EL CASO
DE LAS AMAPOLAS
Capitulo 7
Lady Margaret con la mirada clavada al
suelo no tenía el valor suficiente de mirar a su izquierda, donde continuaba
sentado en la silla el Sr. Charlton, sabiéndose observada por él. Jamás hubiera imaginado que pudiera pasar
tanta vergüenza, como en esos momentos.
Frente a ella veía los pies del Sr. Fiscal, dada la escasa distancia sin
levantar la mirada podía ver de manera borrosa la figura del Fiscal, sentado en
el sofá, con aquella mirada siempre altiva sin mostrar expresión alguna, así como el claro desplante hacia ella con mirada fría
, como retándola a responder de forma brusca sin pensar dada su frustración,
que en esos instantes al tener doloridas sus esplendidas nalgas, pudiera
hacerla exasperarse de orgullo ultrajado y contestar de malas maneras, lo que
automáticamente habría supuesto para ella dada su situación, a ser colocada de
nuevo sobre las rodillas del Sr. Charlton, recibiendo de nuevo una azotaina.
Lady Margaret siempre se había mostrado
ante todos, como una mujer segura de sí misma, con su mirada altiva ante
cualquier circunstancia. Pero la belleza
de su rostro mostraba en esas situaciones, una imagen dulce, cariñosa,
simpática, la cual hacia que su sonrisa aunque estuviera enfadada, no fuera
desvelada por quien la observase, podían apreciar su mirada altiva de
desplante, pero su rostro angelical siempre mostraba en el peor de los momentos
aquella calidez que emanaba del rostro, lo cual dificultaba que pudieran saber
cuál era su estado real de ánimo.
Pero en esos instantes aquella cálida
simpatía habitual en ella, como la dulzura de su rostro, no reflejaba nada,
solamente dejaba claramente ante las miradas, el dolor intenso que sentía en su
castigado trasero. Dada su educación
refinada en la academia, a pesar del fuego que la abrasaba sus doloridas nalgas,
y que en ellas sentía unos pinchazos horribles, uniéndose a un intenso picor
deseando poder sobarse el culo con fricción.
En esos momentos ese era su mayor deseo, poder llevarse sus manos al
trasero para acariciarse, para reducir si fuera posible aquel intenso dolor.
Era una mujer orgullosa de sí misma, y
estaba educada así como su formación, para saber comportarse en todo momento,
aunque las circunstancias fueran complicadas para ella, como en la difícil
situación que se encontraba. El que
estuviera viendo de manera borrosa la figura del anfitrión el Sr. Fiscal,
centrándose en sí misma, logro serenarse llevándose su mano derecha a sus ojos,
pues claramente su visión borrosa era debido a sus lágrimas, mostrándose lo más
segura de sí misma que le fue posible, con el dedo índice lo paso bajo el
parpado inferior de su ojo izquierdo en primer lugar, con la gema de este,
secándose las lágrimas, luego con el lateral del mismo dedo, lo paso por el
derecho. Ahora podía ver claramente al
Sr. Fiscal General, bajando su mano derecha la coloco sobre su cadera posándola
delicadamente, al igual que su mano izquierda.
Mostrándose lo más altiva que le fue posible, así como relajando las
facciones de su rostro, no logrando disimular el intenso dolor en su trasero,
pero completamente enderezando su cuerpo, se apreciaba su firmeza en no dejarse
influenciar por el fuego intenso en el culo dolorido.
(Lady Margaret) -.
Señor…Fiscal…General… Me da usted su permiso para retirarme?
El Fiscal asintió con la cabeza haciendo
un movimiento afirmativo, observándola fijamente a los ojos. Viendo en ella, que era toda una mujer con
serenidad, como su orgullo profesional de Institutriz, demostrando que sabía
comportarse como tal.
A Lady Margaret anteriormente ya había
recibido de labios del mismo Fiscal, dándole autorización de retirarse a su
habitación. Pero Lady Margaret era una
mujer muy segura de sí misma, como también siempre habíase mostrado altiva,
como muy profesional. No estaba dispuesta a mostrarse débil ante las
circunstancias, siempre había demostrado que su gran profesionalidad, como sus
excelentes referencias laborales. No estaba dispuesta a mostrar debilidad
alguna, por lo cual, reuniendo valor y renovadas fuerzas de ánimo, pidió
educadamente autorización de retirarse.
Recibiendo como respuesta un significativo gesto de asentimiento por
parte del Sr. Fiscal, echo que reafirmo en ella el saber demostrar su entereza,
quedando demostrada que no se había afligido por la situación, aceptando
positivamente el haberle sido aplicado un severo correctivo.
Aunque al girar su cuerpo sobre sus pies
con orgullo, ante su mirada aparecieron las hijas del Sr. Fiscal, toda su
entereza demostrada hacia tan solo unos instantes, se vio hundida en si misma,
ante la vergüenza al ver a las chicas las cuales eran sus alumnas, habiéndolas
disciplinado en varias ocasiones, y ahora se avergonzaba al haber sido ella la
que fue disciplinada ante ellas con un severo correctivo. En sus pupilas
volvieron a aparecer nuevas lágrimas, aunque estas eran debidas a la vergüenza
que sentía. Hacia tan solo unos instantes, se había mostrado segura de sí
misma, incluso se había olvidado estar de cintura hacia abajo en bragas ante
dos caballeros, en cambio ahora volvía a
verse desnuda y sin poder ponerse la falda para cubrir su desnudez, pues dicha
prenda la sostenía Vanessa sobre sus manos a escasos metros de ella.
Avanzo esos tres o cuatro pasos que la
separaban de la muchacha, al estar frente a ella, Vanessa la miró a los ojos consternada, mirada que
fue correspondida por Lady Margaret, cruzándose ambas miradas unos segundos. En
los ojos de Vanessa pudo ver el terror en ellos, pues desde su posición había
presenciado la terrible azotaina que ella acababa de recibir, y ese terror se
reflejaba no solamente en sus ojos, si no, también en como temblaba su cuerpo
como un flan, pues no debió resultar para la joven detective una visión
agradable. Lady Margaret había
presenciado la entrada al salón de las tres chicas, observándolas con una
mirada fría al ver sus andares, característicos después de haber sido
castigadas, al pasar por delante de la mesa, sus sospechas fueron reafirmadas
al observar como sus cortas faldas, en el vaivén de sus pasos, estas se
levantaban con la leve brisa dejando a plena vista sus colorados traseros,
color que era visualizado ya que las perneras de sus braguitas no cubrían sus nalgas
inflamadas, dejando entrever claramente que sus nalgas se podían ver con tonos
morados.
Vanessa la miraba consternada, por lo que fue
incapaz de entregarle la falda, siendo la misma Lady Margaret quien la recogió
de sus manos, sosteniendo la falda doblada sobre la palma de su mano derecha,
mientras con la izquierda acariciaba cariñosamente la mejilla derecha de
Vanessa, la cual ante aquella caricia dulce, dejo su cuerpo de temblar. Lady
Margaret dibujo una forzada sonrisa en sus labios, mientras miraba a la joven,
luego su mirada se posó en las hijas del Fiscal, y girando su cabeza
ligeramente miro hacia las otras dos chicas, que se mostraban inquietas sobre
el asiento de sus sillas, las miro con una mirada dulce, y continuando sobre
sus pasos se dirigió hacia la salida del salón. Sus andares no pasaron
desapercibidos, pues meneaba sus caderas ligeramente a cada paso que daba,
dando una impresión errónea de sus vaivenes de caderas, pues no eran por coquetería como
habría podido pensarse, si no, por el intenso fuego que sentía en su trasero, el
cual intentaba disimular sin éxito, pero su orgullo la hizo caminar lo más
altiva posible, aunque interiormente su deseo era el llevarse sus manos al culo
y sobárselo con fricción.
Lady Margaret mientras caminaba hacia la
salida, podía sentir como sus nalgas tremendamente escocidas tras la azotaina,
las notaba más pesadas de lo habitual, dada la inflamación de su trasero tras
el haber sido castigada. Podía notar como su trasero dolorido, sentía la sensación
de clara pesadez, sus nalgas se le habían inflamado de tal manera, que podía
claramente sentir como las bragas la apretaban el trasero, así como a cada paso
que daba, el enorme picor concentrado bajo sus braguitas, aumentaba
considerablemente sintiendo una
sensación muy molesta debido muy posiblemente al encaje.
En ese instante le vino a la memoria
cuando ingreso a la academia para señoritas, y en aquella etapa de su vida era
castigada con relativa frecuencia y lo molestas que resultaban las bragas de
algodón que estaban obligadas a usar.
Pero de aquellos recuerdos en general le vino a su mente un suceso que ocurrió
a punto de acabar sus estudios, y que la marcaria de por vida. Pues su cuerpo se estremecía solo de
recordar. Sentía la sensación de llevar
en el interior de sus braguitas, papel de lijar de número más alto o más
rugoso, pues le rascaba en sus doloridas nalgas siendo una sensación muy
molesta. En cambio en esos instantes,
sentía como sus bragas de encaje negro resultaba ser muchísimo más molestas,
era una sensación como el llevar unas plantas de ortigas colocadas entre sus
castigadas nalgas y sus braguitas, resultando una sensación de lo más horrible.
…Una
vez en la academia católica de señoritas, cursando los estudios de preparación
para hacerse institutriz, ella estaba con sus compañeras de habitación. Sus tres amigas que le hacían compañía, eran
las futuras Sra. Ingrid Adams, la Sra.
Myers y la Sra. Miller eran sus amigas inseparables. Recordaba que habían sido las tres castigadas
con una severa azotaina, al ser sorprendidas copiando en un examen y ella se
había librado de aquel castigo al no ser descubierta, pues ella era la
portadora de la chuleta que fueron sorprendidas sus amigas, pero ella se libró
al no escribir copiando tal y como
estaba descrito en la chuleta, en cambio sus amigas lo habían copiado tal cual,
por lo que en sus exámenes estaba escrito el mismo contenido.
… Una vez en la habitación, las tres se
habían bajado las bragas mostrándose el culo,
presumiendo una de otra, a ver
cuál de ellas lo tenía más colorado, se acariciaban
sobándose el culo sin reparo alguno presumiendo entre ellas, mientras
Margaret las observaba echada en su
cama, se había bajado las bragas hasta medio muslo y se estaba acariciando
descaradamente ante sus amigas, acabando las cuatro en la cama acariciándose
sexualmente la una a la otra, las cuatro estaban tan enfrascadas en sus
quehaceres, que ninguna se percató que se abría la puerta, siendo sorprendidas
infraganti con los dedos en sus sexos y bien humedecidos de sus fluidos. En la misma habitación fueron castigadas las
cuatro, y obligadas después a pasar por la vergüenza de ser conducidas
solamente en ropa interior, aun llevando
sus bragas bajadas a la altura de las rodillas por los pasillos de la academia, ante sus
compañeras y otras monjas que las veían pasar acariciándose el colorado
trasero, hasta el despacho de la
rectora, la cual ya había sido avisada de antemano, esperándolas con la hermana María otra de las monjas que habían en la
academia y encargada de los jardines, como de la huerta, pero las que tenían
más disposición y responsabilidad hacia
las alumnas era la hermana Isabel, la
cocinera. La encargada del comedor la hermana
Margarita encargada de controlar a las
alumnas, asegurándose que sus platos quedaran limpios sin restos de comida, en
las habitaciones como celadora y encargada de controlar y disciplinar a las
chicas estaba la hermana Teresa.
