EL TUTOR DE DISCIPLINA EL Sr. LÓPEZ Capitulo 7
Evelyn continuaba su
trabajo, a pesar de las molestias que tenía en su trasero, no estaba resultando
una jornada laboral muy apacible para ella, en su mesa tomaba apuntes de las
carpetas que debía de revisar, esa mañana había sido muy complicada para ella,
pues el trabajo que le había encargado hacer, era algo totalmente innecesario,
pues esas carpetas ya estaban introducidas en el ordenador, pero formaba parte del castigo impuesto, así
tenía que permanecer sentada a pesar del estado de su trasero. Apenas era capaz
de permanecer por más tiempo sentada en
su silla, levantar su mirada hacia la Sra. Pujol la hacía avergonzarse de sí
misma, de lo sucedido en el servicio, pero lo que había agravado la situación
es que hubieran sido descubiertas, siendo ni más, ni menos que sorprendidas por
su jefe, el haberlas castigado a las dos juntas en la misma sala de espera, eso
la hacía avergonzarse mucho más, y levantar su mirada hacia la Sra. Pujol sus
mejillas se ruborizaban. Cuando escucho
el timbre del interfono, su mente salió como de un letargo o estar en otra
dimensión…
(Evelyn) -. Si, Sr. López que
desea?
(Sr. López) -. Haz entrar a la
Sra. Pujol inmediatamente y tráeme su expediente para actualizarlo…
Evelyn apoyando sus manos en el borde del
asiento de su silla, fue levantando
suavemente su trasero de la silla, haciendo todo tipo de gestos claros del
dolor en su trasero, en otro momento se hubiera sentido avergonzada de
levantarse con compañía en la sala, pero con la Sra. Pujol no se sentía tan
incomodada, quizás porque la misma señora llevaba el trasero con claras
molestias, y al levantarse de su silla al escuchar que era reclamada, sus
gestos no tenían nada que envidiar a los de misma Evelyn. Aunque el caminar hacia el mueble archivador,
se le hacía eterno el llegar a él, no por el dolor o las molestias al caminar,
o tener que soportar el roce de sus bragas que la molestaban tanto al llevarlas
puestas, si no, el tener que pensar que para coger el expediente de la Sra.
Pujol iba a tener que ponerse en cuclillas, pues el cajón era el último de
abajo. Solo en imaginar lo doloroso que iba a resultarle agacharse, la hacía
estremecerse, aunque el fondillo de sus braguitas completamente húmedas, no
decía lo mismo que sus pensamientos.
Con el expediente en la mano se encamino
hacia el despacho de su jefe, la Sra. Pujol iba tras sus pasos siguiéndola e
imitando a Evelyn, deteniéndose antes de
entrar con su mano derecha libre se acarició el trasero y tallo su corta falda
estirándola procediendo a llamar a la puerta.
Desde dentro se escuchó la voz de su jefe, que podían entrar. La Sra. Pujol se introdujo sus manos bajo la
falda y estiro el elástico de las perneras ajustándoselas, y antes de avanzar
siguiendo los pasos de la secretaria, se
tallo el trasero de su falda con suavidad.
Una vez en el interior avanzaron hasta detenerse ante la mesa del
despacho, esperando instrucciones del Sr. López. El cual estaba acabando de
escribir en el ordenador, para poco después retirar un papel que la impresora
acababa de imprimir. Alargando la mano
derecha ha Evelyn le entrego el expediente, abriéndolo y metiendo dentro el
papel impreso cerrando la carpeta, devolviéndoselo a Evelyn.
(Sr. López) -. Evelyn puedes
retirarte y volver a guardar el
expediente en su lugar, luego acaba de hacer lo que estabas haciendo y archiva
este caso también, el de Elouise Braun.
Luego ábrele un expediente nuevo a nombre de Sr. Braun, que en breve
será un cliente nuestro, puedes irte.
Evelyn salió del despacho encaminándose
hacia la puerta, aprovechando su jefe y Tutor para observarla como se retiraba,
así como el sobarse el culo con la mano derecha antes de abrir la puerta. Una
vez cerró la puerta se quedó a solas con la Sra. Pujol…
Evelyn estaba centrada en su trabajo cuando
la Sra. Pujol salía del despacho sobándose el culo con las palmas de sus dos manos masajeándose, y con sus ojos bañados
en lágrimas dirigiéndose hacia el servicio.
