EL CASO DE LAS AMAPOLAS II Capitulo 2
Hora de pasar cuentas
…Paul Castello, permaneció intrigado por
la conversación del Sr. Charlton por teléfono, sorprendiéndole el cariz que había tomado dicha conversación,
mostrando en su rostro una clara contrariedad, a pesar de su esfuerzo por no
aparentar expresión alguna, sobre todo, tras escuchar que habían descubierto la
traición y que se le iba a dar plomo al Fiscal General, mostraba seriedad
manteniendo su mirada perdida, intentando que no se le notase la preocupación. Como gerente de la hacienda y otros negocios,
tenía constancia del puesto que
ostentaba el Fiscal General, era el
segundo o mano derecha del Jefe de la organización, había escuchado que
Charlton vivía en su mansión desde hacía años. Según fue avanzando la
conversación descubrió que ciertos rumores eran ciertos, que las hijas del
Fiscal General no eran tales, si no, en realidad las hijas eran de Charlton y
no del representante de la Fiscalía. Al colgar el teléfono el Sr. Charlton,
hubo un largo silencio reinante en la estancia, así como miradas intrigantes entre
los presentes, siendo Paul Castello titubeante quien rompiera el silencio.
(Sr. Castello) -. Porque… has
hecho eso? No se nos… pondrá en nuestra… contra? El eliminar un hombre de tanto
poder… e importancia de la ciudad?
Siempre hemos creído por aquí que era el segundo… al mando en la
organización!
(Sr. Charlton) -. Él? Segundo,
dices? No me hagas reír Paul de que estás
hablando? Te creía más inteligente, Paul!
Él nunca fue el segundo, es cierto que le permitíamos ciertas ventajas y
si corrió en algún momento ese rumor, fue resultado de la conveniencia a
nuestro favor, al no hacernos ningún mal a la organización, pues ello desviaba
las miradas no deseables de nosotros, además eso no era causa suficiente como
para quitarlo de en medio, en esa incertidumbre por lo que se pudiera comentar
sobre su poder, no resultaba un serio
problema como para eliminar a todo un Fiscal, por lo tanto nos beneficiaba esa
falsa información… Pero nunca fue, ni tuvo mando alguno! Quien está, y ha estado conmigo desde siempre
es mi hermano Clark, él sí, es el segundo desde nuestros inicios en el negocio,
así fue el deseo de nuestro padre. Aun
con nuestro hermanastro Thomas en vida, a pesar que él se creía así mismo como
el jefe y que Clark era su segundo al mando, quedando yo relegado a las sombras.
Pero la realidad es que Clark tiene el mismo
mando que yo mismo, todos nuestros negocios
están a nombre desconocido, al igual que todas nuestras acciones en otros
negocios, aunque nunca se me ha dado a conocer como Jefe a mí, pues él, Clark
es quien siempre se ha mostrado como Jefe de la organización. Desde que hicimos
eliminar a Thomas! Nadie conocía mi personalidad y podía ocultarme de las
miradas de nuestro hermanastro, él siempre se creyó estar al mando por ser el
mayor, de haberse descubierto la verdad yo estaría criando malvas hace años. El mantener las distancias era muy importante
en los negocios, por ello Clark siempre ha estado detrás de la barrera dando la
cara, manteniendo a Thomas a raya, pero sin llamar demasiado la atención
dejando el poder a manos de Thomas.
Irene su esposa, desde su entrada al despacho
se había mantenido a cierta distancia, pero dada su sorpresa tras haber
escuchado la conversación, se había quedado tan sorprendida como Paul, aunque
la sorpresa de Paul fuera hacia otros asuntos,
ante la sorpresa de tal revelación no daba crédito a lo escuchado, necesitando
unos breves segundos para recuperar la
compostura, avanzando hacia su marido
con el rostro congestionado muy disgustada, claramente estaba muy airada y
furiosa al conocer que uno de los culpables, que dieron la orden de asesinar a sus padres, había estado con su
marido todo ese tiempo.
(Sra. Irene) -. Si conocías que
era él quien mando matar a mis padres!!! Como es que lo tenías en tu
organización? Como puedes ser tan cretino y estúpido!!! Mataron a mis padres
por su culpa, es que no te das cuenta de ello!!!
Charlton tras escuchar
el tono utilizado y las palabras malsonantes de su esposa Irene, resulto como si le hubieran dado una
bofetada, cambiando el semblante de su rostro, al escuchar a su esposa Irene hablándole alzando su voz de manera desmesurada,
dándose la vuelta hacia ella, mirándola
con el rostro desfigurado por la ira, por los insultos hacia él mismo por su propia
esposa hablándole de muy malas maneras, al tenerla cerca le soltó cruzándole la
cara con una fuerte bofetada. Ella reacciono cubriéndose la mejilla con la
mano, se masajeaba la dolorida mejilla por semejante bofetada, quedando los
dedos marcados en ella.
(Sr. Charlton) -. Como te
atreves hablarme en ese tono? Quien te has creído que eres, para dirigirte a mí
con esa falta de respeto! El que aun seas mi esposa no te da el derecho
hablarme con ese tono!!! No te pongo
sobre mis rodillas y te bajo las bragas ahora mismo, por tener mucho de qué
hablar antes contigo, pero te puedes ir preparando para la azotaina que te voy
a dar!!! Estoy muy decepcionado de las noticias que me han llegado a mis oídos,
debes saber que lo sé todo! Has oído? Todo!!! Debes saber que estoy muy contrariado con
noticias que se relacionan contigo, la forma que has dirigido esta hacienda en
mi ausencia! Otra razón por lo que no te coloco sobre mis rodillas, es porque nuestra
hija está presente en este despacho!!! No estaría bien que mi hija me viera
castigar a su madre!!! Y menos el mismo día que conoce a su padre!!! Pero te
voy a responder… dado que creo estoy obligado y porque estás en tu derecho de
saberlo….- Hizo una larga pausa y siguió hablando. -. Desde hace unos meses
sabíamos que teníamos un topo dentro de la organización. Esas dos chicas que os mande para protegerlas
hace unos meses, la Srta. Sofía y Karen Smith fueron las que me pusieron sobre
aviso y quienes nos abrieron los ojos.
Puedo ver por el estado de sus traseros, que no las has tratado como
ordene al enviarlas, ellas no estaban bajo la estricta disciplina que debería
de haber en nuestra hacienda. Espero por
tu bien que haya una buena explicación para esta falta, ya que a las dos muchachas
las estoy viendo que están allá al fondo castigadas, igual que lo estarás tú en
breve querida, por no saber respetar mis órdenes….- En ese momento mirando
hacia el fondo de la estancia, llamo a una de las jóvenes -. Srta. Sofía Smith! Puede acercarse por favor…
La chica llamada Sofía Smith, tras
escuchar su nombre, se volvió mirando avergonzada al hallarse en esa situación tan
comprometida, con la falda levantada sujeta a la pretina de la falda, y manteniendo sus bragas bajadas a la
altura de las rodillas, mostrando su trasero muy colorado a los presentes,
mirando sorprendida hacia el Sr. Charlton que había pronunciado su nombre,
claramente contrariada temiéndose que la fueran a castigar de nuevo, al no
haber prestado atención a lo hablado, por ello tras darse la vuelta con las
aureolas de sus mejillas muy coloradas por la vergüenza, al mirar hacia la mesa
del despacho al otro extremo de la estancia.
(Sr. Charlton) -. Sí, me refiero a usted Srta. Smith! Acérquese, hágame el favor. No debe tener
miedo, nadie le va hacer nada por el momento, solo deseo que haga unas
aclaraciones respecto el motivo por el que se encuentran en esta hacienda.
Al
tratar de avanzar estuvo a punto de caer al suelo, al no recordar tener las
bragas bajadas, tropezando sus pies por la traba de sus propias braguitas Blancas
con dibujos, que al estar estas enrolladas sobre sí mismas, en la distancia no
se podía apreciar el dibujo, al habérsele bajado la prenda íntima a sus
tobillos, siendo la causa que la hiciera tropezar. Los presentes en la estancia observándola,
vieron como recuperaba la compostura apoyando una mano en el suelo, evitando
así besar el suelo con su cuerpo, observando
los guiños de dolor que debía sentir en el
trasero, así como las muecas que
expresaba su malestar la joven al incorporarse, así como al agacharse de nuevo
para subirse las bragas, siendo visible sus muecas y guiños de dolor debiendo
ser mas intenso en su trasero al
inclinarse, tras haber permanecido varias horas castigada con el trasero en
llamas.
Desde primera hora de esa misma mañana, había
permanecido de pie castigada cara a la pared, observando los presentes como estiro
sus brazos y como sus dedos temblorosos rebuscaban la cinturilla de sus
braguitas para subírselas, haciéndolo muy lentamente deslizándolas sobre sus
preciosas piernas, haciéndolo más lentamente al pasárselas por sus inflamadas nalgas,
viéndose en su dulce rostro como hacía de nuevo muecas y guiños de dolor, por
la dificultad de ajustarse la prenda íntima
a su cintura, claramente molesta por la presión que ejercían las perneras,
apretando así su pequeño trasero, sintiendo la imperiosa necesidad de aligerar
la presión, estirando el elástico de las perneras de las bragas, al avanzar el más
mínimo roce de la prenda debía resultar
muy molesto para ella, por el estado de sus magulladas nalgas al andar,
teniendo la necesidad de estirar de nuevo el ribete elástico de puntilla de las
perneras, así como con la palma de sus manos acariciarse el trasero, tratando
de mitigar el ardor intenso del culo. Avanzando a pasos cortos se fue aproximando hacia
la mesa del despacho, en donde permanecían el Sr, Charlton, su esposa y el Sr.
Castello sentado en su sillón tras su mesa, todos la estaban observando cómo se
acercaba la joven, sobándose el trasero con las dos manos y meneando sus
caderas, hecho que hizo sonreír a la Sra. Irene, al verla acercarse por la
forma cómo se movía la joven dolorida, resultándole gracioso por su contoneo de
caderas, sin dejar de sobarse el trasero con sus dos manos sobre sus bragas,
al mantener su corta falda blanca tableada aun alzada y sujeta a la pretina de su cintura, se
detuvo a una prudente distancia.
(Srta. Sofía) -. Hola! Ayee! Sr. Charlton, me ha llamado usted!
(Sr. Charlton) -. Si! Si Sofía,
te he llamado! No debes preocuparte! Puedes relajarte y estar tranquila. Nadie te va a sacudir de nuevo en
el trasero o al menos no por el momento! Responde a mi mujer como se nos
informó de vuestras pesquisas, así como la decisión que tomo vuestro superior sobre
vosotras, tu hermana y tú misma, de ciertos asuntos turbios del Fiscal General…
Y por qué recurristeis solicitando mi protección? Luego me
aclararás porque habéis sido
castigadas, Sofía! Porque lleváis las dos el trasero en ese estado? Y quien ha
ordenado daros ese correctivo!!!
(Srta. Sofía) -. Sr. Charlton…
como usted mande! “Ayee”… Como duele….- Sofía
protesto en voz baja el dolor que sentía en el culo. -. Ante todo mi hermana y yo misma, deseamos expresarle nuestra
gratitud por acogernos en su hacienda, le damos las gracias por darnos
protección de nuestro propio país. …Aunque no comprendemos porque se nos ha
maltratado de esta forma!!! “Auch”. …Mi hermana y yo misma somos agentes del
MI-6, pertenecemos,… o mejor dicho pertenecíamos al departamento de Asuntos
Internos, investigábamos la posible corrupción de los agentes, que realizaban
misiones encubiertas, como trabajo de fin de carrera y de acceso como agentes
especiales al MI-6. La misión se basaba
en una supuesta corrupción de agentes, por unos rumores que nos habían llegado. En teoría solo era una prueba falsa para
nuestro examen de ingreso, que debía de llevarnos a otras pistas, todas ellas
preparadas por nuestro supervisor. Fue
toda una sorpresa que un simple examen de iniciación, dado que simplemente era
un examen, para mostrar nuestros conocimientos y si éramos aptos para el
departamento de asuntos internos. Descubriendo por casualidad y sin ser buscado
por nosotras, la noticia que circulaba por los bajos fondos, fue una
información supuestamente facilitada gracias a uno de nuestros confidentes, que
dos altos cargos habían sido vistos por
los bajos fondos de la ciudad, solamente era una prueba, pero al entregar la
información al supervisor, él se dio cuenta que nada tenían que ver con las
pruebas falsas que él mismo había dejado, descubriendo de casualidad una trama
real. Al parecer eran posibles asuntos
oscuros del Jefe responsable del MI-6, así como del Director general que también
podía estar implicado. Nuestro superior con nuestra ayuda indagamos, el cual tras
comprobar las pruebas que habíamos hallado, nos dio orden de dejar nuestra
investigación de agentes en formación y dedicarnos a profundizar en esa información
como prioritaria. Llegado a ese punto y siguiendo el protocolo del
departamento, iniciamos la investigación apareciendo posibles sospechas, por
ello solicitemos a nuestro supervisor autorización, tras la cual, les pusimos unos
micrófonos en su despacho y en su casa, descubriendo en las grabaciones que
estaban aliados con el Fiscal General, perteneciente
de la fiscalía del estado vecino al que nos encontramos. Al parecer no
sospechaban que unos estudiantes, pudieran descubrir su traición a nuestro
país. Durante la investigación descubrimos sus planes de venganza personal,
hacia dos de nuestras agentes femeninas. La teniente Maggie Madison y la Teniente
María Pérez, las cuales actualmente están infiltradas en el estado vecino a
este.
Ellas nos estan buscando a
nosotras, como posibles agentes dobles o por haber sido secuestradas, desconocemos
que motivo les pudieran dar o el cual les hicieron creer para investigarnos.
Dicha misión a esas dos agentes consistía en investigarnos, fue el propio
director general del MI-6 quien se la encomendó a ellas. Todo ello ocurrió al
poco de descubrir su equipo de seguridad, las escuchas en sus teléfonos de la
oficina y poco después en su domicilio. Por esa causa, fuimos descubiertas teniendo que
escondernos. Ellos deseaban localizarnos para mandarnos matar por sus cómplices. Todo ello tras averiguar que teníamos pruebas,
en nuestro poder por nuestra investigación hacia ellos. Fuimos descubiertas por
el equipo de seguridad del Jefe del MI-6, encontraron nuestros micros y las grabaciones efectuadas,
que se apresuraron en destruir dejándonos sin las pruebas materiales. Al ser descubiertas
que pertenecíamos a asuntos internos, y habiendo destruido nuestras pruebas,
nos buscaron por toda la ciudad para eliminarnos. No teniendo nosotras más
remedio que huir de nuestro país y ocultarnos, dado que habían destruido
nuestras pruebas, sin las cuales y solo con nuestra palabra para acusarlos, no
sería causa suficiente para llevarlos ante la justicia, por ser solamente unas
estudiantes que habían finalizado la carrera. Fuimos afortunadas al poder huir
a tiempo, siendo una casualidad del
pasado, que nuestro supervisor se pusiera en contacto con usted Sr. Charlton,
por medio de un amigo de la universidad de nuestro supervisor, pidiéndole un
favor que le debía. A cambio de nuestra
protección, les proporcionábamos la información respecto al Fiscal
General. Así como el propio jefe del
MI-6 conjuntamente con el Director Robert.
