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miércoles, mayo 23, 2018

UN AÑO SABATICO CON SOBRESALTOS Capitulo 7


                            UN AÑO SABATICO CON SOBRESALTOS          Capitulo  7

      Las alumnas caminaban ligeras a sus clases, estaba prohibido permanecer  por los pasillos sin una causa justificada.   Alison y Laura caminaban desorientadas sin saber muy bien a donde debían ir, ya que al salir del despacho de la directora, no las acompaño ninguna celadora, e iban de un pasillo a otro.   Así fue como se dieron de bruces al girar por uno de los pasillos, con el Sr. Thomas, un señor de unos sesenta años alto y corpulento, vestía un traje  negro. Las dos muchachas se llevaron un susto enorme al prácticamente chocar con esa mole humana de negro.
(Sr. Thomas)   -. Se puede saber a dónde vais vosotras? No deberíais estar en clase?
    Alison y Laura no sabían que responder, Alison recordaba a  ese señor del primer día cuando llego en compañía del alguacil Felipe. Pero no sabía que responder…
(Sr. Thomas)   -. Y vuestras celadoras? Dónde están?
     Tampoco respondieron nada, pues no sabían dónde estaban. En esa situación el Sr. Thomas cogió a cada una de la mano y las insto que le siguieran.  Llevaban caminando unos minutos por aquellos largos pasillos, bajando por unas escaleras al piso inferior, y andando por un nuevo pasillo. Alison fue la primera que empezó a detenerse, con lo que el Sr. Thomas tenía que hacerla caminar, Alison cada vez que se detenía cruzaba sus piernas. Ante la insistencia del mayordomo, Alison caminaba tras él, yendo sujetada de su mano izquierda, mientras Laura iba sujeta de la mano derecha, poco después era Laura la que al igual que Alison se detenía, ambas cruzaban sus piernas.
(Sr. Thomas)  -. No os detengáis, ya sé que tenéis las dos pis, pero si lo hacéis encima mojando las braguitas vais a saber lo que es bueno… Lo que no llego a comprender es lo que hacíais solas por los pasillos. Aquí hay un lavabo, aunque es de los profesoras, pero debido a la urgencia podéis entrar. .- Entraron delante del amable señor, lo que les sorprendió a ambas es que él se encargó de bajarle las braguitas a Laura, colocándola en el inodoro, luego fue hacia donde se ha había metido Alison, que en esos instantes procedía a cerrar la puerta, pero Alison se sorprendió al ver que ese señor habría su puerta, cuando ella ya se había introducido sus manos bajo la falda para bajarse sus braguitas, pero…-. A dónde vas tan rápido pequeña? Sabéis que por vuestra condición no podéis hacerlo solas, sin la supervisión de un adulto.
       Alison roja de la vergüenza se quedó petrificada teniendo sus manos a punto de bajarse las braguitas por  la cinturilla, cuando el Sr. Thomas se le acerco y levanto la falda, él se encargó de bajarle las braguitas. Aquello no se lo esperaba la pequeña Alison a sus veinticinco años, y que un hombre que podía ser su abuelo, le bajase sus braguitas para ponerla en el inodoro, con la impresión que le causo tener que pasar esa vergüenza, se le escaparon unas gotas mojando sus braguitas, pues el Sr. Thomas cuando se las quiso sujetar por el elástico de la cinturilla y  bajárselas fue tarde,  ya las había mojado. Luego las dos muchachas tuvieron que hacer sus necesidades ante la atenta mirada del mayordomo, al principio les costó bastante, pero la necesidad era acuciante en ambas, por lo que acabaron haciendo pis ante el Sr. Thomas.
     En ese preciso instante la puerta se abrió, entrando la Sra. Emilia al servicio…
(Sra. Emilia)   -. Que es esto!!! Desde cuando usted entra al servicio de las señoras? Que diablos ocurre en este centro que nadie respeta las normas.
(Sr. Thomas)   -. Disculpe Sra. Emilia, pero la situación lo requería estas dos alumnas las he encontrado deambulando perdidas por los pasillos, y cuando me disponía a llevarlas al despacho de la directora, a las chicas les urgía ir al servicio, me he visto obligado a hacerlas entrar en el primer servicio disponible, o se habrían orinado encima, para una de ellas casi ha sido tarde, pues a mojado sus braguitas.
(Sra. Emilia)   -. Como es posible que deambularan por los pasillos? .- Entrando al servicio y  cerrando la puerta vio a las chicas sentadas en los inodoros con sus braguitas en los tobillos haciendo sus necesidades. -. Vosotras dos teníais que ser!!! Que hacíais deambulando? Y vuestras celadoras?
     Las dos chicas se encogieron de hombros al no saber que responder…
(Sra. Emilia)   -. Es que no vais a responder ninguna? No me habéis escuchado!!! Donde están las celadoras que os llevaban y debían de haberos llevado a clase…
      Alison siendo más descarada que Laura, y que no la temía tanto como Laura, respondió con descaro…
(Alison)   -. No tenemos ni idea de donde están… Salimos del despacho de la directora a buscar unos documentos, y al llegar al departamento de las celadoras aguardamos afuera sentadas en unas sillas como se nos dijo que hiciéramos. Luego las celadoras salieron muy preocupadas con una carpeta y nos dejaron allí, pues no nos dijeron nada a nosotras. Y paso el tiempo y como no venían pues… buscábamos una celadora que nos guiase a clase, más no sabemos… de saber a qué clase debíamos ir, habríamos ido nosotras mismas…
      Con las palabras de Alison, la Sra. Emilia hizo un gesto como que se imaginaba lo sucedido, pues recordó lo sucedido en el despacho después de recibir a las celadoras, y la censura a ambas. Estaba claro que con los nervios de haberse dado cuenta que no se habían leído los informes, como deberían de haber hecho, se olvidaron de las chicas.
(Sra. Emilia)   -. Sr. Thomas puede salir conmigo a fuera un momento… Vosotras quedaros ahí, ahora entrare a por vosotras yo misma.
       Salió primero la Sra. Emilia seguida del Sr. Thomas,…
(Sra. Emilia)   -. Sr. Thomas, ya imagino lo sucedido a las chicas. Las celadoras han sido sancionadas hace varios minutos, una ha sido suspendida dos semanas de empleo y sueldo, la segunda enviada a usted para recibir disciplina. Una tal Ana Guzmán. Imagino que aún no se ha entrevistado con ella.
(Sr. Thomas)   -. Pues dice usted bien, aun no me he entrevistado con ella. Sabe usted bien, que a estas horas de la mañana superviso que ninguna alumna quede rezagada por los pasillos y todas estén en clase. Ahora me dirigía a mi despacho, cuando me he encontrado a las chicas con régimen especial, por ello me encontraba yo dentro del servicio con ellas, no es el servicio que deben utilizar las alumnas, pero a las pobres con ese tratamiento no habrían llegado a dependencias de las alumnas. Disculpe si le ha causado una usurpación el utilizar servicio de profesoras.
(Sra. Emilia)   -. No es necesario que se disculpe, entiendo que las chicas iban apuradas. Es otra de las negligencias de las celadoras, pues esas chicas por su tratamiento especial, deberían de llevar pañales y no ir en braguitas para evitar este riesgo. Ahora puede retirarse a su despacho, en el, debe estar aguardando una de las celadoras, junto con el resto de celadoras que deben estar aguardando que usted les de sus instrucciones del día.  Por cierto, encárguese de todas y cada una de las celadoras que tengan en el contrato incluido el de ser disciplinadas de este turno, para comunicarle este comunicado es por lo que le buscaba a usted.   Y las que no, envíelas al despacho de Karen que las estaré esperando personalmente yo.   Luego desearía que me hiciera un pequeño favor, cuando haya acabado de ocuparse de las celadoras, me llama al móvil. Karen últimamente está cometiendo algunos errores que hay que subsanar antes de que cometa más. Podrá hacerlo?  
(Sr. Thomas)   -. Qué tipo de disciplina desea que les imparta?
(Sra. Emilia)    -. La tal Ana Guzmán es portadora de una nota mía, a las demás como no han sido sorprendidas en la falta, aunque es conocido que son culpables, una pequeña amonestación bastara, con veinte de vara bastara. Primero encárguese de la tal Ana, en su nota va descrita la falta cometida, con lo que resulta equivalente para las demás, pero al no ser halladas cometiendo la falta directamente, les hace saber por qué por esta ocasión todas recibirán el mismo trato de correctivo de aviso. Y con el turno de noche, recuerde que deberá darles el mismo recordatorio, y las del turno de noche que en su contrato estén exentas, que se esperen mañana hasta que las entreviste en el despacho de la directora Karen. Esta todo claro?
(Sr. Thomas)   -. Desde luego que está muy claro… Otro tema es como se lo van a tomar las celadoras, es complicado después del tiempo que llevan actuando mal.
(Sra. Emilia)   -. Actuando mal, dice? No me dirá que usted lo sabía!
(Sr. Thomas)   -. Usted señora conoce mis funciones en esta gran casa… Por supuesto que lo sabía, ya le advertí a usted que yo debería tener más autoridad, que un simple mayordomo no era el puesto más indicado, para alguien que se encarga de corregir  a las trabajadoras, que debía tener un puesto de más consideración hacia ellas, para que me tuvieran más respeto y mi palabra tuviera autoridad en ellas. Pero usted considero en su momento que como mayordomo ya era suficiente, claro que entonces eran pocas las trabajadoras en este centro y me consideraban su superior, luego esta casa se convirtió en Fundación, y las trabajadoras me ven a mi como un igual, aunque para las que tienen  contrato con células de aplicación de correctivo o clausulas, aceptan mi autoridad. El resto solamente soy un mayordomo de la casa, y no me prestaron ninguna atención cuando las advertí que no era correcto lo que hacían. Esto se lo advertí a usted que sucedería, y ya ve, tenía yo razón. 
(Sra. Emilia)   -. Me doy perfecta cuenta de ello, y que usted me lo advirtió que sucedería, tomare cartas sobre ese asunto, no puedo ascenderle, pero si dejar claro que su puesto es de capataz de la fundación y que está aquí en condición de que haya la correcta armonía en el trabajo, como cargo de igualdad con la dirección de la fundación. Eso creo que será suficiente por el momento. Y le cambiare el despacho a la planta de oficinas, al lado de mi despacho y el de Karen. Justamente hay uno libre, lo acondicionare en estos días para que lo pueda ocupar en breve. Luego cuando venga a aclarar las ideas a Karen, cambiaremos su contrato laboral… luego nos vemos…
      La alcaldesa entro de nuevo al servicio para encargarse de las chicas, al entrar las dos aún permanecían sentadas en los inodoros, habían llegado a temer a la Sra. Emilia y respetarla, por nada del mundo se hubieran atrevido a desobedecerla. Alison a sus veinticinco años estaba muy avergonzada, un hombre que podría pasar por su abuelo la había puesto como una chiquilla de seis años a hacer pis, y de la impresión se había mojado las braguitas, pues al ver como abría la puerta del servicio, se quería morir de la vergüenza, y no digamos cuando se vio que él, le levanto su falda y le bajo las bragas, aquello la desconcentro, lo que hizo que su vejiga liberara líquidos. Laura se sentía aun peor, a sus treinta años y pasando por aquella locura, pues aún no se podía hacer a la idea de lo que estaba viviendo.
    Al entrar la Sra. Emilia se ocupó primero de Laura, haciéndole poner en pie y subirle las braguitas de ositos marrones. Luego se ocupó de Alison, pero con esta al ir a subirle las braguitas vio que se las había mojado.
(Sra. Emilia)   -. Mira cómo te has puesto las bragas, cochina!!! No te doy una azotaina ahora mismo, porque no es culpa tuya que haya sucedido esto, pero vas a ir con las bragas mojadas, ven que te suba esas braguitas de ositos, veo que a las dos os han puesto braguitas iguales.
     La Sra. Emilia se lavó las manos, y se arregló facialmente, pues era a lo que había entrado al servicio. Las dos chicas salieron del servicio con ella, minutos después entraban en la dependencia de las celadoras y abriendo un armario saco dos pañales, además de unas bragas blancas de algodón con cierre a la espalda, para que no se las pudieran quitar las chicas. En breves minutos después salían de nuevo al pasillo conduciéndolas a su clase, yendo las dos chicas muertas de la vergüenza al entrar en la aula con sus faldas abultadas por el pañal, y viendo en las demás alumnas como sonreían al verlas.

