jueves, julio 15, 2021

SORAYA Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 11

 

                                     SORAYA Y SU NUEVO HOGAR    Capitulo  11

                                            “Primer día en su nuevo hogar”

 

     Soraya se encontraba muy nerviosa al estar ya en compañía de sus papás, como cualquier otra  chica se encontrase en su situación al ser primeriza, se dirigía ya de camino hacia su nuevo hogar, teniendo dudas del castigo que la esperaba al llegar a casa de sus nuevos papás, dado su accidente nocturno que estaba segura tendría consecuencias. Aunque en esos momentos decidió no pensar en ello, estaba contenta por lo sucedido en casa con su amiga,  tras despedirse de Marisa abrazándose dándole dos besos, había subido al vehículo que conducía su papá. A pesar de sus nervios y sus temores por lo sucedido,  se sentía muy feliz consigo misma al ver realizarse su mayor  fantasía, así como tener la suerte de  convertirse en una realidad, algo que no solo había sido un sueño de esa noche, quien se lo iba a decir que un sueño se podía hacer realidad… La sorpresa que  le había causado resulto ser mayúscula, que en apenas unas horas después se hubiera cumplido una fantasía, que tenía desde hacía mucho tiempo algunas noches, pero aun habiéndolo soñado otras veces mientras dormía, nunca se lo había contado a su amiga Marisa, el sueño de esa noche había sido diferente de otras, la diferencia que este le había resultado ser muy real, sobre todo al despertarse hallándose entre unas sábanas mojadas, al despertarse su primer pensamiento fue de preocupación, así como temor a lo que significaría para ella, cuando sus papás descubrieran lo sucedido, por la razón que se lo notarían nada más verla,  claramente la encontrarían inquieta y muy preocupada averiguando que le ocurría algo.

     Una de las normas que habían hablado en sus conversaciones, era que tenía que ser completamente sincera con ellos, mentirles no era una opción aceptable para ellos, pues tarde o temprano la verdad surge por sí sola, y cuando esto sucede su solución no es agradable, pues sería una grave falta de respeto hacia ellos, siendo algo que no tolerarían de ella si sucediera, dado que la confianza debe ser total, aunque confesar hechos sucedidos sin su presencia, lógicamente el castigo sería inevitable, lo cual podría hacer pensar que es mejor ocultarlo.   Teniendo en cuenta que de ocultar un hecho acaecido, siempre estará ahí la desazón de no haber sido sincera, seguramente  habrá quien pueda  disimular muy bien ese sentimiento de culpa, ocultándolo sin esfuerzo alguno y a pesar de  sentirse culpable ser capaz de ignorarlo. Pero a sus futuros papás algo que les encanto  de Soraya, desde el primer momento  era justamente su transparencia, pues si tenía una duda o sentimiento que la preocupaba, se reflejaba en su rostro como en un espejo.

      …Había leído algún libro sobre el tema de los sueños, pero siempre había creído que eso debía ser cosa de la ficción, los casos expuestos en dichos libros era debido a la imaginación del autor o casos inexplicables que habían sucedido en la realidad a los entrevistados, pues para escribir un libro es importante  necesariamente documentarse primero.  Quizás por ello se sentía de esa forma que la embriagaba,   al parecerle estar viviendo  aun  el sueño de esa noche, sintiéndose como volando por el cielo azul, que la hacía sentirse emocionada igual que cuando le regalaban de niña una muñeca, que hacía tiempo deseaba fervientemente tenerla, con la notable diferencia de su estado sintiéndose desbordada, al tener el trasero inflamado causándole  serias molestias, así como  el ardor del fuego intenso que emanaba de su trasero, lo cual la hacía ver que era muy real lo que vivía en esos momentos.

    Mientras absorta veía  pasar a los vehículos en dirección contraria, a través de la ventanilla trasera del coche de papá, estaba  tan ensimismada en sus pensamientos, dándole la impresión de hallarse en el sueño, sintiéndose abstraída de todo lo que sucedía a su alrededor.   Imaginaba lo bien que se lo iba a pasar con Marisa, recordando cómo fue su primer encuentro. Desde que la conociera hacía ya algo más de un año  congeniando casi de inmediato, en el transcurso del paso de los días su amistad se hacía más sincera, haciéndose  con el tiempo amigas inseparables.  Cuando les era posible se veían para salir a pasear por el barrio, Marisa para desconectarse de la vida con sus tíos, solía pasar los fines de semana en casa de Soraya, durmiendo juntas en la misma cama, al ser la única cama que disponía en esos momentos.  La amistad entre las dos se fue haciendo más íntima, llegando a tener plena confianza entre ellas llegando  andar por casa solo en braguitas, dada su confianza entre ellas entraban sin avisar o llamar a la puerta de la habitación.  Así fue como Marisa  sorprendió un día a Soraya, viendo un video de una chica recibiendo una azotaina.  Sentándose Marisa sobre las piernas de su amiga, las dos miraban el video fascinadas viendo como el trasero de la chica del video, iba cambiando el tono de rosado a colorado. Quizás  cualquier otra persona hubiera tenido una reacción de repulsa, siendo una de las  reacciones más lógica de esperar, pero se miraban entre ellas con miradas de complicidad, pero no apartaban su mirada de la pequeña pantalla.   Confesándose  Soraya  que hacia un tiempo solía entrar a esas páginas de videos, Marisa viendo la sinceridad de su amiga, confeso a su vez  que frecuentaba también esas páginas, en el locutorio cuando estaba a solas, pues en casa sus primas la podían sorprender.

     …Soraya recordaba… Llego el día que su amiga le confeso como  despertó en ella ese interés, algo que nunca le había contado hasta ese momento, contándole que sus tíos eran muy estrictos castigando a sus primas a la más mínima falta, castigos que siempre eran de tipo corporal, mediante severas azotainas en el trasero.  En cambio al conocerse si le había  contado  como sus tíos la acogieron en su casa, la criaron desde que era solamente una bebe, al  hacerse cargo de ella el hermano de su madre, al fallecer ella en el parto al haber complicaciones, se había criado entre sus primos desde niña. Siendo una chiquilla su tía le había dado algunos azotes,  luego escuchaba como sus tíos discutían por ese motivo, sin llegar en esos momentos  a saber el porqué.  Algo que con el tiempo aquellas discusiones no cesaron, por alguna razón que desconocía, a su tío no le gustaba que la castigase su tía, a pesar de ser como una madre para ella, siendo muy atenta con ella como cariñosa, pero a raíz de aquellas discusiones se fue distanciando de ella sin conocer motivo. Uno de los castigos a sus primas más severos fue… el día que  sus primas y ella estaban jugando en la calle, estuvieron haciendo travesuras por el barrio, llamando a los timbres para luego salir  corriendo antes que las pudieran pillar, hubo uno de los vecinos que salió tras ellas persiguiéndolas. 

     El vecino muy molesto las debió reconocer, presentándose en su casa horas después,  recriminando a su tía lo que habían hecho las niñas, nada más cerrar la puerta levanto su pie derecho hacia atrás, descalzándose de la zapatilla agarrando a una de sus primas, la puso en sus rodillas y le dio una buena azotaina sobre las braguitas, tras subírsele  por sí solo el corto vestido de niña, poco después corría por la casa alrededor de la mesa para agarrar a la otra, acabando sobre sus rodillas al igual que su hermana, pero a esta última fue más severa por haberla hecho correr tras ella.  Cuando le llegó el turno a Marisa  estaba muerta de miedo, se quedó parada esperando lo peor después de ver la tremenda azotaina de su prima, que por haberla hecho correr por la casa, le bajo las braguitas sacándoselas dándole una azotaina que le dejo el culo rojo escarlata muy brillante, esa fue una de las pocas veces que vio como le bajaban las braguitas a sus primas. Su tía yendo hacia ella  agitando la zapatilla amenazadora,  viendo Marisa como se le acercaba con su rostro contraído al estar muy enfadada, cuando ya se veía sobre las rodillas de su tía, se detuvo ante ella mirándola temiéndose lo peor para su culo, pero a pesar de su disgusto la envió a su cuarto a la cama castigada sin cenar, que ya hablaría con ella su tío al llegar del trabajo.

      Marisa le conto a Soraya que esa tarde se la paso llorando, muerta de miedo metida en la cama a la espera de la llegada de su tío.  Desde la cama escucho como llegaba su tío del trabajo, así como la fuerte discusión con su tía, por el motivo de siempre por consentir tanto a su sobrina. No debieron darse cuenta sus tíos, pero estaban discutiendo en el pasillo, desde su habitación Marisa lo escuchaba todo, descubriendo que era su papa bilógico quien les pasaba su manutención, prohibiéndoles ponerle la mano encima a su hija.  Poco después escuchaba llorar a sus primas, primeramente a una escuchándola como aullaba de dolor  y poco después a la otra, a los pocos minutos se abría la puerta de su habitación viendo a su tío en el umbral, con el cinturón en su mano derecha doblado a la mitad, con una mirada en sus ojos de decepción causada por su sobrina, ella estaba aterrada viéndole en la puerta esperando de un momento a otro ser castigada, pero su tío no entro a ocuparse de ella, cerró la puerta escuchando sus pasos como se alejaba, escuchando como su tía se lo recriminaba de nuevo, que debía castigarla como a sus hijas. Marisa por entonces debía tener unos doce años, la misma edad que sus dos primas gemelas, se llevaba con ellas solo unos meses siendo ellas mayores.

     Pocos días después les entregaron las notas del colegio, sus primas en el camino a casa ya iban sollozando, por lo que les esperaba al llegar a casa.  Sucediendo justo lo que temían nada más entregar las notas a su padre, a las dos les dio una azotaina sobre las rodillas durante varios minutos, estando  ella presente vio cómo su tío les levantaba su corta falda del uniforme escolar y les bajaba las bragas blancas  a las rodillas,  al estar presente pudo ver lo colorado que les puso el culo a las dos, escuchándolas aterrada por como lloraban sus primas,  dada la severidad de la azotaina  que les dio  su papá.  Marisa esperaba que luego le tocaría a ella, pues sus notas eran peores que las de sus primas, sobre todo concerniente a su  conducta en clase.  Pero solamente la enviaron a su habitación, estando castigada durante un mes sin salir a jugar a la calle y sin ver la televisión.   Cada vez que hacían travesuras ella era enviada a su habitación, tras presenciar siempre como eran castigadas sus primas, al igual que si resultaban ser  sus primos varones castigados, el castigo siempre era en presencia de todos los miembros de la familia.  Pasaba horas y horas encerrada en su habitación, cada vez que hacían travesuras, tenía que ver como castigaban a sus primas o a sus primos a estos últimos, siempre los castigaba su padre o madre  con el culo al aire desde niños, y ella era enviada castigada a su habitación permaneciendo castigada varios días,  lo contrario que sus primos que podían salir al día siguiente o unos días después del castigo. Deseando ser castigada como sus primos, para poder salir a jugar como ellos, además durante ese tiempo sus primos la tomaban a mal con ella, dejando de hablarle al no ser castigada como ellos, dado que no comprendían el que a ella no la castigaran, ya que cometía las mismas travesuras que ellos, pues cuando se llevaban bien entre ellos, que era muy frecuentemente al considerarse como  hermanos, siempre estaban juntos jugando y las travesuras las hacían todos ellos por igual. 

     Con el paso de los años al acabar el instituto con dieciséis años, sus primas seguían siendo castigadas con azotainas a pesar de su edad, e igual que de niñas la familia estaba presente, a partir de los trece años las azotainas de su tío eran sobre el vestido o pantalones a las chicas, al contrario si era su madre quien las castigaba, ella siempre les subía falda incluso les bajaba las bragas, algo que no solía hacer excepto en contadas ocasiones siendo niñas.  A los chicos les  seguían bajando sus pantalones y los calzoncillos como de niños, aunque si eran faltas graves de sus primas, a pesar de su edad si se las daban sobre las braguitas o con el culo al aire con las braguitas bajadas si era algo muy serio. Ella en cambio la castigaban a permanecer en su habitación como de niña, y si no estaba castigada era  enviada a encargarse del locutorio, que regentaba su tía desde hacía un tiempo. Así al tener tiempo libre fue cuando, la casualidad hizo que diera  con páginas de relatos, de chicas que eran castigadas por sus padres, tíos, vecinas, o policías, en cambio otros relatos eran  hombres que llamaban su “spanker”.  Así fue como descubrió el tema del spanking  y que había otra gente que disfrutaba siendo castigada. En ella misma comenzó a sentir un hormigueo en su interior, como si su estómago estuviera vacío a pesar de acabar de comer, una sensación que le resultaba ser agradable, al igual que al leer pasaba la vergüenza igual que la protagonista de la historia, descubriendo como se le humedecían sus braguitas.

