
menos enseñarte esas bragas. Por un momento mi afecto por ti me he dejado
llevar para hacerte ver lo que tiene de bueno y lo que tiene de malo, todo
porque deseo que sigas conmigo.
(Sarah) .- Afecto dice? Y aún no había salido y ya
tenía una suplente para mi puesto.
(Laura) .- Hablaba conmigo misma! No había llamado a
nadie, no deseaba que te fueras, pero de alguna forma debía darte a entender
que no te necesitaba, o es que no tienes ojos, no ves que no hay ninguna chica
más, aparte de nosotras! Si aceptas, no será por coacción, si no por afecto y
la amistad que nos tenemos o que yo creía que nos lo teníamos mutuamente.
Laura salió del despacho desairada, no
esperaba esa respuesta por parte de Sarah. Pero al tiempo que salía ella, Sarah
iba detrás de ella.
(Sarah) .- Me perdona usted mi comportamiento señora
Laura? Está visto que me cuesta aprender a valorar lo que tengo, y pronto voy a
empezar a aprender a ello.
(Laura) .- Claro que si cariño, estas perdonada. Y
hazme un favor, llámame Laura a secas, a fin de cuentas, en unas horas ambas
llevaremos el trasero igual.
Sarah y Laura, salieron a comer juntas
hablaron de sus cosas durante la comida. Después fueron de compras, algo que
resulto muy divertido para ambas ante la complicidad entre ellas, eran sobre
las cuatro y media de la tarde cuando volvían a la oficina cargadas de bolsas.
(Laura) .- Bueno ahora solamente falta comenzar a
arreglarte, vamos al servicio a asear las zonas que no se ven, y que debes
aprender que el Tutor te revisara cuando llegue el momento.
(Sarah) .- Se ha de ser pervertido para revisar de ese modo. No te parece?
(Laura) .- Si quieres un consejo, ni se te ocurra
decirle eso, te lo advierto eso te traería graves consecuencias, cuando estas
en su despacho él es libre de castigar cualquier cosa que puedas hacer y que él
no lo vea con buenos ojos. Y no tendría nada que ver, con la causa por la que
estés en su despacho, lo que deseo advertirte es que sería un castigo
adicional. La azotaina que me ha dado esta mañana ha sido por partida doble, o
sea dos azotainas. Una por negarme a que me bajara las bragas para comprobar si
había cumplido sus instrucciones, y luego una mucho más severa por la causa que
me había llevado a su despacho.
(Sarah) .- O sea que te has negado a que te viera el
sexo depilado, pero si me estás diciendo que no debo impedir que lo haga.
(Laura) .- Si lo sé, pero no puedes hacerte idea de
la vergüenza que eso produce cuando estas allá ante él. Venga pequeña, desnúdate.
(Sarah) .- Delante de ti? No querrás que me rasure
el sexo delante de ti, verdad?
(Laura) .- En el centro comercial, has estado
desnuda delante mía. A qué viene esa vergüenza ahora? Vale, vale, ya me salgo
del baño. Toma las bragas, son bonitas estas de frutas variadas.
(Sarah) .- Qué vergüenza, parecen las bragas que
usaba mi abuela!
Unos minutos después la puerta del baño se abrió, y Sarah salió con
aquellas bragas de algodón blancas y frutas varias, cada una de un color
diferente. Una vez fuera, Laura le paso un sujetador, luego una blusa blanca,
la falda tableada amarilla y por último la chaquetilla del mismo color. Los
calcetines y los zapatos ya los llevaba puestos al salir del baño.
(Laura) .- Estas muy guapa. Te queda genial. Bueno
vamos al despacho tu novio debe estar al llegar. .- Ambas fueron al despacho y
así esperar a Frank, el novio de Sarah. Laura se sentó en su despacho, no sin
tomar las precauciones precisas, aun le dolía mucho el trasero, sobre todo las
zonas que ahora estaban ya del color morado oscuro, con los ribetes azulados.
-. Mira quien llama a la puerta, debe de ser tu novio.
Así era, entre juegos de enamorados
llegaron al despacho, antes de entrar se escuchó una fuerte palmada, no había
que ser muy inteligente para saber que fue el novio de Sarah el que le diera
esa sonada palmada en el culo. Entraron ambos sonrientes al despacho. Y Sarah
entro sobándose el culo.
