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viernes, marzo 20, 2020

SORAYA Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 10


     
                                  SORAYA Y SU NUEVO HOGAR   Capitulo  10

         La escena en si misma resultaba  encantadora, en la mesa de comedor sentados a cada extremo se encontraban el matrimonio McDonald’s, hablando entre ellos teniendo como fondo a sus miradas, en el centro a lo largo de la pared el sofá, con un cuadro en la pared de un paisaje de una playa, en el cual se veía olas rompiendo sobre si mismas al alcanzar la playa, con la espuma que producía las mismas olas suspendida en el aire, como si el pintor hubiera parado el tiempo en ese instante mágico. Para completar la belleza de esa pintura de un paisaje, a cada extremo del sofá se encontraba Soraya a la derecha, con sus manos sobre la cabeza, con su vestido ibicenco blanco arremangado a la cintura, prendido por unos imperdibles cromados.  Quedando a descubierto a las miradas, su pequeño trasero redondo respingón completamente colorado en toda su superficie, contrastando con la blancura del vestido, así como sus muslos pálidos tirando a beige dado que no había tomado el sol desde el verano anterior, lo cual hacia resaltar el tono colorado de su trasero, quedando en un bonito contraste al tener las bragas blancas de algodón con lunares multicolor  bajadas a las rodillas, enrolladas sobre si mismas manteniéndose por encima de las rodillas.   Al otro extremo del sofá, estaba Marisa en una pose similar con sus manos entrelazando sus dedos sobre la cabeza, vistiendo una camiseta, y una falda tableada escocesa arremangada y sujeta en la pretina de su falda en su cintura, permitiendo tener la visión de su redondo y firme trasero bastante colorado por la azotaina recibida con la mano, algo menos oscuro que el de su amiga Soraya, pues la sandalia de suela plana había dejado mella en el trasero, por lo que el contraste de ambos traseros colorados era precioso, con el tono de piel algo más morena, y contrastando a medio muslo sus braguitas rosas bajadas.
         Viéndose una a la otra cara a la pared, podían verse sus rostros claramente avergonzadas, pero a pesar de ello se sonreían.  Las dos habían recibido una azotaina, desde luego la que más dolorido tenía su trasero era Soraya.  El sonido de la sandalia de mamá era claramente presagio que debía de doler mucho, aquella suela de goma tan delgada y plana era sin duda como una dura palmeta de cuero, Marisa no hacía más que recordar los efectos que causaba en el trasero de su amiga, así como verla sobre el regazo menearse o  como se agitaba  tratando de levantarse sin lograr ese objetivo, ya que la mantenía su mamá bien sujeta sobre sus piernas, el menearse de aquel modo era claramente  debido al intenso ardor  en su trasero.  Marisa era la primera vez que estaba viendo como una spanker actuaba, en su mente le sonaba extraño el pensar eso de spanker, pero era lo que sus ojos veían una mujer dando una buena azotaina con su zapatilla a su mejor amiga Soraya. En otras circunstancias se habría apiadado de su amiga, incluso habría sentido lastima al verla como aullaba de dolor causado por aquella zapatilla o sandalia. Pero en esos momentos Marisa se lamentaba el no poder ver desde su posición, como la zapatilla propinaba aquella azotaina en el culo a su amiga, le hubiera encantado estar al otro extremo del comedor y poder ver como se le iba poniendo colorado su trasero, se avergonzaba de pensar de ese modo, ya que no podía apartar su mirada, siendo vista por Soraya como la miraba, aunque dudaba mucho que pudiera fijarse en ella, pues por la forma que aullaba a cada azote tendría cosas más importantes que pensar, que en la mirada lasciva de su mejor amiga Marisa.
     Sonreían porque claramente tenían motivos para estar alegres, quien les iba a decir a ellas que iban a verse así mismas siendo castigadas juntas.  Aunque para Marisa era la primera vez, y a su vez  también su primera  azotaina, con la sorpresa doble de ser vista como la recibía por su amiga, así como su futuro papá al cual ella lo veía enfrente de sí misma, aunque esa imagen solo la pudo disfrutar unos instantes, hasta que los azotes que sentía arder en su trasero, fueron a más y más, no siendo capaz de mantenerse sobre el regazo de su mamá, sin patalear con sus piernas así como agitar sus brazos, pues hubo un momento que había perdido la cuenta de los azotes que había recibido, al no poder concentrarse en ello, pues sus nalgas le abrasaban demasiado y aun fue peor cuando le bajo las bragas, aunque si recordaba ese instante glorioso cuando sintió los dedos de su mano se introducían bajo el elástico de sus braguitas para bajárselas, era su primera vez que le bajaban las braguitas, siendo un momento que sería difícil de olvidar para ella.
         En cualquier momento podían ser regañadas de nuevo, por no tener su cara mirando la pared, pero Soraya no podía dejar de mirar lo feliz y radiante que estaba su amiga Marisa.  Su sueño de encontrar spanker se había cumplido, además no se podía pedir tener más suerte, pues su mejor amiga estaba con ella.  Aunque claramente podían verse entre ellas como hacían guiños, pues  sentían sus traseros arderles a ambas y las dos lo tenía bastante dolorido. Así como las molestias de sentir un intenso picor, que cualquiera de ellas hubieran dado lo que fuera en esos momentos, por poder llevarse sus manos para frotarse sus ardientes traseros.
