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domingo, febrero 17, 2019

EL ABUELO MATERNO Capitulo 14


                                             EL ABUELO MATERNO   Capitulo   14

       …Laura, Megan y Carolina, se sentían muy mal por lo acontecido esa mañana, aunque cada una en su mente tendría un pensamiento distinto, seguramente estuvieran pensando cómo había podido pasar, o recordando lo acontecido, la mente es difícil de leer.   Sobre todo estaban muy avergonzadas de sí mismas, ellas no eran desagradecidas, no era su forma de comportarse, un hecho que hacía sentir una vergüenza que no podían explicar, llevaban una media hora en pie, con sus manos sobre sus cabezas, tenían los brazos adormilados de mantenerlos en esa posición.  Porque no únicamente era el cansancio, al mantener la posición de penitencia a lo sucedido o para meditar sobre lo sucedido, aunque cada una ellas tres, le daba vueltas  a su cabeza como había podido ocurrir, durante varios minutos las tres chicas habían estado forcejeando con sus brazos, mientras sus traseros cada vez sentían como les escocia y dolía más y más, no pudiendo evitar que sus cuerpos se contorsionaran al recibir el castigo y acabando al llegar el final de sus azotainas respectivamente de cada una, acabando respirando convulsamente y aspirando aire llenando sus pulmones de forma agitada,  así como soltando ese aire en forma de suspiro, por haber acabado ese intenso dolor que arreciaba con cada azote del cepillo que recibían.
      Pues la azotaina   había dejado doloridas y agotadas, mientras pasaban la vergüenza de estar con el culo ardiéndoles como si tuvieran brasas al rojo vivo, teniendo que escuchar, permaneciendo de espaldas, como su amiga estaba recibiendo la azotaina que le causaba un dolor excesivo en su colorado y desnudo trasero, acabando aún mucho más ardiente  su trasero así como  dolorido. Así era en el caso de Laura, ella estaba en pie llorando desconsolada, con las braguitas en su boca castigada permaneciendo de espaldas, y escuchando la azotaina de su amiga, sintiendo como Megan comenzaba a recibir la azotaina, aunque no la podía ver, si escuchaba como se desgañitaba gritando con unos “Ayees” estremecedores.
     Pero en la  situación de Carolina era distinta,  para ella resultaba muy angustiosa, así como desesperante. No era posible de imaginar que podría estar en esos momentos pasando por su cabeza, ella había presenciado a su amiga Laura como se contorsionaba y abría sus piernas o las cerraba del dolor acuciante así como abrasador de su trasero y como cada vez se le iba poniendo más y más colorado.  Mientras aterrada pensaba que ella podría ser la siguiente, y ello la hacía sentir una angustia más horrible aun, así como en su estómago revoloteaban mariposas, y daba la impresión que estas eran carnívoras, porque sentía en su vacío, como estas la devoraban en su estómago. De reojo miraba a Megan que tenía su rostro congestionado del horror igual que Carolina, tan angustiada como ella misma.  Al acabar la azotaina a Laura, empezó a respirar muy agitadamente, pues creía ser la siguiente, sus lágrimas se derramaban por sus mejillas y cerraba sus ojos para no mirar. Ni siquiera vio como tía Ingrid le introducía las bragas a Laura en la boca, como tampoco la vio pasar ante ella dolorida y ver lo avergonzada que estaba al tener que llevar sus mojadas braguitas en la boca, aunque si escucho como pasaban ante ella, notando como  su cuerpo se ponía a temblar.
       Entonces escucho que Megan protestaba y se negaba con un “Nooo”… abrió sus ojos confundida en un primer momento por no ser ella la siguiente, compungida de lastima miraba a Megan con mucha pena por ella, viéndola como estaba de asustada,  se negaba a dar un paso.   Teniendo que ser arrastrada sobre sus pies, por tía Ingrid haciéndola avanzar, viendo como era Megan la que era colocada sobre las rodillas del Sr. Adams.  Suspiraba aunque no de alivio por librarse momentáneamente, y de ser la siguiente, porque le aterraba tener que presenciar como castigaban a Megan y luego le tocaría el turno a ella definitivamente. Lo que la hacía sentirse mucho peor, sobre todo al tener que ver cómo le levantaban la falda a su otra amiga, igual que habían hecho con Laura, y ver con vergüenza como le bajaban las bragas de algodón blancas con aquellos dibujitos de flores, ante ella misma.   Blusa azul, falda gris perla sobre su cintura sujetada en la pretina de la cintura,  sus bragas blancas con aquellos dibujos, y su colorado trasero haciendo un contraste de colorido, cuando vio que el Sr. Adams levantaba su brazo con el cepillo de madera en su mano, viendo como el cepillo dejaba una marca blanquecina en el colorado trasero de su amiga, para luego cambiar a colorado, pero a medida que los azotes caían sobre el trasero de su pobre amiga, su culo quedaba todo muy colorado y blanquecino del cepillo, a cada azote podía ver como su amiga protestaba y se retorcía del dolor sobre el regazo, o como su amiga movía  culo entre girando sus caderas.  Viendo como sus piernas se movían descontroladas hacia todos lados o direcciones que le eran posibles, así como las braguitas trababan sus piernas no pudiéndolas abrir o cruzarlas entre ellas viendo como el elástico de las bragas se lo impedía, teniendo en primer plano como quedaba a plena vista el sexo de Megan.  En ese momento giro su cabeza para no mirarla  de la vergüenza, al ver  que su sexo quedaba expuesto descaradamente  a miradas, y que luego sería su propio sexo el que estaría visible. En ese instante al levantar su mirada vio a Laura como sostenía sus bragas en la boca, sorprendía y boquiabierta no comprendía el porqué, aunque en esos momentos no imaginaba  del porqué de muchas dudas y  de tanta vergüenza que sentia, en ese instante tuvo un atisbo de sensatez, y su mente resalto exaltada, ya que ella en esos instantes notaba que el fondillo de sus bragas estaban muy mojadas, incluso sentía como el fondillo desbordado, sus fluidos bajaban por sus muslos, y temblaba de la vergüenza que iba a ser que la vieran como estaba, así como su humedad al quedar su sexo  expuesto como el de su amiga, aunque no vislumbro humedad en el sexo de Megan y si lo vio en el sexo de Laura como brillaba de su humedad, lo que la hacía sentirse muy avergonzada.
      Ninguna de ellas podía imaginar que pensamientos tenían en sus mentes, una u otra, pero claramente los tenían, así como el recordar cómo habían vivido la escena cada una. Como lo mal que lo habían pasado.  Pero eso es algo que la disciplina requiere, ellas se habían portado de tal manera que resultaba imperdonable  su comportamiento, y requería un castigo ejemplar y así les fue planteado por el Sr. Adams, y avergonzadas aceptaron aunque permanecieran en silencio.
      Las muchachas en cualquier otra circunstancia seguramente no habrían aceptado,  pero en sus cabezas o sus cerebros en esos momentos no razonaban con la debida serenidad, y por el contrario podía resultar que sus cerebros si lo pensaron bien.  No se trataba de ellas únicamente, no estaba en juego su alter ego, lo que estaba en riesgo claro era algo más que eso, podría estar en  duda más que una clara y sincera amistad con su amiga Sonia, no era algo pasajero, si no, era más allá de la vida en sí misma, siempre se habían dicho entre ellas que eran más que amigas, que eran como hermanas y su comportamiento no reflejaba esa amistad, el mantenerse en silencio era como decir, … “ Si, somos amigas y hermanas.” .
      Sin desearlo y sin pensarlo, había sucedido aquel malestar con el matrimonio Adams. Las tres estaban muy avergonzadas de su comportamiento, de alguna manera ninguna de las tres pensó detenidamente las consecuencias que podrían acarrearles sus actos, pero no podían dejar que los tíos de su mejor amiga, tuvieran un mal concepto de ellas.   Megan era claramente la más perjudicada de las tres, pues ella no deseaba ser objeto de sus endiabladas intenciones, como si lo pensaban Laura y Carolina, pero incluso ella no dudo demasiado en tomar una decisión, su amistad con Sonia estaba por encima de todo, y no fue necesario que hablaran a solas entre ellas, para tomar la decisión, si quedarse y ser castigadas conociendo muy bien cómo eran los tíos de Sonia en cuestión de disciplina, sabiendo que no lo iban a pasar nada bien. Pero ninguna dudo, la amistad estaba por encima de las graves consecuencias, y las tres las conocían.
