SORAYA Y SU
NUEVO HOGAR Capitulo 10
La escena en si misma resultaba encantadora, en la mesa de comedor sentados a
cada extremo se encontraban el matrimonio McDonald’s, hablando entre ellos
teniendo como fondo a sus miradas, en el centro a lo largo de la pared el sofá,
con un cuadro en la pared de un paisaje de una playa, en el cual se veía olas
rompiendo sobre si mismas al alcanzar la playa, con la espuma que producía las
mismas olas suspendida en el aire, como si el pintor hubiera parado el tiempo
en ese instante mágico. Para completar la belleza de esa pintura de un paisaje,
a cada extremo del sofá se encontraba Soraya a la derecha, con sus manos sobre
la cabeza, con su vestido ibicenco blanco arremangado a la cintura, prendido
por unos imperdibles cromados. Quedando
a descubierto a las miradas, su pequeño trasero redondo respingón completamente
colorado en toda su superficie, contrastando con la blancura del vestido, así
como sus muslos pálidos tirando a beige dado que no había tomado el sol desde
el verano anterior, lo cual hacia resaltar el tono colorado de su trasero,
quedando en un bonito contraste al tener las bragas blancas de algodón con
lunares multicolor bajadas a las
rodillas, enrolladas sobre si mismas manteniéndose por encima de las
rodillas. Al otro extremo del sofá,
estaba Marisa en una pose similar con sus manos entrelazando sus dedos sobre la
cabeza, vistiendo una camiseta, y una falda tableada escocesa arremangada y
sujeta en la pretina de su falda en su cintura, permitiendo tener la visión de
su redondo y firme trasero bastante colorado por la azotaina recibida con la
mano, algo menos oscuro que el de su amiga Soraya, pues la sandalia de suela
plana había dejado mella en el trasero, por lo que el contraste de ambos
traseros colorados era precioso, con el tono de piel algo más morena, y
contrastando a medio muslo sus braguitas rosas bajadas.
Viéndose una a la otra cara a la
pared, podían verse sus rostros claramente avergonzadas, pero a pesar de ello
se sonreían. Las dos habían recibido una
azotaina, desde luego la que más dolorido tenía su trasero era Soraya. El sonido de la sandalia de mamá era
claramente presagio que debía de doler mucho, aquella suela de goma tan delgada
y plana era sin duda como una dura palmeta de cuero, Marisa no hacía más que
recordar los efectos que causaba en el trasero de su amiga, así como verla
sobre el regazo menearse o como se
agitaba tratando de levantarse sin
lograr ese objetivo, ya que la mantenía su mamá bien sujeta sobre sus piernas,
el menearse de aquel modo era claramente
debido al intenso ardor en su
trasero. Marisa era la primera vez que
estaba viendo como una spanker actuaba, en su mente le sonaba extraño el pensar
eso de spanker, pero era lo que sus ojos veían una mujer dando una buena
azotaina con su zapatilla a su mejor amiga Soraya. En otras circunstancias se
habría apiadado de su amiga, incluso habría sentido lastima al verla como
aullaba de dolor causado por aquella zapatilla o sandalia. Pero en esos
momentos Marisa se lamentaba el no poder ver desde su posición, como la
zapatilla propinaba aquella azotaina en el culo a su amiga, le hubiera
encantado estar al otro extremo del comedor y poder ver como se le iba poniendo
colorado su trasero, se avergonzaba de pensar de ese modo, ya que no podía
apartar su mirada, siendo vista por Soraya como la miraba, aunque dudaba mucho
que pudiera fijarse en ella, pues por la forma que aullaba a cada azote tendría
cosas más importantes que pensar, que en la mirada lasciva de su mejor amiga
Marisa.
Sonreían porque claramente
tenían motivos para estar alegres, quien les iba a decir a ellas que iban a
verse así mismas siendo castigadas juntas.
Aunque para Marisa era la primera vez, y a su vez también su primera azotaina, con la sorpresa doble de ser vista
como la recibía por su amiga, así como su futuro papá al cual ella lo veía
enfrente de sí misma, aunque esa imagen solo la pudo disfrutar unos instantes,
hasta que los azotes que sentía arder en su trasero, fueron a más y más, no
siendo capaz de mantenerse sobre el regazo de su mamá, sin patalear con sus
piernas así como agitar sus brazos, pues hubo un momento que había perdido la
cuenta de los azotes que había recibido, al no poder concentrarse en ello, pues
sus nalgas le abrasaban demasiado y aun fue peor cuando le bajo las bragas,
aunque si recordaba ese instante glorioso cuando sintió los dedos de su mano se
introducían bajo el elástico de sus braguitas para bajárselas, era su primera
vez que le bajaban las braguitas, siendo un momento que sería difícil de
olvidar para ella.
En cualquier momento podían ser
regañadas de nuevo, por no tener su cara mirando la pared, pero Soraya no podía
dejar de mirar lo feliz y radiante que estaba su amiga Marisa. Su sueño de encontrar spanker se había
cumplido, además no se podía pedir tener más suerte, pues su mejor amiga estaba
con ella. Aunque claramente podían verse
entre ellas como hacían guiños, pues sentían sus traseros arderles a ambas y las
dos lo tenía bastante dolorido. Así como las molestias de sentir un intenso
picor, que cualquiera de ellas hubieran dado lo que fuera en esos momentos, por
poder llevarse sus manos para frotarse sus ardientes traseros.
Según iba transcurriendo el tiempo sus
rostros habían cambiado, pues sus molestias en sus traseros claramente se
mantenía igual, pero lo peor eran sus
picores al no ser aliviados de forma alguna, en vez de reducirse claramente
iban siendo cada vez más molestos, ello añadido al fuego que sentían. Además lo que al principio era una aventura
el estar castigadas cara a la pared, con el paso de los minutos el aburrimiento
así como el cansancio hacia mella en ellas, ahora ya se las podía escuchar como
resoplaban aburridas, al igual que por
estar cansadas de estar de pie, como por el hecho de estar castigadas mirando
la pared. Lo que en un principio era una
aventura feliz, ahora deseaban poder subirse las bragas cubriendo su desnudez,
así como el poder sobarse sus traseros.
