SORAYA
Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 6
La Sra. Abba se encontraba en su alcoba
echada sobre la cama boca abajo, la falda tableada azul celeste se la había
levantado y se había bajado las bragas por debajo de sus rodillas. Con su
rostro humedecido aun por haber llorado durante las azotainas recibidas, sobre
todo por la ultima totalmente inesperada para ella. Pero ahora estando sola en
su cama, recordaba cómo le había llamado “cerdo”
reviviendo la reacción inesperada para ella, viéndose echada sobre el
regazo de aquel extraño, en ese momento lo recordaba como si acabase de
suceder, era un recuerdo que la mantenía en un sopor. Se veía así misma
diciéndole de todo, así como llamarle de mil maneras que no pensaba que podía
decir ella, toda una señora, eso sí, spankee desde luego. También recordaba la
azotaina recibida de su marido, así como lo muy dolorosa que había sido para
ella, pero ese era un recuerdo vacío en esos instantes.
En su mente no se borraba como había tenido
que caminar mostrando su coloradísimo trasero, y como el Sr. Felipe le había
separado sus manos de la base de sus nalgas, y colocado a sus costados, en sus
caderas. Entonces su trasero más acentuado que el trasero de las chicas, pues
ella ya no era ninguna jovencita, y su trasero prominente se bamboleaba cada nalga independientemente al andar, a
cada paso que daba, la nalga de un tamaño más considerable, se bamboleaba de
una manera clara, cuando avanzaba su pierna derecha, a cuando era la izquierda.
(Se
ha de tener en cuenta, que los seres humanos no somos perfectos y tenemos una
pierna es un poco más larga que la otra, por ese motivo, al andar la nalga
correspondiente a esa pierna un pelín más larga, hacía que su trasero golpease
una nalga contra otra)
En el caso de la Sra. Abba, era su pierna
izquierda, lo cual al dar un paso hacia que ambas nalgas entrechocasen entre
ambas, lo que hacía a Abba, que diera un respingo en ese momento poniéndose más
erguida, con las consecuencias que el trasero le doliera mucho más, que cuando
era la derecha la que avanzaba. Aquel bamboleo y choque de nalgas no resulto
pasar por alto para el Sr. Felipe, que hizo un comentario grotesco o eso es lo
que le pareció a la Sra. Abba. Porque tanto al Sr. Felipe, como a su propio
marido le pareció a ambos un retoque de tambores encantador. En ese instante
Abba le hubiera encantado que se la tragase la tierra de lo humillada y
avergonzada se sintió.
Ahora esos recuerdos la mantenían como en
una nube, hacía años que no se sentía de ese modo, era como si fuera una
chiquilla con zapatos nuevos. Y eso que en el instante de los hechos estaba
echa una fiera por que su marido John,
hubiera permitido que esos excesos de confianza se los tomase un
extraño, que sin más, acababan de conocerse. Aunque entre ellos por moverse en
los círculos spankos, ya se conocieran aunque fuera de oídas o por pequeños
encuentros en locales afines a estas aficiones al Spanking.
Estaba tan absorta en sus recuerdos, que
ni se enteró cuando la puerta de su alcoba se abrió entrando su marido John. Y
este desde la puerta con una visión de la posición en la que se encontraba su
esposa, echada sobre la cama observándola en silencio y de manera privilegiada. Ella que no lo había escuchado
entrar, tenía su mano derecha por debajo de su cuerpo, apareciendo la mano
justo por su entrepierna, más bien sus dedos eran los que se hacían
visibles. John observando en silencio
vio como los dedos anular e índice se abría los labios del sexo y como el dedo
medio se frotaba el sexo y como a veces este se introducía en el interior,
haciéndola suspirar de placer, el brillo de sus dedos, así como su sexo destacaba con meridiana claridad
la humedad en la entrepierna y como esos fluidos humedecían la colcha de la
cama. Solamente cuando vio que su esposa hacia movimientos claros, observando
como vibraba sus nalgas y muslos clarificando un orgasmo inminente, la dejo
llegar al mismo y cuando la vio de nuevo relajada, fue cuando abrió la puerta y
cerrándola de golpe, como si acabase de entrar. Al verla se hizo el sorprendido
y enfadado…
(Sr. John) -. Se puede saber que
estás haciendo so cochina!!! Ahora te voy a enseñar yo hacer esa cochinada
cuando has sido castigada en el día de hoy.
(Sra. Abba) -. No estaba
haciendo nada malo… es que… es que… me he bajado las bragas para estar más
cómoda… solamente…eso.
(Sr. John) -. Si? Y esa mancha
en la colcha, pedazo de marrana!!! Ha aparecido por arte de magia verdad, eh?
Que me tienes que decir a eso? Y mírate los dedos, cochina!!! Los tienes
empapados de tocarte, no te da vergüenza a tu edad? Pero ya te voy a enseñar yo
a ti, y va a ser ahora mismo… Ya puedes irte preparando para una buena zurra en
el culo, a pesar de lo morado que lo tienes… DESVERGONZADA!!! ESTO NO ME LO
ESPERABA DE TI…!!!
(Sra. Abba) -. Yo…Yo no…hacia
nada…de … verdad… por favor John me duele demasiado el culo, no me… no me…
No pudo acabar sus palabras,
cuando se vio sobre las rodillas de su marido boca abajo. Tal y como la
encontró, con la falda levantada y sus bragas por debajo de las rodillas, con
el trasero al aire empezó a darle unas sonoras palmadas en el culo desnudo. Le
daría como unas veinte sonoras palmadas, luego sin más, empezó a acariciarle
con la palma de su mano derecha a círculos el rojísimo y algo amoratado
trasero. Sentado sobre la cama y con su
esposa acomodada con su cuerpo cruzado sobre sus piernas, de manera que las
piernas de ella y así también su cuerpo se acomodaban sobre la cama. Extrajo un
recipiente pequeño y alargado de su bolsillo, abriendo el tapón dejo caer algo
del contenido sobre las nalgas, era una sustancia liquida pero con cierta
densidad, era vaselina liquida. Así fue esparciendo por todo el trasero de su
esposa, ella ante la sorpresa muy agradable, empezó a ronronear de puro placer,
sobre todo cuando sus dedos se introducían entre las dos medias lunas y sus
dedos rozaban su muy humedecido sexo. Sobre todo al entretenerse más de lo
debido en esas caricias intimas, llevando el mismo al placer de otro orgasmo
muy intenso.
(Sr. John) -. Pequeña
sinvergüenza!!! Que te crees que no te había visto antes como te acariciabas?
Ni te has enterado cuando he entrado a nuestra alcoba, entretenida
acariciándote con los deditos, estabas encantadora tocándote y he dejado que
acabaras, luego he fingido abrir la puerta y cerrarla fuerte para sorprenderte.
(Sra. Abba) -. Serás sinvergüenza…
y yo que me he creído que me ibas a dar otra azotaina, con lo dolorido que
tengo el culo… me has asustado!!! Que cochino!!! Espiándome… eres un Voyeur de
esos…
(Sr. John) -. Estabas
encantadora, no podía alterarte ese instante con mi presencia, por eso te he
dejado que llegases al orgasmo… Tanto te ha gustado que ese bestia de Felipe te
diera una azotaina bien dada…?
(Sra. Abba) -. La verdad
quieres saberla?
(Sr. John) -. Pues si me
gustaría que fueras sincera conmigo, por supuesto!
(Sra. Abba) -. Si te digo la
verdad, cuando he sentido sus sucias manos, me he sentido asqueada y sucia.
Estaba furiosa con él y luego cuando habéis hecho comentarios sobre mi trasero,
estaba furiosa te habría arañado toda la cara dejándote la marca de mis uñas.
El escuchar como hablabais de mi culo, como si fuera un simple objeto, ha sido
horrible de verdad…
(Sr. John) -. No eran palabras
para descalificarte o faltarte el respeto, mi pequeña! Era la pura realidad,
estabas encantadora al caminar llevando el culo dolorido, y como tus nalgas se
entrechocaban entre ellas a cada paso que dabas, era lo más maravilloso que he
visto, y Felipe así te ha alabado el precioso culo que tienes. Incluso me he
sentido orgulloso de ti, por los piropos que te hacia un extraño, la verdad es
que ha sido maravilloso compartir algo, que hasta ahora solamente yo había
podido disfrutar en nuestra intimidad. Luego ver cómo te ha dado esa buena
azotaina bajo su brazo y verte como te debatías bajo su brazo en volandas y lo
bien sujeta que te ha mantenido a pesar que no eres ninguna pluma, yo cuando te
he puesto en esa posición, me he sentido fatigado pasados unos minutos, y ver
como él, te mantenía como si tal cosa, como si fueras una jovencita y durante
tantos minutos ha sido algo magistral a mi visión de spanker, algo que jamás se
me habría podido pasar por mi calenturienta imaginación.
