EL
ABUELO MATERNO Capitulo 14
…Laura, Megan y Carolina, se sentían muy
mal por lo acontecido esa mañana, aunque cada una en su mente tendría un
pensamiento distinto, seguramente estuvieran pensando cómo había podido pasar,
o recordando lo acontecido, la mente es difícil de leer. Sobre
todo estaban muy avergonzadas de sí mismas, ellas no eran desagradecidas, no
era su forma de comportarse, un hecho que hacía sentir una vergüenza que no
podían explicar, llevaban una media hora en pie, con sus manos sobre sus
cabezas, tenían los brazos adormilados de mantenerlos en esa posición. Porque no únicamente era el cansancio, al
mantener la posición de penitencia a lo sucedido o para meditar sobre lo
sucedido, aunque cada una ellas tres, le daba vueltas a su cabeza como había podido ocurrir,
durante varios minutos las tres chicas habían estado forcejeando con sus brazos,
mientras sus traseros cada vez sentían como les escocia y dolía más y más, no
pudiendo evitar que sus cuerpos se contorsionaran al recibir el castigo y
acabando al llegar el final de sus azotainas respectivamente de cada una,
acabando respirando convulsamente y aspirando aire llenando sus pulmones de
forma agitada, así como soltando ese
aire en forma de suspiro, por haber acabado ese intenso dolor que arreciaba con
cada azote del cepillo que recibían.
Pues la azotaina había
dejado doloridas y agotadas, mientras pasaban la vergüenza de estar con el culo
ardiéndoles como si tuvieran brasas al rojo vivo, teniendo que escuchar,
permaneciendo de espaldas, como su amiga estaba recibiendo la azotaina que le causaba
un dolor excesivo en su colorado y desnudo trasero, acabando aún mucho más
ardiente su trasero así como dolorido. Así era en el caso de Laura, ella
estaba en pie llorando desconsolada, con las braguitas en su boca castigada
permaneciendo de espaldas, y escuchando la azotaina de su amiga, sintiendo como
Megan comenzaba a recibir la azotaina, aunque no la podía ver, si escuchaba
como se desgañitaba gritando con unos “Ayees” estremecedores.
Pero en la
situación de Carolina era distinta,
para ella resultaba muy angustiosa, así como desesperante. No era
posible de imaginar que podría estar en esos momentos pasando por su cabeza, ella
había presenciado a su amiga Laura como se contorsionaba y abría sus piernas o
las cerraba del dolor acuciante así como abrasador de su trasero y como cada
vez se le iba poniendo más y más colorado.
Mientras aterrada pensaba que ella podría ser la siguiente, y ello la hacía
sentir una angustia más horrible aun, así como en su estómago revoloteaban
mariposas, y daba la impresión que estas eran carnívoras, porque sentía en su vacío,
como estas la devoraban en su estómago. De reojo miraba a Megan que tenía su
rostro congestionado del horror igual que Carolina, tan angustiada como ella
misma. Al acabar la azotaina a Laura,
empezó a respirar muy agitadamente, pues creía ser la siguiente, sus lágrimas
se derramaban por sus mejillas y cerraba sus ojos para no mirar. Ni siquiera
vio como tía Ingrid le introducía las bragas a Laura en la boca, como tampoco
la vio pasar ante ella dolorida y ver lo avergonzada que estaba al tener que
llevar sus mojadas braguitas en la boca, aunque si escucho como pasaban ante ella,
notando como su cuerpo se ponía a
temblar.
Entonces escucho que Megan protestaba y
se negaba con un “Nooo”… abrió sus
ojos confundida en un primer momento por no ser ella la siguiente, compungida
de lastima miraba a Megan con mucha pena por ella, viéndola como estaba de
asustada, se negaba a dar un paso. Teniendo que ser arrastrada sobre sus pies,
por tía Ingrid haciéndola avanzar, viendo como era Megan la que era colocada
sobre las rodillas del Sr. Adams. Suspiraba aunque no de alivio por librarse momentáneamente,
y de ser la siguiente, porque le aterraba tener que presenciar como castigaban
a Megan y luego le tocaría el turno a ella definitivamente. Lo que la hacía
sentirse mucho peor, sobre todo al tener que ver cómo le levantaban la falda a
su otra amiga, igual que habían hecho con Laura, y ver con vergüenza como le
bajaban las bragas de algodón blancas con aquellos dibujitos de flores, ante
ella misma. Blusa azul, falda gris perla sobre su cintura
sujetada en la pretina de la cintura, sus
bragas blancas con aquellos dibujos, y su colorado trasero haciendo un
contraste de colorido, cuando vio que el Sr. Adams levantaba su brazo con el
cepillo de madera en su mano, viendo como el cepillo dejaba una marca
blanquecina en el colorado trasero de su amiga, para luego cambiar a colorado,
pero a medida que los azotes caían sobre el trasero de su pobre amiga, su culo
quedaba todo muy colorado y blanquecino del cepillo, a cada azote podía ver
como su amiga protestaba y se retorcía del dolor sobre el regazo, o como su
amiga movía culo entre girando sus
caderas. Viendo como sus piernas se
movían descontroladas hacia todos lados o direcciones que le eran posibles, así
como las braguitas trababan sus piernas no pudiéndolas abrir o cruzarlas entre
ellas viendo como el elástico de las bragas se lo impedía, teniendo en primer
plano como quedaba a plena vista el sexo de Megan. En ese momento giro su cabeza para no mirarla de la vergüenza, al ver que su sexo quedaba expuesto descaradamente a miradas, y que luego sería su propio sexo el
que estaría visible. En ese instante al levantar su mirada vio a Laura como
sostenía sus bragas en la boca, sorprendía y boquiabierta no comprendía el
porqué, aunque en esos momentos no imaginaba del porqué de muchas dudas y de tanta vergüenza que sentia, en ese instante
tuvo un atisbo de sensatez, y su mente resalto exaltada, ya que ella en esos
instantes notaba que el fondillo de sus bragas estaban muy mojadas, incluso
sentía como el fondillo desbordado, sus fluidos bajaban por sus muslos, y
temblaba de la vergüenza que iba a ser que la vieran como estaba, así como su
humedad al quedar su sexo expuesto como
el de su amiga, aunque no vislumbro humedad en el sexo de Megan y si lo vio en
el sexo de Laura como brillaba de su humedad, lo que la hacía sentirse muy
avergonzada.
Ninguna de ellas podía imaginar que
pensamientos tenían en sus mentes, una u otra, pero claramente los tenían, así
como el recordar cómo habían vivido la escena cada una. Como lo mal que lo habían
pasado. Pero eso es algo que la
disciplina requiere, ellas se habían portado de tal manera que resultaba
imperdonable su comportamiento, y
requería un castigo ejemplar y así les fue planteado por el Sr. Adams, y
avergonzadas aceptaron aunque permanecieran en silencio.
Las muchachas en cualquier otra
circunstancia seguramente no habrían aceptado,
pero en sus cabezas o sus cerebros en esos momentos no razonaban con la
debida serenidad, y por el contrario podía resultar que sus cerebros si lo
pensaron bien. No se trataba de ellas
únicamente, no estaba en juego su alter ego, lo que estaba en riesgo claro era
algo más que eso, podría estar en duda más
que una clara y sincera amistad con su amiga Sonia, no era algo pasajero, si
no, era más allá de la vida en sí misma, siempre se habían dicho entre ellas
que eran más que amigas, que eran como hermanas y su comportamiento no
reflejaba esa amistad, el mantenerse en silencio era como decir, … “ Si, somos
amigas y hermanas.” .
Sin desearlo y sin pensarlo, había
sucedido aquel malestar con el matrimonio Adams. Las tres estaban muy
avergonzadas de su comportamiento, de alguna manera ninguna de las tres pensó
detenidamente las consecuencias que podrían acarrearles sus actos, pero no
podían dejar que los tíos de su mejor amiga, tuvieran un mal concepto de
ellas. Megan era claramente la más
perjudicada de las tres, pues ella no deseaba ser objeto de sus endiabladas
intenciones, como si lo pensaban Laura y Carolina, pero incluso ella no dudo
demasiado en tomar una decisión, su amistad con Sonia estaba por encima de
todo, y no fue necesario que hablaran a solas entre ellas, para tomar la
decisión, si quedarse y ser castigadas conociendo muy bien cómo eran los tíos
de Sonia en cuestión de disciplina, sabiendo que no lo iban a pasar nada bien.
Pero ninguna dudo, la amistad estaba por encima de las graves consecuencias, y
las tres las conocían.
Ahora después de ser castigadas, sabiendo
que su castigo no había hecho nada más que comenzar, pues cuando Sonia les
contaba con pelos y señales como era ella castigada, así como los días que
podía durar un castigo, se les ponía a las tres, el vello de sus cuerpos de
punta estremecidas de horror cuando Sonia les relataba, pero aunque la que más
se escandalizaba era Megan, por el contrario tanto Laura y Carolina mojaban sus
braguitas al escuchar las desventuras de Sonia.
