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viernes, junio 25, 2021

EL CASO DE LAS AMAPOLAS Capitulo 15 (Cap. Final)

 

 

                                    EL CASO DE LAS AMAPOLAS   Cap. 15   (Capitulo  Final)

 

       Habían transcurrido veinticuatro horas desde la salida de la mansión del Fiscal General, Marie se había reunido con su equipo en la cafetería de costumbre, se reunieron en el exterior pues a ninguna les apetecía entrar y sentarse en una mesa a esperar la llegada de las demás del grupo. Luisa fue quien entrara primera a la cafetería tomando asiento junto a la ventana que daba al exterior, observando todas entre risas como se sentaba con parsimoniosa lentitud hasta posar su trasero en la banqueta. Las demás entraron poco después rodeando la mesa, como si estuvieran pensando como sentarse.

(Luisa)  -. Ya os habéis reído suficiente? Ahora me toca a mí veros como posáis el culo… Y bien Marie que vamos hacer hoy?  En que vamos a ocuparnos ya que el caso se ha ido al traste…

(Marie)  -. Bueno la verdad aun no lo he pensado, pero podéis revisar casos que tenemos pendientes de archivar, en mi mesa deben de haber una buena pila de documentos, así estaréis ocupadas toda la mañana, yo debo encontrarme con dos informadoras si han descubierto algo nuevo, si logro encontrarme con ellas esta mañana.

(Rose Mery)  -. Eso que dices no suena muy bien, me parece que nos vas a meter a todas en nuevos problemas, no sé cómo lo haces pero me dan pavor tus ideas…

(Marie)  -. No debéis preocuparos por ello, vosotras no las conocéis de nada que problema podría crearos a vosotras?

(Yuni Lee)  -. Qué problema? No lo sé aun, pero no pinta nada bien tus pesquisas nos dan pánico!

    Marie se levantó de la banqueta con serias molestias, todas vieron las muecas de dolor en su rostro al levantarse…

(Vanessa)  -. Marie! Presta atención cuando te sientes de nuevo, mira cómo has dejado la banqueta de mojada, sin duda llevas las braguitas empapadas…

(Marie)  -. Ya estas con tus cochinadas Vanessa!!!  Más te valdría fijarte en tu asiento cuando te levantes, seguro que lo mojas más que yo como siempre… Bueno os dejo, no os entretengáis al entrar. Antes cuando venía hacia aquí, he visto a la Sra. Adams que ha madrugado hoy, y eso solo puede significar que alguien va a recibir a primera hora de hoy. Procurad no ser vosotras…

       A primera hora de la mañana las calles estaban vacías, apenas había transeúntes por las céntricas calles de la ciudad.  María y  Maggie caminaban por la calle hacia su  trabajo, las calles estaban desiertas  a esa hora temprana, exceptuando a algún que otro ciudadano que había madrugado como ellas,  María y Maggie hablaban entre ellas animadamente pero evitando el mirarse la una a la otra, sobre todo porque ambas sentían unos molestos pinchacitos en las nalgas a cada paso que daban, muestra patente clara  del estado de sus traseros, sintiendo la necesidad de pasarse la mano acariciando su inflamado e dolorido trasero, posando la palma de su mano para acariciarse el culo, haciéndolo  de arriba abajo o de forma circular por la redondez de su trasero  encantador realzando su figura en  sus apretados Jeans, sobándose  con mucha suavidad al acentuarse el dolor al mínimo contacto de la mano.

     No se miraban entre ellas al sentirse muy avergonzadas, vergüenza de sí mismas tras los últimos acontecimientos, las dos siempre se habían mostrado ante todo el mundo orgullosas de ser mujer, para ellas era de suma importancia ejercer sus derechos como mujer, siendo las dos muy feministas en todo momento, si las ofendían  defendían  sus derechos con uñas y dientes, plantando cara a todo aquel que tratara de pasar sobre ellas. Pero se avergonzaban terriblemente por no haber sabido defender sus derechos, al permitir por el bien de la investigación  que violaran sus derechos primordiales como mujeres modernas del siglo XX, cuando les plantearon esa misión protestaron airadamente a su jefe, pues conocían lo que significaba para ellas caer en manos de un estado machista en una dictadura, pero la posibilidad de un ascenso al término de la misión fue mayor por su gran ego.

    Al sobarse sus traseros les volvía a la mente lo sucedido en los últimos  días, era una sensación que las superaba por completo provocando en ellas malhumor, tanto al recordar la vergüenza que habían tenido que pasar, como su orgullo de mujer herido ante una persona que las había superado en arrogancia, tras propinarles una  azotaina primero a una de ellas y después la otra, mientras está paralizada esperaba que le llegase su turno, la recibieron el mismo día de la entrevista de trabajo.  Muy a pesar suyo, después de haber pasado los primeros cuatro días desde ese fatídico día del cual tenían muy mal recuerdo, esta nueva jornada que comenzaba sería su quinto día de trabajo, que tras lo sucedido en días anteriores las hacía pensar, que no tenían  garantías de que esta jornada les fuese air mucho mejor a ellas, tras los últimos y fatídicos cuatro días pasados.  

     Las molestias se acentuaban sintiendo unos terribles pinchacitos en el trasero, sobre todo al ir a cruzar la calle teniendo que bajar el alto bordillo de la acera, ese era el peor momento para las dos, aunque resultaba aún mucho peor a la hora de subirlo, desde luego era el peor momento para ambas, al notar agitarse sus nalgas al vaivén sintiéndoselas  como  más pesadas debido a la inflamación, sentían dolor  al tener que flexionar las rodillas para bajar, pero sobre todo al subir el bordillo resultaba odioso ese instante, sintiendo la necesidad de llevarse las dos manos al trasero, sujetándoselo por la base para evitar ese agitar de sus pesadas nalgas.   

     Durante  esos días desde que aceptaran el puesto de becarias, María Pérez ocupando el puesto de directora grafica en la redacción, así como Maggie Madison de directora de contabilidad, compartiendo  entre ambas la Dirección.  Estando limitadas y condicionadas a revisión todo su trabajo, no pudiendo tomar ninguna decisión sin el beneplácito  del Sr. Adams  como su superior, siempre  en todas sus labores de  trabajo estabas pendientes  de supervisión por el  Sr. Adams, teniendo que aguantar su presencia al que consideraban como un monstruo, pues a la más mínima contradicción de opiniones, se veían echadas en su regazo recibiendo una azotaina, les resultaba muy humillante que como mujeres, no pudieran adoptar decisión alguna siendo tratadas casi como niñas. En un momento de su trayecto bromearon al recordar a Marie.

(María)  -.  Seguro que Marie disfrutaría viéndonos como caminamos, esa niña no comprendo cómo puede disfrutar llevando el culo como lo llevamos nosotras… seguro que ya tendría el fondillo de sus braguitas húmedas…

(Maggie)  -. En su defensa se podría decir, que ella ha recibido zurras desde que era muy niña, y ha visto cómo sus amigas las recibían delante de ella, quizás llegado a un momento puede llegar a gustar e  incluso a provocar esas situaciones  a sabiendas de ser castigada, como hace ella a veces para que le calienten el culo. En cuanto al fondillo de sus braguitas, tú también las tenías mojadas esta noche, lo he comprobado yo misma…

(María)  -. Maggie!  No me compares con ella, sabes que estando a tu lado siempre las tengo húmedas, pero de ahí a su caso hay un abismo no hay comparación. No entiendo cómo le puede gustar… Eso es absurdo… con lo que duele…como puede gustar este suplicio?  “Ayee” como me duele… coño!!!

     Esos primeros días habían resultado ser muy duros para las dos chicas, sobre todo por el hecho de su sexo y ser mujer,  teniendo a su cargo la dirección del periódico siendo todos los operarios hombres, era una gran responsabilidad para ellas, teniendo en cuenta que el resto de trabajadores estaban en desacuerdo con su sola presencia,  no veían con muy buenos ojos que dos chicas de corta edad, les dieran ordenes siendo estas unas niñas tan soberbias y con muy malos modales. Los operarios aprovechaban cualquier oportunidad para crearles problemas.  

    Era un  cargo de una gran responsabilidad, que debería  ocupar en unos días el nuevo Director, pero aun estarían  unas semanas en espera para convocar y que la junta de accionistas se reuniese para exponer sus  posibles candidatos.  Entre los accionistas  existía una gran rivalidad, así como una gran discrepancia entre ellos, todos deseaban  tener un hombre de su confianza, para que se ocuparan de la Dirección bajo su influencia, por ello aun pasarían unos meses hasta lograr que eligieran a un candidato como  nuevo director.  Mientras ese problema se solucionaba, se ocuparían ellas de forma provisional de la Dirección.

     En el transcurso de esos cinco desagradables días de duro trabajo, habían sido requeridas al despacho del Sr. Adams en dos ocasiones,  con graves consecuencias para las dos jóvenes.  La primera fue un grave error el que cometieron, en cambio la segunda creían tener razones de peso para protestar, pero acabaron recibiendo de nuevo una severa azotaina sobre las rodillas de su jefe, con el mismo viejo cepillo de baño del día anterior, siendo este de madera comprobando lo doloroso que era, al tener aún muy dolorido el culo del día de la entrevista.  La primera azotaina que recibieron, sucedió sin desear provocarla siendo una fatalidad, fue el mismo día de la entrevista tras  escuchar cuál sería su trabajo y sus consecuencias en caso de cometer  errores, al  conocer que les serían aplicados correctivos a la más mínima falta, les había molestado enormemente ofendiéndolas en su orgullo de mujeres independientes, tras quedarse a solas en el despacho para meditar su decisión de aceptar o no el trabajo, lanzaron todo tipo de improperios hacia la persona que las entrevistó, pero dado que su pretensión era investigar a dicho periódico, sus órdenes eran ocupar esos cargos de responsabilidad, cueste lo que cueste esas fueron las órdenes dadas  por sus superiores y el riesgo formaba parte de su misión. Resultándoles sumamente  humillante al no tener otra alternativa que aceptar el puesto si o si, a sabiendas de los graves riesgos que ello significaba para ellas, aunque sabían siendo conscientes que debían aceptar, su reacción por el planteamiento de las reglas de empresa, llevadas por la soberbia su reacción fue el lanzar todo tipo de maldiciones e insultos hacia la persona despiadada que les había expuesto sus condiciones laborales, siendo el responsable del periódico,  el Sr Adams.

     Por faltarle el respeto al responsable, Sr. Adams, las dos recibieron  un severo correctivo, al salir este de la oficina, dejándolas a solas para que se lo pensaran, pues debían responder en ese instante, por ello las dejo a solas para que pudieran meditar su decisión, pero no se dieron cuenta que el Director no había cerrado la puerta al salir.  Fue una fatalidad para ellas  que la puerta del despacho había quedado entreabierta.  

      Al día siguiente claramente muy doloridas, tras ducharse procedieron a vestirse enfurruñadas, pues habían visto su uniforme el día anterior pero no se lo habían probado aun, no sabiendo cómo les quedaba por la indignación solo de verlo en su caja, sobre todo tras  comprobar que controlaban incluso su ropa íntima.  Al amanecer esa nueva jornada tras salir de la ducha, al ponerse las bragas ya estaban de malhumor al vérselas puestas, al ver cómo les quedaba la falda las escandalizo tras ponérsela  y cuando se vieron frente al espejo, una vez acabaron de vestirse ver como les quedaba su uniforme, las hizo que sus mejillas se ruborizaran de la vergüenza y la frustración.  Avergonzadas al ver que la falda era tan corta por detrás, que casi mostraban sus braguitas sin inclinarse siquiera,  furiosas  de muy malhumor por ello se dirigieron al trabajo.  Nada más entrar al edificio se dirigieron las dos chicas malhumoradas, caminando sin saludar a nadie casi avasallando y empujando a todo aquel que se entrometiera en su camino, dirigiéndose directamente al despacho del Sr. Adams que se hallaba en su despacho, entrando sin llamar y de muy malas maneras… Como mujeres esperaban fueran escuchadas sus airadas protestas, pero su soberbia hizo que su entrada fuera tan espectacular, los operarios las vieron abrir la puerta de muy malos modos sorprendiendo a todos.

 (Maggie)  -. Sr. Adams!!! Esto es intolerable!!! Es una auténtica vergüenza!!! Quien es el necio que espera vayamos vestidas así!!! .- Maggie gritaba de modo que de estar relajada jamás se hubiera atrevido a tanta osadía, pero nada más  abrir la puerta del despacho, entro encolerizada al interior al tiempo que las dos chicas se desabrochaban la gabardina que llevaban puesta sacándosela y arrojándola de malos modos sobre una de las sillas ante su mesa. Mientras María hablaba al unísono de Maggie siendo incomprensible sus voces.

(María)  -. Esta ropa se la va a poner su padre!!! Pero que se han creído sus jefes!!! Están listos si creen que nos vamos a pasear por la oficina enseñando las bragas!!! En qué país viven sinvergüenzas, viejos verdes, cochinos…!!!

(Maggie)  -. No nos vamos a poner esta indecencia!!! Esto es un insulto, estas faldas tan cortas son una indecencia!!! Por no hablar de la ropa interior, somos mujeres señor!!! No unas niñas para llevar bragas de chiquillas hasta la cintura!!!

       Sin más palabras se incorporó de su cómodo sillón giratorio de cuero negro, poniéndose en pie yendo hacia las dos muchachas, la más cercana a él era Maggie a la que le soltó una bofetada con la mano abierta que la hizo callar, con el revés le dio otra bofetada a María.  Sin darles tiempo a reaccionar a ninguna ante  su sorpresa por semejante bofetón que sus dedos quedaron marcados en sus mejillas. Agarro a Maggie del brazo llevándola arrastras hasta una de las sillas a escasos metros, donde tomo asiento echando de bruces sobre su regazo a Maggie, palabras como “salvaje y bestia humana” brotaron de su garganta a gritos al verse sobre sus rodillas, y sentir como su falda era levantada por encima de su cintura, sintiendo sus dedos hurgar en la cintura, agarrando el elástico de la cinturilla de sus bragas blancas bajándoselas  de un tirón a las rodillas.

(Sr. Adams)  -. Se puede saber que esto? Que formas son estas de entrar en mi despacho!!! Es que no tenéis ni un ápice de educación? Ahora os voy a enseñar cómo se entra en mi despacho…desvergonzadas!!!  Quien os creéis que sois para hablarme en ese tono jovencitas!!! Puedo aseguraros que vais a salir de este despacho  con el culo bien caliente las dos, por desvergonzadas… y por sinvergüenzas!!!  Os voy a enseñar cómo se debe entrar en mi despacho!!! Que es eso de entrar sin llamar!!! Que os habéis creído vosotras!!! Que podéis invadir mi despacho de esta forma? Ya os voy a enseñar buenos modales!!! Voy a poneros el culo tan caliente como “un volcán en erupción” desvergonzadas!!!  Así que os molesta mostrar vuestras braguitas, eh!!! Pues ahora le estáis mostrando el culo a toda la redacción, y viendo lo que les ocurre a las deslenguadas y maleducadas como vosotras dos!!!

     

(Sr. Adams)  -. Pequeñas desvergonzadas!!!  Que maneras son estas de entrar a mi despacho y sin llamar!!! .- repetía de nuevo… Mientras hablaba ya había comenzado a darle fuertes azotes en el culo a Maggie, la cual entre “ayees” de dolor no dejaba de insultar a su jefe, retorciéndose sobre su regazo tratando de huir a los tremendos azotes… -. Os voy a enseñar modales desvergonzadas, que os habéis creído sinvergüenzas que podéis entrar en mi despacho de esta manera!!!  Pero ya os voy a enseñar a las dos!!! Voy a dejaros el culo que no vais a poder sentaros en toda la semana!!! Sigue insultándome y veras desvergonzada como te va a ir sinvergüenza!!! Ahora vas ver tú!!!  Desvergonzada!!!  Como se debe entrar…a…mi…despacho!!!

      Alargando su brazo derecho cogió el cepillo de madera de baño, que lo tenía sobre su mesa comenzando a darle la azotaina en el culo de Maggie con él.  Con una veintena de fuertes  y seguidos azotes en el culo con el cepillo, hicieron que la joven Maggie dejase de insultarle, para pasar a solamente aullar del intenso dolor en su trasero, pataleando con sus piernas en todas direcciones, tratando de abrir sus piernas siendo estas trabadas por sus propias  bragas, que se estiraban dando todo de si mismas, formando todo tipo de figuras al entre girar las piernas sobre sí mismas estirando hasta sentir de nuevo la traba de sus braguitas estiradas, mientras sus manos trataban de aferrarse a algo donde agarrarse.

     María a escasos dos pasos de Maggie vio como era su compañera impulsada como con un resorte, cayendo boca abajo sobre las rodillas de su jefe, viendo como levantaba su falda y bajaba las braguitas blancas a las rodillas, comenzando de manera inmediata a darle fuertísimos azotes en el culo, su sonido resonaba entre las cuatro paredes del despacho.  Quedándose ella misma aterrada ante la visión de su amiga retorciéndose de dolor, incapaz de moverse María o de dar un solo paso, así como el haber intentado escapar saliendo corriendo del despacho. Durante veinte largos minutos estuvo dándole azotes en el culo a Maggie, al dejarla apoyar sus pies en el suelo,  cayó al suelo hecha un ovillo con sus manos posadas en  su dolorido e inflamado trasero, hecha un mar de lágrimas por la severa azotaina que había recibido, siendo esta muy dolorosa al tener el culo dolorido de la jornada anterior, cuando recibió una azotaina tan severa como la que acababa de recibir, por lo tanto el dolor que debía sentir en el culo debía de ser mucho. 