(Sra. Abba) -. Yo estaba furiosa
como nunca lo he estado, y cuando me ha soltado enviándome al rincón, te juro
que os habría despedazado con una sierra a motor de serrar árboles, como esa de
la matanza de Texas. Estaba muy pero que muy indignada, y muy furiosa, sobre
todo vuestros obscenos comentarios mientras estaba en ese endiablado rincón, al
cual tanto odio yo, y cualquier spankee… odia. Pero cuando he salido del
despacho, y antes me habéis hecho ambos recoger mis braguitas que habían salido
despedidas de mis piernas, así como el obligarme a ponérmelas mirando hacia
vosotros, dejando claramente mi sexo a vuestra obscena mirada mientras me subía
las bragas, con lo mucho que me ha costado ponérmelas y sobre todo pasarlas por
mi trasero, incluso más habéis exigido que las pusiera correctamente, con lo
que he tenido que levantarme la falda por completo ajustármela a mi cintura y
luego darme la vuelta y mostraros mi trasero y como me ajustaba la cinturilla
sobre mi coxis dejándolas bien tensas en mi culo, con lo molesto que resulta
llevarlas tan tensas, pues, al caminar parece que sean estas de papel de lijar
de numeración entre treinta y cuarenta que resulta ser la más gruesa, os habría
degollado con mis manos. Luego al llegar
aquí a la habitación, no veas como me ha costado bajármelas era horrible, luego
una vez que me las he bajado y echado sobre la cama a llorar de la rabia, ha
sido cuando mi mente me ha hecho una mala jugada, jooo… mis bragas estaban
chorreando cuando me las he podido bajar y me encontraba súper mojada, mas
excitada que nunca, he sentido la necesidad de… bueno ya sabes el resto… cerd… .-
Una fuerte palmada en cada nalga, una en la derecha y otra en la izquierda,
hizo callar sus palabras… -. Vale…Vale…
me callo, me callo…!!!
(Sr. John) -. En el estado que
estas, no puedes bajar para ocuparte de las chicas, si se han ganado algún
nuevo correctivo, tú no estás en condiciones y una spankee, no debería ver que
su mama spanker ha sido castigada, ello podría debilitar el respeto que te
tiene. Podríamos confundir a Soraya, y ya son bastantes las dudas que tiene
hasta ahora, es una spankee en potencia, aunque está muy verde. Tiene a su
buena amiga Sonia que la guía, pero incluso con ella como ejemplo cerca, puede
que creemos un mal ambiente y ello la haga desconfiar. Son muchas las spankee´s
que sabemos que piensan que una Spanker con mayúsculas, no puede y ni debe ser
víctima de correctivos. Que ello es algo que la desacredita en autoridad, por
lo que es lo que debemos valorar, la chica al igual que a ti me encanta y
promete mucho como buena receptora de correctivos, pero al ser primeriza y
siendo su primera experiencia llenarle la cabeza de mayores dudas no sería nada
bueno. Hemos tenido en lo que va de año unas quince chicas, y a excepción de
Carmen, ninguna daba la talla para la disciplina que deseamos que aprendan y
que estén dispuestas a tolerar, algunas daban la talla después del periodo de
prueba, pero al pasar al nivel de adopción al llevar dos, tres o a las cuatro
semanas, se fueron echando atrás marchándose, resultando un dinero expuesto y
perdido, es un riesgo que no estoy dispuesto a repetir al menos no por este
año, el año que viene ya nos preocuparemos en su momento.
(Sra. Abba) -. El periodo de
prueba de Soraya está a punto de finalizar, teniendo el martes que dar una
respuesta, para ese momento yo ya estaré en condiciones de ocuparme en persona
de ella, pero opino como tu John. Es una chica que tiene mucho potencial para
ser una buena spankee y ser adoptada, pienso que llenar su mente con más dudas
no sería oportuno.
John bajo al piso de
abajo, en breve entro al salón esperando encontrar a Soraya siguiendo con sus
tareas, algo que así fue, al igual que la doncella Carmen y enfrente de ella
estaba sentada Sonia. Esta estaba llorando por lo que mirando a su invitado el
Sr. Felipe pudo verle que se estaba bajando la manga derecha de su camisa, por lo que dedujo que debía haber
sorprendido a Sonia cometiendo alguna falta.
(Sr. Felipe) -. Hola de nuevo
John. He sorprendido a mi pequeña que no había hecho ni una sola línea del
castigo asignado por su señora esposa, le acabo de hacer comprender que si se
le manda una tarea para realizarla, debe hacerla, tanto si está en casa o en
casa ajena, si yo como su spanker he dado el castigo por correcto, de no haber
sido así, lo habría hecho comunicándoselo que no debía obedecer. Pero esto no
ha resultado ser de ese modo, por eso acaba de recibir una azotaina con el
cinturón, espero que siendo el anfitrión de la casa, no le haya infligido mal
estar por tomarme esa confianza.
(Sr. John) -. No tiene por qué
preocuparse amigo, como mi invitado que es, está usted en su casa para obrar
con su spankee como crea conveniente corregirla. No es necesario que se
disculpe por ello, todo lo contrario, si necesita algún implemento para
disciplinar a Sonia su spankee, o una estancia para hacerlo, Ross Mery como
“Ama de llaves” le indicara con gusto una habitación adecuada, como indicarle
donde puede encontrar los implementos necesarios que crea conveniente utilizar.
(Sr. Felipe) -. Gracias. Pero
por el momento ya va bien servida como puede ver. Claro está, que aceptaría un
refrigerio mientras Sonia acaba su tarea, y entonces nos marcharemos, en casa
ajustare las cuentas con Sonia por haberme dejado mal, en una casa ajena, en la
que se nos ha tratado de manera tan encomiable y de forma formidable en el
trato dado por sus anfitriones, por lo que no haber realizado su tarea como se
le había encomendado, al llegar a casa se puede ir preparando, resulta
bochornoso su conducta, no encuentro palabras para disculparme con su señora,
porque Sonia mi spankee, la haya
desobedecido con ese descaro.
(Sr. John) -. Eso está hecho
amigo… Ross Mery!!!
(Ross Mery) -. Si señor! Que
desea?
(Sr. John) -. Podría traerme de
la bodega, el whisky escoces que suelo tener en mi despacho y unos vasos con
una cubitera con hielo. Gracias.
(Ross Mery) -. Enseguida señor!
La “Ama de llaves”
desapareció tras la puerta del salón, dando claramente la apariencia al
invitado, que tenía serias molestias al caminar. Una vez ya no podía ser oído
por la “Ama de llaves”.
(Sr. Felipe) -. Veo que su “Ama de llaves” anda con cierta…
digamos… dificultad, espero no incomodarle a usted ante esta intrusión por mi
parte.
(Sr. John) -. No me resulta
molesta su indiscreción por haberse percatado que Ross Mery, a pesar de ser el
“Ama de llaves” por una digamos indisposición injustificada ha tenido que pasar
por una serie de correctivos. Muy a su pesar de ser la “Ama de llaves” de la
casa y que este hecho acaecido no consta en su contrato laboral, pero hubiera
sido necesario el prescindir de sus servicios, por lo que ella misma
voluntariamente decidió que era menester por su conducta. Y como puede usted
comprender, una dama como ella es muy difícil de encontrar en el servicio de
hoy día. Por lo que… tanto mi señora esposa, como yo mismo aceptamos su
decisión voluntaria.
(Sr. Felipe) -. Comprendo! Es
una señora muy eficiente en su trabajo, sus credenciales laborales resultan
encomiables, siendo muy reconocidas en
las mejores familias del país.
(Soraya) -. Pap…papa!
(Sr. John) -. Si mi princesita,
que te sucede?
(Soraya) -. He acabado de hacer
mis copias.
(Sr. John) -. Muy bien pequeña,
ahora hasta que se te diga lo contrario, vete aquel rincón y ponte cara a la
pared con las manos sobre la cabeza… venga… vamos… a que esperas? Quieres que
te lleve yo?