…… Observando…
Veían como la familia Adams sentados a la
mesa, estaba comiendo. Mientras ellas permanecían avergonzadas de pie con sus
miradas perdidas. Las tres nunca se
habían encontrado en una situación similar, tanto Megan como Sonia sabían las
andaduras de sus amigas . Laura y Carolina habían tenido alguna que otra
relación relacionada con el Spanking, aunque para no correr riesgos de que
alguien se pudiera enterar de su secreto, solían viajar a la capital, Londres. Donde
podían encontrar casas privadas donde ofrecían servicios varios a muy buen
precio, por lo que por separado y alguna vez juntas habían asistido para
recibir una azotaina.
Pero aquello aunque era excitante, no tenía
punto de comparación con lo vivido estos últimos días, mientras con Sonia como cómplice, urdían planes de cómo se las podrían componer
para que los tíos de Sonia, las castigaran a ellas. Megan por el contrario
escuchándolas o leyendo sus WhatsApp se escandalizaba y les llamaba locas… “Estáis como una cabra, o peor, como
cencerros”. Solamente el pensar
sobre ello esos últimos dias, o la espera del día de coger el avión y viajar, estuvieron
esos días que faltaban, con las braguitas que se les humedecían, solo de
imaginárselo.
Pero aunque en esas casas que realizaban
todo tipo de servicios, algunas veces se habían visto castigadas mirando a la
pared, no era en nada comparable con vivirlo de manera real. En esas casas privadas alguna vez recibiendo
una azotaina, habían llorado un poco, dependía del spanker si era joven o
mayor, ya que los de más edad solían ser algo más duros, pero al derramar unas lágrimas,
la azotaina cesaba y se detenía el spanker, no llegando a más. Por
lo tanto aparte del recuerdo de su infancia vagamente, no habían llorado desde
entonces siendo unas chiquillas.
En cambio esa mañana ya lo habían hecho en
dos ocasiones, en la habitación y en el salón. Pero algo que avergonzaba a las
tres amigas, había sido tener que ponerse esa blusa azul, con la falda tableada
de color gris perla, o la ropa interior que debían ponerse, esas horribles
braguitas blancas de algodón con esos ridículos dibujitos, la vergüenza no era por
vestirse así, más bien era porque durante diez días iban a tener que hacerlo. Cuando asistían a esas casas privadas, el
servicio era excelente en todos los sentidos, y para dichos juegos
proporcionaban la ropa adecuada para el rol elegido, proporcionando la ropa
interior adecuada y si unas bragas no les gustaban, podían escoger. Alguna vez
se habían encontrado que el spanker que les había tocado, les había intentado
poner sus bragas en la boca como castigo, negándose ellas en redondo, por lo
que no las obligaban. Y en cambio
ahora tenían sus braguitas, empapadas de sus fluidos en sus bocas, con ese sabor agridulce o
salino de sus propios fluidos. Por si
eso no fuera suficiente, desde que recibiesen la azotaina no habían parado de
llorar, había ratos que solo sollozaban y moqueaban por los orificios nasales,
al no poder coger un clínex y limpiarse, luego el intenso ardor de sus traseros los cuales no se podía
decir a cuál de ellas les ardía y abrasaba más, excepto el trasero de Carolina
que había sido castigada más fuerte y más severamente, y no sabía el porqué. Eso en el caso de Carolina la hacía
encontrarse más avergonzada, y como su culo le dolía horrores, con tanto ardor
no era de extrañar que al rato volviera a ponerse a llorar desconsoladamente, y
sus compañeras también lloraban, bien por la vergüenza o por lo que le dolía el
culo a cualquiera de las tres.
La que más lloraba o moqueaba era Megan, pues
ella no era spankee, aunque ello no tuviera nada que ver. No era lo mismo recibir una azotaina pagando
y por placer, que recibir una azotaina completamente real, y sin el consenso de
una sesión de pago. Por lo tanto, en la situación de Megan, hacía más de diez años desde que recibiera una azotaina por última vez,
teniendo unos diecinueve años por llegar a casa más bebida de la cuenta. Y solo
fueron unos breves azotes, pues su madre enfadadísima se discutió con su padre,
porque Megan ya era una mujer y no tenía edad para darle una azotaina. Ese
hecho sus amigas no lo sabían o conocían de ella, pues nunca lo llego a contar.
Megan era la que peor de las tres lo
estaba pasando, en su mente no hacía más que darle vueltas por qué se había
quedado. Aquello era demasiado, tenía el culo que le abrasaba y quemaba, nunca
le habían dado una azotaina tan severa, y eso que la azotaina recibida en la
habitación, ya le pareció algo horrible. No pudiendo imaginar en esos momentos que pudiera ser
peor, y para colmo, tenía que estar en pie y con sus braguitas bajadas, aquello
era más de lo que hubiera podido imaginar.
Laura por su parte se encontraba muy
avergonzada de sí misma, su cabeza le merodeaba el pensamiento de cómo podían
haber caído tan bajo, su comportamiento tanto de ella o sus amigas era de una
gravedad que le costaba creer que lo hubieran hecho ellas, pero ahí estaba con
el culo ardiéndole un horror, con su falda levantada y con su culo desnudo, lo cual aunque le
avergonzaba mucho, aún era peor estar ahí de pie, con sus braguitas metidas en
su boca. Con el tiempo que llevaba
estando de pie, sus pensamientos aparte de terrible dolor del culo, que tenía
presente por ser muy doloroso, así como aquellos horribles pinchacitos que
sentía en él, y que deseaba poder apaciguar, sobándose el culo. El estar ahí
castigada era algo que jamás se hubiera esperado sentir tanta vergüenza, eran
demasiadas cosas vividas en muy poco tiempo, ahora después del tiempo que ya
llevaba de pie castigada, a su mente pudo aclarar por qué tía Ingrid le había
puesto las braguitas en su boca, porque aún no hacia ni una hora que se las
habían puesto limpias, y al bajar al salón ya las tenía muy húmedas. Recordando
los comentarios de Sonia,… “ …Mi tía
Ingrid lo que más la molesta es que cualquiera de nosotras, nos mojemos las
braguitas, eso es algo que la exaspera…” y ella las tenía mojadas en el
fondillo de sus braguitas. Por eso ahora estaba muy incomodada consigo misma,
pues de llevar puestas sus braguitas detendría sus fluidos, por eso estaba
aterrada, pues sus muslos los sentía como varias gotas se deslizaban por el
interior de ellos y temblaba de temor a la reacción de tía Ingrid.
Laura la situada más hacia la izquierda, su
cabello rubio a mechas en tono marrón-rojizo con un alisado fino que le bajaba
hasta los hombros, y un contundente flequillo recto bajo las cejas, con ese peinado en otro
momento se la vería muy atractiva, pero en ese instante sus ojos rojos de
llorar tan solo hacía unos pocos minutos durante esa mañana, las aureolas de sus mejillas coloradas
tanto por la vergüenza, como la tenia de llorar, su rostro congestionado por el intenso dolor
en la parte baja de sus espalda, justamente en su trasero que lo sentía como
palpitaba, así como aquel intenso ardor, sumado a unos picores como si miles de avispas le estuvieran
mordiendo las nalgas que la hacían
desesperar, ya que la embargaba casi llegando a la desesperación, al por no poder llevarse sus manos a su
dolorido e inflamado trasero del cual emanaba un intenso calor, en ese momento
solo deseaba poder masajearse el culo. Pero tenía un malestar más acuciante,
pues se unía a su vergüenza el estar en pie, castigada, y con sus manos sobre
su cabeza, a sus treinta y un años, y por si ello no fuera ya suficiente,
estaba con las bragas metidas en su boca.
El fondillo de sus propias braguitas húmedas de sus fluidos, lo tenía
posado encima de su lengua, algo que hacía sentir nauseas, mientras que con los
dientes apretaba la tela del fondillo, tenía miedo de lo que pudiera suceder u ocurrir, si por esas arcadas de nauseas
que la hacían tener necesidad de toser, las braguitas se le cayeran al suelo.
Así mismo temblaba de puro terror, pues
entre sus muslo la humedad era claramente visible, como sus fluidos descendían
entre sus muslos, y que no podían frotar
uno contra otro, ya que tía Ingrid las había sorprendido a Laura y
Carolina frotándose los muslos más de lo que quizás hubieran debido hacer, y
las dos fueron regañadas llamándoles la atención, obligándolas a separar sus
piernas, para no poder frotarse. Tía Ingrid,
sentada al otro extremo de la mesa, no paraba de observarlas, aunque a veces
veía como su mirada iba dirigida a su marido, que se encontraba al otro extremo
de la mesa, y estaba a espaldas de las chicas comiendo sentado.
