Seguidores

domingo, marzo 26, 2017

EL ABUELO MATERNO Cap. 5

                                            EL ABUELO MATERNO   5
                     Sonia vive con sus tíos Ingrid y Williams Adams y sus primas
… Sonia se mantenía echada, sollozaba imperceptiblemente en el regazo de su tío, acababa de aprender que significaba la disciplina en la casa del hermano de su padre, ahora había sentido lo que su prima había sufrido cuando la administraban aquellas azotainas. Siendo una niña había visto en más de una ocasión como su prima Susana era castigada por su papa o por su mama, pero jamás había sido ella la castigada y ahora ya sabía lo que significaba estar bajo su tutela, a sus treinta y dos años lo acababa de averiguar, “vaya! Si lo estaba averiguando”.
     María y su madre Susana no habían perdido detalle alguno, de la reprimenda por haber sido expulsada de la universidad, los últimos días habían transcurrido relativamente tranquilos para ellas, llevaban casi una semana sin que sus traseros lamentaran una azotaina a manos de su padre o abuelo. Todo un record teniendo a su hija María en casa sobre todo desde que había vuelto de la universidad, con más ganas que nunca de verse sobre las rodillas del abuelo o abuela y de vivir las sensaciones de una azotaina en  su trasero, sentir como sus nalgas iban acumulando ese ardor en sus nalgas, como el disfrutar de caminar con su trasero inflamado por la azotaina, era toda una experta en meterse en líos desde que había vuelto, y lo que era mucho peor, una experta en meter a su madre en problemas.
     La pequeña María se las pintaba sola para meterse en problemas, pero era algo nuevo para ella ver como su prima Sonia la castigaba el abuelo, había despertado en ella su instinto de spankee. Había contemplado como Sonia había intentado huir de ser castigada y como su abuelo iba tras ella a buscarla, como la obligaba a soltarse de un mueble, para agarrarla de la cintura y la traía de nuevo bajo su brazo en volandas, María disfruto de la manera Sonia rogaba una y otra vez no ser castigada, era todo un espectáculo ver sus piernas como las agitaba y como se debatía forcejeando para librarse de las manos de su tío, luchaba alocadamente intentando escapar de nuevo, mientras su tío cargaba con ella de aquella manera, no solo eran las piernas, la falda del vestido al colgar su cuerpo hacia el suelo, por la manera que la llevaba sujeta su tío, se le  había levantado o descubierto su trasero, lo que dejaba a la vista las braguitas de algodón rosas con lunares verdes. Verle como las bragas cubrían todo su trasero, al ser estas de cintura alta, en una chiquilla como ella, podían ser habituales al ser aun considerada una niña, pero el ver como toda una mujer las llevaba como ella y que sus muslos abriéndose y cerrándose, y sobre todo el fondillo de sus braguitas que mantenían la parte intima cubierta, pero no ocultaba cierta zona, que en ese punto en concreto, se vislumbraba  un tono más oscuro, lo que hacía destacar en el color rosa de las bragas. Aquella humedad también María la sentía en su entrepierna en sus propias braguitas, y deducía su turbulenta mente que su mama debería tenerlas igual que ella. Cuando vio cómo su prima a la cual acababa de conocer, sobre las rodillas de su abuelo, pataleando de aquella manera, se veía ella así misma. Cuando la mano de su abuelo empezó la azotaina con ella, viendo cómo se agitaba el trasero de Sonia a cada azote sobre su trasero, María no pudo evitar deslizar su mano bajo su falda, e introducirla en el interior de sus braguitas, disimuladamente en el fondillo de sus braguitas se dibujaba como sus dedos se movían. De tanto en tanto juntaba sus rodillas para no ser descubierta, ya que la mesa era algo más alta de lo habitual, dada la altura de sus abuelos, también las sillas de largas patas y en contraste con su baja estatura, hacía que sus piernas colgaran, sus pies no alcanzaban el suelo, por lo cual alguien sentado en frente como su abuelo, no tendría dificultad en ver lo que hacía.
   María miraba a su madre, a su abuela y sobre todo a su abuelo, el cual estaba centrado en darle la azotaina en el culo de su sobrina Sonia. Sobre todo se fijaba en el rostro de su madre, Susana. La veía como suspiraba, aunque tenía su rostro tapado por su mano izquierda, la derecha la tenía bajo la mesa, era de suponer que madre e hija hacían diabluras con sus dedos, mientras de fondo se escuchaban los lamentos de su prima Sonia. No quitaban ambas el ojo del trasero de Sonia, como iba cambiando su tono de las sombras blancuzcas de la piel, a un tono rojo cada vez más intenso. Era la primera vez que disfrutaban viendo como otra chica era castigada, hasta ahora siempre o era la madre quien recibía castigo, por lo cual la hija sentía pena y lastima por su madre, o viceversa. En cambio, ahora no eran ellas quienes recibían estando tumbadas sobre las rodillas del abuelo o madre, o abuela y padre. Por lo que las dos estaban experimentando una sensación de estar disfrutando de alguna manera de aquella visión, aunque para María no significaba nada su prima pues era la primera vez que la veía en su vida, en cambio para Susana si había sentimientos de culpa, aunque en la falta por la cual estaba siendo castigada Sonia,  nada tenía que ver ella en esta ocasión.
