Sonia vive con sus tíos Ingrid y
Williams Adams y sus primas
… Sonia se mantenía echada, sollozaba
imperceptiblemente en el regazo de su tío, acababa de aprender que significaba
la disciplina en la casa del hermano de su padre, ahora había sentido lo que su
prima había sufrido cuando la administraban aquellas azotainas. Siendo una niña
había visto en más de una ocasión como su prima Susana era castigada por su
papa o por su mama, pero jamás había sido ella la castigada y ahora ya sabía lo
que significaba estar bajo su tutela, a sus treinta y dos años lo acababa de
averiguar, “vaya! Si lo estaba averiguando”.
María y su madre Susana no habían perdido detalle alguno, de la
reprimenda por haber sido expulsada de la universidad, los últimos días habían
transcurrido relativamente tranquilos para ellas, llevaban casi una semana sin
que sus traseros lamentaran una azotaina a manos de su padre o abuelo. Todo un
record teniendo a su hija María en casa sobre todo desde que había vuelto de la
universidad, con más ganas que nunca de verse sobre las rodillas del abuelo o
abuela y de vivir las sensaciones de una azotaina en su trasero, sentir como sus nalgas iban
acumulando ese ardor en sus nalgas, como el disfrutar de caminar con su trasero
inflamado por la azotaina, era toda una experta en meterse en líos desde que
había vuelto, y lo que era mucho peor, una experta en meter a su madre en
problemas.
La pequeña María se las pintaba sola para meterse en problemas, pero era
algo nuevo para ella ver como su prima Sonia la castigaba el abuelo, había
despertado en ella su instinto de spankee. Había contemplado como Sonia había
intentado huir de ser castigada y como su abuelo iba tras ella a buscarla, como
la obligaba a soltarse de un mueble, para agarrarla de la cintura y la traía de
nuevo bajo su brazo en volandas, María disfruto de la manera Sonia rogaba una y
otra vez no ser castigada, era todo un espectáculo ver sus piernas como las
agitaba y como se debatía forcejeando para librarse de las manos de su tío,
luchaba alocadamente intentando escapar de nuevo, mientras su tío cargaba con
ella de aquella manera, no solo eran las piernas, la falda del vestido al
colgar su cuerpo hacia el suelo, por la manera que la llevaba sujeta su tío, se
le había levantado o descubierto su
trasero, lo que dejaba a la vista las braguitas de algodón rosas con lunares
verdes. Verle como las bragas cubrían todo su trasero, al ser estas de cintura
alta, en una chiquilla como ella, podían ser habituales al ser aun considerada
una niña, pero el ver como toda una mujer las llevaba como ella y que sus
muslos abriéndose y cerrándose, y sobre todo el fondillo de sus braguitas que
mantenían la parte intima cubierta, pero no ocultaba cierta zona, que en ese
punto en concreto, se vislumbraba un
tono más oscuro, lo que hacía destacar en el color rosa de las bragas. Aquella
humedad también María la sentía en su entrepierna en sus propias braguitas, y
deducía su turbulenta mente que su mama debería tenerlas igual que ella. Cuando
vio cómo su prima a la cual acababa de conocer, sobre las rodillas de su
abuelo, pataleando de aquella manera, se veía ella así misma. Cuando la mano de
su abuelo empezó la azotaina con ella, viendo cómo se agitaba el trasero de
Sonia a cada azote sobre su trasero, María no pudo evitar deslizar su mano bajo
su falda, e introducirla en el interior de sus braguitas, disimuladamente en el
fondillo de sus braguitas se dibujaba como sus dedos se movían. De tanto en
tanto juntaba sus rodillas para no ser descubierta, ya que la mesa era algo más
alta de lo habitual, dada la altura de sus abuelos, también las sillas de
largas patas y en contraste con su baja estatura, hacía que sus piernas
colgaran, sus pies no alcanzaban el suelo, por lo cual alguien sentado en
frente como su abuelo, no tendría dificultad en ver lo que hacía.
María miraba a su madre, a su abuela y sobre todo a su abuelo, el cual
estaba centrado en darle la azotaina en el culo de su sobrina Sonia. Sobre todo
se fijaba en el rostro de su madre, Susana. La veía como suspiraba, aunque
tenía su rostro tapado por su mano izquierda, la derecha la tenía bajo la mesa,
era de suponer que madre e hija hacían diabluras con sus dedos, mientras de
fondo se escuchaban los lamentos de su prima Sonia. No quitaban ambas el ojo
del trasero de Sonia, como iba cambiando su tono de las sombras blancuzcas de
la piel, a un tono rojo cada vez más intenso. Era la primera vez que
disfrutaban viendo como otra chica era castigada, hasta ahora siempre o era la
madre quien recibía castigo, por lo cual la hija sentía pena y lastima por su
madre, o viceversa. En cambio, ahora no eran ellas quienes recibían estando
tumbadas sobre las rodillas del abuelo o madre, o abuela y padre. Por lo que
las dos estaban experimentando una sensación de estar disfrutando de alguna
manera de aquella visión, aunque para María no significaba nada su prima pues
era la primera vez que la veía en su vida, en cambio para Susana si había
sentimientos de culpa, aunque en la falta por la cual estaba siendo castigada
Sonia, nada tenía que ver ella en esta
ocasión.
