ELENA CONOCE LA
DISCIPLINA EN CASA
Capitulo 3
Elena estaba sobre la cama echada boca
abajo durmiendo, se encontraba sola,
pues su marido José la había despertado como cada mañana para acudir al
trabajo, pero Elena siguió dormida en la cama. Pues estaba en cierta manera de
mal humor, pues el culo le dolía demasiado para dejarse hacer carantoñas de
buena mañana por José, el cual intento tener sexo mañanero como cada día antes
de salir para el trabajo. Pero Elena
estaba muy dolorida. Por la noche
anterior había disfrutado del sexo como nunca hubiera podido imaginar, a pesar
de estar muy dolorida después de haber sido castigada, aun con el culo en
llamas tras ser recientemente
castigada, tras el severo correctivo que
le había aplicado José, su marido. Pero debería de ser porque aún era reciente
la azotaina que había recibido, y su cuerpo sentía tener verdaderas ganas de
tener sexo, el culo le dolía como nunca hubiera imaginado, que podría dolerle
tras un castigo. Pero a pesar de ese intenso fuego en sus nalgas, entre sus
piernas tenía otro incendio mayor, su sexo mojando el fondillo de sus
braguitas. Que podría ser tan sensacional y quedar bien satisfecha por su hombre.
Pero a la mañana tras haber amanecido,
sentía un intenso dolor en su culo desnudo, al igual que el resto de su cuerpo
también desnudo tras la noche de sexo desenfrenado. Pero ahora en la mañana, tenía
el culo tan dolorido que no podía ni moverse en la cama, el solo intento de
girarse era resultado de terribles pinchazos en sus inflamadas nalgas,
decidiendo no moverse, algo que no esperaba, se quedó profundamente dormida. Al
despertar tras escuchar en el salón sonar su teléfono móvil, miro la hora en el
reloj de su mesita de noche. Su primera reacción fue darse la vuelta sin
pensar,… un “Ayees” estremecedor
broto de su garganta al sentir una terrible punzada en su trasero de dolor,
intentándolo de nuevo mas lentamente, consiguió ponerse de costado sobre las
sabanas, y con varias nuevas punzadas en su trasero dolorido, moviéndose de
costado sobre la cama, consiguió llegar al borde y bajando primero una pierna y
luego la otra, consiguió ponerse de rodillas en el suelo, apoyando su pecho
sobre las sabanas de la cama, y ayudándose con las manos, consiguió enderezar
su espalda quedando de rodillas en el suelo al pie de la cama. Intento levantarse
de suelo teniendo que dejarlo correr, pues el culo le dolía demasiado para
levantarse y ponerse en pie. Así que llevándose sus manos al culo, poniéndolas
bajo sus nalgas doloridas, y alzándolas, pudo levantarse a pesar del intenso
dolor en el culo, poniéndose de pie.
Debía de darse una ducha
rápida, pues todo su cuerpo olía a sudor y sexo de la noche anterior, sintiendo
como entre sus nalgas sentía tenerlas algo pegajosas, al igual que su
entrepierna, seguramente del semen que debió salir de sus orificios durante la
noche, algo que a pesar del dolor del culo, la hizo sonreír pícaramente para si
misma. Camino hacia la ducha, lo tuvo
que hacer arrastrando sus pies, pues el solo levantarlos un poco, sentía todo
tipo de pinchazos como si estuviera sentada en un avispero, entro en ella
abriendo el grifo del agua caliente, graduando la temperatura con el grifo de
agua fría. En ese instante sintió
enormes deseos de orinar, quizás debido al sonido del agua caer y deslizarse
por su cuerpo, pero para nada deseaba tener que ir al inodoro y sentarse a
orinar, eso habría sido muy doloroso para su culo. Liberando su vejiga se hizo pis en la ducha,
sintiendo sobre sus muslos como le bajaba entre ellos ese líquido caliente, y
aunque era algo que le parecía una cochinada, de alguna manera que no
comprendió en ese instante, disfruto sintiendo bajar por entre sus piernas y
como el chorro de orina salía hacia adelante, haciendo fuerza con sus caderas,
aunque al hacerlo se le tensaron las nalgas, algo que le hizo sentir unas
punzadas de dolor en su trasero.
Con mucho trabajo consiguió secarse el cuerpo con la toalla, y una vez
seca se contempló en el espejo, a pesar del dolor que sentía, al mirarse en el
espejo vio en su rostro un aura desconocida en ella, estaba muy feliz con su
vida a pesar de tener el trasero muy dolorido, acordándose en ese instante que
no se lo había visto aun, así que girando sus caderas y poniéndose de espaldas
al espejo, entonces lo vio. Tenía el
culo completamente morado, pero solamente en forma circular en sus dos nalgas,
con la aureola exterior al mismo borde de las nalgas, de un colorado muy
intenso, color rojo escarlata seria su definición adecuada, pero aun así, se
veía así misma preciosa con el culo en aquel estado, debía de estar loca
pensando de ese modo, sintiendo como sus muslos se humedecían bajando unas
gotas por entre ellos, creyendo ser agua de la ducha, pero al pasar su mano vio
que eran fluidos de su sexo por ser suave a su contacto y con cierta
consistencia viscosa, subiendo sus dedos entre sus muslos a su entrepierna, al
llegar a su sexo este se encontraba
completamente húmedo. De nuevo se volvía
a sorprender de sí misma, sin comprender que era aquello que le sucedía, como
de verse el trasero marcado por la severa azotaina que había recibido la tarde
noche anterior, podía sentirse tan excitada sexualmente?
Aunque en esos momentos no tenía tiempo
para preocuparse por ello, se le había hecho tarde para llegar al trabajo,
debía vestirse rápidamente con algo cómodo, y llamar a un taxi para llegar lo
menos tarde posible. Opto por un vestido
azul celeste muy llamativo por el color, como siempre el vestido era con la
falda acampanada, pero se diferenciaba que era de pequeños pliegues ondulados,
por lo que la falda a pesar de tener cierto vuelo, no sería tan llamativa al
andar, aunque si era corta, le cubría nada más la mitad de sus muslos. Una vez
vestida iba a salir cuando recordó que no se había puesto bragas, últimamente
estaba muy olvidadiza, no era la primera vez que se le olvidaban ponérselas. Así que volvió a la habitación a buscar la
prenda, al abrir el cajón, tenia de todos los colores y modelos, pero eligió
unas de algodón blancas totalmente, de
cintura alta y con la pernera baja, así si se levantaba la falda con el
aire le verían las bragas, pero no
podrían verle como tenía el culo. Antes de dirigirse hacia la puerta se retoco
un poco el maquillaje, pero al ir a salir de la habitación se percató que ya
llevaba las braguitas húmedas de nuevo, por lo que decidió coger del cajón
otras dos bragas, para si se mojaban de más, poder cambiárselas en la oficina.
Salir del edificio le costó mantener el
tipo, pues el culo le molestaba a rabiar.