      María al ver que acababa la azotaina a Maggie, presintió que ahora iba a ser ella, por ello retrocedió dando pasos hacia atrás mirando al Sr. Adams que le hablaba a ella…

(Sr. Adams)  -.  María!!! Es tu turno!!! Ahora desvergonzada ha llegado tu hora y te aseguro que te vas arrepentir de tus palabras soeces hacia mí!!!, sinvergüenza!!! Te toca a ti calentarte el culo,  ven aquí por las buenas… si no quieres que vaya a buscarte, cuyo caso te ira mucho peor!!!   Ven aquí ahora mismo y bájate las bragas!!! o te las bajare yo!!! Y te ira mucho peor!!! Ya te voy a explicar yo  quién es el viejo verde!!!

      María se encontraba aterrada al haber podido ver  de cerca, el estado del culo  a su amiga al bajarle las braguitas, viendo lo azulado que lo tenía y ahora retorciéndose en el suelo lo colorado que se lo acababa de poner.  María esa mañana  se había mirado el suyo en el espejo, pudiendo comprobar que lo tenía todo  morado teniéndolo  más oscuro que el de su amiga.  La azotaina que acababa de presenciar, la había dejado aterrada de puro pánico tras escuchar llorar a  su amiga Maggie, así como ver el colorado carmesí  que le acababa de poner  el culo. Escuchaba la voz grave y fuerte como le hablaba el Sr. Adams, pero ella estaba tan aterrada  sin atreverse a mover sus pies, escuchaba como le decía algo pero sin comprender sus palabras… escuchando que debía  bajarse las bragas  ella misma, ante  la clara  amenaza de irle mucho peor, pero su miedo a acercarse estaba patente en su mirada de pánico  a lo que se le avecinaba, se sobaba el culo como auto reflejo a su miedo a ser castigada, asustada vio como el Sr. Adams hizo ademan de levantarse e ir a por ella, momento que con su cuerpo tembloroso se acercó hacia él muy despacio, al tiempo que introducía sus manos bajo su falda introduciendo sus dedos entre la cinturilla de sus braguitas, bajándoselas poco a poco hasta descubrir su trasero, tenía sus bragas a la altura de la base de sus nalgas, pero ese gesto fue demasiado tarde,  cuando al ser zarandeada fue atraída por la mano derecha del Sr. Adams colocándola sobre sus rodillas boca abajo, levantándole la corta falda tableada de color azul turquesa, comenzando a darle fuertes azotes en el culo con la mano.

(Sr. Adams)  -.  Como os habéis atrevido a presentaros de esta manera tan impropia, pero podéis estar seguras que no habrá una segunda vez, y todos esos insultos que habéis lanzado sobre mí, constaran en vuestro expediente, al igual que este comportamiento inmaduro por vuestra parte. .- Mientras hablaba le estaba poniendo el culo como un tomate maduro, de tan colorado que se lo estaba poniendo, María al haberse acercado ella misma, tras a haberse bajado sus braguitas, lloraba ante el intenso fuego que sentía en su trasero, pero lo hacía resignada sin forcejear, aunque sus piernas no debían de responderle por su manera de patalear. Sobre todo cuando los azotes sin más cesaron unos segundos, momento que le acabo de bajar sus bragas a los tobillos, agarrando el cepillo reanudo la azotaina de María, acentuándose sus aullidos por el dolor al sentir el cepillo en su trasero, así como sus “Ayees” a cada azote que recibía en su culo inflamado…

      Una vez dejo el Sr. Adams a María ponerse en pie, ella su primera acción fue llevarse sus dos manos sobándose el culo y pasando sus dedos entre la base de sus nalgas e inicio de  sus muslos, donde se había centrado los últimos azotes y al verse liberada daba pequeños saltitos por el escozor y dolor del trasero, buscando con la mirada a su amiga aun en el suelo tumbada de costado con las palmas de sus manos acariciándose el culo.   El propio Sr. Adams ayudo a reincorporarse a Maggie, dándole varios azotes en el culo al forcejear al tratar de levantarla del suelo, acabando de nuevo sobre sus rodillas recibiendo otra azotaina, pues Maggie trato de darle una patada en la pierna que fallo, pero al intentarlo de nuevo acertó en la espinilla del Director, lo que le valió una buena tanda de nuevos azotes en el dolorido trasero, de nuevo al ser colocada boca abajo sobre  sus rodillas.

      Cuando volvió a dejarla en el suelo, el rostro de Maggie reflejaba el odio hacia quien le acababa de dar semejante azotaina en el culo, más una nueva tanda de buenos azotes, al contrario que María que mostraba una cara de angustia por el dolor, pero un claro arrepentimiento de los malos modos en que se habían presentado al despacho. 

(Sr. Adams)  -. Sinvergüenza!!! Tratabas de darme un patada verdad? Pues ya ves de que te ha valido desvergonzada!!!  Ahora salid las dos de mi despacho, antes de que me saque el cinturón!!! No deseo volver a veros en toda la mañana!!! A menos que se os llame!!!  Ahora Fuera de mi despacho!!!

     María y Maggie iban a salir cuando estuvieron a punto de caerse al suelo, tras tropezar con sus propias braguitas, pues a las dos se le habían bajado a sus tobillos.  Se agacharon para subirse las bragas, pero al ponerse en pie derechas mientras se acababan de  subirse las braguitas, se dieron cuenta que toda la oficina habían presenciado su castigo, al estar la puerta abierta de par en par, saliendo se acabaron de subir las bragas ante las miradas sonrientes y socarronas de los trabajadores, las dos se retiraron muy avergonzadas cabizbajas sobándose el trasero a dos manos, sin importarles que las vieran hacerlo sobre sus bragas blancas o que estas fueran vistas por toda la oficina, incluso cuando por la presión del elástico de las perneras, sentían la necesidad de aligerar esa presión molesta,  pues el dolor  era muy intenso por sí solo, acentuándose cuando después realizando sus labores de oficina, sentían las perneras como las molestaba a las dos chicas, pues el caminar por la redacción el elástico daba impresión de darles pequeños mordiscos, siendo estos sumamente molestos en la base de sus nalgas y en las perneras de sus muslos, aligerándose la presión sin importarles las miradas de los operarios, pero sintiendo una vergüenza terrible al pasar por donde estaban los mas jóvenes.

      Esa segunda jornada las dos chicas al llegar a casa, no hablaron nada entre ellas se desnudaron, metiéndose en la cama colocándose boca abajo, con las bragas bajadas pues les molestaba el más mínimo roce en sus inflamadas nalgas. María a media noche consiguió conciliar el sueño recordando esa mañana, así como lo mal que lo habían pasado al ser castigadas, como el tener que trabajar tan doloridas sintiendo la necesidad de sobarse el culo, ante las miradas y sonrisas socarronas de operarios que las estaban observando.

           En  el tercer día fue María quien recibiese una azotaina,  en esta ocasión con el cinturón del Sr. Adams, motivada por las protestas airadas de un trabajador al no disponer de su material de trabajo, comunicándoselo así al director en su despacho.  Siendo María requerida al ser llamada por el Sr. Adams, por medio de una de las jóvenes becarias, que se le acerco a ella entre lágrimas mientras se sobaba el trasero, la muchacha acababa  de recibir una azotaina, al no proporcionarle su material requerido por el trabajador, dicho material la responsable de proporcionárselo era María,  la cual se había negado en redondo a proporcionárselo a la joven becaria, pues María estaba segura de haberle dejado el material  en su mesa. Por su obstinación a entregar el material,  la becaria fue castigada por su culpa, y por ello la misma becaria le comunico que la aguardaban en su despacho, acudiendo encolerizada al estar segura de haber dejado dicho material, nerviosa fue hacia su despacho por la extrañeza de ser requerida, viendo como  la becaria la seguía detrás.  Enterándose en el momento de su entrada al despacho siendo regañada nada más  entrar,  sin saber por qué, ni como, acabo  inclinada y echada sobre la mesa, con la falda levantada recibiendo unos buenos azotes en su trasero con el cinturón. Dolorida por los azotes pudo enterarse poco después del porque los había recibido, quedándose de una pieza al saber los motivos.  Ya que ella estaba segurísima  de haber dejado todo el material necesario a ese operario, al salir del despacho vio a la joven becaria como entre lágrimas sonreía, pues a la joven becaria la habían dado una azotaina por su culpa.  Durante la mañana escucho susurros a sus espaldas de cómo le habían dejado marcado el culo y los muslos con el cinturón, al igual que el operario en cuestión alardeaba de haber logrado que la castigasen sin haber motivos, pues fanfarroneaba de que en su mesa tenía todo el material.  Al escuchar esas palabras que demostraban así misma su inocencia, recurrió a su amiga Maggie a contarle  todo lo que había  escuchado, pero Maggie tenía la certeza que el operario simplemente había logrado su objetivo, el lograr crearle problemas a la Directora en funciones, por ello Maggie pensando con detenimiento y más equilibrada, le quito esa loca idea a María viendo claramente lo ocurrido, de hacerle caso a María  acabarían las dos con el culo bien calientes.

    Al día siguiente seria Maggie quien probara el cinturón en su trasero, por un error de contabilidad al no cuadrar las cuentas,  un operario de uno de los puestos de venta del periódico, no había hecho entrega a su debido tiempo la recaudación de la jornada anterior, las protestas de Maggie no le sirvieron de nada, alegando que no era culpa de ella, que había sido el operario el culpable del error al no entregar la recaudación en su momento del cierre.  Pero  su jefe el Sr. Adams  rebatió todas sus protestas alegando que era su obligación el controlar lo recaudado cada jornada, el trabajador culpable permanecía en el despacho sonriendo,  en el instante que el Sr. Adams malhumorado, se levantaba de su sillón yendo hacia Maggie con su rostro claramente de disgusto, al tiempo que andaba hacia ella se soltó la hebilla del cinturón, ante la mirada de pánico de Maggie, al contemplar cómo se lo extraía de las presillas de su pantalón, de un solo tirón doblándolo a la mitad, agarrando a Maggie por la cintura haciéndola inclinar bajo su fuerte brazo izquierdo que la sujetaba, levantándole la corta falda y bajándole las bragas blancas con la mano derecha, con la que sujetaba el grueso cinturón, solamente fueron unos diez azotes los que recibió en el culo desnudo, aun colorado y marcas moradas por las azotainas recibidas días anteriores, aunque  fuera breve la azotaina con el estado ya morado de sus nalgas, fue muy dolorosa  al llevar el trasero muy magullado, sintiendo una quemazón horrible al ser muy pesado el cuero del cinturón, siendo  de cuero grueso con una anchura considerable de unos ocho centímetros siendo de vaquero, algo que descubrió durante la mañana al escuchar a los trabajadores que el Sr. Adams había estado montando a caballo, de ahí que llevase esa indumentaria vaquera y el grueso de su cinturón, esos murmullos la hicieron avergonzarse, al saber que llevaba los muslos marcados por dicho cinturón. 

     El cuarto día no les iría mucho mejor, a primera hora de la mañana seria  María quien recibiese una azotaina sobre las rodillas de su jefe, la soberbia de María fue la responsable de tal azotaina, motivada  por gritarle a un operario que llego tarde a su puesto de trabajo, cuando se quiso dar cuenta la joven María,  se vio cruzada sobre las rodillas del Sr. Adams boca abajo, recibiendo una azotaina ante el joven operario que apenas tendría cumplidos los dieciocho años… encolerizada increpaba al joven por llegar tarde sin ver quien se aproximaba a sus espaldas hacia ella , encontrándose a escasos dos metros de ella al girarse, topándose de sopetón a su supervisor  el Sr. Adams, sintiendo sus dedos de su enorme mano como  la agarraba del lóbulo de la oreja izquierda, conduciéndola sin miramientos hacia el sofá del vestíbulo, con el revuelo de su corta falda acampanada por el forcejeo, mostrando sus braguitas blancas hasta el elástico de la cinturilla, viéndose a sí misma en el gran espejo de la pared de enfrente, como era colocada sobre las rodillas, viendo como levantaba su corta falda, así como se le deslizaban por sus muslos al bajarle sus  bragas blancas de algodón hasta medio muslo, recibiendo apenas una veintena de sonoros  azotes en su colorado trasero, María muy avergonzada al ver al joven responsable de su castigo, tan campante delante de ella mirándola, mientras ella estaba  recibiendo una azotaina por su culpa, teniendo que soportar la imagen del joven con una sonrisa en sus labios de satisfacción, que no se perdía detalle alguno de la escena. Encima tuvo que tolerar esa mañana los murmullos de otros  trabajadores con el joven, ya que este les contaba con pelos y señales como habían castigado a la joven becaria, y lo colorado que había visto que le ponían el culo, María apretaba sus puños con fuerza avergonzada, tratando de no lanzarse a abofetear al joven chismoso, encima cuando se reían de ella la miraban, lo que enfurecía más a la joven al ver  que claramente hablaban de ella.

     Por la tarde antes de acabar la jornada le tocó el turno a Maggie, a quien le traiciono su mal carácter con su ya muy conocida soberbia. Quien recibiese una azotaina con las bragas bajadas, siendo el causante el mismo operario, que hiciera que María fuera castigada por la mañana, al negarse el joven a quedarse a recuperar los cuarenta y cinco minutos que había llegado tarde, Maggie enfadada ante su negativa, agarro al joven zarandeándolo siendo observada por el Sr. Adams desde su despacho, el cual no dudo un segundo en salir de su despacho caminando a buen paso hacia ella, sin darse cuenta la joven de nada al estar pendiente del joven,  Maggie se vio izada de improviso colocándola sobre su hombro, cargando con ella como si fuera un fardo, dándole sonoros azotes con la mano derecha sobre las bragas, llevándola hasta el sofá del vestíbulo donde la tendió sobre sus rodillas bajándole las bragas, dándole una buena tanda de certeros azotes en el culo desnudo, al cesar la azotaina se levantó haciendo aspavientos, al tiempo que malhumorada se subía sus braguitas, mirando hacia el joven que estaba frente a ella sonriendo, el cual no perdió detalle alguno como le ponían  el trasero  colorado.  Encima tuvieron que quedarse a recuperar ellas los cuarenta y cinco minutos que le reclamara al joven, mientras veían como los trabajadores y el joven se marchaban al acabar su jornada mirándolas sonriendo.  

     Con este cuarto día al llegar a casa, echadas boca abajo en el sofá tras haberse bajado las braguitas las dos, recapacitaron de lo sucedido en los últimos días, dándose cuenta que nada podrían hacer aunque se esforzasen, se habían dado cuenta que tenían en su contra a todos los trabajadores, que harían lo indecible para causarles problemas, consiguiendo casi siempre sus malas intenciones. Decidiendo que debían hacer algo para evitar más sobresaltos, suponiendo el que pudieran evitarlo pues todo estaba en su contra, se dieron cuenta que ellas siempre tenían todas las de perder, y no solo ellas, porque a las demás  becarias no lo pasaban mucho mejor que ellas mismas, pues las vieron  durante esos días como varias de ellas durante su jornada laboral, visitaban el despacho del Sr. Adams saliendo de él poco después llorando, al igual que ellas mismas a pesar de ser las directoras en funciones. Incluso a las maduras secretarias la habían visto salir de los despachos de los ejecutivos, con sus rostros bañados en lagrimones al tener el maquillaje corrido al haber estado llorando, o viéndolas con sus rostros  congestionados del dolor, sobándose sus traseros así como estirando hacia abajo la falda, hecho inequívoco que en el interior le habían levantado su falda, y sus rostros congestionados les indicaban lo que había sucedido en el interior. Pues los altos ejecutivos se encargaban ellos mismos de sus secretarias, únicamente en casos de graves errores eran conducidas por los ejecutivos al despacho del Director.

      Por ello María y Maggie habían llegado a la conclusión que para evitar lo sucedido en los  primeros días, debían de ser ellas quienes trataran de poner solución suponiendo que ello  fuera  posible. Hablaban entre ellas recordando los días habían permanecido en el centro de la comunidad, todo esto no sucedía allá dentro o si sucedía pasaba desapercibido ante ellas, pero  las duchas eran comunitarias en el centro  y en los días que permanecieron allí, no se veía a las chicas en las duchas  con sus culos rojos.  Pero desde que llegasen a esa ciudad eran los primeros cuatro días, que pasaban fuera del centro de la comunidad de la ciudad, con el fatal desenlace para ellas, claramente  lo estaban pasando muy mal. 

    Iban caminando a esa hora temprana, habían madrugado  para no tener que coger un taxi, ya que días anteriores habían viajado en taxi, llegando a tener problemas con algunos conductores irrespetuosos.  Ese día en cambio estaban comprobando lo duro que resultaba andar, con lo inflamado que las dos muchachas tenían su trasero.  Habían llegado a la conclusión que debían encargarse de poner en orden la redacción antes de la entrada de los empleados, distribuyendo en sus mesas el material necesario, haciéndolo por escrito para no volver a tener problemas con acusaciones falsas por los operarios, pensaron en hacerles firmar un documento con el material entregado.

     El día anterior y cuarto día de trabajo pusieron su plan en marcha,  momento en que en la redacción Maggie exigía a los trabajadores que firmaran dicho documento.  Apenas se enteraron los operarios de la exigencia de las becarias en funciones, enterándose de ello por Maggie.   María aún no había entrado a la redacción, pues en esos momentos estaba recibiendo una azotaina en el vestíbulo. Todos los trabajadores se reunieron a la entrada del despacho del Director. Poco después llegaba hasta ellos el Director en compañía de la joven María que llegaba tras él, mientras ella se sobaba el trasero acercándose al tumulto,  observó el mal estar de los trabajadores, María al darse cuenta se temió lo peor, pues los últimos días cuando protestaban los trabajadores, ellas salían mal paradas de esa protesta.  Enseguida pusieron al día de lo sucedido al Director, el cual malhumorado por las exigencias de Maggie a los trabajadores, por no habérselo comunicado antes de llevarlo a cabo, las dos jóvenes fueron reclamadas a su despacho, los trabajadores aun reunidos al otro lado de la puerta, pudieron escuchar los azotes que recibieron las dos, poco después se abría la puerta de nuevo apareciendo las jóvenes sobándose el culo, tras ellas su Director con su rostro sudoroso de ocuparse de las dos.

