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viernes, marzo 20, 2020

SORAYA Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 10


     
                                  SORAYA Y SU NUEVO HOGAR   Capitulo  10

         La escena en si misma resultaba  encantadora, en la mesa de comedor sentados a cada extremo se encontraban el matrimonio McDonald’s, hablando entre ellos teniendo como fondo a sus miradas, en el centro a lo largo de la pared el sofá, con un cuadro en la pared de un paisaje de una playa, en el cual se veía olas rompiendo sobre si mismas al alcanzar la playa, con la espuma que producía las mismas olas suspendida en el aire, como si el pintor hubiera parado el tiempo en ese instante mágico. Para completar la belleza de esa pintura de un paisaje, a cada extremo del sofá se encontraba Soraya a la derecha, con sus manos sobre la cabeza, con su vestido ibicenco blanco arremangado a la cintura, prendido por unos imperdibles cromados.  Quedando a descubierto a las miradas, su pequeño trasero redondo respingón completamente colorado en toda su superficie, contrastando con la blancura del vestido, así como sus muslos pálidos tirando a beige dado que no había tomado el sol desde el verano anterior, lo cual hacia resaltar el tono colorado de su trasero, quedando en un bonito contraste al tener las bragas blancas de algodón con lunares multicolor  bajadas a las rodillas, enrolladas sobre si mismas manteniéndose por encima de las rodillas.   Al otro extremo del sofá, estaba Marisa en una pose similar con sus manos entrelazando sus dedos sobre la cabeza, vistiendo una camiseta, y una falda tableada escocesa arremangada y sujeta en la pretina de su falda en su cintura, permitiendo tener la visión de su redondo y firme trasero bastante colorado por la azotaina recibida con la mano, algo menos oscuro que el de su amiga Soraya, pues la sandalia de suela plana había dejado mella en el trasero, por lo que el contraste de ambos traseros colorados era precioso, con el tono de piel algo más morena, y contrastando a medio muslo sus braguitas rosas bajadas.
         Viéndose una a la otra cara a la pared, podían verse sus rostros claramente avergonzadas, pero a pesar de ello se sonreían.  Las dos habían recibido una azotaina, desde luego la que más dolorido tenía su trasero era Soraya.  El sonido de la sandalia de mamá era claramente presagio que debía de doler mucho, aquella suela de goma tan delgada y plana era sin duda como una dura palmeta de cuero, Marisa no hacía más que recordar los efectos que causaba en el trasero de su amiga, así como verla sobre el regazo menearse o  como se agitaba  tratando de levantarse sin lograr ese objetivo, ya que la mantenía su mamá bien sujeta sobre sus piernas, el menearse de aquel modo era claramente  debido al intenso ardor  en su trasero.  Marisa era la primera vez que estaba viendo como una spanker actuaba, en su mente le sonaba extraño el pensar eso de spanker, pero era lo que sus ojos veían una mujer dando una buena azotaina con su zapatilla a su mejor amiga Soraya. En otras circunstancias se habría apiadado de su amiga, incluso habría sentido lastima al verla como aullaba de dolor causado por aquella zapatilla o sandalia. Pero en esos momentos Marisa se lamentaba el no poder ver desde su posición, como la zapatilla propinaba aquella azotaina en el culo a su amiga, le hubiera encantado estar al otro extremo del comedor y poder ver como se le iba poniendo colorado su trasero, se avergonzaba de pensar de ese modo, ya que no podía apartar su mirada, siendo vista por Soraya como la miraba, aunque dudaba mucho que pudiera fijarse en ella, pues por la forma que aullaba a cada azote tendría cosas más importantes que pensar, que en la mirada lasciva de su mejor amiga Marisa.
     Sonreían porque claramente tenían motivos para estar alegres, quien les iba a decir a ellas que iban a verse así mismas siendo castigadas juntas.  Aunque para Marisa era la primera vez, y a su vez  también su primera  azotaina, con la sorpresa doble de ser vista como la recibía por su amiga, así como su futuro papá al cual ella lo veía enfrente de sí misma, aunque esa imagen solo la pudo disfrutar unos instantes, hasta que los azotes que sentía arder en su trasero, fueron a más y más, no siendo capaz de mantenerse sobre el regazo de su mamá, sin patalear con sus piernas así como agitar sus brazos, pues hubo un momento que había perdido la cuenta de los azotes que había recibido, al no poder concentrarse en ello, pues sus nalgas le abrasaban demasiado y aun fue peor cuando le bajo las bragas, aunque si recordaba ese instante glorioso cuando sintió los dedos de su mano se introducían bajo el elástico de sus braguitas para bajárselas, era su primera vez que le bajaban las braguitas, siendo un momento que sería difícil de olvidar para ella.
         En cualquier momento podían ser regañadas de nuevo, por no tener su cara mirando la pared, pero Soraya no podía dejar de mirar lo feliz y radiante que estaba su amiga Marisa.  Su sueño de encontrar spanker se había cumplido, además no se podía pedir tener más suerte, pues su mejor amiga estaba con ella.  Aunque claramente podían verse entre ellas como hacían guiños, pues  sentían sus traseros arderles a ambas y las dos lo tenía bastante dolorido. Así como las molestias de sentir un intenso picor, que cualquiera de ellas hubieran dado lo que fuera en esos momentos, por poder llevarse sus manos para frotarse sus ardientes traseros.
        Según iba transcurriendo el tiempo sus rostros habían cambiado, pues sus molestias en sus traseros claramente se mantenía igual, pero lo peor eran  sus picores al no ser aliviados de forma alguna, en vez de reducirse claramente iban siendo cada vez más molestos, ello añadido al fuego que sentían.  Además lo que al principio era una aventura el estar castigadas cara a la pared, con el paso de los minutos el aburrimiento así como el cansancio hacia mella en ellas, ahora ya se las podía escuchar como resoplaban aburridas, al igual que  por estar cansadas de estar de pie, como por el hecho de estar castigadas mirando la pared.  Lo que en un principio era una aventura feliz, ahora deseaban poder subirse las bragas cubriendo su desnudez, así como el poder sobarse sus traseros.  A ello se le sumaba el escuchar a sus papás como charlaban entre ellos, como si ellas no estuvieran en el comedor presentes.
         Hablaban  los Sres. McDonald entre ellos de cosas comunes, así como de las  novedades del día, la subida de bolsa esa mañana, así como las ganancias obtenidas según su agente de bolsa. Así como otros eventos interesantes a los que tenían pensado acudir esa semana, como ir al Liceo a una gala benéfica, sobre un tema determinado al cual harían unos donativos.  Aunque no quitaban ojo a las muchachas, las tenían castigadas cara a la pared, las contemplaban sonriendo por como movían sus traseros, agitando sus nalgas tratando posiblemente de mitigar el intenso ardor que debían sentir en sus traseros. Así como el  girarse poco a poco cerciorándose si aún las vigilaban, volviendo sus cabezas rápidamente  al verles detrás de ellas, avergonzándose al saberse observadas por ellos, al permanecer detrás de ellas, deseando que no estuvieran  mirándolas o  si se habían descuidado para  poder bajar una mano para  sobarse el culo.
     Marisa al estar situada al rincón izquierdo del fondo del comedor, se creía que no la vigilaban, mirando  bajo su brazo derecho disimuladamente, aprovechaba para bajar su brazo izquierdo para sobarse el culo.  Mientras sus nuevos como muy posibles papás sonreían observando  como lo hacía, pues les hacía gracia con sus rojos traseros, verlas intentando disimular al ladear su cuerpo hacia ese lado y ocultar así su movimiento, aunque no pasó desapercibida la acción.  Soraya al ver como Marisa se sobaba el culo, viendo que no tenía consecuencias para ella el desobedecer.  Intento hacer lo mismo disimuladamente con su mano derecha, pero a ella no le fue nada bien el hacerlo.
      Pues su papá levantándose de su silla fue raudo hacia ella, escuchando Soraya el sonido de las patas de la silla al ser separada de la mesa, así como  sus pasos tras de sí, estremeciendo su cuerpo temiéndose lo peor, pues sabía que la había visto, no tardando en  comprobarlo.  Pues se vio izada al sentir posarse las manos de papá en su cintura, levantándola del suelo en volandas, siendo segundos después colocada boca abajo, sobre el brazo del sofá apoyando su estómago en él, su cuerpo estirado sobre el sofá echada boca abajo,  con la cabeza girada hacia la izquierda viendo la mesa, así como ver a su mamá frente a ella haciendo gestos negativos con la cabeza, demostrándole  así  su desagrado en su rostro.  Sintiendo como sus piernas colgaban de brazo del sofá inertes, sin tocar el suelo con sus pies.  Con el culo ardiéndole aun por la azotaina recibida hacia unos minutos, vio cómo su papa había avanzado unos dos pasos adelante, colocándose claramente ante ella para que viera como se quitaba el cinturón, aterrorizada viendo cómo se desabrochaba la hebilla del cinturón,  cerró los ojos al ver como salía su grueso cinturón de las presillas del pantalón, no pudiendo ver como lo doblaba a la mitad uniendo los extremos, así como dándole una vuelta alrededor de su mano, sujetándolo con firmeza lo estiro dejándolo tenso con su mano izquierda, una vez hubo acortado y tensado el cinturón, manteniéndolo sujeto a su mano derecha.  No tardo en sentir el cinturón como restallaba su sonido  en sus nalgas desnudas, aun con sus bragas bajadas en sus tobillos, abrió las piernas todo lo que daban de sí mismas, no pudiendo abrirlas como hubiera deseado  por la traba de sus braguitas, agitaba  sus piernas sin tener control de ellas por el intenso ardor que producía el cinturón, al sentir las quemazones en su nalgas que la abrasaban, pues los azotes en su culo eran muy seguidos, sin darle tiempo a coger aire entre azote y azote, poniéndose a llorar al segundo de los veinte buenos azotes que recibió, aullando de dolor a cada uno de ellos.  Dejándola llorando sobre el brazo del sofá, teniendo la libertad para llevarse sus manos al trasero, pues no se le impidió el hacerlo, sobándose con sus manos con vigor del intenso fuego, mientras con sus ojos borrosos por las lágrimas veía a su papá, como se volvía a poner el cinturón pasándolo presilla por presilla hasta volver a abrochar la hebilla de su cinturón.  Entonces la levanto por la cintura volviéndola a colocar de pie mirando la pared, la dejo que se sobara el trasero unas veces más y retirándole las manos poco después al sujetárselas  por  sus muñecas volvió a colocarle las manos sobre su cabeza.  Llorando no se atrevió a tratar de sobarse de nuevo, aunque seguía viendo como su amiga si lo hacía, pero a ella en cambio no le decían nada.  Lógicamente entre ellas existía una gran diferencia que ellas no podían apreciar, Marisa había sido castigada simplemente como una prueba, en cambio Soraya estaba castigada de forma real,  por la gravedad de sus faltas, de ahí que no le permitieran pasarle la más mínima o leve falta siendo castigada en el acto con severidad.
         Al cabo de unos minutos había dejado de llorar, solamente sollozaba aspirando por la nariz, pues esta liberaba de sus fosas nasales mocos que goteaban molestos. Se volvían a observar de nuevo el cruce de miradas, Marisa claramente apenada por la azotaina que acababa de recibir su amiga y que ella había podido contemplar, sus sonrisas ya no aparecían en sus rostros.  Más bien cuando sus miradas se cruzaban, se veían a sí mismas como volvían a resoplar  por el cansancio de estar cara a la pared castigada. Aunque más que cansadas sentían sus brazos adormecidos, pues desconocían  el tiempo que llevaban con sus manos sobre sus cabezas.  Por no decir las ganas que podrían tener ambas, de poder bajar sus manos para poder acariciarse sus traseros, pues las dos lo tenían dolorido, aunque  estaba más dolorida Soraya, así como el intenso picor que se les iba acumulando en el trasero, sin poder mitigar esos picores  del culo.  Aunque Soraya la observaba con clara envidia, pues a su amiga le permitían sobarse el trasero, y en cambio ella sentía arder mucho más, así como el intenso picor por la azotaina recibida con el  cinturón de papá.
(Sr. John)  -.  Marisa acércate pequeña!  .-  Marisa se temió lo peor al ser llamada por su nombre, asustada dudo unos instantes pero obedeció a papá, acercándose hacia él arrastrando los pies por el suelo, al girarse juntando sus muslos, sus braguitas rosas al no permanecer tenso su elástico, se le fueron bajando por si solas hasta las rodillas, luego al andar se le acabaron de bajar a los tobillos, así las braguitas bajadas temía tropezar  con ellas cayendo al suelo, al encontrarse a un metro de papá, él la tomo por las manos acercándola hacia él, estando a punto de caer al suelo al perder el equilibrio, pudiendo sentir su papá como temblaba de miedo al contacto de sus manos, pues ella temía recibir otra azotaina por haber desobedecido, al igual que Soraya lo había sido hacia unos instantes por sobarse, algo que ella había hecho repetidamente, pero al tenerla cerca de él lo que hizo a continuación,  fue subirle las braguitas ajustándoselas el mismo a su cintura, viendo el rostro de Marisa que se había ruborizado, pues al subirle las bragas las manos de él hizo que su corta falda tableada, se le subiera la falda, dejando su sexo con un poco de vello a la vista viendo a su papá como negaba con la cabeza, al sentir como el mismo le arreglaba su corta falda, se relajó la muchacha pero sin atreverse a levantar la mirada por la vergüenza, manteniendo su mirada baja al ser aupada haciéndola sentarse sobre sus piernas, sintiendo el contacto de sus muslos en su culo cubierto por las bragas, pues al sentarla la falda se le había acampanado, sentándose apoyando su ardiente trasero sobre sus muslos, notando como la mano izquierda de papá la sujetaba con la mano bajo la falda sobre sus braguitas, pudiendo sentir su mano enorme posada en su trasero ardiente.  -. Muy bien mi pequeña Marisa, para haber sido tu primera azotaina te has portado muy bien. Mi esposa y yo mismo estamos muy contentos por lo bien que  te has comportado, manteniendo la compostura bastante tiempo, antes de ponerte a patalear como una chiquilla. .- Aquellas palabras tranquilizaron a Marisa, continuando muy avergonzada por estar sentada en las piernas como una niña pequeña, pero aunque mantenía su mirada baja, en la comisura de sus labios aparecía una preciosa y pícara sonrisa de orgullo.  -. Para ser una preciosa niña de ocho años he visto algo que me ha llamado mi atención en tu entrepierna, será necesaria realizar una higiene personal, no veo necesario especificar que se  debe hacer, lógicamente ese aseo íntimo y personal se realizara una vez estés en nuestra casa, no está bien visto que una niña de tu edad manipule una maquinilla con cuchilla con el riesgo que eso conlleva, ya has visto a tu hermana mayor que no tiene vello, ella también fue aseada al llegar a  casa…   También hemos visto cómo te sobabas el culo, pero no te hemos dicho nada al no estar castigada, si lo hubieras estado puedes estar segura,  que habrías corrido la misma suerte que tu hermana mayor. Pero tú no estabas cara a la pared, por haber cometido una falta, si has temido en algún momento que te fuera a calentar el culo con el cinturón, ya sabes por qué no has sido castigada. Ahora solo nos falta conocer tu opinión, pero vas a tener unos días para pensarlo detenidamente, el jueves deberás comunicarnos tu decisión.  Si aceptas ser nuestra hija, el viernes por la tarde después de comer te esperamos en nuestra casa, si tu respuesta es afirmativa.