Asi como caminar entre la zona ajardinada del edificio llegando a la
calle, donde esperaba poder coger un taxi en la parada, para su mala fortuna no
había ninguno parado esperando recoger clientes, por lo que tuvo que esperar
unos minutos a que llegase uno. Al cabo de unos minutos esperando, se estaba
arrepintiendo de haberse puesto aquellas bragas de algodón, pues le apretaban
las nalgas al tenerlas inflamadas, deseaba el poder pasarse sus manos por el
trasero, para así mitigar en algo las molestias que sentía en el culo. Mirando hacia un lado y otro, no viendo a
nadie cerca se llevó una de sus manos al trasero sobándose de forma superficial
y disimulada, tallándose el trasero de la falda. Pero no consiguió aliviar ni
lo mas mínimo aquellas molestias al llevar bragas. por fortuna apareció un taxi pronto, al
subirse al taxi acampano su falda al aire, y así posar su trasero en el asiento
sobre sus bragas, al ir acomodada detrás del asiento del conductor, aprovecho
para pasarse la mano bajo el trasero y sobarse el culo por encima de sus bragas
blancas, en esta ocasión sí consiguió aliviar la presión de las bragas sobre
sus nalgas, pero a los pocos minutos ya no sabía cómo colocar el culo sobre el
asiento, ya que en esos momentos no solamente le molestaban sus bragas, ahora
también le molestaba el dolor del trasero, y que para pasar desapercibida a las
miradas del conductor, no le quedaba otra que aguantar las molestias, arrugando
los labios de su boca y apretando los dientes de las molestias en su
trasero. Lo estaba pasando francamente
muy mal el ir sentada en el taxi, deseando bajar cuanto antes.
Al llegar al edificio de las oficinas, pago
el taxi y al tener que descender por el lado derecho del taxi, tener que
moverse del lado izquierdo al derecho, fue toda una odisea, al hacerlo su corta
falda se le había subido, dejando claramente las bragas a la vista del
conductor que miraba hacia atrás descaradamente, la sonrisa en los labios, le
dejo claro que el hombre le había podido ver sus preciosos muslos e incluso las
bragas por debajo de su falda, y posiblemente le habría podido ver la rojez del
culo, pues sentía como sus bragas al tener que desplazarse sobre el asiento,
casi arrastrando el culo, sus bragas del lado derecho se le habían introducido
entre sus nalgas, pues nada más bajar, tuvo que tratar de agarrar el elástico
de sus bragas sobre la falda y estirar de él.
La verdad es que Elena lo pasó francamente mal para bajarse del
habitáculo.
Una vez se encontró fuera del taxi, se
encamino lo más rápido que podía hacia la entrada, deseaba poder llegar al
ascensor cuanto antes y rezaba que no hubiera nadie más esperando, pues le
urgía el poder meter sus manos bajo su falda y ahuecar la presión de sus bragas
sobre sus doloridas nalgas. Pero estaba
visto que ese no era su día de suerte, al llegar al ascensor había un letrero
que indicaba ascensor averiado, usar el ascensor flotante o de cristal. Era un
ascensor que subía del vestíbulo a las plantas por el exterior del edificio,
completamente de vidrio, por lo que todo el que mirase hacia arriba le iba a
ver las bragas, y una mujer guapa con minifalda era muy tentadora para no
mirarla. Por lo cual, no se pudo
arreglar sus bragas, ni tampoco el poder sobarse con plena libertad, pues según
subía desde la calle ya no podían verla, pero si los de las oficinas de enfrente
como adyacentes y los pisos inferiores que tenían las puertas del ascensor de
cristal. Entre piso y piso, prácticamente siempre había alguna persona
esperando, y otros que aprovechaban el momento de hacer la pausa del café, para
ver a las chicas subir o si subía una mujer
con mini falda. Al menos pudo aprovechar la situación para llevarse la mano al
trasero, y así con la excusa de ocultar a los mirones, posar su mano en el
inflamado trasero.
Al llegar al piso de las oficinas,
aprovecho para meterse en el servicio, deseaba revisar sus braguitas con
urgencia, ya que notaba como la humedad traspasaba sus braguitas, y algunas
gotas comenzaban a bajar entre sus muslos.
En otras circunstancias se habría sentado en el inodoro, pero las
molestias en su trasero iban en aumento, sobre todo por la culpa de sus bragas,
que parecían que fueran una caldera al mantener el intenso fuego que emanaba a
través de sus bragas. Pero lo peor no era el calor al tener sus nalgas
inflamadas, era que sus nalgas se fueran rozando con el tejido de sus
braguitas, que las hacía sentir muy molesta por el picor en su interior. Así que se bajó las braguitas con mucho
cuidado al hacerlo, y estirando del fondillo las vio como las tenia de húmedas,
asi que cogiendo una toallita del lavabo, aunque antes de salir del retrete se
aseguró estar sola, pues tenía la falda levantada y las bragas bajadas, con
todo su trasero bien marcado por la zurra, así que rápido volvió a entrar al
retrete y con la toallita seco el fondillo de sus bragas, apenas había
transcurrido cuarenta minutos desde que saliera de casa, no podía cambiarse de
braguitas tan rápido, que haría cuando ya no tuviese ninguna limpia para
ponerse? Así que una vez arreglo el
estropicio de sus braguitas, se las volvió a subir de nuevo, viendo las
estrellas al pasarlas por sus nalgas doloridas, bajándose la falda alisándola
para quitar las arrugas al tener la falda subida, salió del retrete retocándose
un poco en el lavabo y lavándose las manos.
Al entrar a la oficina miro el reloj de la
pared del fondo, eran las ocho cuarenta y cinco minutos de la mañana, había
llegado cuarenta y cinco minutos tarde.
Respiro tranquila al ser la esposa del jefe, si fuera en otros tiempos
habría sido sermoneada por José, a pesar de ser su novio la hubiera regañado
severamente por llegar tarde. Así que
con tranquilidad tratando de andar sin que se le notara nada, se dirigió a su
mesa arreglando los papeles que le habían ido depositando sobre su mesa. Entre ellos encontró uno que le llamo la
atención, era la de un cliente que tenía cita a primera hora de la mañana, pero
pensó que no debía de haber llegado aún, pues no lo vio sentado en las sillas
del fondo, donde estaba la sala de espera.
Charo su amiga, la vio que se le acercaba a su mesa sonriente, Elena se
puso muy nerviosa pues vendría a preguntarle cómo le había ido al marcharse
ella, y no deseaba hablar, pues seguro que pretendería que se lo enseñase, y no
deseaba hacer tal cosa, se hubiera muerto de la vergüenza.
(Charo) -. Buenos días
Elena! Has visto en el vestíbulo al
señor Ruiz, se ha marchado muy molesto porque no se le ha recibido, he mirado
tu agenda y tenía programada cita a las nueve quince, he tratado que José le
atendiera por ti, pero no podía hacerlo, deberías hablar con tu marido, hace
rato ha salido hasta tres veces a buscarte, y no tenía muy buena cara, te lo
aseguro Elena…
(Elena) -. Hola! Tendré que
entrar a verle, antes de que vuelva a salir, por fortuna en el trabajo no
tenemos acuerdo como en casa.