        Según iba transcurriendo el tiempo sus rostros habían cambiado, pues sus molestias en sus traseros claramente se mantenía igual, pero lo peor eran  sus picores al no ser aliviados de forma alguna, en vez de reducirse claramente iban siendo cada vez más molestos, ello añadido al fuego que sentían.  Además lo que al principio era una aventura el estar castigadas cara a la pared, con el paso de los minutos el aburrimiento así como el cansancio hacia mella en ellas, ahora ya se las podía escuchar como resoplaban aburridas, al igual que  por estar cansadas de estar de pie, como por el hecho de estar castigadas mirando la pared.  Lo que en un principio era una aventura feliz, ahora deseaban poder subirse las bragas cubriendo su desnudez, así como el poder sobarse sus traseros.  A ello se le sumaba el escuchar a sus papás como charlaban entre ellos, como si ellas no estuvieran en el comedor presentes.
         Hablaban  los Sres. McDonald entre ellos de cosas comunes, así como de las  novedades del día, la subida de bolsa esa mañana, así como las ganancias obtenidas según su agente de bolsa. Así como otros eventos interesantes a los que tenían pensado acudir esa semana, como ir al Liceo a una gala benéfica, sobre un tema determinado al cual harían unos donativos.  Aunque no quitaban ojo a las muchachas, las tenían castigadas cara a la pared, las contemplaban sonriendo por como movían sus traseros, agitando sus nalgas tratando posiblemente de mitigar el intenso ardor que debían sentir en sus traseros. Así como el  girarse poco a poco cerciorándose si aún las vigilaban, volviendo sus cabezas rápidamente  al verles detrás de ellas, avergonzándose al saberse observadas por ellos, al permanecer detrás de ellas, deseando que no estuvieran  mirándolas o  si se habían descuidado para  poder bajar una mano para  sobarse el culo.
     Marisa al estar situada al rincón izquierdo del fondo del comedor, se creía que no la vigilaban, mirando  bajo su brazo derecho disimuladamente, aprovechaba para bajar su brazo izquierdo para sobarse el culo.  Mientras sus nuevos como muy posibles papás sonreían observando  como lo hacía, pues les hacía gracia con sus rojos traseros, verlas intentando disimular al ladear su cuerpo hacia ese lado y ocultar así su movimiento, aunque no pasó desapercibida la acción.  Soraya al ver como Marisa se sobaba el culo, viendo que no tenía consecuencias para ella el desobedecer.  Intento hacer lo mismo disimuladamente con su mano derecha, pero a ella no le fue nada bien el hacerlo.
      Pues su papá levantándose de su silla fue raudo hacia ella, escuchando Soraya el sonido de las patas de la silla al ser separada de la mesa, así como  sus pasos tras de sí, estremeciendo su cuerpo temiéndose lo peor, pues sabía que la había visto, no tardando en  comprobarlo.  Pues se vio izada al sentir posarse las manos de papá en su cintura, levantándola del suelo en volandas, siendo segundos después colocada boca abajo, sobre el brazo del sofá apoyando su estómago en él, su cuerpo estirado sobre el sofá echada boca abajo,  con la cabeza girada hacia la izquierda viendo la mesa, así como ver a su mamá frente a ella haciendo gestos negativos con la cabeza, demostrándole  así  su desagrado en su rostro.  Sintiendo como sus piernas colgaban de brazo del sofá inertes, sin tocar el suelo con sus pies.  Con el culo ardiéndole aun por la azotaina recibida hacia unos minutos, vio cómo su papa había avanzado unos dos pasos adelante, colocándose claramente ante ella para que viera como se quitaba el cinturón, aterrorizada viendo cómo se desabrochaba la hebilla del cinturón,  cerró los ojos al ver como salía su grueso cinturón de las presillas del pantalón, no pudiendo ver como lo doblaba a la mitad uniendo los extremos, así como dándole una vuelta alrededor de su mano, sujetándolo con firmeza lo estiro dejándolo tenso con su mano izquierda, una vez hubo acortado y tensado el cinturón, manteniéndolo sujeto a su mano derecha.  No tardo en sentir el cinturón como restallaba su sonido  en sus nalgas desnudas, aun con sus bragas bajadas en sus tobillos, abrió las piernas todo lo que daban de sí mismas, no pudiendo abrirlas como hubiera deseado  por la traba de sus braguitas, agitaba  sus piernas sin tener control de ellas por el intenso ardor que producía el cinturón, al sentir las quemazones en su nalgas que la abrasaban, pues los azotes en su culo eran muy seguidos, sin darle tiempo a coger aire entre azote y azote, poniéndose a llorar al segundo de los veinte buenos azotes que recibió, aullando de dolor a cada uno de ellos.  Dejándola llorando sobre el brazo del sofá, teniendo la libertad para llevarse sus manos al trasero, pues no se le impidió el hacerlo, sobándose con sus manos con vigor del intenso fuego, mientras con sus ojos borrosos por las lágrimas veía a su papá, como se volvía a poner el cinturón pasándolo presilla por presilla hasta volver a abrochar la hebilla de su cinturón.  Entonces la levanto por la cintura volviéndola a colocar de pie mirando la pared, la dejo que se sobara el trasero unas veces más y retirándole las manos poco después al sujetárselas  por  sus muñecas volvió a colocarle las manos sobre su cabeza.  Llorando no se atrevió a tratar de sobarse de nuevo, aunque seguía viendo como su amiga si lo hacía, pero a ella en cambio no le decían nada.  Lógicamente entre ellas existía una gran diferencia que ellas no podían apreciar, Marisa había sido castigada simplemente como una prueba, en cambio Soraya estaba castigada de forma real,  por la gravedad de sus faltas, de ahí que no le permitieran pasarle la más mínima o leve falta siendo castigada en el acto con severidad.
