SORAYA Y SU
NUEVO HOGAR Capitulo 9
HOGAR DULCE HOGAR
Mantuvieron una grata conversación entre el Sr. Felipe y
Soraya, durante una hora y media aproximadamente, uniéndoseles Sonia una vez
que dejo de llorar, pero lo hacía tímidamente pensando bien lo que decía antes
de hablar, la azotaina recibida
resultaba muy molesta sus efectos
recientes, sobre todo por el estado en
que se encontraba su trasero de los últimos días, lo que causo que al moverse
se mantuviera durante unos minutos de nuevo en silencio sollozando. Apoyando la
cabeza sobre el pecho de su spanker, siendo abrazada por él con ambos brazos,
acurrucándose hacia él demostrándole una vez más su cariño hacia ella, aunque
no dudaba en castigarla cuando era menester hacerlo. Mientras aconsejaba hablando con Soraya sobre su decisión de
dejarlo correr, mientras transcurrían los minutos, él se mostraba muy frio al
conversar con Soraya, la cual pensaba que era por su enfado con Sonia por haberse escapado de casa, hasta un momento
dado en que la conversación surgió el tema de lo ocurrido el sábado,
aprovechando ese tema él le recrimino severamente, la forma en como le había
hablado el sábado, diciéndole que él en la situación de su papá, le habría dado
una buena azotaina por maleducada. Que
estuvo muy mal su comportamiento, mereciéndose una buena zurra. Ante el comentario Soraya bajo su mirada terriblemente
avergonzada, no atreviéndose a mirarle a los ojos de vergüenza, pero a pesar de
ello le confeso que nada más irse ellos,
le recrimino su papá su conducta, regañándola severamente por su mala conducta.
Pero no le había gustado le dijesen como
tenía que educar a su pequeña, al igual que tampoco le gusto dijera que debía hacer, confesando muy avergonzada Soraya que después le dio una azotaina sobre sus
rodillas por lo sucedido. Al Sr. Felipe
eso de alguna manera debió satisfacerle escucharlo, pues a partir de ese
instante él sonreía por primera vez, cuando al hablar con ella incluso bromeaba
por como debía tener el culo, viéndola como Soraya escondía su rostro
avergonzada, al confesar lo sucedido después de que se marcharan, y que la
habían calentado el trasero a base de bien.
El reconocerlo por los propios labios de la joven, hizo que él cambiara el
estado de su rostro, como así su voz de disgusto o enfado, por un tono más
cordial hasta ese instante, el resto del tiempo estuvieron hablando de las
consecuencias, de lo que sucedería si decidía no volver a la casa, sentándose por primera vez desde que llegase a
casa el Sr. Felipe, Soraya al sentirse algo más relajada ante su presencia en
un sillón enfrente de él colocándose de costado, mostrando al hacerlo con mucha
delicadeza lo dolorida que estaba, viendo en el rostro del spanker de Sonia que
sonreía al ver sus dificultades para sentarse.
Más tarde se despedían alegando que era la hora de
retirarse, Soraya los acompañaba hacia la puerta andando tras ellos, viendo
como Sonia caminaba arrimada muy mimosa a su spanker, apoyando su mejilla
izquierda sobre su pecho, y como este la abrazaba por la cintura rodeándola con
su brazo derecho, colocando su mano sobre su barriguita, muy acaramelados parecían una pareja de
enamorados, si no fuera por como Sonia se sobaba el culo, introduciendo su mano
derecha bajo su corta falda, mostrando a Soraya las bragas blancas de algodón
acariciándose el culo sobre sobándose con la palma de sus mano sobre ellas, al
tiempo que aligeraba introduciendo su dedo índice bajo el elástico de las
perneras de sus braguitas, estirándolas
al tiempo que se las bajaba un par de dedos. Mirándolos Soraya caminando tras
ellos sonreía ante aquella enternecedora
escena, mientras ella misma se acariciaba el dolorido trasero. En el mismo
umbral de la puerta Sonia se despidió de Soraya dándole un beso en la mejilla,
mientras su spanker le asestaba un azote en el trasero, por encima de su corta
falda plisada estampada a cuadros verdes en tono claro y otros en tono de verde
oscuro.
(Sr. Felipe) -. Venga acaba de despedirte. Deja de perder el
tiempo para tardar más en llegar a casa, nada va a cambiar tu situación!!! Y vámonos a casa! Que te voy arreglar bien cuando lleguemos…
Venga despídete o te doy más azotes aquí mismo!!
Los vio desaparecer escaleras abajo hasta el
rellano del vestíbulo, perdiéndolos de
vista mientras escuchaba como iba regañando a Sonia, así como escuchar algún
que otro azote acompañados de unos “Ayees”.
Cerrando la puerta de entrada al piso fue hacia a su habitación
convencida, cogiendo una libreta grande y un bolígrafo del escritorio donde
tenía el ordenador, encaminándose hacia la cocina, pasando antes por el
recibidor donde había dejado su maleta, cogiendo el sobre que contenía la nota
que había leído de su papá y mamá esa mañana. Una vez en la cocina leyó de
nuevo la nota, para ponerse luego a escribir en el mármol de la cocina, que al
ser más alto que la mesa, podría escribir permaneciendo de pie sin tener que
sentarse. “Estos días que no voy a estar con papá y mamá debo portarme
bien”… La frase era absurda pero le
recordaba su estancia en su casa. Y
se puso a copiar las quinientas veces que debía realizar antes de enviar el
castigo impuesto.
Estuvo como dos horas y media
aproximadamente escribiendo, con muy buena letra por lo que escribía despacio y
escribiendo todas las líneas iguales, se podía ver claramente en su escritura
que las hacía con buen humor, a pesar que tuviera que parar de escribir para
sobarse el dolorido trasero, por lo que deseaba escribirlas muy bien para que
sus papás estuvieran orgullosos de ella.
Luego una vez terminadas después de repasarlas, fue hacia su habitación a vestirse para salir,
debía de acudir al locutorio que había en la esquina para escanearlas y enviárselas
así misma a su propio correo, luego desde casa las enviaría al E: mail indicado,
aunque también le hacía ilusión ver a su amiga Marisa, era la dependienta del
locutorio. Se puso unas braguitas más cómodas,
de color rosa fucsia una de sus favoritas, una camiseta blanca y el vestido con
la falda plisada de vuelo azul turquesa con tirantes, el mismo que pensaba ponerse para estar en la oficina,
era un vestido muy cómodo además ondulado, por lo que la brisa fresca vendría
muy bien aliviando así sus posaderas, poniéndose unos zapatos cómodos, ya que
de salir con tacón haría que contoneara sus caderas al andar, con las
consecuencias nefastas para su trasero dolorido al andar.
Al ir abrir la puerta para salir se
sintió extraña así misma o incomoda mirándose a sí misma en el espejo del
mueble del recibidor, levantándose la falda del vestido se miró las braguitas,
las notaba como si no entonaran el llevarlas, se sentía muy cómoda con ellas eso si, pero en
ese momento se sorprendió así misma sonriendo maliciosamente, le vino a la
mente la azotaina de su amiga Sonia, así como sus piernas pataleaban permaneciendo
tumbada boca abajo, mientras sus caderas se agitaban a cada azote sobre el
regazo de su spanker, viendo como recibía la azotaina con las bragas blancas
puestas. Recordando sus palabras… “Son molestas el llevarlas, pero me encanta
el usarlas a pesar de todo”. … Sonriendo se bajó las braguitas ahí mismo
sacándoselas, y abriendo la maleta que aún estaba en el vestíbulo, cogió las
braguitas blancas de algodón que le había puesto seguramente su mamá,
poniéndoselas con trabajo al subírselas, ajustándoselas a su cintura teniendo
que levantarse totalmente la falda para poder subírselas bien, sintiendo la
presión en su doloridas nalgas, sintiendo la enorme necesidad de acariciarse el
culo pasándose las manos con suavidad, sintiendo el tejido de algodón en las
yemas de sus dedos, mirándose en el espejo lo atractiva que se veía así misma,
con esas braguitas de algodón con dibujos de florecillas de margaritas con sus
pétalos blancos y su polen amarillo que resaltaban, dándose a sí misma una
palmada en el culo, apresurándose a sobarse por el dolor, se aliso la falda
saliendo alegre por la puerta sobándose el trasero. Poco después caminando por
la acera hasta la esquina, al locutorio a escanear las copias hechas a
bolígrafo y numeradas.