Descubrimos antes de abandonar nuestro país,
que ellos aprovechando la detención de Marie Miller, en Londres por una pelea
de universitarias, nos enteramos que la contrataron como agente doble. Marie
Miller debió pensar o le hicieron creer, que aliarse con el MI-6 sería algo excepcional
en su carrera! De tal modo llegado el momento se podrían encargar de las dos
agentes, Maggie y María. Son dos chicas
muy feministas, están en asociaciones en defensa de los derechos de las mujeres,
etc…etc… Por lo tanto Marie Miller sería una buena incorporación para sus
propósitos, Marie Miller debía infiltrarlas en el Periódico, ya que dichas
agentes eran analistas del MI-6, teniendo capacidad para pasar como
periodistas. De ese modo pensaban
ejecutar la primera y oscura parte de su maléfico plan, que ambas mujeres
feministas fueran castigadas, dañando así el orgullo de las dos, así como su
soberbia y altanería, dado que las leyes de ese estado, al igual que en este
que nos encontramos, tal y como tenemos el trasero mi hermana y yo misma lo
demuestra!
(Sr. Charlton) -. Srta. Sofía!!! Cíñase al tema que nos ocupa,
y no vuelva hacer comentarios sobre estos estados, así como la disciplina que
aplicamos!!! O lo va a lamentar seriamente!!!
(Srta. Sofía) -. No era mi
intención molestarle! Pero es la verdad… No esperara usted que estemos de
acuerdo, en nuestro país no existe esa costumbre… Aunque en colegios y hogares
se aplique la disciplina, pero no es así en el trabajo!!! No son tan
Neandertales!
(Sr. Charlton) -. Le vuelvo a llamar la atención, Srta. Sofía!
No la volveré avisar de nuevo!!!
(Srta. Sofía) -. Perdone! Ya me callo! Continuare con lo que
estábamos… como iba diciendo… Que los
empresarios tienen la capacidad de disciplinar a sus trabajadores, tanto a mujeres
como a hombres. Su maléfica intención antes de deshacerse de ellas, era el
humillarlas gravemente, siendo castigadas por severos castigos de disciplina. Como parte final del plan, harían que fueran
detenidas, fingiendo algún motivo llegado el momento, siendo descubiertas por
su agente doble, Marie Miller. El cómo lo iban hacer lo desconocemos, pero serian
acusadas de espías y enviadas a la cárcel, donde agentes del MI-6 infiltrados
en dicha cárcel de mujeres, se encargarían de ellas haciéndolas desaparecer
definitivamente. …Nuestro gobierno al
enterarse de haber sido descubiertas y acusadas de espías, debería de pedir y
exigir su extradición, siendo así repatriadas a Inglaterra, algo que jamás
sucedería al evitar la extradición el jefe y el director del MI-6. Y si el gobierno de nuestro país, pidiera la
extradición de las agentes por vía de la fiscalía, el Sr. Fiscal debía hacer
desaparecer dichos documentos, por ello relacionamos al Fiscal General, antes
de ser descubierta nuestra investigación, pudimos escuchar esas conversaciones
entre ambos de sus planes, por ello quieren deshacerse de nosotras, aunque las
pruebas que habíamos conseguido fueron destruidas, nosotras seriamos testigos
presenciales, por ello organizaron una misión de búsqueda, contratando los
servicios de una agencia de detectives por medio de una analista de su
confianza, al pertenecer a esa agencia de detectives la joven Marie Miller y
así encontrarnos e eliminarnos.
(Sr. Charlton) -. Con esta
valiosísima información, sospechábamos del Fiscal General como posible
traidor. Pero también podía ser uno de
sus asuntos ocultos personales, por lo tanto no teníamos motivos para sacarlo
de la circulación, nos era muy útil tenerlo de nuestro lado, no íbamos a
hacerle desaparecer por una simple conjetura de un país externo, el cual nada
más, nos habían proporcionado información de corrupción, pero para nosotros era
intrascendente esa información, dado que sabíamos que era un fiscal corrupto,
trabajaba para nosotros cobrando una alta comisión económica, era obvio que
estaba sumido a la corrupción. …Al
llegar hoy a la hacienda, tu misma Irene, nos has informado de la muerte de tus
padres, algo que yo ignoraba por completo, siendo asesinados por hombres de
confianza de Thomas, nuestro hermanastro. A el cómo puedes entender no le había contado
jamás, de nuestro matrimonio. Solamente
lo sabíamos tres personas, mi hermano
Clark que estuvo presente en nuestra boda, Williams Adams que fue testigo al
igual que su esposa y el otro era yo
como es natural. Pero hace un año
aproximadamente, lo descubrió el Fiscal al recibir los documentos de nuestro divorcio
sin firmar, al parecer esos documentos fueron enviados por servicio ordinario,
algo que también resulta ser muy sospechoso, pues debería haber sido enviada
como valija privada por otro conducto, llegando a así a mis manos, no me
explico cómo pudo llegar a manos del Fiscal. No fue necesario decirle nada,
pues leyó dichos documentos y tu Irene me acabas de decir que hace un año
mataron a tus padres, suma dos y dos…
Por ello ahora estoy seguro de su traición, te ha quedado ya todo
aclarado? Aunque está claro que debe tener cómplices a este lado de la
frontera.
(Sra. Irene) -. Si, Charlton, creo
que me he precipitado, pero es que la rabia hacia ese cerdo!!! Ha podido más
que yo…perdona… Aunque resulta extraño lo de ese envió del divorcio, recuerdo
que se los entregue a Paul para enviártelos, el conocía perfectamente su
contenido…
Al comentar que esos
documentos fueron entregados a Paul, el Sr. Charlton se quedó pensativo sin
hacer ningún comentario. Continuando como si nada con la conversación, y el
castigo que tenía pensado para aplicar a su esposa…
(Sr. Charlton) -. Tranquila que en unos minutos me lo voy a
cobrar en especias, cuando tu hermano Thomas me traiga al “Diablo”. Te acuerdas
de él? Pues tranquila que luego lo vas a
recordar muy bien… Y ahora… Tu Sofía me
vas a contar que ha ocurrido para que hayáis sido castigadas vosotras dos?
(Srta. Sofía) -. No lo sé, Sr. Charlton... Esta mañana hemos bajado a
desayunar como de costumbre mi hermana y yo. El bruto del capataz nos ha agarrado al pie de
las escaleras y nos ha hecho venir al despacho de muy malas maneras!!! Sin
saber porque, nos ha dado una azotaina a las dos, pero no sabemos porque
motivo…
(Sra. Irene) -. Serás
sinvergüenza!!! Cuando aparezca ese vago
de mi hermano, le voy a decir que te caliente el culo de nuevo, menuda
embustera estas hecha, niña!!!
(Sr. Charlton) -. Sofía! Estas
diciendo que mi esposa habla por hablar?
Que no ha sucedido nada esta mañana?
Debes saber que estoy informado de ello y no me gusta que me mientan, o
que me tomen por iluso!
(Srta. Sofía) -. Es posible que…Puede…
que… nuestra habitación… no esté… muy ordenada…
(Sra. Irene) -. Charlton! Hace ya tres días que les vengo diciendo que
arreglen su habitación, si subes veras que la han convertido en una leonera,
bragas sucias tiradas por el suelo, la ropa desordenada por toda la habitación,
por más que se les dice las cosas no obedecen, hoy han agotado mi paciencia y no
se lo he dejado pasar por alto de nuevo, a pesar de que estén bajo tu protección,
por muy protegidas tuyas que sean, he sido yo quien ha ordenado a Thomas que
tomase drásticas medidas con ellas!!!
Tras escuchar las palabras de su esposa, el
Sr. Charlton se giró mirando hacia la muchacha que estaba a unos pasos de él.
Prestando más atención a cómo iba vestida con una blusa azul celeste,
falda corta blanca tableada, calcetines blancos y zapatillas de deporte, no hacía
falta ser un agente, para deducir que ambas chicas iban a jugar al Tenis esa
mañana, al ir vestidas con ropa adecuada para practicar ese deporte, con la
variante que su hermana Karen llevaba una camiseta de manga corta verde de
marca.
(Sr. Charlton) -. Hay algo de verdad en la acusación de mi
esposa, Sofía?
(Srta. Sofía) -. Su esposa exagera demasiado… total por unas
bragas…de nada.. y unos pantalones… se pone hecha un basilisco, además… es
nuestra habitación! Nosotras sabemos
cómo la queremos tener, ella no tiene por qué meterse en nuestros asuntos!!!
Al terminar de hablar
Sofía, se arrepintió de cómo habían sonado sus palabras mordiéndose los labios,
sobre todo por haber utilizado un tono desdeñoso hacia la esposa, se dio cuenta,
que había ido demasiado lejos con su soberbia, sobre todo al ver el semblante
del Sr. Charlton que cambiaba su aspecto serio y cordial, a verle con un semblante
que la hacía temblar aterrada, así como la comisura de sus labios, se apretaban torciéndose amenazantes y por sus ojos parecían lanzarle rayos a la joven, retrocediendo al verle ir
hacia ella. Cuando se quiso dar cuenta de lo que sucedía, ya fue demasiado
tarde, el Sr. Charlton se había acercado hacia ella, agarrándola de sorpresa por
la cintura, izándola del suelo colocándola bajo su brazo izquierdo en
volandas. De ese modo la llevo hacia el
centro de la estancia, mientras la joven pataleaba con sus piernas al aire, mostrando sus bragas
blancas con dibujos de florecillas azules, pues se percataba perfectamente de lo que le iba
a pasar, y no le hacía ni pizca de gracia recibir otra azotaina, sobre todo por
el estado que tenía el culo, pataleaba alocadamente retorciéndose tratando de
soltarse del fuerte brazo que la sostenía.
El Sr. Charlton al situarse ante una silla
cercana, se sentó acomodando a la joven sobre su regazo, levantándole su corta
falda tableada blanca, la cual se le había soltado de la pretina, donde había
permanecido sujeta hasta ese momento, así como sintiendo la joven unos dedos, rebuscaban
bajo el faldón de su blusa, buscando el ribete del elástico de la cinturilla de
sus braguitas blancas, sintiendo como introducía sus dedos en la cinturilla,
con la intención de bajarle las bragas, una acción que trato de evitar
sujetándose ella misma la cinturilla de sus bragas, pero sin éxito alguno. El Sr. Charlton aparto su mano haciéndole
soltar sus braguitas, las cuales se las bajo de todos modos, por debajo de las
rodillas de un solo y rápido movimiento, dejando el culo enrojecido de la joven
al aire, con las claras huellas que hubiera dejado el cepillo en el culo esa
misma mañana. Los primeros azotes no
tardaron en caer sobre su trasero desnudo.
Sofía sintió en el acto como le abrasaba el
culo con cada azote, meneando sus caderas de lado a lado, pero al permanecer
sobre las rodillas bien sujeta, aullaba de dolor con “Ayees” a cada azote que
recibía, la cual dado el aumento del intenso ardor de su trasero, al recibir
una treintena de fuertes azotes se puso a llorar. Sintiendo los fuertes azotes de la enorme
mano del Sr. Charlton, ella pataleaba alocadamente con sus piernas, tratando de
abrirlas estirándolas por el intenso fuego, pero sin lograrlo dado que sus
piernas las mantenía trabadas por sus propias bragas, se podía ver como la
elasticidad las hacia tensarse hasta poner el fondillo bien tenso, siendo
visible una mancha de la humedad de su entrepierna. Tras haber dejado una
mancha clara de sus fluidos, tras los pocos minutos que las había tenido
puestas. Un hecho que no pasó desapercibido para el Sr.
Charlton, pues debido a esa visión del estado del fondillo de sus braguitas, arrecio
la fuerza de los azotes haciendo gritar más fuerte a la joven, así como el
ritmo de la azotaina que le estaba dando a la chica, prolongándose la azotaina durante varios
minutos, con la infeliz aullando de
dolor a cada azote que recibía en el culo desnudo, dado que la enorme palma de
la mano del Sr. Charlton casi le abarcaba
al completo sus dos pequeñas y enrojecidas nalgas.
… A
escasos dos metros… La hija del Sr. Charlton, la pequeña Irene, hasta ese momento había permanecido en el
centro de la estancia, pasando desapercibida para todos su presencia, mientras
a unos metros de ella escuchaba los derroteros que tomaba la conversación, pudo observar aterrada como su padre agarraba a la muchacha
bajo su brazo izquierdo, dirigiéndose hacia el lugar que ella permanecía en
silencio, viendo como su padre tomaba asiento en una silla cercana a ella, así como la colocaba sobre sus rodillas
boca abajo, levantándole la falda y bajándole las bragas blancas con dibujos de
florecillas azules. Con la mirada de sorpresa, observaba pasmada como la mano
de su padre subía y bajaba, escuchando de cerca como a cada azote resonaba en
sus oídos, se encontraba apenas a unos dos metros, podía sentir el aire que
producía la mano de su papa, al subir y bajar con rapidez su enorme mano,
viendo como caía implacable sobre el trasero de aquella joven, que sus nalgas se
enrojecían por momentos cada vez más coloradas.
Irene al hallarse cerca estaba observando
atentamente, como su padre le estaba poniendo el culo muy colorado a la joven
Sofía, viendo como pataleaba encolerizada agitando sus piernas en todas las
direcciones, así como las braguitas se
estiraban dada su elasticidad al abrir las piernas todo lo que la prenda le
permitía, o al tratar de levantar la pierna derecha y bajar la izquierda, la elasticidad
de las braguitas se estiraban de nuevo todo lo que daban de si, viendo cómo se
tensaba el fondillo de las braguitas, así como la humedad reciente como brillaba
por la luz. Poco después pudo ver como en su alocado agitar de piernas, la
muchacha se libraba de la traba que ejercían sus bragas, al salir estas de sus
pies despedidas cayendo estas a su lado.
En ese momento fue cuando fijó su mirada prestando más atención, como los azotes en el
culo hacían a la joven separar sus muslos, desde su posición podía verle el
sexo claramente, con un poco de vello bien recortado a la rubita Sofía,
descubriendo que era rubia natural, al
tener el vello púbico de su entrepierna del mismo tono de su cabello,
observando cómo lo mostraba impúdicamente al recibir la azotaina, viendo
avergonzada como los labios del sexo se abrían, al recibir los azotes en la
base de sus nalgas, justo en el inicio de los muslos. Hasta ese momento que lo
estaba viendo por si misma desde cerca, nunca se había parado a pensar en ello,
por ese motivo se sentía muy avergonzada, al recordar cómo debía de mostrar el
sexo ella misma, cuando su tío Thomas
era quien le daba una azotaina, lo hacía pocas veces, pero cuando la castigaba
sobre sus rodillas, lo hacia sin importarle que hubiera testigos presentes.