         Al cabo de unos minutos había dejado de llorar, solamente sollozaba aspirando por la nariz, pues esta liberaba de sus fosas nasales mocos que goteaban molestos. Se volvían a observar de nuevo el cruce de miradas, Marisa claramente apenada por la azotaina que acababa de recibir su amiga y que ella había podido contemplar, sus sonrisas ya no aparecían en sus rostros.  Más bien cuando sus miradas se cruzaban, se veían a sí mismas como volvían a resoplar  por el cansancio de estar cara a la pared castigada. Aunque más que cansadas sentían sus brazos adormecidos, pues desconocían  el tiempo que llevaban con sus manos sobre sus cabezas.  Por no decir las ganas que podrían tener ambas, de poder bajar sus manos para poder acariciarse sus traseros, pues las dos lo tenían dolorido, aunque  estaba más dolorida Soraya, así como el intenso picor que se les iba acumulando en el trasero, sin poder mitigar esos picores  del culo.  Aunque Soraya la observaba con clara envidia, pues a su amiga le permitían sobarse el trasero, y en cambio ella sentía arder mucho más, así como el intenso picor por la azotaina recibida con el  cinturón de papá.
(Sr. John)  -.  Marisa acércate pequeña!  .-  Marisa se temió lo peor al ser llamada por su nombre, asustada dudo unos instantes pero obedeció a papá, acercándose hacia él arrastrando los pies por el suelo, al girarse juntando sus muslos, sus braguitas rosas al no permanecer tenso su elástico, se le fueron bajando por si solas hasta las rodillas, luego al andar se le acabaron de bajar a los tobillos, así las braguitas bajadas temía tropezar  con ellas cayendo al suelo, al encontrarse a un metro de papá, él la tomo por las manos acercándola hacia él, estando a punto de caer al suelo al perder el equilibrio, pudiendo sentir su papá como temblaba de miedo al contacto de sus manos, pues ella temía recibir otra azotaina por haber desobedecido, al igual que Soraya lo había sido hacia unos instantes por sobarse, algo que ella había hecho repetidamente, pero al tenerla cerca de él lo que hizo a continuación,  fue subirle las braguitas ajustándoselas el mismo a su cintura, viendo el rostro de Marisa que se había ruborizado, pues al subirle las bragas las manos de él hizo que su corta falda tableada, se le subiera la falda, dejando su sexo con un poco de vello a la vista viendo a su papá como negaba con la cabeza, al sentir como el mismo le arreglaba su corta falda, se relajó la muchacha pero sin atreverse a levantar la mirada por la vergüenza, manteniendo su mirada baja al ser aupada haciéndola sentarse sobre sus piernas, sintiendo el contacto de sus muslos en su culo cubierto por las bragas, pues al sentarla la falda se le había acampanado, sentándose apoyando su ardiente trasero sobre sus muslos, notando como la mano izquierda de papá la sujetaba con la mano bajo la falda sobre sus braguitas, pudiendo sentir su mano enorme posada en su trasero ardiente.  -. Muy bien mi pequeña Marisa, para haber sido tu primera azotaina te has portado muy bien. Mi esposa y yo mismo estamos muy contentos por lo bien que  te has comportado, manteniendo la compostura bastante tiempo, antes de ponerte a patalear como una chiquilla. .- Aquellas palabras tranquilizaron a Marisa, continuando muy avergonzada por estar sentada en las piernas como una niña pequeña, pero aunque mantenía su mirada baja, en la comisura de sus labios aparecía una preciosa y pícara sonrisa de orgullo.  -. Para ser una preciosa niña de ocho años he visto algo que me ha llamado mi atención en tu entrepierna, será necesaria realizar una higiene personal, no veo necesario especificar que se  debe hacer, lógicamente ese aseo íntimo y personal se realizara una vez estés en nuestra casa, no está bien visto que una niña de tu edad manipule una maquinilla con cuchilla con el riesgo que eso conlleva, ya has visto a tu hermana mayor que no tiene vello, ella también fue aseada al llegar a  casa…   También hemos visto cómo te sobabas el culo, pero no te hemos dicho nada al no estar castigada, si lo hubieras estado puedes estar segura,  que habrías corrido la misma suerte que tu hermana mayor. Pero tú no estabas cara a la pared, por haber cometido una falta, si has temido en algún momento que te fuera a calentar el culo con el cinturón, ya sabes por qué no has sido castigada. Ahora solo nos falta conocer tu opinión, pero vas a tener unos días para pensarlo detenidamente, el jueves deberás comunicarnos tu decisión.  Si aceptas ser nuestra hija, el viernes por la tarde después de comer te esperamos en nuestra casa, si tu respuesta es afirmativa.
