viernes, marzo 22, 2019

EL ABUELO MATERNO Capitulo 15


                                          EL ABUELO MATERNO            Capitulo   15


        …Carolina y Megan observaban a su amiga…  Permanecía echada sobre el respaldo del sofá, no podían ni imaginar cómo debía sentirse, solamente desde la mesa donde se permanecían sentadas y sin poder comer por lo que habían visto, después de tener que presenciar  el castigo  a su amiga Laura y ver cómo le había  quedado su trasero.  Ver las marcas que el cinturón había  dejado sobre su muy colorado trasero.  Ver aquellas trazas que el cinturón había dejado marcadas en sus nalgas, las hacia a ambas estar horrorizadas, solamente podían escuchar sus sollozos,  no podían ver su rostro aunque tampoco sería nada agradable ver el cómo tenía que sentirse.
       Laura permanecía echada sobre el respaldo del sofá, no hacía nada por moverse o levantarse, no deseaba que tío Williams  pudiera interpretar mal un movimiento suyo, y volviera a utilizar el cinturón de nuevo, ya que no la había autorizado a incorporarse o ponerse en pie, sentía un fuego atroz que le abrasaba el culo.  Su  estómago se apoyaba sobre el respaldo del sofá,  apenas había comido nada durante todo el día desde el desayuno, ello unido a las consecuencias vividas esa mañana , las escenas en el baño indescriptibles para ella dada la vergüenza que había pasado,  habiendo recibido una azotaina al llegar en la habitación y volviendo a ser disciplinada por el tío Williams bajando al salón, viendo a su amiga Carolina, ver a su amiga Megan y luego ser ella la castigada, todas esas experiencias la habían mantenido en vilo, por lo que pudiera  ocurrir durante el transcurso del día, el sentir la presión de su propio peso, le hacía sentirse  como si le estuvieran dando pequeños mordisquitos en su interior, las sensaciones que sentía resultaban indescriptibles para ella.   Sus braguitas  podía notarlas que las tenía  bajadas a medio muslo por la presión que ejercían en sus muslos, deseaba poder subírselas  y cubrir su desnudez.  A pesar de dolerle y arderle el trasero, podía ver a su izquierda un señor mayor desconocido para ella, y que tenía plena visión de la escena, la estaba viendo desnuda y lo peor la había visto ser castigada, a pesar del dolor, deseaba cubrir su trasero desnudo. Pero el hacerlo podía ser mal interpretado, y sabía que detrás de ella aunque no pudiera verle, estaba tío Williams y eso la mantenía en vilo. Deseaba poder levantarse para frotarse el trasero,  mitigar  aquel terrible escozor e intentaba separar sus muslos al tiempo que los volvía a juntar, tensando así sus nalgas tratando de rozarse entre sí mismas, tratando de alguna manera mitigar el escozor de su culo, pero temía que el moverse demasiado pudiera causarle nuevos problemas, así que, aunque deseaba poder  menear sus caderas, tratando de aplacar aquel fuego intenso de sus nalgas.  Lo que más temía en esos momentos de angustia era recibir más.   Desde que era pequeña no había recibido una azotaina con el cinturón, pero no recordaba que pudiera doler  tanto, aunque solamente solían ser entre tres y cuatro azotes, sobre su vestido, falda, pantalón, y muy rara vez sobre sus braguitas, en cambio acababa de recibir una larga e intensa azotaina, no los había podido contar cuantos azotes había recibido, pero eran más de lo que hubiera podido desear, y mucho menos sentir aquella horrible quemazón que había producido en cada azote con el pesado cinturón. 
      En sus aventuras con su amiga Carolina en casas de servicios, había recibido con el cinturón en varias ocasiones, pero aquello eran juegos consensuados, y aunque el cinturón dolía, nunca había recibido una azotaina real y mucho menos tan dolorosa.  
     
     …Durante el viaje tanto Carolina y Laura habían estado charlando de lo bien que se lo iban a pasar, Megan las escuchaba en silencio como hacían sus maquiavélicos planes, así como las travesuras que habían ideado hacer una y otra. Entre ellas bromeaban hablando de que iba a ser una pasada ser castigadas, esperaban poder disfrutar de castigo real, pues hablaban sin reparos de lo que se mojaban sus braguitas cuando Sonia les contaba como había sido castigada.   Iba a ser una aventura para recordar.
      Cuando se mantenían en silencio,  Megan las podía ver  lo nerviosas que estaban, así como su mirada perdida, podía ver que viajaban intranquilas levantando su trasero y acariciándoselo por encima de sus pantalones, así como sentarse de costado  sobándose el culo con la palma de la mano,  en esos momentos no sentían ninguna molestia en él, pero las podía ver como su mirada perdida en un punto determinado, debían de estar soñando despiertas, así como el sentirlas respirar agitadas o suspirando, estaba claro que aunque desearan llegar, por otro lado su angustia las embargaba,  sus mentes debían de pensar en arrepentirse posiblemente, incluso echarse atrás, pero ahora ya era tarde, el avión acababa de tomar tierra, y en la terminal las estaría esperando Sonia…

     Laura no podía pensar en nada en esos instantes, y mucho menos en las ganas que tenia de experimentar lo que estaba viviendo de manera real.  Ahora solo le preocupaba la azotaina que acababa de recibir con el cinturón, y su único deseo era que cesara el castigo cuanto antes y poder sobarse el culo.

       Megan y Carolina se miraban entre ellas aterradas, mientras alguna lágrima descendía por sus mejillas, después de ver como a su amiga Laura le daba el tío Williams  una severa azotaina con el cinturón.   No habían podido ver como se habían desarrollado los hechos, de que el plato de verduras que debía comerse Laura, este acabase en el suelo rompiéndose en mil pedazos y esturreando el contenido en el suelo.  Pero alarmadas si vieron las consecuencias de ese hecho, así como fue casi izada del suelo cuando tío Williams fue en su busca, así como el rostro de horror de Laura al ver cómo iba hacia ella, sujetándola del brazo la llevo hacia el salón, así como bruscamente fue colocada sobre el curvado respaldo del sofá, y como las piernas de Laura colgaban suspendidas en el aire sin tocar el suelo sus pies.  
       Aterradas vieron como el Sr. Adams se había desabrochado la hebilla de su cinturón… como sus dedos, extraían el extremo de su presilla de cuero que lo mantenía sujeto, luego lo manipulaba deslizándolo por debajo del rodillo de la hebilla, lo extraía y tiraba de él, para aflojar el pitón y  hacer que el cinturón saliera del cierre de la hebilla,  una vez suelto de la hebilla.   Vieron como de un solo movimiento empuñando el cinturón por  la hebilla, estiraba de él,  como de un solo tirón,  lo extrajo de las presillas del pantalón deslizándose entre ellas.  Al tiempo que lo sacaba de la última presilla, su mano izquierda sujeto el extremo, juntando ambos extremos, seguidamente lo enrollaba dándole una vuelta sobre la palma de su mano, sujetándolo con fuerza, en el mismo movimiento su mano izquierda sujetando la parte doblada tiro de ella, quedando firmemente sujeto a su mano derecha, vieron cómo tras ese último movimiento, el cinturón quedo firmemente doblado pareciendo ser una sola capa, cuando en realidad eran dos al haber sido doblado, pero el resultar  ser el cuero grueso, apenas mostraba flexibilidad alguna quedando unidos ambos extremos, mostrándose como si solamente fuera una gruesa tira de cuero.
      El ver cómo había acortado el largo cinturón, daba un aspecto terrorífico a las miradas de Carolina y Megan, dejándolo colgar de su mano  derecha.    Se acercó a Laura a escasos centímetros de su grupa expuesta,  sus manos  las poso sobre el bordado del ribeteado camisón, levantándoselo para poder con  sus dedos sujetar la cinturilla elástica de la braguitas blancas de Laura, iguales que las que llevaban Carolina y Megan,  de algodón con los clásicos dibujos de racimos de uvas con fondo de color violeta que resaltaban sobre las blancura de sus braguitas, bajándoselas con parsimoniosa lentitud con  los dedos pulgares  introducidos bajo la cinturilla elástica y los dedos índice por el exterior de la cinturilla, bajándolas a la altura de medio muslo, las cuales se iban enrollando sobre si mismas como un “rollito de primavera”.  Laura al sentir como sus bragas eran bajadas, intento menear sus caderas para impedirlo, ya que con sus manos no alcanzaba a sujetárselas, pero solo hizo que facilitar la maniobra al bajárselas y se enrollaran sobre si mismas más fácilmente.   Megan observaba aquellos diestros movimientos rápidos sin explicarse por qué…  En cambio para Carolina en el primer instante no comprendió su proceder, luego si capto lo que pretendía el Sr. Adams al enrollarle las braguitas de aquella manera sobre sí mismas, quedando como una ligadura inmovilizando sus muslos.  Carolina avergonzada veía como su amiga Laura se retorcía sobre el brazo del sofá, avergonzada más que nada, al imaginarse ella estar en esa postura, así como  lo expuesto que quedaba el sexo de Laura, pudiéndole ver claramente lo labios separados y como gotitas pequeñas de un fluido blanquecino o amarillento con un tono poco definido, asomaba tímidamente entre ellos.
      Ensimismada observaba como se desarrollaba la escena Carolina…  En otro momento habría sentido envidia de Laura y  hubiera deseado ocupar su lugar y ser ella la que fuera a recibir aquella azotaina.  Pero ahora solo podía observar la escena aterrada, y muy avergonzada. Aunque aquella vergüenza era más por sí misma, pues nunca hubiera sospechado que el sexo pudiera  ella misma mostrarlo de aquella manera tan expuesta como lo hacía Laura, escena que le había quedado grabada en su mente y que se repetía una y otra vez, el llevarlo depilado quedaba mucho más expuesto, estando completamente indefensa a las miradas.  Viendo a Laura estaba fascinada y ello la hacía sentirse muy mal por sus pensamientos obscenos, al verla completamente desmadejada,  doblada sobre el respaldo del sofá.  O como podía observar a Laura, estirar  sus brazos intentando llevarse sus manos al dolorido trasero y como trataba  estirarlos para cubrirse el culo, llegando únicamente algo más abajo de sus caderas llegando a rozar tímidamente sus nalgas, quedando totalmente expuesta a la azotaina.
      La visión de cómo Laura apretaba sus muslos para cubrir lo que era imposible ocultar, pues los labios de su sexo en esa posición se podían ver más salidos y más pronunciados de lo normal, pero aunque Laura no pudiera observarse a sí misma y desconociera como mostraba su intimidad, sus leves movimientos  causados por el ardor del trasero, como  por la presión del estómago sobre el respaldo, lo que la hacía menear el culo y mostrar más indecorosamente su sexo. Aunque raramente Laura podía manifestarse avergonzada por como exhibía su sexo, ya que ella tenía claramente conocimiento de mostrar su trasero desnudo, pero era incapaz de saber, lo expuesta que permanecía.  Aparte de que su preocupación en esos instantes poco podía importar, pues solamente sentía como le ardía el culo recientemente castigado.  Sentía claramente vergüenza por haber una  persona que desconocía,  y el ser una mujer de treinta y un años colocada boca abajo sobre el respaldo de un sofá, al cual acababan de desnudar su culo, bajándole sus bragas para ser castigada. 
