UN AÑO SABATICO
CON SOBRESALTOS II
…La muchacha llevaba como unos
treinta minutos cara a la pared en el rincón, a pesar de tener sus manos
pegadas a su cuerpo inertes, en posición de firmes, ni por asomo se le ocurrió
ni una sola vez acariciarse sus doloridas nalgas, la Sra. Emilia se lo había
dejado bien claro. Y ella tenía la firme convicción de obedecerla, el ardor de
sus nalgas no hacía más que recordárselo continuamente, y no le apetecía para
nada que la volviera a castigar, para ser una mujer, la Sra. Emilia pegaba muy
fuerte. Aunque se lo había dejado muy claro antes de enviarla al rincón… “…aún
no he acabado contigo”. Y eso, la
hacía estremecer pues con cinco palabras se lo había dejado muy claro, su
castigo aún no había terminado. Desde el rincón no podía oír nada de lo que
hablaban, solo escuchaba un murmullo de palabras las cuales a pesar de su
esfuerzo por enterarse por si se trataba sobre ella, pero que no captaba que
significaban.
El alcalde, el Sr. Francisco se levantó
del sofá dirigiéndose hacia la muchacha, dándole un sonoro azote en cada nalga,
le regaño.
-. Que te ocurre desvergonzada? Es que
no has aprendido la lección, del porque te encuentras en esta situación, que
aun deseas agravar la misma…!
-. Señor no se a qué se refiere…
Ayyy Ayyy -. Dos nuevos azotes volvieron
a hacer estremecer sus rojas nalgas….- no me peguen más! No sé de qué me habla.
-. Como que no lo sabes
desvergonzada!!! Llevas todo el tiempo
poniendo orejas para escuchar nuestra conversación, es que no sabes que es de
mala educación escuchar las conversaciones de los mayores? O vas a decirme que pretendes escuchar a los
pajarillos en la calle…
-. Desde aquí no puedo oírles a
ustedes, como voy a oír los pajarillos, oh! no se…ñor… no pretendía de…cir eso…
-. Sinvergüenza mentirosa! Tu misma
acabas de confesar que intentabas escucharnos, ahora vas a saber lo que les
pasa a las niñas maleducadas y fisgonas. -. El señor alcalde se desabrocho el
cinturón del pantalón, extrayéndolo de las presillas y acto seguido con una
maestría envidiable, junto ambos extremos enrollando la hebilla a su mano
derecha y con la mano izquierda sujetando el otro extremo y tensando la correa
para que quedara bien tensa y lista para castigar el culo a la muchacha.- ahora
vas a ver como aprendes modales…!!!
Agarrando el brazo izquierdo de la muchacha la retiro del rincón como
unos dos metros, y levantándole el brazo y manteniéndolo en alto, el Sr.
Francisco empezó a darle con la correa en el culo desnudo, los azotes eran pausados
pero seguidos, la muchacha no podía hacer nada por evitar que el cinturón
alcanzase su culo una y otra vez, ella contorsionaba su cuerpo, barriga hacia
adelante y hombros tensos hacia atrás, arqueando su cuerpo para que los azotes
no dieran en su culo dolorido, pero la maestría en el uso del cinturón del
señor alcalde no dejaba dudas, que lo había utilizado a menudo, pues todos y
cada uno de los zurriagazos impactaban en las nalgas de la chica. Ella intento
varias veces mientras sus ojos derramaban lagrimas a raudales, ya que el
cinturón le causaba terribles quemazones a cada azote que recibía, bien fuera
en sus nalgas o en el inicio de sus muslos, intentaba taparse con la mano
libre, pero sobre ella recibió varios azotes, algo que la hizo declinar a no
cubrirse de nuevo con ella. Entonces para intentar escapar, empezó a dar saltos
y avanzar hacia adelante, pero solo consiguió, dar vueltas alrededor del Sr.
Francisco, que seguía manteniéndole el brazo en alto a la chica, lo cual la
obligaba a danzar alrededor de su castigador…
-. Basta!!! Basta!!! Basta!!! No lo
volveré hacer de verdad, señor… no maaasss no maaaaassss….
-. Que es lo
que no volverás a hacer, muchacha?