(Laura) .- Bueno parejita os queréis dejar de juegos
y sentaros para hablar seriamente. Como bien sabes Frank tu novia Sarah ha
estado comportándose de una manera poco profesional. .- La pareja al tiempo que
escuchaban a Laura, fueron tomando asiento -. Ha llegado tarde muchos días, si
deseas puedo mostrarte su expediente, la verdad es que le haría falta buenas
dosis de disciplina. Asi se lo he hecho saber a ella, y como no podía ser de
otra manera la he despedido. Tienes algo que decir al respecto?
(Frank) .- A decir verdad, es algo que no me extraña
nada, lo que no comprendo es que si usted la ha despedido que hacemos ambos
aquí.
(Laura) .- A Sarah se lo he hecho saber, que se
merecía una buena azotaina, ya que estaba necesitada de disciplina que la haga
ser más responsable. Esa era en principio una primera opción, como te vas a
enterar de todos modos pues tarde o temprano te lo dirá. Si le he hecho esa
proposición primeramente, ha sido porque en un descuido mío, por mi claro
enfado de volver a venir de nuevo hoy tarde también, ha sido lo que ha colmado
mi paciencia. Debido a mi estado de enfado, me he sentado con brusquedad en mi
asiento, lo que me ha hecho dar un fuerte alarido de dolor, y ella ha entrado a
ver que me ocurría, pillándome sobándome el trasero con verdadero frenesí, lo
cierto es que yo soy sometida a ese tipo de disciplina y esta mañana me han
castigado con una severa azotaina, dicho esto espero tu discreción. Por lo cual
esa ha sido mi primera proposición, la cual Sarah ha descartado como es
natural. Pero vuestras circunstancias personales la ha hecho meditar bien,
tomando la decisión de aceptar mi primera opción, siempre y cuando tú estés de
acuerdo.
(Frank) .- Si usted señora cree conveniente que la
debe disciplinar, y ella ha aceptado. No veo por qué tenga usted que tener mi
parecer para ello, si ella está de acuerdo, la castiga y listos, yo no diré
nada porque me venga a casa con el culo como un tomate maduro, sé muy bien que
se merece esa azotaina, yo mismo la he recriminado varias veces que no debe ser
tan impuntual y dejada de su trabajo.
(Laura) .- No seré yo la que se encargue de su
disciplina, será un Tutor profesional el que la castigara a ella. El mismo que
me ha castigado a mí hoy.
(Frank) .- Bueno eso tampoco me parece el problema,
si usted misma es disciplinada por dicho Tutor, entiendo que es una persona cualificada
para ello. Y en vista de cómo remueve el culo en el asiento debe ser una
persona muy eficiente en su trabajo, verdad señora Laura?
(Laura) .- Si, Frank. Puedo dar fe de su cualificada
experiencia. Pero el problema es que para el esto no es ningún juego, es algo
muy serio. Y requiere seguir un procedimiento para que el acepte esa
responsabilidad, se deben rellenar unos formularios, así como firmar un
documento dando ese beneplácito por sus más próximos y la persona interesada en
ser disciplinada, debe firmar que acude sin coacción por ninguna de las partes,
y que acude por su propia voluntad. Por ese motivo debes acompañar a Sarah,
esta primera vez. De haber más situaciones similares, acudirá ella sola.
Entonces no ves ningún problema en que Sarah sea disciplinada, te advierto que
durante días no podrá tener sexo contigo, por estar muy dolorida.
(Frank) .- Si no acepto la despide usted del trabajo…
(Laura) .- Frank ella esta despedida en estos
instantes, solamente de tener fe de voluntad por cambiar y mejorar su conducta,
yo estaría dispuesta a readmitirla. Toma, en este documento de su expediente
están detalladas todas sus faltas, si fueran dos o tres nada más, me bastaría
con su palabra de cambiar de opinión. Mi marido me ha llamado tonta varias
veces por consentirla demasiado, pero como ves, las faltas son más que los días
que ha trabajado la jornada completa, me encuentro en una situación delicada. O
tengo la certeza que va a cambiar, o el readmitirla es imposible. Viendo lo que
tienes entre tus dedos, que te parece que debería hacer?
(Frank) .- Veo que debe tenerle un gran afecto para
haberle consentido todas estas faltas, nadie en su sano juicio habría soportado
tanto, y que tiene toda la razón en creer que su voluntad no es para tomarla con
seriedad, a menos que exista alguna prueba fiable de que esto no volverá a
ocurrir. Y sí, estoy de acuerdo que una buena y prolongada dosis de disciplina
será una buena prueba fiable de cumplir en su trabajo.
(Laura) .- Bien, si todo esta aclarado debemos partir
hacia el despacho de su futuro Tutor, en taxi llegaríamos en cinco minutos,
pero yo no puedo entrar en un taxi, por razones obvias del estado de mi…
retaguardia. Digámoslo así.