     A partir  de ese día Soraya solía ir a menudo a casa de Marisa, con la intención de poder ver como castigaban a sus primas, algo que nunca se dio el caso.  Los tíos de Marisa  ya la conocían de verla en el locutorio, sabían que era la mejor amiga de su sobrina, hablando con ella cuando coincidían amigablemente, incluso había llegado a ser invitada a comer o cenar con ellos en casa mostrando cierto aprecio hacia ella, llegando a saludarles con un beso en la mejilla al llegar a su casa o al despedirse de ellos. Si se daba el caso que las primas o primos de Marisa, se hubieran portado mal los regañaban delante de Soraya, la cual no se perdía detalle del miedo dibujado en sus rostros, pero nunca los castigaron en su presencia, aunque luego Marisa le contaba como los habían castigado al poco de irse ella.  Por ello cuando iba a buscar a Marisa entraba en su casa, pasando horas en su habitación hablando. Tanto Soraya y Marisa sonreían con complicidad, cuando escuchaban a su tía reñir a sus primas, … “ Hoy no se libran, mi tía está muy enfadada con ellas”…  minutos después se abría la puerta de su habitación… “Marisa se te va hacer tarde para abrir el locutorio, lo lamento Soraya pero ella tiene sus obligaciones en esta casa”…   Poco después salían del piso viendo Soraya y Marisa a sus primas en el comedor de pie, como si estuvieran castigadas a permanecer junto a la mesa.

(Marisa)  -.  La que les va a dar va ser mayúscula!  Vámonos! Aún falta una hora para abrir  el locutorio, si estuviera yo a solas las castigaría en mi presencia, me llamaría para que estuviera presente en el comedor y ver su castigo. Pero al estar tú en casa, nos hace salir…

     Al salir por la puerta bajaron el primer tramo de escaleras, saltando como solía hacer Marisa para hacer ruido, pero se quedaron en silencio en el rellano de la planta inferior.   Al poco tiempo se empezaron a escuchar los azotes de la zapatilla, y poco después se escuchaba llorar a una de sus primas, pasaron diez minutos, hubo de nuevo silencio, para poco después escuchar más azotes al igual que llorar a la otra prima, poco después otra vez se hacia  el silencio.

(Soraya)  -. Me siento mal por tus primas, pero… se me han mojado las braguitas.

(Marisa)  -. A mí también… Antes no me sucedía… Pero desde que entro en esas páginas, cuando veo como las castiga se me mojan siempre, luego tengo lavarlas yo a escondidas  para que mi tía no se dé cuenta al poner la lavadora. Un día me hecho una bronca de aúpa, al encontrar mis braguitas sucias, me castigo un mes sin salir por hacer cochinadas como las llamo ella.

(Soraya)  -. Era por eso por lo que no salías?   Ya me acuerdo, venía a buscarte y tu tía me decía que no salías porque no te encontrabas bien…

(Marisa)  -.  Se enfadó tanto que hasta me dio unos azotes, aun estando mi tío delante, yo estaba roja de la vergüenza con mis diecisiete años,  por referirse al estado de mis braguitas en presencia de mi tío. Ojala me hubiera colocado sobre sus rodillas, pero no lo hizo, me los dio por encima de mi falda estando de pie, pero me dolieron de lo lindo dejándome el culo bien rojo. Mis primas tienen diecisiete años y aun las pone sobre sus rodillas a pesar de su edad y ahora que son mayores les baja las bragas siempre.

    Sonriendo recordaba ese día y el día que le presento a Sonia. Habían quedado en la cafetería del barrio, Soraya iba a presentarle a Marisa una amiga que había conocido hacia unos días, obviando que la había conocido a través de un chat de BDSM.  A Sonia no le pareció mal que le presentara a su amiga, sobre todo al saber que le gustaba también el spanking.  Sonia le  insistió encarecidamente  que por el momento, no le explicase que ella tenía spanker y mucho menos que vivía con él.  Sonia desde el primer día que se vieron en persona, le rogo  por favor que no debía contarle a nadie que tenía spanker, pues por internet todo se acaba sabiendo, y si su spanker llegaba  a enterarse, podría tener mucho que perder, dado que él frecuentaba ese chat en el cual tenía sus amistades. Debía guardar en secreto que ella tenía spanker, sobre todo al ser Marisa una menor de edad en esos momentos.  Soraya tenía por ese entonces veintiún años, Marisa diecisiete, Sonia rondaba los veintisiete años.  Insistiendo  varias veces que no debía contarle nada a Marisa, si llegaba el momento lo haría la propia Sonia.  

      Aunque las cosas no iban a salir como Sonia hubiera deseado, su pareja la castigo esa misma mañana, así se lo conto a su amiga Soraya a mediodía por WhatsApp, en el momento que Soraya tuvo un momento libre en su trabajo, explicándole porque  su spanker  se levantó  enfadado,  tras descubrir una travesura de Sonia de días atrás.  Como habían pasado varios días desde que hiciera su travesura, pasando los días sin haber sido descubierta por su pareja, Sonia estaba segura que a esas alturas ya no tendría importancia, con lo cual nada más levantarse esa mañana, sintiéndose culpable le confeso su travesura.  La reacción de su spanker al conocer la travesura, no fue la que esperaba Sonia desde luego.   Contándole a Soraya por WhatsApp  como la había castigado esa mañana, dándole una severa azotaina con su cinturón, la cual insistió que al verse en la cafetería tenía que dejarle ver estado del trasero, a regañadientes Sonia acepto a sus ruegos, en cierta forma le encantaba poder hablar sin tapujos de ello con una amiga, así como el poder mostrarle las consecuencias de su travesura.  No era la primera vez que Soraya le insistiera que le mostrase el trasero, pero insistió que no debía decirle nada a su amiga Marisa.  Minutos antes de la cita hablaban las dos al enviarle un WhatsApp Soraya….

(Soraya)  -. (Hola Sonia.  Vienes ya de camino…?)

(Sonia)  -.  (Estás sola?)

(Soraya)  -.  (Si, Marisa también está de camino, ella vive cerca no tardará en llegar.)

(Sonia)  -.  (No veas como me duele el culo, voy en el bus sentada y ya estoy deseando bajarme…)

(Soraya)  -.  (Que hacemos si Marisa se da cuenta de cómo vienes?  Ella ve como castigan a sus primas y luego las ve varios días doloridas, si tu estas dolorida como dices, seguro que se dará cuenta… Qué hacemos?  Posponemos la cita para otro día?) 

(Sonia)  -.  (Según me has hablado de ella, es muy discreta verdad? Y ya me he bajado del bus, estoy frente a la puerta de la cafetería)

(Soraya)  -.  (Pues os vais a encontrar en la misma puerta, porque ella también acaba de llegar, es la que entra ahora…)

(Sonia)   -. (Estas segura que tiene diecisiete años, se la ve muy niña aun.)

(Soraya)  -. (Sí que los tiene he visto su DNI, pero ella es así, se la ve muy jovencita por su estatura de apenas un metro cincuenta y cinco.)

     Soraya se levantó para saludar a Marisa dándose un beso en cada mejilla, sentándose de cara a la puerta para que Marisa lo hiciera de espalda a ella, trato de que no viese a Sonia como entraba, pero su decepción fue mayúscula al sentarse ella a su lado, tal y como hacia todos los días cuando se veían. Momento en el que entraba Sonia por la puerta, haciendo como si nada ocurriera avanzo sonriendo hacia ellas.  Al verla entrar Soraya le dio con el codo a su joven amiga, para que se moviera para ponerse en pie para saludar, abrazándose para darle un beso a Sonia aprovecho para posar sus dos manos en el culo, haciendo un guiño de dolor que pasó desapercibido para Marisa, pero no para Soraya que se la quedó mirando sonriendo pícaramente, dándole dos besos  al igual que hiciera con Marisa, luego le presento a Sonia, saludándose entre ambas con un beso.  Tanto Marisa como Soraya se sentaron de nuevo tras las presentaciones, mientras Soraya  no le quitaba ojo de encima a Sonia, quería ver cómo se las ingeniaba para tomar asiento, pero su decepción se reflejaba en su rostro, pues Sonia tomo asiento como si no ocurriera nada y su trasero no tuviera problema alguno.  La conversación entre ellas resulto ser muy amena, estaban tan enfrascadas en su conversación, que se tomaron varias cervezas cada una, comenzando a estar algo achispadas por el alcohol.  Como también la cerveza comenzaba hacer sus efectos, teniendo que ir las tres al lavabo a orinar la cerveza consumida.

    Marisa fue la primera en ir al lavabo, desfilando detrás sus dos amigas Soraya y Sonia, por fortuna para Sonia pudo levantarse sin descubrirse ante la joven Marisa, al ir esta ya de camino hacia el lavabo, no pudo ver las muecas de dolor de Sonia al levantarse del asiento. Al entrar al lavabo solamente había un servicio, por lo que Marisa espero en la puerta manteniendo está abierta para entrar juntas, las espero cruzando sus piernas apretando los muslos, una vez dentro Marisa sin esperar a que cerrasen la puerta, fue ella la primera en bajarse las braguitas y orinar pues se lo iba hacer encima de lo apurada que estaba, luego lo hizo Soraya, al llegarle el turno a Sonia, Soraya se colocó entre las dos delante de Sonia, de tal forma que la joven no pudiera ver a Sonia bajarse las bragas, al igual que tampoco la viera cuando se las subía haciendo muecas de dolor, sobre todo al tener que levantarse la falda del todo para  ajustarse las bragas a su cintura, las tres salieron del servicio hablando entre ellas, Soraya salía un poco mosqueada, al no poder verle el culo a su amiga Sonia. Pero delante de Marisa la habría puesto en evidencia.  Sonia y Soraya entre bromas tomaron asiento al mismo tiempo, en esta ocasión los guiños de sus ojos fue inevitable, mientras la joven Marisa  permanecía en pie, les  pareció que no se dio cuenta de sus molestias.

      Para Marisa ya era la hora de abrir el locutorio debiendo retirarse, por ello Marisa permanecía en pie al sentarse ellas, pero en esta ocasión si se fijó las claras muecas de dolor al sentarse de Sonia.  Pero no hizo ningún comentario sobre el tema, es más, miró  hacia otro lado haciendo que miraba hacia la barra para despedirse de la camarera, tras excusarse por tener que marcharse se despidieron, siendo Marisa quien se inclinara hacia ellas, para darles un beso de despedida permaneciendo las dos sentadas, poco después  salía de la cafetería. Soraya y Sonia aun permanecieron hablando en la cafetería, bebiéndose unas cervezas más mientras hablaban, al llegar la hora de retirarse las dos fueron al servicio, nada más entrar fue Soraya quien le levanto la falda a Sonia, bajándole ella misma las bragas viendo lo mojado que tenía el fondillo de sus braguitas,  luego mientras Soraya hacia pis, Sonia le recrimino que llevase las braguitas empapadas como había hecho Soraya momentos antes, pues al bajárselas a los tobillos el fondillo resaltaba al estar tenso al tener las piernas separadas. Soraya sentada en el inodoro con sus manos  mantenía la falda de  Sonia levantada, haciéndola girarse  no perdiendo detalle de lo marcado que tenía el culo del cinturón.

      Tras despedirse de Sonia en la parada del bus, al subir los escalones para acceder al interior del autobús,  Soraya aprovecho para darle una palmada en el culo sobre las bragas, claramente  al flexionar la pierna para subir al autobús, las bragas de Sonia  quedaron a la vista de Soraya, no desaprovechando esa oportunidad de darle una sonora  palmada. Sonia se revolvió con los ojos encendidos, pero cambio su rostro sonriéndole a su amiga por el descaro, sobándose el trasero por el dolor, dando a entender que no le disgusto del todo  su azote inesperado. 

    Después de ver el autobús alejarse, a Soraya no le apetecía aun irse a casa y estar sola en su piso, por ello se pasó por el locutorio a pasar un rato mas con Marisa, ya que para ir a su casa debía  pasar por delante del locutorio,  de estar su tía con ella no podrían hablar de sus cosas, pero por fortuna se encontraba a solas y no había ningún cliente en el locutorio a esa hora.

(Marisa)  -.  Es muy simpática y agradable tu amiga Sonia, me lo he pasado genial esta tarde lástima que no me haya podido quedar más tiempo.  Aunque es un poco rarita no? Has visto las bragas que llevaba puestas?   Para ser una mujer independiente esperaba que llevara braguitas más modernas. Las lleva  como las que mi tía me hace llevar a pesar que ya no soy una niña.  La has visto al sentarse? Cualquiera diría que le habían dado una azotaina, esas muecas de dolor se las he visto hacer a mis primas cuando las han zurrado de lo lindo, así como con la delicadeza que se ha sentado.