       Carolina sin perder detalle desde su privilegiada  posición, vio como el Sr. Adams levantaba su brazo derecho con el cinturón bien sujeto en su mano derecha, y con el brusco movimiento, el cinturón se blandía  sostenido en el aire, para instantes después  con vertiginosa rapidez lo hacía descender restallando la parte plana mordiendo sobre las ya coloradas nalgas, las cuales daba la impresión de que tras el impacto transversal estas fueran a partirse en dos, apareciendo una clara marca roja más oscura en el centro de sus nalgas. Y como varios azotes más del cinturón fueron dejando claramente  sus marcas del ancho cinturón surcando el trasero de Laura. Carolina aterrada veía como su amiga retorcía el culo de un lado a otro, después de cada azote del cinturón, mientras sus piernas se retorcían entre ellas cruzándolas  o las intentaba separar abriendo sus muslos, algo que apenas lograba unos centímetros al  hacer  traba  sus bragas sobre sus muslos  que se lo impedían, estirándose la elasticidad de las braguitas, apenas unos centímetros  quedando  el fondillo de sus braguitas más  tenso, dejando claramente visible una mancha húmeda en el centro del fondillo, el cual solamente Carolina lo observo.  En ese momento fue cuando Carolina comprendió por qué el Sr. Adams al bajarle las bragas a su amiga, hizo que se enrollasen sobre sí mismas, porque la traba de las braguitas sería más ceñida, con lo cual su trasero permanecía más expuesto a la azotaina, por mucho que le doliera el culo, sus piernas podía mover articulando sus rodillas, pero no podía abrirlas o separarlas pudiendo contonear sus caderas, así como voltearse sobre sí misma, quedando completamente expuesta y sujetada con la mano izquierda del tío Williams sobre su espalda.   Megan aterrorizada se tapó la cara con sus manos, pues no podía mirar cómo era castigada Laura, hasta que dejo de escuchar los “AAYES” de dolor tras la severa azotaina con el cinturón, y solamente paso escuchar llorar a su amiga, en ese instante separo sus manos viendo la escena y como había quedado el indefenso trasero surcado por aquellas trazas dejadas por el cinturón.

      El Sr. Adams ayudo a Laura a incorporarse dejándola en pie, avergonzada no se atrevía a levantar la mirada del suelo, continuaba sollozando,  pero su primera acción al verse en pie, fue bajarse lo que pudo el corto camisón, pero por más que estiro de él, no se pudo cubrir apenas nada. Entonces se subió sus braguitas, con la dificultad que tuvo el desliarlas de sí mismas, lo que resulto para ella duro, pasando más vergüenza al no poder cubrirse con rapidez, por no decir lo mucho que le costó pasar sus braguitas por su doloridas nalgas, pues las braguitas las desenrollaba según iba tirando de ellas, y eso hacía que le rozase más de lo que hubiera  deseado por su dolorido culo, lo sentía arder como si lo tuviera envuelto en brasas al rojo vivo, jamás hubiera imaginado que pudiera doler tanto recibir una azotaina con el cinturón.  Su rostro se contraía haciendo todo tipo de muecas del dolor, cuando al fin pudo ajustarse las braguitas a su cintura e haber estirado las perneras de las braguitas, llevo sus manos  al trasero frotándoselo  a dos manos, sobre todo en el inicio de sus muslos donde más le picaba y se frotaba vigorosamente subiéndose las nalgas con las manos, pero sin atreverse a levantar su mirada, ahora que veía ante ella a la persona desconocida, se sentía terriblemente avergonzada, ya que el camisón apenas cubría sus bragas dejándolas claramente visibles, lo que le hacía sentirse muy mal, sobre todo al llevar puestas aquellas bragas de talle alto, que hacían resaltar más aquellos horteras dibujitos de racimos de uvas con el fondo de color violeta, manteniéndose al lado del tío de Sonia que seguía a su lado, colocándose el cinturón de nuevo sobre las presillas del pantalón, Laura aterrorizada veía ahora de reojo, el grosor del cinturón de cuero y cómo iba subiendo, pues la hebilla se posaba en el suelo mientras al ir pasándolo por las presillas, este iba subiendo y Laura vio como la hebilla desaparecía de su vista al acabar de colocárselo,  ella mantenía su mirada fija en el suelo.  
     Cuando  acabaron  de  comer  Carolina y Megan, tía Ingrid les dio permiso para levantarse de la mesa.  Durante esos minutos, Laura permaneció al costado derecho del tío Williams, mientras este mantenía una conversación con su amigo el doctor.
     Al levantarse se sus sillas, algo que sus doloridos traseros agradecieron, se levantaron lentamente por el dolor en sus culos, mientras habían permanecido sentadas este pareció haberse calmado, pero al levantarse ese dolor volvió a ser muy molesto al haberse despertado, y apenas estuvieron en pie, las dos se lo sobaron delicadamente, pues solo su tacto ya resultaba doloroso para ellas, al frotárselos  con sus manos  por encima de sus braguitas, lo hicieron muy suavemente,  en cambio Laura se lo frotaba cuando creía que no era observada con vigor.    Laura acababa de recibir, y el frotarse con sus manos sentía aliviado el picor por la reciente zurra, en cambio para Carolina y Megan, ya había transcurrido unas horas desde que habían recibido la azotaina, por cual sus nalgas estaban muy doloridas, y solo el tocarse con la yemas de sus dedos ya resultaba doloroso para ellas, así como muy molesta la presión de sus braguitas, que al caminar les causaba la impresión de llevar bragas de papel de lijar, en vez de tela de algodón.
     Para Carolina y Megan su calma duro poco tiempo, pues tía Ingrid fue hacia ellas dos, las cogió a las dos de las orejas, tirando de su lóbulo derecho a Carolina y del lóbulo de la oreja izquierda a Megan,  las hizo avanzar hacia el salón con fuerza, haciéndolas doblar sus cuellos en dirección del cual sentían que tiraba tía Ingrid y las condujo a ambas torpemente  trastabillando con sus propios  pies  a donde se encontraba su amiga Laura, dejándolas en pie a su costado, Tanto Carolina y Megan intentaron cubrirse al quedar en presencia de aquel señor que había llegado con tío Williams, estaban muy avergonzadas al estar ante un extraño solo en braguitas y camisón, igual que permanecía  Laura, resaltando en ellas sus braguitas al ser iguales las de las tres, blancas con dibujos de racimos de uvas con el fondo de color violáceo o violeta lo que las hacía sentirse más avergonzadas, pues su aspecto no daba la apariencia de tres mujeres en la treintena.
(Sr. Adams)  -. Bueno, ya las tenemos aquí Peter! Vayamos a mi despacho, en el podrás examinarlas…
      Las tres se miraban entre ellas de reojo sin levantar sus miradas, las tres se las podía ver que se encontraban terriblemente avergonzadas, prácticamente estaban desnudas con aquel camisón rosa que apenas les llegaba a la cintura, dejando totalmente expuestas sus braguitas, cuando el Sr. Adams echo andar hacia el fondo del salón en dirección a las escaleras, pero dejando el acceso al piso superior a su izquierda.  Pasaron por delante del rincón que se encontraba Susana, arrodillada y con los brazos en cruz. La vieron como su coloradísimo trasero resaltaba sobre su falda gris perla,  levantada y sujeta a la pretina de su cintura, y como sus bragas blancas de algodón con dibujitos de rosas, de color rosa y tallo verde las mantenía bajadas a las rodillas.  Pasaron de largo, y atravesaron una puerta que conducía a un pasillo, al recorrerlo las tres se miraban la una a la otra, Laura aun sollozaba por el intenso ardor y lo  mucho que le picaba  su trasero,  se iba sobando el culo con las dos manos, deteniéndose en la base del culo apretándoselo, que era la zona que mas le picaba, en donde precisamente se habían acumulado más azotes, no paraba   de acariciarse con fricción esa zona, y  volvía de nuevo a sobarse el culo con las palmas de sus manos.
         Al mirarse entre ellas, Laura podía ver como Megan y Carolina también se iban acariciando el culo por encima de sus bragas, aunque a diferencia de ella misma, ellas no se sobaban con la misma fricción, en poco tiempo ella tampoco lo podría hacer, mientras caminaban tras el señor Adams y el doctor llamado Peter.
      Al llegar al final del pasillo, se detuvieron ante una puerta enorme…
(Sr. Adams)   -. Esperad aquí chicas! El doctor debe prepararse para ocuparse de todas vosotras, y dejad de sobaros tanto, nadie os ha dado permiso para hacerlo.
      Las tres dejaron en el acto de sobarse el culo,  vieron como desaparecían tras cerrarse la puerta, era la primera vez desde que habían llegado que estaban las tres juntas y solas.  Se miraban entre sí, sin decir palabra alguna hasta que Carolina fue la primera en romper el silencio, hablando muy bajito para no ser escuchada en el interior del despacho.
(Carolina)  -. Como te encuentras Megan…?   Siento mucho que te hayas visto implicada…
(Megan)   -. “Ayyy” como duele el culo… No comprendo que os pueda gustar esto, es horrible! Jo! Como duele… de verdad nos merecíamos recibir tal azotaina las tres? Aunque hayamos sido algo incorrectas al llegar al aeropuerto, no creo que castigarnos de este modo fuera necesario.  Siento que me quema el culo! Como ardeee… y como pica el condenado… Como estas tú, Laura? Ha sido horrible ver cómo te azotaba… con el cinturón…ha tenido que dolerte mucho…
(Laura)   -. “AUUU” me duele muchisi…mo… Como duele ese maldito cinturón…Ha sido terrible… no deberíamos haber venido a esta casa…
(Carolina)   -. Sonia, nos advirtió como eran sus tíos. Lamentarnos ahora no creo que nos sirva de nada.   Lo que más mal me sabe, es que tú Megan hayas tenido que pasar por esto, nos habíamos propuesto ser castigadas nosotras dos, y no implicarte a ti. En cierta manera, nosotras sabíamos a qué íbamos a estar expuestas, así como,  que lo íbamos a pasar muy mal, y que esto era justamente lo que esperábamos….”AYYEE” como duele el puto culo, mierda!!!
(Megan)   -. Pues ya veis que tenía razón…yo!    Que conociendo a los tíos de Sonia, raramente no nos iban a dar a las tres, cuando aquí reciben castigos tanto Susana, María, Sonia, incluso tía Ingrid nos comentó Sonia que a ella también la castiga, por lo tanto era una ironía por vuestra parte el pensar que yo podía librarme…os lo dije…   .AYYY mi culo! Me cago en la leche!!! Como pica el condenado… pero… claro teníais que venir aquí, malditas!!!
     Megan se sobaba con fricción el culo ante sus tres amigas, que también se lo sobaban como ella, aunque en esos momentos la que más lo hacía, era Laura.    Carolina introdujo sus manos por la cinturilla de sus braguitas, acariciándose el culo y lentamente se las bajo un poco.
(Carolina)   -.  Como se me ve el culo….- Laura que estaba a su lado, le puso la mano en el culo acariciándoselo suavemente-.
(Laura)  -. Lo tienes muy colorado, casi morado diría yo… Pero… esta precioso vértelo así… Y está muy calentito…no veas el calor que siento en la mano al tocarte el culo… Que ganas tengo de poder… pero a ver quién es la guapa que se atreve a tocarse…
      Laura le subió las bragas a su amiga. Y Carolina colocándose detrás de Laura, le bajo las bragas para vérselo de cerca… Mientras Megan las observaba con una cara de incomprensión al escucharlas hablar de sus culos…
(Carolina)  -. Guauu!!!  Esta lindísimo Laura!  Aunque tú lo tienes peor, esta todo moradito y eres una cochina! tienes las braguitas empapadas..- Al decir como las veía de mojaditas, paso su mano por la entrepierna de Laura, tocando con las yemas de sus dedos el sexo de Laura, extrayendo poco después con sus dedos mojaditos, mostrándoselos a Laura y Megan que las observaba indignada. Le subió las braguitas de nuevo ajustándoselas a la cintura.-. Veamos como lo tienes tú Megan!
(Megan)  -. Estais como cabras!!!  Ni se os ocurra hacer tal cosa, degeneradas!!! .- Megan se apartó de ellas, pero la habían rodeado entre Carolina y Laura, no pudiendo evitar que Carolina le bajase las bragas, mientras trataba de protegerse de las manos de Laura….- Nooo…No os atreváis a hacerl…
     Forcejeando contra las intenciones de sus amigas, no pudo evitar que Carolina tirando hacia  abajo de las braguitas de Megan, esta se las bajase… dejando su coloradísimo trasero a la vista de ellas.