Laura y Sarah fueron al servicio antes de
salir, como ambas eran chicas entraron juntas. Laura fue la primera en
levantarse la falda y bajarse las braguitas para hacer un pis, se sentó en la
taza y una vez acabado se secó con un tramo de papel higiénico, luego quito la
compresa de la braguita y se la subió lentamente, sobre todo al pasarla por su
trasero, Sarah la observaba en silencio.
(Sarah) .- Porque no te pones otra compresa, aunque
no veo la razón, ya que no veo que tengas el periodo.
(Laura) .- No me la pongo por tener la regla, si no
por mis fluidos. No tengo bragas de recambio y no puedo cambiarme de bragas, ya
que he salido esta mañana con estas puestas del despacho de mi Tutor, y me las
ha revisado antes de salir, como ahora voy a volver, no puedo llevar otras
diferentes o me castigara por haberme cambiado sin su autorización.
(Sarah) .- No comprendo el porqué. Si ya te ha
castigado esta mañana, porque no te las puedes cambiar. Y… fluidos? Porque las
mojas de fluidos?
(Laura) .- Te vas a enterar de todos modos cuando
lleguemos, no me he portado muy bien esta mañana, y me va a castigar de nuevo
esta tarde. Los fluidos son de excitación sexual, por eso llevaba la compresa,
para no mojar mis bragas y que los fluidos bajaran por mis muslos. O es que tu
no las llevas mojaditas?
(Sarah) .- No, claro que no. .- Pero al decirlo cerró
las rodillas para que Laura no las viera -. Porque iba a llevarlas mojadas…
(Laura) .- No es necesario que las cubras, ya las he
visto que las llevas mojadas.
Laura vio como Sarah se subía las bragas de
algodón blancas y aquellas graciosas frutas variadas. Salieron del servicio, ya
en la calle estaba Frank esperándolas a ambas. Una vez en plena calle
comenzaron a caminar, lo hacían en silencio nadie hablaba. Laura iba con la
cara congestionada de dolor posiblemente, pero era más la angustia de saber que
a donde iba, la iban a castigar. Con la atenuante que su secretaria iba a
escuchar cómo le daban esa azotaina, solo de pensar en cómo le iba a doler, su
cara se congestionaba más. Como podría aguantar una nueva azotaina, teniendo en
cuenta lo dolorido que llevaba su trasero. Cuando creía que sus acompañantes no
la miraban, se pasaba la mano por encima de su falda por el trasero. Parecían
hermanas gemelas al vestir de la misma manera, aunque Sarah procuraba mostrarse
alegre, pero a más se acercaban a su destino, su rostro iba cambiando de
semblante, ahora iba muy angustiada, sus manos estaban sudadas y en su rostro
se veía su temor nunca la habían castigado, ni siquiera sus papas cuando era
niña lo que la hacía tener verdadero pavor. Tardaron poco más de unos veinte
minutos en llegar, demasiado tarde para Laura. Al observar el reloj en el
rotulo luminoso de una farmacia, vio asustada la hora que era. Pasaban cinco
minutos de las seis de la tarde, aquello no era muy buena situación para ella.
Por fin llegaron al portal, en la puerta estaba el conserje esperando.
Seguramente el señor López le había indicado que esperase a Laura y la hiciera
subir rápidamente.
(Laura) .- Buenas tardes señor Luis, ya estamos aquí
por fin. El señor López nos espera creo.
(Sr. Luis) .- Si señora Pujol, el señor López la espera
y está muy molesto, ya sabe señora que no le gusta esperar. Viene usted
acompañada veo.
(Laura) .- Si, señor Luis. Esta es la señorita Sarah
y este es el Sr. Frank, su novio.
Tenemos cita a esta hora.
(Sr. Luis) .- Acompáñenme si hacen el favor, por aquí.
Les condujo en silencio hasta el ascensor, como hiciera por la mañana
abrió una pequeña portezuela y los mandos del ascensor aparecieron. Las puertas
se abrieron y las dos chicas entraron en compañía de Frank. Al cerrarse las
puertas el ascensor comenzó a subir, las chicas se miraban una a la otra, no se
podría definir cuál de las dos llevaban peor cara. Ambas se sobaban el trasero,
una porque le dolía bastante y la otra, porque aprovechaba ahora que lo podía
hacer sin tener molestias aun. Las puertas del ascensor se abrieron, ante la
puerta había un hombre con cara de pocos amigos. Era el Sr. López quien les
aguardaba, su metro noventa era imponente, trajeado con un traje azul marino y
una corbata de color granate resaltaba.