A las dos se les pudo ver en los ojos un brillo especial, cuando vieron
como el abuelo le bajaba las bragas a Sonia, así de cómo estas eran bajadas
hasta sus rodillas y ambas abrieron los ojos como platos al ver que la madre le
entregaba aquel cepillo de madera, y como la abuela pasaba por detrás para
situarse a la izquierda agachándose para sujetarle las manos a su prima,
momento que con rapidez extrajeron sus manos de sus bragas, pues su abuela y
madre las podría ver sorprendiéndolas infraganti a las dos. Suspiraron las dos
aliviadas que no fueran pilladas con sus manos en el interior de sus braguitas,
sobre todo el fondillo de sus bragas rosas con lunares verdes como las de
Sonia, aunque la sombra de humedad era difícil de ocultar no fuera visto.
Las dos hacían parpadear sus ojos y apretando los dientes cada vez que
el pesado cepillo impactaba en el trasero de su prima, y como a cada azote,
Sonia aullaba de dolor al sentir el cepillo en sus nalgas desnudas. Como de su
garganta salían aquellos gritos de dolor, que se atropellaba uno con otro, dado
la rapidez que el cepillo impactaba en el trasero, sin pausa, uno tras otro y a
un ritmo que nunca habían visto. Ahora ambas observaban angustiadas de cómo se
debatía Sonia sobre el regazo de su tío, como abría sus piernas y como las
bragas ejercían un efecto resorte, el cual aunque estas se estiraban bastante,
hacía que las piernas volvieran a cerrarse igual que un muelle. Se imaginaban
lo mal que lo debía estar pasando, ellas habían sentido varias veces ese
cepillo en sus traseros, pero ahora veían que el abuelo no se había empleado a
fondo con ellas, en cambio con Sonia sí que le estaba dando duro de verdad.
El tío había dejado de administrar el terrible castigo, pero mantenía
aun a Sonia sobre el regazo echada. La tía le había soltado las manos y están
raudas habían volado a sujetarse el culo, aunque simplemente las mantenía
posadas sobre él, debía de dolerle mucho porque no se atrevía a sobarse el
mismo. El color oscuro, un color que parecía negro, aunque de cerca se divisaba
que era morado el color que tenía en sus nalgas severamente castigadas. La
azotaina en sí, no había durado mucho tiempo, apenas unos minutos.
Pasados unos minutos Sonia fue ayudada por su tía a levantarse, una vez
de pie, el rostro de Sonia era un poema, todo él, congestionado con lágrimas
descendiendo por sus mejillas una tras otra, tenía toda la cara mojada por
ellas, de la comisura de sus labios salía saliva de lo mucho que había llorado
e implorado que parase su tío de darle en el culo de aquella manera. Verla de
pie entre las piernas de su tío, con el culo rojo como una amapola, teniendo la
parte central de sus nalgas un tono más oscuro. Con sus manos posadas sobre el
culo enrojecido e ardiente. Su tío con la mano derecha la acariciaba el muslo
izquierdo cariñosamente, mientras la seguía regañando.
(Sr.
Adams) .- Espero que esto te sirva de
lección desvergonzada! Como se puede ser tan imprudente a tus treinta y dos años, toda una profesora
como tú!!! Y que es eso que agrediste al
Decano! Como te atreviste a llevar las cosas hasta ese extremo, eh! Responde a
tu tío! O quieres que te caliente el culo un poco más!!!
(Sonia) .- Aaauuuuuchhh!!! Aaaaauuuchhh! No… fue… así… tío! Fue sin querer. Alguien me
agarro la mano, y me deje… Auuuch!! Llevar y abofetee. Pero me disculpe al
instante, cuando le vi!!
(Sr.
Adams) .- Que no se vuelva a repetir,
entendido?
(Sonia) .- “Aaayeeesss”. Si tío, como tú digas.
(Sr.
Adams) .- Ahora sinvergüenza!! Vete
aquel rincón tal y como estas, con las bragas en los tobillos, y ese culo a la
vista de tus primas, así aprenderás que en esta casa tu edad no significa nada,
para tu tía y para mí siempre serás la mocosa que hacías travesuras, con la
diferencia que ahora se te va a calentar el trasero de firme cada vez que sea
necesario, y no serán pocas veces. Créeme!!!
Sollozando
y con la dificultad añadida de andar a pasitos cortos por la traba de sus
braguitas en los tobillos, además por una razón de peso. A cada paso que daba
sus nalgas, sentía en ellas unos terribles pinchazos. Estas sensaciones no eran
nuevas para ella, las había sentido hacia apenas quince días. Pero, esta vez
había sido la azotaina más corta, pero mucho más intensa. Bueno, no resultaba
ser igual que las que recibiera quince días atrás. Esta se la había dado su
tío, el hermano de su padre, lo que era como decir que había sido castigada por
su padre, además de ser sus tíos, era la ahijada de ellos, pues habían sido los
padrinos en su bautizo. El castigo había resultado para ella un verdadero
infierno, había pasado mucha vergüenza, solo con ir vestida de aquella manera
tan infantil a sus treinta y dos años, ya le había resultado ser algo demoledor
mentalmente. En la universidad cuando la castigaban estaba muy húmeda y mojaba
sus braguitas de manera abundante. Ahora en cambio, se notaba húmeda pero no
tanto como días atrás. Mientras permanecía en el rincón, rememoraba todo lo
acontecido. Aun no se podía creer que hubiera salido huyendo como cuando era
niña, y como se había comportado al ser cargada como un fardo, para ser
conducida en donde su tío le había calentado el culo. La azotaina con la mano
misma, le había resultado muy dolorosa cuando días atrás, habría disfrutado de
estar sobre las rodillas de George o de John. O cuando le había bajado las
bragas, había sido muy vergonzoso para ella que su tío se las bajase, como a
una niña. Aunque ahora esos recuerdos le estaban devolviendo a sus primitivos
instintos, pues ahora si sentía abundante humedad en su entrepierna, pues podía
sentir como descendían unas gotas por el interior de sus muslos.