(Soraya)  -. Pues yo no me he dado cuenta de ello, serán… imaginaciones… tuyas…

(Marisa)  -. Puede ser. .- Aunque Marisa sabía lo que había visto, pues aunque la cubriera Soraya en el servicio, no solamente le vio las bragas también le vio las marcas del cinturón en su muslo derecho… -. Pues  juraría haberle visto marcas de un cinturón en el muslo, y eso no son imaginaciones mías, se lo que he visto, porque esas mismas marcas se las he visto a mis primas.

        En un momento que Marisa fue hacia el almacén en busca de material, Soraya saco el móvil del bolso y una vez en sus manos le envió un WhatsApp a Sonia…

(Soraya)  -.  (Me parece que Marisa te ha visto el muslo, ha visto las marcas del cinturón… te ha castigado con él verdad?

(Sonia)  -.  (Sabes que sí, tú has visto lo marcado que lo llevo del cinturón)

(Soraya)  -. (Le he dicho que son imaginaciones de ella, pero creo que no ha colado)

(Sonia)  -. (Como nos hemos dado el teléfono, luego hablare con ella y si me dice algo sobre el tema se lo contare, no me gustaría mentirle, me ha causado muy buena impresión, y se ve que es discreta, ya que si me ha visto el trasero no se le ha notado indiferencia, por habérmelo visto)

(Soraya)  -. (Te dejo, estoy con ella en el locutorio, no quiero que se dé cuenta que estoy charlando contigo)

(Sonia)  -. (Hasta luego, besos)

     Desde ese día se mantenían en contacto constante tanto quedando en la cafetería, o charlando por el WhatsApp al haber abierto un chat de grupo entre las tres, pero Marisa nunca comento nada con Sonia al respecto, que le había parecido verle el culo el primer día.  Pero al poco tiempo Sonia volvió a ser castigada el mismo día que habían quedado para verse, pero en esa ocasión la azotaina la recibió justo antes de salir de casa, por lo que al encontrarse con sus amigas, no pudo disimular como otras veces que llevaba el culo dolorido, además ese día su pareja la llevo en coche hasta la misma puerta de la cafetería, viéndola bajar del vehículo claramente molesta, aunque ella no se fijó que la aguardaban sus amigas frente a la puerta,  a que  llegase para entrar juntas a la cafetería, viendo como el hombre que la acompañaba le daba un azote al bajarse del vehículo, haciéndolo con el revés de su mano derecha, levantándosele la falda mostrando más de lo debido, sobre todo por el sobresalto de Sonia al sentir el fuerte azote en el culo, volviéndose hacia su acompañante para recriminarle posiblemente esa acción, sin tener en cuenta que al hacerlo el revuelo de su corta falda, dejo a la vista de nuevo completamente su trasero así como sus bragas, Soraya como Marisa que esperaban en la puerta a escasos dos metros de distancia, no solo le vieron las bragas que llevaba puestas, siendo muy llamativas por sus dibujos de fresas rojas, también pudieron ver como bajo el elástico de sus bragas, se apreciaba una  sombra inconfundible de la rojez de la parte baja de sus nalgas.

      … Recordando ese momento Soraya sonreía de manera descarada, sin escuchar o prestar atención a su mamá, que la estaba regañando justamente por  esa causa, al verla  como sonreía de manera descarada, siendo esa la impresión de su mamá tras haberla castigado hacia unos minutos.  Ella seguía ensimismada con sus recuerdos del día que su amiga Marisa, no solamente se enteró que Sonia había sido castigada, si no también que tenía un spanker siendo este su pareja.   Sonia al darse la vuelta tras despedirse de su pareja, se topó de improviso con las miradas de sus dos amigas, que la miraban entre fascinadas y alucinadas con sus labios aun abiertos de la sorpresa que se habían llevado ambas.  Al pasar por su lado las saludo…”Es que habéis visto a un fantasma acaso! Para poner esas caras…” entrando en la cafetería dejando atrás a sus amigas, entrando detrás de ella la vieron cómo se sobaba el culo sobre la falda, dirigiéndose a la mesa de costumbre, por suerte ese día solo estaba una de las camareras y no les prestó atención al verlas entrar al ser clientes habituales, dándole las buenas tardes sin mirar hacia ellas, al estar ocupada sirviendo en la barra al otro extremo.

     Sonia se sentó de cara hacia la puerta, por lo que sus dos amigas la vieron hacer todo tipo de guiños y muecas de dolor al sentarse, así como remover el culo en el asiento hasta encontrar una posición cómoda, suponiendo que fuera posible con lo dolorida que debía de estar.

     …. En ese instante ensimismada como estaba en sus recuerdos,  Soraya sonreía sin darse cuenta que estaba siendo observada desde hacía varios minutos por su mamá, la cual estaba muy molesta con su comportamiento, pues acababa de ser castigada hacia unos minutos, y la muy desvergonzada se estaba riendo.  Sacándola de su estado de ensoñación, al sentir un fuerte azote en el muslo que le dio su mamá, saliendo de ese sopor de recuerdos que la embargaba, escuchando a mamá como la regañaba severamente por reírse de forma tan descarada.

(Sra. Abba)  -. Cariño!!! Has visto semejante comportamiento de la niña? La muy desvergonzada se está riendo, cuando la acabamos de castigar hace un momento, por su desdén y el estado incalificable de su habitación, la muy sinvergüenza… Cuando lleguemos a casa te voy a enseñar yo a ti!!!  Desvergonzada!!! Que te has creído!!!  Sinvergüenza!!!

    A Soraya le había cambiado su rostro en el acto, poniéndosele sus mejillas muy coloradas de la vergüenza, así como el miedo a la reacción de mamá… Tratando de disculparse, solo logro empeorar las cosas…

(Soraya)  -.  Pa…pa… No me estaba riendo…

(Sra. Abba)  -. Como te atreves desvergonzada!!! Vas a llamar embustera a tu mamá!!! Para el coche!!! cariño!!! Para! Que me suba atrás y le arregle el culo a esta desvergonzada, llamarme mentirosa… A mí!!!  Llamar embustera a mamá!!! Ahora vas a ver cómo te pongo el culo, niña!!!

(Soraya)  -. Mamá no… Por favor… No me estaba riendo de eso, estoy muy avergonzada por lo sucedido en casa!   Pero mamá!!! Estaba recordando el día que Marisa descubrió que yo era spankee, por eso sonreía… Papá de verdad! No me estaba riendo de mamá, ni tampoco la he llamado mentí…rosa, si sonreía lo hacía sin darme cuenta… Es que estoy feliz por tener una hermanita y que esta vaya a ser mi mejor amiga… Lo prometo mamá que no me reía…

     Preocupada vio como mamá se bajaba del coche, subiéndose después  al asiento trasero con ella, viéndose segundos después sobre sus rodillas, sintiendo como le levantaba la falda y como deslizaba sus braguitas por sus muslos, los primeros azotes cayeron sobre su dolorido trasero, aunque solo fueran una docena de buenos azotes.  Poniéndola en pie en el habitáculo le subió las bragas, y la sentó sobre sus muslos viéndose a sí misma como una niña pequeña, sentada en el regazo de su mamá.

(Sra. Abba) -.  Que esto te sirva de lección!  De mamá no se ríe nadie y mucho memos me llama mentirosa!!  Como te vuelva a ver sonreír te bajo las bragas y veras tú como te pongo el culo! Por esta vez te voy a creer!  Por lo de tu amiga, pero que no se repita que dejas a mamá por embustera!!!

      Soraya sentada sobre los muslos de mamá se acariciaba el culo, sin atreverse a replicar de nuevo. Había tenido suerte que hubieran sido solo unos pocos azotes en el culo, pero con lo dolorida que estaba le dolieron mucho, apoyando la cabeza sobre el pecho de mamá sollozaba tras la breve azotaina.

(Sr. John)  -. Más te vale que te comportes como una buena niña!  Si no quieres que mamá te de una azotaina de nuevo… Y no debes hacerte muchas ilusiones sobre tu amiga, ella ahora debe reflexionar para tomar una decisión.  Hay varios puntos que debemos aclarar primero, en tu caso Soraya fue sencillo, el vivir sola de forma independiente facilito las cosas, en el caso de que en el transcurso del tiempo, decidieras abandonarnos dejándonos, no quedarías desamparada en la calle, dado que tienes tu propio piso al cual puedes volver, porque nosotros cubriremos el alquiler mientras vivas en nuestra casa.  Tu amiga vive con sus tíos, si deja su casa para venirse a vivir como nuestra hija menor. No vamos a consentir de ninguna manera que pueda quedar desamparada en la calle.  Nadie puede saber cómo reaccionara Marisa… el día que se merezca una azotaina de verdad.  Tu misma no reaccionaste muy bien, recuerdas? Cometiendo graves errores, que podrían haber acabado en ese momento.  Pero por estar durante el periodo de prueba, dadas las circunstancias extraordinarias, hicimos la vista gorda, algo que no volverá a suceder en lo sucesivo, a partir desde el momento que te has subido a este coche.  Desde este instante serás nuestra hija de doce años, pero serás disciplinada como la chica de veintidós años que tienes realmente, para bien o para mal, si decidieras renunciar no habría una segunda oportunidad, tal y como ya hemos hablado anteriormente.   El caso de tu amiga es muy joven para saber realmente lo que desea, una cosa es lo sucedido hoy, recibir una azotaina para comprobar a lo que estará expuesta.  Pero también hemos visto su rostro de sorpresa, al castigarte a ti viendo en ella muchas dudas.  Si sigue adelante con la propuesta, tendrá que pasar el periodo de prueba y luego deberá decidir cómo hiciste tú.  Repito que no te hagas ilusiones.  Es cierto que tiene buen potencial, pero todas sois iguales en la primera vez, pero cuando se te castiga y no lo deseas serlo en ese momento, las circunstancias cambian de manera radical.  Es muy bonito recibir una azotaina cuando es deseada, pero cuando no se desea puede resultar muy frustrante, muchas chicas no pasan esa prueba.    Ya estamos en casa!

     Al bajar del vehículo Soraya dio un respingo al poner el pie en el suelo, sintió un fuerte pinchazo en el culo, sintiendo la necesidad imperiosa de sobarse el culo posando su mano derecha sobre sus braguitas, sobándose el culo con vigor.   Esperando a que papá cerrase el coche, se encamino hacia la puerta del parking que daba acceso al ascensor, siendo detenida por mamá poniéndole la mano sobre el hombro.

(Sra. Abba)  -. Que eso de irte tu sola!  Dale la mano a mamá, cuando seas mayor podrás ir sola.

   Soraya se dejó coger de la mano izquierda por su mamá, yendo hacia el fondo del garaje donde se encontraba el acceso al ascensor, una vez en el interior subieron al piso, en el rellano ya los esperaba la Sra. Stuart y Carmen detrás de ella en el umbral de la puerta.  En breve se encontraban en el salón, donde sus papas tomaron asiento en el sofá, el Sr. John sentó sobre su regazo a Soraya, mientras la Sra. Abba daba instrucciones al ama de llaves. Seguidamente esta le dio instrucciones a Carmen, la cual salió del salón caminando con cierta gracia al hacerlo. Soraya sentada sobre el regazo de su  papá, vio los andares de Carmen que no dejaban duda alguna que había sido castigada hacia poco, en sus andares su corta falda dejaba entrever la parte baja de sus braguitas blancas, destacando la rojez de la base de sus nalgas.

(Sr. John)  -.  Sra. Stuart!  Llévese a la pequeña y la cambia, por ropa de estar por casa, ya casi es la hora de comer. Luego nos la envía al salón, que le pondremos unos deberes hasta la hora de comer. Su profesor nos ha dejado deberes para ella, que se los corregirá esta tarde en clase.

    La Sra. Stuart se retiró seguida de cerca por Soraya, al salir al pasillo no siendo ya vista por sus papas, se llevó las dos manos al culo para sobárselo, introduciendo sus manos bajo su falda, se acarició el culo sobre sus braguitas.   Nada más entrar a la habitación en breve Soraya estaba desnuda como vino al mundo, destacando la rojez en su redondo y pequeño  trasero.

(Sra. Stuart)  -.  Vaya! Ya veo que te han calentado el culo de buena mañana… Que habrás hecho pillastre! Para que te castiguen?   Bueno…no es cosa mía, ven conmigo que te bañe, para luego vestirte para comer!   Luego por la tarde te cambiare de nuevo para ponerte el uniforme, con el cual acudirás a clase con tu profesor, te advierto que el profesor es muy estricto y sabe bien como utilizar una buena vara. Más te valdrá que los deberes estén bien hechos por tu propio bien!