A ello se le sumaba el escuchar a sus papás como charlaban entre ellos,
como si ellas no estuvieran en el comedor presentes.
Hablaban los Sres. McDonald entre ellos de cosas
comunes, así como de las novedades del
día, la subida de bolsa esa mañana, así como las ganancias obtenidas según su
agente de bolsa. Así como otros eventos interesantes a los que tenían pensado
acudir esa semana, como ir al Liceo a una gala benéfica, sobre un tema
determinado al cual harían unos donativos.
Aunque no quitaban ojo a las muchachas, las tenían castigadas cara a la
pared, las contemplaban sonriendo por como movían sus traseros, agitando sus
nalgas tratando posiblemente de mitigar el intenso ardor que debían sentir en
sus traseros. Así como el girarse poco a
poco cerciorándose si aún las vigilaban, volviendo sus cabezas rápidamente al verles detrás de ellas, avergonzándose al
saberse observadas por ellos, al permanecer detrás de ellas, deseando que no
estuvieran mirándolas o si se habían descuidado para poder bajar una mano para sobarse el culo.
Marisa al estar situada al rincón izquierdo
del fondo del comedor, se creía que no la vigilaban, mirando bajo su brazo derecho disimuladamente,
aprovechaba para bajar su brazo izquierdo para sobarse el culo. Mientras sus nuevos como muy posibles papás
sonreían observando como lo hacía, pues
les hacía gracia con sus rojos traseros, verlas intentando disimular al ladear
su cuerpo hacia ese lado y ocultar así su movimiento, aunque no pasó
desapercibida la acción. Soraya al ver
como Marisa se sobaba el culo, viendo que no tenía consecuencias para ella el
desobedecer. Intento hacer lo mismo
disimuladamente con su mano derecha, pero a ella no le fue nada bien el
hacerlo.
Pues su papá levantándose de su silla fue
raudo hacia ella, escuchando Soraya el sonido de las patas de la silla al ser
separada de la mesa, así como sus pasos
tras de sí, estremeciendo su cuerpo temiéndose lo peor, pues sabía que la había
visto, no tardando en comprobarlo. Pues se vio izada al sentir posarse las manos
de papá en su cintura, levantándola del suelo en volandas, siendo segundos
después colocada boca abajo, sobre el brazo del sofá apoyando su estómago en
él, su cuerpo estirado sobre el sofá echada boca abajo, con la cabeza girada hacia la izquierda viendo
la mesa, así como ver a su mamá frente a ella haciendo gestos negativos con la
cabeza, demostrándole así su desagrado en su rostro. Sintiendo como sus piernas colgaban de brazo del
sofá inertes, sin tocar el suelo con sus pies.
Con el culo ardiéndole aun por la azotaina recibida hacia unos minutos,
vio cómo su papa había avanzado unos dos pasos adelante, colocándose claramente
ante ella para que viera como se quitaba el cinturón, aterrorizada viendo cómo
se desabrochaba la hebilla del cinturón, cerró los ojos al ver como salía su grueso
cinturón de las presillas del pantalón, no pudiendo ver como lo doblaba a la
mitad uniendo los extremos, así como dándole una vuelta alrededor de su mano,
sujetándolo con firmeza lo estiro dejándolo tenso con su mano izquierda, una
vez hubo acortado y tensado el cinturón, manteniéndolo sujeto a su mano
derecha. No tardo en sentir el cinturón
como restallaba su sonido en sus nalgas
desnudas, aun con sus bragas bajadas en sus tobillos, abrió las piernas todo lo
que daban de sí mismas, no pudiendo abrirlas como hubiera deseado por la traba de sus braguitas, agitaba sus piernas sin tener control de ellas por el
intenso ardor que producía el cinturón, al sentir las quemazones en su nalgas
que la abrasaban, pues los azotes en su culo eran muy seguidos, sin darle
tiempo a coger aire entre azote y azote, poniéndose a llorar al segundo de los
veinte buenos azotes que recibió, aullando de dolor a cada uno de ellos. Dejándola llorando sobre el brazo del sofá, teniendo
la libertad para llevarse sus manos al trasero, pues no se le impidió el
hacerlo, sobándose con sus manos con vigor del intenso fuego, mientras con sus
ojos borrosos por las lágrimas veía a su papá, como se volvía a poner el
cinturón pasándolo presilla por presilla hasta volver a abrochar la hebilla de
su cinturón. Entonces la levanto por la
cintura volviéndola a colocar de pie mirando la pared, la dejo que se sobara el
trasero unas veces más y retirándole las manos poco después al sujetárselas por sus
muñecas volvió a colocarle las manos sobre su cabeza. Llorando no se atrevió a tratar de sobarse de
nuevo, aunque seguía viendo como su amiga si lo hacía, pero a ella en cambio no
le decían nada. Lógicamente entre ellas existía
una gran diferencia que ellas no podían apreciar, Marisa había sido castigada
simplemente como una prueba, en cambio Soraya estaba castigada de forma
real, por la gravedad de sus faltas, de
ahí que no le permitieran pasarle la más mínima o leve falta siendo castigada en
el acto con severidad.