Siempre le bajaba las bragas o se las
quitaba del todo el mismo. Justamente lo había hecho hacia una semana atrás,
estando su tío acompañado de varios de sus hombres, ese pensamiento la hizo
avergonzarse aún mucho más, pues se estaba dando cuenta que ese día, los
hombres le vieron toda su intimidad al abrir y cerrar ella misma sus piernas al
patalear, sobre todo al imaginarse como debieron disfrutar los hombres viéndole
su intimidad, pues ella no era ya ninguna niña. Irene estaba tan avergonzada
recordando aquella escena, que no presto atención cuando su padre dejo de
calentarle el culo a la joven. Poco
después vio que tenía el culo del color rojo escarlata muy brillante, sintiendo
lastima por ella al tener que dolerle horrores, viéndola como la hacía levantar
del regazo poniéndola en pie, y agarrándole del lóbulo izquierdo de la oreja,
la condujo hacia el lugar donde permanecía su hermana cara a la pared,
castigada. Al pasar por donde habían ido
a parar sus bragas, al haber salido despedidas momentos antes de sus pies, se
agacho a recogerlas con su mano derecha. Al hacerlo tuvo que tirar del brazo
que la sostenía sujeta, haciendo que el Sr. Charlton la viera agacharse y
percatarse que la joven recogía sus braguitas del suelo.
Un hecho que le disgusto en extremo, pues
no le había ordenado recogerlas, por ello le quito las bragas de las manos,
deteniéndose se las puso el mismo y subiéndoselas sin miramiento alguno, acción
que hizo a la joven protestar por el dolor de su trasero, al sentir como le
eran subidas sus bragas, siendo ajustadas a su cintura bruscamente dejando caer
su corta falda tableada blanca, así como darle unos sonoros azotes extras por
encima de la corta falda.
Tras dejarla en pie cara a la pared
sobándose el culo por encima de sus braguitas, la propia Sofía vio de cerca
como el Sr. Charlton se dirigía hacia su hermana Karen, que permanecía a su
derecha a unos metros. Viendo aterrada Sofía,
como la pequeña Karen con su apenas un metro cincuenta de estatura, era
colocada en volandas bajo el brazo del Sr. Charlton, y como varios azotes
resonaban en su colorado trasero, no fue tan larga su azotaina como a ella
acababa de darle. Pero cuando la volvió a depositar en el suelo, vio a su
hermana como se sobaba el culo muy adolorida, con una gran sorpresa
en su rostro, pues Karen no entendía por qué la habían castigado de nuevo, ya
que desde su posición no había podido escuchar lo que hablaban, o lo que se
hablaba a sus espaldas al no haber prestado atención, pero si había escuchado
como lloraba su hermana, asi como el fuerte sonido de los azotes al restallar
sobre su culo desnudo…
(Sr. Charlton) -. Ahora subid inmediatamente a vuestra
habitación!!! Cuando acabe esta reunión,
subiré a supervisar el estado de vuestra habitación! La quiero encontrar bien
ordenada, si no deseáis que os caliente de nuevo el trasero a las dos!! Luego
quiero veros a las dos metidas en vuestras camas, permaneceréis castigadas sin comer nada hasta la cena, así
tendréis tiempo para pensar sobre lo sucedido el día de hoy, a la hora de la
cena la Sra. Lee os llamara!!!
(Karen) -. Sr. Miller nosotras
no somos sus hijas! Para que nos castigue de este modo… no le hemos hecho nada
a usted, para que merezcamos este maltrato hacia nosotras, se lo voy a contar
todo a nuestro superior… Estoy segura que no aprobara sus métodos anticuados…
No le fue posible continuar hablando, pues
el Sr. Charlton la agarro de la cintura colocándola de nuevo bajo su brazo
izquierdo, y acto seguido comenzó a
darle una nueva azotaina, cuando la dejo en el suelo, el mismo se encargó de
subirle las bragas, viendo que la muy desvergonzada, tenía el fondillo de sus
braguitas con una clara mancha ya seca, lo que daba a entender que las debía de
haber manchado, mientras era castigada su hermana Sofía por el capataz Thomas
esa mañana. Al subirle las braguitas tuvo que levantarle la falda, viendo
claramente el brillo en los labios de su sexo de humedad. Lo cual para un
spanker experimentado como él, no dejaba lugar a dudas que las muchachas,
habían provocado el ser las dos castigadas esa mañana, el estado de las
braguitas de ambas hermanas las delataba, por lo tanto sus planes para recibir
la azotaina esa mañana, lo habían ideado unos días atrás disgustándole ese
descubrimiento, por el hecho de ser sus protegidas en la hacienda, no esperaba
ese comportamiento de ellas.
(Sr. Charlton) -. Muchacha! Vosotras dos estáis bajo mi protección!
Pero ello no quiere decir que sois libres de tener responsabilidades, no
penséis que se os va a permitir hacer lo que vosotras queráis o hacer lo que os
de la real gana!!! Así como tampoco se permitirá esa conducta inapropiada, no
os exime de sus consecuencias! Después de las mentiras de tu hermana Sofía, la
forma descarada y soberbia que le ha hablado a mi esposa! Como el
tono que acabas de utilizar al dirigirte a mí! Todo ello me indica que
necesitáis ambas de estricta disciplina!!! Así como las dos estáis necesitadas
de una mano firme que os oriente al buen camino!!! Si teníais algún trato de
favor, este lo habéis perdido desde este momento!!! A partir de hoy ya no disfrutareis de favor
alguno, y estaréis las dos bajo mi tutela, así mismo, vuestra indisciplina
tendrá graves consecuencias para vuestros traseros!!! Ahora desapareced las dos
de mi vista!!!
La esposa Irene escuchaba perpleja la
aptitud de su marido con las chicas, sonriendo al saber que a partir de ahora
podría hacer que las castigaran. Así
como no había perdido detalle alguno, de la azotaina que le acababa de dar a
Sofía y también a su hermana Karen bajo el fuerte brazo, con el cuerpo de la
joven en volandas, sonriendo satisfecha al verlas como se retorcían recibiendo
la azotaina, mientras sus propias manos acariciaban su trasero sobre la falda,
como un auto reflejo pues en breve sabía que le llegaría su turno, dado que a pesar del
tiempo transcurrido, conocía bien a su marido de cuando vivían juntos, sabiendo
que nunca amenazaba por nada, y si lanzaba una amenaza la cumplía tarde o temprano. Había
dicho que después se iba a encargar de ella, y después de volver a verle en
acción con las dos jóvenes, y como le había sacudido a la hermana, notaba
cierta humedad en el fondillo de sus propias braguitas, así como sentir como
las mariposas revoloteaban en su estómago, al encontrarse muy nerviosa temiendo
el ser castigada. Viniéndole a la mente
como solía castigarla su marido antes de su marcha.
…Desde que eran novios siendo ella una adolescente,
nunca había dudado ni una sola vez, en
cruzarla sobre sus rodillas para darle unos buenos azotes en el culo. Incluso en presencia de sus padres o delante
de la tribu indígena, todos sonreían viendo la escena de los enamorados. Ella siempre se había mostrado rebelde desde
muy niña. Tanto su madre o padre no
dudaban en quitarle el pareo, para darle una buena azotaina con una vara. Nunca
había usado ropa interior hasta ser una adolescente, cuando su ahora marido le
compro sus primeras bragas. Irene nunca
había mostrado pudor de estar desnuda
ante los demás jóvenes de la tribu, bien cuando se bañaban en el rio desnudos o
tomando el sol para secarse después de bañarse. Chicos y chicas se bañaban juntos desnudos sin
importar la desnudez o sexo, incluso siendo adolescentes con dieciocho años el
pudor lo desconocían.
Fue
al conocer a Charlton por una visita que hizo a sus padres indígenas, para
tratar unos negocios que tenían sobre la recolección de ciertas plantas, quedando
prendado de su belleza juvenil, poco después las visitas se hicieron más
asiduas para estar más tiempo con ella, tiempo después por las habladurías que
corrían por la tribu, fue cuando Charlton pidió permiso a su padre para
cortejarla. Al ser novios oficialmente fue cuando empezó a mostrarse receloso
con ella o por su forma de ser o de actuar, sobre todo cuando iban al rio a
bañarse, él se subía por los arboles de la rabia, al verla a ella desnuda ante
los demás chicos y chicas de la tribu. A partir de ese momento fue cuando comenzó
a tener miedo a estar desnuda, dado que Charlton le compro un traje de baño y
ropa interior, que al no estar habituada a usarla se la quitaba cuando él no
estaba presente. Con el riesgo de que el pudiera aparecer sin avisar.
El ser descubierta por él sin ropa
interior, significaba una buena azotaina en su precioso trasero, siendo varias
veces descubierta sin ella, en esos momentos la colocaba sobre sus rodillas acabando con las nalgas bien
rojas y ardientes, a pesar de la tez de piel morena.
…Irene su hija, estaba aún afectada y muy avergonzada, tras su visión de la joven Sofía al ser castigada,
tras ver como abría y cerraba sus piernas al recibir la azotaina, con su rostro
claramente ruborizado por ver esa escena, teniendo aun grabado en su mente como
la joven mostraba los labios de su sexo, viéndole como se le abrían ligeramente
los labios del sexo a cada azote que recibía.
En
ese instante salió de su estado al encontrarse ensimismada, dirigió su mirada
hacia su madre, viéndola que parecía estar apesadumbrada. Había escuchado a su padre regañar a su mamá!
Algo que la hizo preocuparse por ella, al verla como se frotaba el trasero, por
ello se acercó hacia ella colocándose a su lado y la abrazó pasándole su brazo
derecho por su cintura, sin pasarle desapercibido como su mamá se sobaba el
trasero. Ella conocía bien a su mamá y sabía
que si sobaba el trasero, era porque en
breve iba a ser castigada. Igual hacia su madre cuando se enteraba que la Sra.
Lee la buscaba, el que lo hiciera en esos momentos fue obvio para ella, del por
qué… su mamá iba a ser castigada en breve.
La madre nunca había castigado a su hija Irene,
ni siendo solo una niña, a pesar de
merecer unos buenos azotes muy a menudo.
Irene no temía a su mamá cuando hacía sus endiabladas diabluras, pero al igual
que su madre. Si temía y respetaba a la Sra. Lee. Ella si la había castigado delante de su
madre, colocándola sobre su regazo levantándole la falda y bajándole las braguitas,
u observando aterrada cuando entraba en su habitación o en el salón con la
zapatilla ya en la mano. En cambio sí
era su madre a quien buscaba la Sra. Lee, cuando la hallaba se la llevaba a la
habitación cogida del brazo, luego no tardaba en escuchar los “Ayees” de dolor
así como el sonido de los azotes. Pero en
esos instantes la intrigaba ver a su mamá en ese estado, pues la Sra. Lee no
estaba presente en el despacho, pero no podía evitar sentirse apenada por su
mamá, viéndola tan preocupada con alguna lagrima que descendía por sus mejillas,
por cariño hacia ella.
En esos instantes en el despacho aún se hallaba
el Sr. Castello sentado en su sillón tras su mesa, al cual se había sentado
nada más entrar, permaneciendo en él sentado todo el tiempo. El Sr. Charlton hablando con Paul, y madre e
hija abrazadas, vieron como el Capataz Thomas entraba en esos instantes,
(Sr. Charlton) -. Thomas! Ya estás aquí! Ya veo que me has traído al
“Diablo”. Déjalo sobre la mesa de
Paul! Tú Irene! Hija luego hablaremos
más tranquilamente, cuando me ocupe de unos asuntos importantes, ahora tengo
una reunión que no puedo posponer y después deseo visitar las nuevas instalaciones,
nos veremos durante la cena! …Haces el
favor de dejarnos a solas,… a los mayores!!!
Irene beso a su madre en
la mejilla, luego fue hacia su padre al cual abrazándola también beso, por último
se despidió de su tío Thomas de igual forma, pero al darle la espalda, sintió
una fuerte palmada cariñosa en el culo, la cual hizo que se le levantara la
falda plisada azul marino de su vestido, dejando a la vista su desnudo trasero
al no llevar braguitas, pues llevaba un tanga rosa, por la fina tira entre las nalgas.
(Sr. Charlton) -. Irene hija!
Espera un momento! Paul llama a la Sra.
Lee que venga inmediatamente!!!
Madre e hija se miraron
sin palabras. Pero los ojos de su mamá
la estaban regañando, pues ya le había hablado de ciertas cosas que debían
cambiar, sobre todo con la llegada de su padre a la hacienda, esa misma mañana la
había advertido que se pusiera unas bragas, pero la joven no la obedeció, por
ello su mirada hacia su hija era severa, pues había visto que no llevaba bragas. Poco después entraba por la puerta la Sra.
Lee, saludando al Sr. Charlton efusivamente con un fuerte abrazo, permaneciendo
abrazados unos segundos. Fue el Propio
Charlton quien aproximándose a su hija, sin tener en cuenta el pudor de ella,
le levantó la falda y cogiendo la tirilla del tanga rosa se lo arranco de un
tirón…
(Sr. Charlton) -. Sra. Lee!
Ya sabe usted porque la he hecho llamar, Verdad? Llévese a esta desvergonzada a su habitación
y recuérdele como debe vestirse una jovencita!!! Así aprenderás como debes presentarte ante tu
padre!!! Empezamos mal mi primer día en
la hacienda, pequeña!!! Puedes dar gracias a que acabo de saber de tu
existencia, si no, ibas a saber cómo las gasta tú papá!!! Pero no deseo leerte
la cartilla el primer día!!! Encárguese usted de ella Sra. Lee!!!
Cerrándose la puerta del
despacho, a los pocos segundos en el
salón se podía escuchar, como era regañada Irene por la Sra. Lee, resonando
poco después los primeros azotes, así como los ayees de Irene. La Sra. Lee estaba haciendo honor a su
reputación, sin esperar a llegar a la habitación, en el mismo salón se sacó la
zapatilla, empezando a darle la azotaina a la pequeña Irene a sus veinticuatro
años, administrándole una azotaina en el culo…
(Sr. Charlton) -. Estas son las
formas que tienes de educar a nuestra hija? No tengo nada en contra esas prendas modernas,
pero eso es algo que deberá atender cuando este casada con su marido, mientras
sea una niña deberá comportarse como tal!
(Sra. Irene) -. Tu hija, ya no es ninguna niña! Tiene
veinticuatro años si no te has fijado!!! Si hubieras estado aquí ejerciendo de
padre, seguro que estaría mejor educada según tus principios cavernícolas, los
castigos físicos están obsoletos!!!
(Sr. Charlton) -.
Obsoletos? Dejemos este tema ahora. Tenemos otros asuntos pendientes, luego
hablaremos porque la disciplina en la hacienda es nula, cuando veníamos del
aeropuerto me he encontrado con un caso de indisciplina fragrante, me gustaría
saber porque no se disciplina como yo deje ordenado?
(Capataz Thomas) -. Referente a
la falta de disciplina en los campos, aquí tienes a la única culpable, tu querida
esposa! Ella prohibió los castigos
físicos en la hacienda, a no ser que fuera por sus padres como método educativo,
lo que más me resulto extraño de todo, es que el gerente de la hacienda no
hiciera valer su responsabilidad como jefe, permitiendo que mi hermana se
saliera con la suya!