Megan, era la que estaba colocada en medio, entre sus
dos amigas, era morena con un cabello negro corto, peinado con largo flequillo
hacia su lado izquierdo que apenas le tapaba la oreja , al llegar al aeropuerto
su peinado era elegante y sofisticado llegando su largo flequillo con la forma
de su cara, cayendo por debajo de su barbilla, con un aspecto muy moderno.
Ahora en cambio despeinada, pues cuando estaba recibiendo la azotaina su corto
cabello con el largo flequillo hacia su izquierda, lo tenía movido por su forma
de menearse cuando estaba sobre las rodillas boca abajo y su cabeza colgaba moviéndola
alocadamente de un lado a otro, teniendo
su corto cabello a escasos centímetros
del suelo, cuando estaba recibiendo la azotaina con el cepillo. Ahora su peinado hecho un desastre colgaba el
flequillo sobre su cara, teniendo casi cubiertos los ojos, nariz y boca, sus
lágrimas seguían derramándose por sus
mejillas. Cuando era niña recordaba
haber recibido alguna azotaina por sus padres, incluso su abuela la había
colocado en sus rodillas y le había bajado las bragas, para calentarle el culo,
pero eran simples azotainas, recordaba que lloraba más del miedo a su abuela al
verla enfadada, que de los azotes que recibía. En cambio la azotaina que
acababa de recibir, la había superado, no esperaba que una azotaina en el culo
pudiera dolerle tanto siendo una mujer madura. Ahora se daba cuenta que las azotainas que le
daban de niña, eran solo para que viera que había hecho mal, pues aunque
lloraba, no recordaba haber llorado tanto como hacía unos minutos, dándose
cuenta que las de sus padres solamente eran para que aprendiera, en cambio la
que acababa de recibir, era puramente un castigo por haber hecho algo muy
grave, y que una falta grave, requiere un correctivo ejemplar. Aunque conocía bien a sus amigas y a Sonia,
siempre se había preguntado porque eran spankee´s o porque les gustaba recibir
azotainas. Como era posible que se excitaran de aquella manera, incluso mojaban
sus braguitas, como podría ser?. Recibiendo un castigo como el que habían
recibido las tres, no llegaba a comprender tal locura. Antes cuando las
escuchaba hablar, las miraba con cara de ignorancia por sus gustos, incluso de
sorpresa. Ella no había sentido placer
ninguno, solamente mucho dolor, aunque ella al verse en la encrucijada
planteada por la conducta de ella esa mañana, de muy buena gana habría salido
corriendo por la puerta. Pero a pesar de lo mucho que le dolía el culo en esos
momentos, así como la vergüenza que sentía de sí misma, de alguna manera que no
llegaba a comprender, entendía que se merecía ser castigada. Y que de haber
salido por aquella puerta, no habría fallado a sus amigas, habría fallado a la
confianza que habían mostrado y depositado en ellas al permitirlas quedarse en
su casa, de haberse ido, les habría fallado y decepcionado al matrimonio Adams.
Carolina era la que más había recibido,
algo que no conseguía comprender. La azotaina que ella había recibido había
sido más fuerte y más larga que a sus dos amigas. Pero la falta la habían cometido las tres por
igual, porque a ella le habían dado más fuerte y más severa. Su trasero le
abrasaba horriblemente, además sentía que sus nalgas le pesaban, así como aún
seguía abrasándole con un ardor más intenso, por el alcohol que le habían
puesto, aunque… bufff… había tenido los orgasmos más intensos y largos que
había tenido nunca. Aunque cuando le cruzo las piernas el Sr. Adams por encima
de las suyas, no recordaba si habría tenido algún orgasmo, pues el dolor de la
azotaina era terrible y muy muy doloroso. Pero si recordaba el cómo había sido
la cura de tía Ingrid, había sido muy dulce como cariñosa al pasarle las gasas.
Pero el alcohol había sido horrible le quemaba como si hubieran cogido una
cerilla y prendido fuego. Aunque ahora
se encontraba muy avergonzada, el tener sus braguitas sosteniéndolas en la
boca, le había dado vergüenza incluso cuando en videos de spanking había visto
esas escenas, pero jamás hubiera pensado que lo iba a vivir ella de forma y manera tan real esa experiencia.
En esos instantes como spankee se sentía realizada por completo al vivir lo que
hasta ese momento solo era una fantasía para ella. Pero temía lo que la podía
reparar los próximos diez días, quizás. Era la más spankee de las spankee´s,
pero además del goce que sentía en su interior, temía lo que faltaba por
llegar. Ella como spankee siempre que había recibido una azotaina la había
disfrutado, pero su gran temor en esos momentos, es que esa aventura no iba a
ser algo temporal y si te he visto, ya no me acuerdo. Una cosa eran sus
sentimientos dentro de sí misma, pero lo que realmente estaba viviendo en esos
momentos fuera del placer, pues aquello no era un video, y lo estaba viviendo
en primera persona. Pero una cosa era cerrar los ojos y rememorar lo
sucedido. Al abrirlos de nuevo se
encontraba con la viva realidad, ver en el salón al fondo como era observada
por la tía Ingrid, como la llamaban entre ellas cuando hablaban con Sonia, o
tío Williams. Verla al final de la mesa, al igual que veía a Susana que no se atrevía
a levantar la cabeza para mirarlas, ver a María que según Sonia era la más
descarada y pizpireta, como más atrevida de ellas metiéndolas en problemas, la
veía que ni de reojo se atrevía a mirar, Sonia a su lado clavada su mirada en
su plato y solo levantaba la cabeza para meterse la cuchara en la boca para
comer, podía palpar que la atmosfera estaba muy cargada, lo que significaba que
los Sr. y Sra. Adams estaban muy enfadados o decepcionados, lo que advertía que
habían fallado, les habían ellas tres fallado al matrimonio que les había
abierto la puerta de su casa. Carolina
les veía y su llanto por la azotaina recibida aún continuaba derramando sus
lágrimas, con su cabello pelirrojo
despeinado y revuelto. Ella
llevaba una media melena lisa que le sentaba de maravilla, aunque ahora su
aspecto no era el más atractivo.
Pero verse como se veía así misma, la
hacía sentirse avergonzada, no únicamente por ser castigada. Pues ello entraba
dentro de sus planes, pero no es lo mismo cuando se ha urdido una travesura,
cuando se ha planeado y se está a la espera de ser descubierta, para ser
llamada al orden acabando siendo castigada. Pues eso lo ve un spanker, y tanto
el Sr. Adams como su esposa eran spankers. Por lo tanto saben cuándo se ha
organizado un maléfico plan, que las chicas que lo han organizado y acaben
estas, recibiendo una azotaina.
No había sido así… No podía ser peor, lo
sucedido en el aeropuerto era algo indecente por su parte. Si viajan solas acabando sucediendo por
descuido, pues dices ha sido un descuido. Pero no había sido así, habían
demostrado sin quererlo, pues en realidad ellas no eran de ese modo, siempre
habían sido muy responsables. Pero en
cambio el Sr. Adams lo dijo claro, de buen gusto las habría llevado de vuelta
al hotel o aeropuerto, porque no las quería en su casa… Así como que al volver
habría tenido una charla con Sonia, para prohibirle que llevase a sus amigas de
nuevo a su casa. Que te digan que no
las quiere tener en casa, por una escasez de educación, así como moderación en
su comportamiento, y lo peor, aunque no lo dijesen, su falta de modestia a la
hora de dar gracias por haberse encargado de todo, eso era una carga para
ellas, así al menos lo sentía Carolina y debían sentirlo tanto Laura como
Megan.
Enfrascadas cada una en sus
pensamientos, vieron aterradas que el Sr. Adams se ponía en pie e iba hacia
ellas, tenía esa imagen en su rostro, la misma que al regañarlas, y ahora
después de haber comido, seguía con el mismo rostro de decepción y enfado.
(Sr. Adams) -. Bien chicas!
Ahora mi esposa os acompañara a vuestras habitaciones y os meterá en la cama,
estáis castigadas el resto del día a permanecer en vuestras camas, ella al
acostaros, recogerá vuestras cosas, móviles, tableta, ordenador, cualquier cosa
que pueda hacer que estéis entretenidas, un castigo, es un castigo. Y no es
precisamente el jugar con el móvil o un libro… seguramente tendréis alguna
pregunta que hacer, mi esposa os dará respuesta si lo cree necesario hacerlo,
el día no ha hecho más que comenzar, y para vosotras va a ser un día duro, ya
que vuestra conducta, así como vuestros modales es necesario enseñaros el valor
de la disciplina, y lo vais a aprender… Ahora cochinas poneos vuestras bragas…
pobre de la que se las quite o se las baje en la cama. No se os va dar de
comer. Luego más tarde mi esposa os preparara algo… ahora no! Porque no seréis
capaces de sentaros a comer, y el no comportaros en la mesa como es debido,
sería cuestión de daros un repaso nuevamente, y como creo que deseáis descansar
del viaje así como meditar de lo sucedido.