(Sr. López) .- Llegas tarde Laura! Haces los honores y
nos presentas… Luego ya hablaremos tu y yo!
(Laura) .- Si, cla…ro. Él es el novio de mi
secretaria, Sarah. El Sr. Frank.
(Sr. López) .- Hacen el favor de seguirme, en mi despacho
estaremos más cómodos para hablar.
El Sr. López caminaba delante. Las dos
damiselas iban detrás de él, y Frank las precedía. Estaba disfrutando de la
vista que tenía ante él, su novia acariciándose el culo sobre la falda, Laura
en cambio se introducía las dos manos bajo la falda sin pudor alguno, se estaba
ajustando las braguitas bien subidas a su cintura, para ello prácticamente
dejaba expuesto todo su trasero, cubierto por aquellas bragas blancas de
algodón con margaritas, luego la vio como introducía sus dedos por el interior
del elástico de las perneras y las tensaba bien sobre las nalgas. Para Frank
fue todo un espectáculo poder ver por primera vez, aquel culo tan rojo, aunque
no pudo ver lo morado que lo tenía, ya que esas marcas las cubrían las bragas.
Luego Laura se bajó la falda y con sus dos manos aliso la falda que cubría
aquel precioso trasero que acababa de ver Frank, con los ojos bien abiertos
para no perder detalle alguno. Entonces Laura miro atrás con una mirada de
disculpa, y encogiendo los hombros como diciendo, “lo lamento”. Entraron en el despacho y el Sr. López les
ofreció tomar asiento a Sarah y Frank, a Laura la fulmino con una severa
mirada, lo cual le indico que permaneciera de pie. Una vez acomodados el
bordeando su mesa tomo asiento en su sillón de cuero negro.
(Sr. López) .- Bien, imagino por lo que puedo observar
que la Sra. Laura aquí presente les ha debido informar detenidamente del porque
nos hayamos en esta situación. Pero a pesar de ello voy a informarles
personalmente, además de explícitamente cual es mi función. Soy Tutor
disciplinario, tal y como pueden imaginar, mi labor consiste en aplicar
disciplina principalmente a mujeres, las cuales suelen meterse en problemas sin
poder evitarlo, ya que por norma general son incapaces por si mismas de acatar
las reglas cotidianas. Como podrían ser: El no controlar sus gastos a la hora
de ir de compras, ya que suelen comprar de manera compulsiva sin control
alguno, tanto si son productos de primera necesidad o no. El no estar
capacitada para sus labores del hogar.
El ser descuidada en cuidar de sus vástagos o hijos. El no ser capaz de
respetar horarios de iniciar sus labores, tanto puesto de trabajo u
otros…Etc…Etc… En general cualquier comportamiento anómalo. El caso de la
señorita Sarah aquí presente es? Laura, por favor me muestras el expediente de
tu empleada.- Laura saco un papel doblado del bolsillo interior de su chaqueta
amarilla, y se lo entrego -. Veamos… “Srta. Sarah Bergara Santos, empleada de
Imprentas Pujol Sociedad Limitada. Saldo de faltas;
Lunes 10 de marzo, entra a su puesto de
trabajo a las 10,15 horas de la mañana.
Martes 11 de marzo, entra a su
puesto de trabajo a las 09,45 horas de la mañana.
Miércoles 12 de marzo, NO PRESENTADA.
Jueves 13 de marzo, NO PRESENTADA.
Viernes 14 de marzo, entra en su
puesto de trabajo a las 11,00 horas de la mañana.
Lunes 17 de marzo, entra en su
puesto de trabajo a las 10,05 horas de la mañana.
Martes 18 de marzo, entra en su
puesto de trabajo a las 09,00 horas de la mañana.
Resumiendo terminaremos antes, del mes y medio que lleva trabajando
en Imprentas Pujol, únicamente diez días entro en su puesto de trabajo a su de
entrada, a las 09,00 horas, el resto de
los días al corriente, llego tarde o no se presentó a su puesto de trabajo, la
verdad jovencita, no puedo comprender como es posible que no fuera despedida
hace mucho tiempo, esto es una conducta totalmente intolerable. Usted señor
Frank que opina de la conducta de su novia o usted señora Pujol, que tiene que
decir?
(Laura) .- Es una chica muy agradable, cumple
perfectamente su trabajo si no fuera que no tiene aptitud para entrar a su hora
al trabajo, y en cambio, a la hora de acabar la jornada es puntual como un
reloj suizo, dejando el trabajo que esté realizando sin acabar, el cual he de
terminarlo yo quedándome hasta las tantas cada día, para hacer mi trabajo y el
suyo, es odiosa, es incumplidora, es vaga, es irresponsable, es terriblemente
incompetente.
