SORAYA
Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 14
El
Coraje de la Sra. Matthew
La Sra. Matthew aguardaba en el rellano aún
muy disgustada, terriblemente ofendida por el trato que había recibido de Abba,
su enfado era tal, que su rostro aterraba al mirarla. Una de sus doncellas le
había sacado de su piso una cómoda silla, permaneciendo a su lado haciendo compañía
por orden de su señora. La joven temerosa
de su mal humor, procuraba mantenerse un paso atrás del respaldo de la silla,
conocía muy bien a su señora en apenas una año sirviendo en su casa, cuando
estaba enfadada era mejor mantenerse al margen y no mirarla a los ojos, conocía a su señora así
como su mal carácter, desconocía el motivo del malestar de la Sra. Matthew,
pero por nada del mundo trataría de molestarla haciendo preguntas, por mucha
curiosidad que pudiera tener la joven.
La Sra. Matthew tenia a dos doncellas, Antonia
de veinte años y Ana de dieciocho años, las dos jóvenes vivían con su señora
las veinticuatro horas del día, ambas eran hermanas provenían de una pequeña
aldea muy pobre de Sudamérica, la propia Sra. Matthew las hizo venir del pueblo
cuando enfermo su esposo, el cual dada su enfermedad acabo por fallecer antes de su llegada a la
casa, al quedarse ella sola en el mundo
al no tener familia materna cercana, más bien no tenía familia que aceptara su
mal carácter, el marido tenía un hermano mayor muy posesivo, con costumbres anticuadas
respecto al honor y orgullo de la familia Matthew, la Sra. Matthew le temía con motivos para no
poder ver a su cuñado, en la última visita que les hizo estando su hermano aun
en vida, acabo de malas maneras siendo ella quien salió muy mal parada, al
faltarle al respeto al hermano mayor, Frederick aun en forma antes que la
enfermedad hiciera mella en él, tuvo algo más que palabras con ella siendo su
retaguardia, la parte de su anatomía que sintió su malestar por la falta de
respeto. Al fallecer su marido vio al
hermano, por última vez el día del
funeral al cual ni se le acerco, por lo cual ella procuraba no dar motivos para
que él acudiera, pues era quien administraba la fortuna de la familia como
patriarca.
Los
padres de las dos muchachas eran muy pobres, accedieron a enviar a sus hijas al saber que iban a estar en una
buena casa, haciendo compañía a una mujer que necesitaba ayuda, para atender a
su marido enfermo, cada trimestre recibían dinero como sueldo de las chicas, las dos chicas vivían con la mujer a cambio de
manutención, trabajo, damas de compañía y alojamiento, así como estudios por un
profesor contratado por la Sra. Matthew.
Llevaban en la casa con la anciana desde hacía un año y medio, siendo la
Sra. Matthew su tutora legal al firmar el contrato de trabajo con la familia,
un hermano del padre que trabajaba para los Matthew, siendo la única familia de las muchachas a este lado del océano, era toda la familia que tenían las jóvenes, y
quien se encargó de ellas a su llegada, trabajaba como conductor para el patriarca de
la familia el Sr. Joseph Matthew, haciendo también de conductor del hermano
menor fallecido, pero al fallecer este el tío de las chicas fue despedido por
la esposa, de este modo la Sra. Matthew
evitaba tener que ver al cuñado.
Ana era la doncella que hacía compañía en
el rellano, aunque era su hermana mayor quien se encargaba de acompañar a su
señora. Pero en esos momentos era Ana la menor, quien se encontraba con esa
labor de hacerle compañía, manteniéndose de pie a su lado muy callada, desde el
primer día de su llegada a la casa, les dejo bien claro que se ocuparía de
ellas como haría una madre, ello significaría ser castigadas si era necesario,
algo que descubrirían a los pocos días de estar en la casa, al ser las dos
hermanas castigadas por una falta insignificante, descubriendo ese mismo día a
que se refería al tratarlas como una madre, ese día pasaron a darse cuenta de
ello, cuando la señora las fue colocando sobre sus rodillas, aunque antes les
hizo a las dos quitarse las bragas. Ese
día pasaron mucha vergüenza al ser castigadas sobre las rodillas, como si
fueran unas chiquillas de ocho o diez años, su madre las castigaba en su país
con una vara en las piernas, solía hacerlo sujetándolas por un brazo
manteniéndoselo en alto, mientras con la otra mano les soltaba azotes con la
vara La muchacha se miraba así misma
cuando creía que no era observada, sobre todo revisaba estar correctamente vestida
con su uniforme de doncella, las medias tenían que estar con la costura recta,
el no estar recta la costura, la falda ladeada o la cofia de la cabeza torcida significaría
un castigo.
Antonia su hermana mayor hacia tan solo
unos minutos antes había sido castigada, el motivo fue por una falta
inexistente, ya que la joven no había hecho nada para merecer ser castigada, como
para motivar ser corregida con semejante castigo. La Sra. Matthew acababa de llamar a la puerta
de su vivienda, como iba muy airada por haber sido expulsada de la casa de los
McDonald, al entrar tropezó consigo misma estando a punto de caer al suelo, si
no llego a tocar el suelo fue gracias a la intervención de Antonia, que tras
abrirle la puerta vio el traspiés de su señora, la cual actuó con rapidez
sujetando a la Sra. Matthew por un brazo, la cual culpo a la joven de hacerla
tropezar expresamente. Agarrando de
detrás de la puerta un Rebenque Argentino colgado en la pared, compuesto por un
mango y por una lengua de cuero grueso, siendo algo más liviano en el extremo,
artilugio que le fue enviado por el padre de las muchachas, dando claramente a
entender que lo utilizaba con ellas cuando se portaban mal.
Ana que se encontraba en esos momentos al
final de pasillo del recibidor, pudo ver toda la escena y como su hermana mayor
fue sorprendida entre la Sra. Matthew y la puerta de entrada, con lo cual
Antonia no tuvo oportunidad de escapar, a los primeros azotes cayó al suelo de
rodillas con los codos apoyados en el suelo, con lo cual la corta falda del
vestido dejo al descubierto su trasero, Ana vio como la Sra. Matthew le bajaba
las bragas blancas con dibujos de frutas, la zurra a la pobre doncella acabo
cuando la Sra. Matthew estaba sudorosa y agotada, con lo cual fueron unos
larguísimos minutos para su víctima, la cual acabo con el culo marcado a trazas
por el siniestro instrumento, teniéndolo muy colorado el trasero, así como
marcados sus muslos. Ana aun con aquella
terrible visión en su mente, dio un brinco al asustarle el abrirse las puertas
del ascensor.
(Sra. Matthew) -. Buenas tardes, John! Te estaba esperando que llegaras…
(Sr. John) -. Buenas tardes, Sra. Matthew. Esperándome a mí, Porque?
(Sra. Matthew) -. Ya me ves, aquí estoy sentada en esta silla, pues llevo horas
esperando que llegaras. A ocurrido algo
horrible en tu casa hoy!!! Tu esposa me
ha echado de tu casa de muy malas maneras, es indignante que una mujer joven que
podría ser mi hija, me haya tratado con esos modales siendo muy indisciplinada,
de buena gana me hubiera gustado que mi marido estuviera vivo, tu mujer habría
lamentado tratarme de esas formas impropias para una Dama. Le habría puesto el culo como un tomate
maduro con el cinturón!!! A mis setenta
años tratarme de esos modos, aun me tiembla todo el cuerpo de las palabras
malsonantes que me ha dicho, insultándome de esa forma es… es… para bajarle las
bragas y darle un buen escarmiento!!! Yo
misma me hubiera encargado de ella de ser más joven, buena le habría dado…!!!
(Sr. John) -. Sra. Matthew!! No se ponga usted tantos años
porque no los tiene, a mí no puede engañarme sé muy bien que apenas ronda por
los cincuenta y tantos, su marido Frederick si tenía los setenta años, al igual
que su hermano gemelo Joseph, mire voy a
entrar con su permiso a hablar con Abba,
a ver que explicación me da ella…
(Sra. Matthew) -. Yo entro con usted!!! No quiero que esa mujer
despiadada mienta!!! Entrare con usted y así no podrá mentir en mi presencia!!!
(Sr. John) -. Sra. Matthew!
Si las palabras que me ha contado usted, hubiera sido su marido que en
paz descanse! No lo hubiera dudado un
segundo!!! Ya estaría dentro sacándome
el cinturón yendo a por mi esposa para darle su merecido, pero es usted quien
me las ha dicho y debo decirle que no le creo ni una sola palabra!!! La conozco a usted y conozco a Abba, tengo más confianza en mi esposa que en
usted, ya se puede olvidar de entrar conmigo!!!
Voy a entrar ahora hablar con Abba, si es cierto lo que usted dice y de eso tengo mis
serias dudas de sus palabras, pero voy a averiguar lo que ha ocurrido, acaba usted
de amargarme la tarde…
La puerta se cerró dejando con la última
palabra en la boca a la Sra. Matthew, que desde el rellano soltaba todo tipo de
improperios… Nada dignos de mencionar por este Narrador, pues
escandalizaría al más cauteloso de los
textos… La Sra. Matthew indignada entro
en su casa dando un fuerte portazo con la puerta, dejando en el rellano a Ana
la joven doncella, que no se atrevió a llamar por el terror que tenía a su
señora y cuya reacción seria impredecible…
John McDonald pasó por delante de la
habitación de Soraya, contemplando desde el umbral de la puerta a las dos
doncellas Carmen y Dae Sung, se hallaban las tres echadas en sus camas boca
abajo con la falda arremangada a la cintura, pudiendo verlas con las bragas al
descubierto acariciándose el culo, viendo lo colorados que mostraban sus
traseros, al mirarlas detenidamente podía ver lo coloradas que las tenían
asomando la rojez bajo el ribete de puntilla de las perneras de sus braguitas,
solo había asomado la cabeza por la puerta, por tanto ninguna de ellas se
percató de su presencia. Siguió por el
pasillo hasta entrar al salón, donde hallo
a su esposa echada en el diván de costado, estaba de espaldas hacia la
puerta por lo que no le vio entrar, se encontraba adormecida con las rodillas
flexionadas. Haciendo a un lado a su
esposa despertándola de su sueño, se sentó a su lado dándole una palmada
cariñosa en el trasero…
(Sra. Abba) -. Buenas tardes cariño! Que tal te ha ido con la peque de la casa?
Marisa esta bien…?
