EL TUTOR
SR. LOPEZ “PUNISHMENT CORPORAL 1 ”.
El señor López se hallaba en su despacho,
ojeando unos expedientes de algunos de sus clientes antiguos. No resultaba ser
una profesión difícil en si misma, pero si era concienzuda por sus altibajos.
Aparte de ocuparse de la disciplina de sus clientes, mejor se diría la
disciplina a las mujeres de sus clientes. A veces se encargaba de casos algo
más complicados, según podían ser reclamados sus servicios. El teléfono empezó
a sonar, miro las teclas luminosas viendo que era el portero, el sr. Luis.
(Sr. López) -. Dígame Luis.
(Sr. Luis) -. Señor hay unos
caballeros que desean pedir una cita, preguntan si puede recibirlos en el día
de hoy.
(Sr. López) -. Hazlos subir en
veinte minutos, y que esperen en la sala de espera hasta que salga a
recibirles, creo que en unos treinta minutos abre terminado con un cliente…
(Sr. Luis) -. Bien señor, se lo
comunicare ahora mismo! -. Luis colgó el teléfono y se dirigió a los
señores que estaban frente a él. .- El
señor López les atenderá en unos minutos, pueden salir si lo desean a tomar
algo, y en unos veinte minutos subir a la sala de espera del despacho, o bien
esperar hasta que les atienda. Está acabando de atender a un cliente, ya me
entienden ustedes, verdad?
(Señores) -. Podemos esperar,
no es ninguna molestia para nosotros aguardar en la sala de espera…
Luis había simulado que
había colgado el teléfono, pero al hacerlo, había conectado el altavoz del
interfono, por lo que el Sr. López había escuchado toda la conversación. Con lo
cual, no perdió tiempo en poner en marcha uno de los videos que tenía grabados
en su ordenador, en dicho video tenia grabado una de sus sesiones con una mujer
de las que disciplinaba, ya que solía grabar todas sus sesiones con las
cámaras.
Cuando los visitantes salieron del
ascensor, esperaron en la sala de espera desde donde se podía escuchar
perfectamente el sonido, que procedía del interior del despacho. Sonreían
satisfechos de lo que estaban escuchando, se sentaron a esperar en la sala de
espera. Unos minutos después se dejó de escuchar aquel sonido. Poco después la
puerta se abría, apareciendo el Sr. López.
(Sr. López) -. Buenos días
caballeros, me hacen el honor de pasar a mi despacho…-. Se estrecharon las
manos según entraban, sentándose en los sofás que habían en unos de los
rincones, el Sr. López tomo asiento en un sillón enfrente de ellos….- Y… Bien caballeros díganme de que manera
puedo ayudarles con mis servicios…
(Señor 1) -. Sr. López! Han
llegado a nuestros oídos que se ocupa de casos complicados, en donde las
señoras o señoritas son disciplinadas por su experta experiencia. Y ahí, reside
nuestro interés por solicitar sus servicios.
(Señor 2) -. Usted tiene
clientes que requieren sus servicios en una ciudad como Barcelona, nosotros
necesitaríamos un hombre autoritario de su valía, que esté dispuesto a
desplazarse por ciertas ciudades, aunque estas, no sean de este país. Usted
seria esa persona? Se trataría de disciplinar a señoras o señoritas, las cuales
necesitan una férrea disciplina, claro está sin hacer preguntas.
(Sr. López) -. Ustedes están
aquí porque conocen mi reputación como hombre de palabra, mi discreción no debe
ponerse en duda, algo que estoy convencido que conocen perfectamente, así que,
dejémonos de rodeos y hablemos de negocios.
(Señor 1) -. Aquí en estos
documentos tiene el contrato, y dirección de la primera chica que deberá
visitar usted, al igual que la información debidamente detallada por lo que
esta chica necesita sus servicios, así, como un documento que deberá firmar
ella antes de que usted proceda, como que ella ha recibido la información
requerida por usted y que está conforme con la aplicación de un correctivo,
según establece en dichos documentos.
(Señor 2) -. En ellos
encontrara un talón con sus honorarios, como es habitual en usted en sus
trabajos. Esta usted conforme?
Miro detalladamente y
leyó aquellos documentos puestos en sus manos, pareciendo satisfecho con lo que
estaba leyendo, todo parecía que estaba en orden. Luego reviso el talón
nombrado, a lo que también su rostro se veía complacido.
(Señor 1) -. Bien. Parece que está todo en orden,
cierto? Cada cierto tiempo, recibirá un sobre certificado que deberá recibir
usted mismo en mano, nadie que no sea usted podrá ver su contenido. Cuando el
servicio haya sido realizado, los documentos firmados se nos serán reenviados
por un mensajero que nosotros enviaremos, todo será de manera y forma muy
discreta. Estando todo en orden nosotros nos retiramos, no nos volveremos a ver
de nuevo, aunque puede que le hagamos alguna visita si nuestros clientes están
satisfechos. Adiós caballero.