        El Sr. Thomas se encamino hacia su despacho, pasando primeramente por el comedor donde aguardaban las celadoras instrucciones sobre sus trabajos a realizar, estas eran bastantes más que las de las aulas normales, donde solamente con veinte celadoras bastaban, y estas no se reunían en dicha sala, pues sus trabajos eran aleatorios. Las de las alas sur y este vestían falda blanca con tirantes y blusas azul celeste.  Estas aguardaban sentadas alrededor de dos mesas, donde eran ocupadas normalmente por las alumnas. El Sr. Thomas entro con gesto agrio claramente algo sucedía, y todas las celadoras se percataron de ello, pues ya esperaban una bronca, pues ahí también se encontraban  Ana y Betty, era de esperar que hubieran hablado entre ellas.
(Sr. Thomas)   -. Buenos días señoras y señoritas!   Bueno… imagino que ya habéis hablado con Ana y Betty aquí presentes. Me acaba de informar la Sra. Emilia de lo sucedido a vosotras dos.  No voy a deciros que ya os lo había dicho que pasaría, porque lo he repetido hasta la saciedad que hacíais mal, esas cosas se hablan y se discuten, para quienes sean de la responsabilidad se encarguen de arreglar o cambiar, pero nunca tomaros la ley por vuestra mano, pues ello tiene consecuencias.  El caso es que se ha descubierto el pastel! Y van a ver represalias por la dirección como era de esperar y que yo os lo había avisado.   Aquí y ahora en el turno de día, estáis las sesenta celadoras del turno de día, las cuarenta de la noche también se les ajustara las cuentas mañana al finalizar su turno. Las que no tenéis cláusula en vuestros contratos de disciplina, levantaros de las sillas y poneros en pie. Sois unas cuarenta verdad? Bien! Os podéis retirar e ir al despacho de la directora, excepto Betty Shepard que ya es conocedora de su sanción, las demás podéis salir. Las que tenéis cláusula, poneos en fila a la puerta de mi despacho, iréis entrando una después de otra, la primera Ana Guzmán.
    El Sr. Thomas aguardo que se fueran colocando las chicas en el pasillo formando una fila india, una vez colocadas, abrió la puerta invitando a Ana Guzmán que entrara delante de él. La puerta se cerró tras entrar el mayordomo…
(Sr. Thomas)   -. Tienes una nota que entregarme, verdad? Entrégamela! .- El Sr. Thomas la leyó detenidamente. Luego se encamino a un mueble que tenía al fondo, lo abrió extrayendo un expediente, el cual repaso leyendo su contenido y lo deposito sobre su mesa. Luego volvió a donde se había detenido Ana. Se la podía ver nerviosa como un flan, se acariciaba sus manos entrelazando sus dedos dados sus nervios. El Sr. Thomas agarro una silla colocándola en el centro entre la celadora y él, sentándose en ella. -. Bueno después de haber ojeado tu expediente, solamente tienes algunas notas informando de faltas leves, por lo que son de poca importancia, en ese sentido vas a tener suerte. Ahora acércate, levántate la falda y bájate las bragas colocándote sobre mis rodillas boca abajo. A qué esperas!!! Tengo mucho trabajo por vuestra culpa, o sea que aligérate…
     Ana miraba con los ojos desorbitados, pero no deseaba empeorar su situación, así que se levantó su falda por detrás e introduciendo sus manos se bajó las bragas, luego se volvió a levantar la falda, pues esta se le había bajado y sujetándola se colocó sobre las rodillas, con sus aureolas de sus mejillas  coloradas por la vergüenza y el trasero al aire. Con los ojos cerrados, empezó a sentir el sonido de los azotes, así como su trasero iba sintiendo como se le iba calentando de manera progresiva. La azotaina duro varios minutos, entre diez o quince pudo calcular ella, aunque fue algo más de ese tiempo. Podía sentir como su trasero le abrasaba, pero no dijo nada y ni se quejó ni una sola vez, aunque si de su boca brotaban gemidos de dolor, pues llego un momento que le ardía el culo de verdad y ya no podía aguantar mucho más sin ponerse a llorar.
(Sr. Thomas)   -. Levántate! .- Tenia sus manos aferradas a las patas de la silla, y cuando recibió la orden de levantarse, lo hizo apoyando sus manos sobre la pierna izquierda del Sr. Thomas, tenía el rostro descompuesto por el dolor, de sus ojos salían unas lágrimas, aunque no se había puesto a llorar en ningún momento, las lágrimas se deberían a la impotencia y vergüenza. Se sobó el culo a dos manos sobre la falda, pues al levantarse esta se le había bajado, aunque conservaba sus bragas aun bajadas. -. Ahora apoya tus manos sobre el asiento de la silla, manteniendo las piernas rectas. .- El Sr. Thomas se había levantado de la silla, dando paso a colocarse la joven en la posición indicada -. .
    La muchacha seguía sobándose el culo, pero adopto la posición que se había mandado colocarse. Ella pudo ver como el mayordomo se colocaba tras de ella, y agarrando el dobladillo de su falda se la subió doblándola sobre su espalda, dejando su colorado trasero al aire. Luego la joven escucho que caminaba hacia el rincón, donde había un extensible del cual había varios grosores de varas colocadas en horizontal, pudo ver que agarraba una vara de grueso calibre, y pudo escuchar como la hizo silbar varias veces en el aire, mientras caminaba hacia ella, esos silbidos la hacían aguantar la respiración  estremecida y asustada. Aterrada vio cómo se colocaba él a su izquierda al manejar la vara con la mano derecha. En apenas  tres minutos tiempo le asesto veinte azotes sobre sus nalgas desnudas, a un azote cada diez segundos aproximadamente, marcando en su culo veinte líneas debidamente colocadas una bajo la otra. Depositando la vara sobre su espalda, le subió las bragas, eran unas bragas de encaje rosas. Recogió la vara de la espalda  y dejo caer la falda de la joven cubriendo su trasero. Entonces se encamino a su mesa, sentándose tras ella, cogió el expediente de ella y escribió unas anotaciones que describían el castigo recibido.
(Sr. Thomas)  -. Ven y acércate a la mesa, tienes que firmar en esta hoja que quedara anotada en tu expediente.  Bien, puedes retirarte y volver a tus obligaciones. Recibirás en breve una copia de este expediente. Haz pasar a la siguiente…
     La joven salía del despacho meneando sus caderas, al tiempo que se acariciaba el trasero por encima de la falda, al traspasar la puerta y ver a sus compañeras se puso a llorar y sin querer  mirarlas se alejó, entro la siguiente que aguardaba afuera cerrando la puerta a su paso.
(Sr. Thomas)    -. Nombre!!!  Bien, Isabel Ferrán,  dices. .-El Sr. Thomas, del archivador extrajo su expediente, dejándolo sobre su mesa. -. Inclínate sobre el asiento de la silla poniendo tus manos.
      La chica obedeció sin rechistar adoptando la posición mandada.  El mayordomo se colocó tras ella y levanto su falda, doblándola sobre su espalda en dos pliegues, luego agarro el elástico de la cinturilla de sus bragas verde esperanza y se las bajo a las rodillas. Luego se desplazó al rincón, agarrando una vara de grosor mediano y se encamino hacia la muchacha colocándose a su izquierda. Los veinte azotes fueron rápidos, marcando veinte líneas bien rojas en sus robustas nalgas una encima de la otra como si hubiera utilizado una cinta métrica, para que cada línea quedara marcada a la misma distancia una de otra.   Luego le subió sus bragas y le bajo la falda. Poco después la chica llamada Isabel Ferrán, firmaba su expediente y salía del despacho. Así fueron desfilando una tras otra por el despacho, al salir todas salían sobándose el culo con mas fricción unas que otras, la que tenían culo con mediana robustez, salían sobándose  con una o dos manos, en cambio las que tenían el culo pequeño, la mayoría de ellas salían llorando a lagrima viva, y sobándose vigorosamente su trasero…
     En el pasillo frente a la puerta de la directora aguardaban el resto de las celadoras, la Sra. Emilia acababa de llegar entrando al despacho e invitando a todas a entrar delante de ella. Todas iban preocupadas por lo que pudiera suceder, y que represalias iban a tomar para ellas. Al entrar todas entro la Sra. Emilia cerrando la puerta del despacho. Y tomo la palabra…
(Sra. Emilia)   -. Creo que todas conocéis por qué estamos aquí, verdad? .- Todas asintieron con un movimiento de cabeza afirmativo. -. Por esta ocasión no va haber despidos, pero van haber cambios drásticos. Las chicas que han recibido correctivo disciplinario, para ellas no les afectara, aunque si constara en sus expedientes. Para vosotras en cambio, vais a tener que quedaros cada día dos horas más de trabajo, hasta recuperar las horas que habéis trabajado de menos en estos cuatro meses, hemos calculado que son cuatro meses, y si no lo son, es lo de menos. Por otro lado constara en vuestros expedientes, ya  que se os van abrir a todas vosotras como falta muy grave, con lo cual, si en un periodo de un año no cometéis falta grave alguna, los expedientes abiertos quedaran sin valor, pero si cometéis una falta en este periodo, seréis despedidas en el acto sin indemnización económica.  Como es necesario que alguien tenga autoridad sobre vosotras, el Sr. Thomas pasara a  ser capataz de esta Fundación, por lo que el dispondrá de autoridad sobrada a actuar como crea conveniente. Si alguna de vosotras no está de acuerdo, que se quede en este despacho para formalizar su despido inmediato, y si alguna de vosotras preferís cambiar la cláusula de vuestro contrato a aplicación de correctivos, que vaya al despacho del Sr. Thomas. Podéis retiraros a vuestros trabajos respectivos…
     Todas las chicas salieron del despacho, formando un coro en el pasillo y hablaron entre ellas, minutos después se retiraban con sus rostros claramente enfurruñados, pues algunas de ellas formularon la posibilidad de declararse en huelga, pero en ese instante llego el Sr. Thomas y les dio su opinión al respecto.
(Sr. Thomas)   -. … decís de declararos en huelga…? Eso después de cómo habéis hecho caso omiso, no respetando vuestros horarios laborales voluntariamente, sin haberlo comunicado a la empresa previamente, está, tiene la libertad que vosotras mismas les habéis concedido al no respetar los horarios estipulados en vuestros contratos, a ser despedidas en el acto, ningún sindicato os apoyaría después de ser informado de la razón del despido, por lo tanto, si no os han sancionado como a Betty Guzmán con despido de dos semanas de empleo y sueldo, podéis estar contentas.
    El Sr. Thomas espero que se disolvieran las celadoras, desapareciendo por los pasillos en varias direcciones, dependiendo de sus trabajos. Entonces extrajo su teléfono del bolsillo, marcando un número…
(Sr. Thomas)   -. Si, si Sra. Emilia. Estoy en la puerta del despacho… bien enseguida entro…
     El Sr. Thomas entro en el despacho sin llamar, encontrándose con la Sra. Emilia sentada en un diván sentada, enfrente de ella en pie, estaba Karen la directora mostrándole unos documentos. Se sorprendió al ver la entrada de Thomas al despacho sin llamar previamente.
(Karen)   -. Buenos días Thomas! A qué se debe esta entrada, que yo tenga conocimiento no ha sido llamado a este despacho, y esas maneras de entrar no son las mas adecuadas…
(Sra. Emilia)   -. He sido yo Karen. Yo he autorizado su entrada y yo le he hecho venir a tu despacho. En cuanto firme su nuevo contrato, Thomas será el capataz de la fundación y en condición de capataz está aquí. Ya te he advertido en varias ocasiones que no estas prestando demasiada atención a tu trabajo. Sin ir más lejos el caso de las celadoras ha sido lo que ha colmado el vaso, y será tu último descuido en mucho tiempo, espero. Ya te he advertido que encontraría a alguien para encargarse de ti, y Thomas va a ser el encargado de hacerte comprender que los errores, tienen sus consecuencias.
(Karen)    -. Sra. Emilia! Yo no soy ninguna damisela para que me… eso… Supero la cincuentena para andar recibiendo correctivos, señora!!!
(Sra. Emilia)   -. Desde luego que no eres una mocosa!!! Pero el caso de las celadoras es algo imperdonable, eso adjuntado a la alumna que has enviado a un plan que no tenías autoridad para enviarla… aunque por otro lado, el castigar a esa chica no ha estado mal que lo hicieras, sus padres conocen perfectamente los castigos que se aplican en esta Fundación y firmaron su consentimiento. Yo soy mayor que tú, y el alcalde, mi marido. Aun me vapulea cuando lo considera necesario.  O sea que déjate de remilgos y quítate la falda, ya que al ser de tubo y ajustada no te la va a poder levantar, por lo tanto quítatela o lo hare yo misma.
    La señora Emilia hizo ademan de levantarse, cuando Karen Johnson se desabrocho la falda e hizo bajar la cremallera lateral de la falda cayendo a sus pies, quedándose en unas finas braguitas de seda blancas transparentes.  El señor Thomas se dirigió al mueble del rincón, y abriendo un armario extrajo una vara de avellano gruesa, volviendo con ella en la mano segundos después, con el extremo de la vara, dio unos golpecitos sobre la mesa del despacho de la propia directora. Las palabras sobraban, está, se inclinó sobre la mesa apoyando el pecho y con sus manos estiradas agarrándose al otro extremo. Acechándose a ella introdujo sus dedos en el interior de la cinturilla de sus bragas, bajándoselas con delicadeza a medio muslo. El Sr. Thomas como buen disciplinador, colocándose detrás de ella a su izquierda, blandió la vara en el aire varias veces, pasando la vara lo suficientemente cerca del trasero para que sintiera la brisa de la vara al cortar el aire, así como admirar como se estremecía encogiéndose las nalgas desnudas de la directora. A un gesto de la Sra. Emilia, comenzó el castigo con la vara, haciendo fe a su labor, la vara fue golpeando la robustez del culo desnudo, sembrando una marca roja en línea en la blancura del trasero. A  cada azote que recibía, se escuchaba un gutural gemido de dolor que salía de los labios de la directora. El Sr. Thomas fue dejando una marca debajo de la siguiente a una separación de uno o dos centímetros, entre una marca y otra. Así hasta marcar el trasero con treinta buenos varazos, en ese momento el Sr. Thomas dirigió su mirada a la señora alcaldesa, haciendo esta un gesto con el dedo índice indicando que continuará con el castigo, con lo que el Sr. Thomas continuo utilizando la vara, ahora golpeaba entre medias de cada marca roja, poniendo colorado y surcado todo el trasero con la vara. Solamente había que ver como meneaba el culo la directora, a partir del treintaiunavo azote, ya que tras este, a cada azote Karen menaba el trasero de lado a lado, o levantaba una pierna flexionándola hacia arriba, y luego de igual manera la pierna derecha.  Al no quedar ya ninguna zona blanquecina en sus nalgas, y habiendo llegado a los cincuenta azotes. Volvió su mirada a la Sra. Emilia, pero esta continuaba impasible. Con lo cual, continuo lacerando el trasero de la directora con otra veintena más de azotes, las nalgas habían dejado de estar rojas, para pasar a un tono más oscuro, surgiendo donde la vara había caído varias veces, unos alineados verdugones finos, y estos comenzaban a reventarse a nuevos azotes, llegados a los cien, el culo estaba muy maltrecho, con lo que conlleva un castigo de ese nivel, de las marcas más pronunciadas habían unas gotitas de sangre formando hilillos de la misma que bajaban por sus nalgas, desde hacía unos minutos la directora estaba llorando, llegado a ese momento, la alcaldesa levanto la palma de su mano indicando que era suficiente. El señor Thomas, arrojo la vara al suelo de malas maneras. Era su forma de indicarle a la alcaldesa que había ido demasiado lejos, acto seguido abandono el despacho desairado.
(Sra. Emilia)   -. Bien… aun sigues pensando que eres muy mayor para ser castigada? Así aprenderás que si digo que mereces un correctivo, no me replicaras de nuevo, de un simple castigo que te merecías, has hecho que me vea obligada a hacer que recibas un correctivo mayor y más severo. .- La señora alcaldesa, se levantó del diván. Dirigiéndose a un armario, extrajo las gasas y agua oxigenada para desinfectar. Con suma delicadeza fue aplicando las gasas empapadas en agua oxigenada, y limpiando así el trasero de la directora. -. Lamento que me hayas forzado a castigarte de este modo, pero aprenderás que a mí!!! No se me replica, y menos aún ante otras personas inferiores, cuando estemos a solas, replica lo que desees, quédate quieta, te voy a limpiar bien el trasero, luego ya hablaremos de otros temas, cuando estés mejor.
     Pasados unos treinta minutos, las nalgas dejaron de brotar esos hilillos de sangre, quedando las nalgas bien aseadas, pero muy marcadas por la vara. La propia alcaldesa le subió las bragas ajustándoselas a la cintura y ayudo a la directora a incorporarse, aun con lagrimones descendiendo por  sus mejillas del dolor. Se llevó una de sus manos, la derecha a tocarse el culo, pero ni tan siquiera soportaba el tacto de su mano. En ese instante se abrazó a la alcaldesa, devolviéndole está el abrazo consolándola afectuosamente.
(Sra. Emilia)   -. Espero que no se te ocurra cometer el mismo error, siempre hemos sido muy buenas amigas, pero no te tolerare ninguna imprudencia… Y si debo hacer que te vuelvan a castigar, no lo dudes que lo hare, aunque me pese tener que hacerlo…