      Ahora después de ser castigadas, sabiendo que su castigo no había hecho nada más que comenzar, pues cuando Sonia les contaba con pelos y señales como era ella castigada, así como los días que podía durar un castigo, se les ponía a las tres, el vello de sus cuerpos de punta estremecidas de horror cuando Sonia les relataba, pero aunque la que más se escandalizaba era Megan, por el contrario tanto Laura y Carolina mojaban sus braguitas al escuchar las desventuras de Sonia. 
   
…… Observando…
   
       Veían como la familia Adams sentados a la mesa, estaba comiendo. Mientras ellas permanecían avergonzadas de pie con sus miradas perdidas.  Las tres nunca se habían encontrado en una situación similar, tanto Megan como Sonia sabían las andaduras de sus amigas .   Laura y Carolina habían tenido alguna que otra relación relacionada con el Spanking, aunque para no correr riesgos de que alguien se pudiera enterar de su secreto, solían viajar a la capital, Londres.   Donde podían encontrar casas privadas donde ofrecían servicios varios a muy buen precio, por lo que por separado y alguna vez juntas habían asistido para recibir una azotaina.
       Pero aquello aunque era excitante, no tenía punto de comparación con lo vivido estos últimos días, mientras  con Sonia como cómplice,  urdían planes de cómo se las podrían componer para que los tíos de Sonia, las castigaran a ellas. Megan por el contrario escuchándolas o leyendo sus WhatsApp se escandalizaba y les llamaba locas… “Estáis como una cabra, o peor, como cencerros”.  Solamente el pensar sobre ello esos últimos dias, o la espera del día de coger el avión y viajar, estuvieron esos días que faltaban, con las braguitas que se les humedecían, solo de imaginárselo.
      Pero aunque en esas casas que realizaban todo tipo de servicios, algunas veces se habían visto castigadas mirando a la pared, no era en nada comparable con vivirlo de manera real.  En esas casas privadas alguna vez recibiendo una azotaina, habían llorado un poco, dependía del spanker si era joven o mayor, ya que los de más edad solían ser algo más duros, pero al derramar unas lágrimas,  la azotaina cesaba y  se detenía el spanker, no llegando a más. Por lo tanto aparte del recuerdo de su infancia vagamente, no habían llorado desde entonces siendo unas chiquillas.
    En cambio esa mañana ya lo habían hecho en dos ocasiones, en la habitación y en el salón. Pero algo que avergonzaba a las tres amigas, había sido tener que ponerse esa blusa azul, con la falda tableada de color gris perla, o la ropa interior que debían ponerse, esas horribles braguitas blancas de algodón con esos ridículos dibujitos, la vergüenza no era por vestirse así, más bien era porque durante diez días iban a tener que hacerlo.    Cuando asistían a esas casas privadas, el servicio era excelente en todos los sentidos, y para dichos juegos proporcionaban la ropa adecuada para el rol elegido, proporcionando la ropa interior adecuada y si unas bragas no les gustaban, podían escoger. Alguna vez se habían encontrado que el spanker que les había tocado, les había intentado poner sus bragas en la boca como castigo, negándose ellas en redondo, por lo que no las obligaban.    Y en cambio ahora tenían sus braguitas, empapadas de sus fluidos  en sus bocas, con ese sabor agridulce o salino de sus propios fluidos.   Por si eso no fuera suficiente, desde que recibiesen la azotaina no habían parado de llorar, había ratos que solo sollozaban y moqueaban por los orificios nasales, al no poder coger un clínex y limpiarse, luego el intenso  ardor de sus traseros los cuales no se podía decir a cuál de ellas les ardía y abrasaba más, excepto el trasero de Carolina que había sido castigada más fuerte y más severamente, y no sabía el porqué.    Eso en el caso de Carolina la hacía encontrarse más avergonzada, y como su culo le dolía horrores, con tanto ardor no era de extrañar que al rato volviera a ponerse a llorar desconsoladamente, y sus compañeras también lloraban, bien por la vergüenza o por lo que le dolía el culo a cualquiera de las tres.
       La que más lloraba o moqueaba era Megan, pues ella no era spankee, aunque ello no tuviera nada que ver.   No era lo mismo recibir una azotaina pagando y por placer, que recibir una azotaina completamente real, y sin el consenso de una sesión de pago.   Por lo tanto, en la situación de Megan,  hacía  más de diez años  desde que recibiera una azotaina por última vez, teniendo unos diecinueve años por llegar a casa más bebida de la cuenta. Y solo fueron unos breves azotes, pues su madre enfadadísima se discutió con su padre, porque Megan ya era una mujer y no tenía edad para darle una azotaina.   Ese hecho sus amigas no lo sabían o conocían de ella, pues nunca lo llego a contar.
     Megan era la que peor de las tres lo estaba pasando, en su mente no hacía más que darle vueltas por qué se había quedado. Aquello era demasiado, tenía el culo que le abrasaba y quemaba, nunca le habían dado una azotaina tan severa, y eso que la azotaina recibida en la habitación, ya le pareció algo horrible. No pudiendo  imaginar en esos momentos que pudiera ser peor, y para colmo, tenía que estar en pie y con sus braguitas bajadas, aquello era más de lo que hubiera podido imaginar.
      Laura por su parte se encontraba muy avergonzada de sí misma, su cabeza le merodeaba el pensamiento de cómo podían haber caído tan bajo, su comportamiento tanto de ella o sus amigas era de una gravedad que le costaba creer que lo hubieran hecho ellas, pero ahí estaba con el culo ardiéndole un horror, con su falda levantada y  con su culo desnudo, lo cual aunque le avergonzaba mucho, aún era peor estar ahí de pie, con sus braguitas metidas en su boca.  Con el tiempo que llevaba estando de pie, sus pensamientos aparte de terrible dolor del culo, que tenía presente por ser muy doloroso, así como aquellos horribles pinchacitos que sentía en él, y que deseaba poder apaciguar, sobándose el culo. El estar ahí castigada era algo que jamás se hubiera esperado sentir tanta vergüenza, eran demasiadas cosas vividas en muy poco tiempo, ahora después del tiempo que ya llevaba de pie castigada, a su mente pudo aclarar por qué tía Ingrid le había puesto las braguitas en su boca, porque aún no hacia ni una hora que se las habían puesto limpias, y al bajar al salón ya las tenía muy húmedas. Recordando los comentarios de Sonia,… “ …Mi tía Ingrid lo que más la molesta es que cualquiera de nosotras, nos mojemos las braguitas, eso es algo que la exaspera…” y ella las tenía mojadas en el fondillo de sus braguitas. Por eso ahora estaba muy incomodada consigo misma, pues de llevar puestas sus braguitas detendría sus fluidos, por eso estaba aterrada, pues sus muslos los sentía como varias gotas se deslizaban por el interior de ellos y temblaba de temor a la reacción de tía Ingrid.
      Laura la situada más hacia la izquierda, su cabello rubio a mechas en tono marrón-rojizo con un alisado fino que le bajaba hasta los hombros, y un contundente flequillo recto  bajo las cejas, con ese peinado en otro momento se la vería muy atractiva, pero en ese instante sus ojos rojos de llorar tan solo hacía unos pocos minutos durante esa  mañana, las aureolas de sus mejillas coloradas tanto por la vergüenza, como la tenia de llorar,  su rostro congestionado por el intenso dolor en la parte baja de sus espalda, justamente en su trasero que lo sentía como palpitaba, así como aquel intenso ardor, sumado a  unos picores como si miles de avispas le estuvieran mordiendo las nalgas que  la hacían desesperar, ya que la embargaba casi llegando a la desesperación,  al por no poder llevarse sus manos a su dolorido e inflamado trasero del cual emanaba un intenso calor, en ese momento solo deseaba poder masajearse el culo. Pero tenía un malestar más acuciante, pues se unía a su vergüenza el estar en pie, castigada, y con sus manos sobre su cabeza, a sus treinta y un años, y por si ello no fuera ya suficiente, estaba con las bragas metidas en su boca.  El fondillo de sus propias braguitas húmedas de sus fluidos, lo tenía posado encima de su lengua, algo que hacía sentir nauseas, mientras que con los dientes apretaba la tela del fondillo,  tenía miedo de lo que pudiera  suceder u ocurrir, si por esas arcadas de nauseas que la hacían tener necesidad de toser, las braguitas se le cayeran al suelo. 
     Así mismo temblaba de puro terror, pues entre sus muslo la humedad era claramente visible, como sus fluidos descendían entre sus muslos, y que no podían frotar  uno contra otro, ya que tía Ingrid las había sorprendido a Laura y Carolina frotándose los muslos más de lo que quizás hubieran debido hacer, y las dos fueron regañadas llamándoles la atención, obligándolas a separar sus piernas, para no poder frotarse.   Tía Ingrid, sentada al otro extremo de la mesa, no paraba de observarlas, aunque a veces veía como su mirada iba dirigida a su marido, que se encontraba al otro extremo de la mesa, y estaba a espaldas de las chicas comiendo sentado.
