EL SHERIFF DE SPANKCITY SPRING´S
CAP 2
La diligencia levantaba una gran polvareda a
su paso, tirada por un tiro de seis vigorosos caballos, el conductor jaleaba a
los animales a aumentar la velocidad por la llanura, a su lado iba sentado el
escopetero de seguridad de la compañía de diligencias, que acostumbrado a esos
aburridos trayectos dormitaba en el pescante, era extraño que se sostuviera con
el vaivén del camino plagado de baches. En eso, que el conductor algo le
desconcertó viendo unas figuras de jinetes en lo alto de una colina…
.-
Jack, atento quizás tengamos problemas, veo unos jinetes a tu derecha que nos
observan.
Estaban quietos como si
esperaran algo, se cubrieron el rostro con el pañuelo que llevaban al cuello,
en eso uno de los jinetes pico espuelas a los costados de su montura, los otros
tres lo imitaron. Se lanzaron al galope tendido hacia debajo de la colina, por
la ladera de la misma con el fin de cortar el paso a la diligencia. El conductor
al ver lo que pretendían azuzo a los caballos con el látigo, aumentando la
velocidad. Su acompañante disparo los dos disparos de su escopeta, para
ahuyentar a quienes trataban de asaltar la diligencia. Algo lejos de la
realidad, ya que estos sacaron sus armas abriendo fuego e hiriendo al
escopetero en un hombro, cayendo del pescante, momento que el conductor tirando
de las riendas a los caballos, intentando detener la diligencia, ya que los
cuatro jinetes le cortaban el paso poco más adelante del camino.
Unas tres horas después entraba la
diligencia en el pueblo de Spankcity Spring´s, se detuvo delante de la oficina
de postas. Bajaron los cuatro pasajeros dando gritos de que les habían robado,
el conductor salto del pescante y entrando en el habitáculo, saco al escopetero
herido en el hombro, varios transeúntes corrieron a ayudarle, mientras otros
fueron corriendo hacia la oficina del sheriff. Minutos después llegaba a paso
ligero un hombre fornido y corpulento con la estrella de seis puntas en su
chaleco. La ayudante le seguía a unos metros más atrás, claramente no caminaba tan
ágilmente como su jefe, mientras una de sus manos la llevaba en el trasero,
como si se sujetara este para poder moverse con más agilidad, pero todo
ciudadano sabía por qué no podía correr, aunque nadie pudo ver cómo era
castigada por su jefe, varios pudieron escuchar los inconfundibles sonidos del
cinturón impactando sobe las nalgas desnudas de la comisaria. No era ningún
secreto que solía ser castigada a menudo por el sheriff.
Después de realizar los correspondientes interrogatorios a los pasajeros
y al conductor, quedo claro que los asaltantes eran cuatro mujeres jóvenes. El
sheriff no tenía dudas que las asaltantes eran las hermanas Watson, así que se dirigió
hacia su oficina para interrogar de nuevo a la prisionera. Laura, caminaba a su
lado hacia la oficina…
.-
Vamos a hablar con Penélope Watson, seguro que nos dirá donde se ocultan sus
hermanas. Ahora que nadie nos escucha, la próxima vez quédate en la oficina! Es
que nunca vas aprender a obedecerme cuando te doy una orden? Te he ordenado que
permanecieras en la oficina vigilando, las hermanas podían haber aprovechado
este momento para intentar liberar a su hermana pequeña. Como he de decirte las
cosas, eh? Es que no entiendes cuando te hablo? Vamos! Ahora te voy a enseñar a
obedecer!
Llegaron a la oficina, el
sheriff abrió la puerta permitiendo que su comisaria entrara primero, tras ella
entro el, momento que aprovechó la circunstancia para darle a su ayudante un
fuerte azote en el trasero, cerrando la puerta de un taconazo. Laura se giró
rauda al sentir el azote en el culo, a pesar de ser sobre el pantalón, le había
dolido como si fuera sobre la piel desnuda. El sheriff la sorprendió
agarrándola del lóbulo de la oreja izquierda, y tirando de ella la condujo
hacia una caja de madera, en la cual apoyo su pie izquierdo, quedando su pierna
flexionada en un ángulo de noventa grados, sobre la cual arrojo a su ayudante,
quedando inclinada apoyando su barriga sobre el muslo de su jefe, en seguida
sintió como la mano derecha del sheriff inicio una rápida tanda de azotes en su
trasero, no la sorprendió que le diera esa azotaina. Sabía muy bien lo que iba
a suceder una vez no hubiera nadie de testigo, sabía que había vuelto a cometer
un grave error.