(Sr. Adams)  -.  Tras discutir el asunto con mis ayudantes, a partir de hoy se firmara dicho documento sobre material entregado, ya han pagado su error por adoptar medidas sin mi aprobación previa, al haber actuado por su cuenta sin habérmelo comunicado antes de proceder, por ello van las dos con el culo bien caliente…  ahora ustedes!!! Vuelvan a sus puestos de trabajo…

     El trayecto a las oficinas lo hacían por primera vez caminando a pesar del dolor de sus traseros, al contrario que en  los últimos días que habían utilizado un medio de transporte, en autobús no le quitaban los ojos de encima por sus faldas tan cortas,  sin contar que a cada socavón o bache pronunciado se les levantaba la corta falda, con lo cual todos los viajeros masculinos les vieron su ropa íntima y en taxi tenían que lidiar con los conductores que las observaban al subir y con la lentitud que posaban sus culos en el asiento, sabiendo que le mostraban las bragas a los caraduras de los taxistas…

       A la vuelta pensaban regresar a casa por la tarde caminando de nuevo, era un trayecto corto de apenas quince a veinte minutos, pero se les hacía muy largo al tener que caminar despacio por la incomodidad.  A pesar de lo pesado  que  se les hacía el andar, preferían pasarlo mal andando, que volver a hacer el trayecto en taxi o en autobús,  el tener que tomar asiento para sentarse en el vehículo les resultaba tan complicado como doloroso, sobre todo  por el estado de sus traseros en los últimos días, llegaban con serios apuros a la redacción, claramente acaloradas sus mejillas por la vergüenza que habían pasado en el taxi. Dado que los taxistas de la zona tenían conocimiento  de cómo se trataba al personal femenino, debido que en el centro de la ciudad estaban las empresas más importantes, no era de extrañar el ver caminar encorvadas a las chicas a su puesto de trabajo, así como observar las incomodidades al andar o por la frecuencia con la que se acariciaban el trasero. 

      Era habitual en las empresas del centro de la ciudad, las cuales tenían sus propios  métodos al aplicar disciplina a sus empleadas, por lo que los caraduras de los taxistas de la zona, disfrutaban sobremanera al ver a sus pasajeras como hacían todo tipo de guiños o muecas al subir al vehículo y tomar asiento, resultaba ser algo habitual en la ciudad a la hora punta, los conductores cuando entraba una muchacha sola en su taxi, las observaban descaradamente por las precauciones que tomaba la chica al entrar.  No únicamente para verlas como se sentaban con suma delicadeza, si no, también por que al hacerlo no podían prestar atención a sus doloridos traseros, y al mismo tiempo molestarse en no mostrar su ropa interior, por lo que los conductores podían ver de qué color o dibujos eran las prendas íntimas de las chicas.  Ellas mismas habían increpado a algún que otro conductor, por llevar el espejo retrovisor enfocando hacia sus rostros viéndose en dicho espejo ellas, lo cual significaba que realmente estaba enfocado a sus faldas viéndole las braguitas, sobre todo cuando las chicas molestas al llevar rato sentadas, sentían la necesidad de levantar sus traseros del asiento.

   Compartían su trabajo al llevar la dirección del periódico conjuntamente,  siendo el Sr. Williams Adams su supervisor. Por las mañanas solía llegar más tarde, al estar atendiendo otros asuntos  fuera del despacho.  Todos  los días debían pasar por su oficina a informar a su llegada, para darle las novedades de la jornada de las publicaciones, temas, artículos, reportajes, noticias en general.  Por lo tanto tras los acontecimientos de los últimos días, habían decidido ser las primeras en entrar a la redacción.  Debían asegurarse que el redactor hubiera realizado su trabajo, según las instrucciones que ellas mismas le habían proporcionado antes de acabar su jornada laboral, algo que le molestaba en extremo al redactor gráfico del taller de  prensas, el recibir las órdenes de dos niñas engreídas y soberbias, le resultaba algo incoherente al director gráfico, por lo tanto ya en esos primeros días había tratado de jugársela, pues conocía perfectamente el castigo que las esperaba.   

     Días atrás las dos muchachas se libraron por los pelos de una buena azotaina con el cinturón, aunque más tarde la recibirían por otro motivo.  El redactor fingió el haber olvidado imprimir un artículo,  con toda la picardía del mundo por parte del redactor gráfico,  para que al Sr. Adams no se le pasara dicho artículo desapercibido, por ello había elegido un artículo escrito por el propio Director el Sr. Adams. Lo cual sucedió a primera hora de la mañana, todos los días se tomaba un café leyendo el periódico.  Esa mañana en cuestión  busco la página en la que debería estar su artículo publicado, pocos minutos después entraba a la redacción, furioso lanzando improperios de la zurra que les iba a las culpables. Esa mañana las chicas fueron retenidas por el guardia de seguridad de la entrada, el cual las retuvo para informarles que debían bajar a prensas, que  el redactor gráfico, ya las estaba aguardando en compañía del Director.  Resulto un contratiempo para ellas el que ya hubiera llegado el Director.  Al aparecer las chicas ante el redactor, este  al verlas llegar elevando el tono de voz,  alego que las nuevas becarias le habían entregado el artículo del Director, las dos becarias sorprendidas fueron severamente regañadas por el error cometido, les habría supuesto una buena azotaina sobre las rodillas o vete a saber cómo…  pues ya a esas alturas de la semana, sabían que para calentarles el trasero no era necesariamente sobre sus rodillas… siéndole propinado dicho castigo ante el redactor gráfico, lo cual habría sido terrible para las dos  muchachas por la vergüenza que habrían pasado, al serles  levantadas sus faldas y seguramente bajadas  sus  bragas ante el verdadero culpable del error, ellas no hacían más que defenderse que no era verdad entre lágrimas. El redactor gráfico  recibió una palmada en la espalda como saludo por el supervisor,  recogiendo disimuladamente el artículo que estaba sobre la mesa del despacho del redactor, el cual el mismo Sr. Adams se encargó de guardarlo en el bolsillo de su chaqueta, como el que se guarda un pañuelo doblándolo.  Las dos muchachas se miraron contrariadas entre ellas, tras  haber escuchado como las incriminaba a ellas con todo el descaro, no teniendo éxito por no cometer dicho supuesto  error,  al no hacer desaparecer dicho artículo, algo que debió olvidar de hacer pensando en el castigo que les supondría.   Ellas al escuchar como las incriminaba, pudieron ver aterradas como el Sr. Adams ya se desabrochaba la hebilla del cinturón, fue pura casualidad que en ese instante él mismo Director, viese  y encontrase dicho  artículo sobre la mesa, respirando aliviadas al haberse librado de ser castigadas, pero frustradas al ver que al redactor solo le daba una palmada en la espalda, riéndose entre ellos como si no hubiera pasado nada…

       …Desde que dieran su confirmación para trabajar como becarias del Sr. Adams, habían intentado hacer su trabajo de la mejor forma, a partir del tercer día eran las primeras en ocupar su puesto de trabajo de la redacción, para asegurarse que todo estuviera en orden, ninguna de las dos deseaba cometer errores, pues ya sabían con creces lo que les pasaría, así como tampoco dar lugar a que otros  compañeros protestaran, pues ellas eran las responsables con la peculiaridad que saldrían  perjudicadas, en los dos primeros días que llevaban de prueba ya habían tenido que pasar de nuevo por el despacho del Sr. Adams, saliendo poco después sobándose sus traseros al haber pagado  así las  consecuencias, por haber tenido graves errores, comprobando los días sucesivos que no les iba a ir muy bien por ser mujeres. 

    Se comportaban de forma  muy meticulosa calculándolo todo, sobre todo no dejando cabos sueltos que pudieran dar lugar a problemas.  Se encargaban personalmente que los empleados tuvieran  todo el material necesario en sus mesas de trabajo, sobre todo para evitar tener que visitar el despacho del supervisor, adjuntando el documento de confirmación de entrega de material.  En esos días aún les duraban las molestias al caminar, tanto de la azotaina que recibieron el día de la entrevista de trabajo al faltarle el respeto, cuando se creían que nadie las escuchaba, obviando que la puerta no estaba bien cerrada, y que fueron escuchadas sus palabras desde fuera, todos y cada uno de sus insultos hacia la persona que habían conocido como Sr. Adams, no pasándole desapercibido  a su nuevo jefe. Los días posteriores tenían que sobrellevar las risas de los empleados, al verlas  como se sobaban el culo a la más mínima oportunidad que se les presentaba para poder hacerlo creyendo no ser vistas, por ello eran tan precavidas desde el segundo y tercer  día, comenzando su jornada siempre antes que el resto de los empleados.  Pero aun así no habían podido evitar el volver a ser castigadas tanto en su despacho, en el vestíbulo o casi en el sótano en la sala de prensas.

     La labor de proporcionar papel, lápices, bolígrafos, tinta a las máquinas de escribir, etc… Ese trabajo era la encargada María López, pero para que todo estuviera en orden Maggie Madison la ayudaba supervisando que todo estuviera correcto.  Pues en caso de que hubiera una protesta de un empleado de la redacción, estaban las dos avisadas que dichos casos debían acudir al despacho del supervisor, siendo la regañina para ambas chicas así como los azotes sobre sus traseros, por lo cual trataban por todos los medios el no tener más problemas y por ello se les ocurrió lo de las firmas de material entregado en un documento.

     Una vez terminado de organizar las mesas,  debían bajar con rapidez a los vestuarios a cambiarse de ropa, antes de que llegaran los primeros empleados.  Ellas  habían decidido  que al ir andando por la calle, sería más cómodo hacerlo vestidas de forma  informal, algo que les estaba terminantemente prohibido, pero no deseaban correr el riesgo que la brisa matinal levantara sus faldas mostrando sus bragas, pues el segundo día entre otras cosas les prohibieron volver a usar gabardina, así como sus colorados traseros pues las braguitas no cubrían la parte baja de sus nalgas.  

      Vistiendo en esos momentos con pantalones vaqueros con un jersey de lana como complemento en el caso de María y un suéter de cuello alto Maggie, pero como becarias que eran por sus cargos, debían vestir según  las normas del periódico para las becarias de operarios, las chicas vestían con falda verde oliva tableada, teniendo que tener cuidado al inclinarse o girarse con brusquedad, pues su falda era muy escasa al ser muy corta con lo cual con el revuelo,  dejaban entrever sus bragas al más mínimo descuido, siendo estas de múltiples colores o bien con simpáticos dibujos, debiendo llevar una blusa blanca de manga larga, así como el  llevar calcetines hasta la rodilla blancos, con unas zapatillas de paño color verde oliva a juego con la falda. María y Maggie en cambio su falda era azul turquesa tableada,  zapatillas de paño color azul turquesa, llevando braguitas blancas por ser las becarias de Dirección, por ello les permitían utilizar bragas blancas.  Ellas al ver las braguitas de sus compañeras, habían protestado hablando entre ellas,  pues las becarias las llevaban de dibujitos y de talle más alto, muy similares a las de unas niñas, que para unas  mujeres  entre los  dieciocho o veinte cuatro años.

      Ellas por ser las becarias y ayudantes del Sr. Adams, debían vestir  falda azul turquesa tableada, el primer día al ver su escandaloso  vestuario protestaron airadamente al Sr. Adams,  por tener que llevar esas faldas tan cortas, pues a la  más mínima brisa mostraban sus braguitas, protesta que no les valió de nada bueno, pues esa misma mañana  en el despacho de su jefe, fueron recriminadas por él por levantarle la voz y faltando así el respeto nuevamente, al salir del despacho  minutos después, no únicamente mostraban sus braguitas blancas, si no, también sus colorados traseros después de recibir una buena azotaina  cada una  por su airada protesta.

    Ese recuerdo lo tenían muy presente en sus mentes, en los días sucesivos era algo habitual que se le repitiera constantemente, pues en su fuero interno les desagradaba demasiado, sobre todo el recordar lo sucedido un día tras otro.

       Acabando sobre las rodillas del  el Sr. Adams con la falda levantada y sus braguitas bajadas.  Por si fuera poco para ellas debido a su mal genio, al acceder al despacho no cerraron la puerta.  Recibieron la azotaina en el despacho permaneciendo la puerta abierta de par en par, con la vergüenza añadida que  los empleados pudieron ver como recibían las azotainas, al igual que vieron como cambiaba de color su trasero a cada una de ellas al terminar la azotaina a una y agarrar a la otra, igual que las vieron cómo se tenían que subir ellas mismas sus braguitas, saliendo del despacho cabizbajas muy avergonzadas entre lágrimas, resultaba raro la mañana o durante la jornada que no les volviese a su mente ese desafortunado recuerdo, enrojeciéndoseles las mejillas avergonzadas aun estando a solas.

    Su soberbia no les había conducido a nada bueno en su primer y segundo día de trabajo, pero a pesar de todo se negaban rotundamente a ir al trabajo vestidas desde casa, prefiriendo cambiarse en los servicios antes de que empezaran a llegar el personal masculino.  La mayoría de periodistas empleados, eran hombres.  Los cuales disponían de una becaria para atenderles, siendo estas jóvenes de edades comprendidas entre los dieciocho y los veinticinco años, siendo unas diez o doce dependiendo de sus estudios las chicas en total, por otro lado estaban las secretarias personales de los ejecutivos del periódico, las cuales eran seis diferenciadas entre las demás chicas por el color de sus faldas, siendo estas de color granate, azul, amarilla, verde o colorado, pues constaban  varios colores las que tenían permitido utilizar, siendo estas por debajo de la rodilla a voluntad de ellas mismas, al ser mujeres casadas entre los cuarenta y cincuenta años. Aunque su edad y su estado, no estaban exentas de la disciplina de empresa.

       María y Maggie se encontraban ya en los servicios cambiándose de ropa, cuando llego una visita inesperada  para ellas, entrando al servicio encontrándolas con el colorado trasero al aire al estar poniéndose la ropa interior requerida, las dos mostraron a la persona que entraba sus traseros muy colorados y con zonas violáceas.

(Maggie)  -.  Se puede saber qué diablos haces tú aquí? Si nos ven juntas nos vas arruinar nuestra coartada!!!  No recibiste mi mensaje por medio de tu amiga Helen? Marie! Decía claramente que estábamos ocupadas… eso significaba que iba todo según su curso…

(Marie)  -. Buenos días!  Yo también me alegro de veros  Maggie! Gracias…por ser tan amable… ya veo que a pesar de cómo lleváis el culo las dos, eres tan soberbia y más arisca que antes…

(María)  -.  Que haces aquí, si puede saberse!!!  Sabes que no podemos vernos, tienes conocimiento de lo que ocurriría si nos descubrieran, verdad?  Si nos ven juntas no solo se puede ir todo al traste, nosotras somos forasteras de otro país seriamos tratadas como espías e enemigas de este estado independiente, después de todo lo que hemos trabajado para lograr llegar a  donde estamos…

(Marie)   -.  Siempre tan fatalista pensando en lo peor, todo es siempre malo para ti. Por cierto yo también me alegro de verte María…! Pero ha habido muchos cambios ahí fuera, ya debéis conocer  el fallecimiento de mi tío Thomas!  Toda nuestra investigacion se ha ido todo al traste, habéis tardado más de lo necesario para infiltraros en el periódico, y a buenas horas lo habéis hecho.  Ya no podemos averiguar nada sobre sus manejos, y vete a saber a quién pondrán ahora en su puesto.

(Maggie)  -.  Pues gracias a su muerte nos hemos podido infiltrar y nosotras ocupamos su puesto temporalmente, hasta ahora no lo habíamos conseguido, y tú que tienes que decirnos? Además que María tiene razón en pensar mal, llevamos cuatro días, con hoy cinco y las dos llevamos el culo que no podemos estar mucho tiempo sentadas, ya nos has visto el culo como lo llevamos las dos.  La Sra. Henderson hizo bien su papel, verdad?  Consiguió que tu padre aceptara el caso?  Era esencial su colaboración y así poder descubrir a sus hombres de confianza, al darles el caso a ellos habríamos descubierto cuantos agentes tiene la agencia, sobre los cuales nadie conoce… de ese modo habríamos averiguado donde podrían estar las gemelas secuestradas… salió bien? Los habéis descubierto ya?

(Marie)  -.  No… No salió como esperábamos.  Para el caso desconocemos  como fue la entrevista con mi padre, no sabemos cómo lo enfocaría la Sra. Henderson, igual no le dio lugar a pensar que se trataba de una investigación confidencial, por lo que dio pie que pensase que no era trascendente, por ello imagino que  me lo dio a mí  y a mi equipo, eso es algo que no nos salió como esperábamos.

(María)  -.  Ahora me explico porque sus hombres no pasaron nunca por el centro comunitario, nosotras por ser forasteras seriamos las primeras en ser investigadas por ellos! No sé si eres idiota? O te haces la idiota?  Puede que tengas razón, perdona por lo de idiota, igual la Sra. Henderson no desarrollo bien su enfoque.  Debía darles el caso a ellos, y no a ti!  Al menos tenemos a Yuni Lee infiltrada en los suburbios de la ciudad, con ese tal Wu. Esa debe ser ahora nuestra prioridad, seguir de cerca todos sus pasos.

(Marie)  -.  Eso tampoco va a poder ser… Descubrieron a Yuni Lee. En cuanto a la Sra. Henderson no sé si tendrá algo que ver con que mi padre me diera el caso, pero ella en su presencia me defendió cuando mi padre me dio una buena azotaina delante de ella, le recrimino su forma de disciplinarme y tengo constancia que le hablo muy mal a mi padre, pues al salir yo del despacho pude escuchar como protestaba ella de dolor, y por la manera que caminaba al salir, mi padre debió darle una buena tunda…

(Maggie)  -.  Como ha podido ocurrir eso?  Se lo advertí al Sr. Roberts que era mala idea utilizar a la Sra. Henderson, esa señora debía tener nostalgia de las zurras que le daba su marido y como analista no era muy de fiar, pero por su cargo no le sería difícil embaucar a tu padre para que la sacudiera el culo.    Lo de Yuni Lee si es una fatalidad es una gran pérdida.  Era esencial que ella estuviera infiltrada en los suburbios, ahora como vamos a saber lo que sucede en los bajos fondos de la ciudad… Que sucedió para que la descubrieran?

