EL TUTOR
DE DISCIPLINA EL SEÑOR LOPEZ
DISCIPLINA DE MANTENIMIENTO
Evelin como era costumbre llego a la
oficina a las 08,00 h. de la mañana, como cada lunes preparaba la
correspondencia para entregarla a su Tutor. Aun sentía en su trasero las
molestias del miércoles, como de costumbre según las instrucciones de su Tutor,
vestía con un bonito vestido azul celeste que destacaba sus caderas bien
formadas, y la falda corta de vuelo lisa, con pliegues ondulados hacían que el
corto vestido resultara ser muy sugestivo, a ojos de los demás, pues como era
habitual en las costumbres de su tutor, la falda solamente le cubría parte de
su respingón trasero, con el simple caminar sus bragas eran visibles, como la
parte baja de sus glúteos. No se le apreciaban marcas, pero porque estas las
cubrían sus braguitas hoy de color blancas con pequeños ramos de flores
silvestres con la base de hierbas verdes. A esas horas estaba sola en la
oficina, se la podía observar ver como se acariciaba el culo por encima de sus
braguitas, de tanto en tanto una leve caricia mitigaba sus molestias, pues bajo
sus bragas blancas había unas aureolas grandes moradas, la huella que el Paddle
había dejado en su trasero, lo cierto era que al contemplarse en el espejo se
las había visto ella, tenía una aureola grande en el centro de cada una de sus
nalgas. La verdad, es que Evelin temía el momento de tener que sentarse en su
silla, eso sería en breves minutos cuando llegase a la oficina su Tutor y jefe.
En ese momento sonó el sonido
característico del ascensor deteniéndose en esa planta, y avisando que sus puertas
iban abrirse. Estas se abrieron justo cuando Evelin se sentaba en su silla
haciendo aspavientos con sus brazos, el dolor de su culo se acentuaba por
momentos al apoyar sus nalgas en la silla de madera. Sentada sobre sus bragas,
sus glúteos sintieron el frio de la madera. Temía que al aparecer su Tutor la
hubiera visto que no se encontraba sentada a su llegada, eso indicaba recibir
una azotaina de buena mañana, y no le apetecía nada con el estado de su
trasero. Pero quien salió del ascensor no era su Tutor, era una chica de su
edad más o menos. No aparentaba tener más de veinticuatro o veinticinco años.
(Evelin) -. Buenos días, en que puedo ayudarla…
(Elouise) -. Buenos días, soy
Elouise Braun y tengo cita con el Sr. López del DDDV…
(Evelin) -. A qué hora tiene su cita Srta. Braun?
(Elouise) -. A las 09,00h.
(Evelin) -. Tome asiento
Srta. Braun, en breve le atenderá el Sr. López.
(Elouise) -. Preferiría
esperar de pie… agradezco su gentileza…
(Evelin) -. Yo, no puedo
obligarla a sentarse Srta. Braun. Pero mi consejo es que tome asiento, en
cualquier momento puede aparecer el Sr. López, y le aseguro que no le será nada
agradable si el la encuentra de pie, por no decir, que me perjudicaría a mí
misma, y ya tengo suficientes problemas para permanecer sentada, créame!
(Elouise) -. Pues ni me
importas tú, ni lo que le pueda parecer a él… Entendido?
(Evelin) -. Muy bien, haya
usted… Pero deberá firmarme un documento como que ha sido informada de sus
consecuencias y así, me cubriré yo cuando el llegue…
Evelin con serios
problemas se levantó de la silla, pues el documento que debía darle a la joven,
estaban guardados en el primer cajón del archivo. Elouise pudo ver como la
secretaria se sobaba el culo ante ella sin ningún pudor con las dos manos,
según iba caminando hacia el archivo. Evelin miraba con desprecio a la joven
impertinente que se había negado a sentarse, abrió el cajón y extrajo un
impreso, que debía rellenar la joven. Cuando en ese momento se abrieron las puertas
del ascensor de nuevo, apareciendo el Sr. López y encontrando a las dos jóvenes
de pie en el centro de la oficina.
(Sr. López) -. Buenos días…
Evelin!!! A mi despacho, ahora!!!
Su Tutor entro en su despacho sin decir
nada más, tras él, entro Evelin sobándose el culo y con alguna lagrima bajando
por su mejilla, cerró la puerta sin mirar afuera al vestíbulo.
(Evelin) -. Sr. López… Yo…
no he podido hace nada, ella no se quería sen…
(Sr. López) -. No quiero excusas,
sabes perfectamente las normas, mientras estas castigada, no puedes permanecer
de pie, a menos que yo te pida algo que me debas traer, un documento, un
informe, un café… Pero nunca en ningún caso, debes estar de pie sin
autorización mía. Tienes esa autorización?