(Marisa)  -.  Y… si…ya hubiera decidido?  Que debería hacer, pa…pa…
(Sr. John)  -. Puedo decirte que nos llena de satisfacción que ya hayas decidido, el llamarme papá aunque te haya costado decirlo por la vergüenza, entiendo cuál es tu posición. Ello indica que estas decidida a aceptar venirte con nosotros, y no puedo expresar en estos momentos la alegría que nos proporciona esa confianza en nosotros, pero en la vida hay que pensar con detenimiento las cosas y sobre todo obrar teniendo plena seguridad en las decisiones que se toman. Por ello esperaremos al jueves a conocer tu decisión.  En primer lugar sabemos muy poco de ti, por lo que estos días podremos hablar por correo, para así poder conocernos mejor, al igual de las circunstancias que debemos adoptar nosotros contigo.  Una vez que dispongamos de la información que es necesaria, deberemos ver que vamos hacer, pues sabemos por Soraya que de haber sido posible habrías realizado exámenes de acceso a la universidad, pero por razones privadas te viste obligada a dejar correr esa opción.  Lo justo sería el encargarnos como tarea principal para nosotros, el proporcionarte esos estudios, como padres responsables de nuestras hijas. Al igual que como padres no será para ti una opción posible, me refiero al aceptar estudiar o no. Seria claramente tu obligación la de ponerte a estudiar, siendo castigada en caso de negarte a ello, pues es la obligación de una hija el obedecer a sus padres. Por todas estas razones y otras que surgirán de las que hablaremos, es por lo que decidir ahora sería inapropiado para ti, pues antes debes conocer bien nuestras condiciones. Por supuesto que nosotros correremos con todos los gastos, así por de pronto se me ocurre pensar, que estas fuera de plazo para ingresar este año, por lo tanto deberemos hacer algo al respecto para que te prepares bien, por lo que creo que deberíamos buscarte alguien capacitado para ayudarte en esa tarea, como puedes ver esto solo son puntos que se me vienen ahora a la mente, los cuales es necesario plantearlos y pensar en qué hacer para que sea lo correcto. Por ello hay que esperar, al igual que debes comunicar a tus tíos lo que piensas  hacer, pues igual ellos ponen alguna traba a que te marches.  Pues va a ser una noticia inesperada para ellos, e igual algo deben de pensar al respecto.  Debes quedar a bien con ellos, pues si el día de mañana decides no continuar con nosotros, debes tener un lugar a donde poder volver, por ello el marcharte de su casa definitivamente no es una buena opción, si el día de mañana has cambiado de parecer, no te puedes quedar en la calle desamparada, por lo que igual habría que primero plantearse esa posibilidad, y si no fuera posible venirte a vivir fija con nosotros, pues ello te supondría un problema el día de mañana, habría que plantearte el poder buscar otro spanker que se pueda ceñir a tu horario, a nosotros una niña de fin de semana no nos interesa…o temporal.
       Desde su lugar castigada cara  a la pared, Soraya lo había escuchado todo claramente, pues como es natural pensar estaba muy feliz de tener una hermanita menor, más aun siendo una de sus dos mejores amigas.  De las últimas palabras escuchadas la habían preocupado, pues Marisa se mantenía callada sin hablar.  En ese instante Soraya se giro mirando hacia su papa y mama con las manos sobre la cabeza decidida a intervenir, aunque temía que su osadía de interrumpirle cuando estaba hablando no fuera bien interpretado, pues está muy mal visto que una niña de doce años interrumpa a un adulto, en una situación clara de padre e hija, por lo que la voz de Soraya era casi inaudible, temiendo ser reprendida y castigada… siéndolo por la Sra. Abba que estaba pendiente de ella, mientras su esposo exponía los motivos por lo que Marisa debía de esperar unos días para dar su respuesta, y conocer antes a lo que iba a exponerse al aceptar ser su hija, al igual que su amiga Soraya ya había aceptado.
(Sra. Abba)  -.  Te parece bonito hablar cuando lo hace papa? Ven aquí!!!
   Soraya temerosa se fue acercando a su mamá, pues se temía que le diera unos buenos azotes por interrumpir a su papá, teniendo en cuenta lo dolorido que tenía el culo, con las bragas bajadas  trabándole los tobillos le costó acercarse, pero al estar cerca de la Sra. Abba la agarro de las manos atrayéndola hacia sí misma, estando Soraya muy cerca de caer al suelo al tropezar con sus propias bragas, al igual que su marido hiciera con Marisa, y para que no volviera a tropezar  le subió sus bragas, y al habérselas subido le dio un par de sonoros azotes en el culo sobre las bragas, pues el vuelo de la corta falda de su vestido ibicenco continuaba prendido en su cintura…
(Sra. Abba)  -. Más te vale que sea importante eso quieres decir, o  puedes ir preparando el culo…!
    Marisa la observaba sentada sobre las piernas de papá, sorprendida por como había regañado mamá a Soraya, pues fue una situación extraña ser regañada por algo tan simple como hablar. Preguntándose mentalmente que sucedía, pues no veía motivo alguno para regañar a Soraya, y mucho menos darle aquellos dos fuertes azotes en el culo.  Estaba tan sorprendida que sin pensarlo bien intervino, preguntándole a papá porque…
(Marisa)  -. …Porque le ha dado esos azotes, si no ha hecho nada ella ahora? Papá…
(Sr. John)  -. A ti te parece que no ha hecho nada tu hermana?  Pues de estar en nuestra casa, tu recibirías una buena azotaina por interrumpir  y replicarnos porque se ha llevado dos merecidos azotes en el culo tu hermana.  Estaba yo hablando contigo explicándote cosas importantes que debes saber, y no está bien que una niña de doce años interrumpa a su papá cuando está hablando, eso es una falta grave de respeto como de mala educación interrumpir a un adulto cuando este está hablando. De hecho tu mamá le acaba de dar la oportunidad de explicarse, y tú has interrumpido a mamá!!! Por lo que te mereces unos azotes como tu hermana… Solo te libra el estar de prueba y que aún no has sido adoptada como nuestra hija… Pero unos azotes no te van a ir nada mal…
      Marisa no tuvo ocasión de replicar como hubiera deseado, pues se vio colocada boca abajo sobre las rodillas de papá, recibiendo en el acto unos buenos azotes en el culo, sin saber muy bien por qué se los daba, pero sintió como esos azotes de papá dolían mucho más que los recibidos por mamá sobre sus rodillas minutos antes, sintiendo como la mano de papá era mucho más grande, solo fueron diez fuertes azotes pero le dolieron...