      Megan,  era la que estaba colocada en medio, entre sus dos amigas, era morena con un cabello negro corto, peinado con largo flequillo hacia su lado izquierdo que apenas le tapaba la oreja , al llegar al aeropuerto su peinado era elegante y sofisticado llegando su largo flequillo con la forma de su cara, cayendo por debajo de su barbilla, con un aspecto muy moderno. Ahora en cambio despeinada, pues cuando estaba recibiendo la azotaina su corto cabello con el largo flequillo hacia su izquierda, lo tenía movido por su forma de menearse cuando estaba sobre las rodillas boca abajo y su cabeza colgaba moviéndola  alocadamente de un lado a otro, teniendo su corto cabello  a escasos centímetros del suelo, cuando estaba recibiendo la azotaina con el cepillo.  Ahora su peinado hecho un desastre colgaba el flequillo sobre su cara, teniendo casi cubiertos los ojos, nariz y boca, sus lágrimas  seguían derramándose por sus mejillas.  Cuando era niña recordaba haber recibido alguna azotaina por sus padres, incluso su abuela la había colocado en sus rodillas y le había bajado las bragas, para calentarle el culo, pero eran simples azotainas, recordaba que lloraba más del miedo a su abuela al verla enfadada, que de los azotes que recibía. En cambio la azotaina que acababa de recibir, la había superado, no esperaba que una azotaina en el culo pudiera dolerle tanto siendo una mujer madura.  Ahora se daba cuenta que las azotainas que le daban de niña, eran solo para que viera que había hecho mal, pues aunque lloraba, no recordaba haber llorado tanto como hacía unos minutos, dándose cuenta que las de sus padres solamente eran para que aprendiera, en cambio la que acababa de recibir, era puramente un castigo por haber hecho algo muy grave, y que una falta grave, requiere un correctivo ejemplar.   Aunque conocía bien a sus amigas y a Sonia, siempre se había preguntado porque eran spankee´s o porque les gustaba recibir azotainas. Como era posible que se excitaran de aquella manera, incluso mojaban sus braguitas, como podría ser?. Recibiendo un castigo como el que habían recibido las tres, no llegaba a comprender tal locura. Antes cuando las escuchaba hablar, las miraba con cara de ignorancia por sus gustos, incluso de sorpresa.  Ella no había sentido placer ninguno, solamente mucho dolor, aunque ella al verse en la encrucijada planteada por la conducta de ella esa mañana, de muy buena gana habría salido corriendo por la puerta. Pero a pesar de lo mucho que le dolía el culo en esos momentos, así como la vergüenza que sentía de sí misma, de alguna manera que no llegaba a comprender, entendía que se merecía ser castigada. Y que de haber salido por aquella puerta, no habría fallado a sus amigas, habría fallado a la confianza que habían mostrado y depositado en ellas al permitirlas quedarse en su casa, de haberse ido, les habría fallado y decepcionado al matrimonio Adams.
      Carolina era la que más había recibido, algo que no conseguía comprender. La azotaina que ella había recibido había sido más fuerte y más larga que a sus dos amigas.  Pero la falta la habían cometido las tres por igual, porque a ella le habían dado más fuerte y más severa. Su trasero le abrasaba horriblemente, además sentía que sus nalgas le pesaban, así como aún seguía abrasándole con un ardor más intenso, por el alcohol que le habían puesto, aunque… bufff… había tenido los orgasmos más intensos y largos que había tenido nunca. Aunque cuando le cruzo las piernas el Sr. Adams por encima de las suyas, no recordaba si habría tenido algún orgasmo, pues el dolor de la azotaina era terrible y muy muy doloroso. Pero si recordaba el cómo había sido la cura de tía Ingrid, había sido muy dulce como cariñosa al pasarle las gasas. Pero el alcohol había sido horrible le quemaba como si hubieran cogido una cerilla y prendido fuego.  Aunque ahora se encontraba muy avergonzada, el tener sus braguitas sosteniéndolas en la boca, le había dado vergüenza incluso cuando en videos de spanking había visto esas escenas, pero jamás hubiera pensado que lo iba a vivir ella  de forma y manera tan real esa experiencia. En esos instantes como spankee se sentía realizada por completo al vivir lo que hasta ese momento solo era una fantasía para ella. Pero temía lo que la podía reparar los próximos diez días, quizás. Era la más spankee de las spankee´s, pero además del goce que sentía en su interior, temía lo que faltaba por llegar. Ella como spankee siempre que había recibido una azotaina la había disfrutado, pero su gran temor en esos momentos, es que esa aventura no iba a ser algo temporal y si te he visto, ya no me acuerdo. Una cosa eran sus sentimientos dentro de sí misma, pero lo que realmente estaba viviendo en esos momentos fuera del placer, pues aquello no era un video, y lo estaba viviendo en primera persona. Pero una cosa era cerrar los ojos y rememorar lo sucedido.   Al abrirlos de nuevo se encontraba con la viva realidad, ver en el salón al fondo como era observada por la tía Ingrid, como la llamaban entre ellas cuando hablaban con Sonia, o tío Williams. Verla al final de la mesa, al igual que veía a Susana que no se atrevía a levantar la cabeza para mirarlas, ver a María que según Sonia era la más descarada y pizpireta, como más atrevida de ellas metiéndolas en problemas, la veía que ni de reojo se atrevía a mirar, Sonia a su lado clavada su mirada en su plato y solo levantaba la cabeza para meterse la cuchara en la boca para comer, podía palpar que la atmosfera estaba muy cargada, lo que significaba que los Sr. y Sra. Adams estaban muy enfadados o decepcionados, lo que advertía que habían fallado, les habían ellas tres fallado al matrimonio que les había abierto la puerta de su casa.  Carolina les veía y su llanto por la azotaina recibida aún continuaba derramando sus lágrimas, con su cabello pelirrojo  despeinado y revuelto.  Ella llevaba una media melena lisa que le sentaba de maravilla, aunque ahora su aspecto no era el más atractivo.  
      Pero verse como se veía así misma, la hacía sentirse avergonzada, no únicamente por ser castigada. Pues ello entraba dentro de sus planes, pero no es lo mismo cuando se ha urdido una travesura, cuando se ha planeado y se está a la espera de ser descubierta, para ser llamada al orden acabando siendo castigada. Pues eso lo ve un spanker, y tanto el Sr. Adams como su esposa eran spankers. Por lo tanto saben cuándo se ha organizado un maléfico plan, que las chicas que lo han organizado y acaben estas, recibiendo una azotaina.
      No había sido así… No podía ser peor, lo sucedido en el aeropuerto era algo indecente por su parte.  Si viajan solas acabando sucediendo por descuido, pues dices ha sido un descuido. Pero no había sido así, habían demostrado sin quererlo, pues en realidad ellas no eran de ese modo, siempre habían sido muy responsables.  Pero en cambio el Sr. Adams lo dijo claro, de buen gusto las habría llevado de vuelta al hotel o aeropuerto, porque no las quería en su casa… Así como que al volver habría tenido una charla con Sonia, para prohibirle que llevase a sus amigas de nuevo a su casa.   Que te digan que no las quiere tener en casa, por una escasez de educación, así como moderación en su comportamiento, y lo peor, aunque no lo dijesen, su falta de modestia a la hora de dar gracias por haberse encargado de todo, eso era una carga para ellas, así al menos lo sentía Carolina y debían sentirlo tanto Laura como Megan.
        Enfrascadas cada una en sus pensamientos, vieron aterradas que el Sr. Adams se ponía en pie e iba hacia ellas, tenía esa imagen en su rostro, la misma que al regañarlas, y ahora después de haber comido, seguía con el mismo rostro de decepción y enfado.