(Charo) -. Como te fue ayer?
Fue muy estricto contigo?
(Elena) -. Ya hablaremos más tarde, solo te puedo decir que me duele
el culo como no te puedes hacer una idea.
Lo que si me dijo, es que no vuelva a llevarte conmigo para excusarme, o
también te arreglara a ti. Estaba muy
enfadado conmigo porque vinieras tú, de no haber subido tú, me habría ido mucho mejor. Me dijo que al
venir conmigo para defenderme, era tanto como no reconocer mi culpa, y tratar
de defenderme de un claro error mío. Y
en eso tenía mucha razón… fue a mí a quien se me olvido avisarle, además estaba
avisada de las consecuencias, por lo tanto no es que el sea severo conmigo, es
que me lo busque yo al aceptar esas reglas, si cometo errores debo aceptar que
tienen consecuencias, y aunque no lo creas, me hace sentir mucho mejor a ser
perdonada como si nada hubiera ocurrido, es mejor recibir un castigo, que tener
que aguantarlo enfadado conmigo varios días, sin hablarme y de morros largos
cada día…
(Charo) -. Mujer… visto desde
ese punto creo que tienes razón, por haber llegado tarde ayer no pudimos entrar
al concierto, desde ayer ni me habla Pedro. Lo peor es que las entradas las
compro por internet hace seis meses, costándole un verdadero pastón. Vete a
saber cuándo vuelven haber entradas disponibles para ese concierto, después del
tiempo que llevaba esperando para poder ir, no sé cuánto tiempo va a estar sin
dirigirme la palabra, si con una azotaina Pedro me perdonase y volviéramos a
ser la pareja fantástica que éramos antes, la verdad es que valdría la pena
dejarse poner el culo bien colorado.
Esta mañana se ha levantado sin hacer el amor como cada mañana y sin
decirme ni adiós… Llevo toda la mañana que no consigo concentrarme en nada…
(Elena) -. Pues ayer por la
noche, José y yo tuvimos una noche de sexo interminable, hasta las tres de la
mañana sin parar, esta mañana al levantarme no hago más que mojarme las bragas,
de lo escocida que tengo la entrepierna, y el culo, en todos los sentidos. Y
esta mañana me ha despertado y me buscaba para sexo antes de la ducha, pero
tenía el culo tan dolorido que no me he podido mover, y me he quedado dormida
después.
(Charo) -. La verdad que
pensaba que José era un salvaje, pero estoy viendo que no es tal cosa,
simplemente te quiere muchísimo, castigándote lo que hace es que no hayan
discusiones en casa por las tonterías que cometemos las mujeres, la verdad es
que no se el tiempo que Pedro no me va hablar, y en cambio José, ya te perdono
ayer mismo olvidándolo como si nada hubiera sucedido, eso si después de
castigarte a ti… Pero ya me ves a mí, Pedro por el mismo motivo no sé cuánto
tiempo va a estar sin hablarme, sin dirigirme la palabra, esta mañana ya me ha
avisado que no lo espere a cenar, que se ira con Luis y su hermano pequeño
Manuel, que vendrán de madrugada a casa. Eso solo lo hace cuando hemos
discutido por algo, y yo no he querido aceptar su decisión…
(Elena) -. Pues yo no me he
encontrado, pero seguro que me daría una azotaina por discutir sin motivo
aparente, cuando hemos discutido y yo tenía razón, aunque te parezca mentira me
ha dado la razón y no ha llegado a más, ese es nuestro acuerdo. Y en el sentido contrario de estar yo
equivocada, aún no ha sucedido tal cosa, pero ya me advirtió que si no entraba
en razón, tenía consecuencias y eso significa castigo…
En ese preciso instante
la puerta del despacho de José se abrió, apareciendo ante el umbral
de la puerta, viendo a las dos mujeres que estaban hablando, así como Charo no
estaba en su puesto de trabajo, pero el
saludo como si nada ocurriera.
(José) -. Buenos días cariño,
ya has llegado! Ya era hora que lo
hicieras… Buenos días Charo, que tal el concierto ayer noche, estuvo bien? Pedro llevaba meses, nervioso de las ganas
que tenia de verlo, espero que la espera valiera la pena. Cuando puedas cariño, puedes entrar a mi
despacho, hay unos temas que debemos arreglar antes del mediodía de hoy. Bueno Charo os dejo que sigáis con vuestras
cosas, si vais a por un café para vosotras, me podéis traer uno a mí? Gracias.
José volvió a entrar cerrando
la puerta, Charo se quedó pasmada de la buena relación entre José y Elena, la
tarde anterior José no estuvo tan amable con ellas, sobre todo con Charo, que
estuvo de lo más desagradable con ella, nunca lo había visto tan enfadado y
desagradable desde que lo conoció por primera vez. Hablo con Elena como si no hubiera sucedido
nada entre ellos, teniendo en cuenta lo furioso que estaba la tarde anterior,
incluso fue muy amable permitiéndolas ir a tomarse un café, a pesar de haberlas
sorprendido hablando entre ellas, y que no eran temas de trabajo, si no, de
cosas de ellas.
(Charo) -. Que Elena! Hace un
café? Aunque la verdad es que me muero de las ganas de verte el culo, creo que
hasta tengo las braguitas mojadas solo en pensar en ver como lo tienes, vamos…?
Elena no le hacía ni la
más mínima gracia mostrarle el trasero a su amiga, pero sabía que no la iba a
dejar en paz en toda la jornada, incluso se podía arriesgar que al pasar cerca
de ella le levantara la falda estando distraída, lo que toda la oficina le
vería el estado de su trasero, no es que fuesen muchas chicas en la oficina,
porque el buffet no era muy importante, pero la suficiente categoría para tener
cinco administrativas y cuatro secretarias de otros abogados del buffet, sin
contar a Elena la secretaria de José y dueño del buffet, así como Charo que se
encargaba de sus archivos, cada abogado tenía a su disposición la secretaria,
como una administrativa para quitarle la faena pesada a sus secretarias. Por fortuna cada despacho tenía una mampara
prefabricada de un metro sesenta de altura, para así separar su correspondiente
secretaria y administrativa, como una pequeña zona con cuatro sillas y una mesa
baja con periódicos y revistas para las visitas o clientes. Por lo que las chicas para poder verse las
unas a las otras tenían que ponerse de pie, y medir de estatura más del metro
sesenta de las mamparas, pero solo había una de las chicas que midiera un metro
cincuenta y cinco, las demás rondaban el metro setenta o setenta y cinco. Así que Elena accedió a ir a la máquina del
café, que estaba situada en un pequeño cuarto, con una mesa de descanso y
máquinas de refrescos y otra expendedora de sándwiches, galletas, pastelillos,
y patatas chips. Se encaminaron hacia el
pasillo que daba al ascensor interior y al fondo a unos cuatro metros de
distancia, el ascensor exterior. A la derecha de los ascensores interiores, en
frente estaba el pasillo que conducía a los servicios y al cuarto de la máquina
del café.