(Sr. López) .- Pero… eso no es afecto personal. Ha
mentido señora Pujol, ese rencor que tiene hacia ella por no hacer su trabajo,
no es lo que me decía esta mañana de su secretaria, que era una gran chica… que
le tenía mucho aprecio… Que le había cogido afecto… era todo falso, lo que
desea es venganza y lo peor, utilizarme a mí para ello.
(Laura) .- Se merece una buena azotaina para que
aprenda buenos modales, quizás en un futuro me lo agradecerá. Así aprenderá que
conmigo como su jefa que no puede engañarme y que no tenga sus graves
consecuencias.
(Frank) .- Señora… Usted no es mucho mejor que ella,
nos ha engañado a mi novia y a mí, lo único que desea es venganza, es muy ruin
lo que hace usted. Aprovechándose de ella y su debilidad es algo que no tiene
nombre lo que ha hecho.
(Sr. López) .- La verdad no sé qué decir, esto no me lo
esperaba de usted señora Pujol, me he quedado sin palabras, jamás me habían
utilizado de esta manera. Me gustaría poder decir que la podría castigar ahora
mismo por este motivo, pero no es algo que yo me pueda tomar esa libertad por
mi mano y mucho menos hacer lo justo. Solo puedo decirle que hablare con su
marido sobre este tema, el deberá decidir que se debe hacer. Pero si hay otros asuntos que si los
podemos zanjar en este momento, en primer lugar me gustaría que me aclarase por
qué la señorita Sarah va vestida con el uniforme de castigo de mi empresa,
Tutor Disciplinario. Yo no he ordenado que deba venir así ataviada. Me lo puede
aclarar señora Pujol?
(Laura) .- He
creído que sería conveniente para castigarla, ya que no creo que sea la única
vez que la haga venir. Habrán más veces, estoy segura!
(Sr. López) .- Y
quien le ha dado orden para ello? Ya que para ese tipo de disciplina he de
aconsejarlo yo, ya que señora Pujol, es una disciplina, no algo simple de
utilizar porque si, y para ello debería de hablar primero con la pareja
responsable, decidir si es oportuno el hacerla vestir con esa disciplina, ya
que un uniforme de castigo, para la persona que será castigada es algo que la
avergonzara sobre manera, usted lo sabe por experiencia propia lo difícil que
le habrá resultado el salir de casa así ataviada. Por ese mismo motivo el Sr.
Luis, mi coordinador esta abajo ejerciendo como portero, para causar ese
desasosiego a las mujeres que vienen para ser castigadas, es parte de la
disciplina hacer pasar por esa vergüenza. El vestir de este modo, es una
terapia, no algo que cualquiera puede decidir, he de ser yo en persona quien
debo decidir si es necesaria esa terapia. Laura! Ven aquí haz el favor. .-
Laura se acercó hacia el Sr. López, este la hizo darse la vuelta quedando de
espaldas a el, sin tener reparo alguno por no estar a solas, le subió la falda,
metiendo el ribete de la falda por dentro de la cintura de la misma falda, de
manera que quedara su trasero expuesto, quedando bien a la vista sus bragas de
algodón, con esos horteras dibujos de margaritas.-. Ahora vete al rincón
izquierdo que está a mi espalda, con las manos sobre la cabeza ya sabes cómo
debes colocarte.
La escena era desconcertante para Laura,
pero no quiso contrariar más a su Tutor, decidió callar y obedecer. A pesar de
que estaba su rostro rojo de vergüenza e ira, el hecho de que fuera enviada al
rincón mostrando su trasero y sobre todo enseñando las bragas. Fue sin
protestar hacia el rincón, al llegar a él, coloco sus manos sobre la cabeza con
los dedos de las manos entrelazados, y pegando la punta de la nariz a la pared.
(Sr. López) .- Esto es algo que no me suelo encontrar a
menudo, a decir verdad es la primera vez que me encuentro en esta situación…
Bueno después de estos acontecimientos totalmente inadecuados, debo hacerte una
pregunta Sarah. Quieres continuar adelante?
(Sarah) .- No se… Es muy… Ha sido muy… no se… La
verdad… es que… venir así vestida, ha resultado muy duro, ponerme una ropa y…
esas horribles… Braguitas… Y que todo fuera por odio hacia mí. No sé si desear
que me… eso.
(Sr. López) .- Venir así vestida para ser castigada! Es
lo que quieres decir, verdad?
(Sarah) .- Si, claro… si eso.