.-
Auuu… Que duro tienes el culo condenada!!! Me he hecho daño en la mano. Pero al
final te aseguro que vas aprender a cumplir con tu deber. .- El sheriff
retiro el pie de la caja que lo había apoyado para poder acomodar a su
desobediente ayudante, y darle una azotaina. Laura cayo de rodillas al suelo,
mirando de reojo por si su jefe se sacaba el cinturón, mientras se sobaba el
trasero a dos manos. A pesar de haber recibido la azotaina sobre el pantalón,
le había dolido horrores, solamente habían transcurrido horas desde la tarde
del día anterior la cual fue castigada severamente con el cinturón sobre su
trasero desnudo. -. Venga, ve a ver cómo
está la detenida y tráemela para interrogarla. .- Entonces un ruido le
sorprendió que procedía de las celdas, cuando se dirigía hacia ellas, la puerta
se abrió de golpe apareciendo una guapa damisela, con dos revólveres en sus
fundas. -. A quien tenemos el honor de
tener en mi oficina? Pero si es, Maggie Watson. Condenada Laura, ves como tenia
mis sospechas para que permanecieras de guardia!!! Luego hablare
contigo!!! Y tu… Qué diablos vas hacer
para salir de esta oficina!!! Me gustara ver como lo consigues.
.- Sheriff…!!! Va a pagar muy
caro lo que le ha hecho a mi hermanita. Esta echada en su camastro boca abajo,
le duele tanto el trasero que no se puede ni mover. .- Se situó
valientemente delante del sheriff, con las manos muy cerca de las culatas de
sus dos revólveres colt. -. Me gustara
mucho agujerear esa estrella con estas maravillas. .- Al comentar se tocó
las culatas de los dos revólveres en sus fundas.
.- Puedes
estar tranquila Maggie, pronto vas a tener ese hermoso trasero, tan dolorido
como lo tiene tu hermana. Debías haber visto como luchaba por liberarse de mis
manos, y como bailaba al son de mis azotes… .- Hizo enfurecer a su
adversaria hábilmente con sus soeces comentarios, surtiendo el efecto deseado y
que la chica fuera a sus armas presa de la ira.
.- Cerdo!!!
Ahora…ve…ras!!!
La chica furiosa fue a
sacar sus armas, pero solo un arma vomito plomo. Cuando se quiso dar cuenta de
su estupidez, Maggie se encontraba desarmada por dos certeros disparos que con
ventaja, el sheriff desde las fundas disparo primero adelantándose a la joven
facinerosa. Ahora se encontraba encañonada e indefensa. El sheriff se acercó
hacia ella, dándole una bofetada a la chica en la mejilla izquierda y de revés
otra bofetada en la mejilla derecha.
.-
Con que,… Cerdo!!! Eh!!! Que modales son esos?
Ahora vas aprender modales, veras impertinente y osada joven, que
siempre se está a tiempo para rectificar tu comportamiento, como vas a poder
comprobar en un momento… me va a encantar ponerte ese precioso culo, igual que
lo debe tener tu hermana Penélope.
Maggie, se vio atrapada e
intento escapar corriendo presa del pánico. A lo cual, el sheriff solamente
tuvo que dejarla pasar por su izquierda, momento que la muchacha lanzo un grito
de triunfo al verse libre, cuando la pierna izquierda del sheriff se interpuso
en su vago intento por escapar, haciéndola trastabillar y salir despedida por
su propio impulso, el cual aprovecho el agente de la ley para atenazarla por la
cintura bajo su brazo izquierdo. Quedo atrapada bajo el brazo, y sostenida en
volandas, mientras pataleaba y golpeaba al sheriff con sus puños en la espalda
y muslos. Se debatía por liberarse sin éxito alguno,
la fuerza del agente de la ley era mucho mayor que el coraje de la muchacha.
Que veía con sus ojos rojos por el terror ante la idea de ser azotada por aquel
mastodonte, famoso por sus severas zurras con sus grandes manazas. La chica
veía con verdadero pánico como era llevada hacia una silla, esta estaba situada
en frente de la mesa de la oficina. Sin poder hacer nada por evitarlo, se vio
sobre las rodillas de aquel a quien momentos antes llamaba cerdo… en un momento
vio como la comisaria del sheriff, Laura se masajeaba su trasero. El pánico se
apodero de ella, que en un último intento extrajo fuerzas para forcejear por
liberarse de la tenaz fuerza del hombre, que con facilidad la sostenía sobre
sus muslos, con su trasero a su plena merced.
