viernes, junio 23, 2017

UN AÑO SABATICO CON SOBRESALTOS   Capitulo 4

                                                                   UN AÑO SABATICO CON SOBRESALTOS   Capitulo 4




    Alison aguardaba en su habitación, estaba esperando el momento para abandonar su  vivienda. Estaba  castigada sin salir de la habitación y sobre todo de la casa, iban a ser sus últimas horas del fatídico año sabático que había decidido tomarse en su día. Su abuela se lo había dejado bien aclarado, hasta ese día no había visto en la desvergonzada jovenzuela que estaba convertida su nieta, iba a dejar de una vez por todas de hacer lo que le viniera en gana, se había acabado el malgastar el dinero. Durante años había estado abusando de la confianza de su abuela, pero eso había pasado a la historia, su abuela aunque tarde, al fin había abierto los ojos descubriendo la verdad.

     Los efectos de la azotaina por haber faltado el respeto “Mili” y a “los convecinos del pueblo” eran las causas que habían acabado por hacer que su abuela dejarse de creer a su nieta. Después de haber escuchado toda la retahíla de embustes y diabluras que había realizado Alison, y que la hija de su buena amiga había descubierto la verdad y que  Mili, tomara las medidas oportunas. Apenas podía permanecer sentada en aquella endiablada silla de asiento de madera. De muy buena gana se hubiera levantado de esa maldita silla, pero Mili, había dejado su sabueso para que Alison no pudiera dejar de hacer su tarea. El Sr. Felipe, el agente de policía local, no dejaba de observarla desde el sofá, veía como la pequeña se removía en la silla, o como intentaba levantar el trasero soportando su peso apoyando las dos manos en el borde de la silla y la veía como menear sus caderas intentando acomodar el trasero. Mili, la había mandado unos deberes. Debía escribir quinientas veces “No volveré a faltar el respeto  a nadie  y respetare a mis mayores”.

   .- Jovencita, deje de remover ese culo en la silla y vaya acabando de hacer esas copias!  La señora alcaldesa espera que recoja sus cosas y haga su maleta, en breve debemos salir para la hacienda que la señora tiene en las afueras del pueblo. Así, que vaya abreviando con esas líneas de una vez, que se nos echa el tiempo encima.

   .- Vaya! El esbirro de la señora alcaldesa ha hablado!

   .- Niña, como me hagas levantar vas a lamentar tales palabras!

   .- Como si fuera capaz de hacer algo sin que su Dueña se lo ordene… esssbbbiiirrrrrrrooooo…!!

   .- Te,… la estas ganando Alison!

   .- UUUuuuuyyy!!! Que miedo…

        Por el espejo de la pared Alison pudo ver como cambiaba el semblante del rostro del agente, su rostro congestionado, sus ojos inyectados en sangre de ira, hizo que Alison se estremeciera, temía haber ido demasiado lejos, sobre todo al ver como se levantaba del sofá, al estar de pie empezó a caminar hacia ella, al tiempo que se iba desabrochando la hebilla de su cinturón, a Alison que lo veía a través del espejo se le hacía un nudo en la garganta, ahora que lo podía ver más claro, veía el grosor del cinturón de unos cuatro dedos, pudo ver incluso, de que estaba fabricado. Algo que la hizo estremecer de la cabeza a los pies, era ni más, ni menos, que un cinturón de piel de serpiente, no es que Alison fuera una experta en cinturones, pero el tallado del cuero era inconfundible.  Ahora que veía como lentamente se lo sacaba de las presillas del pantalón de su uniforme, metódicamente ya que él veía el rostro de temor de Alison a través del espejo, al igual, que él podía ver que Alison le estaba mirando. Lo doblaba a la mitad sujetándolo por los dos extremos, y que este se mantenía erguido, rígido, tenso, en vez de balancearse, lo que indicaba que debía ser un material fuerte y nada ligero, Alison ni la saliva podía tragar, al ver como se acercaba a ella blandiendo el cinturón en su mano izquierda.

       Estuvo tentada a levantarse y salir corriendo, no le gustaba nada la idea de sentir aquel cinturón en el trasero. Tenía la mirada fija en aquel cinturón a través del espejo del mueble de la pared del fondo, ya estaba detrás de ella. Sentía en su espalda al agente, escuchaba su respiración acentuada por estar enfurecido, Alison asustada ya ni le veía en el espejo, solamente veía aquel cinturón.  Ahora se estaba arrepintiendo de haberlo provocado, Felipe estaba detrás manteniendo doblado el cinturón a la mitad, mientras la miraba por el espejo a ella y la cara de espanto que expresaba su mirada. Así como Alison le miraba a él, entonces fue cuando en un arrebato pretendió levantarse de la silla y escapar, pero unas terribles punzadas en su trasero dolorido, la obligo a detener aquel intento de escapar llevándose sus manos a su trasero, intento que la dejo sobrecogida, aletargada por el intenso dolor de sus nalgas recientemente castigadas, lo cual aprovecho Felipe para asirla  por el brazo, tirando de ella hacia su propio cuerpo, y retirando la silla con su pierna derecha, haciéndola a un lado. Al ser un hombre alto y fornido, arqueo su pierna izquierda hacia adelante, manteniendo firme su pierna derecha, tirando del brazo que mantenía sujeta a Alison, esta quedo trabada sobre esa pierna arqueada izquierda, mientras el brazo izquierdo bajaba y rodeaba su cintura para mantenerla bien sujeta, su corta faldita de jugar al tenis, apenas le cubría las bragas, que en esa forzada posición quedaba al descubierto la parte baja del trasero de Alison, no tardando en demasía en sentir como el cinturón le cruzaba sus nalgas, por la base de estas y en el inicio de los muslos, el contoneo de sus nalgas al sentir el abrasador azote en el culo, la hizo estremecer del intenso ardor en sus ya doloridas nalgas, intentó con sus manos cubrirse  el  trasero, sus bragas de algodón con margaritas apenas la protegían, se sobo con fricción el culo. Entonces sintió como sus manos eran sujetadas a su espalda, para luego sentir de nuevo como el cinturón de piel de serpiente volvía a impactar sobre su trasero indefenso, ahora de manera seguida, una y otra vez, sin pausa alguna. Dada la posición nada, o poco podía hacer ella para evitar que el cinturón impactara en su trasero, y si se movía era peor, pues este la azotaba en sus muslos, pues la hacía retorcerse sobre si misma a cada quemazón que sentía en su trasero, aunque tenía las braguitas puestas, estas, no le protegían nada. Después de veinte buenos correazos en el culo, el agente Felipe la libero soltando sus manos y retirándose hacia atrás, Alison  al estar liberada daba varios saltitos, ahora si, con sus manos libres de las manos que las sujetaban, cayó al suelo echa un ovillo, friccionándose el dolorido trasero con sus dos manos, introduciendo estas por dentro de sus braguitas, el culo le ardía horrores, el cinturón del marido de la alcaldesa el Sr. Antonio no le había dolido tanto el día que la azotó en el salón.  Aunque no vio como era el cinturón, pero si había notado en estos momentos, que el cinturón del Agente dolía mucho más.

    .- Levántate del suelo y vete hacer tu maleta… Ya veremos qué opina la Sra. Alcaldesa cuando la informe que no has aprendido la lección, y te he tenido que corregir de nuevo… Deja de hacer copias!  Ya no es necesario que las acabes!! Eso también deberás explicárselo después, por qué no las has hecho. Me recalco bien antes de irse, que si sucedía esto, te condujera ante ella inmediatamente…

    Alison se puso en pie, la falda se le había subido quedando enganchada con el cierre de cremallera de su costado, dejando su trasero al descubierto solo con las bragas de algodón blancas con margaritas, sin dejar de sobarse el trasero con las dos manos,  friccionándose de arriba a abajo con las manos extendidas,  mientras miraba al agente con el rostro congestionado por el dolor de su trasero,  como el agente Felipe volvía a colocarse el cinturón presilla a presilla con parsimonia, con el cual la había dado una corta, pero muy dolorosa azotaina. Sobándose el trasero sobre las bragas, se dirigió hacia su habitación, miraba de reojo hacia atrás por si el esbirro de la alcaldesa la seguía, pero solo pudo ver como el muy… la observaba con una irónica sonrisa en los labios, el cómo se iba sobando el culo, así como las marcas que había dejado el cinturón en sus muslos, y las marcas moradas asomaban por el borde del elástico de sus bragas de la azotaina con el cepillo que le había dado la Sra. Alcaldesa hacia tan solo unas horas.

    Entro en la habitación, vio un vestido estampado de flores sobre la cama, unos calcetines blancos, unas bragas blancas de algodón con unos dibujitos de osos alegres juagando con una pelota, al pie de la cama unos zapatos estilo Merceditas negros. En unos minutos salía de la habitación vestida, no se había demorado al vestirse a pesar de lo mucho que le dolía el trasero.  El vestido era muy cortito, apenas le cubría el inicio de los muslos y así la vio el agente Felipe.  Mientras el cargaba con una maleta ya preparada en la entrada, Alison paso por delante del agente Felipe sin mirarle a la cara.  El vestido apenas le cubría el culo, la parte baja de las braguitas quedaban a la vista, el abultado trasero debido a la inflamación de la azotaina recibida, hacía que el vestido apenas cubriera la parte baja de sus braguitas, aunque al caminar la brisa levantaba la falda del vestido al tener cierto vuelo, la cual dejaba claramente sus braguitas a la vista.

   Alison hubiera deseado viajar en un taxi, pero la Sra. Alcaldesa por lo visto lo tenía todo pensado. Estaba claro que quería el pueblo viera que la responsable de los sucesos de los últimos días había recibido su castigo, Alison mirando al suelo roja de la vergüenza caminaba por la acera de la calle, con el esbirro de la alcaldesa caminando a su costado cargando con la maleta. Alison escuchaba los susurros de los vecinos al pasar, ella de tanto en tanto sentía la necesidad de estirar el elástico de sus braguitas,  pues este la mortificaba, por la presión en sus inflamadas nalgas, aprovechando para sobárselas  por el picor, así como el ardor que  se iba acentuando sobre todo intensificado por el fuerte calor a esas horas del día.