A que estáis esperando? Poneos las bragas…
Laura se sacó sus bragas de la boca, así como
darles la vuelta para ponérselas, ya que tía Ingrid las había colocado del
revés para que sostuvieran sobre sus bocas la parte húmeda del fondillo de sus
braguitas. Carolina hizo lo propio al tiempo que
Laura, después de sacárselas de la boca,
haciendo ascos y a punto de escupir, pero el Sr. Adams delante de las tres le
hizo un movimiento de su mano derecha separándola de su cuerpo y a la altura de
su cadera, poniendo la palma hacia arriba y moviéndola de derecha a izquierda
con un signo claro de darle unos azotes si lo llegaba hacer. Con lo que la
saliva que tenía en su boca, tuvo que tragársela haciendo unos gestos de asco. Megan era la que más fácil lo tuvo, solo
tenía que subírselas, haciendo gestos eso si, como aspavientos con sus brazos
se las subió lentamente, al llegar a su trasero, lo removió de derecha a
izquierda mientras lentamente se las subía y ajustaba a su cintura subiendo su
falda para ajustarse bien las braguitas, muerta de la vergüenza, pues para
subirse las bragas, tuvo que dejar sus bragas claramente a la vista, así como
su poblado pubis ante el Sr. Adams que las miraba. Momento que al tallar el
trasero de la falda y arreglársela bajándosela, aprovecho para sobarse el culo primero
disimuladamente, y al no ser regañada, a continuación lo hizo con verdadera ficción sobándose el dolorido trasero, algo
que por fin pudo aliviar aquel picor de su trasero. Laura y Carolina se estaban pasando ya las
perneras de sus bragas por los pies, había que ver a las dos, haciendo todo
tipo de muecas de dolor en su culo, al agacharse para ponerse las bragas o como
Carolina levantaba flexionando su rodilla y no tener que agacharse para ponerse
las bragas. Así como verlas luego encorvar
sus caderas de derecha a izquierda al subirse las braguitas muy lentamente,
sobre todo al pasarlas por sus nalgas mientras sus labios, como sus rostros,
hacían todo tipo de muecas debido al dolor de sus traseros. Y como con gestos
de pudor, intentaban subirse sus braguitas sin mostrar su intimidad, así como
el vello de sus pubis, algo que no les fue posible evitar. Una vez puestas
había que ver como se sobaban el culo las tres chicas. En ese instante tía
Ingrid apareció ante ellas, estaban tan ocupadas subiéndose las bragas que no
la vieron acercarse a ellas.
(Sra. Adams) -. Vamos para arriba desvergonzadas! Subid
delante mía, la que se quede atrás, sentirá en el culo la zapatilla, y vais a
ver que rápido subís!!! .- A pesar del dolor de sus traseros, subieron las
escaleras todo lo rápido que pudieron, sobándose sus traseros mientras subían,
Carolina subió agarrándose a la barandilla para ayudarse a subir, y aunque
intento subir rápidamente, claramente era a la que más le dolía el culo y más
trabajo le costó subir, aunque un par de buenas palmadas con la mano abierta de tía Ingrid en su culo,
la hicieron aligerar y subir a pesar de todo, desde abajo ver sus coloridas braguitas y como
se sobaban el culo, asomando el color colorado bajo las perneras de sus bragas
era todo un contraste de color, y una vista incomparable para el Sr. Adams
observándolas desde abajo, por primera vez desde que habían llegado las chicas,
su rostro sonreía.
Una vez en el rellano del piso de arriba
las adelanto Tía Ingrid, y caminando ella a paso ligero las condujo hacia uno
de los baños, poniéndose plantada en el centro del pasillo, y la puerta del
baño abierta, ellas tardaron un poco en llegar hasta ella, aunque intentaron
seguirla a su paso, tuvieron la urgente necesidad de pararse y sobarse con fuerza
su traseros. Las tres tuvieron que
entrar dentro al tiempo una tras otra. Luego lo hizo tía Ingrid sujetando del
brazo a la más cercana, Megan fue la
primera que tía Ingrid se encargó de
ella. Haciéndola voltearse le desabrocho la falda y bajo una pequeña
cremallera, la falda tableada de un color gris perla al quedar suelta cayo a
sus pies, formando una corona, luego asiendo la cinturilla de sus bragas por
las caderas con ambas manos, se las bajo a los tobillos de un solo movimiento.
Megan llevo su mano izquierda a cubrir su sexo poblado, al verse desnuda de cintura
para abajo. Pero solo una mirada de tía Ingrid le basto para retirar su mano y
ponerla a su costado nuevamente. Luego desabotono su blusa azul quitándosela,
así mismo luego le saco el sujetador, dejándola ante ella y sus amigas como
vino al mundo, completamente desnuda. Una vez la tuvo desnuda, se agacho para
coger la ropa y la deposito en un cubilete de mimbre blanco destinado a la ropa
sucia.
Su esbelto y precioso cuerpo solo
desentonaba por su trasero de rojo intenso, que ya se le iba poniendo morado,
sujetándola del brazo la hizo entrar en la ducha, y una vez graduada el agua
fría y caliente ajustando la temperatura justa, la lavo con la esponja
pasándosela por el cuerpo restregándosela para lavarla bien, incluida sus
partes íntimas y sus pechos. Una vez la acabada de bañarla, la seco ella misma,
Megan estaba completamente avergonzada de sentirse como una chiquilla, entonces
cogiéndola en brazos la llevo hacia el
rincón del fondo donde tenían una especie de camilla de hospital, en la cual
deposito a la joven Megan en el borde
dejándola sentada en ella, al
sentir el contacto su trasero dolorido hizo con sus manos fuerza apoyándolas en
la camilla y levantarse al sentir un
fuerte dolor en su trasero, algo que hizo enfadar a tía Ingrid, la cual sin
dudarlo y como si Megan no pesara nada, la levanto en volandas colocándola bajo
su brazo izquierdo con su trasero bien expuesto. Bajo la camilla había una
pequeña banqueta destinada como escalón, en la cual tía Ingrid apoyo su pie
izquierdo, depositando a Megan apoyando su barriga sobre su muslo y le dio una azotaina con la mano, dándosela bien en su pequeño
trasero. Megan hacia poco mientras la
bañaba que había dejado de llorar, y de nuevo con la azotaina rompió de nuevo a
llorar desconsolada, mientras la mano de tía Ingrid dándole azotes rápidos y
bien sonoros que restallaban al impactar sobre sus desnudas nalgas las cuales
al estar algo húmedas, los azotes le dolían aún más, resonando el sonido de los
azotes en la pequeña estancia del baño.
Megan agotada de agitar sus manos, así
como patalear con sus piernas, llego un momento que solamente lloraba
desconsolada, mientras tía Ingrid continuaba administrándole una azotaina con
su mano, Megan ya apenas se movía rindiéndose a agitarse o menear su trasero
que le ardía muchísimo. Tía Ingrid considero que ahora sería muy obediente, y
dejo de calentarle el culo, como la tenía sobre su muslo, la levanto dándole la
vuelta sentándola en su muslo, Megan llorando se cogió a su cuello abrazándose
a ella. Tía Ingrid la dejo durante unos
minutos que llorase sobre su pecho mientras con su mano izquierda la sujetaba
para que no se le cayera al suelo, y con su mano derecha cariñosamente le
acariciaba el muslo subiendo la mano a su trasero en llamas, acariciándoselo
con cariño y suavidad.
(Sra. Adams) -. Megan pequeña…
Vas a ser obediente o tía Ingrid te tiene que dar otra azotaina en el culo? Vas
a ser obediente?
(Megan) -. Si,… si… tía Ingrid,
seré buena…
Tía Ingrid en brazos la puso boca arriba
sobre la camilla, Megan al tener su trasero sobre el frio cuero negro de la
camilla se quedó muy quieta. Cuando vio a tía Ingrid que en las manos tenía un
pequeño bol, y una brocha de hombre para afeitar se estremeció de vergüenza,
pero más vergüenza sintió al pasar la brocha enjabonada por su pubis, así como
por su entrepierna, levantándole el culo también paso la brocha por su pequeño
esfínter y entre sus nalgas. Lentamente
le fue pasando una cuchilla de depilación femenina, y le depilo con cariño todo
el pubis, así como haciéndola abrirse de piernas y separando sus labios
vaginales con sus dedos, fue pasando la cuchilla rasurando sus labios
exteriores, así como entre la hendidura interior que había un poco de
vello. Luego la hizo girarse y poner con
el culo en alto, manteniendo sus piernas abiertas y le rasuro entre las dos
coloradas medias lunas de entre sus nalgas, dejándola con su intimidad sin un solo
pelo del vello púbico. Luego le paso una
toallita húmeda lavando su entrepierna, y luego una toallita seca. Volviéndola
a poner boca arriba la seco por delante, al acabar la hizo levantar y sentarse
en la camilla, Megan al sentir su propio peso sobre su culo, su rojo rostro de
tanto llorar torció sus labios y apretaba los dientes para no protestar del
dolor de su trasero, sin poder evitar volver a ponerse a gimotear.
