Capitulo
2
dislocaran el cuello al girar la cabeza. Las piernas
enfundadas en unos pantis color carne, en sus pies unas zapatillas blancas de
marca. Bajaba las escaleras cuando vio a John Lewiston que accedía al portal
del edificio.
(John)-. Buenos
días, ¿Sonia vas a alguna parte?
(Sonia)-. Hola. Sí
que has madrugado hoy John. ¿Que se te ha perdido por mi casa? Pues sí. Iba a
salir a hacer un poco de footing. ¿Te importa?
(John)-. Ya veo
que sigues enfadada conmigo! Pero no pude hacer nada por castigar a esas dos
alumnas, ya se, que en los videos de las cámaras de seguridad, se demostraba
que tenías toda la razón. Pero los padres no aceptaron que se les administrase
sanción disciplinaria alguna. Ese fue al arreglo que pude llegar con ellos para
que no te denunciaran, podrías agradecérmelo al menos, y no mostrarte tan
arisca conmigo después de todo lo que he tenido que hacer, para que la junta de
socios aceptase que eras una estudiante en prácticas para tu doctorado en
química… Y no, la profesora Sonia Adams que imparte química en la universidad.
(Sonia)-. Si
claro, debo agradecerte que lleve un mes con el alma en vilo, y con los nervios
destrozados por la tensión, de estar en lista de espera para que me calienten
el culo como a una niña!, como a una vulgar alumna que ha quemado la taquilla
de la profesora de gimnasia, que no pueda pegar ojo ninguna noche y además debo
darte las gracias…! Es indignante que a mis treinta y dos años me vea así, con
un nudo en el estómago y mariposas revoloteando, como cuando tenía catorce
años.
(John)-. Y que le
pegaste fuego a la taquilla de tu profesora de gimnasia!!! Recuerdo como te
perseguía la Sra. Remington con una vara dándote azotes, mientras tu corrías a
todo correr para escapar y fuiste a toparte con un profesor nuevo de Historia,
acabando los dos rodando por el suelo y recibiste unos muy merecidos azotes de
la Sra. Remington, mientras yo te sujetaba para que no escaparas a tu castigo.
Luego aquel asunto acabo a oídas del director y recibiste un castigo a un mayor
en su despacho… ¿También me vas a culpar de eso a mí?
(Sonia)-. Y ya que
hablas de eso. ¿ A qué diablos has venido a estas horas a mi casa?
(John)-. Vengo en
visita oficial de la universidad, la junta de socios se reúne en una hora para
dictar su decisión sobre tu caso… Debes de acompañarme, lamento no haber podido
avisarte con más antelación, pero esta mañana tenía sobre mi mesa la orden del
día, con dicha notificación y he tenido que venir inmediatamente a buscarte y
conducirte a la sala de juntas. .- la pobre no esperaba esa noticia, pero al
ver al Decano en su portal, imagino que algo no muy bueno estaba por llegar. Le
pareció como si dos avispas acabaran de picarle en sus nalgas, llevándose ambas
manos a ellas frotándoselas como una autómata, como si le dolieran realmente
esos picotazos-. Toma Sonia, en esta bolsa te traigo el uniforme de las
estudiantes en prácticas, ya sabes que debería haberte exigido que pidieras
uno, pero te permití que no lo llevases y que utilizases tu vestuario normal,
como cualquier otra profesora o profesor. Pero la junta no ha aceptaría que te
presentases con ropa normal. Tenemos poco tiempo. Años atrás sucedieron un par
de casos parecidos, y tú estabas en la sala, por lo tanto sabes muy bien cómo
funciona el reglamento. En cuanto la junta de su veredicto, si aceptan mis
ruegos porque te acepten como estudiante en prácticas, la resolución será
inmediata ante todos los socios, así como los padres de las chicas. Toma sube y
cámbiate, te espero en el coche para llevarte.