(Sr. Castello) -. Thomas! Mejor será
para ti!!! Que te metas en tus asuntos
que es controlar a los hombres, encargados de la seguridad de nuestras
haciendas! Tu labor no es ocuparte de
los negocios o de la disciplina. Tu
Charlton sabes perfectamente que la disciplina no es mi fuerte, no me
contrataste para esa labor. Por ello deje esas funciones a la Sra. Miller.
(Sr. Charlton) -. Contigo Paul debemos tratar de otros asuntos
importantes, quiero ver todos los libros de contabilidad de los últimos
veinticinco años. Nuestros ingresos de
esta hacienda están muy por debajo de su rendimiento, resultando algo
inexplicable esa falta de ingresos, sobre todo teniendo en cuenta la alta
demanda de nuestros productos. En la
ciudad pese a nuestra falta de materias primas optimas, tenemos unos ingresos
del cuatrocientos por cien. Y en esta
hacienda deberían de ser mucho más altos, ya que disponemos de materias primas
de primerísima calidad, así como los nuevos negocios que hemos emprendido hace
poco, y por ello deseo visitar esas nuevas instalaciones. Mi intención es
llegar al fondo de la cuestión, así como encargarme personalmente de los
responsables! No hay que decir Paul, que
tu puesto cuelga de un hilo…muy fino…
(Sr. Castello) -. Si has venido
a acusarme de robarte!!! Presento mi
renuncia inmediata!!!
(Sr. Charlton) -. Puedes
redactarla si lo deseas! Si todo esta correcto la aceptare con sumo gusto,
dándote una buena gratificación! Pero
dadas todas las deficiencias que me he encontrado y solo llevo unas horas aquí! Se te complica bastante salir bien parado.
Además no he comentado nada, pero el tema de los documentos del divorcio
apuntan hacia ti, y espero por tu bien no seas el traidor, que se relacionaba con el Fiscal… Cambiando
de tema… Thomas has ejecutado mis
órdenes?
(Capataz Thomas) -. Si Charlton!
Toda la hacienda está asegurada por tus hombres, los empleados del Sr.
Castello han sido enviados a otros puestos, vigilados de cerca por tus hombres.
Por cierto! …Los cuatro jefes de las
haciendas vecinas ya han llegado, aunque diría mejor las jefas, pues son chicas
las que llevan las riendas, aunque tenía creído que eran mayores, eso es algo que el Sr. Castello debe
saber mejor que yo, pues es él quien trata de los negocios y debe conocerlas
bien.
(Sr. Castello) -. Las
principales haciendas del Norte y del Este, son llevadas por las señoras…
Amelia Lobos, Laura Álvarez, Rosana Sánchez y la de más edad Rosalía Roca,
todas ellas rondan los cuarenta y cinco años, menos la última que he nombrado
que debe estar por los cincuenta y cinco años.
(Sr. Charlton) -. No es de extrañar que sean mujeres, en el
último conflicto cayeron los padres de los maridos de esas muchachas que dices
Thomas, también cayeron en la lucha algunos de sus hijastros varones, espero
que en estos veinticinco años hayan respetado los negocios de sus haciendas.
(Capataz Thomas) -. Entonces creo que sería conveniente llamar a
sus madres Charlton, cuando las he visto bajar de sus vehículos, me han dado
ganas de darles a las cuatro una buena zurra!!! No es forma de presentarse para
tratar de negocios.
El Sr. Charlton iba a decir algo por el
comentario de Thomas, sobre el motivo de sus palabras referente a las
muchachas, pero el Sr. Castello cambio de tema malhumorado…
(Sr. Castello) -. Que es eso que
has retirado a mis hombres de confianza?
Son los mejores en su trabajo!
Esto que has hecho me ofende Charlton!!!
(Sr. Charlton) -. No debes
ponerte a la defensiva! Si los libros están en orden, así como mis negocios,
tus hombres volverán a ocupar sus puestos, de lo contrario…tendrán tú mismo
destino…
(Sr. Castello) -. Esto es un
abuso!!! Presento mi dimisión inmediata, me marcho ahora mismo de esta
hacienda!!!
(Sr. Charlton) -. Primero preséntame los libros, si están en
orden te podrás marchar libremente, mejor que sulfurarte de esa manera, harías
mejor en ir al archivo a preparar esos libros, en breve llegaran Clark y
Williams a supervisarlos uno por uno! Mientras… tu vendrás conmigo para
enseñarme las nuevas instalaciones, han llegado a mis oídos hechos, que me
aterra puedan o sean verdad! Eso debería
preocuparte mucho más, que el haber apartado a tus hombres de confianza! Ahora
sal de este despacho y tráeme esos libros!!!
Thomas que dos hombres no se separen de él!!!
(Capataz Thomas) -. He creído
más oportuno colocar cuatro hombres a su disposición, pues hemos tenido algunos
problemas para obligar a sus esbirros a abandonar la hacienda!!! Incluso ha
habido ocho muertos, han puesto mucha resistencia al ordenarles salir de la
hacienda, eso me ha escamado bastante debo añadir. Por ello he puesto a más
hombres afuera de vigilancia… así como otros grupos de hombres, distribuidos por los límites de la
hacienda, para mantenerlos a raya. En la
hacienda que se hospeda Clark hay distribuidos otros tantos, al igual que he
puesto más seguridad en mi casa! Has hecho bien en enviar estos días atrás a
tus hombres de la ciudad, no seriamos suficientes de no haber sido así!
Paul Castello abandono el despacho malhumorado
y con cara de preocupación, sobre todo al salir del despacho, al encontrarse a
cuatro hombres fornidos en la puerta esperándole salir, viendo que los cuatro
iban armados, encaminándose hacia los archivos que estaban bajo el despacho,
accediendo por una puerta bajo la escalera de acceso a los pisos superiores de
la hacienda. Al cruzar por el salón tras
salir del despacho, vieron como la Sra. Lee hacia lo esperado de ella, teniendo
a Irene boca abajo sobre sus rodillas, dándole una azotaina con la zapatilla, teniendo
el trasero muy colorado a esas alturas.
(Sr. Charlton) -. Bien ahora que estamos a solas los tres… Me
vas a explicar tu conducta Irene!!!
Pensaba darte una azotaina por no haber atendido correctamente a mis
invitadas!!! Pero he podido ver que has obrado correctamente, al ordenar a tu
hermano Thomas aquí presente el disciplinarlas! Aunque no me gusta cómo te
diriges a él, es tu hermano mayor y deberías de mostrarle más respeto!!! Pero a
pesar de todo, además me han llegado quejas de tu mala conducta, también he
escuchado decir como la Sra. Lee, se ha encargado de ti castigándote cuando era
menester y también debo imaginar que se habrá encargado de nuestra hija al
aplicaros correctivos en mi ausencia!!!
Williams en su visita de hace dos años, dejo instrucciones precisas a la
Sra. Lee respecto a ti, al no aceptar firmar el divorcio. No me comento nada de
nuestra hija, él no debía de saber nada, ni siquiera que existiera…pues de lo
contrario me habría informado. Pero el matrimonio Lee, siempre han gozado de mi
plena confianza, con ellos aún no he hablado.
Y seguramente cuando lo haga, tendré que hacerte llamar de nuevo, para
que me des nuevas explicaciones, como las que me voy a encargar ahora mismo de
dártelas… En primer lugar…
En ese instante su cuñado y Capataz
Thomas, les interrumpió, justo en el momento que el Sr. Charlton iba a comenzar
a regañar a su esposa, con el cepillo de madera apodado el “Diablo” ya en sus
manos… y viendo el rostro de horror de su hermana, al contemplar el viejo
cepillo de madera, de un aspecto que haría temblar a cualquier adolescente,
tras conocer cuál era el empleo del mismo, y que no era para cepillar nada, si
no, para utilizarlo como instrumento de disciplina. Siendo un horrible cepillo de grandes
dimensiones, que debería utilizarse en la ducha para lavar la espalda, y no
para azotar un trasero.
(Capataz Thomas) -. Perdona que te interrumpa Charlton… Pero
nuestras invitadas esperan en el porche a ser recibidas, deberías atenderlas en
primer lugar, dado que están muy nerviosas.
A sus hombres no les hemos permitido entrar a la hacienda, debiendo
entrar ellas solas al interior, al entrar han visto como sacaban los ocho
cadáveres, es mejor atenderlas primero a ellas, a mi hermana la puedes castigar
luego por muchas otras cosas, entre ellas por haber destruido y quemado todos
tus instrumentos disciplinarios al marcharte hace veinticinco años.
Irene al escuchar cómo le acusaba su propio
hermano de destruir los instrumentos, le
lanzo una mirada que lo hubiera fulminado de poder hacerlo. Un hecho que no pasó
desapercibido para su marido, el cual sonreía observándola golpeándose en la
palma de la mano derecha con el cepillo.
(Sr. Charlton) -. Sabes Thomas que no me gusta dejar estas
cosas para después! Hace tiempo debería
haber sido castigada por ese atrevimiento, pero si esas chicas como dices han
visto sacar los cuerpos, deben de estar muertas de miedo. Sobre todo al estar
solas sin la protección de sus hombres de confianza, mejor será que seas tú
Irene que las conoces mejor, quien las haga entrar, sal y hazlas pasar ahora… Por ahora te libras de
recibir lo tuyo, desvergonzada!!! Te
puedes ir preparando! Luego me encargare
de ti… Sal del despacho y haz entrar a
esas muchachas, pero cuando entren, tú no te vayas muy lejos, aguarda a ser
llamada en el salón, y reza que la Sra. Lee, que sigue ocupada con nuestra hija
por cómo se la escucha llorar, no vaya a
ocuparse de ti! Eres la responsable de cómo se viste nuestra hija, pero más
te vale que no tenga que ir a buscarte, cuando termine yo aquí!!!
Irene suspiraba tranquilizada al haberse librado momentáneamente, con una leve
sonrisa de triunfo en sus labios al librarse de la azotaina, aunque solamente
fuera por unos minutos, se había librado de sentir arder su trasero. Triunfadora
iba atravesar la puerta cuando se vio sorprendida… alguien la agarraba desde atrás por la
cintura. Cuando quiso ver que sucedía, ya estaba inclinada bajo el brazo de su marido,
con su cuerpo posado ligeramente en el muslo de su la larga pierna izquierda,
manteniendo sus pies en el suelo, sintió
la corriente de aire sobre su trasero, percatándose que le acababa de levantar
la falda y bajado las bragas hasta medio muslo, al tratar de protestar sintió
en el culo los azotes del cepillo, aullando del dolor por la rapidez que caían
los azotes, pasando a quedar en volandas bajo el fuerte brazo al patalear en el
aire con las piernas. Apenas fueron unos cuarenta buenos azotes bien
administrados, que la hicieron aullar a gritos de dolor en el trasero, sintiendo
el fuego intenso ardiente de los azotes, viéndose después liberada con el
trasero en llamas, sin recuperarse aun de la impresión se sobaba el culo vigorosamente
con la mano izquierda…
(Sr. Charlton) -. Esto te
enseñara a no sonreír!!! Sal y haz entrar a esas chicas!!! Antes que me
arrepienta de no darte lo que mereces realmente!!!
Irene con el rostro
congestionado por el dolor en el trasero, se volvió girando su cuerpo, viendo a su marido de
espaldas a ella con el cepillo aun en su mano, ella enervada por su mal
carácter, hizo ademan de acercarse a golpearle con el puño cerrado de la mano
derecha, pero una mirada severa de su
hermano la paralizo. Esa acción en su
juventud la habría hecho revolverse, tratando de lanzarle una bofetada a su
marido, no sería la primera vez que lo hiciera, con las consecuencias que esas
acciones de rebeldía tenían para ella, pues la azotaina que recibiera seria
memorable como antaño. Con el rostro desencajado por la rabia que sentía, bajo
el brazo derecho deteniendo así sus intenciones, al venirle a la mente aquellos
recuerdos de años atrás, cuando se rebelaba y era castigada severamente por su
marido. Inclinándose agarro el elástico
de sus braguitas blancas con dibujos de rosas rojas, se las subió ajustándoselas a la cintura,
lanzándole una mirada agresiva a su marido, por fortuna para ella él seguía de
espaldas a ella y no vio su rostro.
Sobándose vigorosamente salió del despacho malhumorada, en dirección
hacia la puerta principal, pasando por el salón viendo como la Sra. Lee aún retenía
a su hija sobre sus rodillas, dándole la azotaina con la zapatilla al tiempo
que la regañaba. Su madre escuchando y
viendo como lloraba desesperada, paso sin decir nada viendo como su hija
meneaba sus caderas, tratando de librarse de la mordaza del brazo de la Sra.
Lee, que la mantenía firmemente sujeta dándole buenos azotes, con su zapatilla
de paño abierta por el talón con suela de goma. La Sra. Irene Miller aletargada
paso sin hacer ruido alguno, con la clara preocupación que la Sra. Lee, la pudiera ver
pasar por delante sin decirle nada, pues de verla podría ir hacia a ella como había sentenciado
su marido, sobándose el trasero con fricción trato de pasar sin ser vista.
Salió al porche de la puerta principal,
suspirando aliviada de haber podido pasar sin tropiezo alguno, buscando con la
mirada donde aguardaban las cuatro chicas, encontrándose que estaban hablando con dos hombres que no
reconoció al estar de espaldas a ella. Las muchachas discutían airadamente con
los dos hombres, estos les recriminaban la forma tan descarada de vestimenta
que se habían presentado. Ya que iban escandalosamente vestidas, llevaban una
blusa anudada por encima del ombligo, dejando la barriga al aire destacando así
sus erguidos pechos, mostrándolos al llevar sus blusas abiertas por el escote,
mostrando casi la plenitud de sus hermosos puntiagudos senos, las cuatro
llevaban unos cortitos shorts deshilachados por las perneras, mostrando una de
ellas al parecer no llevar bragas la base de las nalgas desnudas, o si llevaba
ropa interior, debía de llevar un tanga escaso. Las otras tres muchachas
mostraban el ribete de sus bragas, siendo visibles los dibujos o el encaje
amarillo de una de ellas, las cuatro muchachas vestían muy provocativas, por
ello los dos hombres las estaban regañando.
Irene
intentaba serenarse al no percatarse nadie de su presencia, se acarició alisándose la falda pasándose las manos por las caderas,
aprovechando para sobarse el trasero antes de hacerse ver.
(Sra. Irene) -. Ejem, ejem… .- Carraspeo
para hacer notar su presencia y llamar así la atención de las muchachas, que
estaban discutiendo de muy malas maneras con los dos hombres, que se dieron la
vuelta al escuchar la presencia a sus espaldas. -. Señoritas! Las están esperando en el despacho! Ya veo que no perdéis el tiempo para haceros
notar, saben vuestras madres que estáis aquí? Y saben que habéis salido de casa con esas
pintas? Siempre tan orgullosas y soberbias con ese mal carácter vuestro… y… ustedes
caballeros que desean?