(Continuará…)



    

lunes, mayo 21, 2018

SORAYA Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 6


                                         SORAYA Y SU NUEVO HOGAR     Capitulo 6



      La Sra. Abba se encontraba en su alcoba echada sobre la cama boca abajo, la falda tableada azul celeste se la había levantado y se había bajado las bragas por debajo de sus rodillas. Con su rostro humedecido aun por haber llorado durante las azotainas recibidas, sobre todo por la ultima totalmente inesperada para ella. Pero ahora estando sola en su cama, recordaba cómo le había llamado “cerdo” reviviendo la reacción inesperada para ella, viéndose echada sobre el regazo de aquel extraño, en ese momento lo recordaba como si acabase de suceder, era un recuerdo que la mantenía en un sopor. Se veía así misma diciéndole de todo, así como llamarle de mil maneras que no pensaba que podía decir ella, toda una señora, eso sí, spankee desde luego. También recordaba la azotaina recibida de su marido, así como lo muy dolorosa que había sido para ella, pero ese era un recuerdo vacío en esos instantes.

    En su mente no se borraba como había tenido que caminar mostrando su coloradísimo trasero, y como el Sr. Felipe le había separado sus manos de la base de sus nalgas, y colocado a sus costados, en sus caderas. Entonces su trasero más acentuado que el trasero de las chicas, pues ella ya no era ninguna jovencita, y su trasero prominente se bamboleaba  cada nalga independientemente al andar, a cada paso que daba, la nalga de un tamaño más considerable, se bamboleaba de una manera clara, cuando avanzaba su pierna derecha, a cuando era la izquierda.

      (Se ha de tener en cuenta, que los seres humanos no somos perfectos y tenemos una pierna es un poco más larga que la otra, por ese motivo, al andar la nalga correspondiente a esa pierna un pelín más larga, hacía que su trasero golpease una nalga contra otra)

      En el caso de la Sra. Abba, era su pierna izquierda, lo cual al dar un paso hacia que ambas nalgas entrechocasen entre ambas, lo que hacía a Abba, que diera un respingo en ese momento poniéndose más erguida, con las consecuencias que el trasero le doliera mucho más, que cuando era la derecha la que avanzaba. Aquel bamboleo y choque de nalgas no resulto pasar por alto para el Sr. Felipe, que hizo un comentario grotesco o eso es lo que le pareció a la Sra. Abba. Porque tanto al Sr. Felipe, como a su propio marido le pareció a ambos un retoque de tambores encantador. En ese instante Abba le hubiera encantado que se la tragase la tierra de lo humillada y avergonzada se sintió.

     Ahora esos recuerdos la mantenían como en una nube, hacía años que no se sentía de ese modo, era como si fuera una chiquilla con zapatos nuevos. Y eso que en el instante de los hechos estaba echa una fiera por que su marido John,  hubiera permitido que esos excesos de confianza se los tomase un extraño, que sin más, acababan de conocerse. Aunque entre ellos por moverse en los círculos spankos, ya se conocieran aunque fuera de oídas o por pequeños encuentros en locales afines a estas aficiones al Spanking.

     Estaba tan absorta en sus recuerdos, que ni se enteró cuando la puerta de su alcoba se abrió entrando su marido John. Y este desde la puerta con una visión de la posición en la que se encontraba su esposa, echada sobre la cama observándola en silencio y de manera  privilegiada. Ella que no lo había escuchado entrar, tenía su mano derecha por debajo de su cuerpo, apareciendo la mano justo por su entrepierna, más bien sus dedos eran los que se hacían visibles.  John observando en silencio vio como los dedos anular e índice se abría los labios del sexo y como el dedo medio se frotaba el sexo y como a veces este se introducía en el interior, haciéndola suspirar de placer, el brillo de sus dedos, así  como su sexo destacaba con meridiana claridad la humedad en la entrepierna y como esos fluidos humedecían la colcha de la cama. Solamente cuando vio que su esposa hacia movimientos claros, observando como vibraba sus nalgas y muslos clarificando un orgasmo inminente, la dejo llegar al mismo y cuando la vio de nuevo relajada, fue cuando abrió la puerta y cerrándola de golpe, como si acabase de entrar. Al verla se hizo el sorprendido y enfadado…

(Sr. John)  -. Se puede saber que estás haciendo so cochina!!! Ahora te voy a enseñar yo hacer esa cochinada cuando has sido castigada en el día de hoy.

(Sra. Abba)  -. No estaba haciendo nada malo… es que… es que… me he bajado las bragas para estar más cómoda… solamente…eso.

(Sr. John)  -. Si? Y esa mancha en la colcha, pedazo de marrana!!! Ha aparecido por arte de magia verdad, eh? Que me tienes que decir a eso? Y mírate los dedos, cochina!!! Los tienes empapados de tocarte, no te da vergüenza a tu edad? Pero ya te voy a enseñar yo a ti, y va a ser ahora mismo… Ya puedes irte preparando para una buena zurra en el culo, a pesar de lo morado que lo tienes… DESVERGONZADA!!! ESTO NO ME LO ESPERABA DE TI…!!!

(Sra. Abba)  -. Yo…Yo no…hacia nada…de … verdad… por favor John me duele demasiado el culo, no me… no me…

     No pudo acabar sus palabras, cuando se vio sobre las rodillas de su marido boca abajo. Tal y como la encontró, con la falda levantada y sus bragas por debajo de las rodillas, con el trasero al aire empezó a darle unas sonoras palmadas en el culo desnudo. Le daría como unas veinte sonoras palmadas, luego sin más, empezó a acariciarle con la palma de su mano derecha a círculos el rojísimo y algo amoratado trasero.  Sentado sobre la cama y con su esposa acomodada con su cuerpo cruzado sobre sus piernas, de manera que las piernas de ella y así también su cuerpo se acomodaban sobre la cama. Extrajo un recipiente pequeño y alargado de su bolsillo, abriendo el tapón dejo caer algo del contenido sobre las nalgas, era una sustancia liquida pero con cierta densidad, era vaselina liquida. Así fue esparciendo por todo el trasero de su esposa, ella ante la sorpresa muy agradable, empezó a ronronear de puro placer, sobre todo cuando sus dedos se introducían entre las dos medias lunas y sus dedos rozaban su muy humedecido sexo. Sobre todo al entretenerse más de lo debido en esas caricias intimas, llevando el mismo al placer de otro orgasmo muy intenso.  