EVELYN
ROSS, CASE 1 RESOLVED BY PUNISHMENT CORPORAL
El señor López se desplazó según las
instrucciones recibidas, a la ciudad de Madrid. El GPS le condujo a un barrio
de dicha ciudad deteniéndose ante una mansión, era la primera dirección que se
le había encomendado, se apeó del vehículo que había alquilado en el
aeropuerto. Llamo al timbre de la entrada, sonando una voz femenina al otro
lado…
(Sr. López) -. Soy Sr. López,
vengo a visitar a Evelyn Ross.
La puerta automática se
abrió, Sr. López volvió a subirse al vehículo entrando en la mansión, al llegar
a la entrada aparco el coche en el parking destinado a las visitas. Se bajó del
mismo abriendo el maletero extrayendo un maletín, con él en la mano izquierda
se dirigió hacia la entrada. Una chica de unos veinticuatro años salió a su
encuentro, vestida con una falda corta negra por encima de las rodillas, y un
suéter negro.
(Chica) -. Que desea señor…
como se llama usted?
(Sr. López) -. Por el interfono
de la entrada ya le he comentado quien soy, vengo de parte del departamento de
impagados del ayuntamiento de esta ciudad. En concreto del DDDV, Departamento
De Disciplina Voluntaria, creado específicamente para casos complicados. Su
caso en especial es algo complicado de explicar aquí afuera, podríamos entrar
dentro la casa si no es molestia. Veo por la manera en que se le ha enrojecido
su rostro, que ya está usted familiarizada con mi visita, verdad? Me hace el
favor de indicarme donde podemos hablar con total discreción! Señorita Evelyn
Ross, como puede suponer no tengo todo el día para esperar que decide hacer. Me
indica el camino!
(Evelyn Ross) -. Y si, no
deseara indicárselo? Si tiene algo que decir, puede hacerlo en la puerta en
donde está, que se ha pensado usted, que con anunciarse ya está todo aclarado!
Si tiene algo que comunicarme hágalo y rápido, no tengo todo el día…
(Sr. López) -. Bien, quedara en
constancia en el informe que redactare, que prefiere no colaborar, tranquila no
es ningún problema, por el momento. Perdone, ahora extraigo su informe de mi
maletín. -. Se vio en la necesidad
de agacharse y apoyar en el suelo para
abrir el maletín y entre los papeles que llevaba clasificados, extrajo un buen
pliego de documentos.- aquí lo tengo.
Señorita Evelyn Ross. Nacionalidad… Inglesa. Residente en avenida de los olmos
numero… Madrid. Según consta en estos informes, tiene usted acumuladas ciento
cincuenta y tres multas. Por el gesto que está poniendo deduzco que es cierto
ese número o aproximado, verdad? Estas multas solamente son de esta ciudad,
pero tenemos informes de que en otras ciudades tiene otras tantas más. Bueno
eso por el momento no algo que nos concierna, pero solo por el momento. Según
puedo ver, veamos! Si aquí, lo tenemos; tiene usted joven una multa de 600€ por
conducir en estado ebriedad, con una tasa de alcoholemia de 1,25 gr. Por litro
de sangre… Casi nada, teniendo en cuenta que el límite es de 0,8 gr. Litro
sangre. Lo que nos lleva a un claro y fragrante delito ante la ley, con una
pena mínima de cárcel de 6 meses a 22 meses. El juicio por esta falta fue el
pasado día 21 del mes de Junio, en el archivo consta como “no presentada”.
Espero que tenga una buena justificación para esta falta grave. Veamos… si,
aquí. Tenemos otra multa de 300€ por circular a 80 kilómetros/hora, por una vía
con un límite de velocidad de; 50 kilómetros/hora. Con una falta grave y bajo
una multa de 600€ por no haber presentado el carnet de conducir ante la
jefatura de tráfico para serle retirado por 6 meses. Veamos, veamos… si, aquí
tenemos otra… por provocar un accidente de tráfico y darse a la fuga, en el
cual se vieron implicados 3 ciclistas que usted arroyo, a los cuales no presto
ayuda y tampoco estaba en el juicio al cual debió comparecer el 8 de mayo del
presente año, y fue sentenciada a 22 meses de cárcel. Por hacer caso omiso y
darse a la fuga. Luego tiene 30 multas
por exceso de velocidad, otras 40 multas por mal aparcamiento, y otras tantas
infracciones menos graves, pero a las cuales es usted joven acreedora de ellas.