Poco después salía de nuevo, claramente se había retocado el maquillaje
y se despidió de Evelyn llamando al ascensor.
(Evelyn) -. Como te ha ido, has
salido rápido no es muy habitual.
(Sra. Pujol) -. Rápido? Me ha parecido que nunca iba a parar, mira!
Con delicadez se fue levantando la falda
lentamente descubriendo su trasero, lo llevaba todo marcado como si hubiera
utilizado un tira líneas para hacerlas rectas y la más mínima separación entre
una y otra, sus nalgas iban curtidas por líneas muy coloradas.
(Evelyn) -. No llevas bragas!!! Con que te ha castigado para dejarte el culo
así…
(Sra. Pujol) -. Me las he
quitado, no soporto el llevarlas puestas!
Jamás hubiera imaginado que la vara podía doler tanto, ya ves cómo me lo
ha dejado, no me voy a poder sentar en dos semanas… Y encima voy a tener que ir
hasta casa andando, no soportaría tener que sentarme en un taxi teniendo el
culo en este estado…
(Evelyn) -. Adiós.
Las puertas del ascensor se abrieron
desapareciendo en el interior al cerrarse las puertas, Evelyn al verla
marcharse al quedar a solas, se sintió avergonzada de sí misma, al verle el
culo así de colorado y marcado por la vara, sintió una oleada de calor entre
sus piernas, notando como mojaba el fondo del asiento, al traspasar sus fluidos
sus braguitas muy húmedas.
Unos
minutos después salía su Tutor con un maletín negro, despidiéndose de su
secretaria, así como dándole las instrucciones…
(Sr. López) -. Cuando acabes esa tarea puedes marcharte a tu
apartamento, pero recuerda que debes permanecer en él, no es que estés
castigada! Pues no te pongo tareas extras para que las hagas. Pero no autorizo a que salgas a pasear por lo
de esta mañana, Luis me informara de la hora que hayas salido, así como si me
desobedeces. Hasta mañana!
El Sr. López salió del edificio hacia un taxi que ya le
esperaba, dando una dirección el vehículo se puso en marcha, durante treinta
minutos de trayecto estuvo ojeando unos documentos, así como leyéndolos
detenidamente. Al llegar a su destino al
salir de taxi tras abonar la carrera, pudo ver el edificio que tenía ante
él. Con su mirada contemplo todo el
lugar desde el punto donde se encontraba, viendo unos grandes jardines y un
arbolado a su izquierda, como unos senderos bordeados de plantas que
embellecían las vistas panorámicas, la verdad era un lugar que resultaba muy
acogedor. Volviendo a centrarse tras él
en el edificio, no era necesario ser un experto arquitecto para darse cuenta,
que era un edificio con cierta antigüedad y seguramente una larga trayectoria
en la historia, con el paso de los años.
Tenía todo el aspecto de un selectivo colegio, y para un cierto grupo
selecto de estudiantes, no había más que fijarse que era para alumnos
adinerados o hijos de millonarios. En
breve salió por la entrada principal un caballero que debía rondar los sesenta
años, vestía un traje negro con pajarita por corbata.
(Sr. Jasen) -. El Sr. López
imagino, buenos días! Hace el favor de
acompañarme.
Entraron por la puerta principal dando a un
gran vestíbulo, se podría hacer una cancha de baloncesto, por la altura del
techo y el gran espacio del vestíbulo. Por el cual mientras avanzaban parecía
que nunca se iba acabar, al fondo traspasando un umbral de un portón enorme, había
un frondoso pasillo con cuadros en las paredes de retratos, posiblemente serían
los directores que habían trabajado en el centro con el paso de los años. Entre
retrato y cuadros había puertas, seguramente despachos de los profesores. Al fondo del pasillo había una puerta que
destacaba sobre las demás, no solamente por su altura, también la madera era de
más calidad que las otras, él no era un experto en carpintería, pero se
denotaba ser de gran calidad. Al
traspasarla entraron en un enorme despacho, con una gran chimenea a la derecha,
a la izquierda era una alta estantería de un extremo a otro todo con libros
variados, se apreciaba el buen gusto en
la decoración. Al fondo una gran mesa de
despacho, tras ella un sillón forrado de cuero marrón y sentado en él, una
señora de edad avanzada entre los setenta o setenta y cinco años de edad.