Nada más entrar en el pasillo, Charo no se
pudo contener y le paso su mano derecha abrazando a su amiga Elena por la
cintura, y pícaramente le fue bajando la mano sobre el trasero de su falda,
hasta alcanzar su muslo derecho bajo el dobladillo de la falda, e
inesperadamente subió la mano acariciándole el culo sobre sus bragas, sintiendo
en su palma de la mano el calor que emanaba del trasero de Elena, la cual al
sentir la caricia estiro de su falda hacia abajo, pues la notaba que había
dejado expuestas sus bragas, y con una sonrisa le retiro la mano a Charo, al
tiempo que bajaba su falda.
(Elena) -. Que haces cochina!! No
me toques el culo! Y no aprietes que duele!!!
(Charo) -. Es que me muero de ganas de verlo, no seas mala,
enséñamelo…
Entraban por la puerta y
Charo le levanto la falda con descaro dejando a plena vista el trasero cubierto
por sus bragas blancas de algodón, llevándose la sorpresa de que no estaba
vacía el cuarto de las máquinas de café y refrescos, por lo que con las
mejillas coloradas se cubrió Elena bajándose la falda. Las dos chicas que estaban dentro se rieron,
pues conocían que las dos eran amigas de toda la vida, y que siempre hacían
entre ellas comportamientos entre velados jugando. Elena y Charo se colocaron ante la máquina
del café, y las chicas estaban a sus espaldas, entre ellas se reían cubriéndose
la risa con una de sus manos, mientras Charo sonriendo miraba a las chicas de
reojo, y se volvía a Elena riéndose más fuerte, entre ellas siempre se reían,
aunque a veces también se tiraban rayos, con sus miradas cuando se enfadaban una con la otra.
(Luisa) -. Cuando os vais a
comportar como señoras casadas? Parecéis niñas siempre jugando entre vosotras,
cualquier día os van a dar unos azotes por vuestro comportamiento tan infantil.
(Charo) -. Ya salió la soltera
de la oficina! A ver si te pongo en mis
piernas y te doy una azotaina a ti?
(Luisa) -. Vámonos Isabel,
dejemos a las señoras a solas para que se metan mano…
Luisa echo a correr hacia
la puerta e Isabel hizo lo mismo, al ver que Charo iba detrás de ellas, pero
antes de salir, logro darles un buen azote en el culo a cada una, entre las
risas de todas ellas, incluida Elena. Luisa e Isabel también tenían con ellas
muy buena relación, solían salir juntas de copas a veces, igual que habían sido
las que les organizaron sus despedidas de solteras a Charo y Elena, mantenían
muy buenas relaciones de amigas.
Al quedarse a solas en el cuarto, Charo se
cercioro de estar vacío el pasillo. Volviendo a entrar pillando por sorpresa a
Elena, a la cual le levanto la falda manteniéndola sujeta con la mano
izquierda, con la derecha agarro el elástico de las braguitas de Elena
bajándoselas, lo justo para verle el amoratado trasero a su amiga…
(Charo) -. Ostras!!! Como lo tienes de morado, debe
dolerte, verdad? Vaya paliza te debió dar para ponerte el culo así… Con que te
azoto el culo para ponértelo de este modo, debió dolerte mucho la azotaina…
(Elena) -. No me acuerdo de
mucho, pero me dolió horrores la severa azotaina que me dio con el cepillo de
la ducha que es de madera. No te puedes hacer idea de todo lo que patalee como
una chiquilla llorando a moco tendido. Fue verdaderamente horrible cuando me
tenía sobre sus rodillas, con la falda levantada y mis bragas bajadas, y como
picaba el condenado cepillo!!! .- Charo le puso la mano sobre el culo, y no
contenta con mareárselo, luego con el dedo índice le apretaba en la nalga en
diferentes puntos. -. No hagas eso
bestia!!! Que duele!!, venga súbeme las bragas, pero despacio eh! No seas
bruta!!! Voy a tener que volver a ir al servicio a arreglarme las bragas, las
tengo chorreando…
(Charo) -. No serás la única,
de verte el culo así de morado. Se me han mojado las mías también.
Charo vestía unos
pantalones tejanos ajustados, se desabrocho el botón bajando la cremallera, y
se bajó el pantalón separando su braguita enseñándole el sexo a su amiga Elena
que pudo ver como el tanga rosa que llevaba puesto estaba muy mojadita,
enseguida se lo volvió a subir para no ser descubierta con los pantalones
bajados.
(Elena) -. Eres una cochina!!! Tu sí que te mereces que te den una azotaina,
por marrana!!!
Charo haciéndose la
enfadada le metió mano por delante descaradamente, poniéndole las yemas de sus
dedos de la mano derecha, metiéndola bajo su corta falda azul celeste de su
vestido, poniéndole los dedos bajo el fondillo de su entrepierna, presionando
con las yemas de los dedos, sobre su sexo.
Al extraer la mano, Charo tenia las yemas de sus dedos mojados empapados
de sus fluidos, Elena enrojeció de la vergüenza.
(Charo) -. Con que yo soy la
cochina, verdad? Y esto es melaza?
(Elena) -. Bueno, bueno me voy a
llevarle el café a José, que no le gusta el café frio.
Las dos se encaminaron
hacia la oficina, Charo se sentó en su mesa, y Elena fue directamente al
despacho llamando a la puerta por si
estuviera ocupado, al instante recibió la respuesta de pasar, su marido al
verla entrar al despacho, se levantó de su sillón poniéndose en pie, bordeando
su mesa y se apoyó sobre ella esperando a Elena que se le acercase, invitándola
con los brazos abiertos a que le abrazara metiéndose de pie entre sus piernas,
arrimándose ella a él, sintiendo como su sexo crecía al tenerla ella
presionando su pelvis a ella, pasándole las manos bajo sus nalgas y atrayéndola
hacia él uniendo sus bocas fundiéndose en un beso largo y profundo, al
separarse a Elena se había quedado casi sin resuello de tan apasionado beso,
mirándose el uno al otro manteniendo sus rostros muy juntos.
(José) -. Debería de darte unos
azotes ahora mismo, esta mañana me has dejado con un calentón de un par… y así
he tenido que salir de casa, menos mal que se me ha bajado al rato… antes de
llegar al coche, si no, ya me dirás como
hubiera podido conducir en ese estado…
(Elena) -. Perdóname… -. Uniendo
sus labios de nuevo, durante unos segundos. -. Pero es que no me podía ni mover del dolor en el culo, sé que me la
merecía, pero fuiste muy severo con tu niña. .- otro beso no le dejo hablar
a José. -. Me perdonas?
(José) -. La verdad Elena, nada
me gustaría más que perdonarte, pero… .- José manteniéndola sujeta por la
cintura, fue subiendo la mano derecha por su cadera derecha, hasta su pecho
pasando la mano bajo su axila, y poco a poco, manteniendo su mano
izquierda en la cintura, con la mano
derecha la fue haciéndola inclinarse sobre la rodilla izquierda de José,
colocándola sobre ella, una vez colocada echada boca abajo, apoyando su barriga
sobre su muslo.