El DDDV, la sentencia a un castigo corporal el cual será cumplido de inmediato,
según el apartado 222/000/888 del artículo 23888/1. En el caso de no aceptar la
sentencia del DDDV, en 48 horas vendrá una patrulla de policía a detenerla, por
las multas primeramente citadas. Tiene usted cinco minutos para decidir qué debo
hacer con la sentencia, llevarla a cabo de manera inmediata o 48 horas será
puesta en arresto policial. Usted decide…
(Evelyn Ross) .- No, puede…
usted hacer eso…
(Sr. López) .- Poder, lo que se
dice poder, puedo desde luego. Lógicamente usted deberá firmar estos documentos
por iniciativa propia y escribir que se somete al castigo corporal por voluntad
propia, sin coacción alguna. Entonces entraremos en la casa, se levantara la
falda y se bajara las bragas usted misma, luego se colocara en mi regazo y un
servidor pondrá en funcionamiento este reloj de arena, el cual tardara en
vaciarse exactamente 20 minutos, durante ese tiempo recibirá una azotaina en su
trasero desnudo, luego, le daré la vuelta al reloj, y durante otros 20 minutos
recibirá la segunda parte del castigo propinado con un cepillo de madera, y por
último, volveremos a poner el reloj dándole la vuelta de nuevo, y durante otros
20 minutos, recibirá una azotaina con el cinturón. Esta dispuesta a firmar o
debo marcharme, tras lo cual, una patrulla vendrá a detenerla y pasara una
larga temporada encerrada en una celda, con el procedimiento de ser fichada por
la policía como una vulgar delincuente y así constara en su expediente, no
pudiendo volver a conducir en este país, por un tiempo no inferior a 10 años.
(Evelyn Ross) .- Esta usted
loco si se cree que me voy a dejar golpear por un salvaje como usted… ya puede
irse con viento fresco… largo!!! O le echo los perros…!!!
Con calma guardo los
documentos en el maletín de nuevo, y tras cerrarlo, se dirigió a su vehículo
subiendo en él. La chica desde la puerta vio partir al hombre que más odiaba en
esos momentos, quien se había creído que era él, para hablarle de esa manera
sin respetar su casa. Pero su mente estaba en esos momentos sumamente
contrariada, en 48 horas acudiría la policía a detenerla, detenerla,…detenerla…
prisión, cárcel, encerrada, durante casi dos años encerrada… encerrada…
encerrada… la vista se le nublo por completo con esos pensamientos, escucho el
timbre del interfono y la voz del verdugo que había pretendido azotarla en su
trasero desnudo, el timbre seguía sonando y sonando. Tenía que pensar y rápido
que debía hacer, si abría aquella puerta significaba la cárcel para ella… desde
la puerta se escuchaba el claxon del coche, ya no solamente tocaba el timbre,
el hombre había perdido su paciencia y ya estaba harto de aquella
situación…cuando vio que la chica desagradecida de la oportunidad que le había
facilitado, venia por el sendero desde la casa hacia él. El señor López la vio
acercarse hacia él con lentitud, la veía como se acercaba, podía ver en su cara
que había perdido toda su entereza, que su altiva mirada había desaparecido.
(Sr. López) .- Y bien… pensáis
abrirme la puerta para que pueda irme…
(Evelyn Ross) .- No os vayáis,
señor. Creo que no tengo muchas opciones que me sean favorables, verdad?
(Sr. López) .- La verdad, no!
La mejor opción es la que os he informado, aunque lógicamente será muy
dolorosa, sobre todo teniendo en cuenta el recibimiento que me habéis dado, no
os favorece en nada, todo lo contrario, ha empeorado vuestra situación mucho.
(Evelyn Ross) .- Lo he estado
pensando mejor, creo que no me quedan otras salidas las cuales sean legitimas
de mi aprobación por tanto y no habiendo otra solución que aceptar su pro…propuesta. Si
no es demasiado tarde…
(Sr. López) .- Nunca es
demasiado tarde para ser castigada por tus faltas, pero estas se pueden ver
afectadas por comportamientos no afines, pequeña! Además de las faltas por tus
multas, has cometido otras faltas que enseguida serás informada, ahora vayamos
dentro, a no ser que desees que sea administrado vuestro correctivo aquí mismo…
El, abrió el maletero del
vehículo extrayendo el maletín del mismo, además de una bolsa de deporte negra.
Y se puso andar hacia la casa a buen paso, Evelyn iba detrás de él, su paso era
lento y pesado, como si una gran carga llevase sobre sus hombros. La falda
negra le parecía que se había vuelto más ligera, no la notaba que la llevaba
puesta, su estómago, su cintura, su cabeza… su estómago estaba vacío, a pesar
que tan solo hacia unas horas había desayunado, pero ahora lo notaba vacío,
sentía como si algo o alguna cosa con vida propia llevase en su interior, su
estómago hacia ruidos extraños que solamente ella escuchaba. Su cintura parecía
contraída, era tan amargo su pesar, que apenas sentía la presión de la falda
asida a su cintura, sus bragas le daba la impresión que se le iban a bajar por
si solas, pues el elástico de su cinturilla apenas sentía el tacto de su
presión. La cabeza le hacía sentir un temor que nunca había expresado su mente,
no podía pensar con lucidez, solamente se veía a ella, echada sobre las
rodillas del hombre que caminaba delante de ella con aquel paso firme y seguro
de sí mismo. Evelyn se secaba las lágrimas de sus ojos con la mano izquierda,
sin comprender por qué las derramaba, pero estas surgían de sus pupilas. Su
otra mano, la derecha. La llevaba en su nalga derecha posada, acariciando la
nalga pausadamente y suavidad sobre la tela de seda de su falda ligera que
ondulaba con la brisa. Su mirada fija en el suelo daba sus pequeños pasos hacia
la vivienda, por un momento levanto su mirada, vio aquel caballero esperándola
en la puerta, su cuerpo se estremeció como si fuera gelatina, viendo aquel
hombre con aquel rostro desenfadado pero serio, firme, y seguro de sí mismo. A
cada uno de los pasos que la hacían estar más próxima y se acercaba, más pesado le parecían sus pies.