Al cabo de unos minutos había dejado
de llorar, solamente sollozaba aspirando por la nariz, pues esta liberaba de
sus fosas nasales mocos que goteaban molestos. Se volvían a observar de nuevo
el cruce de miradas, Marisa claramente apenada por la azotaina que acababa de
recibir su amiga y que ella había podido contemplar, sus sonrisas ya no
aparecían en sus rostros. Más bien
cuando sus miradas se cruzaban, se veían a sí mismas como volvían a resoplar por el cansancio de estar cara a la pared
castigada. Aunque más que cansadas sentían sus brazos adormecidos, pues
desconocían el tiempo que llevaban con
sus manos sobre sus cabezas. Por no
decir las ganas que podrían tener ambas, de poder bajar sus manos para poder
acariciarse sus traseros, pues las dos lo tenían dolorido, aunque estaba más dolorida Soraya, así como el
intenso picor que se les iba acumulando en el trasero, sin poder mitigar esos
picores del culo. Aunque Soraya la observaba con clara envidia,
pues a su amiga le permitían sobarse el trasero, y en cambio ella sentía arder
mucho más, así como el intenso picor por la azotaina recibida con el cinturón de papá.
(Sr. John) -. Marisa acércate pequeña! .- Marisa se temió lo peor al ser llamada por su
nombre, asustada dudo unos instantes pero obedeció a papá, acercándose hacia él
arrastrando los pies por el suelo, al girarse juntando sus muslos, sus
braguitas rosas al no permanecer tenso su elástico, se le fueron bajando por si
solas hasta las rodillas, luego al andar se le acabaron de bajar a los tobillos,
así las braguitas bajadas temía tropezar con ellas cayendo al suelo, al encontrarse a
un metro de papá, él la tomo por las manos acercándola hacia él, estando a
punto de caer al suelo al perder el equilibrio, pudiendo sentir su papá como
temblaba de miedo al contacto de sus manos, pues ella temía recibir otra
azotaina por haber desobedecido, al igual que Soraya lo había sido hacia unos
instantes por sobarse, algo que ella había hecho repetidamente, pero al tenerla
cerca de él lo que hizo a continuación,
fue subirle las braguitas ajustándoselas el mismo a su cintura, viendo
el rostro de Marisa que se había ruborizado, pues al subirle las bragas las
manos de él hizo que su corta falda tableada, se le subiera la falda, dejando
su sexo con un poco de vello a la vista viendo a su papá como negaba con la
cabeza, al sentir como el mismo le arreglaba su corta falda, se relajó la
muchacha pero sin atreverse a levantar la mirada por la vergüenza, manteniendo
su mirada baja al ser aupada haciéndola sentarse sobre sus piernas, sintiendo
el contacto de sus muslos en su culo cubierto por las bragas, pues al sentarla
la falda se le había acampanado, sentándose apoyando su ardiente trasero sobre
sus muslos, notando como la mano izquierda de papá la sujetaba con la mano bajo
la falda sobre sus braguitas, pudiendo sentir su mano enorme posada en su
trasero ardiente. -. Muy bien mi pequeña Marisa, para haber sido tu primera azotaina te
has portado muy bien. Mi esposa y yo mismo estamos muy contentos por lo bien
que te has comportado, manteniendo la
compostura bastante tiempo, antes de ponerte a patalear como una chiquilla. .- Aquellas
palabras tranquilizaron a Marisa, continuando muy avergonzada por estar sentada
en las piernas como una niña pequeña, pero aunque mantenía su mirada baja, en
la comisura de sus labios aparecía una preciosa y pícara sonrisa de
orgullo. -. Para ser una preciosa niña de ocho años he visto algo que me ha
llamado mi atención en tu entrepierna, será necesaria realizar una higiene
personal, no veo necesario especificar que se
debe hacer, lógicamente ese aseo íntimo y personal se realizara una vez
estés en nuestra casa, no está bien visto que una niña de tu edad manipule una
maquinilla con cuchilla con el riesgo que eso conlleva, ya has visto a tu
hermana mayor que no tiene vello, ella también fue aseada al llegar a casa… También hemos visto cómo te sobabas el culo,
pero no te hemos dicho nada al no estar castigada, si lo hubieras estado puedes
estar segura, que habrías corrido la
misma suerte que tu hermana mayor. Pero tú no estabas cara a la pared, por haber
cometido una falta, si has temido en algún momento que te fuera a calentar el
culo con el cinturón, ya sabes por qué no has sido castigada. Ahora solo nos falta conocer tu opinión, pero
vas a tener unos días para pensarlo detenidamente, el jueves deberás
comunicarnos tu decisión. Si aceptas ser
nuestra hija, el viernes por la tarde después de comer te esperamos en nuestra
casa, si tu respuesta es afirmativa.