(Sr. Jasen) -. Sra. Parker. Le presento al Sr. López es el
Tutor de disciplina que acaba de llegar.
(Sra. Parker) -. Gracias, Víctor puedes retirarte. Es un gran placer recibirle Sr. López.
(Sr. López) -. El placer es mío,
Sra. Parker. Usted dirá para que me han
llamado.
La Sra. Parker le hablaba desde su sillón,
mientras en sus manos sostenía unos papeles que ojeaba.
(Sra. Parker) -. Veo que va
directo al asunto que nos ocupa. Como
puede usted imaginar esta es una institución seria, siempre nos hemos tomado la
disciplina como algo muy serio, así que en esta institución siempre ha tenido
una buena aceptación entre nuestros clientes, los cuales ponen a sus hijas en
nuestras manos, para recibir una buena formación de cara a su futuro. Puede usted suponer que nuestros clientes,
son muy selectos y desean lo mejor para sus hijas. No es ningún secreto entre estas paredes, que
los clientes que nos depositan la confianza a poner a sus hijas en nuestras
manos, es que aquí obtendrán lo que en ninguna otra universidad obtendrían, una
férrea disciplina. No resulta para usted
extraño que haya sido citado en esta institución, como un experto en encargarse
de casos difíciles, aplicando la disciplina que crea conveniente para cada
caso. Y aquí hay casos excepcionales, chicas caprichosas que siempre han hecho
lo que han deseado, y que sus padres se han visto en todo tipo de escándalos. En esta institución nunca hemos necesitado un
Tutor, para ocuparse de la disciplina, hasta hace unos años, mi marido se
encargaba de las jóvenes descarriadas, y al no poder debido a su edad ya
jubilado como puede comprender, quedaba yo al cargo de la disciplina, pero la
edad ya es un inconveniente incluso para mí misma, en esta institución no hay
profesores, todas son mujeres profesoras, pero incluso ellas tienen la facultad
de meterse en problemas, por lo que en ninguna de ellas puedo depositar mi
confianza, ya que aun siendo profesoras están necesitadas de disciplina. Con lo cual no puedo permitir que ninguna de
ellas ocupe ese puesto, ya que requiere que no obtengan favoritismos, entre
tantas mujeres viviendo en esta institución, siempre entre ellas y las alumnas
hay relaciones no permitidas, y como puede usted comprender, entre ellas si
deben aplicar disciplina, debido a esos favoritismos la disciplina ha llegado a
ser un problema muy serio, el cual debo como directora cortar por la raíz. Ahora mismo tengo a dos de mis profesoras
confinadas en sus habitaciones, por una tendencia homicida entre ellas, por los
celos a ocupar el puesto que le ofrezco a usted, ya que ninguna de ellas es
buena candidata para ocuparlo. Por ello
las he hecho llamar a las dos, y están afuera esperando para entrar. Ellas creen que las he citado para nombrar a
una de ellas, como la encargada de aplicar la disciplina, no saben que quienes
van a ser disciplinadas esta mañana van a ser ellas, de este modo poder
comprobar por mí misma que usted es la persona adecuada para el puesto, tiene
alguna pregunta que hacerme al respecto, o las puedo hacer entrar ya!
(Sr. López) -. Sra. Parker… Su proposición es excelente,
pero antes de hablar de aplicar disciplina. Primero sería necesario atender
otros aspectos, pues lo que me está proponiendo, no va a ser un trabajo fácil,
más bien todo lo contrario, voy a tener bastante trabajo. Ello requiere mi atención a tiempo completo,
y debe comprender que tengo mis clientes a los que también debo prestar
atención. No me importaría aceptar su
propuesta, pero para ello sería necesario un edificio anexo o toda una planta
para mí, la cual tuviera acceso desde el exterior siendo discreto, lo cual por
lo que he observado no sería posible, aunque no he podido visitar el resto de
instalaciones, y si mi demanda sería aceptable.