…La
rectora la llamaban madre Victoria, las
aguardaba en su despacho acompañada por la hermana María, cuando las chicas
entraron en el despacho con lágrimas en
sus pupilas y sus traseros en llamas,
tras la severa azotaina que les había dado la hermana Teresa, la celadora de
las habitaciones. El regaño por la
rectora fue el más grande que habían recibido en sus vidas, para colmo de sus
desdichas volvieron a ser castigadas de nuevo por la rectora con la vara,
dejándoles sus traseros casi en carne viva.
De penitencia para que no volvieran a reincidir de nuevo, la hermana María por orden de la rectora, había recolectado unas plantas de ortigas que había
recogido de las orillas del rio, una a una les fueron colocando las plantas de
ortigas, en sus muy doloridos traseros, así como en su entrepierna y subido las bragas
para mantener bien sujetas las plantas de ortigas, fue el castigo más severo
que recibieron, pues durante una semana fueron obligadas a llevar bajo sus
bragas las plantas de ortigas, así como una azotaina tres veces al día.
…Por la mañana al levantarse de la cama,
poniéndoles seguidamente las plantas de ortigas para acudir a sus clases. Después de comer se las
retiraban para dormir la siesta, y luego recibían su segunda azotaina y se le
volvían a colocar las plantas de ortigas, al acostarse se las retiraban para
dormir, no sin antes darles la tercera azotaina antes de meterse en la cama. Su experiencia fue la más terrorífica que había
vivido en su vida. Pues ese recuerdo
tan doloroso como molesto, era similar al llevar las bragas de encaje, la
sensación que sentía en sus maltrechas nalgas era el mismo. Recordando aquellos momentos vividos, nada
más salir del salón estando fuera de las posibles miradas, se apoyó con su espalda en la pared del vestíbulo al
pie de las escaleras, y como no la podían ver, sus manos se acariciaban el culo
por encima de sus braguitas negras de encaje, dejando caer al suelo la falda,
mientras en su mente recordaba aquellos momentos en la academia de señoritas, sentía
la humedad en el fondillo de sus braguitas, hacía años que no era castigada por
su cobardía a provocar un motivo para ser castigada, quizás por ello ahora a
pesar del dolor intenso en su trasero, se deleitaba sobándose el trasero
disfrutando esa sensación de sentirse dolorida, así como avergonzada al recordar cómo había sido castigada,
recibiendo buena azotaina con el cepillo, pero a pesar de la vergüenza, se
encontraba feliz, llevaba muchas noches masturbándose imaginándose esa escena, así
como volver a sentir las sensaciones de vergüenza, angustia, temor, como el
dolor terrible al ser castigada. Su
entrepierna se humedecía cada vez más,
ante el recuerdo de las sensaciones que acababa de volver a disfrutar, viéndose
de nuevo en su adolescencia siendo castigada, pudiendo sentir el tejido del encaje de sus bragas no retenía
su humedad, bajando por el interior de sus muslos.
En esos momentos apareció la Sra. Myers
bajando las escaleras, que aunque no presencio la azotaina, si pudo escuchar
perfectamente todo, aunque ignoraba cuál de las chicas habían sido castigadas,
pues pudo escuchar las dos azotainas prácticamente una tras otra, y varios
minutos después como iniciaba otra azotaina, pues los sonidos que procedían del
salón eran inconfundibles. Su sorpresa
fue al encontrarse a Lady Margaret
apoyada en la pared, con la falda a sus pies pues al sobarse el culo, se
le había caído. Bajo las escaleras acelerando sus pasos avanzando con rapidez
hacia Lady Margaret.
(Sra. Myers) -. Margaret! Que te
ha sucedido? -. Se acercó a ella viendo en qué estado se hallaba.-. Que haces en bragas en el vestíbulo? .- En
ese instante se fijó en como tenía el culo, que a través del encaje negro de
las bragas, pudo ver con claridad como lo tenía de oscuro, adivinando que había
recibido una azotaina con el cepillo de madera. -. Como te las has arreglado para que te hayan dado semejante
azotaina? .- Con suavidad le acaricio el trasero por encima de las bragas
con la palma de la mano izquierda, comprobando el intenso fuego que emanaba del
trasero de su compañera, y como Margaret se encogía al sentir aquella caricia
estremeciéndose de dolor, así como al deslizar
la palma de su mano del ardiente trasero a pasarla por entre sus muslos,
posándola desde atrás sobre el fondillo de sus bragas, palpando su sexo
completamente mojado y mojando sus dedos al traspasar la humedad el fondillo de
sus braguitas.-. Ufff… Cochina!!! Como tienes de mojada la entrepierna, a pesar
de los años, te sigues mojando igual…!
Vamos! Te llevare a tu habitación a acomodarte y cambiar
esas bragas…
La Sra. Myers recogió la
falda del suelo y rodeándola con mano izquierda por la cintura y pasando la
mano derecha de Lady Margaret sobre su cuello sosteniéndola, la ayudo a
facilitarle el caminar y subir las
escaleras, Margaret con las manos posadas en el trasero, se dejó llevar por su
buena amiga, teniéndose que detener en cada uno de los escalones, hasta llegar
arriba al rellano, no tardaron en entrar
a su habitación acomodándola sobre la cama boca abajo. Una vez acomodada consoló
a su compañera, al estar más calmada le bajo las bragas con mucho cuidado, pudiendo
escuchar un lamento así como un suspiro de alivio al dejar de hacerle presión
en el inflamado trasero, dejando a Lady Margaret el culo desnudo al descubierto,
viendo como el cepillo la había
dejado el trasero muy marcado
de los azotes con el cepillo, con un tono de color escarlata muy oscuro,
prácticamente tenía sus preciosas redondeces amoratadas.
(Sra. Myers) -. Vaya! Como te ha puesto el culo ese pedazo de animal,
ahora mismo te voy atender poniéndote
unos paños húmedos fríos, te mitigara en
algo el dolor que debes de sentir.
Pasado un tiempo
colocándole unos paños humedecidos en agua fría, con suma delicadeza le aplico
crema refrescante e hidratante con suma dulzura y la cubrió con la sabana
dejándola descansar, aunque antes de retirarse, trato de hablar con ella
intrigada del porque había sido castigada, y que la hubieran aplicado una
azotaina tan severa.
(Sra. Myers) -. Margaret
cuéntame que ha sucedido para que te hayan puesto el culo de este modo, en los
años que llevas en la casa, siempre has sido muy cuidadosa, jamás has cometido
falta alguna para que te castiguen, y mucho menos de forma tan severa.
(Lady Margaret) -. No lo
comprendo Ana María. El señor Fiscal ha
encontrado mis… mis bragas al lado de la cama tiradas, pero yo estoy segura de
haberlas dejado en el cesto como de costumbre. Cuando he tratado de excusarme diciendo que no
podía ser cierto, que yo no las había dejado, se ha enfurecido más aun,
diciéndome que si le estaba llamando embustero, y con todas mis escusas que le
he dado, se han puesto en mi contra, me decía que le faltaba al respeto, pues,
el mismo las ha recogido del suelo. No
entiendo que ha podido ocurrir, si fuera cierto, habría aceptado ser castigada
resignada, conozco muy bien los derechos de los señores a aplicar disciplina
cuando es necesaria, y he trabajado en casas donde castigaban al servicio, las mujeres debemos respetar a los señores, y
sabemos que si es necesario están en su pleno derecho de aplicar un correctivo.
Pero estoy segura que no deje mis bragas olvidadas en el suelo, lo sé.
(Sra. Myers) -. Eso es imposible
que haya podido ser, yo misma me he llevado tu ropa a la lavandería esta
mañana, y tu ropa interior iba con ella.
A no ser que… Se me hayan caído cuando me la llevaba, pero me habría
dado cuenta de ello al salir y cerrar la puerta.
(Lady Margaret) -. Si se te
hubieran caído, las habría visto al vestirme y coger unas limpias cuando he
salido de la ducha, y te aseguro que no había nada en el suelo.
En ese instante alguien
llamaba a la puerta, quedando las dos mujeres intrigadas de quien podía ser. La
propia Sra. Myers fue quien abrió la puerta, encontrándose a…
(Sra. Myers) -. Buenos días Sr. Fiscal, perdone pero estaba
ayudando a Lady Margaret a acomodarse, está muy dolorida.
(Sr. Fiscal) -. Buenos días Sra.
Myers!!! Se puede saber quién le ha dado
instrucciones de atender a Lady Margaret?
Al parecer no es Margaret, la única en haber adoptado malos hábitos en
esta casa, ya veo que la disciplina no
se respeta como es debido. Ayer tú te
creías que tenías autoridad sobre las chicas de la agencia de detectives, y
esta mañana estas faltando de nuevo a las bases de disciplina impuestas en esta
casa, explica quien te ha dado esa autoridad. Porque yo no he hecho tal cosa,
verdad? -. Enfadado el Sr. Fiscal, se desbrocho la hebilla del cinturón, y
en un movimiento rápido, ya lo tenía
doblado a la mitad, agarrando a la Sra. Myers de sorpresa, y por encima de la
falda empezó a darle azotes, con el
cinturón en el trasero a su “Ama de llaves” hasta asestarle no menos de
cuarenta buenos azotes, la cual resignada a su suerte, no hizo nada por
protegerse el trasero.- Así aprenderás a meterte en tus asuntos, ahora
levántese la falda que no he acabado,
inclínese apoyando las manos sobre el pie de la cama.
La Sra. Myers como era habitual en ella
llevaba un conjunto, de blusa negra y falda tableada por debajo de las
rodillas, también en negro. Al tiempo que adoptaba la posición ordenada, se
levantó la falda ella misma quedando sobre su cintura, con su trasero bien expuesto, cubierto por
unas bragas blancas de talle alto de algodón, con unas flores con hojas verdes y
flor color rosa. Una vez inclinada sin preámbulo
alguno el Sr. Fiscal se colocó detrás de ella, bajándole las bragas sin tener
en cuenta que ya no era ninguna chiquilla la Sra. Myers. Y sin decir esta boca
es mía, comenzó a azotarle el culo a la Sra. Myers que tenía el trasero bien
colorado, además de marcas azuladas que
debían de ser de la azotaina recibida la noche anterior. Durante varios
minutos estuvo resonando el cinturón sobre el trasero de la Sra. Myers, que
aunque en su rostro se dibujaban todo tipo de muecas de dolor, no protesto ni
una sola vez, hasta que la azotaina ceso, y que ella misma claramente dolorida, se subió sus bragas, dejando al ponerse
derecha que la falda cayera por su peso
cubriéndola así su amoratado trasero. La Sra. Myers al incorporarse miro al Sr.