   Deseaba llegar cuanto antes fuera cual fuera su destino, la casa de la alcaldesa desde luego no se dirigian a ella, ya que era en sentido contrario al que llevaban. Tras cruzar todo el pueblo, en las afueras vio que había un camino sin asfaltar con árboles frondosos a sus costados, agradeció ir bajo la sombra de estos, al caminar ocultos a los rayos solares comenzó a sentir cierto alivio en su trasero, aunque continuaba sintiendo ciertas molestias al andar, pero estas molestias lejos de ser desagradables, resultaban todo lo contrario. Pero aunque ahora el sol ya no acentuaba el calor de sus nalgas, sentía la necesidad de acariciarse el culo, aunque lo hacía cuando el esbirro no la miraba a ella, pues varias veces en el trayecto había hecho comentarios obscenos cuando la sorprendía sobándose.

    Después de caminar como quince minutos por el camino, al fondo pudo observar una gran casa que se vislumbraba entre los árboles. En diez minutos estaban ante la entrada de una casa de tres plantas, en cada planta había varios balcones, franqueados por varias ventanas entre balcón y balcón. Era un edificio antiguo, una vez flanquearon la entrada principal abrió la puerta un señor que claramente debería ser el mayordomo por el uniforme que llevaba puesto. Al entrar había un gran vestíbulo con varias columnas a los costados, al fondo unas escaleras amplias y señoriales ascendían hasta un primer rellano después de unos quince escalones, ahí se dividían en dos escaleras una a la izquierda y otra a la derecha. Ascendieron por la derecha, en la primera planta se habría un largo pasillo con muchas puertas a cada lado, fueron caminando por el pasillo hasta el final donde había una puerta en la que ostentaba un letrero. “Dirección” el mayordomo llamo a la puerta y entro. Minutos después volvió a salir dejando la puerta abierta e invitando a entrar al agente y Alison. Al entrar la puerta se cerró desde fuera por el mayordomo, era una estancia espaciosa con librerías a ambos laterales y una mesa de despacho al fondo. Frente a la mesa había dos sillas separadas entre ellas por unos dos metros de una a otra. Al otro lado de la mesa había un enorme sillón de cuero negro, el cual transcurrido cierto tiempo se giró, el sillón era giratorio sobre sí mismo. Una señora entre unos cincuenta y cinco o sesenta años apareció ante Alison y el agente Felipe.

    .- Así que tú eres Alison, he oído hablar de ti. Quieres girar sobre ti misma-. Alison, lentamente se giró sobre sus pies, dando la espalda, y tras unos segundos parada, para luego volverse y a mirar a la señora. .- Ya veo que has tenido cierta dosis de disciplina. Felipe, que tal se ha portado la joven? La presidenta de esta fundación me ha informado que debía traer unas tareas para mostrarme, dónde están?

    .- Señora no las trae, porque no las ha acabado. Y en cuanto a su comportamiento, no ha sido muy oportuno después de las consecuencias de las últimas horas, ya puede ver usted.  Que ha vuelto a ser necesario inculcarle castigo por mí  mismo, hace muy pocos minutos según las instrucciones proporcionadas por la señora alcaldesa.

   .- Ya veo… O sea jovencita que no has aprendido… la lección. A eso le vamos a poner remedio de manera inmediata.

   La señora giro el sillón hacia la derecha, levantándose de él. Era toda una señora, pues debería medir sobre un metro noventa, iba vestida con una blusa blanca, y una falda gris oscuro de tubo por debajo de las rodillas, medias negras, zapatos de tacón negros. Dio la vuelta a su mesa, caminando lentamente hacia una de las sillas en la cual tomo asiento.

   .- Ven, jovencita!

   Alison se acercó a ella decir nada.

   .- Bien, al parecer pequeña necesitas que te aclaren bien lo importante que es  la disciplina. Debo decir que estoy bien informada sobre tu comportamiento y que hasta el momento no has tenido cerca alguien que sepa darte las explicaciones pertinentes, de la única manera posible dada tu conducta pero sobre todo, lo que sucede cuando no se obedecen las reglas, o cuando estas no son debidamente acatadas, las consecuencias que pueden tener, verdad? Pues, pequeña! Para eso justamente es mi ocupación en este lugar. Corregir las conductas de jovencitas desagradables como tú, sí. En esta fundación, nos ocupamos de comportamientos de otras jóvenes que han tenido problemas o los ocasionan. Jóvenes que tienen la facilidad o dificultad para comportarse como se debe en esta sociedad, vienen aquí, o mejor dicho las internan aquí para que se reinserten en la sociedad. Nuestros métodos son infalibles, pero tienen ciertas repercusiones que no suelen gustar. Pues no son nada agradables para quienes tienen la mala fortuna, de ser internadas en este centro. Sabes joven, en el futuro no existirán cárceles o instituciones penitenciarias donde los delincuentes, ladrones, o asesinos sean internados. Tendrán un juicio, tendrán sus derechos en ellos, y como no, tendrán el derecho a un abogado que les defienda. Pero los que sean hallados culpables, pasaran por un centro similar a este, en donde serán sometidos a un tratamiento de rejuvenecimiento, dependiendo de sus delitos, existirán varios grados de “Rejuve”… En el día de hoy, simplemente es un método en investigación en el cual, son sometidas las  jóvenes que tienen dificultades de reinserción. Como cualquier investigación tiene unas dificultades de adaptación preliminares, pero con el tiempo se emplearan unas máquinas ya en investigación con muy buenos resultados logrados hasta el momento, pero aún no han sido probadas en seres humanos, en donde el “Plan Rejuve”… será total y al pie de la letra, pero hoy día, este método aún no se lleva a cabo. Temporalmente usamos únicamente medicamentos, los cuales entorpecen los movimientos o comportamientos que podría tener una joven de tu edad, pasando a comportarse como una chiquilla, la cual durante el inicio del tratamiento tiene ciertos requerimientos o tratamientos paliativos temporales, ya que quienes padecen esa merma en sus funciones corporales, requieren ciertas atenciones primarias. Vas a pasar, de ser una joven autosuficiente, a una joven que ni tan siquiera podrá atender sus funciones. No podrás usar el servicio, ya que no podrás retener tus necesidades fisiologicas. Esto será por un espacio reducido de tiempo, en cambio, cuando requieras disciplina te parecerá que una simple azotaina, sea un verdadero suplicio. En eso consiste el “Plan Rejuve”  o simplemente “Rejuve” como nosotros lo bautizamos. Este plan del gobierno, en el que están implicados varios países. Lo que tratamos es que a las delincuentes se les pueda educar de nuevo desde la infancia, ya que está comprobado que tarde o temprano vuelven a recaer en sus malos hábitos, con encerrarlas en una cárcel o centro penitenciario no tienen la capacidad de rehabilitarse. En cambio con este nuevo sistema la mente es la misma, recuerdan perfectamente todo lo que ha podido realizar en la vida, pero con la variante que su cuerpo será transformado a una edad temprana, según sentencie el juez en el juicio, según sea la condena se les aplicara el “Plan Rejuve”, a una edad más temprana o no, según cada caso. En otras palabras, serán niñas o niños, con la mente de un adulto, pero sus cuerpos serán rejuvenecidos, por lo cual, cuando sea necesario aplicar un correctivo, este será tan estricto como se le aplicaría siendo adulto, pero en el cuerpo de una adolescente, o según qué casos, incluso más jóvenes para así lograr los efectos deseados. Con lo cual se lograra variar su comportamiento en un futuro, pues por nada del mundo una vez reinsertados de nuevo a su vida normal, desearan volver a delinquir, pues el tiempo que estén dentro del plan será un verdadero infierno, eso sin tener en cuenta la vergüenza por la que deberán pasar. Hasta el momento los casos que han sido sometidos, no han vuelto a sus antiguos hábitos delictivos, teniendo un éxito del noventa y nueve por ciento. En tu caso Alison, solamente te someteremos a un tratamiento “9”. O sea que tu mente será la que tienes actualmente, recordaras todo, pero tu cuerpo será el de una niña de nueve años, y cuando seas castigada… bueno puedes imaginar, te dolerá tanto que te parecerá lo más horrible que hayas podido imaginar, ya que las azotainas que recibas serán a una niña de nueve años, pero con una mente de una chica de veinticinco años. Para mayor vergüenza para ti, mientras estés sometida al tratamiento, volverás al colegio. Y como no funcionaran bien tus órganos de evacuación natural, durante el día vestirás como una niña, y tendrás que pedir permiso para ir al baño. Durante la noche, al no disponer que tu organismo funcione con regularidad, deberás dormir con pañales durante un tiempo. Como aun no disponemos de las maquinas, pues estas aun tardaran una década en tener los avances necesarios para su fabricación, tu cuerpo no menguara al de una niña de nueve años, pero si sentirás que tu cuerpo no funcionara con normalidad en su funcionabilidad.   Con el paso del tiempo, estos centros únicamente se dedicaran a la transformación de cuerpos al “Plan Rejuve”, y los que hayan sido rejuvenecidos no ingresaran a ningún centro, si no, que serán ubicados en familias sin hijos las cuales habrán sido debidamente instruidas en la terapia que deberán proporcionar a los reclusos o reclusas. Estas familias serán estratégicamente ubicadas en urbanizaciones, con colegios, centros médicos, serán como pequeñas ciudades donde todos sus vecinos, habrán sido instruidos para aplicar disciplina férrea. Ahora Alison, ha llegado el momento de arreglar ese comportamiento de esta mañana, así que nos has hecho tus tareas, además de haberle faltado el respeto a Felipe!

    Alison estaba perpleja y sorprendida, en su mente aun rondaban las palabras de esa señora a las cuales no lograba dar crédito a lo escuchado, iba a ser rejuvenecida… Como podía ser algo así, parecía que estaba en una pesadilla y deseaba despertarse pues era un horrible sueño, pero por otro lado deseaba que no despertase de ella, llevar pañales… Huuummm, cuantas veces se había imaginado lo que sería volver a la infancia y poder hacerse pipi en su pañal como una niña. El ser tratada como una bebe, “Little Baby Girl”. Cuantas veces había entrado en internet en blogs y foros donde había más chicas como ella misma, con aquellas fantasías y ella iba a tener la suerte de vivir en ese mundo. El fondillo de sus braguitas estaban completamente empapadas, su rostro estaba rojo de la vergüenza que sentía en esos instantes, …“como diablos puedo tener tanta suerte”… su mente calenturienta no la dejaba pensar con nitidez, en cualquier momento podía ser descubierta pensando en voz alta, y ello la hacía ser prudente.

    .- Alison!!! Despierta!!! Estas en babia?