De no serlo, entonces solamente podría acudir cuando se me diera aviso,
algo que también sería inaceptable en el puesto que se requiere, pues tanto
usted, como yo mismo sabemos que la disciplina debe aplicarse en el momento, no
se puede posponer a un horario o fecha para aplicar el correctivo, pues en vez
de un solo caso, nos encontraríamos con varios al tiempo, algo que una sola
persona no sería capaz de encargarse.
(Sra. Parker) -. Ya había
pensado en ello… Por el extremo sur, disponemos de un edificio de tres plantas,
tras un bosque de robles, desde el cual no se puede ver el edificio principal,
es muy discreto pudiendo usted desplazar sus oficinas a ese edificio, y acudir
a este otro en solo unos minutos, en donde tendría su propio despacho a anexo a
este por aquella puerta lateral, siendo algo más reducido, pero no menos
acogedor. Sus honorarios serán los
estipulados en su contrato, y que habrá podido leer, pues se los envié hace
unos días, si está de acuerdo, solo
falta hacer la prueba de que es la persona idónea para el puesto, y firmar el
documento. Hago pasar a las dos profesoras?
(Sr. López) -. Sra. Parker… Puedo ver que lo tenía todo pensado y
calculado, en ese caso estamos de acuerdo.
Pero… Qué clase de persona encargado de la disciplina podría ser, sin
tener antecedentes de las chicas que debo aplicarles un correctivo. Primero
debo conocer la falta que han cometido, si se han visto involucradas en
situaciones similares, o esta es la primera falta en varios meses, en tal caso,
las faltas anteriores que hubieran podido haber cometido, habrían por decirlo
de un modo plausible prescrito por el tiempo que habría pasado.
(Sra. Parker) -. Es una gran
noticia para mí, el comprobar que su seriedad se corrobora, otros que he
entrevistado, les bastaba mi simple palabra para castigarlas, sin hacer
pregunta alguna o porque era necesario el correctivo. No es necesario decir, que salieron de este
despacho de efecto inmediato. La verdad
es que son dos profesoras muy profesionales, y nunca han dado muestra alguna de
una conducta inadecuada, excepto algún que otro caso de errores al poner exámenes
y corregirlos de forma errónea. Pero quien no se ha equivocado alguna vez? En este caso si hubieran solo discutido
entre ellas, no habría necesidad de aplicar un correctivo, pero se hicieron
entre ellas cosas como tirar su ropa a la basura, poner trampas con un
recipiente de tinta china colocado en lo alto de la puerta, y dejarla entornada
para que se sujetase el pequeño recipiente, al abrirlo la profesora en
cuestión, caérsele encima toda la tinta.
Lo cual llevo a las profesoras el llegar a las manos, una pelea en toda
regla, ambas acabaron con sus ropas hechas jirones y un par de ojos morados,
por suerte en estas fechas las alumnas están de vacaciones, y solamente las
profesoras y yo misma fuimos testigos. Cree
usted que necesitan un correctivo?
(Sr. López) -. Es algo que no
hay duda, solo me queda preguntar si son conocedoras por sus contratos
laborales, que están bajo esa disciplina, y que puede ser necesario el ser
corregidas y aplicado un correctivo si son merecedoras de este?
(Sra. Parker) -. Y si no lo
estuvieran, y no fuera el caso…?
(Sr. López) -. En ese caso no
podría aplicarles el correctivo, pues si no están informadas y sus contratos no
establecen esa posibilidad en las clausulas, me tendría que marchar, sería
imposible el aplicarles un correctivo. Y
ya puestos en este tema, las alumnas deben firmar un documento ante notario por
los padres e hijas, si estas no acceden a firmar, un documento de los padres
como que dan autoridad como Tutor a la persona a efectos, o sea yo. A primeros de siglo, las mujeres serias
castigadas sin más, y las alumnas recibirían el mismo trato. Pero estamos en pleno inicio del siglo XXI
por lo cual todo debe ser legal, revisare cada una de las matriculas de
admisión de las alumnas, y deberá constar dicho documento… Es la ley, señora!