Soraya se levantó de su
silla, teniendo serias dificultades para levantarse… Una vez que se pudo poner en pie, camino hacia el rincón. Eran claras las dificultades que tenía para
andar, con sus bragas rosas de algodón aun bajadas a la altura de sus rodillas,
trastabillaba constantemente, en parte por llevar sus braguitas a la altura de
sus rodillas, así como por haber permanecido sentada las dos horas que había
estado realizando su tarea, y ahora al tener que caminar, sus piernas
respondían de manera torpe al tenerlas adormecidas, como adormecido tenía su
trasero por estar dos horas sentada sobre la dura madera de la silla y así hasta llegar al rincón resulto un serio
problema para ella, aprovechando esa dificultad para andar, así disimuladamente
poder sobarse el culo un par de veces, pues este lo tenía muy adolorido y le
picaba horrores, antes de lograr llegar al rincón como se le había encomendado
y poner sus manos sobre su cabeza.
(Sr. Felipe) -. Le permite a su
pequeña sobarse el trasero con ese descaro?
(Sr. John) -. Por el momento
Felipe, se lo permitimos siempre y cuando, se sobe el culito de manera discreta
tal y como ha hecho, después de todo, son sus primeras veinticuatro horas en la
casa, tampoco hay que ser estricto en todo con ella, bastante tiene ya con la
serie de correctivos que está recibiendo por su falta, que no voy a detallar
como comprenderá usted.
Soraya le maldijo en sus
adentros por chivarse de haberse sobado el culo, “quien se habrá creído que es!” pensó la pequeña hablando para sí
misma, aunque quizás no midió el tono que se lo decía a ella misma siendo
audible su susurro.
(Sr. Felipe) -. También le
permite responder con ese descaro refiriéndose a un invitado? Yo la pondría el
culo ahora mismo ardiendo por su falta de respeto!!!
(Sr. John) -. Tampoco veo correcto
que se me trate de enseñar cómo debo educar a mi pequeña, Felipe! No me caes
nada mal, pero si sigue intentando darme lecciones de cómo debo reaccionar con
ciertos hechos leves de mi princesita, no me dejara usted más remedio que
invitarle a abandonar esta estancia, mi paciencia con respecto a mi pequeña,
solo un servidor es quien decide cuándo es menester aplicarle un toque de
atención por sus faltas, y en este momento, después de haber permanecido
sentada algo más de dos horas sobre una silla de asiento de madera, es lo
bastante incomoda como para permitirle a ella, cierto grado de pasividad, sobre
todo teniendo en cuenta lo muy dolorido que debe llevar su trasero, y además
tener que pasar por la vergüenza de permanecer en el rincón con la falda sujeta
a la pretina de la falda, y tener las braguitas bajadas mostrando su colorado
culito a un extraño para ella, aunque este sea, el spanker de su mejor amiga.
No me gusta como se ha comportado la niña, pero puedo comprender la situación
que está pasando ella en estos instantes, y que es toda una novedad para ella.
Con el tiempo ya aprenderá que no debe tomarse esas confianzas, pero eso será
más adelante. La pequeña está pasando por algo que ella no pensaba que sería así,
y no debía de haberlo sido, pero las circunstancias han querido que deba pasar
por estos agrios y desesperantes momentos. Pero dentro de esas circunstancias
especiales, no estoy dispuesto a añadir un castigo mayor, por la indiscreción
de un invitado, el cual debería no mostrarse de manera, pejiguera. Ya que no desconoce la situación especial que
ella está pasando… Esos excesos de confianza no son aceptables de ninguna de
las maneras.
Soraya desde el rincón
sonreía complacida, por la manera que su papá le había puesto los puntos sobre las…
“iis”... en su lugar al entrometido
con un comentario susurrado de más,… “Chúpate
esa”.
Al Sr. Felipe la llamada
al orden hizo que sus colores hicieran que se le pusiera el rostro como la
grana, no de vergüenza, si no, de la ira que sentía de cómo había sido tratado,
no solo por la desvergüenza de la niña, si no, mucho más encolerizado por la
llamada de atención del anfitrión. De sus ojos solamente le faltaba lanzar
rayos fulminando a su interlocutor.
(Sr. Felipe) -. SONIA!!! SUBETE
LAS BRAGAS Y VAMONOS!!! Disculpe si me
ha interpretado mal, quizás no he debido decir,
como debe ocuparse de las impertinentes…! Si me disculpa, señor John,
nos vamos ahora mismo…. Las palabras sobran… conocemos el camino de salida, no
es necesario que se moleste en indicármelo….
Encolerizado abandono el
salón dirigiéndose a la salida, al cerrar la puerta de entrada a la vivienda,
el fuerte portazo hizo vibrar toda la vivienda, sobre todo en el salón, algo
que era más que razonable pensar que era su intención.
Pasaron varios minutos antes que el papá de
Soraya se refiriera a lo sucedido, la pequeña seguía sonriendo para sus
adentros por la forma que su papá la había defendido, y como lo había echado de
la casa. Le hubiera gustado ver la cara que había puesto ese engreído del Sr.
Felipe… Instantes después Soraya pudo escuchar los pasos de como su papá iba
hacia donde se encontraba ella en el rincón cara a la pared. También escucho
como una silla que estaba a su izquierda era arrastrada hasta colocarla detrás
de ella justamente, eso la hizo sobrecogerse temerosa que ahora estando a solas
la pudiera regañar, era spankee novata sí, pero spankee por lo que entendía que
su proceder podía traerle problemas, por la manera de haberse comportado… de
alguna forma estaba segura de que no se iba a escapar de rositas, su papá se
sentó tras ella y agarrándola del brazo la zarandeo con suavidad dándole la
vuelta y sentándola en sus rodillas atravesada de derecha a izquierda, algo que
instintivamente Soraya aprovecho para abrazarse al cuello de su papa y apoyar
su mejilla sobre su pecho de manera mimosa… Al ver a la pequeña acurrucada a su
cuello, hubo un momento que acariciándole la cabeza pensó en perdonarla, pero
algo le decía que aquello no era posible, Soraya debía aprender modales y ese
era el momento preciso de hacerlo.
(Sr. John) -. Te parece bonito
como te has comportado pequeña? Debería haberte puesto el culo bien caliente
por tu descabellado comportamiento ante un invitado… Te has portado muy mal
jovencita! Pero ese personaje deseaba ver cómo te ponía el culo ardiendo en su
presencia, y a eso no estaba yo dispuesto a complacerle. Pero eso no va
evitarte que ahora mismo te lleves una azotaina por tu atrevimiento, has sido simple
y completamente una maleducada, ha estado muy feo lo que has hecho, me has
colocado en una situación complicada y no estoy dispuesto a tolerártelo
entendido!!!
Cuando Soraya dándose cuenta que había
sido muy arrogante, se le ocurrió pedir perdón a su papá, pero era tarde. Él ya
estaba decidido a poner solución al asunto. Ya la había cogido por la cintura, levantado
su cuerpo en el aire lo necesario para darle la vuelta.
Se vio de bruces boca abajo sobre las rodillas de su papá. Empezando
seguidamente una fuerte azotaina sobre su trasero desnudo, dado el estado del
trasero, los azotes resultaron ser demasiado dolorosos para ella, que se vio
llorando a moco tendido. Fue una
azotaina breve pero intensa, lo suficientemente severa para que patalease a los
primeros azotes que le propino su papá con su mano derecha, tenía el culo muy
adolorido del global de correctivos recibidos. La azotaina no fue muy larga,
pero a ella le pareció interminable. Después se vio transportada bajo el brazo
izquierdo, llevando su cuerpo a la espalda de su papá sin ver a donde la
llevaba, y sus piernas así como su trasero, a la altura de la cintura de él, no
supo a donde hasta ser depositada en el suelo ante la mesa del salón donde
había pasado casi dos horas y media sentada haciendo copias. Al verse de pie y
libre, se sobo con fuerza el culo con la palma de sus dos manos, y se masajeo
agarrándose la base de sus nalgas Viéndose aupada como a una bebe, y sentada
teniendo aun las manos en el trasero, sintiéndose las manos bajo su trasero
caliente y abrasándole el culo, ante su
lugar en el cual ya había hecho copias antes.
(Sr. John) -. Ahora
desvergonzada vas a copiar cien veces o hasta la hora de cenar lo siguiente…
“No debo replicar o hacer comentarios delante de invitados”… Ya puedes ponerte
a escribir, SINVERGUENZA!!!
En aquel momento al
retirarse de la mesa, paso por detrás de Carmen la doncella viendo que
solamente llevaba escritas un puñado de copias, que apenas llegaba a media
hoja.
(Sr. John) -. Y tú, Carmen!