(Sr. Adams)   -. Bien chicas! Ahora mi esposa os acompañara a vuestras habitaciones y os meterá en la cama, estáis castigadas el resto del día a permanecer en vuestras camas, ella al acostaros, recogerá vuestras cosas, móviles, tableta, ordenador, cualquier cosa que pueda hacer que estéis entretenidas, un castigo, es un castigo. Y no es precisamente el jugar con el móvil o un libro… seguramente tendréis alguna pregunta que hacer, mi esposa os dará respuesta si lo cree necesario hacerlo, el día no ha hecho más que comenzar, y para vosotras va a ser un día duro, ya que vuestra conducta, así como vuestros modales es necesario enseñaros el valor de la disciplina, y lo vais a aprender… Ahora cochinas poneos vuestras bragas… pobre de la que se las quite o se las baje en la cama. No se os va dar de comer. Luego más tarde mi esposa os preparara algo… ahora no! Porque no seréis capaces de sentaros a comer, y el no comportaros en la mesa como es debido, sería cuestión de daros un repaso nuevamente, y como creo que deseáis descansar del viaje así como meditar de lo sucedido.  A que estáis esperando? Poneos las bragas…
      Laura se sacó sus bragas de la boca, así como darles la vuelta para ponérselas, ya que tía Ingrid las había colocado del revés para que sostuvieran sobre sus bocas la parte húmeda del fondillo de sus braguitas.     Carolina hizo lo propio al tiempo que Laura,  después de sacárselas de la boca, haciendo ascos y a punto de escupir, pero el Sr. Adams delante de las tres le hizo un movimiento de su mano derecha separándola de su cuerpo y a la altura de su cadera, poniendo la palma hacia arriba y moviéndola de derecha a izquierda con un signo claro de darle unos azotes si lo llegaba hacer. Con lo que la saliva que tenía en su boca, tuvo que tragársela haciendo unos gestos de asco.  Megan era la que más fácil lo tuvo, solo tenía que subírselas, haciendo gestos eso si, como aspavientos con sus brazos se las subió lentamente, al llegar a su trasero, lo removió de derecha a izquierda mientras lentamente se las subía y ajustaba a su cintura subiendo su falda para ajustarse bien las braguitas, muerta de la vergüenza, pues para subirse las bragas, tuvo que dejar sus bragas claramente a la vista, así como su poblado pubis ante el Sr. Adams que las miraba. Momento que al tallar el trasero de la falda y arreglársela bajándosela, aprovecho para sobarse el culo primero disimuladamente, y al no ser regañada, a continuación lo hizo con verdadera  ficción sobándose el dolorido trasero, algo que por fin pudo aliviar aquel picor de su trasero.  Laura y Carolina se estaban pasando ya las perneras de sus bragas por los pies, había que ver a las dos, haciendo todo tipo de muecas de dolor en su culo, al agacharse para ponerse las bragas o como Carolina levantaba flexionando su rodilla y no tener que agacharse para ponerse las bragas.  Así como verlas luego encorvar sus caderas de derecha a izquierda al subirse las braguitas muy lentamente, sobre todo al pasarlas por sus nalgas mientras sus labios, como sus rostros, hacían todo tipo de muecas debido al dolor de sus traseros. Y como con gestos de pudor, intentaban subirse sus braguitas sin mostrar su intimidad, así como el vello de sus pubis, algo que no les fue posible evitar. Una vez puestas había que ver como se sobaban el culo las tres chicas. En ese instante tía Ingrid apareció ante ellas, estaban tan ocupadas subiéndose las bragas que no la vieron acercarse a ellas.
(Sra. Adams)  -.  Vamos para arriba desvergonzadas! Subid delante mía, la que se quede atrás, sentirá en el culo la zapatilla, y vais a ver que rápido subís!!! .- A pesar del dolor de sus traseros, subieron las escaleras todo lo rápido que pudieron, sobándose sus traseros mientras subían, Carolina subió agarrándose a la barandilla para ayudarse a subir, y aunque intento subir rápidamente, claramente era a la que más le dolía el culo y más trabajo le costó subir, aunque un par de buenas palmadas  con la mano abierta de tía Ingrid en su culo, la hicieron aligerar y subir a pesar de todo,  desde abajo ver sus coloridas braguitas y como se sobaban el culo, asomando el color colorado bajo las perneras de sus bragas era todo un contraste de color, y una vista incomparable para el Sr. Adams observándolas desde abajo, por primera vez desde que habían llegado las chicas, su rostro sonreía.
    Una vez en el rellano del piso de arriba las adelanto Tía Ingrid, y caminando ella a paso ligero las condujo hacia uno de los baños, poniéndose plantada en el centro del pasillo, y la puerta del baño abierta, ellas tardaron un poco en llegar hasta ella, aunque intentaron seguirla a su paso, tuvieron la urgente necesidad de pararse y sobarse con fuerza su traseros.  Las tres tuvieron que entrar dentro al tiempo una tras otra. Luego lo hizo tía Ingrid sujetando del brazo a la más cercana,  Megan fue la primera que tía Ingrid  se encargó de ella. Haciéndola voltearse le desabrocho la falda y bajo una pequeña cremallera, la falda tableada de un color gris perla al quedar suelta cayo a sus pies, formando una corona, luego asiendo la cinturilla de sus bragas por las caderas con ambas manos, se las bajo a los tobillos de un solo movimiento. Megan llevo su mano izquierda a cubrir  su sexo poblado, al verse desnuda de cintura para abajo. Pero solo una mirada de tía Ingrid le basto para retirar su mano y ponerla a su costado nuevamente. Luego desabotono su blusa azul quitándosela, así mismo luego le saco el sujetador, dejándola ante ella y sus amigas como vino al mundo, completamente desnuda. Una vez la tuvo desnuda, se agacho para coger la ropa y la deposito en un cubilete de mimbre blanco destinado a la ropa sucia.
    Su esbelto y precioso cuerpo solo desentonaba por su trasero de rojo intenso, que ya se le iba poniendo morado, sujetándola del brazo la hizo entrar en la ducha, y una vez graduada el agua fría y caliente ajustando la temperatura justa, la lavo con la esponja pasándosela por el cuerpo restregándosela para lavarla bien, incluida sus partes íntimas y sus pechos. Una vez la acabada de bañarla, la seco ella misma, Megan estaba completamente avergonzada de sentirse como una chiquilla, entonces cogiéndola en brazos  la llevo hacia el rincón del fondo donde tenían una especie de camilla de hospital, en la cual deposito a la joven Megan en el borde  dejándola sentada en ella,  al sentir el contacto su trasero dolorido hizo con sus manos fuerza apoyándolas en la camilla y  levantarse al sentir un fuerte dolor en su trasero, algo que hizo enfadar a tía Ingrid, la cual sin dudarlo y como si Megan no pesara nada, la levanto en volandas colocándola bajo su brazo izquierdo con su trasero bien expuesto. Bajo la camilla había una pequeña banqueta destinada como escalón, en la cual tía Ingrid apoyo su pie izquierdo, depositando a Megan apoyando su barriga sobre su muslo y  le dio una azotaina  con la mano, dándosela bien en su pequeño trasero.  Megan hacia poco mientras la bañaba que había dejado de llorar, y de nuevo con la azotaina rompió de nuevo a llorar desconsolada, mientras la mano de tía Ingrid dándole azotes rápidos y bien sonoros que restallaban al impactar sobre sus desnudas nalgas las cuales al estar algo húmedas, los azotes le dolían aún más, resonando el sonido de los azotes  en la pequeña estancia del baño.
     Megan agotada de agitar sus manos, así como patalear con sus piernas, llego un momento que solamente lloraba desconsolada, mientras tía Ingrid continuaba administrándole una azotaina con su mano, Megan ya apenas se movía rindiéndose a agitarse o menear su trasero que le ardía muchísimo.  Tía Ingrid  considero que ahora sería muy obediente, y dejo de calentarle el culo, como la tenía sobre su muslo, la levanto dándole la vuelta sentándola en su muslo, Megan llorando se cogió a su cuello abrazándose a ella.  Tía Ingrid la dejo durante unos minutos que llorase sobre su pecho mientras con su mano izquierda la sujetaba para que no se le cayera al suelo, y con su mano derecha cariñosamente le acariciaba el muslo subiendo la mano a su trasero en llamas, acariciándoselo con cariño y suavidad.
(Sra. Adams)  -. Megan pequeña… Vas a ser obediente o tía Ingrid te tiene que dar otra azotaina en el culo? Vas a ser obediente?
(Megan)  -. Si,… si… tía Ingrid, seré buena…   
      Tía Ingrid en brazos la puso boca arriba sobre la camilla, Megan al tener su trasero sobre el frio cuero negro de la camilla se quedó muy quieta. Cuando vio a tía Ingrid que en las manos tenía un pequeño bol, y una brocha de hombre para afeitar se estremeció de vergüenza, pero más vergüenza sintió al pasar la brocha enjabonada por su pubis, así como por su entrepierna, levantándole el culo también paso la brocha por su pequeño esfínter y entre sus nalgas.   Lentamente le fue pasando una cuchilla de depilación femenina, y le depilo con cariño todo el pubis, así como haciéndola abrirse de piernas y separando sus labios vaginales con sus dedos, fue pasando la cuchilla rasurando sus labios exteriores, así como entre la hendidura interior que había un poco de vello.  Luego la hizo girarse y poner con el culo en alto, manteniendo sus piernas abiertas y le rasuro entre las dos coloradas medias lunas de entre sus nalgas, dejándola con su intimidad sin un solo pelo del vello púbico.  Luego le paso una toallita húmeda lavando su entrepierna, y luego una toallita seca. Volviéndola a poner boca arriba la seco por delante, al acabar la hizo levantar y sentarse en la camilla, Megan al sentir su propio peso sobre su culo, su rojo rostro de tanto llorar torció sus labios y apretaba los dientes para no protestar del dolor de su trasero, sin poder evitar volver a ponerse a gimotear.
