EL TUTOR DE
DISCIPLINA EL Sr. LÓPEZ VI
EL CASO
DE ELOUISE BRAUN
“EL CORRECTIVO…”
Evelyn se retiraba hacia su puesto de
trabajo, no estaba resultando una mañana sencilla, su mano derecha por debajo
de su corta falda lo insinuaba de manera obvia, por su trasero debía de
rondar un hormiguero de hormigas
caníbales, porque el picor de miles de avispas se queda corto en la expresión, su jefe y Tutor, le había dado permiso para
hacerlo, acababa de estar en su compañía,
no era uno de esos días que su jefe era amable, simpático. Iba dirigiéndose
hacia la puerta para salir del despacho. Iba acariciándose el trasero ya con ambas
manos, al no ser regañada por sobarse el
culo con una. Teniendo su cuerpo
ligeramente encorvado le hacia el caminar ser más apaciguador, como si arqueando su cuerpo aliviase de alguna manera el fuego
que ardía en su trasero fuese menor, pero en realidad le facilitaba el dar un
paso tras otro, sin apenas levantas la suela de sus zapatos sin apenas
tacón. La experiencia de los últimos
días, le había enseñado que caminar con zapatos de tacón resultaba mucho más
incómodo, y ninguna comodidad, por no decir que las molestias en el culo
resultaban insufribles.
A su espalda quedaba su Tutor observándola,
apoyado en su mesa con los brazos cruzados sobre su pecho,
la observaba con una sonrisa en los labios muy atentamente
mientras se alejaba. Le resultaba embriagador lo atractiva que se
la veía mientras se sobaba el culo por encima de sus braguitas, estaba muy
graciosa con aquellos mohines que expresaban
sus labios por los picores que sentía en su culo. Lamentaba tener que ser tan estricto con
ella, pero la disciplina requiere efectividad, si no, la disciplina no tiene
fundamento alguno, si no existe respeto. Evelyn era una joven hermosa de veinticuatro
años, en plena juventud, como un cuerpo esbelto
que hacia resaltar más aun su figura, y tener el trasero caliente hacia
que el contoneo de sus caderas acentuaba su bien formado físico, al tener su trasero en llama viva tras ser
castigada por su falta de decoro, un fuerte azote como despedida que había recibido al dar la
espalda a su Tutor, ello había inacentuado a mover el culo muy graciosamente. Se movía con suma gracia al tener dificultades al caminar,
andaba a pasos cortos, había comprobado que era menos molesto, que
levantar sus pies, sintiendo cierta facilidad o que le dolía algo menos el culo siendo más fácil
sobrellevarlo, era como tener un defecto en una extremidad de unos centímetros,
teniendo una más corta que la otra, pues
caminaba con una leve y tenue cojera, aunque no tuviese defecto, pero ambas
nalgas le dolían por igual, ósea que la cojera tanto podía ser una extremidad
que otra, pues eran sus nalgas inflamadas e hinchadas, las que provocaban su
forma al desplazarse, siendo más llevadero al haberse comportado como una
adolescente, siendo descarada e inconsciente y siendo castigada severamente,
era perfectamente consciente que había sido culpa de ella y su poca
inteligencia al pensar que su maléfico plan podía salirle bien.
Tratar de evitar que sus nalgas se movieran al contonear
sus caderas, era una tarea infructuosa.
Era como si tuvieran vida propia, pues
a pesar de llevar bien puestas sus braguitas, así como bien ajustadas a su cintura, o igualmente
tensas en sus perneras ajustándolas a su precioso trasero. No resultaba alivio alguno, deseaba que
acabara la jornada de una vez, para irse a su apartamento para poder quitarse
las bragas y quedarse desnuda.
El
elástico de sus braguitas quedaba de manera firme y tensa, algo que en esos
momentos Evelyn no hubiera deseado.
Llevar bragas en su situación resultaba
mortificante para ella, pero sobre todo para su trasero, porque el
intenso ardor se quedaba como atrapado en sus braguitas, haciendo que el
irradiante calor que desprendía su trasero, se acumulara mucho más en su
interior, de poder usar braguitas, como las
que usaba habitualmente antes de conocer al DDDV. Que como toda chica joven solía utilizar
braguitas pequeñas y sin elásticos, no como las que ahora estaba obligada a llevar.
Las bragas que desde hacía un tiempo tenía
en el cajón de su cómoda, en su habitación eran todas supervisadas por su Tutor, y estas
todas eran de algodón grandes y horribles, que al ponérselas sentía la
incomodidad de llevarlas, pues le apretaban las perneras en su inicio de los
muslos, ya que la braga le cubría todo el culo y la cinturilla de las mismas le quedaban justo por debajo del
ombligo, pero por detrás en el trasero, aun le subían algo más. Lo que al ser
castigada cuando se portaba de manera indebida a ojos de su Tutor, después de
la azotaina al tener el culo inflamado e hinchado, llevar aquellas bragas era
un verdadero suplicio, sobre todo por las costuras y el elástico de las
perneras, por no hablar de la concentración del calor.
Al llevarlas tan altas su efecto era impedir
que se le bajara la cinturilla, haciendo
algo similar a un efecto “jaula” o así
le parecía a ella. Con lo cual el llevar esas braguitas no le aliviaba el dolor del trasero si no, que
acentuaba a un más el intenso ardor de su culo castigado, por si aquello fuera
poco, encima eran chillonas por sus dibujos, como las que llevaba en ese
momento, blancas con dibujos de rosas rojas y amarillas muy chillonas, al ser
de un tamaño de una nuez o castaña, resultaban unos dibujos muy chillones,
teniendo que soportar comentarios que la hacían ruborizar hasta la raíz, teniendo que llevar faldas siempre o
acampanadas o tableadas muy cortas, con
la consecuencia que mostraba sus braguitas al mínimo movimiento, sin poder
hacer nada para evitar mostrarlas, algo que
la hacía morirse de la vergüenza, alguna vez se había bajado la cintura
de la falda para no enseñar sus
braguitas, resultado nefasto para ella, pues esa vez su Tutor se dio cuenta de
la diferencia, y con una regla midió la longitud del borde de la falda,
a la altura que quedaba de su rodilla, la diferencia fueron el número de
azotes que recibió con un paddle grueso de agujeros. El resultado no fue para
recordar o para que se repitiese el error cometido.
Llevando las bragas perfectamente tensas
enmarcando y resaltando su inflamado trasero, claramente debido a los efectos
de la azotaina que acababa de recibir, debía de dolerle sobremanera el culo,
siendo muy visible por el movimiento arriba y abajo que sus manos planas y extendidas se posaban sobre las braguitas, haciendo un movimiento arriba y abajo, o trazando
pequeños círculos, sobándose el culo vigorosamente ante el intenso ardor.
Bajo
la atenta mirada de su Tutor que no le
quitaba ojo, y disfrutaba de la preciosa visión para sus ojos, así como, el
coloradísimo trasero que asomaba bajo la tela de algodón de sus braguitas,
enmarcadas de un ribete de puntilla en
las perneras, que hacían resaltar de manera encantadora. Las preciosas y anticuadas braguitas blancas de talle alto y sus dibujos
de capullos floridos de rosas rojas y
amarillas en contraste de su vestido amarillo y en esos momentos por su
coloradísimo trasero, hacía que las bragas resaltasen aún mucho más,
seguramente ella no pensaría lo mismo, pues sentía que sus nalgas en cualquier
momento podían comenzar a brotar llamas
ardiendo, de un momento a otro, pues su
intenso ardor así se lo hacía creer, de ahí, que a pesar del intenso dolor del
culo, no le importase el friccionarse el
culo de forma vigorosa, sentía como se
aliviaba el picor e disimuladamente
estiraba el elástico de sus perneras, aliviando en cierta manera el ardor.
Para el Sr. López, su Tutor, resultaba una
visión maravillosa al poder contemplar semejante belleza de contrastes,
desde el colorado trasero de su joven secretaria,
viendo como su mano subía y bajaba graciosamente
acariciándose el trasero sobre sus braguitas, o el colorido estampado de dibujos de capullos
de rosas rojas y amarillas, resultado de un contraste colores que resultaba embriagador, así como la falda ondulada que aun
iba sujeta sobre la pretina de su cintura, algo que la joven no debía haberse
percatado de ello, o simplemente no tenia en esos instantes su mente, para
pensar que iba mostrando su ropa interior.
Después de haber tenido que ir con las braguitas bajadas toda esa
terrible mañana, claramente tenía una ardiente preocupación más acuciante en
esos momentos, mitigar el intenso fuego del dolorido trasero.
Al pasar sus manos por encima de sus
bragas, podía notar como sus nalgas inflamadas en ese momento le parecía que
abultaran el doble de su tamaño, porque al pasar sus manos, podía palpar su trasero algo más salido de lo habitual,
incluso más duro en algunas zonas, sobre todo en el centro de sus nalgas, donde
la azotaina había sido más prolongada y
como sus bragas hacían tener más tensión, como
más presión sobre sus adoloridas nalgas, así como el elástico de las
perneras que presionaban mordiéndole con pequeños mordisquitos en sus muslos, así
como tensas por llevar la cinturilla alta manteniéndolas tensas, para su Tutor era una vista que le curaría el hipo a
cualquier hombre, el Sr. López no iba a
ser una excepción. En cambio para ella todo el conjunto era un tormento, sobre
todo las costuras de los laterales.
Sin
mirar atrás, abrió la puerta para abandonar el despacho, su mirada se clavó
fría ante los caballeros del DDDV, los cuales al abrirse la puerta habían
dejado de hablar entre ellos, para mirarla con descaro a sus torneados muslos,
así como su falda aun prendida de la pretina del vestido dejando su trasero
completamente al descubierto. Al cerrar la puerta tras ella, al dirigirse a su
mesa escucho los cuchicheos de aquellos señores, como se referían al estado de
su trasero, en ese momento se percató que llevaba la falda aun prendida en la
pretina del vestido, con un movimiento rápido, soltó su falda volviendo está, a
cubrir su trasero, pero las mejillas de su rostro se tiñeron de un color rojo
más intenso por la vergüenza de que la
vieran con el trasero descubierto.
Algo sosegada porque su Tutor le hubiera
levantado el castigo, así como permitido subirse sus braguitas, con alguna que otra lagrima en sus ojos de
vergüenza, el culo le ardía como si llevase brasas en el interior de sus
braguitas, tan solo hacía unos minutos que había podido cubrir su intimidad,
pero las braguitas habían comenzado a retener el calor de sus nalgas, ya que ahora al llevar las bragas puestas en
su lugar, el calor se concentraba bajo su tela de algodón, sintiendo más
intenso su ardor, pues llevar el culo al aire tenía sus ventajas y desventajas
al tener que pasarse ante aquel par de caballeros indeseables, ya que la brisa
que la misma falda del vestido ondulado producida
con el vaivén al andar, mitigaba en algo su intenso ardor. Avergonzada se encamino hacia su mesa de
trabajo, pues su marcado trasero iba a seguir a plena visión de aquellos
caballeros irrespetuosos que aguardaban en la sala de espera, ya que al estar
sentados sus miradas podían centrarse en mirar bajo su falda con descaro, sin
necesidad de esfuerzo alguno, pues sus miradas quedaban más bajas que el
voladizo de la falda del vestido. Seguro que soltarían algún que otro
comentario obsceno, al verla con sus braguitas puestas. Eran los clásicos tipejos sin respeto o
educación alguna, los cuales aprovechaban cualquier situación para reírse del
prójimo, creyéndose que eran muy graciosos y que sus chistes eran seguidos a
coro por los presentes.