(Carolina)   -. Guau… lo tienes súper colorado, casi moradito diría yo… y… esto? Nos llamas cochinas y degeneradas!!! Mira Laura la mojigata! Tiene el fondillo de sus braguitas mojadito y su coñito esta… Ufff… Esta mojadito también… A ver si la niña mojigata, ahora resulta que es como nosotras y le está gustando que la calienten el culo?
      La puerta del despacho se abrió de golpe apareciendo el tío Williams…
(Sr. Adams)  -. Que está ocurriendo aquí fuera, eh? Y tu cochina!!!  Quien te ha dado permiso para bajarte las bragas? 
     Megan aterrada vio como en dos zancadas tuvo a tío Williams ante ella. Y como la colocaba bajo su brazo izquierdo, mientras tío Williams había adelantado su pierna izquierda, y la mantenía sujeta a Megan a su cadera, lo siguiente que sintió, fue la mano enorme del tío Williams que la estaba dando una nueva azotaina en su ya muy dolorido trasero. No fueron muchos los azotes que recibiera esta vez, pero los suficientes para hacerla llorar desconsolada, así como avergonzada de haber sido pillada con las braguitas bajadas, por la culpa de sus dos amigas, que la habían vuelto de nuevo a meter en más problemas.   Cuando tío Williams la dejo incorporarse, se llevó sus manos al trasero sobándoselo con fuerza, haciendo subir y bajar sus doloridas nalgas al pasar sus manos por la base, donde la azotaina se había centrado, en la parte baja de sus nalgas.  De un solo tirón con las dos manos, tío Williams le subió las bragas con fuerza tal, que al ajustárselas a la cintura, el fondillo de sus braguitas hicieron más presión en su entrepierna, acción que hizo que Megan se viera izada del suelo unos segundos, quedando sus bragas súper tensas y clavándosele el elástico de las perneras en la base de sus muslos y sus nalgas, quedando sus braguitas metidas en la media luna de su trasero… sintiendo un nuevo y fuerte azote en el culo en cada nalga al soltarle la cinturilla de sus braguitas.
(Sr. Adams)  -. Como tenga que volver a salir, me saco la correa y os caliento el culo a las tres!!! No quiero escuchar ni el vuelo de una mosca…
      Laura como así mismo Carolina, al ver abrirse la puerta, las dos chicas apartaron de Megan, arrimando sus culos contra la pared. Quizás por quedar en el centro del pasillo Megan, fue la que se llevó la azotaina…Y el tener las braguitas bajadas, había influido bastante,  en que tío Williams se enfureciera al pillarlas de manera infraganti hablando entre ellas,  agarrando a la más próxima a la puerta, siendo  Megan la mas cercana,  la que recibiera una azotaina en el culo desnudo, por tener sus braguitas bajadas y no teniendo tiempo de reaccionar como sus amigas.
    Megan llorando se giró hacia sus amigas, sus ojos además de llorosos al brotar lágrimas de ellos, lanzaba una mirada a sus amigas que las hubiera fulminado, pero le acababan de calentar el culo, por lo que no deseaba tener más problemas, teniendo el culo más  dolorido,  estaba resultando un día para ella movidito, y claramente no deseaba que aquella puerta volviera a abrirse de nuevo.
     El culo le dolía horrores, en ese día ya había podido probar la mano del anfitrión más veces de lo deseado por ella.  Sus braguitas tensas le apretaban el culo, temía que le llamaran la atención por arreglárselas, colocándoselas bien, pues el tenerlas introducidas entre sus nalgas, hacía que el elástico la mortificara con su presión. Pero al paso de los minutos, aquella presión en sus sensibles nalgas, le molestaba de manera que no pudiendo más, introdujo por debajo del elástico su dedo índice y anular, ayudado por el dedo pulgar para tirar del elástico desde su cadera a su entrepierna, y así extraer las braguitas de la media luna de sus nalgas. Respirando aliviada al menos por el momento.
    La puerta que daba al salón se abrió, sobresaltando a las tres chicas, apareciendo por ella Susana, María y Sonia, las tres iban con sus miradas bajas, como si les fuera en ello el riesgo de poder caerse, pero lo cierto era porque tras de ellas las acompañaba tía Ingrid con cara de pocas migas. Aunque ellas al menos iban vestidas, no como Megan, Laura y Carolina que permanecían solo en camisón y braguitas.
       Tía Ingrid caminaba tras Sonia, Susana y María, en su rostro se reflejaba su disgusto, cuál de las seis chicas era la que había provocado esa reacción, ninguna podía cuestionarse una u otra, pues todas ellas eran culpables de alguna manera, al acercarse hacia ellas vieron que se había cambiado de ropa, en vez de la bata de estar por casa a cuadros grises, ribeteados  por unas contrastadas marcaciones en negro, ahora no llevaba  sus temibles zapatillas, llevaba unos zapatos blancos que al pasar a su lado vieron que eran unos zuecos planos de madera, con un mínimo tacón de apenas un dedo de grosor e iba vestida con una bata de enfermera blanca, presumieron ser de enfermera por llevar una cofia o gorra de enfermera. Al pasar ante ellas al detenerse ante la puerta donde aguardaban Carolina, Laura y Megan, madre e hija acompañadas de Sonia se quedaron a un lado junto a ellas, mientras que tía Ingrid entro al despacho sin dirigirles palabra alguna. Quedándose fuera Susana, María, Sonia, Megan, Carolina y Laura, por primera vez desde su llegada se quedaban ellas solas.
    Sonia se abrazó a sus amigas en silencio las cuatro al unísono, desde su llegada no habían podido estar juntas ni un solo minuto, Susana y María las miraban sonrientes, a pesar de tener la preocupación como cualquiera de las chicas dado el estado de sus traseros.  Sonia al separarse de ellas hablando en susurros les presento a sus primas. Al darse la vuelta Sonia, quedo patente el bulto que resaltaba en el trasero de su falda, y como este, hacía que le quedara las bragas a la vista, al cubrir solamente la mitad del trasero, quedando a plena vista el pañal que llevaba puesto.
    Sonia avergonzada de su situación…Pues todas la observaban extrañadas excepto Carolina que sabía lo que significaba llevarlo, aunque solamente hubieran sido unas horas por su parte…
(Sonia)  -. Chicas!  No pongáis esa cara de asombro, sabéis muy bien por qué debo llevarlo, os lo comente por WhatsApp…!
(Carolina)  -. Sí, es cierto. Pero… no nos contaste el motivo del porque… y estamos esperando que nos lo digas… Nos tienes intrigadas…
    Sonia avergonzada miro al suelo, aunque deseara contárselo no era el momento, pues sus primas no sabían por qué llevaba tres semanas llevando pañal  las veinticuatro horas del día. En ese instante deseo que se la hubiera tragado la tierra.   La puerta se abrió en ese preciso instante, siendo llamadas a su interior Susana y María. Sonia se vio salvada por la campana,  como suele decirse…
     Una vez se quedaron a solas las cuatro amigas…
(Sonia)  -. Hacedme un favor chicas… Delante de Susana y María no me preguntéis cosas, hay hechos que no me gustaría que ellas se enterasen, como… por qué debo llevar pañal… Hacedme ese favor…
(Carolina)  -. Pues si quieres que guardemos silencio, debes explicárnoslo…estamos esperando…
(Laura)  -. Venga chica somos todo oídos… y la curiosidad podría hacernos hablar…
(Sonia)  -. Seréis brujas!!!  Me vais a chantajear?
(Megan)  -. Apostamos…?  Hoy me han calentado el culo por vuestra culpa varias veces… de verdad Sonia quieres ponerme a prueba? Estoy tan molesta con vosotras, como molestias tengo en el culo, tocarme los ovarios no creo que os pueda interesar, ya he recibido azotainas hoy por el resto de mi vida, y solo es nuestro primer día… en esta casa de locos!!!  Y a saber qué es lo que nos espera ahí dentro…
(Sonia)  -. Mejor no lo quieras saber… no imaginas la vergüenza que tuve que pasar en mi primera revisión médica, te recomiendo Megan que digan lo que te digan, hazlo sin protestar, mi tío ya has visto que paciencia no tiene mucha, en el salón has presenciado como zurraba a Laura con ese endiablado cinturón que duele y abrasa el culo como el mismísimo infierno!!!  Yo misma lo he probado varias veces, y no puedes imaginar como duele, si no, preguntárselo a Laura!   Y eso que a ella no le dado muy fuerte, ha parado muy rápido, y os aseguro que no suele ser tan blando.
(Carolina)  -. Que tiene poca paciencia, no es necesario decirlo verdad Megan? A ella hace nada, no veas que azotaina le ha dado delante de nosotras, pensaba que también nos iba a zurrar a Laura y a mí. Porque estábamos hablando entre nosotras…como ahora…
    Las cuatro chicas guardaron silencio al ver girar el picaporte de la puerta, y como se abría esta, saliendo del despacho Susana y María, las dos con los ojos rojos de haber llorado y con ambas manos sobándose el culo por encima de la falda. Las vieron alejarse por el pasillo desapareciendo al entrar al salón y cerrarse aquella puerta. En breve la puerta del despacho, se volvió a abrir, tía Ingrid apareciendo ante ellas hizo entrar a Sonia.   Volviéndose a quedar a solas Carolina, Megan y Laura.   Minutos después, Sonia salía sin expresión hacia ellas y sin decir nada.   Igual que sus primas, fue andando por el pasillo hasta desaparecer, lo que extraño más aun a las chicas, ya que Sonia también iba sobándose el culo por encima de su abultado pañal.
    En unos minutos que les parecieron a las tres interminables, temiéndose lo peor por la manera que Susana, María y Sonia habían salido sin mediar palabra con ellas, sobándose el culo las tres.  Temían que les llegase su turno…
    La puerta se volvió a abrir, a las tres chicas el corazón  pareció que se les detenía, pero nada más lejos de la realidad, pues no ocurrió tal suceso.  Temerosas de lo que les podría aguardar, las tres se llevaron sus manos a sus traseros, fue algo instintivo pues durante ese día hasta el momento, sus traseros habían padecido siendo el centro de atención, por lo que sobarse el culo, o cubrírselo para mantenerlo a salvo fue su acción más obvia,  no sospechaban lo que le iba a acontecer allá dentro, pero las palabras de Sonia advirtiéndolas las tenían gravadas en sus cerebros… “Obedeced a todo lo que os ordenen hacer…”. Lo que pudiera ser las mantenían en vilo, se sentían deseosas por saber que iba a ocurrir, pero por otro lado deseaban largarse cuanto antes de aquella casa, pero eso no iba a poder ser, al menos no aun… ante ellas apareció tía Ingrid.
(Sra. Adams)  -. Podéis entrar chicas… es vuestro turno… acompañadme…
     Al entrar al despacho las tres muchachas vieron en pie al fondo al Sr. Peter o Doctor Peter, ante él había una camilla similar a la del baño, pero esta era distinta.  Sentado en su mesa se encontraba el tío Williams, a la parte izquierda de la sala justo delante de un gran ventanal de cristal, que iluminaba toda la sala, pero a pesar de toda la luz, habían unos focos de hospital colgando del techo justo donde la camilla estaba situada.  Tía Ingrid condujo a las chicas a la pared izquierda donde un mueble enorme estaba lleno de libros, aquello podría ser una biblioteca, de la gran cantidad de libros que allí había. Solamente había algo que proporcionaba una nota discordante, un banco de madera de un vestuario, a él fueron conducidas y tía Ingrid les indico que debían sentarse en él. 
    Laura fue la primera en tomar asiento, lo hizo con parsimoniosa lentitud solo con ver el banco imagino lo doloroso que iba a ser, los listones delgados que iban de un extremo a otro, se le clavaban en su dolorido trasero, jamás hubiera  imaginado algo que resultara más incómodo que aquel fastidioso banco. Carolina y Megan se sentaron a su lado, sus rostros se contraían haciendo todo tipo de muecas, manteniendo sus manos apoyadas sobre el banco, para así no apoyar el trasero con todo su peso.  
