martes, febrero 20, 2018

UN AÑO SABATICO CON SOBRESALTOS Capitulo 6



                             UN AÑO SABATICO CON SOBRESALTOS   Capitulo 6

       Al entrar por aquella puerta Alison  y Laura iban las dos  sobándose el trasero por encima de sus braguitas, dejando de hacerlo inmediatamente al ver que ninguna chica lo hacía, cuando solo hacía unos momentos la mayoría de ellas iban sobándose el culo.  Era una estancia enorme debido a que era el comedor de la institución, no podrían decir con exactitud cuántas chicas había, pero debían ser unas cincuenta o sesenta. Alison entraba en el último grupo de chicas, a su lado iba Laura que se había hecho su compañera de habitación. Se fijó en el resto de chicas que estaban allá de pie, todas iban con aquellas cortas faldas tableadas iguales, y todas mostraban la parte baja de sus bragas, siendo estas de múltiples colores y de dibujos variados o estampadas, pero todas iban vestidas de igual forma, con aquellas faldas tableadas  a cuadros negros y en relieve aristas verde turquesa que resaltaba sobre el fondo de aquellos cuadros negros, haciendo que estas fueran muy vistosas. Cuando Alison ocupo su lugar pudo ver que había cuatro mesas largas paralelas en las cuales debían de haber unas veinte chicas por cada hilera, lo que sumaban unas ciento sesenta chicas, viendo que se había quedado muy corta en su primera estimación. Más tarde se enteraría que había cuatro alas o pabellones, en los cuales constaban en grupos de cuarenta chicas, y que habían chicas que no estaban bajo el mismo régimen de disciplina, ya que dos de las mesas, las chicas llevaban el mismo uniforme, pero sus faldas eran más largas y no mostraban su ropa interior, por ello dedujo que en sus rostros no habían muestras de estar doloridas, como si, los rostros de las que llevaban faldas más cortas.
        Al fondo en horizontal, en diferencia al resto de mesas en línea vertical observando desde la entrada, había otra mesa larga en la cual se iban colocando  las celadoras, estas eran unas sesenta y vestían falda blanca con tirantes y blusas azul celeste, luego destacaban veinte celadoras que vestían falda blanca con tirantes y blusa verde claro, que eran las encargadas de las otras dos alas o pabellones, en el centro de la mesa habían doce mujeres vestidas con traje similar falda gris por debajo de la rodilla, blusa blanca y un corbatín negro, que eran las profesoras, en el centro había un puesto libre que fue ocupado en último lugar, era la directora la cual tomo asiento en su silla, dando orden de sentarse.
-.  Pueden sentarse a desayunar…!!!  A quien le toca hoy leer  mientras desayunamos?
    Una de las profesoras mirando un listado…
-. María Luisa Hernández!
    Una de las chicas se puso en pie, estirando su falda con las manos,  fue caminando pasando por delante de la mesa de los profesores  y  subió al oratorio que estaba ubicado en el extremo opuesto, entre la mesa de profesores y a su derecha las mesas de las chicas, la chica era de las que llevaban falda de su uniforme más larga, por ser de una de las alas “Norte u oeste” .
      Empezó a leer mientras las demás desayunaban leche con cereales y zumo de naranja, al acabar los párrafos levantaba su mirada unos momentos, ante ella estaban las chicas de las alas “Sur y Este” sentadas en sus sillas. Algunas de ellas movían sus traseros, lógicamente estaban doloridas y le resultaba a la chica llamada María Luisa gracioso, ver como meneaban sus traseros y alguna más dolorida, se pasaba la mano por su trasero disimuladamente. Ese hecho hizo que la chica sonriese más de lo debido, acto que no pasó desapercibido a la Directora…
-. María luisa Hernández!!!  La veo que tiene interés en el estado del trasero de las chicas que tiene ante usted. Es que desea ocupar su lugar? Es una grave falta de respeto reírse de aquellas que tienen un adoctrinamiento de un nivel más alto que el suyo! Ya que tiene tanto interés por las chicas de las alas “Sur y Este”, quizás la podríamos enviar a una de ellas,  es lo que desea?
      La muchacha contrariada de haber sido sorprendida… respondió disculpándose…
-. Perdone usted señora Directora, no volverá a ocurrir.
