miércoles, agosto 21, 2019

ELENA CONOCE LA DISCIPLINA EN CASA Capitulo 3



                        ELENA  CONOCE  LA  DISCIPLINA  EN  CASA    Capitulo 3

    Elena estaba sobre la cama echada boca abajo durmiendo,  se encontraba sola, pues su marido José la había despertado como cada mañana para acudir al trabajo, pero Elena siguió dormida en la cama. Pues estaba en cierta manera de mal humor, pues el culo le dolía demasiado para dejarse hacer carantoñas de buena mañana por José, el cual intento tener sexo mañanero como cada día antes de salir para el trabajo.  Pero Elena estaba muy dolorida.  Por la noche anterior había disfrutado del sexo como nunca hubiera podido imaginar, a pesar de estar muy dolorida después de haber sido castigada, aun con el culo en llamas tras ser  recientemente castigada,  tras el severo correctivo que le había aplicado José, su marido. Pero debería de ser porque aún era reciente la azotaina que había recibido, y su cuerpo sentía tener verdaderas ganas de tener sexo, el culo le dolía como nunca hubiera imaginado, que podría dolerle tras un castigo. Pero a pesar de ese intenso fuego en sus nalgas, entre sus piernas tenía otro incendio mayor, su sexo mojando el fondillo de sus braguitas. Que podría ser tan sensacional y quedar bien  satisfecha por su hombre.
     Pero a la mañana tras haber amanecido, sentía un intenso dolor en su culo desnudo, al igual que el resto de su cuerpo también desnudo tras la noche de sexo desenfrenado. Pero ahora en la mañana, tenía el culo tan dolorido que no podía ni moverse en la cama, el solo intento de girarse era resultado de terribles pinchazos en sus inflamadas nalgas, decidiendo no moverse, algo que no esperaba, se quedó profundamente dormida. Al despertar tras escuchar en el salón sonar su teléfono móvil, miro la hora en el reloj de su mesita de noche. Su primera reacción fue darse la vuelta sin pensar,… un “Ayees” estremecedor broto de su garganta al sentir una terrible punzada en su trasero de dolor, intentándolo de nuevo mas lentamente, consiguió ponerse de costado sobre las sabanas, y con varias nuevas punzadas en su trasero dolorido, moviéndose de costado sobre la cama, consiguió llegar al borde y bajando primero una pierna y luego la otra, consiguió ponerse de rodillas en el suelo, apoyando su pecho sobre las sabanas de la cama, y ayudándose con las manos, consiguió enderezar su espalda quedando de rodillas en el suelo al pie de la cama. Intento levantarse de suelo teniendo que dejarlo correr, pues el culo le dolía demasiado para levantarse y ponerse en pie. Así que llevándose sus manos al culo, poniéndolas bajo sus nalgas doloridas, y alzándolas, pudo levantarse a pesar del intenso dolor en el culo, poniéndose de pie.
    Debía de darse una ducha rápida, pues todo su cuerpo olía a sudor y sexo de la noche anterior, sintiendo como entre sus nalgas sentía tenerlas algo pegajosas, al igual que su entrepierna, seguramente del semen que debió salir de sus orificios durante la noche, algo que a pesar del dolor del culo, la hizo sonreír pícaramente para si misma.  Camino hacia la ducha, lo tuvo que hacer arrastrando sus pies, pues el solo levantarlos un poco, sentía todo tipo de pinchazos como si estuviera sentada en un avispero, entro en ella abriendo el grifo del agua caliente, graduando la temperatura con el grifo de agua fría.  En ese instante sintió enormes deseos de orinar, quizás debido al sonido del agua caer y deslizarse por su cuerpo, pero para nada deseaba tener que ir al inodoro y sentarse a orinar, eso habría sido muy doloroso para su culo.  Liberando su vejiga se hizo pis en la ducha, sintiendo sobre sus muslos como le bajaba entre ellos ese líquido caliente, y aunque era algo que le parecía una cochinada, de alguna manera que no comprendió en ese instante, disfruto sintiendo bajar por entre sus piernas y como el chorro de orina salía hacia adelante, haciendo fuerza con sus caderas, aunque al hacerlo se le tensaron las nalgas, algo que le hizo sentir unas punzadas de dolor en su trasero.
   Con mucho trabajo consiguió secarse el cuerpo con la toalla, y una vez seca se contempló en el espejo, a pesar del dolor que sentía, al mirarse en el espejo vio en su rostro un aura desconocida en ella, estaba muy feliz con su vida a pesar de tener el trasero muy dolorido, acordándose en ese instante que no se lo había visto aun, así que girando sus caderas y poniéndose de espaldas al espejo, entonces lo vio.  Tenía el culo completamente morado, pero solamente en forma circular en sus dos nalgas, con la aureola exterior al mismo borde de las nalgas, de un colorado muy intenso, color rojo escarlata seria su definición adecuada, pero aun así, se veía así misma preciosa con el culo en aquel estado, debía de estar loca pensando de ese modo, sintiendo como sus muslos se humedecían bajando unas gotas por entre ellos, creyendo ser agua de la ducha, pero al pasar su mano vio que eran fluidos de su sexo por ser suave a su contacto y con cierta consistencia viscosa, subiendo sus dedos entre sus muslos a su entrepierna, al llegar a su sexo  este se encontraba completamente húmedo.  De nuevo se volvía a sorprender de sí misma, sin comprender que era aquello que le sucedía, como de verse el trasero marcado por la severa azotaina que había recibido la tarde noche anterior, podía sentirse tan excitada sexualmente?
      Aunque en esos momentos no tenía tiempo para preocuparse por ello, se le había hecho tarde para llegar al trabajo, debía vestirse rápidamente con algo cómodo, y llamar a un taxi para llegar lo menos tarde posible.  Opto por un vestido azul celeste muy llamativo por el color, como siempre el vestido era con la falda acampanada, pero se diferenciaba que era de pequeños pliegues ondulados, por lo que la falda a pesar de tener cierto vuelo, no sería tan llamativa al andar, aunque si era corta, le cubría nada más la mitad de sus muslos. Una vez vestida iba a salir cuando recordó que no se había puesto bragas, últimamente estaba muy olvidadiza, no era la primera vez que se le olvidaban ponérselas.  Así que volvió a la habitación a buscar la prenda, al abrir el cajón, tenia de todos los colores y modelos, pero eligió unas de algodón blancas totalmente,  de cintura alta y con la pernera baja, así si se levantaba la falda con el aire  le verían las bragas, pero no podrían verle como tenía el culo. Antes de dirigirse hacia la puerta se retoco un poco el maquillaje, pero al ir a salir de la habitación se percató que ya llevaba las braguitas húmedas de nuevo, por lo que decidió coger del cajón otras dos bragas, para si se mojaban de más, poder cambiárselas en la oficina.