     Tía Ingrid después hablar con el doctor algo que no llegaron a escuchar, se aproximó hacia ellas indicando a Carolina que la acompañase.   Se levantó con cuidado, sobre todo al enderezar su espalda sintió como miles de pinchacitos se acumulaban en su trasero, teniendo  disimuladamente llevarse una mano a su trasero, algo que desaprobó tía Ingrid.
(Sra. Adams)  -. A la que vuelva a ver sobarse el culo, lo va a lamentar… Si os hubierais comportado como debíais, ninguna estaríais en esta situación. No tenéis ni el más mínimo respeto ni por vosotras mismas, pero eso lo vamos a solucionar, ya lo creo jovencitas!!!  Y esas manos… Si os duele el culo? Os aguantáis…!!! La próxima que vea que apoya las manos en el banco, va a probar esto…
     Al decir esto las dos chicas se estremecieron de terror, al ver que tía Ingrid moviendo su pie derecho hacia adelante dando un golpecito en el suelo, zapato o zueco de dicho pie quedo suelto del mismo, y al extraer el pie pudieron ver aterradas su aspecto, a las dos su cuerpo las hizo temblar como gelatina, mirarlo ya resultaba algo terrible, aunque no imaginaban que efectos podría tener en sus doloridos culos, pero les preocupo el hacerse merecedoras de probarlo.
    Carolina para no sobarse el culo de nuevo después de la amenaza, coloco sus manos a sus costados mirando a tía Ingrid avergonzada, que después de regañar a sus amigas venia  caminando hacia ella,  paso por su lado al ver como tía Ingrid la invitaba con la mirada a pasar delante de ella, justo en el momento de colocarse delante, sintió algo muy duro que la golpeaba en el culo por encima de sus braguitas, por auto reflejo sus manos fueron a cubrirse el culo, fuera lo que fuera aquello ardía como mil demonios, pero por temor a recibir otro azote como aquel, no se atrevió a mirar hacia atrás, aunque su picor intenso la hacía frotarse el culo.
    Laura y Megan sí pudieron verlo todo, y aterrorizadas retiraron sus manos de los bancos, que al darle la espalda tía Ingrid, ellas las habían vuelto a apoyar, el tener las manos apoyadas podía interpretarse de manera fatídica para sus ya muy adoloridos culitos, y sus rostros se contrajeron al sentir como aquellos listones de apenas unos tres centímetros de base, por los dos metros de largo que debía medir el banco, se clavaba en sus doloridas nalgas, o la parte de separación entre los listones de unos dos centímetros, hacían que sus nalgas se incrustaran por su propio peso, resultando sumamente doloroso para ellas.  Habían podido ver como al pasar Carolina al lado de tía Ingrid, se abrió su bata, y como por arte de magia apareció ante sus miradas un paddle de madera con agujeros en su base, este no tendría más de unos treinta centímetros de largo, lo llevaba en su cintura oculto, y al soltarlo de su mano, este volvió a quedar oculto bajo su bata. Debía llevarlo con una cinta o goma elástica colgado del cinturón del pantalón que llevaba bajo su bata.
     Carolina se detuvo ante el doctor sin saber a dónde dirigir su mirada y mucho menos que debía hacer.   Este la invito a echarse sobre la camilla, para Carolina no hicieron falta palabras, se sentó sobre la dura camilla, para luego tenderse boca arriba en ella, aunque sintió como le dolía el culo al apoyarlo sobre la camilla, no dijo nada, como tampoco hizo mueca alguna ante su temor, al igual que su nerviosismo por lo que pudiera suceder.
     Tía Ingrid se aproximó a ella, poniéndose unos guantes esterilizados de látex, le estiro el brazo derecho para buscarle la vena, una vez localizada le coloco un torniquete en el brazo, abrió un kit de extracción y pincho con la aguja para sacarle sangre, primero coloco un tubo de muestra, y luego otro. Saco la aguja del kit, y coloco un trozo de gasa con un esparadrapo, fijándoselo con una especie de pinza de presión apretando la gasa  y quitando el torniquete. Los tubos de muestra después de poner un adhesivo con su nombre los guardo en una nevera.  Como si fuera una muñeca de trapo, entre tía Ingrid con la ayuda del doctor Peter, le dieron la vuelta a Carolina colocándola boca abajo. Sintió como unos fríos dedos se le introducían en el interior de la cinturilla de sus braguitas, y como estas eran bajadas de un solo tirón descubriendo su muy coloradísimo trasero, que al sentir la brisa fresca en él, en cierta manera se sintió aliviada, pero en cambio su rostro se tornó aún más colorado por la vergüenza, de quedar con el culo al aire, eso no sería nada para ella  al ser un médico quien le iba explorar  y no resultaba ser la primera vez, pero no resultaba normal el que fuera revisada teniendo el culo colorado como un tomate maduro,  mostrar el estado de su trasero a sus treinta años, con clara seguridad de saber que había sido castigada con una azotaina, el solo pensar en cómo tenía el culo de colorado, la hacía avergonzarse mucho más.
(Doctor Peter)  -. Por el color del culo de esta mujer, debe haberse portado muy mal…
    Para Carolina  ese  comentario resulto ser ofensivo para ella, hubiera deseado en ese momento que se la hubiera tragado la tierra. Se sentía tan avergonzada como nunca lo había estado, si la hubiera llamado muchacha o jovencita, hubiera resultado menos vergonzoso para ella, pero  escuchar llamarla “mujer” fue como volver a una realidad, sintiéndose una mujer de treinta años, con el culo colorado tras recibir una buena azotaina y eso la avergonzó como nunca se hubiera imaginado que pudiera sentirse. 
    Tía Ingrid después de retirarse los guantes utilizados, volvió a ponerse otros de nuevos. Carolina echada boca abajo no podía ver nada, pero en segundos sintió como unos dedos hurgaban entre sus nalgas, y como estos profundizaban en la exploración, sintió  el separar sus nalgas resulto doloroso para su castigado trasero,  cerró los ojos de la vergüenza que sentía, dejando completamente al descubierto su intimidad, no tardando en sentir algo frio y fino que trataba de abrirse camino en el agujerito del esfínter, aunque apretó el culo, aquel objeto entro, dejándoselo puesto, no fueron necesarias palabras para adivinar el que era.   Le habían introducido un termómetro rectal.   Carolina pensó para ella que nada podía resultar tan vergonzoso para una mujer, como aquello.  Sintió como se le extraía el termómetro rectal pasados unos minutos, respirando aliviada que hubiera acabado aquella intrusión.  Escuchaba que hablaban entre tía Ingrid y el doctor, pero no llego a comprender que decían, solo entendió que era necesario alzarle el vientre. Carolina respiraba aliviada, pero aún tenía sus braguitas bajadas, y deseaba que se las volvieran a subir, pero nada de esto sucedió, es más, sintió como el doctor la levantaba por su vientre y como era colocado debajo una especie de cojín de cuero blanco, quedando prácticamente arrodillada, con sus rodillas flexionadas sobre la camilla, entonces volvió a sentir que sus braguitas eran manipuladas, pensó que se las iban a subir cubriendo así su intimidad y sintiéndose agradecida, ya que en aquella posición quedaba mucho más expuesta, recordando como quedaba expuesta Laura en el respaldo del sofá.
    Pero… Aquella maniobra no resulto como ella esperaba, sintió como sus braguitas eran deslizadas, pero… hacia sus pies y sacadas totalmente quitándoselas, por si aquello ya no fuera suficientemente humillante, sintió como sus rodillas eran separadas quedando completamente expuesto su sexo, todo el vello de su cuerpo se le erizo. Que iba a ocurrirle ahora… giro su cabeza hacia donde estaban sus amigas sentadas, su rostro estaba colorado de la vergüenza, pero al mirar no las pudo ver.  Una cortina blanca que no había visto, la habían corrido quedando el reducido espacio cubierto a miradas,  era como un biombo que las separaba, por lo que no podían ver lo que hacían con ella.
     Volvió a sentir como hurgaban en su entrepierna abriendo sus labios vaginales e introduciendo algo en su interior, se sintió como en una consulta de su ginecólogo, aunque la posición fuera a la inversa.  Carolina pensó que tenía suerte de no poder ver sus caras como era examinada, pero estaba equivocada por un comentario del doctor,  que la dejo helada…
(Doctor Peter)  -. Está claro que esta mujer no tiene problemas de fluidos, está muy lubricada, resulta fácil examinarla, el Especulo entra si solo sin utilizar lubricante y fácilmente… Ingrid!  Me pasa ese succionador y el separador, extraeré muestras de fluidos con una aspiración interior del útero… aunque  a simple vista es una mujer muy sana, aunque mañana tendré los resultados del laboratorio.  Aunque hoy en día, esto no suele verse. Una mujer guapa y atractiva de treinta años y virgen…Aunque debe haber utilizado juguetes sexuales, pero sin ser muy llamativos, su himen está casi intacto.
      A Carolina le hubiera gustado que se la tragase la tierra… Que más podía pasarle… Pasaron los minutos que a Carolina se le hicieron eternos, como podían atreverse a realizar aquella intrusión a su intimidad sin ser autorizados a ello. Aquello era para denunciarlos por hacerle pasar por tanta vergüenza.  En unos minutos  sintió que  las manos  del doctor habían dejado de manipularla íntimamente, pero la continuaban manteniendo en aquella posición, solo se preguntaba cuando iba acabar todo aquello.
    En ese momento sintió que unas manos volvían a manipular sus nalgas, y como unos dedos que debían de ser de tía Ingrid al ser más delgados, untaban algo aceitoso en su ano, así como uno de los dedos entro en él causándole dolor,  pensó que debía de ser vaselina, pero… porque le ponían vaselina?  Se preguntó así misma…
     Las preguntas de sus dudas pronto iban a ser desveladas para ella, al mirar hacia atrás de reojo, sus ojos se abrieron como platos al ver lo que la esperaba, un depósito de algo colgaba de un porta suero y una manguera de goma salía de su base, pronto imagino lo que era, y sentía como le hurgaban en el culo, iban a introducirle la cánula pues así lo dedujo.  Empezó a retorcer el culo, meneándolo de un lado a otro para que no se lo pusieran, pero de haberlo pensado mejor no lo hubiera hecho.
   Pues el impacto continuado en su culo desnudo la hizo recapacitar con rapidez quedándose quieta, la hizo retorcerse del intenso ardor de varios azotes seguidos, que al tener el culo elevado, el menear sus caderas de nada le sirvió, acabando llorando descontrolada… Aquella mano nada desconocida dolía horrores. Y la cánula a pesar de sus esfuerzos,  entro en su ano a pesar de todo. El culo lo sentía arderle en llamas encendidas sobre él, no conto cuantos azotes  recibió, pero al caer el último azote,  el culo le dolía a rabiar, meneando alocadamente sus caderas moviendo su cuerpo de cintura para arriba, pues no se atrevió a mover el culo de nuevo, a pesar de tener introducida  la cánula,  sintiendo  como un líquido caliente entraba a su interior, ante tanto meneo de sus caderas, la cánula acabo por salírsele mojando sus piernas, así como la camilla.  La mano enguantada de guantes de látex, comenzaron a darle una nueva tanda de azotes en su dolorido trasero, la azotaina se prolongó por varios minutos, a pesar que Carolina había aprendido la lección, había aprendido que debía estarse quieta, pero a pesar de obedecer y estar quietecita, la mano de tía Ingrid continuaba la azotaina, el tiempo que creyó conveniente.