Tía Ingrid se dio la vuelta yendo hacia
el armario del fondo del baño, junto al lavabo y el bidé, extrayendo una llave
del bolsillo de su bata, abrió el armario y extrajo de él, unas braguitas
limpias y un camisón rosa. Enseguida le
paso las bragas limpias por sus piernas y bajándola de la camilla, se las subió
sin tener ningún miramiento por el estado de sus nalgas, con lo que Megan dio
un “AAAYYY” al sentir como tensaba
sus braguitas limpias y se las ajustaba a su cintura, con el dolor que el
elástico de las perneras de las braguitas alzo sus nalgas al ajustárselas.
Luego le puso el camisón tras echarle un vistazo a como le quedaba por detrás, así
como sus braguitas bien colocadas, estas eran de algodón blancas con unos
dibujitos de racimos de uvas de color azul marino de fondo, tirando a violeta, y la llevo de la mano a donde estaban Carolina
y Laura, dejándola de pie junto a ellas.
Dejando a Megan junto a
Laura habiéndole entregado antes unas zapatillas abiertas por el talón de color
rosa en sus pies, entonces le llegó el turno a Carolina a la cual desnudo
seguidamente e igual que hiciera con Megan la baño, y la hizo tenderse sobre la
camilla boca arriba igual que con Megan,
en breves minutos estuvo su sexo también depilado, Carolina hizo ademan de
levantarse de la camilla, al ver que ya había acabado con ella, y pretendía
facilitarle las cosas a tía Ingrid, debió pensar que se obediente haría que su
semblante de enfado cambiaria, pero solo consiguió, que tía Íngrid la obligara
a darse la vuelta sobre la camilla, quedando boca abajo, y que como por arte de
magia apareciera la zapatilla en su mano derecha, dándole a Carolina una buena
azotaina con la zapatilla, haciendo que carolina se removiera como podía al
sentir de nuevo como le volvía arder el culo, y averiguando lo mucho que
escocia aquella zapatilla, de paño de color verde, y una simple suela de goma
blanquecina. Pataleo sobre la camilla y sus manos golpeaban también sobre ella,
mientras en su trasero la zapatilla seguía y seguía calentándole mucho más el
culo si aquello fuera posible. Mientras Carolina meneaba su culo de un lado a
otro, aunque nada la retenía o sujetaba, la zapatilla estuvo varios minutos
calentándole el culo a base de bien. Hasta que tía Ingrid mostraba su enfado
con ella…
(Sra. Adams) -. Te aseguro que
te voy a enseñar modales sinvergüenza!!!
Es que tienes que estar siempre mojándolo todo? Hasta a mí misma me has hecho avergonzar de
la forma impúdica que te corrías una y otra vez cuando mi marido te estaba
calentando bien el culo y dándote una buena azotaina con el cepillo. Tenías las
bragas empapadas, marrana!!! Te goteaban gotas por los muslos cuando te he
colocado sobre las rodillas de mi marido, cochina!!! Por eso te las he quitado del todo, y por el
mismo motivo te he sujetado los brazos, para que Williams te diera más fuerte
con el cepillo, cochina!!! Y ahora
descarada te atreves a correrte de nuevo cuando te estaba rasurando el sexo,
marrana!!! Y encima te rebelas levantándote de la camilla? Te voy a enseñar
como debes comportarte, cochina!!! Marrana!!!
Es que no has tenido bastante con vuestra manera de comportaros con mi
marido!!! desagradecidas!!! Pero yo te voy a enseñar a no mojarte las
bragas, ya lo creo que te voy a enseñar cochina!!!
Carolina lloraba desconsolada por el
intenso dolor en su trasero, aunque más lloraba por la vergüenza de los
comentarios de tía Ingrid, pues eran ciertos, aunque ahora al menos sabia porque habían sido
más severos con ella, que con sus amigas, y ello la avergonzaba mucho más,
aunque era algo que no podía culparse a ella, que su cuerpo reaccionara de
aquella manera y humedeciéndose tanto…
Tía Ingrid dejo de
calentarle el culo a Carolina, dejando caer su zapatilla al suelo cayendo boca
abajo, con su pie la volteo poniéndola sobre el suelo e introducía en ella su
pie derecho, dejando a Carolina llorando con sus dos manos puestas sobre su
dolorosísimo trasero, quedándose como estaba boca abajo llorando.
Megan y Laura vieron salir a tía Ingrid
furiosa del baño, aunque antes de un cajón extrajo unos guantes de látex
poniéndoselos. Pocos minutos después
volvía a entrar de nuevo con una bolsa de plástico con algo en su interior que
no podían ver lo que era. Había tardado unos diez minutos en volver a entrar
por la puerta. Dejando la bolsa en el suelo, a las patas de la camilla, fue
hacia el armario a sacar el camisón y unas braguitas para Carolina, o eso
imaginaron las chicas al ver lo que había sacado para Megan. Pero la vieron extraer, unas braguitas, más
un bulto que no sabían lo que era, más un camisón. Vieron aterradas lo que resultó ser el bulto,
era un pañal, el cual desplego y levantado las piernas de carolina, se pasó por
debajo del culo, dejándolo extendido sobre la camilla, viendo cómo se agachaba
sobre la bolsa y extraía unas ramas de plantas de la bolsa sin saber lo que
eran. Pero no tardaron en imaginarse que planta debía de ser, pues se las
coloco a Carolina sobre su sexo desnudo, así como debajo del culo, y le puso el
pañal pegando los adhesivos a sus caderas, el grito de Carolina al sentir como
picaba, se pudo escuchar por toda la casa, le acababa de colocar hojas de “ortigas”. Luego le puso las bragas por encima del
pañal, para que le quedase más ajustado o no se le pudiera caer. La levanto de
la camilla poniéndola en pie, para ponerle el camisón. Luego la llevo al lado
de Megan, caminando Carolina con las piernas abiertas y arqueadas pues la
entrepierna la abrasaba del picor, llorando se quedó al lado de Megan. Le llegó el turno a Laura soltándole la falda tableada gris, bajándole a
su tobillos sus bragas, y desabotonando su blusa azul, en segundos la tuvo
desnuda ante ella, haciéndola entrar en la ducha, Laura ni hizo un solo
movimiento que pudiera ser mal interpretado por tía Ingrid, pues Laura también
había mojado sus braguitas y temía acabar como Carolina, sobre todo que le
pudiera poner plantas de ortigas en su sexo como a ella…
Una vez que la hubo secado y la colocara
sobre la camilla, la rasuro igual que a sus amigas, aunque Laura mantenía los
ojos cerrados durante todo ese tiempo, en esta ocasión no era por la vergüenza,
los tenia cerrados pensando en otra cosa que no fuera en lo que ocurría, y como
era manoseada en sus labios vaginales cuando era rasurada, pues no quería que
viera tía Ingrid su humedad, además había podido ver como sus dos amigas
volvían a recibir una azotaina más, Megan la recibió de la mano enorme de tía
Ingrid, y Carolina con la zapatilla no podía imaginar que podía ser peor.