Al entrar enseguida salió al verla su
amiga, hablando de sus cosas y recriminándole su silencio durante el fin de
semana. Al entregarle las hojas , sintió como le ardían sus mejillas ruborizadas,
al ver que como Marisa se las miraba y las leía de la primera de las cinco sonriendo. No era necesario ser muy
inteligente, para saber que se trataba de un castigo. Marisa y Soraya eran amigas desde que se había
mudado a ese barrio, incluso habían salido de fiesta juntas o ido al cine
varias veces. Soraya estaba inclinada
sobre el mostrador, sin darse cuenta que se le veían la parte baja de sus
braguitas, así como entrever entre las perneras asomaba la rojez del culo. Marisa tuvo que salir del mostrador para dirigirse a
la máquina de escanear, que estaba justamente detrás de Soraya, fijándose en su
trasero viéndole las braguitas con las florecillas de margaritas, como la rojez
que asomaba entre las perneras, quedándose embobada viéndole el culo, pero sin
mencionarle nada a su amiga.
Pocos minutos después Soraya entraba de
nuevo a su piso, entrando en la habitación poniendo en marcha su ordenador,
abriendo su correo para poder enviar las copias a sus papás, fijándose en la
hora de la pantalla eran las diecinueve horas, quince minutos. Luego cogiendo su móvil le envió un WhatsApp
a Sonia.
(Soraya) -. (Como te ha ido al llegar a casa? Cuéntame!)
Luego mirando su correo si aparecía una
respuesta, sintió un nudo en el estómago al ver que tenía un mensaje nuevo.
(Sr. John) -. (Hola pequeña! Ya veo que has realizado tu
trabajo, están muy bien y no falta ninguna, aunque hay algún pequeño error en
alguna frase, pero el trabajo era hacerlas.
No olvides de ponerte Thrombocid antes de acostarte, ya sabes que debes
ponerte tres veces al día, hasta mañana! Esperamos nos des tu respuesta.)
Esa noche durmió como en las ultimas boca
abajo, aunque le molestaban mucho las bragas que llevaba puestas, costándole
conciliar el sueño más de lo deseado. El
estar en casa a salvo de castigos de mantenimiento, a pesar de molestarle las
bragas no se las bajo. Además le hacían recordar lo vivido en su primer castigo
a sus veintidós años, pero llevándolas se sentía aun metida en su rol de una chiquilla de doce
años. Al salir de aquella casa se había
dicho así misma no volver nunca más, pero había pensado mucho después haber
hablado con su amiga Sonia, así como lo que ella había tenido que pasar hasta
encontrar a su spanker actual. Ella
misma había sentido lo mismo en su primera vez, aunque Sonia había estado una
semana completa. ... “Ahora te sientes así, pero dentro de unos días volverás a desear
que alguien te ponga sobre sus rodillas para darte una azotaina, e intentaras
encontrar a alguien igual, entonces te darás cuenta de lo difícil que resulta
encontrar a la persona o las personas adecuadas, trataras de volver con tus
papás de nuevo, pero te será imposible al tener sus puertas cerradas a ti.
Nosotras para ellos somos sus juguetes más preciados, si les mientes como travesura,
te castigaran como crean conveniente que te merezcas, aunque para nosotras sea
excesivo. Si les mientes de verdad y los
ofendes, sencillamente te apartaran de sus vidas. En este mundo la confianza en
las personas lo es todo, y si está se pierde ya no hay vuelta atrás.” …
A la mañana siguiente aun le dolía mucho el
culo, pero a pesar de ello se sentía feliz saliendo de casa hacia el trabajo
sonriente, en vez de coger un taxi como siempre o coger el metro, prefirió
salir antes e ir al trabajo caminando, le encantaba caminar sintiendo aquellas
molestias en su trasero, cada minuto que pasaba estaba más decidida a quedarse
con ellos, aunque también tenía un miedo atroz a ello, sintiendo como la
adrenalina la desbordaba mucho más intensamente que el primer día, ahora ya sabía
lo mucho que dolía ser castigada, y ello le hacía estar aterrada de miedo, pero
al mismo tiempo recordaba el resto de las situaciones que había vivido,
resultando esos recuerdos mucho más intensos de lo que hubiera imaginado o
sospechado.
Nada más entrar al edificio de
oficinas del laboratorio farmacéutico, ficho con su tarjeta dirigiéndose a su
mesa sentándose en ella con delicadeza y suavidad, había sido de las primeras
en llegar por lo que habían pocos compañeros, nadie se fijó en su precaución al
sentarse en su silla, que por fortuna era acolchada y muy cómoda. Encendiendo
su ordenador empezó a preparar unos expedientes, del día anterior que no había
pasado por falta de tiempo. En cuanto
tuvo un momento abrió su correo personal, estaba decidida a dar la respuesta,
pero no deseaba hacerlo a primera hora dando la impresión de impaciencia,
prefirió esperar a media mañana para hacerlo, ya lo tenía escrito solo faltaba
dar a enviar, a media mañana lo hizo. Esperaba a lo largo del día o la tarde
recibir las instrucciones de cuando debería volver.
Durante la semana fue siguiendo las
instrucciones, el mismo martes por la tarde recibió la visita de una señora, a
tomarle medidas según la señora, debía encargarse de hacer las compras pertinentes
de vestuario, por lo que tuvo que quedarse delante de ella solamente en ropa
interior, muerta de la vergüenza pues la señora vio claramente como tenía
morado su trasero. El viernes recibió un
paquete con la ropa, que debería ponerse el lunes por la mañana que irían a
buscarla a su casa, para irse a vivir a su nuevo hogar. Ese lunes era festivo no teniendo que ir al
trabajo, pasando a primera hora a recogerla.
El lunes por la mañana ya aguardaba
nerviosa en el comedor, se encontraba muy nerviosa ya vestida con su nueva
ropa. Por la mañana a primera hora había
llegado la Sra. Stuart a las siete, ocupándose de ella llevándola al servicio
para bañarla, esto la sorprendió pues esperaba su visita por las instrucciones
facilitadas, pero no esperaba que tendría que pasar por la vergüenza de ser
bañada por ella. Así como luego de
hacerle unas coletas, ella se encargó de deshacer la caja que recibió el
viernes con instrucciones de no abrir. Primeramente le puso unas bragas blancas
de algodón con dibujos de ositos marrones alegres y juguetones, al ponérselas
ajustándoselas vio que le cubrían el ombligo por lo altas que eran,
seguidamente le puso una camiseta de tirantes de ropa interior a juego con sus
braguitas, esta era ajustada de forma que sus pechos apenas se notaban bajo la
camiseta, dándole un aspecto juvenil como una chiquilla de diez años. Sentándola en sus rodillas le puso unos
calcetines blancos hasta la rodilla, pasándole unas ligas de goma simples,
volteando los calcetines del borde ocultando las ligas, así no se le bajarían. Dejándola de pie al verse en el espejo, ya no
parecía la chica de veintidós años, si no, una niña de diez o nueve años.
Seguidamente le puso una blusa azul celeste abotonándosela por la espalda, lo
cual la sorprendió mucho, así como una falda con tirantes azul marino tableada
que apenas le cubrían sus braguitas por delante, viéndose en el espejo que por
detrás se le veían claramente la parte baja de sus braguitas incluso
permaneciendo de pie, a continuación le puso unas zapatillas blancas con
cordones, y en la cabeza una boina de niña pasándole las coletas por sus
hombros colgando por delante, se sentía avergonzada de estar vestida de aquella
manera, pero al mismo tiempo se veía preciosa ante el espejo, ni ella misma se
reconocía del cambio que había dado. Una vez vestida salieron del piso de la mano
de la Sra. Stuart, saliendo a la calle donde aguardaba un vehículo de gama alta
en la acera subiendo en él, sorprendiéndose Soraya al encontrarse con otra
chica vestida exactamente como ella.
Durante el trayecto no hablaron nada
ellas, solamente se miraban la una a la otra moviendo la cabeza hacia adelante,
ya que entre ellas iba sentada la Sra. Stuart, durante unos veinticinco minutos
que duró el viaje en coche entrando en un parking. Ese edificio era nuevo para Soraya, no lo
identificaba como el de la casa en que había estado el fin de semana anterior,
subiendo en el ascensor al abrirse las puertas, la sorprendió un enorme
vestíbulo en el que habían otras chicas vestidas de forma muy similar, pero con
vestidos de diferentes colores, y ante ellas los que debían ser sus padres,
pues las llevaban cogidas de las manos, al fondo en un sofá sentados estaban
sus papás, el Sr. John y la Sra. Abba. Llevándolas hacia ellos la Sra. Stuart
de la mano, al llegar ante ellos el Sr. John sentó en sus rodillas a Soraya
dándole un beso a ella y a la otra chica, la cual se sentó sobre las rodillas
de la Sra. Abba saludándola fríamente con un beso.
(Sra. Abba) -. Sra. Stuart que
le sucede a la pequeña Marisa, porque esta enfurruñada la niña?