Esas son todas las copias que llevas hechas? Donde están las que faltan, no es
posible que en dos horas largas, solamente lleves diez o doce líneas. Enséñame
las que llevas hechas en total…
Carmen se quedó inmóvil,
su cuerpo temblaba como gelatina y el
bolígrafo que sostenía se le cayó sobre el papel, poniéndose sus manos a
temblar de miedo, pues solamente llevaba escritas aquellas líneas.
(Sr. John) -. Ross Mery!!! Ross
Mery, venga inmediatamente!!!
A los pocos minutos se
presentó acalorada Ross Mery en el salón, aquellos gritos del señor que la reclamaba hizo que se asustara. Por lo que
a su entrada en el salón se temía lo peor, entrando sobándose el trasero a dos
manos. Ya que al apresurarse al ser llamada, casi se dirigió corriendo por el pasillo
y al llegar a la puerta del umbral del salón, el trasero le estaba dando unos
terribles pinchazos, que la obligaron a llevarse las manos y sobarse el culo
con fricción a manos llenas.
(Ross Mery) -. Que desea… el…
señor…
(Sr. John) -. Ross Mery!!!
Usted estaba aquí supervisando que las chicas hicieran sus tareas, verdad? Puede
decirme donde están el resto de las copias de la doncella, no me ira a decir,
que Carmen solamente ha escrito doce líneas en dos horas y media largas. Usted
estaba a cargo de las Sonia, Soraya y de Carmen. No me ira a decir que este ha
sido todo el trabajo que ha hecho esta niña?
(Ross Mery) -. Yo… Yo… me
estaba encargando de mis ocupaciones en la casa, sobre todo revisando las
existencias de la despensa, como de las cámaras frigoríficas para hacer pedidos
para pedir a los proveedores. De tanto en tanto me pasaba por el salón
observándolas que estuvieran haciendo
sus tareas, pero no me fijaba lo que podían llevar realizado, solamente
estaba a cargo que se comportasen como es debido y que no se movieran de sus
asientos, eso ha sido lo que se me encomendó hacer y lo que he hecho, no se me
ordeno quedarme aquí con ellas y ver que cumplían con sus tareas, señor!
El señor se la quedo
observando fijamente a sus ojos, esta se mostraba altiva y segura de sí misma.
Lo que venía a indicarle que lo que había explicado era realmente lo que se le
había ordenado hacer. Por esa razón se mostraba de ese talante segura de ella
misma, pues estaba segura de haber cumplido con sus ocupaciones.
(Sr. John) -. Bien. En ese
caso, vuelve a tus quehaceres Ross Mery. Pero habría jurado que se te había
encomendado que estuvieras aquí prestando atención a las muchachas, así como
sus trabajos. Pero ahora mismo no puedo tener la certeza de ello. Por cierto, mi esposa esta algo indispuesta y no bajara a
cenar, luego hablare con ella y le consultare que se te había ordenado hacer,
si es lo que me has dicho, no tienes nada que temer. De lo contrario te puedes
ir preparando, la mentira es algo que considero intolerable. Puedes retirarte y
encárgate de preparar cena para Soraya y para mí, aparte de usted y la
doncella.
(Ross Mery) -. Le aseguro al
señor que es lo que se me había ordenado hacer, e incluso su invitado, estaba
de acuerdo de ello…
John seguía teniendo
sus dudas a ese respecto, pues recordaba perfectamente lo que se le había
ordenado a la “Ama de llaves”. Pero después de cenar tendría que aplicar varios
correctivos de mantenimiento, con las dos chicas, no tenía inconveniente en
encargarse de las dos, pero el trasero de Ross Mery era diferente, quedaría
agotado al llegar el momento, por lo que decidió tomar otras medidas más
apropiadas.
(Sr. John) -. Bien Ross Mery…
puede retirarse a sus ocupaciones. .- En ese momento se acercó a la doncella
Carmen, la agarro del lóbulo de la oreja izquierda y tirando hacia arriba la
forzó a levantar el culo de la silla de madera, al tiempo que la regañaba
nuevamente… -. Pequeña insolente!!! Ya
puedes ponerte a hacer las correspondientes copias, hasta la hora de cenar, que
tendrás que ayudar a la “Ama de llaves” a servir la mesa. Como ya casi es la
hora, después de la cena hablaremos con calma, te aseguro que te vas a
arrepentir de haberte comportado como una holgazana, no te creas ni por un
momento que me has engañado, el motivo de que hayas realizado tu tarea de
manera lenta vagueando en la silla, no era por otro motivo que el no ponerte en
el rincón castigada, pero no te va a servir de nada…
Carmen bajo la mirada y como sabía que
aun la observaba el señor. Se puso a escribir rápidamente, a pesar de que la
oreja le dolía, pues continuaba el señor tirándole del lóbulo de su oreja. Pero
se dio cuenta que no estaba funcionando su treta de ser obediente, pues el
señor le soltó el lóbulo de su oreja izquierda, pero le agarro de nuevo, esta
vez del lóbulo de su oreja derecha. Cuando se la soltó, tenía ambas orejas
súper rojas.
Llego la hora de la cena…
Se sentaron en la mesa el Sr. John a un
extremo de la misma, mientras Soraya se sentaba a su derecha. La “Ama de
llaves” sirvió la cena. Apartada de la mesa unos tres metros a la derecha del
señor, Ross Mery aguardaba que terminaran su primer plato para cuando se le
ordenase acercarse a retirar la mesa los platos servidos de una sopa y la fuente
con que había sido servida. Carmen
estaba situada a la misma distancia de la mesa, aguardando para retirar el
servicio servido a Soraya.
(Sr. John) -. Carmen!!! Como
antes te has comportado de una manera despechada, no realizando tus tareas para
no tener que colocarte en el rincón, te vas a colocar ahora mismo en el centro
del salón, de cara al diván de rodillas y brazos en cruz hasta que seas
autorizada a retirarte.
Carmen no se esperaba
aquel castigo, pero si algo había aprendido en la casa, era que nunca podía
estar segura de nada en ella. y menos, desde la tarde anterior que llegara a la
casa Soraya. A partir de ese momento habían ocurrido hechos que la hacían
estremecer de temor, a las consecuencias que se le podían aplicar en cualquier
instante. Por lo que no quiso que el señor la volviera a repetir la orden,
dirigiéndose con su corto modelito de doncella hacia el diván. Su corta falda
dejaba claramente a las miradas, que braguitas llevaba puestas. Eran blancas de
algodón con lunares rojos del tamaño de un garbanzo, la cuales resaltaban
sobremanera sobre su falda negra de servicio. Al estar apenas a un metro del
diván se arrodillo, manteniendo sus muslos bien derechos e erguidos, acto
seguido puso sus manos en cruz con las palmas de sus manos hacia arriba.
(Sr. John) -. Ross Mery! -. Al
ser llamada se acercó desde detrás, para ello había trazado un semi circulo,
para acercarse desde atrás para colocarse al lado derecho del señor, como
realizaría cualquier mayordomo o metre en cualquier restaurante de alta
categoría, no estaba bien visto, que el servicio se acercara de manera directa,
siempre debía ser apareciendo desde atrás. -.
Ross Mery… levántale la falda a la doncella sujetándosela en la pretina de su
cintura y bájale las bragas a medio muslo, de la estantería del fondo hay dos
tomos de la Espasa, ya sabes cuales son, colócaselos sobre las palmas de las
manos, rápido!
Ross Mery obedeció en el
acto dirigiéndose a la doncella, poniéndose en cuclillas para levantarle la
falda, al hacerlo quedaron al descubierto unas bragas negras de encaje de la
“Ama de llaves”, pues al agacharse su falda se le había levantado, aunque a
ella no se le veían al caminar, apenas se inclinaba o al agacharse, al ser la
falda de vuelo, está, se le subía lo suficiente para dejar la parte baja de sus
bragas al descubierto. No sin realizar esfuerzo, debido a la pose de estar en
cuclillas, teniendo en cuenta que el estado de su trasero, no era mucho mejor
que el de las chicas, con lo cual, debido a la forzada posición se le tensaron
sus nalgas, haciéndola hacer muecas de dolor al mover sus brazos para subir la
falda de la joven doncella, como al sujetársela en la pretina de la falda,
luego aun tuvo que realizar un esfuerzo mayor al introducir sus manos en el
interior de la cinturilla de las braguitas de Carmen, y dado a la inflamación
de su trasero, le costó bastante bajarle las bragas a la muchacha, más que nada
por la complicada posición de mantenerse en cuclillas y mantener el equilibrio.