(Marisa)  -.  Y… si…ya hubiera decidido?  Que debería hacer, pa…pa…
(Sr. John)  -. Puedo decirte que nos llena de satisfacción que ya hayas decidido, el llamarme papá aunque te haya costado decirlo por la vergüenza, entiendo cuál es tu posición. Ello indica que estas decidida a aceptar venirte con nosotros, y no puedo expresar en estos momentos la alegría que nos proporciona esa confianza en nosotros, pero en la vida hay que pensar con detenimiento las cosas y sobre todo obrar teniendo plena seguridad en las decisiones que se toman. Por ello esperaremos al jueves a conocer tu decisión.  En primer lugar sabemos muy poco de ti, por lo que estos días podremos hablar por correo, para así poder conocernos mejor, al igual de las circunstancias que debemos adoptar nosotros contigo.  Una vez que dispongamos de la información que es necesaria, deberemos ver que vamos hacer, pues sabemos por Soraya que de haber sido posible habrías realizado exámenes de acceso a la universidad, pero por razones privadas te viste obligada a dejar correr esa opción.  Lo justo sería el encargarnos como tarea principal para nosotros, el proporcionarte esos estudios, como padres responsables de nuestras hijas. Al igual que como padres no será para ti una opción posible, me refiero al aceptar estudiar o no. Seria claramente tu obligación la de ponerte a estudiar, siendo castigada en caso de negarte a ello, pues es la obligación de una hija el obedecer a sus padres. Por todas estas razones y otras que surgirán de las que hablaremos, es por lo que decidir ahora sería inapropiado para ti, pues antes debes conocer bien nuestras condiciones. Por supuesto que nosotros correremos con todos los gastos, así por de pronto se me ocurre pensar, que estas fuera de plazo para ingresar este año, por lo tanto deberemos hacer algo al respecto para que te prepares bien, por lo que creo que deberíamos buscarte alguien capacitado para ayudarte en esa tarea, como puedes ver esto solo son puntos que se me vienen ahora a la mente, los cuales es necesario plantearlos y pensar en qué hacer para que sea lo correcto. Por ello hay que esperar, al igual que debes comunicar a tus tíos lo que piensas  hacer, pues igual ellos ponen alguna traba a que te marches.  Pues va a ser una noticia inesperada para ellos, e igual algo deben de pensar al respecto.  Debes quedar a bien con ellos, pues si el día de mañana decides no continuar con nosotros, debes tener un lugar a donde poder volver, por ello el marcharte de su casa definitivamente no es una buena opción, si el día de mañana has cambiado de parecer, no te puedes quedar en la calle desamparada, por lo que igual habría que primero plantearse esa posibilidad, y si no fuera posible venirte a vivir fija con nosotros, pues ello te supondría un problema el día de mañana, habría que plantearte el poder buscar otro spanker que se pueda ceñir a tu horario, a nosotros una niña de fin de semana no nos interesa…o temporal.
       Desde su lugar castigada cara  a la pared, Soraya lo había escuchado todo claramente, pues como es natural pensar estaba muy feliz de tener una hermanita menor, más aun siendo una de sus dos mejores amigas.  De las últimas palabras escuchadas la habían preocupado, pues Marisa se mantenía callada sin hablar.  En ese instante Soraya se giro mirando hacia su papa y mama con las manos sobre la cabeza decidida a intervenir, aunque temía que su osadía de interrumpirle cuando estaba hablando no fuera bien interpretado, pues está muy mal visto que una niña de doce años interrumpa a un adulto, en una situación clara de padre e hija, por lo que la voz de Soraya era casi inaudible, temiendo ser reprendida y castigada… siéndolo por la Sra. Abba que estaba pendiente de ella, mientras su esposo exponía los motivos por lo que Marisa debía de esperar unos días para dar su respuesta, y conocer antes a lo que iba a exponerse al aceptar ser su hija, al igual que su amiga Soraya ya había aceptado.
(Sra. Abba)  -.  Te parece bonito hablar cuando lo hace papa? Ven aquí!!!
   Soraya temerosa se fue acercando a su mamá, pues se temía que le diera unos buenos azotes por interrumpir a su papá, teniendo en cuenta lo dolorido que tenía el culo, con las bragas bajadas  trabándole los tobillos le costó acercarse, pero al estar cerca de la Sra. Abba la agarro de las manos atrayéndola hacia sí misma, estando Soraya muy cerca de caer al suelo al tropezar con sus propias bragas, al igual que su marido hiciera con Marisa, y para que no volviera a tropezar  le subió sus bragas, y al habérselas subido le dio un par de sonoros azotes en el culo sobre las bragas, pues el vuelo de la corta falda de su vestido ibicenco continuaba prendido en su cintura…
(Sra. Abba)  -. Más te vale que sea importante eso quieres decir, o  puedes ir preparando el culo…!
    Marisa la observaba sentada sobre las piernas de papá, sorprendida por como había regañado mamá a Soraya, pues fue una situación extraña ser regañada por algo tan simple como hablar. Preguntándose mentalmente que sucedía, pues no veía motivo alguno para regañar a Soraya, y mucho menos darle aquellos dos fuertes azotes en el culo.  Estaba tan sorprendida que sin pensarlo bien intervino, preguntándole a papá porque…
(Marisa)  -. …Porque le ha dado esos azotes, si no ha hecho nada ella ahora? Papá…
(Sr. John)  -. A ti te parece que no ha hecho nada tu hermana?  Pues de estar en nuestra casa, tu recibirías una buena azotaina por interrumpir  y replicarnos porque se ha llevado dos merecidos azotes en el culo tu hermana.  Estaba yo hablando contigo explicándote cosas importantes que debes saber, y no está bien que una niña de doce años interrumpa a su papá cuando está hablando, eso es una falta grave de respeto como de mala educación interrumpir a un adulto cuando este está hablando. De hecho tu mamá le acaba de dar la oportunidad de explicarse, y tú has interrumpido a mamá!!! Por lo que te mereces unos azotes como tu hermana… Solo te libra el estar de prueba y que aún no has sido adoptada como nuestra hija… Pero unos azotes no te van a ir nada mal…
      Marisa no tuvo ocasión de replicar como hubiera deseado, pues se vio colocada boca abajo sobre las rodillas de papá, recibiendo en el acto unos buenos azotes en el culo, sin saber muy bien por qué se los daba, pero sintió como esos azotes de papá dolían mucho más que los recibidos por mamá sobre sus rodillas minutos antes, sintiendo como la mano de papá era mucho más grande, solo fueron diez fuertes azotes pero le dolieron...
(Sr. John)  -. Esto te enseñara a hablar cuando se te dé permiso para hacerlo!   A ver… Soraya que es eso que tienes que decir, espero por tu bien que sea importante…
(Soraya)  -. Perdona papá!  Pero lo que deseaba deciros que Marisa iba a venirse a vivir a este piso a final de este mes, ósea este viernes iba a venirse ella y Sonia a vivir conmigo, íbamos a vivir las tres aquí, si miráis las habitaciones están los muebles ya con su ropa, sus tíos ya están informados y aprueban que se venga a vivir conmigo, pero no le había comentado nada de irme a vivir con mis papas de adopción aun, por la debida discreción que debía tener sobre el tema, hasta no haberos pedido permiso para hablar y poder contarselo, ella iba a dejar de trabajar en el locutorio, porque no le pagan nada de sueldo, entre Sonia y yo pagaríamos el alquiler hasta que le salga algo y ella pueda colaborar, aunque tiene una pequeña pensión de su padre biológico cada mes, aunque no le conozca a él.
     Marisa una vez recibidos sus correspondientes azotes, su papá la había hecho levantarse quedándose de pie a su lado, ella lo miraba con cara de sorpresa por los azotes que le había dado, mientras se sobaba el culo con las dos manos, y al escuchar a Soraya hablar la miro a ella, y al acabar de hablar miro a papá de nuevo mientras en su rostro seguía aquella mirada de sorpresa y desafiante…
(Sr. John)  -.  Marisa! Cambia ese rostro o te vas arrepentir el mirarme desafiante, eso es una de las cosas que no vamos a tolerar en tu conducta, que esperabas recibir unos azotes solo cuando cometes una falta?  El interrumpir a los adultos cuando hablan es una falta de respeto, y no se tolera en casa ese comportamiento! Estarás de prueba en la tarde de hoy, pero a pesar de ello, no te voy a tolerar esa conducta desafiante, más te vale borrar esa cara o vas arrepentirte como me hagas enfadar…   Bueno Soraya!  Al parecer lo que ibas a decir era importante, pero ello no te va librar de ser castigada, pues estabas castigada cara a la pared y no tenías permiso para hablar o moverte estando castigada, es importante lo que has dicho. Pero eso nos lo podías haber comentado luego, pues de igual forma hasta el jueves no esperamos la respuesta de Marisa, o es que además de escuchar una conversación que no va contigo, te crees que te puedes saltar el castigo?  Por lo tanto no había urgencia para interrumpir la conversación… ósea desvergonzada!!! Ven que te voy a enseñar a moverte estando castigada…
     El rostro de Soraya lo decía todo sin palabras, estaba claramente arrepentida de haberse movido estando castigada, pero actuó en la creencia que era lo correcto, pero al escuchar a papá se dio cuenta que tenía mucha razón, no había motivo para haberse movido, pues lo que había dicho o referido no tenía importancia pues habían todavía prácticamente cuatro días hasta el jueves, lo que restaba de lunes, martes, miércoles y jueves hasta las veinte horas de la tarde que debía dar una respuesta Marisa.  Por lo cual no debía de haber interrumpido a papá!  Y ello se reflejaba en su cara, pues según se acercaba a papá que estaba sentado a escasos dos metros de mamá, se acariciaba el culo por encima de la falda, viendo aun la mirada desafiante en el rostro de Marisa, mientras que en cambio ella mostraba a su amiga, dibujado en su rostro la clara preocupación o su temor a ser castigada de nuevo, pero al mismo tiempo aceptaba que estaba equivocada en su forma de comportarse, aunque la avergonzaba ir andando a pasos cortos, y ser observada por Marisa la cual seguía sin comprender nada de aquello, y más como Soraya se inclinaba sobre las rodillas de papá, así como se ponía ella misma sobre las rodillas de papá boca abajo, para recibir una azotaina. Interviniendo la Sra. Abba en ese momento…
(Sra. Abba)  -. Niña!!! Cambia inmediatamente de tu cara esa mirada! Ven aquí y explícame que es lo que no comprendes… .- Marisa fue hacia ella, sin comprender aun nada de lo que sucedía, pues no veía que hubiera sido tan grave el interrumpir en una conversación, eso era algo habitual cuando hay personas desconformes. Y ella en esos momentos tenía muchas dudas como era de esperar. La sentó sobre sus piernas notando como su cuerpo se estremecía, al contacto de su inflamado culo, al igual que notar en sus piernas el calor que emanaba su caliente trasero. -. Es muy comprensible que te embarguen tus dudas, pues este mundo es muy distinto el imaginarlo a vivirlo una misma. No es lo mismo tener un spanker durante unas dos horas en cierto momento de la semana, el cual te va a disciplinar por  las faltas que hayas podido cometer, y una vez castigada el spanker se marcha. Con nosotros no vas a vivir de esa forma tan simple, si vives con nosotros como nuestra hija adoptiva, vas a estar en riesgo de ser castigada en cualquier momento, ya que vivir con unos spankers es lo que se denomina como una relación 24/7, que no significa otra cosa que estar controlada veinticuatro horas, los siete días de la semana.  Por ello debemos hablar durante estos días de todas estas cosas, antes de tomar una decisión por tu parte.  No puedes decidir de buenas a primeras que estás de acuerdo, sin conocer lo que va a significar el vivir con nosotros.  No es lo mismo ser una niña de ocho años durante dos horas por decir algo, que ser una niña de ocho años por un tiempo indefinido de “X” días. Debes de estar muy segura de ti misma, para tomar una decisión seria.  Un spanker en la distancia es un tipo de relación blanda por llamarlo de un modo, y vivir con un spanker es muy diferente. Como lo que acaba de suceder en estos momentos, que tu hermana a interrumpido a tu papá cuando estaba hablando, eso en una mujer de veintidós años, no sería objeto o motivo de castigo, pero ella con nosotros es una niña de doce años, por lo cual nos debe respetar como sus papas que somos, y interrumpir o contradecirnos es una falta de respeto, por ello papa la va a  castigar.  Al igual que te debería castigar a ti, por ese desplante desafiante de tu rostro hacia tu papá, eso en una mujer de dieciocho años que tienes tú, no sería motivo de castigo. Pero te estamos tratando como el rol que adoptaras con nosotros, que será el de una niña de ocho años, debes comprender que con ocho añitos no puedes faltar el respeto a tus papas… Y si lo haces debes ser castigada como es natural, porque no te toleraremos esa conducta.