(Marie)  -. Descubrimos que había indicios de complicidad del Fiscal General, que nos conducían a los suburbios de la ciudad. Mi equipo por esa circunstancia tuvo la necesidad de ponerse contacto con ella, por la investigación que estaban haciendo Frank y Vanessa. Al ponerse en contacto según tengo entendido un policía novato entro a los suburbios y les descubrió… Al joven policía no salió muy bien parado, creo que le dieron una buena zurra al ser alumno de la academia, al parecer estaban haciendo unas pruebas y el desobedeció a su superior.  Además no te pongas así, aún nos duele el culo  a todos del castigo que nos cayó al enterarse mi padre de ello… en un principio Frank fue el único que no castigaron, pero días más tarde ni siquiera Frank  se libró de ser castigado y además descubrieron su intimidad, ahora se llama Jessica.

(Maggie)   -. Ósea que también hemos perdido a Frank o Jessica.  Bueno al menos has podido poner las escuchas en el despacho de tu padre, eso sí lo habrás sabido hacer al menos? Eso era fácil de hacer siendo tu padre,  a su despacho  puedes acceder no estando él presente por ser su hija.

(Marie)   -.  No ha habido oportunidad para hacerlo, el paquete con las escuchas no llego a mis manos, debía dárselas Yuni Lee a Vanessa, pero al ser descubiertas se tuvieron que deshacer del paquete donde iban los micros.

(Maggie)  -.  Me quieres decir que estamos igual que al inicio?  Que no sabemos nada del  lugar que tienen a esas chicas… Marie como puedes ser tan negligente!  Con lo que nos costó organizar los pros y los contras para llevar con éxito esta misión y al parecer no hemos conseguido nada… Seguro que con tu soberbia decidiste quedarte el caso tú, te crees que eres la mejor agente como siempre haces con todo, siempre tan orgullosa como tu madre.  Los días y semanas que llevábamos infiltradas en el centro de la comunidad, permaneciendo allá encerradas sin salir para acabar… no logrando nada. Que vamos hacer ahora? Tendremos que comenzar desde cero de nuevo, maldito sea el día que confiamos en ti. Es la peor decisión que ha tomado el MI-6 en su historia.  Debes marcharte antes que nos descubran juntas, eso acabaría por hundir todo el trabajo que hemos hecho.

      Las tres discutían acaloradamente en los servicios, sin mirar en sus relojes de la hora que era.  Desde afuera en el pasillo se las podía escuchar todo lo que hablaban, creándose un coro de empleados enterándose de todo lo que decían. No dando crédito a lo que escuchaban.  Lo que las muchachas no podían imaginar es que el propio Sr. Adams, al ver a los empleados había acudido intrigado por el tumulto frente al servicio de señoras, pudiendo escuchar parte de lo que hablaban las chicas. Al salir de los servicios se quedaron las tres blancas como la nieve, sin atreverse a decir palabra alguna, sobre todo al encontrarse entre el tumulto  de empleados en el vestíbulo, y al frente de todos ellos al Sr. Adams con cara de pocos amigos.

 (Sr. Adams)  -.  Caballeros!!! Despejen!!!  Venga moviendo esos pies… Aquí no tienen nada que hacer,  retírense a sus puestos inmediatamente, vamos a que están esperando!! .-  Una vez desaparecieron a regañadientes los trabajadores, ya que estos daban por seguro que las chicas estaban en serios problemas, y el que más o el que menos, todos deseaban presenciar que les pasaba a las chicas… -.  Y… Vosotras tres que tenéis que decirme, de este lamentable espectáculo que habéis dado, menos mal, que a estas horas no nos visitan nuestros clientes. Es una verdadera vergüenza que mis ayudantes personales sean las protagonistas de este escándalo, y tu Marie que órdago  haces aquí en el periódico? A estas horas deberías estar en la agencia, mi esposa tenia principal interés en verte esta mañana!  Es que no has tenido bastante estos días en la casa del Fiscal, que el primer día que puedes disfrutar de no estar castigada, ya te estas metiendo en problemas de nuevo… cuando se entere tu padre te va a dar más palos que a una estera!!!  Te va a poner el culo más colorado que un tomate maduro, no sé de qué son esas sonrisas de vosotras dos!   Porque a vosotras no os va a  ir mucho mejor que a ella!!! Ya me encargare de vosotras más tarde, en cuanto se aclare este asunto!!!  Ahora vamos a mi despacho y me vais a explicar detenidamente que era todo ese esperpento  que habéis montado!!!

      Las tres muchachas caminaban delante del Sr. Adams, que las iba regañando por su penoso  comportamiento, azuzándolas con algún que otro azote a sus becarias María, al igual que a  Maggie que brincaban hacia adelante llevándose las manos al trasero.  Marie también recibió algunos  azotes, a pesar que al cruzar por  entre las mesas de los empleados se sujetaban la falda, las dos ayudantes su falda azul turquesa y Marie su falda color gris perla, caminaban cabizbajas sin atreverse a levantar sus miradas ninguna de las tres, avergonzadas de que con los azotes sus braguitas quedaban expuestas ante las miradas, al levantárseles las cortas faldas a cada azote que recibían hasta entrar  al despacho.  Marie al verse en el interior  divagaba  por su mente como se había visto envuelta en tan turbio asunto… tras quedar las chicas en el despacho encerradas, pues el Director cerró la puerta echando la llave dejándolas dentro.

       …Varios meses atrás…  Marie viajo en viaje de fin de carrera a Londres, debían de ser dos semanas  de diversión con sus amigas de clase, coincidiendo en la ciudad con otras universidades de renombre  conocidas, que también habían elegido Londres para su viaje de fin de carrera, las cuales se encontraban en hoteles colindantes.  La primera noche salieron de fiesta a una discoteca, habiendo estado previamente tomando unas copas en un bar cercano.  En el cual se juntaron con otras chicas de otras universidades, la velada pasaba tranquila entre adolescentes, si no hubiera sido por una discusión entre las chicas de dos universidades, la situación acabo con varias chicas con un ojo morado, pero ahí la policía que acudió avisada por la dirección del bar, consiguió que la disputa no llegase a más.  Llevándose detenidas a las cinco chicas responsables a comisaria.  Las veinte chicas de la clase de Marie, salieron hacia la discoteca conversando lo sucedido en el bar, tras ellas iban el resto de las chicas siendo compañeras de las cinco detenidas por la policía, iban escuchando sus comentarios los cuales no les gustaron, en el interior de la discoteca se dispersaron y la cosa no llego a mayores, aunque las chicas de las otras dos universidades, estaban molestas con seis de las  compañeras de Marie, porque estaban opinando sobre lo sucedido sin conocimiento de causa, así como haciendo comparaciones de los guantazos y bofetadas que se habían dado riéndose de las chicas.

      Dos horas después un grupo de varias chicas, se encontraron con las seis chicas en los servicios, con las copas de más que se habían tomado, estalló la bomba estirándose del pelo y dándose tortas, al poco la discoteca se convirtió en una batalla campal, chicas empujándose entre sí, como dándose tortas y mamporros entre las tres universidades.  La policía hizo acto de presencia en la discoteca, acabando la disputa con varios policías heridos por botellas de cerveza que volaban, después varios minutos consiguieron calmar a las chicas, siendo las chicas de las tres universidades al completo esposadas, con un total de sesenta chicas que   acabaron todas en las dependencias de la policía de Londres, acompañadas de otras alumnas de otras tres universidades que se vieron en medio sin culpa, siendo un total de ochenta y cinco las chicas detenidas de seis  universidades.

      Estas  trataron de convencer a la policía que había sido un error al detenerlas, que ellas pasaban en ese momento por esa zona viendo en medio sin culpa alguna. Pero sus vestimentas rasgadas, así como las heridas en sus rostros no decían lo mismo de ellas, siendo introducidas pese a sus protestas en celdas diferentes previniendo nuevos altercados.

     Las cinco chicas detenidas esa noche dos horas antes en el bar de copas, coincidieron ser de esas cinco universidades.  Por lo tanto al ser estas conducidas al hospital, habían llamado a sus tutores presentándose en el hospital, claramente muy indignados al llegar a la sala de espera.  Horas más tarde cuando los tutores salían del hospital acompañados de las cinco alumnas, en la puerta les aguardaba la policía, siendo informados del nuevo altercado que habían protagonizado las demás de sus alumnas, y que se encontraban detenidas en comisaria sus alumnas, junto con chicas de otra universidad también involucradas.  Desde el hospital se desplazaron hacia su hotel para comunicar a los tutores lo sucedido, en el mismo hotel estaban alojadas dos de las universidades, desplazándose en dos microbuses hacia los otros dos hoteles que pertenecían al resto de las chicas, pocos minutos después los tutores partían hacia la comisaria.

      Al llegar a la comisaria los tutores entraron indignados, llegando cada grupo de tutores en cinco microbuses, pues pensaban llevarse a sus chicas con ellos. Al entrar en la comisaria el agente al mando les esperaba en el vestíbulo, atendiéndoles muy amablemente a todos, acabando muy indignado el agente al mando por las airadas protestas,  no tuvo más remedio que acceder a sus demandas.  Por cada universidad eran cuatro los tutores encargados de las alumnas, más un quinto tutor que se había quedado en los hoteles, para controlar a las cinco chicas no dejándolas a solas, así como mandarlas a la cama bien calentitas. Por lo tanto de los veinticinco tutores, eran un total de veinte los que habían acorralado al policía y oficial al mando en el vestíbulo. Sin más demora  el oficial al mando envió con ellos a diez agentes, pues no deseaba altercados en su comisaria.   Al entrar al pasillo que daba a las celdas, se escuchaba el griterío de las alumnas que se increpaban unas a otras. 

      Al entrar los tutores al pasillo gritaron “Silencio”!!! Y todas las chicas se callaron al unísono, en un silencio sepulcral, en breve roto tras una colosal bronca de sus tutores, los cuales muy disgustados sus voces confundían a las alumnas, pero aun así las muchachas comprendieron sus regaños,  poniéndose algunas a llorar y otras se las escuchaba  sollozar, tras anunciarles que iban a ser castigadas según fueran saliendo de las celdas.  Los tutores tomaron asiento en las banquetas del pasillo de celdas, mientras dos agentes se colocaban frente a cada puerta de las celdas que ocupaban las alumnas, dejándolas salir de cuatro en cuatro de cada celda.  Esperándoles sus respectivos tutores los cuales las colocaban sobre sus rodillas, bien levantándoles la falda y bajándoles sus bragas teniéndolas en su regazo, o bajando los pantalones y bragas antes de colocarlas sobre sus rodillas.  Mientras su tutores se encargaban de ajustarles las cuentas, las chicas compañeras de Marie se reían de ellas, haciendo comentarios soeces del estado que le estaban poniendo el culo.  Hechos que se dieron debido a la embriaguez de algunas de ellas, las demás que no habían tomado alcohol las miraban apenadas. En no menos de una hora todas las chicas habían sido aplicado su correspondiente correctivo, según iban siendo castigadas se fueron colocando de rodillas, castigadas  cara a la pared con sus traseros al aire muy colorados.

     Minutos después salían las chicas del pasillo de celdas hacia el vestíbulo, donde les aguardaba el oficial al mando, viendo este como las muchachas se sobaban el trasero o se secaban las lágrimas de sus rostros, algunas aún se estaban subiendo las bragas y otras abrochándose sus pantalones, tras ser las ultimas en ser disciplinadas.  En el vestíbulo los tutores firmaron las aptas abiertas a las chicas, para poco después subir a los microbuses marchando a sus hoteles.  Una vez en sus habitaciones del hotel debían esperar en pijama o camisón antes de acostarse, sus tutores fueron de habitación en habitación, propinándoles una azotaina más severa con el cepillo, luego las introducían ellos mismos en sus camas a dormir.

 

            Las compañeras y la propia Marie fueron fichadas y conducidas preventivamente a las celdas de nuevo, una vez  las cuales habían sido provistas  de camastros  para dormir, dado que las celdas no disponían para todas las chicas.  Tras  introducir sus datos a la sede de información, fue unas horas más tarde cuando se presentaron dos agentes del MI-6,  interesándose por la alumna llamada Marie Miller.  Al día siguiente acudieron sus tutores claramente indignados, conversando con el oficial al mando en esa mañana tras el cambio de turno de noche.   Los tutores tras ser puestos en su conocimiento de los cargos, así como relatando según el informe del turno de noche de lo sucedido en el bar y después en la discoteca.  Los tutores fueron informados de los hechos en el pasillo de las celdas, y como los tutores de las otras alumnas de universidades, se habían encargado de sus alumnas en la comisaria antes de llevárselas.  Decidiendo hacer lo mismo con sus alumnas, en ese instante el oficial siguió leyendo el informe, dando a conocer como se habían comportado sus chicas, cuando a las demás las estaban dando una azotaina en el trasero, y como algunas de ellas se burlaban de las pobres chicas que avergonzadas no replicaban, pues sus tutores se hubieran encargado de ellas de nuevo de haberlo hecho.  Al salir de la comisaria los tutores conversaron entre ellos antes de subir al microbús.  Acordando visitar a las otras universidades implicadas, siendo uno de ellos el que se marchó en taxi para hacerles una visita, dado que en comisaria les habían proporcionado el nombre de sus hoteles.

      Unas horas más tarde Marie fue llevada a su hotel por dos agentes del MI-6, justo en el momento que se detenía un taxi detrás del vehículo oficial de los agentes, apeándose uno de sus tutores el cual fue hacia Marie agarrándola del lóbulo de la oreja izquierda, mientras los agentes informaban motivos por los que habían retenido a Marie, y que estos nada tenían que ver con lo sucedido esa noche. Aunque la explicación de los agentes, no hizo que el lóbulo colorado de la oreja izquierda de Marie fuera soltado, todo lo contrario tirándole del lóbulo de la oreja, la hizo entrar al vestíbulo del hotel ante todos los clientes que deambulaban por el vestíbulo, con el rostro de Marie congestionado de dolor y avergonzada por la forma que su tutor la hizo entrar, con algún que otro buen azote en el culo sobre su falda, provocados por las airadas protestas de Marie.  Viendo Marie los gestos de los clientes que incitaban al tutor a darle más fuerte, pues a esas horas del mediodía todos los clientes habían conocido la noticia del altercado nocturno de las chicas.

     Al subir a su habitación fue informada por su compañera, que estaban todas castigadas a permanecer en sus habitaciones.   Fue a las tres de la tarde cuando fueron avisadas por sus tutores que salieran al pasillo, al salir se encontraron con sus compañeras que estaban en fila de dos, colocándose Marie y su compañera en la fila con las demás.   Cuando todas estuvieron reunidas, en fila de dos fueron bajando por las escaleras hasta el vestíbulo, apartándose a un lado los clientes que subían dejándolas pasar. Las alumnas iba ataviadas con sus uniformes de la universidad, blusa blanca, con una chaquetilla de punto azul celeste con el escudo de la universidad en el lado izquierdo, falda azul marino plisada de cintura elástica por encima de las rodillas, algunas que se la habían arreglado las llevaban a medio muslo, medias blancas hasta las rodillas y con unos botines bajos sin tacón negros. Al pasar por el vestíbulo los clientes se quedaban observándolas, por cómo iban en fila de dos con sus tutores a sus costados, todos con un cepillo de baño en sus manos, las chicas tuvieron que ver gestos de clientes que agitaban sus manos, de una forma muy explícita de lo que les esperaba por los cepillos de sus tutores, era una clara suposición inequívoca de lo que iba a sucederles.

      Las chicas al entrar al salón de espectáculos del hotel, se encontraron que en el interior estaban las chicas de la comisaria, que aguardaban de pie junto a sus butacas de plástico, viéndolas pasar en fila junto a ellas por el pasillo central hasta el escenario,  donde se colocaron de cara hacia las chicas, deshaciendo la fila de dos para colocarse una al lado de la otra mirando hacia las butacas hacia  las chicas en pie. Cuando sus tutores las ordenaron tomar asiento, Marie y sus compañeras de pie en el escenario, vieron las caras de las chicas como hacían todo tipo de muecas y guiños al tomar asiento, signos claros de lo doloridas que estaban todas ellas.  Marie no podía dar crédito a lo que sus compañeras y ella misma estaban pasando momentos difíciles, todas muertas de la vergüenza en vista de lo que se podía presagiar. Una experiencia nada grata para todas ellas, en cambio como spankee que era desde adolescente, le hubiera encantado ser castigada en la comisaria.