     A las dos se les pudo ver en los ojos un brillo especial, cuando vieron como el abuelo le bajaba las bragas a Sonia, así de cómo estas eran bajadas hasta sus rodillas y ambas abrieron los ojos como platos al ver que la madre le entregaba aquel cepillo de madera, y como la abuela pasaba por detrás para situarse a la izquierda agachándose para sujetarle las manos a su prima, momento que con rapidez extrajeron sus manos de sus bragas, pues su abuela y madre las podría ver sorprendiéndolas infraganti a las dos. Suspiraron las dos aliviadas que no fueran pilladas con sus manos en el interior de sus braguitas, sobre todo el fondillo de sus bragas rosas con lunares verdes como las de Sonia, aunque la sombra de humedad era difícil de ocultar no fuera visto.
     Las dos hacían parpadear sus ojos y apretando los dientes cada vez que el pesado cepillo impactaba en el trasero de su prima, y como a cada azote, Sonia aullaba de dolor al sentir el cepillo en sus nalgas desnudas. Como de su garganta salían aquellos gritos de dolor, que se atropellaba uno con otro, dado la rapidez que el cepillo impactaba en el trasero, sin pausa, uno tras otro y a un ritmo que nunca habían visto. Ahora ambas observaban angustiadas de cómo se debatía Sonia sobre el regazo de su tío, como abría sus piernas y como las bragas ejercían un efecto resorte, el cual aunque estas se estiraban bastante, hacía que las piernas volvieran a cerrarse igual que un muelle. Se imaginaban lo mal que lo debía estar pasando, ellas habían sentido varias veces ese cepillo en sus traseros, pero ahora veían que el abuelo no se había empleado a fondo con ellas, en cambio con Sonia sí que le estaba dando duro de verdad.
   El tío había dejado de administrar el terrible castigo, pero mantenía aun a Sonia sobre el regazo echada. La tía le había soltado las manos y están raudas habían volado a sujetarse el culo, aunque simplemente las mantenía posadas sobre él, debía de dolerle mucho porque no se atrevía a sobarse el mismo. El color oscuro, un color que parecía negro, aunque de cerca se divisaba que era morado el color que tenía en sus nalgas severamente castigadas. La azotaina en sí, no había durado mucho tiempo, apenas unos minutos.
    Pasados unos minutos Sonia fue ayudada por su tía a levantarse, una vez de pie, el rostro de Sonia era un poema, todo él, congestionado con lágrimas descendiendo por sus mejillas una tras otra, tenía toda la cara mojada por ellas, de la comisura de sus labios salía saliva de lo mucho que había llorado e implorado que parase su tío de darle en el culo de aquella manera. Verla de pie entre las piernas de su tío, con el culo rojo como una amapola, teniendo la parte central de sus nalgas un tono más oscuro. Con sus manos posadas sobre el culo enrojecido e ardiente. Su tío con la mano derecha la acariciaba el muslo izquierdo cariñosamente, mientras la seguía regañando.
(Sr. Adams)  .- Espero que esto te sirva de lección desvergonzada! Como se puede ser tan imprudente  a tus treinta y dos años, toda una profesora como tú!!! Y que es  eso que agrediste al Decano! Como te atreviste a llevar las cosas hasta ese extremo, eh! Responde a tu tío! O quieres que te caliente el culo un poco más!!!
(Sonia)  .- Aaauuuuuchhh!!! Aaaaauuuchhh!  No… fue… así… tío! Fue sin querer. Alguien me agarro la mano, y me deje… Auuuch!! Llevar y abofetee. Pero me disculpe al instante, cuando le vi!!
(Sr. Adams)  .- Que no se vuelva a repetir, entendido?
(Sonia)  .- “Aaayeeesss”. Si tío, como tú digas.
(Sr. Adams)  .- Ahora sinvergüenza!! Vete aquel rincón tal y como estas, con las bragas en los tobillos, y ese culo a la vista de tus primas, así aprenderás que en esta casa tu edad no significa nada, para tu tía y para mí siempre serás la mocosa que hacías travesuras, con la diferencia que ahora se te va a calentar el trasero de firme cada vez que sea necesario, y no serán pocas veces. Créeme!!!
     Sollozando y con la dificultad añadida de andar a pasitos cortos por la traba de sus braguitas en los tobillos, además por una razón de peso. A cada paso que daba sus nalgas, sentía en ellas unos terribles pinchazos. Estas sensaciones no eran nuevas para ella, las había sentido hacia apenas quince días. Pero, esta vez había sido la azotaina más corta, pero mucho más intensa. Bueno, no resultaba ser igual que las que recibiera quince días atrás. Esta se la había dado su tío, el hermano de su padre, lo que era como decir que había sido castigada por su padre, además de ser sus tíos, era la ahijada de ellos, pues habían sido los padrinos en su bautizo. El castigo había resultado para ella un verdadero infierno, había pasado mucha vergüenza, solo con ir vestida de aquella manera tan infantil a sus treinta y dos años, ya le había resultado ser algo demoledor mentalmente. En la universidad cuando la castigaban estaba muy húmeda y mojaba sus braguitas de manera abundante. Ahora en cambio, se notaba húmeda pero no tanto como días atrás. Mientras permanecía en el rincón, rememoraba todo lo acontecido. Aun no se podía creer que hubiera salido huyendo como cuando era niña, y como se había comportado al ser cargada como un fardo, para ser conducida en donde su tío le había calentado el culo. La azotaina con la mano misma, le había resultado muy dolorosa cuando días atrás, habría disfrutado de estar sobre las rodillas de George o de John. O cuando le había bajado las bragas, había sido muy vergonzoso para ella que su tío se las bajase, como a una niña. Aunque ahora esos recuerdos le estaban devolviendo a sus primitivos instintos, pues ahora si sentía abundante humedad en su entrepierna, pues podía sentir como descendían unas gotas por el interior de sus muslos.