Los dos hombres al escucharla hablar se
volvieron hacia la voz, los hombres al
verla la saludaron calurosamente de manera efusiva, Irene se vio aupada del
suelo por los brazos de Williams, que la levanto del suelo pasándole las manos
bajo el trasero, los dos se abrazaron cariñosamente, aunque el rostro de Irene
manifestó el dolor, al sentir las manos de Williams que la sujetaban por el culo. Dándose él cuenta de su gesto de dolor, la puso con
delicadeza de nuevo con sus pies en el suelo.
(Sr. Adams) -. Por lo que puedo ver por tus gestos, ya has hablado con tu marido… No vas a saludar
a tu cuñado, Clark? Te vas a ganar unos
azotes de nuevo como no le saludes, hace
más de veinticinco años que no os veis desde tu boda creo recordar, no lo reconoces…?
Clark se inclinó dada
su estatura para agarrarla rodeándola con sus brazos, se abrazó a Irene
pasándole las manos por el trasero, pero esta vez ella estaba alerta y le
aparto las manos a su cuñado colocándoselas en sus caderas, aunque se abrazaron
efusivamente permaneciendo unos segundos abrazados.
(Olga Lobos) -. Ya está bien… Vaya
trio de enamorados! Nosotras no hemos
venido a ver como es vuestro reencuentro!!
(Sra. Irene) -. Olga! Es que siempre tienes que tener la voz
discordante, te vendría muy bien que encontraras a un hombre que te pusiera en
tu lugar, niña maleducada!!! Como venís
las cuatro vistiendo tan descaradas mostrando el culo! Con esos shorts tan cortos vais enseñando
todo descaradas!!!! Vuestras madres os
han dejado salir de casa de esa guisa? Conociéndolas como las conozco lo dudo
mucho…
(Sr. Adams) -. Eso justamente les
estábamos recriminando Clark y yo, que esas no son formas para unas jovencitas
vestir tan descaradamente! Alguien
debería enseñarles buenos modales!!! Van mostrando el culo las muy sinvergüenzas!
(Sr. Clark) -. Si de mí
dependiera me sacaba el cinturón, no
iban a poder utilizar esas prendas en una buena temporada…
(Olga Lobos) -. Susana! Ángela! Isabel! No hagáis caso a estos neandertales! Entremos a solucionar lo que hemos venido
hacer aquí!!! Tengo ganas de cantarle
las cuarenta a ese engreído que nos ha hecho llamar de urgencia, quien cojones
se ha creído que es!
Las cuatro muchachas se conocían la casa,
ya habían estado con sus madres otras veces antes en el despacho, pues
desentendiéndose de la anfitriona y de
los dos hombres, entraron en la casa dirigiéndose hacia él. Al entrar al salón hablando sonoramente entre
ellas, se quedaron petrificadas al ver la escena que presenciaban ante ellas,
vieron a la Sra. Lee sentada en el sofá, con Irene sobre sus rodillas boca
abajo, recibiendo una azotaina con la zapatilla. Apenadas por su buena amiga de
infancia Irene, viendo horrorizadas lo colorado que tenía el culo, eran amigas
desde niñas pequeñas al haberse criado juntas, teniendo como institutriz a la
Sra. Lee. Pero mucho más se asustaron las muchachas, cuando la Sra. Lee miro hacia
ellas. Viendo en su rostro como las observaba y como este se congestionaba por
momentos, inmediatamente se percataron las cuatro que estaban en problemas, la
conocían muy bien desde pequeñas, cuando aparecía ese rostro en su cara, sabían
que alguna de ellas iba a recibir una buena zurra. Su enfado al verlas entrar a
la casa por cómo iban vestidas. Dejo a Irene tumbada en sofá llorando,
levantándose fue caminando hacia ellas a pasos largos, cuando las cuatro
jóvenes se quisieron dar cuenta, la Sra. Lee les estaba dando zapatillazos a cada una de ellas en el culo,
cogiéndolas del brazo haciéndolas girar a su alrededor, a base de buenos azotes
sobre sus escasos shorts, los azotes de la zapatilla caían en la parte baja de
sus nalgas desnudas, cuando quisieron protestar ya tenían el culo colorado las
cuatro, y la Sra. Lee las regañaba severamente.
(Sra. Lee) -. Que hacéis en esta casa? Quien os ha dado
permiso para entrar? Además hacerlo vestidas con esas ropas de mujerzuelas,
vais a ver vosotras como os voy a dejar el culo!!! Vaya cuatro desvergonzadas
estáis hechas!!! Saben vuestras madres
que vais enseñando vuestras vergüenzas? Ahora
os voy a dar una zurra, que no vais a olvidar mientras viváis!!! , luego
llamare a vuestras madres, cuando se enteren como vais vestidas estaréis
castigadas sin salir un mes…
Una vez les hubo caldeado el culo a
diestra y siniestra, agarro a la más cercana a ella, siendo Olga la
desafortunada. Se sentó en el sofá junto a Irene, teniendo a Olga a su costado
derecho le bajo los shorts y el tanga al tiempo a los tobillos, la coloco sobre sus rodillas, soltándole unos buenos
zapatillazos en el culo, haciéndola brincar sobre su regazo, el cuerpo de la
joven se contorsionaba a cada azote que recibía, dada la fuerza que empleaba la
Sra. Lee, claramente muy enfadada con las muchachas. Después de dos docenas de
buenos azotes en el culo desnudo, dejo a
Olga Lobos ponerse en pie, la cual se frotaba el trasero con vigor por el
intenso fuego que sentía en su retaguardia.
Poniéndose en pie de nuevo la Sra. Lee fue en busca de otra chica, Isabel
al verla ir hacia ella echo a correr, Susana no tuvo tanta suerte, pues estaba aterrada
con los pies como clavados en el suelo, fue a la que agarro de la oreja,
llevándola trastabillando con sus propios pies, tal como la llevaba sujeta con
la mano derecha del lóbulo de la oreja, con la izquierda le soltó el botón de
los shorts que se deslizaron piernas abajo, al tenerla sobre sus rodillas le
bajo las pequeñas braguitas a las rodillas, en segundos la zapatilla volvió a
resonar en el salón, poco después era Ángela la desafortunada que recibía una
azotaina con la zapatilla, y después le tocó el turno a Isabel que en esta
ocasión de nada le sirvió intentar escapar, pues la sujetaba Williams Adams que
viendo la escena la acorralo. Acabando las cuatro de pie con el culo al aire y
sus shorts bajados en sus tobillos, con
sus culos colorados ardientes.
(Sra. Lee) -. Ahora mismo, voy a hablar con vuestras madres!!!
Con el griterío de “Ayees” Williams y Clark entraron al salón, encontrándose
con la escena de la Sra. Lee repartiendo zapatilla a diestro y siniestro en los
traseros de las cuatro jóvenes, y como luego fue agarrando una a una
colocándola sobre sus rodillas, dándoles a las cuatro jóvenes una azotaina que dejo
a las cuatro llorando, cubriéndose sus vergüenzas con sus manos. Tras acabar
de darle la azotaina a la última muchacha, siendo Isabel la
desafortunada en caldear su trasero. Le
agarro del lóbulo de la oreja izquierda a ella y a Olga que permanecía al lado
sobándose el culo, la agarro del lóbulo de la oreja derecha, haciéndolas entrar
al despacho con los shorts bajados a los tobillos trastabillando, estando a
punto de caer al suelo varias veces, siguiéndole de cerca entraba Williams
llevando de la oreja a Susana y Clark Miller llevaba a Ángela haciéndolas
entrar al despacho. La Sra. Lee muy
molesta dejo a las chicas en el centro del despacho, donde se les unieron sus
amigas cubriéndose el sexo con una mano y con la mano libre se acariciaban el
trasero, ninguna de ellas pese a su vergüenza hizo ademan de subirse los
shorts, solamente con sus manos se cubrían el sexo, con lágrimas en sus ojos
por los azotes recibidos y por la vergüenza que estaban pasando al estar en
presencia de cuatro hombres, teniendo sus culos enrojecidos ardiendo. La Sra.
Lee cogió el teléfono sin pedir permiso para hacerlo, marcando un número al
azar al sabérselo de memoria.
(Sra. Lee) -. …Rosalía! Tengo aquí en casa a tu hija y a
sus tres amigas, las cuatro las tengo con el culo ardiendo, se han presentado
de manera indecente a la casa. Aún no he terminado con ellas, les espera una
buena… que hacen aquí dices? No lo sé, esperaba que me lo dijeras tú. Espera… te pongo con el Sr. Charlton que ha
llegado esta mañana a la hacienda y que te explique él.
El Sr. Charlton tomo el
teléfono de las manos de la Sra. Lee, mientras ella ni corta, ni perezosa se
fue hacia una de las chicas, Isabel fue la desafortunada por el agravio de
haberla hecho correr anteriormente, la que agarro llevándola hacia una silla,
la misma que había ocupado el Sr. Charlton para castigar a Sofía. La Sra. Lee
tomo asiento cruzando sobre su regazo a la joven Isabel, dándole en el culo con
su zapatilla, la cual conservaba aun en su mano derecha…
(Sr. Charlton) -. Sra. Roca!
Es un placer escucharla de nuevo, si han pasado muchos años desde la
última vez que hablamos. Marchan bien
los negocios espero? Así? Me alegra
saber eso. Yo en cambio estoy haciendo revisar los libros de contabilidad, las
cuentas no cuadran como deberían! Eso que me comenta es lo que nos
imaginábamos! Por ello han venido conmigo Williams Adams y Clark mi hermano
para revisar los libros, ellos entienden de esos temas mucho más que yo, si, como
bien dice usted. Sin duda deben de estar manipulados por lo que usted me
cuenta. Qué? Qué hacen aquí su hija y
sus amigas me pregunta? Pues una de ellas como puede usted escuchar llorar de
fondo, creo que es Isabel su hija. Se
está ocupando de ella la Sra. Lee… Porque? Eso quisiera yo saber… las tengo
delante de mí con sus vergüenzas al aire, si, la Sra. Lee! las ha hecho entrar
al despacho con sus traseros colorados y los pantalones bajados!!! Le pedí a Thomas que se pusiera en contacto
con las cuatro haciendas amigas, para tener una reunión esta mañana, usted debería
saberlo pues él las ha llamado. Ah! Que usted no sabe nada de ese tema? Pues me
extrañan sus palabras, Thomas ha tenido que realizar un despliegue de nuestros
hombres! Si, al parecer sus muchachos nos estaban acechando en el
aeropuerto, aunque no comprendo el motivo de ese despliegue de hombres. Usted
no sabía nada de ese tema? Que no ha ordenado nada al respecto? Pues quien
tiene autoridad en su hacienda para ello? La entiendo perfectamente! Que deben de haber
sido sus hijas, y que han obrado por su cuenta? Comprendo lo que me dice, el criar a sus hijas ustedes cuatro solas, sin
un padre debe haberles sido complicado, puede que usted tenga razón de que estén
demasiado consentidas, por lo que puedo ver son muy lanzadas y atrevidas, al
presentarse en mi hacienda de la forma que lo han hecho!!! Entiendo que a veces pueden llegar a crear más
problemas, que el dar las soluciones a los mismos. Y en este caso han creado graves
problemas, no ha llegado la cosa a más por casualidad, porque lo he impedido a
tiempo haciendo que Thomas mi capataz, retirase a sus hombres para así evitar el
conflicto. Tiene usted toda la razón
Sra. Roca! Estas niñas tan soberbias podían haber iniciado una guerra entre
nuestras haciendas. Opino lo mismo que usted, se merecen un buen correctivo!!!
Lamento muchísimo que esto haya sucedido.
Solo me resta hacerle una pregunta a usted y con esto acabamos esta desagradable
conversación… El Sr. Min Ho Lee, esperaba encontrarlo a mi llegada, está en su
hacienda trabajando por casualidad? Me extraña mucho no haberle visto en el
aeropuerto o en mi hacienda, por ello he creído que estaría en alguna de las
otras haciendas, motivado por algún asunto urgente. Ah! Si! Eso resulta interesante y preocupante
a la vez. Bien me encargare de ese asunto
personalmente, espero su llegada así como a las otras damas y madres, tenemos muchos temas que tratar así
como de hablar estos hechos de hoy, cuando ustedes lleguen van a estar muy
modositas puede estar segura de ello, aunque van a lamentar esta travesura.
En esos instantes que el Sr. Charlton había
colgado el teléfono, entraba al despacho el Sr. Paul Castello cargado de
libros, al igual que los cuatro hombres que habían ido con él, entraban
llevando una caja cada uno cargadas de libros y archivos.
(Sr. Charlton) -. Bien! Clark! Ya
tenéis aquí los libros para supervisarlos detenidamente, tu y yo Paul,
deberíamos ir a visitar esas nuevas instalaciones ahora! Pero me acaba de surgir un nuevo asunto
inapelable, del cual debo encargarme personalmente en primer lugar, pues he
dado mi palabra de hacerlo yo en persona!
Así que Paul, acompaña a mi hermano Clark y a Williams a la sala de
reuniones. Thomas! Que estos hombres custodien los libros, no deseo que se
pierda ninguno. Sra. Lee puede atender a
estas desvergonzadas, proporcióneles vestimenta adecuada y me las trae de nuevo,
haciéndolas bajar de nuevo a este despacho, debo ocuparme de ellas por su atrevido
comportamiento!!!
(Sra. Lee) -. Si Charlton!
También se encargara de ellas, por
cómo iban vestidas al llegar a esta casa?
(Sr. Charlton) -. Eso corre por cuenta de sus madres, son ellas
quienes deben enseñarles buenos modales, además usted ya se ha encargado de
ello, por como llevan el culo las cuatro!!!
La propia Sra. Lee, dejando que se reincorporara
Isabel, la cual se frotaba el culo como una posesa. La Sra. Lee le quito a
Isabel los Shorts completamente, así como la blusa y el sujetador, dejándola
desnuda como vino al mundo, y luego se encargó de desnudar a las otras tres
muchachas, escuchándose algún “Ayee” de ellas al recibir unos azotes por no
dejarse desnudar, segundos después salía del despacho la Sra. Lee, seguida de
las cuatro muchachas sobándose el trasero con una mano, mientras en la otra
llevaban sus ropas, todas ellas con sus rostros congestionados por el miedo, ya
que no les aguardaba buen augurio después de escuchar al Sr. Charlton, que se
iba a ocupar de ellas personalmente, muy avergonzadas del cariz que había
tomado su descaro.
(Sr. Charlton) -. Nos hemos
quedado a solas los tres de nuevo, Irene, tu Thomas y yo! Para ti tengo un trabajo que me tiene muy
preocupado, me extraña mucho que mi buen amigo el Sr. Min Ho Lee, no haya
estado presente en el aeropuerto o al llegar a la hacienda, pues hable con él
hace unos días y me garantizo que estaría para recibirme. La Sra. Roca me ha comentado que en uno de
los laboratorios hay mucho movimiento de personal de seguridad. Según ella
resulta extraño que hayan tantos hombres de guardia, algo que la ha extrañado
pues lo habitual es que haya solo dos en la entrada. Me ha comentado que vio al Sr. Min Ho Lee, entrar al laboratorio y que ese
mismo día llegaron muchos hombres armados.