Paso por su lado con su cuerpo tembloroso, abrió la puerta y entraron al
vestíbulo, luego traspasaron una puerta más y ante ellos una estancia amplia,
el salón.
En la mesa del salón tomo asiento en una
silla, habiendo depositado previamente su maletín sobre la mesa. Sin mediar
palabra alguna abrió el maletín, busco los documentos pertinentes poniéndolos
sobre la mesa uno al lado del otro, se sacó una pluma de plata del bolsillo de
su camisa, colocándola sobre la base de los papeles. Evelyn esperaba de pie
junto a él, a su izquierda.
(Sr. López) .- Aquí tienes los
documentos que debes firmar, antes debes escribir en ellos, los del DDDV, hacen
las cosas por triplicado, deberás escribir lo mismo en los tres de tu puño y
letra.
(Evelyn Ross) .- Que es lo que
debo escribir, señor?
(Sr. López) .- “…Yo Evelyn
Ross, edad veinticuatro años, con nacionalidad inglesa, y residente en Madrid.
Que he sido debidamente informada por mi Tutor del DDDV, Don Juan López
residente en Barcelona, el cual me ha informado de mis faltas más graves, así
como de las sentencias a las cuales soy deudora de cumplimiento, de las cuales
quedare exenta una vez me haya sido aplicado el correspondiente correctivo, por
medio de; Castigo Corporal…” Posdata: Por culpa de haber cometido graves
errores de conducta al recibir a mi Tutor, al no recibirlo con la debida
atención de manera cordial y educada, lo recibí de forma indecorosa faltándole
gravemente el respeto y posteriormente echado de mi hogar amenazándole con
echarle mis perros. Yo Evelyn Ross, acepto el castigo que me sea impuesto, por
mi Tutor Don Juan López. Fírmalo y
anota debajo tu número de identificación fiscal.
Evelyn escribió las
palabras que le fueron dictadas con la mano derecha temblorosa, luego copio las
mismas palabras en los otros dos documentos, en unos minutos había terminado
dejando sobre la mesa la pluma.
(Sr. López) .- Falta el número
de identificación fiscal.
(Evelyn Ross) .- Lo debo tener
arriba en mi alcoba, puedo subir?
El Tutor de Evelyn
autorizo a esta a subir a su alcoba.
(Sr. López) .- Bien, pequeña
puedes subir. Pero no sé si lo has notado, pero si miras bajo tus pies, veras
que te has orinado encima, ya que no creo que sea agua lo que hay a tú
alrededor, así como la mancha de tu falda. Ves al servicio, y evacua lo que
pueda quedar en tu vejiga, no deseo que me mojes cuando estés sobre mis
rodillas…
Avergonzada miro a sus pies, entonces vio
el suelo y su falda mojada, hasta ese instante no lo había notado, por lo visto
debió ser por su nerviosismo, sumido a la terrible angustia que la embargaba,
sumado a su enorme temor a lo que se le avecinaba. Ni tan siquiera había notado
como se le habían mojado sus braguitas, intentando ocultar con sus manos, lo
inocultable, echó a correr llorando por la vergüenza hacia el piso superior a
su alcoba.
Se echó sobre su cama a llorar, nunca
había pasado tanta vergüenza. No le importo manchar las sabanas, no pensaba en
nada en aquellos momentos difíciles. Minutos después había dejado de llorar,
entonces fue como si le viniera a la mente que algo debía hacer. Se desnudó
totalmente, dejando la falda tirada en el suelo, su blusa bajo los pies de la
cama, las bragas mojadas de su orina junto a la cómoda. Entro en el servicio
tras pasar la puerta y se sentó en la taza del inodoro, aun unas gotas de orina
quedaban en su vejiga, al acabar se secó con un trozo de papel higiénico, para
meterse en la ducha y extraer de su cuerpo el olor a orina.