    Sonia escuchaba como hablaban sus tíos sobre ella, la televisión de fondo, y sus primas las podía ver que estaban sentadas aun en la mesa. Por el olor, pudo deducir que la cena ya estaba lista, lo que no sabía era si seguiría castigada o por el contrario la dejarían cenar, pues tenía mucho apetito.
(Sra. Adams)  .- Niñas!!! Id a lavaros las manos!!! Tú también Sonia! Ya te puedes subir las bragas y bajarte la falda.
(Susana)  .- Madre ya nos las hemos lavado antes de sentarnos.
(Sra. Adams)  .- No me hagáis repetíroslo dos veces!!!  Laváoslas bien! Luego ya hablare como vosotras dos, creéis que no os he visto, cochinas!!! O preferís que se lo cuente a tu padre?
      Susana y María se levantaron de sus sillas sin rechistar, y subieron arriba al baño. Mientras Sonia en el rincón se agacho para subirse las braguitas, con los correspondientes pinchazos en sus nalgas sobre todo al reincorporarse, y se pasó las braguitas muy lentamente por el trasero, una vez ajustadas en su cintura, dejo caer su falda. Y se dirigió hacia el baño como sus primas, pero para subir las escaleras se agarró a la baranda con su mano izquierda, mientras la derecha de acariciaba el culo sobre las bragas. Ya en el baño sus primas estaban las dos con las bragas bajadas cuando ella entro, se quedó sorprendida cuando las vio a las dos con toallitas de papel secando el fondillo de sus bragas, las dos las tenían muy mojadas.
(Sonia)  .- Que hacéis?
(María)  .- Es que no lo ves, tonta! Secarlas, para que ella no note nada cuando nos las revise antes de ir a la cama.
(Sonia)  .- La tía os revisa las braguitas antes de acostaros?
(Susana)  .- Al acostarnos y al levantarnos, y pobre de ti como vea que te has tocado durante la noche! Y ya nos va a dar de lo lindo, pues nos ha visto tocarnos cuando estabas recibiendo tu castigo! Perdona, prima! Pero ha sido superior a nuestras fuerzas! Era tan hermoso…
(Sonia)  .- Tranquilas! Ya veo que también os gusta que os calienten el culo, como…. A mí. Por eso he acabado aquí!
(Susana)  .- Como dices? Acaso has provocado la situación?
(Sonia)  .- Me guardareis el secreto? Si se llegara a enterar tu padre, entonces sería capaz de desollarme el culo!
(Susana)  .- Puedes estar tranquila, ya sabes que siempre he sabido guardar un secreto.
(Sonia)  .- Pues entre unas amigas y yo lo preparamos todo, arriesgue mucho la verdad. Me podría haber salido mal, pero contábamos que los de la junta de la universidad son unos carcamales y que todos votarían a favor de un castigo ejemplar.
(Sra. Adams)  .- Niñas!!! Como tenga que subir a buscaros, ya podéis ir preparando el culo!!!
(Susana)  .- Mejor será que bajemos y rápido! Mi madre no tiene mucha paciencia.
    Madre e hija se subieron las braguitas, y se lavaron rápidamente las manos, Sonia hizo lo propio, las tres salieron del baño casi a la carrera, cruzándose con la Sra. Adams al salir. Está levantando su pie hacia atrás, se sacó la zapatilla con destreza empuñándola por el talón y lanzando zapatillazos a los tres traseros, María se comportó como una heroína dejándose agarrar por la abuela, así Sonia pudo escapar de la zapatilla, Susana no tuvo tanta suerte, fue alcanzada por dos, tres, cuatro azotes en su culo, la cual impulsando su cuerpo hacia delante se libró del quinto por los pelos, la zapatilla rozo sus braguitas. En cambio María, fue cazada de un brazo y sujeta por él, le fue soltando zapatillazos todo el pasillo y obligada a bajar los escalones de la escalera a zapatillazo limpio, hasta que al sentarse a la mesa aun le alcanzo el último en el costado del muslo derecho. María se sentó con rapidez secándose las cuatro lágrimas que tenía en sus mejillas. La Sra. Adams paso por delante de Susana que se había sentado con rapidez en su silla, pero fue agarrada del lóbulo izquierdo de su oreja, y tirando de él, la hizo levantar de la silla, su madre arqueo la pierna izquierda hacia ese mismo lado, impulsando a su hija sobre la pierna y al vuelo, con una precisión insospechada, la cazó por la cintura al tiempo que con la misma mano levantaba la falda a Susana, y le empezó a dar alpargatazos en el culo por encima de las bragas.
(Sra. Adams)  .- Te has creído que te ibas a reír de tu madre? Ahora vas a ver lo que pasa cuando mama dice ir a lavaros rápido, es lavaros rápido!!! Lavaros rápido! Lavaros rápido! Lavaros rápido! Lavaros rápido! Lavaros rápido! Así aprenderás!!!