Fiscal, el cual tenía la frente con gotas de sudor que perlaba su rostro.
(Sr. Fiscal) -. Parece que desobedecer, mentir, como
excusarse faltando al respeto en esta casa, se está convirtiendo en una mala
costumbre, de verdad se os ha pasado por la cabeza que me podéis faltar al
respeto? Como hacer vuestra voluntad u
obrar a vuestro antojo. Que mis hijas a
pesar de su edad hagan travesuras, comportándose como niñas, pasa. La juventud
es lógico que las haga rebelarse, pero ustedes dos recibieron enseñanzas, para ejercer la labor de educarlas, y
conducirlas por el buen camino. Lo que no habría imaginado es que a estas
alturas me tenga que encargar también de ustedes dos, como unas adolescentes,
pero pueden estar tranquilas, si he de hacerlo, lo voy a hacer pero vuestros
traseros lo van a lamentar!!! Ha esta
sinvergüenza ya le estas trayendo unas
bragas de algodón, y que las lleve puestas aunque le molesten, si se las baja o
se las quita, la llevas ante Charlton, él se encargara de ella. Los privilegios
de esta desvergonzada se han acabado, así aprenderá a comportarse.
(Sra. Myers) -. Señor puedo
hablar? .- Ana María se llevó en ese instante sus manos al trasero, no
había protestado durante la azotaina, pero ello no indicaba que no le hubiera
dolido de verdad, sobre todo teniendo en cuenta la azotaina recibida en el
despacho la noche anterior. Es Sr. Fiscal asintió con la cabeza, autorizando a
hablar a su “Ama de llaves”.-. En primer
lugar Sr. Fiscal, ayer no tuve la oportunidad de disculparme por mi
comportamiento, la verdad es que usted tenía motivos sobrados para enviarme al
despacho, y ser castigada por mis errores. Fue simplemente que acostumbrada a
tener la autoridad en esta casa, y al no comportarse las muchachas como debían,
decidí encargarme de ellas. Es cierto
que al no pertenecer a esta casa, debía de haber preguntado antes, pues es
lógico que usted se enfadase conmigo, ya que no me había dado ninguna
instrucción al respecto y yo no debí tomarme por mi mano la disciplina. Tiene usted toda la razón. Al igual que le doy la razón al haber
castigado a Lady Margaret, pues ella, al igual que yo misma hemos sido educadas
con la misma finalidad, y si el señor dice o nos regaña por cualquiera de
nuestras acciones, no somos quienes para dudar de su palabra, es más que
posible que Lady Margaret por temor o por los nervios, así como cualquier otro
motivo, no podía, ni debía el faltarle al respeto como lo ha hecho, y si tenía
algo que decir, lo debía de haber hecho en privado, pero nunca ante las chicas.
Por lo tanto, la azotaina que ha recibido en el salón, estaba completamente
justificada.
(Sr. Fiscal) -. Eso está muy
bien que ambas reconozcáis ante mí, que vuestro castigo era más que justo, era
una necesidad el daros esa azotaina a las dos, al igual que la que acabo de
darte con el cinturón.
(Sra. Myers) -. Ahora que
estamos en privado, señor. La ropa interior que dice usted que ha encontrado en
el suelo en esta habitación y que no hay ninguna duda que pertenece a Lady
Margaret, esa misma ropa, yo esta mañana la he recogido y llevado a la
lavandería como hago todos los días. Ni Lady Margaret, ni yo misma
comprendemos, que esas bragas minutos después estuvieran en el suelo, alguna de
las chicas debe de haberlo hecho a modo de venganza, o para meter en verdaderos
apuros a Lady Margaret, las chicas de la agencia están descartadas, pues ellas
ni la conocían, por lo tanto solo quedan sus hijas, está claro que una de ellas
es la culpable.
El Fiscal General miro
a la Sra. Myers con una mirada fría y severa, encontraba en las palabras que
había escuchado de sus labios ante su presencia, que podían tener bastante de
cierto en ellas, pero aun así, no hizo comentario alguno en ese sentido. Aunque
sí que vino a referirse a la conducta de la institutriz Lady Margaret en el salón.
(Sr. Fiscal) -. Si Lady Margaret
no hubiera perdido la compostura, y hubiera aceptado siguiendo mis
instrucciones, habría sido llevada al despacho para darle la azotaina, una vez
en el, estando en privado habría escuchado su versión de los hechos. Pero ella,
perdió la compostura ante mis hijas, y por si fuera poco, delante de unas
invitadas contradiciéndome delante de ellas, y poniéndome en mal lugar. Por
ello me he visto en la obligación, de hacerme respetar demostrando que la
disciplina en esta casa es férrea y efectiva, así como nadie queda exenta de
ser disciplinada si es necesario. Usted
sabe perfectamente que no me gusta tener que dar explicaciones, si tomo una
decisión, esta debe ser acatada sin demora alguna, guste o no guste, siempre
habrá el momento de hablar sobre el tema, pero en privado y no voy a tolerar
ese tipo de conducta de nadie de esta casa, y ahora haga que esta infeliz
desvergonzada, siga mis instrucciones al pie de la letra. A partir de hoy
vestirá como lo hace usted misma, para ella se han acabado los privilegios que
tenía otorgados, y el Sr. Charlton desde hoy en adelante será su Tutor, hasta
que yo decida lo contrario… ello saben perfectamente lo que significa.
Minutos antes de retirarse
el Sr. Fiscal del salón…
Marie, Yuni y Vanessa vieron como Lady
Margaret abandonaba el salón, al hallarse sentadas mirando hacia la puerta que
daba al pasillo al pie de las escaleras, pudieron observar como la Institutriz
caminaba con pasos firmes, prácticamente con relativa normalidad, era toda una
señora, sabiendo cómo se debía comportarse ante otras personas, muy a pesar de
sus sentimientos. Pues cualquiera de
ellas sabían por experiencia propia, que aunque la mujer disimulara con un
comportamiento ejemplar, el culo debía tenerlo muy dolorido, como la sensación
de un picor considerable al acabar de ser castigada, sintiendo una mezcla de
picor, dolor y puro fuego al abrasarle el trasero de forma horrible, al haber recibido
semejante azotaina con el cepillo, así
como además del intenso fuego que debía experimentar, tenía que dolerle
muchísimo el culo. Cualquiera de ellas tres, no hubieran sido capaces de dar un
solo paso sin sobarse el culo dolorido con desesperación, por lo tanto la
observaban apenadas salir del salón.
Vanessa aun en pie, se sobaba
el trasero con su mano bajo su falda, acariciándose el trasero sobre sus
braguitas de algodón con florecillas azules, ya que al tener su mano bajo su
corta falda, dejaba claramente sus braguitas visibles a las miradas de las
hijas del Fiscal, detalle que no le paso por alto al Sr. Fiscal, pero a pesar
que lo habitual es que fuera regañada, no sucedió nada al respecto, por ello
Vanessa confiada se acariciaba por encima de las braguitas el dolorido trasero.
Una vez Lady Margaret abandono el salón,
Vanessa camino hacia sus amigas que en esos momentos se levantaban de sus
sillas, teniendo como necesidad imperiosa el alisar sus cortas faldas, pues el
estar sentadas solo se atrevían a levantar ligeramente sus traseros, para sentir
cierto alivio, por ello al encontrarse en pie, sus manos las llevaron a sus
respectivos traseros, disimulando alisarse las faldas, cuando en realidad
sentían la necesidad de sobarse el culo.
Las tres se dirigieron hacia la salida por la puerta que habían entrado la tarde del día
anterior al otro extremo del salón, por la que habían entrado, saliendo al vestíbulo
de la entrada. Una vez en el exterior se
encontraron aparcada en la puerta la limusina que las iba a llevar a las
oficinas de la agencia.
Una vez en el interior del habitáculo
sentadas, el conductor puso el motor en marcha, asi como ponerse en movimiento.
Las tres se acomodaron en el asiento de piel, no se habrían fijado en ese
detalle, de haber sido de otro tejido. Pero en breve tiempo el ardor de sus
traseros, comenzó para ellas a ser molesto, pues claramente estaban sentadas
sobre sus braguitas, quedando así la parte baja de sus culos en contacto con la
piel de cuero, y el ardor hacia que sus muslos se adhirieran al asiento, incluso
sintiendo que la parte baja que no cubrían sus braguitas, notasen como pegadas
al asiento, algo que al mover sus calientes traseros, por el dolor que sentían
al viajar sentadas, simulaba como si alguien les pellizcase en sus culos, que
al tenerlos tan sensibles esos pellizcos eran muy molestos para ellas.
Al ponerse el vehículo en marcha, se
encamino hacia la entrada de la mansión, pasando bajo la sombra de unos enormes
olmos que se alineaban unos junto a otros a todo lo largo del camino sin
asfaltar, asombradas las jóvenes pudieron ver como unos hermosos caballos
pastaban libremente por los prados verdes, el día anterior no se habían fijado
por haber anochecido, ahora estaban
deslumbradas por la belleza del paisaje, prados rodeados en sus vértices por
unas vallas de madera pintadas de blanco, como solo habían visto en fotografías
de ranchos americanos. El conductor por
el espejo retrovisor las observaba de reojo, viéndolas como levantaban sus
traseros del asiento de cuero, dada la posición del retrovisor, podía verles la
entrepierna, así como sus bragas. Era fácil de imaginar que les costaba
mantenerse sentadas en la misma posición más de unos minutos, además el conductor con toda su picardía
conducía acercándose al borde de la calzada, donde el camino estaba más
bacheado. A pesar de la comodidad de la limusina, la suspensión del vehículo no
es que fuera muy mullida, a las chicas se las podía ver hacer todo tipo de muecas dibujándoseles en sus
rostros claramente del dolor.
(Vanessa) -. Deberían despedir a
este chofer, está pasando por todos los agujeros del camino expresamente, “AUU”
como duele el culo.
Desde que habían
abandonado la casa, se habían mantenido silenciosas las tres. No tenían muchas
ganas de hablar, pues aún tenían grabadas
las imágenes de la azotaina a la institutriz. Vanessa fue la primera en
romper aquel silencio. Iban sentadas en
el asiento de cuero, sintiéndolo en sus doloridos traseros su frio tacto, sus cortas
faldas onduladas al sentarse se le habían acampanado, con lo que sus traseros
sentían el cuero, solamente sus braguitas se interponían de un contacto
directo. Por lo cual las tres mantenían las palmas de sus manos apoyadas en el
asiento, con lo cual mantenían sus traseros levemente en alto sin apoyar
directamente sus doloridas nalgas, pero los continuos baches, hacían que no
pudieran evitar que sus traseros doloridos hicieran contacto con el cuero del
asiento, pese a sus esfuerzos tratando de evitar el posarse sus traseros con
brusquedad sobre el asiento, sus rostros se contraían del dolor. Marie respondió a Vanessa con cierto interés
hacia Lady Margaret…
(Marie) -. Vane…Ya vale… no le
busques los pies al gato, deja al conductor que haga su trabajo, no vale la
pena ponernos a su altura. Solamente es
el conductor, nada más, déjalo porque no nos ira mucho mejor si le haces
enfadar…. Si llega a oídos de ya sabes
quién, que le hablamos mientras conduce, nos puede caer una buena bronca… Tengo una intriga Vanessa, cuenta…cuenta… Tu que
has podido ver cuando han castigado a Lady Margaret! Ya que estabas de pie tras ella, lo debes de
haber visto bien todo, yo apenas he podido mirar, no deseaba girar la cabeza y
me vieran, ha sido tan dura como me ha
parecido, al escuchar cómo le daban la azotaina…? Sonaban muy fuertes los azotes, pero ella no
se quejaba apenas nada, me hubiera encantado poder verlo, pero no me apetecía
nada que me pudieran descubrirme mirando y darme a mí por presuntuosa.