(Marisa) -. Y… si…ya hubiera decidido? Que debería hacer, pa…pa…
(Sr. John) -. Puedo decirte que
nos llena de satisfacción que ya hayas decidido, el llamarme papá aunque te
haya costado decirlo por la vergüenza, entiendo cuál es tu posición. Ello
indica que estas decidida a aceptar venirte con nosotros, y no puedo expresar
en estos momentos la alegría que nos proporciona esa confianza en nosotros,
pero en la vida hay que pensar con detenimiento las cosas y sobre todo obrar
teniendo plena seguridad en las decisiones que se toman. Por ello esperaremos
al jueves a conocer tu decisión. En
primer lugar sabemos muy poco de ti, por lo que estos días podremos hablar por
correo, para así poder conocernos mejor, al igual de las circunstancias que
debemos adoptar nosotros contigo. Una
vez que dispongamos de la información que es necesaria, deberemos ver que vamos
hacer, pues sabemos por Soraya que de haber sido posible habrías realizado
exámenes de acceso a la universidad, pero por razones privadas te viste
obligada a dejar correr esa opción. Lo
justo sería el encargarnos como tarea principal para nosotros, el
proporcionarte esos estudios, como padres responsables de nuestras hijas. Al
igual que como padres no será para ti una opción posible, me refiero al aceptar
estudiar o no. Seria claramente tu obligación la de ponerte a estudiar, siendo
castigada en caso de negarte a ello, pues es la obligación de una hija el
obedecer a sus padres. Por todas estas razones y otras que surgirán de las que
hablaremos, es por lo que decidir ahora sería inapropiado para ti, pues antes
debes conocer bien nuestras condiciones. Por supuesto que nosotros correremos
con todos los gastos, así por de pronto se me ocurre pensar, que estas fuera de
plazo para ingresar este año, por lo tanto deberemos hacer algo al respecto
para que te prepares bien, por lo que creo que deberíamos buscarte alguien
capacitado para ayudarte en esa tarea, como puedes ver esto solo son puntos que
se me vienen ahora a la mente, los cuales es necesario plantearlos y pensar en
qué hacer para que sea lo correcto. Por ello hay que esperar, al igual que
debes comunicar a tus tíos lo que piensas
hacer, pues igual ellos ponen alguna traba a que te marches. Pues va a ser una noticia inesperada para
ellos, e igual algo deben de pensar al respecto. Debes quedar a bien con ellos, pues si el día
de mañana decides no continuar con nosotros, debes tener un lugar a donde poder
volver, por ello el marcharte de su casa definitivamente no es una buena
opción, si el día de mañana has cambiado de parecer, no te puedes quedar en la
calle desamparada, por lo que igual habría que primero plantearse esa
posibilidad, y si no fuera posible venirte a vivir fija con nosotros, pues ello
te supondría un problema el día de mañana, habría que plantearte el poder
buscar otro spanker que se pueda ceñir a tu horario, a nosotros una niña de fin
de semana no nos interesa…o temporal.
Desde su lugar castigada cara a la pared, Soraya lo había escuchado todo
claramente, pues como es natural pensar estaba muy feliz de tener una hermanita
menor, más aun siendo una de sus dos mejores amigas. De las últimas palabras escuchadas la habían
preocupado, pues Marisa se mantenía callada sin hablar. En ese instante Soraya se giro mirando hacia
su papa y mama con las manos sobre la cabeza decidida a intervenir, aunque
temía que su osadía de interrumpirle cuando estaba hablando no fuera bien
interpretado, pues está muy mal visto que una niña de doce años interrumpa a un
adulto, en una situación clara de padre e hija, por lo que la voz de Soraya era
casi inaudible, temiendo ser reprendida y castigada… siéndolo por la Sra. Abba
que estaba pendiente de ella, mientras su esposo exponía los motivos por lo que
Marisa debía de esperar unos días para dar su respuesta, y conocer antes a lo
que iba a exponerse al aceptar ser su hija, al igual que su amiga Soraya ya
había aceptado.
(Sra. Abba) -. Te parece bonito hablar cuando lo hace papa?
Ven aquí!!!
Soraya temerosa se fue acercando a su mamá, pues se temía que le diera
unos buenos azotes por interrumpir a su papá, teniendo en cuenta lo dolorido
que tenía el culo, con las bragas bajadas
trabándole los tobillos le costó acercarse, pero al estar cerca de la
Sra. Abba la agarro de las manos atrayéndola hacia sí misma, estando Soraya muy
cerca de caer al suelo al tropezar con sus propias bragas, al igual que su
marido hiciera con Marisa, y para que no volviera a tropezar le subió sus bragas, y al habérselas subido le
dio un par de sonoros azotes en el culo sobre las bragas, pues el vuelo de la corta
falda de su vestido ibicenco continuaba prendido en su cintura…
(Sra. Abba) -. Más te vale que
sea importante eso quieres decir, o puedes ir preparando el culo…!
Marisa la observaba sentada sobre las
piernas de papá, sorprendida por como había regañado mamá a Soraya, pues fue
una situación extraña ser regañada por algo tan simple como hablar.
Preguntándose mentalmente que sucedía, pues no veía motivo alguno para regañar
a Soraya, y mucho menos darle aquellos dos fuertes azotes en el culo. Estaba tan sorprendida que sin pensarlo bien
intervino, preguntándole a papá porque…
(Marisa) -. …Porque le ha dado
esos azotes, si no ha hecho nada ella ahora? Papá…
(Sr. John) -. A ti te parece que
no ha hecho nada tu hermana? Pues de
estar en nuestra casa, tu recibirías una buena azotaina por interrumpir y replicarnos porque se ha llevado dos
merecidos azotes en el culo tu hermana.
Estaba yo hablando contigo explicándote cosas importantes que debes
saber, y no está bien que una niña de doce años interrumpa a su papá cuando
está hablando, eso es una falta grave de respeto como de mala educación
interrumpir a un adulto cuando este está hablando. De hecho tu mamá le acaba de
dar la oportunidad de explicarse, y tú has interrumpido a mamá!!! Por lo que te
mereces unos azotes como tu hermana… Solo te libra el estar de prueba y que aún
no has sido adoptada como nuestra hija… Pero unos azotes no te van a ir nada
mal…
Marisa no tuvo ocasión de replicar como
hubiera deseado, pues se vio colocada boca abajo sobre las rodillas de papá,
recibiendo en el acto unos buenos azotes en el culo, sin saber muy bien por qué
se los daba, pero sintió como esos azotes de papá dolían mucho más que los
recibidos por mamá sobre sus rodillas minutos antes, sintiendo como la mano de
papá era mucho más grande, solo fueron diez fuertes azotes pero le dolieron...
(Sr. John) -. Esto te enseñara a
hablar cuando se te dé permiso para hacerlo!
