EL
SHERIFF DE SPANKCITY SPRING´S CAP 1
En el horizonte aparecieron unas
sombras de cinco jinetes, nadie del poblado presto atención a esa aparición.
Era media tarde con un sol que rompía entre las pocas nubes en el cielo azul
encarnado por la luz del astro solar. El calor sofocante a esas horas, no había
ningún transeúnte que saliera de la protección de una buena sombra o dormitando
echado en cualquier rincón. Los cinco
jinetes entraron en el pueblo sin ser vistos por ninguna mirada indiscreta, sus
polvorientas ropas hablaban por ellas, debían de llevar varias horas cabalgando
sobre sus oscuras monturas, tres caballos negros, y dos Marrones pardos.
Guerreras de cuero, pantalones vaqueros, sus sombreros calados echados hacia
adelante, nada que hiciera presagiar nada anómalo. Si no fuese por sus rostros
cubiertos por unos pañuelos oscuros, eso sí resultaba fuera de lugar por el
calor de esa hora de la tarde.
Detuvieron sus monturas ante el almacén
general, junto al abrevadero para que sus monturas se refrescaran del sofocante
calor. Tres de ellos descendieron de sus monturas mirando a ambos lados de la
calle, y se separaron de los otros dos abriéndose en abanico, con sus manos
cerca de las culatas de sus armas. Uno el que permanecía en el centro, portaba
dos revólveres muy bajos como todo pistolero ágil y certero, el de la izquierda
portaba solo un revolver metido en el cinturón de su pantalón, una vez que se
abrió su guerrera quedaba a mano de ser usado. El tercero de la derecha llevaba
dos, un revolver a cada costado, todo hacía presagiar que algo tramaban. Que
los otros dos, permanecieran sobre sus monturas lo confirmaban. Los tres
entraron en el almacén general tintineando al caminar sus espuelas, en sus
manos aparecieron sus armas empuñadas apuntando al almacenero tras el mostrador.
Su rostro congestionado de estupor y levantando sus manos por encima de su
cabeza bien estiradas. Los tres asaltantes avanzaron hasta el mostrador…
.- Pueden llevarse lo que
deseen…
En ese instante sonaron
tres disparos, seguidos de otro disparo de un ángulo distinto. Los revólveres
saltaron de sus manos sin tocarles tan siquiera los dedos, ambas chicas dieron
un grito de la sorpresa. Sus voces revelaron que eran tres damiselas jóvenes,
dos de ellas echaron a correr hacia a la salida, la tercera aun sin recuperarse
por la sorpresa, fue demasiado tarde para ella.
Entonces de la penumbra del almacén aparecieron dos siluetas portando
ambas unas estrellas en su pecho izquierdo, una del sheriff de seis puntas y la
otra de cinco, lo que significaba que era un ayudante, en su caso una, pues era
una mujer robusta armada con un rifle Winchester humeante entre sus manos. El
sheriff armado con un colt 45 empuñado, salió tras ellas. Solo pudiendo dar
alcance a la que quedo petrificada al escuchar los disparos y saltar el
revolver de su mano derecha. Esta fue
sujetada por la ayudante cuando reacciono intentando escapar, pero ya fue tarde
para ella, la comisaria del sheriff se le echó encima forcejeando, en la caída,
la muchacha perdió el sombrero apareciendo su cabellera rubia. El pañuelo que cubría
su rostro acabo bajándosele al cuello y su bello rostro…
.-
Penélope Watson, como te…
Ante la sorpresa de la comisaria al descubrir quién era la joven,
levanto la guardia. Momento que aprovecho la joven para asestarle un puñetazo
en el rostro, y conseguir liberarse de los fuertes brazos, pero al echar a
correr, la comisaria se arrojó a los pies sujetándoselos y esta volvió a caer
al suelo, la comisaria desde el suelo sujeto de los pantalones tirando de ellos,
para evitar que escapara. Algo que la muchacha arrastrándose por el suelo para
escapar, sus pantalones dejaron al descubierto su trasero, cubierto por unas
lindas braguitas rosas de algodón. Se arrastraba por el suelo sin lograr
avanzar a pesar que sus manos resbalaban en el suelo de madera, al tener las
piernas firmemente sujetadas, cuando el sheriff se puso ante ella. La chica
presa del pánico vio como este se desabrochaba el cinturón, y tirando de la
hebilla de un tirón, apareció este en el aire libre de las presillas del
pantalón, lo doblo a la mitad y asesto uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis
fuertes cinturonazós sobre el trasero indefenso de la joven, el cual bailaba a
cada azote de cinturón arqueando sus caderas, quedando la chica postrada en el suelo
en lágrimas y con ambas manos cubriéndose el trasero. Momento que la comisaria del
sheriff aprovecho para agarrarla de la cintura, y tal como estaba sentada en el
suelo, la cruzo sobre sus piernas, le inmovilizo sus manos en la espalda
sujetándoselas con la mano izquierda, mientras con la derecha comenzó a darle
una azotaina en culo, aun cubierto por las finas bragas rosas de algodón.