(Sr. John) -. Hola… Pues venía muy satisfecho, pero nuestra
vecina me ha amargado la tarde!!! Me
estaba esperando en el rellano, buff… no veas lo disgustada que está contigo,
dice que la has echado de casa de muy malas maneras, y que la has insultado de
malas maneras… Pretendía que la dejara
entrar a la casa y te diera tu merecido delante de ella…!
(Sra. Abba) -. Esa vieja
bruja!!! No me explico como la he dejado
entrar en casa! Si no hubiera sido por
Soraya, ha organizado una buena con nuestra vecina, la Bruja!!! Por la que ha liado la pequeña en el
ascensor, lo que le daba toda la razón a esa bruja, por ello la he dejado
entrar.
(Sr. John) -. Que ha hecho Soraya esta vez?
(Sra. Abba) -. No ha dado
explicación alguna. Pero está claro porque ha llegado a casa tan apurada.
Esta mañana desayunando hemos comentado que después de comer, le
haríamos la prueba a Dae Sung, estoy casi segura que ha venido a casa para ver
como la castigaba la Sra. Stuart. Y eso
significa que te he ganado la apuesta, he ganado yo pues he acertado y con tres
puntos extras, puesto que se ha orinado encima al venir a casa tan apurada. Lo que no entraba en los planes de Soraya era
encontrarse con la Sra. Matthew, y que subiera en el ascensor con Soraya. Era motivo para castigar a la pequeña, pero
ya conoces a esa vieja bruja, ha organizado tal escándalo que han acudido los
vecinos. Para completar la tarde Carmen y Dae Sung, han salido a arreglar el
desaguisado sin ponerse la bata. Ya
puedes imaginar los vecinos lo que de verdad les interesaba… no apartaban sus lascivas
miradas a las chicas. Una vez dentro en
el salón… Cuando la Sra. Stuart se ha encargado de bañar a Soraya y con ropa
limpia. Al recriminarle su conducta así
como los motivos para faltar al respeto a la Sra. Matthew, no ha respondido
nada seguramente cohibida por la vecina y por lo avergonzada que estaba. La
tenía sentada sobre mi regazo… al no
responder por estar avergonzada, la bruja se ha acercado a mí, sorprendiéndome
por detrás agarrando a Soraya, y cogiéndola en brazos como a una bebe, ha ido
hacia el armario de los instrumentos, extrayendo de él uno de los cinturones
más gruesos, luego la tendido boca abajo sobre el diván y le ha dado la del
pulpo, se ha excedido bastante con ella la verdad no merecía tan severo
castigo. Pero se lo he consentido porque la pequeña aparte de hacerse pis en
las bragas, le ha faltado al respeto a la Sra. Matthew, aunque desconozco lo
que le haya podido decir para enfurecerla de ese modo. Para colmo de todos los males, al entrar en
casa le he comentado que Dae Sung, iba a recibir su primera azotaina por una
falta real, por no ponerse la bata para salir a limpiar el rellano de la
escalera, lo que ha organizado que tanto Carmen y Dae Sung eran el centro de
las miradas de los vecinos. Hemos
entrado en el piso y la bruja hablaba
que le gustaría encargarse de ella. Al
acabar la azotaina a Soraya dejándola llorando sobre el diván, ha ido hacia
donde estaban Carmen y Dae Sung, que aguardaban en la puerta del salón, las ha
cogido a las dos trayéndolas ante mi presencia. La Bruja le ha indicado a la
Sra. Stuart que le sujetase a Carmen, que pensaba ocuparse después de ella. Se ha sentado en una silla colocando a Dae
Sung sobre sus rodillas, vaya una azotaina que le ha dado con la mano, debías
de haber visto a la pequeña Dae Sung, con ese cuerpo tan menudita como brincaba
sobre sus rodillas, esa vieja bruja tendrá no sé cuántos milenios de edad, pero
se conserva muy bien para su edad vaya fuerza tiene en los brazos y como
utiliza la mano. Carmen la observaba
aterrada viendo a Dae Sung como se agitaba, por ello le he indicado a la Sra.
Stuart que se encargase de castigar a Carmen, por hoy Carmen ya iba bien
servida por portarse mal. Aparte de la
azotaina de mantenimiento de esta mañana, cuando la Sra. Stuart la dado la
azotaina de prueba a Dae Sung, la he sorprendido espiando en la puerta, ella
sabe muy bien que no se puede espiar u observar, por ello después de acabar con Dae Sung, la
Sra. Stuart le ha dado su merecido a Carmen. Mientras nuestras dos doncellas recibían su castigo,
no he perdido detalle cómo se ha portado Dae Sung, la verdad que me ha
sorprendido verla como le daba la azotaina y lo bien que ha asimilado ser
castigada de nuevo en el mismo día. Poco
después la Sra. Stuart ha dado por terminado el correctivo a Carmen, una vez que
ha considerado que era suficiente castigo para ella, la falta no era tan grave
después de todo, pero la vieja bruja seguía castigando a la pequeña Dae Sung, me
he tenido que levantar para detenerla, cogerla del brazo para que se detuviera. Tendrías que haber estado aquí… como se ha
puesto esa bruja porque le he parado los
pies, como se ha puesto porque ha visto a la Sra. Stuart castigando a Carmen,
se ha puesto como un basilisco, porque le ha ordenado que la sujetase porque
ella pensaba encargarse de Carmen. 1º
Se salta el protocolo castigando a Dae Sung sin pedir autorización, ni siquiera
me ha preguntado si podía encargarse de la pequeña! 2º
Luego ha soltado más improperios porque pretendía castigar también a
Carmen, sin tener permiso tampoco para
hacerlo. No he tenido más remedio que
expulsarla de esta casa, además lo he tenido que hacer de malas formas, porque la muy bruja no tenía
intención de irse… casi la hemos tenido que echar arrastras entre la Sra.
Stuart y yo misma cogiéndola cada una de un brazo para que saliera de esta
casa. Que te parece a ti, que habrías
hecho tú?
(Sr. John) -. Si hubiera estado yo, no le hubiera
consentido encargarse de Soraya, y mucho menos de Dae Sung en su primer día en esta casa. Has hecho muy mal consintiéndolo, sobre todo
sabiendo que esa mujer no tiene control de sí misma. Si no le consentía castigar a ninguna chica ni
su propio marido!!! Ni encargarse de las chicas a solas, si no estaba él
presente, porque las desollaba vivas, les dejaba el culo en carne viva!!! Voy a salir a decirle cuatro palabras a la
bruja!!!
(Sra. Abba) -. Si de mí dependiera se iba a enterar esa
bruja!!!
(Sr. John) -. Sabes que yo no puedo encargarme de
castigarla, aunque se lo merezca de
verdad, esa mujer será lo que sea. Pero
no está en mi mano encargarme de su comportamiento!!!
(Sra. Abba) -. Ya lo sé cariño! Pero conoces muy bien a quien si puede
bajarle los malos humos a esa bruja!!!
(Sr. John) -. Sabes muy bien que no se llevan nada bien,
con los miembros de la familia de su marido.
Que quieres que hable con el Sr. Joseph Matthew, el hermano de su marido
y que venga a encargarse de ella…
(Sra. Abba) -. Yo es lo que haría desde luego, se merece un
buen escarmiento esa vieja bruja!!
(Sr. John) -. Bueno, vale me has convencido! Voy a llamar a su cuñado el Sr. Joseph
Matthew… Pero no le eches tantos años a
ella, no es lo que se dice una mujer muy atractiva, pues no se conserva muy
bien para la edad que tiene, apenas debe tener cinco años o seis más que tú!
(Sra. Abba) -. Tan joven es?
(Sr. John) -. Su marido era unos quince años mayor que
ella, él tendría ahora setenta y uno más o menos, pues hace algo más de un año
de su fallecimiento… Has visto a las
chicas después de lo sucedido? Ya veo
que no! Debería ponerte sobre mis
rodillas y bajarte las bragas, por no preocuparte de su estado, voy a hablar
con ellas y avisare al Ama de Llaves que se encargue de ellas, es lo que
deberías de haber hecho tú después de lo que acabas de contarme. Pero primero hare esa llamada…
Estuvo cerca de media hora hablando por
teléfono… Luego entro a la habitación donde las chicas descansaban, acompañado
por Rose Mery viendo cómo se ocupaba de las muchachas. Con que delicadeza le
fue bajando las bragas a cada una, mientras ellas sollozaban echadas boca abajo sin atreverse a
levantar la cabeza por la vergüenza, sabiendo que el Sr. John McDonald
permanecía en la habitación con ellas, mientras la Sra. Stuart les iba poniendo
crema hidratante en sus colorados traseros, subiéndoles las braguitas al
terminar los cuidados.
(Sr. John) -. Y bien… Soraya le vas a decir a papá que ha
sucedido en el rellano, ya has sido castigada no tienes nada que temer.
Su papá cariñoso con ella
la hizo volverse colocándose boca arriba, viendo en ella los gestos de dolor de
su dulce rostro al posar su trasero sobre la cama. Por ello con suavidad la
incorporo con sus fuertes brazos levantándola de la cama, sentándola sobre sus
piernas procurando que el peso de su cuerpo recayera sobre sus muslos, dejando
el trasero dolorido sin apoyarse en sus
piernas, ella al sentir a su papá tan cerca apoyo su rostro en su pecho.
(Soraya) -. Pretendía…llegar…pronto a casa…
(Sr. John) -. Ya deseabas ver a Dae Sung como recibía su
azotaina de prueba, verdad? .- Soraya avergonzada asintió con la cabeza,
cerrando los ojos por la vergüenza. -.
Deberías haber recordado que en su día, cuando te hicimos la prueba a ti, en el
salón solo estábamos papa y mama nada más, siendo la Sra. Stuart quien se
encargó de ello. Jamás hemos consentido
a ninguna chica a nuestro cargo presenciar una prueba.
(Soraya) -. Pero… Con Marisa si estuve presente, pensaba
que podría ver…
(Sr. John) -. Con tu amiga fue algo incluso inesperado para
nosotros, pero si estuviste presente ese día, eso fue un hecho aislado que no
hubiera ocurrido en otra circunstancia, sucedió en parte por tu comportamiento no
apropiado, también influyo el que nos la acababas de presentar. Marisa vio como
eras castigada tú, y luego lo fuiste tú, únicamente por ello estabas presente
ese día…
(Soraya) -. Papa… cuando voy a tener mi hermanita aquí en
casa, la echo mucho de menos, sobre todo porque no he podido hablar con ella…
(Sr. John) -. No debería decirte nada después de lo
sucedido hoy! Pero es posible que en
unos días se venga a vivir con nosotros, hoy he estado hablando con ella en tu
piso, que por cierto lo tiene mucho mejor ordenado que tú y hasta aquí puedo
leer…
Volvió a acomodar sobre la cama a Soraya
ahora más tranquila, levantándose de su cama para acercarse hacia la pequeña
Dae Sung sentándose en su cama, la pequeña al verle a su lado a pesar del dolor
en el culo, se incorporó apoyando la espalda sobre el frontal de su cama.