    Esos gritos de la señora Directora del centro del “Plan Rejuve” la obligo a salir de la nube en la que se hallaba sumida. Pero, lo que la hizo salir de su somnolencia fue cuando sintió como la habían cogido del lóbulo de la oreja izquierda, y sentir como tiraban del lóbulo hacia abajo, entonces despertó de su trance. Viendo que la señora la obligaba a tenderse boca abajo sobre su regazo, al ver que ya estaba prácticamente sobre las piernas tumbada boca abajo, no opuso resistencia alguna, acomodándose ella misma sobre el regazo. Seguidamente sintió como la corta falda del vestido era levantada, y como sin demora, sus bragas eran bajadas, sintió como los dedos sujetaban el elástico de la cinturilla de sus braguitas y como se las bajaban a las rodillas. Como una autómata ella misma puso su brazo derecho sobre su espalda, y sintió como era sujetada firmemente a la altura de su muñeca, acto seguido pudo oír una fuerte palmada en sus nalgas, tras ese azote que sintió como le abrasaba en el centro de sus doloridas nalgas, otros azotes muy seguidos y sonoros le siguieron al primero, Alison sentía como su trasero le abrasaba cada vez más y más, se sorprendía a si misma pues aunque el culo le estaba abrasando, no sentía deseos de echarse a llorar, todo lo contrario estaba disfrutando de la azotaina, la cual acabo por tener un… orgasmo.

   .- Bien Bien pequeña! Ya veo, te ha gustado verdad desvergonzada!!! -. La señora volvió a sujetar el elástico de la cinturilla de las bragas de algodón de Alison, subiéndoselas lentamente ajustándoselas a su cintura, luego estiro el elástico de las perneras de las braguitas, dejándoselas bien estiradas y tensas. .- Bien, jovencita levántate!

    Alison apoyando sus manos en el suelo, desplazo su cuerpo a la derecha quedando arqueado ayudándose de sus pies apoyados en el suelo, así con un poco de esfuerzo se levantó del regazo de la señora por si misma. Una vez en pie, se sobaba el trasero con delicadeza, con una sonrisa en sus labios que intentaba ocultar mirando hacia otro punto.

    .- Ahora mi pequeña Alison. Acompáñame vamos al despacho de la Presidenta.

   Salieron del despacho por una puerta que se abrió en una de las estanterías de la librería, entrando en un ascensor. Al salir de este, la directora hizo esperar a Alison mientras ella entraba por la única puerta que había.

    .- Hola Sra. Emilia! La pequeña Alison está afuera esperando.

    .- Buenas tardes Karen. Estoy esperando al notario, notaria en este caso. La envía la Sra. Stuart la abuela de Alison, que por cierto ya debería de haber llegado hace una hora. .- En ese instante llamaron a la puerta entrando el mayordomo, informando que había llegado la señorita Smith, haciéndola entrar y cerrando la puerta. -. Debes de ser Laura Smith verdad? Llega usted tarde, hace una hora que debería de haber llegado.

    .- Lo lamento Sra. Emilia. Aquí le traigo una carta de mi clienta para usted, la Sra. Stuart me ha pedido que se la entregue en mano antes de dedicarnos a otro tema.

    .- Bien! A que está esperando para entregármela…!!!

   Karen la Directora avanzo hasta la mesa del despacho, tomando asiento en una silla situada enfrente de la mesa. Con sorpresa vio el atuendo que llevaba la notaria, un vestido muy provocativo para su gusto, no era el vestuario más adecuado para ser quien era. Al pasar por delante de ella, le pudo ver las bragas sin esfuerzo debido a lo corto que era el vestido, y cuando se inclinó para entregarle la carta a la Sra. Emilia, pudo verle las braguitas blancas de algodón con unos lunares de colores, verde, amarillo, colorado, azul, los colores de las fichas del parchís.

    La Sra. Emilia abrió el sobre con un abre sobres de plata, extrajo la carta que leyó muy interesada, cambiando su semblante según iba leyendo la carta. Al acabar de hacerlo, la doblo a la mitad y se la entregó a la joven.

    .- Laura! Quieres hacer el favor de entregársela a la Sra. Johnson.

    Karen, la miro sorprendida. Nunca la llamaba por su apellido de casada. Al entregarle la nota, la desdoblo leyendo el contenido en silencio, al acabar de leerla comprendió al instante.

    .- Sra. Johnson, puede usted leer la carta en voz alta para que nuestra invitada conozca el contenido de la misma, y luego encárguese de actuar en consecuencia…

    .- Claro Sra. Emilia. Lo hare encantada desde luego…

                    “… Mí estimada Mili: Espero que mí ahijada Laura te haya hecho entrega de esta carta.

                       Siempre estaré en deuda contigo por encargarte de mi nieta Alison, espero si no es

                       pedir demasiado, que te hagas cargo también de mi ahijada. Sé que es algo mayor pa-

                       ra ser castigada por sus faltas, pero basándome en lo apalabrado para mi nieta, te ad-

                       junto un documento firmado por su marido, el cual aprueba tus métodos y espera que

                      cuando vuelva en unos meses, sea otra mujer distinta…”

        Al parecer esta joven necesita disciplina. Y bien que tienes que decir a esto Laura?

   .- No sé a qué se refiere, pero está claro que esa vieja chocha ha perdido el norte, debe tener Alzheimer seguramente.

   .- No creo que sea así, pero tú… desvergonzada!   Te puedo garantizar que no vas a tardar en disculparte por tus palabras…

   Karen, tenía a Laura muy cerca de ella, solamente tuvo que alargar su mano derecha, y agarrar a Laura por el talle de su cintura, atrayéndola hacia ella, haciéndola caer sobre sus rodillas. No tuvo que hacer ningún esfuerzo para mantenerla sobre su regazo, la corta falda se le había levantado, dejando a la vista las bragas de lunares de colores. Cuya prenda íntima, no le costó hacerla descender por los muslos de la joven, que ahora parecía que si sabía lo que la esperaba, comenzando a forcejear e intentar ponerse en pie. Karen por el contrario empezó a azotar aquellas nalgas mullidas, que a cada manotazo quedaba una marca roja de su mano bien marcada en cada nalga, no era para nada un pequeño trasero como el de Alison, este estaba más formado y con curvas más pronunciadas. Laura por el contrario no se rendía a la azotaina que estaba recibiendo, no paraba de contonearse abriendo sus piernas lo cual no era mucho lo que las podía  abrir, al estar trabadas sus rodillas por sus propias bragas  e intentando poner sus pies en el suelo, para así poder hacer fuerza y levantarse. Pero a cada intento que hacía, lo único que lograba era que Karen aumentara la fuerza de los azotes. Entonces la Sra. Emilia se levantó de su sillón, detrás de su mesa había un mueble tipo archivador, abriendo el primer cajón extrajo un feo cepillo de madera. Por el tamaño del mango, no era un simple cepillo, era un viejo  cepillo de baño. Esta, se acercó a Karen por detrás y cuando levanto la mano para darle un nuevo azote en el culo desnudo, la Sra. Emilia le puso el mango en la mano. Karen la miro complacida y viendo lo que le acababa de hacer entrega, lo utilizo para azotar a aquella mujer que no cesaba en su intento por liberarse y levantarse del regazo. El primer azote del cepillo no hizo más, que hacer que la mujer pusiera más entusiasmo en levantarse, el segundo azote, la hizo gritar de dolor. Por lo cual, se agito con más ahínco contoneando sus caderas, y forcejeando con su antebrazo izquierdo, sobre el estómago de su azotadora, que al sentir aquel golpe en su estómago, no hizo más que hacerla enfurecer más, y comenzó a asestarle tremendos azotes con aquel cepillo de madera. Cada vez los azotes eran más rápidos y certeros, las nalgas mullidas a cada impacto del cepillo se aplanaban y sobre el punto que había impactado el cepillo, a su alrededor salían como olas hacia el exterior de sus nalgas, apareciendo en ese punto una marca más roja cada vez a cada nuevo azote. Laura, era una mujer fuerte y de carácter. No se rendía a la terrible azotaina que estaba recibiendo, seguía luchando por liberarse. De su garganta empezaron a graznar fuertes gemidos de dolor, sus piernas seguían arqueándose, las hacia subir y bajar o abrirlas todo lo que podía, pero sus bragas le hacían de fuelle, no dejándole abrirlas como hubiera deseado, los azotes continuaban fuertes y bien sonoros. Logro liberar su mano derecha y forcejear apoyándose sobre la rodilla de Karen su azotadora, estuvo a punto de lograr su objetivo, si no hubiera sido por la Sra. Emilia que situándose frente a ella le sujeto las dos manos, manteniéndolas estiradas y tensas. Ahora solamente podía arquear su cintura, y agitar sus piernas alocadamente, mientras que en ese instante el cepillo caía implacable en su nalga derecha e izquierda, sin poder hacer nada con su forcejeo. Las primeras lagrimas aparecieron haciendo mella en Laura, Karen tenía su rostro sudoroso por el esfuerzo que estaba haciendo, pero a pesar de estar algo agotada, continuo alzando el cepillo una y otra vez, el culo de Laura cada vez estaba mucho más colorado, cada vez iba adquiriendo un tono más oscuro. Sus piernas ya no se agitaban tanto, el agotamiento estaba haciendo presa en ella, con lo que Karen aprovecho ese momento para darle tremendos azotes en la base de sus muslos, donde hacían convergencia con sus nalgas. Al fin, Laura fue vencida. Los azotes del cepillo seguían azotando sus nalgas desnudas, ahora sin que nada entorpeciera la tremenda azotaina. Unos azotes más, fueron suficientes para que Laura dejara de luchar por completo, ahora sí, su culo estaba siendo castigado a placer. Laura, comenzó a suplicar que se detuvieran que se portaría bien, pidiendo perdón y que haría lo que le mandaran. Pero, la experta Karen en aplicar disciplina deseaba que  tuviera que rendirse aún más. Por lo que continuo unos minutos más la azotaina a Laura… Cuando se detuvo, estaba completamente sudorosa, al igual que la Sra. Emilia por el esfuerzo realizado en sujetar los brazos a la joven Laura.

    Por el contrario, Alison desde fuera lo había escuchado casi todo. Aunque solamente podía solidarizarse con quien estuviera recibiendo tan colosal azotaina dentro del despacho. Había intentado espiar por la cerradura, pero no había logrado ver nada, solamente oír. Aun pasaría una hora, antes de que le permitieran la entrada al despacho. Durante ese tiempo, solamente había escuchado a Mili y la voz de la Directora que regañaban a alguien, y como ese alguien sollozaba. Aunque escuchaba sus voces, no podía entender con meridiana claridad los regaños y de lo que hablaban. Pasada la hora, la puerta se abrió viendo a la Directora que la invitaba a entrar. Alison una vez dentro del despacho, no podía apartar la mirada del cepillo que estaba sobre la mesa. En ese instante Mili, se dirigió a ella hablándole desde su mesa donde estaba sentada en su sillón.