No tardo la joven en comprobar lo pesada que resultaba aquella mano
derecha del sheriff, el cual comenzó a darle aquella temida azotaina. Sus
piernas no tardaron en sentir los efectos caloríferos en su pequeño culo, que
ya comenzaba a arderle como si le acabaran de poner brasas al rojo vivo
encendido sobre él, como decía, sus piernas comenzaron a patalear en el aire,
sus manos hacían lo propio por intentar llevarlas hacia donde partía aquel
ardor, su trasero. La azotaina sobre su trasero revestido por aquel ajustado
pantalón vaquero, poco o nada le protegía, pues los sonoros azotes continuaban
cayendo sobre su culo indefenso. Sobre todo cuando sintió como el agente,
introdujo la mano bajo su abdomen y notando como trataba de desabrochar su
cinturón y liberar así la cintura del pantalón para ser bajado. Algo que
inevitablemente sucedió, y sintió el aire fresco sobre su culo desnudo,
mientras sentía el roce del tejido del pantalón siendo bajado hasta sus
rodillas. Quedo su trasero al descubierto, aun con unas bragas azul celeste de
algodón, la azotaina se reanudo sin pausas, ahora los azotes en su culo eran más
intensos, ya que la tela fina de las bragas apenas la protegían. La chica
cansada de luchar por liberarse, y con su culo ardiendo como si le aplicaran
llamas sobre el, ceso en su lucha. Y cansada, se rindió a lo inevitable. No
tardaron muchos minutos, en sentir como sus bragas eran bajadas junto al
pantalón, y sobre sus nalgas desnudas sin protección alguna. La azotaina
resultaba ardua y dolorosa. La muchacha lloraba sin tener ningún control, su
trasero le dolía enormemente sin que pudiera hacer nada a lo inevitable. Al
final la azotaina concluyo, y entonces fue sentada sobre el muslo izquierdo de
aquel hombre robusto, fuerte donde los hubiera, y corpulento, teniendo el culo
en llamas. Y así la chica sintió un abrazo de oso del hombre que había
mancillado su trasero, con la peor azotaina que pudiera recordar en su
infancia, lloro sobre el hombro de quien le acababa de dar tan tremenda
azotaina. Una vez algo más calmada, fue puesta en pie. Desnuda de cintura para
abajo, no sentía vergüenza alguna por mostrar su sexo con algo de vello y que
lo pudiera mostrar a aquel cerdo. Poco después con gran estremecimiento sintió
como sus braguitas azul celeste eran subidas cubriendo así su desnudez, su
pantalón le precedió poco después siendo abotonado y abrochado con su cinturón.
Laura! Lleva
a esta desvergonzada con su hermana menor a su celda y vuelve, tu y yo aún tenemos algo que
arreglar… Ya van dos!! Solo faltan tres sinvergüenzas, pero estas no tardaran en
caer.
Laura intentando mostrar
entereza, sujeto a la infeliz Maggie. La muchacha fue conducida desapareciendo
por la puerta, sin dejar de sobarse frenéticamente el culo por encima del
pantalón. Al llegar a las celdas, fue encerrada en la celda contigua a la de su
hermana menor, que con lágrimas en sus ojos observo como su hermana Maggie se
sobaba el culo dolorido, estas habían sido derramadas mientras escuchaba como
su hermana berreaba por la azotaina que recibía sin poder hacer nada para
evitarlo.
Laura, con gran temor salió del pasillo de las celdas entrando en la
estancia de la oficina, allí la aguardaba su jefe sentado en la misma silla,
que acababa de castigar a Maggie. Pero sus ojos negros como el azabache, se
abrieron completamente al ver que portaba su jefe en su mano derecha. Sin que
este le dijera nada, se acercó hacia el desabrochándose el pantalón con sus
temblorosas manos, al estar situada a su derecha, se bajó el pantalón y luego
con un temblor más acentuado se bajó ella misma sus bragas rosas de algodón,
con unos dibujos de rosas en relieve salteadas, mientras su mirada no podía más que mirar con terror
aquel instrumento, “El cepillo de
madera”. Lentamente se tumbó ella misma, sobre los muslos de su jefe. No
fue mucho el tiempo que se volvieron a escuchar de nuevo el característico
sonido de más azotes, acompañados de un llanto aterrador de la comisaria y
ayudante del sheriff, Laura!
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