(Evelin) -. No señor. Pero yo iba a…
(Sr. López) -. Te he dicho que
no quiero excusas… ahora ven aquí, que te voy a enseñar a obedecer las reglas
de disciplina…
El Tutor de Evelin tomo
asiento en la silla central destinada a aplicar disciplina, aguardando que
Evelin se acercara colocándose sobre sus rodillas para recibir la azotaina que
se había acabado de ganar. Su Tutor estaba perdiendo la paciencia esperando a
su pupila, últimamente aunque era castigada con frecuencia, no se acostumbraba
a las azotainas de su Tutor, y las temía como si fuera la primera cada vez.
Cuando la tuvo cerca, el mismo la cogió de un brazo y tiro de ella hacia él,
cayendo bruscamente sobre sus rodillas. La falda de vuelo azul celeste, dejo
bien expuestas sus bragas blancas de algodón, con aquellos ramilletes de flores
silvestres. Ni se molestó en bajarle las bragas, sabía perfectamente cómo debía
tenerlas después de la severa azotaina del miércoles con el Paddle, iba a
recordar por mucho tiempo que le sucedería si volvía a intentar escapar de
nuevo a una azotaina bien merecida. Los azotes empezaron a caer sobre su
dolorido culo, no llevaría ni diez azotes, que ya estaba llorando desconsolada,
clara señal de lo mucho que debía de dolerle el trasero. Pero la azotaina continua
recibiéndola, las azotainas que le daba su Tutor nunca solían ser inferiores a
quince minutos como mínimo, y si era con la mano podrían llegar a ser de veinte
o treinta minutos, y en esta ocasión, no fueron menos de treinta largos minutos,
de lágrimas y azotes fuertes y bien dados. Algo que no le gustaba a su Tutor es
tener que repetir dos veces las cosas, Evelin se retorcía forzando sus caderas
para así librar sus nalgas, pero estaba siendo disciplinada por un experto, y
rara vez fallaba dando la azotaina con la intensidad deseada. Cuando acabo de
zurrarla, la mando salir de su despacho, ni siquiera dio instrucciones de que
entrara la chica que aguardaba afuera. Evelin se arregló la falda alisándola, y
alisando sus nalgas para así mitigar su intenso ardor en su culo. Tenía el culo más colorado que un tomate
maduro, y así salió del despacho. Al pasar por el lado de la chica que
aguardaba afuera, ni la miro, estaba avergonzada no había más que mirar su
rostro bañado en lágrimas aun. En cambio la chica si la observo con todo
descaro, sobre todo al pasar por delante donde ella aguardaba aun en pie, no
pudo más que estremecerse al verle lo colorado que llevaba el trasero…y
quedarse con su rostro congestionado y boquiabierta admirando con el frenesí
que se sobaba el culo Evelin, que pasando bordeando su mesa, se sentó en
aquella endiablada silla de madera, con suma delicadeza al apoyar su trasero
inflamado por la reciente azotaina, aun con lágrimas en sus ojos se puso a
ordenar alfabéticamente algunos de los informes. En uno de los cuales estaba el
nombre de Elouise Braun. En pie a pesar de lo que había visto y escuchado,
seguía mostrándose en rebeldía sin la más mínima intención de comportarse como
se esperaba, aunque cuando creía que nadie la observaba se acariciaba su
trasero por encima de las bragas, unas bragas claramente de algodón blancas con
flores muy llamativas, margaritas con sus pétalos y su polen amarillo. Alla
estaba con su blusa blanca, corbatín azul marino, la corta falda amarilla
acampanada tableada, calcetines blancos y zapatos negros modelo Merceditas.
Eran las diez de la mañana, Elouise Braun
aun de pie con su espalda apoyada en la pared, mirándose las uñas. Las puertas
del ascensor se abrieron saliendo de él, una chica vestida con su uniforme,
blusa blanca, corbatín azul marino, falda corta y tableada amarilla, calcetines
blancos y unas Merceditas negros de zapatos. Tras ella una mujer claramente
mayor pero con su misma forma de vestir, que le daba un aire de jovencita.
(Evelin) -.
Buenos días, señora Pujol que desea?
(Sra. Pujol) -. Hola, Evelin. Vengo a visitar al Sr. López.
(Evelin) -. Tiene usted hora de cita?
(Sra. Pujol) -. Si, las diez y
media.
(Evelin) -. Bien, Sra.
Pujol. Puede tomar asiento, enseguida avisare al Sr. López que ha llegado. Y…
usted señorita, que desea?
(Jefferson) -. Mónica
Jefferson. Tengo cita a las once y media con el Sr. López.
(Evelin) -. Bien, Srta.