Aunque en esos momentos solamente les acompañaba la Sra. Pujol y esta les miraba con
los ojos inyectados en sangre por su descaro. Cuando Evelyn salió por la puerta del despacho,
cerrándola tras de sí, lo hizo posando sus manos en su
ardiente trasero, aunque de buena gana se lo hubiera acariciado a manos llenas
de haber estado sola, lo que hizo con sus manos era tratar de evitar el vuelo
de su falda y mostrar a aquellos señores más de lo que ya habían visto.
Al traspasar la puerta ocurrió tal y como
esperaba, aquellos groseros personajes empezaron a hacer comentarios de lo que
veían y no veían. Comentarios que
hicieron que Evelyn se avergonzase como nunca, pues hicieron comentarios
obscenos de una mancha de humedad en sus braguitas, al escucharlos se agarró el
dobladillo de la falda del vestido y tirando hacia abajo, sus mejillas bañadas en lágrimas, fue directa a los servicios. Nada más entrar al cerrarse la puerta, se bajó las bragas para mirar si de verdad las
llevaba mojadas, pues sentía una rara sensación, pues no se había notado así
misma húmeda, en otras circunstancias quizás se habría excitado y las podría
haber mojado seguramente, pero esa mañana estaba siendo muy difícil para ella, seguramente
esa noche tendría sueños innombrables,
seguro que no solo mojaría sus braguitas, también las sabanas.
Pero habiendo recibido esa mañana con nada
menos que con dos severas azotainas, por otro lado había habido demasiadas personas
esa mañana en la sala de espera, la
controversia de la situación que había tenido que lidiar no era como para que
algo la hiciera humedecer, y menos así pudiera suceder. Pero ante la vergüenza que sentía al escuchar
aquellos obscenos comentarios, sintió la imperiosa necesidad de averiguar si
era verdad, aunque ella no lo hubiera notado.
Al bajarse las braguitas, sus manos lo
primero que hicieron fue sacarse las perneras de las bragas por su pies. Luego
las extendió para mirarlas bien, confirmando su extrañeza, estaban
completamente secas, solo al mirar el interior vio en el fondillo de las mismas
había una mínima humedad, pero esta debía de ser reciente, pues no había
sobrepasado el fondillo, por tanto aquellos cerdos, habían hablado por hablar, solamente con la intención de reírse de ella y
lo peor de todo, habían logrado su objetivo. Estando en el servicio, abrió su armario
extrayendo unas braguitas limpias y secas, por suerte tenía unas similares
blancas con unos pequeños ramilletes de rosas de un tenue azulado, al menos los
dibujos no eran llamativos, por lo menos
no eran tan horteras como las que se
acababa de quitar.
Después de asearse y haberse lavado la
cara, pues en sus mejillas se reflejaban unos surcos por por donde sus lágrimas
se habían derramado corriendo el tenue
maquillaje. Sin olvidarse de refrescar su trasero con una toalla mojada en agua
fría. Observándose en el espejo se vio así misma como se refrescaba el culo,
viéndose lo colorado que lo tenía, en ese instante un escalofrió recorrió su
cuerpo, estremeciéndose poco después, y sorprendiéndose al mojar su entrepierna
como si se hubiera orinado, nunca había sentido algo similar, sus dedos de su
mano derecha habían tenido el protagonismo al introducirse el dedo anular profundamente,
mientras el índice jugaba con sus labios exteriores. Aunque ello le podía
suponer un serio problema de haber entrado su Tutor en ese instante. En el servicio no había cámaras por suerte,
pero la puerta no tenía pestillo alguno.
Su Tutor en el tiempo que llevaba ella en la oficina, nunca había
intentado entrar, pero las chicas suelen hablar entre ellas, y la Sra. Pujol le
había comentado que en una ocasión había entrado pillándola infraganti, lo que
la supuso una buena azotaina extra en el mismo servicio teniendo las nalgas
mojadas, le comento en ese momento lo mucho que le dolió aquella azotaina
teniendo el culo empapado de agua, así como el por qué hubiera una silla en el
servicio, y porque estaba ahí, dicha silla.
Al salir del servicio miro descaradamente
a aquellos dos caballeros, su mirada les fulminaba, de haber tenido como
Superman rayos laser en los ojos, les habría vaporizado. En cambio estos
fulanos, se reían de su gracia. Evelyn
no volvió a mirarlos, se encamino hacia su mesa sin importarle que la pudieran
ver, se sobaba el culo por encima de la falda con sumo cuidado de que al
hacerlo se le levantase la falda. Bordeo
su mesa hasta alcanzar su silla, apoyando las palmas de sus manos en los brazos
de su silla, fue bajando lentamente su trasero hasta posarse sobre el duro
asiento, aunque a su pesar, no pudo reprimir unos leves y lastimeros ayees al
contacto de su trasero sobre el asiento, la corta falda se acampano con la
brisa de si misma al sentarse, haciéndolo directamente sobre sus braguitas y
posar el culo sobre el asiento directamente.
Los caballeros del DDDV a cada momento la
increpaban que cuando iban a ser atendidos, pero Evelyn hacia oídos sordos a
sus quejas, sin siquiera levantar su mirada hacia ellos, ella seguía atendiendo
sus quehaceres. En ese instante escucho abrirse las puertas del ascensor, el
Sr. Luis hacia acto de presencia, seguido de una joven que le resulto conocida
a Evelyn. Levantado la mirada atendió al
conserje…
(Luis) -. Buenos días Evelyn,
esta mañana apenas me has dejado saludarte. Por tu rostro imagino que el Sr.
López se ha encargado de ti, no se puede ser tan descarada u olvidadiza al no
ponerte ropa interior, si te hubieras puesto braguitas, no te habrían calentado
el culo como lo han hecho, el Sr. Pujol ha bajado indignado y lanzando
improperios hacia cierta joven que ha hecho que no le atendieran a su hora, me
ha comentado que te estaba muy bien empleada la azotaina que te han dado. Muy
enfadado estaba el hombre, para que él haga ese tipo de comentario, por norma general sus comentarios
no son tan directos hacia las chicas que son castigadas, más bien van siempre
dirigidas hacia el Sr. López, ¡Es un animal y un bestia! O lindezas similares…
Evelyn miro al Sr. Luis
con cara de pocos amigos, pues se había puesto colorada de vergüenza, acababa
el conserje de darles a los caballeros más carnada para meterse con ella, los
cuales no perdieron la oportunidad de hacer sus respectivos comentarios
obscenos, aunque rápidamente cambio su semblante de pocos amigos, por un rostro
más dulce incluso simpática para con el conserje. De lo contrario podía tener
nuevos problemas si no era educada. Pero no pudo reprimirse al hablar y
comentar sobre aquellos personajes maleducados…
(Evelyn) -. Gra…Gracias… Muy
amable Sr. Luis, no les puede contar a los caballeros algún secreto más? Seguro
que se lo agradecen….
(Luis) -. Jovencita! Por tu bien
será mejor que no me hables en ese tono.
(Evelyn) -. Usted perdone… Sr. Luis. Pero estos caballeros no dejan increparme
y molestarme a sabiendas que lo están haciendo, solamente para reírse y
burlarse.
(Luis) -. Es eso cierto? .-
El conserje les lanzo una mirada agria a los caballeros. -. No te preocupes pequeña, ya me encargare de hablar con una persona,
y te aseguro que no le gustara nada el tener tal noticia. Aquí te traigo a esta joven, se llama Elouise
Braun y el Sr. López la debe de estar esperando. Cuando tengas un momento le
informas que ha llegado, ya que ella ha llegado puntual a su hora, pero yo no
podía dejar mi puesto para acompañarla hasta este momento. Sus acompañantes
deberían de haber llegado con ella, pero no lo han hecho aún…
A los señores del DDDV
la amenaza del conserje les debió parecer baldía, pues siguieron comportándose
del mismo modo, pero aumentadas después de averiguar el motivo que había sido
castigada Evelyn. Una vez las puertas
del ascensor se hubieron cerrado, y el conserje vuelto a su puesto en la planta
baja de recepción, Evelyn informo a la joven Elouise que podía tomar asiento.
Al verla dirigirse hacia las butacas, se fijó en ella. Iba vestida como la Sra. Pujol, blusa blanca
y una falda tableada amarilla, en sus pies enfundados en unos cortos calcetines
blancos, como era de esperar, al caminar hacia donde se le había indicado, su
corta falda tableada con su vaivén, dejaban claramente visibles unas braguitas
de algodón blancas con lunares naranjas, negros, y verde esmeralda. La muchacha
se sentó a la derecha de la Sra. Pujol, lejos de los caballeros del DDDV aunque
no los conocía, había escuchado a la secretaria referirse a ellos.
Evelyn continúo haciendo su trabajo de
clasificar documentos y poder guardarlos en los archivos. De vez en cuando no
podía evitar levantar su mirada para mirar a la joven, incluso a la madura Sra.
Pujol. La chica se la veía muy nerviosa sin atreverse a levantar la cabeza ni
una sola vez, excepto cuando la amable Sra. Pujol le hablaba en susurros, a lo
que la joven respondía. Evelyn a pesar de estar a unos metros, no escuchaba
nada de lo que hablaban, solo las veía mover sus labios, y como los obscenos
caballeros ponían el oído para enterarse de que hablaban, pero solamente podían
escuchar susurros. A la chica se la veía algo más relajada, la cálida compañía
la hizo tranquilizarse, aunque el nerviosismo era palpable en ambas mujeres. Y
ese nerviosismo era palpable en ambas, pues sus piernas tanto las cruzaban
izquierda sobre derecha, como derecha sobre izquierda. Apenas habían pasado
unos cuarenta minutos desde que Evelyn había puesto al corriente a su
Tutor el Sr. López de la llegada de la
joven, cuando las puertas del ascensor
se volvían a abrir. Apareciendo el Sr. Luis acompañado por un hombre y una
señora, los dos eran claramente mayores deberían rondar entre los setenta y
ochenta años. Evelyn se levantó de su silla y se dirigió hacia ellos mostrándose
muy educada, algo que complació al Sr. Luis, viendo como la muchacha les acerco
dos butacas para que tomaran asiento, pues a ambos se les veía fatigados.
(Luis) -. Muy bien Evelyn, no
esperaba menos de ti. Son los acompañantes de la joven, puedes comunicarle al
Sr. López de que han llegado ya!