(Vanessa) -. Te aseguro Marie que ha sido genial verla,
estaba preciosa solo en bragas delante mía, y poder verla cuando la ha colocado
sobre las rodillas, así como ver cuando le bajaban las bragas, dejando desnudo
su trasero bien blanquito, pero si ha
sido horrible ver cómo le ha dado la azotaina con el hermoso trasero desnudo,
en breve ha pasado de estar las nalgas blancas a muy coloradas, nosotras
hablábamos de lo que nos había dolido el cepillo ayer cuando nos dio la
azotaina, te aseguro que con nosotras fue severo el Sr. Charlton. Pero nada
comparado con la azotaina que le ha dado a Lady Margaret, cuando ha empezado se
me han mojado las bragas, pero después al rato era terrorífico como me
retumbaban los oídos con cada azote que le daba en el culo, hasta que se ha
detenido porque el cepillo se ha partido en pedazos, si no habría continuado la
zurra. Yo no habría sido capaz de dar un
solo paso con esa entereza, después de haber recibido semejante azotaina, ha
sido horrible.
(Marie) -. Solo he podido
escuchar, pero ha parecido que la zurraba con fuerza… Lo que más me ha
intrigado ha sido ver a las hijas del Fiscal, tres de ellas tenían lágrimas en
sus ojos, pero una de ellas sonreía como si estuviera disfrutando como era
castigada lady Margaret. La verdad que me ha dejado muy intrigada, pues
nosotras que no la conocemos, también sentíamos lastima por Lady Margaret.
Durante el trayecto apenas
hablaron más, en parte a causa del cuero de los asientos del vehículo, ya que
al ser de piel retenía el calor, así como concentrarse bajo sus traseros, a lo
cual el chofer sabia o debía de suponer lo mal que lo estaban pasando las
chicas, por ello no evitaba el pasar por las zonas más bacheadas. No dejaba de
observarlas por el espejo central del techo, el retrovisor, el cual lo llevaba
colocado de tal forma que iba viendo las piernas de las chicas, sin perder de
vista como bajo sus cortas faldas se divisaban las braguitas de las chicas, o cómo
movían sus traseros cada cierto tiempo, por el intenso calor que debían de
sentir en sus muy doloridos traseros. Lo que no sospechaban, es que la limusina
tenía los asientos con calefacción, y el malévolo conductor lo había conectado,
así podía ver a las muchachas mucho más inquietas de lo normal, pues ignoraban
que el intenso ardor que sentían en sus braguitas, no emanaban de sus nalgas
castigadas del día anterior por la severa azotaina que hubieran recibido, si
no, por el calefactor bajo sus asientos.
Minutos después entraban al parking
subterráneo del edificio de las oficinas Miller S.A, deteniéndose el vehículo
al fondo a varios metros de las puertas del ascensor, el conductor se apeó del vehículo
y abrir la puerta de la izquierda, pues el lateral derecho había quedado
bloqueado arrimado a una de las columnas, resultando imposible abrir por ese
lateral. Las chicas para bajar se vieron en la necesidad de moverse en el
asiento lateralmente, la primera en salir fue Vanessa, dada la escasez de su falda quedaron sus bragas a la mirada
sonriente del conductor, el cual para regodearse más de las muchachas, inclino
la cabeza bajándola para mirar hacia adentro
del habitáculo, y prestándose a alargar su brazo para ayudar a las chicas a
salir estrechándole la mano, lo cual Yuni Lee sentada en el centro, al recibir
la ayuda, la recibió sonriente y muy agradecida, sin darse cuenta que el
conductor en esa maniobra, lo que buscaba era que ella tuviera que abrir sus
muslos y separando completamente sus rodillas, con tal maniobra la falda de
Yuni Lee se le subió hasta la cintura, dejando completamente expuesta sus
bragas, y al desplazar el culo sobre el asiento, el conductor pudo apreciar la
parte baja de sus nalgas amoratadas, y
al desplazar el culo sobre el asiento teniendo sus braguitas de algodón
blancas con florecillas rojas, adheridas a la piel de sus nalgas por el intenso
calor, estas se le introdujeron entre los glúteos, algo que hacia al elástico
presionar sus nalgas inflamadas, viendo
la preciosidad de la media luna de sus pequeñas nalgas, lo cual al apearse
poniéndose en pie, sus bragas quedaron expuestas por completo teniendo que
ayudarse de sus manos Yuni Lee para bajarse la falda, no sin antes pasar sus
manos por entre las perneras de sus braguitas y estirar del elástico por la molestia al hacer más presión, extrayéndolas de la media luna de sus glúteos para ajustárselas debidamente. Cuando el
conductor trato de hacer la misma maniobra ayudando a Marie, para así poder
verle las bragas y su desnudo trasero al desplazarse sobre el asiento y que sus
braguitas de algodón blancas con florecillas lilas quedaran expuestas. Pero Marie más inteligente que el conductor
al desplazarse sobre el asiento, lo hizo colocando su mano en la entrepierna
sobre su corta falda, con lo cual evito que se le subiera la falda como a su
hermana Yuni Lee, y si… no pudo evitar que le viera fugazmente sus braguitas,
pero sí que se las pudiera ver completas como debía de ser su intención, así
como verle lo amoratado que tenía su trasero. Al bajarse del vehículo se quedó parada
mirando fijamente a los ojos del conductor, el cual le mantuvo la mirada con
una sonrisa en los labios socarrona, pero Marie no se amedrento por su cruce de
miradas.
(Marie) -. Este comportamiento
suyo, es el que tendría un cerdo!!! Puede que como mujeres, debamos mantener la
compostura, y aceptar lo que nos aporta la vida y si somos castigadas, aunque
esta no nos sea grata, sabemos mantenernos en nuestro lugar. Pero usted cerdo
seboso!!! Puede darse por despedido, en
cuanto hable con el responsable de la agencia y les hable de usted exponiendo mis quejas.
(Conductor) -. Tiemblo de miedo
por lo que me va hacer usted, una triste detective que no es nadie en este
mundo, preocúpese de que no hable con mi jefe el Sr. Miller, ya que no trabajo
en ninguna agencia, si no, directamente con el Sr. Miller. Si hablo con él,
puede irse preparando jovencita, y además de calentarle ese precioso culito, puede
que decida hacerlo en mi presencia para
su vergüenza… niñata!!!
(Marie) -. Ya veremos quien ríe
último,… cerdo!!!
Marie se unió a Yuni Lee y Vanessa sin
volver a mirar atrás, caminando
claramente con serias molestias en sus traseros, los cuales recientemente se
habían acentuado por el haber ido muy incomodas durante todo el trayecto, una vez se
encaminaron las tres hacia el ascensor se sobaban el culo a dos manos, pues aun
irradiaba el calor en sus nalgas siendo una sensación muy molesta, esperaban que el conductor se hubiera
retirado, pero en vez de ello se quedó en pie observándolas, una vez hubo cerrado la puerta
trasera del vehículo. Al llegar junto al
ascensor una vez presionado el botón, miraron las tres hacia atrás viendo al
conductor con una amplia sonrisa mirándolas con total descaro, furiosas al
abrirse las puertas entraron al ascensor, sin volver a mirarlo.
Al llegar a la planta de oficinas, salieron
del ascensor aun claramente enfurecidas, sobre todo Marie, era la que más se le
notaba en su rostro. Pero al abrirse las
puertas su rostro cambio de manera radical, ante ella tenía a su padre, el Sr.
Clark Miller mirándola claramente con rostro de disgusto. Marie al igual que
Yuni Lee, quedaron petrificadas nada mas verle, mirando en todas
direcciones viendo como en ese instante habían varios trabajadores, así como
clientes del sexo femenino y masculino. Marie sorprendida ante la sorpresa, no
reacciono cuando su padre la agarró del brazo izquierdo zarandeándola hacia él,
parecía que fuera a darle un abrazo de padre e hija, cuando se vio inclinada
bajo el brazo izquierdo de su padre, sujetándola con el cuerpo ligeramente
echado bajo su brazo izquierdo, y sin ningún recato hacia su hija, ante todo el
mundo le levanto la corta falda y le bajo las braguitas viendo como de
amoratado llevaba el culo. Igual que la había agarrado, la soltó
dejándola en pie ante las miradas, con las bragas bajadas.
(Sr. Clark Miller) -. Bien
pequeña! Puedo ver que fuiste castigada como te merecías, mi buen amigo Charlton sigue siendo muy
efectivo… vayan a su trabajo desvergonzadas, después hablare con ustedes largo
y tendido sobre cierto asunto!!!
Marie sintió en ese
preciso instante que el mundo se hundía bajo sus pies, o eso era lo que le
hubiera gustado que sucediese, conocía a
su padre y sus formas de actuar, pero nunca se hubiera esperado que la hiciera
sentir tanta vergüenza como en ese instante, y pudiera hacer aquello ante todo el mundo. Avergonzada se subió las
braguitas sin atreverse a mirar a nadie,
solo vio como el Sr. Miller tomo el ascensor. Marie al ver cerrarse las
puertas, se subió rápidamente las
braguitas, y muerta de vergüenza, se encamino hacia su despacho sin levantar la
mirada, tras ella la seguían Vanessa y Yuni Lee.
El Sr. Miller bajo al parking viendo
aparcada su limusina al fondo, y el conductor aguardaba en pie en el mismo
lugar que cuando las chicas entraron en el ascensor. El conductor le abrió la
puerta trasera, subiendo en el vehículo el Sr. Miller. En breves minutos salían
por la puerta que daba al exterior del edificio.
(Conductor) -. Buenos días Sr.
Miller… Adonde le llevo?
(Sr. Miller) -. Buenos días, al club de campo tengo una cita
importante.
(Conductor) -. Sr. Miller puedo
hablarle de algo importante, solo serán unos minutos…
(Sr. Miller) -. Tienes dos
minutos, pero ya conoces las normas, nada de entretenimientos cuando conduces,
pare en esa esquina y sea rápido con lo que tenga que decir.
El conductor se mantuvo
en silencio hasta que detuvo el vehículo en la misma entrada principal al
edificio, entonces paro el motor.