(Sr. John)  -. Pequeña sinvergüenza!!! Que te crees que no te había visto antes como te acariciabas? Ni te has enterado cuando he entrado a nuestra alcoba, entretenida acariciándote con los deditos, estabas encantadora tocándote y he dejado que acabaras, luego he fingido abrir la puerta y cerrarla fuerte para sorprenderte.

(Sra. Abba)  -. Serás sinvergüenza… y yo que me he creído que me ibas a dar otra azotaina, con lo dolorido que tengo el culo… me has asustado!!! Que cochino!!! Espiándome… eres un Voyeur de esos…

(Sr. John)  -. Estabas encantadora, no podía alterarte ese instante con mi presencia, por eso te he dejado que llegases al orgasmo… Tanto te ha gustado que ese bestia de Felipe te diera una azotaina bien dada…?

(Sra. Abba)   -. La verdad quieres saberla?

(Sr. John)   -. Pues si me gustaría que fueras sincera conmigo, por supuesto!

(Sra. Abba)  -. Si te digo la verdad, cuando he sentido sus sucias manos, me he sentido asqueada y sucia. Estaba furiosa con él y luego cuando habéis hecho comentarios sobre mi trasero, estaba furiosa te habría arañado toda la cara dejándote la marca de mis uñas. El escuchar como hablabais de mi culo, como si fuera un simple objeto, ha sido horrible de verdad…

(Sr. John)  -. No eran palabras para descalificarte o faltarte el respeto, mi pequeña! Era la pura realidad, estabas encantadora al caminar llevando el culo dolorido, y como tus nalgas se entrechocaban entre ellas a cada paso que dabas, era lo más maravilloso que he visto, y Felipe así te ha alabado el precioso culo que tienes. Incluso me he sentido orgulloso de ti, por los piropos que te hacia un extraño, la verdad es que ha sido maravilloso compartir algo, que hasta ahora solamente yo había podido disfrutar en nuestra intimidad. Luego ver cómo te ha dado esa buena azotaina bajo su brazo y verte como te debatías bajo su brazo en volandas y lo bien sujeta que te ha mantenido a pesar que no eres ninguna pluma, yo cuando te he puesto en esa posición, me he sentido fatigado pasados unos minutos, y ver como él, te mantenía como si tal cosa, como si fueras una jovencita y durante tantos minutos ha sido algo magistral a mi visión de spanker, algo que jamás se me habría podido pasar por mi calenturienta imaginación.

(Sra. Abba)  -. Yo estaba furiosa como nunca lo he estado, y cuando me ha soltado enviándome al rincón, te juro que os habría despedazado con una sierra a motor de serrar árboles, como esa de la matanza de Texas. Estaba muy pero que muy indignada, y muy furiosa, sobre todo vuestros obscenos comentarios mientras estaba en ese endiablado rincón, al cual tanto odio yo, y cualquier spankee… odia. Pero cuando he salido del despacho, y antes me habéis hecho ambos recoger mis braguitas que habían salido despedidas de mis piernas, así como el obligarme a ponérmelas mirando hacia vosotros, dejando claramente mi sexo a vuestra obscena mirada mientras me subía las bragas, con lo mucho que me ha costado ponérmelas y sobre todo pasarlas por mi trasero, incluso más habéis exigido que las pusiera correctamente, con lo que he tenido que levantarme la falda por completo ajustármela a mi cintura y luego darme la vuelta y mostraros mi trasero y como me ajustaba la cinturilla sobre mi coxis dejándolas bien tensas en mi culo, con lo molesto que resulta llevarlas tan tensas, pues, al caminar parece que sean estas de papel de lijar de numeración entre treinta y cuarenta que resulta ser la más gruesa, os habría degollado con mis manos.  Luego al llegar aquí a la habitación, no veas como me ha costado bajármelas era horrible, luego una vez que me las he bajado y echado sobre la cama a llorar de la rabia, ha sido cuando mi mente me ha hecho una mala jugada, jooo… mis bragas estaban chorreando cuando me las he podido bajar y me encontraba súper mojada, mas excitada que nunca, he sentido la necesidad de… bueno ya sabes el resto… cerd… .- Una fuerte palmada en cada nalga, una en la derecha y otra en la izquierda, hizo callar sus palabras… -. Vale…Vale… me callo, me callo…!!!

(Sr. John)  -. En el estado que estas, no puedes bajar para ocuparte de las chicas, si se han ganado algún nuevo correctivo, tú no estás en condiciones y una spankee, no debería ver que su mama spanker ha sido castigada, ello podría debilitar el respeto que te tiene. Podríamos confundir a Soraya, y ya son bastantes las dudas que tiene hasta ahora, es una spankee en potencia, aunque está muy verde. Tiene a su buena amiga Sonia que la guía, pero incluso con ella como ejemplo cerca, puede que creemos un mal ambiente y ello la haga desconfiar. Son muchas las spankee´s que sabemos que piensan que una Spanker con mayúsculas, no puede y ni debe ser víctima de correctivos. Que ello es algo que la desacredita en autoridad, por lo que es lo que debemos valorar, la chica al igual que a ti me encanta y promete mucho como buena receptora de correctivos, pero al ser primeriza y siendo su primera experiencia llenarle la cabeza de mayores dudas no sería nada bueno. Hemos tenido en lo que va de año unas quince chicas, y a excepción de Carmen, ninguna daba la talla para la disciplina que deseamos que aprendan y que estén dispuestas a tolerar, algunas daban la talla después del periodo de prueba, pero al pasar al nivel de adopción al llevar dos, tres o a las cuatro semanas, se fueron echando atrás marchándose, resultando un dinero expuesto y perdido, es un riesgo que no estoy dispuesto a repetir al menos no por este año, el año que viene ya nos preocuparemos en su momento.

(Sra. Abba)  -. El periodo de prueba de Soraya está a punto de finalizar, teniendo el martes que dar una respuesta, para ese momento yo ya estaré en condiciones de ocuparme en persona de ella, pero opino como tu John. Es una chica que tiene mucho potencial para ser una buena spankee y ser adoptada, pienso que llenar su mente con más dudas no sería oportuno.





      John bajo al piso de abajo, en breve entro al salón esperando encontrar a Soraya siguiendo con sus tareas, algo que así fue, al igual que la doncella Carmen y enfrente de ella estaba sentada Sonia. Esta estaba llorando por lo que mirando a su invitado el Sr. Felipe pudo verle que se estaba bajando la manga derecha de  su camisa, por lo que dedujo que debía haber sorprendido a Sonia cometiendo alguna falta.

(Sr. Felipe)  -. Hola de nuevo John. He sorprendido a mi pequeña que no había hecho ni una sola línea del castigo asignado por su señora esposa, le acabo de hacer comprender que si se le manda una tarea para realizarla, debe hacerla, tanto si está en casa o en casa ajena, si yo como su spanker he dado el castigo por correcto, de no haber sido así, lo habría hecho comunicándoselo que no debía obedecer. Pero esto no ha resultado ser de ese modo, por eso acaba de recibir una azotaina con el cinturón, espero que siendo el anfitrión de la casa, no le haya infligido mal estar por tomarme esa confianza.

(Sr. John)  -. No tiene por qué preocuparse amigo, como mi invitado que es, está usted en su casa para obrar con su spankee como crea conveniente corregirla. No es necesario que se disculpe por ello, todo lo contrario, si necesita algún implemento para disciplinar a Sonia su spankee, o una estancia para hacerlo, Ross Mery como “Ama de llaves” le indicara con gusto una habitación adecuada, como indicarle donde puede encontrar los implementos necesarios que crea conveniente utilizar.

(Sr. Felipe)   -. Gracias. Pero por el momento ya va bien servida como puede ver. Claro está, que aceptaría un refrigerio mientras Sonia acaba su tarea, y entonces nos marcharemos, en casa ajustare las cuentas con Sonia por haberme dejado mal, en una casa ajena, en la que se nos ha tratado de manera tan encomiable y de forma formidable en el trato dado por sus anfitriones, por lo que no haber realizado su tarea como se le había encomendado, al llegar a casa se puede ir preparando, resulta bochornoso su conducta, no encuentro palabras para disculparme con su señora, porque Sonia mi spankee,  la haya desobedecido con ese descaro.

(Sr. John)  -. Eso está hecho amigo… Ross Mery!!!

(Ross Mery)  -. Si señor! Que desea?

(Sr. John)  -. Podría traerme de la bodega, el whisky escoces que suelo tener en mi despacho y unos vasos con una cubitera con hielo. Gracias.

(Ross Mery)  -. Enseguida señor!

    La “Ama de llaves” desapareció tras la puerta del salón, dando claramente la apariencia al invitado, que tenía serias molestias al caminar. Una vez ya no podía ser oído por la “Ama de llaves”.

(Sr. Felipe)   -. Veo que su “Ama de llaves” anda con cierta… digamos… dificultad, espero no incomodarle a usted ante esta intrusión por mi parte.

(Sr. John)   -. No me resulta molesta su indiscreción por haberse percatado que Ross Mery, a pesar de ser el “Ama de llaves” por una digamos indisposición injustificada ha tenido que pasar por una serie de correctivos. Muy a su pesar de ser la “Ama de llaves” de la casa y que este hecho acaecido no consta en su contrato laboral, pero hubiera sido necesario el prescindir de sus servicios, por lo que ella misma voluntariamente decidió que era menester por su conducta. Y como puede usted comprender, una dama como ella es muy difícil de encontrar en el servicio de hoy día. Por lo que… tanto mi señora esposa, como yo mismo aceptamos su decisión voluntaria.

(Sr. Felipe)   -. Comprendo! Es una señora muy eficiente en su trabajo, sus credenciales laborales resultan encomiables, siendo muy  reconocidas en las mejores familias del país.

(Soraya)  -. Pap…papa!

(Sr. John)   -. Si mi princesita, que te sucede?

(Soraya)   -. He acabado de hacer mis copias.

(Sr. John)   -. Muy bien pequeña, ahora hasta que se te diga lo contrario, vete aquel rincón y ponte cara a la pared con las manos sobre la cabeza… venga… vamos… a que esperas? Quieres que te lleve yo?

    Soraya se levantó de su silla, teniendo serias dificultades para levantarseUna vez que se pudo poner en pie, camino hacia el rincón.  Eran claras las dificultades que tenía para andar, con sus bragas rosas de algodón aun bajadas a la altura de sus rodillas, trastabillaba constantemente, en parte por llevar sus braguitas a la altura de sus rodillas, así como por haber permanecido sentada las dos horas que había estado realizando su tarea, y ahora al tener que caminar, sus piernas respondían de manera torpe al tenerlas adormecidas, como adormecido tenía su trasero por estar dos horas sentada sobre la dura madera de la silla y así  hasta llegar al rincón resulto un serio problema para ella, aprovechando esa dificultad para andar, así disimuladamente poder sobarse el culo un par de veces, pues este lo tenía muy adolorido y le picaba horrores, antes de lograr llegar al rincón como se le había encomendado y  poner sus manos sobre su cabeza.

(Sr. Felipe)   -. Le permite a su pequeña sobarse el trasero con ese descaro?

(Sr. John)   -. Por el momento Felipe, se lo permitimos siempre y cuando, se sobe el culito de manera discreta tal y como ha hecho, después de todo, son sus primeras veinticuatro horas en la casa, tampoco hay que ser estricto en todo con ella, bastante tiene ya con la serie de correctivos que está recibiendo por su falta, que no voy a detallar como comprenderá usted.

    Soraya le maldijo en sus adentros por chivarse de haberse sobado el culo, “quien se habrá creído que es!” pensó la pequeña hablando para sí misma, aunque quizás no midió el tono que se lo decía a ella misma siendo audible su susurro.

