Capitulo 5
(John)-. Es que te has vuelto loca? Tenías que
comportarte como una estúpida? Iba a ser una simple azotaina con el cepillo de
madera, hubiera sido muy dolorosa pero estaba pactado así. Todo el trabajo que
me ha costado lograr ese acuerdo y vas, y lo has estropeado todo, eres una
estúpida… lo había arreglado de forma para que no te desnudaran ante todos para
tu castigo, y te bajasen las bragas una vez estuvieras echada sobre el regazo,
y ahora debo desnudarte de cintura para abajo… esta noche cuando te de tu
azotaina antes de acostarte, me voy asegurar que duermas muy adolorida, para
que duermas boca abajo… te vas a arrepentir te lo aseguro… .-Sonia se le quedo
mirando con cara de sorpresa por sus palabras.
Mientras hablaba le quitaba la falda, y le bajo las bragas dejándola
desnuda de cintura para abajo, ella se cubrió su sexo, el cual se había
rasurado la noche anterior, desde que era adolescente no había dejado crecer
vello púbico, pero John le coloco sus manos en sus caderas, para su vergüenza
debía mostrar su sexo como cualquier otra estudiante cuando iban a ser
castigadas-. Si, Sonia! Cada día antes de acostarte iré a tu casa a darte una
azotaina. Es el acuerdo que llegamos al negociar tu castigo de hoy, durante un
mes, el mismo tiempo que hemos estado agobiados por los medios de comunicación,
y puede que se alargue durante más tiempo, por tu actuación tan desfavorable de
hace unos momentos, y que incluso yo me he sentido indignado.
El Decano la
dejo sola ante la silla, permanecía de pie inmóvil con la mirada perdida en el
suelo, estaba muy avergonzada de su situación, por su mente empezaban a
circular mil un pensamientos, del porque se había comportado tan estúpidamente
con aquellas dos alumnas, ahora se arrepentía y no dejaba de pensar en cómo iba
a ser castigada, le atemorizaba que usaran la correa como con Elisabeth, la mano
la descartaba. Pues después de los comentarios de John sobre que iban a usar
con ella el cepillo, estaba muy asustada. Sabía por experiencia propia lo que
dolía el maldito cepillo, y el Director Aston por algo debía de haberlo sacado
del armario. Las nalgas le ardían aun un poco, y deseaba poder acariciárselas,
pero el miedo a empeorar su situación le hacía permanecer en la posición que el
Decano la había dejado. Escuchaba como los asistentes hablaban entre ellos sin
poder entender lo que decían, pero estaba segura que hablaban de ella, sentía
como su cuerpo se estremecía a medida que pasaban los minutos, y por un lado
deseaba que llegara ya el momento de su castigo, y por otro deseaba que el
tiempo se detuviera. Entonces escucho que una puerta se abría y que los
asistentes dejaran de hablar. Su cuerpo empezó a temblar, había llegado el
momento. A sus oídos llegaron el sonido de unas pisadas, alguien debía estar a
su lado, pero no se atrevía a girar la cabeza. Sabía que debía de ser el
Director que regresaba, pues al referirle que debía castigar a Sonia, este se
ausento de la sala y debía de haber regresado con lo que hubiera tenido que ir
a buscar, y entonces le vio delante de ella a menos de un metro…
(Director
Aston)-. Bien señorita Sonia quiere
hacer los honores y arremangarme la manga de la camisa para castigarla como se
merece…!
Sonia levanto la
mirada y entonces le vio delante de ella que le ofrecia el brazo derecho para
que le subiera arremangando su camisa, con los dedos temblorosos y torpes, le
desabrocho el botón de la bocamanga y lo fue doblando, poco a poco la camisa
fue doblándose y haciéndola ascender hasta la altura del codo. Al acabar miro
al director a los ojos, lo vio frios y oscuros.
(Director Aston)-.
Vamos, jovencita…!!!
Acababa Sonia de arremangarle la manga
de la camisa, y cuando se disponía a bajar sus manos a sus caderas, cuando el
director le agarro de la muñeca de su mano izquierda pillándola de sorpresa,
vio como el director giraba sobre sus
pies y se dirigió a la silla tomando asiento, haciendo caer literalmente a
Sonia sobre sus rodillas, la acomodo bien, de manera que la barriga de Sonia
apoyara sobre su muslo derecho, de tal manera que el trasero de Sonia quedara
bien expuesto al castigo. Sonia quedo echada sobre el regazo del Director, sus
piernas por un extremo no tocaban el suelo, y por el otro sus manos colgaban
inertes. Sonia se sentía como una niña que iba a recibir unos azotes por no
haberse portado bien, sobre el regazo del profesor. Pero bien sabía ella que no
iba a ser así.