Sorprendiéndose al sentir como la levantaba en volandas sentándola en su
regazo, como momentos antes había acomodado a Soraya, e igual que ella poso su
rostro en lágrimas en su pecho, al tiempo que los fuertes brazos del Sr. John
la abrazaba, acariciándole la espalda con suavidad con la mano derecha,
mientras la izquierda bajo la corta falda de Dae Sung le acariciaba el culo con
suavidad trazando círculos.
(Sr. John) -. Lamento mucho lo sucedido esta tarde
pequeña! Si hubiera estado yo en casa no
lo hubiera consentido… esa señora no tenía autoridad para ocuparse de ti como
ha hecho! No volverá a suceder de nuevo…
(Dae Sung) -. Ha sido mi culpa
señor. Hacia solo unos minutos la señora
me había advertido que jamás debo salir con el uniforme a la escalera, sin
ponerme una de las batas del armario de servicio. Carmen me lo ha recordado en
el rellano, ella ha salido avisarme sin la bata, luego ya fue tarde para volver
a entrar a ponérnosla…
(Sr. John) -. Me gusta eso de
ti pequeña. Está muy bien que reconozcas
tu error, pero esa señora ha actuado sin tener la debida aprobación nuestra,
que ella estuviera presente a tu correctivo, hubiera estado correcto al cometer
la falta en su presencia, pero de ninguna de las maneras, no tenía nuestro
consentimiento para propinarte ella el correctivo… aunque eso es algo que nunca
sabrás por nosotros, si damos dicho consentimiento, sí o no! Pero si otra persona que no seamos nosotros o
la Ama de Llaves, te aplica un correctivo debes pensar que nosotros lo hemos
aprobado, entiendes? Replicarnos sería
una falta muy grave por tu parte! En
cuanto a ti Carmen, tú no te mereces mis mimos hoy como ellas dos. Ya me ha referido mi esposa tu mal
comportamiento de hoy, y tienes mucha suerte que la Sra. Matthew no se haya
ocupado de ti!!! Porque mi esposa ha
considerado necesario, que mejor fuese la Sra. Stuart, quien se encargase de
darte tu correctivo, por haber sido castigada tan solo hacía unos minutos antes,
por estar donde no debías estar!!! Yo también estoy disgustado por ese
comportamiento, levántate para irte a la cocina a ayudar para preparar la cena,
la Sra. Stuart te llevara para decirte que debes hacer… Ahora os voy a dejar a
vosotras dos para que descanséis, podéis tomaros la tarde libre hasta la cena.
John McDonald tras dejar a las muchachas
descansando, regreso hacia el salón con paso decidido. Al entrar encontró a su esposa paseando de un
lado a otro por el salón, en su rostro dejaba clara su preocupación, aún tenía
en la mente las últimas palabras de su marido “Debería colocarte sobre mis rodillas y bajarte las bragas”. Escuchando los pasos de John su marido, se
quedó parada de pie junto al diván claramente preocupada. Aún tenía serias molestias en su retaguardia,
pasándose la mano derecha por encima de la falda tallándose con suavidad el trasero. Sintiendo poco después como su
marido detrás de ella, le desabrochaba el corchete y bajaba la cremallera
lateral de la falda, deslizándose por sí
sola al quedar liberada la cinturilla, acabando en el suelo rodeando sus pies
teniendo que levantar levemente los pies quedando en el suelo tirada.
Abba
se dejó llevar sin mediar palabra alguna con su marido, hacia la mesa del salón
donde retirando una de las sillas tomo asiento, Abba sintió la presión de la
mano derecha en su espalda, la mano le indicaba forzándola a inclinarse sobre
las rodillas de John. Quedando Abba
sobre las rodillas boca abajo, solamente con la blusa blanca cuyo faldón no
cubría su trasero, quedando expuesto únicamente con unas bragas blancas de
encaje, tras el cual se transparentaba aun las aureolas moradas en sus nalgas
del ultimo día que la castigo John. Introduciendo los dedos pulgares de la mano
derecha e izquierda bajo la cinturilla elástica, le bajo lentamente las bragas deslizándolas
por sus muslos dejándoselas bajadas a la altura de medio muslo.
John McDonald observo el estado del trasero
de Abba su esposa, acariciándole con la mano derecha ambas nalgas dándole una
fuerte palmada en el culo desnudo.
Levantando la mirada mirando hacia su espalda, vio sobre la mesa a su
alcance de izquierda a derecha, un viejo cepillo de madera, una regla de
cuarenta centímetros, un paddle corto, y una palmeta ovalada de grueso cuero
marrón. Decidiéndose por agarrar la
regla de madera barnizada, la cual levanto su mano hasta estirar bien su brazo
hacia el techo, para dejarlo caer con fuerza sobre el desnudo trasero, dejando
la marca colorada de la regla cruzándole las dos nalgas, con firmeza se fueron
sucediendo un azote tras otro sin apenas pausa alguna, lo que le dejaba claro a
su bella esposa que no iba a ser solo una azotaina, en segundos ya tenía
colorado su trasero por la azotaina con la regla, los “Ayees” de Abba a cada
azote se escuchaba en el salón, mientras sus caderas se contoneaban al ritmo de
los azotes, sin duda por el intenso ardor que producía la regla en el culo.
En esos momentos se escuchó el timbre de la
puerta, alguien llamaba desde el rellano de la escalera, resultando ser una
visita inesperada para John McDonald que seguía zurrando con fuerza el culo
colorado carmesí de su esposa, escuchando sonar de nuevo el timbre resultando
molesto su sonido, sintiéndose muy disgustado John por no acudir a abrir nadie
la puerta, escuchando de nuevo el timbre por tercera, cuarta y quinta vez,
ahora siendo la llamada impertinente,
John lanzo la regla malhumorado contra el suelo, por tener que dejar a medias lo que estaba
haciendo, estaba decidido a propinarle un castigo ejemplar a Abba, y tenía que
dejarlo porque nadie acudía abrir la maldita puerta.
(Sr. John) -. Levántate!!! Qué diablos debe estar haciendo
esa Rose Mery!!! Se va a enterar cuando la agarre!!! Tú! No
creas que he acabado contigo, ponte tras el diván cara a la pared en el rincón,
y no se te ocurra subirte las bragas!!!
Sobándose el culo con las
dos manos al tiempo, Abba camino hacia el rincón sin rechistar, meneaba su
trasero de lado a lado al dar sus pasos hacia el rincón, tratando así de
mitigar de alguna manera el intenso fuego de su trasero. Mirando de reojo hacia atrás por encima de su hombro
izquierdo, vio cómo su marido abandonaba el salón a buen paso, lo que le
indicaba el enfado de John al ser interrumpido. Escuchándose de fondo el abrir
de la puerta principal…
(Sr. John) -. Hola Joseph!
No te esperaba tan temprano…
(Sr. Joseph) -. Ya te he
comentado que venía de camino, te veo muy sudoroso, he interrumpido algo?
(Sr. John) -. No te quedes
ahí! Haz el favor de entrar, vamos al
salón y te serviré una copa…
Al entrar al salón…
(Sr. Joseph) -. Pues sí que estabas ocupado por lo que veo,
bonito color tiene ese trasero! Ah! Pero si es tu esposa… no quisiera
incomodarla con mi presencia, quizás debería cubrirse un poco.
(Sr. John) -. No te preocupes por ella, Joseph! Debe aprender a ser buena señora de la casa,
al igual que saber proteger a nuestras chicas de visitas indeseables!!! Que
pase vergüenza le vendrá muy bien para aprender la lección, además todavía no
he terminado con ella, tu llegada a interrumpido que le diera su merecido!!!
Pero lo acabare más tarde!!! Ahora cuéntame a que se debe esta visita
repentina? Antes te he hablado de
Mercedes y de sus desmanes de hoy, pero no creo que esa sea la causa de tu
visita, pues como bien dices estabas de camino cuando hemos hablado…
(Sr. Joseph) -. Como bien sabes hace un año aproximadamente,
el abogado y el notario de la familia hizo la lectura del testamento de mi hermano,
tras la reunión familiar para la lectura, no fue nada bien acogido o con agrado
el testamento. Sobre todo porque
Mercedes la viuda de mi hermano no se presentó a la lectura, por lo que el
enfado de la familia fue monumental, y más extraño nos resultó a todos la
noticia del notario, que un juez había
dictado una orden exigiendo una auditoria de los bienes familiares. El caso es que han aparecido unos gastos, que
requieren una buena explicación, pues desconocía que se hubieran realizado. Por
lo que dice mi abogado, mi querida cuñada requirió los servicios de dos jóvenes
como doncellas, pero para contratar dicho servicio, lo podía haber realizado
aquí en esta ciudad, deseo que me explique porque motivo trajo a dos muchachas
de Sudamérica. Que por cierto en el rellano he visto una silla, en la que había
sentada una muchacha joven vestida de doncella llorando, es una de tus
doncellas?
(Sr. John) -. Es una de las
doncellas de tu cuñada, por lo que he oído hablar a mi mujer hizo traer a dos hermanas… A veces se las
puede escuchar llorar cuando las castiga, lo que me cuesta creer es que dos
chicas jóvenes quieran vivir con esa hiena! En vida de tu hermano recuerdo que
me comentaba, lo difícil que le resultaba mantener spankee´s en su casa, por
los castigos que ella les daba por pequeña que fuera la falta, decía que
Mercedes no tenía auto control alguno.
(Sr. Joseph) -. Es cierto!