Evelyn les ofreció a
ambos un vaso de agua y ambos aceptaron muy complacidos. La joven secretaria se
alejó de ellos hacia una de las esquinas abriendo una puerta en la pared
camuflada, justo a la derecha de la puerta del ascensor, donde resulto ser una
nevera empotrada en la pared, los octogenarios no perdieron detalle de la
dificultad que tenía la joven secretaria al andar, y cuando les dio la espalda,
con el vaivén de su corta falda pudieron ver sin dificultad la parte baja del
trasero de Evelyn, lo colorado que
asomaba por los ribetes de las perneras de sus braguitas, como así mismo ver
claramente sus bragas blancas de algodón con pequeñas rosas de color azul. Evelyn volvió hacia ellos en breve poniéndose
en cuclillas haciendo un pausado mohín en sus labios de claro dolor. Les dio
amablemente el vaso de agua, al
acuclillarse con sus rodillas separadas dejaba sus bragas claramente a su
mirada, pero con ellos no sentía vergüenza alguna, podían ser sus abuelos, y
eran una pareja muy agradable, así como lo simpáticos que le cayeron enseguida.
La señora mayor con claro desparpajo y descaro, se comportó de manera curiosa,
preguntándole de manera directa porque la habían dado una azotaina para llevar
el culo como lo llevaba. En ese instante, sus mejillas se colorearon muy
coloradas de la vergüenza, al darse cuenta de la turbación de la chica, la
señora no insistió en su pregunta.
Evelyn aun avergonzada, y les hubo atendido correctamente, se dirigió hacia el despacho del jefe para
anunciarles, pasando por delante de la joven que ahora se mostraba muy
temblorosa y alguna lágrima brillaba en sus pupilas a punto de brotar, sin
atreverse a mirar a la pareja de ancianos. La Sra. Pujol la confortaba
pasándole el brazo sobre sus hombros acurrucándola y permitiendo a la joven que apoyase la cabeza
en su pecho, era obvio que en breve le llegaría el momento de entrar al
despacho por aquella puerta que acababa de abrir Evelyn, la secretaria y perderse en el interior tras cerrar la
puerta, la joven al ver pasar la secretaria caminando con cierta dificultad
y con una mano sujetándose la falda, para no dar más carnada a aquellos señores
del DDDV que la miraban sonrientes, pero
era imposible cubrir lo evidente, llevaba el trasero colorado como un tomate
maduro, aquella visión, no la tranquilizo nada.
(Evelyn) -. Sr. López. Los acompañantes de Elouise Braun acaban de
llegar…
(Sr. López) -. Bien… Ya era
hora que llegaran, no les hagamos
esperar más, puedes decirles que entren y que la joven les acompañe, luego sal
y haz pasar a los caballeros.
Evelyn salió del despacho dirigiéndose hacia
la simpática pareja. Siempre caminando con mucho cuidado, su trasero seguía
ardiéndole como brasas al rojo vivo, el llevar puestas sus braguitas no
ayudaban en nada a pasársele aquella quemazón en el trasero…
(Evelyn) -. Señor y Sra.
González, si lo desean pueden acompañarme. El Sr. López les aguarda para
atenderles…
Les
indico que podían pasar al despacho, la mujer requirió la ayuda de la joven
secretaria viéndola de nuevo como hacia esfuerzos para poder ayudarla, por sus gestos de dolor, la señora pidió ayuda
a su marido, ya que dudaba que la joven tuviese fuerzas suficientes para
ayudarla a levantarse, ya que el trasero debía de dolerle mucho por como
apretaba la joven los dientes, su corta falda al inclinarse adelante para
prestar la ayuda, volvió a dejar a la
vista sus bragas blancas de algodón y con dibujos de unas rosas diminutas
azules, y como la parte baja de la prenda íntima, donde un delicado encaje
elástico ribeteaba las perneras de las braguitas, dejando expuesto el trasero
el cual se apreciaba muy colorado y que le
costaba más de lo debido el andar, por
lo que Evelyn mientras sujetaba a la señora
del brazo izquierdo, con su brazo derecho trataba de tapar su culo estirando de
la corta falda sin lograr cubrirse por la posición y la escasez de la falda.
Al pasar por delante de la joven…
(Evelyn) -. Srta. Elouise Braun! Hace el favor de seguirnos,
por favor!
Elouise al escuchar su
nombre ser nombrado, su estado cambio de manera radical, mostrándose muy
nerviosa. Sus piernas al levantarse le temblaron y
estuvo a punto de caer, pero la sostuvo la Sra. Pujol ya que aún la sujetaba
del brazo. La señora Pujol muy amable con la joven, se levantó de su silla
sujetando a la chica, y la acompaño hasta la entrada dándole un beso
tranquilizador en la mejilla. Gesto que la joven agradeció amablemente, la
hubiera sonreído en otras circunstancias, pero la joven se mostraba aterrada…
avanzando hacia dentro del despacho. Tanto la Señora, como los Sres. Del DDDV
pudieron observar lo atractiva que era la muchacha. La verdad es que la joven
tenía un rostro angelical, algo que para la mente de la Sra. Pujol no daba
crédito que aquella chica con aquel rostro tan dulce, pudiera haber cometido
una falta que fuera de tal gravedad para estar en aquel despacho y requerir los
servicios del Sr. López, “Agente Disciplinario” como hacía llamar su buffet.
Elouise una chica de apenas dieciocho o
diecinueve años, de un metro sesenta y cinco aproximadamente, delgada, casi
rozando la anorexia por su delgadez, aunque con buena salud, simplemente no
pasaría de los cuarenta y seis o cuarenta y ocho kilos. Sus caderas estrechas y
muslos delgados, y un pequeño trasero, comparando con Evelyn que era de edad
similar, aunque rondaba los veinticuatro años, el trasero de Evelyn era más
carnoso y respingón, por lo que al andar en el vaivén de su falda, era
fácilmente visible el fondillo de sus braguitas. En cambio, Elouise con el vaivén de su falda
no se le apreciaban sus braguitas, únicamente y levemente el fondillo o parte
baja de ellas, en cambio Evelyn, casi eran visibles toda la parte baja de sus
braguitas.
Evelyn
Les acompaño hasta una vez dentro del
despacho, no sin aprovechar la ocasión de que no era vista por su Tutor, para
sobarse el trasero por encima de sus braguitas con la mano libre, hasta que vio
aparecer a su tutor que se dirigía hacia ellos, entonces retiro su mano del
dolorido culo, gesto que no pasó desapercibido como ella esperaba. Su Tutor salió a recibir y prestar ayuda a
la pareja octogenaria conduciéndolos y acomodando a ambos en unos cómodos sillones al fondo de la
estancia, donde también había otro sofá contiguo, ambos sofás colocados uno al
lado de otro, formando una “L” separados por una pequeña mesita donde habían
bebidas servidas y entre los sofás justo enfrente en dirección hacia la puerta de entrada al despacho, a unos tres metros había una silla de madera de nogal antigua
con asiento de madera, con un curioso respaldo de apenas treinta centímetros, de
media caña estrecha en la base del asiento, siendo más amplia en la parte
superior, la cual tenía forma circular
abierta, siendo una característica más, así como entre patas y respaldo, apenas
mediría un metro de altura, por lo que debería estar diseñada para una función
especial. Situada justo enfrente de ambos sofás, la cual resaltaba sobremanera
en la estancia, al no haber ningún otro mueble alrededor, dando a entender que
tenía una clara finalidad el estar en esa posición.
Elouise se quedó un poco rezagada ensimismada, al ir delante de ella la
secretaria Evelyn. Contemplando la manera de andar con cierta dificultad e
como iba sobándose el trasero, viéndola
introducir sus manos bajo la falda y alzándola con sus muñecas arrugando su
falda en su cintura, dejando casi completamente a su mirada sus bragas de
algodón, con unos dibujos de florecillas de un tenue azulado, que a ella le
hacían hacer guiños con sus parpados de la horterada de braguita. Entonces
Elouise sintió vergüenza de sí misma, pues sus braguitas no eran muy distintas.
Dejaba entrever sus
braguitas blancas con las diminutas rosas azules en sus andares lentos
por algo muy obvio al ver el estado que
estaba su trasero, así como el encaje ribeteado de las perneras de las braguitas, dejando visible
la parte baja del culo la cual asomaba por el ribete de las braguitas, la
rojez no bajaba más allá de la parte baja de las nalgas, los muslos e inicios
no mostraban rojez alguna, que la prenda
íntima cubría casi toda la parte baja. Evelyn al no ser observada por su Tutor,
continuaba sobándose el culo por encima de sus braguitas, así como aprovechar para aligerar la presión del elástico de las
perneras que le apretaban en la base de sus nalgas, introduciendo los dedos índice
y anular por interior del ribete
y ahuecando la presión, para aligerar la presión dejo unos segundos separado el
culo del elástico de sus braguitas. Y
aprovechar para estirar la prenda
cubriéndose así el culo. Pero aun así, se apreciaba la intensa rojez de
la base de las nalgas. Evelyn miraba de
reojo hacia la joven, con una mirada compasiva, pues ella y la chica sabían lo
que iba a suceder, y en breve la chica iba a experimentar el ardor intenso que
Evelyn sentía en esos instantes, incluso podría ser posible que mucho más
inclusive. En compañía de la joven la
acompaño hasta dejarla situada en pie delante de la pareja de octogenarios en espera y a su izquierda se hallaba situada apenas a
un metro la silla de bajo respaldo y bajo asiento. Nuevamente
volvió a salir de nuevo, en esta ocasión con desgana para la joven, para hacer pasar a los caballeros del DDDV los cuales entraron lanzando improperios por
la tardanza de atenderles. Les acompaño
muy a su disgusto hacia el sofá, Evelyn no le hacía gracia alguna tener que
acompañar a aquellos dos personajes. Luego se dispondría a abandonar el despacho, cuando su Tutor le
llamo mandándole que trajera la carpeta
del archivo.
(Sr. López) -. Evelyn! Puedes
hacer el favor de traerme del archivo, la carpeta del caso de Elouise Braun,
gracias.
Evelyn que se había detenido al ser requerida, tuvo
que volver a dirigirse hacia la salida del despacho e ir
hasta su mesa donde guardaba las llaves para abrir el archivo, no es que
le importara ir al archivo, pero solo pensar que iba a tener que agacharse y
levantarse, ello la hacía de estremecerse solo con imaginar lo mucho que le iba
a doler el culo al inclinarse, agacharse, mantenerse en cuclillas y tener que
levantarse, pues eso siempre resultaba lo más doloroso al enderezar la espalda,
teniendo que sentir aquellos terribles pinchazos en su culo dolorido, es que a
cada nuevo paso que daba, sus nalgas la mortificaban sobremanera con fuertes
punzadas. Es más, solo de pensarlo se le habían mojado sus braguitas, de tal
manera que sentía el fondillo de sus braguitas muy húmedo. Pero lo peor era el roce de sus braguitas que le daba la impresión de llevar
papel de lijar del número cinco, el más grueso, en el interior de sus braguitas,
además por si fuera poco, el fondillo de sus braguitas rozaba sobre su sexo
depilado, otra de las tontas normas de su Tutor, aunque a ella le estaba
gustando aquella norma, ya que al estar depilado, su sexo rozaba sobre el
fondillo acolchado de sus braguitas, que resultaba como una suave toalla de
baño, pero diminuta colocada en el fondo de sus bragas. Ello hacia que al tener
los labios del sexo tan sensibles por la excitación, el roce resultaba algo
delicioso, lo cual con el movimiento al caminar y moviéndose el fondillo de sus
bragas, teniendo contacto directo con
sus labios exteriores vaginales, la hacía que fuera en el séptimo cielo, sensación
que disfrutaba mucho más cuando estaba en su apartamento, se montaba en
braguitas en la bicicleta estática para hacer un poco de deporte, siempre
acababa teniendo más de un orgasmo intenso en la intimidad de su apartamento.