      Marisa pareció que comprendía la explicación de su mamá, pero a pesar de ello en su rostro se le dibujaba no aquella mirada desafiante de unos momentos, ahora su cara era de una clara preocupación o de tener una clara duda en ella, y titubeante pregunto con voz temblorosa.
(Marisa)  -. Entonces mama!  Me va a castigar a mí también… papá?
(Sra. Abba)  -.  Pequeña! Tu solamente has recibido una azotaina a modo de información, para conocer de primera mano cómo serás castigada, por lo tanto no estas bajo nuestra responsabilidad todavía, solamente de aceptar vivir con nosotros serás castigada en su momento por las faltas que puedas cometer, y por supuesto no son acumulables, por lo tanto tu comportamiento de hace unos momentos no lo tendremos en cuenta.  A no ser que comprendas tu situación, y creas que debes de ser castigada como lo va a ser tú hermana Soraya, que en el futuro de aceptar será tu hermana mayor.  Te vas a sentir mejor si eres castigada por tu comportamiento?  Si es así no respondas, te pongo en el suelo de pie, y si vas hacia donde esta papá, después de darle la azotaina a Soraya, te la dará a ti.
     Marisa miraba a mamá incrédula, sentirse mejor por ser castigada… No sabía que mejoría podría tener por ser castigada con una azotaina, así que al bajarla de sus piernas dejándola de pie en el suelo, su primera reacción fue la de apartarse de ella, en dirección contraria a la que estaba Soraya sobre las rodillas de papá.   En ese instante vio como le retiraba el corto vestido a Soraya Papá, pues se le había soltado un imperdible por los dos azotes que le había dado mamá y cubierto parcialmente su trasero, seguidamente le bajaba las braguitas de algodón blanco con sus lunares multicolores, apareciendo ante la atenta mirada de Marisa el culo completamente colorado de su amiga. Así como ver como la mano derecha de papá comenzaba a darle sonoros azotes en el colorado trasero, viendo como su amiga recibía aquella azotaina, resonando los azotes en toda la estancia, mientras que Soraya movía sus piernas abriéndolas o separándolas hasta sentir la traba de sus bragas,  no pudiendo separarlas más de sí mismas, ante esa visión Marisa veía como se estiraba la elasticidad de la prenda íntima de su amiga, al igual que meneaba sus caderas al ritmo de los fuertes azotes, no tardando en escucharla sollozar primero y luego ponerse a llorar a la desesperada, pues la azotaina duro  varios minutos poniéndole el culo de un rojo muy intenso y brillante. Hasta que boquiabierta Marisa vio como le volvía a subir las bragas a Soraya papá, así como poniéndola en pie se sobaba el culo vigorosamente, haciéndolo sobre sus braguitas al tiempo que introducía sus dedos entre las perneras para aligerar la presión de las braguitas, recibiendo dos sonoros azotes y viendo como papá le volvía ajustar las bragas a su cintura poniendo de nuevo las perneras más tensas aun, marcándole en el trasero como apretaba el elástico de las perneras…
     En ese instante Marisa vio como papá la miraba a ella, estremeciéndose a sentir esa mirada clavada en ella, como si la estuviera esperando a que fuera hacia él, pero ella sentía sus pies clavados en el suelo, bajando su mirada permaneció en el lugar donde estaba sin moverse. Aunque sus manos se sobaban su trasero como un auto reflejo, al sentirse claramente intimidada por aquella penetrante mirada, pero no se movió de lugar. Solo Marisa podía saber lo que pasaba por su mente, pero desde luego en sus pensamientos no se reflejaba el acercarse a papá a que le calentara el culo, el temor a ello la hacía permanecer en su lugar, solamente ella podía saber que pasaba en esos momentos por su mente.
(Sr. John)  -. Cariño!  Creo que ya va siendo la hora de marcharnos a casa, pero antes llévate a Soraya a su habitación para que la arregle, así como poner la ropa sucia en la lavadora y las sabanas mojadas.  Cuando la ponga a secar la ropa. Que se arregle Soraya para irnos, mientras hablare un poco más con la pequeña para aclararle las dudas. Porque no la veo preparada para vivir con nosotros, parece que está demasiado verde aun. Quizás el ser tan joven carece de la experiencia necesaria, o al menos debería tener las ideas más claras, para ello debe recopilar información, con tiempo es posible que pueda estar más preparada y en mejores momentos para tomar una decisión.
      Marisa vio como la Sra. Abba se llevaba a su amiga de la mano, viendo como Soraya no protestaba ante las palabras de marcharse, sorprendiéndola ver como sumisa aceptaba el arreglar la habitación.  Quedándose ella a solas en el comedor con el Sr. John, que la observaba con una cara que mostraba poco convencimiento hacia ella. Una vez a solas en el comedor…
(Marisa)  -.  Señor!  Porque dice que estoy muy verde aun?  Antes decía que estaba muy contento usted y su esposa conmigo, porque han cambiado de idea respecto a mí?
(Sr. John)  -.  Como decía y has escuchado tenemos muchas cosas de que hablar, de momento claramente las observaciones que podemos hacer son poco claras con respecto a ti.  Como puede ser el rol que te hemos fijado para ti, pues aunque hayamos dicho que puedes elegirlo tú, nuestro interés principal es el de tener otra hija, y aunque hayamos alabado como te has portado al ser castigada con la azotaina de prueba, hay aspectos de rebeldía en ti, que puede ser por tu carácter rebelde, o por ser ignorante de lo que este mundo aporta.  El momento para ver hasta donde estas preparada, ha sido hace unos momentos, mi esposa te ha informado que por tu rostro desafiante, merecías una buena azotaina, en un primer momento ha parecido que comprendías que debías de ser castigada,  tras la explicación de mi esposa has cambiado tu cara desafiante, por una imagen claramente apaciguado, incluso me atrevería a decir que estabas dispuesta aceptar ser castigada, pero luego tu comportamiento ha sido todo lo contrario, lo que nos viene a decir que eres un mar de dudas. Incluso cuando he acabado de darle la azotaina a Soraya, te he mirado para que vinieras a recibir la azotaina que te merecías, y no has venido hacia mi, es que ni has dado un paso adelante, de haberlo dado yo te hubiera ido a buscar para darte tu merecido, pero no has hecho gesto alguno que me diera luz verde.
(Marisa)  -.  No le voy a negar que como spankee tenga mucho que aprender, y que son muchas las dudas que tengo, eso es algo que no puedo negar.  Pero le puedo asegurar que tengo mis ideas muy claras de lo que deseo, y que he recibido información de primera mano por parte de Sonia.   En cuanto a eso… que usted me dice… que debería dar una respuesta más positiva… o que no he dado un paso… quizás sea el hecho que soy muy cobarde… aunque usted se hubiera levantado y venido hacia mí, si usted da dos pasos adelante, yo hubiera dado tres hacia atrás por el miedo que tengo, incluso ahora mismo no entiendo que tenga valor para reconocer lo que estoy diciendo, quizás por sentirme molesta por escuchar que no estoy preparada, pero yo jamás me hubiera puesto voluntariamente sobre sus rodillas como ha hecho Soraya, soy incapaz de algo así. Pero por Sonia conozco lo que conlleva el tener una relación veinticuatro siete, y no tengo duda alguna sobre ese respecto, pero tener miedo a… que me castigue usted, no creo para nada que sea por tener indecisión o no estar dispuesta, así como como el estar preparada para esa relación.  En cuanto a adoptar el rol de una niña de ocho años es mi rol preferido, no elegiría otro distinto.  Pues justamente es como más me identifico a mí misma es en ese rol.
(Sr. John)  -.  Bien pequeña! Esto es justamente lo que había pensado de ti, pero necesitaba estar seguro de ello, por ese motivo han sido mis palabras tan elocuentes, porque necesitaba conocer tu reacción, y como esperaba así ha sido. .-  El Sr. John se puso en pie levantándose de la silla que había ocupado toda la tarde, comenzando a soltarse los gemelos de la boca manga de la camisa y arremangándose las mismas hasta el codo las mangas de la camisa, al tiempo que avanzaba hacia Marisa, la cual retrocedía los mismos pasos que él avanzaba hacia ella. .- Sabes desvergonzada!! Me has hecho utilizar un método contigo que no es muy convencional, el cual hace que seas merecedora de una buena azotaina en el culo… Y sabes?  Es justamente lo que voy hacer contigo,  te voy a poner sobre mis rodillas y te voy a dar una buena azotaina que no vas a olvidar en varios días!!!  Pues es justamente lo que te mereces, y para nada va a resultar parte de la prueba, pues este castigo te lo has ganado tu sola a pulso, al mostrarte de ese modo desafiante, siendo claramente una falta de respeto en una niña de ocho años, y es importante el ocuparme de ti como corresponde a esta situación.
    Marisa al verle ir hacia ella hecho a correr en dirección contraria, acabando corriendo alrededor de la mesa perseguida por su papá, Marisa en su torpe carrera tropezó con una silla tras otra, cayendo y causando  un gran estrepito al caer al suelo, el cual llamo la atención a la Sra. Abba, que supervisaba como Soraya recogía la habitación, apareciendo en el pasillo sonriendo al ver la escena y tras ella asomaba la cabeza también Soraya, viendo como daban vueltas alrededor de la mesa, riéndose la Sra. Abba y también Soraya por la escena, claramente Marisa corría mucho más, por ello en una de las vueltas que daban a la mesa, la Sra. Abba se interpuso en la carrera de Marisa sujetándola del brazo. Con lo cual el Sr. John le dio alcance a Marisa a la que agarro por la cintura levantándola en volandas, colocándola bajo su brazo izquierdo mientras la joven pataleaba en el aire, así como sus brazos trataban de aferrarse a la mesa para escapar, maniobra que no le sirvió de nada pues al agarrarla, el Sr. John la llevo hacia la única silla que quedaba aun sobre sus patas derecha, sentándose en ella al tiempo que la colocaba boca abajo sobre sus rodillas, le levantaba la corta falda tableada escocesa, así como el bajarle las bragas rosas a los tobillos de un solo tirón.  Al inclinar su cuerpo hacia la derecha para bajarle las bragas, vio que en el respaldo de la silla colgaba el bolso abierto de su esposa, dentro del cual había un viejo cepillo de madera de baño, que sin dudarlo un momento lo agarro por el mango, y al incorporarse agarrando las manos de Marisa que se cubría el trasero, las coloco juntas sobre su espalda, al tiempo que caían los primeros azotes sobre el colorado trasero de la joven Marisa. Que al sentir los azotes aullaba de dolor, meneando sus caderas tratando de girarse sin éxito alguno por su parte, así como agitar su cabeza alocadamente mientras su hermoso y largo cabello se suspendía en el aire, tanto hacia la derecha como hacia la izquierda, así como sus piernas pataleaban alocadamente, las cuales con su pataleo acabaron por hacer que sus braguitas rosas bajadas a sus tobillos, salieran despedidas de sus pies volando varios metros posándose en el suelo como una grácil mariposa rosa.  La azotaina a pesar de utilizar el cepillo de baño, no eran azotes muy fuertes los que Marisa recibía en su desnudo trasero, pero si lo suficiente para hacerle aprender la lección, por supuesto la amenaza de papá de darle una buena azotaina, no se cumplió pues solo lo dijo para amedrentarla aún más de lo que ya estaba la joven, pero si le dolió lo suficiente para aprender la lección.
      Al dar por finalizada la azotaina tras unos largos minutos, un tiempo que a la pequeña Marisa le parecieron muchos mas, pues para ella que era la primera vez que probaba el cepillo en su trasero, le parecieron mucho más que unos simples minutos. Sintiéndose libre del brazo izquierdo que la mantenía inmovilizada con las manos en su espalda, sintió que la dejaba que se incorporase ella por si misma de su regazo, lo cual hizo que se llevase  rauda sus manos al colorado trasero que le abrasaba, levantándose  quedando arrodillada al costado derecho de papá.  Llorando se sobaba el culo vigorosamente con las dos manos, pues la azotaina con el cepillo había dejado su trasero muy  dolorido, por lo que la joven se sobaba el culo cogiéndose las nalgas por la base, subiéndoselas hacia arriba una y otra vez, era gracioso verla como se masajeaba sus doloridas nalgas, momento que los brazos de su papá la hicieron ponerse en pie, con las lágrimas en sus ojos y sin dejar de sobarse el culo, separándose de él lentamente temerosa que por sus gestos ahora desafiantes, pues sus ojos brillaban como si le lanzara unos rayos por la rabia que sentía, pero ese ímpetu no resultaba ser más que una forma de mostrarse así misma, no siendo ira o estar resabiada por la severa azotaina, si no,  por lo dolorido que tenía el culo, no había más que verla  como dando pequeños saltitos, tratando de mitigar aquel intenso  dolor en el culo, además de sentirlo que le ardía el trasero como si le hubieran puesto brasas al rojo vivo.  En breves minutos ya se la podía observar algo más calmada sin dejar de sobarse el culo, mientras en su rostro se dibujaban todo tipo de guiños o muecas de dolor, y aunque al sobarse se levantaba su falda al pasar sus manos, dejando a las miradas la intimidad  de su entrepierna al descubierto, pero en esos instantes su mayor preocupación claramente era el fuego intenso que sentía en sus nalgas, hasta que poco después ya más calmada se volvió hacia su papá que continuaba sentado con el cepillo de baño aun en sus manos… Momento que su mamá entraba al comedor llevando algo en sus manos.
     En ese instante la Sra. Abba apareció ante la joven, que tuvo que agacharse ante una de las sillas que aún estaban tiradas en el suelo colocándola bien, sentándose en ella llevando en sus manos unas braguitas limpias.
(Sra. Abba)  -. Ven aquí pequeñina que mamá te va a poner unas braguitas limpias!