Mi hermano me había referido muchas veces que la tenía que tener vigilada,
habían tenido chicas que no habían aguantado ni una semana. Y eso que con las redes sociales resulta
fácil hoy en día, encontrar a chicas spankee´s dispuestas. Recuerdo en mis
tiempos cuando era yo adolecente, mi padre pagaba un sueldo más que razonable
para mantener el servicio en casa. Así fue como ese mal habitó por castigar a
las mujeres hizo mella en mi vida, mi padre y mi madre, solían darles azotainas
al servicio cuando no hacían bien su trabajo, que con algunas de ellas era muy frecuente, era casi
como si provocaran esos errores a cosa hecha, castigándolas en su despacho a
solas o en presencia de toda la familia si eran faltas graves, al igual que
cuando castigaban a mis hermanas y primas que solían quedarse en verano una
temporada, bien por salir sus padres de viaje o por irse de vacaciones las dejaban a cargo de sus tíos, o sea mis
padres. Por ello al servicio les pagaba un sueldo más que razonable, a la media
de sueldos de otras casas con servicio, con ello conseguían que las chicas
aceptaran ser disciplinadas, en otras casas en aquellos años también se
aplicaban castigos, ganando como sueldo bastante menos, pero las chicas se
acababan marchando de esas casas, en cambio mis padres lograban mantenerlas a
pesar de ser castigadas con relativa frecuencia. Eran otros tiempos aquellos…
(Sr. John) -. En mi casa no tenían esos problemas con el
servicio, si no hacían bien su trabajo eran despedidas o si rompían algo se les
descontaba de su sueldo, lo normal en esos casos con el servicio que no cumplía
con su trabajo. Yo personalmente me hice spanker el día que tu padre me
contrato como becario con veinticinco años, mis padres no querían darme un
cargo de responsabilidad en sus empresas, alegaban que era demasiado inexperto
para tener personas bajo mi responsabilidad. Recuerdo el día que entre en su
despacho sin llamar a la puerta, me quede pasmado al ver como tenías a su
secretaria sobre tus rodillas, con la falda levantada y las bragas bajadas, le
estabas dando una azotaina en el culo con la mano, mientras tu padre observaba
sentado cómodamente en el sofá, con una copa de coñac en su mano, viendo como de colorado le ponías el trasero. Ver como su secretaria se incorporó
poniéndose en pie, sobándose el culo con claros gestos de dolor, luego se subió
ella misma las bragas, se bajó la falda tallándose el trasero con las dos manos
arreglándosela, y luego como si no hubiera ocurrido nada, la vi cómo se
agachaba poniéndose en cuclillas recogió
del suelo su bloc de notas, se sentó en una silla haciendo mohines al apoyar su
trasero frente a tu padre y este comenzó a dictarle una carta como si nada
hubiera ocurrido. Esa escena aún recuerdo
como si fuese ayer, no fue la última vez que vi como era castigada esa secretaria
u otras de ellas inclusive, a partir de ese día comencé a tener deseos de ser
yo quien les daba azotainas. Luego descubrí que se llamaba Abba, era una
jovencita de dieciocho años preciosa y acabe casándome con ella unos años
después, pasando a ser su marido y su spanker.
Y… ahora que sabes lo de esas muchachas, que vas a hacer con Mercedes? Lo que ha sucedido esta mañana con mi hija,
así como con mi nueva doncella es una negligencia grave, en ese rincón tienes
las pruebas físicas como puedes observar, mi esposa Abba como señora de la casa
y anfitriona al no estar yo presente, es la principal culpable al permitir que
Mercedes se ocupase de las chicas sin tener la debida autorización.
(Sr. Joseph) -. Según el testamento de mi hermano, pone en
mis manos el encargarme de proteger a su esposa de ella misma, así que en
primer lugar voy hacerle una visita para que me dé algunas explicaciones, luego
no le va a gustar lo que espera a continuación,
pero ella se lo ha buscado al extralimitarse en gastos innecesarios…
(Sr. John) -. A veces tengo serias dudas de tu inteligencia
Joseph!!! Conociendo a tu cuñada como la conoces, sabes perfectamente que no
hay en toda esta ciudad un foro, que no conozca la reputación de ella. Todo spanker con experiencia que este en las
redes sociales, tienen bien clasificadas las aptitudes de Mercedes ella es…
creo que la llaman Lady Margaret, seguro que la debes de haber visto en algún
chat. Cualquier muchacha que entre en
esos foros o redes, ha escuchado hablar de tu cuñada al igual que como trata a
sus chicas. Es obvio que al no hallar
ninguna víctima en la ciudad o pueblos cercanos, opto por traer a esas chicas
ofreciendo a sus padres una compensación económica, a cambio de trabajo o como
prometerles estudios o manutención.
Sabes como yo que hay personas sin escrúpulos en el mundo, hay quien
tiene hijos para formar una familia, pero en zonas de pobreza extrema venden a
los hijos por cuatro monedas, resulta algo repugnante que puedan existir
personas así, capaces de ofrecer dinero para satisfacer sus más depravados
instintos.
(Sr. Joseph) -. Pero como consiguió esa información
Mercedes? Porque no ha sido por cuatro
monedas como dices tú, les compro una vivienda en Lima según los datos que
dispongo, así como una buena mensualidad que se la envía cada trimestre, aunque
contrate una agencia de detectives, no han descubierto gran cosa aparte de las
cantidades de dinero, los envíos se hacen desde esta ciudad, pero no han descubierto
al consignatario sabemos que no es Mercedes.
(Sra. Abba) -. John… puedo decir algo?
(Sr. John) -. Cariño sabes perfectamente que estando
castigada no se permite hablar, a menos que se te pregunte!!!
Joseph y John estaban
sentados en los sillones tomando su copa mientras hablaban, estaban en el
rincón del salón en el extremo izquierdo, separados por una pequeña mesa de
centro elevable, de tal forma que podían observar a Abba en el rincón detrás
del diván en el extremo derecho del salón, viéndola como cuando creía que no
era observada, como se acariciaba el culo con una de sus manos izquierda o
derecha. John no la regañaba por hacerlo dado que disfrutaba con esa escena,
observando lo preciosa que estaba su esposa con el culo completamente colorado,
enmarcado entre el faldón de su blusa blanca, que cubría un poco la parte alta
de las nalgas, resaltando entre la rojez del culo y las bragas blancas bajadas
a medio muslo enrolladas sobre si mismas por las perneras, viéndola como
disimuladamente giraba su cabeza para mirar si era observada, aprovechando para
pasarse la mano por la nalga acariciándose.
John le guiño el ojo derecho a Joseph, el
cual capto el mensaje de inmediato.
Levantándose del sillón fue hacia el rincón donde se encontraba Abba, la
cual escucho como unos pasos se le acercaban peligrosamente, observada por
ambos caballeros, vieron como Abba contraía sus nalgas al sospechar que su
osadía de hablar iba a tener consecuencias. John le hizo un gesto con las
manos, separadas a unos cuarenta centímetros una de otra a la misma alzada,
indicando con los dedos índice que sobre la mesa había una regla. Joseph capto la idea por lo que se dirigió
hacia la mesa cogiendo uno de los objetos, para seguidamente dirigirse de nuevo
hacia donde estaba Abba temblando. Pero Joseph clásico entre los clásicos, no
opto por coger de la mesa la regla de madera, observando los otros instrumentos
sobre ella, prefirió escoger el cepillo de cedras de coco curvado, su aspecto
de cepillo pesado por su grosor engaña su apariencia, pues era liviano pero de
extrema firmeza, tras escuchar el chasquido Abba a su espalda, al hacerlo
resonar Joseph en su palma izquierda, sonido que hizo estremecerse a Abba, al
adivinar que John estaba situado a su espalda con el cepillo.
Su sorpresa fue mayúscula al ser agarrada
por la muñeca de su mano derecha, haciéndola voltearse sobre sí misma, cuando
su mirada vio que no era John su marido, que quien le había agarrado del brazo
era Joseph, ella como primera reacción se estremeció al ver al gigante Sr.
Joseph Matthew con sus dos metros veinte de estatura, su segunda reacción fue
cubrirse el sexo rasurado con la mano izquierda, mientras era impulsada
haciéndola bordear el diván viendo cómo se sentaba el gigantón del Sr. Matthew sobre
él, y como ella no pudo hacer nada para evitar caer sobre sus rodillas boca
abajo, al notar el fuerte tirón de su brazo derecho siendo impulsada hacia
adelante, sintiendo la mano izquierda sobre su espalda sujetándola e impidiendo
que su cabeza llegara a tocar el suelo dada la brusquedad.
Aun se encontraba Abba balanceándose sobre
las rodillas, tras la brusquedad que había sido colocada sobre las rodillas,
momento que sintió el azote en el culo de la enorme mano derecha, sintiendo
como le abarcaba sus dos nalgas, avergonzada al hacer que se viera así misma
como una niña pequeña, pues a pesar de su casi metro noventa sus manos no
alcanzaban el suelo, así como sus pies quedaban suspendidos en el aire, así
como su cuerpo permanecía sobre las piernas, podía sentir como su culo quedaba
expuesto y sus muslos estaban pegados a las piernas del Sr. Joseph, poco
después solamente podía retorcer su cintura ante el fuerte e intenso aluvión de
azotes, que no la dejaban pensar en nada dado el dolor en el culo, pues aquella
enorme mano la azotaba las dos nalgas al tiempo, pero lo peor era cuando la
mano azotaba la parte baja de sus nalgas, pues sentía el azote en la parte baja
del culo y en el inicio de sus muslos al tiempo, con lo cual no pudo reprimir
las lágrimas aparecieran en sus mejillas, cuando John su marido la azotaba con
la mano, siempre disfrutaba de sus azotes aunque picaran de lo lindo, en cambio
con el gigante Joseph solo sentía un fuego intenso, después del dolor tras recibir
cada uno de los azotes de su mano. John desde su sillón no se perdía detalle
alguno del color del culo de su esposa Abba, colorado carmesí al ser colocada
sobre el regazo de Joseph, de los efectos causados anteriormente por la regla,
en cambio en esos momentos a cada azote que recibía en el culo, cambiaba el
tono del color de sus nalgas, siendo el primer fuerte azote el que dejo los
dedos de Joseph marcados, luego fue cambiando de color hasta un rojo escarlata
brillante, cambiando el tono a mas oscurecido un granate en la parte media del
trasero…
(Sr. John) -. Joseph
veamos qué es eso que sabe ella y que posiblemente nosotros
desconocemos, si es interesante quizás te libres Abba de recibir tu merecido!
Abba al sentir sus manos libres de la
fuerte mano izquierda del Sr. Matthew, que se las mantenía sujetas a su espalda
mientras la derecha le daba la azotaina en el culo desnudo, manteniendo sus
bragas bajadas a medio muslo, aunque estas se estiraron al intentar separar sus
piernas, las bragas se mantuvieron a la misma altura durante el castigo. Llevándose las dos manos cubriéndose el
dolorido trasero, las mantuvo en él sobándose con las palmas de las manos,
tratando de aliviar el fuego intenso que la abrasaba, tratando de mantener sus
muslos pegados para así no dejar su sexo expuesto a las miradas de los dos
hombres, a pesar de que uno de ellos fuese su marido. La Sra. Abba conocía al señor Joseph Matthew
demasiado bien, sabía que si este descubría el estado en que se encontraba en
esos instantes su entrepierna, al sentir ella entre sus piernas lo humedecidos
que tenía los muslos, al igual que su sexo que no dejaba de producir fluidos
sintiéndose cada vez más húmeda. El Sr.