… Sonia, subía las escaleras con lentitud, mientras desde el
rellano el Decano la observaba como ascendía. Portando la bolsa en su mano
izquierda, con la derecha se acariciaba la nalga derecha, el solo pensar en lo
que en poco tiempo la esperaba, la hizo detenerse y mirar hacia abajo, hacia el
portal en donde John la esperaba. Le daban ganas de echar a correr
desapareciendo una larga temporada hasta que la situación se hubiera calmado,
pero pensando en su futuro, en como seria. La hizo girarse hacia la puerta y
con un estremecimiento, saco sus llaves y abrió la puerta de su casa. Ya en su habitación, abrió la maleta sacando
de ella el uniforme dejándolo sobre la cama, una falda tableada color gris, una
blusa blanca de manga larga, un pequeño corbatín de color azul marino, un
jersey sin mangas tipo chaleco color verde, con el anagrama logotipo de la
universidad a la altura del pecho izquierdo, calcetines blancos a media pierna,
y tres prendas interiores diferentes para elegir, las clásicas bragas de algodón blancas de cintura alta, otras bragas iguales
pero con dibujos de unos racimos de uvas azules, y unas ultimas verdes
esmeralda, y unos zapatos tipo
Merceditas negras sin apenas tacón. Se
quedó totalmente desnuda y observando su próximo vestuario, empezó a vestirse
con un sujetador blanco que saco de un cajón de la cómoda, era la única prenda
que no había en la maleta, dedujo que el Decano por muy inteligente que pudiera
ser, no sabría la talla de esa prenda que usaba Sonia. En un gesto de rebeldía si se podía permitir
uno, eligió las bragas con los racimos de uvas, igual por unos segundos seria
ella quien haría que la mirasen como una jovencita, y no como la mujer de unos
años más, conseguir que fueran menos duros en su castigo, se las fue subiendo
por sus piernas hasta ajustarlas a su cintura, e introduciendo los dedos por la
perneras de la prenda, la ajusto el elástico nalgas y así cubriendo su hermoso
trasero, se sentó sobre la cama enfundándose los calcetines blancos que
quedaban justo por debajo de las rodillas, luego se puso la blusa blanca,
abotonando sus botones, así como los de la bocamanga. Siguió con la falda que
al ser abierta, se la coloco de manera
lateral, y abotonando los tres botones que llevaba en la cadera izquierda y
luego otros tres botones mas en su cadera derecha, siguió con un lazo azul
marino a modo de corbatín, para por ultimo ponerse el chaleco. Y se calzo los
zapatos. Observándose en el espejo se
acabó de arreglar peinándose el cabello con un cepillo de madera, y mirándose
fijamente suspiro saliendo de su habitación.
Bajaba las
escaleras mientras su falda de vuelo se balanceaba saliendo a la calle,
enfrente estaba aparcado un Audi 6
vehículo de gama alta, en el interior le esperaba John. Abrió la puerta trasera
y subió atrás, no deseaba verle la cara. El motor arranco alcanzando una
velocidad apropiada a la ciudad, en apenas veinte minutos aparcaba John en su
plaza de aparcamiento en la universidad,
bajaron del vehículo sin mediar palabra alguna, Sonia caminaba tras él.
Entraron por la
puerta de entrada a las oficinas, por una puerta lateral para que las alumnas
no les vieran entrar e imaginaran para que su profesora fuera vestida con el
uniforme de estudiantes en prácticas, ya que se rumoreaba por toda la universidad
que iba a tener un severo correctivo
como castigo.
(John)-. Date
prisa Sonia nos están esperando y llegamos diez minutos tarde, apresúrate!!
(Sonia)-. Ya… voy…
El conserje
estaba esperando para abrirles la puerta de la sala de juntas, no sin quedarse
mirando a Sonia con su atuendo, parecía una colegiala traviesa a la que
acompañaba al Decano a su despacho, para disciplinarla. Y así era, al fin y al
cabo, era lo que iba a suceder en el interior,
pero no en su despacho.
Traspasando el
umbral de la puerta entrando en primer lugar el Decano Lewiston y detrás de él
iba Sonia como a unos dos metros, nada más entrar en la sala sus pies se
quedaron como clavados en el suelo.
Había asistido
a dos de esas juntas de socios, por dos casos de estudiantes en prácticas,
ellas apenas tenías veinticuatro o veinticinco años y estaban acabando su
carrera, no dejaban ser unas chicas que acababan de dejar de ser adolescentes,
para convertirse en mujeres. Y había visto como se desmoronaban al traspasar
aquella puerta, ella durante el trayecto le habían venido a la mente esos duros
momentos, los había vivido desde el lugar destinado a los profesores, y estaba
en la última fila de atrás, nadie podía ver como ella cerraba los ojos al
verlas entrar en la sala, las chicas se habían quedado en el umbral de la
puerta, y el profesor que las conducía, había tenido que agarrarlas de la mano
y tirar de ellas para conducirlas al centro de la sala, en donde se hallaba la
mesa de los accionistas , sus casos habían sido estudiados por la junta de
socios debida a la seriedad, así como la gravedad del caso.
Habían sido
situaciones diferentes, ya que entre el caso de cada chica habría transcurrido
unos cuatro años, entre uno y otro. Pero a ella en el trayecto que iba en el
asiento trasero del vehículo de John, le habían venido a la mente como si
hubiesen sucedido hacia poco.