     Poco después el tutor responsable de las alumnas las hizo girarse a la izquierda, con una voz grave claramente por el enfado, haciendo que las chicas fueran avanzando en fila india dando un giro circular de ciento ochenta grados  al llegar al borde del escenario, quedando formadas en forma de  U deteniéndose la primera de ellas a tan solo unos metros, en donde otro de los tutores había colocado una silla con respaldo alto en el centro del escenario.  El tutor que las hiciera desfilar por el escenario, tomo asiento haciendo avanzar a la primera chica con un gesto de la mano, al colocarse junto a él este le ordeno  subirse la falda ella misma y bajarse las bragas hasta las rodillas, tal como la muchacha inclino su cuerpo para bajarse las bragas blancas con dibujos de margaritas, el tutor la agarraba de sus manos haciéndola caer  sobre sus rodillas,  acto seguido comenzó a darle una buena azotaina con la mano durante unos quince interminables minutos, los cuales fueron cronometrados por un reloj de arena, que sostenía un profesor sobre la palma de su mano, mientras la desafortunada por el intenso ardor  en sus nalgas, posiblemente habría pataleado con sus piernas, pero su vergüenza al estar siendo castigada ante testigos desconocidos para ella, la hizo aguantar estoicamente la azotaina, a pesar del intenso fuego en su trasero. Al caer el ultimo grano de arena el profesor aviso a su compañero, el cual se detuvo en el acto sosteniendo a la joven echada en su regazo,   la chica llevaba varios minutos que ya estaba sollozando. El tutor agarro el cepillo de manos del profesor que sostenía el reloj de arena.   El cual le dio la vuelta al reloj, comenzando una nueva azotaina a la primera chica que estaba siendo castigada, la joven sintió claramente el cambio de los azotes ahora con el cepillo de madera, por lo que al llevar una veintena de azotes rompió a llorar desconsolada, durante el tiempo que estuvo cayendo los granos de arena del reloj.  

      Fueron pasando todas y cada una de las veinte chicas compañeras de Marie, la cual lo paso muy mal esperando en la cola que le llegase su turno.  Teniendo todas que aproximarse al tutor, levantarse la falda y bajarse las bragas mostrando así sus dibujos más variados y los  colores de sus bragas, para bajárselas lo tenían que hacer ellas mismas al tiempo que las hacían  acomodarse sobre sus rodillas y recibir su castigo públicamente, observándolas las chicas de las cinco universidades sentadas en sus butacas. Una vez que acababa el castigo tenían que colocarse una al lado de la otra, de cara al escenario mostrando sus culos colorados a los testigos presentes, sujetándose las faldas ellas mismas en su cintura. Al pasar todas por las rodillas de su tutor, después de unos minutos castigadas mostrando sus traseros, les dieron permiso para subirse las braguitas y dejar caer sus faldas cubriendo sus enrojecidos traseros, todas se volvieron a poner en fila de nuevo pero de cara a las butacas.  Anunciando que en esos momentos deberían disculparse una por una de todas las chicas, que poniéndose en pie, fueron subiendo al escenario por hileras y orden de las butacas, pasando frente a ellas una a una todas las alumnas de las universidades, teniendo que pedir disculpas por haberse mofado de ellas cuando fueron castigadas en comisaria. Al terminar el acto, todas las alumnas abandonaron en orden el salón, permaneciendo solamente la universidad de Marie, que al quedar solas fueron llevadas a sus habitaciones, permaneciendo castigadas en ellas sin poder salir durante todos los días que duró la estancia de viaje de fin de carrera, un viaje que no olvidarían el resto de sus días. Aunque al cabo de tres días, las dejaban salir a visitar monumentos y museos de la ciudad, siempre supervisadas por sus tutores que no las dejaban solas, ni tan siquiera para ir al servicio hacer sus necesidades.

    

      

       …Marie recordaba con cierta nostalgia aquellos días de su viaje, así como recordaba los motivos por los que estaba el MI-6 interesada por ella… Le informaron que había dos chicas gemelas, que habían desaparecido esa noche del altercado. Las desaparecidas eran hijas de un Jefe  de la mafia rusa o eso suponían, a las cuales el MI-6  les habían dado una identidad falsa, creándoles una nueva vida  con nombres falsos, así como la   protección para ellas.  Todo ello pensado y calculado para ocultar de quienes eran hijas, sus padres estaban supuestamente siendo buscados por medio mundo, por agentes de la KGB, el FBI y otras agencias privadas, todo ello era una tapadera para ocultar quienes eran en realidad, el padre era el capo más peligroso de la mafia rusa, o eso fue lo que le comentaron a Marie, pero algo le decía en su interior que la estaban engañando. Habían mantenido a sus hijas a salvo en un internado privado de Europa, en el cual su padre no tenía ni idea de donde estaban  para poder visitarlas, al parecer sus hijas  desconocían a que se dedicaba  su padre en realidad y las razones por la seguridad estaban protegidas por el MI-5, que fue quienes primeramente se ocuparan de ese caso.

      Marie Nelson fue reclutada como agente doble, siendo hija detective de la agencia de detectives Miller, agencia de su padre Clark Miller. Debía ayudar a infiltrarse  dos agentes del MI-6 en la organización de su padre, para investigar la desaparición de esas muchachas, tenían la certeza que habían sido secuestradas por esa organización.  Toda la operación estaba a punto de irse al garete, teniendo graves consecuencias con la propia investigación, la tapadera de las dos agentes peligraba al estar a punto de ser descubiertas, Marie Nelson iba  a ser la culpable de ello.

      Las tres chicas entraron al despacho del director quedando encerradas, observando a Marie que estaba en babia, preguntándose qué diablos se le estaría pasando por su cabeza. Mientras el Director en  funciones se ausentaba, entrando casi unos treinta minutos después  cerrando la puerta a su paso, tomo asiento fijando la mirada en los rostros de las chicas, escrutándolas con  mirada severa que las aterraba, mientras permanecían en pie ante su mesa sumamente preocupadas… Puesto que desconocían que ocurriría ahora.

(Sr. Adams)  -.  Bueno chicas!  Habéis montado un penoso espectáculo en el servicio. No he llegado a tiempo  para escuchar todo vuestro número circense, pero vosotras dos me tenéis muy intrigado, pues encuentro extraño que no os hayáis detenido a pensar, siendo las dos tan meticulosas, pero podéis estar bien seguras que no vais a salir de rositas de este asunto, me voy a encargar personalmente de vosotras dos, es una verdadera vergüenza vuestro comportamiento de esta mañana, algo que no voy a tolerar de ninguna de las maneras, me voy asegurar que recordéis este día el resto de vuestras vidas. Ya podéis tratar de convencerme de que teníais buenos motivos, porque no os pienso perdonar vuestro correspondiente  castigo.   Pero lo poco que he escuchado me tiene muy intrigado, por lo que espero vuestra colaboración para que me aclaréis todo este embrollo… A que estáis esperando, eh! Vais a hablar? O voy a tener que sacarme el cinturón?  Y haceros hablar a base de azotes!!!  A que esperáis?  Soy todo oídos para escucharos…Es más deseo que me aclaréis todo este escándalo!!! Solo he captado no sé qué… Sobre el tener que empezar desde cero de nuevo…  Que eso que debéis empezar de nuevo?  He escuchado algo sobre una investigación que estáis haciendo…las tres!!!  Y le recriminabais a Marie su aparición en el servicio… todo esto me tiene muy escamado, así como lo extraño que me parece que os conozcáis vosotras  tres!!!  Y tu Marie… Es que no has tenido bastante estos últimos días,  con los días que has estado castigada viviendo en casa del Fiscal?  Ya te puedes ir preparando para cuando tu padre se entere!!!   Aun debes llevar secuelas serias en el trasero!!! Y la que te espera por esta intromisión,  no te lo va a dejar mucho mejor… Vosotras dos… a que viene esa sonrisa? No debéis llevar el culo mucho mejor que el de ella en estos momentos, y cuando acabe con vosotras lo tendréis mucho peor, además debo deciros que no vuelva a ocurrir eso de cambiaros en el servicio!!! Sabéis perfectamente que está prohibido.  Debéis hacer como vuestras compañeras, venir vestidas desde casa! Además por esta falta grave de no venir con vuestro uniforme puesto desde casa,  os revisare cada día el uniforme… así como el estado de vuestra ropa íntima incluida!!! Así conoceréis de primera mano la vergüenza que me habéis hecho pasar ante mis empleados.

      Marie como sus dos amigas  se miraban entre ellas, en la comisura de sus labios se dibujaba una tenue sonrisa, al saber que el Sr. Adams no había escuchado gran cosa, y lo que había escuchado no era nada que fuese serio o que las perjudicase en su misión. Tenían claro que las iba a castigar el Sr. Adams apenas Marie saliera del despacho, por el alboroto que habían protagonizado en el servicio. Sus manos pegadas a su cuerpo jugaban nerviosas con el dobladillo de su corta falda, pasándose los dedos disimuladamente sobre el elástico de sus braguitas, al resultarles muy molestas al haberse cambiado en el servicio de bragas, las del uniforme por las suyas con las que habían salido de casa, hacía pocos minutos que se las habían puesto, pero dado la presión del elástico ya les molestaba  en sus inflamados traseros, que empezaba a resultarles molesto, al igual que a la propia Marie pues también se aligeraba la presión de las perneras en sus nalgas, a pesar de estar más habituada que ellas, a llevar esas bragas oficiales de su empresa. Las tres estaban muy nerviosas ante lo que se les avecinaba, las muchachas se mantenían en silencio, sin abrir la boca para confesar… El hecho que el Sr. Adams no hubiera escuchado nada importante las calmaba un pco, a pesar de su nerviosismo al no desconocer que el castigo era inminente, y ello las hacia estremecerse sintiendo como su cuerpo temblaba como gelatina.

(Sr. Adams)  -.  Bien…Bien… Así que no deseáis hablar nada, bien ahora lo sabremos por otros medios más convincentes.- Se levantó de su sillón bordeando su mesa, caminando hacia la puerta de su despacho, para ello  tuvo que pasar por detrás de las muchachas, a las cuales al verlas de espaldas a él con su enfado,  no dudo en propinarles a cada una cuatro o cinco fuertes azotes bien dados en el culo que resonaron en las paredes, inclinando su propio cuerpo hacia adelante, para poder dárselos de abajo arriba propinándoselos bajo su corta falda, con el resultado que cada uno de los azotes fue directo a su trasero propinándoselos sobre sus bragas,  haciéndolas saltar a cada fuerte impacto sobre sus bragas, los Ayees se pudieron escuchar perfectamente en toda la redacción, las cuales se acariciaban el culo vigorosamente, quedando patente en su traseros de la fuerza de la enorme mano del Director…. El Sr. Adams abrió la puerta llamando a dos de los operarios del periódico…-. Sr. Hans Peterson! Sr. Harry Anderson! Vengan a mi despacho por favor!!! 

       Poco después los citados entraban en el despacho, observando a las tres chicas que tenían sus rostros congestionados, viendo como unas lágrimas resbalaban por sus mejillas encendidas, sonriendo al verlas como apartaban al entrar ellos  sus manos de sus traseros, pues claramente las habían escuchado aullar al recibir los azotes, no pudieron verlas como los recibían, pero si habían escuchado el sonido al impactar en sus culos, resonando por toda la redacción…

(Sr. Adams)  -. Bien Sr. Hans y Sr. Harry… las muchachas se niegan a colaborar, pueden contarme ustedes que han escuchado, ya que les he visto que estaban en primera fila, cuando ellas discutían en el servicio tan acaloradamente?

(Sr. Harry)   -. Claro señor!  Yo he escuchado que hablaban algo referente a una contraseña, al parecer, sus dos ayudantes  no habían respondido a ella como correspondía…, y no sé qué… de unas chicas desaparecidas que están buscando y algo sobre otra chica que les había pasado esa contraseña…, pero Hans llevaba más tiempo que yo…

(Sr. Hans)   -. Es cierto… comentaban algo sobre una tal Elena… o Helen un nombre parecido…si, eso es, Helen han mencionado.  Hablando también de una Sra. Henderson una analista, también algo sobre una tal Vanessa, y de otra chica de los suburbios de la ciudad, Yuni Lee creo recordar, además de un tal Frank, y un posiblemente un  jefe llamado Roberts, una de las chicas le recriminaba a otra el haber perdido unos micros, y unas escuchas que Marie tenía que poner en el despacho de su padre, sonaba todo como una investigación que estaban haciendo y que ha terminado mal al parecer, pues decían no sé qué de unos agentes de la agencia Miller, que no han podido descubrir quiénes eran.  Luego hablaban más bajo y no hemos escuchado más que  susurros…

(Sr. Adams)  -. Bien gracias! Pueden retirarse los dos…Y  muchas gracias,  por su colaboración ha sido una gran aportación. .-  Una vez salieron del despacho los dos hombres, cerró el Sr. Adams la puerta, descolgando de la pared un paddle de madera barnizado con barniz oscuro… -. Vaya! Esa noticia si es muy preocupante!  Debería daros en el culo con este paddle a las tres!!!   Pero lo que han informado estos dos empleados, me deja al margen de todo esto, debo informar a tu padre por la gravedad del tema y que él decida que se debe hacer con estas dos jóvenes, ya que contigo ya me figuro que va a suceder, vas a permanecer castigada mucho tiempo sin salir de casa, eso como mínimo...aparte de una azotaina de las buenas!!!   Dado que no has aprendido la lección de estos días,  aunque no ha salido a relucir el tema del  Fiscal, espero por vuestro bien que no lo hayáis involucrado, consintió en perdonaros a vosotras por ser  las hijas de un buen amigo, sobre todo porque tu Marie y tu hermana Yuni Lee estabais implicadas, aunque exigió un correctivo estricto como solución del problema. Pero no es vuestro caso chicas, espero poder hacer algo dependiendo como se desarrolle  todo esto, no sé qué pensar de ello y mucho menos si podré  hacer algo por vosotras, me habéis caído muy bien las dos, a pesar de vuestro comportamiento de estos días, por lo que me he tenido que ocupar de vosotras, pero en vuestro trabajo sois eficientes estando muy contento con vosotras.  Ahora seguidme las tres…!!! Pues esto, por lo que he escuchado se sale de mis funciones…

  

     Salieron del despacho en esta ocasión caminaban detrás del Sr. Adams, pasando de nuevo por delante de los empleados, contemplando en sus rostros de incomprensión de lo que sucedía, pues todos esperaban convencidos en la redacción, que en breve iban a escuchar sus lamentos al ser castigadas, se cruzaron con algunas de las becarias que las miraron con tristeza. Poco después entraban al ascensor subiendo a la última planta, siendo conducidas a una sala sin ventanas con varias sillas a ambos laterales, y al fondo una puerta por la cual desapareció el Sr. Adams sin decir nada mas.

(Maggie)  -.  Has visto en que lio nos has metido con tu torpeza, mira que te avisaron varias veces que no interfirieras en la investigación, que nosotras nos encargábamos de todo, para ello nos introdujeron en la organización de tu familia…

(Marie)   -.  Cuando Helen te paso la contraseña, debías de haber buscado la forma de ponerte en contacto conmigo,  y lo sabes bien que era tu obligación, pero no! decidiste  darme largas seguro que por tu soberbia de que todo lo sabes mejor que nadie.  Sabes muy bien que esa contraseña me la dio el propio Sr. Roberts, para utilizarla exclusivamente en caso de haber cambios serios, y desde luego que los ha habido.  Siendo estos muy  importantes!  Están equivocados tus jefes en Londres, las chicas que la Sra. Henderson  informo su desaparición, y que  buscábamos.  Las hemos hallado a todas, y para nada están desaparecidas, las únicas gemelas viven con el Fiscal General en su casa, trabajan en la casa en el servicio a cambio de estudios y la manutención de las dos hasta que acaben su carrera. Las que buscáis no están en la organización de mi padre como se sospechaba… Es cierto que hay ciertos manejos turbios en su organización, en los cuales no hemos podido averiguar gran cosa, son muy cautelosos con sus manejos y eso desconcierta a cualquiera, sobre todo a mí que todos estos años he vivido engañada. Lo único que nos ha abierto los ojos es la muerte de mi tío Thomas, fue algo muy sospechoso por como sucedió, asesinado por sus propios guardaespaldas, eso conociendo a mi tío es completamente imposible que sucediera, y encima a la salida de los juzgados, de forma pública siendo  una  contrariedad   para la investigación…

(María)  -.  Si era tan urgente contactar con nosotras, podías haberlo hecho de una forma más sutil.  Y no destruyendo nuestra tapadera, ahora que vamos hacer ya has oído al Sr. Adams? Esto se sale de sus funciones, y nos va a entregar a las autoridades!   Tenemos que dar fin a todo esto apretando el botón del pánico, y que nos saquen de aquí, rápido!

(Marie)  -.  Yo de ti no lo pulsaría…!  Hay claros indicios que las chicas que busca el MI-6,   podrían estar en poder de los Castello, es una organización rival del Norte, del estado colindante al nuestro. Nuestras familias siempre han estado en clara disputa por el poder, por lo que he podido averiguar son rivales desde la época del abuelo de mi padre, hace casi un siglo de eso.  Por lo visto es una organización con mucho más poder, todo indica que esa organización es más oscura por todo lo que la rodea.  Al no ponerte en contacto conmigo, Maggie!  No me dejaste otra alternativa que ponerme en contacto con Londres, ellos me han dado instrucciones para vosotras, y te aseguro que no te van a gustar nada. Además debo añadir que están muy disgustados con vosotras, por la forma que habéis llevado la misión, sabíais la importancia de infiltraros estando Thomas con las riendas del periódico. Pero hay algo que me tiene intrigada. Ahora he averiguado por el Sr. Roberts, que mi tío Thomas era el topo que informaba al MI-6, era él quien llegado el momento debía hacer lo imposible por infiltraros, algo que tengo mis reticencias pues mi tío nunca creería  que fuera un chivato. Y ahora vuestra única vía de información que os queda, dentro de la organización de mi padre, soy yo!  Pulsa el botón del pánico!  Ahí afuera he visto un teléfono en el vestíbulo, usadlo si lo deseáis, veremos si acude alguien a sacaros de aquí! Por vuestra culpa! Por no responderme en su momento, todo ha variado un mil por cien.  

(María)  -. La agencia no permitirá que nos suceda nada, nos sacaran de aquí ahora mismo, voy a llamar ahora que aún podemos hacerlo, guapa!!!  Nadie nos va a volver azotar el culo de nuevo.

(Maggie)   -.  Tranquila María, yo misma saldré a llamar dado que soy  vuestro  superior, es una lástima que no podamos quedarnos a ver cómo te disciplinan… me hubiera encantado ver cómo te castigan por jugárnosla!!!