-. Estoy segura de que no volverá a suceder jovencita! Y para asegurarnos de ello, pasara por mi despacho después del desayuno. A que ala perteneces?
     La muchacha como un acto reflejo se tallo el trasero de su falda, su rostro con el semblante serio miro a la directora, sus labios se entreabrieron para decir algo, pero aquella advertencia de la directora, añadiendo el paso por su despacho, lo cual  la chica suponía muy bien para que iba a ser, y no le salían las palabras.
     Una de las celadoras se puso en pie, vestía blusa verde claro.
-. Señora! Soy celadora del dormitorio “B2” y una de las tutoras  de esta joven, pertenece a la ala “Norte”.
-. Bien. Encárguese usted misma de conducirla a mi despacho.
    La muchacha continúo leyendo, pero lo hacía tan mal que la hicieron sentar en su lugar, la chica que estaba a su lado se levantó para continuar la lectura. La chica no se atrevía a levantar la mirada, pues todas sus compañeras la observaban. No pudo acabarse el desayuno, de hecho no pudo tragar nada, su preocupación se reflejaba en ella.
    Al terminar el desayuno las profesoras se pusieron en pie, las alumnas las imitaron manteniéndose en sus lugares. Las profesoras se colocaron ante las mesas que estaban las alumnas, una profesora ante cada hilera de alumnas. La profesora que estaba más cercana a la puerta empezó a caminar hacia ella, la hilera de alumnas iban siguiéndola tras ella, así sucesivamente iban saliendo las profesoras con sus alumnas detrás hacia sus aulas de estudio, las celadoras salían por otra de las tres puertas del salón comedor. Una era la entrada de las alumnas por la que entraban  desde los pasillos que conducían a sus aulas y dormitorios, otra puerta en el extremo opuesto,  a la derecha donde estaba la mesa de profesores, por la que entraban profesoras y directora, la tercera puerta estaba a la izquierda de la mesa de profesores, por la que accedían las celadoras que no estaban de servicio. Excepto tres celadoras que se habían situado frente a la puerta de salida de alumnas.
    Las celadoras vestían dos con la falda blanca y blusas azules, la tercera falda blanca y blusa verde claro. Las alumnas iban desfilando hacia sus aulas detrás de sus profesoras ante ellas, al pasar por delante de ellas la Alumna María Luisa Hernández, la celadora de blusa verde claro se adelantó tocándola en el hombro, la chica salió de la fila y siguió a la celadora saliendo por la puerta en sentido contrario que iban las alumnas.  Poco después salía el último grupo de alumnas en la fila iban Alison y Laura. Ana y Betty eran las celadoras que aguardaban en la puerta, tocaron el hombro de Alison y de Laura.
-. Vamos…, seguidnos a nosotras.
    En dirección opuesta al resto de alumnas salieron Alison y Laura tras las celadoras, caminaban tras ellas sobándose sus traseros por encima de sus bragas, no tardaron en entrar por una de las puertas, una vez dentro vieron extrañadas que eran los servicios, aunque habían varios aseos solamente abrieron la puerta de uno, fue la celadora llamada Ana la que hizo entrar a Laura en primer lugar, bajándole las bragas y haciéndola sentar en el inodoro. En el aseo de enfrente, la otra celadora llamada Betty abrió la puerta haciendo entrar a Alison, bajándole las braguitas, y haciéndola sentar en el otro inodoro, las celadoras se mantuvieron ante ellas sin permitir que pudieran cerrar la puerta, Alison fue la primera en protestar.
-. No me apetece orinar…
-. Yo tampoco…
-. Tranquilas chicas, enseguida tendréis pis las dos. Ya que estáis en tratamiento especial y vuestro organismo no puede retener líquidos, lo que habéis desayunado no tardara en bajar.
    Bastaron apenas unos minutos de estar sentadas en los respectivos inodoros, cuando el sonido característico se escuchó como ambas evacuaban líquidos.