     Ante la palabras de la Sra. Abba, su futura mamá en breves días.  La pequeña al escucharla hablarle al dirigirse a ella tan dulcemente con ese cariño, se sintió claramente abrumada por la felicidad que la embargaba, pues nunca había sentido esa sensación de ser querida por alguien, aparte de sus dos buenas amigas que la tenían muy consentida por ser la más joven, ya que conocían bien los problemas que tenía consigo misma, al no sentirse estimada por sus tíos que no habían tenido nunca un detalle con ella, ni tan siquiera su tía que era la hermana menor de su desaparecida madre al venir ella al mundo. La pequeña al ser llamada por su futura mamá, se volvió hacia ella aun sollozando, mientras con su mano derecha se secaba sus lágrimas de sus mejillas.
    Marisa al ver las bragas que su mamá sostenía en sus manos abriéndolas, como arremangando su talle para facilitarle pasar sus pies por las perneras  para ponérselas, a pesar del dolor en el culo el cual continuaba sobándose, al ver aquellas braguitas apareció una tenue sonrisa en sus labios, pues eran justamente las que le gustaban a ella.  Eran unas braguitas de algodón con dibujos de ositos jugando de color marrón, levanto un pie haciendo muecas de dolor en el culo al flexionar su rodilla, resulto igual al levantar el otro pie al pasarlo por la pernera de las braguitas, mirándose ella misma levantándose la falda mostrando su intimidad, pero no le importaba el mostrar su sexo, deseaba verse como le quedaban aquellas braguitas que al subírselas ajustándoselas a la cintura, sus mejillas enrojecieron de la vergüenza, al ver que le cubrían por encima de su ombligo al ser de talle alto, notando que le cubrían todo su trasero al tener las perneras bajas, recordando que eran similares a las que llevaba cuando era una chiquilla, lo que no le gustó tanto fue al poco tiempo de llevarlas puestas, cuando sintió la presión del elástico en el inicio de sus muslos, siendo una presión muy molesta al tener su trasero muy inflamado.  Luego se abrazó a su mamá sintiendo como el abrazo era correspondido por ella, abrazándola atrayéndola con sus brazos hacia ella, permaneciendo varios minutos sollozando sobre su pecho.
      A la hora y media después de ser castigada Marisa con el cepillo, en el portal se despedían dándose besos saliendo poco después a la calle, donde sus papas y su hermana Soraya subían a un vehículo, quedándose Marisa en la acera viéndoles marchar.  Luego se encamino hacia la esquina hacia el locutorio de sus tíos, notando al caminar como le dolía el culo a cada paso que daba, deseando poder entrar en el locutorio para poder sobarse el culo sin las miradas indiscretas de los transeúntes.


(Continuará…)



domingo, marzo 01, 2020

SORAYA Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 9


                                  SORAYA Y SU NUEVO HOGAR    Capitulo 9
                                              HOGAR DULCE HOGAR

       Mantuvieron  una grata conversación entre el Sr. Felipe y Soraya, durante una hora y media aproximadamente, uniéndoseles Sonia una vez que dejo de llorar, pero lo hacía tímidamente pensando bien lo que decía antes de hablar,  la azotaina recibida resultaba muy molesta sus  efectos recientes,  sobre todo por el estado en que se encontraba su trasero de los últimos días, lo que causo que al moverse se mantuviera durante unos minutos de nuevo en silencio sollozando. Apoyando la cabeza sobre el pecho de su spanker, siendo abrazada por él con ambos brazos, acurrucándose hacia él demostrándole una vez más su cariño hacia ella, aunque no dudaba en castigarla cuando era menester hacerlo.  Mientras aconsejaba  hablando con Soraya sobre su decisión de dejarlo correr, mientras transcurrían los minutos, él se mostraba muy frio al conversar con Soraya, la cual pensaba que era por su enfado con Sonia por  haberse escapado de casa, hasta un momento dado en que la conversación surgió el tema de lo ocurrido el sábado, aprovechando ese tema él le recrimino severamente, la forma en como le había hablado el sábado, diciéndole que él en la situación de su papá, le habría dado una buena azotaina por maleducada.  Que estuvo muy mal su comportamiento, mereciéndose una buena zurra.  Ante el comentario Soraya bajo su mirada terriblemente avergonzada, no atreviéndose a mirarle a los ojos de vergüenza, pero a pesar de ello  le confeso que nada más irse ellos, le recrimino su papá su conducta, regañándola severamente por su mala conducta.
     Pero no le había gustado le dijesen como tenía que educar a su pequeña, al igual que tampoco le gusto dijera  que debía hacer, confesando  muy avergonzada Soraya  que después le dio una azotaina sobre sus rodillas por lo sucedido.  Al Sr. Felipe eso de alguna manera debió satisfacerle escucharlo, pues a partir de ese instante él sonreía por primera vez, cuando al hablar con ella incluso bromeaba por como debía tener el culo, viéndola como Soraya escondía su rostro avergonzada, al confesar lo sucedido después de que se marcharan, y que la habían calentado el trasero a base de bien.  El reconocerlo por los propios labios de la joven, hizo que él cambiara el estado de su rostro, como así su voz de disgusto o enfado, por un tono más cordial hasta ese instante, el resto del tiempo estuvieron hablando de las consecuencias, de lo que sucedería si decidía no volver a la casa,  sentándose por primera vez desde que llegase a casa el Sr. Felipe, Soraya al sentirse algo más relajada ante su presencia en un sillón enfrente de él colocándose de costado, mostrando al hacerlo con mucha delicadeza lo dolorida que estaba, viendo en el rostro del spanker de Sonia que sonreía al ver sus dificultades para sentarse. 
     Más tarde  se despedían alegando que era la hora de retirarse, Soraya los acompañaba hacia la puerta andando tras ellos, viendo como Sonia caminaba arrimada muy mimosa a su spanker, apoyando su mejilla izquierda sobre su pecho, y como este la abrazaba por la cintura rodeándola con su brazo derecho, colocando su mano sobre su barriguita,  muy acaramelados parecían una pareja de enamorados, si no fuera por como Sonia se sobaba el culo, introduciendo su mano derecha bajo su corta falda, mostrando a Soraya las bragas blancas de algodón acariciándose el culo sobre sobándose con la palma de sus mano sobre ellas, al tiempo que aligeraba introduciendo su dedo índice bajo el elástico de las perneras de sus braguitas,  estirándolas al tiempo que se las bajaba un par de dedos. Mirándolos Soraya caminando tras ellos sonreía  ante aquella enternecedora escena, mientras ella misma se acariciaba el dolorido trasero. En el mismo umbral de la puerta Sonia se despidió de Soraya dándole un beso en la mejilla, mientras su spanker le asestaba un azote en el trasero, por encima de su corta falda plisada estampada a cuadros verdes en tono claro y otros en tono de verde oscuro.
(Sr. Felipe)  -.  Venga acaba de despedirte. Deja de perder el tiempo para tardar más en llegar a casa, nada va a cambiar tu situación!!!  Y vámonos a casa!   Que te voy arreglar bien cuando lleguemos… Venga despídete o te doy más azotes aquí mismo!!
     Los vio desaparecer escaleras abajo hasta el rellano del vestíbulo,  perdiéndolos de vista mientras escuchaba como iba regañando a Sonia, así como escuchar algún que otro azote acompañados de unos “Ayees”.  Cerrando la puerta de entrada al piso fue hacia a su habitación convencida, cogiendo una libreta grande y un bolígrafo del escritorio donde tenía el ordenador, encaminándose hacia la cocina, pasando antes por el recibidor donde había dejado su maleta, cogiendo el sobre que contenía la nota que había leído de su papá y mamá esa mañana. Una vez en la cocina leyó de nuevo la nota, para ponerse luego a escribir en el mármol de la cocina, que al ser más alto que la mesa, podría escribir permaneciendo de pie sin tener que sentarse.  “Estos días que no voy a estar con papá y mamá debo portarme bien”…  La frase era absurda pero le recordaba su estancia en su casa. Y se puso a copiar las quinientas veces que debía realizar antes de enviar el castigo impuesto.
      Estuvo como dos horas y media aproximadamente escribiendo, con muy buena letra por lo que escribía despacio y escribiendo todas las líneas iguales, se podía ver claramente en su escritura que las hacía con buen humor, a pesar que tuviera que parar de escribir para sobarse el dolorido trasero, por lo que deseaba escribirlas muy bien para que sus papás estuvieran orgullosos de ella.  Luego una vez terminadas después de repasarlas,  fue hacia su habitación a vestirse para salir, debía de acudir al locutorio que había en la esquina para escanearlas y enviárselas así misma a su propio correo, luego desde casa las enviaría al E: mail indicado, aunque también le hacía ilusión ver a su amiga Marisa, era la dependienta del locutorio.  Se puso unas braguitas más cómodas, de color rosa fucsia una de sus favoritas, una camiseta blanca y el vestido con la falda plisada de vuelo azul turquesa con tirantes, el mismo  que pensaba ponerse para estar en la oficina, era un vestido muy cómodo además ondulado, por lo que la brisa fresca vendría muy bien aliviando así sus posaderas, poniéndose unos zapatos cómodos, ya que de salir con tacón haría que contoneara sus caderas al andar, con las consecuencias nefastas para su trasero dolorido al andar.  
      Al ir abrir la puerta para salir se sintió extraña así misma o incomoda mirándose a sí misma en el espejo del mueble del recibidor, levantándose la falda del vestido se miró las braguitas, las notaba como si no entonaran el llevarlas,  se sentía muy cómoda con ellas eso si, pero en ese momento se sorprendió así misma sonriendo maliciosamente, le vino a la mente la azotaina de su amiga Sonia, así como sus piernas pataleaban permaneciendo tumbada boca abajo, mientras sus caderas se agitaban a cada azote sobre el regazo de su spanker, viendo como recibía la azotaina con las bragas blancas puestas.  Recordando sus palabras… “Son molestas el llevarlas, pero me encanta el usarlas a pesar de todo”. … Sonriendo se bajó las braguitas ahí mismo sacándoselas, y abriendo la maleta que aún estaba en el vestíbulo, cogió las braguitas blancas de algodón que le había puesto seguramente su mamá, poniéndoselas con trabajo al subírselas, ajustándoselas a su cintura teniendo que levantarse totalmente la falda para poder subírselas bien, sintiendo la presión en su doloridas nalgas, sintiendo la enorme necesidad de acariciarse el culo pasándose las manos con suavidad, sintiendo el tejido de algodón en las yemas de sus dedos, mirándose en el espejo lo atractiva que se veía así misma, con esas braguitas de algodón con dibujos de florecillas de margaritas con sus pétalos blancos y su polen amarillo que resaltaban, dándose a sí misma una palmada en el culo, apresurándose a sobarse por el dolor, se aliso la falda saliendo alegre por la puerta sobándose el trasero. Poco después caminando por la acera hasta la esquina, al locutorio a escanear las copias hechas a bolígrafo y numeradas. 
      Al entrar enseguida salió al verla su amiga, hablando de sus cosas y recriminándole su silencio durante el fin de semana. Al entregarle las hojas , sintió como le ardían sus mejillas ruborizadas, al ver que como Marisa se las miraba y las leía de la primera de las cinco  sonriendo. No era necesario ser muy inteligente, para saber que se trataba de un castigo.  Marisa y Soraya eran amigas desde que se había mudado a ese barrio, incluso habían salido de fiesta juntas o ido al cine varias veces.  Soraya estaba inclinada sobre el mostrador, sin darse cuenta que se le veían la parte baja de sus braguitas, así como entrever entre las perneras asomaba la rojez  del culo. Marisa  tuvo que salir del mostrador para dirigirse a la máquina de escanear, que estaba justamente detrás de Soraya, fijándose en su trasero viéndole las braguitas con las florecillas de margaritas, como la rojez que asomaba entre las perneras, quedándose embobada viéndole el culo, pero sin mencionarle nada a su amiga.
      Pocos minutos después Soraya entraba de nuevo a su piso, entrando en la habitación poniendo en marcha su ordenador, abriendo su correo para poder enviar las copias a sus papás, fijándose en la hora de la pantalla eran las diecinueve horas, quince minutos.  Luego cogiendo su móvil le envió un WhatsApp a Sonia.
(Soraya)   -.  (Como te ha ido al llegar a casa? Cuéntame!)
      Luego mirando su correo si aparecía una respuesta, sintió un nudo en el estómago al ver que tenía un mensaje nuevo.
(Sr. John)  -.  (Hola pequeña! Ya veo que has realizado tu trabajo, están muy bien y no falta ninguna, aunque hay algún pequeño error en alguna frase, pero el trabajo era hacerlas.  No olvides de ponerte Thrombocid antes de acostarte, ya sabes que debes ponerte tres veces al día, hasta mañana!  Esperamos nos des tu respuesta.)
      Esa noche durmió como en las ultimas boca abajo, aunque le molestaban mucho las bragas que llevaba puestas, costándole conciliar el sueño más de lo deseado.  El estar en casa a salvo de castigos de mantenimiento, a pesar de molestarle las bragas no se las bajo. Además le hacían recordar lo vivido en su primer castigo a sus veintidós años, pero llevándolas se sentía aun  metida en su rol de una chiquilla de doce años.   Al salir de aquella casa se había dicho así misma no volver nunca más, pero había pensado mucho después haber hablado con su amiga Sonia, así como lo que ella había tenido que pasar hasta encontrar a su spanker actual.  Ella misma había sentido lo mismo en su primera vez, aunque Sonia había estado una semana completa.   ... “Ahora te sientes así, pero dentro de unos días volverás a desear que alguien te ponga sobre sus rodillas para darte una azotaina, e intentaras encontrar a alguien igual, entonces te darás cuenta de lo difícil que resulta encontrar a la persona o las personas adecuadas, trataras de volver con tus papás de nuevo, pero te será imposible al tener sus puertas cerradas a ti. Nosotras para ellos somos sus juguetes más preciados, si les mientes como travesura, te castigaran como crean conveniente que te merezcas, aunque para nosotras sea excesivo.  Si les mientes de verdad y los ofendes, sencillamente te apartaran de sus vidas. En este mundo la confianza en las personas lo es todo, y si está se pierde ya no hay vuelta atrás.” …
       A la mañana siguiente aun le dolía mucho el culo, pero a pesar de ello se sentía feliz saliendo de casa hacia el trabajo sonriente, en vez de coger un taxi como siempre o coger el metro, prefirió salir antes e ir al trabajo caminando, le encantaba caminar sintiendo aquellas molestias en su trasero, cada minuto que pasaba estaba más decidida a quedarse con ellos, aunque también tenía un miedo atroz a ello, sintiendo como la adrenalina la desbordaba mucho más intensamente que el primer día, ahora ya sabía lo mucho que dolía ser castigada, y ello le hacía estar aterrada de miedo, pero al mismo tiempo recordaba el resto de las situaciones que había vivido, resultando esos recuerdos mucho más intensos de lo que hubiera imaginado o sospechado.