(Sr. John)  -. Esto te enseñara a hablar cuando se te dé permiso para hacerlo!   A ver… Soraya que es eso que tienes que decir, espero por tu bien que sea importante…
(Soraya)  -. Perdona papá!  Pero lo que deseaba deciros que Marisa iba a venirse a vivir a este piso a final de este mes, ósea este viernes iba a venirse ella y Sonia a vivir conmigo, íbamos a vivir las tres aquí, si miráis las habitaciones están los muebles ya con su ropa, sus tíos ya están informados y aprueban que se venga a vivir conmigo, pero no le había comentado nada de irme a vivir con mis papas de adopción aun, por la debida discreción que debía tener sobre el tema, hasta no haberos pedido permiso para hablar y poder contarselo, ella iba a dejar de trabajar en el locutorio, porque no le pagan nada de sueldo, entre Sonia y yo pagaríamos el alquiler hasta que le salga algo y ella pueda colaborar, aunque tiene una pequeña pensión de su padre biológico cada mes, aunque no le conozca a él.
     Marisa una vez recibidos sus correspondientes azotes, su papá la había hecho levantarse quedándose de pie a su lado, ella lo miraba con cara de sorpresa por los azotes que le había dado, mientras se sobaba el culo con las dos manos, y al escuchar a Soraya hablar la miro a ella, y al acabar de hablar miro a papá de nuevo mientras en su rostro seguía aquella mirada de sorpresa y desafiante…
(Sr. John)  -.  Marisa! Cambia ese rostro o te vas arrepentir el mirarme desafiante, eso es una de las cosas que no vamos a tolerar en tu conducta, que esperabas recibir unos azotes solo cuando cometes una falta?  El interrumpir a los adultos cuando hablan es una falta de respeto, y no se tolera en casa ese comportamiento! Estarás de prueba en la tarde de hoy, pero a pesar de ello, no te voy a tolerar esa conducta desafiante, más te vale borrar esa cara o vas arrepentirte como me hagas enfadar…   Bueno Soraya!  Al parecer lo que ibas a decir era importante, pero ello no te va librar de ser castigada, pues estabas castigada cara a la pared y no tenías permiso para hablar o moverte estando castigada, es importante lo que has dicho. Pero eso nos lo podías haber comentado luego, pues de igual forma hasta el jueves no esperamos la respuesta de Marisa, o es que además de escuchar una conversación que no va contigo, te crees que te puedes saltar el castigo?  Por lo tanto no había urgencia para interrumpir la conversación… ósea desvergonzada!!! Ven que te voy a enseñar a moverte estando castigada…
     El rostro de Soraya lo decía todo sin palabras, estaba claramente arrepentida de haberse movido estando castigada, pero actuó en la creencia que era lo correcto, pero al escuchar a papá se dio cuenta que tenía mucha razón, no había motivo para haberse movido, pues lo que había dicho o referido no tenía importancia pues habían todavía prácticamente cuatro días hasta el jueves, lo que restaba de lunes, martes, miércoles y jueves hasta las veinte horas de la tarde que debía dar una respuesta Marisa.  Por lo cual no debía de haber interrumpido a papá!  Y ello se reflejaba en su cara, pues según se acercaba a papá que estaba sentado a escasos dos metros de mamá, se acariciaba el culo por encima de la falda, viendo aun la mirada desafiante en el rostro de Marisa, mientras que en cambio ella mostraba a su amiga, dibujado en su rostro la clara preocupación o su temor a ser castigada de nuevo, pero al mismo tiempo aceptaba que estaba equivocada en su forma de comportarse, aunque la avergonzaba ir andando a pasos cortos, y ser observada por Marisa la cual seguía sin comprender nada de aquello, y más como Soraya se inclinaba sobre las rodillas de papá, así como se ponía ella misma sobre las rodillas de papá boca abajo, para recibir una azotaina. Interviniendo la Sra. Abba en ese momento…
(Sra. Abba)  -. Niña!!! Cambia inmediatamente de tu cara esa mirada! Ven aquí y explícame que es lo que no comprendes… .- Marisa fue hacia ella, sin comprender aun nada de lo que sucedía, pues no veía que hubiera sido tan grave el interrumpir en una conversación, eso era algo habitual cuando hay personas desconformes. Y ella en esos momentos tenía muchas dudas como era de esperar. La sentó sobre sus piernas notando como su cuerpo se estremecía, al contacto de su inflamado culo, al igual que notar en sus piernas el calor que emanaba su caliente trasero. -. Es muy comprensible que te embarguen tus dudas, pues este mundo es muy distinto el imaginarlo a vivirlo una misma. No es lo mismo tener un spanker durante unas dos horas en cierto momento de la semana, el cual te va a disciplinar por  las faltas que hayas podido cometer, y una vez castigada el spanker se marcha. Con nosotros no vas a vivir de esa forma tan simple, si vives con nosotros como nuestra hija adoptiva, vas a estar en riesgo de ser castigada en cualquier momento, ya que vivir con unos spankers es lo que se denomina como una relación 24/7, que no significa otra cosa que estar controlada veinticuatro horas, los siete días de la semana.  Por ello debemos hablar durante estos días de todas estas cosas, antes de tomar una decisión por tu parte.  No puedes decidir de buenas a primeras que estás de acuerdo, sin conocer lo que va a significar el vivir con nosotros.  No es lo mismo ser una niña de ocho años durante dos horas por decir algo, que ser una niña de ocho años por un tiempo indefinido de “X” días. Debes de estar muy segura de ti misma, para tomar una decisión seria.  Un spanker en la distancia es un tipo de relación blanda por llamarlo de un modo, y vivir con un spanker es muy diferente. Como lo que acaba de suceder en estos momentos, que tu hermana a interrumpido a tu papá cuando estaba hablando, eso en una mujer de veintidós años, no sería objeto o motivo de castigo, pero ella con nosotros es una niña de doce años, por lo cual nos debe respetar como sus papas que somos, y interrumpir o contradecirnos es una falta de respeto, por ello papa la va a  castigar.  Al igual que te debería castigar a ti, por ese desplante desafiante de tu rostro hacia tu papá, eso en una mujer de dieciocho años que tienes tú, no sería motivo de castigo. Pero te estamos tratando como el rol que adoptaras con nosotros, que será el de una niña de ocho años, debes comprender que con ocho añitos no puedes faltar el respeto a tus papas… Y si lo haces debes ser castigada como es natural, porque no te toleraremos esa conducta.