Cuando hubo acabado con ella, dejándola sentada sobre la camilla, fue hacia el
armario a sacar las prendas para ella, con los ojos cerrados para no mirar, no
vio cuando tía Ingrid le indico que metiera sus pies por las perneras de las
braguitas, lo que sintió como la hacía poner en pie, y como la obligaba a
echarse sobre la camilla, entonces empezó a temblar de miedo, pues aquello no
significaba nada bueno, y… no lo fue… Pues de debajo de la camilla había un
cajón el cual abrió, extrayendo un cinturón de cuero el cual doblándolo a la mitad
sujetándolo por ambos extremos empezó a azotarla en su culo desnudo, solamente
fueron unos diez a quince azotes, pero el grueso cinturón despertó el dolor aún
más intenso en su trasero que se había adormecido con la ducha de agua caliente
y con el suave contacto del jabón con la esponja sobre sus nalgas, guardando el
cinturón, le subió las braguitas blancas de algodón con los mismos racimos de
uvas violetas que las bragas que llevaba Megan y Carolina. Una vez arregladas las tres chicas, y bien
aseadas, las hizo salir del baño, Megan y Laura iban sobándose el culo por
encima de sus braguitas, mientras Carolina caminando lentamente con sus piernas
arqueadas para que no le rozase la entrepierna, anduvieron por el pasillo hasta
llegar a la habitación de Megan, a la cual cogiéndola por un brazo la hizo
entrar en la habitación, hasta llegar a la cama, la cual retiro las sabanas e
hizo que Megan se metiera en ella, luego la arropo y volvió a salir apagando la
luz dejándola a oscuras, aunque antes recogió su bolso donde guardaba su
teléfono móvil, tableta y demás objetos. Los cuales dejo en su puerta, para
llevar a las chicas a sus habitaciones. Llego el turno a Laura, dejándola
metida en la cama boca arriba, luego
agarro a carolina con la cual estaba muy enfadada con ella, y Carolina lo
sintió el enfado, pues a ella la agarro del lóbulo de su oreja izquierda, con
su mano izquierda, con una posición forzada, pero lo hizo así para llevar a
Carolina a su habitación dándole nuevos azotes en el culo y en sus muslos donde
sus bragas no cubrían, carolina a cada azote daba un pequeño salto hacia
adelante, hasta la cama la llevo así, y antes de meterla en la cama la tumbo
sobre sus rodillas, y le dio una azotaina por encima de sus braguitas, más
sobre los muslos y parte exterior de sus nalgas, donde no llegaba a cubrir el
grueso pañal, luego la metió en la cama bien calentita llorando, arropándola la
dejo a oscuras llevándose sus objetos personales.
La Sra. Adams bajo al piso de abajo, en la
mesa del salón aun permanecía su marido tomándose un café, y lo que más le
extraño fue ver a Susana, María y Sonia aun sentadas en sus sillas. Eso no era,
ni resultaba nada habitual en ellas…
(Sra. Adams) -. A ver Sonia!
sube a tu habitación que voy a cambiarte ese pañal mojado, no vayas a escocerte
toda… Y vosotras que hacéis aun sentadas, y todos esos platos sin fregar
aun…? Venga moved esos culos!!! .- Nada
más levantarse de sus sillas, tía Ingrid fue hacia ellas, el que no se
levantaran de sus sillas debía de ser por algún motivo, y conocía muy bien
cual, por eso al pasar por el costado izquierdo de su marido, recogió de la
mesa el cepillo de madera que aun el Sr. Adams su marido, lo tenía a mano.
Susana y María llevaban días sin ser castigadas y se apresuraron a salir de
allí, en cambio Sonia al tener su culo dolorido y ardiente se movió más lenta,
dándole tiempo a su tía a llegar a ella, no tuvo tiempo de escapar, y fue
sorprendida al ponerse en pie. Tía Ingrid encontró que las sillas estaban
claramente mojadas de fluidos…-. No
huyáis vosotras dos!!! Ya veo porque no
os movíais de vuestra silla, no queríais que vuestro padre os pillara con las
bragas chorreando cochinas!!! Pero tu
Sonia!!! Como has podido mojar así la silla si llevas el pañal? -. Su tía
le metió la mano bajo la falda, comprobando si el pañal traspasaba por llevarlo
lleno de orina, pero no fue así, lo tenía seco en su trasero. Entonces volteo a
Sonia para comprobarlo en su entrepierna, Sonia estaba muy avergonzada de que
tía Ingrid la revisara de aquella manera delante de su tío y primas. Para tía
Ingrid resultó extraño para ella, sentir
una intensa humedad en el fondillo de sus braguitas, y metiendo los dedos por
la pernera del pañal, este estaba seco. -.
Cochina!!! Así que te has apartado el
pañal a un lado para tocarte, pero las bragas no las has echado a un lado y
estas se te han mojado, y noto como tu sexo esta resbaladizo y eso no es por
haberte meado en el pañal antes de comer. Ahora te enseñare cochina!!!
Sonia estaba roja de la vergüenza por la
manera que su tía la había revisado, no se esperaba que fuera a meter sus dedos
entre sus braguitas y mucho menos a tocarle su sexo chorreante introduciéndole
los dedos por la pernera de sus braguitas y las del pañal para averiguar cómo
lo tenía. Sintió como la cogía de la
muñeca de su brazo izquierdo y se la llevaba tirando de ella, al otro extremo
del salón sentándose en un puff, colocando a Sonia de pie entre sus piernas, le
levanto la falda gris perla, y hurgando en su cintura, busco la cinturilla de
sus braguitas y se las bajo hasta las rodillas, luego soltó los adhesivos del
pañal y se lo quito, acto seguido la coloco sobre sus rodillas comenzando a
darle una azotaina con el cepillo de madera, al tener su culo húmedo del pañal
los azotes le dolían mucho más…
Desde el piso de arriba Laura escuchaba
como alguna de las chicas era castigada, pero solo llegaba el sonido de la
azotaina, escuchaba que una chica lloraba, pero no podía distinguir cuál de
ellas. Desde luego en esa casa no se aburrían, ella en cambio se había podido
poner de costado sobre la cama, pensaba en bajarse las braguitas que la
apretaban al tener el culo inflamado, además
si se movía sentía serias
punzadas en el culo, sus braguitas le producían aún más molestias al raspar en
sus nalgas sensibles y escocidas, así como las costuras le molestaban, ya que
ella nunca usaba ese modelo tan antiguo, aunque como spankee disfrutaba
llevándolas puestas, pensó en introducir su mano por entre sus braguitas y
tocarse, el escuchar como una de las hijas o la misma Sonia podía ser la que
estaba siendo castigada, eso la había excitado, pero se asustó en el último
momento si tía Ingrid le revisaba sus braguitas, desestimando la idea de
frotarse.
En la habitación contigua que se hallaba
Megan, se había colocado boca abajo, y se había bajado las bragas a medio muslo,
pues le molestaban muchísimo el llevarlas puestas, y así con ellas bajadas se
hallaba más cómoda, con lo que al estar agotada a pesar del dolor de su
trasero, se quedó dormida manteniendo sus manos en su culo, ya que a base de
probar posiciones esa era la que menos le molestaba su trasero, aunque el fuego
en él era abrasador, nunca en un mismo día, había recibido tres azotainas. Una primera sobre las rodillas de un hombre
al que solamente conocía de oídas,
recibiendo la azotaina con la
mano, una segunda y más fuerte con el cepillo de madera por el mismo y
misterioso señor, y una tercera que se
la había dado una mujer mayor la cual era la primera vez que la veía, todo ello
junto la hacía sentir unas sensaciones muy extrañas para ella y muy nuevas,
haciéndola sentirse de forma extraña, pero sin entender por qué motivo no le
resultaba desagradable.
Carolina también escuchaba, aunque no se atrevía
a moverse ni hacia la derecha, ni a la izquierda. Le hubiera gustado poder
girarse colocándose boca abajo, pero ni a menearse en la cama echada se
atrevía, cualquier movimiento que hacia
le picaban las plantas de ortigas en el interior del pañal, lo que le obligaba
a estar muy quieta, aunque el simple roce de aquellas plantas le ardía su
intimidad. Aunque el culo mismo le abrasaba y le dolía horrores, nunca hubiera
imaginado que podía llegar a tener el culo tan dolorido. Así como pasar tanta
vergüenza.
Unos minutos después dejaron de escuchar
más azotes, pero poco después se volvían a escuchar de nuevo, y llorar a otra
chica distinta, a los pocos minutos sucedía igual, de nuevo se volvió a
escuchar más lloriqueos y más azotes, deduciendo que habían sido castigadas
Susana, María y Sonia. Luego fue todo
silencio, y Carolina así como Laura se quedaron dormidas.
Carolina estaba dormida cuando la puerta
de su habitación se abrió, al encenderse la luz, Carolina se despertó
sobresaltada, tía Ingrid estaba ante ella y la destapo del todo, retirando las
sabanas. Carolina no articulaba palabra
alguna, sentía tanta vergüenza que no se atrevía ni hablar. Solo se dejó hacer cuando las manos de tía
Ingrid se introdujeron bajo su camisón y
le bajo sus braguitas a los tobillos y se las saco del todo. Luego soltó los adhesivos laterales del pañal
y una vez suelto se lo quito con las ortigas quedando en el pañal. Viendo la
piel del pubis que lo tenía muy irritado y muy colorado. Encima de la cómoda había dejado al entrar
una bandeja, de ella cogió algo que no llego a ver que era. Al acercarse de
nuevo hacia Carolina… En sus manos llevaba un bote de crema, supuestamente
hidratante…
(Sra. Adams) -. Bien Carolina,
ahora te pondré esta crema para la irritación de las ortigas. Espero que hayas
aprendido la lección, tu pañal estaba completamente seco, por lo tanto las
plantas han cumplido con su labor de evitar esa desvergonzada costumbre de
mojarte el fondillo de tus braguitas. He creído por esta vez lo voy a dejar
como un aviso y has tenido suficiente tiempo las ortigas, que las hayas llevado
puestas unas horas parece que ha bastado, como haya una próxima vez, llevaras
las ortigas en tus bragas todo el día.