     Salir del edificio le costó mantener el tipo, pues el culo le molestaba a rabiar.  Asi como caminar entre la zona ajardinada del edificio llegando a la calle, donde esperaba poder coger un taxi en la parada, para su mala fortuna no había ninguno parado esperando recoger clientes, por lo que tuvo que esperar unos minutos a que llegase uno. Al cabo de unos minutos esperando, se estaba arrepintiendo de haberse puesto aquellas bragas de algodón, pues le apretaban las nalgas al tenerlas inflamadas, deseaba el poder pasarse sus manos por el trasero, para así mitigar en algo las molestias que sentía en el culo.  Mirando hacia un lado y otro, no viendo a nadie cerca se llevó una de sus manos al trasero sobándose de forma superficial y disimulada, tallándose el trasero de la falda. Pero no consiguió aliviar ni lo mas mínimo aquellas molestias al llevar bragas.  por fortuna apareció un taxi pronto, al subirse al taxi acampano su falda al aire, y así posar su trasero en el asiento sobre sus bragas, al ir acomodada detrás del asiento del conductor, aprovecho para pasarse la mano bajo el trasero y sobarse el culo por encima de sus bragas blancas, en esta ocasión sí consiguió aliviar la presión de las bragas sobre sus nalgas, pero a los pocos minutos ya no sabía cómo colocar el culo sobre el asiento, ya que en esos momentos no solamente le molestaban sus bragas, ahora también le molestaba el dolor del trasero, y que para pasar desapercibida a las miradas del conductor, no le quedaba otra que aguantar las molestias, arrugando los labios de su boca y apretando los dientes de las molestias en su trasero.  Lo estaba pasando francamente muy mal el ir sentada en el taxi, deseando bajar cuanto antes. 
    Al llegar al edificio de las oficinas, pago el taxi y al tener que descender por el lado derecho del taxi, tener que moverse del lado izquierdo al derecho, fue toda una odisea, al hacerlo su corta falda se le había subido, dejando claramente las bragas a la vista del conductor que miraba hacia atrás descaradamente, la sonrisa en los labios, le dejo claro que el hombre le había podido ver sus preciosos muslos e incluso las bragas por debajo de su falda, y posiblemente le habría podido ver la rojez del culo, pues sentía como sus bragas al tener que desplazarse sobre el asiento, casi arrastrando el culo, sus bragas del lado derecho se le habían introducido entre sus nalgas, pues nada más bajar, tuvo que tratar de agarrar el elástico de sus bragas sobre la falda y estirar de él.  La verdad es que Elena lo pasó francamente mal para bajarse del habitáculo.
    Una vez se encontró fuera del taxi, se encamino lo más rápido que podía hacia la entrada, deseaba poder llegar al ascensor cuanto antes y rezaba que no hubiera nadie más esperando, pues le urgía el poder meter sus manos bajo su falda y ahuecar la presión de sus bragas sobre sus doloridas nalgas.  Pero estaba visto que ese no era su día de suerte, al llegar al ascensor había un letrero que indicaba ascensor averiado, usar el ascensor flotante o de cristal. Era un ascensor que subía del vestíbulo a las plantas por el exterior del edificio, completamente de vidrio, por lo que todo el que mirase hacia arriba le iba a ver las bragas, y una mujer guapa con minifalda era muy tentadora para no mirarla.  Por lo cual, no se pudo arreglar sus bragas, ni tampoco el poder sobarse con plena libertad, pues según subía desde la calle ya no podían verla, pero si los de las oficinas de enfrente como adyacentes y los pisos inferiores que tenían las puertas del ascensor de cristal. Entre piso y piso, prácticamente siempre había alguna persona esperando, y otros que aprovechaban el momento de hacer la pausa del café, para ver a las chicas subir o  si subía una mujer con mini falda. Al menos pudo aprovechar la situación para llevarse la mano al trasero, y así con la excusa de ocultar a los mirones, posar su mano en el inflamado trasero. 
     Al llegar al piso de las oficinas, aprovecho para meterse en el servicio, deseaba revisar sus braguitas con urgencia, ya que notaba como la humedad traspasaba sus braguitas, y algunas gotas comenzaban a bajar entre sus muslos.  En otras circunstancias se habría sentado en el inodoro, pero las molestias en su trasero iban en aumento, sobre todo por la culpa de sus bragas, que parecían que fueran una caldera al mantener el intenso fuego que emanaba a través de sus bragas. Pero lo peor no era el calor al tener sus nalgas inflamadas, era que sus nalgas se fueran rozando con el tejido de sus braguitas, que las hacía sentir muy molesta por el picor en su interior.  Así que se bajó las braguitas con mucho cuidado al hacerlo, y estirando del fondillo las vio como las tenia de húmedas, asi que cogiendo una toallita del lavabo, aunque antes de salir del retrete se aseguró estar sola, pues tenía la falda levantada y las bragas bajadas, con todo su trasero bien marcado por la zurra, así que rápido volvió a entrar al retrete y con la toallita seco el fondillo de sus bragas, apenas había transcurrido cuarenta minutos desde que saliera de casa, no podía cambiarse de braguitas tan rápido, que haría cuando ya no tuviese ninguna limpia para ponerse?  Así que una vez arreglo el estropicio de sus braguitas, se las volvió a subir de nuevo, viendo las estrellas al pasarlas por sus nalgas doloridas, bajándose la falda alisándola para quitar las arrugas al tener la falda subida, salió del retrete retocándose un poco en el lavabo y lavándose las manos.
     Al entrar a la oficina miro el reloj de la pared del fondo, eran las ocho cuarenta y cinco minutos de la mañana, había llegado cuarenta y cinco minutos tarde.  Respiro tranquila al ser la esposa del jefe, si fuera en otros tiempos habría sido sermoneada por José, a pesar de ser su novio la hubiera regañado severamente por llegar tarde.  Así que con tranquilidad tratando de andar sin que se le notara nada, se dirigió a su mesa arreglando los papeles que le habían ido depositando sobre su mesa.  Entre ellos encontró uno que le llamo la atención, era la de un cliente que tenía cita a primera hora de la mañana, pero pensó que no debía de haber llegado aún, pues no lo vio sentado en las sillas del fondo, donde estaba la sala de espera.  Charo su amiga, la vio que se le acercaba a su mesa sonriente, Elena se puso muy nerviosa pues vendría a preguntarle cómo le había ido al marcharse ella, y no deseaba hablar, pues seguro que pretendería que se lo enseñase, y no deseaba hacer tal cosa, se hubiera muerto de la vergüenza.
(Charo)   -. Buenos días Elena!  Has visto en el vestíbulo al señor Ruiz, se ha marchado muy molesto porque no se le ha recibido, he mirado tu agenda y tenía programada cita a las nueve quince, he tratado que José le atendiera por ti, pero no podía hacerlo, deberías hablar con tu marido, hace rato ha salido hasta tres veces a buscarte, y no tenía muy buena cara, te lo aseguro Elena…
(Elena)   -. Hola! Tendré que entrar a verle, antes de que vuelva a salir, por fortuna en el trabajo no tenemos acuerdo como en casa.