      Marisa pareció que comprendía la explicación de su mamá, pero a pesar de ello en su rostro se le dibujaba no aquella mirada desafiante de unos momentos, ahora su cara era de una clara preocupación o de tener una clara duda en ella, y titubeante pregunto con voz temblorosa.
(Marisa)  -. Entonces mama!  Me va a castigar a mí también… papá?
(Sra. Abba)  -.  Pequeña! Tu solamente has recibido una azotaina a modo de información, para conocer de primera mano cómo serás castigada, por lo tanto no estas bajo nuestra responsabilidad todavía, solamente de aceptar vivir con nosotros serás castigada en su momento por las faltas que puedas cometer, y por supuesto no son acumulables, por lo tanto tu comportamiento de hace unos momentos no lo tendremos en cuenta.  A no ser que comprendas tu situación, y creas que debes de ser castigada como lo va a ser tú hermana Soraya, que en el futuro de aceptar será tu hermana mayor.  Te vas a sentir mejor si eres castigada por tu comportamiento?  Si es así no respondas, te pongo en el suelo de pie, y si vas hacia donde esta papá, después de darle la azotaina a Soraya, te la dará a ti.
     Marisa miraba a mamá incrédula, sentirse mejor por ser castigada… No sabía que mejoría podría tener por ser castigada con una azotaina, así que al bajarla de sus piernas dejándola de pie en el suelo, su primera reacción fue la de apartarse de ella, en dirección contraria a la que estaba Soraya sobre las rodillas de papá.   En ese instante vio como le retiraba el corto vestido a Soraya Papá, pues se le había soltado un imperdible por los dos azotes que le había dado mamá y cubierto parcialmente su trasero, seguidamente le bajaba las braguitas de algodón blanco con sus lunares multicolores, apareciendo ante la atenta mirada de Marisa el culo completamente colorado de su amiga. Así como ver como la mano derecha de papá comenzaba a darle sonoros azotes en el colorado trasero, viendo como su amiga recibía aquella azotaina, resonando los azotes en toda la estancia, mientras que Soraya movía sus piernas abriéndolas o separándolas hasta sentir la traba de sus bragas,  no pudiendo separarlas más de sí mismas, ante esa visión Marisa veía como se estiraba la elasticidad de la prenda íntima de su amiga, al igual que meneaba sus caderas al ritmo de los fuertes azotes, no tardando en escucharla sollozar primero y luego ponerse a llorar a la desesperada, pues la azotaina duro  varios minutos poniéndole el culo de un rojo muy intenso y brillante. Hasta que boquiabierta Marisa vio como le volvía a subir las bragas a Soraya papá, así como poniéndola en pie se sobaba el culo vigorosamente, haciéndolo sobre sus braguitas al tiempo que introducía sus dedos entre las perneras para aligerar la presión de las braguitas, recibiendo dos sonoros azotes y viendo como papá le volvía ajustar las bragas a su cintura poniendo de nuevo las perneras más tensas aun, marcándole en el trasero como apretaba el elástico de las perneras…
     En ese instante Marisa vio como papá la miraba a ella, estremeciéndose a sentir esa mirada clavada en ella, como si la estuviera esperando a que fuera hacia él, pero ella sentía sus pies clavados en el suelo, bajando su mirada permaneció en el lugar donde estaba sin moverse. Aunque sus manos se sobaban su trasero como un auto reflejo, al sentirse claramente intimidada por aquella penetrante mirada, pero no se movió de lugar. Solo Marisa podía saber lo que pasaba por su mente, pero desde luego en sus pensamientos no se reflejaba el acercarse a papá a que le calentara el culo, el temor a ello la hacía permanecer en su lugar, solamente ella podía saber que pasaba en esos momentos por su mente.
(Sr. John)  -. Cariño!  Creo que ya va siendo la hora de marcharnos a casa, pero antes llévate a Soraya a su habitación para que la arregle, así como poner la ropa sucia en la lavadora y las sabanas mojadas.  Cuando la ponga a secar la ropa. Que se arregle Soraya para irnos, mientras hablare un poco más con la pequeña para aclararle las dudas. Porque no la veo preparada para vivir con nosotros, parece que está demasiado verde aun. Quizás el ser tan joven carece de la experiencia necesaria, o al menos debería tener las ideas más claras, para ello debe recopilar información, con tiempo es posible que pueda estar más preparada y en mejores momentos para tomar una decisión.
      Marisa vio como la Sra. Abba se llevaba a su amiga de la mano, viendo como Soraya no protestaba ante las palabras de marcharse, sorprendiéndola ver como sumisa aceptaba el arreglar la habitación.  Quedándose ella a solas en el comedor con el Sr. John, que la observaba con una cara que mostraba poco convencimiento hacia ella. Una vez a solas en el comedor…
(Marisa)  -.  Señor!  Porque dice que estoy muy verde aun?  Antes decía que estaba muy contento usted y su esposa conmigo, porque han cambiado de idea respecto a mí?