-. Tratar de
escuchar lo que… dicen… Aaaayyyyy
Aaaaayyyy Basta!!!
El ultimo azote cayo más fuerte que los anteriores, y el señor alcalde
la soltó del brazo que la mantenía sujeta.
La muchacha se llevó ambas manos a su castigado trasero, cayendo al
suelo hecha un ovillo sobándose su dolorido culo, que ahora si le ardía
considerablemente, y ahí permaneció unos minutos hasta que la señora Emilia la
recogió del suelo, la muchacha al estar de pie, trato de abrazarse a la Sra.
Emilia, pero esta vez no se lo permitió, en vez de abrazarla, le dio dos
bofetadas una en cada mejilla, y agarrándola del lóbulo de la oreja izquierda,
la llevo casi arrastras hasta el rincón, donde esta vez la hizo ponerse de
rodillas y brazos en cruz, pero en vez del rincón, de cara a la pared, para que
pudiera mantener los brazos bien estirados.
Durante dos horas estuvo de rodillas cara
a la pared. Hasta que escucho pasos a su espalda, pero no se movió aunque
sintió deseos de saber quién estaba allí tras de ella.
-. Bien muchacha puedes levantarte, y
puedes ponerte las bragas de nuevo que están sobre tu ropa en la mesa.
Era la señora Emilia la que le había
hablado y dado permiso para levantarse. La muchacha con dificultad se levantó,
tenía las rodillas y las piernas dormidas por permanecer tanto tiempo castigada de rodillas, con ambas
manos se sobo las rodillas para sentirlas de nuevo, y al estirar su cuerpo para
ponerlo recto, fue cuando unos pinchazos terribles abordaron su maltrecho y castigado trasero,
con claros gestos de dolor se encamino hacia la mesa y cogió sus bragas,
desdoblándolas y las abrió con ambas
manos para agacharse para meter por las perneras de la prenda íntima, primero
pie izquierdo y luego el derecho, con mucha dificultad consiguió ir subiéndose
las bragas muy poco a poco, sobre todo al pasar la cinturilla elástica por su
trasero, y al estar en posición erguida de nuevo los pinchazos volvieron a
estremecer sus nalgas, una vez la cinturilla de sus bragas bien tensa ocupo su
lugar, introdujo sus dedos por el interior del elástico de las perneras para ajustarla
bien a sus nalgas, cuando fue a coger sus shorts. La señora Emilia no se lo
permitió.
-. Ni se te ocurra ponerte esos
pantaloncitos otra vez!!! Ponte el polo, y acompáñame a mi despacho que tenemos
que hablar de algunos temas jovencita!!!
El
hecho que no le hubiera permitido cubrir su desnudez, y que tuviera que
acompañarla a su despacho en ropa interior, como un auto reflejo sus manos
fueron lentamente a su trasero,
sobándoselo suavemente de arriba a abajo, mientras salían del salón y caminaban
por el largo pasillo hasta llegar a la entrada del despacho. Una vez dentro, la
señora se sentó en una silla que estaba situada delante de la mesa del
escritorio, casi apoyando el respaldo sobre el borde de la mesa, quedando
sentada de tal forma, que era como invitarla a colocarse de nuevo sobre sus
rodillas. La muchacha dejo de frotarse el culo con las dos manos, y paso a
hacerlo únicamente con la mano derecha, mientras la izquierda intentaba cubrir
su desnudez tirando del polo hacia abajo, pero apenas cubria su barriguita, asi
que no logro su objetivo.
-. Bien jovencita, ha llegado la
hora de las presentaciones oficiales, como te llamas?
-. Allison Stuart, señora.
-. Bonito nombre Allison y de dónde
eres?
-. Vivo con mi abuela materna en Washington,
señora.
-. Estudias?
-. No, acabo de acabar la carrera de
medicina.
-. Entonces no eres ninguna chiquilla,
verdad?
-. Tengo veinticinco años señora.
-. Y tan joven has acabado una carrera
de medicina, no estarás mintiendo otra vez, verdad?
-. Noooo… señora. Aun me queda hacer
uno o dos años de prácticas, pero deseo hacerlas en el Hospital Monte
Sinaí y hasta el año que viene no
tienen plaza vacante, por lo cual me he tomado un año sabático para relajarme y
prepararme para las prácticas.