En ese momento ella pudo ver que unos pies se acercaban
hacia ella, eran los pies del conserje que entregaba algo al Director, segundos
después sintió algo líquido que caía en sus nalgas y como la enorme mano del
Director restregaba aquel liquido por sus nalgas y muslos frotándoselas y
repartiendo bien aquel líquido, pudo notar que era como aceitoso, y que
embardunaban bien sus nalgas y muslos. No sabía lo que era hasta que recordó
que una vez el Director había hecho algo parecido cuando era estudiante,
…”Dios, No”…!! En ese instante empezó a sollozar. Era vaselina liquida y conocía muy bien sus
efectos, eso haría que sus nalgas estuvieran húmedas durante toda la azotaina,
por lo que el efecto de los azotes iban a doler el triple o cuádruple…
El conserje volvió
a retirarse y acto seguido empezaron a caer azotes sobre sus nalgas desnudas,
al instante recordó lo mucho que dolían los azotes propinados por la experta
mano del director, en los años que estaba permitido el castigo en los centros
escolares, las azotainas de aquellas manos eran temidas por todas las alumnas.
La mano del
Director subía y bajaba con una precisión casi perfecta, azotando una nalga y
luego la otra o en el centro, azotando ambas al tiempo, Sonia agitaba
débilmente sus piernas, procuraba mantenerlas juntas para no mostrar su sexo
descaradamente, aunque sentía Sonia un intenso ardor en su trasero, simplemente
gemía o soltaba algún …aaauuu! Por algún motivo el director no se estaba
empleando a fondo, y eso hacía que Sonia se sintiera intrigada. Pues sabía muy
bien cómo se las gastaba el señor Aston, pero enseguida cambio de parecer.
Cuando menos se lo esperaba, empezaron a asestarle unos muy fuertes azotes en
el culo, ahora si empezó inmediatamente a patalear de manera alocada y menear
sus caderas circularmente, ahora su culo era puro fuego, apenas veinte de
aquellos azotes la hicieron romper a llorar, casi a la desesperación, sus
piernas se abrían y cerraban sin descanso, sus nalgas pronto alcanzaron un color
rojo intenso, que al estar embadurnado de vaselina su brillo era mucho mayor.
Las nalgas de Sonia se las veía estremecer a cada nuevo azote, el peso de la
mano hacia que estas se aplanaran y al levantar la mano, la nalga volvía a
adoptar su forma original, durante veinte o veinticinco minutos resultaron
interminables para Sonia.
Estaba
extenuada, ya apenas pataleaba o meneaba sus caderas, y los azotes eran mas
certeros y firmes, Sonia lloraba, lloraba, sus nalgas ardían como si estuvieran
en el mismísimo infierno, sus lágrimas caían por sus mejillas, pero los azotes
no cesaban de caer sobre el indefenso trasero, completamente de color rojo
intenso. Por fin el Director se detuvo y acaricio las nalgas unos segundos, que
seguramente Sonia debió de agradecer. Habían sido cuarenta minutos
interminables de castigo. Ella esperaba que en cualquier momento la dejara
incorporar y poder frotarse, Sonia había aceptado su castigo, y no había
intentado ni una sola vez protegerse el culo dolorido, aceptando estoicamente
su castigo. Pasaron uno, dos, tres, cuatro y cinco minutos siguiendo sobre el
regazo echada, no entendía porque no la dejaban incorporarse.
El Director,
levanto su mano derecha de las maltrechas nalgas de Sonia, y busco algo detrás
de él, sobre el respaldo de la silla. Como por arte de magia, apareció en su
mano el cepillo que dejara al iniciar el castigo a Laura en el cubilete del
lateral de la silla. El feo cepillo de madera de fresno, y con esa capa de
espuma compacta en la parte que deberían ir las cedras. De esa parte en
concreto cayeron algunas gotas presumiblemente de agua, Sonia no se percató de
ese hecho.
Pero
los asistentes si observaron ese detalle, el Decano John hizo un gesto de
desavenencia y miro a la presidenta como indicando que era aquello, porque era
necesario esa severidad, recibiendo una contra mirada de aprobación por parte
de la presidenta, lo cual confirmaba que estaba de acuerdo.