De haberse tenido que apoyar en el suelo con una mano o las dos, hubiera podido
interpretarse como una falta de decoro. Una vez le hubo colocado las bragas en
el lugar requerido, a medio muslo, venia lo más duro para la “Ama de llaves” había
llegado el momento de levantarse de aquella forzada posición, con lo que iba a
representar enderezar su espalda teniendo en cuenta que tenía el trasero muy
adolorido por los azotes de la vara, con la que había sido castigada en la
mañana y luego a medio día, exactamente igual que las chicas, había tenido que
recibir sus correctivos de mantenimiento, pero con ella utilizaron la vara y
las consecuencias que esta producía. El enderezar dejando recta su espalda fue
un verdadero suplicio para ella, no hubiera estado bien visto que en ese
instante se hubiera llevado ambas manos al trasero para frotárselo
vigorosamente, pues unos terribles pinchazos recorrían sin piedad alguna sus
nalgas, sobre todo en el inicio de sus muslos, donde acababan las nalgas e
iniciaban los muslos, lugar donde la vara se había utilizado con más
insistencia de la que ella hubiera deseado. Cerrando los ojos con fuerza, y que
no la podían ver que lo hacía, así como coger aire varias veces hondo llenando
sus pulmones, consiguió mitigar de algún modo el intenso dolor de su culo. Entonces
un poco más calmada e relajada, se
encamino hacia la estantería que conocía muy bien, cogió los dos tomos de la
Espasa, volviendo con ellos sobre sus pasos, llevándolos sujetos entre sus dos
manos, pues estos resultaban bastante pesados, incluso para ella. Los deposito
sobre el diván, para luego de uno en uno, ir colocándoselos a la pobre doncella
que estaba llena de preocupación, pues conocía las serias consecuencias si
estos se le caían al suelo y bien sabía que eso acabaría sucediendo.
En la mesa siguieron con su cena como si
no sucediera nada, Soraya cuando podía miraba de reojo hacia atrás de ella,
viendo a la pobre Carmen como sus rodillas temblaban, sus brazos los subía por
que estos se le bajaban por el peso de los tomos, no aguantaría mucho más, y no
llevaría más de diez minutos soportando el castigo.
A pocos minutos se escucharon dos sordos
sonidos, los dos libros se le habían caído al suelo, Carmen lloraba
imperceptiblemente, pues sabía bien que sucedería a continuación, en cualquier
momento se levantaría de la mesa el señor, e iría hacia ella a darle una
azotaina, ya poco importaba si guardaba la compostura, así que apoyo sus nalgas
sobre los talones de sus pies.
En ese instante volvía Ross Mery, después
de bajarle las bragas a la doncella, había pedido permiso al señor para ir a
lavarse las manos, para continuar sirviendo la cena. Nada más llegar, se apresuró
a retirar los servicios utilizados, depositándolos en el carro de cocina, donde
en el calienta platos, permanecían calientes los segundos platos, que se
apresuró a servir con presteza la “Ama de llaves”. Cuando hubo finalizado, miro hacia Carmen
viendo que se le habían caído los libros de las palmas de sus manos. Sin decir
nada, se retiró andando hacia atrás de espaldas, al dar tres pasos, se giró a
la derecha y se dirigió a su lugar a esperar que se requirieran de nuevo sus
servicios, colocándose a tres metros a la derecha del señor, tal y como
estuviera al servir los primeros.
(Sr. John) -. Ross Mery! Ya
conoces donde se guarda el cepillo, siéntate sobre el diván y encárgate de la
doncella de darle su merecido, moderadamente… pero con firmeza, pero como parte
del castigo de mantenimiento, la pobre ya lleva bastante sobre su trasero sin
tener culpa, pero si no hubiera entrado en la habitación en al que no debía
entrar, al menos no en esos momentos, no habría habido la riña entre ellas,
causando el desorden. Aunque no sea la principal responsable, tampoco es
inocente totalmente.
Ross Mery se movió de su lugar, pero en
esta ocasión bordeo la mesa completamente, desde la derecha, dejando al señor a
su espalda. Ya que el cepillo se guardaba al otro extremo de la sala, en un
armario del rincón. Una vez lo recogió, fue hacia el diván pasando por detrás
de este, mirando hacia la joven con un gesto claro de enfado. Quizás… de alguna
manera culpaba a la doncella que ella se hubiera visto involucrada… bordeando
el diván, tuvo que acercarse ella hacia Carmen, ya que esta, estaba petrificada
de miedo a verla acercarse a ella con el cepillo en la mano. La levanto forzando a la doncella, pues está
no se levantaba. Tenía motivos sobrados, se acababa de orinar encima por eso no
se movía y estaba aterrada, llevaba desde el mediodía en el salón, sin haber
salido o podido salir. Por lo cual, ante la tensión de tener que hacer un
esfuerzo extra con los tomos sobre sus manos, este se le debió escapar sin
poder evitarlo, por eso cuando la miro Soraya le temblaban las piernas, ya no
podía contenerse más.
(Ross Mery) -. Perdone… señor!
La joven se ha orinado encima…
(Sr. John) -. Carmen! Porque no
has ido al servicio cuando has ido ayudar a la “Ama de llaves” a servir la
cena, en ese momento podías haber aprovechado para ir, a fin de cuentas,
llevabas toda la tarde castigada en el salón. Nadie te habría recriminado que
tuvieras necesidad de ir al baño.
(Carmen) -. Lo he… lo he
intentado, señor. De verdad que he intentado ir al baño, pero… pero…
(Ross Mery) -. Ha sido culpa
mía, señor. Me pidió permiso para ir al baño, y le dije que ya iría luego. No
podía saber que usted la fuera a castigar de rodillas y con dos tomos nada
menos…
(Sr. John) -. Bueno… Bueno… ha
sido un accidente sin importancia.
Retírate a tu habitación y aséate bien, cámbiate de ropa por limpia y
seca, no será necesario que regreses,
permanece en tu habitación preparada junto a tu cama, por tu bien,
espero que cuando yo vaya, estés como se te ha mandado. Luego me encargare de ir a darte las buenas
noches y acostarte. Tranquila pequeña este hecho desgraciado, no te lo voy a
tener en cuenta… Por cierto, Ross Mery. Que esto no se vuelva a repetir, pues
la considero culpable a usted de este accidente, tampoco habrá represalias
contra usted, pero que no se repita. Como institutriz experimentada no puede
cometer estos errores, usted sabía que la pequeña ha estado castigada toda la
tarde, ya es mucho que haya aguantado la pobre chica, sin ir al baño en su
momento, habrían bastado unos minutos, ahora entre ducharse y cambiarse va a
pasar más de treinta minutos, aparte de pasar por un mal trago y muy vergonzoso
a la joven, lo dicho… que no se vuelva a repetir… está usted cometiendo
demasiados errores, demasiados…
La cena ante los
inesperados hechos por parte de la doncella, se dio por terminada. A John le
había cambiado el semblante, como así mismo su humor. De buena gana le habría
dado su merecido a Ross Mery, dándole una buena azotaina en el mismo
salón. Pero estaba cansado y debía
reservar fuerzas. Si Abba estuviera en ese instante en la cena, tanto Ross
Mery, como la doncella Carmen se habrían llevado una buena tunda. A pesar de
que la culpable de lo acontecido había sido culpa de la primera.
John miraba a su pupila Soraya… no
deseaba más imprevistos…
(Sr. John) -. Mira
Soraya!!! Lo de Carmen me ha parecido
una grosería por su parte, si tenía necesidad de ir al baño, solamente debía de
haberlo dicho, pero esto no deseo que vuelva a repetirse o
suceder ni de broma, entendido?
Por lo tanto, ya estas retirándote de inmediato. Pasa por el baño, te
adecentas poniéndote algo hasta la hora de irte a dormir… venga a que esperas,
a que te lleve yo al baño y te baje las bragas para hacer piss?
Soraya no se lo hizo
repetir dos veces, y apresurándose a subirse sus bragas, pues aun las mantenía
bajadas por tener que hacer las copias antes de la cena, luego habían servido
está, y prefirió no sacar el tema o pedir permiso para subírselas, bastante
vergüenza ya había pasado durante toda la tarde, como para aventurarse o vete
a saber que ocurrencia se le podía ocurrir…
Dirigiéndose a su habitación paso por
delante del baño, haciendo una parada en él. Poco después en su cuarto se
desnudó desabrochándose la cinturilla de su falda, cayendo esta alrededor de
sus pies, formando una corona dejándola tirada en el suelo. Se desabotono la
blusa quitándosela de mal talante, arrojándola sobre la cama sin mirar a donde
caía. Abrió el armario ropero, rebuscando atrás de todo, encontró un vestido
ligero blanco tipo playero muy coqueto. Se lo puso en un plus, iba a salir de
la habitación para volver al salón, no deseaba demorarse pues sabía que antes
de irse a la cama tenía que recibir una azotaina de mantenimiento, ya que no
había ninguna posibilidad de librarse de que le volvieran a calentar el culo.