   Megan y Laura sentadas en el banco sin atreverse a mover sus traseros, pues llevaban bastante tiempo sentadas y sus culos debían de habérsele quedado como dormidos, pues aunque sentían su ardor, el dolor de ellos se había calmado, aunque si se movían levemente, el dolor volvía de nuevo a ser muy intenso.   Aunque nada podían ver de lo que ocurría, si podían escuchar los azotes que estaba recibiendo su amiga, así como el escucharla llorar desconsolada aun cuando dejaron de escucharse más azotes.
     Minutos después la cortina era descorrida, entonces pudieron ver a su amiga Carolina  andar acompañada de tía Ingrid. Esta, llevaba los muslos apretados y caminaba sin separarlos, la pudieron observar que lo hacía de forma extraña, era algo extraño verla andar, era como si de un momento a otro pudiera ponerse a orinar, por la manera que contraía sus muslos, la vieron andar con su rostro claramente congestionado, aunque no podían ni hacerse una ligera idea del porqué. 
    Al descorrerse la cortina, tía Ingrid había ayudado a Carolina a bajar de la camilla, por si en ese instante no tuviera bastante con el dolor del trasero, además sentía unas molestias intestinales de una presión que jamás había experimentado, sentía la enorme necesidad de extraer lo que pudieran haberle introducido con aquella cánula. Había oído hablar como cualquier ser humano de enemas y lavativas, pero jamás había pensado que acabaría probándolo ella misma.    Poco antes de descorrer las cortinas, tía Ingrid la había regañado por su comportamiento, así como amenazado si evacuaba antes de llegar al servicio.  Por eso al caminar junto sus muslos apretando así sus nalgas, para no derramar nada en el suelo, no se atrevió a mirar hacia donde estaban sentadas sus amigas, solo deseaba ir al cuarto de baño cuanto antes.
     Atravesaron el despacho caminando hacia la derecha de la mesa del despacho, donde había una puerta. Carolina se sentía avergonzada por las pruebas que le habían realizado, y en cambio no le produjo vergüenza alguna el tener que caminar prácticamente desnuda de cintura hacia abajo, haciéndolo de aquella forma apretando sus muslos. Al ver como tío Williams la miraba con cara de decepción sentado en su mesa del despacho, casi estuvo a punto de relajar sus muslos y aligerar la presión de sus nalgas, lo que ello hubiera provocado un desastre, por lo que volvió a juntar sus muslos y apretar sus nalgas. Su preocupación en esos momentos era no volver a ser castigada de nuevo, bastante ya había recibido, y vuelto a recibir en la camilla mientras era revisada, le dolía tanto su trasero que no deseaba recibir de nuevo.
     Al entrar al servicio casi corrió hacia el inodoro y sentarse en él, pero para su sorpresa tía Ingrid cerró la puerta, quedándose dentro del servicio, en vez de darle privacidad en ese instante íntimo, tía Ingrid la observaba en el cuarto de baño  con los brazos cruzados.  Carolina sentía unas molestias en su interior, deseaba poder liberarse de todo aquello que le habían introducido.  Pero era incapaz de hacerlo teniendo delante a Tía Ingrid, la cual la observaba fijamente  sin quitarle ojo, para Carolina ante su presencia  le resultaba imposible hacerlo.  El ver su rostro cada minuto que pasaba fijamente en ella, la podía ver que su mirada le lanzaba rayos, lo que hacía que Carolina, se pusiera más nerviosa, al paso de breves minutos su necesidad pudo más que su voluntad, y  a pesar de la vergüenza, libero su esfínter y evacuo avergonzada escuchando el sonido.  Pero estaba claro que no iba a resultar nada fácil, Carolina pensó que ya había acabado todo, que ya no podía pasar más vergüenza de la que había tenido que pasar.
     Pero estaba muy equivocada… pues aligerar todo el contenido le llevo varios minutos, cuando creía que había acabado, volvía a liberar más, llegado el momento al fin había acabado, busco donde estaba el rollo de papel higiénico para secarse… Pero no lo hayo… Muerta de la vergüenza miro hacia tía Ingrid y con la mirada perdida, se preguntaba con que se debía asear.   Cuando se sintió levantada del inodoro y obligada por las manos de tía Ingrid a abrir sus muslos separándolos con una palmada en el interior de cada muslo, en primer lugar la hizo voltearse y le paso una esponja húmeda desde atrás hacia adelante, lavándola íntimamente. Luego haciéndola voltearse de nuevo sobre sí misma, aclarando la esponja en el lavabo, le lavo el sexo con la esponja, así como poco después pasar una pequeña toalla para secarla, tanto por delante, como zarandeándola secada por detrás.
    Salir del cuarto de baño resulto un gran alivio para Carolina,  pero continuaba desnuda de cintura para abajo, sujetada por el brazo,  tía Ingrid la condujo hasta el rincón a la derecha de tío Williams  y  así fue llevada  al otro extremo del despacho, bordeando la mesa donde seguía sentado tío Williams que la observaba con un rostro claramente de enfado, viendo como Carolina pasaba por delante de su mesa acompañada   por su esposa.   Carolina pronto se vio castigada de cara al ventanal tras la mesa, dejando a su derecha a tío Williams, cara al ventanal con sus manos colocadas sobre su cabeza. 
      Aunque no podía ver  a su espalda que sucedía a sus amigas, si podía escuchar cuando al igual que ella recibieron unos azotes, pues las escuchaba llorar.   Minutos era  Megan quien le hacía compañía a su lado, colocada a su derecha.  Así como poco tiempo después fue Laura la que les hizo compañía, las tres estaban de cara al ventanal. Para ninguna de ellas fue fácil la revisión que les fue realizada, era algo que no se esperaban, Sonia no les había advertido sobre ese tema, o no supuso que fueran sometidas a una revisión médica.
     Las tres permanecían de cara al ventanal, llevaban como unos quince minutos las tres estando juntas, con las palmas de sus manos sobre sus cabezas, no se atrevían a mirarse la una a la otra, pues escuchaban hablar a tía Ingrid con el doctor Peter tras ellas a escasos metros.   Tía Ingrid las regaño a las tres y advirtió que sucedería si bajaban sus manos.    Escucharon como se cerraba una puerta, y unos pasos que resonaban por el despacho y se dirigían hacia ellas, eran los zuecos de madera que calzaba  tía Ingrid, Las tres chicas se estremecieron sabiendo que tía Ingrid estaba a sus espaldas, así como lo imprevisible que podía suceder…
(Sra. Adams)  -. Bien chicas daos la vuelta quiero miraros a la cara cuando me dirijo a vosotras, por el bien de vuestros culos no bajéis esas manos.- Las tres se giraron con sus miradas postradas al suelo, la vergüenza que sentían tras lo sucedido era tal, que no se atrevía ninguna a mirar a tía Ingrid a la cara.-. Parece que estáis avergonzadas de vuestro comportamiento, nuestro estimado y buen amigo el doctor, ha tenido que salir a tomar el aire, pues una de vosotras no se ha comportado como debería hacer una señorita.
(Sr. Adams)   -. Yo mismo me siento abochornado de vosotras, de  vuestro comportamiento al ser visitadas por nuestro amigo, el cual se ha molestado en venir a nuestra casa haciéndonos un favor personal, y como ha sido recibido por vosotras? Montando ese espectáculo dantesco en la cocina y luego mientras erais revisadas.
      Tío Williams se había levantado de su sillón y colocado delante de ellas para seguir regañándolas, teniendo a su esposa a su izquierda.
(Sra. Adams)   -. No tenéis nada que decir?   Os esperan diez días de estancia en esta casa, una revisión médica era necesaria para saber si estáis sanas, no estaría nada bien que tuvierais un problema de salud, y durante vuestra corta estancia hubiera un problema mayor, por ese motivo mañana cuando venga una enfermera del doctor, y traiga los resultados de las analíticas y de orina, se os realizara un electro con el que habrá finalizado vuestras revisiones médicas.   La enfermera no está al corriente de la disciplina que se aplica en esta casa, por lo tanto por vuestro bien espero que vuestro comportamiento mañana, sea más correcto y no nos montéis ninguna escena más, como las que hemos tenido que ver, tan solo hace unos minutos. No os creeréis ni por un momento que la vergüenza que nos habéis hecho pasar vosotras tres, va a quedar sin castigo?   
     Castigo…?  Laura…Megan…y Carolina… Las tres debían de hacerse la misma pregunta, castigo? Desde que habían llegado del aeropuerto no habían hecho más que ser castigadas, como podía ser que fueran a ser castigadas de nuevo? Sus traseros ya no aguantaban más castigos, aquello no podía estar pasándoles a ellas… Tenían sus traseros inflamados e hinchados, por no decir que estaban morados de las azotainas que habían recibido, y pensaban castigarlas de nuevo?  Aquella casa de locos iba a peor cada minuto que pasaban en ella… las tres hubieran abandonado en el acto aquella casa, pero porque no lo hacían?
(Sra. Adams)   -. Ahora venid las tres conmigo a cuarto de baño, tenéis que hacer un poco de pipi las tres, para que sea llevado a analizar… Y os pondréis vuestras bragas, ya está bien el exhibiros desnudas… desvergonzadas!!!  Luego os ajustare las cuentas por vuestro comportamiento durante la revision… Vais a dormir muy calentitas esta noche las tres…
    Tía Ingrid se dirigió hacia el cuarto de baño,  Carolina, Megan, Laura iban una detrás de la otra siguiéndola en silencio. Al entrar vieron como tía Ingrid sacaba de un armario unos recipientes de cartón piedra, colocando uno en el inodoro, los recipientes eran con la forma del inodoro, por lo que encajaban a la perfección. Carolina fue la primera en sentarse con sumo cuidado pues su trasero le dolía, tardo unos minutos que le parecieron eternos, no resultaba fácil tener que hacer pis, ante sus amigas y tía Ingrid.  No fue nada sencillo para ninguna de ellas, tanto Carolina, Laura y Megan tenían grabadas las palabras de tía Ingrid al regañarlas, advirtiéndolas que iban a ser castigadas de nuevo, por su falta de mal comportamiento de una de ellas  ante su amigo el doctor. Por su falta de saber comportarse correctamente en la revisión, quizás ellas se sentían culpables en esos momentos, sus dudas sobre ello las hacía pensar.  
    Carolina se sentía que había sido violada su intimidad, al ser sometida a una revisión que no había sido concertada por ella, si no, obligada a someterse a ser revisada, bajo amenaza de ser castigada severamente. Y su trasero así se lo indicaba, al sentir como este le ardía y dolía, sin apenas poder sentarse y ver las estrellas al hacerlo. Y encima debía ser buena chica y comportarse correctamente…?  Que locura era aquello…  
    Laura por su cabeza debían circular los mismos pensamientos, ella era la que más le dolía el culo de las tres, la azotaina con el cinturón en el salón había resultado muy dolorosa para ella, y teniendo el culo dolorido, y que veía todas las estrellas del firmamento cuando era manipulada como una muñeca en la camilla, ella veía obvio que se hubiera resistido, con las molestias en sus nalgas, como podía considerarse como una falta de comportamiento el estar dolorida…?
    Megan también se sentía confusa, tenía el culo que le dolía más de lo que ella podía imaginar, sus amigas al fin y al cabo, ellas deseaban aquello que les estaba ocurriendo, pero ella no pensaba así. Al menos eso pensaba al llegar, pero estaba resultando completamente inesperado para ella, pues tras todas las penurias que le habían sucedido, estaba embargada a dudas y preguntas que se hacía así misma. Como su comportamiento en la camilla, se resistió al hacerle la analítica, se había revelado a las instrucciones de tía Ingrid de abrir y separar las rodillas, al ser revisado su sexo, se cerró de piernas impidiendo ser manipulada, prueba que tuvieron que suspender al ser imposible hacerla abrir las piernas,  así como cuando sintió que era manipulado su trasero para introducirle la cánula, a sabiendas  se movió expresamente sacándose con el movimiento la cánula de su culito, algo que hizo varias veces, hasta que enfadada tía Íngrid la cogió por la cintura manteniéndola sujeta, y procedió a darle una sonora azotaina en su culo desnudo. Megan pensó que sus amigas Carolina y Laura se podían haber comportado correctamente, y que la regañina que acababan de recibir, fuera debido a su propio comportamiento, siendo la culpable de que sus amigas y ella misma fueran a ser castigadas de nuevo, algo que la hacía sonreír , aunque no lo había hecho adrede para perjudicarlas, al final iba a vengarse de sus amigas, y que ellas probaran su propia medicina.