       Nada más entrar al edificio de oficinas del laboratorio farmacéutico, ficho con su tarjeta dirigiéndose a su mesa sentándose en ella con delicadeza y suavidad, había sido de las primeras en llegar por lo que habían pocos compañeros, nadie se fijó en su precaución al sentarse en su silla, que por fortuna era acolchada y muy cómoda. Encendiendo su ordenador empezó a preparar unos expedientes, del día anterior que no había pasado por falta de tiempo.  En cuanto tuvo un momento abrió su correo personal, estaba decidida a dar la respuesta, pero no deseaba hacerlo a primera hora dando la impresión de impaciencia, prefirió esperar a media mañana para hacerlo, ya lo tenía escrito solo faltaba dar a enviar, a media mañana lo hizo. Esperaba a lo largo del día o la tarde recibir las instrucciones de cuando debería volver.
     Durante la semana fue siguiendo las instrucciones, el mismo martes por la tarde recibió la visita de una señora, a tomarle medidas según la señora, debía encargarse de hacer las compras pertinentes de vestuario, por lo que tuvo que quedarse delante de ella solamente en ropa interior, muerta de la vergüenza pues la señora vio claramente como tenía morado su trasero.  El viernes recibió un paquete con la ropa, que debería ponerse el lunes por la mañana que irían a buscarla a su casa, para irse a vivir a su nuevo hogar.  Ese lunes era festivo no teniendo que ir al trabajo, pasando a primera hora a recogerla.
      El lunes por la mañana ya aguardaba nerviosa en el comedor, se encontraba muy nerviosa ya vestida con su nueva ropa.  Por la mañana a primera hora había llegado la Sra. Stuart a las siete, ocupándose de ella llevándola al servicio para bañarla, esto la sorprendió pues esperaba su visita por las instrucciones facilitadas, pero no esperaba que tendría que pasar por la vergüenza de ser bañada por ella.  Así como luego de hacerle unas coletas, ella se encargó de deshacer la caja que recibió el viernes con instrucciones de no abrir. Primeramente le puso unas bragas blancas de algodón con dibujos de ositos marrones alegres y juguetones, al ponérselas ajustándoselas vio que le cubrían el ombligo por lo altas que eran, seguidamente le puso una camiseta de tirantes de ropa interior a juego con sus braguitas, esta era ajustada de forma que sus pechos apenas se notaban bajo la camiseta, dándole un aspecto juvenil como una chiquilla de diez años.  Sentándola en sus rodillas le puso unos calcetines blancos hasta la rodilla, pasándole unas ligas de goma simples, volteando los calcetines del borde ocultando las ligas, así no se le bajarían.  Dejándola de pie al verse en el espejo, ya no parecía la chica de veintidós años, si no, una niña de diez o nueve años. Seguidamente le puso una blusa azul celeste abotonándosela por la espalda, lo cual la sorprendió mucho, así como una falda con tirantes azul marino tableada que apenas le cubrían sus braguitas por delante, viéndose en el espejo que por detrás se le veían claramente la parte baja de sus braguitas incluso permaneciendo de pie, a continuación le puso unas zapatillas blancas con cordones, y en la cabeza una boina de niña pasándole las coletas por sus hombros colgando por delante, se sentía avergonzada de estar vestida de aquella manera, pero al mismo tiempo se veía preciosa ante el espejo, ni ella misma se reconocía del cambio que había dado.   Una vez vestida salieron del piso de la mano de la Sra. Stuart, saliendo a la calle donde aguardaba un vehículo de gama alta en la acera subiendo en él, sorprendiéndose Soraya al encontrarse con otra chica vestida exactamente como ella.
      Durante el trayecto no hablaron nada ellas, solamente se miraban la una a la otra moviendo la cabeza hacia adelante, ya que entre ellas iba sentada la Sra. Stuart, durante unos veinticinco minutos que duró el viaje en coche entrando en un parking.   Ese edificio era nuevo para Soraya, no lo identificaba como el de la casa en que había estado el fin de semana anterior, subiendo en el ascensor al abrirse las puertas, la sorprendió un enorme vestíbulo en el que habían otras chicas vestidas de forma muy similar, pero con vestidos de diferentes colores, y ante ellas los que debían ser sus padres, pues las llevaban cogidas de las manos, al fondo en un sofá sentados estaban sus papás, el Sr. John y la Sra. Abba. Llevándolas hacia ellos la Sra. Stuart de la mano, al llegar ante ellos el Sr. John sentó en sus rodillas a Soraya dándole un beso a ella y a la otra chica, la cual se sentó sobre las rodillas de la Sra. Abba saludándola fríamente con un beso.
(Sra. Abba)  -. Sra. Stuart que le sucede a la pequeña Marisa, porque esta enfurruñada la niña?
(Sra. Stuart)  -. Se ha comportado muy mal señora!  Primero no se dejaba bañar, luego no dejaba que la peinara, y también me ha dado trabajo al vestirla como siempre, le he dicho que se lo iba a decir a su mamá, y me ha contestado de malas maneras que le daba igual!
(Sra. Abba)  -.  Soraya también te ha dado algún problema?
(Sra. Stuart)  -.  No, señora. Ella se ha portado muy bien.
      Soraya miro a la chica que hasta ese momento no había reconocido, pero al mencionar su nombre se la quedó mirando, era su amiga del locutorio Marisa de dieciocho años, pero tal y como iba vestida aparentaba tener ocho años, su aspecto y llevar la gorra no la había reconocido.
(Sra. Abba)  -.  Que te tenemos dicho tu papá y yo!  Que debes comportarte como una señorita, así que le has dado problemas a la Sra. Stuart!  Bien ya sabes que sucede si te portas mal, vamos a ponerle remedio ahora mismo a esa conducta, Vamos!!!  Acompáñame! Jovencita te has ganado una buena azotaina.  Desvergonzada!!!  Tú! Soraya acompáñanos así aprenderás lo que le va a suceder a tu hermana por portarse mal, vamos!
   Bajando a Marisa  agarrándola de la cintura la levanto de sus piernas, depositándola en el suelo. Nada más tener los pies firmes en el suelo, haciendo un mal gesto de su cintura, se soltó de la mano de su mamá, acompañando al mal gesto dando un fuerte  pisotón en el suelo como una rabieta de la pequeña claramente enfadada porque la iba a castigar, la Sra. Abba se puso en pie rápidamente por su fea conducta, agarrando a la pequeña Marisa de una de sus manos, levantándole la mano  izquierda hacia alto, con ello hizo que se le subiera su corta falda dejando claramente sus braguitas a la vista de todos, sin más le asesto unos buenos azotes en el culo, sobre sus bragas blancas con dibujos de ardillas jugando a la pelota, haciéndola brincar a  cada uno de los azotes hasta veinte buenos azotes, soltándole la mano izquierda para agarrarla por la derecha,  para así coger de la mano a Soraya que se bajaba en ese instante de las rodillas del su papá.  La señora andando obligando a caminar a las pequeñas a su paso, se encamino hacia la derecha del gran vestíbulo llevando consigo a las chicas de la mano, siendo atraída la atención de los presentes.
        Mientras avergonzadas las chicas al ser contempladas,  por el resto de las niñas y parejas presentes,  como desaparecían tras una puerta, mientras la pequeña Marisa se frotaba el culo, entrando en una estancia con varios sofás y divanes, en los cuales habían algunas señoras con sus hijas sobre sus rodillas, unas teniendo las bragas bajadas y otras puestas, pero si algo tenían en común, era que todas estaban llorando.  Soraya observaba boquiabierta lo que estaba viendo, nunca se lo hubiera podido imaginar asistir a una de aquellas fiestas, que le había contado Sonia, esperaba que sucediera en algún día, pero no en su primer día con sus nuevos padres adoptivos. Además con la sorpresa añadida que iba a tener una hermanita menor, y su mayor  sorpresa fue descubrir que era su amiga Marisa, pero en esos instantes su mente estaba absorta, viendo las chicas sobre las rodillas de sus mamás y papás, así como les daban azotes en sus traseros colorados.
     Soraya sintió como su mamá tiraba de ella de su mano, pues se había parado atónita mirando hacia todas direcciones, viendo aquellas chicas siendo castigadas, era una imagen que solamente en uno de sus sueños había deseado vivir, y ahí estaba ella presente siendo muy real.  Vio cómo su mama se sentó en uno de los sofás, el cual tenía forma circular en  media luna siendo de cuero blanco, en el cual podrían sentarse cómodamente hasta quince personas, aunque solamente habían otras dos mamás con sus hijas sobre sus rodillas, con sus braguitas bajadas viendo Soraya sus colorados traseros.  Tirando de la mano de la pequeña Marisa, que trataba en vano de soltarse de su mano, pues veía claramente lo que le iba a suceder a ella, pero sus intentos resultaron baldíos, pues su mamá, la acabo colocando sin remisión  sobre sus rodillas boca abajo,  su vientre apoyado sobre los muslos de su mamá, sus piernas colgaban sin tocar el suelo, al tener sus muslos rectos al suelo, quedando con su corta falda la cual, se le había levantado por si sola, su trasero quedaba expuesto al no cubrirle más que la mitad del culo el borde de su falda, dejando a la vista sus bragas blancas de algodón con coloridos ardillas juguetonas.
      Comenzando a recibir la azotaina en el trasero sobre las bragas, empleándose a fondo con la pequeña dándole muy buenos azotes, fuertes y continuados sin pausa para la pequeña Marisa, durante varios minutos se estuvo empleando a fondo, dando una fuerte azotaina a Marisa, la cual se meneaba como podía sobre las rodillas de mamá, al tiempo que sus piernas pataleaban abriéndose  separándolas en el aire en cualquier dirección, aullando de dolor a los pocos minutos pero no lloraba, pues hasta en ello se mostraba rebelde, así que su mamá,  introduciendo sus dedos bajo la corta  falda se la subió, y agarrando el elástico de la cinturilla le bajo las bragas, descubriendo ante la mirada anonadada de Soraya, el colorado trasero de Marisa, la cual con  la azotaina sobre su culo desnudo, rindió toda su entereza que le restaba y se puso a llorar ante el intenso ardor, que debía sentir  en su trasero, pues la mano de su mamá se estaba empleando a fondo con ella,  dándole  una buena azotaina que difícilmente iba a olvidar en  el resto de la jornada la chica, y Soraya sabía bien como dolía aquella mano derecha de su mamá, pues justamente hacia una semana que la había probado por última vez, antes de abandonar la casa. 
     Al dar por finalizada la azotaina la puso de pie ante ella, colocándola entre sus propias piernas  subiéndole las bragas bruscamente, poniéndose en pie así misma agarrando de la mano a las dos pequeñas, volviendo al vestíbulo donde había quedado su papá.  Soraya se rezagaba un poco para poder mirar a su hermanita, viéndola como su mano derecha se sobaba el culo subiendo y bajando su mano por su trasero bien caliente sobre sus bragas llorando, al igual que miraba hacia adelante viendo a otra mama llevar de la mano a su hija y como está también se acariciaba el culo andando entre sollozos.  Al entrar de nuevo al vestíbulo fueron al encuentro de su papá, que se encontraba en una de las mesas bebiendo una copa, mientras hablaba con otros señores,  mientras se colocaba su esposa a su derecha con las pequeñas, mirando papa a las niñas,  así como a Marisa se sobaba el trasero con vigor.
      Soraya y Marisa se miraban entre ellas extrañadas, pues ninguna de ellas podía imaginarse que sus spankers y sus papás fueran los mismos. Más le extrañaba a Soraya ver a su amiga, pues no tenía ni idea que estaría allí como ella.  A las pequeñas se les permitió beber unos zumos de naranja, del cual Soraya repitió varios vasos teniendo al poco tiempo efectos en ella, empezando a juntar sus piernas, y poco después las cruzaba entre si, viéndose en problemas pues había sido advertida que no bebiera tanto zumo, cruzando sus piernas juntando sus muslos  trataba de aguantar, pues creía que no tardando mucho sus papas dejarían de hablar.  Pero al demorarse y no acabar su conversación. Soraya se acercó a su mamá tirándole del vestido para llamar su atención, sin molestarla pues estaba hablando animadamente con otras señoras que tenían a sus niñas a su lado.
(Sra. Abba)  -.  Soraya!  Compórtate!  No ves que buenas esas niñas, ellas no molestan a sus mamás!!!
      Al llamarle la atención se retiró un metro de ella, pero la cabo de unos minutos más volvía a serle muy acuciante el ir al servicio, acercándose con temor a lo que le pudiera decir su mamá, se colocó detrás de ella tirándole suavemente de nuevo de la falda del vestido. Girándose su mamá enfadada…
(Sra. Abba)  -.  Se puede saber que te ocurre?  Ya te he dicho antes que no bebieras tanto! Que luego te ibas hacer pis, y ves lo que has conseguido, quieres que te lleve a la sala de los sofás y té caliente el culo como a tu hermana? Ya te voy a enseñar yo…
     Girándose hacia ella cogiéndola del brazo la hizo avanzar colocándola entre las señoras y las otras niñas, dándole con la mano derecha cuatro rápidos y fuertes azotes en el culo, que llamaron la atención de todas las personas a su alrededor, así como todas las niñas la mirasen. A cada azote que recibió en el culo, daba un saltito  así como un paso hacia adelante alrededor de su Mamá, no pudiendo evitar que se le escapase el pis mojando sus bragas, así como orinándose en las piernas formando un charco en el suelo, a lo cual todas las señoras se retiraron, excepto su mamá que introduciendo la mano bajo la falda le bajo las bragas de un tirón, dándole unos buenos azotes en el culo desnudo, mientras Soraya entre saltos daba vueltas alrededor se su mamá, mientras los azotes se sucedían en sus nalgas desnudas.