A ver… Soraya que es eso que tienes que decir, espero por tu bien que
sea importante…
(Soraya) -. Perdona papá! Pero lo que deseaba deciros que Marisa iba a
venirse a vivir a este piso a final de este mes, ósea este viernes iba a
venirse ella y Sonia a vivir conmigo, íbamos a vivir las tres aquí, si miráis
las habitaciones están los muebles ya con su ropa, sus tíos ya están informados
y aprueban que se venga a vivir conmigo, pero no le había comentado nada de
irme a vivir con mis papas de adopción aun, por la debida discreción que debía
tener sobre el tema, hasta no haberos pedido permiso para hablar y poder
contarselo, ella iba a dejar de trabajar en el locutorio, porque no le pagan
nada de sueldo, entre Sonia y yo pagaríamos el alquiler hasta que le salga algo
y ella pueda colaborar, aunque tiene una pequeña pensión de su padre biológico cada
mes, aunque no le conozca a él.
Marisa una vez recibidos
sus correspondientes azotes, su papá la había hecho levantarse quedándose de
pie a su lado, ella lo miraba con cara de sorpresa por los azotes que le había
dado, mientras se sobaba el culo con las dos manos, y al escuchar a Soraya
hablar la miro a ella, y al acabar de hablar miro a papá de nuevo mientras en
su rostro seguía aquella mirada de sorpresa y desafiante…
(Sr. John) -. Marisa! Cambia ese rostro o te vas arrepentir
el mirarme desafiante, eso es una de las cosas que no vamos a tolerar en tu
conducta, que esperabas recibir unos azotes solo cuando cometes una falta? El interrumpir a los adultos cuando hablan es
una falta de respeto, y no se tolera en casa ese comportamiento! Estarás de prueba
en la tarde de hoy, pero a pesar de ello, no te voy a tolerar esa conducta
desafiante, más te vale borrar esa cara o vas arrepentirte como me hagas
enfadar… Bueno Soraya! Al parecer lo que ibas a decir era
importante, pero ello no te va librar de ser castigada, pues estabas castigada
cara a la pared y no tenías permiso para hablar o moverte estando castigada, es
importante lo que has dicho. Pero eso nos lo podías haber comentado luego, pues
de igual forma hasta el jueves no esperamos la respuesta de Marisa, o es que
además de escuchar una conversación que no va contigo, te crees que te puedes
saltar el castigo? Por lo tanto no había
urgencia para interrumpir la conversación… ósea desvergonzada!!! Ven que te voy
a enseñar a moverte estando castigada…
El rostro de Soraya lo
decía todo sin palabras, estaba claramente arrepentida de haberse movido
estando castigada, pero actuó en la creencia que era lo correcto, pero al
escuchar a papá se dio cuenta que tenía mucha razón, no había motivo para haberse
movido, pues lo que había dicho o referido no tenía importancia pues habían
todavía prácticamente cuatro días hasta el jueves, lo que restaba de lunes,
martes, miércoles y jueves hasta las veinte horas de la tarde que debía dar una
respuesta Marisa. Por lo cual no debía
de haber interrumpido a papá! Y ello se
reflejaba en su cara, pues según se acercaba a papá que estaba sentado a
escasos dos metros de mamá, se acariciaba el culo por encima de la falda,
viendo aun la mirada desafiante en el rostro de Marisa, mientras que en cambio
ella mostraba a su amiga, dibujado en su rostro la clara preocupación o su
temor a ser castigada de nuevo, pero al mismo tiempo aceptaba que estaba
equivocada en su forma de comportarse, aunque la avergonzaba ir andando a pasos
cortos, y ser observada por Marisa la cual seguía sin comprender nada de
aquello, y más como Soraya se inclinaba sobre las rodillas de papá, así como se
ponía ella misma sobre las rodillas de papá boca abajo, para recibir una
azotaina. Interviniendo la Sra. Abba en ese momento…
(Sra. Abba) -. Niña!!! Cambia
inmediatamente de tu cara esa mirada! Ven aquí y explícame que es lo que no
comprendes… .- Marisa fue hacia ella, sin comprender aun nada de lo que sucedía,
pues no veía que hubiera sido tan grave el interrumpir en una conversación, eso
era algo habitual cuando hay personas desconformes. Y ella en esos momentos tenía
muchas dudas como era de esperar. La sentó sobre sus piernas notando como su
cuerpo se estremecía, al contacto de su inflamado culo, al igual que notar en
sus piernas el calor que emanaba su caliente trasero. -. Es muy comprensible que te embarguen tus dudas, pues este mundo es
muy distinto el imaginarlo a vivirlo una misma. No es lo mismo tener un spanker
durante unas dos horas en cierto momento de la semana, el cual te va a
disciplinar por las faltas que hayas
podido cometer, y una vez castigada el spanker se marcha. Con nosotros no vas a
vivir de esa forma tan simple, si vives con nosotros como nuestra hija
adoptiva, vas a estar en riesgo de ser castigada en cualquier momento, ya que
vivir con unos spankers es lo que se denomina como una relación 24/7, que no
significa otra cosa que estar controlada veinticuatro horas, los siete días de
la semana. Por ello debemos hablar
durante estos días de todas estas cosas, antes de tomar una decisión por tu
parte. No puedes decidir de buenas a
primeras que estás de acuerdo, sin conocer lo que va a significar el vivir con
nosotros. No es lo mismo ser una niña de
ocho años durante dos horas por decir algo, que ser una niña de ocho años por
un tiempo indefinido de “X” días. Debes de estar muy segura de ti misma, para
tomar una decisión seria. Un spanker en
la distancia es un tipo de relación blanda por llamarlo de un modo, y vivir con
un spanker es muy diferente. Como lo que acaba de suceder en estos momentos,
que tu hermana a interrumpido a tu papá cuando estaba hablando, eso en una
mujer de veintidós años, no sería objeto o motivo de castigo, pero ella con
nosotros es una niña de doce años, por lo cual nos debe respetar como sus papas
que somos, y interrumpir o contradecirnos es una falta de respeto, por ello
papa la va a castigar. Al igual que te debería castigar a ti, por
ese desplante desafiante de tu rostro hacia tu papá, eso en una mujer de
dieciocho años que tienes tú, no sería motivo de castigo. Pero te estamos
tratando como el rol que adoptaras con nosotros, que será el de una niña de
ocho años, debes comprender que con ocho añitos no puedes faltar el respeto a
tus papas… Y si lo haces debes ser castigada como es natural, porque no te
toleraremos esa conducta.