(Elena) -. Que haces, José. Ya te he dicho que no me podía mover… no…nooo
Su “No…nooo…” fue cuando Elena sintió como su marido le levantaba la
falda y comenzaba a bajarle las bragas, intento retorcerse, pero ya la mantenía
su marido bien sujeta y las bragas ya las tenía bajadas dejando su trasero
expuesto totalmente…
(José) -. Elena cariño! El
hecho que a mí, si yo te busco para tener sexo, por lo mucho que te quiero y te
deseo, sobre todo viéndote echada boca abajo con las piernas abiertas,
mostrándome esa maravilla que tanto me gusta y que tienes entre las piernas,
totalmente expuesta para mí, volviéndome
loco con solo mirarte y me pongas a mil por hora, pero me rechazas porque te
duele el culo por la azotaina que te di yo ayer. Eso es comprensible Elena, y
entiendo perfectamente que estés muy dolorida, y no estés en esos instantes
para que tu marido entre en tu interior, por mucho deseo que este, o sea yo,
pueda tener de echarte un buen polvo. Pero
si te ganaste una azotaina, fue por tu culpa de no haberme avisado, ello era
motivo sobrado para ponerte el culo como un tomate de colorado, pero encima en
vez de aceptarlo, que es lo que haces?
Me traes a tu amiga mirándome como si yo fuera el salvaje que se ha
escapado de la selva, con todo tipo de reproches y demás! Que esperabas? Que te diera las gracias y un
caramelo para endulzar mejor? Si el no avisarme era motivo de castigarte, el
que además no lo reconocieras que te habías saltado, nuestras normas conyugales
en nuestro hogar, que es lo que esperabas?
Te castigue! Como te
merecía! Pero no solamente no te
presentas al trabajo a tu hora, porque? Porque
te duele el culo por portarte mal!!!
Es por culpa de nuestros clientes, el que te duela el culo, dime? Es por
su culpa? .- Tal y como la iba regañando la iba dando fuertes azotes en el
culo desnudo, apagando con sus “ayees” de
dolor, las respuestas que intentaba darle a José a sus preguntas, sin
entendérsele nada de lo que trataba de decir, a cada azote bien fuerte que estaba recibiendo,
volviéndole a poner el culo bien colorado, resaltando el tono morado de la
azotaina del día anterior, mientras José la continuaba regañando. -. Tenías una cita con un cliente, pero
como a la señora le duele el culo! No viene al trabajo!!! Te crees que ahora no
te mereces esta azotaina? Que vas hacer llamar a tu amiga para evitarte que te
ponga el culo rojo!!! Tienes
responsabilidades que debes arreglar, no solamente lo que suceda en casa por tu
rebeldía!!! Te estoy calentando el culo con unos buenos azotes, por ser una
irresponsable, y te lo voy a poner tan dolorido que no te vas a sentar en más
de una semana, así aprenderás que si te duele el culo, no es una excusa para
llegar tarde al trabajo!!! Para nada te
pienses que si estamos en el trabajo si cometes una falta no te voy a dar tu
merecido, tu eres mi esposa en casa y en el trabajo también, y si te tengo que
bajar las bragas y calentarte el culo, ten por seguro que lo hare sin pensarlo
dos veces…
Cuando soltó a Elena esta
no hacía más que llorar desesperadamente, la azotaina fue con la mano dura y
pesada, poniéndole el culo completamente colorado. Elena continuaba llorando
sin parar con las manos puestas en el culo, de forma que la palma de su mano la
tenía en el centro de sus doloridas y escocidas nalgas, mientras con sus dedos
se subía las nalgas hacia arriba, no lo hacía porque mitigase su dolor, las
tenía así sus manos por el intenso dolor que sentía en las nalgas, sin
importarle el tener las bragas bajadas y la falda levantada mostrando su culo
dolorido. Siendo conducida por José hasta la pared del fondo del despacho y
colocada de cara a la pared, con las manos sobre la cabeza…
(José) -. Charo! Puedes venir a
mi despacho, gracias!
Charo entro rápidamente a su despacho,
desde afuera no había oído nada, a pesar de lo gritos de Elena de dolor
mientras estaba siendo castigada, descubriendo Charo al ver a su amiga
castigada de cara a la pared, y con la boca abierta de la sorpresa viéndola con
el culo al aire con las bragas bajadas y la falda del vestido, sujeta en la
pretina de la cintura. Charo estaba sin palabras viendo el culo tan colorado de
su amiga.
(José) -. Venga Charo! No te he llamado para que le mires el culo a
tu amiga, tienes mucha suerte que no tenga autoridad sobre ti, si no, estarías
a su lado con el culo como un tomate como ella, en el trabajo se viene a
trabajar, no ha holgazanear hablando, entendido? La próxima vez hablare con Pedro, no te
pienses ni por un momento que él es un santo, me ha comentado muchas veces que
te pondría el culo como un tomate, así que no me hagas llamarlo y hacerle
venir. Aquí tienes estos papeles,
repásalos y atiende a estos clientes cuando vengan, Elena va a estar el resto
de la mañana ahí castigada… Y como vosotras no tenéis secretos, es igual que la
veas así de lamentable, por no haber llegado a tiempo a la cita con el Sr.
Ruiz. Retírate y haz lo que te digo… o no respondo…
Elena no volvió a llegar
tarde ningún día mas, por mucho que le doliera el trasero hacia todo tipo de
esfuerzos, como poniendo todo su empeño para no retrasarse, siendo la primera
en entrar todos los días. Charo no había
día que no fueran juntas al servicio, todos los días de la semana le pedía a su
amiga que le mostrase el culo, viendo como le iban desapareciendo las marcas y
su trasero tras dos severas azotainas seguidas, su trasero volvía a ser el
mismo de siempre. A finales de la
segunda semana a Elena casi no tenía
molestias en su trasero, pero su marido le dio la noticia imprevista, que no la
iba agradar demasiado. Debería salir de viaje el viernes por la mañana, a
Estados Unidos por invitación de un cliente satisfecho, que le pagaba cuatro
días a Nueva York aprovechando el puente festivo, el viaje era para dos
personas, ya que el cliente le pagaba el viaje a José y a su esposa Elena, pero
ella le tiene pánico a los aviones negándose aceptar acompañar a José. En tales circunstancias José le ofreció a su
mejor amigo Pedro, que le acompañara al viaje, la idea de pasar cuatro días en
Nueva York, acepto encantado ya que
continuaba sin hablarle a su joven esposa Charo, por lo del concierto.
A quien no le gustó demasiado la noticia
fue a Elena, pero al menos estaría entretenida con su amiga Charo, pero José no
tenía intención de dejarla sola en casa cuatro días, así que la envió al
apartamento con su madre esos cuatro días.