(Sr. López) .- Es de suponer que las cosas no deben haber
cambiado nada, la cuestión por la que estás aquí sigue siendo la misma. Ahora
bien, venias pensando en que venias por tus faltas, que no son pocas y siguen
siendo las mismas, pero que venias por el afecto de tu jefa por ti. Y ha
resultado ser, que ese aspecto no es tal.
(Frank) .- Perdone que le interrumpa. Yo tengo la
duda, de que al no existir vínculo alguno, quien nos asegura que mi novia pase
por ese suplicio, y luego sea despedida. Quien nos asegura de que eso no
sucederá?
(Sr. López) .- No puedo garantizar nada. Señora Laura
Pujol que tiene que decir a eso..?
(Laura) .- Dígale Sr. López cuanto me va a costar el
que Sarah sea disciplinada, eso les tranquilizara y dará fe que no será
despedida, no me iba a gastar una suma así cada mes, para luego despedirla por
despecho. Es… es cierto que le tengo aprecio. Pero también me tiene cansada y
harta de sus manías, solo espero que a partir de ahora sea más juiciosa, por
eso estamos aquí, si pensara en despedirla ya lo habría hecho. Pero si desea
más seguridad, la pondré fija, pero cada vez que juzgue necesario deberá pasar
por este despacho. En la bolsa que yo he traído, esta su ropa se puede cambiar
y quitar el uniforme.
(Sr. López) .-
Bueno esto no se suele hacer, ya que mis honorarios son algo que no se
pregona. Pero comprendo que es una situación poco natural. Esta primera vez,
serán unos 2000€ ya que ahora deberá usted Frank firmarme unos documentos, y
luego serán pasados ante notario son unos gastos extra, luego serán unos 300€
cada mes durante un año, ya que es el contrato que está firmado por el señor
Carlos Pujol, ya que una mujer que está siendo disciplinada como la señora
Pujol, ella no puede ser responsable de algo de esta índole.
(Frank) .- Eso nos tranquiliza bastante, al menos
durante un año tendrá el trabajo asegurado, cierto? Parece un circo todo este
asunto… No doy mi aprobación.
(Sarah) .- Como…? Después de toda la vergüenza que he
pasado… Pero quien te has creído que eres para tomar esa decisión por mí. No
puedo quedarme sin trabajo en estos momentos y lo sabes, aunque para ello me…
eso…! Señor López hay alguna forma que
otra persona haga de responsable, aunque no comprendo él porque es necesario
ese paso, soy mayor de edad para decidir que sucede en mi vida…
(Frank) .- Cualquiera que te escuche diría que te
mueres de ganas de recibir esa azotaina!!! Vale acepto! También yo tengo
curiosidad por verte el precioso trasero todo colorado… además que bien que te
mereces un buen castigo, a ver si así no dejas tu ropa sucia tirada por todas
partes, y arreglas tu parte de la habitación que es una pocilga.
(Sr. López) .- Bien puestos que ya no hay traba alguna,
solo nos falta firmar la aprobación en los documentos requeridos..- Sacando una
carpeta de unos de los cajones de la mesa de despacho, se los puso a Frank y
Sarah para ser rubricados con su firma. Poco después eran guardados en la
carpeta y de nuevo en el cajón. -. Bien una vez ya terminado los formalismos
legales entre comillas, pasemos a determinar ciertos aspectos que espero que lo
cumplan, ya que esos documentos les implican a tener discreción obligatoria, y
en el caso de violación de alguno de esos apartados, puede suceder lo que van a
ver en unos instantes en el caso de ser una de las mujeres disciplinadas.
Sarah, Frank, levántense y traigan sus sillas con ustedes.
Sarah con esfuerzo traslado su silla,
tras Frank hasta el lugar que el Sr. López les indico que las dejaran,
justamente delante de la silla que había situada en el centro de la estancia, a
unos tres metros de distancia, se sentaron en ellas, mientras el Tutor se
sentaba en la silla que estaba sola.
(Sr. López) .- Bien, ahora ha llegado el momento de
esclarecer ciertos hechos que nunca debieron haber sucedido. Señora Pujol…!!! Quiere hacer el favor de
traer su trasero aquí y ahora…!!!
Laura bajo sus brazos y lentamente se dio
la vuelta, quedando paralizada ante lo que sus ojos vieron. Su tutor
Disciplinario ocupaba la silla, donde en la mañana de ese mismo día le diera la
azotaina de su vida con el dichoso cepillo de madera de cerezo, Laura caminaba
hacia su tutor a pasos cortos, mientras meneaba la cabeza de un lado a otro en
sentido negativo, no le parecía nada apaciguador la imagen que tenía ante ella.