Matthew era un hombre demasiado anticuado para aceptar su estado de excitación,
muy a su pesar por las lágrimas derramadas que mantenían mojadas sus mejillas
sonrosadas, si él la descubría en qué estado se encontraba su depilada
entrepierna, aunque fuera interesante para ellos la información que ellos
ignoraban, no habría nada, ni nadie de este mundo que impidiera que Matthew la
castigase con el cepillo por su comportamiento indigno para él y sus costumbres
anticuadas. Después de permanecer varios
minutos sobre sus rodillas, continuando sobre ellas boca abajo sintiendo sus
pesadas manos, la izquierda sobre su rabadilla y su mano derecha posada sobre
su cadera derecha sujetándola, al estar más relajada a pesar del ardor intenso,
tras dejar de sollozar pudo por fin explicarse titubeante…
(Sra. Abba) -. “Auuu”
Fue…el chofer de su marido…quien se encargó… de traer a las chicas,… y
debe de ser él quien les envía el dinero a sus padres… por ello los detectives no
encuentran a quien…realiza esos ingresos…
(Sr. Joseph) -. Eso no tiene sentido John. Mercedes al poco de fallecer mi hermano,
despidió al chofer porque según ella él la espiaba para informarme a mí. Ese día mi cuñada recibió una severa azotaina
de manos de Frederick, por acusarme de algo que era completamente…cierto! Pero lógicamente no se lo podía reconocer,
por lo que después de ese día que lo despidió,
el chofer pasó a ser mi conductor personal.
(Sr. John) -. Esa agencia de detectives ha investigado al
chofer?
(Sr. Joseph) -. Por supuesto que no! No voy a consentir que por investigar a mi
conductor personal, descubra la familia a donde me desplazo yo y a quien visito
de manera privada. Los detectives
entregan sus pesquisas al portavoz de la familia, de haber consentido
investigar al chofer, la familia conocería a donde voy cuando no estoy en la
oficina o en casa… además Mercedes me dejo claro que odia a ese hombre, no
puede ni verlo. Por ello él no me ha
acompañado hasta aquí, se ha quedado en la limusina en el parking esperándome…
está claro que esta desvergonzada está mintiéndonos!!!
(Sra. Abba) -. Yo no miento!!! Si habla con las chicas Ana y Antonia sabrá
que él es el tío de ellas y el hermano menor de su padre!!! Mercedes es más inteligente de lo que ustedes
cavernícolas creen!!! Por eso debió
despedir al chofer, ella sabía desde hace años que el chofer informaba al patriarca
de la familia, de los movimientos de su esposo y de ella misma, fue él, su marido en vida quien se lo conto todo a
ella. Estoy más que segura que si
observan esos envíos de dinero, una parte debe quedársela el chofer para
mantenerlo callado o como pago por sus servicios, si tienen controlados esos
gastos habrán descubierto que no envía todo el dinero. Porque si no, iba a
despedir al chofer? Ese joven de treinta
y cinco años, guapo y fornido que tienen por conductor, desde hace años es el
amante de ella, Frederick los descubrió
juntos en su cama cuando estaba ya enfermo, aun viene de visita por las noches
a verla, a veces lo veo subir por las escaleras de servicio para que nadie le
vea.
(Sr. Joseph) -. Ahora empiezo a comprender algunas
cosas! Como el que mi hermano me pidiera
por una carta depositada en su testamento, que mantuviera controlada a su
esposa Mercedes, incluso me confeso antes de su muerte que Mercedes lo engañaba
con otro hombre, pero no le hice caso porque a esas alturas de su enfermedad
desvariaba, decía cosas que no tenían sentido alguno, según el médico de la
familia eran delirios, propios de su enfermedad degenerativa.
(Sra. Abba) -. Mendrugos!!!
(Sr. Joseph) -. Esto no te lo voy a consentir…!!!
Sujetándole las manos a
la espalda, el Sr. Matthew cogió el cepillo reanudando la azotaina, sujetándola
con firmeza mientras se empleaba a fondo, pues estaba muy enfadado por llamarle
cavernícola, insulto que consintió pasar por alto al mencionarlo ella, pero no
pensó igual al ser insultado de nuevo llamándole “mendrugos”. Esta vez la hizo brincar sobre su regazo,
dado el enfado del Sr. Joseph propinándole fuertes azotes en el culo con el
cepillo, la azotaina estaba siendo muy severa, por ello Abba muy dolorida se
agitaba sobre las piernas de Joseph, pataleando con las piernas en todas
direcciones violentamente, hecho que hizo sus bragas se fueran deslizando por
sus piernas poco a poco, hasta bajarse por sí solas a sus tobillos, pudiendo
verse como el elástico de las perneras se estiraban hasta no dar más de sí
mismas, en una de sus patadas al aire,
las bragas quedaron colgadas del pie izquierdo, para poco después salir
despedidas por el aire, yendo a caer a los pies de su marido John…
Cuando Abba se sintió libre pudiendo
levantarse del regazo del Sr. Joseph, al ponerse en pie daba saltos al tiempo
que se masajeaba el culo, acabando por arrodillarse tumbándose en el suelo de
costado y quedar hecha un ovillo
flexionando sus piernas, manteniendo sus dos manos sobándose el culo
vigorosamente por el dolor y el intensísimo fuego en el culo, claramente
ensombrecido por el color oscuro con un tono violáceo, el cual no dejaba lugar a
dudas de la severa azotaina recibida con el cepillo. Mientras tanto el Sr.
Joseph Matthew deambulaba de un lado a otro del salón, para acabar acercándose
a los sillones donde se encontraba John
sentado, cogió su copa de licor que
había dejado sobre la mesita de café de
centro momentos antes, la cual se la bebió
de un solo trago.
(Sr. John) -. Que piensas hacer
con Mercedes? Está claro que nos tenía a
todos bien engañados… Aunque debes tratar de serenarte y pensar bien lo que vas
hacer! Está claro que os ha tomado por tontos a toda la familia Matthew!!! A nosotros… puede que también, pero en
nuestro caso solamente somos vecinos malavenidos, no pertenecemos a la familia
Matthew! Aunque espero que no quede sin su castigo, además de ser bien merecido no puede quedar impune! .- John recogiendo las bragas del suelo de su
esposa, se levantó del sillón andando cuatro pasos hacia donde se hallaba ella. Les daba la espalda para no ver sus rostros,
mientras con ambas manos se acariciaba su maltrecho trasero -.
Abba! Deja ya de sobarte, toma
tus bragas, póntelas!!! Luego recoge tu falda del suelo!!! Será mejor que te vayas a tu habitación, ya
hablaremos luego de todo lo sucedido aquí!!!
Aunque vas bien servida, Joseph ha hecho bien calentándote el culo como te mereces!!! Pero
entre nosotros hay la suficiente confianza para decirte claramente ante Joseph,
que luego hablaremos tu yo detenidamente de este comportamiento!!! Me has
avergonzado con tu forma infantil de comportarte, hoy dormirás boca abajo te
puedo garantizar!!!
Abba al sentir una fuerte palmada en el
culo colorado e inflamado, se volvió hacia John con el rostro contraído por el
dolor, recogiendo sus bragas con su mano derecha de mala gana, mirando a su
marido John con sus ojos encendidos por la rabia, aunque se arrepintió de ello
rápidamente, observando como John se desabrochaba la hebilla del cinturón,
alejándose de él con rapidez varios pasos, con claros gestos de dolor se agacho
para ponerse las bragas, recogiendo la falda del suelo hecho a correr hacia la
salida del salón, escuchando los pasos de su marido ir tras ella. Al lograr salir al pasillo se creyó a salvo
al encaminarse hacia las escaleras, justo en el momento que iba a subir el
primer escalón, un brazo rodeaba su cintura deteniéndola.
Solamente alcanzo a vislumbrar con su
mirada, como John colocaba su pie izquierdo sobre uno de los escalones de la
escalera y sintió como su cuerpo era zarandeado haciéndola inclinarse hacia
adelante sobre el muslo izquierdo de John. Quedando con su trasero bien
expuesto cubierto por las finas bragas blancas de encaje, las cuales a través
de él permitía entrever lo violáceo que tenía el culo. Pero ello no hizo que John sintiera la más
mínima consideración, optando por bajarle las bragas con la mano derecha, la
misma que mantenía su cinturón preparado para escarmentar a su querida esposa,
por la mirada desafiante con la cual se había atrevido a desafiar a John. El brazo izquierdo rodeaba su cintura
manteniéndola bien sujeta, mientras los primeros azotes del cinturón laceraban
su trasero, Abba por el contrario se agitaba sobre el muslo, intentando girar
su cuerpo para evitar que el cinturón azotase su trasero desnudo, pero con ello
solo lograba que el cinturón le azotase en la parte alta de sus muslos, por
encima de sus bragas bajadas a medio muslo, sintiendo un escozor más intenso.
Joseph con su copa llena de nuevo en su
mano derecha, permanecía en el salón deambulando de un lado a otro, mientras
podía escuchar de fondo como Abba aullaba de dolor, encaminándose hacia la
puerta del salón salió al pasillo, desde ese lugar podía observar como John
mantenía a su esposa sobre su muslo izquierdo, mientras la mano derecha se
alzaba y bajaba a un ritmo acompasado pero con firmeza, pudiendo observar como
a cada azote de cinturón, Abba agitaba como poseída por el diablo meneando su
trasero tras cada impacto. Joseph tomaba
un sorbo de su copa admirando complacido, como su buen amigo John se encargaba
de castigar la osadía de su esposa Abba.
Minutos después podía observar como Abba con las bragas blancas aun
bajadas, subía por las escaleras llorando
portando en su mano derecha su falda, mientras con la mano izquierda se
sobaba el culo con suavidad. Al tiempo
que veía acercarse hacia él, observando la seguridad de John colocándose el
cinturón presilla por presilla, se le acercaba hacia él acabando de colocarse y
cerrando así la hebilla ajustando el pistón en el tercer agujero.
(Sr. Joseph) -. John acabamos esa copa?
Los dos hombres hablando entre si
entraron al salón, dirigiéndose hacia el rincón donde se hallaba su asiento.