Tras unos minutos bajo el agua corriendo
por su cuerpo desnudo, pensó que se estaba demorando demasiado tiempo, entonces
fue como una ráfaga de viento helado la que sintió en su cuerpo, sacándola de
su sopor, en la entrada estaba su Tutor mirándola fijamente…
(Sr. López) .- Se puede saber
en qué diablos piensas? Ya estas moviendo el culo vistiéndote, sobre tu cama te
he dejado la primera ropa que he encontrado, póntela rápido y baja
inmediatamente… El cómo has dejado la ropa tirada en tu alcoba, será sumado a
tus faltas extras, no está nada bien ser tan desordenada, y eso tiene sus
consecuencias…
Tras regañar brevemente
a la joven, abandono la alcoba bajando al salón. Evelyn aún no se había
recuperado de su sorpresa, y pensaba como podía ser tan estúpida para meterse
en nuevos líos tan fácilmente. Se secó apresuradamente, saliendo de la ducha
hacia su cama desnuda. En ella vio una camiseta de tirantes negra, tras
ponérsela, vio las bragas que había dejado bajo la camiseta el Tutor, se
preguntó así misma de donde habían salido aquellas bragas, pues no recordaba
tener ningunas de ese tipo. Unas bragas de algodón blancas, con aquellos
dibujos tan horteras, unas pequeñas flores de espliego por toda ella, una junto
a la otra. Pero no deseo meterse en problemas y se las puso. Puso cara de asco
al verse en el espejo, cubrían completamente sus nalgas, la cinturilla ascendía
hasta debajo del ombligo, vaya pedazo de bragas pensó, pero se las dejo
puestas. La otra prenda que vio, no le desagrado, eran unos pantalones Leggin´s
blancos, se los puso y quedo perpleja al mirarse en el espejo, era como si
estuviera desnuda, pues sus bragas se transparentaban como si las llevase
puestas por encima del pantalón, en vez de bajo ellos. Se sentía avergonzada,
como podía bajar así. Pero no tenía otro remedio, además no tenía ya tiempo o
su Tutor podría volver a subir a por ella de nuevo, salía de la alcoba, cuando
recordó que olvidaba algo, fue a su cómoda, donde tenía su bolso, extrajo su
cartera cogiendo de ella la tarjeta de residencia, donde constaba el número de
la tarjeta fiscal.
Al bajar las escaleras, se detuvo en mitad
del tramo de escaleras. Desde esa posición podía ver lo que su nuevo Tutor
había preparado, la silla en el centro de la estancia en la que se encontraba
el sentado aguardándola. En una mesa baja, allí estaba a su izquierda el reloj
de arena del que había hablado, su arena descendía a la parte inferior por la
parte más estrangulada del mismo, a su lado el cepillo de madera, al otro lado
el cinturón enrollado en sí mismo. Siguió bajando las escaleras lentamente, a
medida que se acercaba su mano derecha sobaba su trasero, en las yemas de sus
dedos podía sentir el grueso del ribete de sus bragas, el pantalón leggin se
amoldaba a su cuerpo como una segunda piel, marcando su hermoso trasero
respingón palpitando con vida propia a cada paso que daba. Las bragas se le
transparentaban, algo que a Evelyn la hacía pasearse como si estuviese desnuda,
su mano izquierda cubría su pubis dada su vergüenza, no tardo en estar en
presencia de su nuevo Tutor, el tiempo iba a decidir por cuanto de él, iba a
ser así.
(Sr. López) .- Bien…! Evelyn
Ross. Acabo de consultar con los miembros del DDDV, sobre vuestro caso. Están sumamente decepcionados contigo, conocían tu
rebeldía y daban por sentado que no iba a resultar un caso fácil, por lo cual
han decidido que sea vuestro Tutor por tiempo indefinido por el momento,
después del día de hoy y una vez haya dado por finalizado vuestro caso, lo cual
sucederá en diez días cuando te desplaces a Barcelona para aplicarte el correctivo
pertinente por las faltas contraídas hacia mi persona, dicho correctivo será
aplicado en mis oficinas. Después de ello, pasaras a estar bajo mi tutela
pasando a ser mi secretaria personal. Que te parece mostrar esas bragas? ya veo
que tu rostro no oculta tu vergüenza por llevarlas, te sientan muy bien. Hazte
a la idea, pues a partir de este mismo instante, no te será permitido usar otro
tipo de lencería. Ahora volvamos al asunto que nos ocupa. No comprendo que una
chica tan atractiva como tú, pueda ser tan indiferente hacia las personas, que
seas tan extravagantemente desleal a ti misma, así como a las pautas que te
enseñaron en los colegios e internados en los que has cursado estudios, en
donde la decencia y el buen hacer estaba por encima de todo lo demás. Antes de
proseguir, acabemos con la parafernalia legal. Firma y pon el número de la
tarjeta fiscal, para iniciar tu correctivo.
Evelyn se movió hacia
la mesa, dándole la espalda a su Tutor mostrándole su hermoso trasero enmarcado
en los leggin´s. Al inclinarse sobre la
mesa para escribir, su trasero marco aún más sus bragas blancas de algodón con
aquellas flores violetas de espliego. Al haber acabado de firmar, enderezo su
cuerpo sobándose el trasero a dos manos y se acercó hasta colocarse al costado
de su Tutor el cual la aguardaba, entonces este, al tenerla a su alcance
introdujo sus dedos en la cintura del pantalón, el cual fue bajado poco a poco
a la altura de las rodillas, quedando ante el solamente en bragas. Estas
también fueron bajadas hasta unirlas a su pantalón en las rodillas, desnuda de
cintura para abajo estaba con su rostro rojo como una amapola, se cubría su
pubis con ambas manos. Algo que no pasó desapercibido para su nuevo Tutor, el
cual se las retiro colocándoselas a los costados, la respuesta fue juntar sus
piernas y muslos.