El hecho que al hacer retirar a los hombres de Paul, haya habido
víctimas me preocupa, dada la importancia que tiene el Sr. Min Ho Lee para
nosotros, así como que han ampliado la seguridad en el laboratorio, sobre todo
el hecho que estén armados haciendo guardia, más bien parece que estén
custodiando algo o a alguien. Avisa al
jefe de los “Huaorani”, sus hombres se
encargaran de los guardias sin crear victimas innecesarias, son la tribu más
violenta de esta zona así como muy cautos, puedes estar en un bosque rodeado
por ellos y no descubrir donde se ocultan, hasta ser tarde para defenderse… Por
fortuna para nosotros son buenos amigos, avisa al jefe pero procura no llevar
contigo arma alguna, no lleves ni un cuchillo, si te ven armado no saldrás con
vida de su poblado. A ellos hace años que no acudo a pedirles un favor,
asegúrale al jefe que le llevare bonitos regalos, a sus mujeres les encanta los
colgantes de cuentas, bisutería y material para cocinar… Llévate contigo ese
escudo que está en la pared, llevándolo sabrán que vas de parte mía y te
dejaran pasar. De lo contrario no conseguirías entrar en su territorio ni un
solo metro. … Y haz que investiguen como los documentos del divorcio, no fueron
enviados por el conducto de siempre, el que Paul pudiera enviarlos por correo
ordinario, me preocupa bastante. No he
querido referirme a ello, hasta no tener pruebas de cómo pudo suceder ese
error…
(Capataz Thomas) -. Charlton!
No imaginas como me gustan tus amistades!!! Es como enviar un cordero a una cueva llena
de Leones hambrientos!!! Mi trabajo no está pagado, como se entere tu cuñada a
donde me mandas meterme! Te desollara vivito y coleando. En cuanto a esos documentos, me es difícil de
imaginar que fuese un error de Paul, pero mandare a un hombre de confianza a investigar.
(Sr. Charlton) -. Deja de protestar
tanto, sabes que te encanta este
trabajo… Cuando entres a su territorio te darás cuenta inmediatamente, pon el
escudo sobre la cabeza para que lo vean bien. Ah! Llévate a Irene contigo ya que hablas de mi
cuñada, pero a quien desollara ella, será a ti como no la lleves contigo,
deberías de saber a estas alturas con el tiempo que llevas casado con ella, que
el jefe de esa tribu es el abuelo de Irene.
Thomas salió por la
puerta del despacho maldiciendo a todo lo que se cruzaba en su camino, dando
patadas a la papelera y sillones, mientras
a su espalda se escuchaba las risas de Charlton que se descojonaba. Charlton le
había tomado el pelo! No aparentaba estar enfadado, a pesar de lo sucedido esa
mañana.
(Sra. Irene) -. Como te pasas
así con mi hermano, le has tomado el pelo bien? Sabes que como Irene se entere
de esto, te despellejara vivo!
Su esposa Irene,
contemplaba como su hermano salía maldiciendo del despacho, riéndose al unísono
que Charlton, Irene miraba hacia la puerta viendo a su hermano salir, mientras
su marido el Sr. Charlton estaba detrás ella, a su espalda. Iba caminando hacia
ella lentamente, Charlton había cogido
el cepillo con su mano derecha, agarrando con la izquierda la muñeca derecha a
su esposa, riendo no haciéndola sospechar de sus intenciones, la llevaba hacia
el sofá la cual se dejó llevar entre risas, tomando asiento en el sofá
acampanando la falda al sentarse,
sentándose sobre sus bragas posando el trasero en el sofá, hecho que hizo
aullar ahogadamente a Irene al posar el trasero en el sofá, arrugo
el ceño por el dolor de su trasero, recordando los azotes de hacía unos
minutos. Charlton por el contrario se sentó a su lado sonriendo, pero colocando
el cepillo entre medias de ellos, sobre el sofá. Al percatarse que el cepillo estaba entre
ella y su marido dejo de reírse mirando
hacia él, su sonrisa desapareció de su rostro preocupada por las intenciones.
(Sr. Charlton) -. Ahora que nos
hemos quedado a solas, tenemos mucho de qué hablar tu yo y muy seriamente además,
te voy a dar una azotaina que no vas a olvidar en unos días. No solamente por
algo tan inocente, como el destruir los instrumentos disciplinarios de mi
despacho, incluso te puedo comprender dado que en aquellos años, no eras una
spankee consumada, pero ahora si lo eres verdad? Por como he visto antes,
cuando te he bajado las bragas, tenías el fondillo muy húmedo y no creo que
fuera por tener ganas de sexo con tu marido. .- Su esposa se puso colorada de vergüenza, al
escuchar el comentario de cómo tenía el fondillo de sus bragas. -. No voy a decir que no me apetece tirarte sobre
el sofá y poseerte ahora mismo, sigues estando tan guapa como siempre. Pero no te puedo perdonar que hayas
desatendido la hacienda, trabajadoras que se revelan a sus patrones, otras que
increpan de malos modos, incluso los muchachos se muestran altivos al no tener
una mínima disciplina. Esto es algo intolerable…
Pasándole la mano derecha por la cintura rodeándosela,
la hizo echarse hacia adelante sin
dejarla ponerse en pie, la acomodo sobre
sus rodillas boca abajo. Levanto su falda poco a poco hasta descubrir su trasero,
dejando a su esposa con sus bragas blancas de algodón visibles, con unos
dibujos de rosas rojas muy chillonas por el tamaño del dibujo, le agarro el
brazo derecho doblándoselo sin brusquedad sobre su espalda, quedando cruzado
por encima de su cintura bien sujeto por la mano izquierda del marido. Cogiendo
el cepillo con la mano derecha lo poso sobre el trasero, en la nalga derecha
viendo como su esposa tensaba el trasero al sentir el contacto. La mano derecha se levantó a media altura
dejándola caer, el sonido opaco al azotarla en el culo sobre las bragas, resonó
entre las paredes de la estancia, los azotes se sucedían repetidamente cayendo
el cepillo en la nalga derecha e simultáneamente en la nalga izquierda. Irene apenas gemía levemente a cada azote que
recibía en el culo, los azotes le debían de picar por la manera de menear su
grupa, pero no la estaba azotando con fuerza extrema, por lo que Irene meneaba
sus caderas lentamente, como si fuera ella misma en busca de los azotes,
gimiendo notablemente tras tres docenas de azotes, dejando el cepillo sobre su
espalda, rebusco con su mano derecha la cinturilla de sus braguitas, bajándoselas lentamente descubriéndole el
colorado trasero, colocándoselas bien enrolladas sobre si mismas a la altura de las rodillas, entreteniéndose
en colocárselas bien, viendo claramente la humedad del fondillo de sus
braguitas empapadas por sus fluidos. Asi como poco a poco ir subiendo su mano
derecha entre sus muslos, hasta llegar a
la entrepierna encontrando su sexo encharcado en fluidos, acariciándola
suavemente pudo sentir en su mano cómo se estremecía con la caricia, momento ante esa caricia intima en su sexo, su esposa
se relajó dejándose tocar separando sus muslos, intentando separarlos aunque
levemente por la traba que ejercian sus bragas en sus rodillas, se estremeció
cayendo su mano izquierda apoyándola en el suelo, desmadejada sobre el regazo
del marido temblándole todo su cuerpo, acababa de tener un intenso orgasmo causado
por los dedos juguetones del marido, al haber introducido dos dedos en su sexo,
y sentir la delicada caricia en su punto sensible.
(Sr. Charlton) -. No te da
vergüenza cochina!!! Mira como estas! Mira como me has puesto la mano! Mojarte de esta manera, como si fueras una
adolescente! Veras tú! La que te voy a
dar ahora por desvergonzada!!!
Cogiendo de nuevo el cepillo comenzó a
darle azotes, pero esta vez los sonidos que salían de sus labios no eran gemidos, eran claramente “Ayees” de
dolor porque ahora si le estaba dando una azotaina, azotándola en el culo desnudo con
verdadera intensidad, resonando los azotes en las paredes del despacho, sus
piernas se agitaban girando entre si mismas, o tratando se abrir sus piernas al
forcejear, al hacerlo trataba de separar
sus muslos, pero sus propias bragas le
imposibilitaba el poder agitar o patalear con libertad, al tener las bragas
enrolladas sobre sí mismas, le era imposible moverlas como hubiera deseado,
dada esa traba en sus rodillas, meneaba su trasero de lado a lado tratando de
huir de los azotes, que ahora sí que le dolían de verdad, pero pese a sus
esfuerzos apenas lograba moverse del regazo de su marido, mientras el cepillo caía
implacable sobre sus muy coloradas nalgas, teniendo en ambas un color violáceo por la intensidad de los
azotes, así como por lo pesado que resultaba el viejo cepillo, demostrando
porque se le apodaba “El Diablo”, de no ser por sus propios “Ayees” aullando
del dolor, podría escuchar el sonido de los azotes en su propio trasero, dado
que su dolor era muy intenso, con los que sus “Ayees” apagaban el sonido en sus
nalgas desnudas. Sus lágrimas no
tardaron en aparecer descendiendo por sus mejillas, al no poder aguantar su
intenso ardor, rompiendo a llorar entre “Ayees” de dolor. Durante varios
minutos duro la severa azotaina, los poros blanquecinos de la piel iban
abriéndose al reventar estos, poco a poco fue tiñendo de color rojo las nalgas,
así como la superficie plana del cepillo por las motitas sanguinolentas,
momento que la azotaina ceso quedando Irene desmadejada llorando sobre las
rodillas del marido. Pocos segundos después la dejaba reincorporarse,
ayudándola a ponerse en pie. Irene se
llevó sus manos al trasero, cogiéndoselas por la base de sus nalgas al inicio
de sus muslos, tratando de mitigar su dolor sin tocarse el culo, pues este le
dolía horrores.
(Sr. Charlton) -. Acompáñame pequeña sinvergüenza, hay que
curarte ese culo de desvergonzada que tienes!!! Ahora vas a ver, sinvergüenza
como escuece!!!
Irene fue siguiéndole al marido hacia el fondo
del despacho, donde estaba la puerta del servicio, al entrar el Sr. Charlton
fue hacia el armario Botiquín extrayendo alcohol y una bolsa de algodón,
saliendo poco después al despacho, sentándose en una silla que había cogido del
servicio, la cual coloco a la entrada junto a la puerta, esperando a Irene su esposa llegase hasta él. Ella debido a la traba de sus bragas en sus
rodillas, caminaba a pasos cortos hasta llegar hasta él, que la acomodo sobre
sus rodillas de nuevo. Abriendo el tapón
de la botellita, escancio sobre un algodón el alcohol. Al sentir el contacto con el algodón en sus
nalgas, meneaba el culo a la desesperada por el intenso fuego y intenso picor
del alcohol, su marido le soplaba para apaciguar ese fuego, por fortuna los
poros de la piel solo sangraron unas pequeñas gotitas, resultando escandalosas
pero nada de importancia.
(Sr. Charlton) -. Así aprenderás
sinvergüenza!!! Venga! Que esto te sirva de lección, más tarde o más temprano
se pagan las consecuencias! Ahora ya puedes subirte las bragas, por el momento
tu y yo hemos terminado, cuando hable con Min Ho Lee veremos si no es necesario
más terapia instructiva! ya puedo escuchar a la Sra. Lee regañando a las
chicas, ya deben estar ahí afuera. Sí, no hay duda están fuera esperando para
entrar, deja ya de llorar que no ha sido para tanto, peor es lo que les aguarda
a esas muchachas, la han liado parda, aunque las auténticas culpables son sus
madres al consentirlas, se bien que tú estás en contra de castigos corporales o
al menos lo estabas hace unos años atrás, por ello no existe disciplina en la
hacienda, pero la férrea disciplina evita cometer estos graves errores, al
menos es muy eficiente contra la soberbia y esas mocosas tienen soberbia
multiplicada por diez!!!
(Sra. Miller) -. Hace dos años atrás maldije a Williams Adams
por autorizar a la Sra. Lee a… Hasta ese momento nunca me había puesto la mano
encima, pero debo agradecer que lo hiciera, aunque me arrepentiré confesarte
esto. Pero tú mismo has comprobado que
no me desagrada, hay cosas que no puedo evitar como mujer y mi cuerpo me ha
traicionado, al igual que a esas dos chicas que trajiste a esta casa, sí, tus protegidas, no solamente estos últimos
tres días se han portado mal, desde que llegaron lo han intentado varias veces,
pero Thomas me convencía que no hiciera nada, pero esas muchachas al final han
dado con una travesura, la cual no se la consiento ni a nuestra hija, la semana
pasada la Sra. Lee castigo a nuestra pequeña por tener la habitación
desordenada, y ellas me escucharon como llame a la Sra. Lee. Lo demás puedes imaginártelo, en estos meses
se han dado cuenta como soy, al igual que en estos meses yo no había hecho
castigar a nuestra hija Irene, y en cambio al encontrar la habitación
desordenada, esas dos muchachas estuvieron presentes cuando hice llamar a la
Sra. Lee, al igual que el momento que castigo a nuestra hija en mi presencia, y
con ellas presentes sin perderse detalle alguno, hasta ese instante se habían
comportado regular las muchachas, hacían pequeñas travesuras como llegar tarde
a comer o cenar, pero nada que fuera de necesidad para hacerlas castigar. Pero
a partir de ese día dejaban abierta la puerta de su habitación, cada día al
pasar por delante se apreciaba que la tenían desordenada, teniendo que
llamarles la atención varias veces, ayer las regañe por el estado de su
habitación amenazándolas con castigarlas y hoy he cumplido mi amenaza…
(Sr. Charlton) -. Me imagino lo que buscas con esas palabras, intentas
que yo no hable con el marido de la Sra. Lee, pero ello me demuestra que temes
lo que me pueda decir Min Ho Lee, así que ahorra energías te harán falta
después. Ya te subo yo mismo las bragas, si ahora te duele, imagínate luego
cuando hable con él. Al parecer hay algo que temes que me lo diga, me imagino
lo que es por Thomas, me ha informado de ello nada más bajar del avión! Si es cierto y Min Ho Lee me lo confirma, esta
noche y algunas muchas otras dormirás
boca abajo! Tienes suerte que no elimino a mis mujeres, si no, ya sabes dónde
estarías a estas horas!!! Tu cuerpo
estaría en el valle del infierno, aunque él causante no tendrá esa suerte…él se va a
librar por haber volado al conocer mi llegada…
Irene hablaba mientras trataba con los
dedos temblorosos de desenrollar sus bragas, que las mantenía a la altura de
medio muslo para subírselas, su marido según se las iba bajando para darle la
azotaina, las fue enrollando sobre si mismas como si liara un cigarrillo,
hubiera resultado fácil desenrollarlas de no ser, por lo dolorido que tenía el
trasero y por las palabras de su marido que la hacían temblar de miedo, pero
doliéndole horrores por la situación al estar inclinada, por ello se demoraba
tanto en hacerlo con el dolor intenso en el inflamado trasero, así como sus
temores al confirmarse las sospechas de Charlton.