Sarah y Frank estaban sentados como si fueran a presenciar lo que estaba por
ocurrir, a Laura no le parecía nada apropiado aquella circunstancia, no podía
ser, se veía ante ellos recibiendo su castigo bien por haber llegado tarde a su
cita, o la azotaina prometida en la mañana de ese día por hacer algo que no
debía. Pasando por detrás de la silla del Tutor, se detuvo colocándose a su
derecha. Estaba parada delante de su Tutor Disciplinario justamente como le
había enseñado a pararse ante el, a su costado derecho lista y preparada para
que solamente tuviera que agarrar la mano y dejarla caer sobre su regazo, a su
derecha de reojo podía ver sentados a Sarah y Frank. Las manos las tenía a su
espalda y sobándose el trasero por encima de las bragas.
(Sr. López) .- Acércate más Laura! Siéntate entre mis piernas. .- Laura obedeció
y pasando por delante se colocó entre sus piernas sentándose sobre el muslo
derecho de su tutor, colocando su mano izquierda sobre el hombro de su tutor,
mientras este, posaba su mano enlazando la cintura de Laura, todo así, nada
parecía presagiar que fuera a suceder algo, pues parecía una posición muy
cariñosa y amigable. -. Bien, Laura! Como bien has podido imaginar vas a ser
castigada delante de nuestros clientes.
(Laura) .- Nooooo… Eso no es posible.
(Sr. López) .- Si, Laura, sí. El porqué de esta peliaguda
situación es por tu culpa, tú la has provocado. Que les hablases a tu
secretaria y a su novio de la disciplina que pensabas que a Sarah le vendría
muy bien para mejorar su conducta, no es nada que no pudieras hacer. Que les
hablases que deberían venir a mi oficina, y que un Tutor se encargaría de
aplicar dicha disciplina, también es algo que podías hacer sin riesgo alguno.
Es más, yo esta mañana cuando has hablado conmigo, te he autorizado a que lo
hicieras, por lo tanto hasta ese punto has obrado correctamente. Pero has ido demasiado lejos, les has contado
temas de los cuales no estabas autorizada, puesto que tú no eres mi secretaria,
como tampoco eres una agente social que trabaje para mí. Como algunas de estas
agentes sociales que hacen esa buena labor para atraer a maridos insatisfechos
con la conducta de sus esposas. Tú, has contado secretos a estos nuevos
clientes, de los cuales tu firmasteis los mismos documentos que han firmado
ellos, los cuales dicen que sucederá en el caso de la violación de esos
documentos, concretamente el articulo 00031288/88 del apartado 32888 en el cual
especifica que no se podrán desvelar secretos o detallar métodos que se emplean
en estas oficinas con sus clientas disciplinadas. Tú, Laura podrías haber contado o dado
explicaciones referentes a hechos que suceden entre estas paredes, y
posiblemente jamás me habría yo enterado de ello, pero no es así, ya que no
solamente les has hablado de secretos que no tenías autorización previa para
hacerlo, si no, que además de haber hablado, has ido de compras con tu
secretaria y le has comprado un uniforme igual al tuyo, presentándote aquí con
ella vestida exactamente igual. Aunque
fuera una forma habitual, y que mis clientes vistieran de este modo, tu Laura
no eres quien para dar esa información. Un caso que para nada sucede así, ya
que muy pocas de mis clientas tienen la obligación de vestir de ese modo que
vas tu vestida. Además que ninguna viste ese uniforme igual al tuyo, justamente
para mantener la discreción y que no se vean mujeres entrando y saliendo
vestidas de igual manera, algo que de ser así, llamaría la atención de las
personas y vecinos de este edificio.
Esta vestimenta únicamente la utilizo en casos muy complicados de
disciplina, en los cuales es necesaria una terapia que les haga reflexionar
sobre sus faltas, como es tu caso precisamente. Por este hecho, por violar tu
voto de no facilitar información a ninguna persona ajena a esta oficina, es por
lo que vas a ser castigada ante ellos dos. Tal y como dice la cláusula del
contrato de confidencialidad en el apartado 322 del artículo 00031288/88.