(Charo)   -. Como te fue ayer? Fue muy estricto contigo?
(Elena)   -. Ya hablaremos  más tarde, solo te puedo decir que me duele el culo como no te puedes hacer una idea.   Lo que si me dijo, es que no vuelva a llevarte conmigo para excusarme, o también te arreglara a ti.  Estaba muy enfadado conmigo porque vinieras tú, de no haber subido tú,  me habría ido mucho mejor. Me dijo que al venir conmigo para defenderme, era tanto como no reconocer mi culpa, y tratar de defenderme de un claro error mío.  Y en eso tenía mucha razón… fue a mí a quien se me olvido avisarle, además estaba avisada de las consecuencias, por lo tanto no es que el sea severo conmigo, es que me lo busque yo al aceptar esas reglas, si cometo errores debo aceptar que tienen consecuencias, y aunque no lo creas, me hace sentir mucho mejor a ser perdonada como si nada hubiera ocurrido, es mejor recibir un castigo, que tener que aguantarlo enfadado conmigo varios días, sin hablarme y de morros largos cada día…
(Charo)   -. Mujer… visto desde ese punto creo que tienes razón, por haber llegado tarde ayer no pudimos entrar al concierto, desde ayer ni me habla Pedro. Lo peor es que las entradas las compro por internet hace seis meses, costándole un verdadero pastón. Vete a saber cuándo vuelven haber entradas disponibles para ese concierto, después del tiempo que llevaba esperando para poder ir, no sé cuánto tiempo va a estar sin dirigirme la palabra, si con una azotaina Pedro me perdonase y volviéramos a ser la pareja fantástica que éramos antes, la verdad es que valdría la pena dejarse poner el culo bien colorado.  Esta mañana se ha levantado sin hacer el amor como cada mañana y sin decirme ni adiós… Llevo toda la mañana que no consigo concentrarme en nada…
(Elena)   -. Pues ayer por la noche, José y yo tuvimos una noche de sexo interminable, hasta las tres de la mañana sin parar, esta mañana al levantarme no hago más que mojarme las bragas, de lo escocida que tengo la entrepierna, y el culo, en todos los sentidos. Y esta mañana me ha despertado y me buscaba para sexo antes de la ducha, pero tenía el culo tan dolorido que no me he podido mover, y me he quedado dormida después. 
(Charo)   -. La verdad que pensaba que José era un salvaje, pero estoy viendo que no es tal cosa, simplemente te quiere muchísimo, castigándote lo que hace es que no hayan discusiones en casa por las tonterías que cometemos las mujeres, la verdad es que no se el tiempo que Pedro no me va hablar, y en cambio José, ya te perdono ayer mismo olvidándolo como si nada hubiera sucedido, eso si después de castigarte a ti… Pero ya me ves a mí, Pedro por el mismo motivo no sé cuánto tiempo va a estar sin hablarme, sin dirigirme la palabra, esta mañana ya me ha avisado que no lo espere a cenar, que se ira con Luis y su hermano pequeño Manuel, que vendrán de madrugada a casa. Eso solo lo hace cuando hemos discutido por algo, y yo no he querido aceptar su decisión…
(Elena)   -. Pues yo no me he encontrado, pero seguro que me daría una azotaina por discutir sin motivo aparente, cuando hemos discutido y yo tenía razón, aunque te parezca mentira me ha dado la razón y no ha llegado a más, ese es nuestro acuerdo.  Y en el sentido contrario de estar yo equivocada, aún no ha sucedido tal cosa, pero ya me advirtió que si no entraba en razón, tenía consecuencias y eso significa castigo…
      En ese preciso  instante  la puerta  del despacho  de José se abrió, apareciendo ante el umbral de la puerta, viendo a las dos mujeres que estaban hablando, así como Charo no estaba en su puesto de trabajo,  pero el saludo como si nada  ocurriera.
(José)   -. Buenos días cariño, ya has llegado!  Ya era hora que lo hicieras… Buenos días Charo, que tal el concierto ayer noche, estuvo bien?  Pedro llevaba meses, nervioso de las ganas que tenia de verlo, espero que la espera valiera la pena.  Cuando puedas cariño, puedes entrar a mi despacho, hay unos temas que debemos arreglar antes del mediodía de hoy.  Bueno Charo os dejo que sigáis con vuestras cosas, si vais a por un café para vosotras, me podéis traer uno a mí? Gracias.
    José volvió a entrar cerrando la puerta, Charo se quedó pasmada de la buena relación entre José y Elena, la tarde anterior José no estuvo tan amable con ellas, sobre todo con Charo, que estuvo de lo más desagradable con ella, nunca lo había visto tan enfadado y desagradable desde que lo conoció por primera vez.  Hablo con Elena como si no hubiera sucedido nada entre ellos, teniendo en cuenta lo furioso que estaba la tarde anterior, incluso fue muy amable permitiéndolas ir a tomarse un café, a pesar de haberlas sorprendido hablando entre ellas, y que no eran temas de trabajo, si no, de cosas de ellas.
(Charo)   -. Que Elena! Hace un café? Aunque la verdad es que me muero de las ganas de verte el culo, creo que hasta tengo las braguitas mojadas solo en pensar en ver como lo tienes, vamos…?
    Elena no le hacía ni la más mínima gracia mostrarle el trasero a su amiga, pero sabía que no la iba a dejar en paz en toda la jornada, incluso se podía arriesgar que al pasar cerca de ella le levantara la falda estando distraída, lo que toda la oficina le vería el estado de su trasero, no es que fuesen muchas chicas en la oficina, porque el buffet no era muy importante, pero la suficiente categoría para tener cinco administrativas y cuatro secretarias de otros abogados del buffet, sin contar a Elena la secretaria de José y dueño del buffet, así como Charo que se encargaba de sus archivos, cada abogado tenía a su disposición la secretaria, como una administrativa para quitarle la faena pesada a sus secretarias.  Por fortuna cada despacho tenía una mampara prefabricada de un metro sesenta de altura, para así separar su correspondiente secretaria y administrativa, como una pequeña zona con cuatro sillas y una mesa baja con periódicos y revistas para las visitas o clientes.  Por lo que las chicas para poder verse las unas a las otras tenían que ponerse de pie, y medir de estatura más del metro sesenta de las mamparas, pero solo había una de las chicas que midiera un metro cincuenta y cinco, las demás rondaban el metro setenta o setenta y cinco.  Así que Elena accedió a ir a la máquina del café, que estaba situada en un pequeño cuarto, con una mesa de descanso y máquinas de refrescos y otra expendedora de sándwiches, galletas, pastelillos, y patatas chips.  Se encaminaron hacia el pasillo que daba al ascensor interior y al fondo a unos cuatro metros de distancia, el ascensor exterior. A la derecha de los ascensores interiores, en frente estaba el pasillo que conducía a los servicios y al cuarto de la máquina del café. 