Jefferson, enseguida aviso al Sr. López, puede tomar asiento…
La señora Pujol fue
la primera en pasar por delante de Elouise, esta se la quedo mirando al pasar,
viendo que bajo la falda amarilla asomaban unas bragas blancas con el dibujo de
racimos de uvas violetas, la señora Pujol la miro extrañada, debió pensar que
hacia aquella infeliz de pie, para sus adentros pensaba, “esta pobre no sabe lo que la espera por rebelarse de esta manera”… Luego,
tras la Sra. Pujol paso con pasos cortos, Mónica Jefferson, al dar la espalda a
Elouise, esta vio que la chica llevaba unas bragas rosas, por los ribetes
asomaban parte de unas líneas moradas, y
como esta con las yemas de sus dedos se acariciaba la nalga izquierda,
justamente en esas marcas. Tanto Mónica Jefferson y la Sra. Pujol tomaron
asiento. La Sra. Pujol se sentó con delicadeza y como su falda se acampanaba
sentándose sobre sus bragas blancas con racimos de uvas violetas que al tomar
asiento, fueron bien visibles a los ojos de Elouise. A su costado derecho se
sentó Mónica Jefferson, también su falda se acampano con la brisa mostrando sus
bragas rosas y como esta apoyo primero sus manos en el borde de la silla, y
como lentamente sus nalgas se posaban suavemente sobre el asiento.
Las dos chicas sentadas se estremecieron al
sonar el interfono sobre la mesa de la secretaria, la cual respondió…
(Evelin) -. Si? Que desea
señor!
(Sr. López) -. Tráigame el
informe de la Sra. Pujol, por favor Evelin.
La secretaria se
levantó de su silla haciendo todo tipo de gestos de dolor, al tiempo que
maldecía para sus adentros a cierta joven arrogante. Caminaba con cierta
lentitud, el estar sentada las últimas dos horas habían adormecido sus nalgas,
las cuales al levantarse se acababan de despertar, sintiendo terribles
pinchacitos recorrer su trasero. Con la mano izquierda sobándose el culo,
uniéndose a los pocos segundos su mano derecha.
Con su mirada de ser cuchillos, estos se abrían clavados en el cuerpo de
aquella chica, que seguía mirándola con aquella soberbia en su cara, Evelin
abrió el archivador extrayendo el informe requerido, con pasos cortos y
pausados, se encamino hacia la puerta del despacho de su Tutor, y de las que
aguardaban. Llamo con sus nudillos con dos suaves golpecitos…”Adelante Evelin”… se escuchó desde el
interior, tras la puerta desapareció la secretaria. Minutos después volvía a
salir…
(Evelin) -. Sra. Pujol, puede
usted pasar. El Sr. López la espera…
El rostro de la señora Pujol se le puso
colorado de la vergüenza, pues las que estaban allí, todas sabían a que entraba
en aquel despacho, y que en breve la escucharían como era castigada. Sus manos
temblorosas alisaron su corta falda, aun se podían apreciar marcas en sus
glúteos, ya que al sentarse, sus bragas se le habían adentrado en el centro del
trasero, su dedo índice se introdujo por el interior del elástico de sus bragas
y subiendo desde su entrepierna a su cadera, y bajando de su cadera a su
entrepierna tenso sus braguitas, y así ajustar bien sus bragas blancas con
aquellos racimos de uva violetas. Aunque tenía su rostro ardiendo por el pudor
de mostrar sus bragas a las chicas y que estas tuvieran acceso con sus miradas
a ver el estado de su trasero. Sabía que se lo estaban mirando, pues ella hacía
lo propio cuando tenía ocasión, sobre todo cuando Evelin pasaba por delante y
vio como de colorado llevaba el culo, por una reciente azotaina, la cual no
hacía falta ser muy inteligente para averiguar el motivo, y que aquella
arrogante muchacha que ocultaba que sus nalgas quedaran visibles, apoyando su
espalda contra la pared, tenía mucho que ver en que Evelin llevase sus nalgas
así de coloradas. Alisando su falda tras colocarse bien sus braguitas, se paró
ante la puerta y mirando a Evelin, soltó el aire de sus pulmones y volviendo a
coger aire entro al despacho, Evelin cerró la puerta una vez entro la Sra.
Pujol. Volviendo a pasar ante la soberbia de Elouise Braun, dirigiéndose a su
mesa, cogiendo aire para tomar asiento…
Dentro del despacho…
La Sra. Pujol aguardaba ante la mesa que
su Tutor de disciplina se dignase a dirigirle la palabra, lo conocía bien.
Sabía como le gustaba hacer esperar a sus discípulas ante él, y observarlas con
el rabillo del ojo como entrecruzaban sus manos, enredándose con sus dedos
nerviosos y temerosos de lo que podía acarrear estar ante su Tutor. Así pasaron
varios minutos, Sra. Pujol cada vez más nerviosa…
(Sr. López) -. Buenos días,
veo que vuelves a estar en este despacho. Por la información que su marido me envió,
veo que has vuelto hacer de las tuyas. Es que no vas aprender nunca!!!