     Una vez acabaron las tres de hacer pis y los frascos fueron llenados con sus nombres, tía Ingrid tras lanzar los recipientes a un cubo de residuos, se desplazó al armario extrayendo unas bragas para cada una de ellas, si pensaron que se las podrían poner ellas mismas, se equivocaban, pues tía Ingrid cogió un taburete y sentándose en él, fue haciéndolas acercarse a ella una a una, y poniéndoles las nuevas y limpias braguitas, estas al ver que se las puso primero a Laura y Carolina, vio Megan que al menos estas eran de un solo color y sin dibujos horteras. Eran de color rosa.
    Igual que habían entrado al cuarto de baño, salieron de él siguiendo a tía Ingrid una tras la otra, sorprendiéndose al ver que apoyado al frente de su mesa aguardaba el tío Williams. Pero lo que más alarmo a las tres, fue una silla colocada frente a él en el centro del despacho, y que vieron a tía Ingrid sentarse en ella, la cual estirando su brazo izquierdo les indico que se colocaran a su izquierda.  Las tres chicas se colocaron en fila una al lado de la otra, quedando Megan la más alejada de las tres.
(Sra. Adams)  -. Bueno pequeñas! Ha llegado el momento de que hablemos, así como de ajustaros las cuentas!!! Debo deciros que debéis darle las gracias a vuestra amiga Megan. Pues vosotras dos, Carolina y Laura, vuestro comportamiento no ha sido tan incorrecto, a fin de cuentas, ninguna esperabais ser revisadas y mucho menos de forma tan íntima, lo que habrá resultado para vosotras muy vergonzoso e incómodo.  Algo que encontramos que es una reacción lógica, yo misma de verme en vuestra situación habría puesto “el santo al cielo” de disgustada que estaría. Pero la manera de comportarse Megan ha sido completamente incorrecta, aparte de infantil y lo peor de todo no es que no se haya comportado correctamente, es que hemos perdido un tiempo que no disponía nuestro amigo Doctor, ha resultado como si lo hubiera sido  hecho de forma  expresa,  al menos es lo que me ha parecido.  Algo que me disgustaría en extremo de confirmarse.  Ella debe imaginar que no nos hemos dado cuenta de ello, de su testarudez,  preferimos pensar que solo así ha sido “testarudez y rebeldía”.
       Carolina y Laura extrañadas se miraron entre ambas cruzando sus miradas, luego miraron hacia Megan pues no comprendían nada. Megan no era testaruda, y mucho menos rebelde, siempre había sido la más tímida de las tres y la más obediente, nunca llegaba a casa más tarde de la hora que sus padres le fijaran, incluso a sus treinta años nunca llegaba tarde a casa, si su madre le decía que llevaba una falda atrevida, subía a su habitación y se cambiaba sin rechistar. Incluso entre ellas, siempre eran Laura o Carolina las que decidían que película iban a ver al cine, o que discoteca ir. 


(Sra. Adams)  -. Carolina… acércate…!!!
     Carolina se acercó  a pasos cortos lentamente, con la palma de su mano izquierda colocada sobre su trasero, temerosa de lo que iba a suceder. Sentía el tacto en las yemas sus dedos del tejido de  algodón de sus bragas, así como el intenso calor que emanaba de sus nalgas, temerosa iba  hacia tía Ingrid pasando por delante de ella.   Con la mano   derecha le indico que se colocase a su derecha, y así lo hizo deteniéndose a su costado, la misma tía Ingrid poniendo la mano sobre su espalda,  la guio  colocándola  sobre sus rodillas boca abajo, una vez ya en su regazo, los dedos de ambas manos de tía Ingrid buscaron la cinturilla del elástico de sus braguitas de algodón de color rosa.  Para ello tuvo que subirle un poco su camisón doblándoselo sobre sí mismo el doblez descubriendo sus braguitas, y una vez descubierta la cinturilla de las braguitas, introdujo sus dedos pulgares entre el elástico y el dedo índice por el exterior bajándole las braguitas a las rodillas. Sin mediar palabra alguna,  la mano derecha de tía Ingrid comenzó a darle la azotaina anunciada.
    Carolina esperaba que le doliera muchísimo la azotaina, pues la pesada mano de tía Ingrid la había probado y sabía que era muy dolorosa, pero para su sorpresa, sí que le ardían los azotes sobre su culo desnudo, pues los azotes eran sonoros, y picaban bastante, pero no como para dolerle  para hacerla llorar.  Carolina meneaba su trasero con la azotaina, aunque no fuera muy dolorosa para ella, el culo lo tenía resentido y le dolía de antes, por lo que aunque no se estuviera empleando a fondo tía Ingrid, el culo le ardía cada vez más.  Aunque era una azotaina que la estaba disfrutando, no fue tan intensa y larga, pero si suficiente por su dolor acumulado para acabar llorando, no pudiendo evitar estremecerse al sentir de manera espontánea,  un intenso orgasmo, que no pasó inadvertido para tía Ingrid.  Fue en ese preciso instante que la azotaina finalizo,  pudo sentir Carolina la suave caricia sobre su caliente trasero, y como esas manos dulce y cariñosas bajaban por sus muslos hasta sus rodillas, sintiendo como la tela de sus braguitas eran subidas  hasta  ajustárselas a su cintura con delicadeza, así como luego ajustarle las perneras estirando de ellas para colocárselas  bien puestas, luego le acaricio el culo con suavidad trazando círculos sobre el trasero revestido de sus braguitas de algodón color rosa, sintiendo como aquellos dedos dulces se detenían en su entrepierna acariciando con suavidad el fondillo de sus braguitas, asi como el dedo anular profundizaba a través de la tela palpando con suavidad los labios de su sexo marcados en el fondillo rosa de sus braguitas,  momento que Carolina sintiendo un placer inexplicable volvió a tener otro orgasmo, este último al tener puestas las braguitas y sus muslos separados dejaban claramente visible  la humedad en el fondillo, que  se fue humedeciendo, haciéndose notable con un tono más oscurecido en contraste del color de sus bragas rosas.  Tía Íngrid la sujeto de los hombros y atrayendo hacia sí misma ayudo a incorporarse a Carolina, la cual  se levantó por si misma de las rodillas de tía Ingrid, con una sonrisa en sus labios, la cual fue correspondida por quien le acababa de calentar su trasero, y la envió al lado de tío Williams con una cariñosa palmada en el culo. La cual Carolina respondió al azote con un “Ayy” llevándose su mano derecha a su trasero con una pícara sonrisa, entre las molestias como el pronunciado ardor  y el placer no esperado, pues no podía imaginar que tía Ingrid no era tan estricta o severa como había experimentado, aunque si era provocada, Carolina sabía que era una señora de fuerte carácter.

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     Laura después de lo que había visto, no comprendía en ese instante porque Sonia podía temer tanto a su tía, ella no hacía más que referirse que si era sorprendida tocándose era castigada, y Laura acababa de ver como tía Ingrid había permitido que Carolina tuviera dos intensos orgasmos y como había mojado el fondillo de las braguitas sin que tía Ingrid se enfadase, desde la posición que ocupaba, no podía ver como había humedecido sus bragas Carolina, pero al levantarse  del regazo si quedo visible escasos segundos el fondillo de las braguitas, que al ser de color rosa, la humedad resaltaba claramente en un tono más oscuro.
      Laura esperaba ser llamada de un momento a otro por tía Ingrid, había visto como para su amiga no fue tan desagradable, pero a pesar de todo, había visto como Carolina había meneado su trasero de un lado a otro, síntoma que la azotaina había sido dolorosa para ella, así como oírla llorar al recibir esa azotaina, había disfrutado desde luego, pero ello no quiere decir que no resultase dolorosa por cómo se removía.  
      Laura miraba a tía Ingrid, esperaba que la ordenase acercarse a ella, Laura tenía sus manos en ese instante con las palmas de sus manos posadas en su trasero, ya no se frotaba como había hecho minutos antes sobándose las nalgas con fricción, ahora sentía en sus nalgas el intenso dolor en ellas, y el mas mínimo contacto o roce veía las estrellas, por no decir que sus braguitas la molestaban en extremo, solo el mínimo roce del tejido de algodón de las braguitas las sentía que rascaban sus sensibles nalgas, así como el intenso calor que emanaba del trasero y que lo sentía en las palmas de sus manos.  En ese instante vio como tía Ingrid se arremangaba la manga de la bata de su brazo derecho, y con la palma de su mano plana hacia arriba, abría y cerraba sus dedos, ante esa señal Laura obedeció yendo hacia ella.
      Al dar el primer paso, sintió un fuerte pinchazo en su nalga derecha, ya que inicio su avance con dicho pie, teniéndose que llevar su mano derecha a la base de dicha nalga, punto donde sintió ese pinchazo, que al sentirlo retorció su cadera hacia ese lado, lo que le ocasiono que sintiera nuevos pinchazos seguidos en su nalga izquierda, ante esa nueva molestia meneo el culo de lado a lado, haciendo que la molestia aún se acentuara  más en su trasero. Esa sensación fue tan intensa para ella que ante el dolor concentrado en su trasero, el solo pensar que iba a recibir de nuevo una azotaina, hizo que empezase a llorar temerosa.
     Al pasar por delante de  tía Ingrid nerviosa y  temblorosa por las molestias  en su trasero, como el temor embriagador que sentía.  El haber permanecido bastante tiempo cara al ventanal, debía de haber bastado para hacer que sus nalgas se hubieran endurecido por la inflamación, por lo cual, por ello debía de ser tan doloroso el más mínimo roce, así  como al moverse sentía que palpitaban sus nalgas, con continuados pinchacitos muy molestos,  el simple roce de sus braguitas no mejoraba nada su situación.   Ya colocada al costado derecho, tía Ingrid la atrajo hacia ella sujetándola del brazo y haciéndola inclinarse para colocarla en su regazo, si momentos antes había sentido pinchazos en sus nalgas, ahora al doblar su espalda al inclinarse hacia adelante, así como dejarse acomodar sobre las rodillas, pareció tener el culo  en un avispero.
        Tía Ingrid debía saber cómo debía sentirse Laura en esos momentos, por como ajusto sus braguitas a su cintura, y luego con los dedos índices de cada mano, los introdujo bajo el ribeteado encaje de las perneras de sus braguitas y levantando el elástico levemente, desde la entrepierna a su cadera,  aliviando así la presión que debía sentir en el trasero Laura.  Durante unos segundos acaricio con suavidad el trasero sobre las braguitas, haciendo que Laura ronroneara como una gatita, pero no duro mucho esa agradable sensación.  Tía Ingrid comenzó a darle la azotaina sobre sus braguitas rosas a Laura.   Aquellos azotes para Laura  resultaban dolorosos, el culo de Laura estaba muy resentido,  ardía horrores su trasero, que sumando  la zurra con el cinturón, y los azotes que había recibido durante su revisión mantenía su trasero dolorido,  de sollozar cuando fue colocada sobre el regazo, Laura  lloraba los nuevos azotes en su trasero, a pesar del dolor en su trasero, sentía que no eran propinados con fuerza o severidad, pero si  lo suficiente para caldear su trasero, aunque dada la sensibilidad en que se hallaba, los azotes le dolían como si se estuviera empleando a fondo tía Ingrid, la azotaina no fue tan larga como a Carolina, pero para Laura resulto si serlo, no fue tan agradable tampoco, aunque ello no impidiera el mojar el fondillo de sus braguitas,  y ella no fuera agraciada  con un orgasmo, como si había visto en Carolina.  Fue ayudada por tía Ingrid a levantarse, y Laura sobándose el culo por encima de sus braguitas con suavidad, fue hacer compañía a Carolina, que permanecía al costado izquierdo de tío Williams.