    Nada más entrar en el pasillo, Charo no se pudo contener y le paso su mano derecha abrazando a su amiga Elena por la cintura, y pícaramente le fue bajando la mano sobre el trasero de su falda, hasta alcanzar su muslo derecho bajo el dobladillo de la falda, e inesperadamente subió la mano acariciándole el culo sobre sus bragas, sintiendo en su palma de la mano el calor que emanaba del trasero de Elena, la cual al sentir la caricia estiro de su falda hacia abajo, pues la notaba que había dejado expuestas sus bragas, y con una sonrisa le retiro la mano a Charo, al tiempo que bajaba su falda.
(Elena)  -. Que haces cochina!! No me toques el culo! Y no aprietes que duele!!!
(Charo)  -. Es que  me muero de ganas de verlo, no seas mala, enséñamelo…
     Entraban por la puerta y Charo le levanto la falda con descaro dejando a plena vista el trasero cubierto por sus bragas blancas de algodón, llevándose la sorpresa de que no estaba vacía el cuarto de las máquinas de café y refrescos, por lo que con las mejillas coloradas se cubrió Elena bajándose la falda.  Las dos chicas que estaban dentro se rieron, pues conocían que las dos eran amigas de toda la vida, y que siempre hacían entre ellas comportamientos entre velados jugando.  Elena y Charo se colocaron ante la máquina del café, y las chicas estaban a sus espaldas, entre ellas se reían cubriéndose la risa con una de sus manos, mientras Charo sonriendo miraba a las chicas de reojo, y se volvía a Elena riéndose más fuerte, entre ellas siempre se reían, aunque a veces también se tiraban rayos, con sus miradas  cuando se enfadaban una con la otra.
(Luisa)  -. Cuando os vais a comportar como señoras casadas? Parecéis niñas siempre jugando entre vosotras, cualquier día os van a dar unos azotes por vuestro comportamiento tan infantil.
(Charo)  -. Ya salió la soltera de la oficina!  A ver si te pongo en mis piernas y te doy una azotaina a ti?
(Luisa)  -. Vámonos Isabel, dejemos a las señoras a solas para que se metan mano…
    Luisa echo a correr hacia la puerta e Isabel hizo lo mismo, al ver que Charo iba detrás de ellas, pero antes de salir, logro darles un buen azote en el culo a cada una, entre las risas de todas ellas, incluida Elena. Luisa e Isabel también tenían con ellas muy buena relación, solían salir juntas de copas a veces, igual que habían sido las que les organizaron sus despedidas de solteras a Charo y Elena, mantenían muy buenas relaciones de amigas.
    Al quedarse a solas en el cuarto, Charo se cercioro de estar vacío el pasillo. Volviendo a entrar pillando por sorpresa a Elena, a la cual le levanto la falda manteniéndola sujeta con la mano izquierda, con la derecha agarro el elástico de las braguitas de Elena bajándoselas, lo justo para verle el amoratado trasero a su amiga…
(Charo)    -.  Ostras!!! Como lo tienes de morado, debe dolerte, verdad? Vaya paliza te debió dar para ponerte el culo así… Con que te azoto el culo para ponértelo de este modo, debió dolerte mucho la azotaina…
(Elena)   -. No me acuerdo de mucho, pero me dolió horrores la severa azotaina que me dio con el cepillo de la ducha que es de madera. No te puedes hacer idea de todo lo que patalee como una chiquilla llorando a moco tendido. Fue verdaderamente horrible cuando me tenía sobre sus rodillas, con la falda levantada y mis bragas bajadas, y como picaba el condenado cepillo!!! .- Charo le puso la mano sobre el culo, y no contenta con mareárselo, luego con el dedo índice le apretaba en la nalga en diferentes puntos. -. No hagas eso bestia!!! Que duele!!, venga súbeme las bragas, pero despacio eh! No seas bruta!!! Voy a tener que volver a ir al servicio a arreglarme las bragas, las tengo chorreando…
(Charo)   -. No serás la única, de verte el culo así de morado. Se me han mojado las mías también.
     Charo vestía unos pantalones tejanos ajustados, se desabrocho el botón bajando la cremallera, y se bajó el pantalón separando su braguita enseñándole el sexo a su amiga Elena que pudo ver como el tanga rosa que llevaba puesto estaba muy mojadita, enseguida se lo volvió a subir para no ser descubierta con los pantalones bajados.
 (Elena)  -. Eres una cochina!!!  Tu sí que te mereces que te den una azotaina, por marrana!!!
     Charo haciéndose la enfadada le metió mano por delante descaradamente, poniéndole las yemas de sus dedos de la mano derecha, metiéndola bajo su corta falda azul celeste de su vestido, poniéndole los dedos bajo el fondillo de su entrepierna, presionando con las yemas de los dedos, sobre su sexo.  Al extraer la mano, Charo tenia las yemas de sus dedos mojados empapados de sus fluidos, Elena enrojeció de la vergüenza.
(Charo)  -. Con que yo soy la cochina, verdad? Y esto es melaza?
(Elena)  -. Bueno, bueno me voy a llevarle el café a José, que no le gusta el café frio.
    Las dos se encaminaron hacia la oficina, Charo se sentó en su mesa, y Elena fue directamente al despacho llamando a la puerta  por si estuviera ocupado, al instante recibió la respuesta de pasar, su marido al verla entrar al despacho, se levantó de su sillón poniéndose en pie, bordeando su mesa y se apoyó sobre ella esperando a Elena que se le acercase, invitándola con los brazos abiertos a que le abrazara metiéndose de pie entre sus piernas, arrimándose ella a él, sintiendo como su sexo crecía al tenerla ella presionando su pelvis a ella, pasándole las manos bajo sus nalgas y atrayéndola hacia él uniendo sus bocas fundiéndose en un beso largo y profundo, al separarse a Elena se había quedado casi sin resuello de tan apasionado beso, mirándose el uno al otro manteniendo sus rostros muy juntos.
(José)  -. Debería de darte unos azotes ahora mismo, esta mañana me has dejado con un calentón de un par… y así he tenido que salir de casa, menos mal que se me ha bajado al rato… antes de llegar al coche, si  no, ya me dirás como hubiera podido conducir en ese estado…
(Elena)  -. Perdóname… -. Uniendo sus labios de nuevo, durante unos segundos. -. Pero es que no me podía ni mover del dolor en el culo, sé que me la merecía, pero fuiste muy severo con tu niña. .- otro beso no le dejo hablar a José. -. Me perdonas?
(José)  -. La verdad Elena, nada me gustaría más que perdonarte, pero… .- José manteniéndola sujeta por la cintura, fue subiendo la mano derecha por su cadera derecha, hasta su pecho pasando la mano bajo su axila, y poco a poco, manteniendo su mano izquierda  en la cintura, con la mano derecha la fue haciéndola inclinarse sobre la rodilla izquierda de José, colocándola sobre ella, una vez colocada echada boca abajo, apoyando su barriga sobre su muslo.