SINVERGUENZA!!! COMO SE TE TIENEN QUE EXPLICAR LAS COSAS A TI, ME LO QUIERES
EXPLICAR DESVERGONZADA!!! COMO SE TE PUEDE OCURRIR HACERLO DE NUEVO? EH! QUE
SON ESTAS FACTURAS IMPAGADAS, Y COMO LAS HAS OCULTADO A TU MARIDO… ES QUE SOLO
ENTIENDES CUANDO SE TE BAJAN LAS BRAGAS!!! Y SE TE PONE EL CULO COLORADO COMO
UN TOMATE!!! .- El regaño se escuchaba por completo desde afuera, ya que el
Sr. López estaba gritando para regañarla y que se avergonzase, más. Pues ella
sabía de sobras que todo se escuchaba afuera…-. AHORA VAS A LAMENTAR TUS ACTOS, ES UNA VERGÜENZA QUE NO TIENE
PARANGON Y QUE SOLAMENTE DE UNA MANERA SE PUEDE SOLUCIONAR, AHORA VEN, BAJATE
LAS BRAGAS TU MISMA Y PONTE SOBRE MIS RODILLAS, VAS A LAMENTAR TODOS LOS
PROBLEMAS OCASIONADOS A TU HOGAR…!!!
El rostro de la Sra.
Pujol estaba completamente colorado de la vergüenza, era consciente que las
chicas de fuera habían escuchado todo. Eso junto con el regaño tan fuerte la
había impactado, sus ojos brillaban a punto de echarse a llorar de la
vergüenza. Sobre todo tener que acercarse a su Tutor y una vez ante él, bajarse
ella misma sus bragas blancas de algodón, con sus llamativos dibujos de racimos
de uvas violetas. Temblorosa del pánico se acercaba lentamente, sus ojos se
acrecentaron de temor al ver como su Tutor tenía en sus manos una zapatilla de
paño, con suela de goma blanca. Era una zapatilla de hombre de estar por casa,
pero era enorme ya que debía de ser de talla cuarenta y cinco por lo menos,
tipo chancla pues era abierta por el talón y por los dedos, también
descubiertos. Ya estaba frente a él, era el momento de meter sus manos bajo su
falda para bajarse las bragas, pero no se atrevía, no lograba reunir el valor
necesario para bajárselas ella misma. Sintió como era zarandeada y era
acomodada sobre las rodillas de su Tutor, la zapatilla comenzó a hacerla sentir
aquel ardor inmediatamente en su culo, aunque los azotes caían sobre sus
bragas, estas no la protegían en absoluto del ardor intenso que esta producían
al azotar su trasero, durante varios minutos sentía como la zapatilla abrasaba
su culo, sin pausa, si reparo en castigarla… toda una señora y siendo castigada
como una mocosa por su papa… la base de sus nalgas que sus bragas dejaban al
descubierto, estaban muy coloradas, pues la zapatilla caía varias veces
seguidas sobre ese punto tan doloroso, a sabiendas que así era. Hacia varios
minutos que sus lágrimas caían por sus mejillas mojando la moqueta del suelo.
La azotaina ceso, incorporándola bruscamente por los fuertes brazos de su
Tutor, el cual seguía mostrándose muy disgustado por su comportamiento, por eso
la mantenía muy arrimada a él. Ella al
sentirse en pie, mientras con su mano derecha se restregaba los ojos, primero
uno y después el otro, su mano izquierda se sobaba el culo.
(Sr. López) -. QUE? TE VAS A
BAJAR LAS BRAGAS? .- La miraba a los ojos, pero ella no hizo movimiento
alguno por llevar sus manos a su cintura y proceder a bajarse las bragas, por
lo que…-. BIEN, SI ESO ES LO QUE DESEAS…
.- Hizo ademan de volverla a colocar sobre sus rodillas, cuando…
(Sra. Pujol) -. Vale…!Vale…! Me las ba…bajo…
Con rapidez se llevó
sus manos bajo su falda, la cual al estar derecha se le había bajado cubriendo
relativamente sus partes. Pero no movía las manos con intención de bajarse las
braguitas, por lo que dos fuertes azotes sobre sus muslos, la sacaron de aquel
sopor, y lentamente se las fue bajando, pero solo a medio muslo… Sin esperarlo,
se vio de nuevo sobre las rodillas de su Tutor, este, levanto esta vez su corta
falda que había quedado cubriendo su trasero, al tener esta sus manos pegadas a
su cuerpo sujetándose las bragas, pero pronto las soltó al sentir como la
zapatilla empezó una nueva y dolorosa tanda de azotes, tenía el culo muy
colorado, y mucho más colorado se lo puso durante el tiempo que estuvo esta vez
recibiendo la nueva tanda de azotes, por espacio de varios minutos. La
zapatilla estaba haciendo su trabajo, tenía el culo muy inflamado por la fuerza
que intensificaba cada vez más su Tutor.
La puerta del despacho se abrió
inesperadamente, el Sr. López salió llevando de la oreja a la Sra. Pujol, que
iba dando traspiés, la saco al medio del vestíbulo llevándola hacia el rincón más
alejado, justo donde estaban los ascensores, poniéndola cara a la pared a la
izquierda de los mismos. Levanto su falda sujetándosela en el cinturón que
llevaban estas faldas, justamente para ese menester. Las bragas que seguían a
mitad de sus muslos, fueron bajadas a las rodillas, y las manos de la señora
castigada colocadas sobre su cabeza entre cruzadas, una encima de la otra.