(Sra. Stuart) -. Se ha
comportado muy mal señora! Primero no se
dejaba bañar, luego no dejaba que la peinara, y también me ha dado trabajo al
vestirla como siempre, le he dicho que se lo iba a decir a su mamá, y me ha
contestado de malas maneras que le daba igual!
(Sra. Abba) -. Soraya también te ha dado algún problema?
(Sra. Stuart) -. No, señora. Ella se ha portado muy bien.
Soraya miro a la chica
que hasta ese momento no había reconocido, pero al mencionar su nombre se la
quedó mirando, era su amiga del locutorio Marisa de dieciocho años, pero tal y
como iba vestida aparentaba tener ocho años, su aspecto y llevar la gorra no la
había reconocido.
(Sra. Abba) -. Que te tenemos dicho tu papá y yo! Que debes comportarte como una señorita, así
que le has dado problemas a la Sra. Stuart!
Bien ya sabes que sucede si te portas mal, vamos a ponerle remedio ahora
mismo a esa conducta, Vamos!!!
Acompáñame! Jovencita te has ganado una buena azotaina. Desvergonzada!!! Tú! Soraya acompáñanos así aprenderás lo que
le va a suceder a tu hermana por portarse mal, vamos!
Bajando a Marisa agarrándola de la cintura la levanto de sus
piernas, depositándola en el suelo. Nada más tener los pies firmes en el suelo,
haciendo un mal gesto de su cintura, se soltó de la mano de su mamá,
acompañando al mal gesto dando un fuerte pisotón en el suelo como una rabieta de la
pequeña claramente enfadada porque la iba a castigar, la Sra. Abba se puso en pie
rápidamente por su fea conducta, agarrando a la pequeña Marisa de una de sus
manos, levantándole la mano izquierda
hacia alto, con ello hizo que se le subiera su corta falda dejando claramente
sus braguitas a la vista de todos, sin más le asesto unos buenos azotes en el
culo, sobre sus bragas blancas con dibujos de ardillas jugando a la pelota,
haciéndola brincar a cada uno de los
azotes hasta veinte buenos azotes, soltándole la mano izquierda para agarrarla
por la derecha, para así coger de la
mano a Soraya que se bajaba en ese instante de las rodillas del su papá. La señora andando obligando a caminar a las
pequeñas a su paso, se encamino hacia la derecha del gran vestíbulo llevando
consigo a las chicas de la mano, siendo atraída la atención de los presentes.
Mientras
avergonzadas las chicas al ser contempladas,
por el resto de las niñas y parejas presentes, como desaparecían tras una puerta, mientras la
pequeña Marisa se frotaba el culo, entrando en una estancia con varios sofás y
divanes, en los cuales habían algunas señoras con sus hijas sobre sus rodillas,
unas teniendo las bragas bajadas y otras puestas, pero si algo tenían en común,
era que todas estaban llorando. Soraya
observaba boquiabierta lo que estaba viendo, nunca se lo hubiera podido
imaginar asistir a una de aquellas fiestas, que le había contado Sonia,
esperaba que sucediera en algún día, pero no en su primer día con sus nuevos
padres adoptivos. Además con la sorpresa añadida que iba a tener una hermanita
menor, y su mayor sorpresa fue descubrir
que era su amiga Marisa, pero en esos instantes su mente estaba absorta, viendo
las chicas sobre las rodillas de sus mamás y papás, así como les daban azotes
en sus traseros colorados.
Soraya sintió como su mamá tiraba de ella
de su mano, pues se había parado atónita mirando hacia todas direcciones,
viendo aquellas chicas siendo castigadas, era una imagen que solamente en uno
de sus sueños había deseado vivir, y ahí estaba ella presente siendo muy
real. Vio cómo su mama se sentó en uno
de los sofás, el cual tenía forma circular en
media luna siendo de cuero blanco, en el cual podrían sentarse
cómodamente hasta quince personas, aunque solamente habían otras dos mamás con
sus hijas sobre sus rodillas, con sus braguitas bajadas viendo Soraya sus
colorados traseros. Tirando de la mano
de la pequeña Marisa, que trataba en vano de soltarse de su mano, pues veía claramente
lo que le iba a suceder a ella, pero sus intentos resultaron baldíos, pues su
mamá, la acabo colocando sin remisión sobre sus rodillas boca abajo, su vientre apoyado sobre los muslos de su
mamá, sus piernas colgaban sin tocar el suelo, al tener sus muslos rectos al
suelo, quedando con su corta falda la cual, se le había levantado por si sola,
su trasero quedaba expuesto al no cubrirle más que la mitad del culo el borde
de su falda, dejando a la vista sus bragas blancas de algodón con coloridos
ardillas juguetonas.
Comenzando a recibir la azotaina en el
trasero sobre las bragas, empleándose a fondo con la pequeña dándole muy buenos
azotes, fuertes y continuados sin pausa para la pequeña Marisa, durante varios
minutos se estuvo empleando a fondo, dando una fuerte azotaina a Marisa, la
cual se meneaba como podía sobre las rodillas de mamá, al tiempo que sus
piernas pataleaban abriéndose separándolas en el aire en cualquier dirección,
aullando de dolor a los pocos minutos pero no lloraba, pues hasta en ello se
mostraba rebelde, así que su mamá, introduciendo sus dedos bajo la corta falda se la subió, y agarrando el elástico de
la cinturilla le bajo las bragas, descubriendo ante la mirada anonadada de
Soraya, el colorado trasero de Marisa, la cual con la azotaina sobre su culo desnudo, rindió toda
su entereza que le restaba y se puso a llorar ante el intenso ardor, que debía
sentir en su trasero, pues la mano de su
mamá se estaba empleando a fondo con ella, dándole una buena azotaina que difícilmente iba a
olvidar en el resto de la jornada la
chica, y Soraya sabía bien como dolía aquella mano derecha de su mamá, pues
justamente hacia una semana que la había probado por última vez, antes de
abandonar la casa.
Al dar por finalizada la azotaina la puso
de pie ante ella, colocándola entre sus propias piernas subiéndole las bragas bruscamente, poniéndose
en pie así misma agarrando de la mano a las dos pequeñas, volviendo al
vestíbulo donde había quedado su papá. Soraya se rezagaba un poco para poder mirar a
su hermanita, viéndola como su mano derecha se sobaba el culo subiendo y
bajando su mano por su trasero bien caliente sobre sus bragas llorando, al
igual que miraba hacia adelante viendo a otra mama llevar de la mano a su hija
y como está también se acariciaba el culo andando entre sollozos. Al entrar de nuevo al vestíbulo fueron al
encuentro de su papá, que se encontraba en una de las mesas bebiendo una copa,
mientras hablaba con otros señores,
mientras se colocaba su esposa a su derecha con las pequeñas, mirando
papa a las niñas, así como a Marisa se
sobaba el trasero con vigor.
Soraya y Marisa se miraban entre ellas
extrañadas, pues ninguna de ellas podía imaginarse que sus spankers y sus papás
fueran los mismos. Más le extrañaba a Soraya ver a su amiga, pues no tenía ni
idea que estaría allí como ella. A las
pequeñas se les permitió beber unos zumos de naranja, del cual Soraya repitió
varios vasos teniendo al poco tiempo efectos en ella, empezando a juntar sus
piernas, y poco después las cruzaba entre si, viéndose en problemas pues había
sido advertida que no bebiera tanto zumo, cruzando sus piernas juntando sus
muslos trataba de aguantar, pues creía
que no tardando mucho sus papas dejarían de hablar. Pero al demorarse y no acabar su
conversación. Soraya se acercó a su mamá tirándole del vestido para llamar su
atención, sin molestarla pues estaba hablando animadamente con otras señoras
que tenían a sus niñas a su lado.
(Sra. Abba) -. Soraya!
Compórtate! No ves que buenas
esas niñas, ellas no molestan a sus mamás!!!
Al llamarle la atención se retiró un
metro de ella, pero la cabo de unos minutos más volvía a serle muy acuciante el
ir al servicio, acercándose con temor a lo que le pudiera decir su mamá, se
colocó detrás de ella tirándole suavemente de nuevo de la falda del vestido.
Girándose su mamá enfadada…
(Sra. Abba) -. Se puede saber que te ocurre? Ya te he dicho antes que no bebieras tanto!