Marisa pareció que comprendía la explicación
de su mamá, pero a pesar de ello en su rostro se le dibujaba no aquella mirada
desafiante de unos momentos, ahora su cara era de una clara preocupación o de
tener una clara duda en ella, y titubeante pregunto con voz temblorosa.
(Marisa) -. Entonces mama! Me va a castigar a mí también… papá?
(Sra. Abba) -. Pequeña! Tu solamente has recibido una
azotaina a modo de información, para conocer de primera mano cómo serás
castigada, por lo tanto no estas bajo nuestra responsabilidad todavía, solamente
de aceptar vivir con nosotros serás castigada en su momento por las faltas que
puedas cometer, y por supuesto no son acumulables, por lo tanto tu
comportamiento de hace unos momentos no lo tendremos en cuenta. A no ser que comprendas tu situación, y creas
que debes de ser castigada como lo va a ser tú hermana Soraya, que en el futuro
de aceptar será tu hermana mayor. Te vas
a sentir mejor si eres castigada por tu comportamiento? Si es así no respondas, te pongo en el suelo
de pie, y si vas hacia donde esta papá, después de darle la azotaina a Soraya,
te la dará a ti.
Marisa miraba a mamá
incrédula, sentirse mejor por ser castigada… No sabía que mejoría podría tener
por ser castigada con una azotaina, así que al bajarla de sus piernas dejándola
de pie en el suelo, su primera reacción fue la de apartarse de ella, en
dirección contraria a la que estaba Soraya sobre las rodillas de papá. En ese instante vio como le retiraba el
corto vestido a Soraya Papá, pues se le había soltado un imperdible por los dos
azotes que le había dado mamá y cubierto parcialmente su trasero, seguidamente
le bajaba las braguitas de algodón blanco con sus lunares multicolores,
apareciendo ante la atenta mirada de Marisa el culo completamente colorado de
su amiga. Así como ver como la mano derecha de papá comenzaba a darle sonoros
azotes en el colorado trasero, viendo como su amiga recibía aquella azotaina,
resonando los azotes en toda la estancia, mientras que Soraya movía sus piernas
abriéndolas o separándolas hasta sentir la traba de sus bragas, no pudiendo separarlas más de sí mismas, ante
esa visión Marisa veía como se estiraba la elasticidad de la prenda íntima de
su amiga, al igual que meneaba sus caderas al ritmo de los fuertes azotes, no
tardando en escucharla sollozar primero y luego ponerse a llorar a la
desesperada, pues la azotaina duro varios minutos poniéndole el culo de un rojo
muy intenso y brillante. Hasta que boquiabierta Marisa vio como le volvía a
subir las bragas a Soraya papá, así como poniéndola en pie se sobaba el culo
vigorosamente, haciéndolo sobre sus braguitas al tiempo que introducía sus
dedos entre las perneras para aligerar la presión de las braguitas, recibiendo
dos sonoros azotes y viendo como papá le volvía ajustar las bragas a su cintura
poniendo de nuevo las perneras más tensas aun, marcándole en el trasero como
apretaba el elástico de las perneras…
En ese instante Marisa vio como papá la
miraba a ella, estremeciéndose a sentir esa mirada clavada en ella, como si la
estuviera esperando a que fuera hacia él, pero ella sentía sus pies clavados en
el suelo, bajando su mirada permaneció en el lugar donde estaba sin moverse. Aunque
sus manos se sobaban su trasero como un auto reflejo, al sentirse claramente
intimidada por aquella penetrante mirada, pero no se movió de lugar. Solo
Marisa podía saber lo que pasaba por su mente, pero desde luego en sus
pensamientos no se reflejaba el acercarse a papá a que le calentara el culo, el
temor a ello la hacía permanecer en su lugar, solamente ella podía saber que
pasaba en esos momentos por su mente.
(Sr. John) -. Cariño! Creo que ya va siendo la hora de marcharnos a
casa, pero antes llévate a Soraya a su habitación para que la arregle, así como
poner la ropa sucia en la lavadora y las sabanas mojadas. Cuando la ponga a secar la ropa. Que se
arregle Soraya para irnos, mientras hablare un poco más con la pequeña para
aclararle las dudas. Porque no la veo preparada para vivir con nosotros, parece
que está demasiado verde aun. Quizás el ser tan joven carece de la experiencia
necesaria, o al menos debería tener las ideas más claras, para ello debe
recopilar información, con tiempo es posible que pueda estar más preparada y en
mejores momentos para tomar una decisión.
Marisa vio como la Sra. Abba se llevaba a
su amiga de la mano, viendo como Soraya no protestaba ante las palabras de
marcharse, sorprendiéndola ver como sumisa aceptaba el arreglar la
habitación. Quedándose ella a solas en
el comedor con el Sr. John, que la observaba con una cara que mostraba poco
convencimiento hacia ella. Una vez a solas en el comedor…
(Marisa) -. Señor!
Porque dice que estoy muy verde aun?
Antes decía que estaba muy contento usted y su esposa conmigo, porque
han cambiado de idea respecto a mí?