(Sr. López) -. Así aprenderás
sinvergüenza!!! Que no te vea que bajas las manos y te sobas el culo, o saldré
y vas a ver cómo te dejo el culo con el cinturón…!!!
Sin más palabras el
Tutor se dirigió a su despacho, se detuvo unos instantes ante Elouise Braun,
mirándola fijamente y volvió hacia su despacho cerrando la puerta de un portazo,
el ruido de la puerta hizo encogerse a todas las chicas. Evelin miraba como le
había quedado el culo a la Sra. Pujol, lo tenía rojo fluorescente por el brillo
rojo intenso que tenía en sus nalgas redondas y en la base e inicio de sus
muslos. Mónica Jefferson también la miraba con lastima, y sus ojos brillaban
como si fuera a echarse a llorar de un momento a otro. La soberbia de Elouise
Braun miraba el culo colorado de la Sra. Pujol absorta y asustada de que el
suyo quedara en igual estado.
(Sr. López) -. EVELIN!!!
TRAEME EL INFORME DE MONICA JEFFERSON… RAPIDO…!!!
Evelin, con resignación se levantó con claros
signos de molestias en su culo, volviendo a mirar hacia la caprichosa y
soberbia de Elouise Braun, mientras se acariciaba sus nalgas la miraba, como si
le reprochara… “Llevo el culo así por tu
culpa, guarra!!!”… fue hacia el archivo, abriéndolo busco el informe y lo
extrajo cuando lo hallo. Y con pasos decididos fue hacia la puerta llamando con
los nudillos muy flojo, su jefe estaba muy enfadado, y en ese estado cualquiera
podía recibir en cualquier momento…”ADELANTE!!!”
Evelin se estremeció al escuchar como de enfadado estaba todavía, entro en
el despacho sin demorarse. Una vez dentro miro hacia su Tutor, este estaba
enfrascado en unos documentos que tenía sobre su mesa, debía de estar
escribiendo en el informe de la Sra. Pujol anotando como había requerido ser
castigada y con qué rigor. Evelin aprovecho que estaba ocupado para sobarse el
culo, ya que estaba sintiendo terribles pinchacitos en él. Algo que se iba a
arrepentir el haberlo hecho, pues en ese instante su Tutor levanto la mirada
pillándola infraganti. Se levantó con rapidez de su asiento, dejando de hacer
lo que estuviera haciendo, avanzando hacia Evelin, la cual retrocedía asustada.
Al llegar a ella le agarro el lóbulo de la oreja izquierda, y así tirando de la
oreja, la llevo hacia su mesa, le quito el informe de sus manos, haciéndola
inclinarse sobre su mesa, levanto su corta falda azul celeste y le bajo sus
bragas blancas con ramilletes de flores silvestres a los tobillos. Comenzó a
desabrocharse el cinturón, sacándoselo con la mano derecha de las presillas de
su pantalón, lo doblo a la mitad agarrando por los dos extremos y sin demora
empezó a darle en el culo rojo e inflamado de Evelin.
(Sr. López) -. COMO DEBO DECIR
LAS COSAS!!! CUANTAS VECES TE LO VOY A TENER QUE REPETIR!!! ES QUE NO SABES QUE
NO TE DEBES SOBAR EL CULO…? AL MENOS NO LO HAGAS EN MI PRESENCIA!!! O TE VAS A
LAMENTAR EL SOLO HABERLO PENSADO HACER….
Desde fuera pudieron escucharlo todo, incluso
contar los fuertes azotes del cinturón en el culo desnudo de Evelin. En apenas
cuatro minutos, fueron unos cuarenta fuertes azotes los que cruzaron sus nalgas
desnudas, por el sonido que producían al impactar, dedujeron que era sobre la
piel desnuda…
Algo que pudieron confirmar al ver salir a
Evelin, pues salía del despacho llorando desconsolada y con las bragas
arrastras por el suelo, ya que las llevaba puestas solamente en uno de sus pies,
al cerrar la puerta se agacho a ponérselas, pasando por la pernera su pie
derecho y se las subió lentamente según iba avanzando hacia su mesa, para
subírselas por detrás tuvo que levantar su falda, Mónica Jefferson pudo ver
como llevaba cruzadas las marcas del cinturón en sus nalgas, hasta que las
cubrió al ajustarse las braguitas en su cintura. Al sentarse en su silla vio
todas las estrellas del firmamento, sobre todo al apoyar sus nalgas sobre la
fría madera, que debido al calor de su trasero, esta, pronto ardía como su
trasero…
El interfono volvió a sonar…
(Evelin) -. Si?
(Sr. López) -. Haz pasar a
Mónica Jefferson!!!