Que luego te ibas hacer pis, y ves lo que has conseguido, quieres que te lleve
a la sala de los sofás y té caliente el culo como a tu hermana? Ya te voy a
enseñar yo…
Girándose hacia ella
cogiéndola del brazo la hizo avanzar colocándola entre las señoras y las otras
niñas, dándole con la mano derecha cuatro rápidos y fuertes azotes en el culo, que
llamaron la atención de todas las personas a su alrededor, así como todas las
niñas la mirasen. A cada azote que recibió en el culo, daba un saltito así como un paso hacia adelante alrededor de
su Mamá, no pudiendo evitar que se le escapase el pis mojando sus bragas, así
como orinándose en las piernas formando un charco en el suelo, a lo cual todas
las señoras se retiraron, excepto su mamá que introduciendo la mano bajo la
falda le bajo las bragas de un tirón, dándole unos buenos azotes en el culo desnudo,
mientras Soraya entre saltos daba vueltas alrededor se su mamá, mientras los
azotes se sucedían en sus nalgas desnudas.
En ese preciso instante aullando de dolor
se despertó… estaba soñando durmiendo en su cama, aunque el pis no era un sueño,
había mojado la cama debido a no desear despertarse y salir del
sueño profundo el cual le gustaba tanto, que se resistía a despertarse a pesar de tener
ganas de orinar. Levantando la cabeza levemente hacia la mesita de noche vio la
hora que era, levantándose de la cama rápidamente al haberse quedado dormida,
en ese momento se dio cuenta de las sábanas mojadas sorprendida de sí
misma. Pero no tenía tiempo de arreglar
el desaguisado, debía salir corriendo para el trabajo pues ya llegaba
tarde. Se cambió de ropa interior
tirando la mojada al suelo, las sábanas las retiro de la cama arrojándolas al
suelo, corriendo se vistió sin apenas tiempo para recoger su ropa del día
anterior que quedando la habitación toda desordenada, solo pudo asearse la entrepierna y lavándose la cara tras peinarse.
Al salir a la calle cogió un taxi para llegar lo antes posible, pues su supervisor
la regañaría por llegar tarde, pues tenía unos trabajos que entregar a
primera hora, y no los iba a poder presentar ya que debía acabarlos.
El taxi se demoró más de lo esperado por
el intenso tráfico, pues coincidió esa mañana con la huelga de transportes
metropolitanos, llegando mucho más tarde de lo esperado, su supervisor la
esperaba enfadado por la hora a la que llegaba, echándole una bronca tremenda, pues
le recordó los trabajos que debían de haberse entregado a primera hora, y aun
no los tenía preparados. Entregando los
documentos una hora tarde, cayéndole de nuevo una segunda regañina, obligándola
a quedarse al medio día a recuperar la hora y media perdida. Aquello le sentó como un cubo de agua fría
dejándola helada, pues a las tres de la tarde debía de estar vestida y
arreglada para ir a reunirse con sus papás, pues la pasaría a recoger el
chofer. Al salir del trabajo eran ya las catorce treinta, no tenía tiempo para
comer nada, para vestirse con rapidez se había vestido esa mañana con un corto
vestido, y unos zapatos algo incomodos con tacón de cinco centímetros, tratando de correr hacia casa, pues dio la
casualidad que no encontraba taxis
libres, debido a la huelga del metro.
Al
doblar la esquina quedaba a su
calle, casi le da un sincope por la sorpresa, pues no esperaba ver a quienes le
estaban esperando a la entrada del portal, pues debía de estar el chofer de los
Sres. McDonald como hacia solo unos días sabía que se apellidaban, y no porque ellos
se lo hubieran comunicado, si no, al recibir el correo de respuesta de su
castigo era el nombre que figuraba,
aguardándola en el portal estaban sus padres adoptivos viéndolos
claramente enfadados, viéndola venir hacia ellos, aquello no presagiaba nada
bueno para ella, pues ya eran las tres y media de la tarde debiendo de llevar
bastante tiempo en la puerta esperándola. Al llegar a ellos no la dejaron explicarse
siendo regañada…
(Sra. Abba) -. Te parecen bien estas las horas de
llegar? Llevamos aquí más de media hora
esperándote! Ya nos íbamos a marchar…
Abre la puerta que te voy a enseñar a llegar tarde, ya puedes prepararte, vas a
ver cómo te voy a poner el culo por desvergonzada!!!
(Soraya) -. Ustedes perdónenme! Es que me he dormido hoy. He llegado tarde al trabajo, haciéndome
quedarme a recuperar la hora y media que he llegado tarde.
(Sra., Abba) -. Así que además
has llegado tarde al trabajo!!! Ya te vamos a enseñar ahora a ti!!!
En ese instante apareció su amiga Marisa del
locutorio que venía caminando detrás de Soraya, que al ser más bajita que ella,
no la pudieron ver que iba detrás, Marisa
la cual sorprendida al haber
escuchado como la regañaban… Vestía una camiseta con propaganda y una
falda corta tableada escocesa clásica a cuadros rojos.
(Marisa) -. Hola… Soraya… venía detrás de ti… corriendo
para alcanzarte, tenía algo que decirte… pero ya veo que no es el momento, luego… nos… vemos… vale? Perdona, pero voy al locutorio de mis tíos
arreglar algunas cosillas, hasta luego…Ya me contaras como te ha ido…
Soraya abrió la puerta
del portal aguantando la puerta abierta para que entraran, escuchando en ese
instante a su amiga, le respondió con monosílabas por los nervios, saludando a
su amiga tartamudeando. Pudiéndola
ver su amiga la cara de preocupación que
tenía. Solo se atrevió a decir unas palabras entrecortadas…
(Soraya) -. Hola… vale… ya te… veo…
Su amiga siguió su
camino hacia el locutorio despidiéndose, mirando hacia atrás varias veces
claramente contrariada, pues sus mejillas se le habían enrojecido al ver a su
amiga Soraya en claros problemas, según se iba alejándo de ellos volvió varias veces la
cabeza intrigada.
(Sr. John) -. Crees
que nos habrá escuchado regañar a la pequeña?
(Sra. Abba) -. Puedes estar
seguro cariño! No había más que verle la
cara de sorpresa, no sabiendo donde meterse, me da la espina que sabe más de lo
que parece, por cómo se ha girado varias veces a mirar y tenía las mejillas
ruborizadas de la vergüenza.
(Soraya) -. Es muy discreta…no dirá nada… y de confianza… no
deben preocuparse… luego… me lo reprochara…
(Sra. Abba) -. Porque? Iba a
reprocharte algo… es que sabe algo que nos debas contar?
(Soraya) -. No…No… No deben molestarse… Ella no sabe nada
de ustedes. Me repro…cha…ra no haberle contado que tengo spankers, eso sí…la
moles…tará… Porque les ha escuchado regañarme y que me iban… No le habrá
gustado que no se lo haya contado, porque no tenemos secretos entre Sonia y
ella, somos buenas amigas desde hace tiempo… y sabe que todo de nosotras…
(Sr. John) -. Y… esa amiga tuya
es de confianza, y por lo que dices, es spankee también? Tiene spanker?
(Soraya) -. Bueno… ella es,… como yo antes… tampoco tenía spanker, y ella no tiene todavía pero Sonia
trata de encontrarle uno, como me recomendó ella a ustedes.
(Sra. Abba) -. Es muy interesante eso que nos cuentas, no te
habíamos contado nada, pero teníamos pensado algunas novedades, pero estábamos
pensando en adoptar otra chica más joven que tú, para que fuera tu hermana
menor, crees que ella estaría de acuerdo en serlo?
(Soraya) -. A ella seguro que le
encantaría conocerles. Estoy segura de
ello.
(Sr. John) -. Puedes ir
hablarle ahora, decirle que venga contigo a tu casa, que deseamos hablar con
ella, que debido a las circunstancias nos has revelado que busca spanker, si le
interesa podríamos hablar con ella.
Danos tus llaves y esperaremos dentro! Pero no te pienses que no vamos a
hablar contigo de lo sucedido… puedes ir ya…
Soraya se encamino hacia
la esquina resoplando aire de sus pulmones, se había librado por el momento de
recibir una azotaina en su propia casa, según se acercaba a la esquina recordó
como había quedado su habitación toda desordenada, y con las sabanas mojadas en
el suelo, que deberían de oler con las horas que había pasado desde la mañana.
Al llegar ante el locutorio tuvo que llamar palmeando la persiana, pues como aún
no había abierto Marisa, había bajado la persiana casi hasta abajo dejando un
metro sin bajar.
(Marisa) -. Ah!
Eres tú! Sí que te lo tenías bien guardado, eh!!! Ya te vale el no haberme contado nada! Aunque el lunes cuando viniste me cale algo, cuando vi aquellas holas de las copias que escaneaste, te las mandaron
hacer ellos? No quería escuchar, pero al
cruzarnos lo he oído todo…
(Soraya) -. No pasa nada. Pero he tenido que darles explicaciones,
porque me han preguntado sobre ti si eras discreta… a ellos no les puedo engañar.
(Marisa) -. Claro, si les
mientes te darán Pam… Pam al culo! Pero
me podías haber contado que tenías spankers… Vaya amiga que eres!