     Susana, apenas podía moverse por lo que todos los zapatillazos cayeron en la base de su trasero, donde más pica. Las bragas aunque le cubrían bien el culo, su madre había tirado de la cinturilla hacia arriba, con lo que los mofletes de sus nalgas quedaron al descubierto, al incrustarse sus braguitas entre las dos medias lunas, dejando el culo expuesto a la zapatilla. En apenas nada de tiempo, cuarenta buenos zapatillazos dieron de pleno en el culo, el cual cambio rápidamente de color, poniéndoselo colorado como los pétalos de una amapola. Cuando fue liberada sus manos se cubrieron el culo cogiéndose las nalgas y sobándose con fricción.
    Sonia observaba con los ojos abiertos lo que acababa de ver, y temió que le tocara el turno a ella, después de ver como su prima no se había librado. Aunque tenía la esperanza de que tener su culo muy dolorido por la azotaina que le acababan de dar, la libraría de más azotes. Entonces vio a su tía que rápidamente volteo la mesa yendo hacia ella, Sonia estaba por levantarse de la silla cuando noto como su silla era arrastrada hacia atrás, así fue apartada de la mesa unos dos metros, su tía la cogió de un brazo haciéndola levantarse, sin esperárselo, Sonia vio como la tía se sentaba en su silla, y ella era como aquel que dice, arrojada sobre sus rodillas, sintió como la falda era levantada dejando su culo al descubierto, y como luego introducía sus dedos en la cinturilla de sus bragas, y tiraba de estas hacia abajo. Sonia al sentir como en breve tendría el culo al descubierto, se llevó su mano derecha al culo, cogiendo la tela de sus bragas para tirar de ellas hacia arriba y cubrir su culo, ya que medio trasero había quedado al descubierto, la zapatilla impacto de lleno sobre su mano, la cual al sentir el impacto soltó la tela de algodón de sus bragas, estas volvieron  a ser bajadas de un tirón a sus rodillas, y la zapatilla empezó su danza.
(Sra. Adamas)  .- Que te has creído, desvergonzada!!! Ahora vas a ver, lo que es bueno!!! Como te atreves a subirte las bragas, si yo te las bajo es para enseñarte que en esta casa, si digo… Id a lavaros las manos, vas a lavarte y vuelves ipsofacta al momento!!! Ahora vas a ver sinvergüenza!!!
    La zapatilla caía sobre su ya muy dolorido trasero. Pero eso a su tía la traía sin cuidado alguno. La mano que sujetaba la zapatilla subía y bajaba a vertiginosa rapidez, Sonia se arqueaba sobre las rodillas de su tía, ladeaba su cuerpo intentando que la zapatilla no diera en su culo, algo que no sucedía. Los zapatillazos daban de pleno en su colorado trasero, al ladear su cintura, la zapatilla impactaba en su muslo, con lo que Sonia volvía a arquearse hacia el otro lado, lo cual la zapatilla le daba en el costado de su nalga, lo que resultaba muy doloroso, pero estaba dispuesta su tía a darle una buena azotaina en el culo a su sobrina. Como si llevara mucho tiempo con ganas de calentar a conciencia aquel trasero. Durante quince minutos le estuvo dando la azotaina, Sonia llego un momento que agotada ya no forcejeaba con su tía. Pero por ello no paraba de azotarla en el culo, y aun continuaría durante otros diez minutos más… Cuando por fin paro. Sonia no hacía más que llorar sin control, su tía la levanto de sus rodillas manteniéndola en pie, aun se llevaría cuatro fuertes zapatillazos más, en él más que colorado trasero. La tía movió la silla hacia adelante, al tiempo que colocaba a Sonia delante de la silla, pero siguió empujando la silla, lo cual hizo que Sonia se sentara al no poder evitar que la silla desplazara sus piernas hacia delante, y que su castigado culo, cayera por la fuerza de la inercia sobre la silla, el aullido de Sonia al sentir el contacto de sus nalgas en el asiento fue “Aaaaaauuuuyyyeeehh”.… Entonces se escuchó un ruido seco en el suelo, la Sra. Adams había dejado caer la zapatilla al suelo, y que esta cayera plana sobre el suelo, sobre la cual metió su pie y volviendo a levantar su pie hacia atrás, flexionando la rodilla hacia arriba metió un dedo de su mano derecha para así calzarse la zapatilla, que acababa de caldear tres traseros, uno de ellos dejándolo temblando a zapatillazos, el de Sonia…
    La cena transcurrió sin más novedades, que el ver como las chicas se removían de vez en cuando sobre sus sillas. La que peor lo paso fue Sonia, sus nalgas eran las más calientes y estaba sentada sobre su culo desnudo, sus bragas aun las tenía bajadas en sus tobillos, las veces que intento subírselas, fue regañada por su tía.
(Sra. Adams)  .- Deja quieto ese culo o quieres que me vuelva a sacar la zapatilla? Te molesta estar sentada y con el culo en contacto del asiento, a que es una silla muy especial? Así aprenderás!!! De estas sillas en la ciudad no las tenéis, pero aquí en el campo son muy necesarias para generar buena conducta a niñas como tú y tus primas, vas a descubrir lo molesto que es el mimbre en el trasero, sobre todo después de una buena zurra!!!