        Tía Ingrid se dio la vuelta yendo hacia el armario del fondo del baño, junto al lavabo y el bidé, extrayendo una llave del bolsillo de su bata, abrió el armario y extrajo de él, unas braguitas limpias y un camisón rosa.  Enseguida le paso las bragas limpias por sus piernas y bajándola de la camilla, se las subió sin tener ningún miramiento por el estado de sus nalgas, con lo que Megan dio un “AAAYYY” al sentir como tensaba sus braguitas limpias y se las ajustaba a su cintura, con el dolor que el elástico de las perneras de las braguitas alzo sus nalgas al ajustárselas. Luego le puso el camisón tras echarle un vistazo a como le quedaba por detrás, así como sus braguitas bien colocadas, estas eran de algodón blancas con unos dibujitos de racimos de uvas de color azul marino de fondo, tirando a violeta,  y la llevo de la mano a donde estaban Carolina y Laura, dejándola de pie junto a ellas.
      Dejando a Megan junto a Laura habiéndole entregado antes unas zapatillas abiertas por el talón de color rosa en sus pies, entonces le llegó el turno a Carolina a la cual desnudo seguidamente e igual que hiciera con Megan la baño, y la hizo tenderse sobre la camilla boca arriba igual que  con Megan, en breves minutos estuvo su sexo también depilado, Carolina hizo ademan de levantarse de la camilla, al ver que ya había acabado con ella, y pretendía facilitarle las cosas a tía Ingrid, debió pensar que se obediente haría que su semblante de enfado cambiaria, pero solo consiguió, que tía Íngrid la obligara a darse la vuelta sobre la camilla, quedando boca abajo, y que como por arte de magia apareciera la zapatilla en su mano derecha, dándole a Carolina una buena azotaina con la zapatilla, haciendo que carolina se removiera como podía al sentir de nuevo como le volvía arder el culo, y averiguando lo mucho que escocia aquella zapatilla, de paño de color verde, y una simple suela de goma blanquecina. Pataleo sobre la camilla y sus manos golpeaban también sobre ella, mientras en su trasero la zapatilla seguía y seguía calentándole mucho más el culo si aquello fuera posible. Mientras Carolina meneaba su culo de un lado a otro, aunque nada la retenía o sujetaba, la zapatilla estuvo varios minutos calentándole el culo a base de bien. Hasta que tía Ingrid mostraba su enfado con ella…
(Sra. Adams)  -. Te aseguro que te voy a enseñar modales sinvergüenza!!!  Es que tienes que estar siempre mojándolo todo?  Hasta a mí misma me has hecho avergonzar de la forma impúdica que te corrías una y otra vez cuando mi marido te estaba calentando bien el culo y  dándote  una buena azotaina con el cepillo. Tenías las bragas empapadas, marrana!!!    Te goteaban gotas por los muslos cuando te he colocado sobre las rodillas de mi marido, cochina!!!   Por eso te las he quitado del todo, y por el mismo motivo te he sujetado los brazos, para que Williams te diera más fuerte con el cepillo, cochina!!!  Y ahora descarada te atreves a correrte de nuevo cuando te estaba rasurando el sexo, marrana!!! Y encima te rebelas levantándote de la camilla? Te voy a enseñar como debes comportarte, cochina!!! Marrana!!!   Es que no has tenido bastante con vuestra manera de comportaros con mi marido!!!   desagradecidas!!!  Pero yo te voy a enseñar a no mojarte las bragas, ya lo creo que te voy a enseñar cochina!!!
      Carolina lloraba desconsolada por el intenso dolor en su trasero, aunque más lloraba por la vergüenza de los comentarios de tía Ingrid, pues eran ciertos,  aunque ahora al menos sabia porque habían sido más severos con ella, que con sus amigas, y ello la avergonzaba mucho más, aunque era algo que no podía culparse a ella, que su cuerpo reaccionara de aquella manera y humedeciéndose tanto…
     Tía Ingrid dejo de calentarle el culo a Carolina, dejando caer su zapatilla al suelo cayendo boca abajo, con su pie la volteo poniéndola sobre el suelo e introducía en ella su pie derecho, dejando a Carolina llorando con sus dos manos puestas sobre su dolorosísimo trasero, quedándose como estaba boca abajo llorando.
     Megan y Laura vieron salir a tía Ingrid furiosa del baño, aunque antes de un cajón extrajo unos guantes de látex poniéndoselos. Pocos minutos  después volvía a entrar de nuevo con una bolsa de plástico con algo en su interior que no podían ver lo que era. Había tardado unos diez minutos en volver a entrar por la puerta. Dejando la bolsa en el suelo, a las patas de la camilla, fue hacia el armario a sacar el camisón y unas braguitas para Carolina, o eso imaginaron las chicas al ver lo que había sacado para Megan.  Pero la vieron extraer, unas braguitas, más un bulto que no sabían lo que era, más un camisón.  Vieron aterradas lo que resultó ser el bulto, era un pañal, el cual desplego y levantado las piernas de carolina, se pasó por debajo del culo, dejándolo extendido sobre la camilla, viendo cómo se agachaba sobre la bolsa y extraía unas ramas de plantas de la bolsa sin saber lo que eran. Pero no tardaron en imaginarse que planta debía de ser, pues se las coloco a Carolina sobre su sexo desnudo, así como debajo del culo, y le puso el pañal pegando los adhesivos a sus caderas, el grito de Carolina al sentir como picaba, se pudo escuchar por toda la casa, le acababa de colocar hojas de “ortigas”.  Luego le puso las bragas por encima del pañal, para que le quedase más ajustado o no se le pudiera caer. La levanto de la camilla poniéndola en pie, para ponerle el camisón. Luego la llevo al lado de Megan, caminando Carolina con las piernas abiertas y arqueadas pues la entrepierna la abrasaba del picor, llorando se quedó al lado de Megan.  Le llegó el turno a Laura  soltándole la falda tableada gris, bajándole a su tobillos sus bragas, y desabotonando su blusa azul, en segundos la tuvo desnuda ante ella, haciéndola entrar en la ducha, Laura ni hizo un solo movimiento que pudiera ser mal interpretado por tía Ingrid, pues Laura también había mojado sus braguitas y temía acabar como Carolina, sobre todo que le pudiera poner plantas de ortigas en su sexo como a ella…
     Una vez que la hubo secado y la colocara sobre la camilla, la rasuro igual que a sus amigas, aunque Laura mantenía los ojos cerrados durante todo ese tiempo, en esta ocasión no era por la vergüenza, los tenia cerrados pensando en otra cosa que no fuera en lo que ocurría, y como era manoseada en sus labios vaginales cuando era rasurada, pues no quería que viera tía Ingrid su humedad, además había podido ver como sus dos amigas volvían a recibir una azotaina más, Megan la recibió de la mano enorme de tía Ingrid, y Carolina con la zapatilla no podía imaginar que podía ser peor. Cuando hubo acabado con ella, dejándola sentada sobre la camilla, fue hacia el armario a sacar las prendas para ella, con los ojos cerrados para no mirar, no vio cuando tía Ingrid le indico que metiera sus pies por las perneras de las braguitas, lo que sintió como la hacía poner en pie, y como la obligaba a echarse sobre la camilla, entonces empezó a temblar de miedo, pues aquello no significaba nada bueno, y… no lo fue… Pues de debajo de la camilla había un cajón el cual abrió, extrayendo un cinturón de cuero el cual doblándolo a la mitad sujetándolo por ambos extremos empezó a azotarla en su culo desnudo, solamente fueron unos diez a quince azotes, pero el grueso cinturón despertó el dolor aún más intenso en su trasero que se había adormecido con la ducha de agua caliente y con el suave contacto del jabón con la esponja sobre sus nalgas, guardando el cinturón, le subió las braguitas blancas de algodón con los mismos racimos de uvas violetas que las bragas que llevaba Megan y Carolina.  Una vez arregladas las tres chicas, y bien aseadas, las hizo salir del baño, Megan y Laura iban sobándose el culo por encima de sus braguitas, mientras Carolina caminando lentamente con sus piernas arqueadas para que no le rozase la entrepierna, anduvieron por el pasillo hasta llegar a la habitación de Megan, a la cual cogiéndola por un brazo la hizo entrar en la habitación, hasta llegar a la cama, la cual retiro las sabanas e hizo que Megan se metiera en ella, luego la arropo y volvió a salir apagando la luz dejándola a oscuras, aunque antes recogió su bolso donde guardaba su teléfono móvil, tableta y demás objetos. Los cuales dejo en su puerta, para llevar a las chicas a sus habitaciones. Llego el turno a Laura, dejándola metida en la cama boca arriba,  luego agarro a carolina con la cual estaba muy enfadada con ella, y Carolina lo sintió el enfado, pues a ella la agarro del lóbulo de su oreja izquierda, con su mano izquierda, con una posición forzada, pero lo hizo así para llevar a Carolina a su habitación dándole nuevos azotes en el culo y en sus muslos donde sus bragas no cubrían, carolina a cada azote daba un pequeño salto hacia adelante, hasta la cama la llevo así, y antes de meterla en la cama la tumbo sobre sus rodillas, y le dio una azotaina por encima de sus braguitas, más sobre los muslos y parte exterior de sus nalgas, donde no llegaba a cubrir el grueso pañal, luego la metió en la cama bien calentita llorando, arropándola la dejo a oscuras llevándose sus objetos personales.