Al salir del despacho, y con ciertos
recuerdos que pasaban por su mente, y el estado de sus braguitas se dirigió al servicio, pues solo de pensar en
la vergüenza que pasaría si cometía un nuevo error. Su Tutor no dudaría en calentar nuevamente
su trasero dándole una buena azotaina,
bajándole sus braguitas hasta las
rodillas y el que todos pudieran ver como las llevaba de mojadas, se moría de la vergüenza el solo imaginarse a sí
misma, pero esos pensamientos hicieron que aún se humedecieran más, incluso
había traspasado la braguita por el ribete de puntilla del fondillo de sus
braguitas y ya notaba algunas gotas descender por el interior de sus muslos… con sus pensamientos entro al
servicio creyéndose estar sola, sorprendiéndose al encontrar dentro a la Sra. Pujol subiéndose las bragas.
No se podría decir cuál de las dos, puso su rostro de angustiosa vergüenza ante
la sorpresa del primer momento.
Evelyn al verla se repuso, no podía
perder mucho tiempo la esperaban de vuelta en el despacho. Tenía una tarea encomendada,
por lo cual debía ser rápida en
cambiarse de bragas. Roja de vergüenza
abrió un armario y extrajo unas braguitas limpias, ya era la segunda vez que se
las cambiaba esa mañana. Cogió unas toallitas
y las humedeció con agua, iba a entrar a
uno de los servicios a adecentarse, pero la señora Pujol la detuvo…
(Sra. Pujol) -. No es necesario
que te metas al servicio, puedes asearte aquí. A fin de cuentas hemos entrado
por lo mismo, ves?.- Al justificarse se apartó a un lado, dejando ver que
sus bragas estaban en el suelo, al quitárselas por casualidad había quedado el
fondillo interior de sus braguitas a simple vista, lo cual destacaba claramente
que además de húmedas, había algo más, debía haberse masturbado el tiempo que
estuvo sola, y la humedad de sus braguitas era muy visible por su color rosa,
pero también era patente algo no tan líquido y ligeramente con cierta masa
mucosa. Al mirar la Sra. Pujol y darse cuenta, se ruborizo de la vergüenza al
ser descubierta por ella misma de su acción, pues eso no se lo esperaba.-. Bueno… puede que haya… ya entiendes…
Estaba muy excitada y aunque ha sido una locura hacerlo habiendo cámaras en la
sala, lo…necesitaba. Como puedes ver… Yo también me las he tenido que cambiar, desde
que estoy aquí esperando ya son las terceras que me cambio. Verte entrar o
pasar por delante mía viéndote como te han puesto el culo.
(Evelyn) -. Sra. No tiene por
qué excusarse, de poder hacerlo yo también… voy…bueno… quiero decir… que…
actuaria de manera similar.
Evelyn estaba
avergonzada, tanto por haber descubierto su secreto de haberse acariciado
íntimamente, como por declarar que también se tocaría sexualmente de ser
posible hacerlo.
(Sra. Pujol) -. Entre nosotras…
tu Tutor es un salvaje donde los haya, pero hay que reconocer lo bien que nos
calienta el culo, verdad?
Evelyn no la respondió,
pero aprobó afirmativamente con la cabeza…
(Sra. Pujol) -. Mi marido es un
blandengue con su manera de pensar, ojala fuese como el Sr. López… No me vería
obligada a pasar días de estrechez económica para que mi esposo me traiga a
este despacho. Lo he probado de todas las formas, pero solamente me trae cuando
hago estragos con la tarjeta de crédito, aunque reconozco que me encanta pasar
por la vergüenza de hacerme ir a centros comerciales para devolver la ropa y
otras cosas que me compro.
Evelyn apenas la
escuchaba, solo la observaba como si pensara en algo… Al final muerta de
vergüenza se introdujo las manos bajo su falda y estirando del elástico de sus
braguitas por sus caderas, pero más hacia el centro de sus nalgas para bajarse las bragas sin
rozarse el dolorido culo. Algo que no pasó desapercibido para la señora Pujol.
(Sra. Pujol) -. Ven niña!
Sujétate la falda yo te bajare las braguitas. .- Cuando Evelyn quiso
reaccionar, ya tenía la falda levantada y estaba en bragas al ver su falda como
era levantada.-. Sujeta la falda del
vestido cariño, ya te bajo yo las bragas, tu tranquila!
Evelyn sintió como los
fríos dedos de la señora Pujol se introducían entre el elástico de sus
braguitas y como separándolas se las bajo sin apenas rozar su dolorido culo,
segundos después se las extraía de un pie y del otro quitándoselas del todo.
(Sra. Pujol) -. Tranquila
pequeña! Somos chicas las dos…
Evelyn continuaba boquiabierta, la señora
Pujol cogió una toallita y humedeciéndola en agua fría, se la paso por su
colorado y dolorido culo, luego cogiendo otra más húmeda se la extendió posándola en el centro
del trasero e enfriándoselo con la toallita, Evelyn en su rostro cerro los ojos
en clara muestra de alivio ante el frescor, incluso se mordió levemente los
labios del placer que le proporcionaba ese frescor, se la veía agradecida por sentir el frescor en
sus calientes nalgas. Poco después otra húmeda
toallita era pasada por su entrepierna desde atrás hacia adelante.
(Sra. Pujol) -. Esto no se puede
dejar a la vista, vaya manera de llegar tienes, aunque seas silenciosa, pero no
veas que húmeda estas pequeña. .- Sin pudor alguno le abrió los labios del
sexo para pasarle la toallita húmeda, en ese instante volvió a notar que el
cuerpo de Evelyn se estremecía de nuevo, pero en esta ocasión la joven lo hizo
sin intentar ocultarlo, y sus muslos temblaron levemente durante varios
segundos, acababa de llegar a otro orgasmo, pero en esta ocasión más intenso.
(Sra. Pujol) -. Vaya… pequeña
vaya manera de irte, parece que te me hayas hecho pis en mi mano.
Luego
volteando a la joven e haciéndola darse la vuelta, se la paso por su pubis
humedeciéndolo, así como por el interior de sus muslos limpiando, para poco
después pasarle una toallita seca, haciéndolo igualmente, primero por sus
muslos, y luego secando su pubis depilado, sintiendo la toallita seca, más allá
de los limites e introduciéndose por los pequeños pliegues de los labios de su
sexo, sintiendo la señora Pujol como la joven se estremecía con aquella caricia,
pero en esta ocasión no hubo orgasmo, solo era un estremecimiento de
agradecimiento, sobre todo por lo cariñosa y cuidadosa que era la Sra. Pujol.
Evelyn sintió en su tobillo izquierdo una
leve palmadita, la caricia en su entrepierna la había dejado un poco trastocada
y no se había dado cuenta como la encantadora señora Pujol había cogido las
bragas limpias y abriéndolas con sus manos las tenía preparadas para que pasara
sus pies, por ello había tenido que darle un toquecito en el tobillo para
desembelesar a la joven que se encontraba como en trance, y así levantara el
pie para ponerle las braguitas. Sin más le subió las bragas, sobre todo primero
por la parte delantera y luego estirando lo que el elástico permitía,
pasándosela por el trasero, sin apenas rozarle el culo, eran unas bonitas
bragas blancas con dibujitos de racimos de uvas azul marino, que contrastaba
resaltando sobre el blanco.
(Sra. Pujol) -. Vaya manía que
tiene tu Tutor en que usemos estas bragas, solo de verme en el espejo cuando me
las pongo, me muero de la vergüenza. Vaya horterada de bragas…!!! Aunque el estampado
de florecillas es bonito… pero no para una señora de treinta y cuatro años…
Imagino que a ti te parecerán igual de feas.
En ese instante alguien
tocaba a la puerta con los nudillos, ambas se sorprendieron, pero la que más se
sorprendió fue Evelyn, pues en ese instante recordó que le había pedido su
Tutor la carpeta del archivo de los clientes que tenía en su despacho. El
corazón le dio un vuelco del susto… Y procedió a abrir la puerta…
(Sra. Pujol) -. No!!! Espera!!!
La Sra. Pujol intento evitar que abriese
la puerta del servicio la secretaria,
pero llego tarde y Evelyn abrió la puerta, quedándose paralizada así como asustada al ver afuera a su Tutor con cierta cara de enfado.
(Sr. López) -. Ah! Estabas en el
servicio a bueno, entonces nada, pero espero esos documentos en mi despacho…!
.- Su Tutor se retiraba ya, cuando
se fijó en un detalle…En ese instante dirigió su mirada al suelo del servicio,
y vio que en el suelo habían tiradas unas
bragas blancas y otras bragas rosas tiradas en el suelo.- Que coño pasa aquí!!! -.
La primera de las pendas intimas de las mujeres, las reconoció en el acto, pues hacia tan solo unos
minutos le había dado una azotaina a Evelyn y recordaba los dibujos de las
braguitas al bajárselas, las otras eran
desconocidas para él. Pero al no ver en el vestíbulo a la Sra. Pujol abrió la
puerta del todo, viéndola tras ella. Así
como varias toallitas empapadas de agua, así como ciertas zonas de un amarillento sospechoso tiradas en el suelo..- Seréis desvergonzadas? Vaya par de sinvergüenzas estáis hechas las dos, pero ya
os voy a enseñar yo modales y buen comportamiento. No soy una persona mal pensada, pero no creo
que sea difícil deducir que ha sucedido en este servicio. No voy a deciros lo
que imagino, porque me parece una verdadera cochinada!!! Usted Sra. Pujol, debería darle
vergüenza! No me parece mal que haya entrado a asearse, pero viendo esas dos bragas
en el suelo, así como esos rastros en ambos fondos, es para poneros el culo a
las dos morado, y no rojo!!! y todo ese
desorden de toallitas de baño en el suelo, deja muy claro lo que aquí ha
sucedido, entiendo que llevando aquí toda la mañana y conociéndola como la
conozco, no es nada de extrañar su grado
de excitación después de ver pasearse a mi secretaria con las braguitas bajadas
y el culo como un tomate bien maduro de colorado que lo lleva, durante la
mañana ha disfrutado usted de esa visión, más el tiempo de espera acumulado con
la desesperación, del porque de esa
espera, y todo sumado a que aguarda que llegue su turno
para que me ocupe de usted, comprendo su estado, unida a la visión del trasero
colorado de mi secretaria, ha debido aprovechar que estaba sola en la sala de
espera, para entrar a cambiarse de braguitas, algo que no le voy a tener en cuenta y no lo recordare cuando sea llamada
a mi despacho, pues usted señora y un servidor, sabemos bien que es una spankee
declarada en toda regla y le apasiona ser disciplinada. Evelyn es mi secretaria, y al igual que usted, se está convirtiendo en
toda una spankee en el poco tiempo que lleva aquí, aunque podría ser que
estuviera equivocado, pero las, últimas
semanas ha cometido errores de
colegiala, solamente para que la coloque sobre mis rodillas y le caliente el
culo. Y tu chiquilla insolente…!!! Que tengo que hacer contigo!!! Ya llevas
varias azotainas hoy, y aun te voy a dar más de una, antes de que acabe la
jornada. Te había ordenado traerme
ciertos documentos, después podrías venir tranquilamente a hacer lo que has
hecho, cambiarte de braguitas por tenerlas húmedas, pues ya me he fijado como
estabas de húmeda cuando te he subido las bragas, al permitirte que te las podías
subir. Pero en vez de hacer las cosas correctamente, te urgía venir a cambiarte
de braguitas e imagino que refrescarte el culo, verdad cochina!!! Y una vez aquí dentro no voy a entrar en
detalles. Pero te aseguro que no te va a
servir de nada haberte refrescado el culo, pues ahora mismo te voy a enseñar a
desobedecerme. Que sepáis las dos, que esto no va a quedar así, al menos
no! Sin ser castigadas las dos como os
merecéis, no por venir al servicio eso no es una falta, más bien es una clara
necesidad, si no, por todo este desorden, desvergonzadas!!! Y que es eso de dejar vuestras bragas tiradas en el suelo,
cochinas sinvergüenzas!!!, es que no habéis aprendido todavía a ser ordenadas
con vuestras cosas a vuestra edad!!!, y sobre todo esas bragas… en el suelo, marranas…!!! Pero ya os voy arreglar el culo a las dos…!!!