    Sonia a más tiempo permanecía sentada, más difícil le resultaba guardar la compostura. Deseaba poder levantarse de aquella silla, su tía decía la madera del asiento, más que madera era mimbre trenzado, lo cual parecía estar sentada sobre unas varillas y estas resultaban muy molestas. Era muy parecido a estar sentada sobre un hormiguero, lo cual hacia que el mimbre se le fuera clavando en sus nalgas desnudas,( Estas sillas tienen el asiento diseñado a cuatro aguas, el cual parte desde el exterior del asiento de sus cuatro vértices o laterales, a unirse en el centro, con una pendiente descendiente del 0,05%, el cual hace que sea muy cómoda al asentar el trasero perfectamente, algo que de tener esa zona delicada, puede resultar molesto en extremo ) el mover el culo, era mucho peor que estar quieta. Pero eso lo había descubierto demasiado tarde, quizás por ese motivo sus primas no las veía moverse tanto como ella, claramente debían de estar más acostumbradas, pero para ella era demasiado tarde para saberlo, lo había averiguado mientras  apoyaba sus manos en la silla y así aprovechaba para levantar su trasero, pero las estrías del mimbre había marcado su piel irritada, lo cual al cambiar de posición, había hecho que esas estrías del mimbre al cambiar la posición, le marcaba unas nuevas, donde antes ya estaba marcadas, lo cual le hacía que entre unas y otras, la piel parecía que le diera pequeños pellizcos  muy molestos.
    La cena termino levantándose de la mesa el matrimonio, pero a las chicas no les fue permitido levantarse de ellas, el tiempo transcurría y se acercaba la hora de acostarse. Sus traseros estaban más relajados, la inflamación de los mismos por la azotaina que recibiera cada una con la zapatilla, había menguado considerablemente para Susana y María, las dos se movían sobre las sillas con bastante calma y ya apenas notaban algo de ardor en sus culos, aparte que ellas llevaban sus bragas puestas, y ello era menos molesto a la hora de mover sus nalguitas. No así, para Sonia. Para ella aún era muy acuciante el estar sentada con sus nalgas desnudas, sobre aquel rudo asiento de mimbre. Aunque después del tiempo que llevaba sentada, su trasero estaba adormecido y solo cuando lo movía era cuando sentía que este era un nido de avispas bajo su trasero.
    La voz de la madre, la Sra. Adams se escuchó de fondo hablando con el marido. “voy a acostar a las pequeñas.” Luego se escucharon los pasos que venían desde el exterior, donde el matrimonio había salido al porche para tomar el fresco, después de una tarde muy movida para ambos adultos.
(Sra. Adams)  .- Bien niñas! Es la hora de irse a la cama! Primero tu María, vamos arriba! .- La Sra. Adams se presentó en el comedor. María abrió los ojos como platos, su abuela la esperaba con la mano izquierda extendida, esperando que María fuese hacia ella y le diese la mano para conducirla a su habitación, pero en la izquierda llevaba el cepillo de baño de madera.-. Vamos tesoro! A la cama que ya es la hora de acostarte. Vosotras esperad aquí sin moveros, en breve vengo a por vosotras…
     Sonia en la compañía de su prima vieron como la tía se llevaba a la pequeña María de la mano, escaleras arriba. Miraba hacia ellas al tiempo que subían las escaleras, su rostro de temor a lo que iba acontecer, pues con la mano libre se acariciaba el culito por encima de sus braguitas. Ambas la vieron desaparecer con sus miradas de sorpresa, no pasaría mucho cuando el cepillo empezó a sentirse con su característico sonido procedente de la habitación de María. A los pocos azotes, era los aullidos de dolor lo que escuchaban. Luego vino el silencio. Poco después vieron de nuevo aparecer a la Madre, ya que con una seña, hizo que Susana se levantara y fuera hacia las escaleras, se levantó de la silla y con las dos manos se acariciaba el trasero sobre sus braguitas rosas de algodón con lunares verdes, mientras andaba hacia las escaleras, al igual que con su hija María desaparecieron en el piso de arriba a la vista de Sonia. Igual que anteriormente pronto se escucharon sonidos de azotes, y poco después era Susana a quien se la escuchaba llorar. La tía volvió aparecer en el rellano de la escalera, claramente ahora se dirigía a Sonia su sobrina, está la ver que la esperaba arriba se levantó de la silla, corriéndola hacia atrás para separarla de la mesa. Se acarició sus desnudas nalgas, y recordó que sus bragas, las tenía bajadas en sus tobillos, se agacho para coger el elástico de la cinturilla y se las subió lentamente. Una vez ajustadas a su cintura, se dirigió con lentitud hacia las escaleras. Su tía la aguardaba arriba, y cuando estuvo a su lado la agarro de la mano derecha, y la llevo hacia el final del rellano donde estaba la habitación asignada a Sonia. Miraba a su tía mientras caminaban, en silencio entraron en la habitación.
(Sra. Adams)  .- Ahora vas a aprender que en esta casa la disciplina es muy importante, el hecho que te hayan expulsado de la universidad te va a pasar factura durante unos días, tu tío está muy disgustado contigo, Sonia! Y no va a perdonarte esta falta de comportamiento fácilmente, ven que te quite tu vestido. Bien así nada más en bragas y camiseta estas, bien para acostarte. No temas, a ti no te voy a dar una azotaina con el cepillo, tus primas han recibido cada una por ser unas cochinas, y tocarse donde, no deben cuando tu tío te ha castigado esta tarde. Metete en la cama y descansa, mañana será un día duro para ti. Buenas noches.