(Sr. López) .- Debes aprender
que no debes cubrirte cuando vas a ser castigada, apréndelo bien, pues a partir
de hoy serás castigada muy a menudo. Y estos vellos rebeldes en tu pubis, deben
desaparecer, en un correctivo es importante que la chica que es disciplinada,
no se cubra con nada, ni tan solo uno mechón de pelos en el sexo, la vergüenza
debe ser patente por encima de las demás reglas. Desnudarse para tener sexo es
algo que todos hacen, y nadie se avergüenza por ello, en cambio, ser desnudada
para ser disciplinada es algo muy distinto, pues la vergüenza aflora por encima
de lo demás y a mas desnuda estas, la vergüenza por ser disciplinada es mucho
mayor. Ahora ven y échate sobre mis rodillas.
Evelyn estaba roja de
vergüenza, con su sexo al descubierto, se precipito hacia las rodillas del que
iba a ser su Tutor, deseaba cuanto antes cubrir su desnudez, así que se echó
sobre el regazo. El Sr. López dio la vuelta al reloj de arena depositándolo sobre
la mesa baja, junto al cepillo que usaría después y el cinturón. Nerviosa se
agito su cuerpo sobre las rodillas, sobre el regazo de su Tutor. Pero este la
mantuvo bien sujeta inmovilizándola, la mano derecha se alzó, y esta cayó sobre
sus nalgas desnudas, la azotaina con la mano había comenzado. Mientras la arena
en el reloj iba cayendo poco a poco así los minutos se sucedían. El trasero de
Evelyn estaba tomando un color colorado, simplemente gemía a cada azote
propinado sobre sus nalgas desnudas. El calor en él, iba aumentando poco a
poco, cada vez, cada minuto que pasaba, cada azote que sentía en su culo
desnudo, este iba acogiendo mayor temperatura, la azotaina lejos de ser
dolorosa, estaba siendo cada azote para aumentar así la rojez del culo, así como
la temperatura, que ya comenzaba a ser molesta a Evelyn. La mano subía y bajaba
al mismo ritmo, Evelyn había temido ese momento, pero para su sorpresa, no
estaba resultando tan dolorosa como ella había esperado, pero lo que sí,
comenzaba a ser muy molesto era aquel intenso ardor en su culo desnudo. No
podía calcular el número exacto de azotes que había recibido en la azotaina,
pero ante sus ojos, tenían el reloj de arena apenas unos centímetros ellos.
Veía con alegría como caían los últimos granos de arena y su azotaina con la
mano de su Tutor acabaría en nada. Sintió alegría al ver el último grano caer.
La azotaina se detuvo en el mismo instante que acababa de caer aquel último
grano de arena. Entonces Evelyn sintió de alguna manera un cierto alivio, pues
durante esos veinte minutos solo había sentido como le ardía de manera
progresiva su culo, ahora por fin, sentía cierto alivio en el culo, cierto aire
fresco se lo acariciaba, junto con las caricias que sentía en el trazando en
círculos la mano de su Tutor, y como esta bajaba por sus nalgas hacia el inicio
de sus muslos, y como la mano volvía a subir rozando su sexo, el cual para su
extrañeza se encontraba muy húmedo. La
mano izquierda la cual hacia presión sobre la espalda de Evelyn manteniéndola
inmovilizada, dejo de hacer presión, dejando que la joven se pudiera levantar,
una vez de pie, no le dio importancia que su sexo estuviera al descubierto y a
la vista del Tutor, pero si aprovecho la circunstancia para llevarse sus manos
al culo enrojecido y ardiente, y sobárselo de manera vigorosa. Girando su
cabeza todo lo que su cuello le permitía y encorvando su vientre hacia
adelante, se miró de reojo su rojo trasero, lo que sus ojos veían no le resulto
desagradable para ellos, pues sentía que sus nalgas así de coloradas estaban
muy bellas. Entonces le llamo la atención, que la palma de la mano derecha de
su Tutor se palmeaba su muslo derecho, con
lo que la indicaba que se volviera a poner sobre su regazo boca abajo, algo que
hizo de buen agrado, pues de alguna manera que no comprendía, le había
encantado la azotaina recibida. Con una feliz sonrisa en sus labios vio como el
reloj de arena era girado y el tiempo volvía a comenzar de nuevo, ahora en
cambio deseando que esta comenzase. Vio
Evelyn con alegría en sus ojos como su Tutor empuñaba el cepillo de madera,
sintió de nuevo la presión de la mano izquierda sobre su costado, pero en esta
ocasión, esa mano le daba palmaditas en su costado, le estaba indicando algo,
pero no comprendía que era, por lo que esa mano le sujeto su brazo derecho a la
altura de su antebrazo, y moviendo su mano deslizándolo por el brazo, consiguió
sujetarle la muñeca doblándosela sobre su espalda.