El marido viéndola con la torpeza que
trataba de subirse las bragas, fue hacia ella y en dos tirones las deslió y se
las subió ajustándoselas a la cintura, con tal fuerza que incluso la levanto
del suelo al ajustarle las bragas, con los “Ayees” de Irene al pasárselas por
el culo inflamado. Volviéndola a colocar sobre sus rodillas tras sentarse de
nuevo en la silla, propinándole una azotaina con la mano sobre las bragas. Al
dejarla de nuevo ponerse en pie, se sobaba el culo con las dos manos tras la azotaina, pero resultándole no menos doloroso el hacerlo.
(Sr. Charlton) -. Entra al
servicio y aséate! No querrás que te
vean las muchachas así en ese estado, relájate a ver si así dejas de temblar,
lo que va a suceder ya no tiene remedio, debías haber firmado el divorcio hace
años atrás, ahora no tendrías que pasar por esto al ser libre. Imagínate mi
decepción al averiguar que aun estábamos casados tú y yo, a ver como explico yo
ahora a mis hijas cuando lleguen, ellas desconocen que soy su padre por tu
culpa. Ya que la boda con su madre no se celebró. Del cabreo que cogió la que iba a ser mi
esposa, en venganza se casó con el Fiscal General… y arréglate esa falda!!! Ya no eres una chiquilla para enseñar las bragas y el culo amoratado!!!
El Sr. Charlton tras ver su esposa que
salía arreglada y aseada, fue hacia la puerta del despacho antes de abrirla, se
volvió para mirarla de nuevo, observando como su esposa se acababa de relajar
cogiendo aire, al verla que ya se había calmado, arreglado el vestido así como
la falda, lavado el rostro manchado por el surcado de las lágrimas, que habían
dejado al corrérsele el maquillaje, mirándola severamente con la mirada.
En ese instante él abrió la puerta
haciéndose a un lado, iba a hacer entrar a la Sra. Lee al despacho con las
chicas, pero se encontró que las madres de las chicas acababan de llegar y
estaban ocupadas vistiendo a las chicas
con ropa que traían, al verlas atareadas en esa tarea imagino que la Sra. Lee,
debió avisarlas de llevarles ropa. El Sr. Charlton observándolas se reunió con
ellas en el salón, observándolas como las desvestían de la ropa facilitada por
la Sra. Lee, viendo los rostros de las muchachas avergonzadas al aparecer
inesperadamente ante ellas, justo en el momento que las cuatro chicas estaban solo
en ropa interior. Las vestían con uniformes de la universidad
de las chicas, sus madres debieron pensar que después de su indisciplina
demostrada, sería más idóneo equiparlas con sus uniformes de la escuela.
Tras cerrar la puerta del despacho, la
Sra. Miller su esposa se reunió con él momento
que el Sr. Charlton se dirigió hacia el centro de la estancia, sentándose en el
sofá observando como acababan de vestir a las chicas, observando sus rostros
colorados de la vergüenza, por ser cambiadas de ropa por sus madres como si
fueran unas chiquillas. La Sra. Irene
Miller se acercó hacia su marido, acariciándose el trasero ligeramente dado que
las muchachas despreocupadas por su presencia, al tener otros pensamientos en sus
mentes más apremiantes, como el prestar atención a la madre de su mejor amiga y
mucho menos atreverse a mirarla aunque la habían escuchado llorar en el
interior del despacho. Colocándose ella
al lado de su marido el Sr. Charlton,
tomo asiento en el sofá con delicadeza al posar su trasero. Las cuatro muchachas una vez vestidas, estaban colocadas una al lado de la otra, con la
cabeza gacha con la mirada fijada al suelo, claramente muy avergonzadas y
temerosas de lo que las esperaba. Pues
mientras sus madres las vestían, con los uniformes de la universidad en la cual
estudiaban. Sus madres les recriminaban su grave falta siendo regañadas
severamente por ellas, así como anunciado abiertamente el castigo que las
aguardaba.
Las cuatro vestían con el mismo uniforme al
ir a la misma universidad, Blusa blanca de manga larga, un jersey sin mangas
azul celeste, falda corta a medio muslo tableada azul celeste. La primera de
ellas era la morena Olga Lobos cabello por los hombros negro, con una estatura
de un metro setenta muy esbelta, unos cuarenta y ocho kilos de peso. A su
costado izquierdo estaba Susana Álvarez
con melena rubia lisa que le caía a media espalda, estatura un metro sesenta y
cinco, físicamente muy similar a Olga y unos cuarenta y cinco kilos. A su
izquierda estaba Ángela Sánchez, cabello corto negro, estatura un metro sesenta
con el cuerpo rollizo, con cierta robustez y fuerte, era la más rellenita de las cuatro,
con sesenta kilos, Isabel Roca, cabello rubio corto, estatura un metro sesenta
delgadez extrema para su edad, con unos cuarenta kilos escasos. Las cuatro
llevaban calcetines blancos y zapatillas de deporte con las que habían llegado
a la casa. El Sr. Charlton tras
observarlas unos segundos, en silencio se levantó del sofá caminando hacia ellas,
pasando por detrás de muchachas comenzando por Isabel, revisando el estado de
su uniforme universitario, pretendiendo posiblemente avergonzar aún más a las
chicas, dado que no únicamente les reviso su uniforme, si no, que les fue levantando
sus faldas observando también su ropa
interior, a pesar que al salir del despacho las muchachas se encontraban en
bragas únicamente, para las madres presentes no tuvieron duda alguna de sus
intenciones, de pretender avergonzarlas aún más
pues cogiendo con los dedos de sus manos, el elástico de la cinturilla
de sus bragas fue ajustándoselas bien a la cintura, dejando las perneras bien
tensas marcando así el elástico, como apretaba el elástico en los mofletes de
sus nalgas.
El Sr. Charlton una vez acabo
con Olga al ser la última de las cuatro de las muchachas, dándoles la espalda se acercó a saludar a sus madres que le aguardaban
en pie a un metro de sus hijas… Cuando las mujeres se preparaban para
estrecharle la mano respondiendo a su saludo, este las detuvo con una señal de
su mano…
(Sr. Charlton) -. Señoras! Mejor
será que pasemos al despacho, así podremos hablar con más detenimiento sobre lo
ocurrido. Mientras sus hijas aguardan aquí en el salón a ser llamadas! Mi intención era ocuparme de castigarlas,
pues no suponía que ustedes fueran a llegar tan rápido, por ello cuando hemos
hablado Sra. Roca le he comentado que estarían muy modositas las chicas a su
llegada. Pero como ya han llegado,
debemos hablar sobre cómo resolver el problema.
El
Sr. Charlton se dirigió hacia el despacho abriendo la puerta entro en él,
aguardando que las cuatro señoras entraran al interior…
(Sr. Charlton) -. Hagan el favor
si lo desean de tomar asiento en el sofá, yo me sentare en esa silla frente a
ustedes.
(Sr. Charlton) -. Ante todo les deseo Buenos días, Señoras! Sra. Amelia Lobos, lamento tener que
encontrarnos después de estos años, teniendo que ser en esta desagradable
situación, Sra. Laura Álvarez, que puedo decirle a usted, lamento estas circunstancias,
Sra. Rosana Sánchez, ojala nos viéramos por negocios, no por este tipo de causas,
y Sra. Rosalía Roca con usted, ya he hablado hace unos minutos con usted, ahora
es momento de que me aclaren como ha podido suceder algo tan desagradable?
(Sra. Rosalía Roca) -. Tal y como le comentado por teléfono, es
difícil educar a unas hijas, sin un padre que las discipline como es debido, en
innumerables ocasiones hemos requerido los servicios inestimables de la Sra.
Lee, fue su institutriz siendo niñas ocupándose de ellas al igual que de su
hija Irene, pero no aprenden aun siendo castigadas con unos buenos azotes, el
respeto que inspira un padre con su presencia, está visto que como madres no se
lo hemos podido imponer.
(Sr. Charlton) -. Eso es todo lo que tienen que decirme…? Así es… cómo piensan excusarse conmigo? Que es difícil educar a unas niñas entre los
veinte y los veintiséis años, que es la edad que debe tener la mayor de ellas,
no? No me convencen con su explicación señoras!!! No me convencen! Porque desde hace muchos años nuestros
negocios, en cierta manera están enfocados hacia la disciplina y ustedes los
conocen como nadie! Pues nuestro principal negocio son los eventos que
celebramos para nuestros clientes, y al igual que nosotros en la ciudad deben
tener un experto como “maestro de ceremonias”. Los cuales son muy diestros y
experimentados a la hora de aplicar correctivos. Pero de negocios hablaremos
luego, ahora no es el momento! Y pese a
sus esfuerzos Sra. Roca, no acepto su disculpa, tienen a su alcance medios por
nuestros empleados, así como medios para contratar a una institutriz o un
profesor privado adecuado, que las hubiera educado como se debe. Yo en la
ciudad tengo a mi Ama de llaves la Sra. Myers para ocuparse de la casa y el
servicio, a su vez también una institutriz muy competente, Lady Margaret para educar y ocuparse de disciplinar a mis
hijas. Les puedo garantizar que mis hijas son traviesas, pero saben cómo deben
comportarse en todo momento y ninguna de mis cuatro hijas se hubiera atrevido jamás,
a hacer algo tan descabellado como sus cuatro hijas. Debo informarlas que tanto
mi Ama de llaves, como la Institutriz Lady Margaret en breve llegaran a esta
casa, además de ocuparse de mis hijas que acompañan a su madre, también se
podrán ocupar de las hijas de ustedes. Preferiría que me dieran una explicación
más… digamos más idónea…o más creíble si me hacen ese favor, pues de lo
contrario tomare medidas con ustedes, y ya saben a qué medidas me refiero,
verdad?
(Sra. Roca) -. Sr. Charlton le ruego sea usted más
comprensivo. Pues con nuestros maridos
en vida al igual que sus padres,… nuestros suegros. Ninguna de nosotras teníamos voz, ni voto en
las haciendas. Vivíamos completamente a merced de sus decisiones, al igual que
en el momento de inculcar la disciplina, nosotras no estábamos a salvo de ella.
No nos hable de los “maestros de ceremonia”, es cierto que en nuestros negocios
que tenemos, es nuestro principal sustento del que más dinero recaudamos, pero
usted mismo dudo que a semejantes hombres rudos, les permitiese encargarse de
educar a sus hijas, pues su comportamiento en su trabajo es muy rentable, pero
no saben cómo tratar a unas chiquillas que solamente son traviesas. Al faltar
ellos, nuestros maridos es cierto como dice usted, ninguna de nosotras hemos
sido capaces de aplicar esa disciplina que nosotras mismas odiábamos. Así mismo no creo que usted deba amenazarnos
con aplicarnos disciplina a nosotras, no creo que usted tenga esa autoridad…
(Sr. Charlton) -. Señora Roca!!! Que sea la última vez que se atreve a decirme
que puedo y que no puedo hacer en mis haciendas!!!! Estoy seguro que deben recordar los últimos
días que mi padre, que en paz descanse!!!
Estuvo en esta hacienda antes de dejarnos a mi hermano Clark y a mí
mismo a cargo de estas haciendas… Recuerdan que sucedió? Entonces solamente usted estaba casada con su
marido, quien ahora es la Sra. Álvarez,
Sra. Sánchez y la Sra. Lobos eran novias de sus maridos. Recuerdan el precio
que pagaron por rebelarse al hablarle faltando el respeto a mi padre. Sus suegros las obligaron a venir a esta
hacienda, con sus respectivas parejas verdad?
Aun puedo recordarlas como fueron castigadas las cuatro, sobre las
rodillas de mi padre con sus faldas levantadas y sus bragas bajadas, recuerdo
lo azulado que les dejo el trasero… Salieron de esta hacienda muy doloridas y
conociendo a sus suegros, seguro que al llegar a sus haciendas ellos les
debieron dar también de lo lindo. Porque
imaginan que las trajeron a esta hacienda? Y porque no se ocuparon de ustedes
sus suegros? O porque no lo hicieron sus respectivas parejas? Porque todas y
cada una de las haciendas nos pertenecen a los Miller. Más le vale que no se
vuelva atrever a dirigirse a mi persona con esos modales!!! Espero que me hayan traído sus libros de
contabilidad, luego serán revisados por mi hermano Clark…. Esperare a que haya
acabado de revisarlos, para tomar una decisión sobre su responsabilidad en lo
sucedido en el día de hoy… Y… Díganme… Van a encargarse ustedes de sus
hijas?
(Sra. Álvarez) -. No dice usted que es el patrón? Debe ser
usted como patrón quien se ocupe de ellas!!!
(Sr. Charlton) -. Ni mi padre siendo como era de estricto,
jamás se hubiera ocupado de las hijas de sus colaboradores, a menos que estos
se lo pidieran. No es el mismo caso,
disciplinar a cuatro mujeres externas, aunque fueran las futuras esposas de sus
hijos, que disciplinar a sus hijas. Yo jamás
consentiría que una de ustedes se ocupase de mis hijas, sin tener previamente
mi autorización o de mi esposa para ocuparse de ellas… Si aquel día que fueron
traídas a esta hacienda por faltarle el respeto a mi padre, en vez de ser sus
suegros, hubieran sido sus padres, es posible que las hubieran traído a esta
hacienda para castigarlas, al haberle faltado al respeto al patrón de ellos,
pero hubieran sido sus supuestos padres quienes se hubieran ocupado. Para todo existe un límite que no se debe
traspasar…
(Sra. Lobos) -. Aun así, Sr. Charlton dudo que nosotras fuéramos
capaces de castigar a nuestras hijas, aunque me avergüence decirlo, yo era
disciplinada por mi marido y por su padre cuando lo creían necesario, al igual
que cualquiera de mis tres amigas aquí presentes, pero jamás hemos sido capaces
de ocuparnos de nuestras hijas. Y si al
decir que usted tiene nuestra autorización, creo que hablo en nombre de las
cuatro, pues no creo que ninguna seamos con el carácter y el tesón necesario, para disciplinar a nuestras
niñas! Se merecen una buena azotaina por
lo que han hecho, en eso estamos de acuerdo con usted y así deben de ser
castigadas.
(Sr. Charlton) -. Bien… entonces usted misma puede hacer entrar
al despacho a la primera de ellas, pero que quede bien claro que ninguna de
ustedes hoy se ira cómodamente a casa, espero que para después de la comida o a
mucho tardar a primera hora de la tarde llegue Cunnelunga, ella se encargara de
ustedes y de otras empleadas de la hacienda en la tarde de hoy! Estoy seguro
que deben recordarla, yo la recuerdo muy bien de mi infancia, mi padre la
contrato como institutriz de mis hermanos y mía propia, solo pronunciar su
nombre aún se me estremece el cuerpo, se
me pone la piel de gallina…en aquellos años tenía solo veinte años de edad
dicha institutriz y resultaba temible al verla…ahora debe tener unos sesenta y
cinco años aproximadamente. Sra. Amelia
Lobos haga entrar a la primera chica, y que mi esposa le haga entrega del
cepillo apodado “El Diablo”.