Ya lo había intentado en la mañana sin éxito alguno, aunque había pasado un
miedo atroz. Ahora recordaba lo cerca
que había estado de quedarse sin spankers, por las tontunas dudas que la habían
desbordado. Eso la hizo recordar que debía cambiarse de braguitas, pues aunque
había estado casi toda la tarde sin ellas puestas, ahora en apenas unos minutos
desde el trayecto del baño a su cuarto, ya las llevaba empapadas hasta el punto
de notar que estas se le estaban desbordando, pues unas gotitas las sentía
deslizarse lentamente por sus muslos. La
falda del vaporoso vestido, no fue problema para introducir sus manos bajo la
falda, y rebuscando la cinturilla de las braguitas, que al ser de talle alto,
tuvo la necesidad de casi levantarse totalmente la falda ligera y plisada, bajándoselas.
Aunque al pasar la tela por sus nalgas, tuvo que ahuecarlas estirándolas,
para estás, no rozaran su muy inflamado
e dolorido trasero. Sacarse las perneras
de sus braguitas rosas, fue una odisea, pues el inclinarse hacia adelante
encorvando ligeramente sus caderas, miles de miles de pinchazos se acumularon
en su trasero, por lo que opto, por dejarlas deslizarse por sus piernas por sí
mismas, pisándolas primero con el pie derecho para extraer su pernera izquierda
y el incómodo talle alto de las braguitas que dificultaba el sacárselas, luego
cambiando de pie, extrajo la pernera derecha, sintiendo como el roce del
fondillo de las braguitas mojaba su espinilla de sus fluidos acumulados.
Desplazándose hacia la cómoda para escoger
unas nuevas braguitas secas y limpias, al cruzarse ante el espejo, sintió la
imperiosa necesidad de verse el culo.
Con una sonrisa de oreja a oreja, se levantó la falda dejando al aire su
precioso trasero, al vérselo en el espejo lanzo un largo silbido, soltando más
aire que el fino sonido. “Guauu” es lo único que se le ocurrió
decirse al vérselo todo completamente colorado, con un tono de rojo muy
intenso. Solo de vérselo ya se sintió húmeda de nuevo, tenía las dos redondeces
completamente coloradas, se lo veía así misma precioso con aquel color
resaltando con sus caderas más claras de piel, se recreó mirándoselo una y otra
vez, desde uno y otro ángulo, se pasó la mano derecha acariciándoselo sobre su
nalga derecha y luego haciendo lo propio con la mano izquierda, de buena gana
se hubiera acariciado la entrepierna, pero no deseaba demorarse más de lo
debido, ya le dolía muchísimo el culo, como para provocar un castigo adicional.
Dejo que la falda se le bajase sola, ahora
si pasándose por la cómoda donde el día anterior la señora Ross Mery le
mostrase su ropa interior que debería llevar mientras permaneciese en la casa.
Aquellas bragas enormes y horteras, ya no las veía del mismo modo, de alguna
manera ahora le encantaban, le gustaba sentir como presionaban los ribetes
elásticos de las perneras, sobre todo con aquella coqueta puntilla ondulada,
que a qué modelo le parecía mejor, pues dependiendo de la braguita esa puntilla
era más gruesa y delicada o más fina y coqueta. En el cajón de la cómoda, vio que varios modelos estaban repetidas, o simplemente eran iguales. Vio unas como las
del primer día, blancas con flores de margaritas pequeñas, pero salteadas unas
de otras, dándole a la braguita un toque coqueto. Opto por ponerse estas,
aunque tuvo que hacer un enorme esfuerzo al ponérselas, pues en su culo
adolorido se le acumularon miles de pinchazos a cual más terrible. Mirándose en
el espejo de nuevo, vio sonriente como la parte baja de las nalgas se le veían
la base de las bragas. Aunque había algo que no se lo esperaba, la falda
transparentaba sus braguitas y se podían ver
estás con claridad como si no
llevara falda puesta. Ese hecho le hizo gracia y echándose una última miradita
en el espejo, salió de la habitación para dirigirse al salón.
Soraya llego al salón, no había nadie en
él. Como no sabía que debía hacer, se
quedó en el centro de la estancia en pie. Su mente empezó a jugarle malas
pasadas, pues cualquier sonido la hacía estremecer desde la cabeza a los pies.
Su temor a ser castigada de nuevo se acentuaba por momentos según pasaban los
minutos. Se veía allí en pie sola, era una sensación extraña en la boca del
estómago, empezó a sentirse vacía interiormente, y como algo se movía en su
interior, empezó a respirar con rapidez, en breve iban a darle una buena
azotaina, eso lo sabía, aunque no hubiera hecho nada, sabía que la iban a
zurrar de un momento a otro, con lo que
ellos llamaban correctivo de mantenimiento. Maldecía para sus adentros a quien
hubiera invitado esa palabreja, así como ese tipo de correctivo. Sentía que cada minuto que pasaba, la adrenalina subía enormemente a cotas
insospechadas, haciéndola inflar de aire su pecho y luego soltar ese aire de
una vez. Cualquier ruido la hacía girarse con rapidez hacia a donde lo había
escuchado.
(Sr. John) -. Ah!!! Estas aquí?
La “Ama de llaves” te estaba buscando, pero ya estás aquí tenemos cosas
importantes de las que hablar. Sabes
pequeña? En la vida hay circunstancias que es necesario aprender, aunque a
veces los métodos no son los que esperamos!
Puede que ya te haya explicado lo importante que es conocer nuestros
límites, así como que es lo que es posible realizar y lo que no!!! La
vida nos enseña que no siempre nuestros actos están justificados y que cuando
se comete una serie de faltas repetitivas o de una gravedad considerable como
es el caso, se aplican una serie de castigos y otros adicionales, llamados así
mismo… “castigo de mantenimiento”. Por norma general y tú, ese aspecto lo sabes muy bien, a pesar de tu
corta experiencia, te ha tocado aprender estos demasiado pronto para tu corta
experiencia y aunque te parezca una hipocresía, lamento enormemente que haya
resultado de este modo. Los spankers por nuestra experiencia, tenemos ciertos
conocimientos sobre como las chicas
rebeldes o problemáticas hay que aplicaros una férrea disciplina. Aunque
a una spankee, no le hace ni pizca de gracia ser castigada, sobre todo cuando estamos
hablando de “Disciplina Real” porque esta variedad de disciplina es tal como su
nombre indica… “Real” eso nos transmite que aunque sea un juego, llegados a ese
punto el juego se convierte en una realidad demasiado drástica y real. Por lo
tanto no desconocemos, que cuando lleváis un tiempo sin ser castigadas,
vosotras mismas provocáis esa situación complicada para ser “Disciplinada”. Es
algo que va acompañada a vuestros genes. Por la sencilla razón que necesitáis sentiros
estimadas y queridas, necesitáis ese amor paternal, quien puede decirnos el
porqué de ello, una infancia difícil, o por todo lo contrario, una infancia sin
ninguna obligación poseyendo todo lo deseado, en cuyos casos se
desee sentir que se siente al correr riesgos, al vivir al límite y estar bajo
la tutela de personas que regulen y decidan por vosotras, o sentir en vuestro interior subiros la adrenalina,
esa sensación es la que os hace hacer tonterías, para sentir esa sensación
deliciosa para vosotras. Resulta irónico verdad? Lo mismo para aquellas personas que necesitan
experimentar aventuras de riesgo, porque
sus vidas son demasiado cómodas o aburridas llegando a buscar situaciones de
riesgo. Como puede resultar descender
por barrancos, o hacer eso que llaman “Puenting” u otros deportes de riesgo. Y
son personas completamente normales de cara a la sociedad, bueno… normalmente
les solemos llamar “locos”, pues para lanzarse al vacío desde un puente con una
altura considerable atados por los pies a una cuerda elástica, para según con
quien se hable, son personas que están pasadas de tuercas. En esas prácticas cada año suelen haber accidentes, y su mayoría
suelen ser mortales por desgracia, pero quien juega con fuego es lógico que
acabe por quemarse. Por lo tanto, el que