(Elena)  -. Que haces, José.  Ya te he dicho que no me podía mover… no…nooo
     Su “No…nooo…” fue cuando Elena sintió como su marido le levantaba la falda y comenzaba a bajarle las bragas, intento retorcerse, pero ya la mantenía su marido bien sujeta y las bragas ya las tenía bajadas dejando su trasero expuesto totalmente…
(José)   -. Elena cariño! El hecho que a mí, si yo te busco para tener sexo, por lo mucho que te quiero y te deseo, sobre todo viéndote echada boca abajo con las piernas abiertas, mostrándome esa maravilla que tanto me gusta y que tienes entre las piernas, totalmente expuesta para mí,  volviéndome loco con solo mirarte y me pongas a mil por hora, pero me rechazas porque te duele el culo por la azotaina que te di yo ayer. Eso es comprensible Elena, y entiendo perfectamente que estés muy dolorida, y no estés en esos instantes para que tu marido entre en tu interior, por mucho deseo que este, o sea yo, pueda tener de echarte un buen polvo.   Pero si te ganaste una azotaina, fue por tu culpa de no haberme avisado, ello era motivo sobrado para ponerte el culo como un tomate de colorado, pero encima en vez de aceptarlo, que es lo que haces?  Me traes a tu amiga mirándome como si yo fuera el salvaje que se ha escapado de la selva, con todo tipo de reproches y demás!  Que esperabas? Que te diera las gracias y un caramelo para endulzar mejor? Si el no avisarme era motivo de castigarte, el que además no lo reconocieras que te habías saltado, nuestras normas conyugales en nuestro hogar, que es lo que esperabas?  Te castigue!  Como te merecía!  Pero no solamente no te presentas al trabajo a tu hora, porque? Porque  te duele el culo por portarte mal!!!   Es por culpa de nuestros clientes, el que te duela el culo, dime? Es por su culpa? .- Tal y como la iba regañando la iba dando fuertes azotes en el culo desnudo, apagando con sus “ayees” de dolor, las respuestas que intentaba darle a José a sus preguntas, sin entendérsele nada de lo que trataba de decir,  a cada azote bien fuerte que estaba recibiendo, volviéndole a poner el culo bien colorado, resaltando el tono morado de la azotaina del día anterior, mientras José la continuaba regañando. -. Tenías una cita con un cliente, pero como a la señora le duele el culo! No viene al trabajo!!! Te crees que ahora no te mereces esta azotaina? Que vas hacer llamar a tu amiga para evitarte que te ponga el culo rojo!!!  Tienes responsabilidades que debes arreglar, no solamente lo que suceda en casa por tu rebeldía!!! Te estoy calentando el culo con unos buenos azotes, por ser una irresponsable, y te lo voy a poner tan dolorido que no te vas a sentar en más de una semana, así aprenderás que si te duele el culo, no es una excusa para llegar tarde al trabajo!!!   Para nada te pienses que si estamos en el trabajo si cometes una falta no te voy a dar tu merecido, tu eres mi esposa en casa y en el trabajo también, y si te tengo que bajar las bragas y calentarte el culo, ten por seguro que lo hare sin pensarlo dos veces…
    Cuando soltó a Elena esta no hacía más que llorar desesperadamente, la azotaina fue con la mano dura y pesada, poniéndole el culo completamente colorado. Elena continuaba llorando sin parar con las manos puestas en el culo, de forma que la palma de su mano la tenía en el centro de sus doloridas y escocidas nalgas, mientras con sus dedos se subía las nalgas hacia arriba, no lo hacía porque mitigase su dolor, las tenía así sus manos por el intenso dolor que sentía en las nalgas, sin importarle el tener las bragas bajadas y la falda levantada mostrando su culo dolorido. Siendo conducida por José hasta la pared del fondo del despacho y colocada de cara a la pared, con las manos sobre la cabeza…
(José)  -. Charo! Puedes venir a mi despacho, gracias!
    Charo entro rápidamente a su despacho, desde afuera no había oído nada, a pesar de lo gritos de Elena de dolor mientras estaba siendo castigada, descubriendo Charo al ver a su amiga castigada de cara a la pared, y con la boca abierta de la sorpresa viéndola con el culo al aire con las bragas bajadas y la falda del vestido, sujeta en la pretina de la cintura. Charo estaba sin palabras viendo el culo tan colorado de su amiga.
(José)  -. Venga Charo!  No te he llamado para que le mires el culo a tu amiga, tienes mucha suerte que no tenga autoridad sobre ti, si no, estarías a su lado con el culo como un tomate como ella, en el trabajo se viene a trabajar, no ha holgazanear hablando, entendido?  La próxima vez hablare con Pedro, no te pienses ni por un momento que él es un santo, me ha comentado muchas veces que te pondría el culo como un tomate, así que no me hagas llamarlo y hacerle venir.  Aquí tienes estos papeles, repásalos y atiende a estos clientes cuando vengan, Elena va a estar el resto de la mañana ahí castigada… Y como vosotras no tenéis secretos, es igual que la veas así de lamentable, por no haber llegado a tiempo a la cita con el Sr. Ruiz. Retírate y haz lo que te digo… o no respondo…

    Elena no volvió a llegar tarde ningún día mas, por mucho que le doliera el trasero hacia todo tipo de esfuerzos, como poniendo todo su empeño para no retrasarse, siendo la primera en entrar todos los días.  Charo no había día que no fueran juntas al servicio, todos los días de la semana le pedía a su amiga que le mostrase el culo, viendo como le iban desapareciendo las marcas y su trasero tras dos severas azotainas seguidas, su trasero volvía a ser el mismo de siempre.  A finales de la segunda semana a Elena  casi no tenía molestias en su trasero, pero su marido le dio la noticia imprevista, que no la iba agradar demasiado. Debería salir de viaje el viernes por la mañana, a Estados Unidos por invitación de un cliente satisfecho, que le pagaba cuatro días a Nueva York aprovechando el puente festivo, el viaje era para dos personas, ya que el cliente le pagaba el viaje a José y a su esposa Elena, pero ella le tiene pánico a los aviones negándose aceptar acompañar a José.   En tales circunstancias José le ofreció a su mejor amigo Pedro, que le acompañara al viaje, la idea de pasar cuatro días en Nueva York,  acepto encantado ya que continuaba sin hablarle a su joven esposa Charo, por lo del concierto. 