(Marie)  -.   Sabes Maggie cual es la palabra clave para detener la investigación y volver a casa, en caso de haber novedades o cambios?

(Maggie)  -. Claro que la conozco, soy vuestra superior y la única responsable en la misión, y deberíais darme cuenta a mí de todo llegado el momento. Esa clave solamente la conozco yo!

(Marie)   -.  Eso era antes… Te suena de algo esta palabra?  “Crisálida” la conoces? Esa es la clave que te dieron verdad?  Sabes qué significa? Ahora me debéis rendir cuentas ante mí, soy vuestra agente superior por orden del Sr. Roberts!   El cual está muy disgustado con vosotras dos! Tu obligación al recibir la clave que me dieron, era para ponerte en contacto conmigo inmediatamente, al no hacerlo tú como era tu obligación. He tenido que pedir instrucciones a Londres, el mismísimo Sr. Roberts me ha comunicado que debía ponerme en contacto directo con vosotras, aunque descubriera vuestra tapadera y daros las novedades de los cambios que ha habido, las cosas han cambiado dado las nuevas pruebas. Aunque ahora temporalmente  vosotras debéis continuar aquí infiltradas, según sus palabras mucho me temo que vais a tener que tolerar lo que acontezca de estos hechos de hoy. Ya que no nos seréis de ayuda en el periódico, mientras no volváis a ganaros su confianza.  Yuni Lee y yo viajaremos a la zona del norte al haber descubierto que los padres de Yuni Lee siguen vivos, nos será fácil introducirnos porque ya está mi padre organizando el viaje, al igual que mi tío al que vais a conocer seguramente hoy.

(Maggie)  -. Quedarnos aquí!!!   Cuánto tiempo?  Esto es un infierno!!  Ese Sr. Adams es un cerdo, que a la más mínima nos baja las bragas para azotarnos el culo, es un monstruo!!!  Llevamos una semana y ya nos ha castigado dos veces que nos ha hecho ver las estrellas.  La primera vez… debo reconocer que nos la buscamos nosotras, la merecíamos… la verdad…nos pasamos de la raya las dos.  Pero la segunda no había motivos, solamente discrepamos del vestuario que llevamos puesto.  Los días sucesivos también nos zurro por pequeñas cosas, algunas sin ser nosotras culpables, como ayer que un operario llego tarde al trabajo y recibimos nosotras saliendo él de rositas.

(Marie)  -.  Según creo, por el enfado del Sr. Roberts, desea dejaros en sus manos para que se ocupen de vosotras dos como lo crean conveniente, solamente puedo deciros que eso me suena muy mal.   Algo similar me dijo mi padre hace unos días y nos dejó en manos del Fiscal General teniendo que vivir en su casa unos días… No os lo recomiendo, fue un infierno! Cuando os reclamen al despacho, debéis darles esta tarjeta con un número de teléfono.

(María)  -.  Pero… Este teléfono es de la central de Londres del MI-6!!!

      Durante tres horas permanecieron en la sala de espera, paseando de un lado a otro por su nerviosismo, pero sobre todo por la extrañeza que debían entregar la tarjeta, eso era tanto como confesar que eran espías extranjeras, se sentaban en las sillas durante unos minutos, para levantarse de nuevo al no poder aguantar sentadas, al ponerse en pie no hacían más que aligerar la presión del elástico de sus braguitas, al estar las tres solas no mostraban pudor de mostrar su prenda íntima.  Marie cuando las veía como se bajaban las bragas un poco, negaba con la cabeza como pareciéndole mal lo que hacían, a ella también le molestaba el elástico de sus bragas, pero únicamente se ahuecaba la prenda lo justo para aliviar la presión tan molesta, pero las mantenía bien tensas y bien colocadas en su lugar.

(Marie)  -. Yo de estar en vuestro lugar me subiría las bragas y rápido!  Como se habrá esa puerta y descubran como las lleváis no quisiera estar en vuestro lugar.

(Maggie)  -. Es que son muy molestas, no entiendo cómo pueden obligarnos a utilizarlas!!! Cuando  era una niña  las había usado como todas las niñas y no recuerdo que molestaran tanto el llevarlas!!!

(Marie)  -.  Seguro que cuando erais unas niñas si hacíais una travesura os daban unos azotes y ya estabais bien servidas.  Dolía el culo un rato y nada más!  Aquí cuando nos dan una azotaina, se aseguran que no te puedas sentar cómodamente durante dos semanas como mínimo… Por eso son tan molestas, sobre todo el elástico y las costuras, llevando el culo inflamado es un verdadero incordio,  por esa razón nos hacen que las usemos, para que lo pasemos mal mientras tengamos el culo en este estado. Al igual que usar faldas tan cortas, es para que pasemos vergüenza continuamente, se aseguran que no te atrevas a portarte mal o tener nuevos errores en una temporada.  Ahora hay cosas que os extrañan, pero pronto aprenderéis que en este mundo, por cualquier motivo por leve que sea, lo interpretan como una ofensa o falta grave…  Ya aprenderéis… Por eso os aconsejo que os subáis las bragas, el llevarlas mal puestas es una falta grave, siendo el castigo muy severo…

(María)  -.  Es que en este país tuyo son todos unos MONSTRUOS NEANDERTALES…!!!

     En ese momento justamente la puerta se había abierto sin percatarse ninguna de las tres chicas…

(Sr. Adams)  -. Con que Monstruos y Neandertales verdad jovencita?  Ahora veras pequeña sinvergüenza!!!

     Cuando María escucho la voz a su espalda su cuerpo se estremeció, sobre todo al verse echada sobre las rodillas del Sr. Adams  momento que le levantaba la falda y dejaba al descubierto sus braguitas bajadas.

 (Sr. Adams)  -. No te da vergüenza como llevas las bragas?  Porque las llevas así como una desvergonzada?  Tú y Tú levantaros la falda a ver como las lleváis!!! .- Marie fue la primera en levantarse la falda mostrando sus braguitas por delante y dándose la vuelta mostro sus braguitas por el trasero. -. Marie puedes bajarte la falda, a ver tú! .- Maggie avergonzada se la levanto poco a poco imitando a Marie, primero por delante y cuando se giró para mostrar el trasero, lo hizo tímidamente viéndose que pretendía ocultar las braguitas al demorarse en obedecer. Hecho que hizo al Sr. Adams dejar en pie  a María poniéndose en pie él también y aproximarse a Maggie levantándole la falda el mismo, al ver como llevaba las braguitas se las bajo de un tirón colocándola bajo su brazo, comenzando a darle una serie de buenos azotes en su trasero desnudo, pronto tuvo el culo como un tomate, además de las marcas violáceas de días anteriores.  Dejo a Maggie en el suelo, girándose y agarrando a María de nuevo, colocándola bajo su brazo le levanto la falda de nuevo y le bajo las bragas a las rodillas… -. Así es como vais vestidas desvergonzadas, os voy a enseñar cómo debe vestir una jovencita correctamente!!! Ya podéis ir entrando al despacho sinvergüenzas!!!

     La primera en entrar fue Maggie sobándose el trasero, sobre su corta falda azul turquesa llevando las bragas a la altura de las rodillas,  quedándose parada nada más cruzar el umbral de la puerta.  Tras ella Marie entraba que al ir mirando hacia atrás no la vio detenerse,  chocando  con el cuerpo de Maggie al no verla casi cayendo las dos al suelo, pues tras ella iba el Sr. Adams con María bajo su brazo izquierdo, aun  asestándole sonoros azotes en el culo, mientras la joven pataleaba con sus piernas en el aire lanzando patadas.  Una vez entraron depósito a María en el suelo, mientras volvía el Sr. Adams sobre sus pasos para cerrar la puerta del despacho, María miraba a sus amigas mientras se sobaba el culo a dos manos, con su rostro contraído por el dolor, pero extrañada al igual que Maggie al ver una mesa alargada de unos ocho metros, y al otro lado de la mesa ocho hombres que las observaban. La menos extrañada fue Marie al reconocer a todos aquellos hombres, se hallaban sentados de izquierda a derecha, el Alcaide de la ciudad, el Fiscal General, dos guardaespaldas del Fiscal de pie tras él, el Sr. Charlton y su padre Clark Miller, pero lo que había dejado pasmadas a Maggie y María fue ver al Sr. Sheraton jefe del MI-6 y al Sr. Roberts sentados a la mesa.  

(Sr. Clark Miller)  -. A ver muchachas subíos las bragas, ya llegara el momento de bajároslas… pero no ahora!!!  Williams que ha ocurrido para que estemos viendo, esta escena indecente?

(Sr. Adams)  -. Ya te puedes imaginar Clark que ha ocurrido! Estas dos muchachitas son muy eficientes en su trabajo, pero como a todas las chicas con tanta soberbia como ellas, se les va la fuerza por la boca, nos han llamado a todos nosotros Monstruos y  Neandertales, solamente les he dado su merecido por insultos, pero además me las he encontrado con  sus bragas bajadas, de ahí esa escandalosa escena.   Sr. Roberts si se preocuparan de educar  a su personal en las escuelas de primaria como se debe, serian más educadas y con mejores modales!!!   Nos las tendrían que dejar a mí esposa y a mí, para  enseñarles buenos modales viviendo una temporada en nuestra casa, iban a volver muy modositas y educadas… les hace falta mucha disciplina…

(Sr. Clark Miller)  -.  Ya comienzo a comprenderle amigo Roberts cuál es su problema, en su país no debían haber suprimido los castigos corporales, le garantizo que son muy necesarios para que niñas como estas, tengan más respeto a sus mayores como se espera de ellas.

(Sr. Roberts)  -. En mi país no creemos necesaria esa disciplina, y usted no puede hablar demasiado alto de ello, pues según he oído su hija contradice sus propias palabras, creo que también les ha causado graves problemas estas semanas.

(Sr. Clark Miller)  -.  Se vuelve a equivocar de nuevo, mi hija siempre ha sido mal influenciada por su madre, sabía  usted Sr. Roberts que mi esposa es compatriota suya, cuando nos casamos me dio algunos problemas, hoy en día no se atrevería hacer tal cosa, y ello se debe a la disciplina, mi hija era muy disciplinada hasta el día que fue a su país de viaje de fin de carrera, fue volver y comenzar a dar muchos problemas, lo que deja clara su mala influencia inglesa.

(Sr. Roberts)  -. Por ello estamos en esta ciudad, necesitamos de su ayuda para enseñar disciplina a estas dos jóvenes, nos han dejado en muy mal lugar en la agencia… y eso es algo que no vamos a consentir. No estamos acostumbrados que nuestro personal robe información confidencial, y se tome la justicia por su mano. No llego a comprender su comportamiento, y por lo que su supervisor de disciplina nos ha comentado nos ha dejado estupefactos, por ello hemos cogido el primer avión y les hemos rogado retrasaran esta audiencia hasta que llegáramos,  deseábamos estar presentes en esta audiencia, así como decidir con ustedes qué medidas se deben tomar… Aunque la medida del Sr. Adams me parece muy acertada. Es una verdadera lástima que la analista de la Sra. Henderson haya vuelto a Londres, fue su cómplice desde el primer momento y viajo a su estado independiente sin autorización.

(Sr. Clark Miller)  -. Puede estar tranquilo en ese aspecto, le garantizo que el viaje de vuelta no le resultaría nada cómodo a su analista. Es más, es posible que a día de hoy aun sienta sus consecuencias…

    María y Maggie no se creían lo que estaban escuchando, ellas que pretendían pulsar el botón del pánico para que las sacaran de esa inmundicia de estado, y las estaban vendiendo al mejor postor, ahora comprendían lo que les decía Marie al decir que no les iba a gustar. También comprendían el comportamiento de sus superiores, con esa estratagema no investigarían nada, cayendo en saco roto todo lo que había pasado esa mañana, no dándole importancia alguna a los hechos.  Pero ellas se habían convertido en la carnada para los tiburones, se miraban aterradas entre ellas, al mismo tiempo que estaban admiradas, por la inteligencia de sus jefes dando una solución  del problema, daba por nula la posibilidad  de una investigación hacia ellas.  Se hacían cargo de su situación y las lágrimas descendían por sus mejillas al verse acorraladas, pues ya se imaginaban como acabaría su situación, y no les parecía nada alentadora, por lo que no iban a salir de una forma muy airosa. Por ello le había dicho Marie cuando recuperen la confianza hacia ellas, ahora Maggie veía claro sus palabras aunque la acongojaban.  Marie a su lado viendo con sus propios ojos lo que sucedía, no daba crédito a lo que escuchaba, estaban vendiendo como carnada a su personal infiltrado.

(Sr. Charlton)  -. Que le parece a usted Sr. Fiscal, la solución que han propuesto le parece bien? A mí personalmente me parece muy acertada.

(Sr. Fiscal)  -. Desde luego estoy de acuerdo contigo Charlton! Ahora que mi casa ha vuelto a la normalidad, no deseo volver a comenzar de nuevo, estoy conforme!

(Sr. Clark Miller)  -. Entonces asunto resuelto, el matrimonio Adams  se ocupara de disciplinarlas como corresponde viviendo en su casa desde este momento, las muchachas quedan bajo su tutela  Williams!  Está usted de acuerdo? Y… lo estará su esposa Ingrid?

(Sr. Adams)  -.  Mi esposa estará encantada de tener niñas en casa de nuevo, solo nos resta valorar el tiempo que sería necesario… Yo las conozco desde hace apenas cinco días, son muy rebeldes siendo sobre todo soberbias e engreídas, ariscas, rebeldes, ingobernables, malos modales, irrespetuosas, mal habladas, dicen tacos oscos y mal sonantes que harían enrojecer a un cerdo, un animal que se ofendería con ellas al lado, siendo necesario una buena lavada de boca con jabón.  Un mes no sé si sería suficiente, hacerlas cambiar sus malos modales y esos malos hábitos no va a resultar fácil, pero en ese tiempo se podría hacer una primera valoración para ver sus progresos.

(Sr. Clark Miller)  -. Entonces que sea un mes por el momento, pasado ese tiempo haremos un estudio de los informes que nos faciliten de ellas.  Si no hubiera cambios tomaríamos otras medidas más eficaces.

(Maggie)  -. Y nosotras no tenemos nada que decir viejos Neandertales?   No estamos de acuerdo que nos avasallen y pasen por encima de nosotras sin tenernos en cuenta!!!

(Sr. Clark Miller)   -. En ese caso no las vamos a obligar,  verdad?  Sr. Alcaide llame a la policía y que las detengan, con suerte en unos seis meses será el juicio por espías extranjeras, la condena según las leyes de este país serán de diez a quince años de cárcel con suerte, veinte si el Fiscal es férreo con la ley y para vuestra desgracia lo tenéis aquí presente, por lo que serán veinte seguramente!  Preferís eso?

(Sr. Roberts)  -. Chicas deberíais pensarlo mejor, además estoy de acuerdo en que un poco de disciplina no os vendrá nada mal, vuestro comportamiento así lo requiere e iros a la cama,  bien calentitas una temporada es mejor que la cárcel, en un país ajeno a los derechos humanos.

     Las chicas ante la alternativa dada no tuvieron oportunidad, tuvieron que tragarse una vez más su orgullo y  aceptar sin más remedio.  Habían escuchado lo que sucedía en las cárceles de ese estado, no sobrevivirían ni un año en ellas, así que accedieron a desgana al no tener ni una mínima vía de escape y seguridad para ellas.

(Sr. Clark Miller)  -.  María López y Maggie Madison… Los miembros de esta junta extraordinaria han valorado tomar la decisión final.  Seréis puestas al control disciplinario bajo la experta experiencia del matrimonio Adams, estaréis durante un periodo indeterminado de tiempo,  bajo la responsabilidad del matrimonio Adams, por lo cual tienen sobre vosotras autoridad para decidir qué medidas disciplinarias deben tomar. Tenemos otros recursos más efectivos, pero dado que el súper intendente del MI-6 aquí presente y su agente responsable de la agencia, la cual valoramos  teniendo en cuenta su opinión tras haberse disculpado ante nuestro gobierno. Aunque creemos que nos están ocultando los verdaderos  hechos, vamos a aceptar que el Sr. Sheraton se haya tomado las molestias de acudir personalmente, a esta audiencia extraordinaria disciplinaria.  Con lo cual no vamos abrir una comisión de investigación, con reticencia por nuestra parte ante los hechos acaecidos, vamos aceptar que estos hechos han sido llevados a cabo por dos señoritas soberbias, y que su ambición por ascender rápidamente las ha llevado a obrar de manera inadecuada. Debo advertirles a ustedes dos jovencitas!  Que no nos creemos en absoluto la explicación de sus responsables, pero nuestro gobierno nos ha instado a no hacer nada, ante la posibilidad de romper las relaciones diplomáticas entre nuestros gobiernos, y para que aceptemos su buena voluntad, nos han retirado las sanciones ilegales que mantenían impuestas de exportación e importación  de nuestros productos alimenticios. Pasado un mes nos reuniremos para valorar vuestra situación, si la mejora es aceptable seguirían bajo la custodia de los Adams, de no ser positiva tomaremos medidas más eficaces, como el ingreso inmediato a prisión.   Sr. Sheraton desea decir algo a sus agentes?

(Sr. Sheraton)  -.  Jovencitas no hay que decir que han sido las dos suspendidas de sus cargos, la teniente Maggie Madison y teniente María López, han sido suspendidas de sus cargos, siendo retiradas de forma inmediata por su conducta inmoral…  A modo personal añadiré,… que muy gustoso optaría por el sacarme el cinturón poniéndolas  sobre mi regazo  y ocuparme de las dos como se merecen… Me va a satisfacer poder contemplar cómo se van a ocupar de ustedes dos.