una chica o chico, necesite sentir esas mismas sensaciones de
riesgo, pero sin riesgo alguno para la vida. Solamente vivir una situación
extrema como el llevar el culo dolorido
por varios días. Como puedes ver, vivir o experimentar sensaciones extremas, no
siempre tiene porque haber un riesgo determinado. Aunque si, una determinada acción
a esos actos. A una “spankee” la cual
siente como algo necesario, puede ser excitante e incluso llegar a tener
orgasmos. Entonces un spanker, lo que hace es tener un bastión como límite o
una tabla de medir, para separar las faltas leves, de las faltas graves. Por
ello un spanker te hará disfrutar llegando a cotas insospechadas. Pero dependiendo de la falta, ese nivel se verá
afectado con un castigo real. Lo que hará subir esa adrenalina a cotas
insospechadas por el nivel del riesgo. Una spankee al recibir una azotaina,
claramente está disfrutando y pasándoselo pipa. Pero si se supera ese nivel
como en tu caso, claramente habrás disfrutado recibiendo ese castigo. Si el
spanker, lo deja ahí. Entonces el spanker está dejando que esa tabla de medir
sea demasiado alta, una spankee la superara
siempre que desee. Pero si estas faltas graves se miden como lo que son,
aplicamos lo que es llamado un correctivo de mantenimiento, el cual al tener el
culo muy adolorido, lógicamente el recibir otro correctivo en ese momento,
resulta ser una auténtica pesadilla, a vosotras os hace subir la adrenalina a
cotas insospechadas, pero el temor a ese castigo es mucho más elevado o elevado
al cubo, como se diría matemáticamente. Pero para nada es que el castigo sea más
severo, porque un spanker, usara la mitad de fuerza o menos para aplicar dicho
correctivo, pero que al tener el culo adolorido, esto hace que os parezca algo
terrible, cuando en realidad no resulta ser así. Pero la sensación para
vosotras, os hará no hacer ese tipo de faltas, o las haréis, pero con menos
frecuencia, por eso es necesario, que ahora seas castigada de nuevo, y lo serás
mañana durante el día en varias ocasiones, aparte de otros correctivos que te
puedas ganar. Luego está la manera de llevar estas circunstancias, unas lo
necesitáis experimentar como sensaciones en relación spanker y spankee. Y en
otras, resultan ser realizadas mediante unos “juegos de rol”. En tu caso por
ejemplo, te gusta el rol de papá y mamá que castigan a su hija por sus
travesuras o sus desmanes. Unas lo harán de manera esporádica, siendo esas
faltas casualmente ficticias o en tu caso, viviendo en un régimen de
convivencia. También hay otras posibilidades como Carmen, ella le gusta ser la doncella,
y ser castigada cuando se comporta mal o comete errores en sus labores. Dicho todo esto, comprendes que debas ser
castigada por el destrozo que causaste en la habitación, la cual vamos a tener
que remodelar. Con lo que ello va a llevar unos costes elevados, habiendo
objetos que nunca podrán ser recuperados, ya que eran recuerdos muy queridos.
Soraya se había quedado
absorta en sus pensamientos, esperaba ser recriminada antes de acabar sobre las
rodillas del que ella había comenzado a considerar como su papá. Viéndose a ella misma echada boca abajo y con
las braguitas bajadas pataleando como una posesa por el intenso ardor de su
culo. Y en vez de eso estaba teniendo que aguantar aquella charla y tratando de averiguar el porqué de aquella
“berrea”, o a que venía a cuento aquel tostón.
Deseaba acabar cuanto antes y poder retirarse
a dormir, suponiendo que pudiera descansar con el culo en llama viva. Ahora lo notaba pesado e inflamado, las bragas que se había puesto comenzaban a
serle molestas, ya que sentía la presión de estás apretando tanto la
elasticidad del algodón, como las costuras que comenzaban a mortificar su
trasero, el elástico de las perneras le pellizcaba los laterales de sus nalgas,
ya que esas endiabladas perneras le presionaban en las inflamadas nalgas, algo
que daba la impresión de pellizco por la presión del elástico, el cual no se
daba de sí mismo, con lo que la presión en esas zonas era mayor. Lo tenía tan dolorido que lo que menos
esperaba era ser castigada de nuevo, pero no tenía más remedio que reconocer
que se había excedido en la tarde anterior, que debía de haber pensado antes
las consecuencias que podría traerle, pero en esos momentos su aun carácter
irascible no lo dominaba como unas horas después, que pensaba dos y tres veces
lo que iba a decir o hacer. Más la
azotaina, que iba a recibir de un momento a otro, era algo que no se podía
arreglar diciendo que estaba arrepentida.
Mientras su futuro papá, y pensaba para sus adentros como futuro papá,
porque ya había decidido lo que iba hacer,
tomando la decisión de aceptar ser
adoptada. Mientras… seguía y
seguía, soltándole aquella especie de
regaño o discurso moviéndose por el salón en un ir y venir de un lado a otro, pasando por delante de
ella una y otra vez llevando sus manos entrelazadas a su espalda, hablándole de
ya no sabía el qué! Pues hacía rato que no le prestaba atención… sobre las
situaciones de la vida de una spankee o algo parecido.
En su discurso inacabable a veces se detenía
ante ella, y cogiéndola de improviso del lóbulo de la oreja izquierda o
derecha, le daba un buen tirón prolongado. Luego se quedaba mirándola a ella, haciéndole una revisión visual viendo
como transparentaba el vestido blanco su
ropa interior, y negando con la cabeza, continuaba con aquella berrea…
(Sr. John) -. Te parecerá bonito
verdad?
Soraya desprevenida…
(Soraya) -. Que… que dice…
(Sr. John) -. Es que no estabas
prestándome atención? decía… Si te parece bonito tu comportamiento? Pero ya veo
que no entiendes la gravedad de tu comportamiento!!!
Soraya estaba desconcertada, pues había
sido sorprendida no prestándole atención alguna. Algo que hizo enfadar más de
lo que pudiera estar, a su Papá! Que yendo hacia ella avanzando con rapidez,
escucho y sintió una fuerte bofetada en su mejilla izquierda sin verla venir,
seguido de un fuerte tirón de oreja en el lóbulo de la oreja izquierda. Así como sentirse arrastrada hacia
el diván que estaba a pocos metros de ella. Vio con los ojos abiertos como
platos, como era depositada sobre las rodillas, sintió como la brisa fresca
refrescaba su trasero al serle levantada violentamente la falda del vestido
blanco, así como los primeros azotes sobre su trasero cubierto por sus bragas
blancas de algodón con dibujos de margaritas, con sus pétalos blancos, el
amarillo del polen, y un pequeño tallo verde con un par de hojas. Enseguida
pudo sentir que su trasero volvía de nuevo arderle a llama viva, mientras
escuchaba toda una sarta de improperios o vete a saber el que le estaba
diciendo, lo que si tenía claro, era que la estaba regañando sobre… no se… que
de su comportamiento… pues no podía entender lo que le estuviera diciendo.
Bastante tenía con sentir como le ardía el culo, así mismo el intenso dolor a
cada azote, a cual más fuerte.
Las piernas las abría y cerraba, así como
retorciese sobre el regazo moviendo o más bien, tratando de menear su cintura
hacia un lado y otro, pero hiciera lo que hiciera inconscientemente, los azotes
de la mano enorme de su papá no fallaban ninguna vez, tanto podía sentir como
la azotaba el culo en la parte baja de sus bragas, o en el mismo centro. Pero
lo que si tenía claro, era que le dolía el culo horrores, solamente había que
verla debatirse sobre las rodillas de su papá. Pero solamente podía mover su
trasero de un lado a otro, o patalear alocadamente con sus piernas, ya que la
parte superior de su cuerpo nada o poco podía hacer, pues su cuerpo depositado
sobre el regazo, no lo podía mover ni un ápice, pues tenía sus dos manos
colocadas sobre su espalda, fuertemente sujetas por la presa que ejercía la
enorme mano izquierda, atenazándolas a la altura de la cintura, sobre su
espalda.