Al dar por finalizado el regaño, cogió a Evelyn de la muñeca de su mano
izquierda, por ser la que más cerca estaba de él y casi arrastras la llevo hasta la silla
situada pegada el respaldo a la pared del servicio, se sentó al tiempo que
arrojaba a su secretaria sobre sus rodillas teniéndola que frenar poniendo la
mano sobre su espalda, para frenar el impulso y que no acabara dándose con la
cabeza en el suelo. Fue tan brusca la
maniobra de su Tutor, que la falda ondulada de su vestido, se le subió por sí
sola, quedando su trasero al alcance de la mano derecha del Sr. López, que ya
estaba dándole los primeros y fuertes azotes con su mano derecha en el culo de
la joven. Desorientada no sabía muy bien
que sucedía o donde estaba, pero al arderle de nuevo el culo, de pronto tuvo noción que estaba sobre las
rodillas de su jefe recibiendo una nueva azotaina en su dolorido y colorado
trasero. No le bajo sus braguitas por
saber el estado en que se encontraba su trasero.
Además de que el efecto sería el mismo si le bajaba las braguitas o no se las
bajaba, pues tenía que tener tan dolorido, que una azotaina le iba a doler lo
mismo, con bragas o sin ellas. Fue simplemente una azotaina sencilla y corta, bueno…
para las azotainas que solía recibir Evelyn fue corta, pero le cayeron no menos
de una cincuentena de fuertes y sonoros azotes sobre su caliente trasero, para que Evelyn fue una azotaina muy dolorosa
aunque solo empleara la palma de la mano su Tutor para darle esa azotaina, para ella fue como si
usara una zapatilla de suela de esparto o una regla, al tener el trasero en su
estado después de varias azotainas esa mañana, ello hizo que rompiera a llorar desde el primer azote que
recibiese, aunque fuera por encima de
sus braguitas tras decidir no bajárselas.
(Sr. López) -. Así aprenderás
pequeña!!! Ahora sinvergüenza, puedes levantarte desvergonzada!!! Y ahora
usted va a saber…??
Al mirar a derecha e
izquierda buscando a la Sra. Pujol, esta
había abandonado el servicio, por lo visto había pensado darle a la señora su
merecido como a la joven Evelyn. Pero esta debió temérselo y debió pensar que
aquello no iba con ella, por lo que se esfumo del servicio. Aquello debió enfurecer
sobre manera al Tutor de ambas, ya que así era, cómo tutor se ocupaba tanto de
la Sra. Pujol como de Evelyn. Y aquella acción le había hecho enfadar de
verdad, quizás la Sra. Pujol había pensado en ello, y salió sabiendo que ese
hecho enfurecería a su Tutor, y ello le
costaría una azotaina más severa. El señor López salió del servicio, pero salió
tirando del lóbulo de la oreja izquierda de Evelyn, al tiempo que avanzaba, se
iba desabrochando la hebilla de su cinturón.
Evelyn dejándose llevar no vio la maniobra
que realizaba su Tutor de desabrocharse el cinturón, pues se dejaba llevar de la oreja, mientras sus
dos manos se sobaba el caliente trasero tras la leve azotaina, pues esos nuevos
azotes había despertado su adormecido momentáneamente trasero, tras haber sido
refrescado el culo con toallitas húmedas y refrescantes.
En la sala de espera… la Sra. Pujol
aguardaba a que salieran del servicio, viendo el rostro de pocos amigos que
llevaba reflejado su Tutor de disciplina. Una vez salieron, soltó el lóbulo de
la oreja a Evelyn, la cual vio con espanto como se desabrochaba su cinturón su
jefe.
Tanto la Sra. Pujol como
Evelyn, tenían sus ojos abiertos como platos, las dos se habían quedado
petrificadas, no porque hubiera unas bragas y toallitas en el suelo y sido
pilladas infraganti. Si no, porque el Sr. López se estaba desabrochando la
hebilla de su grueso cinturón, y las dos
conocían bien sus efectos, en segundos
se lo había extraído de las presillas de
su pantalón, doblándolo a la mitad.
Enseguida agarro a Evelyn de nuevo por el lóbulo de la oreja izquierda y tirando
ella, la hizo echarse sobre su mesa de trabajo,
trastabillo la joven con sus propios pies ante la sorpresa, pues ella ya
había recibido dentro del servicio una azotaina, sorprendida que la sujetase a ella, y no a la Sra. Pujol,
obligándola a echarse boca abajo sobre
su mesa, le levanto la falda y esta vez sí, le bajo las bragas de un tirón
yendo a parar a sus tobillos, no hacía más que menear sus caderas y pataleando con sus piernas
alocadamente tratando de escapar, así ante el forcejeo sus braguitas salieron
de sus pies despedidas y volando en el aire, para caer al suelo posándose como
una frágil mariposa. Pero de nada le
sirvió su desesperado intento de librarse
de recibir de nuevo esa mañana una nueva azotaina.
El cinturón grueso y pesado, no tardo en restallar sobre su culo desnudo,
el cuero mordía su maltrecho culo una y otra vez. La Sra. Pujol aterrada
escuchaba el zumbido que producía el cinturón antes de impactar sobre el
trasero de Evelyn. Ella misma había sido zurrada en incontables ocasiones con
el cinturón, pero cuando era castigada no era para prestar atención al sonido
que este producía en el aire, pero nunca lo había escuchado zumbar con aquel
sonido en el aire tan desagradable, que la hacía estremecer como si fuese ella
quien sintiera el cinturón en su culo desnudo. Evelyn articulaba su cintura menando sus
caderas en cualquier dirección, ya que su Tutor la mantenía sujeta con la mano
izquierda posada en su espalda, manteniéndola quieta de cintura para arriba. Inconscientemente solamente el tremendo ardor
al sentir la quemazón que producía el grueso cinturón en sus nalgas
desprotegidas la hacían patalear alocadamente.
No recibiría menos de cuarenta de
muy fuertes además de buenos y rápidos cinturonazos que le dejaron el culo
bien marcado de las trazas del cinturón, a pesar de lo colorado que lo pudiera
tener ya! Aun le quedo mucho más
colorado de lo que lo tenía, además de la zona central de las nalgas había
zonas más oscuras. Evelyn lloraba sin consuelo posible, dado el fuego intenso que sentía en su trasero, de su
boca salía saliva que goteaba en hilillos desde los labios hasta posarse sobre la mesa, así como mocos colgaban de los agujeros
nasales… pero no eran los únicos orificios que soltaran fluido, de su
entrepierna también descendían fluidos claramente por sus muslos. El último azote cayó, y casi de inmediato, el
Sr. López se volvió sobre sí mismo, y apenas en dos zancadas agarro a una
desprevenida Sra. Pujol, que embelesada admiraba como la joven recibía la
azotaina con el cinturón.
Cuando quiso darse cuenta, estaba ella
también echada sobre la mesa al lado de Evelyn, y en segundos sus bragas rosas
de algodón, de un solo tirón fueron a bajadas a sus rodillas y por su propio y ligero peso cayeron a sus tobillos, no se hizo de rogar el primer azote del
cinturón, que cayó de inmediato sobre su culo blanco, con claras zonas aun
azuladas de la última azotaina que había recibido hacía apenas unos días. La Sra. Pujol asentía con un gemido intenso a
cada azote en su trasero, pero al contrario que la joven Evelyn, ella no se
contoneaba, ni pataleaba en el aire con sus piernas, pero no tardo en tener la necesidad imperativa
de menear su cintura, para poco después
contonear sus caderas a la desesperada, al igual que se viera en la necesidad
de arquear su cintura, y como su cuerpo comenzaba a saltar sobre su pecho, a cada nuevo y sonoro azote abrasador del
pesado cinturón. A diferencia de la joven secretaria que se puso a llorar desde
el primer azote del cinturón, la Sra. Pujol aguanto sin llorar hasta unos
treinta y cinco azotes, después lloraba desconsolada como lo seguía haciendo
Evelyn a su lado, poco después ya sus piernas se elevaban del suelo pataleando
alocadamente, al igual que las braguitas de Evelyn, las de la Sra. Pujol
también salieron despedidas y cayendo a sus pies. Cerca de setenta buenos
azotes recibió la Sra. Pujol en su trasero. Las bragas quedaron al igual que
las de Evelyn en el suelo, separadas por apenas unos metros. Cuando la azotaina
para las dos se dio por acabada, ambas se quedaron sobre la mesa. Pero el Sr. López hizo levantar a Evelyn y
dándole una buena palmada con la mano abierta en el culo, la envió al archivo y
extraer dichos documentos requeridos. No
tardo en entregar la carpeta, una vez le fue entregado.
(Sr. López) -. Así aprenderéis
las dos la lección. Sra. Pujol!!! Recoja su ropa interior y póngasela, espero
que no me dé más problemas de ahora en adelante, tome asiento y espere a que la llame, y tu
Evelyn desvergonzada…recoge y ponte tus bragas, antes que me lo piense mejor y que te haga ir sin ellas…Cochina!!! Sígueme…!!!