      Mientras hablaba el Sr. Clark Miller las dos muchachas veían como se colocaba a su lado Marie, obligada por el Sr. Adams que la había agarrado del brazo obligándola avanzar hasta ellas. Momento que las chicas vieron levantarse de su silla, a uno de los hombres sentados en aquella mesa, la cual les recordaba en apariencia a la mesa de un tribunal de justicia.  Quedándose las dos  jóvenes heladas ante la apariencia física del hombre en cuestión, pues las dos le observaban como si este fuera de otro planeta, por su apariencia física al colocarse al costado derecho del Sr. Adams de un metro noventa de estatura, viendo aterradas como el caballero le sacaba la cabeza al supervisor, debiendo medir de estatura más de dos metros, fijándose María y Maggie en sus enormes manos, sobre todo en el momento que ambos hombres se estrecharon sus manos, viendo como la mano derecha del Sr. Adams parecía pequeña al lado del caballero y las del supervisor ya les parecían unas manos enormes.  Temerosas observaron como ese señor después de estrechar su mano, paso por delante de ellas colocándose al costado izquierdo de Maggie, quedando entre los dos hombres las tres muchachas.  Maggie tuvo que levantar su cabeza articulando el cuello completamente, para ver la envergadura del hombre que se había colocado a su lado. Al bajar la mirada la fijo en su enorme mano derecha, sobre todo cuando el hombre se tuvo que inclinar para agarrarla a ella de su mano izquierda, Maggie se veía a su lado como una niña de ocho años de edad, dado que su cabeza quedaba a la altura del ombligo o poco más, permaneciendo a su lado hecho que aterro aún más a la joven, actuando como una autómata acariciándose el culo sobre la falda, al tiempo que se estiraba del elástico de las braguitas, mientras su mirada estaba clavada en aquella mano que la mantenía sujeta, viendo como su manita izquierda desaparecía  como engullida por la mano del caballero. Aquella mano era tan enorme que una raqueta de pádel seria pequeña a su lado.

(Sr. Clark Miller)  -. Sr. Charlton cuando usted guste, puede proceder! Williams puedes acercar la silla del Sr. Charlton colocándola delante de nosotros, gracias!  Las demás sillas de esta sala son pequeñas para él…

      El Sr. Adams para poder levantar la silla tuvo que asirla con las dos manos por su tamaño, al ser una silla adaptada a su envergadura, en ese instante avanzo el Sr. Charlton llevando de la mano a Maggie, la cual sentía como todo su ser se estremecía de miedo ante la escena del Sr. Adams, cargando con la pesada silla viendo  el esfuerzo reflejado en su rostro al cargar con ella.  Colocando la silla ante los caballeros justo donde se había detenido el Sr. Charlton, Maggie miraba la silla con sorpresa, pues el asiento quedaba a la altura de su cintura, viendo al Sr. Charlton tomar asiento en la silla y como aun la mantenía sujeta de la mano, la atrajo hacia él al tiempo que cogiéndola por la cintura, la izaba del suelo colocándola sobre sus muslos boca abajo.

    María se quedó sin habla al ver la escena en el momento que su amiga, era acomodada sobre las rodillas de aquel señor, así como al verla como desaparecía ante la corpulencia del citado Sr. Charlton, viendo de ella solamente su cabeza y sus brazos así como sus manos  no tocaban el suelo por ese  lado y sus piernas las cuales no podía ver desde su posición, viendo a través entre las patas de la silla que los pies de Maggie no alcanzaban el suelo.  Marie en cambio al estar algo más a la derecha de María, podía ver las piernas de Maggie y su trasero expuesto, observando mientras aún mantenía la falda cubriéndole el trasero, aunque bajo el dobladillo  de la falda, era visible la parte baja de su blancura  las braguitas de Maggie. 

    Al comenzar la azotaina a Maggie, las chicas escuchaban los tremendos azotes que resonaban por toda la sala. María desde su posición veía como a cada azote que recibía su amiga, cerraba los ojos y apretaba los dientes con claras muestras de dolor,  su orgullo sumado a su soberbia la hacía no aullar de dolor, pero a cada nuevo azote que sentía claramente arder sobre su trasero.  Marie en cambio sí podía ver como la mano impactaba sobre el trasero, viendo como las piernas de Maggie se abrían y cerraban tanto por el dolor como del intenso ardor de  los azotes,  podía ver  Marie como caían en el culo  sobre la falda de Maggie, así como el revuelo de la corta falda a cada azote, viéndole las braguitas al completo,  al igual que podía  ver como se le iba subiendo esta,  por la fuerza de los azotes y la inercia del tejido dejando al cabo de una docena de azotes el trasero de Maggie al descubierto, quedando  expuestas sus braguitas blancas de algodón y como se agitaban sus pequeñas nalguitas a cada azote. A medida que el número de azotes iban sumando uno tras otro, la soberbia de Maggie la iba abandonando empezando a gemir, para poco después la podían escuchar  tanto Marie, como María estremecidas las dos, por como aullaba del dolor a cada nuevo azote que sentía en su trasero, a pesar de tener las bragas puestas poco o nada la podían proteger, ya que la tremenda manaza del Sr. Charlton abarcaba toda la pequeña superficie de su trasero, con lo que cada azote era fuertemente propinado en sus dos redondeces al mismo tiempo, aullando con más fuerza cuando estos caían en la base de su culo,  en el inicio de sus muslos expuestos. Llevaba como unos diez minutos de azotaina, cuando Marie vio como el Sr. Charlton introduciendo los dedos en la cinturilla del elástico de sus bragas, estas fueron bajadas a sus rodillas.   Reanudando la azotaina bastaron unos azotes, para que Maggie rompiera a llorar desgañitándose al gritar de dolor.   Marie desde su posición podía ver como al abrir y cerrar sus piernas, las braguitas bajadas a sus rodillas se estiraban hasta no dar más de sí, trabando así sus piernas en su pataleo, así como ver como las perneras  de las bragas se estiraban dando el máximo de elasticidad, viendo el fondillo de las braguitas en su esplendor como se mantenía tenso por unas milésimas de segundo. Al bajarle las bragas a Maggie, Marie pudo ver lo colorado que tenía el culo, y cuando Maggie de manera alocada meneaba sus caderas, podía verla como sus nalgas pasaban de colorado intenso a un rojo carmesí  muy brillante, así como tras unos minutos más, dada la intensidad de la azotaina a esas alturas, los azotes  las tiñeron de un color claramente violáceo en toda su redondez del pequeño culo, momento que ceso la azotaina y Maggie lloraba desconsolada sobre las rodillas, viendo Marie como el Sr. Charlton acariciaba el coloradísimo trasero de Maggie trazando círculos, mientras Maggie se iba relajando tras haber cesado la azotaina en su inflamado culo, la cual al ser bajada del regazo del Sr. Charlton entro en escena el Sr. Adams, que agarrando a Maggie del antebrazo con el cual usaba esa mano izquierda se sobaba el culo, aunque usaba  sus dos manos, la llevo a la pared del fondo junto a la puerta por la que entraran, en donde la dejo castigada cara a la pared, sujetándole la falda con un imperdible para que no se le bajase, y la obligaba a mantener sus manos sobre su cabeza, no pudiera sobarse el coloradísimo trasero  y los caballeros sentados a la mesa vieran bien el expuesto trasero de la joven.

       El Sr. Adams sin demora fue hacia donde estaban las chicas, agarrando a María López llevándola de la mano  hacia el lugar que la aguardaba el Sr. Charlton sentado, María trato por todos sus medios tratando de escapar, forzando al Sr. Adams ante su forcejeo de huir al castigo, el cual la tuvo que agarrar de la cintura levantándola del suelo, cuando la dejo en el suelo aun forcejeando por escapar… El Sr. Charlton claramente disgustado con la joven, la agarro de la cintura izándola para colocarla sobre sus rodillas, a la cual nada más tenerla bien sujeta la levanto su falda y con esfuerzo dados los frustrados intentos por huir de la joven le bajo las bragas blancas a las rodillas dejando su rojo  trasero desnudo y expuesto…

(Sr. Charlton)  -.  Williams me puedes acercar la regla de madera que tiene el Sr. Fiscal, gracias!

     Williams Adams camino varios pasos hasta el lugar donde estaba observando el castigo, el Fiscal General de la ciudad.

(Sr. Adams)  -.  Sr. Fiscal me presta su regla unos minutos, enseguida se la devuelvo!

    Volviendo sobre sus propios pasos el Sr. Adams entrego la regla de madera al Sr. Charlton, el cual nada más tenerla en su mano, comenzó a darle reglazos fuertes en el trasero desnudo de María, la cual seguía forcejeando logrando soltarse de la mano derecha, llevándosela al trasero para protegerse de los azotes, aunque enseguida su mano fue inmovilizada de nuevo doblándosela sobre su espalda. Ante el intensísimo ardor de su trasero por los tremendos reglazos debido al enfado del Sr. Charlton, la muchacha trato de cubrirse el culo con sus pies, tratando varias veces de apartárselos sin lograr que la joven desistiera de sus intentos. Con lo cual forzó que el Sr. Charlton tomase nuevas medidas disciplinarias, asiendo la cintura de la joven  la levanto lo justo y necesario para apoyarla sobre su muslo izquierdo, al tiempo que separaba la pierna derecha para segundos después, pasarla sobre las piernas de la joven, logrando de esa forma inmovilizar sus piernas,  para que dejara de cubrirse con ellas el culo.  En esta postura la joven quedó con su cuerpo colgando hacia el suelo, pudiendo apoyar sus manos en él. En esa posición su trasero quedaba más alzado y mucho más expuesto para el castigo, que sin más demoras se reanudo la azotaina con la regla  con más intensidad, la joven al no poder cubrirse aullaba del dolor llorando  desesperada por el tremendo ardor.  Con el culo bien marcado con la regla,  cuando el Sr. Charlton considero por los efectos en el culo, decidió dar por acabada la azotaina, el culo de la joven era todo trazos que la regla había dejado, con algunos poros blanquecinos de la piel formando pequeños granitos, los cuales al recibir más azotes sobre ellos, habían supurado al reventarse estos, con pequeñísimas  gotas de sangre que mancharon la base de la regla empleada para la azotaina, que por su rebeldía había resultado ser más severa, que la que recibiera su compañera Maggie, pero su comportamiento rebelde exigía firmeza en el castigo.

    Al depositarla en el suelo. El Sr. Adams claramente disgustado por el comportamiento de la joven, al forcejear en el momento de llevarla hasta el Sr. Charlton, la agarro del lóbulo de la oreja tirando de ella, María trastabillo varias veces con sus propios pies, pues al tirarle de la oreja la desequilibro al tener sus manos  sobándose el inflamado trasero, el cual le pareció que había aumentado de tamaño debido a la inflamación, trastabillando al llevar las bragas bajadas a la altura de las rodillas, la llevo hacia el otro extremo de la sala, dejándola cara a la pared al igual que hiciera con Maggie, con su trasero bien expuesto ante las miradas.  El Sr. Adams era visible su enfado al rebelarse la joven María, aunque ahora después de recibir la azotaina se comportaba de manera muy obediente.  Por lo cual al dirigirse hacia Marie, esta lo miraba aterrada cubriéndose las orejas con sus manos, pues esperaba que las consecuencias las pagase ella por culpa de su amiga María, viendo como llegaba hasta ella y como su rostro cambiaba gradualmente, lo cual calmo a Marie que se esperaba lo peor… Marie ya resignada que era la siguiente ella, avanzo por propia voluntad antes de que el Sr. Adams llegase hasta donde permanecía de pie, avanzo hacia su tío Charlton temblando de miedo, acariciándose con la mano derecha el trasero sobre sus braguitas blancas con dibujos de flores azules.   Cuando en ese momento se abrió la puerta entrando uno de los escoltas del Fiscal.

(Escolta)  -. Sr. Miller!  La Sra. Adams y un grupo de chicas acaban de llegar…

(Sr. Clark Miller)  -. Haz pasar a la Sra. Adams y sus acompañantes.  Ya era hora que llegaran…

    La Sra. Adams entraba poco después con cuatro chicas, las cuales al entrar se quedaron pasmadas e intimidadas al ver aquellos hombres sentados a la mesa alargada  del fondo, pero más les intimido descubrir al Sr. Charlton sentado en una silla de espaldas a la puerta por la que habían entrado ellas, teniendo a su costado derecho a Marie en una posición alarmantemente clara para ellas, deduciendo sin ninguna duda de lo que le esperaba a Marie Miller, como la Sra. Adams iba detrás de ellas, la miraron con claro gesto de incomprensión del porque las había llevado con ella. Pero todas sus dudas se disiparon al ver a las dos chicas con el culo muy colorado cara a la pared, las cuales no habían visto nunca.

(Sr. Clark Miller)  -.  Buenos días Sra. Adams!  Gracias por atenderme teniendo en cuenta que tenía usted trabajo, a primera hora debía usted ocuparse de cuatro becarias, que protagonizaron un altercado entre ellas, y aun así se ha prestado a  acudir a mi llamada, trayendo a las chicas que hemos reclamado, para ser todas ellas debidamente castigadas por su implicación en este desagradable caso…

(Sra. Adams)  -. No puedo estar demasiado tiempo, porque a las muchachas las he dejado castigadas, redactando copias hasta mi vuelta como castigo preventivo, luego debo ocuparme de ellas con calma, debo asegurar que el asunto de ayer no vuelva a suceder en lo sucesivo… Pero por lo que me ha informado sobre estas chicas, su caso requería prioridad por la gravedad.

(Sr. Clark Miller)  -. Lamentablemente tiene usted mucha razón, este es un caso claramente prioritario por esa razón se encuentran aquí,… Jessica Frank Ericsson, Vanessa Rodríguez, Yuni Lee Miller, y Helen Smith al igual que la cabecilla de este grupo de indisciplinadas muchachas que acaban de llegar, mi hija Marie Miller esta también implicada.  Todas ellas acusadas de traición a este país, por su colaboración con dos espías extranjeras que ya han sido debidamente disciplinadas hace unos momentos. Como su sentencia ha sido resuelta, ahora solo nos queda resolver este asunto con todas vosotras de igual forma que a ellas, siendo disciplinadas en esta sala y en este instante.   Para usted Sra. Adams que no conoce aún la sentencia de estas dos muchachas, han sido puestas bajo  supervisión disciplinaria.  Usted Sra. Adams y su marido aquí presente se encargaran de disciplinarlas durante un tiempo sin determinar, pero en el espacio de un mes nos reuniremos para valorar su mejora y comportamiento. Para el resto de acusadas quedaran bajo mi supervisión, al ser mis empleadas y por supuesto también bajo responsabilidad Sr. y Sra.  Adams como supervisores de disciplina, de la empresa Agencia de detectives Miller S.A.

(Helen)  -.  Sr. Miller puedo decir algo, por favor!

(Sr. Clark Miller)  -.  Helen!  Eres mi secretaria personal verdad? A primera hora te he hecho ver mi postura en esta delicada situación en mi oficina, o es que ya no te duele el trasero suficiente? Quieres que me encargue de nuevo de ti al llegar al despacho?   Porque puedes estar bien segura que lo hare!!!  La próxima vez que te utilicen de conejillo de indias, harás más preguntas, en vez de llevar un mensaje sin saber a quién se lo llevas!!!  Y ha vosotras os digo lo mismo, desconocemos si conocíais a las chicas que están detrás vuestra, castigadas de cara a la pared con sus traseros en sintonía como estarán los vuestros en breve, pero de una forma o de otra estáis implicadas en esta trama.  Porque habéis sido nombradas esta mañana en un altercado, que han protagonizado estas tres elementos!!!  Dos de ellas ya han recibido su merecido, ahora le toca a la tercera… Y… para vosotras tenemos algo especial ya que sois las siguientes.  Charlton cuando quieras puedes encargarte de Marie, tu sobrina!    Sra. Adams haga los honores de encargarse de Helen Smith, en vista de sus protestas infundadas, tenga usted en especial cuidado de dar buena cuenta esa conducta.  Tú Williams te encargaras de la escurridiza Vanessa Rodríguez, yo me encargare de Yuni Lee mi hijastra la cual me ha decepcionado de nuevo. Usted Sr. Roberts se encargara de Jessica Frank Ericsson.  Caballeros cuando gusten. Sra. Adams cuando desee usted.

      El Sr. Charlton  se encargó de Marie colocándola sobre sus rodillas, pese a sus protestas alegando que no era responsable de nada, pero de nada le sirvieron a su sobrina, en breve estuvo  su corta falda gris perla levantada,  descubriéndole el trasero cubierto por unas braguitas  con florecillas azules que  le cubrían el culo, los dedos hurgaban bajo la blusa para buscar entre la cinturilla de la falda y la blusa el ribete del elástico de la cintura de sus braguitas de algodón blancas con dibujos de flores azules, bajándole las braguitas a las rodillas. Comenzando la azotaina con la enorme mano con renovado vigor tras haberse encargado de Maggie y María. No tardando Marie en ponerse a llorar al tener aún  muy dolorido el culo, dados los días que había estado en casa del Fiscal General, pataleando con sus piernas ante el intenso ardor.   El Sr. Adams acerco dos de las sillas del fondo de la sala de actos, que habían sido retiradas a la pared izquierda, para crear el espacio disponible de esa audiencia, sentándose su esposa en primer lugar tras haber agarrado a Helen, a la cual tenía a su lado, cogiéndola del brazo  conduciéndola hasta dicho lugar, en el cual su marido le había proporcionado la silla.  A la derecha del Sr. Charlton donde había sido colocada la silla, al igual que el Sr. Adams coloco la suya separada por dos metros a la derecha de su esposa. 