    En ese preciso instante aullando de dolor se despertó… estaba soñando durmiendo en su cama, aunque el pis no era un sueño, había mojado la cama debido a no desear despertarse y  salir del  sueño profundo el cual le gustaba tanto,  que se resistía a despertarse a pesar de tener ganas de orinar. Levantando la cabeza levemente hacia la mesita de noche vio la hora que era, levantándose de la cama rápidamente al haberse quedado dormida, en ese momento se dio cuenta de las sábanas mojadas sorprendida de sí misma.  Pero no tenía tiempo de arreglar el desaguisado, debía salir corriendo para el trabajo pues ya llegaba tarde.  Se cambió de ropa interior tirando la mojada al suelo, las sábanas las retiro de la cama arrojándolas al suelo, corriendo se vistió sin apenas tiempo para recoger su ropa del día anterior que quedando la habitación toda desordenada, solo pudo asearse  la entrepierna y lavándose la cara tras  peinarse.  Al salir a la calle cogió un taxi para llegar lo antes posible, pues  su supervisor  la regañaría por llegar tarde, pues tenía unos trabajos que entregar a primera hora, y no los iba a poder presentar ya que debía acabarlos.  

      El taxi se demoró más de lo esperado por el intenso tráfico, pues coincidió esa mañana con la huelga de transportes metropolitanos, llegando mucho más tarde de lo esperado, su supervisor la esperaba enfadado por la hora a la que llegaba, echándole una bronca tremenda, pues le recordó los trabajos que debían de haberse entregado a primera hora, y aun no los tenía preparados.  Entregando los documentos una hora tarde, cayéndole de nuevo una segunda regañina, obligándola a quedarse al medio día a recuperar la hora y media perdida.  Aquello le sentó como un cubo de agua fría dejándola helada, pues a las tres de la tarde debía de estar vestida y arreglada para ir a reunirse con sus papás, pues la pasaría a recoger el chofer. Al salir del trabajo eran ya las catorce treinta, no tenía tiempo para comer nada, para vestirse con rapidez se había vestido esa mañana con un corto vestido, y unos zapatos algo incomodos con tacón de cinco centímetros,  tratando de correr hacia casa, pues dio la casualidad que no encontraba  taxis libres, debido a la huelga del metro.
    Al  doblar  la esquina quedaba a su calle,  casi le da un sincope por  la sorpresa, pues no esperaba ver a quienes le estaban esperando a la entrada del portal, pues debía de estar el chofer de los Sres. McDonald como hacia solo unos días sabía que se apellidaban, y no porque ellos se lo hubieran comunicado, si no, al recibir el correo de respuesta de su castigo era el nombre que figuraba,  aguardándola en el portal estaban sus padres adoptivos viéndolos claramente enfadados, viéndola venir hacia ellos, aquello no presagiaba nada bueno para ella, pues ya eran las tres y media de la tarde debiendo de llevar bastante tiempo  en la puerta  esperándola.  Al llegar a ellos no la dejaron explicarse siendo regañada…
(Sra. Abba)  -.  Te parecen bien estas las horas de llegar?  Llevamos aquí más de media hora esperándote!  Ya nos íbamos a marchar… Abre la puerta que te voy a enseñar a llegar tarde, ya puedes prepararte, vas a ver cómo te voy a poner  el culo por  desvergonzada!!!
(Soraya)  -.  Ustedes perdónenme!  Es que me he dormido hoy.  He llegado tarde al trabajo, haciéndome quedarme a recuperar la hora y media que he llegado tarde.
(Sra., Abba)  -. Así que además has llegado tarde al trabajo!!! Ya te vamos a enseñar ahora a ti!!!
     En ese instante apareció su amiga Marisa del locutorio que venía caminando detrás de Soraya, que al ser más bajita que ella, no la pudieron ver que iba detrás, Marisa  la cual sorprendida  al  haber  escuchado como la regañaban… Vestía una camiseta con propaganda y una falda corta tableada escocesa clásica a cuadros rojos.
(Marisa)  -.  Hola… Soraya… venía detrás de ti… corriendo para alcanzarte, tenía algo que decirte… pero ya veo que no es el momento,  luego… nos… vemos… vale?  Perdona, pero voy al locutorio de mis tíos arreglar algunas cosillas, hasta luego…Ya me contaras como te ha ido…
       Soraya abrió la puerta del portal aguantando la puerta abierta para que entraran, escuchando en ese instante a su amiga, le respondió con monosílabas por los nervios, saludando a su amiga  tartamudeando. Pudiéndola ver  su amiga la cara de preocupación que tenía. Solo se atrevió a decir unas palabras entrecortadas…
(Soraya)  -.  Hola… vale… ya te… veo…
     Su amiga siguió su camino hacia el locutorio despidiéndose, mirando hacia atrás varias veces claramente contrariada, pues sus mejillas se le habían enrojecido al ver a su amiga Soraya en claros problemas, según se iba  alejándo de ellos volvió varias veces la cabeza intrigada. 
(Sr. John)  -.   Crees que nos habrá escuchado regañar a la pequeña?
(Sra. Abba)  -. Puedes estar seguro cariño!  No había más que verle la cara de sorpresa, no sabiendo donde meterse, me da la espina que sabe más de lo que parece, por cómo se ha girado varias veces a mirar y tenía las mejillas ruborizadas de la vergüenza.
(Soraya)  -.  Es muy discreta…no dirá nada… y de confianza… no deben preocuparse… luego… me lo reprochara…
(Sra. Abba)  -. Porque? Iba a reprocharte algo… es que sabe algo que nos debas contar?
(Soraya)  -.  No…No… No deben molestarse… Ella no sabe nada de ustedes. Me repro…cha…ra no haberle contado que tengo spankers, eso sí…la moles…tará… Porque les ha escuchado regañarme y que me iban… No le habrá gustado que no se lo haya contado, porque no tenemos secretos entre Sonia y ella, somos buenas amigas desde hace tiempo… y sabe que todo de nosotras…
(Sr. John)  -. Y… esa amiga tuya es de confianza, y por lo que dices, es spankee también? Tiene spanker? 
(Soraya)  -.  Bueno… ella es,… como yo antes… tampoco  tenía  spanker, y ella no tiene todavía pero Sonia trata de encontrarle uno, como me  recomendó ella a ustedes.
(Sra. Abba)  -.  Es muy interesante eso que nos cuentas, no te habíamos contado nada, pero teníamos pensado algunas novedades, pero estábamos pensando en adoptar otra chica más joven que tú, para que fuera tu hermana menor, crees que ella estaría de acuerdo en serlo?
(Soraya)  -. A ella seguro que le encantaría conocerles.  Estoy segura de ello.
(Sr. John)   -. Puedes ir hablarle ahora, decirle que venga contigo a tu casa, que deseamos hablar con ella, que debido a las circunstancias nos has revelado que busca spanker, si le interesa podríamos hablar con ella.  Danos tus llaves y esperaremos dentro! Pero no te pienses que no vamos a hablar contigo de lo sucedido… puedes ir ya…
     Soraya se encamino hacia la esquina resoplando aire de sus pulmones, se había librado por el momento de recibir una azotaina en su propia casa, según se acercaba a la esquina recordó como había quedado su habitación toda desordenada, y con las sabanas mojadas en el suelo, que deberían de oler con las horas que había pasado desde la mañana. Al llegar ante el locutorio tuvo que llamar palmeando la persiana, pues como aún no había abierto Marisa, había bajado la persiana casi hasta abajo dejando un metro sin bajar.
(Marisa)  -.  Ah!  Eres tú! Sí que te lo tenías bien guardado, eh!!!  Ya te vale el no haberme contado nada!  Aunque el lunes cuando viniste me cale algo,  cuando vi aquellas holas de  las copias que escaneaste, te las mandaron hacer ellos?  No quería escuchar, pero al cruzarnos lo he oído todo…
(Soraya)  -. No pasa nada.  Pero he tenido que darles explicaciones, porque me han preguntado sobre ti si eras discreta… a ellos  no les puedo engañar.
(Marisa)   -. Claro, si les mientes te darán Pam… Pam al culo!  Pero me podías haber contado que tenías spankers… Vaya amiga que eres!
(Soraya)  -.  Calla!!  Que eso no es nada comparado con las noticias que te traigo.  Como he tenido que asegurarles que eres de fiar, y que no contarías nada.  Me han preguntado sobre ti, una vez le he informado preguntándome si eras spankee o tenías spanker…
(Marisa)   -.  Y que les has dicho, para que hayas venido?
(Soraya)   -.  Es que al decirles que no tienes spanker y que estás buscando uno, me han preguntado si estarías dispuesta hablar con ellos, están interesados en adoptar a otra chica que sería mi hermana menor, que te parece? 
(Marisa)  -.  Joderrr!  Chica eso se cuenta despacio y no así de golpe y porrazo! Ya sabes que es lo que más deseo encontrar un spanker, pero dos?  No me lo había ni imaginado ni por asomo.   Y como son? Muy severos o estrictos…
(Soraya)  -. Estrictos?  Con decir que aun siento molestias y que aún me duele el culo del fin de semana pasado, que lo pase en su casa  con ellos, ya puedes imaginarte si lo son.  Pero también porque lie una muy gorda el primer día… me pelee a ostia limpia con la doncella, y destrozamos la habitación que me habían asignado. Pero son muy cariñosos y muy buenos conmigo, aunque me dieron unas zurras de agárrate y no te menees… Pero fue culpa mía, ellos incluso se disculparon de ser tan severos conmigo en el fin de semana de prueba, pero que me la había ganado yo solita… Y eso es cierto, destroce la habitación.  
(Marisa)  -.  Tendría que vivir con ellos?  Como Sonia con ese señor que dice que solo son amigos, porque solo hay que verla como va siempre con molestias al caminar…
(Soraya)   -.  Bueno eso tendrás que hablarlo con ellos, yo si me voy a ir a vivir con ellos, justamente venían hoy a buscarme,  aunque no los esperaba a ellos, debía venir a recogerme su chofer.  Vienes y te los presento?
(Marisa)  -. Jo tía… es que así de sopetón… Se me han mojado hasta las bragas solo de pensarlo, y me darán una azotaina ahora?
(Soraya)  -.  No lo sé.  Yo el día que los conocí en un restaurante, me amenazaron varias veces con darme una azotaina en él, pero no lo hicieron porque era un lugar público.  Pero el mismo viernes que llegue, su Ama de llaves me dio una azotaina de prueba para que supiera lo que duelen sus castigos, y esa azotaina no era merecida, solo era de prueba y acabe llorando con el culo en llamas!!!
(Marisa)  -. Vas a lograr que me mee en las bragas de miedo!  Pero buuufff… vale!  Por probar no creo que pase nada malo… Ahora mismo me tiembla todo el cuerpo, pero no creo que encuentre muchas posibilidades iguales, probaremos a ver qué me dicen.

      Al cabo de unos minutos Marisa y Soraya estaban en la puerta tocando el timbre, puesto que Soraya había entregado sus llaves a sus spankers, siéndoles abierta la puerta al poco tiempo apareciendo la Sra. Abba tras ella.  Sin apenas hablar subieron al primer piso entrando en él, despojándose de sus correspondientes abrigos, viendo a la propia Soraya que iba vestida con un ligero vestido Ibicenco  blanco, con la falda muy corta como liviano su tejido, y Marisa una camiseta manga corta, con la corta falda escocesa, ambas entraban al salón poco después en compañía de la Sra. Abba.  
      El Sr. John se encontraba sentado en una silla que había retirado de la mesa, orientándola  hacia la entrada al comedor, viendo las chicas nada más entrar a comedor.  Colocándose las dos una al lado de la otra, pasando por detrás de ellas la Sra. Abba que se sentó en otra silla mirando hacia ellas colocándose a unos metros del marido.   La estancia no es que fuera como el salón de su casa, ni tan solo una tercera parte.  Pero a que solamente tenía de muebles uno pequeño tipo estantería  para el televisor, un sofá de dos plazas y en el centro aproximadamente la mesa del comedor con dos sillas en cada lateral y una a cada extremo, adornando las paredes  con un cuadro en cada una cuatro, era el clásico apartamento de una chica soltera.  El Sr. John había retirado una silla del extremo más alejado de la puerta, y el extremo más cercano la Sra. Abba quedando a escasos dos metros de las chicas. Hablando en primer lugar el Sr. John.
(Sr. John)  -.  Hola chicas! Parece que nos volvemos a ver de nuevo pequeña, ya que antes nos hemos visto solamente unos momentos.  Soraya nos ha comentado apenas tu nombre, añadiendo que sois buenas amigas vosotras dos, así como otros secretos vuestros como que posiblemente eres  spankee.  Como puedes comprender debido a la discreción, nunca tenemos una entrevista con tan pocos datos de una chica, pero debido a nuestra confianza depositada en Soraya, ella nos ha asegurado que eres una chica discreta.
       La esposa intervino en esos instantes, pues como dominante no deseaba quedarse al margen  sin  intervenir en la información a la joven.
(Sra. Abba)  -. Al igual que podrías estar interesada en tener un spanker, aunque en nuestra situación como puedes ver somos dos, aparte que en nuestra casa disponemos de una Ama de Llaves, o como se le denominaría en caso de ser un caballero.  Mayordomo,  no es necesario decir que ella por su cargo de responsabilidad en la casa, se encarga de corregir y aplicar la disciplina en nuestra casa, cuando nosotros estamos fuera de ella, excepto en situaciones de carácter serio, que nos encargamos personalmente a nuestro regreso, por lo cual debo informarte de esa circunstancia, en el caso de que aceptaras nuestra proposicion, o habría algún  inconveniente de estar con nosotros dos como spankers y una tercera persona para faltas leves y no tan leves.  Aunque en situaciones permitimos que ella castigue en nuestra presencia.  Como imagino que debes encontrarte cohibida ante nosotros, con mover la cabeza en signo positivo bastara.   