(Soraya) -. Calla!!
Que eso no es nada comparado con las noticias que te traigo. Como he tenido que asegurarles que eres de
fiar, y que no contarías nada. Me han
preguntado sobre ti, una vez le he informado preguntándome si eras spankee o tenías
spanker…
(Marisa) -. Y que les has dicho, para que hayas venido?
(Soraya) -. Es que al decirles que no tienes spanker y
que estás buscando uno, me han preguntado si estarías dispuesta hablar con
ellos, están interesados en adoptar a otra chica que sería mi hermana menor,
que te parece?
(Marisa) -. Joderrr!
Chica eso se cuenta despacio y no así de golpe y porrazo! Ya sabes que
es lo que más deseo encontrar un spanker, pero dos? No me lo había ni imaginado ni por
asomo. Y como son? Muy severos o
estrictos…
(Soraya) -. Estrictos? Con decir que aun siento molestias y que aún me
duele el culo del fin de semana pasado, que lo pase en su casa con ellos, ya puedes imaginarte si lo
son. Pero también porque lie una muy
gorda el primer día… me pelee a ostia limpia con la doncella, y destrozamos la
habitación que me habían asignado. Pero son muy cariñosos y muy buenos conmigo,
aunque me dieron unas zurras de agárrate y no te menees… Pero fue culpa mía,
ellos incluso se disculparon de ser tan severos conmigo en el fin de semana de
prueba, pero que me la había ganado yo solita… Y eso es cierto, destroce la
habitación.
(Marisa) -. Tendría que vivir con ellos? Como Sonia con ese señor que dice que solo
son amigos, porque solo hay que verla como va siempre con molestias al caminar…
(Soraya) -. Bueno eso tendrás que hablarlo con ellos, yo
si me voy a ir a vivir con ellos, justamente venían hoy a buscarme, aunque no los esperaba a ellos, debía venir a
recogerme su chofer. Vienes y te los
presento?
(Marisa) -. Jo tía… es que así
de sopetón… Se me han mojado hasta las bragas solo de pensarlo, y me darán una
azotaina ahora?
(Soraya) -. No lo sé.
Yo el día que los conocí en un restaurante, me amenazaron varias veces
con darme una azotaina en él, pero no lo hicieron porque era un lugar
público. Pero el mismo viernes que
llegue, su Ama de llaves me dio una azotaina de prueba para que supiera lo que
duelen sus castigos, y esa azotaina no era merecida, solo era de prueba y acabe
llorando con el culo en llamas!!!
(Marisa) -. Vas a lograr que me
mee en las bragas de miedo! Pero
buuufff… vale! Por probar no creo que
pase nada malo… Ahora mismo me tiembla todo el cuerpo, pero no creo que
encuentre muchas posibilidades iguales, probaremos a ver qué me dicen.
Al cabo de unos minutos Marisa y Soraya
estaban en la puerta tocando el timbre, puesto que Soraya había entregado sus
llaves a sus spankers, siéndoles abierta la puerta al poco tiempo apareciendo
la Sra. Abba tras ella. Sin apenas
hablar subieron al primer piso entrando en él, despojándose de sus
correspondientes abrigos, viendo a la propia Soraya que iba vestida con un
ligero vestido Ibicenco blanco, con la
falda muy corta como liviano su tejido, y Marisa una camiseta manga corta, con
la corta falda escocesa, ambas entraban al salón poco después en compañía de la
Sra. Abba.
El Sr. John se encontraba sentado en una
silla que había retirado de la mesa, orientándola hacia la entrada al comedor, viendo las chicas
nada más entrar a comedor. Colocándose
las dos una al lado de la otra, pasando por detrás de ellas la Sra. Abba que se
sentó en otra silla mirando hacia ellas colocándose a unos metros del
marido. La estancia no es que fuera
como el salón de su casa, ni tan solo una tercera parte. Pero a que solamente tenía de muebles uno
pequeño tipo estantería para el
televisor, un sofá de dos plazas y en el centro aproximadamente la mesa del
comedor con dos sillas en cada lateral y una a cada extremo, adornando las
paredes con un cuadro en cada una cuatro,
era el clásico apartamento de una chica soltera. El Sr. John había retirado una silla del
extremo más alejado de la puerta, y el extremo más cercano la Sra. Abba
quedando a escasos dos metros de las chicas. Hablando en primer lugar el Sr.
John.
(Sr. John) -. Hola chicas! Parece que nos volvemos a ver de
nuevo pequeña, ya que antes nos hemos visto solamente unos momentos. Soraya nos ha comentado apenas tu nombre,
añadiendo que sois buenas amigas vosotras dos, así como otros secretos vuestros
como que posiblemente eres spankee. Como puedes comprender debido a la
discreción, nunca tenemos una entrevista con tan pocos datos de una chica, pero
debido a nuestra confianza depositada en Soraya, ella nos ha asegurado que eres
una chica discreta.
La esposa intervino en esos instantes, pues
como dominante no deseaba quedarse al margen
sin intervenir en la información
a la joven.
(Sra. Abba) -. Al igual que
podrías estar interesada en tener un spanker, aunque en nuestra situación como
puedes ver somos dos, aparte que en nuestra casa disponemos de una Ama de
Llaves, o como se le denominaría en caso de ser un caballero. Mayordomo,
no es necesario decir que ella por su cargo de responsabilidad en la
casa, se encarga de corregir y aplicar la disciplina en nuestra casa, cuando
nosotros estamos fuera de ella, excepto en situaciones de carácter serio, que
nos encargamos personalmente a nuestro regreso, por lo cual debo informarte de
esa circunstancia, en el caso de que aceptaras nuestra proposicion, o habría
algún inconveniente de estar con
nosotros dos como spankers y una tercera persona para faltas leves y no tan
leves. Aunque en situaciones permitimos
que ella castigue en nuestra presencia. Como
imagino que debes encontrarte cohibida ante nosotros, con mover la cabeza en
signo positivo bastara.
Marisa como no podría
ser de otra manera, estaba muy cortada por su timidez, se hallaba claramente
superada por la situación, pues solo había que mirarla para ver lo nerviosa que
estaba, así como sus mejillas sonrosadas de la vergüenza, por lo que en un leve
titubeo, movió la cabeza afirmativamente de arriba abajo.
(Sr. John) -. Bien. Como
puedes comprender en este tipo de relación, el rol que desempeñaras al vivir en
nuestra compañía lo puedes elegir tú misma, aunque nosotros estamos interesados
en proporcionarle a Soraya una hermana menor. Hemos adoptado como nuestra hija
a Soraya, suponiendo que no tengas inconveniente tú podrías ser nuestra hija
menor. El rol para tu amiga es de una
chica de doce años, el tuyo seria de diez años u ocho, a no ser que te gustara
ser una bebe de cuatro años, lo cual conllevaría usar pañales esto ya depende
de ti, para nosotros cualquier rol de edad está abierto a sugerencias, aunque
no es necesario desempeñar un rol de baby, para encontrarte en situación en
casa para usar pañales. Solo con mojar la cama… o hacerse pis en las braguitas,
ya sería motivo suficiente para ello. Eh! Que si, Soraya?
A Soraya se le ruborizaron sus mejillas
poniéndosele coloradas como tomates, pues claramente en la última frase había
notado cierta amenaza en sus palabras, señal inequívoca de que habían
descubierto lo sucedido en la mañana, acariciándose el culo sin disimulo, los
Sres. captaron que había entendido sus últimas palabras, viéndose Soraya ya con
los pañales puestos. Continuando hablando…
(Sr. John) -. Por otro lado,
viviendo con nosotros esto no es un simple juego de roles, en el cual existe
una palabra de seguridad, si te duele demasiado el trasero o como herramienta para detener el castigo. Con nosotros vas a ser nuestra hija, por lo
cual el rol que decidas, solamente nos indica el vestuario que te
proporcionaremos, vistiéndote como una niña de ocho años por poner como
ejemplo, el trato que te daremos será como el de una niña de esa edad. Pero el castigo o azotainas que recibas será
en consonancia con tu edad real, que
debes rondar sobre los dieciocho o diecinueve años, al igual que Soraya tiene veintidós años. Las azotainas que podrás recibir siempre
serán en consonancia con tu edad real, que ya no eres ninguna chiquilla, y la
gravedad de las faltas que puedas cometer podrán ser de una niña, pero el
correctivo será como corresponda basándonos en tu edad como hemos mencionado,
si no haces travesuras no recibes azotainas, pero entendemos que una spankee es
rebelde por naturaleza, cometiendo
errores como es natural por el sentimiento spankee, el cual puede hacer
portarte mal de forma expresa.