(Sra. Parker) -. Puede estar
usted tranquilo, las profesoras están debidamente informadas y consta en sus
contratos. En el caso de las alumnas
también, tienen sus matrículas en regla, con el documento correspondiente,
todas son mayores de edad, pero también legamente bajo la tutela de la
institución, en el cual solamente falta añadir su nombre como Tutor.
(Sr. López) -. Siendo así, ya
puede hacerlas entrar al despacho y como Tutor me encargo personalmente de
todo. Usted solo evalué si actuó como
corresponde y espera que sea efectivo para esta institución…
Inmediatamente las dos
mujeres entraron por la puerta, entre ellas era visible una rivalidad
inigualable, pues si las miradas lanzaran rayos, ambas estarías rustidas por la
corriente eléctrica de tal descarga.
Avanzaron hasta quedar detenidas a un metro escaso de la mesa de la
directora, extrañadas por la presencia de un hombre alto y corpulento, colocado
justo a la derecha de la mesa de la Sra. Parker, viendo su rostro claramente
serio. La atmosfera se denotaba estar muy cargada, ambas señoritas no esperaban
encontrarse con un extraño en el despacho.
(Sr. López) -. Hola Srtas. Laura y Ana María. Saben la Sra.
Parker me ha informado de los hechos que han venido sucediendo últimamente, y
la verdad es que me han dejado sin palabras. Viéndolas delante mía me parece
que es imposible que dos Srtas. de su edad, usted Laura veintiocho años y usted
Ana María de veintinueve años, puedan ser responsables de unos hechos que no son
nada dignos, tal y como me lo decía me costaba creer pudiera que dos mujeres que ya no son unas niñas,
pudieran resultar han inconscientes, la
verdad es que se han comportado como dos alumnas irresponsables, y para nada nos
indica que puedan solucionar sus diferencias, en vez de dos mujeres adultas,
con los hechos de estos días es que no aprendieron a comportarse en su
día. Dos profesoras inteligentes y
buenas conocedoras de lo que sucede en estos casos, habrían reaccionado pidiendo disculpas como
hubiera sido de esperar, pero en vez de buscar la mejor solución, han recurrido
a comportarse como unas irresponsables. La falta de disciplina entre ustedes es
imperdonable, y como profesoras deberían de dar ejemplo, no siendo todo lo
contrario, un mal ejemplo de hechos que no deben suceder, y que merecen las dos
un estricto correctivo del cual me voy a encargar personalmente en
aplicárselo. Por si no se han dado
cuenta, soy Tutor de disciplina, mi presencia en este despacho no significa
nada para ustedes, pero a partir de hoy
les aseguro que si escuchan mi nombre, se recordaran de él por bastante tiempo,
por el cual se deben dirigir a mi
persona es. La Sra. Parker me ha
referido que ustedes competían para hacerse con el puesto, de ser la encargada
una de las dos para ser la responsable de aplicar disciplina. Es un trabajo que
requiere seguridad en sí mismo, y sobre todo seriedad. Algo que ambas carecen visto que han acabado
en este despacho, pero no para aplicar disciplina, si no, para que les sea a
ustedes dos aplicado un merecido correctivo, el cual me voy a encargar. Puedo apreciar que en esta pared hay
expuestas unas varas, seguramente en algún momento de sus vidas les sea
aplicada, y veo también que cuelga un cinturón al cual serán merecedoras en lo sucesivo,
muy posiblemente pero no son lo suficientemente eficaces para una situación
como en la que nos encontramos. La vara
tiene la atenuante de ser efectiva, pero el correctivo no es lo suficientemente
para la situación que nos hallamos, seguramente habrán sopesado que con sus
travesuras, de salirles mal, se habrían ganado unos azotes de la vara o incluso
el cinturón, ambos aplicados sobre la mesa inclinadas, y como medida de
culpabilidad con las faldas levantadas, o sea que tendrían sus retaguardias cubiertas
por su ropa interior, lo cual sería un castigo simple. Por lo cual no voy a
utilizar ninguno de ellos, ustedes dos Srtas. se merecen un correctivo el cual
el solo recordarlo ya sientan sus molestias, y tiemblen con solo ser sus
nombres nombrados al ser citadas a este despacho. Ninguna de ustedes dos las veo que teman el