-. Bien… Ya podéis asearos y subiros las bragas…
   Alison y Laura cortaron un trozo de papel higiénico y se asearon ellas mismas, levantándose al tiempo que se subían sus bragas, aunque eran las cuatro mujeres, tanto Alison y Laura tenían sus rostros colorados de la vergüenza. Salieron de los aseos una vez se hubieron lavado las manos y secado, tras las celadoras. Ahora continuaron pasillo adelante hasta donde había otra chica con su espalda apoyada en la pared, y una celadora estaba a su lado. Era la chica que había sido regañada por la directora, María Luisa.  Alison y Laura acompañadas por sus celadoras, se colocaron en la pared opuesta, entre ellas a la derecha había una puerta, era el final del pasillo,  tanto Alison y Laura reconocieron aquella puerta, era la que daba al despacho de la directora y que habían visitado el día anterior siendo las dos castigadas, por lo que en sus rostros se veía su preocupación, la misma que podían ver reflejada en la otra chica, que apoyada en la pared, sus manos jugaban con el dobladillo de su falda. Pasaron varios minutos hasta que la puerta se abrió, ante ella apareció la directora.
-. Isabel! Haga pasar a la joven.
    La celadora llamada Isabel entro en el despacho con la alumna María Luisa, desapareciendo en su interior al cerrarse la puerta.  Desde fuera no se escuchaba nada de lo que estuviera sucediendo dentro…(Pero el narrador tiene acceso a su interior, ya que el lector seguro que está interesado/a en saberlo, verdad?)
…………………………………
     La celadora llevando delante en esta ocasión a María Luisa, se detuvieron delante de la mesa de la directora, manteniéndose la celadora detrás de la alumna. La directora sentada en su mesa, miraba la pantalla de su ordenador, mientras su mano derecha movía el ratón del PC, buscaba el informe de María Luisa.
-. Bien María luisa! Veo por tu informe que es la primera vez que creas problemas, has sido llamada al orden en algunas ocasiones, pero por faltas leves, nada de importancia que haya requerido tratamiento especial. Tus notas no están nada mal, eres una buena estudiante después de todo, comportamiento excelente por lo general, un poco despistada según tus profesoras, pero sueles estar atenta en clase, aunque te han llamado al orden varias veces, por lo que veo por quedarte ensimismada con el vuelo de una mosca, en el último mes… Te han castigado en dos ocasiones colocándote en el rincón, con el sombrero de cono con orejas de burro por estas causas, pero nunca ha requerido un castigo de mayor grado. Bien, eso está muy bien, ya que eso te libra de un castigo más estricto. Isabel! Bastara con una azotaina, proceda…
     La celadora agarro a la joven del brazo izquierdo haciéndola seguirla, a unos metros en frente de la mesa de la directora, donde una silla ubicada en el centro del despacho, la celadora tomo asiento. Colocando sobre las rodillas boca abajo a María Luisa, le levanto la falda descubriendo unas bragas blancas de algodón, la celadora introduciendo sus dedos entre la cinturilla del elástico, tiro de ellas hacia abajo, bajándoselas a las rodillas y sin mediar palabra alguna comenzó la azotaina sobre el culo desnudo, la muchacha no debía de haber recibido nunca unos azotes, o quizás hiciera demasiado tiempo que no lo hacían, pues a dicha fundación solo eran enviadas a chicas problemáticas o que habían causado algún delito de algún tipo, para que un juez las enviara a dicha fundación. Al sentir los primeros azotes de la fuerte mano de la celadora, María Luisa se puso a llorar casi al primer azote, la azotaina fue dura desde el primer azote, las nalgas robustas de la joven temblaban cuando la mano impactaba sobre  de las nalgas, pronto estuvieron coloradas en su redondez, la chica simplemente lloraba mientras la celadora le estaba dando la azotaina. Ni tan siquiera había necesitado sujetarle el brazo derecho para que no pudiera entorpecer el darla la zurra, la muchacha sumisa aceptaba su castigo, el culo debía dolerle bastante por su manera de llorar, pero para sorpresa de la celadora, esta, ni siquiera pataleaba con sus piernas, las mantenía semi flexionadas apoyando la punta de sus zapatos negros en el suelo.
     La directora observaba como la celadora daba la azotaina a la joven, había algo que la desconcertaba, por lo que abrió otro archivo del informe de María Luisa en el ordenador, en él pudo revisar que la muchacha había recibido muchos castigos corporales, en los colegios que había sido internada anteriormente, en uno de esos archivos había una información que hizo cambiar el semblante a la directora, claramente enfadada abrió el primer cajón de la mesa de su despacho extrayendo un cepillo de madera, se levantó de su sillón acercándose a la celadora.