La atmosfera que se
respiraba en el salón era densa, debido
a las miradas entre la Sra. Miller y la Sra. Lee no eran nada amistosas entre
ellas. La madura mujer oriental mantenía su zapatilla entre sus manos,
golpeándose en la palma de su mano izquierda, cuyo sonido hacia que la Sra.
Miller se pusiera cada vez más nerviosa.
Las chicas por el contrario se miraban entre ellas, pudiéndose observar
en sus rostros el miedo que tenían. Se
las podía observar nerviosas, unas acariciándose el trasero de su falda
plisada, y otras doblando el dobladillo de sus faldas con sus dedos temblorosos por su nerviosismo,
pero sobre todo por saber cuál de ellas sería la primera en entrar al
despacho. En esos momentos se abrió la
puerta, las chicas se miraron aterradas viendo aparecer en el umbral a la
señora Amelia Lobos.
(Sra. Lobos) -. Irene, puedes darle el cepillo a mi hija.
Gracias… Tu… Olga, entra al despacho ahora veras tú desvergonzada!!!
La joven estuvo a punto
de maldecir a su madre por hacerla entrar la primera, pero solamente fueron
unos pensamientos fugaces, pues al hacerle entrega del cepillo, tenerlo en sus
manos la hizo estremecerse al sentir lo pesado que era. Apareciendo en sus ojos
un brillo, al que siguieron unas lágrimas descendiendo por sus sonrojadas mejillas.
Al estar ante su madre le ofreció el cepillo para entregárselo…
(Sra. Lobos) -. Entrégaselo al Sr. Charlton, que te está esperando
sentado!!!
Una bofetada de su madre
le habría dolido menos, al tener que avanzar ella misma hacia el hombre sentado
en la silla, el cual la observaba como avanzaba hacia él muy lentamente, Olga
se estremeció al escuchar que tras ella se cerraba la puerta del despacho.
Momentos después se encontraba de pie parada entregando el cepillo, quedándose
ella al costado derecho del hombre. El cual sin mediar palabra alguna la
acomodo sobre sus rodillas boca abajo, sintiendo la joven como le era izada la
falda colocándosela sobre la espalda bien doblada, lo siguiente fue sentir unos
fríos dedos, que se introducían entre la cinturilla de sus bragas blancas, con
dibujos en relieve de florecillas de color rosa, sintiendo estremeciéndose como
se las bajaba hasta las rodillas. Olga sintió que le daba unos golpecitos en el
antebrazo derecho, ella movió ese brazo sin saber muy bien porque, pero al
levantar su mano apoyada en el suelo, sintió como le agarraba del brazo y como
con delicada brusquedad se lo doblo sobre su espalda, sintiéndose inmovilizada
de su mano derecha.
Olga hubiera creído que ahora la
regañaría, ya que la Sra. Lee siempre la regañaba al colocarla sobre las
rodillas, pero lo que sintió fue el sonido del fuerte azote en su nalga
derecha, al instante un “Ayee” brotaba de su garganta, tras ese primer azote
dejo de pensar, creer o esperar, pues nada más sentía que el trasero le ardía
sin pausa en ambas nalgas, eran tan rápidos los azotes, que nada más podía
aullar de dolor, entre lágrimas llorando sin cesar mientras los azotes en el
culo desnudo continuaban cayendo, eran tan rápidos que le faltaba incluso aire
al respirar por sus “Ayees” de dolor tan intenso. Sentía tanto dolor en su
trasero que no supo cuánto tiempo duro la azotaina, solamente aullaba,
pataleaba, alargaba su libre brazo izquierdo sin saber hacia dónde lo
impulsaba, solamente trataba asirse al algo, a lo que fuera para poder
liberarse y salir corriendo. La
azotaina le parecía que nunca iba a parar, su cuerpo pronto o eso creyó, ceso
en sus movimientos bruscos de sus piernas y único brazo libre, así como el menear
sus caderas de un lado a otro al estar agotada, pero el ardor intenso de su
culo dolorido no cesaba. El tiempo parecía que se hubiera detenido, dado que lo
único que sentía era el dolor acentuado de su trasero, cuando se vio liberada
con el intenso fuego en el culo, ni se percató en que momento le fueron subidas
las bragas, sabía que las tenía puestas por la presión que ejercían en sus
maltrechas nalgas, al igual que al verse liberada de sus brazos, sus manos
raudas se acariciaban el trasero vigorosamente por encima de sus bragas. Sintiendo como una mano la agarraba
haciéndola ponerse en pie, al igual que encorvada hacia adelante se sintió
avanzar, viendo muy borrosamente entre sus lágrimas, con una de sus manos se la
pasó por sus ojos para poder ver, dándose en ese momento cuenta que se encontraba
en el salón de nuevo. Aun tardaría unos
momentos en darse cuenta de donde se encontraba, percatándose en ese instante
que alguien berreaba como una posesa dentro del despacho, así como sus aullidos
de dolor procedentes del interior del despacho, al mirar de un lado a otro vio
a sus amigas que la observaban como se sobaba el culo, descubriendo que Susana
y Isabel estaban ante ella, tardo unos segundos más en darse cuenta que quien
lloraba era su amiga Ángela, ya llevaba mucho rato llorando a mares, pudiendo
darse cuenta de ese modo desagradable cuanto tiempo había sido ella azotada en
el culo, sobre todo al salir Ángela y ser su amiga Isabel la que entraba al
despacho, segundos después ya la escuchaba llorar y aullar de dolor, durante
largos minutos escucho aullar a Isabel.
Así como minutos después era Susana quien lloraba desesperada.
Una vez estuvieron las chicas en el
salón, no había más que observarlas como se frotaban sus traseros, la Sra. Lee
trataba de calmarlas abrazándolas a las cuatro, mientras la Sra. Miller las
observaba desde el sofá muy seria, aun aturdida por la severidad del castigo de
las chicas. Mientras en el interior del despacho…
(Sr. Charlton) -. Bueno señoras… ahora atiendan a sus hijas, la
Sra. Lee les asignara habitaciones para ellas, pues aun deberán permanecer unos
días en esta hacienda… Pueden salir si lo desean, pero déjenme sobre la mesa
sus libros de contabilidad.
(Sr.
Clark Miller) -. Estas aquí Charlton! Por el griterío que se escuchaba desde la
sala de reuniones, a las muchachas las has castigado como se merecen!!! Ahí dentro las cosas no van muy bien, Charlton!
Solo he ojeado los libros de este mes, y no cuadran! Nuestro amigo Paul va a tener que darnos
muchas explicaciones.
(Sr. Charlton) -. Es lo que sospechaba desde hacía tiempo, pero
debía sorprender a este bastardo y venir con una excusa creíble, para evitar
que nos recibiera a tiro limpio, al parecer le hemos engañado bien! Pero aún
debe tener algún as en la manga, no estaría tan tranquilo de no ser así! Thomas!!
Ya estás aquí? Sí que ha ido
rápido el asunto!!!
(Capataz Thomas) -. Rápido! Suerte hemos tenido que no nos
balearan!!! Gracias a tu idea de llevar
a tu cuñada a un enfrentamiento!!! Mira como viene ella!!!
Thomas entro a la sala acompañado por su
esposa, al terminar de hablar se acercó a su esposa sujetándola por los
hombros, y la hizo voltearse al tiempo que la hacía inclinarse, levantándole su
falda llevaba el culo todo marcado por una vara, con unos enormes verdugones
trazados transversales en el trasero.
(Sr. Charlton) -. Como te has pasado dándole tan duro a tu
esposa!!!
(Capataz Thomas) -. No he sido yo quien la ha castigado, ha sido
su abuelo el que ha cogido un haz de varas y la ha azotado hasta hacerla
sangrar, la ha colocado sobre un grueso tronco de árbol caído, le ha arrancado
las bragas y ya ves cómo le ha puesto el culo!!! Por su culpa han herido a cinco hombres de
su abuelo, la muy ilusa se ha lanzado ella al ataque como una salvaje, sin
esperar la orden de su abuelo, por fortuna sus hombres estaban distribuidos en
sus puestos, pero no han podido evitar que dispararan sobre nosotros… Tenías
que haberla escuchado como gritaba cuando la ha zurrado el abuelo… Sus gritos
debían de oírse a kilómetros de distancia!!!
Min Ho Lee se ha quedado afuera con su esposa, lo tenían encerrado en el
laboratorio bien custodiado, los dos hombres que lo vigilaban están gravemente
heridos, no creo sobrevivan. Iban a
matar a Min Ho Lee cuando hemos entrado, había que actuar rápido y dispararles era la única opción. Tiene muchas
cosas que decirte de Paul…
(Sr. Charlton) -. Bueno cuñadita… Veo que eres tan soberbia como
cuando eras una niña! cúbrete el culo de una vez, no puedes estar mostrando el
culo de esa manera, bájate la falda y súbete
las bragas y cubre tus vergüenzas… desvergonzada!!
(Capataz Thomas) -. No puede
cubrirse! Su abuelo se lo ha prohibido,
además al arrancarle las bragas! Así aprenderá!
Aunque cuando lleguemos a casa va a ver la que le voy a dar yo, no
pienses pequeña que te vas a librar de la zurra que te voy a dar!!!
(Sr. Charlton) -. Pequeña
sinvergüenza!!! Sal ahí fuera! Que la Sra. Lee te haga las curas pertinentes
y te proporcione unas bragas para cubrirte las vergüenzas.
Irene la esposa del capataz salió de la
sala de reuniones, con las manos posadas en sus caderas por el intenso dolor,
era mucho mayor el dolor de su trasero, le hubiera gustado poder sobárselo pero
eso le hubiera dolido aún más, la única forma de obtener algo de alivio era
llevar sus manos en las caderas también magulladas por la vara, con un color
azulado que iba tomando donde la vara había dejado su huella. Al salir ella de la sala de reuniones, el Sr.
Charlton hablo con Williams Adams en privado en un rincón de la sala, al
apartarse ellos de los demás.
(Sr. Charlton) -. Williams!
Las dos muchachas que estaban bajo tu custodia, con quien las has dejado
al venir tú y tu esposa con nosotros?
(Sr. Adams) -. Las dejamos en la fiscalía encerradas en una de
las celdas, la audiencia de revisión será dentro de cuatro días, aunque mucho
me temo que las van a encerrar en prisión, pues no han mostrado arrepentimiento
alguno. He dejado a la Sra. Myers como
delegada para aplicarles los correctivos diarios, mientras estén en la fiscalía
a la espera de la audiencia.
(Sr. Charlton) -. Es una
contrariedad! Es necesario sacarlas de
la fiscalía cuanto antes, hoy mejor que mañana!
Ya sabes lo que quiero decir con ello, las quiero ver aquí cuanto
antes!!! Corren un grave peligro…. He
dado orden que eliminen al Fiscal, en cuanto lo saquen de la circulación, esas
chicas no verán el amanecer mañana, habla con Richard que las traigan como sea,
los que las encerraron siendo sus propios jefes, las eliminaran apenas tengan
noticia que el Fiscal esta fuera de
servicio. Hay que sacarlas de allá con
la máxima urgencia!!! Ponte a ello inmediatamente!!! Te conozco desde hace muchos años, se
perfectamente que siempre te has mantenido al margen de mis negocios, pero esto
que te pido es distinto, se trata de salvarles la vida a esas dos jóvenes. Tú conoces el caso de las gemelas! Sabes que están aquí bajo mi protección, por
hacerle un favor a ese viejo amigo tuyo del MI- 6. Las gemelas están aquí porque descubrieron
los tejemanejes de los asuntos turbios del jefe del MI-6 y de su director. Tenían planes para eliminar a esas dos
agentes, las cuales pusieron bajo tu tutela como parte de su maléfico
plan. La primera parte de ese plan era
el humillarlas con castigos, dado que ellos conocían bien su lucha por el
feminismo, asi como de las mujeres luchadoras por sus derechos, por ello han
mostrado su coraje de ese modo estando bajo tu tutela, por sus derechos han
luchado hasta ahora. La segunda parte
del plan es que no pasen la audiencia, y las envíen a la cárcel, en ella las
eliminaran agentes infiltrados del MI-6.
(Sr. Adams) -. Me encargare ahora mismo! Enviare hombres a la frontera para facilitar
su salida y entrada a este estado, voy a llamar a Richard que lo disponga todo
inmediatamente, imagino que las podrán sacar para un examen médico o por alguna
causa similar, hare que la misma ambulancia las conduzca a la frontera. Una vez
allí tus hombres harán el resto!!!
(Sr. Charlton) -. No será tan sencillo! Richard tiene orden mía, de extraer a la
esposa del Fiscal, sus hijas, las gemelas huérfanas, a Lady Margaret y la
propia Sra. Myers, a ellas también las quiero aquí mañana sin falta!!! A ellas ya las deben de haber sacado en el microbús,
cuando salga la ambulancia que suban al microbús, llamara menos la atención que
la ambulancia!
(Sr. Adams) -. Eres único complicando las cosas!!! Pero veré que se puede hacer! Espero que para Richard le resulte fácil
sacar a las dos jóvenes! Ya que hablas de esas gemelas a tu servicio…
Cuando les vais a decir que sus padres perecieron en el viaje a América?
(Sr. Charlton) -. Sabes perfectamente que es algo que jamás lo
van a saber, llegado el momento se les dirá que han desaparecido, o que no se
sabe nada del paradero de sus padres.
Que quieres que les digamos? Que sus padres eran unos asesinos profesionales! Por eso fueron eliminados, recuerdas que
intentaron matar a tu esposa Ingrid! Por ese motivo dimos la orden y les
eliminamos!!! Solamente porque Ingrid castigo
a la esposa, con motivos sobrados para hacerlo desde luego, pero le puso el
culo colorado con la zapatilla, justamente por ser una mala madre y abandonar a
sus hijas siendo unas bebes, para irse de borrachera con su marido… Dejando a
las niñas solas durante tres días, si están vivas esas niñas es por tu esposa,
porque las escucho llorar y entro en la casa encontrándolas, abandonadas sin
comer nada y sucias de tres días sin cambiar los pañales… Fue un milagro que
sobrevivieran tres días, según el médico que las atendió, unas horas más y
habrían muerto. Solo por eso ya merecían
la muerte, dejar a unas bebes con solo un mes de vida… Luego
las enviamos a un internado, que es donde crecieron hasta hacerse adolescentes. Al acabar sus estudios con la mayoría de
edad, nos hicimos cargo de ellas, dándoles trabajo a cambio de darles estudios
universitarios para labrarse un futuro.
Que más quieres que hagamos por ellas!!!
Sus padres seguramente las habrían prostituido o vendido! Eso si no
hubieran perecido en cualquiera de sus escapadas, abandonándolas a su suerte… Eran malas personas, a cuál de ellos era
peor… sería difícil escoger uno de los dos, eran buenos asesinos al no tener
escrúpulos de ninguna clase, nos hicieron muchos servicios que nadie habría
podido hacerlo mejor que ellos.
Continuará…
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