Evelin maldecía para sus
adentros, cualquier día iba a tener problemas si se le llegaban a escapar en
voz alta esos pensamientos. …”Me lo
podía haber dicho antes de sentarme, mierda!!!”… esta vez se levantó de su
silla con muchos problemas, primero puso sus manos en el borde de los laterales
de la silla, para luego apoyarse sobre su mesa, le resulto un suplicio
enderezar su espalda y ponerla recta, eso fue lo más difícil. Millones de
pinchacitos se acumularon en su trasero, toda clase de improperios salieron de
sus labios si hubieran sido audibles, pero cualquiera que le hubiera leído sus
labios habría enrojecido desde los pies hasta la cabeza. Bordeando su mesa
caminaba con sus piernas arqueadas por las molestias en el culo, andaba muy
despacio, pero sabía que no debía demorarse o sería peor para ella. Su jefe
perdía la paciencia con mucha facilidad cuando estaba enfadado.
(Evelin) -. Srta. Mónica
Jefferson. Puede acompañarme por favor.
Evelin con serios
problemas avanzo hasta la puerta, al tocar con sus nudillos… “Adelante!”… Abrió la puerta, y
manteniéndose recta como podía, hizo a Mónica Jefferson entrar pasando por
delante de ella, cerrando esta, una vez que hubo entrado la muchacha. Volviendo
hacia su mesa, miro a la caradura de Elouise Braun que sonreía al verla tan
dolorida, con rostro serio, paso de largo sin volver a mirarla, pero sin poder
apartar la mirada al ver en el rincón a la Sra. Pujol, que meneaba su trasero,
pues debía molestarla bastante, pero aunque lo deseara no podía sobarse el
trasero. Dentro del despacho….
Mónica estaba frente a su mesa, mientras
el Sr. López acababa de rellenar algo que estaba escribiendo, debía de ser el
informe de la Sra. Pujol, que no había podido acabar al tener que calentarle el
trasero, por segunda vez esa mañana a su secretaria.
(Sr. López) -. Buenos días
Srta. Mónica Jefferson. Veo que volvemos a vernos! Según este expediente que
tengo en mis manos, vuelve a ser reticente en sus prácticas, volviendo a
cometer la misma falta. Cuando se vuelve a cometer el mismo error, eso es una
reincidencia que no estoy dispuesto a tolerarte jovencita. Según su padre, el
Sr. Jefferson. Nos dice en este expediente que le robo su tarjeta de crédito,
usándola para comprarse bragas de seda valoradas en 500€, dos vestidos de noche
valorados en 2000€, pantalones tejanos de marca valorados 300€, unos pendientes
de oro blanco con diamantes valorado 15.000€ y otras joyas más pequeñas en
valor, todo por un total de: 20.000€.
La primera vez, su padre nos recomendó un castigo con vara, en esta
ocasión, tengo carta blanca para aplicarte el castigo que crea óptimo. .- Con
esas últimas palabras se levantó de su sillón, yendo hacia la joven con cara de
pocos amigos, la cogió de la oreja izquierda y apretando con fuerza sobre el
lóbulo, retorciéndoselo en cierto grado de dolor, la obligo a seguirle hacia la
silla que estaba situada en el centro del despacho, en la cual tomo asiento el
Sr. López que siguiendo tirándole de la oreja, la obligo a inclinarse
colocándola sobre su muslo izquierdo boca abajo, quedando la entrepierna de la
chica incrustada en el muslo, soltándole de la oreja ella se llevó su mano a
ella masajeándola para aliviar el dolor. Levanto su falda dejando su trasero
expuesto, las bragas no cubrían sus nalgas, ya que esas bragas rosas que
llevaba la chica puesta, no eran las exigidas y obligatorias que debía usar con
su uniforme. -. Ya veo que tampoco sabes
obedecer!!! Estas no son las bragas que deberías de llevar
puestas. Lo que te va acarrear un castigo adicional, ya te puedes ir preparando
pequeña, vas a tener el culo de tal manera y forma, que te será difícil de
olvidar.
Con las últimas
palabras la muchacha sintió los primeros azotes sobre su trasero indefenso,
esta se reía para sus adentros, “Esto
debe enseñarme a ser menos derrochadora?”… eso tenía en su mente, pues la
azotaina aunque si picaba bastante, era más que aguantable. Apenas sentía
dolor, pero la azotaina iba de menos a más, ya sentía como su trasero comenzaba
a molestarle bastante, sentía que cada vez le quemaba un poco más. La azotaina
se estaba prolongando más de lo que ella hubiera deseado, los azotes llenaban
la sala con el eco de los mismos, pero había algo que comenzaba a preocuparle,
algo que no hubiera esperado que así fuera, estaba sintiendo como no solamente
sus nalgas ardían cada vez más y más, también sentía en su entrepierna que esta
le estaba jugando una mala pasada, pues no lo podía comprender, pero sentía
humedad creciente en su entrepierna. Cada vez sentía más mojada, ya podía
sentir esa humedad en sus bragas, pues su sexo lo llevaba rasurado como le
habían exigido, la mañana del sábado había acudido a una de esas peluquerías
“Unisex” y se lo habían hecho con láser, en su mente la hacía reír algo, “Igual también me darán una azotaina por
haberlo cargado a la cuenta de la tarjeta de crédito”… Pero pronto dejo de pensar en otras cosas
mientras estaba sobre las rodillas del Tutor, su entrepierna más húmeda por
momentos. Pero la azotaina ya estaba resultando cada vez más molesta, sus
nalgas las sentía que le abrasaban como si le hubieran puesto brasas al rojo
vivo. Pero lo que más le hacía sentirse extraña, es que le estaba gustando en
cierta manera el estar sobre las rodillas de un hombre maduro y desconocido
para ella, recibiendo una azotaina sobre sus bragas rosas, ahora claramente
mojaditas.