.-
Ya está bien comisaria, Laura Sullivan!!! En la oficina pasaremos cuentas con
la jovencita!! .- El sheriff
cogió a la chica de los hombros y la levanto del suelo, aun con los pantalones
bajados a los tobillos, se la puso sobre su hombro izquierdo, sujetándole las
piernas con la mano izquierda, echando andar hacia el exterior. La chica
llorando con medio cuerpo colgando sobre la espalda del sheriff, forcejeaba por
librarse de la tenaza que representaba el fuerte brazo del agente de la ley, ante
la vergüenza de ir sobre el hombro mostrando su rojo trasero y su ropa interior
a los habitantes que se habían acumulado a la entrada del almacén general al
oír los disparos. Con las manos golpeaba la espalda del sheriff, a lo cual la
reacción fue darle varios azotes bien sonoros, ante las risotadas de los
mirones que habían formado un pasillo de hombres y mujeres viendo la graciosa
escena.-. Estate quieta condenada
niña!!! O te pongo el culo al aire ante todos estos, y te doy una azotaina con
las bragas bajadas!!!
Ante la amenaza de desnudar su trasero ante todos los vecinos de
Spankcity Spring´s, se quedó quietecita cerrando los ojos para no ver como
todos se reían de la escena. La ayudante
Laura Sullivan, caminaba tras los pasos de su jefe sacudiéndose el polvo del
trasero de su pantalón. Mientras el sheriff caminaba portando su carga al
hombro, la bulliciosa multitud caminaban tras sus pasos, no querían perderse el
espectáculo, sobre todo los hombres se reían dando aplausos unos y otros
agitando sus sombreros al aire viendo las preciosas piernas de la joven así
como su desnudo trasero, que ahora se cubría el rostro con sus manos.
El sheriff entro en su oficina seguida de
su ayudante cerrando esta la puerta, todos los bulliciosos mirones se quedaron
fuera esperando. Su espera no fue en vano, pues minutos después se comenzaron a
escuchar sonidos característicos y muy conocidos por los convecinos de
Spankcity Spring´s, el sonido de azotes sobre el culo de la joven era lo que
todos esperaban. Así como los aullidos de dolor de la detenida malhechora, los
sonidos eran claramente de que la joven estaba recibiendo una azotaina sobre
las rodillas de la autoridad.
En momentos la puerta se abrió apareciendo la comisaria Laura…!
.-
Aquí no hay nada que ver!!! Retírense
todos a sus quehaceres, venga desalojen la calle!!
Al abrir la puerta para entrar de nuevo la
ayudante del sheriff, los habitantes mejor colocados pudieron divisar al fondo
de la oficina, como la joven estaba echada sobre las rodillas del Sheriff, con
las braguitas rosas bajadas y el culo más rojo que un tomate maduro, mientras
la chica se debatía sobre las piernas por librarse de tan dura azotaina. El
sheriff era un hombre fuerte, corpulento y fornido, con unas manos enormes, de
manera que la mano que estaba azotando el pequeño y respingón trasero albergaba
las dos medias lunas. La puerta se cerró no pudiendo seguir observando, aunque
si eran bien audibles los “Ayyes” de
dolor de la muchacha así como sus lloros. La azotaina se prolongó durante
varios minutos, hasta que los azotes cesaron.
La ayudante recargaba su arma, y la guardaba en su cinturón canana, para
después desprenderse de la misma, colgándola a la entrada de la oficina en
donde también estaban las armas colgadas del sheriff. Cuando dejo de escuchar
la sonora azotaina que su jefe le estaba dando a su detenida, se acercó a él en
espera de órdenes. Pudo ver como la chica llorando se subía las bragas, así
como después el pantalón tejano que se ajustaba como una segunda piel a su
figura, luego la graciosa escena de cómo la chica la miraba a ella, mientras
sus manos se sobaban su trasero con los pucheros en su rostro.
.- Laura! Enciérrala en la celda
del fondo y vuelve, tenemos que hablar…
La ayudante agarro de un
brazo a la joven, tirando bruscamente de ella, conduciéndola por una puerta desapareciendo.