No tengo nada en contra que una spankee como tú, se humedezca ante la
excitación lógica, pero un castigo no es un juego, por lo tanto mojar tanto y
llegar al orgasmo, más vale que no vuelva a ocurrir y si sucede procura no ser
tan escandalosa, las ortigas te harán ser más cautelosa de ahora en adelante..-
La desnudez de su intimidad hizo que Carolina sintiera vergüenza, y mucha más
cuando la mano derecha de tía Ingrid pasaba untándole la crema en su pubis,
como alrededor de los labios de su sexo, luego le hizo darse la vuelta
colocándose boca abajo, pasándole la crema entre sus piernas, subiendo a su ano
escocido. Luego saco otro objeto del bolsillo, ahora era una pomada de marca
conocida, y se la puso embardunando el culo dolorido de Carolina que agradeció
el frescor de aquella crema. Le volvió a dar la vuelta de nuevo dejándola boca
arriba, y poniéndole de nuevo sus braguitas blancas de algodón con dibujos de
racimos de uva con el fondo azul marino, e una vez acabada de atender la invito
a levantarse de la cama para bajar a comer algo, como luego volvería a la cama,
pues el castigo no había acabado aun.
(Carolina) -. Gracias, Sra.
Adams por sus cuidados… Ruego encarecidamente que me perdone por nuestro
comportamiento de hoy, no somos ninguna de las tres así, no solemos ser
maleducadas y desconsideradas con las personas, mucho menos si somos invitadas
en su casa, no entendemos ninguna que no ha podido ocurrir. Puedo hacer una
pregunta que no comprendo?
(Sra. Adams) -. Desde luego
puedes preguntar, otra cosa será que obtengas respuesta.
(Carolina) -. Es… que…he… hecho
o motivo… o nada… similar para ponerme… un…pañal…
(Sra. Adams) -. Pañal? Procura no hacerme enfadar… Tranquila pequeña.
Es normal que muestre cordialidad con vosotras, pero no dudare en haceros que
os arrepintáis si no y os atienda como es debido, tratando de acomodar vuestros
traseros debidamente, está muy bien que pidáis disculpas por vuestro mal
comportamiento, aunque estas disculpas y atenciones de formalidad e educación,
haya sido necesario daros una buena azotaina en el culo a cada una. Además
vuestro castigo solamente no ha hecho más que comenzar, aun vais a conocer que
sucede con las chicas que no son responsables, que no son educadas, y que no se
comportan como señoras adultas… Por cierto, mientras estéis en esta casa de
ahora en adelante, para vosotras soy Tía Ingrid, entendido? Ahora lávate esa cara llorosa mientras voy a
ocuparme de tus compañeras… espérame en el pasillo cuando estés aseada… Que no
tenga que venir a por ti…
Tía Ingrid abrió la
puerta de la habitación de Laura, esta estaba durmiendo de costado cuando la
destapo descubriendo a Laura al retirar las sabanas. Esta se despertó asustada,
pensaba que había hecho algo mal. Pero no sucedió nada, simplemente la ayudo a
incorporarse, aunque Laura temía que la fuera a dar una azotaina, ya que al
estar en pie, tía Ingrid se sentó sobre la cama y coloco sobre sus rodillas a
Laura descubriéndole el culo, al bajarle las braguitas a medio muslo. Cuando
sintió como algo frio le estaba poniendo sobre su coloradísimo culo, claramente
con varias zonas oscuras azuladas o moradas. Una vez acabo de ponerle crema, le
subió sus braguitas ajustándoselas a su cintura…
(Sra. Adams) -. Te digo lo mismo
que a tu amiga, lávate la cara esos restregones de llorar y espérame en el
pasillo, ahora bajareis a comer algo…
Tal y como había entrado
salió de su habitación…
Entrando en la habitación de Megan, a la que le retiro
las sabanas de una sola vez dejándola destapada durmiendo, pero para su
sorpresa encontró a Megan de una manera indecorosa metida en la cama… Megan
sintió que alguien la zarandeaba para despertarla, al despertarse y ver ante
ella a tía Ingrid, sus manos rápidamente fueron a sus braguitas, para cubrirse,
intento a la desesperada subirse sus
braguitas que las tenía bajadas a sus rodillas, pero no le sirvió de gran cosa,
pues ya la agarraba en ese momento del brazo tía Ingrid, no pudiendo Megan subirse las
braguitas del todo. Estaba aterrada
cuando cogiéndola del brazo como la había agarrado del izquierdo, acabo sobre
sus rodillas boca abajo. Viendo al tener la cabeza colgando, así como sus
brazos desmadejada sobre las rodillas de tía Ingrid, como su pie derecho lo avanzaba hacia adelante
lo justo para que con un golpecito al suelo, su zapatilla se desprendiera de su
pie, el cual quedo la mitad aun dentro de la zapatilla, la medida justa para
que levantando su muslo derecho, a pesar de tener a Megan con su barriga
apoyada en él y sus piernas colgando,
paso su mano derecha entre sus piernas al tenerlas abiertas y agarrando la zapatilla del talón, Megan vio
como agarraba la zapatilla y temió lo que iba a suceder. Tía Ingrid empezó a
calentarle el culo a Megan, que ya
lloraba solo de ver que le iba a suceder, mientras al mismo instante la mano
libre de tía Íngrid, bajo las braguitas de Megan, la parte derecha de ellas que
había podido subirse, pues al tirar de ellas hacia arriba, solo pudo subírselas
de ese lado, pues el izquierdo, fue el brazo que la sujeto tía Ingrid, y Megan
no pudo alcanzar la cinturilla de sus braguitas, quedando ese lado de sus
braguitas donde las tenía colocadas, para que no le rozasen sus nalgas
maltrechas, lógicamente al no ser spankee, desconocía el riesgo que corría si
era descubierta, durmiendo con las braguitas bajadas estando castigada, aunque
eso lo iba a aprender en breve. Pues la zapatilla manejada por la diestra mano
de tía Ingrid subía y bajaba a un ritmo que Megan apenas podía lanzar sus
lastimeros “Ayyes” entra zapatillazo y
zapatillazo, su ya por sí maltrecho trasero, pues tenía plenamente sus
redondeces del pequeño trasero todo oscuro de un rojo muy intenso, tomando un
tono morado, pero a cada zapatillazo en sus nalgas desnudas el color colorado
resaltaba de nuevo, aunque sus nalgas pronto se escurecían de tono más oscuro. Quizás
en otro momento habría recibido una azotaina más severa, pero tía Ingrid
sabiendo las azotainas que ya había recibido, debió apiadarse de ella, pero
ello no impidió darle una buena azotaina de no menos de sesenta buenos
zapatillazos, la puso en pie delante de ella y entre sus piernas, subiéndole
sus bragas, bien tirantes más arriba de su cintura, luego la hizo dar la vuelta
y de una buena palmada fuerte y sonora, la envió hacia la puerta, Megan se
sobaba el culo frenéticamente subiendo y bajando sus manos muy rápido, mientras
casi trotando para no ser atrapada corrió hacia la puerta, pues tía Ingrid
después de calzarse la zapatilla salió detrás de ella.
Una vez en el pasillo aguardaban Laura y
Carolina con sus rostros compungidos por la suerte de su amiga, Megan. Está se reunió con ellas hecha una mar de
lágrimas, mientras se sobaba el trasero con sus dos manos por encima de las
bragas, mientras miraba atrás por si tía Ingrid se aproximaba a ella. Vieron salir a tía Ingrid parándose ante
ellas e indicándoles que se pusieran a caminar delante de ella. Las tres con camisones iguales de color rosa,
que le cubrían justo la cinturilla de sus braguitas. Laura y Carolina iban muy avergonzadas al
tener que bajar al salón con sus bragas a plena vista, Laura llevaba su mano
derecha sobre su dolorido culo, mientras con la izquierda se secaba alguna lágrima
que descendía por su mejilla, solidaria con su amiga Megan. La habían escuchado como lloraba mientras recibía
la azotaina con la zapatilla, así como el sonido de los zapatillazos que tía
Ingrid le asestaba, no vieron como la recibía, aunque Carolina intento espiar
por el resquicio de la puerta al estar entreabierta. Aunque poco fue lo que
pudo ver, solo como Megan agitaba sus brazos y su cabeza la movía de lado a
lado del dolor en su trasero.