(Sra. Abba) -. Debo comunicarte
que alguna vez nos hemos encontrado chicas escondían cigarrillos, o cometían
pequeños robos de dinero siendo descubiertas.
También se ha dado el caso que alguna robase con la malicia como forma de lucro, entonces
se pone en manos de la justicia que actué y el castigo lo decidirá un juez no
siendo una azotaina desde luego. En estos casos si es solo una travesura, el
castigo es acorde con una falta muy grave, aunque siendo justos en todo momento
claramente.
(Sr. John) -. Nosotros… tanto mi esposa como yo mismo somos estrictos,
pero somos consecuentes en el castigo, no ponemos o establecemos un numero de
azotes por tipo de falta, serás castigada según la falta cometida, y según
nosotros valoremos que mereces en ese momento, pues cabría la posibilidad que
acabases de ser castigada, y que descubriéramos otra falta que desconocíamos, en
esas situaciones no hay acumulación de castigos, en esa situación lo que
aumentaría seria castigo psicológico, como castigos en el rincón cara a la pared
u otros similares. Con nosotros no existe palabra de seguridad, y si la falta
es grave requiriendo castigos extras, los tendrás sin rechistar. Eso sí, una vez el castigo lo demos por
concluido y pasadas las cuarenta y ocho horas de rigor, para que disminuyan los
efectos de la azotaina, a partir de ese instante podrás decidir si te quieres
marchar o quedarte mientras estés en el periodo de prueba. Una vez como en el
caso de Soraya, ella ya no podrá decidir hasta que haya pasado un mes. Aunque pasadas las cuarenta y ocho horas de
un castigo puede decidir marcharse.
Soraya ha tenido esas cuarenta y ocho horas para decidir vivir con
nosotros. Normalmente el periodo de prueba suele ser de una semana viviendo con
nosotros, con Soraya hicimos una excepción porque trabaja, y ha estado
prácticamente tres días viviendo en casa, que es un periodo mínimo
aceptable. Contigo tú dirás como deseas
hacerlo o cuando comenzar, a no ser que estés ya disponible para venirte con
nosotros, aunque necesitaras un tiempo para comunicar que vas a estar fuera,
pues sabemos que vives con tus tíos y que trabajas para ellos.
La muchacha miraba a su amiga Soraya y
miraba hacia los señores tratando de centrarse, y pesar todo lo que había
escuchado. Aunque su mirada estaba
centrada observando sus manos o en la
hebilla del cinturón del Sr. John, pues le llamaba la atención el tamaño de la
hebilla, así como el grueso del cuero del cinturón. Miraba hacia ellos pues
esperaba que hablara la Sra. Abba también, pero se mantenían callados ambos
dejando claramente que esperaban su respuesta, pero sentía un nudo en la
garganta no permitiéndole hablar, así como una sensación de angustia que nunca
había experimentado antes, menos aquellas veces que entregaba las notas del
colegio a sus tíos, esperando una regañina o como alguna de sus amigas le
confesaban que las zurraban en casa. Pero ni en esas situaciones sus tíos
habían dado muestras de aplicar un correctivo, como si hacían con sus hijos e
hijas lo que le demostraba que poco interés mostraban hacia ella. Si no fuera
por la manutención enviada por el padre, el cual nunca demostró interés por
ella, ni siquiera al nacer y falleciendo su madre en el parto, pero no ignoraba
su responsabilidad paterna. Marisa lo poco que sabía de él es que era hombre
casado con hijos, que tuvo una aventura con su madre. Decidiéndose a hablar
armándose de valor…
(Marisa) -. No se… Si mi amiga
confía en ustedes, yo no tengo motivos para desconfiar. Y… bueno… la verdad que lo que ha hablado
usted no me parece mal, incluso… tiene…su…lógica… .- Marisa con el rostro
encendido completamente colorada de la vergüenza, le costaba trabajo decir una
frase seguida sin tartamudear,
claramente asustada o temerosa, no era fácil hablar cuando quien tienes delante
te va a poner en sus rodillas y te dará una buena azotaina en cualquier momento
que te la merezcas. -. Por mis tíos no
creo me pongan impedimento alguno, si decido irme unos días, o incluso
marcharme de su casa de forma permanente, el trabajo no es impedimento pues no
cobro nada, me dan dinero para mis gastos, pero es dinero mío que ellos me
administran, podría haber estudiado en la universidad, una vez acabado el
instituto, pero se negaron a pagarme los estudios haciéndome trabajar para
tener una ocupación, ósea que puedo irme ahora mismo y les daría igual pues uno
de sus hijos se haría cargo del locutorio.
Así…que…cuando ustedes decidan… prefiero tener que obedecer lo que me
digan que debo hacer, que decidirlo yo
por mí, pues nunca me atrevería a dar ese paso…por…mucho que…me atraiga…la
idea… de …ser su…hi..ja.
La Sra. Abba se levantó de la silla
avanzando hacia ella cogiéndola de la mano, y tirando de ella con suavidad la
atrajo hacia sí misma volviendo a tomar asiento en la silla, sentando a la
muchacha sobre sus rodillas, pudiendo sentir como temblaba la muchacha. La cual
mantenía sujetada la mano de su amiga, por lo que Soraya tuvo que acercarse
también al lado de la Sra. Abba, aunque no le hacía gracia alguna estar tan
cerca de su mamá adoptiva.
(Sra. Abba) -. No debes tener
miedo de nosotros, la primera impresión es lógico que estés muy asustada, no es
para menos desde luego. Te comprendemos
perfectamente tu posición, por muy spankee que puedas ser, es normal tener
miedo a lo desconocido, y aun conociendo a lo que estas expuesta, el miedo es
algo que siempre vas a tenerlo. Porque
ese temor que sientes de alguna manera es lo que te gusta experimentar como
experiencia, teniendo una subida de adrenalina que te lleva a vivir sensaciones
limite, el sobrepasar ese límite es lo que te atrae y te gusta por las
sensaciones que sientes como te
desbordan, como el tenerte sobre mi muslo sentada, puedo notar la humedad del
fondillo de tus braguitas, algo que nos indica claramente, tu interés que estas
muy convencida de ti misma, así como el dejarnos claro que te gusta, aunque aún
no lo hayas probado para poder aclarar tus ideas, pero eso es algo que vamos a
salir de dudas inmediatamente, puesto que el llevar las braguitas tan mojadas,
es motivo sobrado para ponerte sobre mis rodillas y darte una azotaina ahora
mismo.
La Sra. Abba notando como el temblor de la
muchacha había aumentado sintiendo como se
estremecía, poco a poco fue bajando su mano con la cual la mantenía
sujeta sobre sus rodillas sobre su cintura.
Deslizándola lentamente por su trasero hasta bajarla a su muslo derecho, subiéndola
de nuevo introduciendo su mano bajo su
corta falda hasta acariciarle el trasero por encima de sus braguitas.
Inmediatamente la muchacha sintió como el fondillo de sus braguitas se
desbordaba su humedad, avergonzándose sabiendo que la señora se debía de haber
dado cuenta de ello.
(Sr. John) -. Por norma general
cuando conocemos a una chica nueva, tanto si es primeriza como si no, solemos administrar como prueba, el dar una azotaina para dejarte claro cómo serán tus
castigos, principalmente para que no pueda dar lugar a no haber comprendido
claramente, pues el hablar puede dejar con dudas a una chica, y al recibir un
primer castigo puede resultar que no fuese lo esperado, por lo tanto es mejor
no dejar lugar a duda alguna, y recibir una azotaina es la mejor aclaración
posible, sobre todo para que no puedas decir que no se te había avisado o que
no esperabas que fuera tan doloroso. Al
ser tu primera vez que vas a recibir una azotaina, se va a encargar mi esposa de dártela ahora mismo. Siempre que hay un
hecho acontecido, la azotaina resulta más esperada al haber un efecto de causa,
el cual vamos a utilizar como motivo
para la azotaina, el hecho de llevar las braguitas mojadas. Puedes estar bien segura que te va a doler, y
en una situación real de haber cometido una falta, te dolerá mucho más! Que la que vas a recibir en este momento. No te creas ni por un momento que somos unos
anticuados o como vulgarmente soléis decir las jóvenes, que somos unos “carrozas”.
Entendemos perfectamente que una chica le guste satisfacerse a sí misma,
es lógico pensar que así lo haga. Lo
único es que si lo haces, procura que no seas descubierta por nosotros o por
nuestra Ama de Llaves. Porque la disciplina
tiene sus entresijos, cualquier acto puede acarrearte serios problemas, así
como detonante para ser castigada.
Cuando tú desees cariño puedes comenzar…
Luego Soraya…! Tu mamá se
encargara de ti, por el desorden de tu habitación entre otras cosas, sabes a
que me estoy refiriendo verdad, cochina!!!