   .- Alison ven aquí, frente a mi mesa y siéntate!

   Alison se acercó y tomo asiento en la silla, a su lado estaba la directora sentada en la silla contigua. Entonces fue cuando vio a Laura de pie cara a la pared, tenía la falda levantada sujeta con algo a su cintura, y sus bragas bajadas a la altura de sus muslos, vio horrorizada el estado de su culo todo morado. Aunque estaba mirando a la pared, la reconoció ya que era la ahijada de su abuela, aunque no llegaba a comprender el porque estaba ella allí, y en esa situación. Era una mujer casada de treinta años más o menos.

    .- Bien Alison. Como bien sabes estas aquí para someterte a un tratamiento de rejuvenecimiento, por orden expresa de tu abuela.    Laura!!! Ven aquí!!! Ya seguirás después en el rincón castigada, ahora debes hacer tu trabajo que es en parte por lo que estás aquí.  Puedes subirte las bragas por el momento!

   Laura, se dio la vuelta e iba caminando hacia la mesa, cuando se le dio autorización de subirse las bragas. se detuvo un instante, y se agacho para subirse las bragas, las presentes la miraban a ella y todas pudieron ver, incluso la pequeña Alison las muecas de dolor que hacia Laura al subirse las bragas de algodón con lunares de colores, las cuales quedaron a la vista de los presentes, pues su falda seguía sujeta, ahora Alison pudo ver que era un imperdible lo que hacía que la falda no se bajase. Alison vio con pesadumbre  como congestionaba su rostro Laura, al pasarse las bragas por el castigado trasero, así como al ajustárselas a la cintura. Continuo acercándose  con claros signos de dolor al caminar hasta llegar a la mesa, como no había ninguna silla más, se mantuvo de pie. Aunque de haberla, no la hubiera utilizado dado el estado de su trasero.

        .- Bien, la Directora de esta fundación la Sra. Johnson hará el favor de ponernos en antecedentes.

        .- Bueno, no hay mucho que se pueda añadir. Puesto que Alison ya ha sido informada debidamente, y Laura como notaria que nos trae los documentos pertinentes para hacer legal la transformación de Alison, y dado que ella también va a ser sometida al mismo tratamiento, no creo necesario señalar más que una pequeña precisión hacia Laura, puesto que el “Plan Rejuve” al cual será sometida Alison será de “Rejuve”  “9” y el “Rejuve” de Laura será: “7”, indicando de que durante el proceso este podrá ser aumentado a un “Rejuve” de “9” según como vaya progresando. Pero en previsión dado el duro comportamiento de hoy, será preciso comenzar por un “Rejuve” menor.

    Leídos lo documentos acreditados por la notaria, estos fueron firmados por ambas chicas.

       .- Bueno Sra. Emilia, me llevo a las dos chicas a la enfermería para que sean inspeccionadas por nuestra doctora.

    Salieron por la puerta la Directora seguida por Laura y Alison, ambas caminaban tras la Directora sin mediar una palabra, estaban en la planta baja por lo que solamente tuvieron que andar unos metros hasta la enfermería. Una vez adentro, Alison se sentó en un banco en la sala de espera, mientras Laura permanecía de pie. Entre ellas no hablaron nada, aunque Alison miraba a Laura en silencio, pues esta solía llevarse las manos a menudo a su trasero, Alison se imaginaba lo que debía de sentir la mujer. No debía de ser nada fácil para ella tener que aceptar aquella situación, al fin y al cabo, Alison de alguna manera deseaba vivir esa experiencia nueva para ella. En cambio para Laura, había sido forzada a someterse a aquella situación, aunque esta ignoraba el motivo del porqué.

      .- Laura!  Entre a la sala de curas 4 y desnúdese, cuando esté lista póngase la bata verde.

   Alison la vio entrar por aquella puerta, la falda aun sujeta en su cintura dejaba al descubierto su trasero revestido por las braguitas de algodón de lunares de colores. Una vez dentro…

   Transcurrió como unas dos horas cuando Laura volvió aparecer, ahora vestía una blusa blanca, y una falda a cuadros grises claros, con cuadros a tonos grises más oscuros, falda tableada de vuelo. Cuando paso por delante de ella le dio la impresión que no la había visto, como si fuera drogada. La acompañaba la Directora cogida de la mano, salieron de la enfermería. Alison se las quedo observando, la falda de Laura por detrás abultaba como si…llevara algo bajo ella, en su mente imagino que debía de ser un pañal, a cerrarse la puerta de vaivén de la enfermería, la brisa levanto la falda unos centímetros entonces salió de dudas, era un pañal.

     .- Alison! Entre a la sala de curas 3 y desnúdese, cuando esté lista póngase la bata verde.

    Alison obedeció y se dirigió hacia la sala de curas indicada. Se desnudó y se puso la bata indicada, esperando a que le dieran nuevas instrucciones. Pocos minutos después se abrió la puerta una enfermera vestida con una bata verde, pantalón verde, un gorro verde sobre la cabeza que le cubría todo el cabello, con una mascarilla en la boca mismo color.

    .- Acompáñeme!  .- Alison la siguió por un pasillo y entraron a lo que parecía un quirófano o algo similar. .- Quítate la bata y túmbate en la camilla boca arriba. -. Se quedó como vino al mundo, se sentó en la camilla con cierta dificultad por las molestias en su trasero, luego se tumbó como le habían indicado. .- Entre gire un poco el cuerpo a la derecha, bien aguante así un momento. -. Sintió que le humedecían con algo una nalga, luego sintió un pinchazo. .- Bien, ya puede acomodarse de nuevo.

    Así estuvo unos minutos hasta que la enfermera volvió a entrar, vio como le abrían las piernas. Alison entonces se percató que su cuerpo no reaccionaba, la habían sedado. Vio sin poder hacer nada como la enjabonaban el sexo y seguidamente era rasurado su sexo y axilas. Entonces entraron dos celadoras vestidas de azul, igualmente ataviadas como la enfermera. Poco después entro lo que dedujo que sería la doctora, hablaban entre ellas pero no llegaba a comprender que es lo que decían, la habían sedado y por lo visto todo su organismo no respondía a sus intentos por moverse o escuchar lo que hablaban, solamente podía mirar. Sintió como la sujetaban y le daban la vuelta colocándola boca abajo. Entonces pudo ver que la doctora pasaba por delante de ella, y como le iba poniendo unos sensores con algo como adhesivos, pronto pudo ver que tenía cables por todo su cuerpo, lo veía a través de un espejo que tenía delante de ella. En unos minutos, la parte superior de su cuerpo empezó a tener sensibilidad, y sintió como en su brazo izquierdo se le puso una inyección, por el espejo pudo ver que era un líquido azul transparente, luego en su brazo derecho la misma operación. Unos minutos después sintió un fuerte pinchazo en nalga izquierda, por el espejo, pudo ver que era otra inyección con el mismo líquido azul transparente e incoloro. Seguidamente la nalga derecha vio como era inyectada con el mismo líquido azul transparente e incoloro. Según iban pasando los minutos su cuerpo comenzaba a reaccionar, entonces sintió algo muy desagradable para ella, le acababan de poner un termómetro rectal en el culo. Pasados unos minutos se lo sacaron, pero entonces sus ojos se abrieron como platos al ver que ponían un depósito blanco colgado de un gancho, y luego vio una cánula era introducida en el recto. Sintió como el líquido la llenaba en su interior, cuando se sintió llena y que comenzaba a hacer muecas de cierto dolor, le sacaron la cánula para seguidamente darle la vuelta. Aquello comenzaba a ser demasiado frustrante para ella, cuando vio espantada que le colocaban bajo sus nalgas una cuña para que se aliviara interiormente. Pensaba que al menos la dejarían sola para evacuar, pero no, permanecieron con ella las dos celadoras, la enfermera y la doctora, mirándola permanecieron durante varios minutos, Alison intento aguantar todo lo que pudo, pero aquello que le habían puesto debía de llevar algo que ella no podía saber que era. Pero cada vez le resultaba más difícil aguantar, y el esfuerzo resultaba cada vez más doloroso. Entonces recordó las palabras de la directora cuando le informo que el tratamiento mermaría su capacidad de retener las necesidades fisiológicas, y que sería necesario el usar pañales. Lo intento todo, pues aquello estaba resultando muy vergonzoso para ella, tenía veinticinco años e iba a evacuar delante de unos extraños sin poder evitarlo o poder hacer algo para evitarlo. Y sucedió, llego un momento que su esfínter no aguanto más. Soltando ventosidades todo aquel líquido que le habían introducido a través de un enema, se abrió paso sin que ella pudiera hacer nada por impedirlo, sencillamente sus músculos anales  no le obedecieron. Por si fuera poca la vergüenza, tuvo que cerrar los ojos mientras la aseaban. Al poco tiempo, después de sentir como su cuerpo era manoseado constantemente abrió los ojos, viéndose que la habían vestido con una blusa blanca. Se maldijo así misma por haber abierto los ojos, pues se vio así misma más desnuda que nunca. Aun sentía que sus parte intimas estaban desnudas, entonces fue cuando vio que la enfermera venir con algo en la mano, intento maldecir, pero de su garganta no salió sonido alguno. Atónita vio como la enfermera le levantaba las piernas, y pudo sentir como algo era introducido en su culo, dedujo avergonzada que era un supositorio, trato de hacer fuerza con el esfínter para expulsarlo, pero no logro nada, solamente le quedo sentir como aquello entraba en su culo, ayudado por el dedo anular de la enfermera. Poco después una celadora entro, la hizo levantar de la camilla y de la mano la llevo  a la sala de al lado, en donde aguardaba la directora. La puso sobre una camilla más baja, y allí delante de la directora le puso polvos talco en sus partes íntimas, además de una crema en el culito anti-irritaciones, luego vio aterrada como le pasaba un pañal bajo su trasero, y como este era acomodado, como le abría las piernas y le era ajustado el pañal. Luego unas bragas de algodón blancas más grandes de las que ella hubiera imaginado, se las pasaron por sus piernas y ajustadas a su cintura. La incorporaron y la misma directora le puso la falda, vio como en sus pies le eran puestos unos calcetines blancos, con unos zapatos modelo Merceditas de color negro. Vestida así, y con la incomodidad de caminar con el pañal fue conducida por la directora, igual que lo había sido Laura. Alison siempre había fantaseado con esto, en cambio ahora que llevaba el pañal puesto, solamente deseaba quitárselo de inmediato. La directora la llevo de la mano como si fuera una bebe, subieron a la tercera planta entrando en una gran sala donde habían varias camas, en esos momentos estaban las camas vacías, solamente había una ocupada y era Laura que estaba sentada sobre ella.