(Conductor) -. Sr. Miller
gracias por atenderme comprendo que es un hombre ocupado. Pero esta mañana me
ha sucedido algo que nunca me había pasado, usted sabe perfectamente, que en
este oficio de conductor, la discreción debe ser total, si se escucha una
conversación jamás se debe tener en cuenta nada de lo que se pueda hablar,
debemos ser completamente discretos. Al igual que cuando los pasajeros que
puedan subir al vehículo, si son mujeres, aunque puedan mostrar partes del
cuerpo, o prendas íntimas, un conductor no debe tener ojos para esas
situaciones, aunque se puedan dar, eso son situaciones que no nos debe preocupar,
no debemos jamás expresar ninguna
atención. La discreción tanto la debe
tener el conductor, como los pasajeros no expresar ningún comentario, y si lo
desea hacer, ello debe ser ante el jefe o patrón, en ningún caso ante el
conductor. Por ello Sr. Miller debo
presentarle mi renuncia voluntaria, ya que no estoy dispuesto a tolerar que me
insulten por hacer mi trabajo.
(Sr. Miller) -. Pero… de que
diablos me estás hablando? Con los servicios que has prestado como mi conductor personal, de
todos los que han pasado, eres de los que
han demostrado más competencia en tu labor, porque presentas tu renuncia? Llevas
ocho años como mi conductor personal, y
jamás he tenido problema alguno, de hecho eres el conductor al cual más he
depositado mi confianza, siempre has sido muy leal. Si deseas renunciar,
aceptare tu renuncia por supuesto y siendo indemnizado como corresponde, por
tus servicios. Pero comprende que me debes una explicación, o dar un motivo,
pues la verdad me cuesta trabajo comprenderlo…
(Conductor) -. Para mí no es
ningún problema aclararle a usted mi decisión… Esta mañana tal y como usted me
indico, debía pasar por la mansión del Fiscal General y recoger a unas
señoritas. Todo ha ido bien hasta que
hemos llegado hace unos momentos, entonces al abrirles la puerta y amablemente
prestar mi ayuda a bajarse del vehículo, yo lamento enormemente que dado el
uniforme laboral de las tres muchachas, me ha sido imposible desviar la mirada,
al descender han mostrado la ropa interior, puede usted imaginar poniéndose en
mi lugar, era inevitable no verles la ropa interior, las piernas, los muslos,
por no decir el lamentable estado de sus traseros, aunque si fueron
disciplinadas por alguien, sus motivos tendría para castigarlas. Pero a pesar de intentar mostrar una sonrisa
forzada, para así darles la confianza de que ello es algo inevitable, y un
conductor sabe que no debe dar importancia a esos accidentes visuales. Una de las chicas, se ha sentido molesta y al
descender me ha insultado llamándome cerdo seboso una vez, y luego ha vuelto a
insultarme llamándome cerdo, por lo cual debo presentar mi renuncia al trabajo,
pues no estoy dispuesto a tolerar que me falten no solamente al respeto, si no,
a mi profesionalidad cuyas referencias laborales son de total discreción, lo
cual he demostrado durante años de servicios prestados a usted y sus clientes
femeninos.
(Sr. Miller) -. Esto que acaba
de decirme es totalmente inadmisible e intolerable, y se debe solucionar de
manera inmediata, baje y ábrame la puerta y acompáñeme a mi despacho, no voy a
consentir de ninguna de las maneras esta falta de educación y corrección.
Mientras tanto en el despacho de Marie se
encontraban Vanessa, Yuni Lee y la propia Marie, desde la situación vivida con
la de indiscreción ante otros trabajadores en el vestíbulo, teniendo que
subirse las braguitas mientras todos la observaban, así como dirigirse
avergonzada a su despacho, teniendo que
recorrer el largo pasillo, el cual se
les hizo eterno a las tres, pero la más avergonzada, era Marie. No hacía más
que darle vueltas a la cabeza como había podido llegar tan lejos su padre, no
es que fuera la primera vez que la hubiera revisado el estado de su trasero, ni
la última tampoco, pues es algo que solía hacer con frecuencia, tanto tras
haber sido castigada la noche anterior, o simplemente para revisar las
braguitas si las llevaba secas o las llevaba mojadas por acariciarse, pero esa situación en casa era obvia que sucediera, porque era algo
que solía hacer su padre con frecuencia,
pero en público… El simple hecho de
recordarlo hacia que sus mejillas se coloreasen de la vergüenza que había
pasado. Llevaban las tres el culo muy
dolorido, y andaban como sumo cuidado a cada paso, porque
al caminar a pasos cortos, evitaban que sus cortas faldas no se les levantase a
ninguna de ellas. Una vez en su
despacho, Marie se sentó sin recordarse del dolor en el culo,
sentándose tras su mesa, sin delicadeza alguna al posar su dolorido trasero en el
asiento de su silla, aunque sintió un terrible dolor al tomar asiento, unido a
unos terribles pinchazos, que la
hicieron levantar el culo en el acto, tras sobárselo sobre las bragas y
apaciguar el dolor, una vez más calmada volvió a tomar asiento, haciéndolo con
suma delicadeza al apoyarlo de nuevo, en esta ocasión con más delicadeza.
Cruzando sus brazos sobre su mesa, apoyo
la cabeza sobre ellos rompiendo a llorar, mientras la imagen terrible de la escena
en el vestíbulo, y aun habiéndolo vivido, no comprendía como su padre había
podido hacerlo, reflejando aquella imagen que la frustraba en su cerebro, contemplándose a sí misma como su padre la colocaba bajo su brazo
izquierdo y sin ningún miramiento, le subiera la falda para seguidamente
bajarle las bragas ante todos los presentes, si al menos hubiera habido una
explicación para ello, lo habría aceptado, conocía muy bien a su padre, así
como la importancia que le daba a la disciplina, pero no encontraba motivación
alguna a esa vergonzosa acción.
(Vanessa) -. Piensas decirle al
Sr. Miller lo que ha hecho ese guarro del chofer? Porque ha sido un atropello
total hacia nosotras…
Marie levanto su mirada hacia Vanessa
incrédula, como su amiga podía interesarse por una minucia como esa. Después de la ruda
escena en el vestíbulo, no podía esperar esa despreocupación por ella después
de lo ocurrido, y en cambio sí lo ocurrido en el parking, algo que ya había
olvidado, pero antes de nada se secó las lágrimas que descendían por sus
encendidas mejillas por la rabia. Aunque
las ultimas eran de malestar por su amiga Vanessa, que le había demostrado
tener poca solidaridad después de la terrible experiencia.
(Marie) -. Es que estás loca, chica? Es que ya no te duele el culo? Que quieres
que nos den otra azotaina? Nos bajen las
bragas otra vez? Porque yo no soporto
que me den otra azotaina, entiendes Vanessa!!!
Estamos castigadas si no te has dado cuenta! O es que te has pensado que ya ha terminado
todo! Eso te piensas? Que después de la bronca que nos echaron ayer,
demostrando que las chicas no están desaparecidas, ya crees que porque nos
dieran una azotaina, ya está todo olvidado?
Es que después del error que cometimos todas, de acusar sin causa
justificada a todo un Fiscal, te piensas que vamos a salir bien libradas de
esto? No esperes tal cosa, porque esto no
ha acabado, si no, que acaba de empezar… Tengo que deciros algo muy importante, pero
vamos a esperar a que estemos todas. Y… volviendo a lo del conductor… Que
crees que va a suceder si nos presentamos en el despacho de mi padre? Que va a despedir al conductor? Eso te crees?
Si tanto lo deseas sube tú sola!!!
Yo no tengo ganas de que me vuelvan a zurrar de nuevo!!! Conozco a mi padre, y sé muy bien, que solo
por quejarnos nos da una azotaina de las buenas, si vas a quejarte de cualquier
hecho o motivo, mientras estas castigada, es lo peor que puedes hacer… que alguien
pueda irle con el cuento o acudan a quejarse de sus chicas, eso es como
faltarle al respeto, como si dañaran a su honor u orgullo. Si nos quejamos del conductor será su palabra
contra la nuestra, y sabes quién saldrá perdiendo… Si no hubiera sucedido nada de lo que ha
pasado, y no, nos hubieran castigado con
una azotaina, ese conductor tendría los minutos contados, pero en estos
momentos mis palabras o la de cualquiera
de nosotras, no valen nada… esperemos que el conductor por haber sido descubierto
infraganti mirándonos las bragas con descaro, se mantenga callado y no diga nada, porque como hable con mi
padre, ya me veo con las bragas bajadas sobre sus rodillas y el culo ardiendo
como brasas al rojo vivo de la azotaina que me daría, a mí que soy su hija, a
Yuni Lee como su hija pequeña, y a ti misma!!! Ósea que ya podemos rezar que no haga nada ese
conductor… En otras circunstancias,
tendría mis braguitas empapadas solo de imaginarme con ser llamada a su
despacho, pero ahora se me mojarían pero de miedo que tengo, y tú para colmo
tan tranquila, claro… debes tener las
braguitas chorreando y loca de ganas que te calienten el culo, si te hubieran
dado como a mí en el día de ayer tres azotainas, pero claro, solo recibiste una
severa anoche y seguro que vas loca de deseo por recibir otra, cierto?
En esos instantes Marie guardo silencio al
ver que llegaban, Rose Mery, Luisa y Carmen en compañía de Frank. Al entrar no
hizo falta decirles nada, el ambiente del despacho se apreciaba muy cargado, se
percataron al instante que algo ocurría,
el ver como Yuni Lee se sobaba el culo con la mano derecha sobre sus bragas, al
igual que Vanessa, la única que no se sobaba el culo era Marie, pero a cada
momento movía sus caderas, lo cual para sus compañeras no fue necesario
decirles que las habían zurrado, se les notaba a la legua. Rose Mery fue de las
recién llegadas quien rompiera el
silencio hablando ella.
(Rose Mery) -. Bueno quien nos
va a explicar lo que ha sucedido, para que tengáis esas caras tan largas. Podemos ver cualquiera de nosotras que habéis
tenido serios problemas, que os han atizado de lo lindo, no hay más que veros vuestras
caras compungidas de dolor, debe haberos
sucedido algo muy grave, pero no creen que deberían decir el porqué, siempre cuando han sido castigadas
bromean o comentan como les ha ido, pero
nosotras vemos como os agitáis y sobáis el culo, para saber que habéis sido
castigadas, pero… porque?
(Marie) -. Malas noticias chicas… Vosotras habéis tenido
suerte… por el momento… porque cuando el
jefe, mi padre tomo la decisión,
solamente estábamos nosotras tres, por esa razón solamente nosotras vamos así
de doloridas. Nos envió a la casa del
Fiscal General, hemos pasado la noche en su casa, y lo peor no es eso, lo peor
de todo es que no va a ser la única azotaina que nos van a dar, van a
calentarnos el trasero a base de bien, chicas!.