En esos instantes su mamá la miro a ella
directamente a los ojos, sintiendo como aquella mirada la hacía empequeñecer su
cuerpo, sintiéndose como una niña avergonzada después haber hecho una travesura,
pues aquel rostro le indicaba el enfado que tenía ella, su mamá! Por cómo se había encontrado la habitación
al entrar en ella a supervisarla, y que no le iba a ir nada bien en breves
minutos. Viendo como su buena amiga Marisa también la observaba, pues trataba
de ver o conocer que había hecho su amiga para ser amenazada, sintiéndose así
misma muy intrigada, casi olvidando que en breves segundos ella iba a recibir
su primera azotaina de su vida.
Sintiendo en esos momentos como la mano de la señora, que le acariciaba
el culo por encima de sus braguitas, había subido a su cintura levantándole su
falda dejándola con las braguitas a la vista de todos y como su otra mano de
sentirla sobre las rodillas sujetándola, paso a sentirla que se posaba en su
cadera izquierda, siendo así izada de las piernas de la señora para depositarla
en el suelo, retirando las manos de su cintura con lo cual su corta falda
volvió a cubrir sus braguitas de color rosa.
En breve sintió como las yemas de los
dedos de la mano derecha de la señora, se posaban bajo su barbilla haciéndole
girar su cuello hacia ella, cruzándose de nuevo sus miradas, aunque Marisa
incapaz de sostener aquella mirada, bajo su cabeza mirándose los pies.
Escuchando como la regañaba a ella misma, por algo que la hizo avergonzarse
como nunca lo había estado antes en la vida.
(Sra. Abba) -. Bien pequeña Marisa! Ahora ha llegado tu momento. Posiblemente es uno de esos momentos que
llevas mucho tiempo deseando vivir. Para
ti ha llegado ese deseo… Pero antes vamos a mirar las pruebas que has cometido
una falta, a la cual es necesario corregir
de inmediato, veamos cómo están tus braguitas… Se puede saber qué es esto? -. Mientras le hablaba mirándola fijamente, con su mano derecha agarro el dobladillo de
su falda escocesa tableada, levantándole la falda por delante, dejando sus
braguitas a la vista del marido, mientras con la mano izquierda le palmeaba en
los muslos para que los separase y se le viera bien la parte baja del fondillo
de sus braguitas rosas, en donde una clara mancha de tono más oscura de humedad,
teniendo un tono más oscuro destacaba la entrepierna de la joven, que se quería
morir de la vergüenza al referirse al estado de sus bragas, pero en esos
instantes no solo eran unos comentarios, si no que estaban viendo el estado que
se encontraban sus braguitas, deseando
que se la tragara la tierra de la vergüenza que sentia . -. John! Has visto como lleva las bragas esta
desvergonzada? Tú, crees que una jovencita educada como dios manda debe de
llevar las braguitas en este estado, la muy… desvergonzada!!!
(Sr. John) -. Tienes como siempre toda la razón,
cariño! Es completamente intolerable
que una niña lleve sus braguitas en ese
estado, de una forma tan indecorosa que debería caérsele la cara de la
vergüenza!!! Se merece por desvergonzada
una buena azotaina en el culo!!! Es necesario enseñarle buenos modales, seguramente
recordara estos momentos poniéndole el
culo que no se pueda sentar en una semana!!!
Y… Más colorado que un tomate maduro!!!
La joven se sentía
verdaderamente como una niña pequeña, por la forma en que le habían levantado
la falda, descubriendo sus braguitas como a una niña, Marisa no es que fuera ya ninguna chiquilla, así como a sus
dieciocho años la habían pillado
infraganti, era una situación muy vergonzosa para ella, pero de alguna manera
le había gustado esa situación. Sentía una vergüenza como nunca había
experimentado, pues nunca había sido regañada antes, por mal que se pudiera
portar ella o sus primas, las cuales si las regañaban y su madre se sacaba la
zapatilla dándoles una azotaina a ellas, viendo Marisa como las castigaba
esperando serlo ella después, pero a ella nunca la daban una azotaina, por no
hacer, ni le mandaban a su cuarto castigada como sus primas, a ella la dejaban
donde estaba como si ella no estuviera en la casa. En cambio ahora estaba siendo regañada, por
dos personas desconocidas para ella hasta ese instante. Y por si no fuera
suficiente con regañarla, la señora le soltó la falda sintiéndola caer en sus
muslos y cubriendo su desnudez. Pero en
esos instantes sintió un fuerte dolor en su oreja izquierda, la señora la acaba
de agarrar del lóbulo de su oreja izquierda, tirando de él hacia abajo viéndose
forzada a inclinar la cabeza hacia ese lado.
Dando gracias a la señora mentalmente, pues en ese instante además del
dolor intenso en su oreja, sintió un ardor intenso entre sus piernas, pudiendo
sentir como sus braguitas se le humedecían aún mucho más. Mientras seguía doliéndole la oreja, y
haciéndola inclinar todo su cuerpo hacia adelante, sintiendo como su cuerpo era
depositado sobre las rodillas de la señora boca abajo, sintiendo así liberado
el lóbulo de su oreja izquierda.
(Sra. Abba) -. Ahora mamá te va a enseñar lo que les pasa a
las niñas cuando se portan mal, y no tienen el cuidado de no ensuciar sus
bonitas braguitas, vas a ver cómo te va poner el culo tu mamá!!!
Marisa al escuchar cómo se refería a ella,
como si fuera realmente una niña, así como el amenazarla de cómo le iba a poner
el culo su mamá! Como el referirse a
ella como una niña pequeña, no había
sido desagradable en absoluto para ella. Aquello la hizo sonreír de satisfacción que sentía de vivir ese instante mágico,
así como la gran suerte que tenía ella de tener por fin una mamá! Aunque esa
alegría no le duro mucho, sobre todo al notar como la falda se le levantaba
dejando su trasero expuesto solo en braguitas, así como cuando sintió por
primera vez en su vida como ardían los azotes en su pequeño trasero. Sus primeros veinte buenos azotes le dolieron
como nunca le habían dolido, ya que
nunca la habían dado unos azotes, pero
los aguanto únicamente soltando un gemido de dolor audible claramente incluso
con el sonido de los azotes. Para pasar a ser “Ayees” de dolor a cada uno de
ellos que seguían cayendo bien fuerte en su culo, el cual ya comenzaba arderle más
de lo que podía soportar, sintiendo la inmensa necesidad de menearse sobre las
rodillas, poco después sus piernas no le respondían pataleaban en el aire por propia iniciativa
ante el dolor, subiéndolas y bajándolas de forma seguida y continuada, así como
abrirlas, separarlas, o flexionarlas,
como el menear su cintura sintió
como era sujetada con más fuerza, al tiempo que la azotaina en si misma
aumentaba más su intensidad, así como en la rapidez de los azotes siendo muy
seguidos, ya no respondía su cuerpo a sus órdenes del cerebro, pues este
actuaba por si solo por el dolor, no soportando ni un minuto más aquel intenso
fuego en su culo, se llevó las manos hacia la espalda para así intentar
cubrírselo, pero sus manos no llegaron alcanzarlo, siendo ambas cruzadas una
contra otra sobre su espalda bien sujetas por la mano izquierda de mamá. Así
como los dedos de la mano derecha de mamá, se introducían bajo la
cinturilla de sus braguitas rosas,
sintiendo como se deslizaban por sus muslos, las bajaba hasta depositarlas en las rodillas,
continuando la azotaina ahora picándole mucho más al tener el culo desnudo y
ardiéndole tanto que no pudo contenerse más, rompiendo a llorar primeramente sollozando y segundos después
desconsoladamente al ser los azotes más intensos y más fuertes por momentos en la
base de sus nalgas, a pesar de estar llorando a la desesperada, la azotaina aun
continuo varios minutos más, que a ella le parecieron interminables dado el
intenso ardor que le abrasaba el culo.
Cuando la azotaina su mamá considero ser suficiente castigo, se quedó desmadejada sobre el regazo, echada
boca abajo sin saber si ya había terminado o simplemente había sido una pausa,
sentía que el culo le abrasaba como si tuviera brasas al rojo vivo. Marisa en
ese momento se sobrecogió encogiéndose, al sentir como unas manos la agarraban
de sus caderas, se sintió izada de los muslos de mamá, pues a pesar de la
severa azotaina, se sentía apabullada al sentirse a gusto sobre las rodillas de
mamá, notando sus caricias en la espalda
así como descendiendo a su trasero las manos de su mamá, por primera vez
alguien se había interesado por corregir su conducta, aunque el motivo solo era
un pretexto para castigarla. El que alguien
por fin hubiera corregido su conducta, así como el enseñarla a comportarse, a pesar de estar muy dolorida se sentía muy bien, colocada de pie entre las
piernas de su mamá, sintiéndose aún mucho mejor al atraerla hacia su cuerpo abrazándola, Marisa sintió la primera muestra de afecto por ella, hundiendo
su cabeza en lágrimas en su pecho de quien ya consideraba su nueva mamá,
mientras con sus dos manos se cubría y se sobaba el trasero sintiendo en las
palmas de sus manos el fuego intenso, así como el notar lo
inflamado que lo tenia, así como muy dolorido, pero aun así sus sensaciones
eran de ser aceptada como tal, recibiendo su primer abrazo de afecto por
alguien que ni conocía, aparte de sus buenas amigas Sonia y Soraya, nadie más
la había abrazado con verdadero afecto.