Una vez acomodados…
(Sr. John) -. Y… Bien Joseph. Que puedes decirme de ese asunto que te
comente hace unos días, has sabido algo de la agencia de detectives?
(Sr. Joseph) -. Hay noticias…sí. El tío de esa muchacha trabaja para una de
las empresas de mis asociados, de verdad esa chica merece lo que estás
haciendo? Estas seguro que vale la pena arriesgar tanto? Para mí no
supondrá ningún problema, según mi
abogado de confianza que es quien lleva mis negocios, me ha asegurado que será
una muy buena aportación a mi empresa de Los Ángeles, por ello le hemos
ofrecido un cargo superior del que tiene ahora, le he ofrecido el ser Director
comercial, aquí solamente es un alto ejecutivo por lo cual el ascenso es
notable, tal como me pediste también le hemos ofrecido una beca de estudios
para sus hijos, aparte de una vivienda y los privilegios de su nuevo cargo.
(Sr. John) -. Marisa es amiga íntima de nuestra hija
Soraya. A la muchacha ya la he advertido
que una vez sus tíos acepten la proposición de trasladarse a Los Ángeles (USA),
no habrá marcha atrás. Aceptando ella el
riesgo de permanecer en esta casa como nuestra hija pequeña, durante los cinco
años que durara su beca de estudios, al igual que no existirá marcha atrás
posible, dadas todas las gestiones que he tenido que realizar, seremos mi
esposa Abba y yo mismo, sus tutores legales acarreando todos los riesgos, por
lo que sus tíos nos cederán la tutoría ante notario. Para hacerlo todo legal, les comunicaremos a
sus familiares que mi Fundación para las Juventudes, ha aceptado su demanda
realizada hace unos meses para conseguir una plaza para esta beca de estudios,
siendo necesario para dicha beca, que ella deberá vivir en esta Residencia de
Estudiantes de la Fundación, durante los próximos cinco años. Así mismo sus
familiares serán informados de la disciplina, que se imparte a las estudiantes,
por lo cual el castigo corporal es legal en esta Residencia.
(Sr. Joseph) -. Sigo opinando que estas arriesgando mucho…
Pero a pesar de todo ello, es una proposición que me encanta. Dado que yo también salgo muy beneficiado,
aunque para ello voy a tener que desahuciar a mi cuñada Mercedes, la cual ella
misma se ha puesto la soga al cuello al comportarse de este modo. Gracias a que mi hermano me dejo por escrito
que debo ocuparme de ella, por lo cual, si quiere mantener su estilo de vida,
no tendrá más remedio que aceptar mis requerimientos. Tenemos que actuar con rapidez, dado que las
nuevas residentes de la Fundación, en una semana o máximo diez días las
tendremos aquí! Serán un total de
veinticinco chicas de edades comprendidas entre los dieciocho años y los
veintidós años como máximo, las cuales residirán en el ala Oeste que es la
vivienda que ocupa Mercedes, disponemos de dos aulas para ejercer sus estudios en
el piso superior. Tu idea que yo sea el
Director me encanta, y así disponer de veinticinco traseros a mi entera
disposición, por lo cual no me importa tener que poner todo el capital
necesario.
(Sr. John) -. No es un riesgo tan alto, dado que esto ya lo
habíamos hablado hace un año tras el fallecimiento de Frederick, solo nos era
necesario disponer de una buena excusa para hacernos con la vivienda de
Mercedes, y ella misma nos la ha brindado como era de esperar, ambos sabíamos
que tarde o temprano sucedería, una vez se hiciera la lectura del testamento,
Mercedes pasaría a estar bajo tu responsabilidad. Que para poder disfrutar de una nueva hija
Abba y yo, haya aprovechado esta oportunidad, nos ha venido como caída del
cielo. Pues para poder adoptar a Marisa,
nos era necesario que sucediera algo que nos beneficiara, por suerte las
circunstancias han querido que sea posible. Ya sabes cómo pensamos nosotros, no somos como
spankers personas que dejemos en la calle a nuestras spankee´s, a otros no les
importaría esa circunstancia, pero cuando tienes bajo tu cargo a chicas les
acabas cogiendo aprecio y cariño, la sola idea de dejarlas en la calle a su
suerte nos aterroriza… por ello nos gusta saber que si nos dejan, tendrán un
lugar al cual volver…
(Sr. Joseph) -. Cuando piensas darle el comunicado a
ella? Por mi parte mi abogado ya se ha
citado para mañana con su tío, se entrevistaran en la central a las nueve de la
mañana.
(Sr. John) -. La carta con la confirmación de la beca de
estudios, la recibirá esta tarde pues ya ha sido redactada e enviada. Ahora solo nos queda esperar a que sus tíos
acepten, aun todo puede irse al garete si no aceptan separarse de su sobrina, o
el que ellos no acepten ese traslado a su nuevo cargo.
(Sr. Joseph) -. Te puedo garantizar que aceptara el cargo, ya
que tengo pensado cerrar esta sucursal. En los negocios no solo está mi
interés, todos los asuntos deben hacerse sobre seguro, he invertido demasiado dinero
para ahora perderlo todo. Tú puede que
te guíes por el buen corazón, pero en los negocios yo jamás arriesgo nada… Los
padres de esas veinticinco chicas me aportaran importantes ingresos, dado que
sus hijas requieren una disciplina especial, no voy a arriesgarlo todo, porque tú dispongas de un nuevo juguete para
ti y tú esposa. Y ahora acabemos las
copas para ocuparnos de Mercedes, ya me está picando la mano solo de pensar los
azotes que le voy a dar…
Pasados varios minutos Joseph Matthew y
John McDonald salían al rellano, encontrándose a Ana apoyada en la pared
viéndola muy preocupada, su rostro de pánico era visible en ella.
(Sr. John) -. Se puede saber qué esperas aquí afuera
Ana? No deberías estar trabajando en la
casa? Tu señora debe de estar buscándote!!!
(Ana) -. Después de hablar… con usted señor! Ha entrado muy disgustada… y… me ha dejado
aquí fuera.
(Sr. John) -. Bueno… y qué?
Llama al timbre y que te habrá la puerta, no puedes permanecer aquí
fuera sin más… Tanto miedo le tienes?
No fue necesaria respuesta alguna, la
joven Ana se puso a llorar dejando claro el temor que le tenía a su señora.
(Sr. Joseph) -. Si ha sido ella quien se ha olvidado de ti al
entrar, no tienes por qué temer nada, ya llamo yo a la puerta…
En unos segundos se abrió la puerta
apareciendo Antonia, en sus mejillas se le marcaban los surcos de lágrimas al corrérsele
el maquillaje… Ana estaba frente a la puerta esperando que esta se abriera,
tras ella estaban los dos hombres a su costado, por lo que Antonia al abrir la
puerta no los vio, viendo solamente a su hermana pequeña.
(Antonia) -. Que haces aquí fuera…Ana! La señora te ha estado buscando por la casa,
está furiosa me ha dicho que cuando te vea, te mande al salón y dice que te
quites las bragas antes de entrar…
Ana paso frente a su hermana mirándola,
encaminándose hacia el salón a pasos cortos. Antonia iba a proceder a cerrar la
puerta cuando aparecieron ante ella los dos hombres, al verles se quedó parada
unos segundos antes de reaccionar. El Sr. Joseph fue el primero en hacerse ver por
la doncella, viendo poco después al Sr. John McDonald. Mientras la joven reaccionaba a su presencia,
vieron de fondo en el pasillo como la joven que estaba en el rellano, se bajaba
las bragas sacándoselas por los pies, pudiendo verle el culo como de colorado
lo llevaba, poco después desaparecía al entrar al salón la joven.
(Antonia) -. Sr. Matthew… Sr. McDonald… Hola, que desean?
(Sr. Joseph) -. Buenas tardes… Puedes conducirnos ante tu
señora, tenemos que hablar con ella!
(Antonia) -. Sr. Matthew… Lo lamento de verdad no poder
atenderle, ahora la señora está ocupada y no le gusta que la molesten…
Se podía escuchar de
fondo el sonido inconfundible de azotes y el llorar de la chica del servicio,
Ana.
(Sr. Joseph) -. Perdona muchacha, pero tú eres…?
(Antonia) -. Soy Antonia la doncella personal de la señora
por ser la mayor, tendría serios problemas con mi señora si lo dejo entrar en
estos momentos… Discúlpeme Sr. Matthew pero no puedo desobedecerla…
El Sr. Joseph Matthew
agravo el gesto comprensivo de su rostro, cambiándolo por uno claramente de
contrariedad, al contradecirle una simple doncella que era como él la
contemplaba, alguien muy por debajo de su alcurnia al ser el patriarca de la
familia.
(Sr. Joseph) -. Niña!!!
Yo soy el dueño de todo este condenado edificio de quince plantas, y en
especial de esta vivienda, que es mi casa!!!
Tu señora es mi cuñada y nada más, nos llevas inmediatamente ante ella o
te puedes dar por despedida, porque soy yo quien te paga tu salario!!!
(Antonia) -. Yo desconozco ese hecho señor! La señora le envía todo nuestro salario a
nuestro padre que está viviendo ahora en Perú con mi madre y mis doce hermanos.
.- La joven puso un gesto claro de ignorancia, pues no sabía que debía
hacer, pero si tenía claro lo que iba a sucederle si desobedecía a su señora,
sobándose el trasero con la mano izquierda suponiendo que no era observada,
pues su costado izquierdo se ocultaba tras la puerta. -. Lo siento mucho señor… pero la señora me castigara si la
desobedezco… Y ya me ha castigado hace un rato, no quiero que me pegue de
nuevo… Lo siento señor…
La muchacha iba a cerrar la puerta, pero el
Sr. Matthew la acabo de abrir no muy amablemente, haciendo casi caer a la
doncella que quedó atrapada entre la puerta y la pared. Entro a zancadas hasta
la entrada al salón sorprendiendo a su cuñada sentada en el sofá, teniendo a la
joven doncella que aguardaba en el rellano momentos antes, ahora se encontraba
sobre las rodillas de su patrona, con la falda arremangada por encima de su
cintura recibiendo una azotaina, teniendo el culo desnudo muy colorado por los
azotes con el cepillo. La señora lo vio
aparecer ante la puerta, pero ni se
inmuto al ver a su cuñado, siguiendo lo que estaba haciendo dándole azotes a la
joven que se desgañitaba aullando de dolor, teniendo el trasero completamente
de un color rojo escarlata. Las únicas palabras que brotaron de sus labios como
bienvenida a su cuñado…
(Sra. Matthew) -. Antoniaaa!!! Trae aquí tu culo y quítate las bragas!!!