(Sr. John)  -.  Como decía y has escuchado tenemos muchas cosas de que hablar, de momento claramente las observaciones que podemos hacer son poco claras con respecto a ti.  Como puede ser el rol que te hemos fijado para ti, pues aunque hayamos dicho que puedes elegirlo tú, nuestro interés principal es el de tener otra hija, y aunque hayamos alabado como te has portado al ser castigada con la azotaina de prueba, hay aspectos de rebeldía en ti, que puede ser por tu carácter rebelde, o por ser ignorante de lo que este mundo aporta.  El momento para ver hasta donde estas preparada, ha sido hace unos momentos, mi esposa te ha informado que por tu rostro desafiante, merecías una buena azotaina, en un primer momento ha parecido que comprendías que debías de ser castigada,  tras la explicación de mi esposa has cambiado tu cara desafiante, por una imagen claramente apaciguado, incluso me atrevería a decir que estabas dispuesta aceptar ser castigada, pero luego tu comportamiento ha sido todo lo contrario, lo que nos viene a decir que eres un mar de dudas. Incluso cuando he acabado de darle la azotaina a Soraya, te he mirado para que vinieras a recibir la azotaina que te merecías, y no has venido hacia mi, es que ni has dado un paso adelante, de haberlo dado yo te hubiera ido a buscar para darte tu merecido, pero no has hecho gesto alguno que me diera luz verde.
(Marisa)  -.  No le voy a negar que como spankee tenga mucho que aprender, y que son muchas las dudas que tengo, eso es algo que no puedo negar.  Pero le puedo asegurar que tengo mis ideas muy claras de lo que deseo, y que he recibido información de primera mano por parte de Sonia.   En cuanto a eso… que usted me dice… que debería dar una respuesta más positiva… o que no he dado un paso… quizás sea el hecho que soy muy cobarde… aunque usted se hubiera levantado y venido hacia mí, si usted da dos pasos adelante, yo hubiera dado tres hacia atrás por el miedo que tengo, incluso ahora mismo no entiendo que tenga valor para reconocer lo que estoy diciendo, quizás por sentirme molesta por escuchar que no estoy preparada, pero yo jamás me hubiera puesto voluntariamente sobre sus rodillas como ha hecho Soraya, soy incapaz de algo así. Pero por Sonia conozco lo que conlleva el tener una relación veinticuatro siete, y no tengo duda alguna sobre ese respecto, pero tener miedo a… que me castigue usted, no creo para nada que sea por tener indecisión o no estar dispuesta, así como como el estar preparada para esa relación.  En cuanto a adoptar el rol de una niña de ocho años es mi rol preferido, no elegiría otro distinto.  Pues justamente es como más me identifico a mí misma es en ese rol.
(Sr. John)  -.  Bien pequeña! Esto es justamente lo que había pensado de ti, pero necesitaba estar seguro de ello, por ese motivo han sido mis palabras tan elocuentes, porque necesitaba conocer tu reacción, y como esperaba así ha sido. .-  El Sr. John se puso en pie levantándose de la silla que había ocupado toda la tarde, comenzando a soltarse los gemelos de la boca manga de la camisa y arremangándose las mismas hasta el codo las mangas de la camisa, al tiempo que avanzaba hacia Marisa, la cual retrocedía los mismos pasos que él avanzaba hacia ella. .- Sabes desvergonzada!! Me has hecho utilizar un método contigo que no es muy convencional, el cual hace que seas merecedora de una buena azotaina en el culo… Y sabes?  Es justamente lo que voy hacer contigo,  te voy a poner sobre mis rodillas y te voy a dar una buena azotaina que no vas a olvidar en varios días!!!  Pues es justamente lo que te mereces, y para nada va a resultar parte de la prueba, pues este castigo te lo has ganado tu sola a pulso, al mostrarte de ese modo desafiante, siendo claramente una falta de respeto en una niña de ocho años, y es importante el ocuparme de ti como corresponde a esta situación.
    Marisa al verle ir hacia ella hecho a correr en dirección contraria, acabando corriendo alrededor de la mesa perseguida por su papá, Marisa en su torpe carrera tropezó con una silla tras otra, cayendo y causando  un gran estrepito al caer al suelo, el cual llamo la atención a la Sra. Abba, que supervisaba como Soraya recogía la habitación, apareciendo en el pasillo sonriendo al ver la escena y tras ella asomaba la cabeza también Soraya, viendo como daban vueltas alrededor de la mesa, riéndose la Sra. Abba y también Soraya por la escena, claramente Marisa corría mucho más, por ello en una de las vueltas que daban a la mesa, la Sra. Abba se interpuso en la carrera de Marisa sujetándola del brazo. Con lo cual el Sr. John le dio alcance a Marisa a la que agarro por la cintura levantándola en volandas, colocándola bajo su brazo izquierdo mientras la joven pataleaba en el aire, así como sus brazos trataban de aferrarse a la mesa para escapar, maniobra que no le sirvió de nada pues al agarrarla, el Sr. John la llevo hacia la única silla que quedaba aun sobre sus patas derecha, sentándose en ella al tiempo que la colocaba boca abajo sobre sus rodillas, le levantaba la corta falda tableada escocesa, así como el bajarle las bragas rosas a los tobillos de un solo tirón.  Al inclinar su cuerpo hacia la derecha para bajarle las bragas, vio que en el respaldo de la silla colgaba el bolso abierto de su esposa, dentro del cual había un viejo cepillo de madera de baño, que sin dudarlo un momento lo agarro por el mango, y al incorporarse agarrando las manos de Marisa que se cubría el trasero, las coloco juntas sobre su espalda, al tiempo que caían los primeros azotes sobre el colorado trasero de la joven Marisa. Que al sentir los azotes aullaba de dolor, meneando sus caderas tratando de girarse sin éxito alguno por su parte, así como agitar su cabeza alocadamente mientras su hermoso y largo cabello se suspendía en el aire, tanto hacia la derecha como hacia la izquierda, así como sus piernas pataleaban alocadamente, las cuales con su pataleo acabaron por hacer que sus braguitas rosas bajadas a sus tobillos, salieran despedidas de sus pies volando varios metros posándose en el suelo como una grácil mariposa rosa.  La azotaina a pesar de utilizar el cepillo de baño, no eran azotes muy fuertes los que Marisa recibía en su desnudo trasero, pero si lo suficiente para hacerle aprender la lección, por supuesto la amenaza de papá de darle una buena azotaina, no se cumplió pues solo lo dijo para amedrentarla aún más de lo que ya estaba la joven, pero si le dolió lo suficiente para aprender la lección.