castigo, por lo tanto ello nos indica que la disciplina en esta institución no
era lo férrea que debiera de ser, pero eso va a cambiar desde luego. .- Se
dirigió andando con pasos firmes a una de las paredes del fondo, justo en el
rincón donde entre un mueble de estantería con vitrinas, teniendo en su
interior trofeos de torneos ganados, en el rincón había una silla de respaldo
alto, agarrándola como si fuera ligera, cuando en realidad era una silla pesada
y con varios años. Volviendo sobre sus pasos hasta llegar a unos dos metros de
las chicas, coloco la silla con el respaldo hacia la puerta, y el asiento de
cara a la directora para que ella pudiera observar sin ningún reparo, así como
tener plena visibilidad. .- Veo que por
estar de vacaciones llevan ropa cómoda y no la vestimenta de trabajo que
deberían de llevar si hubieran clases, van a haber deseado habérsela puesto se
lo garantizo. .- Caminando hacia la mesa recogió su maletín del suelo,
poniéndolo plano sobre la mesa abriéndolo extrayendo un cepillo de unos
cuarenta centímetros de largo, barnizado en un barniz oscuro simulando madera
de cerezo, la parte de las cedras o que deberían de haber unas cedras, lo que
había era una espuma de polyester
compacta. Poniéndolo boca arriba el cepillo y la espuma, extrajo del
maletín un botellín de agua o era al menos transparente, y desenroscando el
tapón vertió el contenido sobre la espuma, absorbiendo gran parte del líquido
sin derramar ni una gota. .- Este
cepillo de madera de cerezo, para ser más efectivo y tenga cierto refuerzo esta
barnizado, lo que lo hace más resistente, me lo fabrican especialmente para mi servicio,
tiene un peso aproximado de unos trescientos gramos, y en la base superior es
de una especie de espuma muy absorbente de polyester, a la cual he añadido
vaselina liquida que tiene más densidad que el agua, por lo que hace que el
cepillo ahora tenga un peso de quinientos gramos. Usted Laura será la primera, pues al parecer
le gusta gastar bromas con tinta china, puedo ver que Ana María aún no se
podido quitar la tinta. Aproxímese a mi costado derecho.
Las dos profesoras
tenían en sus rostros el espanto dibujado en ellos, sorprendidas tras llevarse la sorpresa pues
no se esperaban esa situación, aun sin recuperarse de ella, Laura se acercó
hacia el Sr. López que había tomado asiento en la silla, y dejado apoyado el
cepillo cruzado entre sus muslos, en espera de que la joven profesora se le
acercara. Al estar a su costado la
sorpresa fue aún mayor, al sentir los dedos del caballero como hurgaba en la
cintura de su short, un pantaloncito muy corto de tejanos, sintiendo que le
desabrochaba el botón y bajaba la cremallera, para acto seguido bajárselo hasta
los tobillos, dejándola solamente en blusa anudada a su cintura y en bragas
blancas de algodón con unos dibujos de racimos de uvas con el fondo de granate
oscuro muy llamativas al quedarse en braguitas. Pero su sorpresa no acabo ahí,
sintiendo como los dedos hurgaban en la cinturilla elástica de sus braguitas, y
como con las dos manos se las bajo hasta las rodillas, dejándola con su sexo
parcialmente recortado a la vista, sus mejillas se enrojecieron de la vergüenza
que estaba sintiendo. Vio aterrada como la mano derecha empuñaba el cepillo por
el mango, y con la otra mano la agarro a ella de la muñeca izquierda
arrojándola sobre sus rodillas, una vez bien acomodada sobre el regazo, el
cepillo restallo con fuerza sobre la nalga izquierda apareciendo una marca
roja, pero en segundos la nalga derecha aparecía la misma marca con parecida
tonalidad roja, la azotaina había dado comienzo y la joven profesora no tenía
apenas tiempo de ahogar su grito de dolor al primer azote, que ya habían caído
varios más sobre su desnudo trasero, el cual en nada de tiempo ya lo tenía todo
bien colorado, su mano derecha trato de cubrirse el culo, pero esta fue
sujetada con firmeza retirándosela y posándola sobre su espalda, justo en la
cintura, sintiendo la brisa en su brazo a cada azote que recibía en sus nalgas.