-. Toma Isabel, utiliza esto. Esta chica donde la ves tan inocentemente simulando llorar, pues es lo que está haciendo, pretende tomarnos el pelo, Isabel empléate a fondo, hazle saber que ocurre cuando se burla una alumna en esta institución.
     Tomando el cepillo la celadora Isabel, empezó de nuevo la azotaina a la chica, había dejado de llorar. La habían descubierto, el cepillo hizo que el comportamiento de la alumna cambiara de manera radicalmente, ahora se meneaba sobre las rodillas meneando su culo a cada azote del cepillo, Isabel tuvo la necesidad de sujetarle la mano derecha sobre su espalda, pues ahora si se tapaba el culo con ella, sus piernas de estar inmóviles, empezaron un pataleo frenético, no tardando en mostrar que el culo le estaba doliendo ahora de verdad, pues sus piernas se abrían hasta que sus bragas blancas de algodón se estiraban todo lo que daban en su elasticidad, impidiendo así el abrirlas más, entonces el fondillo de sus bragas quedo bien visible, el cual mostraba un estado de abundante humedad. La celadora tuvo que emplearse a fondo, para poder mantener a la joven sobre sus rodillas, ya que esta luchaba de manera inusitada en liberarse de estar zafada y bien sujeta. La directora se puso ante la alumna agachándose en cuclillas delante de ella, levantándole la cara por la barbilla y mirándola a los ojos…
-. Ahora sí que estas llorando de verdad, tus lagrimas ahora si manchan el suelo humedeciendo el enmoquetado, parecía muy raro anteriormente que tanto llorar y no hubieran lagrimas cayendo por tus mejillas, ahora si que caen, si… Isabel!!! Dale más fuerte, aun no la veo llorar suficientemente…
    Pronto el trasero paso de estar colorado, a estar muy colorado. Ahora la alumna lloraba de verdad, mientras sus manos intentaban soltarse, ya que la izquierda también había sido necesario inmovilizársela junto a la mano derecha, su cintura se arqueaba retorciéndose sobre las rodillas de la celadora, las piernas continuaban abriéndose y cerrándose del dolor que sentía en su culo desnudo, la azotaina se prolongó por varios minutos, tantos como unos veinte minutos de dura azotaina con el cepillo, sumados a los quince minutos que había recibido previamente con la mano, pero con la notable diferencia que ahora sus lágrimas eran totalmente reales. Cuando por fin ceso la azotaina y se le permitió levantarse del regazo, se sobo el culo a dos manos de manera vigorosa, el culo le dolía de lo lindo. Al estar de pie, la celadora le sujeto la falda en la pretina de la cintura y cogiéndola del brazo, la llevo ante la directora, la chica aun manteniendo  las bragas bajadas y sobándose el culo, la directora  la cual había vuelto a sentarse en su cómodo sillón.
-. Esto te enseñara que no se nos puede engañar, y como castigo por tu osadía de tratar de confundirnos, vas a ser trasladada al ala “Sur”, con “tratamiento especial”.  Isabel!    Llévala a la enfermería y que la sometan a rejuvenecimiento, así aprenderá esta desvergonzada, tratar en engañarme… A mí… Habrase visto semejante atrevimiento!!!  Que me la traigan en cuanto este iniciado… Que se suba las bragas antes de salir del despacho, pero la falda que no se le baje, que vean todos lo que les ocurre a las desvergonzadas!!!
………………………………….
     La puerta del despacho se abrió, por ella aparecieron la celadora llevando delante de ella a María Luisa, una vez traspasada la puerta y cerrada esta, la celadora aproximo a ella el cuerpo de la joven, le puso su mano apoyada sobre la el hombro derecho de la muchacha abrazándola a su cuerpo, María Luisa ante esa cálido gesto, puso  la cabeza semi apoyada sobre el pecho de la celadora, está trataba de consolar a la muchacha la cual iba sumida en llanto desconsolada, aparte de lo que pudiera dolerle el trasero, que debía ser bastante por su forma de sobarse, claramente iba mucho más preocupada por el castigo que se le venía encima, pues era conocido en la institución de que se componía y lo duro que era para las chicas que eran sometidas a él.