(Sr. Felipe)   -. También le permite responder con ese descaro refiriéndose a un invitado? Yo la pondría el culo ahora mismo ardiendo por su falta de respeto!!!

(Sr. John)   -. Tampoco veo correcto que se me trate de enseñar cómo debo educar a mi pequeña, Felipe! No me caes nada mal, pero si sigue intentando darme lecciones de cómo debo reaccionar con ciertos hechos leves de mi princesita, no me dejara usted más remedio que invitarle a abandonar esta estancia, mi paciencia con respecto a mi pequeña, solo un servidor es quien decide cuándo es menester aplicarle un toque de atención por sus faltas, y en este momento, después de haber permanecido sentada algo más de dos horas sobre una silla de asiento de madera, es lo bastante incomoda como para permitirle a ella, cierto grado de pasividad, sobre todo teniendo en cuenta lo muy dolorido que debe llevar su trasero, y además tener que pasar por la vergüenza de permanecer en el rincón con la falda sujeta a la pretina de la falda, y tener las braguitas bajadas mostrando su colorado culito a un extraño para ella, aunque este sea, el spanker de su mejor amiga. No me gusta como se ha comportado la niña, pero puedo comprender la situación que está pasando ella en estos instantes, y que es toda una novedad para ella. Con el tiempo ya aprenderá que no debe tomarse esas confianzas, pero eso será más adelante. La pequeña está pasando por algo que ella no pensaba que sería así, y no debía de haberlo sido, pero las circunstancias han querido que deba pasar por estos agrios y desesperantes momentos. Pero dentro de esas circunstancias especiales, no estoy dispuesto a añadir un castigo mayor, por la indiscreción de un invitado, el cual debería no mostrarse de manera, pejiguera.  Ya que no desconoce la situación especial que ella está pasando… Esos excesos de confianza no son aceptables de ninguna de las maneras.

     Soraya desde el rincón sonreía complacida, por la manera que su papá le había puesto los puntos sobre las… “iis”... en su lugar al entrometido con un comentario susurrado de más,… “Chúpate esa”.

    Al Sr. Felipe la llamada al orden hizo que sus colores hicieran que se le pusiera el rostro como la grana, no de vergüenza, si no, de la ira que sentía de cómo había sido tratado, no solo por la desvergüenza de la niña, si no, mucho más encolerizado por la llamada de atención del anfitrión. De sus ojos solamente le faltaba lanzar rayos fulminando a su interlocutor.

(Sr. Felipe)   -. SONIA!!! SUBETE LAS BRAGAS Y VAMONOS!!!    Disculpe si me ha interpretado mal, quizás no he debido decir,  como debe ocuparse de las impertinentes…! Si me disculpa, señor John, nos vamos ahora mismo…. Las palabras sobran… conocemos el camino de salida, no es necesario que se moleste en indicármelo….

    Encolerizado abandono el salón dirigiéndose a la salida, al cerrar la puerta de entrada a la vivienda, el fuerte portazo hizo vibrar toda la vivienda, sobre todo en el salón, algo que era más que razonable pensar que era su intención.

     Pasaron varios minutos antes que el papá de Soraya se refiriera a lo sucedido, la pequeña seguía sonriendo para sus adentros por la forma que su papá la había defendido, y como lo había echado de la casa. Le hubiera gustado ver la cara que había puesto ese engreído del Sr. Felipe… Instantes después Soraya pudo escuchar los pasos de como su papá iba hacia donde se encontraba ella en el rincón cara a la pared. También escucho como una silla que estaba a su izquierda era arrastrada hasta colocarla detrás de ella justamente, eso la hizo sobrecogerse temerosa que ahora estando a solas la pudiera regañar, era spankee novata sí, pero spankee por lo que entendía que su proceder podía traerle problemas, por la manera de haberse comportado… de alguna forma estaba segura de que no se iba a escapar de rositas, su papá se sentó tras ella y agarrándola del brazo la zarandeo con suavidad dándole la vuelta y sentándola en sus rodillas atravesada de derecha a izquierda, algo que instintivamente Soraya aprovecho para abrazarse al cuello de su papa y apoyar su mejilla sobre su pecho de manera mimosa… Al ver a la pequeña acurrucada a su cuello, hubo un momento que acariciándole la cabeza pensó en perdonarla, pero algo le decía que aquello no era posible, Soraya debía aprender modales y ese era el momento preciso de hacerlo.

(Sr. John)   -. Te parece bonito como te has comportado pequeña? Debería haberte puesto el culo bien caliente por tu descabellado comportamiento ante un invitado… Te has portado muy mal jovencita! Pero ese personaje deseaba ver cómo te ponía el culo ardiendo en su presencia, y a eso no estaba yo dispuesto a complacerle. Pero eso no va evitarte que ahora mismo te lleves una azotaina por tu atrevimiento, has sido simple y completamente una maleducada, ha estado muy feo lo que has hecho, me has colocado en una situación complicada y no estoy dispuesto a tolerártelo entendido!!!

     Cuando Soraya dándose cuenta que había sido muy arrogante, se le ocurrió pedir perdón a su papá, pero era tarde. Él ya estaba decidido a poner solución al asunto.  Ya la había cogido por la cintura, levantado su cuerpo en el aire lo necesario para darle  la vuelta.  Se vio de bruces boca abajo sobre las rodillas de su papá. Empezando seguidamente una fuerte azotaina sobre su trasero desnudo, dado el estado del trasero, los azotes resultaron ser demasiado dolorosos para ella, que se vio llorando a moco tendido.  Fue una azotaina breve pero intensa, lo suficientemente severa para que patalease a los primeros azotes que le propino su papá con su mano derecha, tenía el culo muy adolorido del global de correctivos recibidos. La azotaina no fue muy larga, pero a ella le pareció interminable.  Después se vio transportada bajo el brazo izquierdo, llevando su cuerpo a la espalda de su papá sin ver a donde la llevaba, y sus piernas así como su trasero, a la altura de la cintura de él, no supo a donde hasta ser depositada en el suelo ante la mesa del salón donde había pasado casi dos horas y media sentada haciendo copias. Al verse de pie y libre, se sobo con fuerza el culo con la palma de sus dos manos, y se masajeo agarrándose la base de sus nalgas Viéndose aupada como a una bebe, y sentada teniendo aun las manos en el trasero, sintiéndose las manos bajo su trasero caliente y abrasándole el culo,  ante su lugar en el cual ya había hecho copias antes.

(Sr. John)   -. Ahora desvergonzada vas a copiar cien veces o hasta la hora de cenar lo siguiente… “No debo replicar o hacer comentarios delante de invitados”… Ya puedes ponerte a escribir, SINVERGUENZA!!!

     En aquel momento al retirarse de la mesa, paso por detrás de Carmen la doncella viendo que solamente llevaba escritas un puñado de copias, que apenas llegaba a media hoja.

(Sr. John)   -. Y tú, Carmen! Esas son todas las copias que llevas hechas? Donde están las que faltan, no es posible que en dos horas largas, solamente lleves diez o doce líneas. Enséñame las que llevas hechas en total…

     Carmen se quedó inmóvil, su cuerpo temblaba como gelatina y  el bolígrafo que sostenía se le cayó sobre el papel, poniéndose sus manos a temblar de miedo, pues solamente llevaba escritas aquellas líneas.

(Sr. John)   -. Ross Mery!!! Ross Mery, venga inmediatamente!!!

    A los pocos minutos se presentó acalorada Ross Mery en el salón, aquellos gritos del señor que  la reclamaba hizo que se asustara. Por lo que a su entrada en el salón se temía lo peor, entrando sobándose el trasero a dos manos. Ya que al apresurarse al ser llamada, casi se dirigió corriendo por el pasillo y al llegar a la puerta del umbral del salón, el trasero le estaba dando unos terribles pinchazos, que la obligaron a llevarse las manos y sobarse el culo con fricción a manos llenas.

(Ross Mery)   -. Que desea… el… señor…

(Sr. John)   -. Ross Mery!!! Usted estaba aquí supervisando que las chicas hicieran sus tareas, verdad? Puede decirme donde están el resto de las copias de la doncella, no me ira a decir, que Carmen solamente ha escrito doce líneas en dos horas y media largas. Usted estaba a cargo de las Sonia, Soraya y de Carmen. No me ira a decir que este ha sido todo el trabajo que ha hecho esta niña?

(Ross Mery)   -. Yo… Yo… me estaba encargando de mis ocupaciones en la casa, sobre todo revisando las existencias de la despensa, como de las cámaras frigoríficas para hacer pedidos para pedir a los proveedores. De tanto en tanto me pasaba por el salón observándolas que estuvieran haciendo  sus tareas, pero no me fijaba lo que podían llevar realizado, solamente estaba a cargo que se comportasen como es debido y que no se movieran de sus asientos, eso ha sido lo que se me encomendó hacer y lo que he hecho, no se me ordeno quedarme aquí con ellas y ver que cumplían con sus tareas, señor!

     El señor se la quedo observando fijamente a sus ojos, esta se mostraba altiva y segura de sí misma. Lo que venía a indicarle que lo que había explicado era realmente lo que se le había ordenado hacer. Por esa razón se mostraba de ese talante segura de ella misma, pues estaba segura de haber cumplido con sus ocupaciones.

(Sr. John)   -. Bien. En ese caso, vuelve a tus quehaceres Ross Mery. Pero habría jurado que se te había encomendado que estuvieras aquí prestando atención a las muchachas, así como sus trabajos. Pero ahora mismo no puedo tener la certeza de ello. Por cierto,  mi esposa esta algo indispuesta y no bajara a cenar, luego hablare con ella y le consultare que se te había ordenado hacer, si es lo que me has dicho, no tienes nada que temer. De lo contrario te puedes ir preparando, la mentira es algo que considero intolerable. Puedes retirarte y encárgate de preparar cena para Soraya y para mí, aparte de usted y la doncella.

(Ross Mery)   -. Le aseguro al señor que es lo que se me había ordenado hacer, e incluso su invitado, estaba de acuerdo de ello…

      John seguía teniendo sus dudas a ese respecto, pues recordaba perfectamente lo que se le había ordenado a la “Ama de llaves”. Pero después de cenar tendría que aplicar varios correctivos de mantenimiento, con las dos chicas, no tenía inconveniente en encargarse de las dos, pero el trasero de Ross Mery era diferente, quedaría agotado al llegar el momento, por lo que decidió tomar otras medidas más apropiadas.

(Sr. John)   -. Bien Ross Mery… puede retirarse a sus ocupaciones. .- En ese momento se acercó a la doncella Carmen, la agarro del lóbulo de la oreja izquierda y tirando hacia arriba la forzó a levantar el culo de la silla de madera, al tiempo que la regañaba nuevamente… -. Pequeña insolente!!! Ya puedes ponerte a hacer las correspondientes copias, hasta la hora de cenar, que tendrás que ayudar a la “Ama de llaves” a servir la mesa. Como ya casi es la hora, después de la cena hablaremos con calma, te aseguro que te vas a arrepentir de haberte comportado como una holgazana, no te creas ni por un momento que me has engañado, el motivo de que hayas realizado tu tarea de manera lenta vagueando en la silla, no era por otro motivo que el no ponerte en el rincón castigada, pero no te va a servir de nada…

      Carmen bajo la mirada y como sabía que aun la observaba el señor. Se puso a escribir rápidamente, a pesar de que la oreja le dolía, pues continuaba el señor tirándole del lóbulo de su oreja. Pero se dio cuenta que no estaba funcionando su treta de ser obediente, pues el señor le soltó el lóbulo de su oreja izquierda, pero le agarro de nuevo, esta vez del lóbulo de su oreja derecha. Cuando se la soltó, tenía ambas orejas súper rojas.

       Llego la hora de la cena…

     Se sentaron en la mesa el Sr. John a un extremo de la misma, mientras Soraya se sentaba a su derecha. La “Ama de llaves” sirvió la cena. Apartada de la mesa unos tres metros a la derecha del señor, Ross Mery aguardaba que terminaran su primer plato para cuando se le ordenase acercarse a retirar la mesa los platos servidos de una sopa y la fuente con que había sido servida.  Carmen estaba situada a la misma distancia de la mesa, aguardando para retirar el servicio servido a Soraya.