Vas a ver cómo te lo voy a poner por
dejar entrar desconocidos sin mi
permiso!!!
(Sr. Joseph) -. Deja a esa pobre infeliz que se incorpore…
(Sra. Matthew) -. Joseph!!
Estas en mi casa! Aquí quien da
las ordenes soy yo!!!
(Sr. Joseph) -. Mercedes!!!
Si no deseas ocupar el lugar de esa joven antes de tiempo, más te vale
que no me hables en ese tono, sabes muy bien que no me gusta, suelta a esa
infeliz y deja que estas dos niñas se vayan a su habitación, sabes bien a lo
que he venido y no me voy a marchar de esta casa, sin cumplir los deseos de mi
hermano antes de fallecer, los cuales dejo en una carta escrita junto a su
testamento!!! Lo hubieras sabido de
presentarte a su lectura hace unos meses atrás.
(Sra. Matthew) -. Conozco el contenido de esa carta, la
escribió ante mi presencia sin escucharme hablar de lo que me parecía… y lo que
me siguen pareciendo esas monsergas de un moribundo…
(Sr. Joseph) -. Deberías de tenerle más respeto! Si me hubiera hecho caso, estarías en la
calle con una mano delante y otra detrás!!! No con los derechos que te dejo a
su muerte, no te faltara el dinero mientras vivas! Pero… ya sabes que estas bajo mi tutela como
patriarca de la familia… Frederick te conocía muy bien, sabía que la única
manera de controlarte es con mano dura…
y… si te hubieras comportado tras estos meses, no habría sido necesario
mi presencia, ya sabes que nunca me caíste bien!!! .- En esos momentos Ana ya
liberada, daba saltitos sobándose el trasero dolorido, el propio Sr. Matthew recogió
las braguitas de la joven del suelo, entregándoselas a la joven, la cual las
cogió con su rostro enrojecido por la vergüenza y muy seguramente por su llanto
mientras lloraba siendo castigada por su señora, se estaba retirando obedeciendo al señor, que
la había librado de continuar siendo castigada, llevando sus braguitas en su
mano derecha, mientras con la izquierda se sobaba el culo, sin importarle que
se lo estuvieran viendo dos hombres, en ese momento Joseph se giró hacia su
buen amigo John. -. Puedes ir con las
chicas John? Ya sabes lo que deseo saber
de ellas, de ello dependerá que mi cuñada reciba una buena tunda, antes de irse
de esta casa hacia su nuevo hogar. Me
has escuchado Mercedes!!! Ósea que ya
sabes lo que debes hacer mi querida cuñadita, recoge tus cosas que me vas a
acompañar a la casa familiar, no me hagas que tenga que ir a buscarte y hacerte
bajar yo mismo!!! Aunque me vas a tener que dar muchas explicaciones de los
gastos que has tenido, mis estimadas hermanas… tus cuñadas, han requerido al
juez una auditoria, desean conocer los gastos de la familia… Gastos que se han
realizado sin supervisión familiar, sobre todo tu Mercedes vas a tener mucho
que contar, yo mientras voy a revisar los libros de contabilidad, no es
necesario que me digas donde están, conozco el camino hacia el despacho de mi
hermano…
Joseph estaba atareado
ojeando los libros, al cabo de unos treinta minutos John McDonald entraba al
despacho, con un gesto en su rostro claramente de indignación por lo averiguado
de las doncellas.
(Sr. Joseph) -. Que te han contado las doncellas John?
(Sr. John) -. No saben nada de nada… Solo saben que la Sra.
Matthew le paga a su tío y este es quien envía el dinero a su padre, lo saben
porque este se lo dijo a ellas al llegar,
les dejo bien claro que debían obedecer a la señora, si la desobedecían
las castigaría ella y si no lo haría su tío.
Una cosa es castigar y otra muy diferente es maltratarlas que es lo que
hace ella, según las chicas las castiga por cualquier motivo o peor, sin motivo
alguno como hemos visto hace un momento a Ana. Es una hiena tu cuñada
Joseph!!! Los libros cómo están?
(Sr. Joseph) -. Pues los abogados van a tener mucho trabajo,
no hay nada anotado en los libros desde el fallecimiento de mi hermano hace un
año. Mis hermanas quieren el control de la fortuna familiar, y gracias a la
sinvergüenza de mi cuñada lo van a conseguir.
No hay forma de demostrar los gastos que ha realizado, y toda la
información de la agencia de detectives, así como facturas y demás documentos
veremos si los abogados consiguen que sirvan como prueba. La culpa es mía… Si me hubiera hecho cargo de
Mercedes, tal y como me recomendaba que hiciera, Frederick me indicaba que
hiciera como financiero y su tutor.
Nunca la he soportado por ello la deje hacer por su cuenta, quien iba a
pensar que iba hacer tal desfalco o algo así, pero ahora a quien van a pedir
cuentas será a mí…
(Sr. John) -. Si se lo cuentas a tus hermanas retiraran la
auditoria, verán que los únicos números que no cuadran son los gastos de
Mercedes.
(Sr. Joseph) -. Pero como eres tan inocente John? De verdad te has creído que ellas me han
denunciado a un juez, a su propio hermano mayor? Son sus maridos que desean hincar el diente a
la fortuna familiar, aunque el control el juez se lo dará a ellas, de verdad
crees que mis hermanas sin estudio alguno, van a saber hacerse cargo de todos
los negocios de la familia?
(Sr. John) -. Ahora lo que debes hacer es encargarte de
Mercedes, luego hablaremos con Abba… La
auditoría no la pidieron tus hermanas, la solicite yo al juez que es un buen
amigo, en combinación con el notario y tu abogado, era la única forma de
abrirte los ojos y Abba es quien me dio aviso de lo que tramaba Mercedes, por
ello poseo todas las facturas de los gastos de tu cuñada, que pronto has
olvidado que Abba fue secretaria de tu padre, tuya y de Frederick. Aun le gusta que la zurres de vez en cuando, como
también le gustaba que lo hiciera Frederick. Y por ello ahora te aconsejo que
subas a por Mercedes, la bajes al salón de las orejas y dale una buena
azotaina… Yo no me la quiero perder, hace tiempo que le tengo ganas a esa
mujer, lástima que yo no tenga autoridad sobre ella… Pero nadie me va a impedir
estar presente…
La sorpresa de Joseph Matthew que
mostraba su rostro, el hombre abatido, vencido, derrotado… había desaparecido
en tan solo un instante. Ahora se le veía de nuevo autoritario en su auge,
normal, aunque su mirada seria hacia su buen amigo lo fulminaba a este. Poco a
poco su sonrisa socarrona se reflejaba de nuevo en sus labios, la noticia lo había
dejado sin habla por unos segundos, abriendo la boca para decir algo pero como
si se lo hubiera pensado mejor, prefirió no decir nada pasando simplemente a sonreír,
aunque su pensamiento mental estaba claro como el agua de un manantial del
Pirineo… “Tienes suerte que no me vayan
los hombres, si no, buena te iba a dar por este mal trago que me has hecho
pasar”. Tras unos segundos con la
mirada perdida hacia el fondo del despacho, se levantó del sillón tras la mesa
cerrando el libro de contabilidad.
Pasando por delante de John McDonald ambos salieron del despacho,
avanzando por el largo pasillo hasta la puerta del salón, donde entro John
quedándose en el interior. Joseph
Matthew siguió andando hacia las escaleras al final del pasillo, pasando por
delante de la habitación de las doncellas, la puerta estaba abierta viendo a
las dos muchachas tumbadas en sus camas boca abajo, sus traseros colorados
brillaban ante la blancura de las sabanas, cerró la puerta, subió las escaleras
hasta el piso superior. Poco después sonriente volvía a bajarlas lenta y
pausadamente dirigiéndose hacia el salón. Encontrándose con su buen amigo, el
cual se había tomado la libertad de servirse una copa de licor, acomodado en el
sofá donde minutos antes, la Sra. Matthew tenía sobre sus rodillas a la pobre
infeliz de la doncella.
(Sr. Joseph) -. Que bien te has acomodado John! Ya veo que has estado ocupado preparándolo
todo… paddle largo… cepillo de baño… y una fina vara verde de abedul… Has pensado en todo, incluso me has preparado
el puf para tumbarla boca abajo para la vara, aparte de la silla delante de ti
a escasos metros para tener una buena visión… Has pensado en todo!
(Sr. John) -. He preparado esos instrumentos al pensar que
te será difícil hacerle bajar esos malos humos que tiene Mercedes, ya la
conoces tiene un coraje de mil demonios, yo utilizaría el paddle para
bajárselos con unos buenos azotes…
Mientras hablaban no habían visto
aparecer por el umbral de la puerta a Mercedes, Joseph momentos antes le había
comunicado en su habitación que la esperaban abajo para rendir cuentas, por
ello había bajado sin apenas hacer ruido, escuchando la conversación entre los
dos hombres, se había presentado vestida con un vestido liso azul turquesa, con
la falda ondulada por debajo de las rodillas, sin medias llevando unas
sandalias de finas correas con la suela plana sin tacón, con los brazos en
jarras intervino ante la sorpresa de los dos caballeros.
(Sra. Matthew) -. Bajarme los malos humos? Lo tienes claro pendejo, así es como llaman a
los ilusos en la tierra de mis doncellas!!! Doblegarme a mí? Me podréis pegar entre los dos, pero no vais
a lograr ni una mierda!!!
(Sr. Joseph) -. Vaya! Ya la tenemos aquí!!! Ya veo que
Frederick no consiguió quitarte esa manera vulgar de hablar… Pero esta vez has
llegado demasiado lejos Mercedes, no se todavía como lograste hacerte con esas
dos pobres infelices, quizás no debí dejarte las riendas tan sueltas, pues ya
veo que te desbocaste como solías hacer antes, ese orgullo tuyo el cual siempre
te sales con la tuya!!! Pero puedes
estar segura que llegare hasta el final de este asunto, aunque para ello tenga
que dejarte el culo en carne viva!!! Mi
conductor de confianza ha sido a quien has engatusado, te aprovechaste de la
mala situación por la que pasaban los padres de esas jóvenes, seguramente él
debió hablarte de su precaria situación económica, y ahí viste la oportunidad
de conseguirte a dos chiquillas inocentes para tus propósitos… Mis investigadores privados no lograron
averiguar cómo les hacías llegar el dinero a la familia… Pero John acaba de
hablar con las chicas, confirmando nuestras sospechas de que era el chofer, ya
que es el tío de tus doncellas… aunque
tengo pensado utilizarte, aunque ya no ejerzas como profesora desde que te
casaste con Frederick, te voy a contratar en la academia que voy a organizar en
esta casa, podrás castigar a las alumnas con supervisión, así aprovecharemos
tus dos masters en magisterio… Ahora
déjate de hacerme ese desplante y resígnate a ser castigada, más te vale que
sea por las buenas, que hacerlo por las malas… entonces usare los instrumentos
que me ha preparado John…
(Sra. Matthew) -. Si esperas que
me ponga dócilmente sobre tus piernas, es que no me conoces nada de nada… Pero me gusta la idea de ser profesora,
entonces no será necesario marcharme de esta casa!!!