       Alison y Laura, vieron como desaparecían por el final del pasillo.  Las dos celadoras miraban a sus pupilas, como estás, no hacían más que fijarse en el trasero de María Luisa y como se iba sobando el culo.  
Unos minutos más tarde…
      Las celadoras  se extrañaron al ver que las muchachas cambiaban su rostro de preocupación, al estar aguardando a ser llamadas por la directora, por terror a algo. Entonces vieron porque ponían aquellas caritas de pánico, por el pasillo aparecieron la señora Alcaldesa acompañada del alguacil Felipe.  La señora alcaldesa saludo a las celadoras, al igual que el propio alguacil Felipe.  La señora Alcaldesa sujeto a Alison del hombro haciéndola girarse, entonces levanto su falda para observar el trasero, poniendo un rostro de extrañeza. Hizo lo mismo con Laura, viendo su trasero que asomaba su rojez por las perneras de las braguitas, o eso es lo que las celadoras imaginaron que miraba, luego les consulto a las celadoras…
-. Porque estas chicas van con braguitas? Y no llevan su correspondiente pañal, acorde a su tratamiento.
-. Son las instrucciones que tenemos Sra. Emilia, dormir lo hacen con pañal, pero durante el día deben llevar bragas y nosotras debemos estar pendientes de ellas, para que no manchen sus bragas haciéndoselo encima.
-. Esas instrucciones quien las ha dado? La directora…
-. Por supuesto Sra. Emilia.
-. Entrad conmigo al despacho, venga pasad!
       Las dos muchachas entraron primero viendo a la Directora sentada en su mesa, esta se levantó rápidamente increpando a las chicas por entrar sin su autorización…
-. Como os atrevéis a entrar sin permiso?
     Luego entraron las celadoras acompañadas del alguacil, y tras ellos la señora Alcaldesa…
-. Tranquilízate Karen, las he hecho entrar yo!
-. Buenos días, señora Emilia! La estaba esperando para mostrar el curso del tratamiento de estas dos chicas, por ello aguardaban afuera.
-. Buenos días, Karen. Justamente de eso te iba hablar… Puedes explicarme porque estas chicas estando en lo que debería ser su primera etapa del tratamiento, llevan bragas en vez de sus pañales tal y como el tratamiento indica? Es que acaso yo he hecho algún cambio en el mismo? Verdad que no! No me contestes aun!!!.      Celadoras…!!!    Pueden hacer el favor de llevarse a estas chicas y cambiarlas, en la primera etapa ellas deberán llevar pañal las veinticuatro horas del día. Cuando lo hayan hecho lleven a las chicas a sus aulas y luego  tráiganme los informes de sus instrucciones, quiero ver quien ha cometido semejante error. Tú, Felipe espérame a la salida, lo que he de hablar con Karen no te concierne.
      Las dos celadoras se apresuraron a salir del despacho llevándose a las chicas, Felipe el alguacil  salió tras ellas,  dejando a solas a la Directora y la Sra. Emilia. Una vez la puerta estuvo cerrada…
-. Ahora que estamos a solas,  puedes responderme!!! Quien ha modificado el tratamiento?
-. Emilia. No tengo ni idea de lo que me estás hablando, yo entregue las instrucciones del tratamiento a seguir…
-. Tienes aquí el documento original de esas instrucciones?
-. No. No hay ninguna copia más…
-. Como…? Karen estas cometiendo demasiados errores últimamente, esto no quedara así, puedes estar bien segura de ello… Otra tema que deseo  me aclares, tú! He pasado por la enfermería a requerimiento de la doctora, que me ha llamado alarmada hace unos minutos… Te has atrevido a enviarle una chica para someterla al “Plan Rejuvenecimiento” Tú! Y con qué autoridad has contado para hacer algo así… sabes a cuánto asciende económicamente un tratamiento especial? Tendrías que trabajar durante veinte años para poder pagarlo, y ya no tienes edad para trabajar tantos años… Voy a requerir los servicios de un Tutor, especialista en este tipo de casos, para que se encargue de ti, como sigas teniendo estos errores y  te aseguro que tu trasero  lo va a lamentar, más te vale no cometer más fallos.   Puedes estar tranquila!!! A esa muchacha ya la he enviado a su aula correspondiente, se puede saber que ha hecho una adolescente de apenas dieciocho años, para que la sometas a tal castigo?