     A quien no le gustó demasiado la noticia fue a Elena, pero al menos estaría entretenida con su amiga Charo, pero José no tenía intención de dejarla sola en casa cuatro días, así que la envió al apartamento con su madre esos cuatro días.  Al enterarse Elena…
(Elena)  -. Que me dices de ir al apartamento de mamá con Lorena y Sofía, no me perecería mal ir, José!  Pero que hago con Charo se va a quedar sola en casa, al irse Pedro contigo a Nueva York, ya le he dicho que para no estar yo sola en casa, que se venga conmigo los cuatro días aquí, ya tiene la maleta preparada para venirse.
(José)  -. Llévatela contigo al apartamento de mamá!  Sabes que a ella le encanta hablar con Charo, siempre están liadas en conversaciones de recuerdos de los padres de Charo, casi la considera como su hija.
(Elena)  -. Eso es cierto, pero ya sabes el mal genio de mamá! Si hace alguna cosa mal, no dudara en ponerle el culo colorado con la zapatilla, aunque nos sea su hija.
(José)  -. Bueno… eso no sería tan malo, verdad?  A Charo le vendría muy bien que alguien le caliente el culo, y también le vendría de fábula a Pedro, él está deseando tener una oportunidad para castigarla, pero no se atreve a planteárselo por miedo a perderla, estos días que llevan sin hablarse lo está pasando peor él, que ella. Pedro no tiene carácter para atarla en corto, como te coloque en tu sitio a ti.
(Elena)  -. Muy machito eres tú!
(José)  -. Que me has llamado? Quieres que te mande a por el cepillo?
(Elena)  -. No, no he dicho nada! Que genio…!
    Elena acabo sobre las rodillas de José, con la falda levantada y bragas abajo recibiendo una azotaina, pero José se reía al dársela y Elena también, pero no hacía nada por levantarse o evitar la azotaina.  Con el culo sonrosado por los azotes, Elena acabo sentada entre las piernas de su marido suspirando de placer, al haberle introducido en su sexo su miembro erecto…
(Elena)  -. Ojala todas las azotainas que me das, fueran como esta… que gozada sentirte dentro, y sentir el calor en mis nalgas de tu fuerza…
(José)  -. Debería enviarte a por el cepillo por cochina…
(Elena)  -. Vale…
    Permanecieron un buen rato abrazados teniendo José echada sobre él, en el sillón hasta que llamaron a la puerta, en ese instante, Elena se puso en pie subiéndose las bragas y arreglándose la falda, era Pedro que venía a recoger a José e irse al aeropuerto.
    A la media hora se presentó Charo, en casa de Elena se saludaron sentándose en el sofá juntas abrazadas, magreándose entre ellas acariciándose cariñosamente, aunque Elena no pretendía en ese momento liarse entre ellas, desde la adolescencia se habían hecho muy buenas amigas en todos los sentidos, también el sexual declarándose bisexuales, Elena tenía algo importante que contarle a Charo, y no sabía cómo empezar…porque sus manos jugaban bajo las bragas de Elena acariciándole el culo, sintiéndolo aun levemente caliente adivinando Charo que José le había dado unos azotes como despedida, así como notar la humedad en el sexo de su amiga, de haber tenido sexo hacia poco por como lo tenía de dilatado…
(Elena)  -. Para…para… tenemos que hablar de algo importante… A José no se le ha ocurrido nada mejor que llamar a su madre, tengo que ir a pasar estos días con ella al apartamento, se lo he dicho a José, que había quedado contigo aquí en casa! Que no te podía dejar sola, y me ha dicho que te vengas tú también, ya debe de haberla llamado que vamos para allá… o sea que debemos mover el culo e irnos para allá, no quisiera llegar tarde y que utilice mamá la zapatilla…
(Charo)  -. “Esta visto, que de tal palo, tal astilla…”
(Elena)  -. Más te vale que con mamá no bromees, o dormiremos calientes las dos, no te creas que no usara contigo la zapatilla… Ella no es como José, ella primero zurra, luego pregunta… y si no le gusta la respuesta, vuelve a zurrar…
(Charo)   -. Ya será menos… Como te gusta ser una agorera del momento, es la primera vez en mucho tiempo que podemos estar solas, me muero de ganas de comerme esos pechitos erguidos que tienes de adolescente. .- Charo le había abierto la blusa y besaba los pechos de Elena que no llevaba sujetador al estar en casa, y siempre estaba disponible para su marido, en esos instantes suspiraba de placer por las manos de su amiga. -. Que suerte tiene José de poder tenerte, ya quisiera yo tenerte para mi…
      Manteniéndose en silencio se miraron entre ellas, y Charo mirándola a los ojos se fue aproximando a ella, besándola dulcemente en los labios una y otra vez, hasta que desarmo de deseo a Elena correspondiendo a sus besos, acabando sus labios unidos y sus lenguas juguetonas se entrelazaban, para acabar besándose con pasión uniendo sus lenguas durante largo espacio de tiempo, mientras las manos de Charo le quitaba la blusa, poco despues lentamente haciendo a Elena levantar el trasero, le fue bajando las bragas hasta el momento que separaron sus labios e incorporándose ambas poniéndose en pie, se acabaron de desnudar la una a la otra, volviéndose a tumbar en el sofá dejándose llevar Elena, que acabo bajo el cuerpo de Charo, la cual comprobaba su estado de excitación en su entrepierna, no desaprovechando el momento para besar su precioso cuerpo, acabando en su entrepierna abriendo sensiblemente sus labios exteriores, y con su lengua jugaba con su bolita tensando los labios exteriores, maniobra que hacía que dicha pequeña bolita saliera de su escondrijo, jugueteando con su lengua, haciendo que Elena se retorciera de placer, besaba y con la lengua jugaba con su clítoris, no tardando en su sexo emanar sus líquidos, que Charo no desperdicio ni la más pequeña gotita. Minutos después se encontraban en la cama, echadas y relajadas acariciando sus cuerpos mutuamente. Después de que Elena le devolviera el placer obtenido por la juguetona lengua de Charo, correspondiendo con su amiga, siendo ella quien la hiciera deshacerse de placer cuando su lengua jugaba entre sus piernas, gozando entre ellas mutuamente en más de una ocasión, luego rendidas del fuego del placer se acariciaban echadas sobre la cama. Cuando de repente Elena se reincorporo de golpe, golpeándose con los dedos de su mano derecha en la frente.
(Elena)   -. MAMÁ!!!
(Charo)  -. Que te ocurre, bebe?
(Elena)  -. Nos va a matar!  Vamos vístete rápido! Jooo que tarde es!  Vístete!  Mamá nos va a matar, nos ha matar!!! Rápido donde están mis bragas?  Y mi blusa? Mi falda?  Rápido no te quedes ahí, tenemos que irnos para el apartamento y rápido… La que nos espera al llegar… Venga ya de una vez, vístete!!!
    Elena se vistió con rapidez sin pensar ni en darse una ducha antes, se puso las bragas que las encontró en el salón a los pies del sofá, se puso la blusa blanca, y la falda como le gustaba llevarlas, levemente acampanada con unos pliegues ondulados en los laterales de la falda.  Charo recogió su diminuta braguita, más bien era un tanga rosa.