(Sr. John)   -. Carmen!!! Como antes te has comportado de una manera despechada, no realizando tus tareas para no tener que colocarte en el rincón, te vas a colocar ahora mismo en el centro del salón, de cara al diván de rodillas y brazos en cruz hasta que seas autorizada a retirarte.

    Carmen no se esperaba aquel castigo, pero si algo había aprendido en la casa, era que nunca podía estar segura de nada en ella. y menos, desde la tarde anterior que llegara a la casa Soraya. A partir de ese momento habían ocurrido hechos que la hacían estremecer de temor, a las consecuencias que se le podían aplicar en cualquier instante. Por lo que no quiso que el señor la volviera a repetir la orden, dirigiéndose con su corto modelito de doncella hacia el diván. Su corta falda dejaba claramente a las miradas, que braguitas llevaba puestas. Eran blancas de algodón con lunares rojos del tamaño de un garbanzo, la cuales resaltaban sobremanera sobre su falda negra de servicio. Al estar apenas a un metro del diván se arrodillo, manteniendo sus muslos bien derechos e erguidos, acto seguido puso sus manos en cruz con las palmas de sus manos hacia arriba.

(Sr. John)   -. Ross Mery! -. Al ser llamada se acercó desde detrás, para ello había trazado un semi circulo, para acercarse desde atrás para colocarse al lado derecho del señor, como realizaría cualquier mayordomo o metre en cualquier restaurante de alta categoría, no estaba bien visto, que el servicio se acercara de manera directa, siempre debía ser apareciendo desde atrás. -. Ross Mery… levántale la falda a la doncella sujetándosela en la pretina de su cintura y bájale las bragas a medio muslo, de la estantería del fondo hay dos tomos de la Espasa, ya sabes cuales son, colócaselos sobre las palmas de las manos, rápido!

     Ross Mery obedeció en el acto dirigiéndose a la doncella, poniéndose en cuclillas para levantarle la falda, al hacerlo quedaron al descubierto unas bragas negras de encaje de la “Ama de llaves”, pues al agacharse su falda se le había levantado, aunque a ella no se le veían al caminar, apenas se inclinaba o al agacharse, al ser la falda de vuelo, está, se le subía lo suficiente para dejar la parte baja de sus bragas al descubierto. No sin realizar esfuerzo, debido a la pose de estar en cuclillas, teniendo en cuenta que el estado de su trasero, no era mucho mejor que el de las chicas, con lo cual, debido a la forzada posición se le tensaron sus nalgas, haciéndola hacer muecas de dolor al mover sus brazos para subir la falda de la joven doncella, como al sujetársela en la pretina de la falda, luego aun tuvo que realizar un esfuerzo mayor al introducir sus manos en el interior de la cinturilla de las braguitas de Carmen, y dado a la inflamación de su trasero, le costó bastante bajarle las bragas a la muchacha, más que nada por la complicada posición de mantenerse en cuclillas y mantener el equilibrio. De haberse tenido que apoyar en el suelo con una mano o las dos, hubiera podido interpretarse como una falta de decoro. Una vez le hubo colocado las bragas en el lugar requerido, a medio muslo, venia lo más duro para la “Ama de llaves” había llegado el momento de levantarse de aquella forzada posición, con lo que iba a representar enderezar su espalda teniendo en cuenta que tenía el trasero muy adolorido por los azotes de la vara, con la que había sido castigada en la mañana y luego a medio día, exactamente igual que las chicas, había tenido que recibir sus correctivos de mantenimiento, pero con ella utilizaron la vara y las consecuencias que esta producía. El enderezar dejando recta su espalda fue un verdadero suplicio para ella, no hubiera estado bien visto que en ese instante se hubiera llevado ambas manos al trasero para frotárselo vigorosamente, pues unos terribles pinchazos recorrían sin piedad alguna sus nalgas, sobre todo en el inicio de sus muslos, donde acababan las nalgas e iniciaban los muslos, lugar donde la vara se había utilizado con más insistencia de la que ella hubiera deseado. Cerrando los ojos con fuerza, y que no la podían ver que lo hacía, así como coger aire varias veces hondo llenando sus pulmones, consiguió mitigar de algún modo el intenso dolor de su culo. Entonces un poco más  calmada e relajada, se encamino hacia la estantería que conocía muy bien, cogió los dos tomos de la Espasa, volviendo con ellos sobre sus pasos, llevándolos sujetos entre sus dos manos, pues estos resultaban bastante pesados, incluso para ella. Los deposito sobre el diván, para luego de uno en uno, ir colocándoselos a la pobre doncella que estaba llena de preocupación, pues conocía las serias consecuencias si estos se le caían al suelo y bien sabía que eso acabaría sucediendo.

     En la mesa siguieron con su cena como si no sucediera nada, Soraya cuando podía miraba de reojo hacia atrás de ella, viendo a la pobre Carmen como sus rodillas temblaban, sus brazos los subía por que estos se le bajaban por el peso de los tomos, no aguantaría mucho más, y no llevaría más de diez minutos soportando el castigo.

    A pocos minutos se escucharon dos sordos sonidos, los dos libros se le habían caído al suelo, Carmen lloraba imperceptiblemente, pues sabía bien que sucedería a continuación, en cualquier momento se levantaría de la mesa el señor, e iría hacia ella a darle una azotaina, ya poco importaba si guardaba la compostura, así que apoyo sus nalgas sobre los talones de sus pies.

     En ese instante volvía Ross Mery, después de bajarle las bragas a la doncella, había pedido permiso al señor para ir a lavarse las manos, para continuar sirviendo la cena. Nada más llegar, se apresuró a retirar los servicios utilizados, depositándolos en el carro de cocina, donde en el calienta platos, permanecían calientes los segundos platos, que se apresuró a servir con presteza la “Ama de llaves”.  Cuando hubo finalizado, miro hacia Carmen viendo que se le habían caído los libros de las palmas de sus manos. Sin decir nada, se retiró andando hacia atrás de espaldas, al dar tres pasos, se giró a la derecha y se dirigió a su lugar a esperar que se requirieran de nuevo sus servicios, colocándose a tres metros a la derecha del señor, tal y como estuviera al servir los primeros.

(Sr. John)   -. Ross Mery! Ya conoces donde se guarda el cepillo, siéntate sobre el diván y encárgate de la doncella de darle su merecido, moderadamente… pero con firmeza, pero como parte del castigo de mantenimiento, la pobre ya lleva bastante sobre su trasero sin tener culpa, pero si no hubiera entrado en la habitación en al que no debía entrar, al menos no en esos momentos, no habría habido la riña entre ellas, causando el desorden. Aunque no sea la principal responsable, tampoco es inocente totalmente. 

    Ross Mery se movió de su lugar, pero en esta ocasión bordeo la mesa completamente, desde la derecha, dejando al señor a su espalda. Ya que el cepillo se guardaba al otro extremo de la sala, en un armario del rincón. Una vez lo recogió, fue hacia el diván pasando por detrás de este, mirando hacia la joven con un gesto claro de enfado. Quizás… de alguna manera culpaba a la doncella que ella se hubiera visto involucrada… bordeando el diván, tuvo que acercarse ella hacia Carmen, ya que esta, estaba petrificada de miedo a verla acercarse a ella con el cepillo en la mano.  La levanto forzando a la doncella, pues está no se levantaba. Tenía motivos sobrados, se acababa de orinar encima por eso no se movía y estaba aterrada, llevaba desde el mediodía en el salón, sin haber salido o podido salir. Por lo cual, ante la tensión de tener que hacer un esfuerzo extra con los tomos sobre sus manos, este se le debió escapar sin poder evitarlo, por eso cuando la miro Soraya le temblaban las piernas, ya no podía contenerse más.

(Ross Mery)  -. Perdone… señor! La joven se ha orinado encima…

(Sr. John)   -. Carmen! Porque no has ido al servicio cuando has ido ayudar a la “Ama de llaves” a servir la cena, en ese momento podías haber aprovechado para ir, a fin de cuentas, llevabas toda la tarde castigada en el salón. Nadie te habría recriminado que tuvieras necesidad de ir al baño.

(Carmen)   -. Lo he… lo he intentado, señor. De verdad que he intentado ir al baño, pero… pero…

(Ross Mery)  -. Ha sido culpa mía, señor. Me pidió permiso para ir al baño, y le dije que ya iría luego. No podía saber que usted la fuera a castigar de rodillas y con dos tomos nada menos…

(Sr. John)   -. Bueno… Bueno… ha sido un accidente sin importancia.   Retírate a tu habitación y aséate bien, cámbiate de ropa por limpia y seca, no será necesario que regreses,  permanece en tu habitación preparada junto a tu cama, por tu bien, espero que cuando yo vaya, estés como se te ha mandado.  Luego me encargare de ir a darte las buenas noches y acostarte. Tranquila pequeña este hecho desgraciado, no te lo voy a tener en cuenta… Por cierto, Ross Mery. Que esto no se vuelva a repetir, pues la considero culpable a usted de este accidente, tampoco habrá represalias contra usted, pero que no se repita. Como institutriz experimentada no puede cometer estos errores, usted sabía que la pequeña ha estado castigada toda la tarde, ya es mucho que haya aguantado la pobre chica, sin ir al baño en su momento, habrían bastado unos minutos, ahora entre ducharse y cambiarse va a pasar más de treinta minutos, aparte de pasar por un mal trago y muy vergonzoso a la joven, lo dicho… que no se vuelva a repetir… está usted cometiendo demasiados errores, demasiados…

     La cena ante los inesperados hechos por parte de la doncella, se dio por terminada. A John le había cambiado el semblante, como así mismo su humor. De buena gana le habría dado su merecido a Ross Mery, dándole una buena azotaina en el mismo salón.  Pero estaba cansado y debía reservar fuerzas. Si Abba estuviera en ese instante en la cena, tanto Ross Mery, como la doncella Carmen se habrían llevado una buena tunda. A pesar de que la culpable de lo acontecido había sido culpa de la primera.

      John miraba a su pupila Soraya… no deseaba más imprevistos…

(Sr. John)   -. Mira Soraya!!!    Lo de Carmen me ha parecido una grosería por su parte, si tenía necesidad de ir al baño, solamente debía de haberlo dicho, pero esto no deseo que vuelva a repetirse  o  suceder ni de broma, entendido?   Por lo tanto, ya estas retirándote de inmediato. Pasa por el baño, te adecentas poniéndote algo hasta la hora de irte a dormir… venga a que esperas, a que te lleve yo al baño y te baje las bragas para hacer piss?  

     Soraya no se lo hizo repetir dos veces, y apresurándose a subirse sus bragas, pues aun las mantenía bajadas por tener que hacer las copias antes de la cena, luego habían servido está, y prefirió no sacar el tema o pedir permiso para subírselas, bastante vergüenza ya había pasado durante toda la tarde, como para aventurarse  o  vete a saber que ocurrencia se le podía ocurrir…

     Dirigiéndose a su habitación paso por delante del baño, haciendo una parada en él. Poco después en su cuarto se desnudó desabrochándose la cinturilla de su falda, cayendo esta alrededor de sus pies, formando una corona dejándola tirada en el suelo. Se desabotono la blusa quitándosela de mal talante, arrojándola sobre la cama sin mirar a donde caía. Abrió el armario ropero, rebuscando atrás de todo, encontró un vestido ligero blanco tipo playero muy coqueto. Se lo puso en un plus, iba a salir de la habitación para volver al salón, no deseaba demorarse pues sabía que antes de irse a la cama tenía que recibir una azotaina de mantenimiento, ya que no había ninguna posibilidad de librarse de que le volvieran a calentar el culo. Ya lo había intentado en la mañana sin éxito alguno, aunque había pasado un miedo atroz.  Ahora recordaba lo cerca que había estado de quedarse sin spankers, por las tontunas dudas que la habían desbordado. Eso la hizo recordar que debía cambiarse de braguitas, pues aunque había estado casi toda la tarde sin ellas puestas, ahora en apenas unos minutos desde el trayecto del baño a su cuarto, ya las llevaba empapadas hasta el punto de notar que estas se le estaban desbordando, pues unas gotitas las sentía deslizarse lentamente por sus muslos.  La falda del vaporoso vestido, no fue problema para introducir sus manos bajo la falda, y rebuscando la cinturilla de las braguitas, que al ser de talle alto, tuvo la necesidad de casi levantarse totalmente la falda ligera y plisada, bajándoselas. Aunque al pasar la tela por sus nalgas, tuvo que ahuecarlas estirándolas, para  estás, no rozaran su muy inflamado e dolorido trasero.  Sacarse las perneras de sus braguitas rosas, fue una odisea, pues el inclinarse hacia adelante encorvando ligeramente sus caderas, miles de miles de pinchazos se acumularon en su trasero, por lo que opto, por dejarlas deslizarse por sus piernas por sí mismas, pisándolas primero con el pie derecho para extraer su pernera izquierda y el incómodo talle alto de las braguitas que dificultaba el sacárselas, luego cambiando de pie, extrajo la pernera derecha, sintiendo como el roce del fondillo de las braguitas mojaba su espinilla de sus fluidos acumulados.