Se sorprendía sobre todo a sí misma, como
podía ser tan torpe para meterse en problemas con tanta facilidad. Sabiendo que
tenía que ver a su casi, papá! Y en vez de prestarle atención mientras era
regañada, poner su mente en blanco imaginando vete a saber el qué! Ya que ni
ella misma lo sabía. Pero algo o alguien en esos momentos la habían sacado de
sus toscos pensamientos. El intenso ardor de su trasero, iba en incremento,
cada vez más, cada vez más caliente y cada vez que la palma de la mano derecha
de John, su posible papá. La volvía a dejar caer con fuerza sobre su trasero,
aun revestido de sus bragas blancas de algodón con florecillas de margaritas,
colocada boca abajo, sus braguitas hermosas cubrían su trasero. No se podía
apreciar a ciencia cierta la rojez de sus nalgas. Pero entre la banda elástica
de sus perneras, si sobresalía un claro color rojizo que hacia fácilmente
imaginable el estado del interior de sus bragas y que permanecía cubierto por
estás…
En un momento dado, las manos sujetas a la
espalda fueron liberadas, para seguidamente sentir como los dedos de su… Papá.
Se introducían por el interior de la cinturilla de sus braguitas, estirándolas
lo justo para hacerlas descender por sus nalgas y luego por sus muslos hasta
sentir como eran depositadas a la altura de sus rodillas. Momento que Soraya cometió un nuevo de sus
errores, forzando con sus manos sobre el asiento del diván, haciendo que sus
pies tocaran el suelo, con lo que forcejeando con sus brazos, dio lugar a
sorprender a su progenitor, el cual ante la sorpresa no pudo evitar que Soraya
se levantase de su regazo, al estar en pie sus manos las llevo a su ardiente
trasero, sobándose el culo con las dos manos y echando a correr hacia la mesa,
ante una nueva travesura que no iba a tener un final halagüeño para ella, esto
hizo que forzara la situación, pasando a ser un momento complicado, a un momento
claramente de rebeldía. Cuando Soraya se dio cuenta de su error, estaba
corriendo alrededor de la mesa, y su ahora más que imposible progenitor
corriendo tras ella alrededor, ella misma se sorprendía de lo que había hecho,
pero ya era tarde.
(Sr. John) -. Esta rebeldía te
va a costar cara, diablilla!!! Vas a ver
cuándo te agarre la que te voy a dar… SINVERGUENZA!!!
Soraya estaba asustada,
sabía que había hecho mal. Pero ahora temía las consecuencias, estuvo tentada
de dejarse alcanzar, pero en el último momento cuando iba a cogerla del brazo,
hizo un amago saliendo rápida en dirección contraria, yendo a tropezar con el
cuerpo de Ross Mery que en ese momento entraba al salón, advertida por los
gritos del señor. Dio la coincidencia que Ross Mery llevaba en sus manos el
cepillo de baño, tenía la intención de devolverlo a su armario…
Soraya viéndose atrapada por la “Ama de
llaves”, no forcejeo al ver que su papá ya estaba ante ella resoplando por las
carreras realizadas de un lado a otro, alrededor de la mesa. La rebeldía de
Soraya se había acabado. Ahora aterrada como nunca había estado, esperaba que
no le fuera muy mal, pero su papá no debía de pensar igual…
(Sr. John) -. Ross Mery!!!
Llévate a la desvergonzada a su habitación y la acuestas, pero antes dale su
merecido ya, tienes suerte que yo este agotado con las carreras!!! Siéntate
sobre esta silla mismo y puedes comenzar a darle su merecido, con firmeza…
mientras voy al servicio a refrescarme…
Ross Mery obedeció de
inmediato, sentándose sobre la silla, colocando con brusquedad a Soraya sobre
su rodilla izquierda, de tal forma que el cuerpo de la muchacha quedo
colgando y apoyándose en el suelo, no
únicamente con la cabeza, también sus manos se apoyaban sobre él, mientras su
trasero quedaba bien expuesto, la “Ama de llaves” paso su pierna derecha sobre
las piernas de Soraya, quedando firmemente inmovilizada, le levanto la faldilla
liviana de su vestido blanco, y con su mano derecha armada con el cepillo,
comenzó a darle una buena azotaina en el culo desnudo, ya que las bragas las
había perdido en su alocada carrera de un lado a otro de la mesa, y estas
habían quedado bajo ella ocultas.
Soraya empezó a llorar de inmediato,
Ross Mery era una mujer robusta y fuerte. No era especialmente rencorosa, pero
con la rabia y fuerza que utilizaba el cepillo nadie lo diría. Pues bien
parecía que se estuviera cobrando los correctivos que había recibido, aunque no
tenía culpa de ellos la muchacha, en parte no habría sido castigada por los
señores de no ser por ella. No había más que ver como se debatía Soraya ante el
aluvión de azotes con el cepillo. Para ver que Ross Mery se empleaba afondo, no
había más que verle el culo a la pequeña, lo tenía a los pocos azotes súper
colorado, con un rojo muy intenso, y donde la parte central de sus nalgas, se
las veía tremendamente oscurecidas ya que el cepillo de baño estaba haciendo su
labor, dando fe, de ser el instrumento más temido por cualquier spankee, y
viéndole el culo en esos instantes a Soraya, se dejaba con meridiana claridad él porque era
temido. El Sr. John tuvo que acercarse con rapidez a ella y al vuelo sujetarle
la mano, para que no siguiera la azotaina, sorprendida Ross Mery vio que se
había propasado, dejándole el culo en un estado, que ya no sería posible que
pudiera ser castigada por unos días, aterrada retiro su pierna derecha que
mantenía firmemente sujeta a la joven. Soraya al verse liberada de la presa de la
pierna derecha de la “Ama de llaves” que la mantenía inmovilizada, se deslizo
por la otra pierna hasta quedar en el suelo echa un ovillo llorando y con ambas
manos sobre su trasero, sin atreverse a acariciárselo por el intenso dolor que
sentía en él…
Ross Mery se retiró sin que el señor le
dirigiera la palabra…
Soraya fue atendida convenientemente por
su papá, cogiéndola en brazos y llevándola a su habitación, en donde se encargó
el mismo de desnudarla, para luego tendiéndola boca abajo sobre la cama, se encargó
de ponerle crema hidratante para calmarle el dolor, algo que agradeció la
pequeña, así como a pesar de lo que debía dolerle el culo, se retiró de la
habitación volviendo minutos después, vestido con una bata blanca de médico y
portando en sus manos una bandeja blanca clásica de enfermería. De ella extrajo una botellita pequeña de cristal
la cual agito con fuerza. Luego cogió una bolsa de plástico cerrada al vacío,
rasgándola extrajo una jeringuilla, y de un paquete de agujas igualmente
envasadas al vacío, abrió una sin tocarla con los dedos y dejándola sin sacar
del plástico reservando así la higiene depositando sobre la bandeja. En la bandeja saco una botella de cristal
algo mayor, posiblemente seria suero, cogiendo la jeringuilla y retirando el plástico de la aguja, pincho
el tapón de la primera botellita extrayendo unos 0,15 mililitros, una vez
extraídos, presiono la jeringuilla expulsando líquido hasta dejar solamente
0,10 ml, cogiendo una gasa esterilizada mojada en alcohol desinfecto trazando
círculos una pequeña zona de la nalga derecha, en la cual inyecto con la
jeringuilla la solución. Luego cogió una nueva jeringa y la introdujo en la
botellita de suero, llenando la jeringa a unos 0,30 ml. Sacando otra aguja la
cual volvió a colocar, sin acabar de extraer del envase de plástico, cogiendo
una nueva gasa que nuevamente mojo de alcohol, desinfecto trazando unos
círculos una pequeña zona de la nalga izquierda, cogió de nuevo la jeringuilla
preparada y retirando el plástico de la aguja, pincho en la nalga inyectando el
suero.
(Sr. John) -. Con esto podrás
descansar esta noche y mañana estarás bien de nuevo. No creas que te vas a
librar tan fácilmente de los castigos que aun debes recibir… Pero si no me
hubieras hecho sudar, te habría dado yo tu merecido y no Ross Mery, que sin
duda ha tratado de cobrarse en especias los correctivos que ella está
recibiendo. Por fortuna tengo en casa suficientes medicamentos para hacer este
tipo de curas, esto es algo que desconocías de mi o de mi esposa, ambos
ejercemos la medicina, no médica, pero sí de investigación de fármacos… en un
laboratorio privado… con las inyecciones que te he puesto, la primera te
calmara el dolor dejándote dormir y descansar, la segunda es una solución para
recuperación de la epidermis de la piel, con la cual mañana estarás como nueva,
aunque no creas que te privara que el culo te siga doliendo, pero el exceso de
Ross Mery, si quedara aliviado bastante, aunque alguna secuela te va a quedar
desde luego…
(Continuará…)