    .- Que diferencia se supone que se debe sentir bajo ese tratamiento de “Rejuve” Sra. Directoraaa… Vaya bobada se han inventado…

    .- Laura, no deberías hablarme así. Ahora te mirare el pañal como esta! Espero que aun este seco y limpio o vas a ver muy pronto para qué sirve el ser rejuvenecida… Túmbate boca arriba, voy a mirártelo.

    .- Y si no me da la gana? Que va a pasar, eh? Voy a buscar el cepillo, Sra. Directora! Ya ha visto que una azotaina con la mano no me hace mella alguna…

    .- Tú te lo has buscado, pequeña!

    .- No soy su pequeña, tengo treinta años y no siete…

  La Sra. Johnson se acercó a Laura y sin esfuerzo alguno la puso sobre sus rodillas, le bajo las bragas y le soltó el pañal, el cual estaba mojado de pis. Laura trato de soltarse y patalear, pero se vio sorprendida así misma al ver que no tenía la fuerza para forcejear como había hecho hacia tan solo unas horas. Los primeros azotes sobre el trasero empezaron a caer, y Laura rompió a llorar al cuarto azote, cierto era que tenía el culo dolorido, pero en cambio para su sorpresa, los azotes que estaba recibiendo le estaban resultando tan duros que ni siquiera pudo aguantar cuatro, algo había cambiado en ella, ahora se daría cuenta si no fuese porque su preocupación en esos momentos eran el que la azotaina parase, pero la azotaina proseguía sin pausa alguna. Su trasero le ardía como si le hubieran puesto brasas candentes en él. No comprendía como podían dolerle tanto aquella azotaina, estaba sobre las rodillas de aquella mujer, y a pesar que pataleaba como una descosida, no lograba ni moverse un centímetro, en cambio cada vez le dolía más y más su trasero, que había sucedido? No entendía nada, aunque tampoco tenía tiempo para pensar en nada en esos instantes, solo hacía que llorar desconsolada… 

   .- Y bien. Que te sucede pequeña Laurita, te duele el culito mi niña? Ahora te traeré un pañal seco.

   .- Seré buena, seré buena, lo prometo! Qué es eso que decías que tenías treinta años? Recuerda para la próxima vez que desees revelarte, que no hemos cambiado tu mente, el “Plan Rejuve” lo que hace es cambiarte el funcionamiento corporal, adaptándolo al de una niña de siete años. Recuerda para tu próxima rabieta, que ya no posees ni la fuerza, ni la voluntad de una mujer. Tienes tus recuerdos intactos, pero tu cuerpo aunque sea de una mujer, interiormente eres una niña de siete.

   Laura estaba echada sobre la cama boca abajo, no comprendía aun como había podido ocurrirle algo así, pero si recordaba cómo había sido esa azotaina. Le había dolido como si la hubieran castigado con el cepillo, pero era consciente que había recibido una azotaina con la mano. Aún tenía las bragas en sus tobillos, cuando la Directora reapareció con un pañal seco. Laura en breves instantes volvía a tener puesto el pañal, esta vez estaba solamente con el pañal y las braguitas por encima, para que este no mojara la cama en el caso de tener alguna pérdida. Estaba metida en la cama, la directora la había desnudado y puesto un pijama de cuerpo entero como una bebe. Estaba castigada a acostarse sin cenar por ese arrebato de rebeldía.

   En la cama de al lado estaba Alison sentada, esperando que volviera la Directora a cambiarle el pañal. Pues irremediablemente lo había mojado sin apenas haberse percatado que lo hacía. Quizás eso le había sucedido a Laura, que se hubiera mojado su pañal sin ella haberlo percibido. Lo que no comprendía era como había berreado como una bebe, al recibir esa azotaina. Si en el despacho, ella había escuchado como le daban a Laura una tremenda azotaina con el cepillo y sin lograr que ella llorase, hasta bastante haber recibido en el culo. Y ahora con una simple azotaina había llorado como una niña.

   Era la hora de acostarse, las 20,00 horas de la noche. La hora que las niñas deben acostarse, y en ese momento apareció la Sra. Directora llevando en las manos el pijama para Alison y un pañal seco.

    .- Buenas noches pequeña Alison! Como tienes el pañal?

    .- Yo… lo siento Sra. Directora, no me castigue por favor!

    .- Te has hecho pipi, verdad? Tranquila mi pequeña, ahora mismo te pongo uno seco, pero antes de eso… Te tengo que dar tu azotaina de castigo. El “Plan Rejuve” tiene ese problema sabes. No requiere simplemente el ser rejuvenecida, ello conlleva que debes ser castigada, cada día antes de acostarte y al levantarte. Además de otros castigos que te puedas ganar durante el día, en eso justamente es en lo que se basa el “Plan Rejuve”. Ven aquí y ponte sobre mis rodillas.

   Alison se acercó a la directora, pero no pudo acercarse más. El miedo a la azotaina fue mayor de lo que ella hubiera imaginado, así que sintió como era levantada del suelo y acomodada sobre el regazo de la directora, levanto su falda y le bajo las bragas, luego solo tuvo que soltarle el pañal y sacárselo con cuidado. Tomo unas toallitas húmedas y la seco con cariño, una vez estuvo seca…

   .- Preparada? -. La azotaina empezó con unos simples azotes, Alison empezó enseguida a llorar como no hubiera podido imaginar, aquellos azotes sabía que no estaba dándoselos fuertes, pero a ella le dolían horrores, enseguida tuvo el culo ardiendo, pataleaba con sus piernas en todas direcciones posibles, simplemente esperaba que durase poco la azotaina. Pero no fue así, se prolongó por varios minutos. .- Bien pequeña, ya está, ya está… venga cálmate ya ha terminado por esta noche. -. Alison se abrazó a la Directora, y se dejó consolar por ella mientras la acariciaba la espalda. .- Ven, te pondré una cremita en el culo, así. Y ahora tu pañal seco.



(Continuara…)