     Desplazándose hacia la cómoda para escoger unas nuevas braguitas secas y limpias, al cruzarse ante el espejo, sintió la imperiosa necesidad de verse el culo.  Con una sonrisa de oreja a oreja, se levantó la falda dejando al aire su precioso trasero, al vérselo en el espejo lanzo un largo silbido, soltando más aire que el fino sonido.   “Guauu” es lo único que se le ocurrió decirse al vérselo todo completamente colorado, con un tono de rojo muy intenso. Solo de vérselo ya se sintió húmeda de nuevo, tenía las dos redondeces completamente coloradas, se lo veía así misma precioso con aquel color resaltando con sus caderas más claras de piel, se recreó mirándoselo una y otra vez, desde uno y otro ángulo, se pasó la mano derecha acariciándoselo sobre su nalga derecha y luego haciendo lo propio con la mano izquierda, de buena gana se hubiera acariciado la entrepierna, pero no deseaba demorarse más de lo debido, ya le dolía muchísimo el culo, como para provocar un castigo adicional.

     Dejo que la falda se le bajase sola, ahora si pasándose por la cómoda donde el día anterior la señora Ross Mery le mostrase su ropa interior que debería llevar mientras permaneciese en la casa. Aquellas bragas enormes y horteras, ya no las veía del mismo modo, de alguna manera ahora le encantaban, le gustaba sentir como presionaban los ribetes elásticos de las perneras, sobre todo con aquella coqueta puntilla ondulada, que a qué modelo le parecía mejor, pues dependiendo de la braguita esa puntilla era más gruesa y delicada o más fina y coqueta. En el cajón de la cómoda,  vio que varios modelos estaban repetidas,  o simplemente eran iguales. Vio unas como las del primer día, blancas con flores de margaritas pequeñas, pero salteadas unas de otras, dándole a la braguita un toque coqueto. Opto por ponerse estas, aunque tuvo que hacer un enorme esfuerzo al ponérselas, pues en su culo adolorido se le acumularon miles de pinchazos a cual más terrible. Mirándose en el espejo de nuevo, vio sonriente como la parte baja de las nalgas se le veían la base de las bragas. Aunque había algo que no se lo esperaba, la falda transparentaba sus braguitas y se podían ver  estás con claridad  como si no llevara falda puesta. Ese hecho le hizo gracia y echándose una última miradita en el espejo, salió de la habitación para dirigirse al salón.

     Soraya llego al salón, no había nadie en él.  Como no sabía que debía hacer, se quedó en el centro de la estancia en pie. Su mente empezó a jugarle malas pasadas, pues cualquier sonido la hacía estremecer desde la cabeza a los pies. Su temor a ser castigada de nuevo se acentuaba por momentos según pasaban los minutos. Se veía allí en pie sola, era una sensación extraña en la boca del estómago, empezó a sentirse vacía interiormente, y como algo se movía en su interior, empezó a respirar con rapidez, en breve iban a darle una buena azotaina, eso lo sabía, aunque no hubiera hecho nada, sabía que la iban a zurrar  de un momento a otro, con lo que ellos llamaban correctivo de mantenimiento. Maldecía para sus adentros a quien hubiera invitado esa palabreja, así como ese tipo de correctivo.  Sentía que cada minuto que pasaba, la  adrenalina subía enormemente a cotas insospechadas, haciéndola inflar de aire su pecho y luego soltar ese aire de una vez. Cualquier ruido la hacía girarse con rapidez hacia a donde lo había escuchado.

(Sr. John)   -. Ah!!! Estas aquí? La “Ama de llaves” te estaba buscando, pero ya estás aquí tenemos cosas importantes de las que hablar.  Sabes pequeña? En la vida hay circunstancias que es necesario aprender, aunque a veces los métodos no son los que esperamos!  Puede que ya te haya explicado lo importante que es conocer nuestros límites, así como que es lo que es posible realizar y lo que no!!!   La vida nos enseña que no siempre nuestros actos están justificados y que cuando se comete una serie de faltas repetitivas o de una gravedad considerable como es el caso, se aplican una serie de castigos y otros adicionales, llamados así mismo… “castigo de mantenimiento”. Por norma general y tú,  ese aspecto lo sabes muy bien, a pesar de tu corta experiencia, te ha tocado aprender estos demasiado pronto para tu corta experiencia y aunque te parezca una hipocresía, lamento enormemente que haya resultado de este modo. Los spankers por nuestra experiencia, tenemos ciertos conocimientos sobre como  las chicas rebeldes o problemáticas hay que aplicaros una férrea disciplina.   Aunque a una spankee, no le hace ni pizca de gracia  ser castigada, sobre todo cuando estamos hablando de “Disciplina Real” porque esta variedad de disciplina es tal como su nombre indica… “Real” eso nos transmite que aunque sea un juego, llegados a ese punto el juego se convierte en una realidad demasiado drástica y real. Por lo tanto no desconocemos, que cuando lleváis un tiempo sin ser castigadas, vosotras mismas provocáis esa situación complicada para ser “Disciplinada”. Es algo que va acompañada a vuestros genes.  Por la sencilla razón que necesitáis sentiros estimadas y queridas, necesitáis ese amor paternal, quien puede decirnos el porqué de ello, una infancia difícil, o por todo lo contrario, una infancia sin ninguna  obligación  poseyendo todo lo deseado, en cuyos casos se desee sentir que se siente al correr riesgos, al vivir al límite y estar bajo la tutela de personas que regulen y decidan por vosotras, o  sentir en vuestro interior subiros la adrenalina, esa sensación es la que os hace hacer tonterías, para sentir esa sensación deliciosa para vosotras. Resulta irónico verdad?  Lo mismo para aquellas personas que necesitan experimentar  aventuras de riesgo, porque sus vidas son demasiado cómodas o aburridas llegando a buscar situaciones de riesgo.  Como puede resultar descender por barrancos, o hacer eso que llaman “Puenting” u otros deportes de riesgo. Y son personas completamente normales de cara a la sociedad, bueno… normalmente les solemos llamar “locos”, pues para lanzarse al vacío desde un puente con una altura considerable atados por los pies a una cuerda elástica, para según con quien se hable, son personas que están pasadas de tuercas.  En esas prácticas  cada año suelen haber accidentes, y su mayoría suelen ser mortales por desgracia, pero quien juega con fuego es lógico que acabe por quemarse. Por lo tanto,  el que una chica  o chico,  necesite sentir esas mismas sensaciones de riesgo, pero sin riesgo alguno para la vida. Solamente vivir una situación extrema como el  llevar el culo dolorido por varios días. Como puedes ver, vivir o experimentar sensaciones extremas, no siempre tiene porque haber un riesgo determinado. Aunque si, una determinada acción a esos actos.  A una “spankee” la cual siente como algo necesario, puede ser excitante e incluso llegar a tener orgasmos. Entonces un spanker, lo que hace es tener un bastión como límite o una tabla de medir, para separar las faltas leves, de las faltas graves. Por ello  un  spanker  te hará  disfrutar  llegando a cotas  insospechadas.  Pero  dependiendo de la falta, ese nivel se verá afectado con un castigo real. Lo que hará subir esa adrenalina a cotas insospechadas por el nivel del riesgo. Una spankee al recibir una azotaina, claramente está disfrutando y pasándoselo pipa. Pero si se supera ese nivel como en tu caso, claramente habrás disfrutado recibiendo ese castigo. Si el spanker, lo deja ahí. Entonces el spanker está dejando que esa tabla de medir sea demasiado alta, una spankee la superara  siempre que desee. Pero si estas faltas graves se miden como lo que son, aplicamos lo que es llamado un correctivo de mantenimiento, el cual al tener el culo muy adolorido, lógicamente el recibir otro correctivo en ese momento, resulta ser una auténtica pesadilla, a vosotras os hace subir la adrenalina a cotas insospechadas, pero el temor a ese castigo es mucho más elevado o elevado al cubo, como se diría matemáticamente. Pero para nada es que el castigo sea más severo, porque un spanker, usara la mitad de fuerza o menos para aplicar dicho correctivo, pero que al tener el culo adolorido, esto hace que os parezca algo terrible, cuando en realidad no resulta ser así. Pero la sensación para vosotras, os hará no hacer ese tipo de faltas, o las haréis, pero con menos frecuencia, por eso es necesario, que ahora seas castigada de nuevo, y lo serás mañana durante el día en varias ocasiones, aparte de otros correctivos que te puedas ganar. Luego está la manera de llevar estas circunstancias, unas lo necesitáis experimentar como sensaciones en relación spanker y spankee. Y en otras, resultan ser realizadas mediante unos “juegos de rol”. En tu caso por ejemplo, te gusta el rol de papá y mamá que castigan a su hija por sus travesuras o sus desmanes. Unas lo harán de manera esporádica, siendo esas faltas casualmente ficticias o en tu caso, viviendo en un régimen de convivencia. También hay otras posibilidades como Carmen, ella le gusta ser la doncella, y ser castigada cuando se comporta mal o comete errores en sus labores.  Dicho todo esto, comprendes que debas ser castigada por el destrozo que causaste en la habitación, la cual vamos a tener que remodelar. Con lo que ello va a llevar unos costes elevados, habiendo objetos que nunca podrán ser recuperados, ya que eran recuerdos muy queridos.

     Soraya se había quedado absorta en sus pensamientos, esperaba ser recriminada antes de acabar sobre las rodillas del que ella había comenzado a considerar como su papá.  Viéndose a ella misma echada boca abajo y con las braguitas bajadas pataleando como una posesa por el intenso ardor de su culo. Y en vez de eso estaba teniendo que aguantar aquella charla y  tratando de averiguar el porqué de aquella “berrea”,  o a que venía a cuento  aquel tostón.

      Deseaba acabar cuanto antes y poder retirarse a dormir, suponiendo que pudiera descansar con el culo en llama viva.  Ahora lo notaba pesado e inflamado,  las bragas que se había puesto comenzaban a serle molestas, ya que sentía la presión de estás apretando tanto la elasticidad del algodón, como las costuras que comenzaban a mortificar su trasero, el elástico de las perneras le pellizcaba los laterales de sus nalgas, ya que esas endiabladas perneras le presionaban en las inflamadas nalgas, algo que daba la impresión de pellizco por la presión del elástico, el cual no se daba de sí mismo, con lo que la presión en esas zonas era mayor.  Lo tenía tan dolorido que lo que menos esperaba era ser castigada de nuevo, pero no tenía más remedio que reconocer que se había excedido en la tarde anterior, que debía de haber pensado antes las consecuencias que podría traerle, pero en esos momentos su aun carácter irascible no lo dominaba como unas horas después, que pensaba dos y tres veces lo que iba a decir o hacer.  Más la azotaina, que iba a recibir de un momento a otro, era algo que no se podía arreglar diciendo que estaba arrepentida.  Mientras su futuro papá, y pensaba para sus adentros como futuro papá, porque ya había decidido  lo que iba hacer,  tomando la decisión de aceptar ser adoptada. Mientras…  seguía y seguía,  soltándole aquella especie de regaño o discurso moviéndose por el salón en un ir y venir  de un lado a otro, pasando por delante de ella una y otra vez llevando sus manos entrelazadas a su espalda, hablándole de ya no sabía el qué! Pues hacía rato que no le prestaba atención… sobre las situaciones de la vida de una spankee o algo parecido. 