     Treinta minutos después salía de la habitación, vestida con un precioso vestido amarillo con la falda ondulada, calcetines blancos hasta la rodilla, zapatos Merceditas negros abrochados por una delgada correílla en el empeine del pie, abrochada en una hebilla en el lateral exterior del pie.  Al andar el vestido ondulado, dejaba entrever sus braguitas blancas de algodón con dibujos de margaritas, se dirigía hacia el salón algo preocupada por las palabras de la Sra. Stuart, así como por esa habilidad al usar la vara el profesor que conocería esa tarde, pensando que no se acababan nunca las sorpresas en esa casa, temblaba solo de pensar en el profesor y como seria este, cuando se encontró cruzándose en el pasillo con Carmen.

(Carmen)  -.  Hola! Soraya.  Me alegra mucho verte y que te hayas decidido  volver a casa, tu eres de largo la mejor chica que ha pasado por esta casa, en los últimos meses desde que estoy yo en la casa. Otras chicas eran altiva y orgullosas, por ser la hija de los señores se creían ser princesas, tratándome muy mal por ser la doncella…

(Soraya)  -. Hola… Pues si lo pensé bien, y creo que no me arrepentiré de haber aceptado. Antes te he visto en el salón, parece que no pierdes el tiempo.  Puedes estar tranquila para mi eres mi mejor amiga en la casa.

(Carmen)  -.  Ya ves!  En esta casa es difícil que una chica se aburra.  La Sra. Abba esta mañana le ha comunicado a la Sra. Stuart, que repasaría nuestra vestimenta antes de ir a por la niña.  Imagínate… Todo el servicio en fila en la cocina, la Sra. Stuart, la cocinera, sus dos ayudantes y yo todas una la lado de la otra, revisándonos el uniforme a la Sra. Stuart ropa interior incluida, luego a la cocinera a la cual ha pillado de sorpresa, llevando sus bragas mal puestas, te aseguro que durante todo el día de hoy se las revisara más veces, menuda le ha dado a la cocinera, sus dos ayudantes también han recibido lo suyo, al parecer la Sra. Stuart no las ha podido avisar a tiempo sorprendiéndolas la revista, al bajar la señora a la cocina antes de tiempo o ese ha sido el motivo que la Sra. Stuart ha dado a la cocinera para disculparse. Y yo al extremo le ha dado por revisarme el uniforme, no llevaba puesto el corbatín y tampoco llevaba la cofia puesta en la cabeza, debo decir que al saber que iban a recogerte, me ha dado por ser un poco despistada al vestirme.  Aunque luego sobre las rodillas de la señora me he arrepentido, pero ya era tarde, me ha dado una buena azotaina con la zapatilla, igual que a las dos ayudantes. En cambio con la cocinera ha sido horrible, ha utilizado una pala de madera de cortar embutidos, ella tiene un culo muy robusto y con la zapatilla no se habría ni enterado de la azotaina, para castigarla  la ha hecho inclinar sobre la mesa de fríos, tenías que haber visto como meneaba el trasero de dolor.

(Soraya)  -. Ya nos veremos luego y me cuentas todo. Me voy que me están esperando para hacer deberes y ya has hecho que se me humedezcan las bragas recién puestas.

    Al despedirse Carmen se fijó en Soraya que caminaba también con cierta dificultad… aludiendo…

(Carmen)  -. Ya veo que tú tampoco te has quedado atrás, llevas el culo bonito.

   Soraya girando la cabeza al tiempo que con sus manos se estiraba del borde del vestido…

(Soraya)  -.  Luego te cuento lo que me ha sucedido esta noche, y las novedades que han surgido.  Me voy,  no me apetece que me vuelvan a dar una azotaina de nuevo!

     Entro en el salón llamando antes de entrar, le dolía el culo como para arriesgarse a entrar sin llamar, a pesar de que la puerta estuviera abierta de par en par, al escuchar adelante se acarició el culo antes de dar un paso, y se estiro el elástico de sus braguitas introduciendo el dedo índice desde el fondillo de sus braguitas, subiendo y estirando al tiempo el elástico de las perneras, por el comentario de Carmen que le había pasado revista al servicio su mamá, dejando así las braguitas bien tensas aunque al hacerlo le molestaran más, pero una falta de decoro significaría una azotaina, como la que había recibido Carmen.  Al entrar una seña de papá le indico que fuese hacia él, al acercarse lo hacía tímidamente con temor de haber actuado mal, al llegar hasta él, su papa la coloco de pie entre sus piernas posando la mano derecha en el culo ardiente sobre sus braguitas acariciándole el trasero.

(Sr. John)  -. Mi pequeña cuando una puerta está abierta, no es necesario llamar para entrar. Cuando esté cerrada la puerta si debes llamar antes de entrar, pero estando abierta puedes hacerlo libremente, esto es el salón y siempre está abierto a no ser que por algún motivo este cerrada esa puerta.  Ahora siéntate a la mesa para ponerte hacer los ejercicios que ha dejado tu profesor, son unos ejercicios para evaluarte serán sencillos y así él pueda darte las clases pertinentes dado tu nivel de estudio.

    Soraya fue hacia la mesa en donde había unos cuadernos, vio que la silla tenía el asiento de dura madera, y la silla de al lado estaba acolchada.  Arrastrando la silla de madera, se dispuso a cambiarla por la de asiento acolchado, siendo detenida por su papá al ver lo que hacía.

(Sr. John)  -. Pequeña se puede saber que estás haciendo?

(Soraya)  -. Cambiar la silla por esta otra más cómoda.

(Sr. John)  -. Te he dado permiso para cambiar una por otra? Verdad que no lo he hecho, pues ya la estas dejando en su lugar.

(Soraya)  -. Pero papá esta silla es muy incómoda…

(Sra. Abba)  -. Te atreves a replicar a tu padre?  Ahora vas a ver…

     Soraya vio a su madre que dejaba el libro que estaba leyendo sobre el sofá, mirándola con los ojos saltones al verla levantarse e ir hacia ella con no buenas intenciones, en cuatro zancadas ya estaba a su lado, cuando se quiso dar cuenta Soraya,  ya estaba sobre sus rodillas boca abajo, sintiendo como los dedos de la mano derecha o izquierda de su mamá, le estaba bajando las braguitas blancas de algodón con florecillas de margaritas hasta las rodillas, la azotaina comenzó a sentirla inmediatamente en su culo rojo desnudo.

(Sra. Abba)  -.  Aun no llevas una hora en esta casa, y ya te has atrevido a replicarme a mí en el coche, y ahora le replicas a tu padre de nuevo, pero ya te voy a enseñar yo lo que sucede si eres contestona!!! Vas aprender que a papá… y… mamá… no… se… nos… replica…!!!  O te pondremos “el culo ardiendo como un volcán en erupción”, vas aprender por las buenas o por las malas como prefieras, está visto que prefieres aprender por las bravas, pues tu mamá te coloca sobre sus piernas y te baja las bragas para ponerte el culo bien caliente, así aprenderás a respetar a tu papás!!!

     La Sra. Abba levantaba el brazo todo lo que daba de sí mismo, estirándolo  bien en alto todo lo que daba de sí mismo, algo que no era poco lo que podía levantar su largo brazo, para dejarlo caer impulsado por la inercia y por la fuerza empleada para darle un sonoro azote en el culo desnudo, el cual hacia aullar de dolor a la pequeña,  las nalgas al sentir el impacto de la enorme mano de su mama, se aplanaban sobre si mismas formando como unas olas de la playa, para al poco volver a su posición natural, apareciendo la marca de la mano blanquecina, que rápidamente cambiaba por el color colorado, cada azote al caer sobre el culo coloradísimo,  el cuerpo de Soraya se desplazase unos centímetros hacia adelante para volver sobre si mismo a su posición, cuando el siguiente azote ya caía de nuevo sobre su pequeño trasero, el cual por segundos iba coloreándose cada vez más colorado si ello era posible, pues ya lo tenía lo bastante colorado de antes de salir de su casa, dejando claramente patente en el culo de Soraya el enfado de mamá, recordando la fuerza que tenía mamá a la hora de propinarle una azotaina, y más si estaba enfadada como en esos momentos. Las lágrimas no se hicieron de rogar,  al cuarto o quinto azote ya estaba llorando como una magdalena, mientras su mamá continuaba dándole más y más azotes en el culo.

    A Soraya se le estaba haciendo eterna la azotaina que le estaba dando mamá, parecía que nunca iba a detenerse, a ella cada vez le dolía más el culo deseando que acabara, pero su mamá no estaba dispuesta a detenerse, sin haberla calentado a base de bien el culo a su hija pequeña, solamente cuando empezó a sentir molestias en su mano derecha, fue cuando la intensidad de los azotes se reducía, pero para la pequeña Soraya continuaba sintiéndolos arder tanto como el primero de ellos.  Vagamente podía mirar hacia donde estaba su papá, rogándole con la mirada que hiciera que mamá parase. Pero a papá le vio que estaba de pie muy serio, lo veía ante ella con su rostro impasible muy serio, mirando de pie a escasos dos metros como mamá le calentaba el culo, en su rostro le pareció ver entre sus ojos llorosos, que su papá estaba complacido por la azotaina que mamá le estaba dando, viendo claramente que no iba a intervenir.  La azotaina aún se prolongó por un tiempo indefinible para ella, solo sentía lo mucho que le ardía el culo y lo mucho que le dolía recibiendo más y más azotes.

   Cuando ceso la azotaina sintió como era izada de las rodillas, viéndose colocada bajo el brazo de mamá en volandas, mientras Soraya muy dolorida seguía pataleando sintiendo como sus bragas le trababan sus piernas y llorando atragantándose con la saliva de tanto llorar.  Sin saber cómo se vio sentada a la mesa, manteniendo sus bragas que se le acababan de bajar  a los tobillos, sintiendo la fría madera en su ardiente trasero.

(Sr. John)  -.  Ahora ponte hacer los deberes si no quieres que papá se saque el cinturón!!! Deja de llorar que no ha sido para tanto, la azotaina que te ha dado tu mamá te la has ganado tu solita, así aprenderás a no ser impertinente con papá y mamá!!!

     Soraya sollozaba sentada en la dura silla de madera, mientras se tragaba la saliva con dificultad, con las mangas del vestido se secaba las lágrimas de la cara, trataba de ver lo que en los cuadernos estaba escrito, pero con sus ojos llorosos lo veía todo borroso, siéndole imposible el ver algo en las páginas del cuaderno de deberes. Solo sentía una fuerte sensación de fuego intenso en el culo inflamado, así como el intenso dolor tras la severa azotaina, levantando la mirada fugazmente miro el reloj de pared, recordaba la hora que era cuando había entrado al salón, viendo que había transcurrido algo más  de treinta minutos desde que entrase al salón, de reojo miro hacia el sofá viendo a mamá que la observaba.

(Sra. Abba)  -.  Soraya!!! Que no vuelva a verte levantar la mirada de tus deberes!  Si no quieres que vaya otra vez y me saque la zapatilla para darte en el culo, no me voy hacer daño de nuevo en la mano por sacudirte  el trasero!!!

    Hasta la hora de la comida trato de obedecer y hacer los deberes que le habían mandado hacer, pero le dolía tanto el culo que le fue imposible concentrarse en ellos, además estaba la amenaza de darle una azotaina con la zapatilla de mamá, sabiendo que cuando se dieran cuenta que aún no había empezado, su trasero volvería a correr riesgo de ser castigada de nuevo.  Sintiéndose fatal por haber colaborado en hacer que su amiga Marisa, entrara a formar parte de la familia como su hermana menor.    Como su amiga iba a soportar castigos, como el que ella misma acababa de recibir.  Aunque en el fondo sabía que ella iba a estar bien en esa casa, pues sentía entre sus piernas como el asiento estaba muy mojado de sus fluidos, solo de pensar en volver a ser castigada con la zapatilla sobre las rodillas de mamá.  Avergonzándose por desear sentir la zapatilla en el culo, a pesar de lo dolorido que lo tenía, pensando en lo que le iba a suceder, cuando descubrieran como había mojado el asiento, ya se veía sobre las rodillas de nuevo por cochina… Viendo de reojo con su mirada, aparecer a la Sra. Stuart en el salón, anunciando que la comida estaba lista para ser servida. Levantando levemente la cabeza la vio frente a la puerta esperando la respuesta de sus papás, Soraya temblaba como una magdalena de miedo, pues ahora se darían cuenta que en dos horas no había tocado el lápiz y seria castigada de nuevo por mamá, sintiendo como su sexo se humedecía más aún.  Diciéndose así misma que debía de estar loca de atar, por desear sentir en el culo la zapatilla de mamá, con lo mucho que le dolía ya.