   
     Megan desde su privilegiada posición, vio como su amiga Carolina acudía a la llamada de tía Ingrid, y como nada más ponerla sobre sus rodillas, se alegró cuando vio como le bajaba las braguitas, viendo su coloradísimo trasero.  En ese momento Megan sentía arrepentimiento de haber forzado la situación, aunque entre sus piernas sentía una oleada de placer nueva para ella, se encontraba así misma intrigada por su reacción, no comprendía como podía sentirse bien, viendo como a Carolina la iban a dar una buena azotaina,  siendo ella la culpable y sintiendo como su sexo se humedecía.  Temiendo lo peor si mojaba el fondillo de sus braguitas, decidió  cruzar sus piernas juntando sus muslos tratando de evitar mojar sus bragas.  Cuando empezó la azotaina a  Carolina escuchando el sonido de la azotaina sobre las desnudas nalgas de su amiga, y como a los pocos azotes se ponía a llorar, Megan en ese momento se regocijaba al ver como su amiga retorcía sus caderas, teniéndose que llevar su mano derecha a su rostro cubriéndose sus labios para no ser vista sonriendo. Aquella sensación nueva para Megan la hacía avergonzarse de sí misma, no llegaba a comprender como podía sentirse bien, viendo ser castigada Carolina, era una sensación rara para ella, agridulce pues luego sería ella quien recibiera una azotaina, y su culo también lo tenía dolorido, aunque la que más debía tenerlo dolorido debía de ser Laura.
      A los pocos minutos pudo ver como su amiga se estremecía, así como sus piernas temblaban al tener un orgasmo claramente visible, recordando las recomendaciones de Sonia, Megan espero ansiosa ver la respuesta de tía Ingrid, pues según Sonia ese hecho significaba una severa azotaina, pero se quedó perpleja e intrigada al ver que la azotaina a Carolina habia terminado, viendo que tía Ingrid  inclinó su cuerpo y agarrando sus braguitas se las subía lentamente  y ajustaba a su cintura las braguitas, viendo como luego le acariciaba con ternura con la palma de su mano derecha, el dolorido trasero trazando amplios círculos por todo su hermoso trasero, que contrastaba entre el color rosa de sus bragas y el color rojo intenso que asomaba visible bajo el ribete elástico de las perneras de sus braguitas que enrojecía hasta el inicio de sus muslos, justo, las redondeces hermosas de su trasero algo que esa visión encanto a Megan.
     Observando contrariada vio como las caricias de tía Ingrid bajaban  de su trasero, a la entrepierna de Carolina, y como sus dedos se perdían en el interior de los muslos, viendo como su amiga abría más sus muslos separándolos para así facilitar la dulce caricia, y como su amiga volvía a estremecerse de nuevo temblándole de nuevo sus piernas. Tras ver contrariada como Carolina tenía otro orgasmo siendo además consentido y aprobado por tía Ingrid.  Ante esa visión Megan relajo sus piernas, y separo sus muslos no tardando en sentir como el fondillo de sus braguitas se humedecía, avergonzada lentamente con su mano izquierda, la fue conduciendo a su entrepierna cubriéndose avergonzada. Sobre todo cuando vio a Carolina  se levantaba de las rodillas de tía Ingrid, pudiendo ver que la entrepierna de su amiga, mojaba claramente el fondillo de sus braguitas. En ese instante se percató que su entrepierna también debía ser visible su humedad reciente, sintiendo arder sus mejillas ruborizadas de la vergüenza.
      Cuando le tocó el turno a Laura  la vio avanzar temerosa y con sus manos sobre su trasero, sonriendo al verla avanzar,  al ver que con su mano izquierda se la pasaba por su trasero varias veces, en apenas  los tres metros que la separaba de tía Ingrid y como se colocaba al costado derecho de ella. Sus miradas al quedar una frente a otra, se cruzaron escasos segundos, el leve espacio de tiempo que tía Ingrid acomodo a Laura sobre sus piernas, y poco después  comenzó a palmear su pequeño y redondo trasero. Megan vio como Laura a los primeros azotes que sonaban sobre su trasero, esta, se ponía a llorar. Era fácil deducir que Laura, tenía sus nalgas muy sensibilizadas al dolor  y la más leve palmada le debía de doler considerablemente. Laura meneaba sus caderas, así como movía sus piernas abriéndolas y cerrándolas por la azotaina que estaba recibiendo.  La azotaina fue corta, pero Megan viendo como su amiga lloraba y como se movía retorciéndose sobre el regazo de tía Ingrid, continuaba tapándose su rostro para no ser vista como sonreía, pues no podía disimular su satisfacción, recordó en ese instante como recibió Megan la azotaina por tío Williams por su culpa al bajarle ella sus braguitas, en algún momento la mirada de Carolina desde su posición permaneciendo al lado de tío Williams, busco la mirada de su amiga Megan, y como esta giraba su rostro hacia su derecha avergonzada, pero sobre todo para no ser observada sonriendo, estaba en cierta forma disfrutando, aunque también estaba muy nerviosa al ser ella la siguiente. Y más, tras ser regañada por tía Ingrid siendo descubierta ante sus amigas,  como la culpable de que sus amigas  Laura y Carolina estuvieran siendo castigadas. Vio como Laura era ayudada a levantarse de los muslos de tía Ingrid, y una vez en pie Laura se llevó sus manos a su trasero sobándoselo y meneando el culo de derecha a izquierda, un gesto claro de que el trasero le abrasaba tras la azotaina,  y meneándolo de aquella manera, era como si buscara aliviar de algún modo aquel terrible picor tras recibir la azotaina, la cual dejaba reflejado claramente por su rostro bañado en lágrimas, ya que debía de dolerle bastante….
      Ahora…   Le tocaba el turno a Megan, la cual temblorosa esperaba ser reclamada en breve, ahora ya no sonreía nada, los escasos metros  que la separaban de tía Ingrid. La miraba en silencio sin ser capaz de mantener la vista en alto, ya que la propia tía Ingrid la observaba a ella cruzándose sus miradas, Megan incapaz de mantener aquella mirada, bajo su cabeza esperando nerviosa y temerosa. 
     En ese preciso instante tío Williams y su esposa se pusieron hablar entre ellos, la cual fue escuchada por las tres chicas, era una conversación de cómo habían visto a las tres siendo revisadas, y explicándose entre ellos como se habían comportado las jóvenes. Algo que al oir como se referían de ellas, las tres estaban “muertas de vergüenza” con sus mejillas ruborizadas ardiéndoles. Así como habían reaccionado Carolina o la propia Laura al recibir la azotaina, y comentando como Carolina había tenido orgasmos visibles para todos, hablaban entre ellos, como si Carolina, Laura y Megan no estuvieran presentes. Pero la más nerviosa de las tres, era claramente Megan.   No comprendía porque no acababa ya!!!  Ahora escuchaba como se había comportado la propia Megan durante la revisión, lo que hacía que la joven estaba a punto de llorar de la vergüenza. Pasaron cerca de unos quince interminables minutos, que para Megan resultaban horas… hasta que tía Ingrid se dirigió a ella por fin.
(Sra. Adams)  -. Megan!!! Ven aquí jovencita, ahora vamos hablar con calma…
      Megan suspiraba angustiada, había escuchado toda la conversación, así como ella se había comportado durante la revisión, no podía imaginar que se pudiera pasar tanta vergüenza, como había pasado.  Al acercarse a tía Ingrid no distinguía si le ardían más sus mejillas por la vergüenza que había pasado, o el ardor de su trasero. Una vez se detuvo tras colocarse a su costado espero que hiciera lo mismo que con Carolina o Laura, y la tumbase sobre sus rodillas.
    Con los nervios, la angustia de la espera y escuchar como comentaban su comportamiento, se había olvidado por completo del estado de su entrepierna, Carolina y Laura aun con algún que otro sollozo, la observaban viendo claramente la humedad muy manifiesta en el fondillo de sus braguitas.  Megan esperaba ser colocada sobre las rodillas de tía Ingrid, con su mirada fija en el suelo, no podía sospechar que ocurría, o porque no era colocada boca abajo sobre las rodillas. Los nervios y tensión, la hicieron levantar la mirada hacia tía Ingrid, entonces la vio que la miraba a los ojos, y a su entrepierna alternativamente en silencio.
     En ese instante se percató de su humedad, estaba tan mojada su entrepierna que apenas podía diferenciar entre la humedad de su sexo, y la humedad de sus braguitas dado su estado. En ese instante quiso cubrirse con la mano derecha su entrepierna, pero un azote en su muslo derecho propinado con la mano izquierda de tía Ingrid que resonó en todo el despacho, le hizo hacer retirar la mano.  
(Sra. Adams)   -. Qué? Te parece bonito estar de esa manera? Desvergonzada!!!  Precisamente tú!!! Según mi sobrina eres la más precavida de las cuatro, pues no lo demuestra este comportamiento, .- Alargando sus manos, cogió el elástico de la cinturilla de sus braguitas y se las bajo a los pies, obligando a levantar primero el pie derecho y luego el izquierdo le saco sus bragas, dejándolas del revés quedando visiblemente el fondillo empapado. -. Que tienes que decir de esto, cochina!!!   No te da vergüenza!!!    Sinvergüenza!!!     Tener las bragas así?
     Megan estaba terriblemente avergonzada, jamás había sentido tanta vergüenza como en esos momentos, permaneciendo en pie, al costado derecho de tía Ingrid y habiéndole sacado  las braguitas, y lo más terrible para ella era como sus braguitas las sostenía en sus manos mostrándoselas, a todas las miradas, así como soltando las braguitas dejándolas caer al suelo,  le paso la yemas de los dedos de su mano derecha, entre sus piernas pasándolos  ligeramente por su sexo, y luego mostrando como había mojado sus dedos de fluidos.
(Sra. Adams)  -. Que piensas desvergonzada!!! No vas a decir nada después de cómo estas de mojada cochina…!!!   Así como por qué has causado estos problemas a tus amigas…   Que te han hecho ellas?   .- Megan avergonzada de sí misma, no se atrevía a decir nada, no deseaba empeorar más su situación pues claramente presagiaba que no iba a salir airosa de esa situación.-. Explícame el porque te has comportado de una manera incalificable con tus amigas, para esto? .- No podía articular palabra alguna por la vergüenza que sentía de si misma. -.  Estamos esperando una respuesta por tu parte… no? Bien pequeña sinvergüenza!!! Tu misma te lo has buscado… Es sabido por nosotros que una chica puede provocar una travesura, nuestra nieta María es una experta en meterse en problemas, y no desconocemos que a veces su madre es metida en problemas por ella.  Pero aunque sean faltas provocadas, no se atreverían hacerlas delante de nosotros por nada del mundo, pues saben que les iría muy mal… Pero para ti Megan, es incalificable que hayas metido claramente y descaradamente en problemas a Carolina y a Laura, lo peor de todo es que lo has hecho ante de nosotros,  por “Testarudez o Rebeldía”  y por si fuera poco, delante de uno de nuestros mejores amigos, incluso el se ha sentido molesto porque no eres ninguna niña para ese comportamiento.  Nos has avergonzado a nosotros, y esto no va a quedar así jovencita, vas a lamentar de verdad haberte comportado como lo has hecho…
(Megan)   -. Yo… es que tengo pánico a las agujas…
(Sra. Adams)   -. Bueno, no es un pecado tener miedo a las agujas, seguro que cuando acudes al médico, le avisas que te dan miedo, y entonces toman las debidas precauciones, y porque no has avisado? O es que acaso que  te dan pánico las agujas lo has descubierto hoy? No verdad? No te sirve como escusa… También va a resultar que te da miedo que te explore tu ginecólogo, verdad? .- Megan no respondió, solo se encogió de hombros. -. Porque nuestro amigo resulta que es ginecólogo, y no ha podido hacerte la revisión, porque no lo has permitido. Y en cuanto al escándalo que has formado para ponerte la cánula, también te dan pánico?  No respondes, o sea que la has liado parda porque si!!!  Pues ahora yo te voy a poner el culo, y  como te lo voy a dejar de colorado  porque si!!! 