Las cuales pronto cambiaron su tonalidad de rojas, a un rojo más intenso. Los
azotes del cepillo la hacían retorcerse del dolor, meneando sus caderas de
manera alocada, pues sentía un dolor muy intenso que cada nuevo azote hacia que
le doliera aún más. Era una mujer adulta, y como tal era de cierto carácter
tratando de no ponerse a llorar, aunque mientras la azotaina seguía con la
misma fuerza e intensidad de los azotes, el cepillo cada vez le hacía sentir
más dolor, más del que podría aguantar, sus piernas las iba moviendo
retorciéndolas una contra otra, para acabar pataleando sin control así como su
cabeza la agitaba del dolor, bailando su cabello hacia un lado y otro, su mano
izquierda trataba de abrirse camino entre el cuerpo de quien la estaba
propinando aquella terrible azotaina, siéndole imposible alcanzar sus
inflamadas nalgas, y en uno de sus movimientos logro pasarla entre su cuerpo,
pero esta fue sujetada firmemente junto a su mano derecha, ya no podía hacer
movimientos, y el intenso fuego en sus nalgas era tal que resultaba imposible
aguantar más, por lo que sus lágrimas brotaron de sus pupilas y poco después
lloraba desconsolada, mientras la azotaina en su trasero no paraba a pesar de
sus suplicas. Cuando al fin cesaron los
azotes del cepillo, la joven profesora quedo desmadejada sobre el regazo, el
caballero en ese preciso instante la acaricio con la parte superior del cepillo,
pasándole la espuma por todo su enrojecido trasero, sintiendo cierto frescor al
pasarle por las inflamadas nalgas humedeciéndolas con la vaselina liquida, que
hidrataría su piel castigada.
Mientras la profesora que había permanecido
a unos pasos, Ana María se la podía ver claramente angustiada, había visto como
su compañera había sido terriblemente castigada, y como se había retorcido,
pataleado y meneado sus caderas, así como el haber tenido que ver cómo le
bajaban los shorts a su amiga y poco después también sus bragas. Pero lo peor no
había sido verla retorciéndose del dolor por la azotaina o ver como sus
pantaloncitos salían despedidos de sus pies, yendo a caer cerca de ella, si no,
como sus nalgas habían ido cambiando de color hasta teñirse del color que lucía
ahora en esos momentos de un tono colorado escarlata oscuro, el ver que su
amiga había finalizado su castigo, su cuerpo temblaba como un flan, pues de un
momento a otro le iba a llegar su turno.
Además al verla como se encogía del dolor y se sobaba el dolorido
trasero al hallarse en pie, viendo avergonzada como a Laura le eran
subidas sus bragas ajustándoselas a su
cintura, viendo cómo se contorsionaba de
un lado a otro al subírsele las bragas, pues le debían de molestar muchísimo,
así como dolor al pasarlas por sus inflamadas nalgas. Instantes después fue requerida a colocarse
al costado derecho del caballero, pues aun desconocían cuál era su nombre.