(Sra. Abba)  -.  Sra. Stuart recoja los cuadernos de deberes de la niña, llévelos al aula de estudio para ser corregidos por el profesor esta tarde.  Más te vale Soraya que estén bien los deberes, de lo contrario el profesor se ocupara de tu trasero.

     Poco después Carmen montaba la mesa para servir la comida, viendo a Soraya sentada a la mesa con las bragas bajadas a los tobillos.  El vestido no le dejaba ver el estado del culo de Soraya, pero por sus ojos rojos vidriosos de haber llorado mucho, dedujo que la habían castigado al entrar al salón después de cruzarse en el pasillo.   Sus papas se sentaron a la mesa a comer, sirviendo la comida poco después.   Al acabar la Sra. dio instrucciones…

(Sra. Abba)  -.  Soraya! Te puedes levantar de la mesa y subirte las bragas.   Sra. Stuart llévese a la niña y acuéstela a dormir la siesta hasta la hora de sus clases, luego acueste también a Carmen!  Pues está castigada sin salir, aunque hoy sea su día libre. A las ayudantes de la cocina envíelas también a la cama, también están castigadas en el día de hoy  Luego viene usted a mi despacho, que debo darle nuevas instrucciones…

     Soraya con mucha dificultad al llevar casi tres horas sentada en la silla, hizo todo tipo de guiños con los parpados de sus ojos por el dolor extremo en su trasero, poniéndose en pie con mucha dificultad, y más le costó el tener que agacharse para subirse las braguitas, cuando logro ajustárselas con lágrimas en los ojos por el dolor, así como por los miles de aguijones de avispas que le picaban en el culo, o esa fue su sensación al sentir pinchacitos muy dolorosos al subirse las bragas. Muy  preocupada tras escuchar por segunda vez como se referían al profesor, así como se las gastaba dicho  profesor, Soraya aterrada  se acercó más a su papá que estaba sentado a su izquierda en la cabecera de la mesa.

(Soraya)  -.  Papa. Por favor puedo ir hacer los deberes al aula?  Es que me dolía tanto el… que no he podido hacerlos, me dejas por favor papá…

(Sr. John)  -. Hablare con mamá a ver qué le parece, no te prometo nada…

(Sra. Abba)  -.  Ni hablar!!!  Derechita a la cama, ya!!!  Las bebes después de comer deben de irse a dormir la siesta, como las niñas buenas!!!  Y tienes suerte que no te ponga en mis rodillas ahora mismo, antes te he dicho que sucedería si no hacías los deberes… No me gusta que me desobedezcan!!!

(Sr. John)  -. Cuando llegue tu profesor hablare con él, para que no sea duro contigo por no haber hecho los deberes. Es todo cuanto puedo hacer…

    Resignada se dirigió hacia la puerta donde la aguardaba la Sra. Stuart, dando pasos muy cortos por lo mucho que le dolía el culo, el cual se lo sujetaba posando sus manos en la base de sus nalguitas, cogiéndoselas haciéndolas subir con sus manos.   Carmen una vez en el pasillo la cogió del brazo derecho para ayudarla a caminar, detrás de ellas iba la Sra. Stuart sonriente observando a las chicas y las dificultades que tenían ambas, aunque la que peor andaba era Soraya, llevaba una mañana muy movidita para ser su primer día.

     Al entrar a la habitación habían trasladado una cama a la espaciosa estancia, la Sra. Stuart desnudo a Carmen poniéndole un corto camisón metiéndola en la cama recién instalada, Soraya sonrió fugazmente al estar dolorida a Carmen, al tenerla como compañera de habitación.  Luego se ocupó de desnudar a Soraya,  sorprendiéndola que le sacase también las bragas dejándola solo con la camiseta de tirantes, pero más la sorprendió cuando la hecho de forma lateral sobre  la cama, boca arriba, su sorpresa desapareció al instante cuando la Sra. Stuart extrajo del armario un pañal, de la vergüenza que sintió cerro los ojos pues no quería mirar, sintió como la Sra. Stuart la manejaba a su antojo manipulándola para pasarle el pañal bajo su trasero, sintiendo como lo sujetaba en sus costados, luego le paso unas bragas de plástico deduciéndolo por el ruido que hacia esta. Entonces abrió sus ojos viendo que la Sra. Stuart le estaba poniendo un pijama, una vez puesto la hizo girarse boca abajo, para abrochárselo pues se abotonaba a su espalda, estando boca abajo sintió unas voces detrás de ella, las reconoció al instante eran de papá y mamá.

(Sra. Abba)  -.  Las niñas pequeñas cuando tienen descuidos, mojando la cama deben dormir con pañales,  si no son lo suficiente mayores para utilizar el baño, es necesario tomar medidas para evitar el problema, así se comportara mejor aprendiendo a no mojar la cama. Que te habías creído en tu casa, que solo era una amenaza, pues ya ves que no lo es, así vas a dormir toda la semana, hasta que nos demuestres que eres mayor para ponerte pañales. Si mojas tu pañal iras con el puesto el resto del día, incluso para salir de casa, aunque vayas a tus obligaciones laborales lo llevaras puesto.

    Soraya tras quedarse a solas con Carmen una vez salieron todos apagando la luz, no se atrevió a decirle nada a su amiga por la vergüenza que sentía de sí misma, sintiendo como el pañal entre sus piernas la hacían sentirse como una bebe de verdad, pero al poco tiempo de estar acostada boca abajo, empezó a notar leves molestias al tratar de moverse, comprobando por sí misma  como raspaba  el dichoso pañal al moverse, el roce de sus nalgas inflamadas y doloridas, sintiendo en el culo como poco a poco empezaba a ser cada vez más molesto.

(Carmen)  -. No te sientas mal  Soraya.  Yo también los he llevado puestos en dos ocasiones, y lo pase mucho peor que tú te lo aseguro, los tenía que llevar puestos a todas horas sin poder utilizar el baño en dos semanas, ni para hacer aguas mayores lo pase fatal. Teniendo que esperar que vinieran a cambiarme, cuando lo hacia la Sra. Stuart no era tan malo, pero a veces era el Sr. John quien venía a cambiarme y entonces si lo pasaba muy mal de la vergüenza que sentía, al tener que consentir que me bañase y limpiara él, tu aun vas a tener suerte solo deberás llevarlos para dormir.

(Soraya)  -. Y… Y si tengo que hacer pis…? Qué debo hacer?

(Carmen)  -.  Aguántate…!!!  Yo no lo hice,  quise probar que se sentía al hacerlo en el pañal. No creía que hablaran en serio de hacérmelo llevar durante el día y moje el pañal para saber que se sentía, la sensación de hacérmelo encima fue maravillosa.  Pero al encontrarme mojada, aparte de la azotaina con el dichoso cepillo de madera.   Tuve que llevar pañales puestos dos semanas a todas horas, incluso cuando en mi día libre podía salir de paseo, tenía que llevarlo puesto. Lo pase fatal esas dos semanas… Pero… me da vergüenza decirlo, pero me gusto que me trataran como una bebe, nunca en la vida me he sentido tan querida como esas dos semanas.  Después descubrí que para recibir abrazos y mimos de los señores no era necesario ser una bebe, me demuestran su afecto cada día aunque me castiguen, ese afecto ni en mi casa me lo daban mis padres.   Son muy estrictos y muy severos conmigo, pero solamente lo son cuando es necesario serlo, por otro lado también son muy cariñosos.

     Durante unos minutos se mantuvieron en silencio, Soraya trato de dormir un poco, pero a cada minuto que transcurría, la vergüenza se apoderaba de sus pensamientos, pues en breve vendría la Sra. Stuart a cambiarla de ropa, aun no se acostumbraba a no poder cambiarse ella sola, se sentía como una chiquilla cuando le ponía las bragas, aunque en su entrepierna solo imaginarse viéndose como le ponía la ropa interior se notaba húmeda.  Sin saber si Carmen dormía…

(Soraya)  -.  Pues si todo va bien, dentro de poco tendré una hermanita menor.

(Carmen)  -. A mí no me disgustaría, pero no es mi rol preferido, el que me gusta es quien soy, como doncella.

(Soraya)  -. Tranquila Carmen. No me refería a ti.  Tengo una vecina que es muy amiga mía, y es spankee también, por razones que no vienen al caso papa y mama la han conocido hoy y si ella acepta, vendrá a  vivir como mi hermanita pequeña.

(Carmen)  -. No sé, no estoy segura de lo que te voy a decir.  Pero yo no hablaría de ello hasta que no se haga realidad, si algo he aprendido de ellos en este tiempo, es que no les gusta sentirse manipulados. Yo de ti dejaría que las cosas sucedieran por sí mismas y no me entrometería para nada, así seguramente podre conocer a tu amiga, que si es tan buena como tú lo pasaremos genial.  Te aseguro que no les gustara saber que me lo has contado, no deberías de haberlo hecho.   Hazte la dormida!  Viene alguien!  Y tranquila soy una tumba, por mí no sabrán nada!

     La Sra. Stuart entraba en ese preciso momento…

(Sra. Stuart)  -. Sobre que serás una tumba, Carmen?   Tranquila Soraya puedes hablar de tu amiga con toda tranquilidad, la Sra. Abba me acaba de hablar de ella, se llama Marisa verdad?  Me ha pedido que prepare una habitación para ella, que si decide aceptar vendrá de prueba este fin de semana, ya que al parecer trabaja en un locutorio de sus tíos, por lo que no sería posible hacer la prueba, durante la semana que es lo habitual en esta casa, tendrá que ser en fin de semana.  Venga arriba Soraya!  Debo arreglarte para que asistas a tu primera  clase.  Tu Carmen sigue acostada, la señora dice que estas castigada hasta la hora de la cena…

     Soraya se veía preciosa en el espejo del pasillo, vestida como una colegiala, la Sra. Stuart le había hecho unas trenzas en el cabello, con lo cual su aspecto era el de una niña de doce años, nadie viéndola así vestida creería que tenía veintidós años. Sorprendiéndola el cambio dado con un simple peinado, incluso convertir a una mujer de veintidós años, en una chiquilla de aspecto al menos de diez o doce años.  Vestida con una blusa blanca, con un corbatín de color rojo en el cuello de la blusa. Girándose ante  el espejo se le levantó su corta falda escocesa plisada a cuadros de verde oscuro,  viéndose las bragas de algodón blancas con dibujitos  de fresas rojas, viniéndole a la mente los recuerdos del momento en que Marisa su amiga, vio por primera vez las braguitas que llevaba Sonia, el día que Marisa conoció sus secretos, entreteniéndose ante el espejo más tiempo de lo deseado. Apresurándose a subir al aula que estaba en el piso de arriba,  viendo el reloj de pared del rellano de la escalera, se dio cuenta que se había entretenido demasiado, llegaba tarde a su primer día de clase. 

    Muy agitada y muy nerviosa entro al aula, viendo que el profesor no había llegado aún, eso la hizo  respirar aliviada, viendo sus cuadernos de deberes en uno de los ocho pupitres del aula, al fondo del aula en la penúltima fila, sorprendiéndose que el aula fuera tan espaciosa, teniendo mesa nada más entrar al aula, colocada oblicua hacia el aula para el profesor, una  pizarra en la pared al lado de la mesa, aunque se le helo la sangre al ver en la pared varias varas de varios grosores, que se hallaban entre la mesa y la pizarra, por lo que se apresuró a sentarse en el pupitre destinado a ella al estar sus cuadernos sobre él.  Extrañándole que habiendo otros más cercanos a la mesa del profesor, el suyo estuviera tan alejado, aunque poso sus nalgas  en el asiento haciéndolo muy despacio, el culo aun le dolía horrores para sentarse. Justo en ese momento entraba el profesor, con un aspecto que solo verle hizo que Soraya se estremeciera. 

     Impresionada observaba al profesor, viniéndole a la mente el día que conoció a su papá, la primera vez se quedó sin palabras  por su estatura, al ver a su profesor no fue su estatura precisamente lo que más la impresiono, dado que su altura no pasaría del metro ochenta, pero le impresiono el aspecto de su rostro de hombre serio, pues su rostro se reflejaba un aura de estar enfadado.  Al saludarla al entrar sonrió al mirarla, pero aun sonriendo parecía de estar de muy mal humor, lo que hacía que su sola presencia causara terror a la joven Soraya, sobre todo al recordar las palabras de la Sra. Stuart referente a la vara del profesor,  tras verlas en el soporte de la pared vio que la Sra. Stuart no exageraba.