Ya podéis avisar a la familia o
dar aviso en casa, que ninguna de
nosotras vamos a pasar por casa al menos durante unos días. Esta tarde cuando acabemos nuestra
jornada, vendrán a recogernos para
llevarnos a la casa del Fiscal General a… todas!!!. Ha ti Frank, no sé qué te va a suceder, pero
imagino que te despedirán al no tener contrato como nosotras, en cambio a nosotras nos van a zurrar muy a
menudo. Usted Rose Mery se pregunta el porqué de todo? Pero la razón principal, es por nuestros errores cometidos en la
investigación, pues dimos por sentado que el culpable de las desapariciones era
posiblemente por estar el Fiscal involucrado, en esos casos. Nosotras ayer pudimos ver que esas
desapariciones de chicas, es claramente una acusación infundada, pues varias de
esas chicas no han desaparecido, y si hubiéramos investigado sobre ellas, en
vez de ir directamente a buscar al culpable, lo habríamos descubierto que no
hay tales desapariciones, y nosotras culpamos al Fiscal General. Si esa investigación hubiera llegado a la
prensa, los periodistas se habrían centrado en el escarnio personal contra un
Fiscal, que es inocente. Por esa razón
nuestro jefe, o sea mi padre. Decidió
que debíamos ser castigadas por nuestro grave error, y así mismo, el Fiscal
General era la persona agraviada, por lo que debía de ser quien se encargase de
tomar las medidas pertinentes. No nos va
a denunciar que sería lo que realmente nos merecemos, así que él Fiscal acepto la sugerencia de mi padre para evitar un escándalo, que fuera el mismo
quien se encargase de nuestro castigo, por ello pueden ver ustedes nuestra
preocupación, aunque Yuni Lee, como Vanessa se están enterando ahora, de que
vamos a volver a esa mansión y que vamos a vivir bajo su disciplina varios días
o semanas, a ellas aun nos les había
dicho nada aun, para que preocuparlas antes de tiempo, pues deseaba poder hablarles estando reunidas las seis y así informarlas a todas al mismo tiempo.
(Luisa) -. Como… Como ha podido
ser que no estén desaparecidas, como es
que… han aparecido de golpe así como así… sin más… van y aparecen, vaya
coincidencia!
(Marie) -. Luisa! No es que hayan aparecido, es que
nunca estuvieron desaparecidas, esta tarde podréis ver a dos de ellas, trabajan
en la casa del Fiscal, y él les da alojamiento, además de facilitarles los
estudios, a cambio en sus horas libres de estudio, sirven en la casa como parte
del servicio, y tiene un documento de
sus padres con autorización para ocuparse de ellas como si fueran sus hijas.
Justamente ayer las castigo antes que hacerlo con nosotras. Aunque el mismo Sr. Fiscal General me
recomendó continuar la investigación, con respecto a unas chicas que si se dan
por desaparecidas, pero me recomendó cautela con la investigación.
(Frank) -. Como puede ser que
nos haya sucedido algo así! Que voy hacer ahora?
(Marie) -. Gracias Frank! Ya veo cómo te preocupas por nosotras… solo
te importa que vas hacer ahora… Gracias… veo que eres un buen colega… Tengo una nota que nos esperan en el despacho
de la Sra. Ingrid Adams a todos, y también estará presente su marido… Así que no les hagamos esperar más…
(Frank) -. Perdona guapa! Pero os advertí que no era la manera de
comenzar una investigación, que debíamos cerciorarnos antes investigando al
cliente, y luego comprobar los informes sobre las chicas, que investigar a todo
un Fiscal sin pruebas claras, no era buena idea… Pero tu principalmente Marie,
insististe que la cliente te inspiraba confianza plena, pues ya ves que ha
sucedido… Y si, tienes mucha razón, me preocupo por mí mismo, además esto no va
a quedar así, hablare con quien deba hacerlo para que paguen las verdaderas
culpables.
(Vanessa) -. Traidor…!!!
Las seis chicas salieron del despacho de
Marie, seguidas por Frank que caminaba varios metros detrás de ellas. Las miradas de los administrativos y otros
agentes se centraban en ellos, no resultaba habitual ver como seis agentes se
dirigían al tiempo a la sala de supervisores, aunque las chicas no miraban a
nadie claramente muy preocupadas. En apenas dos minutos entraron a la sala de
espera, las chicas tomaron asiento, aunque todas aún tenían secuelas, a las que
más se les noto sentarse con delicadeza fueron, Marie, Yuni Lee y Vanessa.
Apenas esperaron unos minutos cuando la puerta del despacho de la supervisora
se abrió, apareciendo el Sr. Adams invitándoles a entrar al despacho. Una
vez adentro se colocaron una al lado de la otra, y Frank al extremo
dejando la puerta a su izquierda. El Sr.
Adams fue quien tomó la palabra…
(Sr. Adams) -. Buenos días! Al
parecer en esta ocasión la han hecho buena!
Miren que se lo he advertido en más de una ocasión, para iniciar una
investigación lo primero que se debe hacer es documentarse muy bien, antes de
aceptar un caso de un cliente. Es
primordial investigar si la persona es
realmente quien dice ser. Una vez
comprobado correctamente y teniendo datos del cliente, lo segundo es averiguar
donde fueron vistas las personas o persona a buscar por última vez, así como
realizar un seguimiento de donde ha vivido o donde ha trabajado últimamente,
esto suele llevar unos días. Pero
ustedes, en vez de investigar si realmente existían esas desapariciones, que
hicieron? Fueron en busca del culpable,
al cual acuso el cliente sin disponer de dato alguno que lo confirmase, y de
ese modo les ha ido a ustedes. Vosotras
podéis respirar con tranquilidad, yo o mi esposa, no disponemos de autoridad de
castigarlas, por este grave error.
Imagino que ya están ustedes puestas al corriente, y Marie como
responsable de ustedes, las debe de haber informado de todo. Usted Frank al no disponer en su contrato la
cláusula de recibir correctivos, en el caso de cometer un error grave. Usted queda despedido de empleo y sueldo de
manera inmediata… Dado que la responsable es su delegada, Marie. Se le comunica que puede realizar trabajos
administrativos, si así desea conservar su puesto, pero sin sueldo durante un
periodo inicial, entre un mes a tres meses según estimen los socios de la junta
directiva, que tendrán una reunión en unos treinta días. Pueden retirarse!!! Ustedes tres Marie,
Vanessa y Yuni Lee, me acaban de comunicar que suban al despacho del Sr.
Miller, el cual las espera a las tres.
(Frank) -. Sr. Adams quiero alegar en mi defensa que en
ningún momento estuve de acuerdo con mi delegada. En privado con ella, le hice redactar un
documento exponiendo mi desacuerdo, y que firmamos los dos. Ya que ella insistió, de que confiaba en el
cliente. Yo la informe de las medidas a seguir en el transcurso de una
investigación, y así poder iniciarla, de la misma forma que usted acaba de
exponer… Y exijo que ella aporte ese documento.
(Sr. Adams) -. Bueno Frank… Eso
cambiaria las cosas para usted, desde luego.
Pero ya que veo que usted joven, está muy bien informado, debe saber que
dicho documento tendría validez, si usted joven hubiera seguido las reglas
según dictan los estatus de la empresa, las cuales dictaminan… “…Un agente que
no está de acuerdo con las instrucciones de su delegado, en este caso su
delegada. Deberá comunicar su desacuerdo al supervisor de la delegada, y una
vez se habrá la investigación de la protesta, el supervisor deberá firmar dicho
documento, así como la delegada, y el denunciante…” Tiene ese documento mi firma? No, verdad? Ya que no debe informarme la delegada, si no,
el denunciante. Usted vino a comunicarme
su protesta? No, no me informo de tal
hecho. Ya que conoce también el estatus de la empresa, lo que dice al respecto
la cláusula 000/003388, “…En el caso de
que un empleado, haya puesto en entredicho a un supervisor, dando una falsa
acusación de un o una delegada, este será sancionado con castigo corporal,
aunque en su contrato no conste estar de acuerdo, dando como posibilidad a
aceptar o ser despedido en el acto, y ser anulada su licencia de agente
indefinidamente, o título que ostente para realizar su trabajo, en esta empresa
o cualquier otra…” Tiene algo que
objetar? Veo que no! Como esto es de una gravedad intolerable,
usted ira con las chicas a la casa del Fiscal general, e ira infiltrado, ello
quiere decir que asistirá como una agente, a partir de hoy será la agente Jessica
Frank… Mi esposa se encargara de
proporcionarle el uniforme, así como preparar su infiltración… Hemos terminado…
Ustedes tres suban al despacho del Sr. Miller, les está aguardando. Y el resto están destinadas a trabajos
administrativos…
Marie salía del despacho de supervisores,
ni ella misma se lo podía creer teniendo que introducir su mano bajo la falda,
acariciarse el trasero sintiendo el dolor de la azotaina recibida en la casa
del Fiscal, a pesar de las horas aun sentía como le ardia, sintiendo el calor
como emanaba a través de sus braguitas de algodón. Era la primera vez que podía decir que había
estado en el despacho de la Sra. Ingrid, no habiendo recibido una buena
azotaina, o simplemente que no le hubiera revisado como llevaba el fondillo de
sus braguitas, motivo más que sobrado para que la Sra. Ingrid le diera una
azotaina por cochina, ese solía ser el apelativo menos significativo en su
vocabulario. Pero su alegría solo iba a durar unos minutos, se dirigía hacia el
ascensor con ubicación en el vestíbulo de esa planta, acompañada por Yuni Lee,
como de su amiga Vanessa. Aunque ahora
mientras caminaban hacia el vestíbulo de la planta, Vanessa ya no se la veía
tan altiva como cuando había rogado a Marie que hablara con su padre. Que no se podía tolerar la conducta del
conductor, y que debían hablar a su padre de ello. En cambio en esos momentos Marie sonreía
al verla, temblaba como un flan, lo malo de todo ello es que ella misma también
temblaba, la intrigaba que su padre hubiera bajado al parking, pero para su sorpresa en esos momentos se
encontraba en su despacho esperándolas, sus temores se iban transformando en
realidad, por lo que estaba muy nerviosa.
Al entrar al ascensor viendo cerrarse las puertas, este se puso en marcha,
en los botones iba encendida la luz que
indicaba la planta a la cual subían, “A” de ático.
(Marie) -. Vane… que te ocurre que tiemblas? No querías que subiéramos a contarle a mi
padre el abuso del conductor? Pues ahora
podrás hacerlo guapa! Y podrás hacerlo
tu misma…
Vanessa la miro a los
ojos esperando ver una mirada perversa, pero vio que si ella estaba aterrada,
Marie no lo estaba menos que ella, al igual que Yuni Lee, cuando sonó la
campanilla de parada del ascensor y se abrieron las puertas, ante sus ojos
estaba la puerta de madera de roble tallada con el emblema de la empresa, una
paloma con una cadena en una las patas simulando unas esposas, al parecer habían
reformado la planta en apenas los dos días que habían estado por última vez, la
tarde que subieron al despacho encontrándose al Fiscal con sus guardias. Las tres alisaron sus cortas faldas como por
auto reflejo, haciéndolo al mismo tiempo aprovechando para pasarse las manos
por su trasero, como si presintieran que en breve no lo iban a poder hacer, o
que les esperaba una sorpresa que no
deseaban ninguna en esos instantes.