(Elena)  -. Te vas a poner esa braguita? Estas loca? Como mamá te vea con ellas, sacara el cinturón del armario, toma ponte estas mías…
(Charo)  -. Esta antigualla quieres que me ponga, son horribles como esas que llevas tú!
(Elena)  -. Mamá nos va a poner el culo como un volcán en erupción de calientes que nos va poner el culo a las dos!!!  No te creas que tú te vas a escapar!!!  Si hubiéramos llegado un poco tarde, me habría castigado solo a mí.  Pero vamos con tres horas de retraso, no nos vamos a librar ninguna de las dos, te lo prometo!!!
(Charo)  -. No puedo llevar estas bragas!!! Mira se me ven bajo mis shorts, así no puedo salir a la calle enseñando las bragas…
(Elena)   -. En el armario debo tener otra falda similar a la mía, así iremos iguales las dos.
    Cuando salían del piso con las maletas, parecían dos universitarias adolescentes al vestir igual, mostrando sus braguitas al más mínimo revuelo de sus cortas faldas, al hacer movimientos bruscos por sus prisas, por suerte en su carrera hacia el parking no se encontraron con nadie que pudiera verlas. Pues al correr las faldas iban todo momento revoloteando dejando a la vista sus bragas, cualquiera les habría visto el dibujo de sus bragas de algodón, Elena con florecillas azules y Charo con florecillas rojas.  Al subirse al vehículo se puso al volante Charo, pues Elena iba demasiado nerviosa para conducir. Durante todo el trayecto Elena se mantuvo en silencio, incluso cuando conduciendo Charo, su mano derecha la posaba sobre el muslo izquierdo de Elena, metiéndola bajo su falda y acariciándole la entrepierna sobre sus braguitas, viendo de reojo como su amiga Elena gemía silenciosamente de placer por la íntima caricia.
      A las dos horas de viaje llegaron al apartamento, como Elena tenía el mando de la puerta, entraron en él, cerrándose la puerta nada más entrar.  Sacando las maletas del maletero, entraron al apartamento desde el garaje, dejando las maletas en el vestíbulo al pie de las escaleras y entraron por el pasillo hacia el salón, vieron a Lorena y Sofía que se pusieron en pie yendo hacia ellas abrazándose y con besos en su mejillas, mamá estaba sentada en el sofá claramente disgustada y las miraba a las dos.  Elena se apresuró a acercarse a mamá y darle dos besos, Charo como estaba detrás de ella la imito también con dos besos, y esperaron un saludo de ella, que no recibieron.  Elena se fijó entonces en la mesa, había cinco platos y bebidas sobre la mesa, centrándose con su mirada en dos platos que se encontraban sin tocar, debían ser para ellas dos.
(Mamá)  -. A buenas horas llegáis las dos!  Estebamos esperando para comer las cinco juntas, pues según José cuando me ha llamado, ibais a llegar hace tres horas tirando a largo, o sea que debíais llegar al medio día, y desde entonces tenéis vuestros platos puestos sobre la mesa, pero quiero saber y deseo saber dónde habéis estado metidas, así como por qué habéis llegado tan tarde!!! Porque de lo contrario vais a estar castigadas los cuatro días, que permanezcáis aquí!
     Charo sin pensar respondió pues al tenerla ante ella a la señora Josefa, imponía respeto…
(Charo)  -. Señora Josefa. Llevábamos días sin vernos y teníamos ganas de hablar entre nosotras, puede que se nos haya pasado el tiempo un poco rápido, sin darnos cuenta de que era tan tarde, le pedimos perdón las dos por nuestro retraso…
    Mamá se levantó del sofá caminando los tres pasos que la separaban de las chicas, retirando una de las sillas de la mesa, se sentó al lado de Charo teniéndola a su derecha, y mirándola a los ojos…
(Mamá)  -. Claro que si mi pequeña niña!  Es normal que tuvierais ganas de hablar entre vosotras, sobre todo por el mucho tiempo que llevabais sin veros, siendo tan buenas amigas desde niñas, y que trabajáis en la misma oficina, que tu puesto de trabajo está a dos metros de la mesa de Elena, que todos los días ella coge el autobús, en vez de ir con su marido al trabajo, para ir al trabajo contigo llegando juntas a las oficinas, o sea, que desde ayer por la tarde a las cinco que salisteis de trabajar, llevabais muchos días sin veros!!!  A ver Charito, cuando me vas a decir la verdad del porque habéis llegado tan tarde?  Y no me vuelvas a decir,  porque lleváis días sin veros!!! Quiero la verdad!!!
    Elena cogió a Charo de la mano, tirando de ella para que se colocara atrás, y ella ocupar su puesto, pues veía venir que iba a ocurrir, por lo que trato de adelantarse a ella, para que le preguntase mamá a ella, y si decidía castigarla, que fuese a ella quien castigase, pues tenía toda la pinta de que iba a caldear algún trasero.
(Elena)  -. Mamá, yo puedo resp…
(Mamá)  -. Tú te callas, Elena!  Está hablando Charito, que sea ella quien me responda…
    Charo estaba sonrojada de la vergüenza, había sido descubierta en su mentira, debía de haber imaginado que la Sra. Josefa sabía sus horarios de trabajo siendo tan controladora, por lo que se encontraba sin palabras, sin saber que podía decir.
(Mamá)  -. Sabes Charito… A vuestra edad yo era una mentirosa de gran nivel, me las sabía ingeniar todas, incluso las planeaba en el más pequeño detalle, y me escapaba. Sí, me las sabía ingeniar para que me creyeran, pero que es lo que sucedía, que al pasar los días mi mentira acababa yo misma delatándome, pues la mentira era fácil el urdirla, pero lo difícil, era mantenerla días y días.  O sea que por librarme de una azotaina de mi madre, me ganaba una azotaina mucho más severa al descubrirse la mentira por mi padre, que dolía mucho más. Me castigaba por la falta que mi madre me iba a dar, y me ganaba una azotaina mucho más severa por mentirosa. Con el paso de los años, acabe odiando las mentiras, por lo que hoy día quien me miente te aseguro que hago que se arrepienta de ello.  En esta vida hay dos cosas que me hacen enfurecer como no os podéis ni imaginar, una es la mentira!  Y la otra, que sorprenda a mis hijas masturbándose o encontrar que llevan sus bragas mojadas, por masturbarse!  Y sabes que estoy viendo en vosotras dos?  Que no solo habéis estado masturbando vuestras vergüenzas, si no, que por lo lametones que tenéis las dos de carmín de labios, lo habéis estado haciendo la una a la otra, y sabéis? Esa fea acción, os la voy a quitar ahora mismo, voy a daros tal azotaina que no la vais a olvidar en la vida, mientras viváis. 