Sonia…
relajada sobre el regazo creía o tenía el pensamiento de que había acabado el
suplicio, había sido una azotaina cuando menos severa y le había dolido
horrores, seguramente debido a la vaselina liquida, cuando sintió como el
director apoyaba el cepillo en su nalga derecha. Al sentir el contacto del
cepillo de madera en la piel, recordó en el acto, que su castigo iba a ser con
el cepillo de madera, por primera vez Sonia dirigió su mirada a los asistentes
buscando a alguien en concreto, una vez localizo a John quien decía ser su
amigo, le miro con una mirada de súplica, como dando a entender porque más
castigo para ella… Pero ya no pudo mirar más, el cepillo dejo de apoyarse en su
nalga y Sonia cerro los ojos presintiendo el azote que en breve azotó su nalga
izquierda. Su sonido fuerte y opaco, la dejo sin aliento abriendo su boca todo
lo que daba de si, lanzando un airado alarido Aaaahhyyyyy! Nalga derecha, nalga
izquierda, nalga derecha, nalga izquierda, nalga derecha… Sonia comenzó de
nuevo su danza con sus piernas, agitándolas arriba y abajo, a la derecha y a la
izquierda, o una en cada dirección abriéndolas todo lo que la limitación de su
cuerpo, le permitía al estar echada sobre las rodillas del director Aston. Su
sexo quedo más a la vista de los presentes de lo que Sonia hubiera deseado,
pero el cepillo estaba siendo muy muy doloroso, y ella no era dueña de sus
actos, en solo unos minutos, que parecían siglos para la muchacha recibió más
de cincuenta azotes de aquel maldito cepillo, al cuarto o quinto azote en el
culo, ella rompió de nuevo a llorar, ahora acompañados de feroces gritos de
puro dolor. Que brotaban de su garganta cada vez que el cepillo le asestaba un
nuevo azote, hubo un momento que el Director cambio el punto donde los azotes
ibán cayendo uno tras otro, y empezó a azotar la base de las nalgas con el
inicio de los muslos, y ahí si fue duro. Sonia estaba muy agotada pero el dolor
era tan intenso que seguía con su alocado movimiento de piernas, aunque si algo
debilitada. Intentaba taparse el culo y los muslos con sus manos, pero era
imposible el hacerlo. Cuando se cubría la nalga derecha, el azote caía sobre la
izquierda, y si ponía sus manos en ambas, el siguiente azote golpeaba en los
muslos, si bajaba a los muslos, entonces recibía un azote en la nalga que no
podía cubrirse, y así sucesivamente, hasta que el agotamiento e intenso ardor
de su trasero, hizo lo que sucede cuando se está siendo castigada tan
severamente, su cuerpo dejo de tener fuerzas para luchar por escapar de aquella
tremenda azotaina, y se rindió a lo inevitable. Los azotes siguieron cayendo
sobre su maltrecho trasero, cada vez más y más rojo, con zonas ya más oscuras,
pero el Director siguió y siguió dándole azotes en sus nalgas y muslos, durante
unos minutos más. Sonia únicamente podía llorar en la desesperación, el intenso
ardor de sus nalgas era tal, que ya solo los sentía caer y como golpeaban en su
dolorido e inflamado trasero, por fin ceso. Sonia quedo desmadejada sobre el
regazo del Director, llorando hasta la desesperación, sus nalgas y muslos eran
puro fuego. Esta vez si fue ayudada por el director para incorporarse, pero sus
piernas no le respondían y cayo de bruces al suelo, tumbada de costado.
El Director
miro hacia la mesa de los miembros de la Junta, en especial a la señora
presidenta, la cual hizo un gesto afirmativo con la cabeza, pero luego la giro
mirando hacia donde estaban las otras dos chicas, como indicándole que la
llevase junto con las otras chicas.
Aston hizo un
gesto al conserje que se acercó presuroso e indicándole que la asiera de un
brazo, Aston hizo lo propio con el otro. La levantaron del suelo y la llevaron
a la pared del fondo, la muchacha caminaba con serias dificultades, pero pudo
llegar a la pared. Una vez allá, la dejaron de pie manteniendo sus manos sobre
la cabeza. Sonia pudo no sin serias dificultades aguantar el equilibrio, aunque
a veces sus piernas se le flexionaban un poco, pero allá permanecía el señor
Aston en compañía de la señora Lawton, para asestar unos azotes a la que se
moviera de su posición, lo que rápidamente hacia que la joven o cualquiera de
las otras dos, adoptaran la posición de nuevo.
(Presidenta)-.
Señores profesores, y profesoras, miembros de la Junta pueden retirarse
la sesión se da por finalizada. Señor Aston
y Señora Lawton, les dejo que permanezcan en la sala hasta que acabe el
castigo de las estudiantes, exactamente dentro de dos horas pueden permitir que
se vistan y arreglen sus ropas para irse a casa o a la dependencias donde deban
concentrarse a partir de hoy.
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