Sonia escuchaba como hablaban sus tíos sobre ella, la televisión de
fondo, y sus primas las podía ver que estaban sentadas aun en la mesa. Por el
olor, pudo deducir que la cena ya estaba lista, lo que no sabía era si seguiría
castigada o por el contrario la dejarían cenar, pues tenía mucho apetito.
(Sra.
Adams) .- Niñas!!! Id a lavaros las
manos!!! Tú también Sonia! Ya te puedes subir las bragas y bajarte la falda.
(Susana) .- Madre ya nos las hemos lavado antes de
sentarnos.
(Sra.
Adams) .- No me hagáis repetíroslo dos
veces!!! Laváoslas bien! Luego ya
hablare como vosotras dos, creéis que no os he visto, cochinas!!! O preferís
que se lo cuente a tu padre?
Susana y María se levantaron de sus
sillas sin rechistar, y subieron arriba al baño. Mientras Sonia en el rincón se
agacho para subirse las braguitas, con los correspondientes pinchazos en sus
nalgas sobre todo al reincorporarse, y se pasó las braguitas muy lentamente por
el trasero, una vez ajustadas en su cintura, dejo caer su falda. Y se dirigió hacia
el baño como sus primas, pero para subir las escaleras se agarró a la baranda
con su mano izquierda, mientras la derecha de acariciaba el culo sobre las
bragas. Ya en el baño sus primas
estaban las dos con las bragas bajadas cuando ella entro, se quedó sorprendida
cuando las vio a las dos con toallitas de papel secando el fondillo de sus
bragas, las dos las tenían muy mojadas.
(Sonia) .- Que hacéis?
(María) .- Es que no lo ves, tonta! Secarlas, para
que ella no note nada cuando nos las revise antes de ir a la cama.
(Sonia) .- La tía os revisa las braguitas antes de
acostaros?
(Susana) .- Al acostarnos y al levantarnos, y pobre de
ti como vea que te has tocado durante la noche! Y ya nos va a dar de lo lindo,
pues nos ha visto tocarnos cuando estabas recibiendo tu castigo! Perdona,
prima! Pero ha sido superior a nuestras fuerzas! Era tan hermoso…
(Sonia) .- Tranquilas! Ya veo que también os gusta
que os calienten el culo, como…. A mí. Por eso he acabado aquí!
(Susana) .- Como dices? Acaso has provocado la
situación?
(Sonia) .- Me guardareis el secreto? Si se llegara a
enterar tu padre, entonces sería capaz de desollarme el culo!
(Susana) .- Puedes estar tranquila, ya sabes que
siempre he sabido guardar un secreto.
(Sonia) .- Pues entre unas amigas y yo lo preparamos
todo, arriesgue mucho la verdad. Me podría haber salido mal, pero contábamos
que los de la junta de la universidad son unos carcamales y que todos votarían
a favor de un castigo ejemplar.
(Sra.
Adams) .- Niñas!!! Como tenga que subir
a buscaros, ya podéis ir preparando el culo!!!
(Susana) .- Mejor será que bajemos y rápido! Mi madre
no tiene mucha paciencia.
Madre e hija se subieron las
braguitas, y se lavaron rápidamente las manos, Sonia hizo lo propio, las tres
salieron del baño casi a la carrera, cruzándose con la Sra. Adams al salir.
Está levantando su pie hacia atrás, se sacó la zapatilla con destreza
empuñándola por el talón y lanzando zapatillazos a los tres traseros, María se
comportó como una heroína dejándose agarrar por la abuela, así Sonia pudo
escapar de la zapatilla, Susana no tuvo tanta suerte, fue alcanzada por dos,
tres, cuatro azotes en su culo, la cual impulsando su cuerpo hacia delante se
libró del quinto por los pelos, la zapatilla rozo sus braguitas. En cambio
María, fue cazada de un brazo y sujeta por él, le fue soltando zapatillazos
todo el pasillo y obligada a bajar los escalones de la escalera a zapatillazo
limpio, hasta que al sentarse a la mesa aun le alcanzo el último en el costado
del muslo derecho. María se sentó con rapidez secándose las cuatro lágrimas que
tenía en sus mejillas. La Sra. Adams paso por delante de Susana que se había
sentado con rapidez en su silla, pero fue agarrada del lóbulo izquierdo de su
oreja, y tirando de él, la hizo levantar de la silla, su madre arqueo la pierna
izquierda hacia ese mismo lado, impulsando a su hija sobre la pierna y al
vuelo, con una precisión insospechada, la cazó por la cintura al tiempo que con
la misma mano levantaba la falda a Susana, y le empezó a dar alpargatazos en el
culo por encima de las bragas.
(Sra.
Adams) .- Te has creído que te ibas a
reír de tu madre? Ahora vas a ver lo que pasa cuando mama dice ir a lavaros
rápido, es lavaros rápido!!! Lavaros rápido! Lavaros rápido! Lavaros rápido!
Lavaros rápido! Lavaros rápido! Así aprenderás!!!
Susana, apenas podía moverse por lo
que todos los zapatillazos cayeron en la base de su trasero, donde más pica.