-. Eso está muy bien, y como fuiste a
parar a este pueblo?
-. Lo vi en una agencia, que era un
lugar muy tranquilo para… descansar y relajarme, con varios parques y zonas
verdes para… pasear.
-. Eso está muy bien pequeña, has
venido a un pueblo pequeño de España y crees que pasear medio desnuda es la
mejor forma para hacerlo, descansar y relajarte?
-. No, señora. Ya intente decirles que
lo había hecho sin querer y que no me había dado cuenta de cómo se me
trasparentaban los shorts, y que mostraba mi ropa interior…
-. Otra vez con la misma monserga
desvergonzada!!!
-. Pero es la verdad, no me di cuenta
de verdad…
-. No puedo creerte!!! Eres una mujer
de veinticinco años, no una niña o jovenzuela. Una niña si vistiera así, nadie
lo interpretaría como una ofensa, pues su inocencia y candidez, no serían
tomadas en cuenta. Pero en una mujer que ya no es, ni por asomo una adolescente
puede vestir de manera tan vergonzosa y decir que no se ha dado cuenta. Eso es
imposible de creer!!! Y por si fuera poco, al decirme tal barbaridad me estas
insultando a mi inteligencia, tratando de engañarme de nuevo!!! Sepa usted que
no va a salir de rositas de este despacho, y que el castigo que le la dado mi
marido con la correa, había pensado que habría sido más que suficiente, y que
se mostraría usted joven, más inteligente, sobre todo no volviendo a mencionar
la misma escusa estúpida, pero ya veo, que aún no aprendido la lección y que es
necesario recordarle que en este pueblo puede que seamos brujas! Como nos ha
llamado hace unas horas a mi madre y a mí misma!!! Pero sabemos tratar a las chicas descaradas y
golfas como tú.
De los ojos de Allison volvieron aparecer unas lágrimas, en su mente no
hacía más que repetirse que era una estúpida soberbia, y no comprendía que no
hubiera aprendido la lección, con lo mucho que le dolía el culo, y lo caliente
que aún lo tenía. Y por soberbia, ahora iba a ser castigada de nuevo, todo su
cuerpo era un flan gelatinoso de la angustia que estaba sintiendo en esos
momentos, y el temor que le hacía estremecerse con solo recordar lo fuerte que
castiga esa señora.
-. Ven Allison y colócate a mi derecha,
más te vale que no me hagas levantarme e ir a por ti, pues será mucho peor para
ti pequeña. -.Al decir esas palabras la señora Emilia movió su pie derecho
hacia adelante, liberando así su zapatilla. Era una zapatilla muy simple,
claramente una clásica como lo era el pueblo, la parte que enfundaba en el pie,
de simple paño. Pero al inclinarse para agarrarla por el talón y levantarla,
dejaba a la visión de la mirada de Allison, una suela muy poco convencional,
era una suela confeccionada totalmente a mano y de manera muy artesanal, era,
“de esparto y cuerda del mismo material, para tejerla”.- Ven pequeña no me
hagas ir por ti.- Allison observaba como la Sra. se daba golpecitos con la
zapatilla sobre su muslo derecho, invitándola con ese gesto a acomodarse sobre
sus rodillas, pero con ambas manos de frotaba sus ya muy doloridas nalgas, y
miraba como aquella zapatilla se balanceaba sobre el muslo de la señora Emilia,
Allison estaba petrificada. Quería obedecer pues el no hacerlo iba a sentirlo
de verdad, y lo sabia. Pero no se podía mover.
-. Que te ocurre? es que no me oyes lo
que te estoy diciendo? no me hagas levantarme!!!