     La cual dio un pequeño pisotón en el suelo con su pie derecho, produciendo un sonido hosco contra el suelo, viendo Helen con los ojos abiertos como platos, como la Sra. Adams se desprendía de un modo tan peculiar la sandalia de tiras de piel negra en el empeine, una sandalia abierta por el talón la cual tras agacharse a recogerla, la puso boca abajo sobre su regazo, mostrando así su suela fina de goma negra apreciándose ser muy sólida, de un centímetro de grosor en la parte más fina, aumentando progresivamente hasta el talón donde sería de unos cuatro centímetros, por lo que en apariencia no era una sandalia ligera lo que la hacía ser más temible, se podía apreciar con claridad que era pesada con su cuarenta y dos de pie que calzaba la Sra. Adams.  Helen aterrada miraba hacia la Sra. Adams como se había soltado así como extraído su pie tras dejar en el suelo su sandalia, con la parsimonia que se la había sacado del pie y la forma metódica de sujetarla la hizo estremecer, así observarla aterrada de miedo sobre su regazo no le apartaba su mirada,   había oído hablar a Marie lo diestra que era en su manejo, temblando todo su cuerpo en el momento que le agarro de su muñeca izquierda atrayéndola hacia ella, haciéndola caer ayudada por sus fuertes brazos acomodándola sobre sus rodillas boca abajo, sintiendo como las dos manos de la señora buscaban el dobladillo de su falda azul marino ondulada por encima de las rodillas, así como se la fue subiendo doblándola con varios dobleces sobre su espalda, así como colocándosela con calma bien en su cintura, bien plegada con varios  pliegues hacia los costados, descubriendo así sus braguitas de algodón color azul celeste con lunares pequeños de colores amarillo, verde, rojo, negro que resaltaban sobre la prenda íntima. Que se las bajo suavemente por debajo de las rodillas, luego Helen sintió como la mano derecha rebuscaba entre su costado izquierdo y la barriga de la señora cogiendo la sandalia de su regazo.  En breve se confirmaron sus peores presentimientos, cuando comprobó por sí misma como dolía la endiablada sandalia de la Sra. Adams, comprobando las palabras del Sr. Clark Miller por  las secuelas de la azotaina matinal, así como lo morado que Helen tenía el culo, con inconfundibles trazas de haber sido castigada hacia poco con un cinturón, que debió ser  el instrumento que su jefe empleara para darle la azotaina esa mañana en la oficina a Helen.

    Su marido el Sr. Adams tras dejar las sillas para su esposa y para el mismo.  Fue hacia donde aguardaba Vanessa observando sus movimientos, en espera que fuera a por ella ya aterrada al verle ir. Ella como siempre no se iba a prestar voluntariamente, por lo que su reacción fue tratar de abandonar la estancia, antes de que le calentaran el culo como le estaba sucediendo en esos instantes a su amiga Marie y Helen que ya ambas estaban llorando, pero al intentar huir el Sr. Adams ya esperaba que lo hiciera por la advertencia del Sr. Clark,  y estaba preparado para atraparla antes de que Vanessa llegase a la puerta, fintando ir hacia a la derecha cuando en realidad se movió hacia la izquierda cortándole el paso.  Fue rápido nada más sentarse en la silla la puso echada sobre su regazo boca abajo, levantándole su corta falda gris perla, seguidamente le bajo sus bragas de algodón de color rosa con florecillas en relieve punteadas, viendo que el trasero de Vanessa estaba blanquito, a pesar de unas aureolas de tono morado y azulado.  En breve Vanessa pataleaba tras sentir la fuerza de la mano, así como la intensidad de los azotes en su trasero que pronto adquirió un tono muy colorado.

    El Sr. Clark Miller por el contrario al levantarse de su silla, la agarro del respaldo cargando con ella, colocando a la izquierda  de Charlton su hermano, se sentó en la silla teniendo a unos metros detrás de él a su hijastra Yuni Lee, a la cual ni siquiera miro hacia ella. La joven observaba  los movimientos de su padrastro con inquietud, su mano derecha la deslizo  bajo su corta falda gris perla como reflejo se acariciaba el culo, mientras contemplaba  como su hermana se debatía  sobre las rodillas de su tío, viéndola como se retorcía de dolor y escuchando los tremendos  azotes de la azotaina que le estaban dando, desde su posición apenas veía la mano enorme subir y bajar, pero en cambio sí podía verle el rostro a Marie congestionado del dolor. Escuchando de fondo los alaridos de Helen que ya estaba llorando, escuchando los zapatillazos en su trasero, aunque no los pudiera ver caer. Observo  como su padrastro dándose unas palmaditas en su muslo derecho, le indicaba con esa acción a Yuni Lee que se acercara hacia él y se tendiera ella misma sobre sus piernas.  A Yuni Lee le temblaba todo su ser, conocía a su padrastro demasiado bien como para saber que era mejor que no se lo repitiese una segunda vez. Pero la aterraba el ver como sostenía en su mano derecha el cepillo de madera que tanto temía ella, su padrastro la conocía muy bien  pues siempre la había considerado como a su propia hija, pero jamás había dudado cuando se portaba mal, en hacerla ir a ella misma al baño a buscar el cepillo, entregárselo estando aterrada tener que  bajarse ella misma sus braguitas, antes de colocarse sobre sus rodillas mientras su padrastro la aupaba con sus manos, pues Yuni Lee no alcanzaba para subirse por sí misma.   Así se acercó hacia él muy temerosa de la azotaina que la aguardaba, al colocarse a su costado derecho introdujo sus manos bajo su falda, bajándose las braguitas ella misma a las rodillas tumbándose sobre su regazo boca abajo, en seguida sintió como le subía su corta falda gris perla tableada, sintiendo en el culo los primeros azotes del cepillo de madera, con el cual empezó a llorar desde el primer azote, pues tenía sumamente sensible su pequeño trasero, tras los castigos en casa del Sr. Fiscal. Aunque durante el día anterior, no recibiera la azotaina por las celadoras como las demás chicas, ella y Marie estaban ambas sumamente doloridas, recibir de nuevo fue muy doloroso como a las demás, aunque tanto Jessica,helen y Vanessa debían de estarlo aún más, porque ellas si fueron castigadas por la mañana con el cepillo por las celadoras.

       El Sr. Roberts imitando al Sr. Clark Miller cargo con su silla, colocándola al lado del supervisor El Sr. Williams Adams, para luego aproximarse hacia Jessica Frank claramente nerviosa al verle parado frente a frente observándose,  tras unos segundos de miradas paso a  agarrarle el lóbulo de oreja izquierda obligándola a caminar hacia su silla vacía. Tomo asiento en su silla manteniendo a Jessica Frank a su costado frente a él, introduciendo las manos bajo del dobladillo levanto la falda con intención de bajarle las bragas de algodón azul celeste con florecillas rojas, al hacerlo se quedó de una pieza sorprendido al ver el sexo de Jessica colgando en su entrepierna.  Jessica Frank esperaba una respuesta de rechazo, pero sorprendida vio una ligera sonrisa en sus labios, viendo como el Sr. Roberts se levantaba de su silla, poniendo los ojos como platos pudo ver como se desabrochaba la hebilla del cinturón, y agarrando la hebilla tiro de ella haciendo deslizarse por las presillas del pantalón, saliendo de un solo tirón al tiempo que lo doblaba a la mitad, para volver a doblar recortándolo aún más. Tomando asiento de nuevo, la coloco sobre sus piernas boca abajo levantándole la falda, el cinturón plegado en cuatro, restallo varias veces con rapidez sobre su culo morado, para luego continuar pausadamente.  Jessica Frank con sorpresa podía sentir que algo presionaba en su costado izquierdo, algo que poco antes no sentía al colocarla sobre su regazo.

      A los pocos minutos estaban las siete muchachas en línea una al lado de la otra, mientras los caballeros estaban reunidos en un coro en pie conversando entre ellos, de tanto en tanto les echaban una mirada observando sus traseros colorados alineados. Por otro lado las muchachas susurraban entre ellas con disimulo para no ser escuchadas, Maggie era la que estaba situada más a la izquierda teniendo a su lado a Vanessa, la cual fue regañada varias veces por la Sra. Adams que las observaba, por darse la vuelta a mirar a sus compañeras.  Vanessa tenía a su derecha a Jessica Frank que se mantenía inmóvil con sus manos sobre la cabeza,  pero Vanessa con su picardía no hacía más que volverse o echar un paso atrás para poder ver mejor, así como bajar una mano a sobarse el culo, siendo advertida en varias ocasiones por la Sra. Adams, la cual la conocía muy bien sabiendo que era lo que buscaba la muy sinvergüenza, siempre mostrándose rebelde tratando de poner a sus compañeras en riesgo. Siendo la que las susurraba para que hablaran entre sí,  provocando así ser descubiertas para  ver cómo les daban nuevos azotes. Por ello trato de hacer que a Maggie la regañasen, pues de ser a ella a quien sorprendiera seguro que le daban unos azotes, algo que Vanessa al estar a su lado iba a disfrutar sobremanera como venganza.

(Vanessa)  -.  Maggie, Maggie! Has visto a Jessica? Has visto como ha manchado el suelo, se acaba de correr…

(Maggie)   -. Cállate de una vez, cotorra!   Y déjame en paz!!!

    La Sra. Adams las escucho hablar a las dos, por ello cuando se quisieron dar cuenta las muchachas, fue el sonido de los azotes propinados en el culo a Maggie, luego fue Jessica la que recibió unos azotes y por ultimo Vanessa.   Los hombres se voltearon a coro todos para ver como la zapatilla caldeaba los traseros.    Unos veinte minutos después sería uno de los caballeros quien dirigió unas palabras hacia la Sra. Adams.

(Sr. Clark Miller)  -. Sra. Adams puede hacer que se retiren las chicas de la sala,  puede llevárselas por favor tenemos que atender asuntos privados.  Ya sabe que debe hacer con las chicas Maggie y María, a partir de este momento dependerán de usted, por lo tanto no creo necesario que pasen por su domicilio a recoger su equipaje, les facilitaremos vestuario de la agencia a partir de este instante!  Cuando Williams las traiga al trabajo utilizaran nuestro vestuario, si cree usted que necesita vestuario para ellas, hágalo saber en la sección de material para que lo pidan a suministros, ya he dado orden de que lleven lo que usted pida y esta misma tarde se lo llevaran a su vivienda, para que dispongan de muda limpia mañana.

(Sra. Adams)  -. No creo que sea necesario Sr. Miller, como bien sabe usted en la sala de mantenimiento, dispongo de mudas de repuesto para las chicas, sobre todo de bragas que suelen ensuciarse a menudo estas cochinas!!!  A este par de mocosas se las voy a cambiar ahora mismo, esas bragas que llevan puestas no son de las oficiales, estando restringidas para ellas utilizar ese modelo de bragas.  

      La Sra. Adams fue hacia las chicas subiéndoles las bragas, subiéndoselas bien arriba marcando el elástico en sus nalgas bien prietas, por lo cual todas protestaban de dolor al subírselas por la presión del elástico.   En cambio al pasar junto a María lo que hizo fue hacerla inclinarse bajo su brazo izquierdo, levantándola del suelo para sacarle las bragas blancas por sus pies, la dejo en el suelo de nuevo sin bragas temporalmente, lo mismo hizo con Maggie para quitárselas.  Luego abriendo su bolso que lo había dejado en el suelo a la entrada, extrajo de él un par de bragas limpias, poniéndoselas primero a Maggie que protestó airadamente al ponérselas, ya que a diferencia de las que llevaba, las que le había puesto eran de talle alto notando como el elástico mordía sus nalgas por la base de ellas, resultando muy molestas llevarlas puestas, dando la impresión de ser una o dos tallas más pequeñas. María también su protesta fue airada, sobre todo al subírselas por encima de la cintura.  Todas salieron de la sala de audiencias meneando sus caderas molestas por las bragas incomodas, al llevarlas más arriba de lo que solían ponérselas ellas. Pero a pesar de lo molestas que estaban, ninguna se atrevió a aligerar la presión del elástico que las perneras ejercía en sus inflamadas nalgas, pues la Sra. Adams tenía la costumbre de revisar las bragas y su estado cuando menos era de esperar, fue la propia  Vanessa la que advirtiera a María y Maggie, que no lo hicieran cuando sus dedos se disponían a aligerar el elástico.

    Bajaron al vestíbulo en dos de los ascensores, bajando Maggie, María, Yuni Lee  y Jessica en uno, en el otro bajaban Vanessa, Helen y la Sra. Adams.  Nada más salir del ascensor en el vestíbulo, la Sra. Adams ni corta, ni perezosa les reviso las prendas íntimas a Maggie, María, Yuni Lee y Jessica por si al bajar solas en el ascensor se habían bajado el elástico de las bragas, fue suerte que no lo hicieran ninguna. Pero si se dio cuenta de algo inesperado, dándose cuenta que faltaba una de las chicas…

(Sra. Adams)  -. Habéis visto a Marie? Donde se habrá metido esta niña, va a ver lo que es bueno cuando la agarre!!!

      Marie fue la primera a la que la Sra. Adams le subiera las bragas, por lo que al ver el escándalo que hacían las chicas al subirles las bragas, aprovecho la situación que los caballeros no se perdían detalle, al levantarles las faldas para subirles las bragas bien arriba. Marie se escabullo hacia el servicio de la sala de audiencias, aprovechando para ir al servicio hacer pis. Se encontraba en sus cosas sentada en el inodoro con las bragas bajadas, cuando escucho carcajadas y risotadas de los caballeros, sobre todo lo que más la escamo fue comentarios del Sr. Sheraton y Sr. Roberts que habían entrado al servicio, creyéndose a solas hablaban sin tapujos entre ellos.

(Sr. Roberts)  -.  Te has fijado en sus rostros?  Que cara se les ha quedado de la sorpresa al vernos!!!   Pagaría el doble por verlas en los días sucesivos, como se encargan de esas dos arpías!!

(Sr. Sheraton)  -.  El doble? Pagar doscientos de los grandes por lograr que castiguen a esas endiabladas mujeres está bien, pero el doble serian cuatrocientos de los grandes.  Es cierto que bien los ha valido por castigarlas, es una lástima que hayamos tenido que recurrir a esta pantomima para lograr nuestro objetivo y poder vengarnos de esas dos!!!  Urdir todo este embrollo nos ha costado lo nuestro conseguirlo, pero el resultado bien lo ha valido… Si!  Creo que si hubiera pagado esos cuatrocientos mil dólares con gusto.

(Sr. Roberts)  -. Esta pantomima nos ha venido que ni pintada, hemos descubierto donde pueden estar esas gemelas, gracias a esa ingenua de Marie Miller ahora podremos dar con su paradero, debemos dar con ellas antes que su padre lo logre, tenemos que deshacernos de ellas a todo coste, pues ellas son las únicas testigos que nos escucharon nuestro plan de venganza contra Maggie y María, si las encontraran otros que no fuéramos nosotros, podrían recuperar sus galones y sus puestos de nuevo en el MI-6, siendo nosotros los que fuésemos a la cárcel.

(Sr. Sheraton)  -. Eso no sucederá! Puedes estar tranquilo!  Jamás nuestro país conseguirá la extradición de las chicas, hemos pagado mucho a los Castello, lo que resulta una contrariedad que esas malditas gemelas las puedan estar ocultando ellos, deben de estar pagándoles mucho para encubrirlas. Pero una vez nos deshagamos de ellas, ya no importara nada.  Lo que sí es una lástima, es que no nos podamos quedar para asistir a esos eventos extraordinarios que organizan, los voy a echar de menos en nuestro país.    Nos vamos?    Si no perderemos el avión… Y debemos informar a nuestro gobierno, que no hemos logrado la extradición de nuestras agentes, que será muy complicado que las volvamos a ver de nuevo, al menos con vida!!!

(Sr. Roberts)  -.  Ja, Ja, Ja… Pues que pidan su extradición, los documentos los debo enviar yo! Nunca saldrán de esta!!! Por más documentos de extradición que manden, serán destruidas todas sus peticiones, y las que manden por otros conductos, nuestro buen amigo el Fiscal se encargara de destruirlas!!!   Esas chicas se pudrirán en la cárcel, y de ahí no saldrán jamás con vida, conociéndolas no pasaran el test dentro de un mes, ni de dos, e irán a la cárcel de cabeza… En la cárcel están nuestros amigos que se encargaran de hacerlas desaparecer para siempre!!!

    Marie salió del servicio aun sin creer lo que había escuchado, viendo que los caballeros ya habían abandonado la sala de audiencias, por lo cual Marie pudo salir del edificio sin ser vista por nadie, aun no se creía lo que había escuchado. Estaba totalmente absorta cuando el ascensor se detuvo abriéndose las puertas en el vestíbulo, salió de su trance cuando la Sra. Adams la zarandeaba y sin mediar palabra se vio en el sofá del vestíbulo sobre sus rodillas recibiendo una azotaina con la zapatilla.  Cuando salieron del edificio la aguardaban con un vehículo, enterándose que Maggie y María habían salido en otro vehículo hacia la vivienda de los Adams, tenía que pensar en cómo podría reunirse con ellas, debía avisarlas del peligro que corrían, así como averiguar el paradero de las gemelas para limpiar sus nombres. Algo que sería muy complicado dar con ellas, debían de estar bien escondidas conociendo la gravedad de su secreto, y que las estaban buscando las altas esferas de la red de espionaje político, de renombre como el MI-6 o el FBI, solamente la CIA estaría por encima de ellos.  Teniendo el Sr. Sheraton y el Sr. Roberts ocupando el cargo más alto iba a resultar difícil destronarlos de su puesto. 

(Marie)  -. Tenéis que ayudarme, he de hablar urgentemente con María y con Maggie…

(Vanessa)  -. No creo que esas traidoras quieran hablar contigo, conmigo no cuentes ni en broma… Mira que te lo hemos advertido que no nos creases nuevos problemas, y ya has visto como hemos acabado por tu culpa!!!   Ya te puedes olvidar que te ayudemos, y mucho menos ahora que sabemos que esa fuente de información tuya, son dos espías y traidoras a su propio país, así como al nuestro… Verlas de nuevo podría significar la cárcel para nosotras…

(Yuni Lee)  -. Estas sola en esto!!!

 

FIN 

PRIMERA TEMPORADA…. 

CONTINUARÁ…