(Sr. Truman)  -. Buenas tardes Srta. Soraya, su papá ya me ha hablado que no ha realizado sus deberes, y se ha escusado por usted. Por lo tanto es algo que me deja intrigado, que cree usted jovencita que debo hacer, debo seguir el consejo que me han recomendado sus papás?

(Soraya)  -. Si? .- Soraya fue lo único que acertó a decir ante aquella pregunta, pues no se esperaba que nada más entrar, sacara el tema de los deberes, asustando más a la joven de lo que ya estaba.

(Sr. Truman)  -. Le estoy haciendo una pregunta jovencita. Y me responde usted a una pregunta, con otra con ese, “sí”?   Debe saber jovencita que en mi trabajo soy yo quien debe evaluar a mi alumna, y no sus papas, ellos no deben intervenir en mis decisiones como profesor, el simple hecho que usted jovencita se haya protegido en el regazo de su papá, poniéndole una dulce carita para convencerlo con una sonrisa inocente.  La conclusión que puedo extraer de sus actos, es que es usted una joven caprichosa, y debo decir que me ha disgustado en extremo, su conducta la  considero completamente intolerable.  Ha tratado de engatusar a su papá, con mimos y poniéndole ojitos de niña buena, verdad? No estoy dispuesto a tolerar esa conducta jovencita!  Sabe usted que su mamá está en desacuerdo con su papá!  Ella me ha recomendado que la ponga sobre mis rodillas, y le propine una buena azotaina en el trasero!  Un consejo que voy a tener muy presente!  El que me haya venido su papá con el cuento que ha sido castigada por su mamá, seguramente jovencita usted se merecía el ser castigada!!!  Le voy a decir algo a joven.   Mi currículo como profesor me precede, calificándome de hombre serio y sobre todo ser justo con mis alumnas.   Por lo cual debo decirle jovencita -. Desde su entrada en el aula se había situado frente a su mesa, tras dejar encima un maletín negro. Desde su aparición al entrar por la puerta  había estado observando a su alumna, colocándose al entrar al aula delante de su mesa, mirando hacia la joven desde su posición,  tras mencionar  las últimas palabras se había desplazado lentamente bordeando su mesa pasando por delante de ella,  dejando la mesa a su izquierda andando con paso firme hacia  la pared del fondo donde estaba ubicada la pizarra del aula, justamente a la izquierda había una tablilla horizontal como estante, con dos pequeños soportes por debajo que la sujetaban a la pared, del cual pendían una serie de varas en vertical de varios grosores, sujetas por la parte superior cada una de ellas por unos anillos independientes . El profesor las estuvo observando y evaluando  hasta decidirse por una de ellas.  Las había de varios grosores así como de diferentes constituciones, habiendo “cuatro varas de Bambú variando su grosor de más a menos gruesa, cuatro varas de Abedul, cuatro varas de Avellano y otras cuatro varas muy blancas claramente de cartílago de ballena, extrayendo una de ellas cogiéndola de ambos extremos la doblo trazando una circunferencia hasta juntar la mano derecha, con la izquierda, comprobando su flexibilidad máxima, pero la volvió a colocar en su lugar”.   Se decidió por una de las del centro del estante de un grosor medio claramente, se había decidido por una vara de Avellano, como de un centímetro la parte inferior, parte más gruesa  de ese extremo por el cual la agarro con su mano derecha, dándose unos golpecitos sobre la palma de sus mano izquierda, comprobaba su resistencia, rigidez y su firmeza, maniobra que hizo a Soraya ponerse a temblar aterrada. Luego con la mano izquierda sujetaba el extremo más delgado, arqueándola con sus manos formando un arco inverso, momento que se dio la vuelta mirando a Soraya mientras caminaba hacia su lugar junto a su mesa.  Mirando muy serio a la joven alumna, soltó el extremo que sujetaba con la mano izquierda, esta se balanceo de un lado a otro hasta quedar parada con el extremo delgado apuntando al techo. .-…que si usted se hubiera presentado con sus deberes, en su primer día de clase, pero hubiera venido a clase sin más.  Es más que posible que por ser su primer día, tras comprobar que no había hecho sus deberes en la mañana de hoy, proporcionados por mí personalmente a sus papás! Yo seguramente no habría tomado la decisión de considerar necesaria aplicarle un correctivo por su conducta, pero está muy claro que no solo ha intentado engatusar poniendo ojitos de niña buena a su papá, si no, que sabiéndose merecedora de un castigo, ha tratado por todos sus medios a su alcance el librarse de él.  Es algo que me hace pensar que no es tan inocente como refleja su rostro angelical, puede que haya convencido a su papá!  Pero jovencita!  A quien debería haber convencido es a su profesor, y debo decirle niña!!!  Que no lo ha logrado con esa conducta, haga el favor de venir hasta mi mesa e inclínese usted sobre ella, si al menos en esto lo hace voluntariamente, lo tomare como un gesto de arrepentimiento, por lo cual jovencita el estar arrepentida, es algo muy favorable para ti en estos momentos. 

      En ese instante,  agito  la vara de arriba abajo varias veces, haciéndola silbar en el aire al agitarla con firmeza, observando el rostro de terror de su joven alumna, que a cada silbido de la vara la hacía  estremecerse temblándole el cuerpo, cerrando sus ojos cada vez que la hizo silbar.

     Soraya estaba aterrada viendo a su profesor, como se colocaba a la izquierda de su mesa, junto a la puerta del aula, con la vara en su mano derecha dando golpecitos, con la punta del extremo delgado de la vara sobre la mesa, lugar donde le estaba indicando que debía inclinarse.  En su rostro se reflejaba su miedo a lo que estaba por suceder, apoyando sus manos en la mesa de su pupitre se puso en pie, ladeando ligeramente su cuerpo hacia adelante, desplazando su  pierna derecha lateralmente, hacia ese lado dejaba su pupitre a su izquierda, posteriormente movió la pierna izquierda quedando de pie al lado de su lugar de estudio.  Con los dedos temblorosos se pasó la palma de sus manos por sus costados, alistándose así la corta  falda escocesa a cuadros verdes con ambas manos, luego titubeante empezó andar a pasos cortos por el pasillo central pasando entre los pupitres, haciéndosele interminables los escasos metros al dirigirse hacia la mesa del profesor, con lágrimas que descendían por sus mejillas, al estar apenas a dos metros de distancia bajo su mirada al suelo, llevándose su mano derecha atrás, posando la mano  sobre el trasero, al avanzar  ligeramente encorvada por las molestias  del dolor del trasero,  tras acumular la inflamación de sus nalgas por varias azotainas durante la jornada, llego hasta la mesa muy temblorosa, aterrada, a pesar de su miedo, titubeando pero obedeciendo la orden dada del profesor, se inclinó posando su pecho sobre la mesa ayudada por sus manos, las cuales luego  estirando sus brazos sobre la mesa, se agarró con fuerza del borde del otro extremo, quedando su cuerpo tenso y  su trasero bien expuesto al castigo inminente. 

   Las manos del profesor cogieron el borde del dobladillo, de la falda plisada a cuadros escoceses de color verde oscuro, levantándosela lentamente descubriendo sus bragas blancas de algodón con dibujos de fresas rojas,   con parsimoniosa lentitud la doblo varias veces sobre su espalda, quedando el dobladillo formando una corona al borde se su rabadilla, de forma que sus bragas quedaban claramente a la vista del profesor. Posteriormente procedió introduciendo sus dedos, entre el elástico de la cinturilla de sus braguitas,  a la altura de sus caderas, sujetando el elástico le fue bajándole las bragas lentamente, por debajo de sus nalgas dejándoselas a la altura de medio muslo, dejando su coloradísimo trasero expuesto al castigo

 (Sr. Truman)  -.  HUMMM… Por lo que puedo apreciar al ver como llevas el trasero, tu comportamiento no ha sido el esperado en una niña de doce años en el día de hoy.   Si te hubieras comportado como es debido, tras ver el trasero y su estado, seguramente habría dejado pasar por alto tu dejadez, a la hora de cuestionarme la falta por no realizar tus tareas, pero tu mal comportamiento al tratar manipular a tu papá, y que este interceda por una desvergonzada como tú, en el día de hoy  no puedo tolerarlo.

     Colocándose a la izquierda de Soraya, tomo la medida de la distancia, posando el extremo de la vara sobre el marcado trasero, echándose un paso atrás para colocarse a la distancia necesaria, el profesor giro por la cintura su cuerpo a su derecha, manteniendo su mirada en el trasero de la joven, sin mirar el movimiento  de su mano derecha, si no, mirando hacia  Soraya con una mirada profunda a los  ojos de la joven, la cual mantenía su cabeza girada hacia él, con su mejilla apoyada en la mesa viendo como la niña cerraba los ojos.  Echando el brazo hacia su derecha lo estiro hacia atrás todo lo que su brazo dio de sí mismo, con un movimiento rápido del brazo  hizo silbar en el aire la vara de avellano, dejando  una marca lineal muy roja que atravesó en horizontal las nalgas, un aullido de dolor siguió al azote de la vara, cuando ya la vara volvía a estirar su brazo hacia atrás, viendo aparecer en el trasero de la chica un verdugón violáceo donde la vara hubiera dejado su marca. Tras él hubo nueve azotes lineales con una  perfección exacta, uno debajo del anterior separados por un centímetro escaso, con la respuesta por parte de la joven, con  sus correspondientes aullidos de dolor, entre azote y azote movía sus piernas agitándolas en el aire, rompiendo a llorar desconsolada desde el primer azote durante varios minutos sobre la mesa desmadejada. Pudiendo sentir en su trasero como palpitaban los diez azotes lineales en su trasero, como si cada uno de los azotes propinados tuviera vida propia, por la forma que le palpitaban los verdugones tras los azotes en el culo, el profesor pudo apreciar claramente como tras cada azote de la vara, aparecía un verdugón similar en sus nalgas. Observándola parecía claramente satisfecho del castigo propinado, dejando llorar a la joven devolvió la vara de avellano a su lugar, para poco después volver sobre sus pasos al lado de la joven, que continuaba llorando mientras sus manos las mantenía una a cada costado de su trasero, dado que las marcas que habían dejado los azotes de la vara, le dolían demasiado para tocarlas.

(Sr. Truman)  -. La próxima vez que se te ocurra entorpecer la labor de tu profesor, seguro que te lo pensaras dos veces.   Es mejor esperar la respuesta que se te pueda dar, que tratar de imponer tu voluntad a las personas, aprovechando el cariño que te puedan tener.  Ha sido una muy mala decisión la tuya, la próxima vez esperaras mi decisión sobre tus actos, en vez de intentar que otros me delimiten mi labor como profesor. Me ha molestado en extremo, que hayan tratado de manipularme, como si yo fuera un robot al que se le puede  programar.  Ahora toma asiento sobre tu pupitre y ponte hacer los ejercicios sin escusas, pues debo evaluar tus conocimientos, para así poder darte clases que estén a la altura de tu nivel de estudios.  Tanto te hubiera costado hacer unos seis ejercicios en dos horas de tiempo? Con tu nivel al haberte sacado la carrera de farmacia, habrías tardado veinte minutos en hacerlos, pero ni siquiera los has ojeado, si los hubieras mirado habrías visto lo fáciles que eran de hacer.

     Con esas palabras se colocó tras la joven, subiéndole las bragas ajustándoselas a su cintura, viendo como la joven se estremecía de dolor al sentir como sus bragas le eran subidas, sin ningún miramiento hacia la joven, viendo ella todas y cada una de las estrellas del firmamento,  al serle ajustadas sus bragas a su cintura, y sentir como le era bajada la falda.

     Tras acabar la clase después de hacer los ejercicios, comprobando que lo que decía su profesor era verdad, tardo unos treinta minutos en hacerlos, a pesar de lo que le dolía el culo, se levantó de su pupitre caminando hacia la mesa del profesor, entregando los cuadernos con los ejercicios realizados, aguardando de pie a que los corrigiera su profesor.

(Sr. Truman)  -. Has visto que fácil eran… están correctos!  Y seguro que ahora te dolía mucho más que esta mañana tu trasero, pero a pesar de ello no ha sido un impedimento para hacerlos.  Las spankee´s como tu pequeña, sois un galimatías para nosotros los spankers, ósea que no has hecho los deberes esta mañana, porque deseabas que tu mamá cumpliera su amenaza de darte una azotaina con su zapatilla.  Tranquila que ahora te voy arreglar yo…

     Agarrándola de la oreja la atrajo hacia él, colocándola sobre sus rodillas boca abajo, en esta ocasión no le levanto la falda, ni le bajo las bragas. Le dio una buena azotaina sobre la falda, la cual se le fue subiendo a medida que los azotes caían sobre su trasero, a los pocos minutos la azotaina se la daba sobre sus bragas blancas con dibujos de fresas rojas. 