(Sr. John) -. Como decía y has escuchado tenemos muchas
cosas de que hablar, de momento claramente las observaciones que podemos hacer
son poco claras con respecto a ti. Como
puede ser el rol que te hemos fijado para ti, pues aunque hayamos dicho que
puedes elegirlo tú, nuestro interés principal es el de tener otra hija, y
aunque hayamos alabado como te has portado al ser castigada con la azotaina de
prueba, hay aspectos de rebeldía en ti, que puede ser por tu carácter rebelde,
o por ser ignorante de lo que este mundo aporta. El momento para ver hasta donde estas
preparada, ha sido hace unos momentos, mi esposa te ha informado que por tu
rostro desafiante, merecías una buena azotaina, en un primer momento ha
parecido que comprendías que debías de ser castigada, tras la explicación de mi esposa has cambiado
tu cara desafiante, por una imagen claramente apaciguado, incluso me atrevería
a decir que estabas dispuesta aceptar ser castigada, pero luego tu
comportamiento ha sido todo lo contrario, lo que nos viene a decir que eres un
mar de dudas. Incluso cuando he acabado de darle la azotaina a Soraya, te he
mirado para que vinieras a recibir la azotaina que te merecías, y no has venido
hacia mi, es que ni has dado un paso adelante, de haberlo dado yo te hubiera
ido a buscar para darte tu merecido, pero no has hecho gesto alguno que me
diera luz verde.
(Marisa) -. No le voy a negar que como spankee tenga
mucho que aprender, y que son muchas las dudas que tengo, eso es algo que no
puedo negar. Pero le puedo asegurar que
tengo mis ideas muy claras de lo que deseo, y que he recibido información de
primera mano por parte de Sonia. En
cuanto a eso… que usted me dice… que debería dar una respuesta más positiva… o que
no he dado un paso… quizás sea el hecho que soy muy cobarde… aunque usted se
hubiera levantado y venido hacia mí, si usted da dos pasos adelante, yo hubiera
dado tres hacia atrás por el miedo que tengo, incluso ahora mismo no entiendo
que tenga valor para reconocer lo que estoy diciendo, quizás por sentirme
molesta por escuchar que no estoy preparada, pero yo jamás me hubiera puesto
voluntariamente sobre sus rodillas como ha hecho Soraya, soy incapaz de algo
así. Pero por Sonia conozco lo que conlleva el tener una relación veinticuatro
siete, y no tengo duda alguna sobre ese respecto, pero tener miedo a… que me
castigue usted, no creo para nada que sea por tener indecisión o no estar
dispuesta, así como como el estar preparada para esa relación. En cuanto a adoptar el rol de una niña de
ocho años es mi rol preferido, no elegiría otro distinto. Pues justamente es como más me identifico a mí
misma es en ese rol.
(Sr. John) -. Bien pequeña! Esto es justamente lo que había
pensado de ti, pero necesitaba estar seguro de ello, por ese motivo han sido
mis palabras tan elocuentes, porque necesitaba conocer tu reacción, y como
esperaba así ha sido. .- El Sr. John
se puso en pie levantándose de la silla que había ocupado toda la tarde,
comenzando a soltarse los gemelos de la boca manga de la camisa y
arremangándose las mismas hasta el codo las mangas de la camisa, al tiempo que
avanzaba hacia Marisa, la cual retrocedía los mismos pasos que él avanzaba
hacia ella. .- Sabes desvergonzada!! Me
has hecho utilizar un método contigo que no es muy convencional, el cual hace
que seas merecedora de una buena azotaina en el culo… Y sabes? Es justamente lo que voy hacer contigo, te voy a poner sobre mis rodillas y te voy a
dar una buena azotaina que no vas a olvidar en varios días!!! Pues es justamente lo que te mereces, y para
nada va a resultar parte de la prueba, pues este castigo te lo has ganado tu
sola a pulso, al mostrarte de ese modo desafiante, siendo claramente una falta
de respeto en una niña de ocho años, y es importante el ocuparme de ti como
corresponde a esta situación.
Marisa al verle ir hacia
ella hecho a correr en dirección contraria, acabando corriendo alrededor de la
mesa perseguida por su papá, Marisa en su torpe carrera tropezó con una silla
tras otra, cayendo y causando un gran
estrepito al caer al suelo, el cual llamo la atención a la Sra. Abba, que
supervisaba como Soraya recogía la habitación, apareciendo en el pasillo
sonriendo al ver la escena y tras ella asomaba la cabeza también Soraya, viendo
como daban vueltas alrededor de la mesa, riéndose la Sra. Abba y también Soraya
por la escena, claramente Marisa corría mucho más, por ello en una de las
vueltas que daban a la mesa, la Sra. Abba se interpuso en la carrera de Marisa
sujetándola del brazo. Con lo cual el Sr. John le dio alcance a Marisa a la que
agarro por la cintura levantándola en volandas, colocándola bajo su brazo
izquierdo mientras la joven pataleaba en el aire, así como sus brazos trataban
de aferrarse a la mesa para escapar, maniobra que no le sirvió de nada pues al
agarrarla, el Sr. John la llevo hacia la única silla que quedaba aun sobre sus
patas derecha, sentándose en ella al tiempo que la colocaba boca abajo sobre
sus rodillas, le levantaba la corta falda tableada escocesa, así como el
bajarle las bragas rosas a los tobillos de un solo tirón. Al inclinar su cuerpo hacia la derecha para
bajarle las bragas, vio que en el respaldo de la silla colgaba el bolso abierto
de su esposa, dentro del cual había un viejo cepillo de madera de baño, que sin
dudarlo un momento lo agarro por el mango, y al incorporarse agarrando las
manos de Marisa que se cubría el trasero, las coloco juntas sobre su espalda,
al tiempo que caían los primeros azotes sobre el colorado trasero de la joven
Marisa. Que al sentir los azotes aullaba de dolor, meneando sus caderas tratando
de girarse sin éxito alguno por su parte, así como agitar su cabeza
alocadamente mientras su hermoso y largo cabello se suspendía en el aire, tanto
hacia la derecha como hacia la izquierda, así como sus piernas pataleaban
alocadamente, las cuales con su pataleo acabaron por hacer que sus braguitas
rosas bajadas a sus tobillos, salieran despedidas de sus pies volando varios
metros posándose en el suelo como una grácil mariposa rosa. La azotaina a pesar de utilizar el cepillo de
baño, no eran azotes muy fuertes los que Marisa recibía en su desnudo trasero,
pero si lo suficiente para hacerle aprender la lección, por supuesto la amenaza
de papá de darle una buena azotaina, no se cumplió pues solo lo dijo para
amedrentarla aún más de lo que ya estaba la joven, pero si le dolió lo
suficiente para aprender la lección.