     La Sra. Adams bajo al piso de abajo, en la mesa del salón aun permanecía su marido tomándose un café, y lo que más le extraño fue ver a Susana, María y Sonia aun sentadas en sus sillas. Eso no era, ni resultaba nada habitual en ellas…
(Sra. Adams)   -. A ver Sonia! sube a tu habitación que voy a cambiarte ese pañal mojado, no vayas a escocerte toda… Y vosotras que hacéis aun sentadas, y todos esos platos sin fregar aun…?  Venga moved esos culos!!! .- Nada más levantarse de sus sillas, tía Ingrid fue hacia ellas, el que no se levantaran de sus sillas debía de ser por algún motivo, y conocía muy bien cual, por eso al pasar por el costado izquierdo de su marido, recogió de la mesa el cepillo de madera que aun el Sr. Adams su marido, lo tenía a mano. Susana y María llevaban días sin ser castigadas y se apresuraron a salir de allí, en cambio Sonia al tener su culo dolorido y ardiente se movió más lenta, dándole tiempo a su tía a llegar a ella, no tuvo tiempo de escapar, y fue sorprendida al ponerse en pie. Tía Ingrid encontró que las sillas estaban claramente mojadas de fluidos…-. No huyáis vosotras dos!!!   Ya veo porque no os movíais de vuestra silla, no queríais que vuestro padre os pillara con las bragas chorreando cochinas!!!  Pero tu Sonia!!! Como has podido mojar así la silla si llevas el pañal? -. Su tía le metió la mano bajo la falda, comprobando si el pañal traspasaba por llevarlo lleno de orina, pero no fue así, lo tenía seco en su trasero. Entonces volteo a Sonia para comprobarlo en su entrepierna, Sonia estaba muy avergonzada de que tía Ingrid la revisara de aquella manera delante de su tío y primas. Para tía Ingrid  resultó extraño para ella, sentir una intensa humedad en el fondillo de sus braguitas, y metiendo los dedos por la pernera del pañal, este estaba seco. -. Cochina!!!  Así que te has apartado el pañal a un lado para tocarte, pero las bragas no las has echado a un lado y estas se te han mojado, y noto como tu sexo esta resbaladizo y eso no es por haberte meado en el pañal antes de comer. Ahora te enseñare cochina!!!
     Sonia estaba roja de la vergüenza por la manera que su tía la había revisado, no se esperaba que fuera a meter sus dedos entre sus braguitas y mucho menos a tocarle su sexo chorreante introduciéndole los dedos por la pernera de sus braguitas y las del pañal para averiguar cómo lo tenía.  Sintió como la cogía de la muñeca de su brazo izquierdo y se la llevaba tirando de ella, al otro extremo del salón sentándose en un puff, colocando a Sonia de pie entre sus piernas, le levanto la falda gris perla, y hurgando en su cintura, busco la cinturilla de sus braguitas y se las bajo hasta las rodillas, luego soltó los adhesivos del pañal y se lo quito, acto seguido la coloco sobre sus rodillas comenzando a darle una azotaina con el cepillo de madera, al tener su culo húmedo del pañal los azotes le dolían mucho más…
    Desde el piso de arriba Laura escuchaba como alguna de las chicas era castigada, pero solo llegaba el sonido de la azotaina, escuchaba que una chica lloraba, pero no podía distinguir cuál de ellas. Desde luego en esa casa no se aburrían, ella en cambio se había podido poner de costado sobre la cama, pensaba en bajarse las braguitas que la apretaban al tener el culo inflamado, además  si se  movía sentía serias punzadas en el culo, sus braguitas le producían aún más molestias al raspar en sus nalgas sensibles y escocidas, así como las costuras le molestaban, ya que ella nunca usaba ese modelo tan antiguo, aunque como spankee disfrutaba llevándolas puestas, pensó en introducir su mano por entre sus braguitas y tocarse, el escuchar como una de las hijas o la misma Sonia podía ser la que estaba siendo castigada, eso la había excitado, pero se asustó en el último momento si tía Ingrid le revisaba sus braguitas, desestimando la idea de frotarse.
    En la habitación contigua que se hallaba Megan, se había colocado boca abajo, y se había bajado las bragas a medio muslo, pues le molestaban muchísimo el llevarlas puestas, y así con ellas bajadas se hallaba más cómoda, con lo que al estar agotada a pesar del dolor de su trasero, se quedó dormida manteniendo sus manos en su culo, ya que a base de probar posiciones esa era la que menos le molestaba su trasero, aunque el fuego en él era abrasador, nunca en un mismo día, había recibido tres azotainas.  Una primera sobre las rodillas de un hombre al que solamente conocía de oídas,  recibiendo  la azotaina con la mano, una segunda y más fuerte con el cepillo de madera por el mismo y misterioso señor,  y una tercera que se la había dado una mujer mayor la cual era la primera vez que la veía, todo ello junto la hacía sentir unas sensaciones muy extrañas para ella y muy nuevas, haciéndola sentirse de forma extraña, pero sin entender por qué motivo no le resultaba desagradable.
    Carolina también escuchaba, aunque no se atrevía a moverse ni hacia la derecha, ni a la izquierda. Le hubiera gustado poder girarse colocándose boca abajo, pero ni a menearse en la cama echada se atrevía,  cualquier movimiento que hacia le picaban las plantas de ortigas en el interior del pañal, lo que le obligaba a estar muy quieta, aunque el simple roce de aquellas plantas le ardía su intimidad. Aunque el culo mismo le abrasaba y le dolía horrores, nunca hubiera imaginado que podía llegar a tener el culo tan dolorido. Así como pasar tanta vergüenza.
      Unos minutos después dejaron de escuchar más azotes, pero poco después se volvían a escuchar de nuevo, y llorar a otra chica distinta, a los pocos minutos sucedía igual, de nuevo se volvió a escuchar más lloriqueos y más azotes, deduciendo que habían sido castigadas Susana, María y Sonia.  Luego fue todo silencio, y Carolina así como Laura se quedaron dormidas.