Evelyn relajada tras la azotaina con la
mano de su nuevo Tutor, el cual le había dejado el culo ardiendo de verdad,
pero estaba a pesar de todo tranquila a la espera de la azotaina con el
cepillo. No comprendía como había tenido tanto pavor a ser castigada, nunca
había disfrutado tanto, ni siquiera con el sexo había vivido aquellas
sensaciones tan deliciosas. Y menos aún tanta parafernalia del Sr. López en
rellenar los documentos y exigir su firma, ja! Pensaba la pequeña Evelyn, había
sido algo maravilloso su interpretación, la había asustado de verdad.
Pero lo que no comprendía Evelyn era
porque su Tutor no comenzaba a azotarla con el cepillo, ardía en deseos de
sentir aquel cepillo en su trasero, veía como los granos de arena caían y los
minutos pasaban. Cuando de pronto sintió como algo le había prendido como fuego
de verdad sobre la nalga derecha, y sin tiempo a tomar aire, sintió lo mismo en
su nalga izquierda, sorprendida ignoraba que era lo que estaba sucediendo, pero
las sensaciones que le aplicaran fuego de verdad en su culo, no cesaban, una y
otra vez aquella sensación de puro fuego la sentía en el culo sin tregua
alguna. Aquello ya no era como con la mano, aquello dolía de verdad, empezó a
agitar su cintura de un costado a otro, pero permanecía bien sujeta, aquel
dolor en su culo iba en aumento, cada vez sentía más y más dolor, sus piernas
empezaron a patalear en el aire trabadas por sus leggin´s, su mano libre, la
izquierda intentaba asirse a cualquier lugar al que pudiera alcanzar, pero por
si sola, no había nada a su alcance donde apoyarse y así liberar su cuerpo de
la presión. Antes que le parecía que el reloj de arena iba muy rápido pasando
el tiempo, ahora lo veía que apenas cambiaba, que los minutos no pasaban, en
cambio su trasero le quemaba y abrasaba como si ascuas al rojo vivo se las
hubieran echado sobre él. El intenso dolor de su culo, por momentos iba a más y
más, no pudiendo evitar que sus lágrimas brotaran de sus pupilas, así como
echarse a llorar de manera desconsolada, de su garganta emanaban suplicas que
parase aquel tormento. Pero eso no sucedía, y su trasero cada vez le dolía más
terriblemente. Rogaba sin cesar que se
detuviera su Tutor de castigarla en su culo desnudo, que era insoportable aquel
fuego que sentía en sus nalgas. Su cuerpo se contoneaba alocadamente, Evelyn se
deshacía en lágrimas mientras su culo era una autentica hoguera, los azotes del
cepillo continuaban cayendo uno tras otro, en cada uno de aquellos azotes daba
en un punto nuevo cada vez, cubriendo así completamente sus redondeces, toda la
superficie de su culo era un fuego puro, como si una caldera de fundir metales
tuviera puesta sobre él. Evelyn no podía pensar en nada, su culo era lo único
que ahora le centraba toda su atención, lloraba atragantándose con su propia
saliva, la cual goteaba por la comisura de sus labios, no podía pensar en nada,
solo deseaba que aquel fuego infernal se detuviera. Intentaba por todos los
medios fijar su mirada en aquellos granos del reloj de arena, intentando ver
cuánto tiempo aún quedaba, pero el dolor de la azotaina era tal, que en nada
podía centrar su mente, solamente deseaba que aquello parase de una vez.
Pataleando con sus piernas en una lucha sin cuartel, sus leggin´s descendieron
a sus tobillos, pero ahora se encontraba más atada que hacía unos minutos, pues
sus bragas seguían en sus rodillas, las cuales impedían mover sus piernas, ya
no podía hacer movimiento alguno, los azotes caían implacables sobre su muy
dolorido culo, sin que nada o nadie entorpeciera el que los azotes dieran en el
lugar donde estos estaban destinados. El ultimo grano de arena cayo. La
azotaina ceso en aquel instante, Evelyn continuaba agitándose con deseos de
liberarse, y cuando la mano izquierda soltó la mano derecha de la muchacha,
esta se llevó rauda sus manos al culo, cubriéndoselo. Intento frotárselo, pero
comprendió que aquello era más doloroso aun. Al sentirse liberada, se dejó caer
al suelo de rodillas. Lloraba sin cesar, la azotaina había sido muy intensa
para ella, sentía su culo arder como si un volcán en erupción fuera, ya que le
daba la impresión de lanzar llamas que procedían de su trasero, por la manera
que le quemaban sus manos.
Intento levantarse del suelo, buscaba a
tientas la silla en la que su Tutor le acababa de dar la azotaina más severa
que recordaba. Pero no hallo la silla,
en cambio en su lugar ahora había un sillón que alguien debía de haber colocado
ahí. Levanto la mirada y vio a su tutor con el cinturón en sus manos, mientras
lo observaba vio como lo doblaba a la mitad, uniendo los dos extremos en uno,
la hebilla y el extremo, sujetados ambos por la mano derecha de Sr. López.