viernes, junio 16, 2017

EL SHERIFF DE SPANK CITY SPRING´S Capitulo 6



                                   EL SHERIFF DE SPANK CITY SPRING´S   Cápitulo 6


    El sheriff se despidió de Patricia, ahora era el momento de pasar cuentas con sus hombres. Sus hombres no se enteraron de nada de lo acontecido en los últimos minutos, y menos de la azotaina que había recibido Patricia, cuando los hizo sus ayudantes eventuales los encontró en salón, estaban la mayoría bebidos así que tras enterarse para que se requerían sus servicios, aceptaron de inmediato, no todos los días se podía ver el trasero a jóvenes muy guapas y con unos cuerpos de ensueño, así que ni siquiera lo dudaron. Pero al ser atados y amordazados se habían quedado dormidos. Los desato y el sheriff hecho a todos fuera de la oficina a patadas por ineptos. Aunque el mismo se estaba llamando inepto por haberse dejado sorprender de manera tan tonta y absurda. Se preguntaba donde se habría metido su ayudante, porque no estaba en su puesto alerta como era su menester. Luego recordó que le habían interrumpido cuando estaba castigando a su ayudante, Laura. Se dirigió hacia lo que resultaba ser su despacho, una mesa de oficina en un rincón justo enfrente de la puerta principal, registro varios de los cajones hasta encontrar lo que buscaba en el primer cajón, era el cepillo de madera, miro hacia las celdas, su ayudante debía estar en una de ellas haciendo sus cochinadas, tal y como hacia cuando fue reclamada por su jefe y esta no acudía, pero desde el lugar de su oficina en el cual estaba dando su correspondiente azotaina a Melanie, pudo ver a esa desvergonzada con las bragas bajadas y acariciándose el sexo descaradamente.
     Entro en el pasillo mirando en todas las celdas, la que tenía la puerta abierta, la cerraba de un fuerte portazo y mirando en la siguiente. Solo encontró una que estaba cerrada, en su interior estaba Laura atada y amordazada. Sus ojos mostraban espanto o terror al ver la cara de enfado que llevaba su jefe. Busco las llaves de la celda para abrirla y poder entrar dentro para desatar a su ayudante. Después de mucho buscar encontró las llaves tiradas saliendo por la puerta de atrás en el centro de la calle, esa búsqueda lo había hecho enfurecer mucho más si cabía, lanzaba maldiciones y juramentos por doquier. Por donde habían escapado las Watson y las indias. Entro de nuevo y abrió la celda que se encontraba Laura. En un primer momento pensó que debía darle una lección, darle una azotaina con el cepillo que le hiciera no olvidar lo sucedido por varios días, pero entonces se recordó de Patricia, cayendo en la cuenta que la muy sinvergüenza de su ayudante debía sucederle igual. Entonces sonrió y por un momento pareció olvidar su enfado, tener dos chicas dispuestas que estuvieran dispuestas a ponerse sobre sus rodillas para darles una azotaina, aquello tenía muy buen parecer para su afición por azotar traseros a chicas, y tener dos dispuestas a ser castigadas le hizo olvidar su enfado temporalmente por la fuga de las Watson.  
    -. Laura! Sal de aquí. Vete a tu casa y cámbiate de ropa, hueles a orina. Date un buen baño y luego quédate en tu casa hasta que tengas el trasero recuperado. Darte una azotaina ahora por haberte estado masturbando cuando debías prestar atención a tu trabajo, no creo que la sintieras de verdad, teniendo en cuenta como tienes el trasero. Pero ten por seguro que te la tendré en cuenta cuando estés recuperada, si nos han sorprendido esas indias ha sido por no estar vigilante en tu trabajo tal y como debías estar haciendo, en vez de estar tocándote donde no se debe nombrar estando una chica decente como tú, cuando yo estaba ocupado… antes de irte a casa, pásate por las caballerizas y que ensillen mi caballo, además de dos mulas con provisiones para dos semanas, voy a estar fuera un tiempo. Cuando vuelva me encargare de ti, puedes estar segura de ello. Encargarte que a la joven Patricia no le falta de nada, a partir de ahora vivirá en mi casa. Tienes permiso para ocuparte de ella si te da problemas. Pero no me la dejes muy marcada, disciplínala si es necesario, pero no uses nada contundente como cepillo o cinturón, solamente con la mano o zapatilla hará que se comporte como es debido.
     El sheriff se quedó observando como Laura salía de la celda, esta paso lentamente por su lado, tenía serias dificultades para caminar, sus pantalones tejanos marcaban su trasero, no era un traserito gracioso y respingón como las hermanas Watson, pues las hermanas eran chicas que al caminar con su gracia de contoneo de caderas, dejaban bizco a más de un viandante del pueblo, así como el vibrar de sus nalgas al caminar. Laura era una mujer hermosa desde luego, pero ya no era ninguna niña y sus anchas caderas sin estar rolliza, resaltaba su hermosura con aquel trasero bien redondeado, que con los pantalones tejanos bien lo marcaban y más ahora que parecían que los iba a reventar de un momento a otro, al tener su trasero muy inflamado por las azotainas recibidas.
     El hombre de la ley la seguía de cerca por la oficina, así hasta salir a la calle, mirarle el trasero aquella mujer, le estaban dando ganas de azotárselo de nuevo. Muy disimuladamente Laura al caminar con firmeza y decisión, sus brazos iban de adelante hacia atrás, como si fuera un militar desfilando, pero en verdad lo hacía para poder pasarse las manos por el culo aunque solamente fuera fugazmente. Debía de picarle de lo lindo, y al estar en la calle debía guardar la compostura ante las señoras que se cruzaban con ella saludándola, Laura respondía amablemente sin cambiar su ritmo, sabia ella muy bien que toda la ciudad estaba enterada de que había sido castigada por su jefe, pero como mujer orgullosa debía saber guardar las formas y que no cuchichearan las cotorras de la ciudad, que siempre estaban pendientes de lo que sucedía fuera de sus casas, que dentro de ellas. Al doblar la esquina se detuvo al no ver a nadie, ni a un lado ni a otro de la calle, y apoyando la espalda en la pared de la vivienda, sus manos se posaron en su trasero al tiempo y se lo sobaba vigorosamente sobre el trasero de su pantalón, mientras sus labios se retorcían trazando una mueca clara de dolor, al tiempo que cogía aire para llenar sus pulmones y expirarlo aliviada de haber salido de la vista de su jefe. Continuo andando con claros gestos de dolor, con sus manos sujetándose la base de las nalgas, para que estas al andar no se movieran simultáneamente con sus caderas, pues cada vez que estas se movían, sentía unas punzadas horribles en su culo.  El sheriff desde un ángulo que Laura no le podía ver, sonreía al verla caminar con aquel gracioso andar como si se hubiera torcido los dos tobillos.
    El sheriff dejo de mirar a su ayudante en su difícil y doloroso caminar. Cuando se percató que aun llevaba el cepillo en su mano derecha, entonces miro al otro lado de la calle, ante el tenía el salón Palmer. Encaminándose hacia el con paso decidido, aún tenía una cuestión que arreglar.  Entro dentro del salón empujando las puertas de doble hoja clásicas en todo salón del oeste, y que desde fuera ya contemplaba el interior del mismo. Sujetando las puertas entro dentro, las chicas aun debían de estar en sus habitaciones, solamente estaba tras la barra el barman.
    -. Buenos días Thomas! Donde esta Alison tu jefa?
    -. No lo sé, sheriff! Aún es pronto para que baje atender el negocio. Debe estar en sus habitaciones seguramente.
    -. Dile que haga el favor de bajar, si no desea que suba yo a por ella!!!
    -. Que es ese escándalo Thomas? Que sucede… -. Alison se quedó sin palabras al ver quién era el que hablaba con Thomas, el barman. .- Sher…Sheriff! Que hace aquí?
    -. Alison, tenemos una cuenta pendiente! Tú decides que hablemos aquí mismo! O en un lugar más privado.  Thomas!!! Quieto!!! No muevas esas manos bajo la barra!!! O te abro un tercer ojo en la frente!!!
    -. No se… a que se refiere, sheriff…
    El sheriff por el espejo que había en la pared, había visto las intenciones del barman. Como una centella había desenfundado su pistola con la mano izquierda apuntándole… sin dejar de apuntarle, el sheriff fue hacia él, hasta que estuvo al pie  del mostrador, y alargando su mano derecha sobre el mostrador, primeramente depositando el cepillo sobre la barra, y luego buscando algo bajo el mostrador justo a donde miraba el barman. Extrayendo una escopeta de dos cañones…
    -. Y esto que es. Eh! Sabandija.!!! -. El sheriff, guardo su arma en su funda y empuñando por la culata la escopeta con su mano izquierda, abrió a la mitad la escopeta para descargarla, dos cartuchos de postas salieron de los cañones cargados, los cuales cayeron al suelo al tiempo. Al cerrar la escopeta, con la misma inercia golpeo al barman en la boca, la cual broto sangre de inmediato, le acababa de romper los dientes incisivos. .- Esto te va a costar caro, Alison!!! Ya estas entrando en tu despacho y quitándote esa falda tan discordante y amplia, solo hará que dificultarme darte la azotaina que te voy a dar en el culo… Y tú!!! Sabandija no quiero verte cuando salga, entendido!!!
    Alison fue la primera en entrar en su despacho, nada más entrar, se desabrocho la falda que iba sujeta con un cordón y un broche metálico. Cayendo la falda alrededor de sus pies, quedándose de cintura para abajo solo con unas medias y unas bragas de algodón rosas. No tardo en entrar el sheriff al despacho, llevando de nuevo en su mano derecha el cepillo de baño.
    -. Por favor… Se lo pido por favor! No me pegue de nuevo, tengo el culo que no me puedo ni sentar de lo que me duele… Por favor, no!!!
    -. Si hay algo que me hace enfurecer, es que alguien mande a otra persona que haga lo que debería de hacer ella misma… las Watson son tus amigas! Se, muy bien la amistad que te une a ellas por su madre, pero es algo bochornoso implicar a una inocente en prestar ayuda a unas pequeñas delincuentes. Patricia ha recibido un castigo que no debía de haber recibido nunca! La implicaste deliberadamente a cometer un delito contra la ley y orden de este pueblo, ayudando a unas delincuentes buscadas por la justicia. Por cierto, esa infeliz no volverá a trabajar para ti, no merece trabajar con una hiena de tu calaña. -. El sheriff mientras hablaba se iba quitando su canana con sus revólveres depositándolos sobre una silla. Luego con lentitud se fue desabrochando el cinturón de piel de serpiente, el cual extrajo de las presillas de su pantalón con su mano izquierda, sacándolo en dos maniobras, ya que en su mano derecha aun portaba el cepillo, pero para tener más soltura, lo guardo en el bolsillo trasero de su pantalón. .- Esto lo voy a guardar, por ahora no me va hacer falta. Bonitas bragas de color rosa, te favorece ese color, venga cuanto antes acabe, antes me iré. Tengo que hacer un largo viaje, ven aquí y échate sobre el diván boca abajo, toma, coloca estos cojines bajo tu estómago, así me facilitara calentarte el culo mucho más cómodamente y levantara más tu trasero.  Te garantizo que se te van a quitar las ganas de utilizar a jovencitas, que no pueden negarse por miedo a perder su trabajo. Te voy a vigilar muy de cerca…