Minutos después sus manos eran retiradas de su trasero, a lo que ella
respondió abrazándose al cuello de su nueva mamá, como ya la consideraba en esos momentos, a pesar de la azotaina que
le acababa de dar, sintiendo como las
mismas manos que le habían retirado las suyas de su dolorido culo, sus
braguitas le eran subidas por ellas y ajustada la cinturilla de sus braguitas a su cintura.
Luego sus manos fueron retiradas del cuello, aunque ella se resistía a
soltarse tan pronto, siendo aupada en brazos por el señor, que cargando con
ella se la llevo hacia el lugar donde había presenciado sentado, como la
pequeña Marisa recibía su primera azotaina. Sentándose en ella al tiempo que colocaba sentada sobre sus muslos a la pequeña que se abrazó a
él, sintiendo de nuevo aquel afectuoso abrazo, en apenas unos minutos
se había encontrado más arropada, que en sus dieciocho años de edad de
existencia, a pesar de cómo le acababan de poner el culo de ardiente y dolorido.
Poco después se estremecía su cuerpo de
nuevo, al escuchar la voz de su futura de mamá, pero a quien estaba regañando era a
Soraya, levantando su mirada a donde aún
permanecía ella sentada, viendo que
entremedias de sus piernas tenia sujeta por las caderas a Soraya con sus manos,
igual que tan solo hacía unos instantes había ocupado ella, mientras la
regañaba severamente…
(Sra. Abba) -. Te parece correcto tu comportamiento? Una muchacha como tú de veintidós años, debe
de ser mucho más responsable en la vida, siendo mucho más cuidadosa con sus
cosas, el poner una excusa tan burda, como decir que te has quedado dormida, esa
excusa no tiene fundamento alguno para tu papá y a mí misma no nos vale, eso no es lo
que te han enseñado en estos veintidós años, te creíamos que eras mucho más
responsable, así como acostarte temprano para descansar tus horas, y no tener problemas
al despertar por tu falta de responsabilidad, de ninguna manera te vamos a tolerar que te comportes de este modo!!! .- Soraya
mantenía la cabeza baja mientras era regañada por su mamá, no pretendía dar
ninguna muestra de descortesía que pudiera ser malinterpretada por ella, por
ello mantenía sus brazos pegados a su cuerpo estirados, pero estaba sumamente
preocupada porque sabía que la iba a castigar, sus dedos nerviosos jugueteaban
con el dobladillo de su vestido. -.
Además pequeña desvergonzada!!!
No te voy a tolerar de ningún modo que seas una desordenada con tus cosas,
he entrado a tu habitación viéndome obligada a salir de ella, pues es una
verdadera pocilga lo que tienes por habitación!!! Bragas tiradas por todas partes, pantalones,
vestidos, calcetines, el ordenador conectado, todas las cosas desperdigadas y
desordenadas!!! Eso sin contar el tufo
que hay en la casa a orines, porque la niña pequeña se ha meado en la cama a
sus veintidós años de edad!!! Y para
colmo de todos los males!!! En vez de
llevar las sabanas a la lavadora o ponerla en agua en el lavadero, la has
dejado tirada en el suelo de cualquier manera, una verdadera vergüenza como
tienes la habitación, pero ya te voy a enseñar ahora mismo a ser más cuidadosa
con las cosas, puedes estar segura que lo vas aprender muy bien…
(Soraya) -. …Solo hay dos braguitas…
y los pantalones…
(Sra. Abba) -. Vas a replicar a
mamá? Encima te vas atrever a
responderme de esa manera, llamas a tu mamá embustera? Te voy a enseñar a no faltarme el respeto…!!!
Su mamá claramente se había molestado al
responderle de aquella forma, dándole
dos azotes en el culo sobre la liviana falda, sintiendo como le ardían aquellos
dos azotes, al tiempo que colocándola
sobre su muslo izquierdo, quedo boca abajo con su cuerpo colgando posando su
cabeza y hombros en el suelo, si no hubiera apoyado sus manos en el suelo, mientras su
barriga posada sobre el muslo. Mirando hacia atrás entre las piernas de mamá,
veía sus propias piernas colgando sin tocar el suelo, y entre ellas podía ver
aterrorizada como su mamá avanzaba su pie derecho unos centímetros, soltándose
la correa del talón con su mano derecha, llevaba calzando sus pies unas sandalias, de sencilla tela negra en el
empeine y una correa que partía de la base que la mantenía sujeta al talón, con suela de plataforma de goma dura
y delgada. La vio como extraía su pie la sandalia, recogiéndola del suelo y
como doblando la correa del talón entre la palma de su mano, al empuñar la sandalia por el talón con su
mano derecha. Solo fueron unos segundos
los que transcurrieron antes de sentir los primeros azotes, que a pesar de ser
sobre el corto y liviano vestido blanco
dolían de lo lindo, debido al estar su cuerpo casi apoyado en el suelo, la falda
de su liviano vestido y los continuados azotes hicieron que la falda liviana
cayera sobre su espalda por sí sola, continuando la azotaina sobre sus bragas
blancas de algodón, con lunares multicolores.
Marisa acurrucada sentada sobre el regazo
de su papá, pues ya se veía a ella
siendo su hija adoptiva, ya que había decidido irse con ellos ese mismo día, viendo
como su amiga echada sobre la pierna
izquierda boca abajo, recibía aquella
azotaina con la sandalia de mamá, escuchando estupefacta el sonido de los
azotes sobre el culo de Soraya, que aullaba de dolor a cada azote que recibía,
no tardando más que unos minutos en verla y escucharla como se ponía a
llorar. Se estremecía a cada azote que
veía que caía en el culo de su amiga, sintiéndose de forma muy extraña al verla
como era castigada, y así mismo era una sensación extraña al no compadecerse de
ella, pues estaba disfrutando de la escena, no sintiendo ninguna lastima por
ella, al tiempo que ella misma sentía el fuego intenso en su propio trasero, sintiendo la caricia suave y dulce de
la mano derecha de su papa, que le acariciaba su ardiente trasero sobre sus
braguitas, trazando círculos sobre él. Pero el momento que jamás hubiera sospechado
Marisa, sucedió que sus braguitas se humedecían aún más, al ver como a su amiga
le bajaban las bragas, pues nunca había visto antes que a otra chica le bajasen
las bragas delante de ella, estando recibiendo una azotaina. Ni siquiera a sus dos primas las había visto
nunca que le bajasen sus bragas, pues las habían castigado en su presencia
muchas veces, pero nunca había visto bajarles las bragas a ellas.
Al acabar su mama de castigar a su ya casi
hermana, pudo ver como la ponía de nuevo en pie, en ese instante por primera
vez pudo verle el coloradísimo trasero a Soraya, sintiendo como en su
entrepierna un ardor inesperado la invadía, sintiendo como prácticamente se
orinaba en las bragas, justo en el instante que el Sr. John había notado como
temblaba su cuerpo, poniéndola de pie en el instante justo. De haber permanecido sobre su regazo le
habría empapado sus pantalones, pues el fondillo de sus braguitas se habían
desbordado de tanta humedad, pudiendo sentir como sus fluidos traspasaban el
fondillo de sus braguitas, y descendían gotas por el interior de sus muslos,
que se apresuró a frotar uno contra otro para que no la vieran.
En ese preciso instante ambas fueron
colocadas una a cada extremo del sofá,
castigadas de cara a la pared con sus manos sobre sus cabezas, Soraya con su
corto vestido levantado dejando entrever su coloradísimo trasero, con las
bragas bajadas a las rodillas. Al igual
que a Marisa su corta falda tableada escocesa, le fue levantada sujetándola
metiéndola entre su cinturilla para mantener su trasero a la vista, así como
poco después ser bajadas sus bragas rosas a sus rodillas, mientras sus papás
sentados tras de ellas las observaban, viéndolas con sus culos colorados. A los pocos minutos Marisa y Soraya se
miraban de reojo entre ellas, con una sonrisa en sus labios.
(Continuará…)