(Sr. Truman)  -.  Ahora te vas a poner en ese rincón sentada en ese taburete, con las orejas de burro de ese cachirulo sobre la cabeza, vas a estar muy mona con el puesto,  hasta que acabe de darte la lección de hoy, mirándome para no perderte la clase… Pues luego te mandare deberes para mañana. Y no aceptare burdas escusas… como has intentado en la tarde de hoy.

    Al finalizar la clase salía del aula muy dolorida, bajando las escaleras escalón por escalón hasta llegar abajo, viendo las estrellas mientras bajaba las escaleras, luego ando por el pasillo hasta llegar al salón donde la aguardaban sus papas sentados en el sofá.  Al estar al lado de Mamá esta la acomodo sobre sus rodillas, apoyando Soraya su cabeza sobre su pecho sollozando, pues al sentarse sobre las piernas de mamá el intenso fuego de su trasero, la hizo ponerse a sollozar como una chiquilla, mientras mamá la acariciaba la espalda  con la mano izquierda, y con la derecha hacía lo propio sobre el muslo derecho de su niña.

(Sra. Abba)  -.  Ves lo que te pasa si te portas mal?  Ves el resultado?  Si hubieras hecho tus deberes nada de esto habría sucedido.   Tu papá te quiere mucho mi niña!  Pero tu papá debía de haberte advertido, que a tu profesor no le gusta que le digan cómo debe hacer su trabajo.  Es el hermano mayor de Rose Mery nuestra ama de llaves, te puedo garantizar que su hermana lo teme tanto, como tú puedes temerla a ella.

      El profesor entraba al salón en esos momentos…

(Sr. Truman)  -. Buenas tardes Abba, mi hermana dices?  Ya me ha contado cuando he llegado lo sucedido, debo decir que si no hubierais obrado como era debido con ella, me hubiera encargado yo de ella.   Rose Mery es más inteligente que vuestra niña, sabe cuál sería mi reacción de no contármelo, me hubiera ocupado de ella con sumo gusto, igual que cuando era una niña. Como bien sabéis soy el mayor de doce hermanos, me llevo treinta y seis años con ella, mi padre que en paz descanse no se podía ocupar de todas mis hermanas, tener once hermanas menores es para volverse loco, y Rose Mery es la pequeña de la familia. A mis setenta años aún estoy en buena forma. Suele vestirse con ropas de mujer mayor, para causar impresión a sus discípulas, pero a mis ojos es una niña de treinta y cuatro años

(Sra. Abba)  -. Estaba convencida que era algo más joven que yo, sobre los cuarenta y cinco…

(Sr. Truman)  -. Mi hermana Laura tiene cuarenta y cinco, es vuestra cocinera como bien sabéis y sus ayudantes son mis sobrinas María y Ana la primera de veinte años y la segunda de dieciocho son dos diablillos de cuidado, pero su madre Laura las lleva bien rectas, pobres de ellas si no lo son.

(Sra. Abba)  -. Pues debo decirte si no te lo han contado, que esta mañana me he encargado de ellas tres. 

(Sr. Truman)  -. Ya me he enterado de lo sucedido, pero la culpable ha sido Rose Mery que no las ha informado a tiempo. Ella y Laura no se llevan muy bien desde niñas.

      Rose Mery entraba en esos momentos por la puerta, había escuchado a su hermano hablar…

(Sra. Stuart)  -.  Eso no es verdad Paul, la Sra. Abba ha bajado antes de la hora que me había informado pensaba hacer la revista de uniformes.  Cuando he bajado a la cocina ya era tarde para avisarlas. Aunque seas mi hermano mayor sigues siendo un bocazas…

(Sr. Truman)  -.  Rose Mery que te la ganas!!! 

(Sr. John)  -. Cariño acompaña a la pequeña a su habitación, esto es mejor que la niña no esté presente.

(Sr. Truman)  -. Tranquilo John delante de la niña nunca me ocuparía de mi hermana, no puedo consentir que pierda su autoridad sobre las chicas.

(Sra. Abba)  -. No hay razón para que te ocupes de tu hermana, es cierto que yo he bajado antes de la hora que le había dado a ella, el otro día se le quemo la comida a Laura, y me entere que Laura dejo al tanto a sus hijas, para salir ella antes de su hora.  Por eso he bajado antes, ya que no la pude sorprender el día que se quemó la comida, he bajado antes para sorprenderla sin arreglar. Y así encargarme de ellas… Mi marido siempre dice que las cosas deben resolverse en caliente, valga la redundancia para definir una acción.

(Sr. Truman)  -. Siempre me ha parecido que eras una mujer inteligente, Abba!  Aunque sea cierto que se les quemase la comida, algo que me cuesta creer la verdad, las responsables eran sus hijas al estar al tanto, de que sirve tener hijas en la cocina si no puedes confiar en ellas, cuando se tiene que ocupar de otros asuntos privados, la había llamado yo para que viniera a mi casa, era algo urgente y privado.  John ahora si convendría que la pequeña se retirase, Rose Mery llévatela a su cuarto, debemos bajar a ver a Laura…   Tienes algo que objetar…John? 

(Sr. John)  Rose Mery llévate a la pequeña a su habitación, luego avisa a Laura y sus hijas que suban a mi despacho, un trasero o tres van arder esta tarde…

   Rose Mery al no tener ninguna ocupación de que encargarse, había estado escuchando tras la puerta, mientras duraba la clase a Soraya, por lo tanto sabia como debía de llevar de dolorido el culo la joven, por ello en vez de cogerla de la mano para llevársela andando, la cogió por la cintura cogiéndola en brazos, pasándole el brazo izquierdo bajo sus muslos, para así el culo dolorido no estuviera en contacto, Soraya agradecida por su gesto apoyo su cabeza sobre su hombro izquierdo ronroneando, era la primera vez que la Sra. Stuart mostraba una muestra de afecto hacia ella, y así se lo agradeció una vez en el pasillo, aunque se sentía como una niña pequeña siendo llevada en brazos a su habitación.

      Mientras tanto en el salón…

(Sr. John)   -. Cariño deberías ir a cambiarte de vestuario, por uno más acorde… Si resulta que has castigado hoy sin motivo alguno a Laura, vas a recordarte de este día durante bastante tiempo!!!

(Sr. Truman)  -.  Como te decía Abba!!!   Te creía más inteligente!  Debería de haberte extrañado que mi hermana Laura no castigase a sus hijas tras habérsele quemado la comida como dices!  Porque de ser así, habrían venido ayudar a Laura, mis sobrinas Isabel y Montse hijas de mi hermana Margaret, que se encuentra en la ciudad por el estado de mi esposa.  Porque María y Ana estarían castigadas en casa, al no poder moverse de lo doloridas que estarían las dos, de la zurra que les habría dado su madre.

(Sra. Abba)  -. Pues te aseguro que cuando baje a la cocina, tuve que abrir las ventanas del olor a quemado en la cocina, hubiera castigado yo misma a María y Ana, pero estaban ocupadas en esos momentos con varias cazuelas en el fuego, y como Laura no ha vuelto estos días hasta hoy, por ello me he encargado de ellas tres.

(Sr. John)  -.  Cariño!!! Aquí desde luego me huele a mí, que un trasero va a arder, y a más  escucho lo que se está hablando, más seguro estoy que va a ser el tuyo el que va a arder… Porque lo que dice Paul tiene mucha razón, si se les hubiera quemado la comida a las niñas, de la azotaina que les habría dado su madre no habrían venido a trabajar, en varios días, aún recuerdo la última vez que las castigo Laura.   Estuvieron viniendo a ayudarla Isabel y en aquella ocasión fue la hija de nuestros vecinos Luisa, me acuerdo porque tuve que castigar a Luisa y a Isabel, Paul estaba delante cuando les puse el culo como un tomate a las dos… vamos Paul a mi despacho?  Y tú no tardes si no deseas que te vaya a buscar con el cinturón en la mano…

     Abba abandono el salón rauda, pues se estaba dando cuenta que se estaba poniendo muy feo el ambiente para ella.  Pues las explicaciones de Paul Truman, tenían muchas posibilidades que ella se hubiera equivocado, recordaba la última vez que había actuado de una manera similar, y acabo de muy malas maneras para ella. Aunque la última había sucedido hacia solo unos días, por haber castigado sin autorización a Sonia, la amiga de su hija. Pero su marido John había obviado esos momentos, ya que los presentes eso lo desconocían por completo, pero iban averiguarlo de seguida apenas le bajaran las bragas, pues aun llevaba las marcas de la azotaina recibida.

     La Sra. Abba ya vestida bajaba al despacho, se había puesto una blusa azul celeste, falda plisada gris por debajo de la rodilla, las medias y los zapatos eran los mismos de hacía unos minutos,  para ser corregida llevaba únicamente la falda plisada y la ropa interior acorde para esos casos.  Pero no deseaba desentonar al estar presente las hijas de la cocinera, debía de vestir acorde a su posición, de haber sido un acto íntimo habría bajado con otra vestimenta, pero iban a ver niñas presentes por lo que su vestuario debía ser el de la señora de la casa.

     Al entrar al despacho ya estaban en él, la cocinera Laura y sus hijas María y Ana, de pie ante la mesa del despacho donde estaba sentado su marido, y al fondo en uno de los rincones estaba sentado Paul Truman en una silla, saboreando una copa de licor.

(Sr. John)  -. Ya está aquí la señora de la casa, ahora vamos a esclarecer lo ocurrido estos días, sobre esa comida que mi esposa dice que se les quemo a las chicas.  Así que ya sabéis porque estáis en este despacho, hablad lo que tengáis que decir en vuestra defensa, si no me convencéis vais a ser castigadas las tres de nuevo en el de hoy. Por quemarse esa comida y por no llevar correctamente vuestra vestimenta esta mañana, siendo una clara falta de gravedad extrema!!!

(Sra. Laura)  -.  Yo debo decir que no se ha quemado la comida en esta casa desde hace meses, y en esa ocasión yo me encargue personalmente de caldear a base de bien los traseros de las dos culpables, que aún debe de dolerles el culo solo de  recordar la que les cayó encima ese día.  Mis hijas llegaron a casa el otro día alteradas que la Sra. Abba las había regañado por quemárseles la comida….

(Sra. Abba)  -. Ves John como tenía razón yo… es necesario castigarlas a ellas!!!

(Sra. Laura)  -.  Sra. Abba si usted supiera cocinar sabría que hay platos de cocción lenta, que se suele tardar unas seis u ocho horas en hacerse, si se dispone de ollas que le he pedido infinidad de veces especiales para cocinar al vacío, con esas ollas se cocina a muy baja temperatura.  Si no se dispone de ellas, el hacer el mismo plato en cazuelas normales, es todo un galimatías de horas, que se debe prestar mucha atención  a esas cazuelas, pues suelen agarrarse varias veces, por lo que hay que estar muy pendientes de ellas, y cada vez que se agarra la comida en la cazuela, es conveniente hacer un cambio rápido de cazuela, por lo tanto es necesario hacer esos cambios varias veces, lo cual hace que en la cocina llega a un momento que el olor a quemado es bastante fuerte, pero para nada es porque se haya quemado al comida, hace seis días Sr. John sabe usted que le preparamos su plato preferido, el cual como bien sabe usted es de cocción lenta, ya que ese plato me lo enseño hacer su madre que en paz descanse, y ese plato se lo comió usted el miércoles pasado, estaba quemada esa comida, S.E.Ñ.O.R…?

(Sr. John)  -. No Laura, no estaba quemado, te salió delicioso igual que lo hacia mi madre, y tienes razón sobre la cocción lenta a baja temperatura, mi madre cuando me la preparaba la cocina olía a quemado durante días…  Y que me tienes que decir de la revisión de vestuario de esta mañana…

(Sra. Laura)  -. No tengo nada que decir Sr. John.  La Sra. Abba tenía motivos sobrados para castigarnos a todas, no íbamos vestidas apropiadamente porque además hemos llegado tarde al trabajo mis hijas y yo misma, por ello cuando nos ha calentado el culo, lo hacía con motivos sobrados por ello no he protestado, cuando me ha castigado a mí también.

(Sr. John)  -.  Bien en ese caso podéis retiraros a vuestros quehaceres, y procurad no volver a llegar tarde de nuevo o seré yo mismo quien me encargue de vosotras tres! Entonces el castigo que os ha aplicado mi esposa ha sido acorde a la falta cometida? No, Laura?