(Sr. López) -. Ya veo que eres
una cochina como todas, no te da vergüenza haberte mojado las braguitas? Has
notado como tienes la entrepierna marrana!!! Mira el fondillo de tus bragas
como lo tienes de empapadas, serás guarra!!!
Para Mónica Jefferson
aquello estaba resultando algo nuevo para ella, no podía comprender que
aquellas palabras que la hacían avergonzarse de si misma, las sintiera como
agradable de alguna manera que se las dijesen. Sentía como las yemas de los
dedos de su… azotador, Tutor, no sabía cómo llamarlo. Pero sentir el suave
contacto de sus dedos en su zona intima, no era nada desagradable para ella,
todo lo contrario, empezó a temblar sobre el muslo y su entrepierna se movía a
son de los azotes dándose placer al restregar su entrepierna sobre el muslo de
su Tutor, ahora ya lo definía como “Su Tutor” cuando un estremecimiento en todo
su cuerpo indicaba que había tenido su primer orgasmo sin tocarse directamente
ella con sus dedos, lo que la hacía avergonzarse de sí misma, pero al mismo
tiempo deseosa que no acabara la zurra. A su mente le vino a la memoria algo
que le había comentado el día anterior cuando fue castigada con la vara, una
confesión que le había hecho la secretaria Evelin. “Me encanta cuando me castigan, si no, recibo una azotaina a primera
hora, no soy nadie durante todo el día”… ahora ella estaba experimentando
aquella sensación agradable y comprendía lo que la chica quería decir, pues
ella misma lo confesaba. También le dijo algo así …”…aunque luego me arrepiento cuando estoy ante él, por lo mucho que me
va a doler, pero luego es genial recordarla…” Esas palabras le sonaban a
vacías, pues ella solamente estaba sintiendo un gran placer, que además estaba
siendo algo completamente nuevo para ella, y se preguntaba así misma a que se
debía referir… en ese instante sintió como los dedos de su Tutor, se
introducían entre el elástico de sus braguitas y como tiraba de ellas hacia
abajo, se las estaba bajando y no hizo nada por impedírselo, todo lo contrario
levanto su cintura y el culo, para que se las pudiera bajar con más facilidad,
pronto sintió como las tenía sobre sus rodillas, se imaginaba en su mente como
de rojas debía tener sus nalgas, y eso la hacía estremecer de placer… cuando
algo que le abraso el culo, la saco del sopor en el que estaba como en el
cielo, aquella sensación abrasadora volvió a sentirla una y otra vez, cada
azote era igual o más picante que el anterior, intentaba mover sus caderas,
algo que resulto imposible de realizar. La azotaina se estaba prolongando de
manera que ya no le resultaba tan placentera, sentía como su culo le ardía cada
vez más y más. Aquello ya no estaba siendo tan bueno, aquello ya se estaba
pasando de la raya, comenzaba a dolerle el culo más de lo que ella hubiera
deseado. Vaya! Si estaba doliendo, el culo lo sentía como le ardía todo, y apenas
podía soportar aquel intenso fuego en su culo, de su garganta comenzaron a
salirle “AAAYYYES” cada vez más seguidos. Aquello ya no le gustaba nada nada,
pero la azotaina no parecía que fuera a parar, pues cada vez se sentía más
dolorida en la parte baja de su espalda. Sus “AAYYES” eran más prolongados a
cada nuevo azote en sus nalgas. Estas las sentía que la abrasaban por completo,
su culo era puro fuego. Sus lágrimas no tardaron en emanar de sus ojos, aunque
había luchado por retenerlas, llego un momento que ya no pudo más, y cuando la
azotaina se centró en la parte baja de sus nalgas, justo donde se iniciaban sus
muslos, aquello fue el no más. Explotando a llorar desconsoladamente, ahora si
comprendía a que se refería la secretaria, aquello dolía muchísimo más que la
vara. Pues la vara fueron unos cincuenta azotes bien fuertes, pero ahora en
cambio llevaba muchísimos más, ni siquiera había podido contarlos o simplemente
había perdido la cuenta… Aquello no podía continuar más, tenía que parar cuanto
antes ya no podía soportar aquello por más tiempo. Pero que equivocada estaba,
pues aun podía ser mucho peor. Y así no tardo en saberlo, cuando de golpe y sin
previo aviso, los azotes dolían muchísimo más, era insoportable aquel dolor tan
intenso, que la hacía intentar contonearse e intentar moverse en cualquier
dirección, pero todo resultaba en vano, todos sus esfuerzos no lograba
liberarse, ni moverse de la rodilla de su Tutor. Cuando todo acabo, y la dejo
levantarse de sus rodillas, vio con espanto con que le había causado aquella
pesadilla en su trasero, convirtiéndose en una soberana azotaina. “El
Cepillo de madera”
Mónica salió del despacho
con sus bragas rosas en sus tobillos y a punto de perderlas por el camino.