Sin previo aviso, Laura se vio manipulada
por su Tutor. De estar sentada sobre el muslo derecho, paso en un rápido
movimiento a estar echada sobre las rodillas, sintiendo como las manos
manipulaban la cinturilla de sus braguitas, y estas las sintió descender, sintiendo
una brisa de aire fresco en sus ya doloridas nalgas. Al notar que sus bragas
iban a ser bajadas intento sujetarlas con ambas manos, cogiendo con fuerza la
tela de algodón, pero sus manos fueron apartadas y sujetas a su espalda, ya sin
la traba de las manos sintió como sus bragas eran bajadas hasta sus rodillas, y
como por arte de magia sintió algo frio apoyarse sobre su nalga izquierda. Al
primer azote en su culo desnudo, pudo comprobar que aquella superficie fría que
había sentido, no era ni más, ni menos que el feo cepillo. No tardaron en
sucederse los azotes de dicho cepillo en su culo, el cual le dolía horrores,
pero apretando los dientes intento no gritar delante de su secretaria y su
novio, su trasero cada vez le dolía más y más, no iba a aguantar mucho más.
Miro a su derecha en un esfuerzo de su mente, deseaba ver la cara de los
espectadores que estaban sentados, y que debían ver desde primera fila, como
una mujer de treinta y seis años, estaba recibiendo una azotaina ante ellos.
Pudo ver entre penumbras pues sus lágrimas comenzaban a brotar de sus pupilas,
evitando que pudiera ver con claridad. Pero pudo ver a la pequeña Sarah
cubriéndose la cara, le pareció ver que lloraba. Debía sentir angustia pues
luego le tocaría a ella ocupar su lugar, y eso debería resultarle duro de ver
lo que ella en breve iba a sufrir en sus propias carnes. En cambio al mirar
hacia Frank, pudo ver como este tenía una leve sonrisa dibujada en sus labios,
y un claro bulto en sus pantalones. Ya no pudo Laura fijarse en mas, su trasero
le dolía muchísimo rompiendo a llorar sin poder contenerse más, sentía como sus
piernas no la obedecían agitándose sin ton, ni son. Pataleaba en cualquier
dirección que sus piernas podían moverse, sentía que algo las retenía eran sus
bragas que trababan sus piernas como si un resorte tuviera en ellas, las abría
y cerraba, pero las bragas se lo impedían, con lo cual solo le quedaba tratar
de rotar su cintura, meneándola a derecha e izquierda, para tratar de que aquel
cepillo dejara de acertar una y otra vez sobre su dolorosísimo trasero, pero no
era así, el replicar de aquel instrumento hacia que su sonido restallara por
toda la estancia. No supo Laura cuanto duro aquel terrible castigo, pero hubo
un momento que ya no se escuchaba aquel ensordecedor sonido, dejo de impactar
en su culo, pero era exactamente desigual, pues aunque había parado, para ella
era como si continuara cayendo una y otra vez sobre su trasero, ya que el dolor
era muy intenso. Sintió como sus rodillas tocaban el suelo y su cuerpo se
abrazaba a alguien. Pero ella lo único que sentía era el arder intenso de su
culo desnudo, notaba todavía que algo le trababa sus rodillas, debían de ser
sus bragas. Minutos después aun le ardía el culo como un volcán en erupción,
pero ya tenía algo de que antes no sentía, estaba abrazada a su tutor estando
de rodillas en el suelo, al poco tiempo sintió que era izada del suelo, y que
era conducida a algún punto determinado, luego se vio en el rincón cara a la
pared, aun con las bragas bajadas en las rodillas y su falda sujeta en su
cintura. Aún seguía escuchando aquel ruido del cepillo, por la manera que le
dolía el trasero podía ser que aun estuviera recibiendo la azotaina, pero
entonces se percató que sus manos estaban sobre su trasero, por lo cual no
podía ser a ella a quien estuvieran azotando aun. Entonces fue cuando giro su
cabeza lentamente hacia atrás, pudo ver como su Tutor estaba enfrascado dando
una azotaina con el cepillo, entonces su mente cayo en la cuenta que debía de
ser la pequeña Sarah, abrió los ojos bien abiertos y vio claramente como era
Sarah la que se encontraba sobre las rodillas de su tutor, con la falda
levantada y con las bragas aun puestas, apenas podía ver con sus ojos
enjuagados en lágrimas como Sarah se desgañitaba llorando, vio como pataleaba
con sus piernas, y sintió lastima por su pequeña secretaria, pero siguió
observando la azotaina, viendo entre pataleos como las bragas de Sarah fueron
bajadas como lo habían sido momentos antes las suyas propias, viendo aterrada como
tenia las nalgas totalmente rojas, y como ahora impactaba el cepillo en las
nalgas desnudas de Sarah, sintió lastima por ella, y lloro por ella. Momentos
después cada una ocupaban un rincón en el despacho, mientras los dos hombres
hablaban entre ellos sin saber muy bien el que.
Continuará…