Las bragas aunque le cubrían bien el culo, su madre había tirado de la
cinturilla hacia arriba, con lo que los mofletes de sus nalgas quedaron al
descubierto, al incrustarse sus braguitas entre las dos medias lunas, dejando
el culo expuesto a la zapatilla. En apenas nada de tiempo, cuarenta buenos
zapatillazos dieron de pleno en el culo, el cual cambio rápidamente de color,
poniéndoselo colorado como los pétalos de una amapola. Cuando fue liberada sus
manos se cubrieron el culo cogiéndose las nalgas y sobándose con fricción.
Sonia observaba con los ojos abiertos lo que acababa de ver, y temió que
le tocara el turno a ella, después de ver como su prima no se había librado.
Aunque tenía la esperanza de que tener su culo muy dolorido por la azotaina que
le acababan de dar, la libraría de más azotes. Entonces vio a su tía que
rápidamente volteo la mesa yendo hacia ella, Sonia estaba por levantarse de la
silla cuando noto como su silla era arrastrada hacia atrás, así fue apartada de
la mesa unos dos metros, su tía la cogió de un brazo haciéndola levantarse, sin
esperárselo, Sonia vio como la tía se sentaba en su silla, y ella era como
aquel que dice, arrojada sobre sus rodillas, sintió como la falda era levantada
dejando su culo al descubierto, y como luego introducía sus dedos en la
cinturilla de sus bragas, y tiraba de estas hacia abajo. Sonia al sentir como
en breve tendría el culo al descubierto, se llevó su mano derecha al culo,
cogiendo la tela de sus bragas para tirar de ellas hacia arriba y cubrir su
culo, ya que medio trasero había quedado al descubierto, la zapatilla impacto
de lleno sobre su mano, la cual al sentir el impacto soltó la tela de algodón
de sus bragas, estas volvieron a ser
bajadas de un tirón a sus rodillas, y la zapatilla empezó su danza.
(Sra.
Adamas) .- Que te has creído,
desvergonzada!!! Ahora vas a ver, lo que es bueno!!! Como te atreves a subirte
las bragas, si yo te las bajo es para enseñarte que en esta casa, si digo… Id a
lavaros las manos, vas a lavarte y vuelves ipsofacta al momento!!! Ahora vas a
ver sinvergüenza!!!
La zapatilla caía sobre su ya muy
dolorido trasero. Pero eso a su tía la traía sin cuidado alguno. La mano que
sujetaba la zapatilla subía y bajaba a vertiginosa rapidez, Sonia se arqueaba
sobre las rodillas de su tía, ladeaba su cuerpo intentando que la zapatilla no
diera en su culo, algo que no sucedía. Los zapatillazos daban de pleno en su
colorado trasero, al ladear su cintura, la zapatilla impactaba en su muslo, con
lo que Sonia volvía a arquearse hacia el otro lado, lo cual la zapatilla le
daba en el costado de su nalga, lo que resultaba muy doloroso, pero estaba
dispuesta su tía a darle una buena azotaina en el culo a su sobrina. Como si
llevara mucho tiempo con ganas de calentar a conciencia aquel trasero. Durante
quince minutos le estuvo dando la azotaina, Sonia llego un momento que agotada
ya no forcejeaba con su tía. Pero por ello no paraba de azotarla en el culo, y
aun continuaría durante otros diez minutos más… Cuando por fin paro. Sonia no
hacía más que llorar sin control, su tía la levanto de sus rodillas
manteniéndola en pie, aun se llevaría cuatro fuertes zapatillazos más, en él
más que colorado trasero. La tía movió la silla hacia adelante, al tiempo que
colocaba a Sonia delante de la silla, pero siguió empujando la silla, lo cual
hizo que Sonia se sentara al no poder evitar que la silla desplazara sus
piernas hacia delante, y que su castigado culo, cayera por la fuerza de la
inercia sobre la silla, el aullido de Sonia al sentir el contacto de sus nalgas
en el asiento fue “Aaaaaauuuuyyyeeehh”.… Entonces se escuchó un ruido seco en
el suelo, la Sra. Adams había dejado caer la zapatilla al suelo, y que esta
cayera plana sobre el suelo, sobre la cual metió su pie y volviendo a levantar
su pie hacia atrás, flexionando la rodilla hacia arriba metió un dedo de su
mano derecha para así calzarse la zapatilla, que acababa de caldear tres
traseros, uno de ellos dejándolo temblando a zapatillazos, el de Sonia…
La cena transcurrió sin más novedades, que el ver como las chicas se
removían de vez en cuando sobre sus sillas. La que peor lo paso fue Sonia, sus
nalgas eran las más calientes y estaba sentada sobre su culo desnudo, sus
bragas aun las tenía bajadas en sus tobillos, las veces que intento subírselas,
fue regañada por su tía.
(Sra.
Adams) .- Deja quieto ese culo o quieres
que me vuelva a sacar la zapatilla? Te molesta estar sentada y con el culo en
contacto del asiento, a que es una silla muy especial? Así aprenderás!!! De
estas sillas en la ciudad no las tenéis, pero aquí en el campo son muy
necesarias para generar buena conducta a niñas como tú y tus primas, vas a
descubrir lo molesto que es el mimbre en el trasero, sobre todo después de una
buena zurra!!!