Al dar por finalizada la azotaina tras
unos largos minutos, un tiempo que a la pequeña Marisa le parecieron muchos
mas, pues para ella que era la primera vez que probaba el cepillo en su
trasero, le parecieron mucho más que unos simples minutos. Sintiéndose libre
del brazo izquierdo que la mantenía inmovilizada con las manos en su espalda,
sintió que la dejaba que se incorporase ella por si misma de su regazo, lo cual
hizo que se llevase rauda sus manos al
colorado trasero que le abrasaba, levantándose
quedando arrodillada al costado derecho de papá. Llorando se sobaba el culo vigorosamente con
las dos manos, pues la azotaina con el cepillo había dejado su trasero muy dolorido, por lo que la joven se sobaba el
culo cogiéndose las nalgas por la base, subiéndoselas hacia arriba una y otra
vez, era gracioso verla como se masajeaba sus doloridas nalgas, momento que los
brazos de su papá la hicieron ponerse en pie, con las lágrimas en sus ojos y sin
dejar de sobarse el culo, separándose de él lentamente temerosa que por sus
gestos ahora desafiantes, pues sus ojos brillaban como si le lanzara unos rayos
por la rabia que sentía, pero ese ímpetu no resultaba ser más que una forma de
mostrarse así misma, no siendo ira o estar resabiada por la severa azotaina, si
no, por lo dolorido que tenía el culo,
no había más que verla como dando
pequeños saltitos, tratando de mitigar aquel intenso dolor en el culo, además de sentirlo que le
ardía el trasero como si le hubieran puesto brasas al rojo vivo. En breves minutos ya se la podía observar algo
más calmada sin dejar de sobarse el culo, mientras en su rostro se dibujaban
todo tipo de guiños o muecas de dolor, y aunque al sobarse se levantaba su
falda al pasar sus manos, dejando a las miradas la intimidad de su entrepierna al descubierto, pero en
esos instantes su mayor preocupación claramente era el fuego intenso que sentía
en sus nalgas, hasta que poco después ya más calmada se volvió hacia su papá que
continuaba sentado con el cepillo de baño aun en sus manos… Momento que su mamá
entraba al comedor llevando algo en sus manos.
En ese instante la Sra. Abba apareció ante
la joven, que tuvo que agacharse ante una de las sillas que aún estaban tiradas
en el suelo colocándola bien, sentándose en ella llevando en sus manos unas
braguitas limpias.
(Sra. Abba) -. Ven aquí
pequeñina que mamá te va a poner unas braguitas limpias!
Ante la palabras de la
Sra. Abba, su futura mamá en breves días.
La pequeña al escucharla hablarle al dirigirse a ella tan dulcemente con
ese cariño, se sintió claramente abrumada por la felicidad que la embargaba,
pues nunca había sentido esa sensación de ser querida por alguien, aparte de
sus dos buenas amigas que la tenían muy consentida por ser la más joven, ya que
conocían bien los problemas que tenía consigo misma, al no sentirse estimada
por sus tíos que no habían tenido nunca un detalle con ella, ni tan siquiera su
tía que era la hermana menor de su desaparecida madre al venir ella al mundo.
La pequeña al ser llamada por su futura mamá, se volvió hacia ella aun
sollozando, mientras con su mano derecha se secaba sus lágrimas de sus
mejillas.
Marisa al ver las bragas
que su mamá sostenía en sus manos abriéndolas, como arremangando su talle para
facilitarle pasar sus pies por las perneras para ponérselas, a pesar del dolor en el culo
el cual continuaba sobándose, al ver aquellas braguitas apareció una tenue
sonrisa en sus labios, pues eran justamente las que le gustaban a ella. Eran unas braguitas de algodón con dibujos de
ositos jugando de color marrón, levanto un pie haciendo muecas de dolor en el
culo al flexionar su rodilla, resulto igual al levantar el otro pie al pasarlo
por la pernera de las braguitas, mirándose ella misma levantándose la falda
mostrando su intimidad, pero no le importaba el mostrar su sexo, deseaba verse
como le quedaban aquellas braguitas que al subírselas ajustándoselas a la
cintura, sus mejillas enrojecieron de la vergüenza, al ver que le cubrían por
encima de su ombligo al ser de talle alto, notando que le cubrían todo su
trasero al tener las perneras bajas, recordando que eran similares a las que
llevaba cuando era una chiquilla, lo que no le gustó tanto fue al poco tiempo
de llevarlas puestas, cuando sintió la presión del elástico en el inicio de sus
muslos, siendo una presión muy molesta al tener su trasero muy inflamado. Luego se abrazó a su mamá sintiendo como el
abrazo era correspondido por ella, abrazándola atrayéndola con sus brazos hacia
ella, permaneciendo varios minutos sollozando sobre su pecho.
A la hora y media después de ser
castigada Marisa con el cepillo, en el portal se despedían dándose besos
saliendo poco después a la calle, donde sus papas y su hermana Soraya subían a
un vehículo, quedándose Marisa en la acera viéndoles marchar. Luego se encamino hacia la esquina hacia el
locutorio de sus tíos, notando al caminar como le dolía el culo a cada paso que
daba, deseando poder entrar en el locutorio para poder sobarse el culo sin las
miradas indiscretas de los transeúntes.
(Continuará…)