     Marisa como no podría ser de otra manera, estaba muy cortada por su timidez, se hallaba claramente superada por la situación, pues solo había que mirarla para ver lo nerviosa que estaba, así como sus mejillas sonrosadas de la vergüenza, por lo que en un leve titubeo, movió la cabeza afirmativamente de arriba abajo.
(Sr. John) -. Bien. Como puedes comprender en este tipo de relación, el rol que desempeñaras al vivir en nuestra compañía lo puedes elegir tú misma, aunque nosotros estamos interesados en proporcionarle a Soraya una hermana menor. Hemos adoptado como nuestra hija a Soraya, suponiendo que no tengas inconveniente tú podrías ser nuestra hija menor.  El rol para tu amiga es de una chica de doce años, el tuyo seria de diez años u ocho, a no ser que te gustara ser una bebe de cuatro años, lo cual conllevaría usar pañales esto ya depende de ti, para nosotros cualquier rol de edad está abierto a sugerencias, aunque no es necesario desempeñar un rol de baby, para encontrarte en situación en casa para usar pañales. Solo con mojar la cama… o hacerse pis en las braguitas, ya sería motivo suficiente para ello.  Eh!  Que si,  Soraya?
     A Soraya se le ruborizaron sus mejillas poniéndosele coloradas como tomates, pues claramente en la última frase había notado cierta amenaza en sus palabras, señal inequívoca de que habían descubierto lo sucedido en la mañana, acariciándose el culo sin disimulo, los Sres. captaron que había entendido sus últimas palabras, viéndose Soraya ya con los pañales puestos. Continuando hablando…
(Sr. John)   -. Por otro lado, viviendo con nosotros esto no es un simple juego de roles, en el cual existe una palabra de seguridad, si te duele demasiado el trasero o como herramienta  para detener el castigo.  Con nosotros vas a ser nuestra hija, por lo cual el rol que decidas, solamente nos indica el vestuario que te proporcionaremos, vistiéndote como una niña de ocho años por poner como ejemplo, el trato que te daremos será como el de una niña de esa edad.  Pero el castigo o azotainas que recibas será en consonancia con tu edad real,  que debes rondar sobre los dieciocho o diecinueve años, al igual que  Soraya tiene veintidós años.  Las azotainas que podrás recibir siempre serán en consonancia con tu edad real, que ya no eres ninguna chiquilla, y la gravedad de las faltas que puedas cometer podrán ser de una niña, pero el correctivo será como corresponda basándonos en tu edad como hemos mencionado, si no haces travesuras no recibes azotainas, pero entendemos que una spankee es rebelde por naturaleza,  cometiendo errores como es natural por el sentimiento spankee, el cual puede hacer portarte mal de forma expresa.
(Sra. Abba)  -. Debo comunicarte que alguna vez nos hemos encontrado chicas escondían cigarrillos, o cometían pequeños robos de dinero siendo descubiertas.  También se ha dado el caso que alguna robase  con la malicia como forma de lucro, entonces se pone en manos de la justicia que actué y el castigo lo decidirá un juez no siendo una azotaina desde luego.      En estos casos si es solo una travesura, el castigo es acorde con una falta muy grave, aunque siendo justos en todo momento claramente.
(Sr. John) -. Nosotros… tanto mi esposa como yo mismo somos estrictos, pero somos consecuentes en el castigo, no ponemos o establecemos un numero de azotes por tipo de falta, serás castigada según la falta cometida, y según nosotros valoremos que mereces en ese momento, pues cabría la posibilidad que acabases de ser castigada, y que descubriéramos otra falta que desconocíamos, en esas situaciones no hay acumulación de castigos, en esa situación lo que aumentaría seria castigo psicológico, como castigos en el rincón cara a la pared u otros similares. Con nosotros no existe palabra de seguridad, y si la falta es grave requiriendo castigos extras, los tendrás sin rechistar.  Eso sí, una vez el castigo lo demos por concluido y pasadas las cuarenta y ocho horas de rigor, para que disminuyan los efectos de la azotaina, a partir de ese instante podrás decidir si te quieres marchar o quedarte mientras estés en el periodo de prueba. Una vez como en el caso de Soraya, ella ya no podrá decidir hasta que haya pasado un mes.  Aunque pasadas las cuarenta y ocho horas de un castigo puede decidir marcharse.  Soraya ha tenido esas cuarenta y ocho horas para decidir vivir con nosotros. Normalmente el periodo de prueba suele ser de una semana viviendo con nosotros, con Soraya hicimos una excepción porque trabaja, y ha estado prácticamente tres días viviendo en casa, que es un periodo mínimo aceptable.  Contigo tú dirás como deseas hacerlo o cuando comenzar, a no ser que estés ya disponible para venirte con nosotros, aunque necesitaras un tiempo para comunicar que vas a estar fuera, pues sabemos que vives con tus tíos y que trabajas para  ellos.
      La muchacha miraba a su amiga Soraya y miraba hacia los señores tratando de centrarse, y pesar todo lo que había escuchado.  Aunque su mirada estaba centrada observando  sus manos o en la hebilla del cinturón del Sr. John, pues le llamaba la atención el tamaño de la hebilla, así como el grueso del cuero del cinturón. Miraba hacia ellos pues esperaba que hablara la Sra. Abba también, pero se mantenían callados ambos dejando claramente que esperaban su respuesta, pero sentía un nudo en la garganta no permitiéndole hablar, así como una sensación de angustia que nunca había experimentado antes, menos aquellas veces que entregaba las notas del colegio a sus tíos, esperando una regañina o como alguna de sus amigas le confesaban que las zurraban en casa. Pero ni en esas situaciones sus tíos habían dado muestras de aplicar un correctivo, como si hacían con sus hijos e hijas lo que le demostraba que poco interés mostraban hacia ella. Si no fuera por la manutención enviada por el padre, el cual nunca demostró interés por ella, ni siquiera al nacer y falleciendo su madre en el parto, pero no ignoraba su responsabilidad paterna. Marisa lo poco que sabía de él es que era hombre casado con hijos, que tuvo una aventura con su madre. Decidiéndose a hablar armándose de valor…
(Marisa)  -. No se… Si mi amiga confía en ustedes, yo no tengo motivos para desconfiar.  Y… bueno… la verdad que lo que ha hablado usted no me parece mal, incluso… tiene…su…lógica… .- Marisa con el rostro encendido completamente colorada de la vergüenza, le costaba trabajo decir una frase  seguida sin tartamudear, claramente asustada o temerosa, no era fácil hablar cuando quien tienes delante te va a poner en sus rodillas y te dará una buena azotaina en cualquier momento que te la merezcas. -. Por mis tíos no creo me pongan impedimento alguno, si decido irme unos días, o incluso marcharme de su casa de forma permanente, el trabajo no es impedimento pues no cobro nada, me dan dinero para mis gastos, pero es dinero mío que ellos me administran, podría haber estudiado en la universidad, una vez acabado el instituto, pero se negaron a pagarme los estudios haciéndome trabajar para tener una ocupación, ósea que puedo irme ahora mismo y les daría igual pues uno de sus hijos se haría cargo del locutorio.  Así…que…cuando ustedes decidan… prefiero tener que obedecer lo que me digan que  debo hacer, que decidirlo yo por mí, pues nunca me atrevería a dar ese paso…por…mucho que…me atraiga…la idea… de …ser su…hi..ja.
     La Sra. Abba se levantó de la silla avanzando hacia ella cogiéndola de la mano, y tirando de ella con suavidad la atrajo hacia sí misma volviendo a tomar asiento en la silla, sentando a la muchacha sobre sus rodillas, pudiendo sentir como temblaba la muchacha. La cual mantenía sujetada la mano de su amiga, por lo que Soraya tuvo que acercarse también al lado de la Sra. Abba, aunque no le hacía gracia alguna estar tan cerca de su mamá adoptiva.
(Sra. Abba)  -. No debes tener miedo de nosotros, la primera impresión es lógico que estés muy asustada, no es para menos desde luego.  Te comprendemos perfectamente tu posición, por muy spankee que puedas ser, es normal tener miedo a lo desconocido, y aun conociendo a lo que estas expuesta, el miedo es algo que siempre vas a tenerlo.  Porque ese temor que sientes de alguna manera es lo que te gusta experimentar como experiencia, teniendo una subida de adrenalina que te lleva a vivir sensaciones limite, el sobrepasar ese límite es lo que te atrae y te gusta por las sensaciones que sientes como  te desbordan, como el tenerte sobre mi muslo sentada, puedo notar la humedad del fondillo de tus braguitas, algo que nos indica claramente, tu interés que estas muy convencida de ti misma, así como el dejarnos claro que te gusta, aunque aún no lo hayas probado para poder aclarar tus ideas, pero eso es algo que vamos a salir de dudas inmediatamente, puesto que el llevar las braguitas tan mojadas, es motivo sobrado para ponerte sobre mis rodillas y darte una azotaina ahora mismo.
     La Sra. Abba notando como el temblor de la muchacha había aumentado sintiendo como se  estremecía, poco a poco fue bajando su mano con la cual la mantenía sujeta sobre sus rodillas sobre su cintura.  Deslizándola lentamente por su trasero  hasta bajarla a su muslo derecho, subiéndola de nuevo  introduciendo su mano bajo su corta falda hasta acariciarle el trasero por encima de sus braguitas. Inmediatamente la muchacha sintió como el fondillo de sus braguitas se desbordaba su humedad, avergonzándose sabiendo que la señora se debía de haber dado cuenta de ello.
(Sr. John)  -. Por norma general cuando conocemos a una chica nueva, tanto si es primeriza como si no,  solemos administrar como prueba, el dar una  azotaina para dejarte claro cómo serán tus castigos, principalmente para que no pueda dar lugar a no haber comprendido claramente, pues el hablar puede dejar con dudas a una chica, y al recibir un primer castigo puede resultar que no fuese lo esperado, por lo tanto es mejor no dejar lugar a duda alguna, y recibir una azotaina es la mejor aclaración posible, sobre todo para que no puedas decir que no se te había avisado o que no esperabas que fuera tan doloroso.  Al ser tu primera vez que vas a recibir una azotaina, se va a encargar mi esposa  de dártela ahora mismo. Siempre que hay un hecho acontecido, la azotaina resulta más esperada al haber un efecto de causa, el cual vamos a utilizar  como motivo para la azotaina, el hecho de llevar las braguitas mojadas.  Puedes estar bien segura que te va a doler, y en una situación real de haber cometido una falta, te dolerá mucho más!  Que la que vas a recibir  en este momento.   No te creas ni por un momento que somos unos anticuados o como vulgarmente soléis decir las jóvenes, que somos unos  “carrozas”.  Entendemos perfectamente que una chica le guste satisfacerse a sí misma, es lógico pensar que así lo haga.  Lo único es que si lo haces, procura que no seas descubierta por nosotros o por nuestra Ama de Llaves.  Porque la disciplina tiene sus entresijos, cualquier acto puede acarrearte serios problemas, así como detonante para ser castigada.   Cuando tú desees cariño puedes comenzar…  Luego Soraya…!  Tu mamá se encargara de ti, por el desorden de tu habitación entre otras cosas, sabes a que me estoy refiriendo verdad, cochina!!!
       En esos instantes su mamá la miro a ella directamente a los ojos, sintiendo como aquella mirada la hacía empequeñecer su cuerpo, sintiéndose como una niña avergonzada después haber hecho una travesura, pues aquel rostro le indicaba el enfado que tenía ella, su mamá!   Por cómo se había encontrado la habitación al entrar en ella a supervisarla, y que no le iba a ir nada bien en breves minutos. Viendo como su buena amiga Marisa también la observaba, pues trataba de ver o conocer que había hecho su amiga para ser amenazada, sintiéndose así misma muy intrigada, casi olvidando que en breves segundos ella iba a recibir su primera azotaina de su vida.  Sintiendo en esos momentos como la mano de la señora, que le acariciaba el culo por encima de sus braguitas, había subido a su cintura levantándole su falda dejándola con las braguitas a la vista de todos y como su otra mano de sentirla sobre las rodillas sujetándola, paso a sentirla que se posaba en su cadera izquierda, siendo así izada de las piernas de la señora para depositarla en el suelo, retirando las manos de su cintura con lo cual su corta falda volvió a cubrir sus braguitas de color rosa. 
      En breve sintió como las yemas de los dedos de la mano derecha de la señora, se posaban bajo su barbilla haciéndole girar su cuello hacia ella, cruzándose de nuevo sus miradas, aunque Marisa incapaz de sostener aquella mirada, bajo su cabeza mirándose los pies. Escuchando como la regañaba a ella misma, por algo que la hizo avergonzarse como nunca lo había estado antes en la vida.
(Sra. Abba)  -.  Bien pequeña Marisa!  Ahora ha llegado tu momento.  Posiblemente es uno de esos momentos que llevas mucho tiempo deseando vivir.  Para ti ha llegado ese deseo… Pero antes vamos a mirar las pruebas que has cometido una  falta, a la cual es necesario corregir de inmediato, veamos cómo están tus braguitas… Se puede saber qué es esto?  -.  Mientras le hablaba mirándola fijamente,  con su mano derecha agarro el dobladillo de su falda escocesa tableada, levantándole la falda por delante, dejando sus braguitas a la vista del marido, mientras con la mano izquierda le palmeaba en los muslos para que los separase y se le viera bien la parte baja del fondillo de sus braguitas rosas, en donde una clara mancha de tono más oscura de humedad,  teniendo un tono más oscuro destacaba  la entrepierna de la joven, que se quería morir de la vergüenza al referirse al estado de sus bragas, pero en esos instantes no solo eran unos comentarios, si no que estaban viendo el estado que se  encontraban sus braguitas, deseando que se la tragara la tierra de la vergüenza que sentia . -.  John!  Has visto como lleva las bragas esta desvergonzada? Tú, crees que una jovencita educada como dios manda debe de llevar las braguitas en este estado, la muy… desvergonzada!!!