Sonia a más tiempo permanecía sentada,
más difícil le resultaba guardar la compostura. Deseaba poder levantarse de
aquella silla, su tía decía la madera del asiento, más que madera era mimbre
trenzado, lo cual parecía estar sentada sobre unas varillas y estas resultaban
muy molestas. Era muy parecido a estar sentada sobre un hormiguero, lo cual
hacia que el mimbre se le fuera clavando en sus nalgas desnudas,( Estas sillas tienen el asiento diseñado a
cuatro aguas, el cual parte desde el exterior del asiento de sus cuatro
vértices o laterales, a unirse en el centro, con una pendiente descendiente del
0,05%, el cual hace que sea muy cómoda al asentar el trasero perfectamente,
algo que de tener esa zona delicada, puede resultar molesto en extremo ) el
mover el culo, era mucho peor que estar quieta. Pero eso lo había descubierto
demasiado tarde, quizás por ese motivo sus primas no las veía moverse tanto
como ella, claramente debían de estar más acostumbradas, pero para ella era
demasiado tarde para saberlo, lo había averiguado mientras apoyaba sus manos en la silla y así
aprovechaba para levantar su trasero, pero las estrías del mimbre había marcado
su piel irritada, lo cual al cambiar de posición, había hecho que esas estrías
del mimbre al cambiar la posición, le marcaba unas nuevas, donde antes ya
estaba marcadas, lo cual le hacía que entre unas y otras, la piel parecía que
le diera pequeños pellizcos muy
molestos.
La cena termino levantándose de la mesa el matrimonio, pero a las chicas
no les fue permitido levantarse de ellas, el tiempo transcurría y se acercaba
la hora de acostarse. Sus traseros estaban más relajados, la inflamación de los
mismos por la azotaina que recibiera cada una con la zapatilla, había menguado
considerablemente para Susana y María, las dos se movían sobre las sillas con
bastante calma y ya apenas notaban algo de ardor en sus culos, aparte que ellas
llevaban sus bragas puestas, y ello era menos molesto a la hora de mover sus
nalguitas. No así, para Sonia. Para ella aún era muy acuciante el estar sentada
con sus nalgas desnudas, sobre aquel rudo asiento de mimbre. Aunque después del
tiempo que llevaba sentada, su trasero estaba adormecido y solo cuando lo movía
era cuando sentía que este era un nido de avispas bajo su trasero.
La voz de la madre, la Sra. Adams se escuchó de fondo hablando con el
marido. “voy a acostar a las pequeñas.” Luego
se escucharon los pasos que venían desde el exterior, donde el matrimonio había
salido al porche para tomar el fresco, después de una tarde muy movida para
ambos adultos.
(Sra.
Adams) .- Bien niñas! Es la hora de irse
a la cama! Primero tu María, vamos arriba! .- La Sra. Adams se presentó en el
comedor. María abrió los ojos como platos, su abuela la esperaba con la mano
izquierda extendida, esperando que María fuese hacia ella y le diese la mano
para conducirla a su habitación, pero en la izquierda llevaba el cepillo de
baño de madera.-. Vamos tesoro! A la
cama que ya es la hora de acostarte. Vosotras esperad aquí sin moveros, en
breve vengo a por vosotras…
Sonia en la compañía de su prima vieron como la tía se llevaba a la
pequeña María de la mano, escaleras arriba. Miraba hacia ellas al tiempo que
subían las escaleras, su rostro de temor a lo que iba acontecer, pues con la
mano libre se acariciaba el culito por encima de sus braguitas. Ambas la vieron
desaparecer con sus miradas de sorpresa, no pasaría mucho cuando el cepillo
empezó a sentirse con su característico sonido procedente de la habitación de
María. A los pocos azotes, era los aullidos de dolor lo que escuchaban. Luego
vino el silencio. Poco después vieron de nuevo aparecer a la Madre, ya que con
una seña, hizo que Susana se levantara y fuera hacia las escaleras, se levantó
de la silla y con las dos manos se acariciaba el trasero sobre sus braguitas
rosas de algodón con lunares verdes, mientras andaba hacia las escaleras, al
igual que con su hija María desaparecieron en el piso de arriba a la vista de
Sonia. Igual que anteriormente pronto se escucharon sonidos de azotes, y poco
después era Susana a quien se la escuchaba llorar. La tía volvió aparecer en el
rellano de la escalera, claramente ahora se dirigía a Sonia su sobrina, está la
ver que la esperaba arriba se levantó de la silla, corriéndola hacia atrás para
separarla de la mesa. Se acarició sus desnudas nalgas, y recordó que sus bragas,
las tenía bajadas en sus tobillos, se agacho para coger el elástico de la
cinturilla y se las subió lentamente. Una vez ajustadas a su cintura, se
dirigió con lentitud hacia las escaleras. Su tía la aguardaba arriba, y cuando
estuvo a su lado la agarro de la mano derecha, y la llevo hacia el final del
rellano donde estaba la habitación asignada a Sonia. Miraba a su tía mientras
caminaban, en silencio entraron en la habitación.
(Sra.
Adams) .- Ahora vas a aprender que en
esta casa la disciplina es muy importante, el hecho que te hayan expulsado de
la universidad te va a pasar factura durante unos días, tu tío está muy
disgustado contigo, Sonia! Y no va a perdonarte esta falta de comportamiento
fácilmente, ven que te quite tu vestido. Bien así nada más en bragas y camiseta
estas, bien para acostarte. No temas, a ti no te voy a dar una azotaina con el
cepillo, tus primas han recibido cada una por ser unas cochinas, y tocarse
donde, no deben cuando tu tío te ha castigado esta tarde. Metete en la cama y
descansa, mañana será un día duro para ti. Buenas noches.