Minutos después regresaba la agente, su jefe estaba sentado en su despacho
rellenando el informe de la detención para llevárselo al juez del territorio.
.- Laura!!! Cuantas veces he de
decirte que no debes ser tan persuasiva e impulsiva cuando estamos de
servicio!!! Han escapado sus hermanas por tu culpa, por pretender como de
costumbre intentar sorprenderme demostrando tu valía, podíamos tener a las
cinco metidas en las celdas y solo hemos atrapado a una. Pero esta vez has ido
demasiado lejos, desabróchate el pantalón y bájatelo. .- Laura, no intento
disuadir a su jefe, sabía que tenía razón sobrada para regañarla e incluso
castigarla. Algo que últimamente estaba sucediendo muy a menudo por sus
torpezas. Con los dedos temblorosos se desabrocho el cinturón, soltó el botón,
bajando la cremallera. Los pantalones al quedar desabrochados cayeron a sus
pies por su propio peso, dejando al descubierto unas bragas blancas. .- Ahora apoya el pecho sobre la mesa,
inclínate ahora mismo!!! Te voy a enseñar que no debes ser tan impulsiva, un
día de estos nos puede costar la vida a cualquiera de los dos, y eso es algo
que no lo voy a consentir que ocurra…
Apoyando sus manos en la
mesa, se levantó de su silla. Rodeo su mesa hasta situarse tras el cuerpo de su
ayudante, la cual permanecía en silencio. Pudo sentir como las dos manos de su
jefe, sujetaban la cinturilla de sus blancas bragas y como estas se las bajo
hasta colocarlas por debajo de las rodillas. Apareció al descubierto unas
frondosas nalgas, que se mostraban que no hacía mucho había sido castigada,
pues aún se divisaban claramente varios morados de una azotaina anterior días
atrás. El sheriff se coloco a su izquierda, y se desabrocho el cinturón para
después tirando de la hebilla extraerlo
de las presillas del pantalón. Laura observaba sus movimientos en silencio, vio
como doblaba el cinturón en dos a la mitad del mismo, y como le daba una vuelta
sobre su muñeca derecha. Agarrando bien la correa con la mano, procedió a
levantarla. El fuerte azote ce la correa cayó sobre las nalgas desnudas, como
si profundizara en ellas abriéndolas en dos, apareciendo una franja roja a la
extensión de la zona que había impactado el grueso cinturón. Laura, apretó los
labios al sentir el azote. Apenas su cuerpo hizo movimiento alguno, y así
fueron apareciendo varias franjas rojas en sus robustas nalgas, a partir del
duodécimo azote, su culo comenzó a realizar movimientos a un lado y otro, la
azotaina en una mujer fuerte como ella, la aguantaba con resignación. Pero al
recibir el veintiunavo azote, de sus ojos apareció cierto brillo en ellos. En el cincuentaiunavo
su culo estaba más que rojo, era un rojo muy intenso, con claras zonas más
oscuras, de sus ojos ya las lágrimas eran como las cataratas del Niágara, pero
a pesar de la severa y dura azotaina, permaneció sobre la mesa aguantando la
azotaina con gran entereza, como mujer fuerte que era. Otra hubiera lanzado
alaridos a cada azote, y habría intentado escapar de tan severa azotaina. Con
el último azote…
.- Puedes
reincorporarte y subirte las bragas, así como el pantalón y volver a tus
quehaceres… y procura no vuelva a repetirse.
Laura se reincorporo, se
agacho con dificultad para coger sus bragas y subírselas, al pasar por sus
nalgas, haciendo unas muecas y gestos de dolor se pasó la prenda íntima
lentamente hasta ajustar en su cintura. Se sobo el culo, y volvió a agacharse
haciendo nuevas muecas de dolor al doblar la espalda, así mismo los volvía
hacer al reincorporarse, con suma delicadeza se pasó el pantalón por su
trasero, abrochándolo con más gestos y de sus labios broto alguna maldición no
audible. Luego se sobo el trasero a manos llenas y andando algo arqueada
separando sus piernas, agito su culo sin cesar de sobárselo con gran frenesí, a
pesar de su entereza, el culo le dolía horrores claramente, una vez sola en su
habitación se echó sobre la cama echándose a llorar desconsolada, se había
hecho la fuerte, era importante para ella mantener su entereza para dar
muestras a su jefe de su valor y fortaleza, pero ahora lloraba como una niña
con ambas manos en su trasero sobándoselo con suavidad, le dolía muchísimo más
de lo que había mostrado mientras recibía la azotaina…
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