Una vez por el pasillo caminaban ligeras
por si acaso, tía Ingrid las seguía muy de cerca, y su rostro de enfado era
como para no detenerse. Carolina al ir la primera, se acariciaba el culo con la
mano izquierda, pues sentía más dolor en esa nalga que la derecha, y mientras
se sobaba ligeramente con suavidad, con disimulo introducía su dedo índice por
debajo del elástico de sus braguitas, el cual le apretaba en su nalga izquierda
como si le mordiera, y con ese gesto disimulado aflojaba la presión de la
pernera de su braguita, luego cambiaba de mano, y con la derecha hacía lo
propio.
Laura que la contemplaba desde atrás la observaba, viendo que detrás de
ella iba Megan y dos metros más atrás, venia tras ellas tía Ingrid. A Laura, al
igual que a Carolina el elástico de las perneras de sus braguitas le molestaba,
por lo que al doblar la esquina del pasillo que encaraba hacia las escaleras,
aprovecho para sobarse el culo y disimuladamente introducir sus dedos índice y
anular bajo el maldito elástico, aflojando su presión.
Tía Ingrid aligerando sus pasos, en dos
zancadas estuvo tras de ellas dos, las zapatillas al ser silenciosas sus
pisadas, no fueron escuchadas por Laura
y Carolina. Cuando se quisieron dar cuenta fue por varios azotes de la mano
izquierda de tía Ingrid, que caldeo ligeramente el culo a Laura, y luego fue
directa a Carolina, la cual intento eludir la maniobra de tía Ingrid acelerando
el paso, pero intentar huir no fue buena idea, pues la agarró del brazo
derecho, mientras la izquierda la utilizo para darle unos buenos azotes en el
culo, y así recibiendo en su dolorido trasero aquellos azotes bajo las
escaleras.
Al llegar al salón, pudieron ver a Sonia
su amiga de rodillas en el rincón, con los brazos en cruz y un grueso tomo de
un libro en cada mano, tenía su falda levantada sujeta a su cintura, sin
braguitas. En el otro extremo estaba
la pequeña María también de rodillas con los brazos en cruz, su falda levantada
y sujeta a su cintura con las braguitas bajadas a las rodillas, tanto María
como Sonia tenían sus traseros colorados como tomates maduros. En la cocina se encontraba Susana fregando
los platos, con la falda levantada sujeta a la pretina su falda, con las
braguitas bajadas a medio muslo, también había señales de haber recibido una
buena azotaina en el culo.
Las seis chicas tenían sus culos bien
doloridos, tía Ingrid hizo sentar a comer a Laura, Carolina y Megan. Estas
miraban las sillas que les fueron asignadas, mientras que la del extremo
cercano a la escalera y salón, era acolchada. Ellas debían sentarse en sillas
con el asiento de madera, Carolina fue la primera en retirar su silla para
sentarse, al apoyar su culo dolorido sobre la madera, lo hizo lentamente y con
gestos claros de dolor. Igual hiciera Laura al sentarse haciendo muecas de
dolor en su trasero, peor lo tuvo Megan, por haber recibido una azotaina hacia
tan solo unos breves minutos.
Las chicas al tener sus manos en los
laterales de sus sillas, cuando no miraba tía Ingrid levantaban ligeramente sus
traseros, o encorvaban su culo hacia un lado, para introducir sus dedos entre
el elástico de sus braguitas y así aligerar la presión que este ejercía en sus
traseros doloridos, pues al estar sentadas las costuras anticuadas de sus
braguitas resultaban muy molestas.
Cuando Carolina ponía sus manos sobre la mesa, las otras dos la imitaban,
pues ello quería decir que tía Ingrid se iba a dar la vuelta mirando hacia
ellas. En minutos tuvieron los platos servidos a la mesa, Carolina al ver lo
que era, hizo guiños con sus ojos, estaba claro que lo que tenía en el plato no
le venía de gusto. Laura miraba su
plato, pero empezó a comer. Carolina la imito sin emitir gesto alguno, a pesar
de que estaba claro que no le gustaba nada el contenido de su plato. Megan aun con lágrimas en los ojos, y más con
el dolor acentuado en sus nalgas doloridas al estar sentada, dando le vueltas
con el tenedor, empezó a comer sin mucho convencimiento.
Pero Laura exclamo que aquello no le
apetecía, nada comérselo.
(Laura) -. Tía… Tía Ingrid… no
hay otra cosa, por favor… es que las judías verdes…no me gustan…
(Sra. Adams) -. Más vale que
empieces a comer, no quiero ver nada en esos platos, o quieres que me saque la
zapatilla?
Al hacer el comentario
tiro su pie derecho hacia adelante, dando una patadita a suelo soltando la
zapatilla de su pie, ya se iba a agachar a recogerla cuando Laura empezó a
comer con ascos. Con sus manos hizo
gestos de desagrado por tener que comerse las judías verdes cocidas, con la
mala fortuna que su mano izquierda retiro su plato a un lado sin desearlo, en
ese preciso instante Susana retiraba unos vasos para llevarlos a la pica para
lavarlos, coincidiendo con el gesto de Laura, el plato hizo dos giros en
redondo sobre sí mismo, pero al tocar uno de los vasos que retiraba Susana, el
plato fue al suelo rompiéndose en pedazos y esturreando su contenido por el
suelo.
Para mala suerte para Laura, acababa de
entrar en ese momento el Sr. Adams en compañía de un señor mayor, de edad
comprendida entre los sesenta y sesenta y cinco años, encontrándose con la
escena y que parte de los trozos del plato roto fuera a parar a sus pies.
(Sr. Adams) -. Se puede saber
qué diablos ocurre aquí?
(Sra. Adams) -. Pues puedes
verlo tú mismo… Aquí la niña que no quiere comerse la verdura y la ha tirado al
suelo, pero vas a ver la que le voy a dar… Desvergonzada!!!
En esos momentos el Sr. Adams se acercó
hacia Laura claramente furioso, agarrándola del brazo derecho levantándola de
su silla, llevándosela con él hacia el salón.
Laura se disculpó por el estropicio, e intento explicar lo ocurrido,
pero de nada le sirvieron sus explicaciones, una vez en el salón, tío Williams
la arrojo manteniéndola sujeta sobre el respaldo del sofá, quedando Laura con
el trasero en alto. Con sus manos
intento taparse las bragas ante el extraño, muerta de la vergüenza al mostrar
sus braguitas blancas con unos dibujitos
de racimos de uvas de color azul marino de fondo, tirando a violeta. Preocupada en taparse su intimidad, no vio
como tío Williams se desabrochaba su grueso cinturón y lo extraía de dos movimientos
de las presillas de su pantalón, al tiempo que al estirar para extraerlo, lo
doblaba a la mitad. Una vez lo tuvo en su mano derecha bien sujeto, se aproximó
a Laura e introduciendo los dedos índice y pulgar por entre el elástico de la cinturilla de las braguitas,
se las bajo a la altura de medio muslo, colocándoselas enrolladas sobre sí
mismas, de forma que sus muslos quedaban unidos.
Laura estaba muy avergonzada de verse
doblada sobre el respaldo del sofá, pues sabía que en esa posición quedaba
claramente expuesto su sexo desnudo, que al habérselo rasurado tía Ingrid, este
se mostraba completamente. Lo peor era que el señor extraño que acababa de
llegar, estaba detrás de ella, y desde su posición veía su sexo, así como sus
labios ligeramente entre abiertos, dada la clara humedad del mismo. Ni se paró a pensar en que la esperaba de un
momento a otro, pero le quedo bien claro al sentir una enorme quemazón que
abarcaba su trasero, y que tras ese, varios fuertes quemazones más, fueron los
que azoto sus muy doloridas nalgas, sintiendo como su culo le abrasaba
terriblemente. Al estar inclinado su cuerpo hacia adelante, apenas sus brazos
alcanzaban a cubrirse el culo con sus manos, con sus piernas intento patalear
ante el fuego abrasador del cinturón, pero solamente podía flexionar sus
rodillas levantando sus pies, por más que intento separar sus muslos, sus
bragas se los mantenía juntos, no pudiendo hacer nada para intentar librarse de
la quemazón horrible de cada azote en su culo del cinturón, por lo que solo
podía llorar desconsolada. Cuando el
cinturón dejo de caer sobre su trasero desnudo, quedo llorando en la posición
en que estaba, en esos instantes nada le importaba ya! El que su sexo estuviera
a la vista de un extraño, bastante ya tenía con el abrasador fuego que sentía
arder en su culo. Así como la proximidad
de tío Williams que lo escuchaba hablar detrás de ella, mientras mantenía su
mano posada sobre su espalda.
(Sr. Adams) -. Acabad de comer
chicas… Luego vais a ser revisadas por
el Doctor Sánchez que ha venido acompañándome para atenderos. No vaya a ser
que, con el cambio de clima de vuestro país, al nuestro vayáis a coger alguna
cosa, sobre todo teniendo en cuenta la semana que os espera… Pues no ha hecho
más que comenzar la misma…
(continuará…)
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