    Alison sin dejar de mirar a su verdugo, pues de ese modo lo contemplaba ella. Mirándole con desprecio se acercó al diván apoyando sus manos, así se puso sobre el de rodillas, pasando acomodar su estómago sobre aquellos cojines o almohadones, dejando su cuerpo posarse sobre ellos, acomodando sus brazos bajo su cabeza. Su trasero quedo completamente erguido sobre los almohadones, así como sus piernas semiflexionadas y sus pies sobresaliendo del diván quedaban inertes sin tocar el suelo. A su izquierda se colocó el sheriff con el cinturón entre sus manos, lo había doblado a la mitad sujetando el extremo y la hebilla en su mano derecha y el extremo plegado en la derecha, jugaba con el cinturón juntando sus manos, a lo cual al hacerlo el cinturón se curvaba formando una O mayúscula, luego separaba las manos de un movimiento seco y rápido, el cual hacia restallar el cinturón sobre sí mismo, lo que hacía que la mujer se le estremecía todo su cuerpo temiendo que fuera un impacto en sus nalgas desprotegidas. Algo que hacia sonreír al macabro sheriff y que repitió en varias veces, con el mismo resultado en el cuerpo de Alison, hasta que viendo ella que solo pretendía jactarse de ella, dejo de inmutarse al escuchar aquel chasquido del cinturón. Algo que fue su primer error al dejar relajadas sus nalgas, acto que un experto como el sheriff en el momento de castigar a una chica, no desaprovecho aquella ocasión para soltar el extremo sujeto en su mano izquierda, y levantando su brazo en alto, lo dejo caer al tiempo que impulsaba su brazo con un movimiento rápido, el resultado fue el esperado por un hombre despiadado como el sheriff. El trasero rollizo de una mujer en la cuarentena, pareció que las nalgas se separaban horizontalmente al impactar el cinturón en el centro entre ambas nalgas, a pesar de llevar las bragas rosas, el azote del cinturón fue muy fuerte. Pero más fuerte fue el aullido de Alison que no se lo esperaba, y menos se esperaba el aluvión de azotes continuados que no la dejaban apenas coger el aire, de un azote, que ya otro impactaba en sus desprotegidas nalgas, pues sus bragas no le proporcionaban ninguna protección. El cinturón no cesaba de azotar sus nalgas, las marcas de un color rojo más intenso se le dibujaban en las zonas baja de sus nalgas, en donde sus bragas no la protegían. A pesar de la azotaina fuerte y certera en los azotes en su culo, pues ni un centímetro del rollizo trasero no quedo sin sentir el quemazón del cinturón, a pesar de retorcerse y contonear sus caderas, así como danzar su cuerpo alocadamente con sus piernas y brazos, sus aullidos se debieron escuchar por toda la población.
     Quien no perdió detalle alguno de la azotaina que estaba recibiendo la mujer y dueña del salón, fue su ex-empleada Patricia que había logrado colocarse en una de las ventanas que daban al callejón de atrás, sin perder detalle alguno. Pero no era la única persona que estaba pendiente, Laura desde la ventana de su casa al escuchar los aullidos lastimeros, se asomó a la ventana por la curiosidad, no tardo en saber de quien se trataba dado la procedencia de los aullidos de dolor, y más claro le quedo al ver como se ocultaba Patricia espiando como Alison era castigada. Entonces le vinieron a la mente a Laura las instrucciones del sheriff, se sobo su dolorido trasero, mientras ya se imaginaba teniendo en sus rodillas a aquella traviesa joven que no debería estar allí espiando en aquella ventana. Cuando Patricia se apartó a hacia un lado el vestido y metía su mano bajo el, para levantar el vestido a su cintura quedando aquellas bragas amarillas a la vista de Laura, y como la desvergonzada se introducía la mano izquierda en el interior de sus bragas, desde su posición Laura solo podía ver el movimiento de la mano de Patricia, una idea que también le rondo a Laura, que desabrochándose el pantalón metió su mano bajo sus bragas, haciendo lo propio.
    Dentro del despacho el sheriff no estaba satisfecho, su cabeza moviéndola negativamente para así mismo, indicaba que no estaba satisfecho con la azotaina con el cinturón que le acababa de dar a Alison. Puesto que esta tenia lágrimas en sus pupilas, no la había hecho llorar desconsoladamente, algo que es lo que el hubiera esperado, pero estaba claro que aquella mujer en la cuarentena era fuerte de voluntad y a pesar de la severidad, había aguantado la azotaina.
     El hombre de la ley soltando el extremo de la hebilla, fue pasando el cinturón por cada una de las presillas del pantalón hasta abrochárselo a la hebilla. Con lentitud extrajo el cepillo de baño del bolsillo del pantalón, y miro hacia Alison la cual estaba ahora de rodillas sobre el diván sobándose el culo por encima de sus bragas rosas de algodón, sin perder detalle alguno de los movimientos del sheriff. Respiraba con respiración rápida como si el oxígeno fuera agotársele en cualquier momento, sin apartar aquella mirada asesina del cuerpo del sheriff. Sus ojos casi se le salieron de sus orbitas al ver y sentir con qué facilidad fue izada por su cintura y de un solo movimiento tumbada sobre las rodillas del sheriff al tiempo que este tomaba asiento sobre el diván. Alison sabía bien lo que la esperaba, intentar resistirse sería algo inútil por lo tanto al verse sobre las rodillas no hizo intento alguno por librarse de aquella tenaza que la mantenía sujeta sobre las rodillas del agente de la ley. Pero algo la hizo cambiar su actitud, al sentir como aquellas grandes manos, sus dedos se introducían entre la cinturilla del elástico de sus bragas y estas eran impulsadas como un resorte hacia abajo, entonces su mano derecha intento sujetarse la prenda íntima, pero un fuerte azote del cepillo sobre los dedos de su mano, le hizo soltarse las bragas, y estas descendieron rápidas a sus rodillas. La mano derecha de Alison, con la cual había intentado evitar que le fueran bajadas sus bragas, fue doblada bruscamente sobre su espalda, y acto seguido comenzó a sentir como su culo aumentaba el ardor del mismo, el cinturón se lo había dejado muy ardiente, le abrasaba. Pero el cepillo estaba haciendo mella en ella, como podía arder tanto aquel endiablado trozo de madera, y como dolía tanto. Los azotes continuados sobre las nalgas desnudas no tardaron en realizar su labor de disciplina, en breve, en apenas una treintena de azotes bien repartidos por su trasero, sobre todo en la parte baja de sus nalgas, junto al inicio de sus muslos resulto algo imposible de soportar, incluso para toda una mujer como ella. Empezó a retorcerse sobre las rodillas del sheriff, que implacable y sudando, no aminoraba el ritmo frenético de sus azotes. Alison en breves minutos ya berreaba como una jovencita, el tono de su trasero había pasado de morado por la azotaina del día anterior, a un rojo muy intenso, para pasar a un tono rojizo oscuro. Le resultaba complicado el coger aire para llevarlo a sus pulmones, dado sus aullidos por el ardor intensísimo en su culo, el cual la hacía patalear en el aire alocadamente. Sus piernas se abrían y cerraban intentando separarlas de sí mismas, pero las tensas bragas de algodón rosas se las trababa en sus rodillas como un resorte evitando así ese patalear sin control. Varios minutos, como unos treinta minutos o al menos eso es como le estaba pareciendo a Alison, debía llevar siendo castigada por aquel salvaje. Ni los graves insultos y degradaciones que salían de la garganta de la mujer, hicieron que aquel salvaje se detuviera. El suplicio continúo varios minutos más, hasta que agotada de mover sus caderas, patalear con sus piernas de manera alocada, o sus forcejeos desesperados por liberarse había quedado rendida, y aunque el culo le abrasaba como si estuviera dentro de un volcán en erupción, solamente llego un momento que se resignó a su suerte y solamente sollozaba ahogándose con sus propios mocos y como su saliva junto de esa mucosidad colgaba de la comisura de sus labios. En ese momento que el sheriff sintió como Alison estaba totalmente vencida y derrotada, es cuando se detuvo y empujo a la pobre mujer haciendo que esta cayera al suelo hecha un ovillo llorando.
     El sheriff complacido de su trabajo, dejo a la mujer llorando recogiendo sus armas y ajustándose su cinturón canana a su cintura, sopeso sus revólveres y comprobando que estos salieran con desenvoltura y rapidez de sus fundas. Dejando a la mujer llorando desconsolada en el suelo abrió la puerta del despacho, la cual daba al salón.
     La abrió con mucha cautela, y observando el espejo de la pared de enfrente, pudo ver al barman Thomas oculto tras el mostrador armado con la escopeta de dos cañones. El sheriff salió raudo y con rapidez tirándose al suelo, mientras que aun en el aire suspendido, hizo girar  su voluminoso cuerpo, al tiempo que desenfundaba, sonaron dos detonaciones que destrozaron una vitrina al fondo de platos y botellas, cuando una tercera detonación resonó en el salón, era el único disparo que realizo el agente de la ley, aun cuando estaba en el aire y al tiempo que su cuerpo giraba. En la frente del barman se hizo un agujero redondo, quedando su cuerpo inmóvil en el suelo, al mismo tiempo que el cuerpo del sheriff caía al suelo, pero con la diferencia que el barman, ya no estaba en el mundo de los vivos.
    -. Alison… Vas a tener que buscarte un nuevo barman. Avisa al enterrador cuando te recuperes y que pase la cuenta del entierro  a la comisaria.
    El sheriff abandono el salón recargando su revólver, al mirar al centro de la calle vio una silueta de un hombre agazapado en el tejado del salón. Mirando hacia el techo del porche, apunto y disparo todo el cargador de su revolver colt, sus seis balas. La silueta del tejado empezó a bailar danzando según silbaban las balas, algo que resulto cómico, sobre todo la última cabriola y como esta caía al vacío impactando su cuerpo contra la calle. Donde quedo inmóvil.
    -. Al parecer hoy habrá mal tiempo… Caen cobardes del cielo…
    El agente bajo los tres escalones y se encamino hacia el fondo de la calle principal. Había sudado bastante aplicando el castigo bien merecido a la dueña del salón. No le vendría nada mal un buen baño antes de iniciar su viaje. Así que se fue hacia su casa, apenas a unos trescientos metros vio como una chica que caminaba con dificultad y entraba en su casa. La reconoció al instante, era la pequeña Patricia…
    -. Vaya! Esta niña hará carrera. Apenas hace una hora que le he calentado el culo y ya se acaba de ganar otra azotaina por desobedecerme…
    En ese momento vio a Laura su ayudante, iba con pantalones limpios…
    -. Vaya! Está visto que esta comisaria mía, no sabe acatar mis órdenes… Bueno, mejor dos chicas que se acaban de ganar una buena zurra.
    El sheriff se tomó su tiempo, al llegar a la puerta se encendió un cigarrillo. Pensó que no estaría de más esperar que las chicas se acomodasen, dejándoles un tiempo extra. Cuando un sonido muy característico para el llego a sus oídos. Sonaba como si estuvieran dando una azotaina a alguien. Apago su cigarrillo y procedió a entrar en su casa.
     -. Qué diablos ocurre aquí sí puede saberse…!
     Allí estaba Laura su ayudante. Tenía sobre sus rodillas a la joven Patricia, solamente con un corpiño blanco que le cubrían sus jóvenes pechos, de la cintura para abajo no llevaba nada. Sus bragas amarillas estaban en el suelo tiradas, al igual que su vestido. Los azotes resonaban en el vestíbulo de la casa, Laura estaba administrando una azotaina con la mano en el culo de la joven, la cual pataleaba con sus piernas en el aire cuando el sheriff pregunto qué sucedía.
    -. Perdón sheriff! Le estaba recordando a esta desvergonzada que debe cumplir las órdenes que se le dan, y no ocultarse a hurtadillas en la ventana de casas ajenas y espiar como usted castiga a la señora Palmer.
    -. Patricia!!! Es eso verdad? No te había mandado que vinieras derecha a mi casa!!!
    -. Sí, señor! Pero deseaba ver como castigaba a la mujer que me utilizo y que hizo que yo fuera castigada siendo inocente…
    -. Y tu Laura, que se supone que estabas haciendo? No te mande esta mañana a tu casa!
    -. Señor! Yo estaba en mi casa. Cuando escuche los aullidos de alguien que se quejaba, supuse que era usted dando una azotaina a Alison Palmer, me asome a la ventana y vi a esta desvergonzada espiándole desde la ventana del callejón.