-. Bueno… Cometió una falta durante el desayuno, al mirar como las chicas de las alas “Sur y Este” se removían en sus asientos por dolerles el trasero y se reía de ellas, siendo una falta grave de comportamiento, por lo que fue enviada a este despacho para ser castigada por su osadía.
-. Bien, obraste correctamente, pero ese no es un motivo tan grave, como para ponerla en otra aula con el tratamiento especial… Debe de haber algo más, verdad?
-. Desde luego que lo hay… Durante el castigo se mofo de su celadora y de mi misma faltándonos el respeto, trato de confundirnos llorando desde el primer azote, para librarse de un castigo mayor, burlándose de nosotras pues eran fingidos sus lamentos…
-. Bueno… Y que se supone que debe hacer una chica que está recibiendo una azotaina? Lógicamente deseara que esta termine cuanto antes, y usar esa estratagema no es un delito, si un caso debe aplicarse un castigo más acorde, pero no es algo tan serio, ni tan grave para tratar de ponerla a un tratamiento especial, el cual cuesta una fortuna el llevarlo a cabo, y que no está al alcance de cualquiera. Estas cometiendo demasiados errores!!!  Y esto se va acabar, a partir de ahora me informaras de todo, y solamente yo, podre hacer cambios en esta Fundación… Entendido?
-. Si, Sra. Emilia. Como usted crea más conveniente, así se hará.
    En ese momento alguien llamo a la puerta, eran las dos celadoras que ya habían realizado las instrucciones con las chicas y llevaban en sus manos las correspondientes instrucciones que ambas habían recibido. En sus rostros se reflejaba preocupación… Las dos celadoras entraron al despacho una vez autorizada su entrada al despacho.
-. Ustedes dos han leído esos documentos…
-. Si, si señora lo hemos leído de nuevo, debe perdonar…nos…
-. Entréguenme esos documentos, ya se disculparan luego si es menester…
    Las dos celadoras entregaron sus documentos a la Sra. Emilia, la cual había tomado asiento tras la mesa de la directora y leyó los dos documentos entregados, y su facciones se iban endureciendo a medida que leía los documentos…
-. Ustedes dos! Han leído lo que aquí se indica, y el cómo deben seguir las instrucciones?
-. Perdón… Sra. Emilia, si lo hemos leído, pero como se nos hacía tarde para llevar a las chicas al desayuno, nos hemos saltado algunas líneas, no esperábamos que tuvieran que ir a desayunar con pañales y asistir a sus clases con ellos, como eso no es habitual, no lo esperábamos…
-. Han llegado a su hora al trabajo, o han llegado tarde?
-. Hemos llegado a las 07´00 horas, es cuando comienza nuestro turno de día.
-. Pensaba Karen, que los turnos de día comenzaban a las 06´00 horas, para disponer de tiempo sobrado para preparar sus armarios, y tener tiempo para revisar lo acontecido en el turno de noche, mirando el ordenador del despacho de celadoras, y así saber que programa tienen para la mañana.
-. Emilia, comienzan a las 06´00 horas, no comprendo por qué no estaban en su puesto a esa hora como indica su horario de trabajo.
-. Las celadoras comenzamos a las 07´00 horas cada mañana, señora! Para que vamos a empezar antes, si, siempre el trabajo es el mismo…
-. Karen vamos a tener que hacer una asamblea con las celadoras, y quiero que instalen un fichador electrónico a la entrada, para que fichen a su hora y aquella que empiece mas tarde, descontarle del sueldo el retraso, esto no puede continuar con este grado de errores, ustedes dos tienen firmado en su contrato régimen de Disciplina o no?
-. Si Sra. Emilia yo si lo tengo en mi contrato.
-. Usted es?
-. Ana Guzmán señora.
-. Y usted es? Lo tiene firmado también…
-. Betty Shepard y no lo tengo firmado en mi contrato.
-. Bien, Ana Guzmán! Vaya al despacho del señor Thomas el mayordomo, ahora le llamare y daré instrucciones. Y usted Betty Shepard, váyase a casa dos semanas suspendida de empleo y sueldo. Pueden retirarse…

(Continuará…)

     

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