Amaneció un nuevo día, Sonia apenas había podido dormir por las
sensaciones vividas. “Mañana será un día
duro para ti…” Esas últimas palabras de su tía la noche anterior no la
habían dejado dormir, pensando a que se referiría… Sonia miro el reloj, eran
las siete y media de la mañana. En el piso de abajo hacia rato que se
escuchaban pasos, de aquí para allá. Por el pasillo también se escucharon
pasos, se escuchaba abrir una puerta y luego cerrarla. Y el sonido de pasos volvía.
Sonia, tenía unas necesidades muy acuciantes de ir al servicio, pero por miedo
no se atrevía a levantarse e ir al servicio sola. Recordaba como para acostarse
la tía había ido una tras otra a buscarlas y llevarlas a la cama. Solamente
había que pensar un poco, y sumar dos y dos, para saber que levantarse y salir
sola, podía tener graves consecuencias. Por ese temor, prefirió esperar un poco
más de tiempo. Volvió a escuchar nuevos pasos en el pasillo, esta vez se
detuvieron ante la puerta de su habitación. Su puerta se abrió…
(Sra.
Adams) .- Vamos Sonia! Querrás ir al
servicio verdad. Vamos!
Sonia, retiro las sabanas y a pesar de
las molestias de su trasero, se levantó con rapidez para ir al servicio. Salió
por la puerta a paso ligero, tenía ganas de evacuar. Entro al servicio y cuando
fue a cerrar la puerta se encontró que su tía la seguía entrando con ella, sin
decirle nada, tiro de ella poniéndola bajo su brazo izquierdo y le bajo las
bragas, la soltó y le saco la camiseta, dejándola como vino al mundo.
Avergonzada se sentó en la taza hacer sus necesidades, tener que
hacerlas en presencia de su tía era muy humillante para ella, pero el día
anterior ya se lo dejo claro. Las cosas no habían hecho más que comenzar, poco
después sufrió otra degradante acción, el ser secada su zona intima, y limpiado
su culito después de haber evacuado. Y no todo había acabado, momentos después
era bañada en la bañera, la cual ya estaba preparada para ella. Luego envuelta
en una toalla fue conducida de nuevo a la habitación. Tener que permanecer impasible
mientras era manoseada al pasar la toalla para secarla. Luego vio cómo su tía
se dirigía a la cómoda, y extraía una camiseta limpia y unas bragas. Ser
vestida como si tuviera seis años no era de su agrado, pero nada podía hacer
para evitarlo. Le puso la camiseta sin ponerle un sujetador, y luego le hizo
pasar los pies por las perneras de las bragas, y lentamente se las subió
ajustándoselas a su cintura, eran unas bonitas bragas de algodón blancas con
dibujitos de pequeños arbustos. Luego la hizo sentar en la cama para ponerle
unos calcetines blancos, así la dejo, para dirigirse al armario ropero, y
extraer una blusa blanca, además de una falda a cuadros tableada de colores
comprendidos entre grises a tonos más oscuros de grises más claros. En pocos
minutos estuvo vestida, al mirarse al espejo era como haberle quitado diez o
quince años de encima. Con la blusa blanca y aquella corta faldita, podía verse
así misma sus braguitas, con poco que se inclinara un poco, era muy similar al
vestido que llevase el día anterior. Aquello comenzaba a ser su peor pesadilla,
que más podía suceder…
(Sra.
Adams) .- Espera en tu habitación. En
breve vendrá tu tío a darte los buenos días, y podrás bajar a desayunar…
Que pretenderían ahora se preguntaba Sonia. Se sentó en la cama a
esperar, pero al hacerlo se recordó de la azotaina del día anterior al posar su
trasero en la cama. Con lo que prefirió tumbarse de costado. En esa posición la
falda descubría su trasero y así, sus braguitas blancas quedaron plenamente
visibles con aquellos dibujitos de arbustos en relieve color verde. Mientras permanecía
esperando así de costado echada en la cama con las piernas flexionadas, su mano
izquierda se posó sobre su trasero, con la palma de su mano se acariciaba a círculos,
siempre desde niña le había gustado el tacto de esas bragas de algodón, por ese
motivo las seguía utilizando a sus treinta y dos años, quizás fuera algo
fetichista de esa prenda. Se preguntaba cuanto iba a tardar su tío en ir a
darle los buenos días, su estómago empezaba a dar retortijones al estar vacío.
En aquel momento entraba por la puerta su tío, al verlo se reincorporo
quedando sentada, él se sentó a su lado, a su izquierda.
(Sr.
Adams) .- Buenos días Sonia, que tal has
dormido? Bien! No te molestan tus posaderas?
(Sonia) .- He dormido bien gracias. No gracias a ti.
Y sí, me molesta mi culo si es lo que quieres saber…
(Sr.
Adams) .- Ser arrogante no es ni el
momento, ni la circunstancia adecuada…
(Sonia) .- Ah! No es el momento? Yo creo que si lo
es. Quien te crees que eres para tratarme así, tengo treinta y dos años, ya no
soy la chiquilla que debas unos azotes y luego llamabas a mi padre para que me
castigase por mi mal comportamiento, lo sabes? Ya no soy una niña!!! Hace años
que soy independiente, mucho antes de fallecer mis padres y ellos no me
trataban así, cuando suspendía alguna asignatura en la universidad o
simplemente tenía un problema.
(Sr.
Adams) .- Tienes mucha razón al decir
que eres una mujer independiente, que ya no eres ninguna niña. Solo hay que
mirarte para saber que tu cuerpo es el de una mujer adulta, durante años has
vivido sin ningún problema, tus padres siempre te alababan cuando hablaban de
su niña. Estaban muy orgullosos de ti, así de lo que habías conseguido en tu
vida gracias a tu carrera, pero ahora estarían muy decepcionados de su niña.