Al enterarse Elena…
(Elena) -. Que me dices de ir al
apartamento de mamá con Lorena y Sofía, no me perecería mal ir, José! Pero que hago con Charo se va a quedar sola
en casa, al irse Pedro contigo a Nueva York, ya le he dicho que para no estar
yo sola en casa, que se venga conmigo los cuatro días aquí, ya tiene la maleta
preparada para venirse.
(José) -. Llévatela contigo al
apartamento de mamá! Sabes que a ella le
encanta hablar con Charo, siempre están liadas en conversaciones de recuerdos
de los padres de Charo, casi la considera como su hija.
(Elena) -. Eso es cierto, pero
ya sabes el mal genio de mamá! Si hace alguna cosa mal, no dudara en ponerle el
culo colorado con la zapatilla, aunque nos sea su hija.
(José) -. Bueno… eso no sería
tan malo, verdad? A Charo le vendría muy
bien que alguien le caliente el culo, y también le vendría de fábula a Pedro, él
está deseando tener una oportunidad para castigarla, pero no se atreve a
planteárselo por miedo a perderla, estos días que llevan sin hablarse lo está
pasando peor él, que ella. Pedro no tiene carácter para atarla en corto, como
te coloque en tu sitio a ti.
(Elena) -. Muy machito eres tú!
(José) -. Que me has llamado?
Quieres que te mande a por el cepillo?
(Elena) -. No, no he dicho nada!
Que genio…!
Elena acabo sobre las
rodillas de José, con la falda levantada y bragas abajo recibiendo una
azotaina, pero José se reía al dársela y Elena también, pero no hacía nada por
levantarse o evitar la azotaina. Con el
culo sonrosado por los azotes, Elena acabo sentada entre las piernas de su
marido suspirando de placer, al haberle introducido en su sexo su miembro
erecto…
(Elena) -. Ojala todas las
azotainas que me das, fueran como esta… que gozada sentirte dentro, y sentir el
calor en mis nalgas de tu fuerza…
(José) -. Debería enviarte a por
el cepillo por cochina…
(Elena) -. Vale…
Permanecieron un buen
rato abrazados teniendo José echada sobre él, en el sillón hasta que llamaron a
la puerta, en ese instante, Elena se puso en pie subiéndose las bragas y
arreglándose la falda, era Pedro que venía a recoger a José e irse al
aeropuerto.
A la media hora se presentó Charo, en casa
de Elena se saludaron sentándose en el sofá juntas abrazadas, magreándose entre
ellas acariciándose cariñosamente, aunque Elena no pretendía en ese momento
liarse entre ellas, desde la adolescencia se habían hecho muy buenas amigas en
todos los sentidos, también el sexual declarándose bisexuales, Elena tenía algo
importante que contarle a Charo, y no sabía cómo empezar…porque sus manos
jugaban bajo las bragas de Elena acariciándole el culo, sintiéndolo aun
levemente caliente adivinando Charo que José le había dado unos azotes como
despedida, así como notar la humedad en el sexo de su amiga, de haber tenido
sexo hacia poco por como lo tenía de dilatado…
(Elena) -. Para…para… tenemos
que hablar de algo importante… A José no se le ha ocurrido nada mejor que
llamar a su madre, tengo que ir a pasar estos días con ella al apartamento, se
lo he dicho a José, que había quedado contigo aquí en casa! Que no te podía
dejar sola, y me ha dicho que te vengas tú también, ya debe de haberla llamado
que vamos para allá… o sea que debemos mover el culo e irnos para allá, no
quisiera llegar tarde y que utilice mamá la zapatilla…
(Charo) -. “Esta visto, que de
tal palo, tal astilla…”
(Elena) -. Más te vale que con
mamá no bromees, o dormiremos calientes las dos, no te creas que no usara
contigo la zapatilla… Ella no es como José, ella primero zurra, luego pregunta…
y si no le gusta la respuesta, vuelve a zurrar…
(Charo) -. Ya será menos… Como
te gusta ser una agorera del momento, es la primera vez en mucho tiempo que
podemos estar solas, me muero de ganas de comerme esos pechitos erguidos que
tienes de adolescente. .- Charo le había abierto la blusa y besaba los
pechos de Elena que no llevaba sujetador al estar en casa, y siempre estaba
disponible para su marido, en esos instantes suspiraba de placer por las manos
de su amiga. -. Que suerte tiene José de
poder tenerte, ya quisiera yo tenerte para mi…
Manteniéndose en silencio se miraron entre
ellas, y Charo mirándola a los ojos se fue aproximando a ella, besándola
dulcemente en los labios una y otra vez, hasta que desarmo de deseo a Elena
correspondiendo a sus besos, acabando sus labios unidos y sus lenguas
juguetonas se entrelazaban, para acabar besándose con pasión uniendo sus
lenguas durante largo espacio de tiempo, mientras las manos de Charo le quitaba
la blusa, poco despues lentamente haciendo a Elena levantar el trasero, le fue
bajando las bragas hasta el momento que separaron sus labios e incorporándose
ambas poniéndose en pie, se acabaron de desnudar la una a la otra, volviéndose
a tumbar en el sofá dejándose llevar Elena, que acabo bajo el cuerpo de Charo,
la cual comprobaba su estado de excitación en su entrepierna, no
desaprovechando el momento para besar su precioso cuerpo, acabando en su
entrepierna abriendo sensiblemente sus labios exteriores, y con su lengua
jugaba con su bolita tensando los labios exteriores, maniobra que hacía que
dicha pequeña bolita saliera de su escondrijo, jugueteando con su lengua,
haciendo que Elena se retorciera de placer, besaba y con la lengua jugaba con
su clítoris, no tardando en su sexo emanar sus líquidos, que Charo no
desperdicio ni la más pequeña gotita. Minutos después se encontraban en la cama,
echadas y relajadas acariciando sus cuerpos mutuamente. Después de que Elena le
devolviera el placer obtenido por la juguetona lengua de Charo, correspondiendo
con su amiga, siendo ella quien la hiciera deshacerse de placer cuando su
lengua jugaba entre sus piernas, gozando entre ellas mutuamente en más de una
ocasión, luego rendidas del fuego del placer se acariciaban echadas sobre la
cama. Cuando de repente Elena se reincorporo de golpe, golpeándose con los
dedos de su mano derecha en la frente.
(Elena) -. MAMÁ!!!
(Charo) -. Que te ocurre, bebe?
(Elena) -. Nos va a matar! Vamos vístete rápido! Jooo que tarde es! Vístete!
Mamá nos va a matar, nos ha matar!!! Rápido donde están mis bragas? Y mi blusa? Mi falda? Rápido no te quedes ahí, tenemos que irnos
para el apartamento y rápido… La que nos espera al llegar… Venga ya de una vez,
vístete!!!
Elena se vistió con
rapidez sin pensar ni en darse una ducha antes, se puso las bragas que las
encontró en el salón a los pies del sofá, se puso la blusa blanca, y la falda
como le gustaba llevarlas, levemente acampanada con unos pliegues ondulados en
los laterales de la falda. Charo recogió
su diminuta braguita, más bien era un tanga rosa.