Allison en vez de acercarse a
ella, sollozando y cayendo lagrimas por sus mejillas, asustada retrocedía a
pasos cortos, mientras asustada, contemplaba como la Señora Emilia se levantaba
de su silla y en tres pasos se planto ante Allison, blandiendo su zapatilla en
su mano derecha, sujeto a Allison del brazo izquierdo, forzándola a entre girar
su cuerpo hacia la derecha, la zapatilla no tardo en impactar sobre el trasero
de la muchacha cubierto con sus bragas blancas de algodón y con florecillas de
margaritas, los zapatillazos golpeaban implacables sus nalgas, a lo que ella
comenzó a danzar hacia adelante, al ritmo de los azotes. Su cuerpo a cada impacto de la zapatilla en
su indefenso culo, aunque intentaba cubrirse con sus manos, pero entonces la
zapatilla caía implacable sobre sus manos, las cuales las retiraba en el acto,
de nuevo su culo sintió varios y
fuertísimos azotes que por el dolor la obligaba a retorcerse y balancear
su cuerpo encorvado hacia delante, para escapar de los zapatillazos, pero de
nada le valió todos sus esfuerzos por librarse.
La señora Emilia se detuvo unos instantes
pasando su zapatilla a su mano izquierda, y aprovecho al tener la derecha
libre, apara agarrar a Allison de la oreja tirando de ella, fue hacia la silla
mientras con la mano izquierda con la que sujetaba la zapatilla, le daba a la
joven en los muslos para que no se entorpeciera y avanzase mas rápido.
-. Ahora sinvergüenza vas a saber lo que es
bueno!!! te he dicho que no te atrevieras a hacerme levantar e ir a buscarte,
te voy a poner ese culo mas caliente que las brasas de una estufa de leña, y
leña es lo que vas a recibir en el culo... A mi nadie se atreve a
desobedecerme, me has oído, desvergonzada? vas a lamentar este día... Te lo
aseguro que lo vas a lamentar, iba a darte una azotaina bien dada, pero ahora
por hacerme levantar te voy a mondar ese culo a base de zapatilla, te aseguro
que cuando yo te diga que vengas, vas a venir ipsofacta!!!
Al llegar a la silla, la señora
Emilia se sentó rauda, y tal como conducía a la joven de la oreja, tiro de ella
haciéndola caer sobre su regazo, la acomodo sobre sus rodillas y agarrando de
nuevo la zapatilla con la mano derecha, aprovecho con la izquierda a sujetar la
espalda de la joven firmemente, al tiempo que la zapatilla caía implacable
sobre las bragas de la joven, que aullaba de dolor al sentir el fuerte impacto
en su trasero, aun con las bragas puestas, nada la protegían de esos tremendos
azotes que seguían cayendo seguidos y muy rápidos así como certeros. La joven
solamente sollozaba y gemía con la tremenda azotaina que estaba recibiendo, la
zapatilla se erguía por encima del hombro de la Señora Emilia, luego dejándola
caer con toda la fuerza que le era posible. La azotaina se prolongo por varios
minutos, y debajo de las perneras de las bragas, sobre la parte baja de las
nalgas que las bragas no le cubrían se podía ver como de rojo y morado estaba
el trasero de la pobre muchacha. La zapatilla aunque mas lentamente por cansancio
de la Sra. Emilia, continuaban azotando las maltrechas nalgas de la muchacha,
el ardor era tan intenso que la muchacha ya hacia rato que había dejado de
debatirse pataleando o meneando sus caderas, para librarse como fuera de
aquellos terribles azotes, agotada por el forcejeo se resigno al castigo
sollozando. Pero aunque pausadamente la Sra. Emilia siguió azotándola varios
minutos mas, aunque ya los azotes no eran tan severos, pero seguían haciendo
que la joven se estremeciera con cada uno de ellos, pues el dolor tan intenso
de sus nalgas no cesaba un ápice.
Ya habría pasado como unos
treinta largos minutos, siendo castigada la joven sin apenas resuello por parte
de su castigadora la Sra. Emilia, cuando por fin la zapatilla ceso de darle
azotes en el pobre y muy dolorido culo de la muchacha. La Sra., dejo caer su
zapatilla al suelo, volviendo a calzar en ella su pie derecho, durante unos
cinco minutos permitió que la muchacha siguiera sobre su regazo, sin dejar de
llorar amargamente.