Crees que me gusta tener que castigarte hasta ponerte el culo morado, crees que
estoy disfrutando con esto? Eres mi sobrina preferida y única. Te he tenido en
mis brazos cuando eras recién nacida, y si, de niña eras muy traviesa además de
muy rebelde, respondías de muy malas maneras, por eso era necesario llevarte
derecha y darte unos azotes cuando era necesario. Pero créeme, no me gusta
tener que ser así contigo. Con mi hija es distinto, ella disfruta cuando se le
calienta el culo, siempre lo hemos sabido su madre y yo. Y María es igual que
su madre, idéntica a ella. Ellas no creo, que sospechen que lo sabemos, pero algo ha
sucedido estos días. Sabes, la presidenta
de la junta de accionistas de la universidad, la señora Parrish, la conoces
verdad? Sabías que fue la novia de tu abuelo cuando iban al colegio, un amor de
adolescentes, han sido muy buenos amigos desde entonces, por esa amistad
pequeña, tú fuiste admitida en esa universidad porque ella movió los hilos
necesarios. Sabías que ella es mi madrina? Siempre hemos estado en contacto y
nos tenía informados sobre cómo le iba a nuestra pequeña Sonia Adams, no tenías
idea verdad? Fue una noticia muy desagradable
saber que mi sobrinita se había metido en líos a sus treinta y dos años, me
comunico la posibilidad de que tuvieras una salida airosa de ese problema, pero
que te resultaría muy desagradable. Lógicamente me puso al corriente de esa
posibilidad y tu tía y yo mismo decidimos que sería lo mejor, además nadie se
había muerto por haber recibido una azotaina en el culo. Pero las cosas
cambiaron en unos días, mi madrina me volvió a llamar. Se me encogió el corazón
al saber que todo podía ser una maniobra de mi sobrina, para ciertos deseos
morbosos. Vaya! Quien me iba a decir que mi sobrina, iba a organizar una
comedia con dos de sus alumnas predilectas, las cuales se habían hecho amigas
íntimas. Una intimidad que había llegado a un término insospechable para todos,
y que habían ideado una macabra idea que les podía haber salido muy mal, pero
tuvieron suerte, las cosas les salieron bien, quizás lo que no se esperaban era
que un Director descubriera por casualidad unas cintas de video, y que dichas
cintas de video revelaban algo muy turbio, quieres que siga refiriéndome a
ello, o acabamos con esto de una vez? De mi hija, bueno era de esperar. Pero de
mi sobrina, fue decepcionante la noticia, deseas añadir algo?
(Sonia) .- Tío… yo… no tengo palabras… no se… como sucedió…
(Sr.
Adams) .- Cuando llamo el Decano
Lewiston, quedo claro que se me presentaba la oportunidad de hacerte entender
tu gravísimo error, por ese motivo acepte encantado de hacerme tu Tutor
Disciplinario, y poder tenerte en mi casa. En esta casa vas aprender que con
los Adams, no se debe jugar. Además de que vas a estar castigada de manera
indefinida en esta casa, hasta que yo o tu tía creamos que te has reformado,
por ese motivo estarás en esta casa bajo nuestras normas. Aceptas ser
disciplinada por nosotros? Ya ves, te damos la oportunidad de que decidas, pero
si te quedas en esta casa, estarás bajo nuestra tutela sin ninguna posibilidad
de abandonarla, hasta ser revisada de nuevo con otra conversación como la de
hoy, eso será dentro de un año, a partir de hoy. Te quedas o te vas de esta
casa? tú decides?
Para Sonia se le acababa de abrir el suelo a sus pies, en el cual un
precipicio sin fondo visible no era un buen presagio. Después de conocer que
sus tíos conocían la verdad sobre su hija y nieta, le dejaba claro que todo lo
que acontecía en aquella casa, no era nada habitual. Su tío le acababa de dejar
claro que aunque fuera su sobrina, para ella iba a ser un Tutor Disciplinario,
en otras palabras, iba a ser su spanker. Y su tía lo propio pero en mujer. Era
una oportunidad de vivir lo que desde que descubriera que era una spankee, lo
que siempre había deseado, vivir bajo la estricta disciplina de un hogar. Que
spankee no ha soñado con ello alguna vez. Y ahora lo tenía al alcance de su
mano, y no tendría ninguna posibilidad de librarse de cómo fuera tratada hasta
dentro de un año, que le volverían a dejar la posibilidad de decisión. Eso de
no tener capacidad de decisión también le atraía la idea, saber que podía ser
castigada sin remisión posible, lo cual significaría que no tendría más
alternativa que afrontar su suerte, eso también estaba dentro de lo que ella
había fantaseado muchas veces en sus pensamientos.
(Sonia) .- Acep… Acepto tío.
(Sr.
Adams) .- Bien mi adorable sobrinita.