     Asiéndola por la cintura la atrajo  a sí misma, tiro de su brazo izquierdo para echarla  sobre  sus rodillas boca abajo.  Megan sorprendida se dejó manipular pues no pretendía hacer enfadar más,  de lo visiblemente ya estaba tía Ingrid. Una vez sobre el regazo, Megan notaba como tía Ingrid movía su muslo derecho estirando su pierna derecha, al tener su cuerpo echado sobre los muslos de tía Ingrid, la cabeza de Megan pendía pudiendo mirar por debajo de la silla, viendo aterrada como el movimiento de la pierna de tía Ingrid, no le gusto ver como dando un leve pisotón en el suelo, de su pie derecho se desprendía el zueco de madera, y como este, era agarrado por el talón con la mano derecha. Sintió alarmada como el muslo derecho volvía a colocarlo igual, lo cual alzaba su colorado trasero dejándolo bien expuesto a la azotaina.
      Cuando sintió en su trasero el primer azote, aulló del intenso picor en su culo desnudo, pasando una milésima después a ser un dolor intenso, aunque sin tiempo a reponerse, ya caía sobre su culo un segundo, un tercero y cuarto fuerte azote, siguiendo cayendo uno tras otro sobre su indefenso trasero desnudo, que del colorado que estaba, ahora lucía un rojo intenso. Megan echada sobre las rodillas meneaba su culo, así como se retorcía su cuerpo de cintura para arriba, pues la mantenía firmemente sujeta por su cintura. Su mano derecha la llevo a su dolorido trasero cubriéndose con ella el culo, pero su maniobra fue breve, pues tía Ingrid le sujeto por la muñeca manteniéndola bien sujeta a su espalda, dejando su trasero nuevamente libre, y los azotes fuertes e intensos se reanudaron de nuevo, haciendo que Megan se retorciera sobre el regazo.  Sus piernas pataleaban en el aire en cualquier dirección, de manera alocada abriéndolas y cerrándolas de nuevo.  Megan en su desesperación doblo sus rodillas cubriéndose el culo con sus pies, ante ese movimiento de Megan, tía Ingrid movió su pierna derecha flexionando su rodilla y bajándola, con lo cual, desplazo el cuerpo de la joven en su desesperación ante el intenso ardor en su trasero, pasando a quedar su estómago sobre el muslo izquierdo,  y su cuerpo colgando, su cabeza no llego  al suelo,  al colocar Megan  su brazo izquierdo apoyado en el suelo y sobre su brazo se apoyaba la cabeza. Entonces tía Ingrid paso su pierna derecha por encima de las piernas de Megan, las cuales quedaron inmovilizadas, y al tener el cuerpo echado sobre el muslo izquierdo, tía Ingrid disponía de más comodidad para alzar  más alto su brazo derecho y propinar la azotaina que le estaba dando a la joven con más fuerza y más severidad, quedando Megan indefensa totalmente pudiendo únicamente tratar de retorcer su cintura meneando su trasero, pero aun a sus esfuerzos, tía Ingrid demostró ser diestra en el manejo de la zapatilla, en esta ocasión un zueco pesado de madera, que pocos minutos el culo de la joven paso a estar completamente con un color violáceo o granate oscuro, en ese momento dejo de darle azotes en el culo a Megan que ya afónica de llorar y aullar, simplemente sollozaba sonoramente.
     El tío Williams se acercó,  ayudando a Megan a ponerse en pie, esta se abrazó a él llorando y el cual correspondió al abrazo  con sus manos posadas en su dolorido trasero acariciándoselo suavemente. En ese instante tía Ingrid hizo una señal a su marido, y este comprendiendo que le quería decir, se acercó hacia ella manteniendo a Megan alzada por el culo dolorido y con sus manos la levanto por los muslos para depositarla sobre el muslo izquierdo de tía Ingrid sentándola en su regazo, Megan al sentir como su culo dolorido y muy caliente era depositado sobre el muslo de tía Ingrid, se soltó del cuello de tío Williams para abrazarse al cuello de tía Ingrid la cual mantenía sujeta por la espalda con su brazo izquierdo, mientras con la derecha le acariciaba el dolorido trasero.   
    Tío Williams las dejo solas mientras recogía las bragas del suelo de Megan, y se las entregaba a su esposa. En ese instante deposito en el suelo a Megan, manteniéndola en pie delante de ella.  Cogió las bragas que le había entregado su marido, y sin mediar palabra Megan levanto un pie y luego el otro para que tía Ingrid le pusiera las braguitas, una vez se las ajusto a su cintura, Megan se volvió a acomodar sobre los muslos de tía Ingrid abrazándose a ella, así permaneció siendo consolada por quien la había mondado el trasero a buenos zapatillazos de los zuecos de madera.
(Sra. Adams)  -.  Esperamos que no se vuelva a repetir esto de hoy.  Esto te habrá servido de lección para una próxima vez, por tu propio bien esperamos que no vuelvas a cometer el mismo error.   Sabemos que ha sido por despecho, ya que otra explicación no es plausible ,  seguramente por mi sobrina sabréis que tanto mi marido y yo misma,  somos spankers, por lo tanto conocemos sobradamente cuales son vuestras inquietudes, así como cuando os portáis mal de manera expresa, no ha sido el caso del aeropuerto, pero tu comportamiento esta tarde nos hace presunción de que no ha resultado algo casual, aunque al parecer ese instinto se acaba de declarar en ti, o también podría resultar que te diera vergüenza reconocer que te gustaba.   Una spankee no se hace así misma de la noche a la mañana, seguramente ya debía de hacer tiempo que estaba en tu mente, pero no encontrabas el momento adecuado para ser tu misma hasta hoy.   Algo que no llegabas ni a poderte imaginar y mucho menos saber que hoy ibas a dar ese paso, pero está claro que hoy  lo has dado, y ya no resulta posible esconderlo.   Es más, antes de bajar a comer te he dado una azotaina por estar en la cama destapada y con las bragas bajadas, al colocarte sobre mis rodillas he visto la humedad que ya había en los labios exteriores de tu sexo.  No tengo ninguna duda de que no estabas con las braguitas bajadas de casualidad, pues al entrar he visto como tu cuerpo se estremecía temblando, lo que indica que sabias que ibas a recibir una azotaina en cuanto te sorprendiera. .- Megan se abrazó más fuerte a tía Ingrid, acurrucándose en su regazo, ese abrazo daba claramente conformidad a las palabras.-.  Ahora vamos a terminar lo que empezamos, y podréis retiraros a vuestras habitaciones y descansar hasta la hora de la cena.
     Megan sollozando se abrazaba más fuerte al cuello de tía Ingrid, cuando intento incorporarse, intentando liberarse del abrazo de Megan y depositarla en el suelo. Esta se abrazó más, por lo que tuvo que mantener en sus fuertes brazos a Megan, cargando con ella en brazos llevándola hasta la camilla donde deposito dejándola sentada en el borde, Megan no deseaba soltarse de tía Ingrid, pero una mirada basto para que obedeciera y la soltase.
     Carolina y Laura fueron tras sus pasos deteniéndose a un metro escaso de la camilla, las dos se iban frotando su trasero suavemente. Tía Íngrid las miro una vez que Megan se había soltado del abrazo a su cuello. Al verlas como se sobaban el culo…
(Sra. Adams)  -. Esas manos, niñas!!! Como os vuelva a ver sobando el culo, vais a sobaros con motivos…!!!
    Tía Ingrid claramente con gesto de disgusto, les dio la espalda a las chicas dirigiéndose a un armario del rincón, resultando ser una nevera. Extrajo una bandeja con varios recipientes que no podían distinguir desde donde estaban las chicas.  Megan al contrario que ellas, si podía ver lo que contenía dicha bandeja, sus ojos se abrieron como platos. 
     Tía Ingrid deposito la bandeja sobre un carro de enfermera entre la camilla y la pared, el cual desplazo hasta colocarlo a los pies de la camilla. Entonces la vieron aterradas como tenía una jeringuilla sobre su mano, ya preparada para ser inyectada, solamente tuvo necesidad de extraer una aguja estéril de su envoltorio, sin acabar de quitárselo, y así mismo preparo cinco jeringas más.  Tía Ingrid se giró sobre sus pies…
(Sra. Adams)  -. Carolina, tú serás la primera, ven e inclínate sobre la camilla, que no tenga que repetírtelo dos veces…
     Carolina se acercó a la camilla inclinándose sobre ella apoyando su pecho, sintió como las frías manos de tía Ingrid le bajaban la braguita justo hasta el borde de sus muslos, cuando se quiso dar cuenta, sintió como un algodón limpiaba desinfectando la zona, y poco después  ya tenía la aguja pinchando sobre su nalga izquierda, sentía como el líquido entraba resultando muy doloroso para ella, las lágrimas no tardaron en brotar de sus pupilas, mientras muy lentamente tía Ingrid le ponía la inyección, el líquido inyectado iba entrando muy lentamente, cuando hubo vaciado la jeringa, saco la aguja pasando un algodón húmedo de alcohol. Tía Íngrid desecho la jeringa arrojándola a un cubo y  cogiendo una segunda, así como otro trozo de algodón, haciendo lo propio en la nalga derecha esta vez.  Sin contemplación alguna pincho en la nalga derecha, esta segunda fue más rápida que la primera, así que aunque el líquido al entrar en la nalga también resulto doloroso para Carolina, esta fue rápida, una vez lista le subió las braguitas…
(Sra. Adams)  -. Carolina puedes retirarte a tu habitación y meterte en la cama. Las inyecciones no deben preocuparos, la primera y más dolorosa es hierro, la segunda es un simple vitamínico.  Duele por estar frio de la nevera, de haberos portado mejor, habría extraído minutos antes para estuvieran a temperatura ambiente.   Ahora tú, Laura!
    Laura nerviosa se acercó a la camilla inclinando su cuerpo, en breve tenia las bragas bajadas a las rodillas,  e igual que Carolina sintió el primer pinchazo en su nalga izquierda,  sintió que era muy dolorosa al entrar el líquido, al igual que Carolina sus ojos antes de acabar de ponerle la inyección de hierro, ya estaba llorando del dolor. La segunda inyección fue rápida, y subiéndole las bragas.    Se incorporó, y caminando hacia la puerta iba sobándose la nalga izquierda, saliendo del despacho hacia su habitación.
     A Megan no fue necesario decirle nada, se colocó inclinada sobre la camilla apoyando su pecho.  Sintió como sus bragas eran bajadas, así como el algodón frotaba su nalga izquierda, y posteriormente sentía el pinchazo en la nalga izquierda, el líquido fue entrando muy lentamente, pero Megan aguantó estoicamente sin derramar una lágrima. En segundos sentía el nuevo pinchazo en su nalga derecha, y poco después sus braguitas eran subidas. Megan se incorporó una vez que sintió que sus bragas estaban  subidas, e iba a retirarse…
(Sra. Adams)   -. Se puede saber a dónde vas tan rápido jovencita…!!!
(Megan)   -.  A mi habitación…
(Sra. Adams)  -. Muy bien, pero espérame de pie ante la cama, que subiré a acostarte yo, pero antes jovencita vamos a tener que hablar muy seriamente, no me gustan las mentiras, y te aseguro que lo vas aprender rápido, vas a estar muy calentita en la cama… Con que las agujas te dan miedo, verdad?    Sube a tu habitación antes que te caliente el culo aquí mismo por mentirosa…!!!


(Continuará…)

    

   

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