Evelyn se apoyó en el brazo del sillón para levantarse del suelo, con muecas de
dolor al enderezar su espalda y alzar su culo que ahora aunque ella no lo podía
ver, estaba muy colorado, con un color rojo muy intenso. Pero cuando quiso
agacharse para subirse las bragas y el leggin´s, pues estaba indignada con ella
misma por no conducir como debía, y ahora lamentaba sus consecuencias, por el intenso
dolor que sentía en su culo, pero se lo había merecido, se vio impulsada hacia
adelante apoyando su cuerpo sobre el brazo del sillón, apoyando así su estómago
en el brazo del sillón, quedando su trasero totalmente expuesto para serle
aplicado el cinturón en el culo, tal y como había sido convenientemente avisada.
Sus ojos casi al borde de salírsele de sus pupilas, vio aterrada como el reloj
de arena era girado de nuevo, entonces le vino a la mente que su castigo no
había aun acabado. Asustada se quedó quieta en el sillón, aunque dada su
posición tampoco podía levantarse, sus manos habían quedado estiradas en el
otro brazo del sillón, su cuerpo tumbado sobre el asiento, mientras su trasero
quedaba totalmente expuesto, ya que el brazo del sillón hacia que alzase el
culo, una posición perfecta para serle aplicado el cinturón. Las bragas se
mantenían bajadas en sus rodillas y sus pantalones leggin´s en sus tobillos,
algo que le hacía permanecer prácticamente indefensa a su castigo, dada su
postura idónea para ser castigada, pero imposible que pudiera patalear o
menearse. Su mirada buscaba infructuosamente a su Tutor, ya este había
desaparecido de su vista. Ante su mirada justo delante de sus ojos, estaba el
reloj de arena, esta iba cayendo y los minutos pasando. Pero ya no confiaba que
en esta ocasión la azotaina con el cinturón fuera menos dolorosa, sobre todo
después de la que acababa de recibir, ahora se mostraba prudente, entonces
vislumbro una sombra a su derecha, giro la cabeza un poco hacia su izquierda,
la sombra que había visto, era de su Tutor colocarse tras ella a ese lado, y
así tener su culo predispuesto para azotárselo con la mano derecha, en la cual
portaba el cinturón. El cual blandía entre sus manos, y estiraba con la mano
izquierda. Cuando Evelyn vio como el cinturón era alzado, cerró los ojos y
apretó las nalgas. Lo siguiente que sintió fue una fuerte quemazón en sus
nalgas que las cruzo ambas, sintió como si estas se las hubieran partido en
dos, pero solamente era una sensación muy dolorosa, a la cual siguió otra y
otra, el ardor de sus nalgas era abrasador, y los azotes lacerantes del
cinturón resultaban arduamente dolorosos, sentía que sus nalgas ardían como no
podía expresar, pero no era así por sí solo, además con la azotaina del
cinturón cuando caía el azote donde ya habían dado varios, se formaban verdugones
producidos por el cruce del cinturón, sobre si mismos estos le hacían sentir
como si palpitasen, cada uno producido por sí mismo, dándole esa sensación de
sentir sus nalgas más inflamadas. Pero a la realidad era que tenía el culo
amoratado dada la circunstancia producida por los azotes del cinturón, que
únicamente habían hecho que hacer más intensa la azotaina, cuando recibió el
último azote debido a que el tiempo había terminado. Evelyn había llorado
durante toda la azotaina con el cinturón, cuando sintió de manera horrible como
se le acentuaba aquel dolor, fue al serle subidas sus bragas y colocadas en su
lugar, entonces su culo aprisionado por la tela de las bragas. Así misma, su tutor la ayudo a incorporarse
poniéndose de pie, así sus leggin´s fueron alzados y ajustados a su cintura. Algo que Evelyn no hubiera deseado que
hiciera, ya que el dolor en sus nalgas aumento por sí solo, al estar este
apretado por una prenda tan ajustada.
(Sr. López) .- Bien pequeña,
bien pequeña… llora, llora eso te ayudara a superar este trance. .-
Mientras abrazo a la chica para consolarla, ella ante ese abrazo el cual
necesitaba de verdad, aprovecho para apoyar la cabeza sobre su pecho. Algo que
resultaba arrogante por parte del Tutor, consolarla? Mejor hubiera sido no la
hubiera dado tal azotaina, pero puestos a hacer suposiciones, la chica podía
haber sido más prudente al conducir y no se vería en esa situación… -. Bien pequeña, ahora vete a tu alcoba y
descansa. Recuerda que en diez días, te espero en mis oficinas de Barcelona,
tráete las cosas más necesarias como neceser y cosas para arreglarte, mientras
estés bajo mi cargo yo me encargare de proporcionarte ropa…encima de la mesa
tienes un sobre, con él te presentas en el corte ingles de plaza Catalunya, allá
te proporcionaran todo lo necesario. Bien Evelyn Ross, en diez días nos vemos
de nuevo, cuando vengas aun vendrás algo dolorida por el castigo de hoy… ahora
te ayudare a subir a tu alcoba…
(Fin de capitulo)
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