     Carolina estaba dormida cuando la puerta de su habitación se abrió, al encenderse la luz, Carolina se despertó sobresaltada, tía Ingrid estaba ante ella y la destapo del todo, retirando las sabanas.   Carolina no articulaba palabra alguna, sentía tanta vergüenza que no se atrevía ni hablar.   Solo se dejó hacer cuando las manos de tía Ingrid  se introdujeron bajo su camisón y le bajo sus braguitas a los tobillos y se las saco del todo.  Luego soltó los adhesivos laterales del pañal y una vez suelto se lo quito con las ortigas quedando en el pañal. Viendo la piel del pubis que lo tenía muy irritado y muy colorado.  Encima de la cómoda había dejado al entrar una bandeja, de ella cogió algo que no llego a ver que era. Al acercarse de nuevo hacia Carolina… En sus manos llevaba un bote de crema, supuestamente hidratante…
(Sra. Adams)   -. Bien Carolina, ahora te pondré esta crema para la irritación de las ortigas. Espero que hayas aprendido la lección, tu pañal estaba completamente seco, por lo tanto las plantas han cumplido con su labor de evitar esa desvergonzada costumbre de mojarte el fondillo de tus braguitas. He creído por esta vez lo voy a dejar como un aviso y has tenido suficiente tiempo las ortigas, que las hayas llevado puestas unas horas parece que ha bastado, como haya una próxima vez, llevaras las ortigas en tus bragas todo el día.   No tengo nada en contra que una spankee como tú, se humedezca ante la excitación lógica, pero un castigo no es un juego, por lo tanto mojar tanto y llegar al orgasmo, más vale que no vuelva a ocurrir y si sucede procura no ser tan escandalosa, las ortigas te harán ser más cautelosa de ahora en adelante..- La desnudez de su intimidad hizo que Carolina sintiera vergüenza, y mucha más cuando la mano derecha de tía Ingrid pasaba untándole la crema en su pubis, como alrededor de los labios de su sexo, luego le hizo darse la vuelta colocándose boca abajo, pasándole la crema entre sus piernas, subiendo a su ano escocido. Luego saco otro objeto del bolsillo, ahora era una pomada de marca conocida, y se la puso embardunando el culo dolorido de Carolina que agradeció el frescor de aquella crema. Le volvió a dar la vuelta de nuevo dejándola boca arriba, y poniéndole de nuevo sus braguitas blancas de algodón con dibujos de racimos de uva con el fondo azul marino, e una vez acabada de atender la invito a levantarse de la cama para bajar a comer algo, como luego volvería a la cama, pues el castigo no había acabado aun.
(Carolina)  -. Gracias, Sra. Adams por sus cuidados… Ruego encarecidamente que me perdone por nuestro comportamiento de hoy, no somos ninguna de las tres así, no solemos ser maleducadas y desconsideradas con las personas, mucho menos si somos invitadas en su casa, no entendemos ninguna que no ha podido ocurrir. Puedo hacer una pregunta que no comprendo?
(Sra. Adams)  -. Desde luego puedes preguntar, otra cosa será que obtengas respuesta.
(Carolina)  -. Es… que…he… hecho o motivo… o nada… similar para ponerme… un…pañal…
(Sra. Adams)  -.   Pañal?  Procura no hacerme enfadar… Tranquila pequeña. Es normal que muestre cordialidad con vosotras, pero no dudare en haceros que os arrepintáis si no y os atienda como es debido, tratando de acomodar vuestros traseros debidamente, está muy bien que pidáis disculpas por vuestro mal comportamiento, aunque estas disculpas y atenciones de formalidad e educación, haya sido necesario daros una buena azotaina en el culo a cada una. Además vuestro castigo solamente no ha hecho más que comenzar, aun vais a conocer que sucede con las chicas que no son responsables, que no son educadas, y que no se comportan como señoras adultas… Por cierto, mientras estéis en esta casa de ahora en adelante, para vosotras soy Tía Ingrid, entendido?   Ahora lávate esa cara llorosa mientras voy a ocuparme de tus compañeras… espérame en el pasillo cuando estés aseada… Que no tenga que venir a por ti…
     Tía Ingrid abrió la puerta de la habitación de Laura, esta estaba durmiendo de costado cuando la destapo descubriendo a Laura al retirar las sabanas. Esta se despertó asustada, pensaba que había hecho algo mal. Pero no sucedió nada, simplemente la ayudo a incorporarse, aunque Laura temía que la fuera a dar una azotaina, ya que al estar en pie, tía Ingrid se sentó sobre la cama y coloco sobre sus rodillas a Laura descubriéndole el culo, al bajarle las braguitas a medio muslo. Cuando sintió como algo frio le estaba poniendo sobre su coloradísimo culo, claramente con varias zonas oscuras azuladas o moradas. Una vez acabo de ponerle crema, le subió sus braguitas ajustándoselas a su cintura…
(Sra. Adams)  -. Te digo lo mismo que a tu amiga, lávate la cara esos restregones de llorar y espérame en el pasillo, ahora bajareis a comer algo…
     Tal y como había entrado salió de su habitación…
     Entrando  en la habitación de Megan, a la que le retiro las sabanas de una sola vez dejándola destapada durmiendo, pero para su sorpresa encontró a Megan de una manera indecorosa metida en la cama… Megan sintió que alguien la zarandeaba para despertarla, al despertarse y ver ante ella a tía Ingrid, sus manos rápidamente fueron a sus braguitas, para cubrirse, intento a la desesperada subirse  sus braguitas que las tenía bajadas a sus rodillas, pero no le sirvió de gran cosa, pues ya la agarraba en ese momento del brazo  tía Ingrid, no pudiendo Megan subirse las braguitas del todo.  Estaba aterrada cuando cogiéndola del brazo como la había agarrado del izquierdo, acabo sobre sus rodillas boca abajo. Viendo al tener la cabeza colgando, así como sus brazos desmadejada sobre las rodillas de tía Ingrid,  como su pie derecho lo avanzaba hacia adelante lo justo para que con un golpecito al suelo, su zapatilla se desprendiera de su pie, el cual quedo la mitad aun dentro de la zapatilla, la medida justa para que levantando su muslo derecho, a pesar de tener a Megan con su barriga apoyada en él  y sus piernas colgando, paso su mano derecha entre sus piernas al tenerlas abiertas  y agarrando la zapatilla del talón, Megan vio como agarraba la zapatilla y temió lo que iba a suceder. Tía Ingrid empezó a calentarle el culo a Megan,  que ya lloraba solo de ver que le iba a suceder, mientras al mismo instante la mano libre de tía Íngrid, bajo las braguitas de Megan, la parte derecha de ellas que había podido subirse, pues al tirar de ellas hacia arriba, solo pudo subírselas de ese lado, pues el izquierdo, fue el brazo que la sujeto tía Ingrid, y Megan no pudo alcanzar la cinturilla de sus braguitas, quedando ese lado de sus braguitas donde las tenía colocadas, para que no le rozasen sus nalgas maltrechas, lógicamente al no ser spankee, desconocía el riesgo que corría si era descubierta, durmiendo con las braguitas bajadas estando castigada, aunque eso lo iba a aprender en breve. Pues la zapatilla manejada por la diestra mano de tía Ingrid subía y bajaba a un ritmo que Megan apenas podía lanzar sus lastimeros “Ayyes”  entra zapatillazo y zapatillazo, su ya por sí maltrecho trasero, pues tenía plenamente sus redondeces del pequeño trasero todo oscuro de un rojo muy intenso, tomando un tono morado, pero a cada zapatillazo en sus nalgas desnudas el color colorado resaltaba de nuevo, aunque sus nalgas pronto se escurecían de tono más oscuro. Quizás en otro momento habría recibido una azotaina más severa, pero tía Ingrid sabiendo las azotainas que ya había recibido, debió apiadarse de ella, pero ello no impidió darle una buena azotaina de no menos de sesenta buenos zapatillazos, la puso en pie delante de ella y entre sus piernas, subiéndole sus bragas, bien tirantes más arriba de su cintura, luego la hizo dar la vuelta y de una buena palmada fuerte y sonora, la envió hacia la puerta, Megan se sobaba el culo frenéticamente subiendo y bajando sus manos muy rápido, mientras casi trotando para no ser atrapada corrió hacia la puerta, pues tía Ingrid después de calzarse la zapatilla salió detrás de ella.
     Una vez en el pasillo aguardaban Laura y Carolina con sus rostros compungidos por la suerte de su amiga, Megan.  Está se reunió con ellas hecha una mar de lágrimas, mientras se sobaba el trasero con sus dos manos por encima de las bragas, mientras miraba atrás por si tía Ingrid se aproximaba a ella.  Vieron salir a tía Ingrid parándose ante ellas e indicándoles que se pusieran a caminar delante de ella.  Las tres con camisones iguales de color rosa, que le cubrían justo la cinturilla de sus braguitas.  Laura y Carolina iban muy avergonzadas al tener que bajar al salón con sus bragas a plena vista, Laura llevaba su mano derecha sobre su dolorido culo, mientras con la izquierda se secaba alguna lágrima que descendía por su mejilla, solidaria con su amiga Megan.  La habían escuchado como lloraba mientras recibía la azotaina con la zapatilla, así como el sonido de los zapatillazos que tía Ingrid le asestaba, no vieron como la recibía, aunque Carolina intento espiar por el resquicio de la puerta al estar entreabierta. Aunque poco fue lo que pudo ver, solo como Megan agitaba sus brazos y su cabeza la movía de lado a lado del dolor en su trasero.