(Sr. John)  -.  Tienes como siempre toda la razón, cariño!   Es completamente intolerable que una niña lleve sus braguitas en ese  estado, de una forma tan indecorosa que debería caérsele la cara de la vergüenza!!!  Se merece por desvergonzada una buena azotaina en el culo!!! Es necesario enseñarle buenos modales, seguramente recordara estos momentos poniéndole  el culo que no se pueda sentar en una semana!!!  Y… Más colorado que un tomate maduro!!!
     La joven se sentía verdaderamente como una niña pequeña, por la forma en que le habían levantado la falda, descubriendo sus braguitas como a una niña,  Marisa no es que  fuera ya ninguna chiquilla, así como a sus dieciocho años  la habían pillado infraganti, era una situación muy vergonzosa para ella, pero de alguna manera le había gustado esa situación. Sentía una vergüenza como nunca había experimentado, pues nunca había sido regañada antes, por mal que se pudiera portar ella o sus primas, las cuales si las regañaban y su madre se sacaba la zapatilla dándoles una azotaina a ellas, viendo Marisa como las castigaba esperando serlo ella después, pero a ella nunca la daban una azotaina, por no hacer, ni le mandaban a su cuarto castigada como sus primas, a ella la dejaban donde estaba como si ella no estuviera en la casa.  En cambio ahora estaba siendo regañada, por dos personas desconocidas para ella hasta ese instante. Y por si no fuera suficiente con regañarla, la señora le soltó la falda sintiéndola caer en sus muslos y cubriendo su desnudez.  Pero en esos instantes sintió un fuerte dolor en su oreja izquierda, la señora la acaba de agarrar del lóbulo de su oreja izquierda, tirando de él hacia abajo viéndose forzada a inclinar la cabeza hacia ese lado.  Dando gracias a la señora mentalmente, pues en ese instante además del dolor intenso en su oreja, sintió un ardor intenso entre sus piernas, pudiendo sentir como sus braguitas se le humedecían aún mucho más.  Mientras seguía doliéndole la oreja, y haciéndola inclinar todo su cuerpo hacia adelante, sintiendo como su cuerpo era depositado sobre las rodillas de la señora boca abajo, sintiendo así liberado el lóbulo de su oreja izquierda.
(Sra. Abba)  -.  Ahora mamá te va a enseñar lo que les pasa a las niñas cuando se portan mal, y no tienen el cuidado de no ensuciar sus bonitas braguitas, vas a ver cómo te va poner el culo tu mamá!!!
      Marisa al escuchar cómo se refería a ella, como si fuera realmente una niña, así como el amenazarla de cómo le iba a poner el culo su mamá!  Como el referirse a ella como una niña pequeña,  no había sido desagradable en absoluto para ella. Aquello la hizo sonreír de  satisfacción que sentía de vivir ese instante mágico, así como la gran suerte que tenía ella de tener por fin una mamá! Aunque esa alegría no le duro mucho, sobre todo al notar como la falda se le levantaba dejando su trasero expuesto solo en braguitas, así como cuando sintió por primera vez en su vida como ardían los azotes en su pequeño trasero.  Sus primeros veinte buenos azotes le dolieron como nunca le habían dolido,  ya que nunca la habían dado unos azotes,  pero los aguanto únicamente soltando un gemido de dolor audible claramente incluso con el sonido de los azotes. Para pasar a ser “Ayees” de dolor a cada uno de ellos que seguían cayendo bien fuerte en su culo, el cual ya comenzaba arderle más de lo que podía soportar, sintiendo la inmensa necesidad de menearse sobre las rodillas,  poco después  sus piernas no le respondían  pataleaban en el aire por propia iniciativa ante el dolor, subiéndolas y bajándolas de forma seguida y continuada, así como abrirlas, separarlas, o flexionarlas,  como el menear  su cintura sintió como era sujetada con más fuerza, al tiempo que la azotaina en si misma aumentaba más su intensidad, así como en la rapidez de los azotes siendo muy seguidos, ya no respondía su cuerpo a sus órdenes del cerebro, pues este actuaba por si solo por el dolor, no soportando ni un minuto más aquel intenso fuego en su culo, se llevó las manos hacia la espalda para así intentar cubrírselo, pero sus manos no llegaron alcanzarlo, siendo ambas cruzadas una contra otra sobre su espalda bien sujetas por la mano izquierda de mamá.   Así  como los dedos de la mano derecha de mamá, se introducían bajo la cinturilla de sus braguitas  rosas, sintiendo como se deslizaban por sus muslos,  las bajaba hasta depositarlas en las rodillas, continuando la azotaina ahora picándole mucho más al tener el culo desnudo y ardiéndole tanto que no pudo contenerse más, rompiendo a llorar  primeramente sollozando y segundos después desconsoladamente al ser  los azotes  más intensos y más fuertes por momentos en la base de sus nalgas, a pesar de estar llorando a la desesperada, la azotaina aun continuo varios minutos más, que a ella le parecieron interminables dado el intenso ardor que le abrasaba el culo.
     Cuando la azotaina su mamá considero  ser suficiente castigo,  se quedó desmadejada sobre el regazo, echada boca abajo sin saber si ya había terminado o simplemente había sido una pausa, sentía que el culo le abrasaba como si tuviera brasas al rojo vivo. Marisa en ese momento se sobrecogió encogiéndose, al sentir como unas manos la agarraban de sus caderas, se sintió izada de los muslos de mamá, pues a pesar de la severa azotaina, se sentía apabullada al sentirse a gusto sobre las rodillas de mamá, notando sus  caricias en la espalda así como descendiendo a su trasero las manos de su mamá, por primera vez alguien se había interesado por corregir su conducta, aunque el motivo solo era un pretexto para castigarla.  El que alguien por fin hubiera corregido su conducta, así como el enseñarla  a comportarse, a pesar de estar muy dolorida  se sentía muy bien, colocada de pie entre las piernas de su mamá, sintiéndose aún mucho mejor al atraerla hacia su cuerpo  abrazándola, Marisa  sintió la primera muestra de afecto por ella, hundiendo su cabeza en lágrimas en su pecho de quien ya consideraba su nueva mamá, mientras con sus dos manos se cubría y se sobaba el trasero sintiendo en las palmas de sus  manos  el fuego intenso, así como el notar lo inflamado que lo tenia, así como muy dolorido, pero aun así sus sensaciones eran de ser aceptada como tal, recibiendo su primer abrazo de afecto por alguien que ni conocía, aparte de sus buenas amigas Sonia y Soraya, nadie más la había abrazado con verdadero afecto. 
     Minutos después sus manos eran  retiradas de su trasero, a lo que ella respondió abrazándose al cuello de su nueva mamá, como ya la consideraba  en esos momentos, a pesar de la azotaina que le acababa de dar, sintiendo  como las mismas manos que le habían retirado las suyas de su dolorido culo, sus braguitas le eran subidas por ellas y ajustada la cinturilla de sus braguitas  a su cintura.  Luego sus manos fueron retiradas del cuello, aunque ella se resistía a soltarse tan pronto, siendo aupada en brazos por el señor, que cargando con ella se la llevo hacia el lugar donde  había presenciado sentado, como la pequeña  Marisa recibía  su primera azotaina.  Sentándose  en ella al tiempo que  colocaba sentada  sobre sus muslos a la pequeña que se abrazó a él, sintiendo  de nuevo  aquel afectuoso abrazo, en apenas unos minutos se había encontrado más arropada, que en sus dieciocho años de edad de existencia, a pesar de cómo le acababan de poner el culo de ardiente y dolorido.
     Poco después se estremecía su cuerpo de nuevo, al escuchar  la voz de su futura  de mamá, pero a quien estaba regañando era a Soraya, levantando su mirada  a donde aún permanecía ella  sentada, viendo que entremedias de sus piernas tenia sujeta por las caderas a Soraya con sus manos, igual que tan solo hacía unos instantes había ocupado ella, mientras la regañaba severamente…
(Sra. Abba)  -.  Te parece correcto tu comportamiento?   Una muchacha como tú de veintidós años, debe de ser mucho más responsable en la vida, siendo mucho más cuidadosa con sus cosas, el poner una excusa tan burda,  como decir que te has quedado dormida, esa excusa no tiene fundamento alguno para  tu papá y a mí misma no nos vale, eso no es lo que te han enseñado en estos veintidós años, te creíamos que eras mucho más responsable, así como acostarte temprano para descansar tus horas, y no tener problemas al despertar por tu falta de responsabilidad,  de ninguna manera te vamos a tolerar  que te comportes de este modo!!!  .-  Soraya mantenía la cabeza baja mientras era regañada por su mamá, no pretendía dar ninguna muestra de descortesía que pudiera ser malinterpretada por ella, por ello mantenía sus brazos pegados a su cuerpo estirados, pero estaba sumamente preocupada porque sabía que la iba a castigar, sus dedos nerviosos jugueteaban con el dobladillo de su vestido.  -.  Además pequeña desvergonzada!!!  No te voy a tolerar de ningún modo que seas una desordenada con tus cosas, he entrado a tu habitación viéndome obligada a salir de ella, pues es una verdadera pocilga lo que tienes por habitación!!!  Bragas tiradas por todas partes, pantalones, vestidos, calcetines, el ordenador conectado, todas las cosas desperdigadas y desordenadas!!!  Eso sin contar el tufo que hay en la casa a orines, porque la niña pequeña se ha meado en la cama a sus veintidós años de edad!!!  Y para colmo de todos los males!!!  En vez de llevar las sabanas a la lavadora o ponerla en agua en el lavadero, la has dejado tirada en el suelo de cualquier manera, una verdadera vergüenza como tienes la habitación, pero ya te voy a enseñar ahora mismo a ser más cuidadosa con las cosas, puedes estar segura que lo vas aprender muy bien…
(Soraya)  -. …Solo hay dos braguitas… y los pantalones…
(Sra. Abba)  -. Vas a replicar a mamá?  Encima te vas atrever a responderme de esa manera, llamas a tu mamá embustera?  Te voy a enseñar a no faltarme el respeto…!!!
     Su mamá claramente se había molestado al responderle de aquella forma,  dándole dos azotes en el culo sobre la liviana falda, sintiendo como le ardían aquellos dos azotes, al tiempo que  colocándola sobre su muslo izquierdo, quedo boca abajo con su cuerpo colgando posando su cabeza y hombros en el suelo, si no hubiera apoyado  sus manos en el suelo, mientras su barriga  posada sobre el muslo.  Mirando hacia atrás entre las piernas de mamá, veía sus propias piernas colgando sin tocar el suelo, y entre ellas podía ver aterrorizada como su mamá avanzaba su pie derecho unos centímetros, soltándose la correa del talón con su mano derecha, llevaba calzando sus pies  unas sandalias, de sencilla tela negra en el empeine y una correa que partía de la base que la mantenía sujeta  al talón, con suela de plataforma de goma dura y delgada.  La vio como  extraía  su pie la sandalia, recogiéndola del suelo y como doblando la correa del talón entre la palma de su mano,  al empuñar la sandalia por el talón con su mano derecha.  Solo fueron unos segundos los que transcurrieron antes de sentir los primeros azotes, que a pesar de ser sobre el corto y liviano  vestido blanco dolían de lo lindo, debido al estar su cuerpo casi apoyado en el suelo, la falda de su liviano vestido y los continuados azotes hicieron que la falda liviana cayera sobre su espalda por sí sola, continuando la azotaina sobre sus bragas blancas de algodón, con lunares multicolores. 
      Marisa acurrucada sentada sobre el regazo de  su papá, pues ya se veía a ella siendo su hija adoptiva, ya que había decidido irse con ellos ese mismo día, viendo  como su amiga echada sobre la pierna izquierda  boca abajo, recibía aquella azotaina con la sandalia de mamá, escuchando estupefacta el sonido de los azotes sobre el culo de Soraya, que aullaba de dolor a cada azote que recibía, no tardando más que unos minutos en verla y escucharla como se ponía a llorar.  Se estremecía a cada azote que veía que caía en el culo de su amiga, sintiéndose de forma muy extraña al verla como era castigada, y así mismo era una sensación extraña al no compadecerse de ella, pues estaba disfrutando de la escena, no sintiendo ninguna lastima por ella, al tiempo que ella misma sentía el fuego intenso en su propio  trasero, sintiendo la caricia suave y dulce de la mano derecha de su papa, que le acariciaba su ardiente trasero sobre sus braguitas, trazando círculos sobre él.  Pero el momento que jamás hubiera sospechado Marisa, sucedió que sus braguitas se humedecían aún más, al ver como a su amiga le bajaban las bragas, pues nunca había visto antes que a otra chica le bajasen las bragas delante de ella, estando recibiendo una azotaina.  Ni siquiera a sus dos primas las había visto nunca que le bajasen sus bragas, pues las habían castigado en su presencia muchas veces, pero nunca había visto bajarles las bragas a ellas. 
    Al acabar su mama de castigar a su ya casi hermana, pudo ver como la ponía de nuevo en pie, en ese instante por primera vez pudo verle el coloradísimo trasero a Soraya, sintiendo como en su entrepierna un ardor inesperado la invadía, sintiendo como prácticamente se orinaba en las bragas, justo en el instante que el Sr. John había notado como temblaba su cuerpo, poniéndola de pie en el instante justo.  De haber permanecido sobre su regazo le habría empapado sus pantalones, pues el fondillo de sus braguitas se habían desbordado de tanta humedad, pudiendo sentir como sus fluidos traspasaban el fondillo de sus braguitas, y descendían gotas por el interior de sus muslos, que se apresuró a frotar uno contra otro para que no la vieran.
      En ese preciso instante ambas fueron colocadas una a cada extremo  del sofá, castigadas de cara a la pared con sus manos sobre sus cabezas, Soraya con su corto vestido levantado dejando entrever su coloradísimo trasero, con las bragas bajadas a las rodillas.  Al igual que a Marisa su corta falda tableada escocesa, le fue levantada sujetándola metiéndola entre su cinturilla para mantener su trasero a la vista, así como poco después ser bajadas sus bragas rosas a sus rodillas, mientras sus papás sentados tras de ellas las observaban, viéndolas con sus culos colorados.  A los pocos minutos Marisa y Soraya se miraban de reojo entre ellas, con una sonrisa en sus labios.


(Continuará…)