La más valiente de ellas por supuesto Marie,
se dirigió hacia la entrada donde se
encontraba la mesa de la secretaria, dejando a Vanessa y Yuni Lee aguardando al
costado izquierdo del ascensor donde
había un sofá, aunque no tomaron asiento, de pie estaban más cómodas
claramente, Marie acabo de acercarse a la mesa de la secretaria, era una mesa
alargada formando una curva en ángulo de noventa grados, habiendo tras la mesa
un gran espacio con varios archivadores, la secretaria estaba atendiendo al
teléfono en pie, para Marie no resulto raro ver a Helen trabajando de pie,
suponiendo algún contratiempo a primera hora de la mañana.
(Marie) -. Buenos días Helen! Como estas? Aunque puedo ver que esta mañana
mi padre estaba de mal humor, me equivoco?
(Helen) -. Hola! No te
equivocas. De mal humor dices, eso sería quedarse corta? Es que has visto a tu padre de buen humor
alguna vez? No sé qué le ha ocurrido
hoy, pero nada más entrar esta mañana me ha hecho quitarme la falda y bajarme
las bragas, lo demás te lo puedes imaginar, me ha dado una buena azotaina con
el cinturón. Tenías que verlo venir
desabrochándose la hebilla del cinturón, todo porque ha encontrado un documento encima del
archivador, documento que él ha dejado para archivar, sin decirme nada, tampoco
me ha dejado explicarle que no lo había hecho.
Pues ya ves, me ha regañado por un motivo, que ni tan siquiera me había
informado que estaba sobre el archivador, me ha puesto el culo que no veas, lo
tengo en ardiéndome como si estuviera sentada en una estufa. Y cuando me estaba subiendo las bragas, con
el culo ardiéndome cómo puedes imaginar, parecía que tenía brasas de la chimenea puestas sobre mis
nalgas… Entonces he tratado de decirle que no me había comunicado nada, sobre
ese documento… No veas como se ha puesto, me ha colocado sobre sus rodillas sin
poder acabar de subirme las bragas, me ha dado otra azotaina por contradecirle.
Luego me ha dejado tirada en el sofá boca abajo llorando y ha salido del
despacho furioso.
Marie ahora comenzaba a comprender porque su
padre había obrado con ella como lo había hecho, claro… Bajaba furioso por
culpa de su secretaria, y al verla a ella saliendo del ascensor, por su culpa,
la había avergonzado ante todos los presentes en el vestíbulo, colocándola bajo
el brazo, levantado su corta falda, como bajado sus bragas. Ahora comprendía el
comportamiento de su padre, la culpable había sido Helen, su secretaria. Marie hubiera deseado cantarle las cuarenta a
Helen, porque por su culpa la había avergonzado ante todo el personal. Pero también se daba cuenta que ella ni tan
siquiera era culpable, y había pagado los platos rotos con ella, seguramente
esa mañana debía haber discutido antes de salir de casa con su madre, de ahí
que apareciera enfadado esa mañana. Su madre era una mujer única, haciendo
enfadar a su padre por cualquier motivo.
Observaba a Helen como se movía a pasos cortos entre su mesa, al
archivador del rincón. Observándola como le costaba agacharse para abrir el
ultimo cajón del archivador, su falda ondulada gris se acampanaba con la brisa
al agacharse, aunque era similar al uniforme de Marie, la falda llegaba hasta
las rodillas…
(Marie) -. Helen! Puedes comprobar si nos está esperando mi
padre? El Sr. Adams nos ha comunicado
que nos espera, tienes idea del porque puede habernos llamado?
(Helen) -. No tengo noticias de ello, no se me ha
notificado nada de que este esperando a alguien. Acabo de clasificar estos papeles y entrare
a preguntarle… aunque me da miedo entrar…
(Marie) -. Tu trabajo debe ser estresante estar todo el
día tan cerca de mi padre, con el nunca se puede prever cuando te va a dar una
azotaina en el culo!
(Helen) -. No te creas!
Hay días que no me castiga, pero dices bien… resulta imprevisible saber
cómo vas acabar el día, a veces he estado más de una semana sin recibir, pero
lo habitual es que me caliente el culo un par de veces al día.
Marie miraba a Helen como se acariciaba el
trasero a cualquier oportunidad que tenía, el que estuviera Marie presente no
la intimidaba, pues eran amigas desde hacía años atrás, así que Helen había
visto a Marie recibir azotainas, como viceversa. Pero a Marie como a cualquier chica spankee,
disfrutaba observando a Helen como caminaba dolorida, así como verla como se
sobaba el trasero con la mano derecha, mientras con la izquierda buscaba entre
el archivador las carpetas que necesitaba.
Visión que disfrutaba por la espontaneidad de Helen, y que Marie
aprovechaba cuando estaba de espaldas a Helen, para sobarse el dolorido
trasero. Marie ensimismada consigo misma
observando a Helen como se sobaba el culo, en un momento dado Helen se levantó
la falda creyéndose que no era observada por Marie, pero estaba muy equivocada,
pues aunque Helen estaba detrás del archivador, Marie se había desplazado unos
metros para poder observarla, a pesar de estar tras el mueble.
Marie pudo ver como al levantarse la falda
Helen, esta llevaba sus bragas bajadas justo por debajo del culo, en la base
entre las nalgas e inicio de sus preciosos muslos, Marie comprendió en ese
instante por qué Helen se podía mover con aquella facilidad, el llevar las
bragas bajadas y no sentir la presión de ellas sobre su inflamado trasero, ello
la facilitaba el moverse, al tiempo de sentir cierto frescor en sus nalgas
desnudas, algo que de llevar sus bragas bien colocadas no sería posible por las
molestias que sentiría.
(Marie) -. Cochina traidora!!! Ya me parecía extraño que te movieras con esa
desenvoltura, bonito te ha puesto el culo guapa!!!
(Helen) -. Y tu
desvergonzada!!! Que haces
espiándome? Que quieres que haga?
Trabajar teniendo el culo así es una pesadilla y tú lo sabes bien… En este
rincón, es la zona de Angulo muerto donde queda fuera de la visión de las
cámaras, y no me pueden ver lo que hago.
Ahora me las voy a subir, para entrar al despacho de tu padre, alguna
vez se me ha olvidado subírmelas, y tu padre me ha sorprendido llevándolas
bajadas, al sentarme para anotar un dictado, ya sabes… al sentarte se sube la
falda y al cruzar las piernas las bragas al tenerlas bajadas, quedaron al
descubierto, me duele el culo solo de acordarme de la azotaina que me dio ese
día.
Helen ante la atenta
mirada de Marie, se subió las bragas hasta ajustárselas a su cintura, las
llevaba similares a Marie, de talle alto y perneras bajas, con lo cual le
cubría el culo perfectamente, excepto el inicio de sus muslos, donde quedaba
claramente a la vista como de colorado tenía el culo, aunque la rojez solo
asomaba unos centímetros entre el borde del elástico de las perneras. Soltó la
falda cubriendo así sus bragas blancas de algodón con unos lunares rojos, amarillos,
verdes y negros que resaltaban muy chillones en la prenda íntima. Helen rodeo su mesa pasando a estar ante
Marie saludándose ambas con un beso en las mejillas.
(Marie) -. Ya veo que te sigue
gustando utilizar esas braguitas con los lunares tan chillones, con esa
variedad de colores…
(Helen) -. No hables tanto guapa! A ti te sigue gustando usar esas tan
anticuadas de florecillas con colores, sobre todo las de margaritas, así que no
hables de las demás… Tú y tus chicas las usáis iguales… Bueno… preparaos voy a
ver si podéis pasar, puedes prepararte para que te zurren, si no, a que ibais a
ser llamadas las tres?
Marie ando varios metros hacia el sofá
situado junto a la puerta, donde aguardaban su hermana menor y su amiga
Vanessa abrazándose las tres, en sus rostros se las veía la angustia que
tenían, el fatídico momento había llegado. Miraban hacia la puerta viendo
entrar a Helen al interior tras haberle sido autorizada su entrada, durante
unos minutos que les parecieron eternos, volvieron a ver salir a la secretaria
Helen con rostro claro de preocupación.
Camino hacia ellas hasta tenerlas delante, mirándolas con su rostro
claro de la ignorancia de lo que pudiera estar sucediendo, pues no comprendía
nada.
(Helen) -. Podéis entrar… pero no entiendo que hace el
conductor de la limusina del Sr. Miller en el despacho, sabéis algo vosotras?
Marie puso en su rostro una expresión de
incredulidad, pero al mismo tiempo sentía un nudo no solo en la garganta
costándole coger aire, en el interior de su estómago era como si no hubiera
desayunado nada esa mañana, sentía como si se hubiera vaciado al instante. La
angustia resulto ser algo horrible para ella, veía el rostro de incredulidad de
Helen, pero ella sabía perfectamente que
hacia el conductor, el muy cerdo se había ido de la lengua.
Vanessa y Yuni Lee esperaban que Marie les
dijera alguna cosa, incluso habían empezado a andar hacia la puerta, pues
habían escuchado las palabras de Helen, que podían entrar. Marie fue hacia
ellas haciéndoles una seña con la mano de que no se movieran, y alisándose la
corta falda ondulada de color gris perla, introdujo sus manos bajo la falda e
introduciendo sus dedos bajo el ribeteado encaje del elástico de sus braguitas,
se las coloco bien puestas las perneras dejándolas tensas y luego subiendo sus
manos a la cintura, con ellas el borde de la falda se ajustó bien la cinturilla
de las braguitas exponiendo así sus bragas de florecillas con el fondo de color
lila, Helen detrás de ella se las pudo ver claramente así como lo morado que se
le veía la base del culo, luego extrajo las manos volviendo a alisar la falda.
(Marie) -. Quedaos aquí fuera, si no os requiere a
vosotras, voy a entrar yo sola, a fin de cuentas quien le ha hablado mal al
conductor solamente he sido yo, si entráis, recibiremos las tres una azotaina.
Marie aterrada con el
cuerpo temblándole como gelatina llamo a la puerta, desde dentro se escuchó la
voz de “adelante”, así que Marie abrió la puerta y entro ella sola cerrándola a
su paso. En el centro del despacho se encontraba de pie el conductor, mirando
hacia ella y delante de él, apoyado en su mesa estaba su padre el cual también
la miraba con cara de pocos amigos.
(Sr. Miller) -. Vienes tu sola?
No he hecho llamar a las tres? Como os
habéis atrevido ha hablarle en ese tono a un trabajador de esta empresa, es que
no habéis aprendido buenos modales?
(Marie) -. He… he entrado yo sola… porque… he sido…
solamente yo, la culpable. Ellas no le
han hablado mal a este señor, solo he sido yo Sr. Miller… Por eso he entrado
sola… y… le pido disculpas por mi comportamiento, sé muy bien que usted
solamente hace su trabajo, y no se merece que se le hable mal, por hacer lo
correcto, discúlpeme señor.