     Una vez por el pasillo caminaban ligeras por si acaso, tía Ingrid las seguía muy de cerca, y su rostro de enfado era como para no detenerse. Carolina al ir la primera, se acariciaba el culo con la mano izquierda, pues sentía más dolor en esa nalga que la derecha, y mientras se sobaba ligeramente con suavidad, con disimulo introducía su dedo índice por debajo del elástico de sus braguitas, el cual le apretaba en su nalga izquierda como si le mordiera, y con ese gesto disimulado aflojaba la presión de la pernera de su braguita, luego cambiaba de mano, y con la derecha hacía lo propio.
   Laura que la contemplaba desde atrás la observaba, viendo que detrás de ella iba Megan y dos metros más atrás, venia tras ellas tía Ingrid. A Laura, al igual que a Carolina el elástico de las perneras de sus braguitas le molestaba, por lo que al doblar la esquina del pasillo que encaraba hacia las escaleras, aprovecho para sobarse el culo y disimuladamente introducir sus dedos índice y anular bajo el maldito elástico, aflojando su presión.
    Tía Ingrid aligerando sus pasos, en dos zancadas estuvo tras de ellas dos, las zapatillas al ser silenciosas sus pisadas, no fueron  escuchadas por Laura y Carolina. Cuando se quisieron dar cuenta fue por varios azotes de la mano izquierda de tía Ingrid, que caldeo ligeramente el culo a Laura, y luego fue directa a Carolina, la cual intento eludir la maniobra de tía Ingrid acelerando el paso, pero intentar huir no fue buena idea, pues la agarró del brazo derecho, mientras la izquierda la utilizo para darle unos buenos azotes en el culo, y así recibiendo en su dolorido trasero aquellos azotes bajo las escaleras.
     Al llegar al salón, pudieron ver a Sonia su amiga de rodillas en el rincón, con los brazos en cruz y un grueso tomo de un libro en cada mano, tenía su falda levantada sujeta a su cintura, sin braguitas.    En el otro extremo estaba la pequeña María también de rodillas con los brazos en cruz, su falda levantada y sujeta a su cintura con las braguitas bajadas a las rodillas, tanto María como Sonia tenían sus traseros colorados como tomates maduros.  En la cocina se encontraba Susana fregando los platos, con la falda levantada sujeta a la pretina su falda, con las braguitas bajadas a medio muslo, también había señales de haber recibido una buena azotaina en el culo.
     Las seis chicas tenían sus culos bien doloridos, tía Ingrid hizo sentar a comer a Laura, Carolina y Megan. Estas miraban las sillas que les fueron asignadas, mientras que la del extremo cercano a la escalera y salón, era acolchada. Ellas debían sentarse en sillas con el asiento de madera, Carolina fue la primera en retirar su silla para sentarse, al apoyar su culo dolorido sobre la madera, lo hizo lentamente y con gestos claros de dolor. Igual hiciera Laura al sentarse haciendo muecas de dolor en su trasero, peor lo tuvo Megan, por haber recibido una azotaina hacia tan solo unos breves minutos.
     Las chicas al tener sus manos en los laterales de sus sillas, cuando no miraba tía Ingrid levantaban ligeramente sus traseros, o encorvaban su culo hacia un lado, para introducir sus dedos entre el elástico de sus braguitas y así aligerar la presión que este ejercía en sus traseros doloridos, pues al estar sentadas las costuras anticuadas de sus braguitas resultaban muy molestas.   Cuando Carolina ponía sus manos sobre la mesa, las otras dos la imitaban, pues ello quería decir que tía Ingrid se iba a dar la vuelta mirando hacia ellas. En minutos tuvieron los platos servidos a la mesa, Carolina al ver lo que era, hizo guiños con sus ojos, estaba claro que lo que tenía en el plato no le venía de gusto.  Laura miraba su plato, pero empezó a comer. Carolina la imito sin emitir gesto alguno, a pesar de que estaba claro que no le gustaba nada el contenido de su plato.  Megan aun con lágrimas en los ojos, y más con el dolor acentuado en sus nalgas doloridas al estar sentada, dando le vueltas con el tenedor, empezó a comer sin mucho convencimiento.
    Pero Laura exclamo que aquello no le apetecía, nada comérselo.
(Laura)  -. Tía… Tía Ingrid… no hay otra cosa, por favor… es que las judías verdes…no me gustan…
(Sra. Adams)   -. Más vale que empieces a comer, no quiero ver nada en esos platos, o quieres que me saque la zapatilla?
      Al hacer el comentario tiro su pie derecho hacia adelante, dando una patadita a suelo soltando la zapatilla de su pie, ya se iba a agachar a recogerla cuando Laura empezó a comer con ascos.  Con sus manos hizo gestos de desagrado por tener que comerse las judías verdes cocidas, con la mala fortuna que su mano izquierda retiro su plato a un lado sin desearlo, en ese preciso instante Susana retiraba unos vasos para llevarlos a la pica para lavarlos, coincidiendo con el gesto de Laura, el plato hizo dos giros en redondo sobre sí mismo, pero al tocar uno de los vasos que retiraba Susana, el plato fue al suelo rompiéndose en pedazos y esturreando su contenido por el suelo.  
     Para mala suerte para Laura, acababa de entrar en ese momento el Sr. Adams en compañía de un señor mayor, de edad comprendida entre los sesenta y sesenta y cinco años, encontrándose con la escena y que parte de los trozos del plato roto fuera a parar a sus pies.
(Sr. Adams)   -. Se puede saber qué diablos ocurre aquí?
(Sra. Adams)   -. Pues puedes verlo tú mismo… Aquí la niña que no quiere comerse la verdura y la ha tirado al suelo, pero vas a ver la que le voy a dar… Desvergonzada!!!
     En esos momentos el Sr. Adams se acercó hacia Laura claramente furioso, agarrándola del brazo derecho levantándola de su silla, llevándosela con él hacia el salón.  Laura se disculpó por el estropicio, e intento explicar lo ocurrido, pero de nada le sirvieron sus explicaciones, una vez en el salón, tío Williams la arrojo manteniéndola sujeta sobre el respaldo del sofá, quedando Laura con el trasero en alto.  Con sus manos intento taparse las bragas ante el extraño, muerta de la vergüenza al mostrar sus braguitas  blancas con unos dibujitos de racimos de uvas de color azul marino de fondo, tirando a violeta.   Preocupada en taparse su intimidad, no vio como tío Williams se desabrochaba su grueso cinturón y lo extraía de dos movimientos de las presillas de su pantalón, al tiempo que al estirar para extraerlo, lo doblaba a la mitad. Una vez lo tuvo en su mano derecha bien sujeto, se aproximó a Laura e introduciendo los dedos índice y pulgar por entre el  elástico de la cinturilla de las braguitas, se las bajo a la altura de medio muslo, colocándoselas enrolladas sobre sí mismas, de forma que sus muslos quedaban unidos. 
    Laura estaba muy avergonzada de verse doblada sobre el respaldo del sofá, pues sabía que en esa posición quedaba claramente expuesto su sexo desnudo, que al habérselo rasurado tía Ingrid, este se mostraba completamente. Lo peor era que el señor extraño que acababa de llegar, estaba detrás de ella, y desde su posición veía su sexo, así como sus labios ligeramente entre abiertos, dada la clara humedad del mismo.   Ni se paró a pensar en que la esperaba de un momento a otro, pero le quedo bien claro al sentir una enorme quemazón que abarcaba su trasero, y que tras ese, varios fuertes quemazones más, fueron los que azoto sus muy doloridas nalgas, sintiendo como su culo le abrasaba terriblemente. Al estar inclinado su cuerpo hacia adelante, apenas sus brazos alcanzaban a cubrirse el culo con sus manos, con sus piernas intento patalear ante el fuego abrasador del cinturón, pero solamente podía flexionar sus rodillas levantando sus pies, por más que intento separar sus muslos, sus bragas se los mantenía juntos, no pudiendo hacer nada para intentar librarse de la quemazón horrible de cada azote en su culo del cinturón, por lo que solo podía llorar desconsolada.  Cuando el cinturón dejo de caer sobre su trasero desnudo, quedo llorando en la posición en que estaba, en esos instantes nada le importaba ya! El que su sexo estuviera a la vista de un extraño, bastante ya tenía con el abrasador fuego que sentía arder en su culo.  Así como la proximidad de tío Williams que lo escuchaba hablar detrás de ella, mientras mantenía su mano posada sobre su espalda.
(Sr. Adams)   -. Acabad de comer chicas…   Luego vais a ser revisadas por el Doctor Sánchez que ha venido acompañándome para atenderos. No vaya a ser que, con el cambio de clima de vuestro país, al nuestro vayáis a coger alguna cosa, sobre todo teniendo en cuenta la semana que os espera… Pues no ha hecho más que comenzar la misma…


(continuará…)