Y ella ahora se
encontraba en el umbral de la puerta, y sus pies se habían quedado como
clavados al traspasar aquella puerta. Nada más entrar pudo ver las caras serias
de los padres de las chicas que estaban sentados en primera fila, esa situación
ya la había imaginado que debería enfrentarse a sus miradas, sabía que sería
una situación nada agradable, pero no fue eso lo que la hizo pararse, se había
prometido así misma que ella no haría lo mismo que aquellas dos
estudiantes, pero nada más mirar hacia
donde estaban los padres de las chicas, sus mejillas se habían ruborizado y le
ardían de vergüenza.
(John)-. Sonia
que ocurre, no montes una escena ahora-. Se lo dijo susurrando a su oído, al
ver que se había detenido, se acercó a ella.- vamos Sonia.
(Sonia)-. Que
hacen ellas aquí, John?-.en apenas un murmullo.- porque?
(John)-. No te
lo quise decir para que no te preocuparas, sabía que no te iba a gustar. Pero
la Junta las ha requerido que se presentaran. Vamos! No me montes un
espectáculo ahora, he tenido que apretar muchas teclas para conseguir que no te
expulsaran. -. La agarro de la mano y la hizo caminar hacia el lugar que debía
ocupar.- camina.
No se lo hizo
repetir, y con la mirada baja se dejó conducir por John. Ella esperaba
encontrar un potro de gimnasia como con una de las chicas, o una mesa donde
inclinarse para ser castigada por la vara, algo habitual para esos castigos.
Pero la extraño sobre manera, al ver una silla alta y con respaldo muy alto,
John la situó a la derecha de la silla y él se colocó a su derecha.
Minutos
después, accedían los miembros de la Junta de socios por una puerta lateral,
que daba directamente detrás de la mesa donde debían presidir el acto. El
portavoz fue el que tomo la palabra.
(Portavoz)-.
Señoras, señores, profesores y profesoras, demás personas aquí reunidas.
Miembros de la junta… Estamos aquí en reunión oficial para resolver un
conflicto muy desagradable para todos nosotros, pues es un hecho que jamás
había ocurrido en esta universidad. Los jóvenes de hoy en día no saben valorar
el daño irreparable que pueden acontecer, que hechos como el que nos ocupa,
tengamos que pasar por la vergüenza y humillación de que una universidad como
Lewiston, salga en los medios de comunicación de todo el estado, televisión,
periódicos, revistas, etc… además del escándalo, hemos tenido que soportar a
todos estos medios durante todos estos días, detrás de la noticia. Una
profesora de esta universidad agrede en público a dos alumnas. Sencillamente
intolerable…!!!
La junta de
accionistas después de estudiar el caso detenidamente, de la profesora Sonia
Adams. Profesora de este centro universitario en Química, y actualmente
estudiante en prácticas con el fin de acabar su Master en Química.
Alumna Sonia
Adams!! Avance usted hasta esta mesa
para escuchar lo que esta Junta de accionistas ha decidido, después de
deliberar que decisión debemos tomar al respecto.
El Decano como
persona que avala a Sonia, la cogió de la mano derecha y la condujo hacia la
mesa de los miembros de la junta. Sonia era la primera vez que levantase la
mirada, en el centro de la sala estaban los padres de las alumnas, a su derecha
había una mesa en donde una mujer joven de unos veinticinco años escribía a
ordenador, todo lo que acontecía en la sala. Detrás estaban las sillas de demás
profesores/as de la universidad citados como testigos de la Junta, a la
izquierda en una mesa alargada que llegaba al fondo e haciendo curva a la
derecha, acababa casi a la pared. En la mesa habían sentados detrás de ella,
los miembros de la Junta, seis hombres de edades comprendidas entre los
cincuenta y cinco años y los sesenta años y cinco señoras de edades similares,
en cuyo centro había una silla que resaltaba de las demás y la ocupaba una
señora de setenta años, la presidenta. John condujo a Sonia justo al centro de
dicha mesa, en donde la mesa tenía un ángulo de noventa grados, y en donde
estaba sentado el portavoz de la mesa.
(Portavoz)-.
Alumna señorita Sonia Adams…
(Sonia)-.
Señor, perdone que le contradiga. Pero soy Profesora y no alum..
(Portavoz)-.
Haga el favor de guardar silencio y no volver a hablar sin
autorización…!!!
(Presidenta)-.
Decano John Lewiston, esta es la conducta que debemos tolerar de esta
descarada? Usted como su avalador que es,
no piensa en corregir esa conducta de manera inmediata!!!
(John)-. Perdón Señora!!! No volverá a
ocurrir.-
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