La
mando que la siguiera tras sus pasos hacia el despacho, sentía miles de
pinchazos que le resultaban molestos, así como terribles al andar, aunque ella intentaba ir al paso de su Tutor,
los fuertes pinchazos en sus nalgas a
cada paso que daba, le dificultaba muy mucho el caminar con normalidad, a pesar
que sobaba con sus manos el culo, no
lograba aliviar su picor, así que opto por poner sus manos bajo sus nalgas, así
sujetándose el culo al menos evitaba el
movimiento, pero no lo lograba mantener
el paso, pues el dolor del culo y el
intenso picor, le estaba dando serias dificultades, aunque con sus manos mantenía
más o menos sujetas las nalgas, no lograba que estas no se le agitaran como si
tuvieran vida propia, dada la inflamación del culo, que para ella abultaba casi el doble de lo
normal de su tamaño, con lo cual el movimiento resultaba inevitable, con lo que
conllevaba ver las estrellas a cada paso que daba. Sus nalgas calientes e ardientes como brasas al rojo vivo y lo doloridas que las tenía le hacían
imposible seguir a su Tutor, y aun a riesgo de ser regañada de nuevo y quién
sabe si una nueva azotaina por desobedecerle, se quedó parada a la entrada del
despacho sobándose el culo vigorosamente
a dos manos, por los fuertes picores que sentía y que por haber
forzado el paso parecía que el picor había aumentado por momentos. Algo
que había hecho que aquellos picores se
hubieran multiplicado, era el llevar
puestas las bragas, pues estas aprisionaban de tal forma sus nalgas, que el
simple roce de la tela de algodón, daba la impresión de ser un papel de lija, o
como si le hubieran puesto unas ortigas entre su trasero y la tela de sus bragas. Su Tutor tuvo que volver a por ella, y
sujetándola del brazo izquierdo, con su fuerte mano izquierda, al tiempo que se
las arreglaba para sujetar la carpeta también, y con la derecha le iba propinando unos buenos azotes en el culo, arqueando su mano
derecha, de tal manera que la mano la azotaba en el culo, de abajo a arriba
directamente sobre las bragas, de esa
manera la falda no le entorpecía para poder calentar de firme el trasero, que
hacían a Evelyn avanzar dando saltos hacia adelante a cada nuevo azote, así
como el revoloteo de su ondulada falda que por la inercia se levantaba dejando
totalmente al descubierto sus bragas. Pocos metros después la dejo sollozando en el rincón opuesto al
que se encontraban sus clientes, que observaban la escena boquiabiertos de la
sorpresa y algunos de la indignación como los octogenarios...
Cogiendo aire y llenando sus pulmones varias
veces, dejo los documentos sobre su
mesa, mientras se volvía a poner el cinturón, que lo llevaba sobre su cuello
colgado, pues lo había hecho para tener sus manos libres, pues le resulto algo
complicado sujetar la carpeta y coger a su secretaria del brazo, mientras
disponía de su mano derecha libre para darle unos buenos azotes a Evelyn y así
obligarla a aumentar su paso lento, así que se puso el cinturón pasándolo por
las presillas… Luego más relajado se fue hacia los clientes que aguardaban su
llegada, y parecían no tener muy buena cara, sobre todo la pareja mayor…Que
parecían cansados por la espera. Aunque
no habían podido ver nada, si habían escuchado la sorpresa al sorprender a su
secretaria y clienta en una situación nada difícil de averiguar, pero si
escucharon llorar y el sonido de las dos azotainas…Aunque ignorasen los
motivos…
El señor López abrió la carpeta extrayendo unas hojas;
(Sr. López) -. Señores del DDDV,
Sra. y Sr. de González de la comunidad
de vecinos, en primer lugar disculpen la espera, pero imagínense para mi
sorpresa sorprender a mi secretaria en
el servicio, y las bragas que se había acabado de cambiar tiradas en el suelo y su cara roja de
culpabilidad no hacía mucha imaginación de que estaba haciendo. Una cochina y una marrana, aparte de
sinvergüenza desvergonzada y que se yo que más… Bueno, uuufff! Perdonen!!!
Volvamos al asunto que nos ocupa en estos momentos, luego…!!!! Sinvergüenza!!! Volveré hablar con usted señorita Evelyn!!!
No crea que hemos terminado jovencita…!!!
Bueno…bueno… dejare ese tema para después,.. donde estábamos…? Así ya recuerdo como lo había dejado…
Así como declarados los observadores del asunto al que debemos atender
y que nos ocupa… Los hechos acaecidos y motivos son: Por los que estamos en esta situación, no
creo necesario repetir toda la sentencia del juez, así como las faltas que se
cometieron, puesto que no hubo tal sentencia. La comunidad de vecinos se puso en contacto
con la organización y fundación del DDDV. Siglas que todos conocemos su significado,
cierto? Estos últimos al ponerse en
contacto con la comunidad de vecinos y damnificados, por el auto 888/55553 el
cual se detalla claramente los daños acaecidos, así como la llegada entre ambas
partes, a un acuerdo entre ellas, los denunciantes y denunciados, en este caso
denunciada. En donde la Srta. Elouise Braun es declarada única responsable
de los daños provocados por esta, y sus amigos. A los cuales no fue posible su localización, y
dado que la vivienda desde donde todos los problemas fueron supuestamente realizados,
dando a conocer quien habitaba en dicho inmueble. Aunque los titulares son los padres de la
aquí presente Srta. Elouise Braun, esta
decidió que aceptaba la sentencia dada
por la organización del DDDV, estando la comunidad de vecinos en claro acuerdo,
en donde la Srta. Elouise Braun aceptaba las susodichas condiciones, con lo cual el expediente oficial
de carácter hacia la ley, según articulo 289/86868, a dicha muchacha tal expediente permanecería en blanco inmaculado y libre de futuras denuncias,
al quedar libres de toda acusación y no informando a sus padres de lo sucedido,
como la denunciada es mayor de edad asume responsabilizarse de los daños. Como la falta en sí misma, fue considerada
demasiado grave para que con una audiencia quedara saldada, pues fue estimado
que un solo correctivo no equiparaba a los daños, por tanto se consideró que sería llevada a su término
ante una segunda audiencia. Pero en esa
segunda audiencia, no hubo representación oficial a la misma, aunque la
denunciada si compareció, por lo
consiguiente los denunciantes deben correr con la minuta de esta tercera
audiencia, dichos denunciantes son la comunidad de vecinos, y quienes correrán
con los gastos, los cuales recibirán por notificación certificada para ser
abonada. Por ese motivo, están aquí como
testigos dos miembros del DDDV y dos miembros de la comunidad de vecinos, están
de acuerdo ambas partes…?
(Octogenarios) -. Sí señor, nos
hacemos cargo de esa minuta de gastos, dado que en la anterior fecha no fue
posible acudir, por razones privadas sanitarias, aunque se debería de haber
tenido en cuenta, por la edad que todos los de la comunidad tenemos... Pero nos
hacemos cargo que debíamos haber dado aviso por escrito, y eso no se llegó
hacer.
(Sr. López) -. El DDDV tiene
algo que alegar…?
(Señor 2 ) -. Pues sí! Tenemos que alegar que la
muchacha debe ser disciplinada, por los hechos acaecidos en esa segunda
audiencia, pues es llego a nuestros oídos que hubo un comportamiento de la
denunciada fuera de lugar, a ojos del DDDV es una clara afrenta de lo ocurrido ese día en este
despacho y por tanto la encontramos culpable de ello, y consideramos necesario
un estricto correctivo extra que será notificado a este despacho…
(Sr. López) -. Me parece muy
aceptable su opinión. Pero resulta totalmente desaconsejable, por una sencilla
razón de peso. La muchacha no fue
responsable de ningún hecho digno de ser nombrado. La joven Elouise Braun se
presentó a la audiencia a la cual fue citada, incluso debo añadir que fue
excesivamente puntual, pues treinta minutos antes de la hora se presentó en
este despacho. Si la audiencia no se
celebró, fue porque una de las partes indispensables para llevarla a cabo, no
hicieron acto de presencia, como tampoco notificaron su no asistencia. Y los hechos acaecidos ese día en este
despacho, eso no les concierne ni al DDDV, ni a la comunidad de vecinos. Pues
la falta de la conducta en dicha fecha, corresponde a la joven únicamente, dado
que ello no figura en documentos que
dictan su sentencia, y de dar lugar a ello, pertenecería a una nueva sentencia
en el caso de haber una denuncia. Y no hay constancia de ninguna denuncia
manifiesta y tampoco creo que se manifieste, porque el denunciante debería ser
este buffet y no ha expresado tal acusación o puesto denuncia alguna. Eso es algo, que si la joven desea saldar esa
cuenta pendiente con este despacho, así como su comportamiento en dicho día,
eso es algo que solamente dependerá del peso de culpa que pueda tener la joven,
y que por voluntad propia desee saldar dicha cuenta pendiente. Por lo tanto ni
el DDDV, ni la comunidad de vecinos, ninguno estaban presentes en este despacho,
por lo tanto sus demandas caballeros son infundadas, y no serán tomadas en
cuenta. Aunque ustedes caballeros pusieran la denuncia, deberían haber pruebas
que pudieran ser presentadas ante un juez de disciplina del DDDV y no hay, ni
existen dichas pruebas o testigos.
(Señor 1 ) -. Pero…
(Sr. López) -. No hay peros que
valgan caballero…! Su propuesta es nula absolutamente y no se valorara su
enmienda.
El Tutor de disciplina
se mantenía en pie, a la derecha del
sofá ocupado por los caballeros, enfrente de los miembros de la comunidad de
vecinos, se encontraba la joven Elouise
Braun a la cual la veía a su derecha, ya que está, se encontraba de cara a los
testigos. Evelyn contemplaba de reojo y con sumo cuidado de no
ser descubierta desde el rincón, a riesgo de ser sorprendida por su Tutor. Evelyn estaba preocupada por ella, se la veía muy inocente,
aunque ella había podido leer su expediente, como parte de su trabajo de pasar
a limpio los informes y al hacer copias para ser entregadas a las partes
implicadas, y pensaba que se merecía estar ahí de pie, aguardando a ser
castigada. Recordando de sí misma los
motivos que la habían conducido por su mala cabeza a ser pupila de su Tutor,
sus correrías así como las trastadas que ella cometió, no resultaban nada
comparables a las cometidas por la joven Elouise.
Por lo que para la joven secretaria, la
tal Elouise se merecía en gran parte sentir en su trasero el intenso ardor que sentía ella en su trasero.
Dada su posición en el rincón no podía
ser vista por su Tutor, a menos que este, desviara su mirada para mirarla a ella, situación que aprovechaba
para acariciarse y sobarse con suavidad su ardiente trasero. Ella podía ver a la joven, viendo lo nerviosa
que se encontraba, pues sus manos tanto las tenia delante de ella o se llevaba
una mano al trasero para acariciárselo
ahora que aún estaba intacto, o las ponía delante y con sus dedos nerviosos
desdoblaba y doblaba el borde de su corta falda amarilla tableada. En ese
instante, el Sr. López se refería a la
ausencia de denuncia por su mala conducta de hacía unos días.
(Sr. López) -. Como todo ha
quedado expuesto y aclarado de manera clara y una vez leído los documentos,
viendo que ambas partes están en pleno acuerdo, solamente nos queda formalizar
estos documentos firmando los aquí presentes, solamente queda que firmen las dos partes y la
señorita aquí presente Elouise Braun.
El Sr. López se adelantó
hacia los denunciantes para que firmaran, luego firmaron los caballeros del
DDDV, volviendo sobre sus pasos entrego los documentos a la Srta. Elouise Braun
la cual firmo con mano temblorosa, por ultimo firmo ante ellos el Sr. López. Hubiera entregado los documentos a su
secretaria, pero al permanecer castigada en el rincon no pudo ser. Así
que tuvo que acercarse a su mesa para guardar los documentos en la carpeta, y
ya que estaba en su mesa, extrajo de uno de los cajones un cepillo de madera de
fresno barnizado y pesado. Llevándolo en su mano derecha volvió a su anterior
posicion, depositando el cepillo sobre el asiento de la silla, plano y con las
cedras hacia arriba.