    -. Vaya!!! Patricia!!! Así es tu forma de obedecer a la autoridad, esto es lo que comprendes que debes hacer, salir a hurtadillas para fisgar en donde no debes? Te piensas que una chica está más libre de culpa por que la hayan utilizado? Acaso te piensas que eres menos culpable? Acaso la señora Palmer te llevo encañonada con un revolver? Sí, no hubieras tenido noción alguna de que las hermanas Watson estaban en busca y captura por la ley, en ese caso y solo en ese caso, no se te podría vincular con lo ocurrido, con lo cual, yo debería pedirte disculpas y reparar de algún modo el daño causado. Como por ejemplo, permitirte el estar presente en el castigo de la señora Palmer. Pero las circunstancias mandan por si mismas, porque en esa misma mañana, fuiste interrogada por mí haciéndote preguntas sobre las hermanas Watson. Sobre todo del lugar donde se ocultaban, tu respuesta fue que no tenías noticias de donde podrían estar esas fugitivas de la justicia.   Y… Unas horas después, al conocer su paradero que es lo que haces! Eh? En vez de venir a mi oficina a comunicarme donde se ocultaban, vas, y acudes a su escondrijo para darles aviso para ponerlas en alerta de donde estaban sus hermanas encerradas.   Al realizar semejante falta hacia la justicia e encubrir a las hermanas Watson, te convertiste en cómplice de ellas, y lo más grave de todo, lo hiciste a conciencia de qué estabas realizando, verdad? Con lo que no me degastes otra alternativa que castigarte severamente por tu complicidad, y hoy, sigues siendo tan cómplice de ellas, como lo eras ayer!!!  Tu que te has creído desvergonzada? Has recibido tu castigo esta misma mañana, a pesar de que no te hayas querido ir con esas bandoleras, crees que no estás en vigilancia por tu travesura de acudir a avisarlas, te has creído que ya estás en derecho de salir sin rendir cuentas a nadie… Aquí mi ayudante la comisaria Laura, te va a rendir cuentas. Bien Laura, tienes autorización de ir a mi despacho y utilizar el cepillo de madera, ya sabes en que armario los guardo, puedes continuar dando esa azotaina a esta desvergonzada bribonzuela! Mientras voy a darme un baño...  Cuando salga del baño, la quiero ver en su cuarto con el trasero más caliente que a una estera.  Me alegra ver que estas comenzando en realizar tus tareas Laura, parece que ya empiezas a comportarte con la serenidad de una comisaria del sheriff, el castigarte como merecías parece que empieza a dar sus frutos y eres más responsable.  No está bien que mi ayudante se muestre incoherente en su trabajo, este debe realizarse con el rigor que nos otorga la justicia, por algo llevas en el pecho izquierdo esa estrella para hacer que la justicia y en las   circunstancias que se hayan creado, tenemos la obligación de velar la seguridad de los conciudadanos. Espero que el haber tenido que castigarte de manera estricta no pienses que no te tengo en buena estima.  Si no pudieras realizar bien tu trabajo, te habría despedido hace tiempo, siempre he sabido que podía confiar en ti. Aunque no creo que tu responsabilidad vaya a cambiar de un día para otro, seguramente tendré que castigarte más de una vez, pero quiero que sepas que es por tu bien y tu propia seguridad. No quiero ni pensar que te pudiera ocurrir algo porque no atiendas tus quehaceres.  Ahora llévate a esta sinvergüenza a mi despacho y haz tu trabajo.
     El agente de la ley se quedó observando a las muchachas, Laura hizo que Patricia se levantase de sus rodillas. Ambas ponían muecas en sus rostros de dolor, Patricia porque su trasero estaba sumamente dolorido, en apenas dos horas había recibido dos azotainas, una dolorosa a manos del sheriff en su oficina. Y una segunda en esos momentos, que aún no había finalizado aún! Con su trasero al aire, ya que cuando Laura la sorprendió, se estaba desnudando, lo primero que hizo fue levantarse el vestido y bajarse las bragas, pues estas, la estaban martirizando en su trasero, sobre todo el elástico de las perneras apretaba la base del culo, así como su tejido, que parecía que llevase en vez de tela de algodón, papel de lijar o una lima que iba rozando sus nalgas magulladas.
     Laura, por el contrario a Patricia. Hacia las muecas de dolor al liberar el peso de Patricia sobre sus rodillas, ya que al estar sentada, tenía que soportar el dolor de su trasero por estar sentada, algo que sumado al peso del cuerpo de Patricia sobre su regazo, aun hacia que su trasero le doliera aún más intensamente. Sobre todo tener que hacer fuerza con su mano izquierda para mantenerla sobre sus rodillas quieta a la azotaina que le estaba dando, y aumentado por el estar utilizando su mano derecha azotándole el culo, algo que hacía que su cuerpo no se mantuviese quieto sobre el asiento de la silla, y cada movimiento al propinar la azotaina, puede que a la joven le ardiera el culo, pero a su vez, era su propio culo el que parecía que fuese castigado al mismo tiempo.   Mucho peor le resulto el instante de levantar su trasero de la silla, le dio la apariencia de que miles de aguijones de abejas se le estuvieran clavando a la vez en el trasero. Necesito de ayuda de sus manos apoyándolas en el respaldo, para así le resultara más llevadero el dolor intenso de su culo dolorido. El enderezar la espalda resulto más una pesadilla que la satisfacción que había experimentado al azotar el culo a la joven. Sus bragas limpias las notaba húmedas, y acababa de ponérselas limpias. Al levantar la mirada lo primero que vio, fue como el sheriff la observaba con una bobalicona sonrisa en sus labios, como si estuviera orgulloso de haberle dejado el culo en aquel estado. Pero al mismo tiempo aquella visión le dio más coraje, y soltándose del respaldo de la silla, enderezo su cuerpo apretando los dientes para no mostrar lo que sentía. Agarro con decisión a Patricia del brazo izquierdo con su mano derecha, y tirando de ella, se la llevó al despacho para acabar de darle la azotaina a la muchacha. Con todo su orgullo en lo más alto de su autoestima, se dirigió al despacho. Patricia con la mano libre, la derecha. Se iba acariciando el culo desnudo, el hecho que su intimidad estuviera a plena vista con todo su vello rizado, no le daba importancia alguna, en esos momentos su preocupación más acérrima era que al traspasar aquella puerta, la iban a castigar de nuevo, y lo que más le preocupaba era que iba a castigarla una mujer, hubiera preferido mil veces que fuera el hombre que la había hecho sentirse en el séptimo cielo al tener dos orgasmos intensos. En cambio, el hecho de ser castigada por otra mujer le producía mucha vergüenza. Lo peor de todo era para su vergüenza interior, el hecho de sentirse húmeda, así como sentir por sus muslos como sus fluidos los sentía como descendían por ellos. Laura por el contrario estaba sintiendo como aquellas traviesas abejas no paraban de pincharle en sus nalgas, cada paso hacia aquella puerta estaba resultando ser algo horroroso para ella aguantar, no tuvo otra opción que dejarse llevar por sus instintos y sobarse el culo con fricción, tenía que aliviar de alguna manera aquellas sensaciones que sentía en sus nalgas. Miro hacia atrás, y respiro aliviada. El sheriff no estaba tras ella, por lo tanto una sonrisa de triunfo apareció en sus labios…
     -. No sonrías Laura! Te he visto flaquear. Esta encantadora y estas,… arrebatadora cuando te sobas el culo.
     Laura, estaba furiosa consigo misma. Tiro del brazo de Patricia con más fuerza, casi arrastras la hizo entrar al despacho. Dejo a Patricia de pie junto a una de las sillas que había en la estancia, dirigiéndose Laura al mueble que había en el fondo, abrió el armario central donde sabía que estaban los instrumentos disciplinarios del sheriff. Extrajo el cepillo de madera que creyó más apropiado, uno de baño de mango largo cuya parte de las cedras, era redonda y plana, era grueso, tenía el aspecto de ser muy firme. Cerrando el armario volvió sobre sus pasos hacia patricia. A la muchacha allí junto a la silla de pie, las lágrimas aparecieron en sus ojos. Laura se dirigía hacia ella con aquel monstruoso cepillo empuñado en su mano derecha, pero lo que la aterrorizo fue, que venía hacia ella golpeando la palma de su mano izquierda, el sonido que producía era seco y firme, Patricia estaba a punto de orinarse de pánico, pero apenas tuvo tiempo de pensar nada más, Laura se sentó en la silla, al tiempo que tiraba hacia ella a Patricia, prácticamente cayó sobre el regazo. La furia de la comisaria era tal, que ni sintió casi dolor en su trasero al sentir el peso de la muchacha en sus piernas.
     -. Como bien has escuchado hablar el sheriff, eres culpable de complicidad de las fugitivas  hermanas Watson. Por lo tanto la señora Palmer es culpable de protegerlas, y tú eres culpable como ella misma, por lo que vas a ser castigada, además también  por escaparte de la casa del sheriff, en donde habías sido enviada y no tenías permiso de asistir al castigo de otra cómplice de las hermanas Watson, me voy a encargar que no lo vuelvas a olvidar. -. Laura, aún no había acabado de pronunciar la última palabra cuando su mano derecha, dejo caer el cepillo por su propio peso sobre el pequeño trasero de Patricia, no era necesario realizar esfuerzo alguno para que el cepillo disciplinase a la joven, su trasero estaba más que colorado por los azotes recientes en el vestíbulo, sumados a los propinados según el propio sheriff en su oficina, más aquellos que recibiera el día anterior, lo cual mostraba un aspecto azulado y morado en zonas, la azotaina no duro mucho, y no fue, por no tener ganas Laura de aplicar una azotaina aquel hermoso trasero. Bastaron unos veinte azotes para que la muchacha se pusiera a llorar, pataleaba como una chiquilla, pero era más por el castigo ya recibido, que por el que estaba recibiendo en ese momento. .- Con esta azotaina bastara por el momento, pequeña. Pero voy a estar muy pendiente de ti, los próximos días. Ahora ve a tu habitación y vístete. Si el llevar las bragas te molesta, te aguantas entendido! No se te ocurra el quitártelas. No me gusta compararme con según a quien. Pero si yo, no me las puedo quitar! Que no te vea sin ellas o veras lo que puede doler este cepillo, bien empleado…
     Una hora después, Patricia aguardaba en su habitación solamente con la ropa interior, permanecía echada en la cama boca abajo, por razones obvias.
     -. Bonitas bragas! Pero no deberías estar vestida? Como sabes, voy a estar varios días fuera. Estarás bajo la tutela de mi comisaria y ella se encargara de ti, más te vale portarte bien, pues ella no estando yo en el pueblo tiene instrucciones mías de cómo debe corregirte, has comprendido? Eso espero.
      El sheriff después de comprobar que Patricia estaba en su habitación bajo a su despacho, le aguardaba Laura en su despacho.
     -. Bueno Laura. He visto a la pequeña Patricia, veo que no has sido muy severa al castigarla, eso ha estado muy bien. Veo que has aprendido la lección y no te has sobrepasado en su castigo. Bien, voy a estar varios días fuera. He de visitar a los Pies Negros, a los Sioux, a los Dakota, a los Chiricahuas, y otras tribus indias.  Reconocí a todas las indias que ayudaron a las Watson, para encontrarlas no será difícil, pero si las capturo sin que sus padres tengan conocimiento de ello, me encontraría en serios problemas con los indios. Pero, si hablo con ellos explicándoles lo que han hecho sus hijas, ellos me las traerán a mí.  Taoyateduta, Pequeño Cuervo. Es uno de los jefes guerreros Sioux, primero hablare con él. Parto ya! Mi caballo ya me lo han traído de las caballerizas, parto enseguida. Esas indias les va a costar muy caro el haberme dejado en ridículo con los habitantes de este pueblo.


Continuará…