(Sra. Laura)  -. No volverá a suceder, señor. Y si, ha sido acorde Sr. John.  A mis hijas les ha dado una azotaina con la zapatilla, y conmigo a utilizado una pala de madera, yo hubiera preferido la zapatilla, pero mi trasero al ser robusto y entrado en carnes, no me habría ni enterado, por lo tanto ha sido lo suficientemente severa conmigo. Aunque me vaya a doler el culo varios días…

    Madre e hijas salieron del despacho de vuelta a la cocina… Mientras en el despacho…

(Sr. Truman)  -.  Mi querida Abba, de buena te has librado… Aunque no tenías razón en lo de la comida quemada, pero Laura ha reconocido que la has castigado acorde con la falta cometida.

(Sra. Abba)  -. Habría que castigarla de nuevo, pues ha reconocido que han llegado tarde al trabajo, y eso yo lo desconocía, por lo tanto es necesario castigarlas por haber llegado tarde!!!

(Sr. John)  -. Ven aquí Abba!

      La Sra. Abba se acercó sonriendo a su marido,  ya que había obrado correctamente al castigar esa mañana a la cocinera y a las ayudantes, llegando a su lado se sentó sobre sus piernas en su sillón del despacho, abrazándose al cuello de su marido.  Pero su marido el Sr. John le retiro los brazos sonriendo a su esposa, y cuando más confiada estaba, la coloco sobre su regazo boca abajo.  Levantándole la falda plisada gris, no sin esfuerzo al resistirse ella al ver que le subía la falda, y poco después le bajaba las bragas con dibujos de capullos de rosas rojas muy llamativas como le gustaban a su marido John, bajándoselas a las rodillas…

(Sr. John)  -.  Puede que a Paul le hayas convencido por lo que parece, pero has acusado falsamente a nuestra cocinera, y eso no pienso tolerártelo es una falta grave, por ello te voy a poner el culo como un tomate maduro, para que aprendas a comportarte y no acusar falsamente a nadie de esta casa, si te has creído que ibas a quedarte sin castigo estabas muy equivocada…

(Sr. Truman)  -. Conociéndote John!  Ya me extrañaba que fueras a dejar salirse de rositas a tu esposa, pero os dejo para que le arregles las cuentas a tu esposa, esto es algo privado entre vosotros… adiós!!!

     El Sr. Paul Truman salió del despacho llevando consigo su copa, al salir no se le paso por alto al tener las bragas bajadas Abba, como tenía el culo marcado por una azotaina reciente, pero no dijo nada a pesar que la Sra. Abba pudo ver cómo le miraba el culo, viéndola sonrojarse de la vergüenza.

(Sr. John)  -.  Ahora que estamos a solas mi pequeña sinvergüenza, has tenido mucha suerte que Laura se haya confesado como culpable de una falta que ninguno sospechábamos, pues nadie había reparado a la hora que había llegado a trabajar ella y sus dos hijas, al entrar por la puerta de servicio, va ser necesario ponerles una máquina de fichar… eso es una tontería por mi parte.  Conozco a Laura desde hace años y si no la hubieras castigado por el estado de su ropa laboral, ella misma habría acudido a nosotros para confesar su falta de llegar tarde.   Ya tienes el culito bastante colorado aun mi pequeña, deseabas ser castigada verdad? Solo hay que mirar el fondillo de tus bragas para saber que es así.

(Sra. Abba)  -. Sabes muy bien que me encanta, cuando me das una azotaina como ahora, la disfruto de verdad desde que me hiciste ser una buena spankee  cuando nos conocimos, si reaccionases como entonces te robaría la cartera, las llaves y el coche cada día.

(Sr. John)  -. No digas mentiras!   Sabes muy bien que lo pasabas muy mal cuando te castigaba, que acabases haciéndote spankee, fue a base de recibir azotainas a menudo porque eras muy rebelde. Siempre deseabas salirte con la tuya, y eso hacía que acabases durmiendo boca abajo…con el culo en llama viva.  Va siendo la hora de chatear por WhatsApp con Marisa.  La verdad es que me encantaría que aceptase a ser nuestra baby, es un encanto de niña al igual que lo es Soraya.  Deberías ir atender a Soraya, ya conoces a Paul cuando utiliza la vara, debe tener el culo muy dolorido tras ser castigada en clase, utilizando la vara es único y muy preciso donde pone el ojo, pone la vara.

     Tras darle una buena azotaina a su esposa, haciéndola menar su grupa de lado a lado, mientras le caldeaba el trasero a base de bien, pero aunque los azotes eran fuertes y picaban lo suyo, su esposa Abba disfruto de la azotaina que le estaba dando, pues aunque sentía como le ardía el culo, los azotes no eran tan fuertes como para no poder aguantarla mientras se la daba, acabando estremeciéndose sobre el regazo de su marido al tener un orgasmo, el cual hizo que Abba quedara desmadejada sobre las rodillas, tras recibir los últimos azotes dejando su trasero bien ardiente.

    Levantándose del regazo de su marido se subió las bragas, mostrándole el culo a su marido al hacerlo, tenía el culo bastante colorado y ardiente aunque la azotaina recibida había sido suave para ella, pues de desear hacerla llorar con la azotaina su marido, lo habría hecho como siempre que la castigaba de manera real, acabando llorando desconsolada y con el culo muy dolorido.   Tal y como iba vestida se retiró del despacho para ir a ver a la pequeña.  Al entrar en la habitación de Carmen y Soraya, las encontró hablando entre ellas echadas boca abajo las dos en la cama de Soraya, se sobresaltaron al ver entrar a mamá y para Carmen la Sra. Abba.

(Sra. Abba)  -.  Buenas noches como estáis vosotras dos, bien?  Hoy mi pequeña no has tenido un buen día precisamente, pero debo decirte que te he visto muy bien, a pesar del día tan duro que llevas.  Ahora voy a hacerte una cura para que puedas descansar, y a ti desvergonzada esta noche nos veremos antes de acostarte Carmen!  No te creas ni por asomo que me has engañado,  el ser traviesa como has sido esta mañana tiene sus consecuencias, así que las dos dormiréis muy calentitas esta noche.

     Soraya sintió como los dedos de mamá le desabrochaba la falda, del botón lateral bajando la cremallera sacándole la falda dejándola en braguitas boca abajo sobre la cama, poco después le bajaba las braguitas hasta sacárselas por los pies.   En ese instante entraba la Sra. Stuart por la puerta, era la hora de servir la cena en breve, por ello acudía a vestir a Carmen para el servicio de la cena.

(Sra. Stuart)  -. Buenas noches Sra. Abba.  No sabía que estuviera usted aquí, si lo desea puedo volver más tarde a vestir a Carmen.

(Sra. Abba)  -. No es necesario Rose Mery. Puedes encargarte de arreglar  a Carmen, me puedes acercar ese frasco de crema hidratante para la niña, le pondré un poco de crema para aliviarla un poco, hoy se ha portado como una campeona mi niña. Su papá debe de estar ahora hablando con su amiga Marisa, los dos deseamos que venga a esta casa a vivir, la verdad es que nos ha causado muy buena impresión. Pero existen unos pequeños flecos que se deben solucionar, si no, no podrá ser por el momento y sería una verdadera lástima.

     Mientras hablaba había abierto el frasco poniéndole crema en el trasero a Soraya, que ronroneaba con las dulces caricias de mamá, aunque tensaba las nalgas al pasar sus dedos por los verdugones inflamados causados por la vara. En la posición que se encontraba al abrir las piernas, para facilitar ponerle la crema hidratante en su trasero, se apreciaba su entrepierna como los labios de su sexo brillaban  al hallarse muy húmeda, así como sus fluidos estaban mojando la sabana de la cama.

(Sra. Abba)  -.  Rose Mery! Luego antes de acostar a la niña, sería necesario cambiar las sabanas. Las muy cochinas no veas como han mojado las sabanas, tenéis suerte que este hoy de buen humor, si no, se de dos niñas que iban a sentir mi mano caldearles el culo, por marranas!!! Que ropa tienes preparada para Soraya para subir a cenar?

(Sra. Stuart)  -. Ahí tiene el vestido amarillo que llevaba hoy, lo he dejado ahí porque a la pequeña le ha encantado ese vestido, y como se estaba portando muy bien hoy, me ha parecido bien el complacerla y volvérselo a poner para cenar.

(Sra. Abba)  -. Vamos cariño levántate de la cama y ponte en pie para que te ponga unas bragas limpias y te vista para subir a ver a papá antes de cenar.

    Se levantó de la cama con mucho cuidado por el dolor del trasero, pero estaba tan contenta por los cuidados y mimos de mamá, que haciendo un esfuerzo se puso en pie.  Al agacharse mamá con las bragas en sus manos, levanto un pie y después el otro para que le subiera las braguitas, siendo muy bonitas al vérselas puestas con ramos de florecillas azules,  al ver que su mamá ya tenía preparado el vestido sobre la cama, levanto sus brazos para que se lo pusiera, pasando sus manos por las mangas del vestido, abrochándole por la espalda la cremallera subiéndosela hasta arriba. Después la peino el cabello con el cepillo, para poco después salir de la habitación al mismo tiempo que salían Carmen y la Sra. Stuart.

    La noche transcurrió sin incidencias, aparte de Soraya que lo paso terriblemente cenando, al estar sentada en la silla de asiento de madera acuso el intenso dolor, pero a pesar de todo sus papás estuvieron toda la cena muy satisfechos por su comportamiento, aunque estuvieron durante el día muy ocupados castigándola por sus faltas, pero luego recibía sus mimos lo que hacía que Soraya estuviera muy feliz, a pesar de las molestias de sus braguitas al andar, al sentir el roce de sus braguitas en sus inflamadas nalgas, pero la humedad del fondillo de las mismas, hablaban por si solas lo a gusto que se hallaba tras tres cambios de braguitas durante la jornada. Al ir acostarla para dormir una vez estuvo desnuda, la Sra. Stuart le permitió ir al servicio hacer sus necesidades antes de ponerle su pañal para dormir.  Desde la cama podía mirar a Carmen mientras la desnudaba y le ponía la Sra. Stuart el corto camisón para dormir, mostrando sus braguitas blancas con dibujitos de racimos de uvas amarillas, mientras permanecía en pie muy nerviosa a los pies de su cama. No tardando demasiado en aparecer la Sra. Abba con el cepillo de madera en su mano derecha.

(Sra. Abba)  -.  Bien pequeña sinvergüenza, ahora te voy a enseñar lo que les ocurre a las doncellas que no se saben vestir como corresponde, te aseguro que pasara mucho tiempo antes de atreverte a no vestirte de forma adecuada, de manera expresa como has hecho tu hoy. Pues la Sra. Stuart te ha avisado que tenías revisión de uniforme, al no estar castigada podías vestirte por ti misma, bueno ya basta de comedia!!! Ven aquí que te coloque sobre mis piernas!!!  Vas a ver que calentita vas a dormir esta noche!!! No vas a pasar frio te lo aseguro!!!

    Carmen de pie a unos pasos de la señora estaba aterrada, sabía que la esperaba una azotaina para irse a dormir bien calentita, pues ya la había avisado por la mañana, después de darle una severa azotaina con la zapatilla con las bragas bajadas, que antes de acostarse recibiría una azotaina, por haberse vestido inadecuadamente de manera expresa, habiendo molestado a la Sra. Abba su desfachatez, pero al verla entrar con el cepillo de madera en su mano, Carmen se arrepentía de su torpeza al saber que iba a darle la azotaina con el cepillo, con el pánico que ella le tenía a ese instrumento disciplinario.  Al acercarse en un instante se vio sobre sus rodillas boca abajo, viendo como Soraya la observaba con su rostro de lastima por ella, pues sabia el miedo que le producía el cepillo de madera de baño. En breve sintió como le eran bajadas sus braguitas y acto seguido se ponía a llorar al sentir los primeros azotes, la azotaina fue dura de verdad para Carmen, que pataleaba con sus piernas en todas direcciones tratando de separar sus piernas, pero sus propias bragas se las trababa no pudiendo separarlas más que lo que las braguitas  le permitían. Fueron apenas diez minutos de castigo, que le parecieron eternos que no paraba de arderle el culo, cuando ceso la azotaina la Sra. Abba la sentó sobre sus rodillas con el culo muy dolorido, se abrazó al cuello llorando desconsolada, por unos minutos hasta que se fue calmando poco a poco, en ese momento en brazos la introdujo a la cama arropándola dándole un beso en la frente, luego le dio un beso de buenas noches a Soraya, saliendo de la habitación apagando la luz.

 

 

Continuará…