    Charo se quedó muda y sin palabras, sobre todo al ver cómo era sujetada de su mano derecha, y atraída hacia la Sra. Josefa haciéndola que cayera sobre su regazo, sintiendo como le levantaba su corta falda, así como la Mamá de José introducía sus fríos dedos en cinturilla de sus bragas de algodón con florecillas rojas, bajándoselas hasta las rodillas dejando su blanco trasero bien expuesto. Charo aun no entendía como las había descubierto, y en su mente se decía que se debían haber duchado antes de salir de casa de Elena. Estando boca abajo sobre las rodillas de una señora que por la edad podría ser su abuela, Charo no se atrevía ni a moverse ante la vergüenza que sentía, su cabeza colgaba por el costado izquierdo de la Sra. Josefa, viendo aterrada como movía el pie derecho enfundado en una vieja zapatilla de paño de colores vivos de flores, rojas, verdes y amarillas. Observando que la suela lisa con un leve tacón altiplano, pero que hacia al pie una moldura que lo levantaba unos tres centímetros. En el movimiento pudo ver como daba un golpecito en el suelo, y automáticamente como si tuviera un resorte en el interior, quedo la zapatilla suelta y colgando de los dedos del pie, viendo como su mano derecha, aparecía bajo la silla alargándola hasta recoger la zapatilla por el talón, dejándola unos instantes en el suelo, y volviéndola a recoger bien sujeta por el talón por la mano, viendo como al alzarla fugazmente vio la suela gastada de goma. En seguida sintió Charo, como la zapatilla le azotaba el culo desnudo, sintiendo como escocían aquellos primeros azotes, pero aunque sentía en sus nalgas el dolor, era soportable para ella sintiendo como el ritmo de la azotaina se mantenía igual, Charo hacia todo tipo de guiños con sus ojos a cada azote que recibía, así como escuchaba rechinar sus dientes al apretarlos, Charo no podía pensar en cuanto tiempo llevaba recibiendo la azotaina con la zapatilla, pero llevaba bastante, de eso estaba segura por lo mucho que le abrasaba el culo, pues a cada nuevo azote le quemaba más su trasero, había llegado a un estado que cada azote que recibía, sentía como su cuerpo se desplazaba hacia adelante por la fuerza de los azotes, ya debería de llevar unos cinco minutos o más recibiendo la azotaina. Había llegado a un momento, en que sentía verdadero fuego en su culo, imaginándose que debía de tenerlo muy rojo ya, pero aunque le dolían bastante, podía con esfuerzo y voluntad aguantar la azotaina sin derramar una lagrima.  La Sra. Josefa observaba a Charo, pero ni se la veía cansada de azotarla, ni tampoco sorprendida que no hubiera roto a llorar la joven, pero debió de pensar que ya debía de tener bastante caliente el culo, sobre todo porque lo tenía muy colorado, quien la conociese vería que estaba disfrutando dándole a la joven la azotaina en el culo.  Así como que después de diez buenos minutos de azotaina recibiendo azotes sin tregua alguna, había llegado el momento de hacerla llorar como una magdalena.  Así que, la Sra. Josefa empezó a centrar sus azotes en la base de las nalgas de Charo, justo en el inicio de sus muslos, el cambio del comportamiento de Charo fue instantáneo, y teniendo el culo en llamas de lo que le ardía su trasero, al sentir los azotes en la parte baja de las nalgas, Charo empezó a retorcerse de dolor, y sus piernas no la obedecían comenzando a patalear arriba y abajo, pocos azotes más, y ya pataleaba en todas direcciones, y su cuerpo se contorsionaba sobre las rodillas de mamá, segundos después rompía a llorar muy adolorida como una chiquilla, sin parar de menar sus caderas e intentar llevarse las manos al culo para cubrírselo, pero acabaron ambas manos dobladas sobre su espalda y bien sujetas con la mano izquierda de mamá, por lo que totalmente indefensa lloraba desesperada, mientras los azotes continuaban cayendo sobre su culo desnudo sin tregua o pausa. 
       Al cabo de unos minutos sintió como sus bragas se las subía mamá, y se las ajustaba a su cintura dejándoselas bien tensas, con la intención que pudiera experimentar Charo, lo molestas que le iban a resultar llevar bragas puestas, sintiendo su presión en sus inflamadas y muy doloridas nalgas, así la permitió que se pusiera en pie dejándola a su lado, nada más sentirse libre, Charo respiraba con fluida rapidez cogiendo y soltando aire, así como su nariz moqueaba incluso con un hilillo de mucosa goteando, sobándose el culo a dos manos vigorosamente…
(Mamá)  -. Esto jovencita te enseñara que ocurre si me dices mentiras, a partir de ahora mientras estés en mi casa, me llamaras como mis hijas, mamá.  Ahora veras como recibe tu amiga… Elena!!!! Te quiero aquí ahora mismo!!!   Ves al baño y tráeme el cepillo de ducha!!!
    Apenas le trajo el cepillo la coloco sobre sus rodillas y levanto su falda, bajándole las braguitas seguidamente, comenzando a sentir la ira y enfado de mamá! Quien le dio una severa azotaina con el cepillo, Elena ya lloraba antes de colocarla sobre su regazo, del miedo que le tenía al cepillo, aunque no fue tan severa como su hijo, la azotaina con el cepillo duro diez largos minutos, y cuando acabo subiéndole las bragas, Elena se sobaba el culo con fuerza dando saltos del dolor. Pero Mamá no estaba aún satisfecha, agarro a Charo de nuevo colocándola sobre las rodillas, y le dio otra azotaina ahora con el cepillo, sin apiadarse de ella ni lo mas mínimo, durante cinco largos minutos estuvo dándole la azotaina con el cepillo, aunque en esta ocasión no le bajo las bragas, aunque poco o nada le protegieron.  Al quedar convencida del arrepentimiento de las chicas, ella misma las llevo por la oreja agarrándolas del lóbulo, y las hizo subir las escaleras llevándolas a la habitación de Lorena y Sofía acostándolas tras quitarles la falda y las blusas, metiéndolas en la cama castigadas hasta la hora de la cena solo en bragas, para cenar se tendrían que comer el plato que no habían probado por llegar tarde.  


(Continuará…) 

   





2 comentarios:

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  2. Hola comprendo que la persona que lee, una historia de este tipo, si da una opinión teme que luego quien pueda leerlo, pueda pensar malamente, es posible. Pero de escribir como lo hago, es para vosotros a quienes me dirijo al escribir historias, pues mi deseo primordial es que os resulten interesantes. Algunos de vosotros me habéis escrito por privado, y me parece muy bien, si deseáis mantener oculto vuestra dirección de correo, pues yo soy muy discreto, y me limito únicamente a agradecer su comentario a quien me escribe, bien felicitando, o sugiriendo ideas, aunque mi imaginación es infinita, siempre hay roles que me resultan interesantes. Por otro lado me gusta el comentar las historias, y debatir desde el respeto mutuo. Gracias a todos/as.

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