(Elena) -. Te vas a poner esa
braguita? Estas loca? Como mamá te vea con ellas, sacara el cinturón del
armario, toma ponte estas mías…
(Charo) -. Esta antigualla
quieres que me ponga, son horribles como esas que llevas tú!
(Elena) -. Mamá nos va a poner
el culo como un volcán en erupción de calientes que nos va poner el culo a las
dos!!! No te creas que tú te vas a
escapar!!! Si hubiéramos llegado un poco
tarde, me habría castigado solo a mí.
Pero vamos con tres horas de retraso, no nos vamos a librar ninguna de
las dos, te lo prometo!!!
(Charo) -. No puedo llevar estas
bragas!!! Mira se me ven bajo mis shorts, así no puedo salir a la calle
enseñando las bragas…
(Elena) -. En el armario debo
tener otra falda similar a la mía, así iremos iguales las dos.
Cuando salían del piso
con las maletas, parecían dos universitarias adolescentes al vestir igual,
mostrando sus braguitas al más mínimo revuelo de sus cortas faldas, al hacer
movimientos bruscos por sus prisas, por suerte en su carrera hacia el parking
no se encontraron con nadie que pudiera verlas. Pues al correr las faldas iban
todo momento revoloteando dejando a la vista sus bragas, cualquiera les habría
visto el dibujo de sus bragas de algodón, Elena con florecillas azules y Charo
con florecillas rojas. Al subirse al
vehículo se puso al volante Charo, pues Elena iba demasiado nerviosa para
conducir. Durante todo el trayecto Elena se mantuvo en silencio, incluso cuando
conduciendo Charo, su mano derecha la posaba sobre el muslo izquierdo de Elena,
metiéndola bajo su falda y acariciándole la entrepierna sobre sus braguitas,
viendo de reojo como su amiga Elena gemía silenciosamente de placer por la íntima
caricia.
A las dos horas de viaje llegaron al
apartamento, como Elena tenía el mando de la puerta, entraron en él, cerrándose
la puerta nada más entrar. Sacando las
maletas del maletero, entraron al apartamento desde el garaje, dejando las
maletas en el vestíbulo al pie de las escaleras y entraron por el pasillo hacia
el salón, vieron a Lorena y Sofía que se pusieron en pie yendo hacia ellas
abrazándose y con besos en su mejillas, mamá estaba sentada en el sofá
claramente disgustada y las miraba a las dos.
Elena se apresuró a acercarse a mamá y darle dos besos, Charo como
estaba detrás de ella la imito también con dos besos, y esperaron un saludo de
ella, que no recibieron. Elena se fijó
entonces en la mesa, había cinco platos y bebidas sobre la mesa, centrándose con
su mirada en dos platos que se encontraban sin tocar, debían ser para ellas
dos.
(Mamá) -. A buenas horas llegáis
las dos! Estebamos esperando para comer
las cinco juntas, pues según José cuando me ha llamado, ibais a llegar hace
tres horas tirando a largo, o sea que debíais llegar al medio día, y desde
entonces tenéis vuestros platos puestos sobre la mesa, pero quiero saber y
deseo saber dónde habéis estado metidas, así como por qué habéis llegado tan
tarde!!! Porque de lo contrario vais a estar castigadas los cuatro días, que
permanezcáis aquí!
Charo sin pensar respondió
pues al tenerla ante ella a la señora Josefa, imponía respeto…
(Charo) -. Señora Josefa.
Llevábamos días sin vernos y teníamos ganas de hablar entre nosotras, puede que
se nos haya pasado el tiempo un poco rápido, sin darnos cuenta de que era tan
tarde, le pedimos perdón las dos por nuestro retraso…
Mamá se levantó del sofá
caminando los tres pasos que la separaban de las chicas, retirando una de las
sillas de la mesa, se sentó al lado de Charo teniéndola a su derecha, y
mirándola a los ojos…
(Mamá) -. Claro que si mi
pequeña niña! Es normal que tuvierais
ganas de hablar entre vosotras, sobre todo por el mucho tiempo que llevabais
sin veros, siendo tan buenas amigas desde niñas, y que trabajáis en la misma
oficina, que tu puesto de trabajo está a dos metros de la mesa de Elena, que
todos los días ella coge el autobús, en vez de ir con su marido al trabajo,
para ir al trabajo contigo llegando juntas a las oficinas, o sea, que desde ayer
por la tarde a las cinco que salisteis de trabajar, llevabais muchos días sin
veros!!! A ver Charito, cuando me vas a
decir la verdad del porque habéis llegado tan tarde? Y no me vuelvas a decir, porque lleváis días sin veros!!! Quiero la
verdad!!!
Elena cogió a Charo de la mano, tirando
de ella para que se colocara atrás, y ella ocupar su puesto, pues veía venir
que iba a ocurrir, por lo que trato de adelantarse a ella, para que le
preguntase mamá a ella, y si decidía castigarla, que fuese a ella quien
castigase, pues tenía toda la pinta de que iba a caldear algún trasero.
(Elena) -. Mamá, yo puedo resp…
(Mamá) -. Tú te callas,
Elena! Está hablando Charito, que sea
ella quien me responda…
Charo estaba sonrojada de
la vergüenza, había sido descubierta en su mentira, debía de haber imaginado
que la Sra. Josefa sabía sus horarios de trabajo siendo tan controladora, por
lo que se encontraba sin palabras, sin saber que podía decir.
(Mamá) -. Sabes Charito… A
vuestra edad yo era una mentirosa de gran nivel, me las sabía ingeniar todas,
incluso las planeaba en el más pequeño detalle, y me escapaba. Sí, me las sabía
ingeniar para que me creyeran, pero que es lo que sucedía, que al pasar los
días mi mentira acababa yo misma delatándome, pues la mentira era fácil el
urdirla, pero lo difícil, era mantenerla días y días. O sea que por librarme de una azotaina de mi
madre, me ganaba una azotaina mucho más severa al descubrirse la mentira por mi
padre, que dolía mucho más. Me castigaba por la falta que mi madre me iba a
dar, y me ganaba una azotaina mucho más severa por mentirosa. Con el paso de
los años, acabe odiando las mentiras, por lo que hoy día quien me miente te
aseguro que hago que se arrepienta de ello.
En esta vida hay dos cosas que me hacen enfurecer como no os podéis ni
imaginar, una es la mentira! Y la otra,
que sorprenda a mis hijas masturbándose o encontrar que llevan sus bragas
mojadas, por masturbarse! Y sabes que
estoy viendo en vosotras dos? Que no
solo habéis estado masturbando vuestras vergüenzas, si no, que por lo lametones
que tenéis las dos de carmín de labios, lo habéis estado haciendo la una a la
otra, y sabéis? Esa fea acción, os la voy a quitar ahora mismo, voy a daros tal
azotaina que no la vais a olvidar en la vida, mientras viváis.
Charo se quedó muda y sin palabras, sobre
todo al ver cómo era sujetada de su mano derecha, y atraída hacia la Sra.