Eran ya las doce cuarenta y cinco de la
mañana, casi mediodía. Afuera estaba Elouise Braun discutiendo a grito abierto,
con la secretaria Evelin, por las horas que llevaba ella allí de pie esperando…
(Elouise) -. Me importa una
mierda lo que tú me quieras explicar o decir, ese cerdo me ha tenido aquí toda
la mañana esperando, cuando tenía cita a las 09,00 h. de la mañana, y las otras
chicas tenían hora mucho después que yo, y las ha atendido mucho antes que a
mí!!! No me gusta que me tomen el pelo de esta manera y me da lo mismo ese DDDV
y la mierda de tu jefe…
El sr. López salía en ese momento del
despacho, lo había escuchado todo y estaba indignado… Se encaró con la Elouise
Braun, y le canto las cuarenta, entre otras cosas…
(Sr. López) -. SE PUEDE SABER QUE TE OCURRE
A TI DESVERGONZADA!!!QUE ES TODO ESTE ESCANDALO? COMO TE ATREVES A HABLARLEDE
ESA MANERA A MI SECRETARIA, SABES DESGRACIADA QUE A ESTA INFELIZ, LA HE TENIDO
QUE CASTIGAR A PRIMERA HORA POR TU CULPA!!! POR NO CUMPLIR LAS NORMAS
ESTABLECIDAS EN TU CONTRATO!!! TENIAS QUE ESTAR AQUÍ A LAS 09,00 H. DE LA
MAÑANA Y OBEDECER LAS INSTRUCCIONES AL PIE DE LA LETRA…!!! SE TE HA ORDENADO DE
BUENAS MANERAS, QUE TE SENTARAS A ESPERAR A QUE YO LLEGASE, Y TE HAS NEGADO A
OBEDECER, INCUMPLIENDO EL CONTRATO QUE FIRMASTES, POR LO TANTO YA ESTAS
SALIENDO DE ESTE EDIFICIO Y VOLVIENDO A LA CLOACA DE AL CUAL HAS SALIDO, ABAJO
TE QUITAS ESE UNIFORME Y SE LO ENTREGAS AL PORTERO… TENDRAS NOTICIAS NUESTRAS Y
DEL DDDV, TE ASEGURO QUE TE VAS A ARREPENTIR DE TUS PALABRAS Y TUS DESPLANTES
HECHOS AQUÍ ESTA MAÑANA… AHORA… LARGO…DE…ESTA…OFICINA…O ME VERE… OBLIGADO A
LLAMAR A LAS AUTORIDADES…
La tal Elouise, entro en el ascensor
desapareciendo de la vista de todos.
(Sr.
López) -. Sra. Pujol! Puede subirse
las bragas. Evelin, facilita a la Srta. Mónica unas bragas según dictan las
normas… Pueden marcharse, aunque esperen unos minutos a que esa desagradecida
salga del edificio, aprovechen para ir al servicio y asearse un poco… Tu Evelin
también puedes asearte…
(Evelin) -. Que le va a pasar a esa chica, Sr. López?
(Sr.
López) -. Bueno el DDDV se encargara de
todo, según establecen los estatutos. Ha incumplido su contrato, el cual la
protegía de cualquier denuncia de los demandantes del servicio demandado al
DDDV. Por lo tanto, ahora no hay nada que ampare a esa chica. Seguramente por
represalias, será expulsada de la universidad por sus tropelías que eran
bastante graves. Al firmar el contrato, declaraba que todo lo que la acusaban era
cierto, por lo tanto como había daños a personas, seguramente tendrá unos meses
de cárcel, y causara a sus padres la ruina, pues tendrán que indemnizar a los
que sufrieron sus abusos de vandalismo, así como los amigos que estuvieron en
esas fiestas, ya que en el contrato exponía los nombres y dirección de cada uno
de ellos, en otras palabras… lo va a pasar mucho peor que el recibir azotainas
en el trasero… Y lo peor de todo para ella, es que no hay posibilidad de marcha
atrás. El DDDV no da segundas oportunidades, ya se expone en demasía,
haciéndose responsables de vuestros actos, claro está que solo, las que venís
aquí enviadas por ellos… Las que sois clientas mías directas, nada tenéis que
temer…
FINAL
DE CAPITULO
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