El conductor la miraba
sonriente, con una clara sonrisa socarrona en sus labios y con la mano derecha
le hacía gestos teniéndola con la palma hacia arriba, meneándola de derechas a
izquierdas varias veces, como diciéndole buena te van a dar ahora…
(Sr. Miller) -. Eso está muy
bien pequeña, pero como puedes comprender esto no se va a quedar así, esta
falta grave de disciplina tiene sus debidas consecuencias, porque resulta
inadmisible que se le falte al respeto de esa manera tan descarada a un honrado
trabajador que solamente cumple con su deber, no voy a tolerarte esa conducta
indebida jovencita, para ello te voy a dar una azotaina que no vas a olvidar en
mucho tiempo, ya puedes ir bajándote las bragas y ven aquí que te voy arreglar
bien desvergonzada!!! .- Marie aterrada comenzó a caminar hacia donde se
encontraba su padre, al llegar ante su presencia, introdujo sus manos bajo su
corta falda, y agarrando el ribete del elástico sin que se le viera como lo
hacía, tiro de él hacia abajo bajándose las bragas, las cuales el conductor
pudo solamente ver como las bragas descendían pero sin lograr verle nada más,
al bajárselas el talle alto de sus bragas quedaron tensos, quedando así el
fondillo de la entrepierna de las braguitas blancas con florecillas de color
lila, a la altura de las rodillas y el elástico de la cinturilla a la altura
del borde de la corta falda, entonces Marie agarro la cinturilla de sus
braguitas y se las acabo de bajar hasta las rodillas quedando así sujetas por sí mismas. -. Bien puede usted retirarse a su puesto, enseguida me reuniré con
usted en el vehículo, antes debo ponerle el culo como un tomate a esta
maleducada jovencita, retírese!!! Acepta
las disculpas de la joven, verdad?
(Conductor) -. Vera… usted,
señor! Desde luego acepto las disculpas
de la chica. Pero… después de cómo me ha
tratado esta joven y sus amigas, esperaba y estaba convencido poder satisfacer mi honor dañado por ellas,
viendo como reciben su merecido castigo las tres, y no que se castigue
solamente a una. La verdad que no me podía esperar menos de usted, conociendo
su buen hacer de las cosas, sobre todo al tratarse de una falta grave hacia mi
persona, mi orgullo y honor han quedado en entredicho por unas jovencitas
claramente que carecen de buenos modales, tal y como usted bien ha comentado,
merecen ser castigadas!!! Debiendo ser disciplinadas ante mi presencia.
(Sr. Miller) -. Usted es
simplemente un buen conductor, el cual durante años me ha prestado muy buenos
servicios, y por esos años de servicio, no voy a tomar medidas contra usted o
sus palabras. Si fuera usted un
trabajador de esta empresa, y su estatus laboral estuviese por encima del
estatus de una agente o detective, puede estar completamente en la creencia y
el derecho de hacerme esa demanda, de permanecer presente durante la azotaina
que esta joven va a recibir. Pero para
su información, esta joven no solamente es una agente o detective, es la
delegada laboral de la brigada de investigación, por lo tanto está muy por
encima de su estatus laboral de conductor.
Además esta joven es mi hija, por lo cual nunca la expondría de esa
manera, ante un trabajador inferior a su cargo.
Por lo tanto, si acepta sus disculpas perfecto. Y si no las acepta, tal
como me ha comunicado hace unos minutos su renuncia, se la entrega usted a su
supervisor y no a mí!!! Como ha hecho
usted, la próxima vez que cometa este error, será despedido en el acto, ahora
desaparezca de mi vista!!!
Con clara cara de
disgusto miro hacia Marie que estaba de pie a escasos dos metros de él,
viéndola como la miraba a él con una tenue sonrisita en sus labios, el
conductor claramente furioso por no lograr su objetivo se maldecía a sí mismo a
su suerte, pues no había logrado su objetivo, ya que pretendía ver como las
tres jóvenes eran castigadas en su presencia, pero no había logrado ni siquiera
poder estar presente durante el castigo a una de ellas, abandono el despacho
por la puerta de servicio, de buena gana habría salido dando patadas a todo a
su paso de la rabia.
(Sr. Miller) -. Cuantas veces te
he de decir que debes guardarte ese mal genio!!! Es que no vas aprender nunca a comportarte
como una señorita? Ven desvergonzada que te voy arreglar a ti bien… te voy a
enseñar buenos modales niña!!!
El Sr. Miller se separó
de la mesa agarrando a Marie de la mano derecha, tirando de ella la llevo casi arrastras hasta
el sofá, donde tomo asiento y al mismo momento colocaba a Marie sobre su
regazo, comenzando a darle una azotaina con la mano derecha. Marie apenas
sintió los primeros azotes se puso a llorar, no porque la azotaina que estaba
recibiendo fuera dolorosa para ella, que sí que lo estaba siendo desde luego,
su padre cuando daba una azotaina lo hacía siempre a conciencia, y siempre la acababa haciéndola
llorar, pues tenía una mano su padre que era enorme y daba la impresión de ser
de piedra de granito por lo dura que resultaba.
Pero aparte del dolor de la azotaina que estaba recibiendo sobre su culo
desnudo, al tener las bragas bajadas en sus rodillas, y que le estaba
resultando ser sumamente dura, además a ese dolor de la azotaina que le estaba
dando, a más sentía un horrible dolor
del castigo de día anterior, aunque su padre no se empleara a fondo, la
azotaina le habría dolido lo mismo por el estado del culo que lo tenía todo
amoratado y azulado. Marie ante tal
azotaina sobre las rodillas de su padre que le estaba propinando, solamente
lloraba desconsolada, al estar sobre las rodillas boca abajo. Estando su padre
sentado en el sofá, ella había quedado con su cuerpo echado sobre el sofá, con
lo cual sus piernas se apoyaban sobre el asiento, de tal manera que no podía
patalear con sus piernas por el dolor intenso en su culo desnudo, solamente
tenía la posibilidad de flexionar sus rodillas, juntando sus pies en sus muslo
o cubrirse el culo con ellos, pero ello solo habría tenido como resultado, que
el obstaculizar a su padre mientras le daba semejante azotaina, que ya estaba
durando varios minutos, solamente hubiera logrado hacerle enfadar, con lo que
muy posiblemente habría acabado sacándose el cinturón, y habría sido mucho peor
para ella. Por lo cual solamente le restaba llorar a la desesperada y esperar
que la azotaina que tanto le dolía el culo parase de dársela. Y al final se detuvo, subiéndole el mismo las
braguitas a Marie.
(Sr. Miller) -. Buenos días, Sr. Fiscal no le había escuchado
entrar… Marie levántate y retírate, déjanos solos! Lleva usted mucho tiempo esperando?
Marie se levantó ayudada por su padre, y
llorando se retiró hacia la puerta, sintiendo como la mano izquierda de su
padre, el cual también se había puesto en pie, le dio una buena palmada en el
culo a Marie, de abajo a arriba, con lo cual Marie sintió la fuerte palmada
bajo su falda directamente sobre sus bragas, la falda por la palmada se le
levanto por encima de la cintura dejando claramente a la mirada del Fiscal, no
solamente sus bragas blancas con dibujos de florecillas de color lila, si no
también, pudo ver claramente lo colorado que le había puesto el culo su padre.
Marie se retiró llorando y sobándose el culo con ambas manos, saliendo por la
puerta pudiendo escuchar aun para su vergüenza las palabras del Sr. Fiscal
General de la ciudad.
(Sr. Fiscal) -. Pues mi querido
amigo, entraba por la puerta cuando la colocabas sobre tus rodillas, así que he
podido ver que debes estar muy enfadado con tu hija Marie, pues has estado casi
cerca de veinte y cinco buenos minutos caldeándole el culo…
Marie ya no pudo
escuchar nada más, pero salió por la puerta llorando del dolor y el intenso
fuego que sentía en su culo, aunque también molesta por que el Fiscal la
hubiera visto ser castigada de buena mañana. Cuando tan solo hacia una hora que
habían abandonado su casa, y ya había vuelto a ser castigada de nuevo.
Una vez que se quedaron a solas el Fiscal
General y Clark Miller entablaron una conversación de negocios…
(Sr. Fiscal) -. Bueno Clark ya que nos hemos quedado a solas
tenemos que hablar de cosas más serias.
En parte he venido porque te he echado a faltar en el club de campo, ya
que debíamos resolver un asunto privado.
Has podido hablar con tu hermano Thomas?
Nos están apretando en el club de golf, pagaron muy bien por una
mercancía que todavía no han recibido, y ya sabes que nuestros socios se están
poniendo nerviosos. La mercancía debe
llegarles este mes a más tardar. Pero
no veas lo que te has perdido por no acudir al club de campo, hoy han aplicado disciplina
por primera vez a Elisabeth Grissom jefa de marketing del club de campo, esa
morenita te encanta desde que la viste…
(Sr. Miller) -. Pues vaya manera que tienes de amargarme el
día, con lo que me apetecía ver castigar ese culito y verlo bien colorado…
Bueno… habrá otras veces. La trampa que se le puso cayo en ella de pleno por lo
que veo, si ha sido castigada, es porque funciono bien.
(Sr. Fiscal) -. Desde luego que
sí! Tus hombres supieron montar bien la
escena para que cayera ella sola. Por
ser la primera vez el “maestro de ceremonias” solo le ha dado una azotaina con
la mano, pero vaya azotaina!!! Ha durado
unos treinta minutos, tenías que haber visto como meneaba el culo, luego se lo
sobaba como la diosa que es! Tu hermano
Thomas tuvo una idea genial al encomendarle el trabajo a la Sra. Henderson, y
así tus agentes hicieran la investigación, ya nos encargaremos de que no puedan
averiguar nada, pronto hare desde la Fiscalía el anuncio que hemos pagado a
unos detectives para la investigación de esas presuntas desapariciones, así
quedare fuera de sospecha de una vez por todas.
Asegúrate de que tu hija haga un buen papel, cuando tenga que dar una
rueda de prensa, para informar de esas chicas desaparecidas.
(Sr. Miller) -. Puedes tranquilizar a nuestros socios del
club de golf, en breve tendrán la mercancía que esperan, ahora están en el
laboratorio reconstruyéndoles una vida nueva, con nuevos recuerdos, esas
técnicas de electro shock llevan su tiempo, no se puede acelerar el tratamiento,
ya sabes los problemas que tuvimos en el pasado, volver a cometer esos errores
nos costaría millones de dólares americanos, no podemos acelerar los casos, en
breve el club de golf tendrá a sus dos chicas… desde que perdimos a la doctora
y doctor Lee, las cosas van más
despacio, ellos eran los únicos capaces de hacer el tratamiento más rápido, fue
una lástima tener que hacerles desaparecer…
(Sr. Fiscal) -. Tienes razón…
Pero ellos fueron los culpables, se echaron atrás y nos querían denunciar, y
hacer públicos sus experimentos, eso
habría sido nuestra ruina de haber salido a la luz…
(Continuará…)
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