Se sintió muy avergonzada cuando los dedos
le agarraron la cintura del short, ella llevaba puestos unos muy similares a su
amiga, sintiendo como era soltado su botón, bajada la cremallera y tirar de sus
pantaloncitos hacia abajo a sus tobillos. Cerro sus ojos de la vergüenza al
quedarse solo con las braguitas, y como seguidamente sus bragas de algodón
color rosa le fueron bajadas hasta sus rodillas, sintió que el mundo se abría a
sus pies y se hundía en él, pero para su fatalidad no fue así, siéndole bajadas
sus bragas quedando su sexo completamente rasurado a la vista, se sintió
intimidada cuando fue colocada boca abajo sobre el regazo, en cualquier momento
iba a sentir el dolor en su culo desnudo, con lo que desesperada apretó las
nalgas temiéndose lo peor, y así fue pues sin esperarlo comenzaron los azotes a
caerle en su trasero, ella estaba tan atemorizada por la visión de ver como su
compañera había sido castigada, saltándosele las lágrimas al verla recibir la
azotaina, que ella a los primeros azotes ya rompió a llorar, más por el miedo
que por verse a sí misma, mientras su amiga había sido castigada, había podido
ver como su sexo quedaba expuesto al separar los muslos y abrirlos todo lo que
la traba de sus bragas le habían permitido, ella ahora se avergonzaba de sí
misma al saber de qué manera indecorosa estaría ella enseñando su sexo,
totalmente rasurado, algo que nadie sabía que lo llevaba así. La azotaina fue muy larga e intensa o quizás
no, no lo podía decir pues su mente no podía pensar en nada que no fuera el
llorar y patalear desconsoladamente por el intenso fuego que sentía arder en su
culo dolorido. Poco después apena sentía las caricias en sus nalgas adoloridas,
solo sentía un fuego intenso así como un dolor que no paraba, sintiendo como
sus nalgas palpitaban del dolor o de la inflamación de su trasero, pero no
habría sabido definir su estado dado su dolor en su culo. Así como al serle
subidas las bragas sintió como ejercían presión en sus inflamadas nalgas y muy
doloridas por lo ahora sabía lo que había sentido Laura al subir sus bragas,
quedándose en pie y solo con las bragas, pues no veía donde estaban sus shorts,
solo que no los tenía en sus tobillos, y que como había sucedido a su amiga,
los suyos debían de haber salido despedidos de sus pies.
El Sr. López se levantó andando lo tres pasos hasta la mesa, donde había
quedado su maletín, abriéndolo guardo el cepillo de madera en él,
cerrándolo. Caminado hacia la silla, la
agarro levantándola llevándola a su lugar, al volver entonces vio a las dos
jóvenes en pie sobándose sus doloridos traseros permaneciendo como las había dejado,
solamente con sus bragas puestas.
(Sr. López) -. Bueno Sra. Parker, espero que haya valorado
mi trabajo como espero, dada la gravedad de las faltas cometidas por las chicas,
les correspondía un correctivo eficaz, y dada mi experiencia es justo lo que
han recibido, estoy seguro que se pedirán disculpas la una a la otra antes de
que me haya retirado del despacho, aunque solo hay que verlas abrazadas
consolándose entre ellas, de que ahora ya son amigas de nuevo y que se lo
pensaran dos veces antes de cometer otro desliz.
(Sra. Parker) -. Sr. López puedo asegurarle que he quedado muy
impresionada, pero he visto que es una persona muy cualificada, por norma general me ocupo yo misma de
regañar a las chicas, y ver lo activo que se ha mostrado, incluso al regañar a
estas profesoras que ya no son unas niñas, las he visto que se avergonzaban de
cada palabra que les dirigía, y la manera metódica de regañar sin levantar el
timbre de su voz, siendo un resultado que las ha hecho sentirse en el deber de
aceptar ser castigadas. Normalmente las
profesoras cuando cometen errores suelen tratar de buscar una disculpa
atenuante a su problema. En cuanto al
cómo ha desarrollado el castigo, las ha hecho avergonzarse de si mismas y
siendo incapaces de cubrirse su intimidad, excelente y muy efectivo su trabajo.
Solo hay que echarles una ojeada para ver lo arrepentidas que están las dos. Nunca había presenciado un correctivo llevado a sus últimas consecuencias, con una efectividad envidiable. El puesto es
suyo si lo desea…
(Continuara…)
Hola comprendo que la persona que lee, una historia de este tipo, si da una opinión teme que luego quien pueda leerlo, pueda pensar malamente, es posible. Pero de escribir como lo hago, es para vosotros a quienes me dirijo al escribir historias, pues mi deseo primordial es que os resulten interesantes. Algunos de vosotros me habéis escrito por privado, y me parece muy bien, si deseáis mantener oculto vuestra dirección de correo, pues yo soy muy discreto, y me limito únicamente a agradecer su comentario a quien me escribe, bien felicitando, o sugiriendo ideas, aunque mi imaginación es infinita, siempre hay roles que me resultan interesantes. Por otro lado me gusta el comentar las historias, y debatir desde el respeto mutuo. Gracias a todos/as.
ResponderEliminar