(Sr. Joseph) -. Si te has
pensado que te voy a permitir vivir aquí con las alumnas, estas muy equivocada…
He dicho que permitiré que apliques disciplina con supervisión, jamás de
permitiría quedarte a solas con ellas.
En esta casa solamente pernoctaran las alumnas, al igual que diez
celadoras que he contratado, las cuales solamente pernoctaran cinco al realizar
turnos en días alternos, durante el día los profesores serán quienes estén al
cargo de ellas…
Joseph camino hacia Mercedes observándola
mientras iba hacia ella, la cual mantenía su cabeza alta mostrándose impasible
ante la clara situación, sabiendo que iba a por ella para ser colocada sobre
las rodillas, aun al ser agarrada de la muñeca izquierda su mirada fría y
altiva miraba a Joseph desafiante.
Prácticamente Joseph tuvo que hacer arrastrar los pies a Mercedes, pues
esta se negaba avanzar por su propia voluntad, tirando con fuerza la obligo
arrastras a ir hacia la silla frente a John.
El cual sonreía viendo la escena al ver como se resistía Mercedes a dar
un solo paso, viéndola como estuvo dos veces a punto de caerse a suelo de culo,
llegando este a casi tocar el suelo si no fuese por la fuerza de Joseph,
arrastrándola tirando de la muñeca izquierda, rozando el suelo con el culo
Mercedes al final llegaron hasta la silla, momento que ella aprovecho para
sentarse en el suelo resistiéndose, pero Joseph demostró una vez más su
fortaleza física, rodeando con su brazo derecho agarrándola por la cintura,
levantándola en volandas la deposito sobre sus rodillas tras tomar asiento.
Con mucho trabajo Joseph consiguió
colocarla boca abajo sobre sus rodillas, pero a pesar de lograrlo ella se
debatía con fiereza extrema, arqueando su cuerpo de lado a lado o retorciéndose
sobre los muslos de Joseph. Al sentir
como intentaba levantarle la falda del vestido, ella con sus manos luchaba por
impedir que se lo subiese, agarrando con fuerza la falda del vestido, Joseph
tuvo que emplearse a fondo para lograr sujetarle las muñecas dobladas sobre la
espalda a la altura de la cintura, logrando al fin subirle la falda del vestido
azul turquesa, dejando a la vista su trasero revestido por unas bragas azul
celeste con lunares rojos, con mucha dificultad logro su propósito de bajarle
las bragas hasta las rodillas, sujetándola de las muñecas con su mano
izquierda, al tiempo que la sujetaba por los muslos con la mano derecha, para
lograr mantenerla en su regazo… recurriendo a la ayuda de su buen amigo
John.
(Sr. Joseph) -. Estate quieta maldita condenada!!! John me puedes ayudar por favor… Acércame el
cepillo de baño y luego sujétala por los pies para que se esté quieta!!! Por mucho que te resistas Mercedes no te vas
a librar de una buena tunda!!!
(Sra. Matthew) -. Vas listo si te crees que me voy a dejar…
solamente mi marido tenía ese derecho y tú no eres ni la mitad de hombre como
lo era él… cuando me castigaba no necesitaba ayuda de nadie, y… el solo se bastaba para mantenerme en sus
rodillas…
John McDonald ladeaba la cabeza hacia la
izquierda, mientras se reía a carcajadas en silencio, al ver la pintoresca
escena de Joseph Matthew, luchando por mantener a su cuñada Mercedes sobre sus
rodillas. Sin duda alguna era toda una
mujer de armas tomar, aun encontrándose bien sujeta por los brazos de Joseph,
el cual mantenía sus manos inmovilizadas en la espalda a la altura de la
rabadilla, al igual que sujetaba las piernas rodeando sus robustos muslos, pero
aun así, Mercedes pataleaba flexionando sus rodillas tratando de asestarle una
patada con sus pies, teniendo varias veces que echar la cabeza hacia atrás
Joseph, para evitar que uno de sus pies le pateara la cara, tal era el forcejeo
de la robusta mujer que antes de que John se acercase a prestar su ayuda, la
mujer logro zafarse de su cuñado poniéndose en pie bufando como un novillo por
el esfuerzo.
La Sra. Mercedes Matthew sonreía
triunfante por haber podido escapar, mientras se agachaba ligeramente para
subirse las bragas. Joseph agotado por
el esfuerzo realizado, apoyo el codo del brazo derecho en su pierna derecha, y
la mano se la puso bajo la barbilla dándose por vencido, mientras meneaba la
cabeza negativamente.
(Sr. Joseph) -. Ahora comprendo porque Frederick acudía
regularmente a un gimnasio, para poder controlar a esta mujer es necesario
estar en buena forma!!! John amigo mío…
me haces el favor de encargarte tú de ella!!!
Qué vergüenza! Es la primera vez que una mujer puede conmigo!
Mercedes reía
triunfante a carcajadas viendo cómo se levantaba Joseph de la silla, pero no
hubiera reído tanto si hubiera mirado hacia su izquierda, John McDonald
arremangándose las mangas de la camisa, se encontraba a la izquierda de
Mercedes, al dirigirse momentos antes hacia la mesa para coger el cepillo de
baño. Mercedes solamente sintió su
presencia cuando John la agarro de la muñeca izquierda, el cual para evitarse
sorpresas le retorció la mano lo justo para causarle dolor, con lo cual ella
tuvo que encorvarse hacia adelante por el dolor, protestando por el dolor en su
brazo izquierdo, cuando se quiso dar cuenta ya se encontraba sobre el regazo de
su vecino, el cual previniéndose de que ella pudiera forcejear la coloco sobre
su muslo izquierdo, en el momento que Mercedes iba a patalear furiosa, se
encontró que John con su pierna derecha se la paso por encima de las de ella,
con lo cual quedo completamente a la merced del vecino… El cual le arremango el
vestido dejando su trasero cubierto por las bragas, sin intentar bajárselas
comenzó a dejar caer el cepillo con fuerza sobre su trasero, sus gritos
amenazantes por verse a merced de su vecino era mejor taparse los oídos, al
lanzarle todo tipo de insultos e improperios, mezclados entre sus ayees de
dolor por los azotes, los cuales eran propinados con verdadera saña para causar
un fuerte dolor en el culo de la mujer…
Al tener su hombros tocando el suelo por la forzada situación de la
posición incómoda, todos sus esfuerzos por intentar cubrirse el trasero fueron
en vano, dado que aun forzando estos, sus manos no alcanzaban a poder cubrirse
el culo o se lo cubría con una sola mano, lo cual no impedía que el cepillo
impactase en la nalga contraria al no poderse cubrir ambas. Durante varios
minutos estuvo luchando Mercedes por escapar, pero le quedo bien claro que John
no era Joseph, este sí que tenía la fuerza necesaria en sus brazos para poder
sujetarla sobre sus piernas, a pesar de todos sus esfuerzos por librarse de
recibir la azotaina con el cepillo, al fin quedo desmadejada por el esfuerzo
solamente aullando de dolor por la fuerte azotaina que estaba recibiendo.
Momento que su vecino John aprovecho al estar ella agotada, para bajarle
las bragas azul celeste con lunares rojos hasta las rodillas, apareciendo ante
la atenta mirada de John McDonald, sus nalgas de un color colorado intenso
brillante. Acariciándole el culo con su mano izquierda tazando círculos,
manteniendo el cepillo en su mano derecha. Cuando Mercedes aprovecho el momento de pausa
para llevarse sus dos manos al dolorido trasero, las cuales le fueron retiradas
sujetándoselas sobre la espalda, reanudándose la severa azotaina con el cepillo
en el culo. La mujer solamente aullaba
de dolor por los fuertes azotes, sus esfuerzos por escapar eran vanos, al estar
completamente a merced de su fuerte y corpulento vecino, dejándole a ella bien
claro que él no era su cuñado, unido esto a las ganas que John le tenía a su
vecina, hacía que los azotes fuesen muy contundentes haciendo retorcerse a
Mercedes de dolor, la azotaina estaba siendo severa realmente, solo había que
ver como habían cambiado de color las nalgas de la mujer, del colorado intenso
brillante a un granate violáceo oscuro, que estaba dejando ambas redondeces
bien coloridas, con un tono del color que por sí solo decía lo doloroso que
debía de haberle resultado a la mujer.
Al considerar John que la azotaina había
sido más que suficiente, dejo libre a la mujer. La cual al sentirse liberada de la presión
sobre sus piernas y sus manos ser liberadas, se quedó durante unos segundos a
gatas en el suelo, al echar John McDonald la silla hacia atrás y ponerse en
pie. Mercedes con el semblante
claramente congestionado por el intenso dolor, se levantó del suelo poniéndose
en pie lanzando una mirada de odio al hombre que le acababa de mondar el culo a
azotes. Con rabia se inclinó ligeramente
para agarrar la cinturilla de sus bragas, y se las subió de un solo movimiento
como si no le acabasen de dar ninguna azotaina, dejando caer sus faldas a su posición. Ligeramente encorvada se retiró a su
habitación en el piso de arriba, subiendo las escaleras a buen paso a pesar del
intenso dolor, al entrar en su habitación se echó sobre la cama boca abajo
rompiendo a llorar al estar a solas…
(Sr. John) -. No hay duda que es toda una mujer!!! Menudo
coraje tiene!!! No ha derramado ni una
sola lagrima y puedo garantizarte que le he dado con fuerza!!!
(Sr. Joseph) -. Frederick
siempre decía lo fuerte que era su coraje!!! Pero contigo de poco le ha
valido!!!
(Sr. John) -. Pues si deseas hacer honor a los deseos de
Frederick, ya puedes ir apuntándote a un gimnasio, te va hacer mucha falta
ejercitar esos músculos…
(Sr. Joseph) -. Te estas divirtiendo a mi costa, eh!!! Muy gracioso! Te has quedado a gusto…
(Continuará…)