     En su discurso inacabable a veces se detenía ante ella, y cogiéndola de improviso del lóbulo de la oreja izquierda o derecha, le daba un buen tirón prolongado. Luego se quedaba mirándola  a ella, haciéndole una revisión visual viendo como transparentaba el vestido blanco  su ropa interior, y negando con la cabeza, continuaba con aquella berrea…

(Sr. John)  -. Te parecerá bonito verdad?

      Soraya desprevenida…

(Soraya)   -. Que… que dice…

(Sr. John)   -. Es que no estabas prestándome atención? decía… Si te parece bonito tu comportamiento? Pero ya veo que no entiendes la gravedad de tu comportamiento!!!

        Soraya estaba desconcertada, pues había sido sorprendida no prestándole atención alguna. Algo que hizo enfadar más de lo que pudiera estar, a su Papá! Que yendo hacia ella avanzando con rapidez, escucho y sintió una fuerte bofetada en su mejilla izquierda sin verla venir, seguido de un fuerte tirón de oreja en el lóbulo de la oreja  izquierda. Así como sentirse arrastrada hacia el diván que estaba a pocos metros de ella. Vio con los ojos abiertos como platos, como era depositada sobre las rodillas, sintió como la brisa fresca refrescaba su trasero al serle levantada violentamente la falda del vestido blanco, así como los primeros azotes sobre su trasero cubierto por sus bragas blancas de algodón con dibujos de margaritas, con sus pétalos blancos, el amarillo del polen, y un pequeño tallo verde con un par de hojas. Enseguida pudo sentir que su trasero volvía de nuevo arderle a llama viva, mientras escuchaba toda una sarta de improperios o vete a saber el que le estaba diciendo, lo que si tenía claro, era que la estaba regañando sobre… no se… que de su comportamiento… pues no podía entender lo que le estuviera diciendo. Bastante tenía con sentir como le ardía el culo, así mismo el intenso dolor a cada azote, a cual más fuerte.

     Las piernas las abría y cerraba, así como retorciese sobre el regazo moviendo o más bien, tratando de menear su cintura hacia un lado y otro, pero hiciera lo que hiciera inconscientemente, los azotes de la mano enorme de su papá no fallaban ninguna vez, tanto podía sentir como la azotaba el culo en la parte baja de sus bragas, o en el mismo centro. Pero lo que si tenía claro, era que le dolía el culo horrores, solamente había que verla debatirse sobre las rodillas de su papá. Pero solamente podía mover su trasero de un lado a otro, o patalear alocadamente con sus piernas, ya que la parte superior de su cuerpo nada o poco podía hacer, pues su cuerpo depositado sobre el regazo, no lo podía mover ni un ápice, pues tenía sus dos manos colocadas sobre su espalda, fuertemente sujetas por la presa que ejercía la enorme mano izquierda, atenazándolas a la altura de la cintura, sobre su espalda.

     Se sorprendía sobre todo a sí misma, como podía ser tan torpe para meterse en problemas con tanta facilidad. Sabiendo que tenía que ver a su casi, papá! Y en vez de prestarle atención mientras era regañada, poner su mente en blanco imaginando vete a saber el qué! Ya que ni ella misma lo sabía. Pero algo o alguien en esos momentos la habían sacado de sus toscos pensamientos. El intenso ardor de su trasero, iba en incremento, cada vez más, cada vez más caliente y cada vez que la palma de la mano derecha de John, su posible papá. La volvía a dejar caer con fuerza sobre su trasero, aun revestido de sus bragas blancas de algodón con florecillas de margaritas, colocada boca abajo, sus braguitas hermosas cubrían su trasero. No se podía apreciar a ciencia cierta la rojez de sus nalgas. Pero entre la banda elástica de sus perneras, si sobresalía un claro color rojizo que hacia fácilmente imaginable el estado del interior de sus bragas y que permanecía cubierto por estás…

     En un momento dado, las manos sujetas a la espalda fueron liberadas, para seguidamente sentir como los dedos de su… Papá. Se introducían por el interior de la cinturilla de sus braguitas, estirándolas lo justo para hacerlas descender por sus nalgas y luego por sus muslos hasta sentir como eran depositadas a la altura de sus rodillas.   Momento que Soraya cometió un nuevo de sus errores, forzando con sus manos sobre el asiento del diván, haciendo que sus pies tocaran el suelo, con lo que forcejeando con sus brazos, dio lugar a sorprender a su progenitor, el cual ante la sorpresa no pudo evitar que Soraya se levantase de su regazo, al estar en pie sus manos las llevo a su ardiente trasero, sobándose el culo con las dos manos y echando a correr hacia la mesa, ante una nueva travesura que no iba a tener un final halagüeño para ella, esto hizo que forzara la situación, pasando a ser un momento complicado, a un momento claramente de rebeldía. Cuando Soraya se dio cuenta de su error, estaba corriendo alrededor de la mesa, y su ahora más que imposible progenitor corriendo tras ella alrededor, ella misma se sorprendía de lo que había hecho, pero ya era tarde.

(Sr. John)   -. Esta rebeldía te va a costar cara,  diablilla!!! Vas a ver cuándo te agarre la que te voy a dar… SINVERGUENZA!!!

      Soraya estaba asustada, sabía que había hecho mal. Pero ahora temía las consecuencias, estuvo tentada de dejarse alcanzar, pero en el último momento cuando iba a cogerla del brazo, hizo un amago saliendo rápida en dirección contraria, yendo a tropezar con el cuerpo de Ross Mery que en ese momento entraba al salón, advertida por los gritos del señor. Dio la coincidencia que Ross Mery llevaba en sus manos el cepillo de baño, tenía la intención de devolverlo a su armario…

      Soraya viéndose atrapada por la “Ama de llaves”, no forcejeo al ver que su papá ya estaba ante ella resoplando por las carreras realizadas de un lado a otro, alrededor de la mesa. La rebeldía de Soraya se había acabado. Ahora aterrada como nunca había estado, esperaba que no le fuera muy mal, pero su papá no debía de pensar igual…

(Sr. John)   -. Ross Mery!!! Llévate a la desvergonzada a su habitación y la acuestas, pero antes dale su merecido ya, tienes suerte que yo este agotado con las carreras!!! Siéntate sobre esta silla mismo y puedes comenzar a darle su merecido, con firmeza… mientras voy al servicio a refrescarme…

      Ross Mery obedeció de inmediato, sentándose sobre la silla, colocando con brusquedad a Soraya sobre su rodilla izquierda, de tal forma que el cuerpo de la muchacha quedo colgando  y apoyándose en el suelo, no únicamente con la cabeza, también sus manos se apoyaban sobre él, mientras su trasero quedaba bien expuesto, la “Ama de llaves” paso su pierna derecha sobre las piernas de Soraya, quedando firmemente inmovilizada, le levanto la faldilla liviana de su vestido blanco, y con su mano derecha armada con el cepillo, comenzó a darle una buena azotaina en el culo desnudo, ya que las bragas las había perdido en su alocada carrera de un lado a otro de la mesa, y estas habían quedado bajo ella ocultas.

       Soraya empezó a llorar de inmediato, Ross Mery era una mujer robusta y fuerte. No era especialmente rencorosa, pero con la rabia y fuerza que utilizaba el cepillo nadie lo diría. Pues bien parecía que se estuviera cobrando los correctivos que había recibido, aunque no tenía culpa de ellos la muchacha, en parte no habría sido castigada por los señores de no ser por ella. No había más que ver como se debatía Soraya ante el aluvión de azotes con el cepillo. Para ver que Ross Mery se empleaba afondo, no había más que verle el culo a la pequeña, lo tenía a los pocos azotes súper colorado, con un rojo muy intenso, y donde la parte central de sus nalgas, se las veía tremendamente oscurecidas ya que el cepillo de baño estaba haciendo su labor, dando fe, de ser el instrumento más temido por cualquier spankee, y viéndole el culo en esos instantes a Soraya,  se dejaba con meridiana claridad él porque era temido. El Sr. John tuvo que acercarse con rapidez a ella y al vuelo sujetarle la mano, para que no siguiera la azotaina, sorprendida Ross Mery vio que se había propasado, dejándole el culo en un estado, que ya no sería posible que pudiera ser castigada por unos días, aterrada retiro su pierna derecha que mantenía  firmemente  sujeta a la joven.  Soraya al verse liberada de la presa de la pierna derecha de la “Ama de llaves” que la mantenía inmovilizada, se deslizo por la otra pierna hasta quedar en el suelo echa un ovillo llorando y con ambas manos sobre su trasero, sin atreverse a acariciárselo por el intenso dolor que sentía en él…

     Ross Mery se retiró sin que el señor le dirigiera la palabra…

     Soraya fue atendida convenientemente por su papá, cogiéndola en brazos y llevándola a su habitación, en donde se encargó el mismo de desnudarla, para luego tendiéndola boca abajo sobre la cama, se encargó de ponerle crema hidratante para calmarle el dolor, algo que agradeció la pequeña, así como a pesar de lo que debía dolerle el culo, se retiró de la habitación volviendo minutos después, vestido con una bata blanca de médico y portando en sus manos una bandeja blanca clásica de enfermería.  De ella extrajo una botellita pequeña de cristal la cual agito con fuerza. Luego cogió una bolsa de plástico cerrada al vacío, rasgándola extrajo una jeringuilla, y de un paquete de agujas igualmente envasadas al vacío, abrió una sin tocarla con los dedos y dejándola sin sacar del plástico reservando así la higiene depositando sobre la bandeja.  En la bandeja saco una botella de cristal algo mayor, posiblemente seria suero, cogiendo la jeringuilla  y retirando el plástico de la aguja, pincho el tapón de la primera botellita extrayendo unos 0,15 mililitros, una vez extraídos, presiono la jeringuilla expulsando líquido hasta dejar solamente 0,10 ml, cogiendo una gasa esterilizada mojada en alcohol desinfecto trazando círculos una pequeña zona de la nalga derecha, en la cual inyecto con la jeringuilla la solución. Luego cogió una nueva jeringa y la introdujo en la botellita de suero, llenando la jeringa a unos 0,30 ml. Sacando otra aguja la cual volvió a colocar, sin acabar de extraer del envase de plástico, cogiendo una nueva gasa que nuevamente mojo de alcohol, desinfecto trazando unos círculos una pequeña zona de la nalga izquierda, cogió de nuevo la jeringuilla preparada y retirando el plástico de la aguja, pincho en la nalga inyectando el suero.

(Sr. John)   -. Con esto podrás descansar esta noche y mañana estarás bien de nuevo. No creas que te vas a librar tan fácilmente de los castigos que aun debes recibir… Pero si no me hubieras hecho sudar, te habría dado yo tu merecido y no Ross Mery, que sin duda ha tratado de cobrarse en especias los correctivos que ella está recibiendo. Por fortuna tengo en casa suficientes medicamentos para hacer este tipo de curas, esto es algo que desconocías de mi o de mi esposa, ambos ejercemos la medicina, no médica, pero sí de investigación de fármacos… en un laboratorio privado… con las inyecciones que te he puesto, la primera te calmara el dolor dejándote dormir y descansar, la segunda es una solución para recuperación de la epidermis de la piel, con la cual mañana estarás como nueva, aunque no creas que te privara que el culo te siga doliendo, pero el exceso de Ross Mery, si quedara aliviado bastante, aunque alguna secuela te va a quedar desde luego…



(Continuará…)