      Amaneció un nuevo día, Sonia apenas había podido dormir por las sensaciones vividas. “Mañana será un día duro para ti…” Esas últimas palabras de su tía la noche anterior no la habían dejado dormir, pensando a que se referiría… Sonia miro el reloj, eran las siete y media de la mañana. En el piso de abajo hacia rato que se escuchaban pasos, de aquí para allá. Por el pasillo también se escucharon pasos, se escuchaba abrir una puerta y luego cerrarla. Y el sonido de pasos volvía. Sonia, tenía unas necesidades muy acuciantes de ir al servicio, pero por miedo no se atrevía a levantarse e ir al servicio sola. Recordaba como para acostarse la tía había ido una tras otra a buscarlas y llevarlas a la cama. Solamente había que pensar un poco, y sumar dos y dos, para saber que levantarse y salir sola, podía tener graves consecuencias. Por ese temor, prefirió esperar un poco más de tiempo. Volvió a escuchar nuevos pasos en el pasillo, esta vez se detuvieron ante la puerta de su habitación. Su puerta se abrió…
(Sra. Adams)  .- Vamos Sonia! Querrás ir al servicio verdad. Vamos!
      Sonia, retiro las sabanas y a pesar de las molestias de su trasero, se levantó con rapidez para ir al servicio. Salió por la puerta a paso ligero, tenía ganas de evacuar. Entro al servicio y cuando fue a cerrar la puerta se encontró que su tía la seguía entrando con ella, sin decirle nada, tiro de ella poniéndola bajo su brazo izquierdo y le bajo las bragas, la soltó y le saco la camiseta, dejándola como vino al mundo.
     Avergonzada se sentó en la taza hacer sus necesidades, tener que hacerlas en presencia de su tía era muy humillante para ella, pero el día anterior ya se lo dejo claro. Las cosas no habían hecho más que comenzar, poco después sufrió otra degradante acción, el ser secada su zona intima, y limpiado su culito después de haber evacuado. Y no todo había acabado, momentos después era bañada en la bañera, la cual ya estaba preparada para ella. Luego envuelta en una toalla fue conducida de nuevo a la habitación. Tener que permanecer impasible mientras era manoseada al pasar la toalla para secarla. Luego vio cómo su tía se dirigía a la cómoda, y extraía una camiseta limpia y unas bragas. Ser vestida como si tuviera seis años no era de su agrado, pero nada podía hacer para evitarlo. Le puso la camiseta sin ponerle un sujetador, y luego le hizo pasar los pies por las perneras de las bragas, y lentamente se las subió ajustándoselas a su cintura, eran unas bonitas bragas de algodón blancas con dibujitos de pequeños arbustos. Luego la hizo sentar en la cama para ponerle unos calcetines blancos, así la dejo, para dirigirse al armario ropero, y extraer una blusa blanca, además de una falda a cuadros tableada de colores comprendidos entre grises a tonos más oscuros de grises más claros. En pocos minutos estuvo vestida, al mirarse al espejo era como haberle quitado diez o quince años de encima. Con la blusa blanca y aquella corta faldita, podía verse así misma sus braguitas, con poco que se inclinara un poco, era muy similar al vestido que llevase el día anterior. Aquello comenzaba a ser su peor pesadilla, que más podía suceder…   
(Sra. Adams)  .- Espera en tu habitación. En breve vendrá tu tío a darte los buenos días, y podrás bajar a desayunar…
    Que pretenderían ahora se preguntaba Sonia. Se sentó en la cama a esperar, pero al hacerlo se recordó de la azotaina del día anterior al posar su trasero en la cama. Con lo que prefirió tumbarse de costado. En esa posición la falda descubría su trasero  y así,  sus braguitas blancas quedaron plenamente visibles con aquellos dibujitos de arbustos en relieve color verde. Mientras permanecía esperando así de costado echada en la cama con las piernas flexionadas, su mano izquierda se posó sobre su trasero, con la palma de su mano se acariciaba a círculos, siempre desde niña le había gustado el tacto de esas bragas de algodón, por ese motivo las seguía utilizando a sus treinta y dos años, quizás fuera algo fetichista de esa prenda. Se preguntaba cuanto iba a tardar su tío en ir a darle los buenos días, su estómago empezaba a dar retortijones al estar vacío.
    En aquel momento entraba por la puerta su tío, al verlo se reincorporo quedando sentada, él se sentó a su lado, a su izquierda.
(Sr. Adams)  .- Buenos días Sonia, que tal has dormido? Bien! No te molestan tus posaderas?
(Sonia)  .- He dormido bien gracias. No gracias a ti. Y sí, me molesta mi culo si es lo que quieres saber…
(Sr. Adams)  .- Ser arrogante no es ni el momento, ni la circunstancia adecuada…
(Sonia)  .- Ah! No es el momento? Yo creo que si lo es. Quien te crees que eres para tratarme así, tengo treinta y dos años, ya no soy la chiquilla que debas unos azotes y luego llamabas a mi padre para que me castigase por mi mal comportamiento, lo sabes? Ya no soy una niña!!! Hace años que soy independiente, mucho antes de fallecer mis padres y ellos no me trataban así, cuando suspendía alguna asignatura en la universidad o simplemente tenía un problema.