Ahora debes conocer tus normas en esta casa! Son muy simples: Ya te habrás dado cuenta cómo vas vestida,
mientras no te ganes favores por buena conducta, será así como vayas vestida,
tendrás un día libre para salir normalmente el Domingo, y tendrás un estricto
horario de llegada, siempre iras acompañada al servicio, si tu conducta es la
adecuada, podrás asearte sola, ante cualquier falta, volverás al trato inicial,
excepto circunstancias especiales, tendrás tareas según tu disciplina mejore, o
castigos como tareas, si no se te dan instrucciones, si debes salir de casa al
pueblo, saldrás con la vestimenta que lleves en la casa, recibirás castigos de
mantenimiento por uno o varios días, según sean tus faltas, etc… etc… Debo
añadir que en estos momentos debido a tu expulsión de la universidad, estas
bajo esta última norma de castigo de mantenimiento, por tiempo indefinido o
cambie tu conducta, recibirás una azotaina al levantarte, otra a media tarde, y
otra al acostarte. Estas serán independientemente de las azotainas que te
puedas ganar durante el día, además se te efectuaran revisiones periódicas de
tu higiene, además durante los castigos de mantenimiento, te serán puestas dos
inyecciones de suero fisiológico inocuo al día que te harán tener muy presente
porque eres castigada, ya que serán arduamente dolorosas, ya que el suero
utilizado es muy doloroso durante horas su efecto. Ahora ponte sobre mis rodillas, Sonia!
Sonia aún estaba encajando todo lo que
le acababa de referir, pero ponerse ella sobre las rodillas para recibir una
azotaina, le daba mucha vergüenza hacerlo. Pero su tío no tenía la más mínima
intención de esperar, pasando su mano derecha por la espalda de Sonia, la
atrajo hacia el, al tiempo que la colocaba sobre sus muslos. Su mano subió
desde sus pantorrillas, pasando por sus muslos, llegando a su trasero, y así
pasando la mano su faldita de cuadros grises a tonos oscuros, con tonos grises
más claros fue retirada colocándola sobre su espalda, la misma mano no tardo en
iniciar su palmear sobre el trasero revestido por aquellas bragas blancas de
algodón con arbustos como dibujitos minúsculos en relieve. El calor de los
azotes enseguida hizo que su trasero se fuera caldeando y subiendo su
temperatura. Aun con dolor de la azotaina del día anterior, sus caderas pronto
empezaron a debatirse contoneándose a un lado y a otro, sus piernas no tardaron
en dar pataletas en el aire, su mano izquierda quedaba trabada bajo su cuerpo,
mientras la derecha se había cubierto el trasero varias veces, acabando siendo
doblada sobre su espalda a la altura de su cintura. Sonia apretaba los dientes,
no deseaba ponerse a llorar demasiado fácilmente, pero su aguante cada azote en
sus nalgas le hacía estremecer de su intenso ardor en sus nalgas. Hubiera
aguantado aún más sin llorar, pero su spanker eso también él lo sabía, por ello
decidió que había llegado el momento de liberarla de la fuerza de su voluntad,
soltando su mano derecha, la cual no tardo en cubrirse el trasero con ella
cogiéndose y apretándose la nalga derecha que resultaba más fácil sobarse.
Sonia sintió como las dos manos de su tío, agarraban el elástico de la
cinturilla de sus bragas, y como sin poder apenas retenerlas, sus bragas fueron
bajadas a medio muslo, su mano derecha fue de nuevo sujetada a su espalda por
la fuerte mano izquierda de su tío, mientras la derecha volvía a azotarle el
culo ahora con más firmeza y rapidez, no aguanto! Sonia no aguanto apenas unos
azotes más, que sin evitarlo el intenso ardor
que emanaba de sus nalgas la hicieran desesperar y patalear más
frenéticamente sus piernas, sus lágrimas no tardaron en brotar de sus ojos, y
el contoneo de sus caderas era más pronunciado, pero nada logro con ello,
solamente que los azotes arreciaran con más ímpetu sobre su culo ahora ya,
descubierto de la fina y ligera protección de sus bragas. La azotaina aún se
prolongaría durante varios minutos, que a ella le parecerían horas dado aquel ardor
era como fuego en un horno de leña de un panadero. Poco después solamente los
lamentos de Sonia era lo que se escuchaba en la habitación, aun permanecía
echada sobre el regazo de su tío. Entonces apareció por la puerta su tía con
una bata blanca, en las manos llevaba una bandeja de aluminio. La puso a la
altura de su marido, este cogió una botellita de cristal del tamaño algo más
alta que un dedal de costura, la agito varias veces, volviendo a coger algo de
la bandeja, una jeringa envasada en una bolsa de plástico envasada al vacío,
rompió la bolsa y extrajo la jeringa. De otra bolsa más pequeña igualmente
envasada al vacío, extrajo sin tocarla una aguja fina y larga, la cual fue
puesta en la jeringa, entonces clavo la aguja en la botellita, que no llevaba tapón,
pero si una tapa blanda para ser todo muy seguro en su manejo, el líquido
transparente fue entrando a la jeringa, una vez entrada la cantidad requerida,
extrajo la aguja, poniéndola mirando al techo, apretó la base presionando,
hasta que el líquido salió fluido por la aguja. Entonces cogió un trozo de
algodón, que humedeció en alcohol, acto seguido lo puso sobre la nalga
izquierda de Sonia, el alcohol humedeció trazando círculos pequeños para
desinfectar la zona, ella se estremeció al sentir como le escocia la piel en
esa zona, entonces fue cuando ella se percató de que iba a suceder, se quedó
quieta y tenso su culo, pero unas palmaditas hicieron relajar, el pinchazo fue
inmediato, la aguja entro en la nalga entera, y el líquido fue inyectado en la
nalga, una vez inyectado todo, extrajo la aguja poniendo el algodón con alcohol
de nuevo en el lugar que había entrado la aguja. Dos minutos después, sucedía
lo mismo en la nalga derecha, Sonia lloraba desconsoladamente, le había dolido
muchísimo la inyección, pero después de la azotaina recibida, no había deseado
empeorar su situación resistiéndose a que le pusieran las dos inyecciones, una
en cada nalga, en la derecha e la izquierda.
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