Poco a poco la joven fue dejando
de llorar, y con sus manos se frotaba sus enrojecidos ojos de tanto llorar,
parecía que la azotaina se había terminado, o eso creyó Allison cuando intento
levantarse de las rodillas de la Sra. Emilia. Durante ese espacio de tiempo
había sentido las caricias de la Sra. Emilia,
la cual la había estado acariciando en su maltrecho y dolorido trasero,
a veces dejando la mano quieta sobre el trasero, notando en la palma de su
mano, como a través de la prenda intima de la muchacha, emanaba un intenso
ardor que abrasaba su mano. Pero la
muchacha se equivocaba, pues la Sra. Emilia no le permitió levantarse, es mas,
introduciendo sus dedos por el elástico en la cintura de sus bragas , se las
bajo hasta las rodillas y apoyando la palma de su mano derecha sobre sus
desnudas nalgas, la levanto a una altura media, y reanudo la azotaina ahora con
la mano, los azotes volvieron a ser rápidos e intensos, la muchacha por toda
respuesta rompió a llorar de nuevo, el
ardor en su trasero era muy intenso, pero no tenia fuerzas para debatirse de
nuevo, esa mañana había sido castigada como nunca hubiera imaginado que se
podía castigar a una chica y ella era esa chica.
-. Que esto te sirva de lección
desvergonzada...!
La Sra. Emilia con estas palabras
dejo de azotarle el culo a la muchacha, que seguía llorando ahora de manera
persistente e incontrolada.
-. Levántate, o te vas a quedar sobre mis rodillas? no has tenido
bastante!
Allison con breve ayuda por parte
de la Sra. Se levanto con gran esfuerzo de sus rodillas, dando pasos muy
cortos, pues el dolor de su trasero era muy intenso y apenas podía dar un paso
sin sentir como su trasero le pinchaba a cada paso que intentaba dar, era como
miles de avispas la estuvieran picando a la vez, ligeramente encorvada hacia
delante dio unos pasos para separarse de aquella estricta mujer, que la acababa
de dar tan tremenda paliza. se giro hacia la Sra.
-. Bien Allison, espero que hayas aprendido
que en este pueblo no puedes vestir como lo harías en tu ciudad, espero que tu
comportamiento de hoy no vuelva a repetirse, pero, ese sexo lo quiero ver
rasurado, la próxima vez no quiero ver un solo vello en tu entrepierna. ya que
estoy segura de que vas a volver en días próximos a ser castigada de nuevo, es
algo que no sabéis comportaros las chicas de ciudad, estoy convencida de ello.
Ahora súbete las bragas y vete a tu casa a la cual estas hospedada, tal y como
estas ahora. si no te ha importado enseñar las bragas esta mañana, porque ha de
molestarte ahora. Además no iras sola.
Allison con claros gestos de
dolor se agacho para subirse las bragas, pasándolas muy lentamente al pasarlas
por sus muy doloridas nalgas, ajustándolas así a su cintura, tenia el culo tan
inflamado que las bragas le macaban con las costuras en la parte baja de sus
nalgas, donde el elástico de las perneras mordían sobre ellas, haciéndole que
marcara mas descaradamente su castigado trasero.
La Sra. Emilia se acerco a un
mueble en el cual había un teléfono, en el cual marco un numero.
-. Felipe!
puedes venir a casa ahora... Bien, estas en la puerta, bien ahora salgo
con la joven.
-. Vamos niña, nuestro policía del pueblo te conducirá a casa, para que
ningún viejo verde se tome ciertas libertades por ir por la calle en bragas...
Acercándose a la joven, la agarro
nuevamente de la oreja y así la saco a la calle donde esperaba el policía del
pueblo. Abriendo la puerta de la calle allí estaba el agente.
-. Felipe! acompaña a esta desvergonzada a
su casa, si se revela o se niega, tienes permiso para darle unos azotes en el
culo.
-. Vámonos niña...
El agente la sujeto del brazo izquierdo y la
obligo a caminar hacia su casa, Allison agarrando la parte baja del polo que
llevaba puesto lo estiro todo lo que pudo para cubrirse, pero aunque la parte
delantera consiguió cubrirse, el trasero quedaba a la vista de los transeúntes,
que podían apreciar lo colorado y partes moradas de su culo, así como sus
bragas blancas con margaritas...
(Continuará…)
Dejad vuestros comentarios, gracias.
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