Josefa haciéndola que cayera sobre su regazo, sintiendo como le levantaba su
corta falda, así como la Mamá de José introducía sus fríos dedos en cinturilla
de sus bragas de algodón con florecillas rojas, bajándoselas hasta las rodillas
dejando su blanco trasero bien expuesto. Charo aun no entendía como las había
descubierto, y en su mente se decía que se debían haber duchado antes de salir
de casa de Elena. Estando boca abajo sobre las rodillas de una señora que por
la edad podría ser su abuela, Charo no se atrevía ni a moverse ante la
vergüenza que sentía, su cabeza colgaba por el costado izquierdo de la Sra.
Josefa, viendo aterrada como movía el pie derecho enfundado en una vieja
zapatilla de paño de colores vivos de flores, rojas, verdes y amarillas. Observando
que la suela lisa con un leve tacón altiplano, pero que hacia al pie una
moldura que lo levantaba unos tres centímetros. En el movimiento pudo ver como
daba un golpecito en el suelo, y automáticamente como si tuviera un resorte en
el interior, quedo la zapatilla suelta y colgando de los dedos del pie, viendo
como su mano derecha, aparecía bajo la silla alargándola hasta recoger la
zapatilla por el talón, dejándola unos instantes en el suelo, y volviéndola a
recoger bien sujeta por el talón por la mano, viendo como al alzarla fugazmente
vio la suela gastada de goma. En seguida sintió Charo, como la zapatilla le
azotaba el culo desnudo, sintiendo como escocían aquellos primeros azotes, pero
aunque sentía en sus nalgas el dolor, era soportable para ella sintiendo como
el ritmo de la azotaina se mantenía igual, Charo hacia todo tipo de guiños con
sus ojos a cada azote que recibía, así como escuchaba rechinar sus dientes al
apretarlos, Charo no podía pensar en cuanto tiempo llevaba recibiendo la
azotaina con la zapatilla, pero llevaba bastante, de eso estaba segura por lo
mucho que le abrasaba el culo, pues a cada nuevo azote le quemaba más su
trasero, había llegado a un estado que cada azote que recibía, sentía como su
cuerpo se desplazaba hacia adelante por la fuerza de los azotes, ya debería de
llevar unos cinco minutos o más recibiendo la azotaina. Había llegado a un
momento, en que sentía verdadero fuego en su culo, imaginándose que debía de
tenerlo muy rojo ya, pero aunque le dolían bastante, podía con esfuerzo y
voluntad aguantar la azotaina sin derramar una lagrima. La Sra. Josefa observaba a Charo, pero ni se
la veía cansada de azotarla, ni tampoco sorprendida que no hubiera roto a
llorar la joven, pero debió de pensar que ya debía de tener bastante caliente
el culo, sobre todo porque lo tenía muy colorado, quien la conociese vería que
estaba disfrutando dándole a la joven la azotaina en el culo. Así como que después de diez buenos minutos
de azotaina recibiendo azotes sin tregua alguna, había llegado el momento de
hacerla llorar como una magdalena. Así
que, la Sra. Josefa empezó a centrar sus azotes en la base de las nalgas de
Charo, justo en el inicio de sus muslos, el cambio del comportamiento de Charo
fue instantáneo, y teniendo el culo en llamas de lo que le ardía su trasero, al
sentir los azotes en la parte baja de las nalgas, Charo empezó a retorcerse de
dolor, y sus piernas no la obedecían comenzando a patalear arriba y abajo,
pocos azotes más, y ya pataleaba en todas direcciones, y su cuerpo se
contorsionaba sobre las rodillas de mamá, segundos después rompía a llorar muy
adolorida como una chiquilla, sin parar de menar sus caderas e intentar
llevarse las manos al culo para cubrírselo, pero acabaron ambas manos dobladas
sobre su espalda y bien sujetas con la mano izquierda de mamá, por lo que
totalmente indefensa lloraba desesperada, mientras los azotes continuaban cayendo
sobre su culo desnudo sin tregua o pausa.
Al cabo de unos minutos sintió como sus
bragas se las subía mamá, y se las ajustaba a su cintura dejándoselas bien
tensas, con la intención que pudiera experimentar Charo, lo molestas que le
iban a resultar llevar bragas puestas, sintiendo su presión en sus inflamadas y
muy doloridas nalgas, así la permitió que se pusiera en pie dejándola a su
lado, nada más sentirse libre, Charo respiraba con fluida rapidez cogiendo y
soltando aire, así como su nariz moqueaba incluso con un hilillo de mucosa
goteando, sobándose el culo a dos manos vigorosamente…
(Mamá) -. Esto jovencita te
enseñara que ocurre si me dices mentiras, a partir de ahora mientras estés en
mi casa, me llamaras como mis hijas, mamá.
Ahora veras como recibe tu amiga… Elena!!!! Te quiero aquí ahora
mismo!!! Ves al baño y tráeme el
cepillo de ducha!!!
Apenas le trajo el cepillo la coloco sobre
sus rodillas y levanto su falda, bajándole las braguitas seguidamente,
comenzando a sentir la ira y enfado de mamá! Quien le dio una severa azotaina
con el cepillo, Elena ya lloraba antes de colocarla sobre su regazo, del miedo
que le tenía al cepillo, aunque no fue tan severa como su hijo, la azotaina con
el cepillo duro diez largos minutos, y cuando acabo subiéndole las bragas,
Elena se sobaba el culo con fuerza dando saltos del dolor. Pero Mamá no estaba aún
satisfecha, agarro a Charo de nuevo colocándola sobre las rodillas, y le dio
otra azotaina ahora con el cepillo, sin apiadarse de ella ni lo mas mínimo,
durante cinco largos minutos estuvo dándole la azotaina con el cepillo, aunque
en esta ocasión no le bajo las bragas, aunque poco o nada le protegieron. Al quedar convencida del arrepentimiento de
las chicas, ella misma las llevo por la oreja agarrándolas del lóbulo, y las
hizo subir las escaleras llevándolas a la habitación de Lorena y Sofía
acostándolas tras quitarles la falda y las blusas, metiéndolas en la cama
castigadas hasta la hora de la cena solo en bragas, para cenar se tendrían que comer
el plato que no habían probado por llegar tarde.
(Continuará…)
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ResponderEliminarHola comprendo que la persona que lee, una historia de este tipo, si da una opinión teme que luego quien pueda leerlo, pueda pensar malamente, es posible. Pero de escribir como lo hago, es para vosotros a quienes me dirijo al escribir historias, pues mi deseo primordial es que os resulten interesantes. Algunos de vosotros me habéis escrito por privado, y me parece muy bien, si deseáis mantener oculto vuestra dirección de correo, pues yo soy muy discreto, y me limito únicamente a agradecer su comentario a quien me escribe, bien felicitando, o sugiriendo ideas, aunque mi imaginación es infinita, siempre hay roles que me resultan interesantes. Por otro lado me gusta el comentar las historias, y debatir desde el respeto mutuo. Gracias a todos/as.
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