Aquel hecho hizo que el cuerpo de la joven
se estremeciera de la cabeza a los pies, la silla permanecía apenas a un metro
escaso de ella, por lo tanto su mirada estaba fija en aquel feo y monstruoso objeto,
siempre había pensado que dicho objeto
era destinado a limpiar trajes o alfombras, pues sus cedras muy unidas,
indicaba claramente para cuál era su uso. Su mango alargado, pero sin ser
excesivo, unos veinte centímetros, ella lo veía con las cedras hacia arriba,
pudiendo deducir que tenía una base ovalada y un poco alargada de unos diez
centímetros de diámetro, por unos quince de larga, y un grosor de casi dos
centímetros, a simple vista se veía que era pesado, muy pesado para su tamaño
pensó. Vagamente recordaba la primera
citación, y que entre otros instrumentos, fue castigada con un cepillo de baño,
y tenía una apariencia simple de cepillo vulgar, pero que le dolió horrores. Este tenía un aspecto terrorífico,
solo el verlo le producía puro pánico temblándole todo su ser, por su aspecto terroríficamente
doloroso…
Sr. López) -. Bien… Una vez acabado con todo el asunto de
analizar y corroborar que están de acuerdo las partes, ha llegado el momento de
llevar a cabo la aplicación del correctivo a la joven aquí presente. En la
primera audiencia como bien saben, el correctivo fue según lo programado. En
esta segunda audiencia, o tercera si lo prefieren. El correctivo será aplicado
por un tiempo establecido por mi mismo, como único responsable de la disciplina
que exige el caso, el cual será cronometrado por un reloj de arena, para que
sea ecuánime y justo.- El Sr. López extrajo de su bolsillo un pequeño
artilugio, similar a un mando a distancia de un aparato de aire acondicionado,
por su tamaño de apenas cinco centímetros. .-
Apretando este botón-. Al activarlo se abrió una plataforma en la mesita
entre los dos sofás, y ascendió un reloj de arena bastante grande, como de unos
cincuenta centímetros de altura..- Como
pueden apreciar es un reloj de arena, con una duración de unos quince minutos
de tiempo, al caer el ultimo grano de arena, sonara una campanilla señalando el
final del tiempo establecido, y el final del correctivo. Como pueden ver, será
aplicado dicho correctivo con un cepillo de fresno bastante antiguo, pero tiene
cierto valor económico por su antigüedad, puedo decir que es mucho más pesado
de lo que podría ser un cepillo de la misma madera fabricado hoy día. Dadas las
explicaciones pertinentes y que en todo momento el correctivo será debidamente
aplicado según mi criterio como experto en este tema… ha llegado el momento de
aplicar el correctivo a la joven…
La joven le vio aterrada como se le
acercaba el Tutor hacia ella, y sin dirigirle palabra alguna tomo asiento en la
extraña silla, quedando sentado en ella y que su espalda apenas rozaba el
respaldo, algo que sorprendía porque de apoyar la espalda debía de resultar
incómodo ese respaldo. Pasado unos
segundos que a la joven le parecieron interminables minutos, le dirigió la palabra hacia ella por primera
vez, desde que firmo el documento que daba su conformidad a serle aplicado el
correctivo.
(Sr. López) -. Srta. Elouise
Braun! Es tan amable de adelantarse y
colocarse a mi derecha, gracias! -. Espero en silencio que la joven se le
acercara a unos breves centímetros de su cuerpo, pero esta se acercaba
dubitativa hacia él con pasos corto así como titubeantes..- Srta. Elouise, no tenemos todo el día, quiere acercarse de una vez,
o voy a tener que ir a por usted? Más le vale no hacerse de rogar, y que se lo
tenga que volverá repetir de nuevo.-. La joven se apresuró pero sin mucha
convicción al hacerlo, haciendo ademan el Sr. López de levantarse, entonces
rápida se colocó quedando a su costado con la mirada baja, sin saber a dónde
mirar, en ese instante el Tutor se arremango la manga de la camisa, hasta la
altura por encima justo del codo.-.
Srta. Elouise! Puede tenderse boca abajo sobre mi regazo, esto acabara
enseguida y podrá marcharse.
La joven desorientada
no sabía a donde mirar, ella hacia ademan de mover sus piernas, pero era como
si estas no la obedecieran, no conseguía dar un solo paso, se moría de
vergüenza de tener que colocarse ella misma sobre el regazo. Estiro sus brazos para inclinarse para poder
apoyar sus manos en una de las piernas o en las dos, la joven dudaba en cuál de
ellas debía poner sus manos. Al fin, puso la mano derecha en el muslo más
próximo a ella, el derecho de Tutor, la izquierda dudaba donde apoyarla si en
la derecha o izquierda, veía la joven avergonzada que el señor no hacía nada
por indicarle cómo hacerlo, lo que la hacía ponerse más nerviosa. La duda la
embargaba, así que la apoyo en el muslo derecho e inclino su cuerpo hacia
delante y bajándolo poco a poco. Dándose cuenta que no iba a poder hacerlo,
entonces vario la posición de sus manos, apoyándolo en el muslo izquierdo.
Entonces sí pudo bajar su cuerpo hasta quedar echada sobre los muslos, sus manos se apoyaron en el suelo, en cambio
sus piernas quedaron flexionadas apoyando la punta de sus zapatos en el suelo,
las rodillas quedaron apenas a unos centímetros del suelo.
Sintió sobre su espalda las manos del Sr. López,
y como una de ellas se deslizaba hacia su trasero con una suave caricia, la
mano siguió avanzando pasándola por el trasero de su falda, hasta el límite de
esta. Pudo notar el aire fresco
sobre su trasero al ser su falda izada y al llegar el dobladillo a su
cintura así como era sujeto en la pretina
que llevaba la falda. Quedando sujeta a
su cintura, sintió como eran las dos manos las que manipulaban la falda
en la pretina de su cintura, hasta ese instante, desde que tuvo la falda en sus
manos, pensó que era un adorno como una especie de cinturón, ahora se percataba
que era para poder sujetarle falda y que no se le bajase mientras era
castigada. Avergonzada sintió cierto
frescor en su trasero, indicaba que sus
braguitas de algodón blancas con lunares
negros, rojos y verde esmeralda estaban a la vista de todos, enrojeciendo sus
mejillas de la vergüenza. Y más aún
cuando sintió como los dedos del Sr. López jugaban con el ribete de las
perneras de sus braguitas estirándolas bien y luego como los dedos se
introducían bajo la cinturilla de su falda buscando el elástico de la
cinturilla de sus braguitas, pensó que se las iba a bajar de un momento a otro,
pero lo que hizo fue subírselas al máximo, quedando las braguitas bien tensas,
luego volviendo a introducir sus dedos entre el ribete de las perneras,
introduciendo el dedo índice y anular, le estiro las perneras desde su
entrepierna casi rozando su sexo, subiendo los dedos hasta su cintura, notando
la presión de sus braguitas en su pequeño trasero, lo único que había hecho,
era dejárselas perfectamente ajustadas y bien colocadas.
Segundos después sintió en su costado,
unos golpecitos. Ella en su inocencia no sabía que era lo que le indicaba,
entonces sintió que le volvía a tocar en el hombro en esta ocasión, pero no
supo que pretendía decirle. Lo siguiente que sintió fue, que le agarraba su
brazo derecho y con suavidad se lo hizo echar hacia atrás, y luego se lo
levanto girándoselo suavemente por el
codo, y colocándolo sobre su espalda con la palma de la mano hacia arriba, y la
presión que hacia el brazo del Sr. López pasando su brazo por encima del suyo y
sujetándola con la mano del costado
derecho. Elouise intento moverse, dándose cuenta que estaba inmovilizada, algo
que la daba la evidencia que no tardaría en comenzar.
La presunción de Elouise era cierta, pero
antes pudo sentir como se movía el Tutor, y como ahora su espalda si se apoyó
sobre el respaldo de la silla, de tal manera que su trasero quedaba totalmente
expuesto, y que la mano derecha podía llegar con relativa facilidad a las dos
nalgas por igual, ya que de ser una silla de respaldo recto, la nalga del
trasero que quedaba más próxima a su cuerpo, hubiera dificultado a la hora de
azotarle la nalga izquierda, así con el cuerpo ligeramente hacia atrás, el
trasero quedaba totalmente expuesto por
igual y al alcance de su mano derecha, en ese mismo instante empezó a sentir como le
ardía el culo, los primeros azotes los estaba sintiendo como caían en su culo,
revestido por sus braguitas de algodón blanca con lunares rojos, negros y
verdes esmeralda. Su trasero empezó a arderle rápidamente, intentaba moverse a
cada azote que recibía, pero cada vez le picaban más y más. Apenas había comenzado la azotaina y ya no
aguantaba más, se esforzaba por no llorar y aguantar, aunque su culo le decía
lo contrario. Empezó a mover sus piernas de manera torpe, pues el tocar sus
rodillas en el suelo, le determinaban hacer ciertos movimientos, por lo que
opto por mover su cintura, pero la mantenía firmemente sujeta. Su mano libre,
la izquierda ya no sabía cómo colocarla, y entonces sucedió.
La azotaina comenzó a arderle más de lo que
podía imaginar, ahora ya sus piernas si las levantaba, así como notaba los
azotes mucho más fuertes que al principio, ahora el dolor en el culo comenzaba
a ser muy intenso, no pudiendo evitar por más tiempo sus lágrimas, que
empezaron a derramarse por sus mejillas. Notaba como le abrasaba el culo, ya no
podía pesar si mover las piernas o la cintura, estas se movían por cuenta propia
debido al intenso dolor en el culo, empezaba a dolerle de tal manera que no
podía ni imaginar. Solo hacía que
llorar desconsolada, pues el ardor en su trasero era tan intenso que solo
llorar era lo que hacía, sus piernas pataleaban en todas direcciones, sentía
como subían una y la otra, pero era su cuerpo el que reaccionaba de aquella
manera, pues ella solo sentía un dolor insoportable. Con los ojos nublados por sus lágrimas veía a
las cuatro personas y les imploraba que parasen la azotaina, suplicaba y pedía
perdón, que no lo iba a volver hacer, pero estos no hacían ni el menor caso,
les veía de manera nublada como la miraban. Apenas habían pasado unos minutos
cuando dejo de sentir que le dieran más azotes, creyó que ya había acabado todo,
recordando que el Tutor se había referido al cepillo. Su cuerpo empezó a
temblar pues se temía lo peor.
En
ese momento sintió como unos dedos se introducían bajo la cinturilla de sus
braguitas, y como estas le eran bajadas muslos abajo, dejándoselas a la altura
de sus rodillas, justo por encima de ellas, y como aquellos dedos se
entretenían en colocarle de cierta manera la prenda.
La azotaina con el cepillo de madera de
fresno había comenzado, mientras el reloj de arena caían los primeros granos de
arena. Lo que confundió a la joven mientras aún era consciente de sus
pensamientos, pues hacía rato que la azotaina había comenzado a recibirla y
sentía como le ardía el culo. Y ahora
ponía en marcha el reloj?