(Sr. Adams)  .- Tienes mucha razón al decir que eres una mujer independiente, que ya no eres ninguna niña. Solo hay que mirarte para saber que tu cuerpo es el de una mujer adulta, durante años has vivido sin ningún problema, tus padres siempre te alababan cuando hablaban de su niña. Estaban muy orgullosos de ti, así de lo que habías conseguido en tu vida gracias a tu carrera, pero ahora estarían muy decepcionados de su niña. Crees que me gusta tener que castigarte hasta ponerte el culo morado, crees que estoy disfrutando con esto? Eres mi sobrina preferida y única. Te he tenido en mis brazos cuando eras recién nacida, y si, de niña eras muy traviesa además de muy rebelde, respondías de muy malas maneras, por eso era necesario llevarte derecha y darte unos azotes cuando era necesario. Pero créeme, no me gusta tener que ser así contigo. Con mi hija es distinto, ella disfruta cuando se le calienta el culo, siempre lo hemos sabido su madre y yo. Y María es igual que su madre, idéntica a ella. Ellas no creo,  que sospechen que lo sabemos, pero algo ha sucedido estos días.  Sabes, la presidenta de la junta de accionistas de la universidad, la señora Parrish, la conoces verdad? Sabías que fue la novia de tu abuelo cuando iban al colegio, un amor de adolescentes, han sido muy buenos amigos desde entonces, por esa amistad pequeña, tú fuiste admitida en esa universidad porque ella movió los hilos necesarios. Sabías que ella es mi madrina? Siempre hemos estado en contacto y nos tenía informados sobre cómo le iba a nuestra pequeña Sonia Adams, no tenías idea verdad?  Fue una noticia muy desagradable saber que mi sobrinita se había metido en líos a sus treinta y dos años, me comunico la posibilidad de que tuvieras una salida airosa de ese problema, pero que te resultaría muy desagradable. Lógicamente me puso al corriente de esa posibilidad y tu tía y yo mismo decidimos que sería lo mejor, además nadie se había muerto por haber recibido una azotaina en el culo. Pero las cosas cambiaron en unos días, mi madrina me volvió a llamar. Se me encogió el corazón al saber que todo podía ser una maniobra de mi sobrina, para ciertos deseos morbosos. Vaya! Quien me iba a decir que mi sobrina, iba a organizar una comedia con dos de sus alumnas predilectas, las cuales se habían hecho amigas íntimas. Una intimidad que había llegado a un término insospechable para todos, y que habían ideado una macabra idea que les podía haber salido muy mal, pero tuvieron suerte, las cosas les salieron bien, quizás lo que no se esperaban era que un Director descubriera por casualidad unas cintas de video, y que dichas cintas de video revelaban algo muy turbio, quieres que siga refiriéndome a ello, o acabamos con esto de una vez? De mi hija, bueno era de esperar. Pero de mi sobrina, fue decepcionante la noticia, deseas añadir algo?
(Sonia)  .- Tío… yo… no tengo palabras… no se… como sucedió…
(Sr. Adams)  .- Cuando llamo el Decano Lewiston, quedo claro que se me presentaba la oportunidad de hacerte entender tu gravísimo error, por ese motivo acepte encantado de hacerme tu Tutor Disciplinario, y poder tenerte en mi casa. En esta casa vas aprender que con los Adams, no se debe jugar. Además de que vas a estar castigada de manera indefinida en esta casa, hasta que yo o tu tía creamos que te has reformado, por ese motivo estarás en esta casa bajo nuestras normas. Aceptas ser disciplinada por nosotros? Ya ves, te damos la oportunidad de que decidas, pero si te quedas en esta casa, estarás bajo nuestra tutela sin ninguna posibilidad de abandonarla, hasta ser revisada de nuevo con otra conversación como la de hoy, eso será dentro de un año, a partir de hoy. Te quedas o te vas de esta casa? tú decides?
    Para Sonia se le acababa de abrir el suelo a sus pies, en el cual un precipicio sin fondo visible no era un buen presagio. Después de conocer que sus tíos conocían la verdad sobre su hija y nieta, le dejaba claro que todo lo que acontecía en aquella casa, no era nada habitual. Su tío le acababa de dejar claro que aunque fuera su sobrina, para ella iba a ser un Tutor Disciplinario, en otras palabras, iba a ser su spanker. Y su tía lo propio pero en mujer. Era una oportunidad de vivir lo que desde que descubriera que era una spankee, lo que siempre había deseado, vivir bajo la estricta disciplina de un hogar. Que spankee no ha soñado con ello alguna vez. Y ahora lo tenía al alcance de su mano, y no tendría ninguna posibilidad de librarse de cómo fuera tratada hasta dentro de un año, que le volverían a dejar la posibilidad de decisión. Eso de no tener capacidad de decisión también le atraía la idea, saber que podía ser castigada sin remisión posible, lo cual significaría que no tendría más alternativa que afrontar su suerte, eso también estaba dentro de lo que ella había fantaseado muchas veces en sus pensamientos.
(Sonia)  .- Acep… Acepto tío.