      Al dar por finalizada la azotaina tras unos largos minutos, un tiempo que a la pequeña Marisa le parecieron muchos mas, pues para ella que era la primera vez que probaba el cepillo en su trasero, le parecieron mucho más que unos simples minutos. Sintiéndose libre del brazo izquierdo que la mantenía inmovilizada con las manos en su espalda, sintió que la dejaba que se incorporase ella por si misma de su regazo, lo cual hizo que se llevase  rauda sus manos al colorado trasero que le abrasaba, levantándose  quedando arrodillada al costado derecho de papá.  Llorando se sobaba el culo vigorosamente con las dos manos, pues la azotaina con el cepillo había dejado su trasero muy  dolorido, por lo que la joven se sobaba el culo cogiéndose las nalgas por la base, subiéndoselas hacia arriba una y otra vez, era gracioso verla como se masajeaba sus doloridas nalgas, momento que los brazos de su papá la hicieron ponerse en pie, con las lágrimas en sus ojos y sin dejar de sobarse el culo, separándose de él lentamente temerosa que por sus gestos ahora desafiantes, pues sus ojos brillaban como si le lanzara unos rayos por la rabia que sentía, pero ese ímpetu no resultaba ser más que una forma de mostrarse así misma, no siendo ira o estar resabiada por la severa azotaina, si no,  por lo dolorido que tenía el culo, no había más que verla  como dando pequeños saltitos, tratando de mitigar aquel intenso  dolor en el culo, además de sentirlo que le ardía el trasero como si le hubieran puesto brasas al rojo vivo.  En breves minutos ya se la podía observar algo más calmada sin dejar de sobarse el culo, mientras en su rostro se dibujaban todo tipo de guiños o muecas de dolor, y aunque al sobarse se levantaba su falda al pasar sus manos, dejando a las miradas la intimidad  de su entrepierna al descubierto, pero en esos instantes su mayor preocupación claramente era el fuego intenso que sentía en sus nalgas, hasta que poco después ya más calmada se volvió hacia su papá que continuaba sentado con el cepillo de baño aun en sus manos… Momento que su mamá entraba al comedor llevando algo en sus manos.
     En ese instante la Sra. Abba apareció ante la joven, que tuvo que agacharse ante una de las sillas que aún estaban tiradas en el suelo colocándola bien, sentándose en ella llevando en sus manos unas braguitas limpias.
(Sra. Abba)  -. Ven aquí pequeñina que mamá te va a poner unas braguitas limpias!
     Ante la palabras de la Sra. Abba, su futura mamá en breves días.  La pequeña al escucharla hablarle al dirigirse a ella tan dulcemente con ese cariño, se sintió claramente abrumada por la felicidad que la embargaba, pues nunca había sentido esa sensación de ser querida por alguien, aparte de sus dos buenas amigas que la tenían muy consentida por ser la más joven, ya que conocían bien los problemas que tenía consigo misma, al no sentirse estimada por sus tíos que no habían tenido nunca un detalle con ella, ni tan siquiera su tía que era la hermana menor de su desaparecida madre al venir ella al mundo. La pequeña al ser llamada por su futura mamá, se volvió hacia ella aun sollozando, mientras con su mano derecha se secaba sus lágrimas de sus mejillas.
    Marisa al ver las bragas que su mamá sostenía en sus manos abriéndolas, como arremangando su talle para facilitarle pasar sus pies por las perneras  para ponérselas, a pesar del dolor en el culo el cual continuaba sobándose, al ver aquellas braguitas apareció una tenue sonrisa en sus labios, pues eran justamente las que le gustaban a ella.  Eran unas braguitas de algodón con dibujos de ositos jugando de color marrón, levanto un pie haciendo muecas de dolor en el culo al flexionar su rodilla, resulto igual al levantar el otro pie al pasarlo por la pernera de las braguitas, mirándose ella misma levantándose la falda mostrando su intimidad, pero no le importaba el mostrar su sexo, deseaba verse como le quedaban aquellas braguitas que al subírselas ajustándoselas a la cintura, sus mejillas enrojecieron de la vergüenza, al ver que le cubrían por encima de su ombligo al ser de talle alto, notando que le cubrían todo su trasero al tener las perneras bajas, recordando que eran similares a las que llevaba cuando era una chiquilla, lo que no le gustó tanto fue al poco tiempo de llevarlas puestas, cuando sintió la presión del elástico en el inicio de sus muslos, siendo una presión muy molesta al tener su trasero muy inflamado.  Luego se abrazó a su mamá sintiendo como el abrazo era correspondido por ella, abrazándola atrayéndola con sus brazos hacia ella, permaneciendo varios minutos sollozando sobre su pecho.
      A la hora y media después de ser castigada Marisa con el cepillo, en el portal se despedían dándose besos saliendo poco después a la calle, donde sus papas y su hermana Soraya subían a un vehículo, quedándose Marisa en la acera viéndoles marchar.  Luego se encamino hacia la esquina hacia el locutorio de sus tíos, notando al caminar como le dolía el culo a cada paso que daba, deseando poder entrar en el locutorio para poder sobarse el culo sin las miradas indiscretas de los transeúntes.


(Continuará…)



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