Los azotes del cepillo se sucedían uno tras de otro sobre el culo
desnudo de la joven, apenas pudo soportar los tres, cuatro, y cinco primeros azotes
del cepillo, con únicamente una
serie extendida de “Ayees” al contacto del cepillo, luego ya fueron
“Ayees” tan seguidos que no se podría interpretar si era un “Ayy” continuado o
un “Ayee” a cada azote de cepillo. Así como su cintura se arqueaba de un lado a
otro al sentir un nuevo azote, o sus
muslos se rozasen uno contra otro, mientras por debajo de la traba de sus
propias bragas que mantenían sus muslos juntos, por lo que el roce entre uno y
otro era mínimo, sus rodillas se articulaban arriba y abajo una y otra vez,
yendo a cada nuevo azote más y más rápido en su patalear alocado.
La joven tratando de evitar aquellos
dolorosos azotes, flexionaba sus rodillas hasta poder cubrir su ardiente y
dolorido trasero con sus pies, golpeando la mano que la azotaba el culo, sus
zapatos fueron descalzados de sus pies, en un rápido movimiento del Tutor.
Entonces por haber golpeado la mano con ellos, cayeron en su culo desnudo
varios azotes mucho más fuertes y más intensos, que la hicieron de inmediato retirar
sus pies del trasero desnudo. La chica se retorcía sobre los muslos,
dificultando mantenerla sobre el regazo, así como después de nuevos azotes que
la hicieron patalear más alocadamente,
solo sentía un dolor terrible en su pequeño coloradísimo trasero, pues
lo tenía de un rojo muy intenso.
Casi desde el primero de la larga serie de
azotes, su desnudo trasero se había ido cambiando de color, desde la piel
colorada una vez bajadas sus bragas, hasta ir poniéndose de un color rosado,
hasta el momento actual de la azotaina que ya el culo había adquirido un color
rojo intenso, apenas había comenzado el
correctivo, la joven en esos instantes lejos de pensar, solamente podía aullar
del ardor y el dolor que sentía. Los presentes contemplaban como su color rojo, iba pasando a
rojo intenso. El caballero octogenario el Sr. González, observaba a la joven y
a veces apartaba la mirada para no mirar como la joven se debatía mientras
recibía aquella severa azotaina. En cambio, su esposa la Sra. González miraba
seria y mirada firme como la joven se contorsionaba moviendo e intentando
escapar de aquella severa azotaina, como arqueaba sus caderas intentando
librarse de que los azotes del cepillo azotaran su dolorido culo. Veía como las
piernas de la joven pataleaban en el aire, presas del intenso dolor e intenso
ardor que tenía que sentir la muchacha. Así como su mano libre de sujeción intentaba aferrarse a algo, aunque no hallaba
nada donde asirse y así librarse del hombre que la estaba castigando en el
culo. Las lágrimas brotaban como las cataratas del Niágara, llevaba rato que mojaban el suelo, así como la saliva
que goteaba de los labios al aullar de dolor así como los efectos de la contundencia de la azotaina que recibía.
Los caballeros del DDDV observaban con una
tenue sonrisa en sus labios, se les podía observar con semblante tranquilo y
complaciente con lo que sus ojos veían, apenas mostraban algo de pesadumbre por
la joven. Que aunque fuera merecedora del correctivo, verla debatirse de
aquella manera y forma, podía hacer estremecer a cualquiera. Pero estaba visto
que de aquellos personajes no se podía contar con que tuvieran solidaridad
respecto a la joven.
La señora tampoco mostraba sentimiento
alguno, así como tampoco sentía ni la más mínima pena por ella. En esos instantes, pasaba por su mente las
penurias que esa joven endiablada, les había causado a todos los vecinos, esa
joven y sus amigos. En su mente, lo único que pensaba y lamentaba es que el
resto de las chicas y chicos, no hicieran cola para recibir su merecido
castigo. Como únicamente pudieron capturar a esa joven, y que además fuera una
de las cabecillas, pues era la que más se burlaba y reía por la desgracia de no
poder hacer nada por defenderse de aquellos vándalos, pero al menos una iba a
pagar sus culpas. Por tanto no apartaba la mirada de la joven, la cual lloraba
desconsolada con unas lágrimas de cocodrilo que ya destacaba un pequeño charco
de ellas en el suelo…
La muchacha lejos de gritar o aullar del
dolor que sentía en su culo, solamente lloraba sin poder evitar que sus caderas
ya agotadas, tal y como ella misma se encontraba por el agotamiento de su
cuerpo. Aunque sus piernas si seguían pataleando en el aire, y en un último
intento por protegerse con los pies, el Tutor opto por acabar con aquella
resistencia.
Así que movió su muslo izquierdo hacia
su izquierda, así mismo el derecho hacia la derecha, con lo cual dejo que las
piernas de la chica cayeran entre sus piernas, momento que aprovecho para
pasarle la pierna derecha sobre las de la chica, dejándola con medio cuerpo
colgando sobre el suelo, la cabeza de la joven quedo a escasos centímetros de
él, así doblada sobre el muslo izquierdo y
sus piernas inmovilizadas siguió recibiendo la azotaina, ahora
completamente desmadejada llorando, pues solo podía aullar y llorar.
Aunque
de manera menos ostensible que al comienzo de la azotaina, el agotamiento era
presa de ella, pero si continuaba llorando desconsolada, mientras la azotaina
proseguía al mismo ritmo que al comienzo o más fuerte si era posible, al tener más
recorrido de movimiento del brazo al coger impulso para azotar el culo a la
joven con el cepillo. Aunque en esos instantes su culo ya no se apreciaba un
color rojo intenso, si no, un tono violáceo o granate oscuro en todo su
trasero… Hasta que por fin sonó una campanilla que anunciaba el fin del tiempo
en el reloj de arena. Y así mismo el final del correctivo a la joven, la cual
se mantenía desmadejada sobre el regazo del tutor, de buena gana se hubiera
llevado sus dos manos al culo, pero apenas tenía fuerzas y sus brazos no la
obedecían.
El tutor dejando el cepillo en el suelo,
procedió a subirle las bragas a la joven. La cual no mostro gesto alguno, al pasarle las bragas por sus oscurecidas nalgas
y muy doloridas. Así tal y como se encontraba echada y completamente
desmadejada sobre su regazo, sollozando agitadamente mientras el Tutor le
acariciaba la espalda, pero aunque la dejo por unos minutos sobre el regazo,
llego el momento de hacerla levantarse. El
señor López la ayudo a incorporarse con calma, al ponerla en pie se sostenía
por sí misma, quedando en pie con ambas manos apoyadas sobre su trasero con
delicadeza. Aunque temblaba todo su cuerpo por la intensidad del ardor y dolor
en el culo, así que se dejó así misma arrodillarse en el suelo, apoyando su
cuerpo inclinado sobre el asiento de la silla. Se quedó arrodillada en el suelo
sollozando y llorando sin cesar ahora ya más relajada se sobaba el culo por encima de las braguitas, la
falda aun la tenía prendida en la pretina de su cintura.
La señora González se sentó en la silla,
levantando el cuerpo de la muchacha para poder sentarse, y la acurruco contra
su cuerpo acariciándola. Al poco agradecida por la caricia, se puso en pie la
muchacha por sí misma, y la señora la coloco sobre sus piernas sentada, la
muchacha le paso le paso un brazo por encima del hombro y la otra bajo su brazo
abrazando a la señora en agradecimiento, la señora no rechazo el abrazo de la joven. Y correspondió al abrazo acariciándole el
muslo derecho así como el dolorido trasero.
El gesto de la señora hacia ella, lo tomo como un perdón por todas las
gamberradas que les habían hecho sus amigos y ella misma.
El señor López se dirigió hacia los
caballeros…
(Sr. López) -. Señores! Ha llegado la hora de que abandonen
este despacho, han sido muy amables por haber acudido como testigos, pero ahora
su trabajo ha acabado, y yo me debo al mío.
Y su presencia no es necesaria, afuera les aguarda el conserje para
conducirles a la planta baja y posterior salida, gracias por su asistencia.
(Señor 1) -. Nosotros aun
debemos comprobar como ha quedado el trasero de la muchacha después del
castigo, no nos podemos marchar simplemente porque usted lo indique… faltaría
más… que se ha creído…
El señor López estaba enfadándose por
momentos, por lo visto dichos señores no habían visto que en la sala de espera
existían cámaras, no se habían dado
cuenta, o no las tuvieron en cuenta por creerlas cámaras de seguridad. Por lo
tanto cogió el teléfono e hizo una llamada…
(Sr. López) -. Buenos días,
señor! Si, si… Soy el Sr. López del
Bufet de la agencia de Disciplina, el caso de la Srta. Elouise Braun ha
finalizado. Sí, señor… tal y como debía ser aplicado, puede estar seguro de
ello. Si… Los dos caballeros que su
fundación ha enviado como testigos, han acabado su servicio, les he invitado a
retirarse educadamente, dada que su finalidad en este día ha acabado. Si… Si…
Señor esta es una empresa seria, y no estoy dispuesto a tolerar a personas que
no saben comportarse como es debido, con la debida seriedad y discreción que se
requiere. Por lo tanto llame a sus
hombres o esbirros y sáquelos de mi
despacho de carácter inmediato!!! o
deberá romper mi contrato con su fundación, ya que estos caballeros han
dinamitado y extralimitado en su comportamiento todas las cláusulas que en el mismo figuran, y
le informo que lo ocurrido hoy, ha sido debidamente grabado, usted sabe que si
pongo una denuncia, ya le veo a usted y sus esbirros barriendo las calles… Si!
Le paso con ellos…. Uno de ustedes
póngase al teléfono…
Al colgar el teléfono los
caballeros salieron sin despedirse...
(Sr. López) -. Señor y señora
González espero que su comunidad de vecinos hayan quedado satisfechos. Como les he comunicado antes de aplicar el
correctivo, una vez finalizado podrían opinar si creen en que ha resultado
eficiente.
(Sra. González) -. No soy
partidaria de los castigos corporales, señor! Pero usted me ha demostrado que
su labor no tiene parangón. Esta chica desde que recibió su primer correctivo,
ha resultado ser un ángel. Incluso si
hubiera dependido solo de mi opinión no habría tolerado que se la castigase de
nuevo, pero mis convecinos han acabado de convencerme que gracias a la
disciplina, esta joven ahora es dulce y muy cariñosa con todos, incluso cuando
nos ve que vamos a cruzar la calle acude a ayudarnos, además no permite que sus
amigos se comporten como gamberros como solían hacer. Eso aunque no esté de acuerdo, quiero decir
que en algunos casos vale más la pena un buen correctivo, que encerrarla en la
cárcel, eso la hubiera convertido en no mejor persona. Por tanto estamos muy
complacidos con sus servicios, lástima que pasado un tiempo la muchacha por sus
malas compañías pueda recaer de nuevo en su comportamiento.
(Sr. López) -. No debe preocuparse por ese motivo, no se
como pero alguien puso al corriente de todo a sus progenitores, por lo tanto
cuando se recupere esta muchacha, pasara a depender de mis servicios como Tutor
personal, como usted bien ha dicho, una buena disciplina hace que sean mejor
personas, y así ha debido de ser en estos días, ya que sus padres han contratado
mis servicios.
(Continuará…)