(Sr. Adams)  .- Bien mi adorable sobrinita. Ahora debes conocer tus normas en esta casa! Son muy simples:   Ya te habrás dado cuenta cómo vas vestida, mientras no te ganes favores por buena conducta, será así como vayas vestida, tendrás un día libre para salir normalmente el Domingo, y tendrás un estricto horario de llegada, siempre iras acompañada al servicio, si tu conducta es la adecuada, podrás asearte sola, ante cualquier falta, volverás al trato inicial, excepto circunstancias especiales, tendrás tareas según tu disciplina mejore, o castigos como tareas, si no se te dan instrucciones, si debes salir de casa al pueblo, saldrás con la vestimenta que lleves en la casa, recibirás castigos de mantenimiento por uno o varios días, según sean tus faltas, etc… etc… Debo añadir que en estos momentos debido a tu expulsión de la universidad, estas bajo esta última norma de castigo de mantenimiento, por tiempo indefinido o cambie tu conducta, recibirás una azotaina al levantarte, otra a media tarde, y otra al acostarte. Estas serán independientemente de las azotainas que te puedas ganar durante el día, además se te efectuaran revisiones periódicas de tu higiene, además durante los castigos de mantenimiento, te serán puestas dos inyecciones de suero fisiológico inocuo al día que te harán tener muy presente porque eres castigada, ya que serán arduamente dolorosas, ya que el suero utilizado es muy doloroso durante horas su efecto.  Ahora ponte sobre mis rodillas, Sonia!
      Sonia aún estaba encajando todo lo que le acababa de referir, pero ponerse ella sobre las rodillas para recibir una azotaina, le daba mucha vergüenza hacerlo. Pero su tío no tenía la más mínima intención de esperar, pasando su mano derecha por la espalda de Sonia, la atrajo hacia el, al tiempo que la colocaba sobre sus muslos. Su mano subió desde sus pantorrillas, pasando por sus muslos, llegando a su trasero, y así pasando la mano su faldita de cuadros grises a tonos oscuros, con tonos grises más claros fue retirada colocándola sobre su espalda, la misma mano no tardo en iniciar su palmear sobre el trasero revestido por aquellas bragas blancas de algodón con arbustos como dibujitos minúsculos en relieve. El calor de los azotes enseguida hizo que su trasero se fuera caldeando y subiendo su temperatura. Aun con dolor de la azotaina del día anterior, sus caderas pronto empezaron a debatirse contoneándose a un lado y a otro, sus piernas no tardaron en dar pataletas en el aire, su mano izquierda quedaba trabada bajo su cuerpo, mientras la derecha se había cubierto el trasero varias veces, acabando siendo doblada sobre su espalda a la altura de su cintura. Sonia apretaba los dientes, no deseaba ponerse a llorar demasiado fácilmente, pero su aguante cada azote en sus nalgas le hacía estremecer de su intenso ardor en sus nalgas. Hubiera aguantado aún más sin llorar, pero su spanker eso también él lo sabía, por ello decidió que había llegado el momento de liberarla de la fuerza de su voluntad, soltando su mano derecha, la cual no tardo en cubrirse el trasero con ella cogiéndose y apretándose la nalga derecha que resultaba más fácil sobarse. Sonia sintió como las dos manos de su tío, agarraban el elástico de la cinturilla de sus bragas, y como sin poder apenas retenerlas, sus bragas fueron bajadas a medio muslo, su mano derecha fue de nuevo sujetada a su espalda por la fuerte mano izquierda de su tío, mientras la derecha volvía a azotarle el culo ahora con más firmeza y rapidez, no aguanto! Sonia no aguanto apenas unos azotes más, que sin evitarlo el intenso ardor  que emanaba de sus nalgas la hicieran desesperar y patalear más frenéticamente sus piernas, sus lágrimas no tardaron en brotar de sus ojos, y el contoneo de sus caderas era más pronunciado, pero nada logro con ello, solamente que los azotes arreciaran con más ímpetu sobre su culo ahora ya, descubierto de la fina y ligera protección de sus bragas. La azotaina aún se prolongaría durante varios minutos, que a ella le parecerían horas dado aquel ardor era como fuego en un horno de leña de un panadero. Poco después solamente los lamentos de Sonia era lo que se escuchaba en la habitación, aun permanecía echada sobre el regazo de su tío. Entonces apareció por la puerta su tía con una bata blanca, en las manos llevaba una bandeja de aluminio. La puso a la altura de su marido, este cogió una botellita de cristal del tamaño algo más alta que un dedal de costura, la agito varias veces, volviendo a coger algo de la bandeja, una jeringa envasada en una bolsa de plástico envasada al vacío, rompió la bolsa y extrajo la jeringa. De otra bolsa más pequeña igualmente envasada al vacío, extrajo sin tocarla una aguja fina y larga, la cual fue puesta en la jeringa, entonces clavo la aguja en la botellita, que no llevaba tapón, pero si una tapa blanda para ser todo muy seguro en su manejo, el líquido transparente fue entrando a la jeringa, una vez entrada la cantidad requerida, extrajo la aguja, poniéndola mirando al techo, apretó la base presionando, hasta que el líquido salió fluido por la aguja. Entonces cogió un trozo de algodón, que humedeció en alcohol, acto seguido lo puso sobre la nalga izquierda de Sonia, el alcohol humedeció trazando círculos pequeños para desinfectar la zona, ella se estremeció al sentir como le escocia la piel en esa zona, entonces fue cuando ella se percató de que iba a suceder, se quedó quieta y tenso su culo, pero unas palmaditas hicieron relajar, el pinchazo fue inmediato, la aguja entro en la nalga entera, y el líquido fue inyectado en la nalga, una vez inyectado todo, extrajo la aguja poniendo el algodón con alcohol de nuevo en el lugar que había entrado la aguja. Dos minutos después, sucedía lo mismo en la nalga derecha, Sonia lloraba desconsoladamente, le había dolido muchísimo la inyección, pero después de la azotaina recibida, no había deseado empeorar su situación resistiéndose a que le pusieran las dos inyecciones, una en cada nalga, en la derecha e la izquierda.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario